interior, se procede a la discusión final acerca de su incorpo-
ración al cuerpo ejecutivo. El Deán Punes toma la palabra y
hace hincapié en la circular del 27 de mayo, insistiendo en
que Buenos Aires no puede arrogarse el derecho a gobernar
por los demás, posición federalista que ha cautivado a los hom-
bres del interior. Pero, además, Punes pone las cartas sobre la
mesa cuando expresa que esta medida resulta necesaria por-
que "existe un general y público descontento con la Junta",
sosteniendo que "el crédito del gobierno se ha quebrado con­
siderablemente" y que "hay que restituir la tranquilidad pú­
blica" ,24 argumentación que constituye no sólo una
impugnación de la política morenista, sino una velada amena-
za ele golpe militar. Intervienen entonces en la discusión, va-
rios vocales quienes desechan la opinión de Punes respecto al
disgusto observado en el pueblo y sostienen, en cambio, que
se trata solamente de algunos "díscolos", en evidente referen-
cia a jefes del cuartel de Patricios. Moreno ratifica esta opi-
nión cuando sostiene que "ese malestar" obedece al "decreto
de honores" del 6 ele diciembre y "que no se arrepiente del
acto del 6 de diciembre que le ha producido el presente des­
crédito". 25 Así, el golpe contra Moreno se da en dos planos:
por un lado, se celebra una discusión donde el saavedrismo
aparece enarbolando Ja bandera democratista y federativa, pro-
piciando la incorporación de los representantes del interior
(discusión donde estos diputados ya intervienen y emplean su
voto, lo que les asegura imponer su voluntad, aunque hubiese
resultado más razonable que la Junta decidiera, sin el voto de
ellos, su incorporación o no). Pero, por otro lado, el
saavedrisrno dice, en buen romance, a través del Deán Punes,
que los jefes de Patricios están descontentos (y esto se debe al
24
Deán Punes, citado por Manuel Moreno en Vida y memorias del doctor
don Mariano Moreno.
25 Mariano Moreno, citado en Historia de la Nación Argentina, Academia
Nacional de la Historia, T. 5, 2da Sección, p. 299.
!12
decreto del 6 de diciembre) por Jo cual, implfcitaruentc, 'slún
solicitando la cabeza del Secretario. Frente a esta sltunción,
los vocales aducen algunas razones que hacen a la pol '111i u
jurídica, pero concluyen accediendo mientras Mor 'no com-
prende que debe optar: da la pelea, contando solo con el n ,¡
miento de French, o presenta la renuncia.
Cuando se produce la votación, el Secretario ya ha decidí
do que no tiene otro camino que dar un paso atrás pues In
relación de fuerzas le es desfavorable. A los votos de los nue-
ve diputados recién llegados se agrega el de Saavedra, aunque
éste admite que "la incorporación no es según derecho'tP
Miguel de Azcuénaga vota positivamente, por la incorpora-
ción, a pesar de hallarse en desacuerdo, y lo hace, según afir-
ma, "en obsequio a la unidad"," El cura Alberti afirma que
esto "será origen de muchos males", a pesar de lo cual acepta
la incorporación "por conveniencia politica+P Domingo
Matheu se pliega al voto de Alberti, con la misma salvedad.
(Estos "votos a disgusto" están revelando la presión externa
sobre los vocales.) Seguidamente, se pronuncia Juan José Paso,
manifestándose en contra del reclamo de los diputados del in-
terior y sosteniendo que "no debe corresponderse a esa pre­
tensión". 29 Juan Larrea, "a pesar de que sus principios eran
decididos en contra", 3n concluye también votando por la afir-
mativa. Moreno, por su parte, fundamenta su oposición co-
menzando por afirmar que "la incorporación es contraria al
derecho y al bien general del Estado en las miras sucesivas
de la gran causa de su constitucián", Luego se refiere, "a lu
convulsión pública y el descontento" que aducen los
saavedristas y allí señala -para quien quiera entenderlo
que es el sector reaccionario de la Fuerza Armada el qu • im
r'
2
Citado por Ignacio Nuñez en Noticias históricas, pp. 25 y 26.
27
ldem.
28
Idcrn.
n ldem.
