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"Si alguien me preguntara qué creo que se está perdiendo más en las familias de hoy, sin
duda respondería que la firmeza de madres y padres", dice Cristina Gutiérrez Lestón,
directora de La Granja Escola y profesora del curso «Adolescentes. Cómo comunicarnos
con ellos». A menudo, detrás de un joven voluble hay unos padres que no han entendido
qué es la firmeza, cómo aplicarla y cuánto la necesita su hijo. "Cada día veo menos padres
sólidos, bien asentados, seguros, con las cosas claras para dar fuerza, estabilidad y
equilibrio a sus hijos. Padres que saben que se equivocarán, que lo asumen y siguen
adelante sin miedo. La no firmeza provoca debilidad. Debilidades que, con frecuencia,
terminan en patologías", añade Cristina.
Entonces sí surge ese adolescente que define el estereotipo. Las explosiones de rabia, la
inestabilidad, el desinterés e incluso el abandono ante cualquier cosa que exija
un esfuerzo. "Entonces veo padres desesperados
que no reconocen a su hijo. No comprenden
cómo han llegado a ese punto y no saben cómo
afrontar la situación. Muchos culpan a la etapa
de la adolescencia. La adolescencia es una época
de cambios, inseguridades y miedos... pero es
peligroso creer que es la culpable de todo.
Porque cuando pensamos así, los padres dejamos
de actuar, de analizar lo que hemos hecho mal o no hemos hecho", apunta la directora de
La Granja Escola.
Por tanto, la firmeza no sólo es un principio desde el que se actúa, sino un valor que se
transmite. Para ser un adolescente o un adulto firme, capaz de enfrentarse a dificultades,
un niño necesita unos padres firmes, conscientes de la importancia de que conozca y
experimente todas las emociones y no sólo la felicidad.
"Si confiamos en ellos, ellos confiarán en sí mismos. Disminuirán sus miedos y podrán
superar las dificultades. Las burlas de compañeros, un examen suspendido, las peleas con
amigos... Los padres que saben que no son perfectos ni pretenden serlo, los padres que
saben dar un no, están entrenando a los niños en la firmeza. Porque el camino de la vida
tiene curvas, subidas y bajadas, pero el objetivo principal es avanzar asumiendo los
errores", resume Cristina Gutiérrez.