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la sombra de la

la democracia en América latina

Alain Rouquié

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Primera edición en francés, 2010
Primera edición en español, 2011

Alain Rouquié
A la sombra de las dictaduras: la democracia en América
Latina. - la ed. - Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica, 2011.
360 p. ; 21x 14 cm. - (Política y derecho)

Traducido por: Víctor Goldstein


ISBN 978-950-557 -870-2

l. Teorías Políticas. 2. Democracia. 1. Goldstein, Víctor;


trad. II. Título.
CDD 320.5

Armado de tapa: Juan Balaguer

Título original: A l'ombre des dicta tu res. La démocratie en Amérique [atine


ISBN de la edición original: 978-2-226-18718-5
© 2010, Albin Michel

D.R. © 2011, FONDO DE CULTURA Eco ÓMlCA DE ARGENTINA, S.A.


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ISB : 978-950-557-870-2

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Hecho el depósito que marca la ley 11.723.
III. LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA
POR OTROS MEDIOS

A AMÉRICA LATINA del siglo xx parecía destinada a las dicta-


curas. E~78, solam~res países escapaban al autori-
:arismo: Colombia, Venezuela y Costa Rica. Pero los regí-
enes de hecho y de fuerza son por naturaleza efímeros, y
retornos a la democracia representativa jalonan el si-
=: o en una alternancia pendular que parece interminable.
gunos son espectaculares, a tal punto que los observado-
res pudieron hablar de "olas". Así, a fines de la Segunda
Guerra Mundial, la victoria de las democracias acarrea la
Lda de muchos dictadores menos sólidos que Trujillo o
moza, o más sensibles a las coyunturas internacionales.
En Brasil, Getulio Vargas y su Estado Nava sin eleccio-
es ni partidos son derrocados el 29 de octubre de 1945.
.na semana antes, el general-presidente de Venezuela, ex
colaborador del patriarca Gómez y originario como él del
Táchira andino, fue echado del poder pese a la prosperidad
petrolera. En Guatemala, el déspota Ubico, que gobernaba
desde 1932, es obligado a dimitir en junio de 1944. Su efíme-
ro sucesor debe ceder rápidamente su lugar a un gobierno
elegido, que abre un paréntesis democrático de diez años
en el "país de la eterna tiranía".' En El Salvador, un general
taumaturgo. masacrador de indios y salvador de la oligar-
uía del café, logra mantenerse en el poder hasta diciembre
e 1948. En Honduras, el doctor Carías, "guía y regenera-

I "Diez años de primavera en el país de la eterna tiranía", según la fór-


ula del poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón, Guatemala, las líneas
ae tu mano, Managua, Nueva Nicaragua, 1955, p. 322.

113
114 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 115

dor", dictador paradigmático de un Macondo centroameri- p. , ro de una "normalidad" política liberal y pluralista que a
cano, abandona también la presidencia pero para transmi- 11 . ti s orillas del Occidente les cae en suerte. Las "nuevas
tirla a su lugarteniente, Juan Manuel Gálvez, que, pese a 11 III( cracias" siempre son las herederas de los regímenes
cierta apertura, será arrastrado por la explosión social d ' IIII'riores, a veces sus prisioneras. Hasta el rechazo de la
11, I -ncia lleva la marca del régimen rechazado.
1954Yla primera elección libre.
Pero esta renovación democrática no resistió la Guerra
Fría y el espíritu de cruzada anticagrist~pjra en el
continente la Revolución Cubana en los años ses.enta. Sin DE LA DICTADURA EN AMÉRICA LATINA

embargo, en 1979 se anuncia una nueva "ola" de democrati-


zación, que proseguirá hasta los años noventa. Doce Estados qu se llama régimen dictatorial en América Latina? La 'r
cambian entonces de régimen político. La caída del muro d ' 1 .voría de las veces se lo define por la identidad de la insti-
Berlín y del comunismo sin duda contribuyó a la persisten l' 1(1l1 que lo impuso y asume su responsabilidad. Pero no
cia de ese movimiento continental. o,I.IS as dictaduras son mil~es. Y ellenguaje~nte
I vamás bien este término poco halagüeño a regímenes
Nuestro propósito no es tratar las diversas causas del r I

troceso autoritario. Hemos intentado hacerlo en otras par 1, poder personal, considerando que no hay dictadura sin
tes.? Tampoco nos detendremos en el "cómo" y en las estra 110 r.idor, Por no decir nada de los eufemismos oficiales (o
tegias de los actores. Las "transiciones" a la democracia, , 1" 01' sos) que toman al pie de la letra las buenas maneras
partir de los años setenta, suscitaron una literatura tan 1.1 hada de regímenes que sin embargo no pueden ser
11 j lerados democráticos. Sin entrar en la discusión con->
abundante que la "transitología" se ha convertido casi en
una disciplina identificable.' Más bien queremos exarninai 1'111 •.\1 ni ceder a las prácticas lingüísticas de complacen-
1, utilizaremos de manera indiferente gobierno autorita-
las características propias de los regímenes postautoritarios:
1 o dictadura. Permaneciendo lo más cerca posible de la '
la realidad y la calidad de la democracia así establecida.
Porque las dictaduras no desaparecen como por encant liu] i6n clásica, consideraremos como autoritario todo
11 lila político que no permita a los ciudadanos cambiar
• Los regímenes autoritarios no son simples paréntesis re'
uuinera pacífica e institucionalizada a los titulares del
,,1, l. La posibilidad de una alternancia sigue siendo, la
2 Véase Alain Rouquié, L'État militaire en Amérique latine, París, Seuil,
1 'od de las veces, el test supremo de la democracia.
1982, cap. 11 [trad. esp.: El Estado militar en América Latina, Buenos Aires,
I hacemos a un lado los despotismos hereditarios o
Ernecé, 1984], y "The Military in Latin American Politics Since 1930", en
Leslie Bethell et al., The Cambridge History o[ Latin America, VI, 2, Carn dlolllf ticos" del Caribe o del istmo centroamericano, así
bridge, Cambridge University Press, 1994, pp. 279-300 [trad. esp.: HiSLOI/I/ 111111 ,1 caso particular de México, podemos distinguir, en
de América Latina, Barcelona, Crítica, 1991].
do últimos decenios anteriores a la redemocratización
3 Véase sobre todo Guillermo O'Donnell, Philippe C. Schmitter, Laurcncr
Whitehead et al., Transition [rom Authoritarian Rule. Prospects [or Demu
cracy , Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1986 [trad. esp.: Tra/lll
ciones desde un gobierno autoritario, Barcelona, Paidós Ibérica, 1997]. Nucs
111110 s. -
I11 ,ñ~ ochenta:-tres tipos de regímenes autoritarios

I lISr gímenes del rimer tipo parecen tener por objetivo


tra contribución a este volumen: "Dernilitariza tion and the Insti tu tíonalízation
of Military-dominated Politics in Latin América". pp. 108-137. 111 I.d ustraer el desarrollo al debate político y a las pre-
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siones
~ sociales. En ocasiones se pone el acento en su ~índol . 1"I,.,idente sea un general de cuerpo de ejército seleccionado
burocrátíca.jporque ante todo son militares en el sentido 1"11 -1 alto comando y ratificado por un colegio electoral a
corporativo del término. El Brasil de 1964 a 1985, la Al" uu-rlida. Si las elecciones no son suprimidas, los partidos
gen tina de 1966 a 1970, bajo la presidencia del general On ,"1 r ducidos a dos formaciones autorizadas, que respecti-
ganía, tienen que ver con ese modelo, por otra parte relati 1111nte representan al gobierno (Alianza Renovadora Na-
vamente poco represivo. La mayoría de las dictaduras de los ,10111l [ARENA]) Y a la oposición tolerada (Movimiento De-
años setenta, en Ecuador, en Honduras en cierta medida 11111irático Brasileño [MDB]). Más allá de que esta oposición
en El Salvador, corresponden grosso modo a e~ienta- 1111p iede poner en entredicho la naturaleza del régimen, su
ción. Pero en la misma época aparecen en América del Sur 1I1Ima existencia basta para poner fuera de la ley cualquier
nuevos regímenes que unen una violencia represiva sin pre- 011 () movimiento político.
cedentes con el liberalismo económico más voluntarista. La Las elecciones son disputadas, honestas. Sus resultados,
ambición de estos Estados terroristas es nada menos qu luu-nos o malos, son reconocidos sin manipulación ni "rectifi-
reestructurar la economía y la sociedad con el objeto de es- , 11i n" a posteriori. Pero son de geometría variable, y al que
tablecer un orden contrarrevolucionario permanente, así I'II'rde gana. El régimen amplía o reduce el espacio político
como una vida política y social sin riesgos para el statu qua. 11lunción del resultado de la oposición. Las reglas del juego
En las antípodas de los regímenes precedentes también .unbian pero no el objetivo: transformar la ARENA en partido
hay que mencionar una tercera categoría de regímenes na- luraderamente dominante para limitar el uso de la coerción
cionalistas y reformistas inclasificables. Esta variedad con- 1.1intervención de las Fuerzas Armadas. Este sueño hege-
tinental de la revolución desde arriba presenta su versión más uumico de "mexicanización" no se realizará. Como el as-
acabada en Perú, donde el general Velasco Alvarado (1968- , I lISO de la impugnación transforma el bipartidismo en un
1975) pretendía conducir la modernización del país por la I'II'l iscito permanente, en 1982 el multipartidismo fue resta-
"vía no capitalista". También se la encuentra en el "social- 111"'ido sobre todo con el objeto de fragmentar artificial-
humanismo" del general Rodríguez Larra en Ecuador, y so- nu-nte la oposición unida por el corsé institucional impuesto
bre todo en Panamá, donde el popular general Torrijos 1'1)1"1régimen.
(1968-1978) se esforzó por movilizar todas las fuerzas polí- La tentación mexicana de institucionalizar el autorita-
ticas con miras a recuperar el enclave colonial del canal. 1 mo con un "partido del Estado" dominante, si no único,
Para ser completo, un bosquejo de la tipología de los 11')s encuentra únicamente en Brasil. Así, el Partido de Con-
autoritarismos debe tener en cuenta a la vez el grado de plu- , ihación Nacional (PCN), instaurado en El Salvador por mi-
ralismo tolerado y el nivel de la violencia oficial. Una com- 111,11"s, también incursionó sin éxito en esta senda entre
petencia limitada puede ir a la par de una dominación auto- 1')4 Y 1972.4 Pero en ambos casos, les faltaban los recursos
ritaria que trata de legitimarse mediante los mecanismos
legales de la democracia constitucional, revisados y enmen-
dados. Así, el régimen semicompetitivo brasileño posterior a " En El Salvador, los jóvenes oficiales que tomaron el poder en 1948
, "'nron el Partido Revolucionario de Unificación Democrática (PRUD) que,
1964 respeta el calendario electoral, renueva regularmente ," 1961, se convirtió en el peNo El partido de los militares no es único, pero
las autoridades políticas por el sufragio, siempre y cuando el u-mpre gana las elecciones.
119
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suministrados a México por una historia única y que nada luuuanos en la América devastada de los años setenta y
debía a la rama armada del aparato estatal. Una conmoción • h .nta. ya que México acogió generosamente a miles de
revolucionaria que duró un decenio, la necesidad de unifi- 1I i dos políticos. .
car a los vencedores y de eliminar sus conflictos para sacar a variable crucial para los regímenes contmuadores es
al país del caos fueron los elementos singulares e intransmi- 1 todas luces el grado de violencia estatal. Los Estados te~o-