'º ldem.
ll3
 pulsa su decapitación política: "En cuanto.~ la co~iv;ttsión
política que había preparado esta reclamarián, der.iv.andose Obligado a dar batalla en condiciones desfavorables, Mo-
torio tila de la publicación del reglamento del 6 de diciembre, reno no ha tenido otra opción que ciar un paso atrás. Firma
creta contrario al bien de los pueblos y a la dignidad del go­ todavía algunas notas y abandona l ucgo definí 1 i vamente el car-
go (aunque formalmente se lo continúa considerando Secreta-
bierno preferir una variación en su forma, a otros medios ené~­
gicos con que pudiera apaciguarse [ácilmente, per? que
dida la pluralidad y asentado el concepto de un nesgo tnmi­
=: rio, a tal punto que incluso en la designación como represen-
tante para la misión a Inglaterra, poco después, se lo mencio-
tiente contra la tranquilidad pública si no se aceptaba esta na con ese carácter). Sus proyectos no están muy claros, sin
medida, era un rasgo propio de la moderación de la Junta embargo: ¿replegarse durante algún tiempo viajando al exte-
conformarse con ella"," Seguidamente, Moreno pres~nta su rior? ¿Reorganizar a sus adictos desde el llano para intentar
renuncia pues "habiéndose explicado de un modo singular luego el recupero del poder cuando se presente una alternati-
contra su persona el descontento de los que habían impelido va favorable? ¿Permanecer a la expectativa, evitando un
esta discusión y no pudiendo ser provechosa al público la con­ divisionismo peligroso que puede ser aprovechado por el vie-
tinuación de un magistrado desacreditado, renunciaba a su jo absolutismo? De cualquier modo, su estrella ya no fulgura
empleo, sin arrepentirse del acto del 6 de diciembre que le en el horizonte político del Río de la Plata. Desde ese 18 de
había producido el presente descrédito".32 diciembre, la Revolución inicia el camino de su frustración.
"Conseguí lo que me propuse -escribe después Saavedra-.
El Pueblo todo (el sensato, digo) elogió mi modo de obrar Y ha
mirado con execración a este Demonio del Infierno. De aqui
resultó La incorporación de los diputados de las ciudades.inte­
riores v por conocer que se le acababa el preponderante influ­
jo quetenia en la Junta, hizo dimisión a st! cargo".33 ~in ern-
·bargo, tanta es la relevancia del Secretario que el concl_ave
decide no aceptarle la renuncia e incluso, según recuerda Nunez,
"se tuvo que ocultar el acta de la reunión", pues "el Secreta­
rio todo lo habia dicho y previsto. .: y e 1 sec tor
en su voto "14
reaccionario teme evidentemente Ja reacción popular si toman
estado público las verdaderas causas de la crisis poi ítica.

31
Idcrn.
32
Idern. .
JJ Cornclio Saavcdra, carta a Chiclana,
5 de enero de 1811, citado en
J
Los grupos políticos en la Revolución de Mayo, Jorge Ramallo, Buenos
Aires, Fundación Nuestra Biblioteca, 1974.
" Ignacio Nu ñez en Noticias Históricas, T. ll, p. 26.

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gracias a Dios que lia desaparecido ... ".11 Seguidamente,~~-
nifiesta que i!I s ~ omportó muy bien con Moreno.' en relación
a su vi ¡j¡• n ¡11 latcrra . . pero que "el pago ha s~do un=:
pattida en 111¡ con! ra . concitar a French, Beruti y es;os,
rualmvn!«. a algunos Alcaldes de barrio, para qué se yo que
ideos, todas terminadas a que se me sepa.re de la comandan­
cict de'¡\ rtnas. Donado es uno de los nuncios de esta empre~a.
y0 me río de todos ellos porque sé que sería otra tan
gobernada como la del Jº de enero de 1809. Pero lo que se~ta
sensible no es más que el escándalo y lo que suena a lo lejos
cualquier cosa. Hoy ha salido el secretario interino Dr. Pére:
(sin duda aconsejado de él, con la propuesta de que a
Azcuénaga se le dé la inspección de las tropas y =
fue en un
momento en que yo me separé de la Sala; el Deán Punes se
opuso y quedó reservado para la noche). Mcuheu es. uno de
los secuaces de este bárbaro por lo cruel y sangum.ario Y
Alberti idem y Azcuénaga se deja ir. .. Esperan a Vieytes, como
el ángel tutelar, para la Secretaría. Yo lo deseo porque me
parece que este hombre me conoce y no se persuadirá que hay
ambición en mi".'?
