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Universidad Nacional Autónoma

de México
Facultad de Química
Ciencia y Sociedad; Grupo 1

El modelo del cambio científico de


Thomas Kuhn y las 'Revoluciones
Científicas'

Alumno:
Almaraz Aldana Edgar Alejandro
25 de julio, 2021
Para presentar las ideas generales del tema, hablaré sobre el autor de las ideas del texto a
analizar: Thomas Kuhn (1922–1996) fue un físico estadounidense, y en muchas fuentes se le
considera un filósofo -específicamente, filosofo de la ciencia-, e historiador, pero dado que no
curso estudios de manera profesional en dichas áreas, algunas fuentes solo lo mencionan de
forma profesional como físico, carrera de la cuál obtuvo un doctorado en la Universidad de
Harvard. Poco después, trabajó como profesor de Historia de la Ciencia desde 1948 hasta
1956 en la misma institución. También impartió catedra en la Universidad de California, en la
Universidad de Princeton y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. En 1962 publicó su
obra principal de su carrera: La estructura de las revoluciones científicas, texto que lo introdujo
de lleno al quehacer de la filosofía de la ciencia, dado que hoy en día el libro es considerado
uno de los ensayos y análisis más importantes del siglo XX. (Díaz, 2018). En 1987 publicó
¿Qué son las Revoluciones Científicas?, texto del que parte este análisis.
Thomas Kuhn distinguió 2 tipos de desarrollo de la ciencia, el primero de ellos es el
desarrollo de la ciencia normal; que señala como un avance en la comprensión de la
naturaleza desde principios previamente establecidos que se desarrollan en el mismo sentido
que esos mismos conceptos iniciales sin alterarlos, o cambiar la forma de describirlos. Kuhn
establece una analogía con la construcción de un edificio, siendo que los cimientos de este
son los conceptos descritos de los que se desarrollan avances de investigación científica que
se acumulan en ladrillos que se añaden continuamente al edificio. En el texto, Kuhn analiza
los avances científicos en materia del quehacer de la física, y aunque es de considerar que
las disciplinas científicas coexisten y se relacionan entre ellas para sostener, de una forma
importante, el quehacer científico; yo separaré por el momento estas disciplinas, y analizaré
avances en el campo de la química.
Comenzando por establecer un ejemplo en el desarrollo de la Tabla Periódica que se
conoce en la actualidad, que es sin duda uno de los iconos más importantes de la ciencia,
pues esta es el reflejo de los esfuerzos de muchos científicos que se han propuesto darle un
orden a la complejidad de las características de la materia. El descubrimiento de los elementos
de la Tabla Periódica comenzó desde hace miles de años, cuando el ser humano comenzó a
identificar elementos puros como el oro o el bronce, y aunque siempre han estado presentes
en este planeta, no podían ser identificados dado que muchos elementos se encuentran
presentes formando compuestos en la naturaleza, más con el paso del tiempo se identificaron
cada vez más gracias a los avances en la materia de la química que facilitaron el aislamiento
de elementos puros a partir de compuestos ya conocidos, incluso se identificaron elementos
inestables artificiales que solo pudieron ser dados a conocer por la tecnología del siglo XX.
Ya en el siglo XIX, se presentaron propuestas para clasificar a estos elementos de una
forma útil, desde las Triadas de Döbereiner, el Cilindro de Chancourtois, o las Octavas de
Newlands, pero no fue hasta la publicación de los trabajos del químico ruso Dimitri Mendeléiev
y del químico alemán Lothar Meyer. (Reina, M., Canal CADMIO, 2020). Ambos científicos
observaron que las propiedades físicas y químicas similares de los elementos se repiten de
forma periódica cuando los elementos se acomodan en orden creciente de su peso atómico,
aunque ambos científicos llegaron a esta conclusión, es a Mendeléiev a quien se le atribuye
