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UN TESORO CELESTIAL EN VASIJAS DE BARRO

Introducción.

I. El La fragilidad del hombre: vasija


A. En lo espiritual: Batalla entre la carne y el Espíritu Gál. 5:17
B. En lo emocional: Inestable – frágil. 1R. 19:4
C. En lo mental: Inteligencia finita. Job 13:18,22; 23:3-7; 38:3
D. En lo físico: limitado, débil, propenso al dolor y la
enfermedad. 2 Cor. 11:24-29
II. El poder de Dios.
A. Presencia: El tesoro del evangelio está dentro de nosotros por la
presencia activa del Espíritu Santo. 2 Cor. 4:7
B. Palabra. Es conocido el texto que dice que no solo de pan vivirá
el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
C. Comunión. La reunión que se hace en el templo es una
manifestación visible de la unidad del Espíritu. Allí hay fortaleza,
ánimo, vigor para seguir adelante.
III. El propósito supremo.
A. Demostración de su perfección absoluta. Sólo Dios es perfecto
y el evangelio en nuestra vida es perfecto. Esa perfección no es
en nada disminuida por nuestras debilidades humanas. Pablo
dice con toda claridad que el evangelio en nuestras vidas es para
que la excelencia sea de Dios y no de nosotros.
B. Demostración de su poder absoluto.
El poder tiene que ver con la capacidad de Dios para que se
logren sus propósitos.
Nuestras debilidades no obstaculizan ni impiden que ese poder se
manifieste.
C. Demostración de su amor absoluto.
Su amor es incondicional. No es condicionado por nuestras
debilidades. Dios no nos ama más cuando somos fieles. Tampoco
nos ama menos cuando le fallamos.

CONCLUSIÓN

Todo tiene finalidad que la gloria de Dios se revele en nuestra


vida y que nuestro andar diario sea para la gloria de Dios.

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