Poco después, en los días previos a la partida de Moreno
(24 de enero), de nuevo cunde la alarma. Un adicto a Saavedra,
el mayor Martín Rivera, denuncia que "la tropa estuvo s~br~
las armas en esos días observan.do que se [ormaban corrillos
y juntas privadas, entre algunos capitanes.y que se saludaban
llamándose 'ciudadanos'. Al pasar los miembros de la Junta
Grande, Cossio y Malina, los capitanes citados d~jeron 'pala­
bras denigrativas contra ellos' y dicho mayor Rivera los de­
[endiá",'? El día 23 se renuevan los.rumores de qu~ French
está al salir: los complotados rei vindic an a Moreno como el
11 Carta de Camelio Saavedra a Chiclana, 15 de enero de 1811,
Mario Serrano en Cómo fue la revolución ... , p.p. 32 I 36.
i2 Idern. .,
11 Academia Nacional de la Historia, ob. cit., T. 5, 2da. seccion, p.
120
único sabio y el mejor ciudadano". 14 Días más tarde, recrude-
ce la versión de que el coronel French "mandó municionar su
compañia mientras se dirigía al Fuerte y si tardaba mucho
=. debía salir todo el regimiento al grito de 'Viva nuestro coro­
nel French, nuestro sabio y mejor ciudadano Moreno y la Li­
bertad' ".15 En esa ocasión habría intervenido también Dona-
=: do, con los Alcaldes de barrio, promoviendo una agitación pre-
paratoria del estallido.
Pero ya Moreno "está embarcado y va a morir", como lo
anunciara el padre Azcurra en el Alto Perú. Poco antes de ese
24 de enero en que se hace a la mar, su esposa recibe un extra-
ño y fúnebre obsequio: un abanico de luto, un velo y un par de
mitones negros.16 En Buenos Aires queda un ambiente políti-
co amenazante, pletórico de juicios ásperos y miradas torvas.
"La separación de Moreno -recuerdaNuñez- interpretada
en cuanto a su persona como una expatriación y en cuanto a
sus principios como una proscripción de lo que se llamaban
ideas liberales, acabó de dar una existencia enardecida a los
bandos en que se habían dividido los hombres"," Dentro de
la misma Junta, la animosidad entre sus integrantes se agudiza:
"Varios vocales del gobiérno primitivo -señala Nuñez-
quisieron seguir al doctor Moreno en su separación de los
negocios y las conferencias acaloradas o más propiamente
escandalosas a que esto dio motivo entre el Deán Punes y el
vocal don Manuel Alberti ... causaron la muerte de este último
eclesiástico ... una de las primeras víctimas de las disensiones
dogmáticas"."
La vitalidad que aún mantiene el morenismo no sólo se
''' Idem.
" Idem.
citada por "; Orlando Williams Álzaga en Cartas que nunca llegaron, Buenos Aires,
Ernecé, 1967, p. 11.
326
17
Ignacio Nuñez en Noticias Históricas, T. 11, p. 105.
· " Idem, p. l 06 y 120.
('
121
 expresa in los con ·iliúbulos del café de Marco o en la inquie-
tud ele In: snltlncloH .omandados por French. Se manifiesta tam-
biéu .n In clr .unstancia de que los reemplazantes de Moreno
Alberti, resultan dos hombres que integran el grupo jacobino:
riipr)lito Vicytes -a quien ingenuamente cree Saavedra que
po~lrú atraer a su lado- y Nicolás Rodríguez Peña.
Mientras esto ocurre, el joven de 3 L años viaja a bordo de
la fragata británica "La Fama". "No sé qué cosafunesta se me
anuncia en este viaje", 19 le comenta Mariano a su hermano
Manuel. En esos mismos días, también le confidencia que
"después de la llegada a lnglarerra=F publicará un mani-
fiesto explicando "su conducta pública" y particularmente "los
motivos en la transacción que produjo los últimos disgustos". 21
Pero el organismo del joven comienza a decaer, quizás debido
a las fuertes tensiones sufridas últimamente o a los avatares
propios de una travesía inusual. Le aqueja una persistente fie-
bre y un malestar general ante lo cual sus compañeros -Ma-
nuel Moreno y Tomás Guido-e- le solicitan al capitán del bu-
que que modifique el rumbo para atracar en algún puerto cer-
cano (Río ele Janeiro, por ejemplo), pero dicho oficial no ac-
cede al reclamo. Manuel Moreno escribe, tiempo después, es-
tas significativas palabras: "Un cruel destino había dispuesto
que se diera preferencia a una embarcación de comercio,
mandada por un desconocido, quizás perverso, sin auxilio fa­
cultativo para caso de enfermedad . . ".22 Hallándose Moreno
en este estado de decaimiento general, pero estacionario, un
atardecer en que se encontraba "solo y postrado en su gabine­
te", 23 el capitán del barco lo visitó y sin avisar a la comitiva
' ' Recuerdo ele Manuel Moreno en Vida y memorias del doctor don
Mariano Moreno, p. 240.
20
Jdcrn.
24
21
ldcrn.
