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“En última instancia, la literatura no es más que carpintería.

Con ambas trabajas con la


realidad, un material tan duro como la madera.” Con esta frase Gabriel García Márquez hace
referencia al hecho que inspiró su obra Crónica de una muerte anunciada (1981), que parte de
un episodio ocurrido treinta años atrás. Así, su obra aparece cargada de elementos de crónica
periodística, novela policiaca y de tragedia. Gabriel García Márquez, también llamado
“Gabo”, nació en Aracataca (Colombia) en 1927. Su trayectoria como escritor comenzó como
periodista, aunque a partir de los años 50 desarrolla una intensa labor como narrador. En 1967
llega a la fama gracias a Cien Años de Soledad. Más tarde, en 1982, obtiene el Premio Nobel
con el que alcanza el reconocimiento internacional. A García Márquez pertenecen novelas
como El coronel no tiene quien le escriba (1961), Cien años de soledad (1967), El amor en
los tiempos del cólera (1985), El general en su laberinto (1989) o Del amor y otros demonios
(1994), además de cuentos como Doce cuentos pelegrinos y relatos como Relatos de un
náufrago.

García Márquez pertenece al grupo de narradores que impulsó la narrativa


hispanoamericana de los años sesenta, concretamente a la corriente del realismo mágico
siendo uno de sus máximos exponentes, aunque también destacan Jorge Luis Borges y Juan
Rulfo entre otros. El realismo mágico es una preocupación estilística que pretende mostrar
como verosímil y cotidiano algo que es extraño y se caracteriza por la incorporación del
subconsciente: el sueño adquiere un papel importante porque es el medio de expresarlo. Esto
obliga a usar nuevas técnicas como el monólogo interior, la incorporación de la temática
mítico-alegórica: se introducen elementos de la tradición cuentística, la presencia de la
muerte: la muerte aparece como núcleo o elemento muy significativo, con la que se pone de
manifiesto la transitoriedad de lo terrenal y se resalta el valor de la vida, el sentido sagrado
del cuerpo, el sexo se muestra descargado de inhibiciones ya que es un medio para intentar
llegar a la comunicación con el semejante y ahuyentar la soledad del ser humano. Todo ello
situado en un contexto político-social en el que los países sudamericanos vivieron una
causada inestabilidad política a lo largo del siglo XX: períodos democráticos, dictaduras
represivas y legislatura interrumpidas, así como la realidad social de la población es una
mezcla de razas que posee escasas posibilidades de integración debido a la miseria y la
pobreza que inunda al grueso de la población.

“Después de buscarlo a gritos por los dormitorios, oyendo sin saber dónde otros gritos
que no eran los suyos, Plácida Linero se asomó a la ventana de la plaza y vio a los gemelos
Vicario que corrían hacia la iglesia.” Estas palabras dan comienzo al fragmento que nos
dirigimos a comentar, perteneciente al quinto capítulo de los cinco que componen la obra
Crónica de una muerte anunciada. La temática es la violencia que estaba presente en aquella
época y la incapacidad de Santiago Nasar de escapar de su propio destino. Por mucho que
intenta huir, Santiago Nasar es asesinado por los hermanos Vicario en la puerta principal de
su propia casa. Aún habiendo recibido tres puñaladas, Santiago pudo levantarse sosteniendo
sus vísceras y caminar hasta la puerta trasera de su casa para poder fallecer dentro de esta.
Márquez hace uso del realismo mágico en el tratamiento retrospectivo del tiempo que
es la técnica más novedosa. Todo ocurre en menos de 24 horas, pero la novela no avanza
cronológicamente (a pesar de llamarse “crónica”) sino que aparecen numerosas analepsis y
prolepsis, etc. Aparte del día del crimen, el sumario se realiza 12 días después; el tiempo de
las entrevistas con los protagonistas y los testigos, unos 20 años después y el tiempo del
narrador que escribe unos 17 años después. El tiempo es circular, como la estructura de la
novela. En esta obra, el tiempo de la narración y el tiempo de lo narrado se entremezclan y en
cierto modo coinciden, convirtiéndose este aspecto en una de las peculiaridades de la obra.
En cuanto al tiempo externo, sabemos que se trata de mitad del siglo XX, ya que la historia
real ocurrió unos 30 años antes de escribir el libro (1981). Finalmente, el tiempo interno se
presenta de forma lineal, desde el momento en que los hermanos Vicario apuñalan a Santiago,
hasta que éste entra por la puerta trasera de su casa y se desploma en la cocina.