sibles en el origen del partido y el Estado. En consecuencia, 1I las de los años setenta se definen incluso por la amplitud
el sistema político posrevolucionario que gobernó Méxic I1 .sta violencia. Pero también en este punto hay que C~i-
as1A2000 estaba constituido por la "dictad~ anomma" 11I"ede subestimar las diferencias. Se relevaron en Brasil,
de un partido dominante (pero no único) de od re- años 300 asesinatos políticos, 125 "desaparecidos",
1121 , bl . ,
~idenciil alH~sta~e.J2ero limitado e el t"empo El partido- I H43 casos de tortura. En Argentina, con una po aClOn
Éstado, en semejante contexto, asienta su hegemonía en 111\ o veces menor, una comisión oficial contabilizó, entre
una maquinaria corporativa de control social que integra 1'176 y 1983, 8.960 "desaparecidos" en los campo~ de de~en-
tanto a los sindicatos obreros como a las asociaciones cam- 1 Ion clandestinos de la dictadura." Uruguay, asi estuviera
pesinas o a los sectores informales urbanos. El partido no 1'1 ivado de democracia, sigue siendo una tierra de mod~ra-
está destinado a ganar las elecciones en una competencia 1 Ion. En los años de plomo se relevarán centenares de miles
abierta, sino a escoger en su seno a los titulares del poder y di' xiliados, 5 mil prisioneros políticos pero solamente 22
facilitar allí la circulación de las elites. "el' 'aparecidos". En cuanto al Chile posterior al 11 de sep-
Este sistema, en principio, no es hostil al pluralismo. Ikmbre de 1973,3.014 personas fueron ejecutadas por la.s
Muy por el contrario, a menudo lo favorece, y en ocasiones 111 'rzas de represión y 27 mil fueron torturadas en las pn-
incluso lo financia para asegurar su legislación y la ejem- rones de la dictadura del general Pinochet."
plaridad de la fachada democrática. El Estado, con mayor o
menor discreción, por otra parte, sostiene tanto diarios sin
lectores como partidos ... sin electores. De hecho, la compe- ¿CREPÚSCULO O TRANSFIGURACIÓN DE LOS AUTORITARISMOS?
tencia política es tolerada en la periferia del sistema y en do-
sis homeopáticas. El fraude electoral, la cooptación y la ideo- 1'\ ueño de toda dictadura es institucionalizarse para aseO X
logía revolucionaria reemplazan, en este contexto, la coerción -urar su supervivencia Yla de sus responsables. Pero para
generalizada, salvo en caso de crisis grave como durante las "ir de lo provisional del" estado de excepción", por natura-
manifestaciones estudiantiles de 1968. El régimen mexi-
cano anterior a 2000 no era tal vez una "dictadura perfecta",
~Véase Jorge Zaverucha, Rumor de sables. Tutela mi!itar o contr?l civil.
según la fórmula de Mario Vargas Llosa, pero su naturaleza , siudo comparativo das transi(:óes democrdticas no Brasil, na Arge~l!.na e na
autoritaria estaba perfectamente disimulada. Este régimen , IJlonha, San Pablo, Atica, 1994, en particular pp. 167-170, YComisión Na-
civil pluripartito, que respetaba escrupulosamente los meca- \ unal sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), Nunca mds. Informe d.e
/., 'omisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (1984), Buenos AI-
nismos y los plazos de la democracia representativa, en todo
." Eudeba, 2006. . ) 14 d
caso ignoró los golpes de Estado y condenó las dictaduras '6 Véase "Informe de la Comisión Valech", en La Tercera (Santiago , e
militares. Hasta apareció como un refugio de los derechos lIovicmbre de 2004.
LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 121
120 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS

leza coyuntural e interino, es preciso adquirir una legitimi- , • Hl mica, la deuda externa saltó de 7.000 millones de dó-
dad aceptable. Ahora bien, la mayoría de las veces ésta no 1" ,'s a 40.000 millones y no alimentó otra cosa que la espe-
puede sino ser de "ejercicio" y descansar en el éxito econó- .ltI.\ ión y la compra de armas. Una 'economía suc.ia acom-
mico, una victoria militar o el prestigio internacional. En los l' 11 la "guerra sucia"."
años ochenta, tales recursos evidentemente son muy raros. Frente al ascenso de las insatisfacciones, a partir de
La crisis del petróleo de 1979 y la de la deuda no ofrecen la 1'¡HO y cuando los partidos y los sindicatos reclaman el re-
condiciones de una prosperidad evidente ni las de una estabi- 1.1111 a la democracia y un cambio de política económica, la
lidad económica garantizada. La inflación galopante no legi- .lit l. dura, extenuada, va a jugar una última carta, a contra-
tima mucho que digamos. En cuanto a la doctrina de la se- • "1 I iente de su discurso de legitimación. En efecto, se lanza

guridad nacional de defensa contra la amenaza comunista, 1.1 reconquista militar de las islas Malvinas ocupadas por
fracasó a la hora de la guerra de Malvinas, que opuso una 11I.lnBretaña y reivindicadas por Argentina. El desembarco
dictadura sudamericana a un Estado capitalista europeo. I"prendido corno un paseo culmina con una ignominiosa
Por cierto, a este respecto, no todas las dictaduras se ,l. I r ta. Sin duda, si, como suponía el Estado mayor argen-
hallan en la misma situación. Argentina, como siempre, se 11110, los británicos, entonces gobernados por la Dama de

distingue dando al mismo tiempo una impresión desespe- 11I -rro, Margaret Thatcher, no hubieran reaccionado mili-
rante de déia VU. Los militares del Proceso de "reorganiza- 1 11 mente, la proeza patriótica habría permitido que la die-

ción nacional", como sus predecesores, van a dejar el poder 1 ulura recuperara un poco su prestigio. En efecto, la mani-

de urgencia. Pero esta vez, el tartamudeo de la historia da 1'11 lación de la opinión fue conducida de un modo magistral,
motivos de sorpresa. En efecto, un régimen fuerte, caracte- I I rvor patriótico poderosamente mantenido del 2 de abril
rizado por su extrema violencia, nunca quedó tan mal pa- ti 13 de junio. Pero el 14, el jefe del cuerpo expedicionario
rado: el oscuro balance de siete años de omnipotencia y la , rinde ante los británicos, luego de una aventura improvi-
discordia en el seno del poder marcial tornaron inevitable .ul y costosa en vidas humanas. Mientras que las tres
el retiro poco glorioso de los salvadores en uniforme. Los 111 rzas, demasiado politizadas para coordinarse realmente,

"reorganizadores" acumularon la debacle económica y la ltlu-aban tres guerras paralelas, el contingente había sido
derrota militar en el Atlántico Sur, los ajustes de cuentas lh-v do al fuego y al frío polar sin equipamiento ni entrena-
entre las armas y el terrorismo de Estado. El golpe de Es- 1111 .nto acordes con la situación ...

tado purificador de 1976 finalmente zozobró en la crimina- Una vez que decae el alborozo patriótico, la opinión ar-
lidad descentralizada ... El proyecto de construir una socie- .• ntina descubre que los militares no eran capaces de llevar
dad jerárquica y segura, regulada por el mercado, condujo 1l' bo una guerra contra un ejército convencional. Esto re-

además al país a la bancarrota. La inflación, en 1982, su- h.lj ba en la misma medida la "victoria" lograda sobre civi-
peró el 300%; el Producto Bruto Interno (PBI) retrocedió el
7 Véase Alain Rouquié, "Argentine, le départ des militaires, fin d'un cycle
10% entre 1980 y 1983. El ingreso per cápita bajó el 15%
respecto de 1975; la producción industrial, el 25%. El tejido
"" p rípétie?", en Problémes d'Amérique latine, 2° trimestre de .1983, p~.? y8
[u ad, esp.: "1983: la retirada de los militares. ¿Fin de un Ciclo pO)¡tICOo
económico se empobreció, las estructuras sociales se "ter- 11I'llpecia?", en Autoritarismos y democracia. Estudios de política Argentina,
cermundializaron". Gracias a un dólar barato y a la apertura 1111 'nos Aires, Edicial, 1994].
J
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LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ...
122 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS

les en la lucha contra la subversión. En adelante, nada ni .' obre los "resultados y las consecuencias de esta guerra
1111 s '1 .
nadie podría ya salvar al Ejército del deshonor y a la dicta '111, a la subversión Yel terrorismo". La dictadura so o tiene
1" • r 'ndir cuentas a Dios. Ella desea fervientem~nte el 01-
dura del derrumbe. No obstante, sus dirigentes van a inten
\o 11. la reconciliación. Por último, el 23 de septIembre de
tar, si no retirarse en buen orden, por lo menos obtener ga- .' promulga
rantías de la clase política precisamente cuando no pueden IH \, algunas semanas antes d e1 escrut~nlO, se
1 y de amnistía que "extingue las aCClOnespenales con-
-a tal punto están desacreditados- ni condicionar el retorn 111. \ 1 ., el
i ui ntes a todos los delitos cometidos en re acion con
a las urnas ni influir en verdad en el resultado de las eleccio-
1, 11()l'ismo o la acción subversiva del 25 de mayo de 197,3 al
nes venideras. En pocas palabras, la junta (o lo que queda
de ella, teniendo en cuenta los conflictos entre las distinta 11 el' junio de 1982, incluso los delitos de derec~o,comun y
armas del Ejército) decide negociar el retorno a la democra- 1" d litos militares asociados". Esta autoammstIa es pre-
• nl ada como una ley de pacificación indispensable para
cia y declara, en un tono de una arrogancia particularment
. ~
fuera de lugar, que no aceptará ningún cuestionamiento de 111"\ rar el porvemr. .
lecci del 30 de octubre de 1983 no res pon die-
los métodos y los resultados de su "glorioso combate" con- Las e eCClOnes
1111 \ mucho a las expectativas de la dictadura. ,~or el contr~-
tra el terrorismo. Las cuestiones de los "desaparecidos", de
la conducción de la guerra de Malvinas y de los "asunto I 111, onstituyeron un verdadero terremoto pohtlCo.!-l candi-
económicos ilegales" (estafas, saqueos y corrupciones diver- .l.uo (del partido radical) que había hecho campana contra
sas al margen de la represión) no deberán ser encaradas. 1I Impunidad, que no había sucumbido a la tra~pa d~ la.s
. que había denunciado un "pacto müItar-sllldl-
Del mismo modo, exige que se asegure la estabilidad de la .\1vinas y d 1 .' fu

j
magistratura y la presencia institucional de las Fuerzas Ar- " destinado a influir en los resultados e escrutllllO, e-
,.\ 1 did
madas en el próximo gobierno. Lo que ocurre es que el es- I,'¡ridopresidente. La dictadura había .per l. O. .

pectro de un Núremberg argentino obsesiona entonces a los Así, el peronismo, al que parecía Imposl~le :encer ~lll
cuarteles. 1 () 'cripción desde hacía cuarenta años, habl.a SIdo bat~do
11
. libres Es cierto que la pesadIlla argentllla
En abril de 1983 la junta publica un "documento final" 1\ •leccIones I .,.
sobre la lucha antisubversiva. Al tiempo que reconoce "cris- IIo\bíaempezado bajo la presidencia de Isabel.Perón en 1974.
tianamente" los "errores" cometidos, estipula que la guerra sta elección imprevista pareció encamlllada a.produ:
1 I1un nuevo despegue de la democracia. Aunque ~adl~ creyo
antisubversiva era un "acto de servicio'" y que sólo la histo-
nl nces que pudiera poner definitivamente un t:r:rrll~o a la
ria juzgará "cuáles son los responsables directos de los mé-
1.\ pretoriana, sin duda ya no se podría hacer ~ohtlca , co~o
todos injustos y de las muertes inocentes" acaecidas en el
11 \ L s", a tal punto la democracia representatIva habla SIdo
marco de una guerra destinada a "defender el bien común"
y la "supervivencia de la comunidad". Por otra parte, las 1 ! iLimada por las atrocidades de la di~ta~ura.
Fuerzas Armadas proclaman que no darán otras informa- Así, Argentina presenta la caractenstl,ca ~xtrema de .ha-
1I " onocido un régimen dictatorial no solo ~ncapa~ de lllS-
ner
I I \cionalizarse, sino desprovisto de los medlO~ de .lmpo
8 La Nación (Buenos Aires), 29 de abril de 1983, citado por Hugo Qui- di . nes a la vuelta al orden constItuclOnal. En
roga, El tiempo del "Proceso". Conflictos y coincidencias entre políticos y mi- .\1 unas con IClO
UI iguay, la.--dictadura saliente también va a tratar de esta-
litares, Rosano, Fundación Ross, 1994, pp. 469 Y470.
124 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 125