principalmente establecer la Ley de Periodicidad de los Elementos Químicos (Brown, LeMay,
Bursten, & Burdge, 2004). El establecimiento de la ley de periodicidad de los elementos puede
considerarse como tal un proceso de revolución científica en sí, sin embargo, no será el
ejemplo principal de una revolución científica en este ensayo, más adelante daré un ejemplo
más detallado.
Mendeléiev presentó una tabla periódica con huecos para elementos que aún no se
habían descubierto, prediciendo las propiedades físicas y químicas de algunos de esos
huecos. Por ejemplo, en el tiempo en que publicó su Tabla Periódica aún no se descubrían ni
el Galio, ni el Germanio, más Mendeléiev predijo de forma bastante precisa su existencia y
sus propiedades físicas y químicas, pues cuando se descubrieron formalmente estos
elementos sus propiedades coincidieron con las predichas por Mendeléiev. Mas tarde,
después de la muerte de Mendeléiev, en el año 1913, Henry Moseley determinó las
frecuencias de los rayos X emitidos cuando los elementos eran bombardeados con electrones
de alta energía. Descubrió que cada elemento produce un espectro de frecuencia única, y
observó que la frecuencia se incrementaba conforme aumentaba la masa atómica de los
elementos. Moseley ordenó las frecuencias de los elementos asignando una función de un
número atómico a cada elemento. (Brown, LeMay, Bursten, & Burdge, 2004). La tabla
periódica pasó entonces a ordenarse por número de protones de cada elemento en lugar de
un orden creciente de la masa atómica.
El trabajo de Moseley coincidió perfectamente con la Ley de Periodicidad establecida
por Mendeléiev, introduciendo un nuevo concepto a la tabla periódica, sin modificar lo
establecido por Mendeléiev, pues aunque cambió el ordenamiento de los elementos propuesto
por este último, el trabajo de Moseley le dio más fuerza y credibilidad a la periodicidad. Si
volvemos a la analogía del edificio que ejemplifica el desarrollo de la ciencia normal de Kuhn,
Mendeléiev colocó los cimientos con la Ley de Periodicidad de los elementos, y el trabajo de
Moseley, sobre establecer un número atómico en función de la frecuencia del espectro emitido
de los elementos, puede considerarse los ladrillos que levantaron a la planta baja de la
estructura.
El segundo tipo de desarrollo de la ciencia que señala Kuhn manifiesta una estructura
que no posee un carácter acumulativo de avances, y los casos en los que se manifiesta este
tipo de desarrollo son en los que surgen una idea o concepto que funge como un aspecto
único y central de los avances científicos. Cuando se presentan estos nuevos conceptos
también se presentan problemas con conceptos anteriormente establecidos, pues tienden a
desafiarlos, alterando así el modo en el que se comprende un fenómeno de la naturaleza.
Estableceré un ejemplo en este tipo de desarrollo científico en el caso de los inicios del
desarrollo de una de las ramas más importantes del quehacer de la química: la química
orgánica.
Durante mucho tiempo, incluso después de la formalización de la química moderna por
parte de Antoine Lavoisier, fue aceptada la teoría de que todos los seres vivos poseían un
alma, o una clase de espíritu, que los diferenciaba de cosas inanimadas e inertes que
rodeaban a estos. Esta teoría fue aceptada durante gran parte de la historia de la humanidad
como explicación sobre la vida. (Bonfil, s.f.). La teoría influyó en el quehacer de la química: en
el año 1807, Jacob Berzelius definió a los conceptos orgánicos como el conjunto de sustancias
que se obtenían de los organismos vivientes, pues, según la teoría del vitalismo, era necesario
la presencia de esta alma que contenía una fuerza vital para producir los compuestos
orgánicos. No fue hasta el año 1828, cuando Friedrich Wöhler efectuó una reacción empleando
cianato de plomo con amoniaco para obtener cianato de amonio, véase la reacción en la
imagen 1.

