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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Defensa

Universidad Nacional Experimental Politécnica de las Fuerzas Armadas

Maracay- Edo Aragua

Sección: 05S-1805-D1

Unidad 3

Tercera República

Alumno: Luis Zambrano

C.I 28624371

Materia: Catedra Bolivariana

Ing. Aeronáutica

Maracay Edo. Aragua 2022


La Campaña de Barcelona.

La expedición de Jacmel (segunda expedición de Los Cayos) desembarca en

Barcelona el 31 de diciembre de 1816. Bolívar estableció su cuartel general en la ciudad y

desde ahí planeo una ofensiva sobre Caracas que se ejecutaría tras una concentración de

tropas procedentes de las regiones ocupadas por los patriotas: Apure, Guayana y Cumaná.

Bolívar ejecutó una diversión por la costa de Píritu con el objeto de desviar la atención de los

realistas hacia Caracas mientras se desarrollaba la concentración planeada, pero la derrota

sufrida en Clarines el 9 de enero de 1817 deja sin efecto dicha diversión, por lo cual Bolívar

regresa a Barcelona. Dificultades políticas y estratégicas obligan a Bolívar a suspender la

campaña, de allí parte hacia Guayana donde se encontraba Piar dejando a las fuerzas de

Barcelona bajo la jefatura del general Pedro María Freites.

La campaña de Guayana

Desde fines de 1816 y comienzos de 1817, la provincia de Guayana se había

convertido en el objetivo estratégico militar de un importante grupo de republicanos,

liderados por el general Manuel Piar. A esos fines el prócer curazoleño ideó y planificó la

Campaña Libertadora de Guayana1 , cuya exitosa realización, no solo aseguró la posesión

republicana sobre el extenso territorio sur del Orinoco; sino también, creó las condiciones

geopolíticas, logísticas, estratégicas y de comunicación, que permitieron dar el gran salto de

avanzada que requería la revolución, para continuar y concretar el proceso emancipador

iniciado en Venezuela en 1810 y por su importancia y repercusión geopolítica, trascendió a

Suramérica.
Así se explica que en 1817 la región Orinoco Guayana pasara de ejercer un rol pasivo,

de observador y colaborador de la causa realista, a ocupar un papel protagónico y estratégico

fundamental en beneficio de la contienda libertadora, venezolana y suramericana.

Ciertamente fue el prócer Manuel Piar el primero en argumentar sobre la importancia

estratégica de emprender acciones militares para liberar la Provincia de Guayana de las

fuerzas españolas, en razón de las grandes ventajas que ésta ofrecería a la revolución. Con

esa convicción, luego de su éxito en la batalla de El Juncal (1816) concibió su plan para

avanzar a la conquista del estratégico territorio del sur venezolano. En vísperas de su

emprendimiento libertario sobre Guayana, en carta del 28 de noviembre de 1816, Manuel

Piar expone al general José Antonio Páez, Comandante en Jefe de Apure, la visión

geopolítica del proyecto militar que se proponía realizar para liberar el sur del Orinoco.

Durante poco más de tres años la capital guayanesa ejerció como centro de las más

importantes decisiones de la república en ciernes. La estabilidad geográfica, logística y de

comunicación que ofrecía la provincia de Guayana libre, permitió avanzar, sin vacilación, en

la liberación de importantes territorios

La campaña fue un gran éxito para los republicanos bajo el mando de Manuel Piar

con lo que lograron luego de varias batallas expulsar todos los realistas de la región con lo

cual quedaron en poder de una región rica en recursos naturales y facilidades de

comunicación que sirvió de base para lanzar campañas a otras regiones del país.
Fusilamiento de Piar

Piar manifestó su descontento por estar bajo las órdenes de Bolívar, un citadino

blanco, incapaz de representar los intereses de los colectivos populares a los cuales él se

sentía identificado. Una “guerra de colores” Ya en mayo de 1817 se había reunido en Cariaco

un Congreso conformado por jefes republicanos disidentes de Bolívar, en donde Mariño

desconoció la autoridad del Libertador. Si bien Piar había logrado el triunfo en la decisiva

batalla de San Félix y su prestigio se había acrecentado, Bolívar no podía permitir que la

unidad en el frente republicano siguiese erosionándose por las rivalidades e

insubordinaciones llevadas a cabo por Mariño, Bermúdez, Páez y Piar.

El fusilamiento del general Piar ocurrido en octubre de 1817 es uno de los

acontecimientos más significativos de toda la guerra. Bolívar con este acto de fuerza y

autoridad quiso demostrar a los distintos caudillos regionales que su autoridad como jefe

máximo de la revolución republicana no era algo negociable.

El acto de enjuiciamiento y fusilamiento llevado a cabo por Bolívar demostró a todos,

incluyendo a los realistas, que las fuerzas rebeldes disponían de un jefe dispuesto y decidido

a ganar la guerra en todos los frentes. Bolívar se trazó la estrategia de aglutinar en torno a sí

importantes jefes, como Cedeño, Bermúdez y Brión, que le reconocieron como Jefe

Supremo.

El fusilamiento de Piar disuadió a Mariño de buscar un enfrentamiento con Bolívar y

más tarde se plegó a las órdenes de éste.


Páez, el orgulloso jefe llanero en el Apure, fue el otro importante reto que tuvo que

enfrentar Bolívar a lo largo de todo el año 1818. El Libertador tenía que darles algún tipo de

coherencia a sus diseminados partidarios y forjar una sólida alianza con los distintos jefes

regionales para que acatasen su autoridad en la conducción política y militar de la guerra.

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