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TY EE Up - KT 1.3 4. ETAPAS DE MODERNIZACION Y DIFERENCIACION SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA ‘SeaasTiAN Gomez Lenve GutLtermo VerAzquez ae Como sefialamos en un capitulo ant actuales condiciones de vida de la poblacién ar- gentina resultan, en gran medida, producto de la particular forma de acomodamiento de los grupos hegemonicos locales que, a través de diferentes eta- pas de la historia econémica y social, han logrado imponer gran parte de sus propios intereses al resto de la sociedad en funcién de modelos de desarrollo, generalmente liderados desde paises centrales. Para mostrar las principales caracteristcas de este proceso resulta itil emprender una periodizacién para la sociedad y el territorio argentinos en su conjunto, describiendo, analizando e interpretando su proceso de formacién socioespacial, que se extiende desde la fase preexistente a la conquista europea hasta nues- tros dias. Revelaremos, pues, los numerosos comien- 20s y finales de modemizaciones plurales y hetero- géneas, sucesivas y coexistentes, plagadas de ruptu- ras, pero también de continuidades. Este capitulo no pretende ser enciclopédico, pero siexhaustivo, impulsado por una relacién dialéctica centre espacio y tiempo, lo antiguo y lo modemo, las variables motoras y sus correlatos dominantes, el mereado y los poderes piiblicos, las clases domi- nantes internas, Ios capitales hegeménicos externos Y las vastas mayorfas de actores sociales subyuga- dos por esas parcelas societarias. No nos preocupa establecer limites tajantes entre un periodo y otto, pero si revelar adecuadamente la naturaleza de las Epocas y los marcos hist6ricos correspondientes. 7 Partimos del supuesto basico que establece que, desde su génesis hasta nuestros dias, la sociedad y el territorio argentinos se han estructurado al com Pas de las demandas del mercado mundial, exis- tiendo, desarrolkindose y modemizéndose al ser- 37 vicio de légicas forineas de raigambre mercantil y con naturaleza frecuentemente extractiva. Es justamente la eclosién de esa racionalidad perversa el proceso que pretendemos estudiar. plas- ‘mada en la denominada “Etapa Altoperuana’ culada con la conguista europea, la legada de las, primeras légicas extractivas, el reinado del mer- cantilismo del Viejo Mundo como variable motora y la explotacién de metales preciosos en el Nuevo ‘Mundo en tanto variable dominante. La “Argentina Criolla” constituye la segunda modemnidad o perfodo hist6rico a explicar, estruc- turado sobre la base de la primera Revolucién In- dustrial europea y cimentado en el contexto nacio- nal sobre la independencia formal argentina, la he- gemionfa ganadera y la formacién de la clase terra- teniente, procesos que sentarfan las bases estructu- rales para el desenvolvimiento de la siguiente fase. En efecto, el “Modelo Agroexportador” se de- sarrollaria sobre buena parte de las condiciones ma- teriales e inmateriales cristalizadas durante el pe- iodo anterior, reconociendo comé vectores claves la segunda Revolucién Industrial, las migraciones internacionales, la hegemonfa briténica, la integra- cién nacional, la renovacién de la materialidad de! territorio y la producciGn de cereales, carnes y la- has en el orden externo e interno, respectivamente. La crisis de 1929 se constituirfa en una ruptura de la acumulacién capitalista a escala mundial que implicaria el incipiente surgimiento y el posterior apogeo de un proceso de industrializacién domés- tica sustitutiva de importaciones en los paises la- tinoamericanos y, especialmente, en la Argenti- na, Sustentado en las regulaciones estatales, el crecimiento industrial y las migraciones internas, in- IL. Ex PROCESO DE DIFERENCIACION SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA ‘ese modelo de modernizacién seria primero re- sistido por las clases dominantes, para luego alumbrar un subperiodo de genuina prosperidad para la sociedad en su conjunto, el cual seria se~ guido por la consolidacién de la supremacia nor- teamericana y la reestructuraciGu Ue ta iiciast doméstica al compas de la penetracién de los capitales transnacionales. El desmoronamiento de esa modernidad en tanto modo hegeménico de existencia de Ia so- ciedad, la economia y el territorio dejaria paso luego a la era de