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VI Domingo
Fiesta de PascuaFamilia
de la Sagrada
9 Mayo 2021
mi Hijo amado,

Juan 15, 9-1 7

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y
permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la
vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe
lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois
vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto
dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»

Segunda parte de la alegoría de la vid y los sarmientos que


se leyó el domingo pasado. Las ideas de Jn 15,9-17 son las
mismas que ya encontramos en Jn 15,1-8, pero traducidas
en un lenguaje explícito y aplicadas a la vida práctica. Por
ejemplo, el imperativo «permaneced en mí» (como los
sarmientos en la cepa) se convierte en «permaneced en
mi amor» y la imagen del «dar fruto» se traduce en «el
mandamiento del amor fraterno». Estilo repetitivo y
variación sobre los mismos temas. Los dos mandatos en
que más insiste el Señor son el de «permanecer en su
amor» (Jn 15,9-11) y el del «amor mutuo» entre los
discípulos o miembros de la iglesia (Jn 15,12-15). A ellos
hay que añadir la idea de la elección: es el Señor quien
eligió a los discípulos y no al contrario (Jn 15,16-17).
«Permanecer» significa fijar la morada, establecerse en un
hogar. En -nuestro texto se trata de permanecer en el
amor de Cristo, de no separarse de él bajo ningún
concepto. Condición para poder permanecer en su amor
es cumplir los mandamientos a ejemplo de lo que Cristo
hizo con el Padre.
Cuando el discípulo toma conciencia de que Cristo lo ama,
nace el gozo, el gozo completo que supera y trasciende
todo lo sensible. «Amaras los unos a los otros como yo os
he amado» (cf. Jn 13,34) significa amar hasta dar la vida
por los demás, pues este fue el mandamiento que Jesús
recibió del Padre. «Dar la vida» recuerda la imagen del
buen pastor que da la vida por sus ovejas (Jn 10,17-18) a
la vez que preanuncia su muerte en cruz. Se trata, pues,
de un amor de donación, obediencia y sacrificio. Al llamar
«amigos» a sus discípulos, Jesús evoca la cena eucarística
y su ambiente de intimidad. El siervo ejecuta las órdenes
de su señor; el amigo lo conoce. La iniciativa viene de lo
alto. Los discípulos han sido escogidos para dar fruto, para 3
dar testimonio de su fe mediante obras de amor fraterno,
Esa es su misión. Para realizarla cuentan con una fuerza
invencible: la oración al Padre por medio de Jesús. Todo
cuanto pidan en nombre de Cristo, el Padre se lo
concederá.

(Núria Calduch-Benages, La Palabra celebrada)

Todo cuanto
pidan en nombre
de Cristo,
el Padre se lo
concederá
Manuela nace en el seno de una familia profundamente
piadosa. Las fiestas de los santos y, de manera especial, la fiesta 4
de san José -patrono de muchos varones Colomina y también
algunas mujeres- así como las fiestas más importantes de María
cambian la rutina diaria. Como en muchos hogares, María es una
presencia entrañable.

Rezo del rosario en familia


Después de las labores del día, la familia se reúne ante la imagen de una Virgen que está colocada
sobre la chimenea del hogar. Y allí cada día rezan el rosario. Para la niña Manuela son momentos
importantes los que vive bajo la mirada amorosa de María y aquella imagen será siempre “fuente de
gratos recuerdos para ella, ya en su vejez”.

La ermita de la Virgen de Aguilar


Cada año Manuela participa en la fiesta de la “Mare de Déu d’Aguilar”, patrona de Os. La imagen
se hallaba en la ermita que dista pocos kilómetros del pueblo, y toda la población cantaba con fervor
los “goigs” o loores a la Virgen.

Una joven consagrada a María


A medida que crece, madura su fe. Su padre es
hombre religioso y en 1869 regala a las tres hijas,
Inés, Rosa y Manuela, una medalla del Sagrado
Corazón y la Virgen del Carmen que se ha
conservado. Poco después, Manuela, de manera
explícita, se consagrará a María y se convertirá en
auténtica apóstol de la Virgen.
Con un grupo de amigas solicita al obispo, el 16
febrero de 1871, el permiso para fundar la
Asociación de las Hijas de María en su parroquia.
En la solicitud explican que lo hacen porque son
“devotas todas de la Virgen Santísima bajo tan
glorioso título [Inmaculada Concepción]”.
El permiso les fue concedido rápidamente, el 4 de marzo del mismo año, y bajo la dirección del
párroco D. José Fábregas, tuvieron la reunión constitutiva de esa Asociación el 23 de marzo. Manuela
fue nombrada Camarera de la Virgen con el cargo de sacristana. Inicialmente eran pocas las jóvenes
fundadoras de la Asociación, pero ésta creció rápidamente y en septiembre fue preciso reorganizar
cargos. Manuela es nombrada entonces secretaria de la Asociación. Tienen un distintivo que Manuela
luce con orgullo: “todas las asociadas llevaran al pecho un escudo guarnecido de cinta azul con su
fondo blanco de tela, con la imagen de la Concepción, cuya divisa debían llevar a todos los actos de
Asociación”.

