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Antiguo Testamento 2
Facilitador: Pastor Joel Agüero
12 de julio de 2021
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Introducción
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1. Visión de las cuatro bestias
La visión de las cuatro bestias y el cuerno pequeño que encontramos en Daniel 7, revela
mayor información acerca de los mismos cuatro imperios que se describen primero en el
sueño de la gran imagen del rey Nabucodonosor.
En Daniel 7:3-4, Daniel escribe: “Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra,
subían del mar. La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta
que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies
a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre.”
En el versículo 17, se nos dice: “Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se
levantarán en la tierra”. El león era un símbolo del reino de Babilonia y el “corazón de
hombre” era el de uno de sus reyes más destacados, Nabucodonosor, del cual se escribe
bastante en los primeros cuatro capítulos del libro de Daniel.
El símbolo del león era característico de Babilonia, Nabucodonosor reinó desde Babilonia
hasta el Asia Menor y del Mar Caspio hasta Egipto. Bíblicamente, su conquista más
importante fue la de la nación de Judá, siendo Daniel el cautivo más famoso de esa
nación. Después de la muerte de su padre, Nabucodonosor reinó sobre Babilonia durante
43 años, del año 604-561 a.C. (JewishEncyclopedia.com/Nabucodonosor). Después de su
muerte, Babilonia continúo siendo un imperio fuerte hasta el año 539 a.C., cuando fue
conquistado por la segunda potencia emergente en la visión de Daniel, el Imperio Medo-
Persa.
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Esta bestia “la cual se alzaba de un costado más que del otro” representa a los persas
siendo mayores que los medos dentro de este imperio federalizado. Esto tiene sentido
para Daniel dos años más tarde cuando en una visión ve un carnero con dos cuernos, uno
más alto que el otro. El ángel Gabriel le dice a Daniel que ese carnero representa los
reyes de Media y de Persia (Daniel 8:3, 20).
Las tres costillas que están siendo devoradas, representan tres imperios conquistados por
el primer gran rey de Persia, Ciro el Grande y su hijo Cambises II. Ciro llegó al poder en
el año 558 a.C. y conquistó el Imperio Lidio (Asia Menor) en el 546 a.C. y el Imperio
Caldeo (Babilonia) en el 539 a.C.; y Cambises conquistó Egipto en el 525 a.C. (ibídem p.
86).
El Imperio Medo-Persa duró 200 años, y bajo reyes posteriores, se expandió a Grecia por
el oeste y a India por el este. En un momento, el Imperio Persa cubrió partes de tres
continentes: Asia, África y Europa. Pero, al igual que el Imperio Caldeo, el Imperio Persa
finalmente llegó a su fin. Una nueva bestia estaba emergiendo al Oeste y había llegado su
tiempo señalado.
Daniel 7:6 dice: “Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con
cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado
dominio”.
Así como lo hizo con la segunda bestia, la tercera bestia está claramente identificada por
el ángel Gabriel. Era Grecia, y el “primer rey” era Alejandro Magno. Después de su
muerte en el 323 a.C. su imperio fue dividido en cuatro reinos más pequeños (Daniel
8:21-22).
El símbolo del leopardo con las cuatro alas representa el repentino ascenso de Alejandro
y conquista del Imperio Persa del 334-331 a.C. Después de su muerte, y de muchos años
de lucha, su imperio resultó divido en cuatro reinos. Los nuevos reinos fueron 1) Grecia y
Macedonia, 2) Tracia y Asia menor, 3) Medio Oriente y 4) Egipto-Palestina.
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Los dientes grandes de hierro que devoraban y los pies que hollaban corresponden con la
visión de Nabucodonosor de los cuatro reinos que eran fuertes como hierro,
desmenuzando y quebrantando a todos los demás (Daniel 2:40-41). Cuando el Imperio
Romano llegó al poder con los Césares (44 a.C.), devoró, quebrantó y pisoteó con sus
pies los restos de sus enemigos —como se describe en la visión de Daniel, en Daniel 7.
La cuarta bestia es bastante diferente de las bestias anteriores, y tiene 10 cuernos. Daniel
7:24 dice: “Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y
tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará”.
Históricamente, estos resurgimientos empezaron después de la caída de Roma en el 476
d.C., con los posteriores bajo un nuevo nombre: el Sacro Imperio Romano.
Esta bestia continuará resurgiendo una y otra vez durante 1.500 años, hasta el décimo
resurgimiento en el tiempo del fin. El décimo y último resurgimiento será destruido por
Jesucristo en su segunda venida (Daniel 7:26-27). Esto lleva a otra característica inusual
de la profecía de la cuarta bestia.
