Está en la página 1de 2

DESAL - CHILE

MARGINALIDAD EN AMÉRICA LATINA


El término marginalidad designa a los grupos sociales que, no obstante ser miembros de la sociedad de un
país, no llegan a penetrar en la intimidad de sus estructuras. El concepto de marginalidad, tomado o no como
expresión de la urgente necesidad de definir un fenómeno social en el extremo grave, no deja de presentar ciertas
dificultades teóricas y analíticas. Por ejemplo con respecto a qué orden de cosas se dice que el marginal está
excluido.
Por una parte, resulta incuestionablemente claro que en los diversos países latinoamericanos existen grupos
sociales al margen de los beneficios característicos de la vida moderna, y que éste fenómeno se extiende no sólo
a uno u otro aspecto parcial de la vida de dichos grupos, sino a la totalidad de la persona humana. El marginado
o marginal está radicalmente incapacitado para poner fin, por sí mismo, a su miseria. Pero por otra parte, éste
mismo hombre marginado es miembro de una globalidad, por lo menos, jurídicamente.
Se plantea, entonces, la necesidad de distinguir entre lo marginal y lo incorporado, para así establecer los
puntos de ruptura en la escala social, con lo cual se lograrían criterios objetivos para un análisis cuantitativo de
marginalidad, el conocimiento de sus principales formas y la naturaleza de la sociedad marginal. La evidencia
empírica que lleva a la distinción entre lo marginal y lo incorporado está dada ya en el análisis de las
superposiciones etno- culturales, ecológicas, económicas y políticas, que señalan y verifican a la vez los puntos
estratégicos de ruptura.
El concepto de marginalidad guarda una íntima relación con el fenómeno de la no participación , derivado
de la no pertenencia. La pertenencia a una globalidad jurídico– territorial no hace sino destacar la tajante
escisión interna entre los que participan y los que son rechazados.
La marginalidad latinoamericana, refleja la carencia congénita funcional de ciertos grupos humanos en el
actuar social. Es un problema estructural funcional y de discontinuidad histórica. El concepto de ‘integración’
tiene cinco contenidos fundamentales: finalidad (todo existe para algún fin); cumplimiento de normas exigidas
por la finalidad; adhesión a las ideas y valores involucrados en esa finalidad y en esas normas; utilización de los
medios adecuados y necesarios; tareas, funciones, acción o papeles necesarios y su respectiva distribución entre
los miembros de la comunidad social.
La idea de integración se relaciona con el concepto de marginalidad, introduciendo el de ‘participación’,
entendiéndolo como contribución o cooperación de cada uno de los miembros de la base social respecto de
cada uno de los contenidos ya señalados del término Integración.
La forma de marginalidad constituye un fenómeno que se establece cuando a partir de las limitaciones, se
configura una situación social que no puede estructurarse de manera consistente respecto del modo de
integración y de interdependencia de sus elementos, ni estructurar consistentemente sus relaciones con el resto
de la estructura global de la sociedad. En una sociedad marginal sus miembros no participan, no están
incorporados, ya sea alguno de ellos o la totalidad, al plano básico de la estructura de la sociedad. La falta de
participación tiene dos aspectos la participación pasiva y la activa.

LA PARTICIPACIÓN PASIVA

La participación pasiva se refiere al sentido pasivo de participación, en el sentido de no participar de la


finalidad, de las normas, de los valores, de los medios, ni de la división del trabajo en la base social . Para esta
concepción, es necesario considerar a la sociedad como sede del recurso y del beneficio social. La participación
toma el carácter de pasiva o receptora. Los bienes constitutivos de la sociedad global no son recibidos por los
grupos marginales; éstos no participan de ellos, cualquiera goza de los correspondientes beneficios sociales.
Dentro de esta forma descriptiva, el marginal es un hombre que por no pertenecer, no participa. Los
indicadores estadísticos más corrientes prueban que los grupos marginales participan mínimamente en la
seguridad social, constituyen las reservas de desempleo y cesantía disfrazada y presentan las tasas más bajas de
alfabetización, de vivienda, de atención médica y sanitaria.
LA PARTICIPACIÓN ACTIVA

La participación activa o contributiva es otro aspecto de la falta de participación. Es el que más propiamente
tipifica a la marginalidad diferenciando la del resto de los sectores sociales. Los grupos marginales no
contribuyen con sus decisiones y responsabilidades a la solución de problemas sociales, ni siquiera de aquellos
que los afectan directamente y en los que está comprometido su propio bienestar.
En una sociedad moderna, para tener acceso a las posiciones claves que la moldean, es indispensable la
existencia de organizaciones. Los marginales se presentan desarticulados: la multiplicidad familiar y local
predomina sobre el principio de unificación y, en consecuencia, sobre toda forma de solidaridad libre y
consciente.
Es por ello que los marginales aparecen atomizados y sin integración funcional en la sociedad nacional. Al
hablar de marginalidad, se hace una clara distinción entre integración de la sociedad e incorporación a la
sociedad a través de un proceso de integración funcional interna. La pulverización de los sectores marginales
impide la formación de solidaridades en torno a una función, a un interés común.

También podría gustarte