25
22
Manuel Moreno en el prólogo a Colección de arengas en eljoro y es­
critos de Mariano Mo reno , Londres, 1836.
26
ldcrn.
27
122
del Secretario "le administró un emético ... en un vaso de
24
agua", diciéndole que "era una medicina ligera y restau­
rante'ít> Se trataba de un vomitivo ele uso común por enton-
c~s, a base de antimonio y tartrato de potasa, que debe adrni-
nistrarse en pequeñas dosis. El efecto fue casi inmediato y
Moreno se vio sacudido por fuertes convulsiones. A la llega-
da de su hermano Manuel y de Guido y en medio de la cons-
ternación general, el capitán sostuvo que le había administra-
do una dosis de cuatro gramos de antimonio tartarizado. "Si
Moreno hubiese sabido que se le daba tal cantidad de esa
sustancia, sin duda no la hubiese tomado -comenta Manuel-
pues a la vista del estrago que le causó y revelado el hecho, él
mismo llegó a decir que su constitución no admitía sino una
cuarta parte de gramo y que por tanto, se reputaba muerto.
Aún quedó en duda si fue mayor la cantidad de aquella droga
u otra sustancia corrosiva, la que le administró, no habiendo
las circunstancias permitido la autopsia cadavérica. A ello
siguió una terrible convulsión, que apenas le dio tiempo para
despedirse de su patria, de sufamilia y de sus amigos","
El 4 de marzo ele 1811, Mariano Moreno fallece en alta
mar. Su cuerpo es arrojado al mar mientras corno siniestra iro-
nía en Jo alto del buque flamea la bandera británica. Cuando
la noticia se conoce más tarde en Buenos Aires, circula "la
voz generalmente repartida de que ha sido en venado". 27
Idern.
Idem.
Idern.
Idern.
123

"El influjo predominante
de la facción oligárquica"
811 1111 marzo turbulento, Jos bandos enemigos afilan las
urmus. 'orrcn, cada vez con mayor intensidad, las versiones
dl' que don Camelio y el Deán Punes están dispuestos a aban-
donar definitivamente las banderas de Mayo, poniéndose de
acuerdo con los absolutistas, según algunos o entrando en ne-
zocios con la Princesa Carlota, según otros. A su vez, el furor
b
de los jóvenes morenistas se acrecienta y mientras aumenta la
presión popular, French aparece de nuevo como el hombre
capaz de jugarse militarmente para recuperar la senda revolu-
cionaria de Mayo.
Hacia fines de marzo, el estallido de la rebelión morenista
parece inminente. "El saavedrismo­clice el historiador Julio
César Cháves- se apoyaba en el ejército y en lasfuerzas con­
servadoras; el morenismo lo hacía en el regimiento América
(o Estrella) que cornandaba Domingo Frenen y en la juventud
radicalizada aglutinada en la Sociedad Patriótica. ¡Demago­
gos, terroristas, ateos! y una serie de darcfos similares arroja­
ban los saavedristas a sus adversarios. Estos, a su vez, reac­
cionaban increpándolos: ¡Traidores, carlotinos! Comenzó
entonces a circular en la forma de un rumor primero y des­
pués como una acusación, que Saavedra, Funes y sus partida­
rios proyectaban entregar el Plata a la princesa Carlota
Joaquina ... El morenismo llevaba a efecto una abierta acción
subversiva'íP' "Los malcontentos se jactaban en el club eri­
gido poco antes ... cuyas ideas sanguinarias están declaradas
y confesadas por algunos de sus concurrentes " , 09­ diira, 1 uego
2" J.C. Cháves en Castelli. .. , p. 237.
29 Cornelio Saavedra en Instrucciones dadas en l 814 por Saavedra a su
apoderado, citado por Mario Serrano en Cámofue la revolución ... , p. 130.
124
Saavedra. Asimismo, agregará el coronel: "Éstas (se refiere a
las ideas sanguinarias) terminaban contra mí, el Deán Gregario
Funes, el Dr. Simón Cossio y Los doctores Manuel Felipe y
Manuel Ignacio Malina. Los libelos e indecentes pasquines
que se derramaban no anunciaban. sino decapitaciones y ex­
terminios de muchas personas. Se distinguían ya los malcon­
tentos con cierta divisa de que el sargento mayor interino de
aquel tiempo don Gregario Belgrano dio parte al gobierno.
