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III.

MARCO TEÓRICO

3.1. OSBORNE REYNOLDS

Fue un científico británico nacido en Irlanda el 23 de agosto de 1842, investigador


pionero de la mecánica de fluidos en los campos de la física y la ingeniería. Realizó
contribuciones fundamentales sobre la comprensión de la fluidodinámica, y sus
estudios de la transferencia de calor entre sólidos y fluidos implicaron mejoras en el
diseño de calderas y condensadores. En reconocimiento a sus logros, fue nombrado
miembro de la Royal Society. Toda su carrera transcurrió en lo que ahora es la
Universidad de Mánchester. Falleció el 21 de febrero de 1912 a sus 69 años.

Figura 1. Osborne Reynolds.

Los trabajos de Reynolds más conocidos se centraron en las condiciones en las que
fluye un fluido en las tuberías en transición de flujo laminar a turbulento.

En 1883, Reynolds demostró cómo se produce la transición a flujo turbulento en un


experimento clásico en el que examinó el comportamiento del flujo de agua bajo
diferentes caudales utilizando un pequeño chorro de agua teñida introducido en el
centro del flujo en una tubería más grande.

El tubo más grande era de vidrio para poder observar el comportamiento de la capa
de flujo teñido, y al final de este tubo había una válvula de control de flujo que se
usaba para variar la velocidad del agua dentro del tubo. Cuando la velocidad era
baja, la capa teñida permanecía definida en toda la longitud del tubo grande. Pero
cuando se aumentaba la velocidad, la capa se interrumpía en un punto dado y se
difundía en la sección transversal del fluido. El punto en el que producía este
fenómeno fue identificado como el punto de transición de flujo laminar a turbulento.

Figura 2. Tanque de Reynolds.

Figura 3. Esquema del Tanque de Reynolds.

Para el tipo de movimiento correspondiente a flujo por un conducto de sección


circular, se puede obtener una solución analítica suponiendo flujo estacionario,
simetría axial e imponiendo equilibrio entre las fuerzas de presión y las fuerzas
viscosas. La solución así obtenida, que refleja una distribución de velocidad de tipo
parabólico respecto a la posición radial, es la conocida ecuación de Hagen-
Poiseuille. En este movimiento, que es estacionario, las líneas de corriente
coinciden con las trayectorias de las partículas de fluido, así como con las líneas de
traza de las partículas de colorante en el ensayo de Reynolds, y no son sino rectas
paralelas al eje del conducto.

Sin embargo, Reynolds observó que dicho movimiento, estable y regular, sólo
existe si la velocidad del flujo es suficientemente pequeña o bien si el diámetro del
tubo es suficientemente pequeño para un caudal dado. Bajo estas circunstancias, el
colorante forma una línea de corriente bien definida cuyo contorno muestra que sólo
existe una pequeña difusión en la dirección radial, debida al transporte molecular.
Además, cualquier perturbación que aparezca en el flujo es amortiguada
rápidamente. Este movimiento es el denominado laminar.

Por el contrario, si la velocidad es lo suficientemente grande, el movimiento del


fluido se hace muy sensible a cualquier perturbación, las cuales se amplifican
rápidamente. El flujo se hace entonces irregular y pierde su carácter estacionario. El
grosor del colorante crece rápidamente, el contorno se difumina y toma una forma
irregular hasta que aguas abajo se convierte en una nube. Este movimiento es el
denominado turbulento. En la Figura 4 se muestran los diferentes regímenes de
flujos observados en el Tanque de Reynolds.

Figura 4. Diferentes regímenes de flujos observados en el Tanque de Reynolds.