Daniel 7:8 dice: “Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño
salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí
que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas”.
Este cuerno pequeño representa un poderoso sistema religioso que se va a alinear con los
últimos siete cuernos políticos de los 10 que deberían surgir después de la caída de Roma.
Esta alianza entre la iglesia y el estado da como resultado lo que finalmente se conoció
como el Sacro Imperio Romano.
En los versículos 21-22 y 25, este cuerno pequeño hace la guerra contra los santos,
blasfema en contra de Dios, intenta cambiar los tiempos y la ley y persigue los santos por
“tiempo y tiempos, y medio tiempo”.
La evidencia de esta persecución se puede ver a través de los siglos como personas
fueron torturadas para que confesaran que eran herejes y ejecutados porque no se
sometieron a la autoridad ni a las doctrinas de la Iglesia Católica Romana ni al papa. La
Biblia indica que las persecuciones religiosas por parte del “cuerno pequeño” volverán y
tendrán como resultado muchas muertes antes del regreso de Cristo. Daniel también vio
la conclusión acerca del “cuerno pequeño” —esto cuando regrese Jesucristo: “Pero se
sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin”
(v. 26, Apocalipsis 18:2).
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2 Visión del carnero y del macho cabrío
La visión registrada en Daniel 8 vino al profeta en el tercer año del reinado del rey
Belsasar de Babilonia (553-554 a.C.). Esta visión concluye con Daniel diciendo: “pero
estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía” (Daniel 8:27).
El significado de una parte de esta visión le fue revelado (Daniel 8:20), pero algo de esto
aparentemente no le quedó claro. Los detalles precisos del futuro que la visión predijo no
parecían tener sentido para él en su generación.
Como veremos, esta visión es similar en algunos aspectos a la visión registrada en Daniel
7. Pero esta visión provee detalles adicionales, especialmente con respecto al segundo y
tercer reino de los cuatro descritos en Daniel 7.
Daniel 8:3-4 describe un carnero con dos cuernos. Curiosamente, un cuerno creció más
alto que el otro. En el versículo 20 el arcángel Gabriel le dice a Daniel que el carnero con
dos cuernos representa a los “reyes de Media y Persia”. Históricamente, Persia
representaba el cuerno “superior”, ya que era el poder dominante del Imperio Medo-
Persa.
En Daniel 8:5-7 un macho cabrío con un cuerno grande entre sus ojos se levanta
repentinamente del oeste y rompe ambos cuernos del carnero. El ángel Gabriel le dice a
Daniel que este macho cabrío representa el reino de Grecia y que su cuerno grande es su
primer rey, que la historia mostraría posteriormente era Alejandro Magno (Daniel 8:21).
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Después de más de 200 años de gobierno, el Imperio Medo-Persa llegó a su fin en el año
331 a.C.
Esta profecía de un macho cabrío, que representa el mismo reino que la tercera bestia de
Daniel 7, da un giro inusual en el versículo 8. El gran cuerno que se quiebra representa la
muerte prematura de Alejandro a la temprana edad de 33 años. Poco después de
conquistar todas las tierras desde Grecia hasta la India, Alejandro murió. Su reino fue
dividido en cuatro reinos más débiles (Daniel 8:8, 22); Grecia y Macedonia, gobernadas
por Casandro; Asia Menor, gobernada por Lisímaco; Egipto y Palestina, gobernada por
Tolomeo Soter; y Siria, Babilonia y el este de la India, gobernada por Seleuco Nicador.
En Daniel 8:9 tenemos una profecía de una abominación desoladora que fue
históricamente cumplida en el 160 a.C. Claramente, debía haber más de una abominación
desoladora y las descripciones proféticas dadas en Daniel tenían un doble significado.
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Daniel estaba orando y buscando el significado de la visión en Daniel 8 cuando el
ángel Gabriel fue enviado para explicársela (vv. 15-17). Gabriel dijo que había venido a
hacerle saber a Daniel lo que sucedería en el “He aquí yo te enseñaré lo que ha de venir al
fin de la ira; porque eso es para el tiempo del fin” (v. 19). Luego explicó el significado
del carnero y del macho cabrío, identificándolos como los “reyes de Media y Persia” y
“el reino de Grecia” (vv. 20-21).
Hablando de este perseguidor del tiempo del fin, Daniel 8:25 anota: “y se levantará
contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana”.