blecer una seudodemocracia bajo tutela. Impone un calen- 1111 S rán destituidos, los nombramientos del alto mando se-
dario muy progresivo de "recuperación democrática", que se 1111 tablecidos según la propuesta de los estados mayores.
extiende de 1980 a noviembre de 1984, fecha prevista de las 1I uestión de la impunidad no es mencionada, pero es táci-
primeras elecciones generales. El poder somete primero a I unente aceptada. Las elecciones se desarrollarán de ma-
los electores, en noviembre de 1980, a un proyecto de consti- Ilc'la satisfactoria. El principal negociador del acuerdo, opo-
tución autoritaria. La oposición, todavía ilegal, hasta prohi- itor desde el principio al régimen y candidato del Partido
bida,. tiene las manos atadas. Ahora bien, el gobierno rnovi- I c llorado, será elegido presidente de la república.
\ liza al servicio del "sí" todo el aparato estatal y el conjunto Algunas particularidades de la larga dictadur chilen
) de los medios. ( 11)73-1990)la distinguen de los otros regímenes antisu -
Por lo tanto, el régimen no podía perder el referendo. -rsivos y refundadores de la misma época. Ipstaurado por
in embargo, eso fue lo que ocurrió. Los electores rechaza- 111 I rolpe de Estado realizado por un ejército muy profesional,

ron la Constitución liberticida. Tras haber apartado la ten- 11.iplinado, de formación prusiana, el ré imen chileno no es
tación de seguir adelante e imponer el nuevo régimen por le u.ilmenfé militar. No conoce ni la rotación periódica de los
decreto, la dictadura debilitada acepta negociar con los par- 1'1sidentes en uniforme, como en Brasil, ni el reparto del po-
tidos políticos tradicionales las últimas etapas del retorno a cI,'!' ntre las tres armas, según la modalidad argentina, ni un
la normalidad democrática. En adelante, ya nada se hará I ¡\' utivo colegiado como en Uruguay. Chile es la dictadura
sin el acuerdo de los partidos políticos, que se reorganizan .1,I general Pinochet. Este oficial republicano, nombrado en
libremente y pueden elegir a sus responsables. Los oposito- 1I funciOñessupremas por Salvador Allende y ausente del
res movilizados ganan la calle en cada tentativa de imponer umplot inicial contra la Unidad Popular, se impuso por los
restricciones a las libertades (en particular de prensa). I isos y la astucia. Es a la vez jefe de Estado, jefe de go-

Pero el clima, tanto de una parte como de la otra, está a 1ur-rno y comandante en jefe del Ejército.
favor del apaciguamiento. Los duros del régimen desautori- Este franquismo sudamericano se halla tal vez en el ori-
zado son reducidos al silencio, y la izquierda uruguaya llama 'c 11de la longevidad excepcional del régimen chileno. Es en
a la pacificación de los ánimos. El mismo líder de la alianza p.1I1 el poder personal-por encima de las rivalidades entre
de los partidos de izquierda (Frente Amplio), Líber Seregní, 1, Iistintas armas del Ejército y de los apetitos de relevo en
liberado tras diez años de prisión, predica la moderación y l., umbre- el que sin duda le permitió superar la grave cri-
/"la no confrontacíon.? Por último, se produce un acuerdo en- l. iconómica de 1982-1984, fatal para los aprendices de
\ tre los partidos y los comandantes de las Fuerzas Armadas. 1"IIj S de Buenos Aires y de Montevideo. En 1984 se cree
\..rEste Pacto del Club Naval prevé que ningún partido será ex- '1" • la dictadura chilena está moribunda. El modelo econó-
cluido de las elecciones de noviembre de 1984, aunque algu- 1111'ultraliberal inspirado por los Chicago Boys hace agua
nos dirigentes sigan proscritos. A cambio, las Fuerzas Arma- c lit nces por todas partes. El Producto Nacional Bruto
das obtienen importantes garantías: los comandantes en jefe I'NII) retrocedió el 14% en 1982, y e121% en 1983.10 Las pri-

9 Gcrman W. Rama, La democracia en Uruguay. Una perspectiva de inter- 11I Véase Carlos Huneus, El régimen de Pinochet, Santiago, Sudamericana,
pretación, Buenos Aires, GEL, 1987, p. 215.
'1100, pp. 507-510.
126 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 127

vatizaciones acarrearon un alza espectacular de la desocu II1.tI-n tendido de fondo: la "normalización" anunciada no
p~ción, que osciló alrededor del 30% de la población activa, 1-urflcaba otra cosa que el establecimiento de una nueva
mrentras que los gastos sociales del Estado fueron fuerte 1,111 racia "protegida" y autoritaria. Pinochet, jefe de Es-
mente reducidos y el nivel medio de los salarios perdió más 1"lo, e convierte así en el presidente "constitucional" de la
del 40% desde 1974. La crisis golpea duramente a las em 1I uisición. Ocho años más tarde, un plebiscito supuesta-
presas nacionales, muy endeudadas. El milagro económic 111'lit le garantizará ocho años suplementarios de poder
no tuvo lugar. Y las clases medias, que habían aprobado I 1Ioluto. Simple formalidad. Los medios a las órdenes y el
golpe de Estado contra la Unidad Popular, están desencan- 111.11 ato estatal hacen campaña en favor del candidato único
tadas y se vuelven contra el poder. Por primera vez desd 1"\' tiene el apoyo de todas las asociaciones patronales.
1973, algunos chi.lenos protestan en la calle y el régimen Pero el general Pinochet es sin lugar a dudas batido.
de~e hacer concesiones. Pero Pinochet, como su modelo es- e ,·IV. del 55% de los electores votan contra el régimen. La
panol, es favorecido por la suerte. "llllsición, tras largas vacilaciones, había aceptado no llamar
En ~fecto, la oposición está dividida con respecto a la "1 iicot al plebiscito que ratificaría el juego institucional de
estr~tegIa que se debe seguir. De manera sorprendente, el 1I di tadura. Bajo el impulso de la democracia cristiana se
partI.do comunista, defensor intransigente de la legalidad re- 1'11 111,de este modo, con el Partido Socialista y las otras
p~bhcana contra la extrema izquierda bajo Allende, se con- 1,u maciones favorables a las elecciones libres, una Concerta-
vierte bruscamente a la lucha armada bajo la influencia de 111\\ por el "no" que marca un giro histórico en la historia de
l~,revolución, s.andinista victoriosa en Nicaragua. La oposi- e 11 ti . Los dirigentes de los partidos que se habían encon-
CIO~democratI~a, donde se encuentran partidarios y adver- 11.ld en campos opuestos en 1973 aprendieron las lecciones
s~nos de la Unidad Popular, no tiene mucha credibilidad. ,11sus desavenencias y se aliaron. El régimen fracasó en su
Pmo~he.t va a maniobrar hábilmente. Cambia su equipo Ir. tegia de "autosucesión". Pero no es más que un éxito a
econormco los tecnócratas ortodoxos son reemplazados 1111' lias para los opositores, ahora prisioneros de un corsé
por h~mbres más pragmáticos, cercanos a los medios de 111titucional destinado a paralizar la democracia.
negocIOS. Se flexibilizan las condiciones del crédito 1
deudas de las PyMEsson reescalonadas. El Estado es'
n: ado a intervenir en mayor medida con el objeto de corre-
1I:~ '1111'
Los partidos de la Concertación, por otra parte, van a
11'V ciar con el régimen algunas reformas constitucionales
no cambian nada esencial. Y es en tales condiciones como
gir los excesos de los teóricos de la "revolución capitalista" , organizan las elecciones presidenciales pluralistas pre-
y restablecer la confianza sin cambiar de rumbo. En ade- 1 I s por la nueva "ley fundamental", en diciembre de
lant~, ~l régimen pretende ser modernizador. Prioridad al IqH . El candidato de la Concertación antipinochetista, el
crecirmento. A partir de 1985, regresa (+ 7%). Pinochet se "1 mocratacristiano Patricio Aylwin, es elegido. En conse-
ha salvado. '" ncia, el 11 de marzo de 1990 sucede al presidente Au-
. Este retorno a una mejor fortuna va a permitir que el ré- '1Ist Pinochet.
gimen respete su agenda institucional. En 1980 se había La transición es todavía mejor manejada en Brasil. don-
promulgado una nueva Constitución, que había sido ratifi- di' ofrece más continuidad para el régimen "saliente" que en
cada por un referendo (67% de "sí") sobre la base de un , u.tlquier otra parte. Puede decirse que ella es el desenlace
128 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACI6 DE LA DICTADURA ... 129

sin tropiezos de una estrategia de liberalización gradual pre- duda por primera vez en la historia de Brasil, los ciudada-
vista por las autoridades político-militares desde 1976. La 1I s van a la calle para defender el derecho al voto.
preservación de las instituciones parlamentarias, incluso pri- Tancredo Neves, por su parte, también era hostil a la
vadas de contenido, la índole semicompetitiva del régimen, ,1 cción directa. Él tenía miedo de que una reacción de los
el nivel de represión relativamente moderado, la ausencia de "duros" del régimen pusiera en peligro la transición. Porque
mesianismo re fundador fueron otros tantos factores que fa- .r] zunos militares, también en Brasil, temían tener que ren-
cilitaron el deslizamiento insensible de la revolución de 1964 dir cuentas acerca de la lucha antisubversiva. Una enmienda
a la Nueva República de 1985. El general Geisel, a su lle- d -st.inada a establecer las Diretas, en tales condiciones, es
gada a la presidencia (1973-1979) había anunciado un "rela- 11' hazada por el Congreso reunido en una capital federal
jamiento paulatino y lento". Ciertamente, la interminable .hvidida en zonas por unidades militares. La coalición opo-
transición habrá durado cerca de diez años. Pero la oposi- Hora va a arrancar uno a uno los votos al colegio electoral
ción y el régimen no habrán cerrado el juego. Fuera de la • ompuesto a medida para "elegir" generales. Tancredo Ne-
tradición cultural de "conciliación" política que prevalece s elegido presidente, el primero civil desde 1960. Debe
desde el imperio, el mantenimiento de la actividad parla- utrar en el Planalto el15 de marzo de 1985.
mentaria y de consultas electorales periódicas, incluso bajo Los responsables del régimen no están particularmente
alta vigilancia, facilitó los contactos y los intercambios. iuquietos. Independientemente de las garantías que el presi-
Claro que la verdadera escisión pasa entonces, en el seno del 1.'llt electo tuvo que dar para que su candidatura fuera vali-
régimen, entre los "duros" de la lucha antisubversiva perma- l.ula. el vicepresidente que el "arreglador" mineiro tuvo que
nente y los conservadores moderados, que desean normali- 11 -ptar no es otro que José Sarney, ex presidente del partido
zar la vida política y des poli tizar el Ejército. ,,111 1 1,colaborador asiduo del régimen militar desde sus orí-
Algunos tránsfugas del partido oficial (ARENA) y los diri- , 11 .s. Ahora bien, pronto Tancredo Neves cae gravemente
gentes del movimiento de oposición autorizado (MOB) se po- nh-rmo y se encuentra en una imposibilidad absoluta de
nen de acuerdo sobre una candidatura común para la elec- u.intizar sus funciones. A pesar del vacío ínstitucional, una
ción, siempre indirecta, del nuevo presidente. El candidat 11' a elección es imposible: no se puede ni volver a convo-
de la Alianza Democrática así forjada entre los opositore . 11 1 colegio electoral (desacreditado), ni agitar el trapo
de siempre y los demócratas de la última hora es un hom '111 le las elecciones directas. Entonces se pone de mani-
bre de experiencia. Ex ministro de Vargas y primer ministro to un consenso para que el vicepresidente elegido asuma
del presidente Goulart, Tancredo Neves, el hombre fuert - 111 sidencia de la república. El gran condestable de la die-
de la oposición en el Estado de Minas Gerais, es un hábil I111 a se convierte así, por defecto, en el primer presidente
político, muy respetado por la clase política. Pero todavía I I democracia restaurada.
hay que hacer aceptar por una opinión muy movilizada es - 1.ll1credo Neves muere el 21 de abril, día de fiesta na-
modo de escrutinio en dos grados, que favorece las manipu 111.d," luego de una larga y dolorosa agonía. Su "muerte
- laciones gubernamentales. Los brasileños, sobre todo los
más jóvenes, hacen manifestaciones entonces en todo el país
"1/ -1día en que se conmemora la ejecución por los portugueses, en
para exigir elecciones directas "ahora" (Diretas jaf). y su: , d., Tiradentes, precursor de la independencia, también él mineiro.
LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 131
130 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS

sacrificial", verdadera tragedia nacional, disimula y torna política. Pero lo que estaba en el corazón de este sistema de
aceptable la continuidad política milagrosa. Una "canoniza- ti mocracia ficticia era el fraude electoral. Ya sea que se
ción cívica" y muy bien orquestada, desarma las críticas, manipule a los electores, los votos o los resultados del es-
I I itinio, el objetivo es el mismo: la revolución no puede
legitima los tratos tenebrosos o inconfesables que se desa-
rrollaron entre bambalinas. La crisis institucional fue evi- ti ·shacerse. Este bello edificio unanimista, lleno de celebra-
tada. La instauración de la "Nueva República" fue sacrali- 1 iones electorales más rituales que disputadas, con el correr

zada por la desaparición del presidente electo. La muert tll' los años, sin embargo, poco a poco va a fisurarse y re-

patética del "héroe de la democracia" asegura el retiro dis- '111 rirá reformas, así fuesen destiladas en dosis homeopáti-
~creto del régimen autoritario. El resto se olvidará. t. 1 .IS, para sobrevivir.