Reynolds descubrió que la existencia de uno u otro tipo de flujo depende del valor
que toma una agrupación adimensional de variables relevantes del flujo, parámetro
al que se denomina en su honor como número de Reynolds. Siendo ν la velocidad
media del flujo (caudal/área transversal del conducto), D el diámetro V y la
viscosidad cinemática del fluido, se define el número de Reynolds, designado como
Re, como:

νD
ℜ=
V

En todos los flujos existe un valor de este parámetro para el cual se produce la
transición de flujo laminar a flujo turbulento, habitualmente denominado número de
Reynolds crítico. Generalmente para flujo en tubos se establecen los siguientes
valores críticos del número de Reynolds:

Flujo es laminar Transición de flujo Flujo es turbulento


laminar a turbulento
Re<2000 2000<Re<4000 Re>4000

3.2. FLUJO DE UN FLUIDO REAL

Los problemas de flujos de fluidos reales son mucho más complejos que el de los
fluidos ideales, debido a los fenómenos causados por la existencia de la viscosidad.

La viscosidad introduce resistencias al movimiento, al causar, entre las partículas


del fluido y entre éstas y las paredes limítrofes, fuerzas de corte o de fricción que se
oponen al movimiento; para que el flujo tenga lugar, debe realizarse trabajo contra
estas fuerzas resistentes, y durante el proceso parte de la energía se convierte en
calor.

La inclusión de la viscosidad permite también la posibilidad de dos regímenes de


flujo permanente diferente y con frecuencia situaciones de flujo completamente
diferentes a los que se producen en un fluido ideal. También los efectos de
viscosidad sobre el perfil de velocidades, invalidan la suposición de la distribución
uniforme de velocidades.
3.3. Características generales de los flujos laminares y turbulentos

Cuando entre dos partículas en movimiento existe gradiente de velocidad, es decir,


cuando una se mueve más rápido que la otra, se desarrollan fuerzas tangenciales que
se oponen al desplazamiento relativo entre ambas partículas, es decir, se oponen a la
deformación del medio: estas fuerzas son las fuerzas viscosas, que son
proporcionales al gradiente de velocidad y a la viscosidad dinámica del fluido (Ley
de Newton). Un efecto de la existencia de gradientes de velocidad es que, alrededor
de cada partícula, se produce una rotación relativa de las partículas del entorno,
movimiento al que también se oponen las fuerzas viscosas.

Dependiendo del valor relativo de las fuerzas viscosas respecto a la cantidad de


movimiento del fluido (es decir, respecto a las fuerzas de inercia) se pueden
producir diferentes estados de flujo:

Cuando el gradiente de velocidad es acusado, pero las velocidades bajas en valor


promedio (por ejemplo, en las zonas de capa límite adyacentes a un contorno rígido
o en el flujo por una tubería a baja velocidad), las fuerzas viscosas predominan
sobre las de inercia. En este caso el movimiento está controlado por las fuerzas
viscosas de cohesión de unas partículas con otras, que impiden que pueda haber
cambios bruscos de posición relativa. Cualquier perturbación impuesta sobre el flujo
principal es rápidamente atenuada por las fuerzas viscosas, y el resultado final es un
movimiento en el que las partículas siguen trayectorias definidas: todas las
partículas que pasan por un determinado punto en el campo de flujo siguen la
misma trayectoria. Este es pues el tipo de flujo denominado laminar (pues las
partículas se desplazan en forma de capas o láminas).

Cuando se tiene un gradiente de velocidad, pero con zonas de alta velocidad, las
fuerzas viscosas pierden valor relativo respecto a las fuerzas de inercia. En estas
condiciones una perturbación que altere puntualmente el equilibrio entre la rotación
relativa alrededor de cada partícula y la deformación propiamente dicha ya no logra
ser atenuada por las fuerzas viscosas, sino que crece y da origen a un remolino
arrastrado por la corriente. A su vez la presencia de un remolino supone nuevos
gradientes de velocidad, por lo que a partir de ese remolino se pueden originar

otros remolinos de tamaño más pequeño. El proceso de generación de nuevos


remolinos de menor escala finaliza al alcanzar tamaños en los que los gradientes de
velocidad asociados (que crecen al disminuir la escala de los remolinos) se
corresponden con fuerzas viscosas dominantes sobre las de inercia; estas escalas de
tamaño mínimo reciben el nombre de escalas de Kolmogorov, tras los trabajos del
científico ruso Andrei Nikolaevich Kolmogorov publicados en 1941. Así pues, el
flujo pasa a estar compuesto por un movimiento en la dirección principal más una
sucesión de remolinos de distintas escalas superpuestos entre sí, de modo que cada
partícula ya no realiza una trayectoria rectilínea, sino que su rumbo se ve
continuamente alterado por la sucesión de remolinos. Este es el tipo de flujo
denominado turbulento.