La Asociación tiene una vida activa en la


población. Desde su fundación, el mes de mayo
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cobra especial realce en la parroquia: las
jóvenes venden escapularios, medallas y
devocionarios marianos a la puerta de la Iglesia.
Tienen función solemne el día de la Inmaculada,
precedida de una novena a la cual asisten todas,
y el día del patrono del pueblo -san Miguel-
realizan una procesión solemne. Nos consta que
Manuela participa en esas procesiones:
“Se puso en marcha la Asociación,
tomando la S[eño]ra. Presidenta el
pendón, llevando a su derecha a la
S[eño]ra. Secretaria, y a la izquierda a la
S[eño]ra. Tesorera sosteniendo las cintas
que cuelgan del pendón, siguiendo en
procesión las asociadas”

Poco a poco las jóvenes reúnen el dinero


necesario y compran una imagen de la
Inmaculada; también confeccionan un lúcido
pendón para salir en procesión.

El amor que Manuela siente por la Virgen halla en la Asociación su cauce. Se convierte, aún más,
en fervorosa hija y en apóstol mariano de toda la población, especialmente de las jóvenes.

Nuestra Cofundadora tenía el compromiso de velar a la Virgen el día 3 de cada mes y parece
obvio que en el calor de esta Asociación acabó de forjarse su vocación. Con ternura, Manuela conservó
durante toda su vida la cédula de ingreso en la Asociación.
Del bien que la Asociación hizo a su alma habla la decisión de fundarla en Aiguafreda en 1897.

M. Dolors Gaja i Jaumeandreu


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Acordaos,
oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a vuestra protección,
implorando tu asistencia
y reclamando vuestro socorro,
haya sido abandonado de Vos.
Animado con esta confianza,
a Vos también acudo, oh Virgen,
Madre de las vírgenes,
y aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer
ante vuestra presencia soberana.
Oh Madre de Dios
no desechéis mis súplicas,
antes bien, escuchadlas
y acogedlas benignamente.
Así sea.
El sacerdote y escritor español José Luis Martín Descalzo narra en una de sus obras:
«Recuerdo que hace ya muchos años, me encontraba desayunando en la cafetería de un hotel de
Roma. Se me acercó una chica japonesa, y me preguntó si yo era sacerdote. Le respondí que sí, y
entonces me dijo a bocajarro:
–“¿Podría usted explicarme quién es la Virgen María?”. Sus palabras me sorprendieron tanto que 7
sólo supe responder: –“¿Por qué me hace esa pregunta?”. Y aún recuerdo sus ojos tan conmovidos
cuando me explicó: –“Es que ayer oí rezar por primera vez el Avemaría, y no sé por qué me he
pasado toda la noche llorando”. Y entonces tuve que explicarle que también yo necesitaría pasarme
muchas noches llorando para poder responder a esa pregunta...».
Y para ti, querido amigo, ¿quién es la Virgen María?... La solemnidad del día de hoy nos
da una respuesta, que corresponde a uno de los muchos títulos de María Santísima:

1) María es la Madre de Dios


¡Tantas veces lo hemos escuchado y lo
rezamos cada día que tal vez ya nos hemos
acostumbrado! Debido a nuestra educación y al
ambiente en el que vivimos, tal vez ya no nos
impresiona ni nos dice nada –como sucede,
tristemente, con tantas otras verdades y misterios de
nuestra fe—. A fuerza de repetir las cosas, nos hemos
arrutinado e insensibilizado.
Pero no era así para los cristianos de los
primeros siglos de la Iglesia. Les parecía algo increíble,
inaudito y –si me permiten la expresión— algo
apoteósico. ¿Cómo era posible que una criatura
humana pudiera ser la madre del Dios infinito y
omnipotente? Eso sólo cabía en los mitos paganos y
en los círculos heréticos de la religión politeísta. Y
tanto era así que insignes teólogos de entonces se
opusieron rotundamente a esta afirmación. Y cuando
no aceptaron la doctrina de la Iglesia, se convirtieron
en “herejes”: Arrio, Nestorio y otros.

¡María Santísima es realmente la Madre de Dios! Así lo había revelado Dios mismo en la
Sagrada Escritura y lo ratificaban los Santos Padres y los Concilios de la Iglesia. Fue en Éfeso, el
año 431, cuando se proclamó solemnemente a María como la “Theotókos”, la que engendró a
Dios. Y después de once siglos exactos, el año 1531, María de Guadalupe se aparecía en México
al indio Juan Diego, diciéndole: “Juanito, el más pequeño de mis hijos, sabe y ten entendido
que yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios por quien se vive”.
María ha engendrado al Hijo de Dios y Dios ha nacido de las entrañas purísimas de
María porque Él así lo ha querido. El Verbo se hizo carne en María y así pudo habitar entre
nosotros, para redimirnos y realizar el plan de salvación. Gracias a ella, Dios ha podido hacer
nuevas todas las cosas.
Como afirma bellamente san Anselmo: “Dios, a su Hijo, el único engendrado de su
seno igual a sí, al que amaba como a sí mismo, lo dio a María; y de María se hizo un hijo, no
distinto, sino el mismo, de suerte que por naturaleza fuese el mismo y único Hijo de Dios y de
María.