Lo que ocurrió en México -donde el régimen autoritario En 1968, la masacre de estudiantes contestatarios -los
sui géneris no es considerado tanto en el léxico político lo- pt pios hijos de los beneficiarios del "desarrollo estabiliza-
cal como una dictadura sino como una dictablanda (es de- 11, Ir" de que tanto se enorgullecía el régimen- conduce a éste
,1 interrogarse sobre su porvenir. En cuanto al temblor que
cir, un "suave autoritarismo")- es una transición tranquila a
11 1986destruyó una parte de México, revela brutalmente la
la representa tividad pluralista. El sistema, provisto de todo
1111 pericia y la corrupción de un régimen omnipotente cuya
los elementos constitutivos de la democracia, para dar un
11 t rica social y progresista ha perdido toda credibilidad. Se
vuelco no esperaba más que la posibilidad de realizar la al-
ternancia. En otras palabras, que el Partido Revolucionari .l.-spierta una fuerte demanda de participación. Políticas
1 onómicas contradictorias, inspiradas alternativamente
Institucional (PRI), el partido estatal, perdiera las eleccione
1'1)1' el dirigismo estatal y el ultraliberalismo, provocan una
presidenciales y tuviera a bien reconocer su derrota.
En julio de 2000, la oposición en su conjunto decide un .cisión del PRI, del que se separa el ala izquierda naciona-
"voto útil" contra el PRI. Y el candidato del Partido de Ac- 11 ra, En 1988,el PRI sin duda pierde la elección presidencial.

ción Nacional (PAN) -conservador-, Vicente Fox, prevalec 1'1'1" gracias a la informatización del fraude.'! su candidato,

sobre el candidato oficial. El partido dominante, y durant e .irlos Salinas, de todos modos prevalece sobre el de los di-
mucho tiempo único, pierde su hegemonía. Bajo diferente 111 ntes, sostenido por una coalición de izquierda.

avatares desde el Partido Revolucionario de 1929' tuvo en Frente a todos estos desafíos, el régimen puso en mar-
.
sus manos el país durante más de setenta años, y termin ,11,1, de manera permanente a partir de 1973, cierta canti-

incluso por identificarse con la administración pública. El .I.id de reformas políticas. En un primer momento, sólo se
principio de no reelección habrá facilitado la cooptación, 11.1\ aba de modificar la ley electoral para permitir la repre-

mientras que el clientelismo estatal permitía organizar 1 ,"1 ción de las minorías por la adjunción de una dosis de
consenso y amordazar la agitación social y la impugnación 111 oporcionalidad. Este tipo de evolución medida tiene por

,,1 ti 'lo evitar el desarrollo de impugnaciones masivas y de


,1, 11I ndas desestabilizadoras, incluso de "insurrecciones
12 Retornamos los términos de Armelle Enders en su artículo "Saint Tan
credo de l'espérance. La mort du président Tancrcdo Neves et la démocrati .
brésilienne", en Jacques Julliard et al., La Mort du roi, essais d'ethnograpliie 11 Véase Juan Molinar y Jeffrey Waldon, "Elecciones de 1988 en Mé-
politique comparée, París, Gallimard, 1999, pp. 318-327. l· u", n Revista Mexicana de Sociología, 1990, 4, pp. 242 Yss.
132 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 133

electorales't.!" al tiempo que garantiza la mayoría al partido d!'1 partido nacido de la disidencia de 1988, sólo es vencido
oficial. Es el "cambio sin ruptura" 15 tan deseado por los mo por unos 60 mil votos por su adversario del PAN.
dernizadores del-aparato político dominante. Como quiera Las salidas negociadas y controladas de las dictaduras
que sea, la negociación con el conjunto de las fuerzas políti l'I'l1cralmente son largas y a menudo convulsivas. Estas len-
cas desemboca en la promulgación, en 1991, de un Código lit udes reflejan los temores del poder y las tensiones en su
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (e , u . También están ligadas a la complejidad de los disposi-
FIPE). Esta codificación supuestamente previene (o por lo 11 o autoritarios. En Paraguay, desde la caída del dictador
menos limita) los trucos electorales y asegura la credibili Ir essner hasta la alternancia política de 2008, el poder
dad del sufragio. Por último, la creación y luego el recon p rrnanece en las manos del Partido Colorado, como lo ha-
cimiento de la independencia del Instituto Federal Elect bra estado desde 1946. En efecto, Stroessner se había adue-
ral abren nuevas perspectivas políticas. I .ido de la presidencia en 1954 corno jefe del Ejército, pero

A raíz de esto, el partido oficial conoció un lento per l' había hecho plebiscitar y luego elegir corno "candidato"

inexorable retroceso. Víctima de la transparencia de los e' II ,1 Partido Colorado, que dominaba el aparato estatal. Todos
crutínios, también lo fue de su política liberal de desestatiza los oficiales pertenecían al coloradismo, que controlaba el
ción acentuada a partir de 1989,que, al debilitar el encuadra p.1 a través de una vasta red de clientelismo y de espionaje.
miento corporativo, liberó a los electores. En cada consulta, El general Stroessner es derrocado en febrero de 1989
pues, el margen del PRI se reduce: 58% en 1991, 48,6% en I or un golpe de Estado que perpetra su supuesto delfín, el
1994,38% en 1997y 37% en 2000. En la presidencial de 1994, , neral Andrés Rodríguez. Luego, en 1993, los militares co-
el candidato del PRI sigue prevaleciendo con más del 48% d lorados pasan el mando a los civiles. Una nueva Constitu-
los sufragios, pero en 1997 el partido dominante pierde 1, 11m prohíbe la reelección presidencial. La ley electoral, sin

mayoría en la Cámara de Diputados, del mismo modo qu r-mbargo, permite al partido dominante conservar el poder
cede la alcaldía de México y luego la presidencia en 2000. 111 tener que cometer demasiadas irregularidades. Lo más
La "alternancia diferida", pues, habrá puesto fin a la he- rlif'ícil, precisamente cuando el Partido Colorado está muy
gemonía del partido estatal, y por consiguiente, en princi- dividido, es sacar a los militares y "descoloradizar" el Ejér-
pio, al régimen autoritario. El PRI, sin embargo, no desapa- ItO.El general Lino Oviedo, comandante en jefe, incansa-
rece: incluso representa, en 2000, la segunda fuerza política 111 • y popular, está a la cabeza de una de las tendencias del
del país y controla 21 de las 32 gobernaciones regionales. partido. Él pretende llegar a la cumbre del poder por cual-
Claro que en 2006 sólo llega en tercera posición, pero el ex quier medio, ya sea legal o no. El20 de abril de 2008, de re-
dirigente del PRI, Andrés Manuel López Obrador, candidat IOr!1O del exilio, se presenta en las elecciones presidencia-

I ". Es vencido, así como la candidata oficial del Partido


lorado. Por primera vez desde hace más de sesenta años,
14 Soledad Loaeza, El llamado de las urnas, México, Cal y Arena, 1989, Paraguay ha elegido como presidente a un candidato de
p.280.
15 Véase Manuel Camacho Salís, Cambio sin ruptura, México, Alianza, 1994.
oposición, Fernando Lugo. ¿Acaso este país ha llegado al fi-
Véase también, en una perspectiva histórica, Héctor Aguilar Camín y Lorenzo (\,1 del túnel oscuro del militarismo y de la hegemonía par-
Meyer; A la sombra de la Revolución Mexicana, México, Cal y Arena, 1989. I idista combinados?
134 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 135

El retorno al pluralismo competitivo, garante del Estado Teniendo en cuenta los precedentes históricos, podría
de derecho, puede ser brutal o gradual, lo hemos compro- l r erse que es más fácil librarse del dictador cuando ejerce
bado. Pero ni la sombra de la dictadura ni la hibernación IIn poder personal. Así, Stroessner fue enviado a un exilio
autoritaria se borran con los primeros soplos de la libertad. ti rado en Brasil, donde residió hasta su muerte. Pero no
y si el paréntesis de excepción no se cierra, es ante todo por- i mpre ocurre esto cuando la verticalidad corporativa sos-
que los actores de la dictadura sobreviven a él, la mayoría de 1 i ne la autoridad del dictador, como lo ilustra la extraña e
las veces por la negociación; en ocasiones, más subrepticia- Inquietante presencia del general Pinochet en el seno de las
mente, colocaron aquí y allá barreras, sembraron trampas In tituciones de la democracia chilena restaurada.
que los cambios acaecidos en la cultura política tornan te- El presidente del 11 de septiembre había perdido un refe-
mibles para el nuevo orden poliárquico. r mdo pero no la guerra, mientras que sin lugar a dudas el
electorado había aprobado la Constitución impuesta por la
dictadura. En tales condiciones, los gobiernos de la democra-
¿CÓMO LffiRARSE DE LOS DICfADORES? iia estaban obligados a respetada y aplicarla. Ahora bien, en
virtud de esta ley fundamental, el comandante en jefe del Ejér-
n las arcaicas tiranías hereditarias, una vez eliminado el e ilo era inamovible hasta 1998,fecha a partir de la cual se con-
patriarca por el exilio o el asesinato, la dictadura desapare- v rtiría en senador vitalicio. Así, Pinochet habrá estado a la
cía sin grandes esperanzas de retorno. En cambio, el fin de abeza del Ejército durante 25 años. Y durante ocho años se
~ los regímenes autoritarios contemporáneos no marca la de- habrá asistido a una cohabitación perniciosa, a! tener en prin-
saparición de los dictadores, ya que sus dirigentes y las ins- ipio bajo sus órdenes el presidente electo al antiguo dictador.
l tituciones que los sostuvieron permanecen en su lugar. So-
'- bre todo cuando fueron impuestos y dirigidos por militares:
1 e hecho, el poder será prácticamente bicéfalo. Sobre todo
.uando Pinochet no brillaba ni por su sentido de la discreción
nunca se acaba con el ejército de un país, no se lo reemplaza ni por sus consideraciones hacia el poder civil. Sus groserías
sin una intervención exterior. Por cierto, se pueden citar al- lueron legión, y nunca pretendió depender de ninguna autori-
gunos casos límite. La Guardia Nacional, ejército privado de dad, sobre todo para decidir acerca de sus desplazamientos,
Sornoza, fue realmente disuelta, pero a consecuencia de la t nto en Chile como en el extranjero. Por esa razón Pinochet,
victoria militar de los sandinistas, y el ejército de los vence- por lo menos hasta su muerte, seguiría siendo la referencia
dores tomó entonces su lugar. Ni Costa Rica desde la guerra uprema y el elemento federador de la alianza de los partidos
civil de 1948, ni Panamá luego de la intervención estadouni- ontra la dictadura, que habían formado la Concertación para
dense de 1989 tienen formalmente más Fuerzas Armadas, I "no" al plebiscito de 1988. En 2006, Michelle Bachelet se
ya que el paraguas estadounidense basta para garantizar su .onvirtió en la cuarta presidenta de la Concertación.
seguridad exterior. Pero fuera de estos casos especiales geo- En efecto, el dictador falleció ellO de diciembre de 2006,
gráficamente situados, todos los Estados soberanos necesi- ~ los 91 años. Murió en su cama sin haber sido ni condenado
tan garantizar su defensa y disponer de medios para este fin. ni siquiera juzgado, aunque su arresto, en 1998 en Londres,
Por muy desacreditadas que estén las Fuerzas Armadas, in- ~ requerimiento de un juez español, le significó 16 meses de
cluso depuradas, sin embargo no dejan de existir. e rresto domiciliario y alentó a algunos jueces chilenos a pa-
136 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA... 137