Se lisonjeaban y vanagloriaban de que sus ideas eran prote­
gidas por algunos de los del Gobierno y que contaban 1:011 la
fuerza armada del regimiento de América y con la del regi­
miento de Granaderos'Ó"
Asimismo, recuerda Saavedra, "hacia fines de marzo y prin­
cipios de abril se repartió entre los soldados e individuos una
barrica de cuchillos, con cuyo motivo al día siguiente di en el
santo por pifia la contraseña de 'En América, cuchillos por
barrica' ". 31
Moreno ha dicho poco antes de morir: "La cola que dejo es
muy larga". Ahora el Deán Punes lo corrobora: "La mala se­
milla que dejó Moreno al fin vino a fermentar contra mí,
Saavedra y el doctor Malina. Se decía que estaban concerta­
dos muchos para quitarnos los empleos y que se iba a ejecu­
tar".32 "Por todas partes nos lo avisaban, añadiendo que el
cuerpo del regimiento La Estrella, de quien es coronel un tal
Frenen y su teniente Beruti, protegían este partido".33
La oposición morenista se acantona, por entonces, en el
café de Marco (o Mallco Bar y Billares de Pedro José Marco o
Mallco, ubicado en lo que hoy es Alsina y Bolívar). Ya han
constituido el Club, que congrega a todos Jos antisaavedristas
311
ldem.
31
fdem.
32
Carta del Deán Funes a su hermano Ambrosio, 8 de abril ele 18 J 1, cita-
da por Mario Serrano en Cómo jite la Revolución ... , p. 233.
33
ldem.
125
y diariamente hi rve '11 reuniones agitativas donde sobresalen
Jos mismos que hi ieron posible el 25 de ma~o: French, Ber~1~1,
Pancho Planes, Donado, Cnrdoso y nuevas figuras como Julián
Álvnr ·z Sulvudor Cornet (morenista y luego dorreguista).
Las r •uniñtWl'I s • suceden y en algunas de ellas, aparecen horn-
bres del bat 111611 de Granaderos de Fernando VII, coman?ado
por filnr sn ·io Terrada, que brin?an su ~poyo. El !'1arques de
Cusn lr11jo, en su correspondencia, sindica a Domingo French
orno "Director del Club de los Jacobinos".
El saavedrismo vigila atentamente el movimiento de sus
adversarios. Una noche de fines de marzo, procede a la deten-
ción de ochenta morenistas, aunque los libera pocas horas des-
pués, como si se tratase meramente de evaluar la ~apacidad de
reacción del grupo conspirativo. Pocos días ma~ t.arde -y
cuando la tensión está ! legando a un punto rnax1mo- el
saavedrismo se anticipa a la demasiada promocionada insu-
rrección morenista y da un golpe preventivo. Así se producen
los hechos del 5 y 6 ele abri 1 ele 1811.
Alcunos
b
historiadores de tendencia conservadora
.
han pre-
.
tendido ver, en estos acontecimientos de abril, una presencia
popular que le otorgaría a don Cornelio un perfil de caudil~o
ele masas. Los hechos y la documentación que los avala, estan
muy lejos de estas conclusiones que, por otra p~1te, no condicen
con la historia personal del Coronel, sostenido, desde mayo
en adelante, en los sectores socialmente más acornoclado_s, sien-
do él mismo una típica expresión de hombre ele "familia pnn-
cipal", devoto del orden y cultor de principios aristocrát1c~s.
También en este caso el factor decisivo del golpe es la fuerza
armada adicta a Saavedra. El hombre clave es el comandante
Martín Rodríguez, quien ha venido desplazándose desde una
posición muy dura, casi morenista, a mediados de 18_10, ~una
posición conservadora,, antecedente ~e su un~ tar isrno
rivadaviano de años después. Junto a Rodnguez y al igual que
éste de familia estanciera, aparece el coronel Francisco An-
tonio Ortiz de Ocampo, quien había tenido choques con Mo-
126
reno y cuyo saavedrismo también se constituye en anteceden-
te de su unitarismo de los años veinte. En el campo civil so-
bresale el Dr. Joaquín Campana, "de familia de posición so­
cial destacada y de fortuna", 34 secretario e íntimo amigo de
Saavedra, actuando junto al alcalde Tomás Grigera, de fami-
lia de hacendados, conocido corno "el alcalde de las quintas",
quien también años más tarde ocupará funciones en el gobier-
no del unitarismo rivadaviano. Entre otros, se destacan, ade-
más, en la fuerza militar, Francisco Pico y Marcos Balcarce,
ambos también de "familias principales" y el coronel Fernán-
dez de la Cruz, ligado posteriormente al gobierno de Martín
Rodríguez y Rivadavia en 1821. El pretendido color populista
del movimiento está dado por la presencia de cuatro mil jine-
tes convocados por Grigera que se colocan en la Plaza de Mayo
en señal de protesta, exigiendo cambios en el gobierno. Esa
circunstancia -provenir de los alrededores de Buenos Aires-
ha favorecido la interesada confusión dirigida a mostrar al
s aave dr isrno con "fuerte base popular", rotulando de
"orilleros", "compadres", "hombres del suburbio", a quienes
son quinteros de las zonas aledañas a la ciudad, en su mayoría
pequeños propietarios.