Al contrario que la viscosidad o la densidad, la turbulencia no es una propiedad del


fluido, sino del flujo. Como características más destacables de los movimientos
turbulentos se tienen:

3.3.1. Irregularidad: se manifiesta en la aparición de fluctuaciones en las distintas


variables fluidodinámicas (velocidad, presión, temperatura) de amplitud y tiempos
muy dispares (diferentes escalas de los remolinos). Por tanto, un flujo turbulento es
intrínsecamente no estacionario, aunque el valor promedio de las variables en cada
posición (o el caudal por una tubería) no cambien a lo largo del tiempo. A pesar de
ser un fenómeno determinista, las fluctuaciones de la turbulencia parecen caóticas y
arbitrarias, lo que justifica el uso de métodos estadísticos para su estudio.

3.3.2. Tridimensionalidad: pueden existir flujos turbulentos que, al ser


promediados en el tiempo, resulten ser bidimensionales (planos), incluso pueden
existir movimientos turbulentos en los que las escalas más grandes de la
turbulencia sean fundamentalmente bidimensionales. Sin embargo, a medida que
se desciende en el tamaño de las escalas dentro del amplio espectro que caracteriza a
la turbulencia, se encuentra que el movimiento asociado a estas escalas pequeñas es
siempre tridimensional.
3.3.3. Difusividad: los fenómenos de transporte de masa, cantidad de movimiento
y energía, se ven notablemente amplificados por el efecto de la turbulencia. En
realidad, la turbulencia conlleva una mezcla continua de las partículas del flujo, con
lo que lo que los mecanismos de transporte por difusión se ven reforzados por el
transporte convectivo por turbulencia.

3.3.4. Disipación: los flujos turbulentos son siempre disipativos. Una vez que se ha
desarrollado el flujo turbulento, la turbulencia tiende a mantenerse, pero para ello se
necesita un aporte continuo de energía. Esta energía es extraída desde el flujo
principal hacia los remolinos de mayor tamaño y a continuación se va transfiriendo
sucesivamente hacia los remolinos de escalas más pequeñas.

Finalmente, en las escalas de Kolmogorov, la energía asociada a las fluctuaciones


turbulentas se transforma en energía interna (es decir, en calor), debido al trabajo de
las fuerzas viscosas. La distribución de energía entre las distintas escalas de la
turbulencia es conocida como cascada de energía.

3.3.5. Altos números de Reynolds: la turbulencia se origina como una


inestabilidad de flujos laminares, ante cualquier perturbación inicial. Del análisis de
la estabilidad de soluciones de flujos laminares, se evidencia que la solución se hace
inestable a partir de un cierto valor del número de Reynolds, o valor crítico, el cual
depende del tipo de aplicación. Sin embargo, es posible mantener flujos laminares
por encima del Reynolds crítico si en el entorno se aseguran unas condiciones
absolutamente libres de perturbación, por ejemplo, con una cimentación
independiente que impida la transmisión de vibraciones a la instalación con el flujo
bajo estudio.

En definitiva, la turbulencia es un fenómeno complejo gobernado por las ecuaciones


de la Mecánica de Fluidos para un medio continuo, puesto que incluso las escalas
más pequeñas que aparecen en un flujo turbulento, las de Kolmogorov, están muy
lejos de las escalas de longitud molecular. Sin embargo, su solución analítica resulta
inviable, y se recurre a correlaciones empíricas.
Figura 5. Detalles de dos chorros turbulentos.

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