s~r por alto no sólo la amnistía en vigor, sino el terror que La continuidad entre el régimen conservador militar y el
SIempre inspiró para intentar, en vano, llevarlo a la justicia 1 "gimen conservador civil del presidente José Sarney (1985-
por crímenes imprescriptibles. I 90) en Brasil es igualmente impactante. No sólo la "Nueva
Pero los actores de las dictaduras modernas e institucio- I pública" no toca a las Fuerzas Armadas, sino que el presi-

nalizadas no se reducen a la persona del dictador: Y no basta ti inte Sarney, tránsfuga del régimen autoritario, se apoya en
con derribar la estatua del comendador para librarse del do- I( militares, de los que obtiene una parte de su legitimación.
minio del régimen. Sobre todo cuando éste realizó una trans- L presencia de éstos en el seno del gobierno sigue siendo
ferencia de poder sin ruptura, como en Chile, donde no se Iuerte. Seis oficiales generales, en efecto, tienen rango de mi-
está le!os de vivir bajo el régimen de la doble legitimidad, re- ni tros. Cada una de las tres armas dispone de una cartera,
conocida por otra parte por la Constitución: aquella salida de p ro además el director del Servicio Nacional de Informacio-
las urnas de 1989 y aquella, englobante y autoritaria, que ex- n s (SNI), el jefe del gabinete militar y el jefe de Estado Mayor

trae su origen del 11 de septiembre de 1973. Así es como la eneral también son ministros. Verdadero Estado dentro del
dictadura, en vista de la Constitución legada, parece haber F tado, el SNI, en las manos del Ejército, está siempre pre-
cumplido su objetivo, a saber: abandonar el gobierno pero sente en el seno de los departamentos ministeriales y en to-
conservar el poder. En efecto, ésta atribuye explícitamente a las las empresas públicas. Las "policías militares" de los Es-
las ~uerzas Armadas, carabineros inclusive, la misión de "ga- 1 dos federados siempre constituyen otras tantas reservas y

rantízar el orden institucional de la República" (art. 90), pa- fuerzas auxiliares para uso del Ejército. En nombre de la lu-
pel oportunamente recordado por el alto mando antes de la ha contra la amenaza subversiva, las Fuerzas Armadas in-
investidura del presidente Aylwin.La Constitución que, recor- t rvienen por último en numerosos campos que no tienen

démoslo, es la de la junta (que, por lo demás, fue firmada por [ue ver con sus competencias en un Estado de derecho: se
los comandantes en jefe) creó además un Consejo Nacional ( ponen así a la reforma agraria y reprimen las huelgas en las
de Seguridad (CNS) (arts. 95 y 96), la mitad de cuyos miem- mpresas industriales civiles. El presupuesto de defensa, re-
bros son militares. Este CNS puede "llamar la atención de toda I tivamente modesto bajo la dictadura, aumentó el 15% en
autoridad constitucional referente a toda amenaza capaz de l rminos reales en 1986, y el 26% en 1990.17

afectar la seguridad nacional" o los "fundamentos de las insti- Por lo tanto, los militares conservaron la totalidad de sus
tuciones". Los comandantes en jefe son inamovibles hasta prerrogativas, yel presidente Sarney no intentó restringir su
1998, pero, además, los poderes del presidente constitucional autonomía. El proyecto de crear un ministerio de Defensa
en relación con las designaciones de las responsabilidades
ción, este piso se convirtió en un techo en detrimento de las Fuerzas Arma-
militares son recortados en favor de los jefes del Ejército. Por das. Los tnilitares habían impuesto esta regla, convencidos de que la derno-
úl~i:n0' una ley orgánica fija un piso inamovible a los gastos racia significaba inflación galopante y de que la ley orgánica era apta para
militares, que se benefician de manera permanente con el protegerlos. Véase Claudio Fuentes S., "La respuesta civil al tema militar.
strategias y espacios de negociación en Chile", en Rut Diamint et al., Con-
10% de los ingresos de las exportaciones del cobre nacional.!"
trol civil y fuerzas armadas en las nuevas democracias latinoamericanas, Bue-
nos Aires, Nuevo Hacer y GEL, 1999, pp. 269-271.
17 Según Stockholm Intemational Peace Research Institute (S¡PRI), Year-
16 El'pres~puesto militar no puede ser inferior al de 1989, ajustado a la
tasa de inflación. Pero co_moel crecimiento del PB¡ fue mayor que la infla- book of World Armament and Disarmament, Estocolmo, S¡PRI, 1992, p. 263.
139
LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ...
138 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS
la mitad, y el Ejército cuenta con 78 mil hombres en 1986.
que reuniera bajo su jurisdicción a los mandos de las tres
I ro la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), si bien en
Fuerzas Armadas es abandonado. Del mismo modo, el Estado
adelante goza de una dirección civil, permanece bajo el con-
Mayor se opone con éxito a la reincorporación de los oficiales
trol de los funcionarios de la dictadura. Es cierto que no se
"democráticos", víctimas de las depuraciones del régimen
improvisa un organismo semejante. Por eso, la "inteligencia"
precedente. Pero en marzo de 1990, el primer presidente ele-
de los nostálgicos Ylos revanchistas se dedica a desinformar
gido mediante sufragio universal pretende ser el hombre del
, 1gobierno democrático. Así, el presidente nunca es infor-
~ambio. Va a esforzarse entonces por limitar la presencia y la
mado de los complots militares en curso o de las amenazas
Influencia militar que habían marcado el mandato de su pre-
de atentados. En cambio, los informes de las reuniones cele-
decesor. Fernando Collar de Melo, desde su llegada al Pla-
bradas con sus consejeros más cercanos para los asuntos de
nalto, suprime el SNI, que es reemplazado por un secretariado
'eguridad son íntegramente publicados en la prensa cercana
de asuntos estratégicos directamente vinculado con la presi-
a la dictadura.19 Raúl Alfonsín tiene tan poca confianza en
dencia. Por otra parte, la representación militar en el seno del
us propios servicios secretos que realiza sus conversac~ones
gobierno es limitada a los mandos de las tres fuerzas. Se re-
más confidenciales al aire libre, en los jardines de la resíden-
duce el presupuesto militar (-8% en 1990). Esta reducción de
los gastos proseguirá bajo sus sucesores. Por eso no es sor- cia de Olivos...
Carlos Menem, por su parte, el sucesor peronista de Al-
prendente que cuando se emprende el procedimiento de des-
Ionsín, no está interesado en enfrentarse con los militares.
titución (por corrupción) del presidente Collar, en 1992, los
Cercano a ciertos medios del Ejército hostiles a su predecesor
militares se contentan con afirmar su apoyo a la Constitución.
radical, es el hombre de las concesiones. Pero su programa de
En Argentina, la dictadura se había vuelto impopular in-
liberalización de la economía va a golpear al poder militar en
cluso entre algunos de los que la habían apoyado antes de
el corazón al privatizar las industrias que dependían de las
1982. Cuando el presidente Alfonsín entra en la Casa Ro-
Fuerzas Armadas, agrupadas en Fabricaciones Militares. Tam-
sada, las Fuerzas Armadas están profundamente desacredi-
bién va a dar un golpe mortal a la influencia social y política
tadas. El nuevo gobierno aprovecha ese contexto favorable
de los militares al suprimir, como resultado de las violencias
para jubilar de oficio a unos cincuenta oficiales generales del
ejercidas contra los conscriptos, el servicio mil~t~r.obligat~-
Proceso, crear un ministerio de Defensa Civil, redefinir las
rio. Priva así a los ejércitos de las bases de su legItImIdad poh-
misiones de los ejércitos. Los gastos militares, que habían al-
tica. En Argentina, país de inmigración, el servicio obligatorio
canzado el 6,5% del PBI en 1982, o sea, un cuarto del presu-
fue, en efecto, el crisol de la nacionalidad. Debido a la mezcla
puesto del Estado, son fuertemente reducidos. En 1986 recu-
social operada por la conscripción, el Ejército había "argenti-
peran su nivel de 1980 (o sea, un poco más del 12% del
nízado" esa sociedad cosmopolita. En adelante, ¿cómo un
presupuestoj.l" Los efectivos son prácticamente reducidos a
ejército de voluntarios podría reivindicar derechos sobre el
18 Lo que corresponde a cuatro veces el porcentaje de los gastos milita-
res en Bras.il bajo el régimen marcial. Véase David Pion Berlin, "Between 19 En La Razón entre otros, según Carlos Nino, consejero de la presiden-
Con~rontatlo~ a~d Accommodation. Military Government Policy in Demo- cia. Véase Carlos Nino, Juicio al mal absoluto, prefacio de RaúJ Alfonsín.
crauc Argentina , en Journal of Latin American Studies, octubre de 1991,
pp. 543-571. Buenos Aires, Ariel, 1997, p. 120.
LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 141
140 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS

porvenir del país? Por último, en febrero de 2009 se vota una hay que contar con el aparato estatal. La 'alta función pú-
ley elaborada bajo la presidencia Kirchner que somete a los blica (y a veces la menos alta) permanece poblada de parti-
militares a la justicia ordinaria. Dejan así de ser superciuda- darios o de fieles al régimen que los recluté. Por lealtad o
I onvicción, éstos no se sienten muy obligados a la obedien-
danos que no dependían, ni siquiera en tiempos de paz y en
I ia hacia un nuevo gobierno al que consideran sospechoso o
materia de derechos civiles,sino del juicio de sus pares.
I onsagrado a desaparecer muy rápido. En México,la función
En la mayoría de los Estados, el retorno de la democra-
cia obedece a esquemas legibles y en apariencia coherentes, pública, durante más de medio siglo, se identificó así con el
pero no ocurre lo mismo en todas partes. En Bolivia, la tran- partido de la Revolución,como en Paraguay lo hizo con el Par-
11 lo Colorado. Pero más allá de los funcionarios de un Estado
sición resultó francamente caótica. Las dictaduras militares
11\ nocolor que no adopta con tanta facilidad los colores del
se habían sucedido de 1964 a 1982, entrecortadas por muy
011" oíris, la opinión nunca es unánimemente favorable a la de-
breves intermedios representativos. Únicamente el general
11\ cracia representativa, a los derechos civiles y a las liberta-
Hugo Bánzer había logrado mantenerse por la fuerza cerca
de ocho años (1971-1978). d' . En Chile, por ejemplo, el general Pinochet ciertamente
En 1978, la victoria electoral del candidato de una coa- P .rdió el plebiscito de 1988, pero reunió, como le gustaba
1 cordar, cerca del 44% de los sufragios. En las consultas
lición de izquierda, Siles Suazo, es anulada por un golpe de
Estado que abre un período de anarquía. Las fuerzas civi- i ruientes. de 1989 a 2006, los candidatos que tienen como
1 -Ierente con mayor o menor discreción a la dictadura ob-
les y los partidos militares están igualmente fragmentados
y son incapaces de unirse. Bolivia conoce incluso un corto 1 ndrán resultados muy significativos. Recordemos que en

episodio de narco-dictadura bajo el general García Meza I 99 el candidato socialista de la Concertación, Ricardo La-
(julio de 1980-agosto de 1981). Finalmente, los diversos 'o , fue obligado a enfrentar una segunda vuelta difícil, so-
clanes militares aceptan las incertidumbres de la democra- bre todo en virtud de un suplemento de popularidad con-
cia antes que padecer el desorden. El candidato apartado I .rido a la derecha por el arresto del general Pinochet en
en 1978 es por tanto reconocido en 1982, y en adelante pue- L ndres, que ponía al gobierno democrático en una situa-
de asumir la presidencia. Sin lugar a dudas, es también la 1 i6n más que incómoda.