Producido el movimiento, Saavedra, manteniendo su
proverbial conducta de hombre de orden, se coloca a distancia
e incluso pretende ignorancia o sorpresa ante el suceso, no
obstante que intervienen allí directos colaboradores suyos.
Final mente, después de la aparición del Deán Punes, Cossio y
Malina, apoyando las reclamaciones de jefes militares y
quinteros, el gobierno aprueba el petitorio de Jos golpistas,
aparentando condescender a un reclamo popular, cuando es el
mismo gobierno quien ha orquestado todo para adelantarse al
posible intento morenista. ¿En qué consiste el reclamo? ¿Aca-
so la sanción de alguna ley en beneficio de Jos "supuestos"
sectores populares que se han "movilizado"? Nada de eso, se
34
Mario Serrano en Como fue ... , p. 143.
127
 ciendo unafuriosa democracia, desorganizada, sin consecuen­
cia, sin forma, sin sistema, ni moralidad, cuyo espíritu era
amenazar nuestras sguridad en el seno mismo de la Patria ...
Se pretendía que este ptteblo, siempre humano y generoso aun
con sus mismos enemigos, fuese cruel y feroz para con sus
propios ciudadanos que detestaban sus máximas. Los faccio­
sos obraban con ardor, entre tanto los hombres de bien y un
pueblo cuerdo en sus deliberaciones, siempre mesurado en
sus pasos, temeroso de entrar en una perpetua y fatídica lu­
cha, se contentaban con gemir en silencio. Un accidente hizo
variar el sistema de la fuerza con que prevalidos los terroris­
tas amedrentaban los ánimos y se disponían a dar ejemplos
de todos los horrores que el espíritu de secta podía producir. ..
Esparcidos por la ciudad, procuraron con mil maniobras sub­
terráneas alucinar a los incautos. En el plan de su detestable
proyecto entraba por base principal hacer odiables y sospe­
chosas las personas del presidente D. Cornelio Saavedra, del
Deán Funes, del Dr. Felipe Malina, de D. Manuel Ignacio
Malina y del Dr. José García del Cossio ... Creyéndose bas­
tantefuertes y con las espaldas aseguradas, consintieron que
era llegado el tiempo de ostentar su animosidad y hacer ver
que estaba en sus manos el destino de la República. Con la inso­
lencia más desahogada inundaron el pueblo y aun el reino, con
libelos difamatorios. Las cabezas más respetables se señalaban
con el dedo para que saliesen al cadalso sin forma de proceso.
Con toda anticipación, distribuían los bienes de los más ricos
ciudadanos, como legítima presa y se creía con más derecho aquel
que hubiese sido más impío y más malvado. Debían establecerse
penas contra los que diesen asilo a los proscriptos y las confis­
"caciones serían siempre la justa recompensa de los asesinatos ...
Pero los insurgentes se vieron sorprendidos en la noche del 5 de
abril; sus planes quedaron desconcertados para siempre cauti­
vados ellos en la red que preparaban para otros'T"
39
Manifiesto sobre Jos sucesos del 5 y 6 de abril de 1 811, citado por
Federico lbarguren en Las etapas ... , pp. 117-120.
130
La naturaleza reaccionaria del golpe resulta indubitable a
la luz de este documento, cuyos argumentos centrales serán
sostenidos reiteradamente, a lo largo de la historia argentina,
por las minorías enemigas de la voluntad popular.
Si el 18 de diciembre había significado la expulsión del
fogoso Secretario, el 5 y 6 de abril de 1811 constituye el golpe
definitivo contra su corriente. Ahora sí, la casi totalidad de
los protagonistas del 25 de Mayo, aquellos que habían llevado
adelante las banderas populares y democráticas oponiéndose
a la negociación tramposa de la Junta del 24, los que habían
destituido al virrey con su presencia en la plaza, en las esqui-
nas y en los altos del Cabildo, aquellos que habían movilizado
al pueblo y a los soldados con sus discursos agitativos destru-
yendo las falacias y maniobras de los realistas, van camino
del destierro.