Por otro lado, la acción de la novela transcurre en Aracataca, pueblo natal del autor. Y
se hace referencia a Manaure y Riohacha. Todo transcurre en la plaza de un pueblo y las
casas que están alrededor. En el fragmento, el espacio transcurre en los alrededores de la casa
de Santiago Nasar. “Después de buscarlo a gritos por los dormitorios…” “Caminó más de
cien metros para darle la vuelta completa a la casa…” “para no ir por la calle, que era el
trayecto más largo, sino que entró por la casa contigua.” “y lo vio descender las escalinatas
del muelle antiguo”. Para conocer esta información, es necesario un narrador. Hablamos de
multiplicidad de narrativas en la que el narrador omnisciente “… y Plácida Linero pensó que
había pasado el peligro”, conoce todo acerca de los personajes y deja paso al narrador
cronista “Oímos la gritería -me dijo la esposa-, pero pensamos que era la fiesta del obispo”.

En lo que concierne a personajes, se alude a los hermanos Vicario, Santiago Nasar,


Plácida Linero, Yamil Shaium, Poncho Lanao, su esposa, Argénida Lanao, el resto de hijos
del matrimonio Lanao y Wenefrida Márquez. Pedro y Pablo Vicario: Los hermanos de
Ángela son los encargados de devolver la honra perdida a la familia. Ninguno de los dos
deseaba pasar por ese trance porque no eran hombres violentos, de modo que intentaron, sin
lograrlo, evitar ese cometido. Santiago Nasar, el protagonista de la obra, es asesinado por los
gemelos Vicario tras enterarse de que él era el supuesto hombre que había deshonrado a
Ángela Vicario, motivo por el que ésta fue devuelta por Bayardo San Román. Plácida Linero,
madre de Santiago, es intérprete de sueños y, un día antes de la muerte de su hijo, tuvo un
sueño que le desveló su devastador futuro. Yamil Shaium, amigo del padre de Santiago,
ofrece su tienda como escondite a Santiago, pero en un momento de despiste, Santiago llega a
su casa donde es asesinado. La familia Lanao era vecina de Santiago Nasar y, una de sus
hijas, Argénida Lanao, presenció a Santiago con las vísceras colgando. Wenefrida Márquez es
la tía de Gabriel García Márquez, y fue la última persona en ver con vida a Santiago Nasar,
viendo sus últimos pasos.

El realismo mágico se hace presente también en la experimentación con el lenguaje:


hay una preocupación por la elaboración lingüística, por el ritmo de la prosa y por el empleo
de imágenes y sugerencias, unido al uso de neologismos o a un léxico característico del habla
popular. La prosa de García Márquez es sencilla, directa, y a la vez poética, cargada de
simbolismo y de fuerte dramatismo. En cada línea, el autor transmite al lector múltiples
sensaciones. Las oraciones son concisas, limpias y claras, donde cada palabra tiene un sitio
específico que le da sentido a la frase y por tanto a la novela. Hay que destacar que, a la vez,
consigue con la palabra gran fuerza visual. se observa un uso del lenguaje cargado de
americanismos (“desescamando un sábalo”), mediante las cuales el autor intenta revalorizar
el habla de su pueblo.

En la novela se intercalan dos registros lingüísticos, por un lado el uso coloquial (“Lo
que nunca pude olvidar fue el terrible olor a mierda” “−¡Santiago, hijo −le gritó−, qué te
pasa!”) que es propio de la gente del pueblo; y por otro, un uso culto, propio del
narrador-cronista, una persona formada académicamente y con cierto nivel intelectual (“Tuvo
todavía bastante lucidez para no ir por la calle, que era el trayecto más largo, sino que entró
por la casa contigua.”)

Dentro de los recursos estilísticos, encontramos metáforas como “racimo de entrañas”


que muestra la violencia del acto y hace referencia a sus vísceras colgantes. El léxico
utilizado en este fragmento contiene un carácter violento “escopeta de matar tigres”,
“vísceras colgantes”, “sangre”, “mataron”, con la intención de describir el asesinato de
Santiago Nasar. Además, vemos un campo semántico relacionado con partes internas del
cuerpo humano: “tripas”, “vísceras”, “sangre”, “entrañas”, “rostro”, “rizos”. Por otro lado, se
hace un uso combinado de los tiempos verbales presente y pretérito perfecto simple, de
manera que viaja del pasado al presente, relatando la muerte de Santiago desde diferentes
puntos de vista y obteniendo así, una crónica de esta muerte anunciada. Por último, vemos el
predominio de las oraciones compuestas como “Se incorporó de medio lado, y se echó a
andar en un estado de alucinación, sosteniendo con las manos las vísceras colgantes.” o
“Tropezó en el último escalón, pero se incorporó de inmediato.”

Para concluir, vemos la intención de García Márquez de denunciar una injusticia


social: el violento asesinato de un hombre inocente por los estándares de una sociedad
conservadora. Así, nuestro autor nos transporta a la vida en Aracataca treinta años atrás,
queriendo mostrar también que nuestro futuro está escrito y que, por mucho que intentemos
esquivarlo, es inevitable.

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