razón por la que el ex dictador Bánzer, que había denun- El gobierno representativo sucesor tiene dos opciones:
ciado sin vueltas los "peligros" de la democracia, funda su () bien enfrentar a los beneficiarios y los sostenes del régi-
propio partido político y se hace elegir jefe de Estado en men autoritario, o tratar de seducidos u obtener su neutrali-
1997. Gobernará democráticamente de 1997 a 2002. El ex dad. En Chile, después de la crisis económica de 1982-1984,
dictador ¿tuvo una iluminación democrática repentina, o la empresas recuperaron el camino de la prosperidad. El
1 tiro del Estado, la puesta en marcha de políticas financie-
bien quiso simplemente proteger la institución militar de la
1,\ y sociales favorables al mercado no dejaron de acercar a
revisión de un pasado en el cual él mismo había tenido un
rol protagónico? 1,\ dictadura a un empresariado violentamente hostil a la
Para sacudir el peso del pasado autoritario no basta con nidad Popular. Es así como al retorno de la democracia,
neutralizar al dictador cuando hay uno y alejar del poder la n 1990, dos de las más grandes asociaciones patronales
(o las) instituciones que lo hicieron presidente. También ndecoraron al general Pinochet "por servicios prestados
142
A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 143
1 ,,, 20 E .
a pais. s CIerto que uno de cada cuatro chilenos p 11 1< l imiento, de algún modo, legitimó al Estado policial. Pi-
saba entonces que la dictadura de Pinochet había asegu 1111 het fue un gran modernizador, el "creador del Chile mo-
rado el mejor gobierno de Chile en el siglo xx. 1111\ ", incluso." En pocas palabras, si se quiere impedir el
La proximidad y la connivencia que mantuvieron lo l' lomo de los años negros, hay que respetar su herencia.
responsables económicos con la dictadura pesaron sobre lo Muy distinta fue la situación en Argentina, donde la
dos los gobiernos de la Concertación: si se quiere garantiza: 1IIIl'vademocracia no trató de seducir a los partidarios, de-
l~ estabilidad, hay que prestar atención a que el empre a I 11 untados por cierto, de la dictadura. A lo largo de medio
nado, escéptico con respecto a la democracia y ferozmente Iple, Argentina había conocido una sucesión de gobiernos
opuesto a la izquierda, no se sienta molesto. El modelo e o 11 1 resentativos debilitados por proscripciones y una serie de
nómico instalado por la dictadura, en consecuencia, no Sil 1'.\1 ntesis autoritarios.P En este contexto pretoriano de al-
cu.estio~ado. No se tocarán en modo alguno las grand ' 1 111ncia pendular, los dictadores, cualquiera que fuese su
onentacíones del régimen anterior. Las privatizaciones serán 11 .urso, nunca tuvieron capacidad constituyente. Pero la
mantenidas, e incluso proseguidas en las infraestructura s 1 11 urrencia del momento autoritario, acompañada por el
La fiscalidad seguirá estando entre las más bajas del contí ulormecimiento de los mecanismos y las instituciones de-
n~~te. El nuevo sistema de jubilación por capitalización in 1110ráticos, colocó en el candelero a ciertos grupos de pre-
dividual, que deja sin cobertura a un importante sector de la 1111\ (en el sentido más amplio del término), puesto que los
población en un país de fuertes desigualdades, permane nulitares, ya sea que favorecieran de manera consciente o no
vigente, así como la legislación laboral, que limita el derecho I ( orporativismo, discuten y negocian, en ausencia de parti-
~e huelga y la sindicalización. No se introducirán reforma 010 políticos, con las asociaciones patronales, los sindicatos
smo muy gradualmente, por miedo a dejar creer que se trat.i ohr 'ros, la Iglesia católica. Es así como el empresariado
de volver al período maldito de la Unidad Popular. Il'mpre fue el principal sostén de los golpes de Estado desti-
La democracia está bajo tutela, no sólo en virtud del rol 1I.\d s a restablecer el orden y la disciplina del trabajo. Pero
institucional del ex dictador o de las funciones que corres 1,1 sindicatos obreros burocráticos y gestores son también,
pon~e~ a los militares, sino porque la parte más podero a, , p rtir de los años sesenta, interlocutores privilegiados y
l~ mas mfluyente de la burguesía, aquella que posee en par mciliadores de los militares en el poder. En cuanto a la je-
tl~ular todos los medios de comunicación, considera que la 1 \1 quía católica, que considera sospechosa a la democracia,
dictadura fue un éxito para sus miembros, y en consecuen hi-ndice todas las intervenciones militares y aprecia muy
~ia para Chile. Hay consenso entre las elites, incluso en la JI.llticularmente a los generales integristas, deseosos de de-
Izquierda, sobre la legitimidad de la transformación econ ) l 1Iter "el estilo de vida occidental y cristiano" de Argentina.
mica emprendida bajo la dictadura. El retiro del Estado, la Desgraciadamente, el retorno de la democracia habrá
d:sregulación de la economía, la promoción de las exporta «nido a perturbar ese desorden establecido, donde la fuerza
ciones no tradicionales permitieron el despegue de Chile. ; I

11 Véase Patricio Navia, Las grandes alamedas. El Chile post-Pinochet,


20.Véase Carlos Huneus, Chile, un país dividido. La actualidad del pasado. . uuiago, La Tercera, 2004, pp. 33-36.
Santiago, Catalonia, 2003, p. 63.
II ucesivamente en 1930, 1943, 1955, 1962, 1966 Y 1976.
144 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 145

reemplazaba el derecho y las corporaciones, la libre exprc rudicatos siempre puestos bajo control administrativo. Los
sión de los ciudadanos. 1 nsables de la dictadura, convencidos de que el pero-
El presidente Alfonsín, que en 1983 les ganó a los per ) 111 1\ era invencible, creían haber encontrado así la solución
nistas, no tiene la intención de firmar un compromiso e 1\ , us inquietudes para el porvenir, pero el éxito de Alfonsín
los dirigentes de la dictadura, aunque su partido (la Uní 1\ 1'11.,0 en entredicho el resultado de esas negociaciones, sin
Cívica Radical) tradicionalmente se haya adaptado al sis 111 b rgo de acuerdo con la tradición política nacional.
tema pretoriano, desde los años cincuenta, haciendo gala el . Ante todo, Alfonsín va a tratar de democratizar los sindi-
un oportunismo desvergonzado. Por su parte, él pretend uos, para garantizar, si no un mínimo de transparencia y la
renovar el radicalismo para transformar el movimiento en I1II1petencia interna que el "verticalismo" peronista no per-
un moderno partido socialdemócrata. Su objetivo último s 111II ,al menos cierta representación de las minorías. Para
acabar con la hegemonía militar e impedir el retorno d I 11. intocables líderes de las grandes federaciones sectoriales,
péndulo hacia el autoritarismo. Para ello debe restituir al , Ire ta de una verdadera declaración de guerra, o, para de-
Estado, a las instituciones y a los mecanismos representati .1110 en el lenguaje sindical, una "agresión definida contra la

vos todo el lugar que les corresponde en una democracia II 'obrera y sus conquístas'l.P Como consecuencia de ello,
que los grupos de interés, las corporaciones y los "factor s Ipo ierno radical deberá enfrentar nada menos que 13 huel-
de poder" han usurpado. Esta ruptura histórica supuesta I nerales de una jornada o más en menos de seis años ...
mente marcará el fin de la inestabilidad crónica. 11\ estos casos, aunque los problemas salariales hayan de-
El momento es favorable. Las expectativas de la opinión I "'1 ñado un papel indudable en el éxito de estas moviliza-
respecto de la democracia son elevadas. Los militares y sus 1'11\' , la CGT peronista perseguía esencialmente objetivos
apoyos civiles están desacreditados en forma duradera, y esto 1",lllí os.
ocurre en todos los sectores de la opinión. A la guerra sucia 1.:.1 empresariado industrial y agrícola no tardó en al-
a la derrota infamante de las Malvinas se sumaron la debacl ' '1 'contra la política fiscal, sin embargo moderada, de un
económica y el aventurismo internacional. En efecto, hemos 11111 .rno considerado poco comprensivo a su respecto. Es
visto a los paladines de la tercera guerra mundial, a los exter 11 1 t que en septiembre de 1983, a algunas semanas de las
minadores del comunismo acercarse a Cuba y a la URSS para 1 I 'í nes, un centenar de instituciones patronales, y no de
hacerle la guerra a Margaret Thatcher. La cantidad de lo' I 1\1 nores, de, la Sociedad Rural a la Bolsa de Comercio,
partidarios del Proceso, por lógica consecuencia, disminuyó. It ,,) an publicado un comunicado de apoyo a la dictadura y
Hasta las clases medias, que aprovecharon la plata dulce d ,1.\ ruerra antisubversiva."
un peso sobrevaluado, que arruinaba la producción nacional
pero daba la ilusión de pertenecer al "primer mundo", apor- , Sobre las costumbres sindicales mafiosas de los caciques de las gran-
taron sus sufragios al candidato radical. Así, los peronista . lo ti raciones obreras, y en particular las de los metalúrgicos, véase Ro-
perdieron las elecciones, y esta derrota fue sobre todo la de I .11•• Walsh, ¿Quién mató a Rosendo?, Buenos Aires, Tiempo Conternporá-
,1 1969, así como Ricardo Cárpena y Claudio Jacquelin, El Intocable. La
líderes sindicales violentos y sin escrúpulos que habían rega-
/,'//11 secreta de Lorenzo Miguel, el último mandamás de la Argentina, Bue-
teado con el poder un intercambio de favores. Impunidad a Ir ,Sudamericana, 1994.
cambio de la transferencia a sus antiguos dirigentes de los ,"\. s argentinos estuvimos en guerra", en La Nación, 21 de septiembre
146 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA... 147