La esposa de Moreno da el mejor testimonio de esos tristes
días de abril de 1811, en carta a Mariano, de cuya muerte aún
no tiene noticia: "Estas cosas que acaban de suceder con los
vocales me son un puñal en el corazón, porque veo que cada
día se asegura más Saavedra en el mando y tu partido se tira
a cortar de raíz. Mañana canta Tedeum el obispo en la Cate­
dral por haber salido bien Saavedra, Funes, Malina y Cossio
el de este. En la plaza principal están levantando una pirámi­
de y dicen que van a poner, en un lado la Reconquista, en otro
la entrada del inglés y en el otro la instalación de la Junta y
dicen también que van a hacer fiestas reales. Los han deste­
rrado a Mendoza, a Azcuénaga y a Posadas; a Larrea, a San
Juan; a Peña a la punta de San Luis; Vieytes, a la misma;
French, Beruti, Donado, el doctor Vieytes y Cardoso, a
Patagones. Hoy te mando el decreto para que veas cómo mien­
ten estos infames ... Han puesto Tribunal de vigilancia:
Gutiérrez; Vi llegas y no sé qué otros son los jueces. Del pobre
Castelli hablan incendios, que ha robado, que es borracho,
hasta han dicho que no lo dejó confesarse a Nieto y los demás
que pasaron por las armas en Potosí. Ya está visto que los que
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 aparecido Moreno, debilitados en su táctica y estrategia polí-
ticas). Allá, los integrantes de la burguesía comercial porteña,
en plena consolidación y a la cual Vicente Fidel López desnu-
da en su naturaleza de clase en pocos y certeros trazos: "Eran
los hombres de peso y de pesos, los patricios o padres
conscriptos del Municipio, entre los cuales nunca falta un
Catón El Censor contra un Escipián, un Escalada a la cabeza
de los Escaladas y de cien más como ellos ... Ellos encontra­
ban que tanto Alvear (que acaudilla al morenismo durante un
tiempo) como esa juventud ardiente, echaban al país en una
corriente contraria a las tradiciones de la familia y de la so­
ciedad argentina, precipitando a un vuelco, no ya revolucio­
nario solamente contra el régimen colonial, sino transforma­
dor por completo de la sociedad misma que había hecho la
Revolución de Mayo, de la sociedad en que ellos se habían
criado y prosperado y por fin de la sociedad cuyo gobierno,
costumbres e intereses querían seguir representando. Como
los Escalada pensaban entonces Pueyrredán, Rivadavia,
García, Arroyo, Riglos, Lezica y toda la clase de fortuna asen­
tada a que pertenecían y que encabezaban ".45
Ahí están, en uno y otro bando, los antagonistas de la lucha
social y política, con nombres y apellidos, alineamientos que
permiten dar coherencia a los acontecimientos que se suceden
y diseñar las grandes líneas por las cuales lucharán unos y
otros.
Comúnmente, Ios historiadores oficiales interpretan los
sucesos observando solamente los movimientos de superficie
-el hombre, la anécdota, la fecha, el lugar- sin ocuparse de
rastrear los movimientos profundos de las aguas que dan sen-
tido a olas y mareas. Y de aquí brotan gruesos errores, como
el de aquellos que fabrican un Saavedra popular, antecedente
del general San Martín cuando resulta, por el contrario, que
son los morenistas quienes pasan a revistar junto al Libertador
45
Vicente Fidel López en Historia de la República Argentina, T. IV, p. 233.
136
(Belgrano, Dupuy, Tomás Guido, Beruti, Monteagudo, French,
Vicente López, en fin todo ese sector que militó en la Socie-
dad Patriótica, la Logia Lautaro y luego intervino en la Asam-
blea del año XIII, sustentando las posiciones revolucionarias
de Moreno y ensambla con las posiciones nacionales y demo-
cráticas, aunque con matiz más moderado, del General de los
Andes). Del mismo modo, otros han fabulado un Moreno pre-
cursor del unitarismo. Sin entrar en las duras opiniones de Mo-
reno contra Rivadavia, basta observar la militancia de casi to-
dos sus compañeros contra el Primer Triunvirato y luego de
nuevo contra la experiencia rivadaviana del año 20 como mi-
litantes dorreguistas (Manuel Moreno, French, Agrelo, Vicente
López, Pancho Planes, etc.), para desnudar esa falacia.
Por el contrario, son los seguidores de Saavedra quienes,
diluido ya el saavedrismo, se embarcan en el unitarismo. Un
historiador saavedrista, pero honesto, como Salvador Feria
sostiene: "Los sostenedores de Saaveilra, e incluso Saavedra
mismo, fueron después unitarios (Martiu Rodríguez, Ortir de
Ocampo, de la Cruz). También es cierto que de la tradición
morenista surgieronfederales como Manuel Liorrego'í.'"
