Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Idoc - Pub - Fisiologia Digestiva Del Lactante 2007
Idoc - Pub - Fisiologia Digestiva Del Lactante 2007
1. Hidratos de Carbono:
El proceso de digestión de los alimentos comienza en la boca; durante la
masticación los alimentos se mezclan con la saliva permitiendo que la acción de la
amilasa empiece la digestión de los almidones. Aunque se ha encontrado amilasa en la
saliva infantil, no se registra digestión de los carbohidratos en la boca o en el esófago
durante los primeros meses de vida.
La digestión de los Hidratos de Carbono ocurre principalmente en el intestino
delgado proximal. El recién nacido de término tiene una actividad adecuada de lactasa,
sacarasa-isomaltasa y glucoamilasa, lo que le permite digerir adecuadamente lactosa,
sacarosa y algunos oligosacáridos; sin embargo posee bajos niveles de amilasa salival y
sólo un 10% de la actividad de amilasa pancreática lo que limita la capacidad para
digerir H. de C. complejos como las harinas y cereales antes de los tres o cuatro meses
de edad, y recién después de los 6 meses presenta niveles adecuados de amilasa
pancreática.
La digestión parcial de la lactosa en lactantes alimentados con leche materna
cumple un rol fisiológico, ya que el pH ácido intestinal resultante contribuye al
desarrollo de una flora intestinal no patógena y evita la implantación de anaerobios y
coliformes.
2. Proteínas:
La digestión y absorción de proteínas funcionan eficientemente en el recién
nacido de término y en prematuros, gracias a la secreción gástrica de ácido clorhídrico y
pepsina que ya están bien desarrolladas en el lactante; sin embargo, las concentraciones
de ácido clorhídrico y pepsina son bajas, y aumentan progresivamente durante los
primeros cuatro meses de vida. La digestión de las proteínas ocurre principalmente en el
intestino delgado, en donde la actividad proteolítica en el recién nacido ha alcanzado la
misma concentración que en los adultos.
Sin embargo, debe evitarse la ingesta muy alta de proteínas porque esto
implica un aumento de la carga renal de solutos y puede inducir acidosis metabólica. En
este aspecto la digestión proteica no representa ningún problema para el lactante,
aunque la pepsina se encuentre en niveles bajos, y tripsina y quimiotripsina tampoco
presentan valores de niños mayores y adultos. Así, un neonato es capaz de digerir
cantidades de proteína muy superiores a las presentes en la leche humana. El problema
no es la digestión proteica, sino aspectos de metabolización y excreción de productos
resultantes de esa metabolización.
Al ser la secreción de pepsina más baja hasta los tres años ( hasta los 18
meses no alcanza valores del adulto)y al ser el pH gástrico menos ácido, la acción de la
pepsina sobre la digestión de proteínas es menor, lo que puede favorecer el paso a la
circulación de proteínas enteras. La absorción de algunas proteínas intactas en los
primeros meses, permite el paso de inmunoglobulinas de la leche materna, pero esta
mayor permeabilidad puede tener consecuencias adversas si se incorporan proteínas
extrañas, con capacidad antigénica, que pueden gatillar el desarrollo de alergias
alimentarias.
En los niños mayores como en los adultos, las proteínas se absorben como
aminoácidos y pequeños péptidos. La mayor parte de los péptidos son digeridos aún
más durante su paso por la mucosa y son principalmente los aminoácidos libres los que
ingresan a la circulación. Las moléculas grandes, que pueden actuar como antígenos no
atraviesan la mucosa intestinal, pero durante el período neonatal y por un tiempo
variable, el lactante puede absorber estas grandes moléculas y desarrollar una reacción
alérgica.
3. Grasas:
La digestión y absorción de grasas es insuficiente en el recién nacido de
término y en el prematuro, debido a que la actividad de lipasa pancreática y el pool de
sales biliares son insuficientes. En el recién nacido de término, las funciones
pancreáticas y hepáticas todavía no están plenamente desarrolladas y las
concentraciones tanto de la lipasa pancreática como de las sales biliares son muy bajas.
La digestión y absorción de las grasas de la leche materna son adecuadas, a
pesar de que las gotas de grasa en la leche son particularmente resistentes a la actividad
lipolítica de las lipasas pancreáticas porque están cubiertas por una capa de fosfolípidos
y proteínas. Pero ello está parcialmente compensado con una mayor actividad de la
lipasa lingual y gástrica y especialmente por una lipasa específica contenida en la leche
materna que se activa al llegar al duodeno, lo que no ocurre cuando la leche materna es
reemplazada por fórmulas lácteas.
Las lipasas linguales son secretadas por las papilas de la parte posterior de la
lengua; comienzan a actuar en el estómago y los productos de la lipólisis (ácidos grasos
y monoglicéridos) contribuyen a la emulsificación de la mezcla, compensando de este
modo el bajo contenido de sales biliares. La lipasa de la leche materna también tiene
actividad de estearasas, lo que es importante para la utilización de la vitamina A que
está presente en la leche en forma de ésteres de retinol. Estos mecanismos
compensatorios para la utilización de las grasas son menos eficientes cuando se
introduce grasa de leche de vaca u otras en la dieta infantil.
- Alternativas de alimentación láctea artificial si no es posible la leche materna
1era. Opción:
Fórmulas comerciales, adaptadas, basadas en leche de vaca, que intentan
acercarse a la composición de la leche materna para hacerla compatible con la madurez
gastrointestinal y necesidades del recién nacido y lactante. Estas fórmulas reconstituidas al
13% (13 g. de polvo en 100 ml. de agua), tienen un aporte de nutrientes similar a la leche
materna y cumplen con las recomendaciones establecidas para la preparación de formulas
lácteas infantiles.
2da. Opción:
Leche de vaca modificada en el hogar. La leche de vaca no modificada es
inadecuada para los lactantes menores de 1 año, ya que contiene una concentración
excesiva de proteínas, calcio, fósforo y sodio, y además es deficiente en ácidos grasos
esenciales, vitamina C, E, D y niacina. El hierro, zinc y cobre junto con ser insuficientes en
cantidad, se absorben pobremente. La fórmula para los primeros meses de vida, a base de
leche de vaca al 26% de materia grasa, debe estar reconstituida al 7,5% con el fin de
adecuar el aporte de proteínas, calcio, fósforo y sodio. Para cumplir las recomendaciones de
energía para la edad se agrega malto dextrina o sacarosa al 5% y es necesario además,
agregar 1,5% de aceite vegetal para cubrir los requerimientos de ácidos grasos esenciales.
BIBLIOGRAFIA