La Iglesia, por su parte, apenas restablecida la democra- vocó la irrupción autoritaria. En otras palabras, se esfuerzan
cia, había tomado distancia de un gobierno que se declaraba por preparar el porvenir con los ojos puestos en el pasado. Si
hostil a los "vencedores de una guerra justa contra el mar- la relación de fuerzas lo permite, el régimen representativo
xismo ateo". Para sus más estruendosos predicadores, este restaurado, en consecuencia, tendrá que aprender a funcio-
gobierno laico y sin Dios estaba confabulado con la subver- nar en un marco coercitivo impuesto por el régimen autori-
sión, la delincuencia y la "pornografía". En especial cuando Lario.Chile es el mejor ejemplo de este tipo de "democracia
se negaba obstinadamente a confiar la enseñanza pública a protegida", en otros términos, inconclusa o incompleta, en
un ministro escogido por la jerarquía.P y que además em- virtud de las instituciones que ha heredado. Para aclarar la
prendía reformas destinadas a modernizar la patriarcal so- situación, se habló de "enclaves autoritarios", pero tal ver
ciedad argentina. La ley sobre el divorcio, el proyecto de ley habría que hablar más bien, como lo sugiere un autor chi-
sobre la autoridad parental compartida serán condenadas l no, de "enclaves democráticos"26en un marco autoritario.
sin apelaciones por una Iglesia que, sin embargo, había per- Estos enclaves condicionan de hecho el funcionamiento
manecido silenciosa frente a los crímenes contra la humani- l la democracia restaurada, aun más cuando Pinochet ha-
dad cometidos por la muy devota dictadura. bía apostado por el fracaso de la democracia, que habría
El gobierno democrático finalmente habrá presumido ncluido con su retorno a la presidencia. Por eso se había
de sus fuerzas. Su estrategia de democratización le habrá previsto todo o casi todo para sabotear el régimen represen-
hecho abrir demasiados frentes a la vez. Aprovechando el tativo. La democracia según Pinochet, tal y como se delinea
deterioro de la coyuntura económica en 1987, la oposición n la Constitución de 1980, está directamente inspirada por
desleal une sus esfuerzos cuando las arcas están vacías y la la experiencia de la Unidad Popular. Pero la obsesión por el
deuda externa (multiplicada por seis bajo la dictadura) se p sado es también compartida por las fuerzas dernocráti-
vuelve insoportable. Alfonsín no culminará su mandato y l que gobiernan a partir de 1990. En efecto, su prioridad
traspasará el poder antes de término a su sucesor electo. ,. impedir toda "regresión autoritaria". Y para esto van a
, .Iorzarse por reducir las tensiones, evitar los conflictos y
11 hacer nada que pueda despertar los viejos demonios.
ENCLAVES y ESCOLLOS 1" e a los discursos convencionales, o valientes, que convo-
l an a mirar resueltamente el porvenir, el retrovisor ocupa
Las dictaduras contrarrevolucionarias del último cuarto del 1111 gran lugar en el manejo del país.
siglo XX tienen un objetivo común cuando abandonan el go- De hecho, la Constitución de 1980, ratificada de nuevo
bierno, y es el de impedir el retorno de la situación que pro- ,'1\ 1988, y renegociada marginalmente con las fuerzas polí-

li as en 1989, legitima plenamente el proyecto político de la


de 1983, citado porWaldo Ansaldi, "El silencio es salud'. La dictadura con- ti i tadura. Confiere enormes prerrogativas a las Fuerzas Ar-
tra la política", en Hugo Quiroga, César Tcach et al., Argentina 1976-2006, madas, cuyos jefes son ubicados, por lo menos hasta 1998,
Rosario, Horno Sapiens, 2006, p. 102.
25 El segundo ministro de Educación del gobierno de Alfonsín, Jorge F.
Sabato, se negó incluso a prestar juramento sobre la Biblia. Pero en este 26 Manuel Carretón, La sociedad en que vivi(re)mos. Introducción socio-
país laico, el catolicismo todavía está inscrito en la Constitución ... IrlJ:icaal cambio de siglo, Santiago, LOM, 2000, pp. 123-126.
148 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 149

por encima de las decisiones de las autoridades legales. La 1, vi ta histórico, pero que comparten la particularidad de
amnistía decretada por el general Pinochet, además, garan- 1"I'I"lr la convivencia de una democracia en el marco de una
tiza la impunidad a los dirigentes y a los esbirros de la re- I unst itución autoritaria. En México, el autoritarismo no
presión. A veces será interpretada o sorteada, pero nunca 1 H de un golpe de Estado, sino de una revolución anti-
revocada. El modo de escrutinio -mayoritario binominal- lu tatorial que, entre 1910 y 1920, desencadena una verda-
asegura de hecho la sobrerrepresentación de la derecha y I 1,\ guerra civil. Los vencedores, para superar sus rivali-
prohíbe el retorno al Parlamento de una izquierda contesta- 1,,1 .s, deciden unirse para gobernar juntos, de acuerdo
taria o revolucionaria. El Senado es "moderado" por nuev 1111 1espíritu revolucionario. Poco a poco nacen de este
senadores designados o vitalicios, entre los cuales hay cua- 1" oyccto de pacificación instituciones unificadas, que to-
tro militares. Los miembros de la Corte Suprema son ina- 111.11\ el control del Estado y de la sociedad. El presidente

movibles, así como la mayoría de los magistrados. Pero el 111) reelegible) será omnipotente durante su mandato. El

enclave principal seguirá siendo, hasta 2006, el general Pi- e 1111 rreso (monocolor) está a las órdenes. El partido (co-
nochet mismo. 111',\ de transmisión) garantiza la organización corporati-
Sólo en 2005 (con fecha de ejecución en 2006) y con el 1.\ de la sociedad. Ahora bien, es en ese marco sin reta-
acuerdo de la derecha, algunos de los "enclaves" dictatoria- l' II'S que una apertura electoral gradual desembocará en
les más escandalosos son suprimidos. Esto ocurre con la li- 1)(10 n la alternancia.
mitación de las competencias militares del presidente, d L s "revolucionarios" perdieron el poder, pero las insti-
los senadores designados. Pero la ley electoral, que por 1 111 iones construidas a medida para el partido-Estado no

tanto favorece a la oposición de derecha, permanece intoca- 1 11\ muy adaptadas a un régimen pluralista y competitivo.
ble. Del mismo modo que la municipalización de las escuc- II1 I'"te modo, si bien el presidente es poderoso, ya no dis-

las, o la privatización de las jubilaciones, que sin embarg 1"111 ' de la mayoría en el Congreso, en adelante dividido en

están en el origen de serias dificultades para Michelle Ba- ti' t rcios. En cuanto a los parlamentarios, si bien no son
chelet, cuarta presidenta de la democracia en curso de r - 1 1 Il' ibles, no tienen que rendir cuentas a sus electores, y

construcción; ya que finalmente, sólo al término de 15 año' 111111 ha menos en la medida en que una fracción de ellos

de gobierno representativo y 25 años después de la promul I "diputados de partidos", elegidos de manera proporcio-
1

gación de la Constitución en vigor, la transición chilena pa- 1 rl ) ni siquiera están vinculados a una circunscripción.

rece haber llegado a su término, sin que por ello haya sid ,0111 lependen de los partidos o de los gobernadores. Dado
repudiada la herencia de la dictadura." 1'". las prerrogativas extraconstitucionales del presidente
Uno puede verse tentado a comparar los casos chilen 11 011 antaño de México un Estado, si bien federal, alta-

y mexicano, en las antípodas uno del otro desde el punto 11 111 • centralizado, el federalismo no era más auténtico

1111 la democracia. Hoy en día, los gobernadores gozan de

111 poder total. Pueden practicar una gestión discrecional,


27 Véase Patricio Navia, Las grandes alamedas, op. cit., pp. 247-255, Y 1, 1 1.1 comportarse como verdaderos autócratas, dispo-
Paul Walder, "Chile, una modernización de dos caras", en Contrapunto dI'
América Latina, Madrid, abril-junio de 2005, pp. 26 Y 27. Desde las refo: 011 lid de la policía y de la justicia a su santa voluntad, o
mas de 2005, la Constitución no lleva ya la firma de la junta de 1973. 1 I En pocas palabras, la democratización de la cumbre
150 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 151

del Estado sin reforma constitucional reforzó el aut 111\ .1 1 n29 permiten pensar que el PAN, que tanto combatió
rismo local, como lo prueban los escándalos que estalla 11 '1 rnocracia, es perfectamente susceptible de volver a
hace poco en los Estados de Puebla y de Oaxaca.P tI'l' hábitos del Estado-partido. Por supuesto, esto no
El riesgo de ingobernabilidad no es menor en un si 1 '111 1IIIIta que en la actualidad se haga sentir una deriva he-
tan bastardo, surgido del perfeccionamiento de un réguu I 111111¡j a, pero en México algunos piensan que ésta siem-
autoritario sui géneris. Porque no hubo ni puede haber 1111 l'P sible.
"deslegitimación" completa del régimen PRI. Y ¿cómo M'II 1,ISmuy amplias misiones asignadas a las Fuerzas Ar-
posible la "depriización" de un México democrático cutuul ,1.1 m el marco de la reorientación interna surgida de
el PRI, así como por otra parte el Partido de la Revoluc 1'1 11os sesenta, teorizada más tarde como "doctrina de
Democrática (PRD), reivindican su herencia? ¿Y cuan 111 I '11ridad nacional", suscitaron la mayoría de las dicta-
PRI, primero en cantidad de gobernadores, tiene más S '11 1 I •.• udamericanas. Ahora bien, hay que tener muy en
dores que el partido del presidente, el Partido Acción NlII" 111que fueron pocos los Estados donde legislaciones
nal (PAN), mientras que el candidato del PRD estima h,,11 1'111ritarias despojaron a los militares de esa misión
ganado las elecciones presidenciales de 2006? iuridad interior que habrá hecho todo lo posible para
Hasta es posible, en tales condiciones, temer que, si 1, 11 .unr la usurpación política. Únicamente El Salvador,
instituciones moldeadas por y para un sistema autorit 111 1"u-s de 12 años de guerra civil sin vencedores, y Argen-
no son liberalizadas, los nuevos dirigentes se vean tenuuk CJIIconoció siete años de terrorismo de Estado y cin-
I

tarde o temprano, a reanudar lazos con las prácticas poln 11.1de dominación pretoriana, llegaron muy lejos en
cas probadas del antiguo régimen. Por cierto, el sistema 1, ntido.
porativo fue fuertemente erosionado por las políticas 1111 1 11:.1 Salvador, luego de los acuerdos de paz de Chapul-
micas de desestatización y de apertura comercial. Pero 11 , (México), en 1992, bajo la égida de las Naciones Uni-
asociaciones campesinas o las redes "populares" de 1, , dos cuerpos de policía militar reputados por su bruta-
nomía informal no representan ya la clientela masiva di 1(Policía de Hacienda y Guardia Nacional) fueron disueltos
ciplinada en la que podía abrevar el Estado monop 11 1 . "'1 lazados por una nueva policía nacional civil, inde-
otras organizaciones conservaron su influencia, muy plll 1 11nte del Ejército y beneficiaria de una amplia coope-
permeables a la democracia y siempre listas para aso i,1I 111 internacional. Las reformas constitucionales de 1992

con el poder, cualquiera que sea. La alianza inesperad I ,1 1,y fundamental de 1983 prevén (art. 212) además que:
presidente Fox, vencedor del PRI en 2000, con el sindi l' 1'\1rzas Armadas tienen por misión la defensa de la
de los docentes, joya del corporativismo "revolucionar \¡ 1 IIIra nacional y de la integridad territorial. El presi-
la ayuda aportada al candidato del PAN durante las el (1 1,, ,1titulo excepcional, podrá apelar a ellas para el man-
nes de 2006 por su poderosa dirigente y la influencia 11'
ésta ejerce en adelante sobre el secretariado de Estado ('11
1 111 'r
Gordillo, una pariente del presidente Carlos Salinas, se adueñó
11101
IIlO de los docentes (SNTE) con el apoyo del gobierno en 1989. Fue
28 "Injustíce et impunité autour de scandales de pédophilies dan ••11 1 • t, 111 , del grupo parlamentario PRl en la Cámara de Diputados. Véase
mexicain d'Oaxaca", en Le Monde, 27-28 de mayo de 2008. , '1'" lto de maestros", en La Jornada, 18 de mayo de 2008.
152 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS 153
LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA...

