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Universidad Mayor de San Andrés Docente: Lic.

Zulema Ballesteros
Carrera de Sociología Estudiante: Rommer Llanos Callancho
CSO 100 - Lenguaje y Redacción Básica Fecha: 18 de Junio de 2020
Tema: La Guerra de la Sed

1. FICHA BIBLIOGRÁFICA

ROA, Augusto (1960/2017). “Capitulo VII: Destinados”. En: Hijo de Hombre. Caracas: Editorial
El perro y la rana. Págs. 273-289. [Archivo PDF]. Vía: http://www.elperroylarana.gob.ve/wp-
content/uploads/2017/04/hijo_de_hombre.pdf

2. FICHA RESUMEN

Hijo de hombre, es una novela escrita por Augusto Roa (1917-2005), paraguayo de nacimiento
que sirvió como enfermero durante la Guerra del Chaco (1932-1935). El capítulo séptimo,
Destinados, ubicado temporalmente más específicamente entre el 9 y el 29 de septiembre de
1932, enfoca su relato en la descripción de los hechos que acontecieron durante la embestida
paraguaya y posterior retoma del fortín Boquerón, mismo que había sido heroicamente defendido
por el destacamento Marzana entre agosto y septiembre de ese año. En este extracto se hace
énfasis en las heroicas y sobrehumanas expresiones de valor y sacrificio en ambos bandos, siendo
el común denominador la escasez de alimentos, agua y el inexorable sol del chaco.
Universidad Mayor de San Andrés Docente: Lic. Zulema Ballesteros
Carrera de Sociología Estudiante: Rommer Llanos Callancho
CSO 100 - Lenguaje y Redacción Básica Fecha: 18 de Junio de 2020
Tema: La Guerra de la Sed
3. FICHA TEXTUAL
ROA, 1960/2017: 279.
“La batalla de Boquerón no lleva trazas, ni remotamente, de llegar a su fin. El ímpetu del ataque
ha vuelto a agotarse en sí mismo. Boquerón es un hueso duro de digerir. El movimiento
peristáltico de nuestras líneas trabaja inútilmente para deglutirlo. Hay algo de magia en ese
puñado de invisibles defensores, que resisten con endemoniada obcecación en el reducto boscoso.
Es pelear contra fantasmas saturados de una fuerza agónica, mórbidamente siniestra, que ha
sobrepasado todos los límites de la consunción, del aniquilamiento, de la desesperación.”

ROA, 1960/2017: 285.


“Hemos perdido toda esperanza de que llegue el camión aguador, pero también la de poder
escapar de este cañadón que defendemos con tanto ahínco. El más entero de nosotros no podría
andar cien pasos sin caer fulminado. Las emanaciones de sílice se han chupado las últimas gotas
de nuestro sudor, han saqueado hasta nuestros lagrimales. El que todavía consigue retener algo de
orina en la vejiga, puede considerarse afortunado. Hay un activo tráfico de este licor. Pesebre
anduvo arrastrándose con el jarro de uno a otro, sin conseguir ni una sola gota a cambio de una
inconcebible reserva que sacó de su bolsa de víveres: dos galletas como pedruscos semirroídas.
Las arrojó entonces entre los cactos, se arrodilló y se puso a arañar la arena, enloquecidamente.
Metió la cabeza en el hoyo y se quedó así, como un decapitado, sacudido por convulsivos
sollozos. En pocos días hemos retrocedido millares de años. Sólo un milagro podría salvarnos.
Pero en este rincón del Edén maldito, ningún milagro es posible.”

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