Imagen 1. Reacción del experimento de Wöhler

Wöhler hirvió el producto de la reacción, véase la imagen 2, para obtener cristales de


la sal, pero al hacerlo observó que se formaban cristales de un tamaño más grande del que
esperaba. Al analizar los cristales formados determinó que la composición química de estos
era la misma que la de la urea, pues, en 1778 el químico francés Guillaume Rouelle aisló la
urea de la orina para determinar justamente la estructura.

Imagen 2. Obtención de la urea

Este hecho significó un golpe a la teoría del vitalismo, pues fue la primera vez que
alguien registró la obtención de un compuesto orgánico a partir de compuestos inorgánicos,
Wöhler descartó la necesidad de que los compuestos orgánicos tuvieran necesariamente una
fuerza vital. Con los avances de la química orgánica se ratificó este hecho, y se descartó
completamente la teoría del vitalismo en el quehacer de la química. (Martínez, s.f.).
El caso del experimento de Wöhler puede considerarse claramente como un ejemplo
de como funciona el segundo desarrollo de la ciencia según Kuhn, pues el trabajo de Wöhler
modificó un concepto importante sobre la explicación de un fenómeno, de tal manera que
descartó la teoría del vitalismo en los compuestos orgánicos, comprobando que es posible
obtener un compuesto orgánico de compuestos inorgánicos.
En el texto de Kuhn, se señalan características de estos cambios revolucionarios en la
ciencia: una de ellas es que estos cambios no pueden ocurrir poco a poco, si no que la
modificación de los conceptos que describen la naturaleza deben de cambiar súbitamente a
la vez; otra característica es justamente los cambios en el significado de los conceptos que
tratan de dar una explicación en relación a los fenómenos de la naturaleza, y además de alterar
el uso de esa relación del lenguaje con la naturaleza, también altera el conjunto de objetos o
circunstancias con los que se relacionan esos términos.
En el caso de Wöhler están presentes estas características, pues efectivamente existe
un cambio en la idea de la obtención de los compuestos orgánicos, y a su vez, se descarta el
término de “fuerza vital” para describir las características de estos compuestos.
Kuhn establece entonces que el cambio en el uso del lenguaje para describir los
fenómenos de la naturaleza es la clave, y la principal característica para identificar una
revolución científica, en tanto que la distorsión de un lenguaje científico que antes no
presentaba problemas en su uso es la piedra angular de estos cambios revolucionarios.
El trabajo que realizó Kuhn en sus análisis del desarrollo científico a lo largo de la
historia ciertamente tiene relevancia, pues ayuda a cualquier científico a comprender los
procesos de evolución de sus disciplinas, de tal forma que nos hace notar la importancia de
conocer y comprender los conceptos e ideas centrales sobre los que se construye la ciencia
contemporánea, y de como se desarrolla hasta modificar esos mismos términos. En mi
opinión, después de conocer las ideas de Kuhn, debe de ser necesario que todo científico
tenga la habilidad de identificar las circunstancias sobre como se desarrolla la ciencia bajo
esta estructura, para poder identificar las diferencias en la evolución de la ciencia. Puedo
señalar que en las últimas décadas el desarrollo de las diversas disciplinas científicas ha
tenido pocas revoluciones, y se han desarrollado bajo el esquema de una ciencia normal, sin
ver alterados muchos de los conceptos centrales establecidos, pero no estamos exentos de
que pueda ocurrir un descubrimiento que atente con nuestra forma de ver y describir la
naturaleza, y será entonces que tendremos que recordar que los cimientos de nuestros
edificios científicos pueden ser reemplazados, pues, esas circunstancias no están exentas del
quehacer científico.
Referencias:
Todas las referencias fueron consultadas el día 25 julio, 2021.
• Kuhn, T. (1987). ¿Qué son las revoluciones científicas? (1era edición). Barcelona: Ediciones
Paidós Ibérica, S.A.
• Logo Búho Facultad de Química: https://logosrated.net/wp-content/uploads/parser/Facultad-de-
Ingenieria-Quimica-Logo-1.png
• Logo UNAM: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/c/ca/Escudo-UNAM-
escalable.svg/683px-Escudo-UNAM-escalable.svg.png
• Díaz, C. (03 de diciembre de 2018). Thomas Kuhn. Obtenido de Biografías y Vida:
https://historia-biografia.com/thomas-kuhn/
• Reina, M. Canal CADMIO (2020) Breve Historia de la Tabla Periódica [Archivo de video].
YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=uTBV9DctPLU
• Brown, T., LeMay, H., Bursten, B., & Burdge, J. (2004). Química, La Ciencia Central.
(Decimoprimera edición. ed.). Edo. de México: Pearson.
• Bonfil, M. (s.f.). Ojo de mosca. No. 140 ¿Vida artificial? Obtenido de ¿como ves?:
http://www.comoves.unam.mx/numeros/ojodemosca/140
• Martínez, M. (s.f.) Material impreso del curso del curso de Química IV de la Escuela Nacional
Preparatoria.
• Imagen 1 y 2 de autoría propia, elaboradas en el programa ChemDraw.

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