la “modernizacién exeluyente” que ~plasmada en la multiplicacién de las des- igualdades preexistentes y la eclosién de nuevas fragmentaciones- se extenderia hasta nuestros dias, revelando rupturas entrelazadas por una im- placable coherencia funcional 4.1. La conquista europea y las primeras racionalidades mercantiles: la etapa altoperuana (siglos XVI-XVUD) ‘Cuando los conquistadores europeos se apro- piaron de América, no desarrollaron dicho prove- s0 sobre un espacio “vacio”.! En efecto, los inva- sores debieron arrasar con las poblaciones, cultu- ras y técnicas nativas para preparar a los territo- rios americanos para el ejercicio de una nueva funcién productiva ligada a la raz6n instrumental del comercio mundial y una embrionaria division internacional del trabajo. No pretendemos aquf revelar un exhaustive in- ventario de las diversas culturas y técnicas desa- rrolladas por cada una las civilizaciones origina~ rias del actual territorio nacional, dado que todas ellas se hallaban unificadas por la estructuracién de una relacién similar o comtin con su territorio. En otros términos, su vinculacién con la natu- raleza era andloga, aun cuando la valoracién cultu- ral de sus fuerzas y elementos fuera étnica y cultu- calmente diferente. Las civilizaciones americanas preexistentes a la legada de !as expediciones eu- ropeas no conocfan diversos objetos técnicos, la circulaci6n monetaria ola divisin del trabajo. Esta ‘iltima, cuando existfa, se redueia desde el punto de vista estrictamente social a débiles especializa~ ciones funcionales asociadas con criterios esencial- mente fisiol6gicos y fuertemente restringidas por las dédivas de la naturaleza, El trabajo era asigna~ do en distintas fracciones de territorio en virtud ide su dependencia con el entorno inmediato. ‘Las diversas etnias aborfgenes americanas dei- ficaban y mitificaban los elementos y fuerzas na~ turales, merced a sistemas de reciprocidad media~ dos por intercambios no monetarios y desarrollo téenico relativamente escaso de la base material de existencia. Las manifestaciones de la técnica ~acue ductos de irrigaci6n, terrazas agricolas, cisternas, crianza y domesticacién de animales, ete.~ en tanto explicitas objetivaciones coneretas de la lucha por Ja supervivencia desarollada por las culturas nati- ‘vas edificaban las bases de sustentaci6n de una rela- ccién mitica y eligiosa entre hombre y naturaleza.> ‘Los tiempos naturales y los sociales constituian ‘eneste contexto una unidad arménica y coherente. Despojado de las racionalidades det célculo y del lucro, la esencia del modo de existencia de las so- ciedades y territorios nativos preexistentes a la Ile- gada de los conquistadores europeos era un orden vital perpetuado durante siglos y milenios, anima do por el afin de ta supervivencia 1. No existe, de hecho, ningn espacio vaco. Esa ernea noién es tributaria de perspetvas posts que comsideran at Eapclo coro un simple continent sabe el que se asenan civilizations, bts, teens fuerza Mantis 2 Enel caso de los naivos que poblaban distintas parcel de! lt puena parte de los paises de Pert y Bolivia, el norte de Crile y el Pande s oganiacion social y prodactva rata que ning oto sista nico haloradn deste cnet alimentar ata plano en ls terrtorios corespondients alo que ego sera 1 noroeste argentino (sto es, la eivizaeién inea)- Ia comple- seeteclon sn degrada los corespodicntes recursos snares», mercd al tpl de primitvos pe Snes aL ae Ingenierfa de riego, que aglutinaban una simple pero profusa Trama de acueductos, terrazas y cisterns cuya finalidad er ingniesis de io: spol. de exe modo acegurarlabase fundamental de supervivereia dees etnias prcclomiins 38 4. EraPAs DE MODERNIZACION Y DIFERENCIACION SOCIOTERRITORIAL EN LA ARGENTINA Esa multiplicidad de sistemas técnicos se des- moroné frente a una apabullante modernidad eu- ropea que, con sus instrumentos de trabajo y sus ambiciones de poder y riquezas, destruy6 las bases de sustentacién de esas racionalidades pretéritas, Ja naturaleza y las etnias preexistentes. En poco menos de dos siglos, el equilibrio pergefiado y sos- tenido durante milenios se esfum6. Interdependen- cias funcionales establecidas entre la conquista eu- ropea, las racionalidades for‘ineas en la explota- én de recursos y la propagacién de enfermeda- des desconocidas a las que los nativos fueron par- ticularmente vulnerables precipité el final de la existencia de buena proporcién de los habitantes originales.