Se trata pues, yendo más allá de la anécdota y de la simpa-
tía que promueva uno u otro personaje, de establecer las gran-
des líneas enfrentadas, a través de las cuales grupos SOL iales
antagónicos lucharon por imponer sus respectivos proyectos.
Por un lado, el proyecto revolucionario nacional y democráti-
co de Moreno y sus chisperos del 25 de Mayo, que reflorece
en la Sociedad Patriótica y en el artiguismo, y encuentra con-
tinuidad en la gesta de San Martín, en Güemes y luego en el
dorreguismo. Por otro lado, el liberalismo conservador que se
expresa primero en Saavedra y hacia 1811 muestra su voca-
ción antinacional a través del Primer Triunvirato, cuya conti-
nuación estará dada por el directorialismo y el unitarismo
rivadaviano, certeramente calificado de "contrarrevolución"
46 Salvador Feria en Historia argentina con drama y humor, p. 149.
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por Vicente López y Planes en su conocida carta al General
San Martín47 y que expresa los intereses de los comerciantes
porteños aliados a los negociantes ingleses, proyecto elitista,
antipopular, antilatinoamericano, y de vocación colonial, an-
títesis del ideal morenista de Mayo de 181 O.
En esa lucha social y política, el proyecto desplegado por
Moreno y sus compañeros aparece, pues -en el nacimiento
de la revolución latinoamericana- como el intento más au-
daz de soberanía y redención social, a tal punto que, a ciento
ÍNDICE
ochenta años de su formulación, provoca viva simpatía y ad-
hesión en todos aquellos que propugnamos la construcción de
una Argentina nueva donde imperen, no sólo en las formas
sino en la realidad profunda, la igualdad, la libertad y la sobe-
ranía popular, como lo quiso aquel "Sabiecito del Sur".
Capítulo I
"Los pueblos de América no se consideran con
menos derechos" 5
"El sabiecito del Sur" 9
"La terquedad de los magistrados y el ex-virrey " J3
"Que el castigo ejemplar aterre y escarmiente
a los malvados" 16

Capítulo II
"Cortar cabezas y verter sangre ... " .. . .. . .. .. .. . .. .. . .. .. .. .. .. .. . .. .. 25
"El Plan (de Operaciones) demuestra la maldad
de esos perversos " 42

Capítulo III
"Una furiosa democracia" 49
"Pesquisar a los principales vecinos" 56
"No dejarse embaucar con chiches y abalorios" 61
47
Carta de Vicente López y Planes al General San Martín, 4 de enero rf, "l ·:s ·ar111 enrar :1 lox cncrni ros" 65
1830, citada por Ricardo Piccirilli en Los Lápez, Buenos Aires. J1U¡:jt'hn
1972, p. 19.

138
Capítulo IV
"La aristocracia no era desafecta " 73 EDICIONES DEL PENSAMIENTO NACIONAL
"Saavedra, la segunda parte de Liniers" 82
"Ni ebrio, ni dormido " 86 Otros títulos de NorbertoGalasso:
"Moreno es el Robespierre del día" 91
.,
Manuel Ugarte: un argentino '.'maldito".
Capítulo V Enrique Santos Discépolo: escritos inéditos.
"En ninguna nación se comparte el gobierno
Raúl Scalabrini Orti: y su lucha contra la dominación inglesa.
con hombres extraños " 99
"Imprudente Fernando VII: ¿qué descubres en tu Felipe Vareta y su lucha por la unión latinoamericana.
persona que la haga superior a las nuestras?................... 103
"Me he acercado con placer a sus patíbulos ... "............... 107 J . .!. Hemánde; Arregui: del peronismo al socialismo.
"El pueblo sensato miró con execración a ese /vtahualpa Yupanqui. El canto de la patria profunda.
demonio del infierno".................................................... 111
la Revolución de Mayo, (el pueblo quiere saber de qué se trató).

Capítulo V
Moreno "está embarcado y va a morir".......................... 117
"El influjo predominante de la facción oligárquica" 124
"Eran los hombres de peso y de pesos" 132 t Jfros títulos de Ediciones del Pensamiento Nacional:

f mtlhi F. Mignone, Iglesia y Dictadura.

i!lll1if A1ril11, la desconexión.

· ·fl11ff'1 Am .ndt, El gran negocio del narcotráfico. La droga

'r'lilil mrrcancta, el capital financiero y la política de los
n un.
h,¡¡¡,j, Mellrhovsky, Círculo de amor sobre la muerte.

Mrguone, Derechos humanos y sociedad: el caso