Toda la naturaleza ha sido creada por Dios, y Dios ha nacido de María. Dios lo creó
todo, y María engendró a Dios. Dios, que hizo todas las cosas, se hizo a sí mismo de María; y 8
así re hizo todo lo que había hecho. El que pudo hacer todas las cosas de la nada, una vez
profanadas, no quiso rehacerlas sin María.
Por eso, Dios es padre de las cosas creadas
y María es madre de las cosas recreadas. Dios es
padre de la creación y María es madre de la
universal restauración”.

2) Y María, por ser la Madre de Dios,


es también todopoderosa como
Medianera
San Bernardo y los Santos Padres solían
llamarla “Omnipotentia supplex”, la Omnipotencia
suplicante. Porque es la más poderosa de las
reinas y la más eficaz de las intercesoras. En Caná
arrancó a su Hijo el primer milagro “cuando aún no
había llegado su hora”. Y puede hacer siempre lo
mismo, si acudimos a ella con fe, con confianza y
amor filiales, pues una madre no niega nada a un
hijo.
Los siglos XV y XVI fueron una gravísima
amenaza para la cristiandad. Los turcos arrasaban
Europa con la pretensión de conquistarla para el
Islam (hoy también se cierne un peligro no muy
diferente). Y entonces el Papa Pío V armó a la
Iglesia con el santo Rosario para la defensa de la
civilización cristiana. El 7 de octubre de 1571 la
flota cristiana presentó batalla a los turcos en
Lepanto. La victoria fue clamorosa. Por eso el
sultán Solimán decía: "Le tengo más miedo a las
oraciones del Papa que a los ejércitos europeos".
¡A las oraciones a María Santísima!
Fátima, Lourdes, persecución de la Iglesia
en el siglo XX y XXI... Las cosas no han cambiado
demasiado. Y María sigue siendo hoy y siempre el
“Auxilio de los cristianos”.
3) María es también mi Madre
E Entonces, con María, ¡estamos Por eso, en este día en que iniciamos el
seguros, somos poderosos! San Estanislao de Año nuevo y en el que celebramos la
Kotska solía repetir, lleno de ternura y solemnidad de la Madre de Dios, acudamos a
emoción: “¡La Madre de Dios es también mi nuestra Madre santísima, postrémonos ante
madre!”. Y en esta expresión encerraba toda ella, acojámonos en su regazo maternal y, con
su relación íntima, personal y afectiva con todo el afecto de nuestro corazón,
María Santísima. Un amor mutuo que consagrémosle todo nuestro ser.
enlazaba ambos corazones y en él se sentía ¡Ella es la más tierna de las madres y la más
acogido y protegido. poderosa de las reinas! Con ella todo lo
“Oye y ten entendido, hijo mío el más podemos. Pidámosle con todas las veras de 9
pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. nuestra alma lo que traigamos en lo más íntimo
No se turbe tu corazón ni te inquiete cosa de nuestro corazón y ella nos lo concederá. Y
alguna. ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ojalá que nosotros también podamos decir,
¿No estás bajo mi sobra? ¿No estás por como decía el Papa Juan Pablo II:
ventura, en mi regazo?”… Ya sabemos de
quién son estas palabras. ¡Todos necesitamos
de una madre, necesitamos de María! Sobre “Totus tuus, Maria, ego sum!”,
todo, en los momentos difíciles de la vida, en
la aflicción, en la soledad, en la tribulación. Ella “Todo tuyo, María, yo soy!”.
nos consolará, nos confortará, nos
acompañará en el camino de la vida hasta P. Sergio Córdova. LC Fuente
llegar al cielo, a la presencia adorable de su Catholic.net
bendito Hijo.
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Dios omnipotente y eterno,


que elegiste a la Madre María Encarnación Colomina
como cofundadora de las Misioneras Hijas
de la Sagrada Familia de Nazaret,
para hacer presente en el mundo el misterio de Nazaret,
mediante la educación y la formación de familias cristianas,
concédenos imitar su testimonio de fortaleza y fidelidad
en el seguimiento de Jesucristo
según el carisma recibido del Espíritu Santo,
y otorgamos por su intercesión la gracia que te pedimos…
por Jesucristo nuestro Señor.
Amén

“La única y repetida súplica que pude hacerle cuando la


visitamos en su Santa Casa fue esta: Mostrad que sois nuestra
Madre. Gloria sea dada a la Maternidad de María, Madre
de Dios, por siempre”
(M. Encarnación Colomina)


Para notificar gracias y favores
www.nazaret.org/postulacion.madrecolomina@pcn.nett

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