> Los usos impuestos por aquellos a sus propios territorios fueron reemplazados por una racionalidad ciega, extractiva y voraz inexorable- ‘mente ligada a la valorizacién de las riquezas mi- nerales sospechadas, conocidas y explotadas. Esos minerales preciosos oro y plata asegu- rarfan la reproduccién de un comercio internacio- nal en etapa de mundializaci6n y prolongarfan du- rante los siguientes doscientos afios la hegemonia de los paises ibéricos que ~conforme a la doctrina mercantilista de la época— pretendfan apoderarse de la totalidad de las riquezas conocidas. Bajo el supuesto ideol6gico creacionista se negaba la po- sibitidad, siquiera remota, de reproduccién de los excedentes y, por ende, se aseveraba que las tie- tras, los bienes, el comercio y la riqueza sélo po- ian ser apropiados y acumulados, pero no podian set producidos y recreados a voluntad.* Los actuales territorios de Bolivia, Brasil, México, Chile y Peri se tornaron répidamente espacios detivados productivos y racionales con res- ecto a los designios de la mademidad europea y la totalidad de las nacientes economias coloniales lati- noamericanas —entre ellas, parte del actual territorio sargentinose estructuraron en torno a estos centros incipiente divisién territorial del trabajo. En este contexto, el complejo “trabajo-dieta- epidemia” (Mellafe, 1964), los cruentos enfrenta- mientos derivados de la penetracién espafiola y la consecuente fundacién de ciudades, poblados y al- deas, diezmaron répidamente a las poblaciones na- tivas. Las epidemias ~viruela, tétanos, enfermeda- des pulmonares, intestinales y venéreas, tracoma, tifus, lepra, fiebre amarilla, tuberculosis, escorbu- to arrasaron con aquellas, las cuales carecian de defensas biolégicas con respecto a las nuevas en- fermedades trasmitidas por los invasores.3 Los cam- cen la dieta y la imposicién del trabajo servil ‘mediante la encomienda, la mita y el yanaconazgo constituyeron asimismo una trama funcional e in- terdependiente que coadyuv6 a la elevada mortali- dad indigena, asociada también con la ruptura de lazos familiares y los traslados masivos de pobla- ci6n hacia las éreas de explotacién minera.® Pese a sus abundantes riquezas, Ia explotaci de las minas americanas era productiva solo por- que la fuerza de trabajo nativa era‘remunerada” muy Por debajo de sus costos de reproduccién. Como las condiciones de trabajo eran frecuentemente inhu- ‘manas, las minas de plata de América del Sur han generado millones de muertos (Kriedte, 1982: siendo la fuerza de trabijo nativa el combustible central de la economia colonial (Ribeiro, 1969). 3.Como se muestra enel capitulo de poblacidn de este libro, se calcula que ata llegada de os espafoles haba en el actual estoio ‘PBeMtno alrededor de 2 millones de nativos. En virud del proceso de exterminio, cienafios mis tarde no Hlegarfan a 300.000, 4 Dehecho,exstia set la cosmovisidn mercantlista de la época~ una cantidad fia de bene, terrae, comercioy riqeza en el antes €l poder de ls Estados mondrquicos absolutistas europeos dependia en buen grado de la proporcin de rquezas exsten- 25 {intl undo apropiada y concentra. El poder dels Estados condicionaba la capacidad de Estos con respect ala apropiacién ${asetntsy, asimismo, la concenracién de aquellos permit la superivencia y hegemena de las monsequls eure idemizs, luego del primer contacto con hombres blancos. ane ego del pi c hombres bl _ £Sesin Ribeiro (1969), mis de la mitad de a poblacionprehispinea americans muitémerced al conagiods catereededesy 4 ‘eto, la historia de la América espafola proporciona numerosos ejemplos de migraciones compulsivas de importantes ‘ES de abrigenesdevenidas en fuerza de trabajo eslavay servl hacia los yaciniemtos miners (Baga, 1989) Las mae de Waa mereurio yazogue exgin vastosdesplazamientos de pobacion ydesarticulban ls uniades agricole comnare 39 IL Ei PROCESO DE DIFERENCIACION SOCIOESPACIAL EN LA ARGENTINA En efecto, el descubrimiento y explotacién de vvastas riquezas argentiferas en el Cerro de Potosi (Bolivia) procrearon una embrionaria red urbana y fugaz divisién territorial del trabajo. En el caso ar- gentino, estos vectores de modernidad se objetiva- 