En el versículo 24 de Daniel 9 nos habla de seis cosas que el Mesías haría al cumplirse
las 70 semanas anunciadas por el profeta:
Terminar la prevaricación
Poner fin al pecado
Expiar la iniquidad
Traer la justicia perdurable
Sellar la visión y la profecía
Ungir al Santo de los santos
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Como también leemos en el versículo 25, el inicio de las 70 semanas de Daniel estaría
marcado por “la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén”. Esto sucedió
cuando, en el cuarto año de su reinado (457 a.C.), el rey Artajerjes publicó un decreto
permitiendo a Esdras regresar a Jerusalén y terminar de reconstruir la ciudad (Esdras 7:6-
10; 9:9).
Si tomamos el año 457 a.C. como punto de referencia, veremos que los judíos que habían
regresado a Jerusalén para reconstruir la ciudad y sus murallas lograron completar la
tarea dentro de las primeras siete semanas—49 años—de la profecía (457-408 a.C.). Y
según el profeta, el Mesías habría de venir a la tierra 62 semanas (434 años) después de
esta fecha, lo cual coincide con el año 27 d.C.—año en que Cristo fue bautizado y
comenzó su trabajo como Mesías (para realizar el cálculo, debe restar 408 de 434 y sumar
1, ya que no existe el año 0).
Luego, en la primera parte del versículo 26, Daniel profetizó que “se quitaría la vida al
Mesías” una vez que se hubiesen cumplido las siguientes 62 semanas—que, contando las
primeras siete, suman un total de 69 semanas proféticas.
Otra frase del versículo 27 que requiere explicación es: “vendrá el desolador”. En el
Tanak, la versión judía de la Biblia, el “desolador” del versículo 27 no es una persona,
sino la causa de la desolación que habría de ocurrir en el lugar santo y obviamente, el
responsable de esta “desolación” es el príncipe malvado que se menciona en el versículo
26. Sin embargo, como vemos en el texto judío, la palabra hebrea traducida como
“desolador” en la versión popular en realidad no se refiere a este príncipe
específicamente, sino a la “desolación” en sí.
Es importante tener en cuenta que los versículos 26-27 fueron escritos siguiendo un
patrón de alternancia que es común en el idioma hebreo. Mientras la primera parte del
versículo 26 se refiere al Mesías, la segunda habla del príncipe malvado, y lo mismo
sucede en el versículo 27, donde primero se habla del Mesías y luego de la desolación
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que el príncipe malvado causaría en el templo. En resumen, la confirmación del pacto
mencionada en el versículo 27 sería realizada por el Mesías. Y, por otro lado, la
destrucción de la ciudad y la desolación del santuario serían causadas por el príncipe
malvado.
Otra de las profecías que encontramos en Daniel 9:26-27 es que el Mesías moriría luego
de que fueran cumplidas 69 semanas (las primeras siete semanas más 62 semanas
posteriores).
Como hemos visto, la última semana profética (los últimos siete años) comenzó con el
inicio del ministerio de Cristo. Y, tal como profetizó Daniel, Jesucristo murió “a la mitad
de la semana”, al pasar tres años y medio de su ministerio.
Pero, claramente, sólo se cumplió parte de las tres primeras profecías del versículo 24 al
terminar las 70 semanas, y además faltan por cumplirse las otras tres, cuando el Mesías
regrese para cumplir con la totalidad de su tarea durante la segunda mitad de la semana
profética número 70.
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Conclusión
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El Señor le mostró a Daniel que ninguno de estos imperios con
sus avances, su grandeza, sus ejércitos pudieron permanecer.
El imperio romano fue uno de los grandes conquistadores que
el Señor le mostró a Daniel. El dominio de Roma se extendió
mucho. No obstante en el día de hoy no existe. El único rey que
existirá para siempre y por siempre es Jesucristo. Y el se
encargara de cumplir las 3 profecías faltantes.
Bilbliografia
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https://vidaesperanzayverdad.org/profecia/para-entender-el-libro-de-
daniel/daniel-7-cuatro-bestias-y-un-cuerno-pequeno/
https://vidaesperanzayverdad.org/profecia/para-entender-el-libro-de-
daniel/daniel-8-la-vision-de-un-carnero-y-un-macho-cabrio/
https://vidaesperanzayverdad.org/profecia/para-entender-el-libro-de-
daniel/70-semanas-de-daniel/.
https://www.animalpolitico.com/lo-que-quiso-decir/el-libro-del-profeta-
daniel/
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