0 ron tempranameme, en vitied Get desc yy comienzo de la explotacién efectiva de los yaci- mientos del Cerro de Potosf entre 1545 y 1558, fe- némeno que propiciarfa su eclosién como Villa Imperial, y con ella, la fundacién del Virreinato del ‘Alto Peri. Se pergefiaba entonces una nueva orga nizacién espacial fundada en la destruccién de los cltivos y sistemas de ingenieria nativos (Silveira, 2003: 15; Brailovsky y Foguelman, 1993: 26). Hacia mediados del siglo XVIL, mas del 95% de los productos “exportados” por las colonias americanas hacia las metrépolis ibéricas correspon dian a metales preciosos, especialmente plata y oro. Los ingresos en concepto de importaciones de me- tales resultaron cuantiosos para Espafia, en virtud de las enormes riquezas arrancadas a las principa- Jes minas americanas, especialmente al Cerro de Potosi, alrededor del cual gravitaban las economias coloniales pertenecientes al actual territorio argen- tino, Elliot (1965) asevera que Espafia recibié en- tre 1503 y 1660 dieciséis millones de kilogramos de plata perteneciente a las minas de Potosi, mon- to equivalente a casi el triple de las reservas de di- nero metélico de toda Europa. Los metales arreba- tados a los nuevos dominios coloniales estimula- ron el desarrollo econ6mico europeo y hasta puede decirse que lo hicieron posible (Galeano, 1979: 34), pues sentaron las bases estructurales para la acu- ‘mulacién primitiva del capital que luego motori- zarfa la Revoluci6n Industrial europea.” Centro de gravedad del Virreinato del Alto Peri, Ja Villa Imperial de Potost crecié vertiginosamente durante el denominado “ciclo de la plata”. En 1573, a poco menos de tres décadas de su funda- cién, Potos{ contaba con més de 120.000 habitan- tes, es decir, una poblaciSn equivalente a la de Londres y superior a 1a de Sevilla, Madrid, Roma Casi un siglo més tarde, Ie poblacién de la capital del Virreinato era diez veces superior a a de la ciudad norteamericana de Boston y se constitufa en un centro de los intercambios do- mésticos. Punto clave de intermediaci6n entre las logicas internas y las externas, esa ciudad minera jrradiaba Ja racionalidad hegeménica espafiola hacia el resto del Virreinato, impregnando con ella fa vastas fracciones de los actuales territorios de Bolivia, Pert, Chile y Argentina. Ese nuevo espacio de flujos erigido en tomo de 1a economia potosina, imponta por un lado el transporte de metales preciosos desde las minas del altiplano hacia los puertos de embarque con salida al océano Pacifico y con destino al Viejo Conti- nente. Por otro lado, desde diversos puntos del Virreinato del Alto Peri se transportaban hacia la Villa Imperial alimentos ~carne seca, trigo, vinos, bebidas varias, etc.~ y pertrechos -tracci6n ani- mal, fuerza de trabajo nativa, tejidos, etc.—, ase- ‘gurando la reproduccién de la divisién interna del trabajo y permitiendo la supervivencia de las re- giones subsidiarias y complementarias de la di- ndmica de acumulacién del Virreinato del Alto Peri durante los siglos XVI y XVI En efecto, a su alrededor giraban la economia colonial chilena, que le proporcionaba trigo, carne seca, pieles y vinos; la ganaderia y las artesanfas de Cérdoba y Tucumn, que la abastecfan de ani- males de traccién y tejidos; las minas de mercu- rio de Huancavélica; y la zona de Arica, por don- de se embarcaba 1a plata para Lima, partiendo 4. Caeatos de Mandel (1969) aseveran que la sumatora lisa y lana de todo e oe y 1 plata extras de América his 1860, complementada por otros elementos analiticos “las ganancias Francesas del rico de esclavos y el saqueo britiico de fa tndia~, aaa cret le .lidad dl valor del apa et inverido en todas ns industria europe ici pontine: oh XIX. La seer cpeelatva de los mercados de eapeciasy metals preciosos imple egn Kredi (1982: 60 Is asa eie el canta peer al mismo tempo, lo mantvo alejado dela esfera de a produecion,contbuyendo as preserie Fora de las elaciones de producei6n mercantlstas y ‘nates Las cifras de E. Mandel (1969) omiten, asimismo, el contrabando brinico aaa ha Chia as las Flips y Ta propia Espa, los benef derivados dela minera mealies Sesrohoes ‘desde 1660 en adelante y, claro est, los excedentes eurepecs ‘ax0ciados al intercambio comercial con las nvevas colonias. sas

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