t~~imiento de la paz interior, de conformidad con las di 1111 I ior": los jefes de Estado Mayor son integrados al Con-
SICIOnesde la Constitución'L'? 1(1
1'1 de Seguridad. Los militares se anotan unos puntos en-
En Arg~ntina, el primer presidente civil democráti .1 1111 ". La imagen de la democracia queda evidentemente
mente ~le~¡do desde 1928 hace de la nueva ley de defensa 111 ida por este episodio enigmático que tomó al go-
una pnondad, desde su elección en 1983. Ésta está lln
I I \ 11 por sorpresa.
mada a reemplazar a la que había sido promulgada por \·1 En Brasil, como vimos, el aparato militar permanece
general Onganía
. . en 1966 (Ley 16 . 970/66) y q ue conce d .\ 111.1 ·to y autónomo tras la llegada al Planalto del presiden-
competencias Interiores extendidas a los militares erigido arney, Sólo bajo Fernando Henrique Cardoso, elegido
en protectores del Estado. La misión de las Fuerzas Arm: " I 94, los militares serán privados de toda cartera en el
d as, segun
' 1~ nueva ley, está estrictamente restringida a "1.\ 11 del gobierno tras la creación del ministerio de De-
defensa ~~clOna~, con exclusión de la seguridad interna I 'IS . Pero la nueva Constitución de 1988, que reemplaza a
Los servicios d~ Informaciones militares (art. 19) sólo ti 1, que había sido promulgada en 1967 por el régimen auto-
nen comp~tencIa e~ el exterior del país. El Consejo de D . III.Irio, indica que las Fuerzas Armadas están "destinadas a
fensa Nacional no Incluye a ningún militar en calidad de k\ nder la patria y los poderes constitucionales, Y a garan-
tal. Por eso, muy pronto se emprende una violenta campal '1 111 <1r la ley y el orden a la solicitud de uno de ellos" (n, art.
con~ra este g?~ierno, que se esfuerza por privar a los part: I 12.). Lo que equivale a decir que el Legislativo Y hasta el
dan~s de ~a.Injerencia militar de todo pretexto oficial. L , tudicial están autorizados a requerir el ejército nacional
medios militares, por su parte, condenan lo que consid p.ira garantizar el orden público. Esta grave imprecisión
ran una "política suicida". La prensa conservadora hace I ti ,1 texto, que daba a cualquier juez poderes reales, sólo fue
coro, d~~unciando la vulnerabilidad del país frente a la \ 1\ rimida en 1991, reservándose el presidente la exclusivi-
su~versIOn, cuando la "amenaza comunista" no ha desapa
.lad de esta decisión.
recido y permanece activa en América Central. Esta a Por la Constitución de 1967, las policías militares de los
me t . , . rgu
n aCIOn tiene mayor asidero en la medida en que la I'.stados federados habían sido militarizadas Y colocadas
nueva ley pronto es puesta a prueba cuando, el 23 de enero hajo el control de la jerarquía del Ejército. La desmilitariza-
de 1989, un regimiento de infantería es atacado por un I ¡ n de la seguridad pública no se produjo en las mejores
g~~p~ de guerrilla formado por "soldados perdidos" del I ondiciones. Las "policías militares", por su formación y su
Ejercito
di Revolucionario del Pueblo (ERP) .31 El Eiércit .
jerci o es In I iltura corporativa, permanecieron muy militarizadas. In-
me latamente movilizado por decreto contra "el enemig I .rvienen en un espíritu de "guerra al delincuente", Y exclu-
ivamente con miras a "aniquilar al enemigo". Ni la protec-
30.Véase Ricardo Córdova Macías, "El Salvador, los acuerdos de paz y las
ción de los bienes y de las personas ni la prevención parecen
re laClOnes cívico
. -rru'1'itares " , en Rut Diamint et al., Control civil y [uerzas. \ rmar parte de sus misiones. Estas fuerzas de seguridad, do-
arma d as, op. cit., p. 546. . tadas de armas de guerra, rastrillan las favelas, territorio
31 Un gru~o de guerrilla, vestigio del ERP guevaro-trotskista de los año
sete~ta y cunosamente bautizado "Movimiento Todos por la Patria" (MTP~
del "enemigo". Practican una justicia expeditiva, que ex-
~a~;adata(cado. el .cuartel del 3° regimiento de infantería motorizada de La plica un porcentaje elevado de homicidios. Sus tropas de
a a a provincia de Buenos Aires). .Iite, tanto en Río de Janeiro (BOPE) como en San Pablo
154 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 155

(ROTA),32 constituyen verdaderos "escuadrones de la muerte" 111 .versibles, de los vacíos dejados por las aventuras autori-
en uniforme. No sólo los policías militares (llamados senci 1.11 i s. El sueño de los poderes fuertes a menudo fue un Es-
llamente soldados) matan, sino que son recompensados por 1.11 débil. "Menos Estado es más patria", según el eslogan
eso por los poderes públicos. 11.\ ionalista incongruente de los dictadores argentinos.
Estas policías, que cuentan con un número de efectivos 1'1'1'0 ese "menos Estado" raramente significó "mejor Es-
muy superior al del Ejército (350 mil hombres), y que pOI I.ld ". Por transferencia, cesión o supresión, el desmantela-
otra parte son mal reclutados, mal formados y mal remune 1111 .nto del Estado que se retira de los servicios públicos en
rados, son tan violentas como poco eficaces, tanto en virtud Illovecho del mercado debilita al garante de los derechos civi-
de su preocupación por el espectáculo como debido a su h- y de las libertades. El Estado deja entonces de ser central
complicidad con la gran delincuencia. Por eso el gobiern 1\ la vida nacional. Convertido en terrorista, incluso se auto-

central apela con frecuencia al Ejército para garantizar la se .h-struye, como "realización del derecho", deslegitimando el
guridad pública. Durante las grandes manifestaciones inter- • 11I1 enso sobre las reglas del juego y derogando toda referen-

nacionales, o como resultado de las campañas de intimida- I 1.1 normativa susceptible de garantizar la coexistencia so-

ción por parte de bandas de narcotraficantes, como aquellas I 1.11.34 Es así como a fines de los años noventa se pudo ver a

que impusieron en Río de Janeiro en varias oportunidades policías provinciales, en Argentina y en otras partes, que a
una verdadera suspensión de las actividades, a menudo s urulo privado y bajo gobiernos democráticos practicaban
recurrió a unidades del Ejército: los soldados patrullaban 1 cuestros. extorsiones y ejecuciones. Y estas desviaciones

entonces las calles, se apostaban vehículos blindados en lo un mucho más que simples atropellos o efectos pasajeros
cruces. Treinta y una veces entre 1985 y 1997, en 17 oportu- ,11,1 traumatismo autoritario.
nidades bajo Fernando Henrique Cardoso, el Ejército fue asf La mayoría de las veces, las trabas a la gobernabilidad
requerido, y el presidente Lula no rompió con esta práctica l' explican por la reducción de las competencias públicas

federal.P Estos despliegues totalmente inadecuados tran- 1 11 prendidas bajo las dictaduras. A partir de entonces el Es-

quilizan a los ciudadanos, se dice, precisamente cuando tes- 1.1 1 ya no tiene los medios para responder a las demandas

timonian la vulnerabilidad del Estado de derecho y debili- .\ su sobrecarga suscitada por las enormes expectativas li-
tan la credibilidad de un régimen de libertad. '.Idas con el retorno a la democracia. En ocasiones, por el
La herencia del pasado dictatorial no siempre es insti- • ontrario, el nuevo régimen se ordena en forma indirecta
tucional y concreta. Procede también de las destrucciones Il'specto de la matriz autoritaria. Así. en Brasil, el Estado
nunca fue cuestionado por los militares, y esto en ningún
',\lnpo. Por el contrario, por mencionar sólo un ejemplo, el
32 Sobre estas tropas de elite y su comportamiento violento, véase el
numero de las empresas públicas se incrementa en cerca de
polémico libro escrito por ex policías y un ex secretario de seguridad del
E~tado de Río de J~eiro, Luiz Eduardo Soares, André Batista y Rodrigo
Pimentel, Tropa de Elite, Río de Janeiro, Objetiva, 2008, así como el filme de 14 Véase sobre todo, a este respecto, Ricardo Sidicaro, La crisis del Esta-
José Padilla, basado en el libro. do y los actores políticos y socioeconómicos en la Argentina (J 989-2001),
33 Según Paulo de Mesquita Neto, "Fuerzas armadas y seguridad pública 1\\1 'nos Aires, Eudeba, 2002, así como Osvaldo Iazzetta, Democracias en
en Brasil. Instituciones y políticas gubernamentales", en Rut Diamint et al" busca de Estado. Ensayos sobre América Latina, Rosario, Horno Sapiens,
Control civil y fuerzas armadas, op. cit., p. 211. 1007,
156 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 157

doscientas de 1964 a 1980. La empresa de aeronáutica Ern 1 ' pectivos de diferentes grupos sociales y profesionales es-
braer; en la actualidad tercer o cuarto fabricante de avion ~ 1(10 inscritos en el texto, fijando así su situación del momento
mundial, fue creada en 1969. Para los dirigentes brasileños . impidiendo toda reforma estatutaria, se comprenderá fá-
de entonces, el crecimiento y el Estado se confundían: ,1 1 ilmente que este "mosaico de intereses" constitucionaliza-

desarrollo acelerado significaba el desarrollo del Estado eI esté en el origen de numerosos problemas financieros y
Por consiguiente, el Brasil democrático no tuvo que enfren p líticos del Brasil contemporáneo. En efecto, esta Constitu-
tar los mismos desafíos que otros países. Pero allí la heren 1 i n antiautoritaria, que habría ganado siendo "corta y os-
cia dictatorial asumió una forma paradójica. e lira" pero que por el contrario comprende 250 artículos, in-
La Constitución brasileña promulgada el 5 de octubre de I -gró cuantiosos temas que por otra parte dependen de la ley
1988, en efecto, lleva la marca del régimen anterior. Pero SI ordinaria y no puede ser reformada sino por enmiendas
también ella está vuelta sobre el pasado, no es para perpc ( onstitucionales votadas por la mayoría de los tres quintos
tuarlo sino para conjurarlo: la nueva ley fundamental es s d 'las dos cámaras. En consecuencia, no facilita el buen fun-
bre todo antiautoritaria. Se puede considerar incluso que, ell 1 i namiento de la democracia.

ciertos campos esenciales, hace diametralmente lo contrario


de las orientaciones institucionales del régimen precedente:
éste era hiperpresidencialista y centralizador; casi no resp DE LAS DEMOCRACIAS AMENAZADAS
taba la división de poderes; el Congreso no era más que una
cámara de registro de decisiones tomadas en otra parte; era 1. ómo desaparecerían las prácticas autoritarias cuando los
hostil al federalismo y a las libertades locales. Ahora bien, la principales actores de los regímenes dictatoriales siguen
Constitución de la Nueva República fue elaborada desde una presentes, y disponen de poderes institucionales para pesar
perspectiva claramente parlamentarista. Pero la naturaleza obre las decisiones que comprometen tanto el pasado
del régimen definitivo no fue decidida sino algunos años más lomo el porvenir? En efecto, una vez restaurada la demo-
tarde, por referendo (abril de 1993), y la elección recayó en racia en los países de militarismo crónico, los comporta-
tonces en un régimen de tipo presidencial. Brasil se dotó a mientos antidemocráticos siguen estando generalmente en
de un sistema híbrido de gobierno parlamentario presiden vigor. La oposición desleal conspira, los militares descon-
cialísta, en el cual el Congreso recibió atribuciones muy ex I -ntos y sus mentores civiles manifiestan según su gramá-
tendidas con el objeto de servir de contrapeso a una eventual uca convencional. Y el miedo al golpe de Estado planea so-
tentación autoritaria del Ejecutivo. La Constitución, por otra hre todas las democracias posdictatoriales. Los gobiernos
parte, sanciona una verdadera descentralización. El federa 1 .presentativos sucesores ciertamente pueden tratar de
lismo es revalorizado. Las entidades federales, incluso las e 11 utralizar el veto de las fuerzas ligadas a la dictadura, re-

munas, recibieron competencias ampliadas, sobre todo en ducir al silencio a los facciosos, imponer la subordinación y
los campos fiscal y financiero. AlPoder Judicial. por su part " 1.\ disciplina en el seno del aparato estatal. Pero para 10-
se le otorga una autonomía administrativa sin ningún control grarlo sólo disponen de la bendición popular y la legitimi-
externo, que va mucho más allá de la preocupación por la se dad surgida de las urnas. Por eso, a veces, mientras se es-
paración de los poderes. Si se añade a esto que los derechos III rzan por limitar los recursos institucionales y políticos
158 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 159

de los eventuales golpistas, los nuevos dirigentes se con ten 1.1 general felón no sólo había participado en el derroca-
tan con reducir las tensiones y con tratar de captar a lo m i nto del viejo dictador, también había contribuido a la
sectores de opinión favorables a las fuerzas del pasado. el . .ignación de Wasmosy como candidato colorado a la pre-
Por eso, con mucha frecuencia el poder legal retroced ' 1 I ncia al manipular, se dice, las elecciones primarias.
con el objeto de desarmar a los rebeldes, transige con los M< aún, había puesto de manifiesto, al servicio de "su"
perturbadores con miras a evitar una inaceptable reedición I .mdidato, su popularidad de "hijo del pueblo, que habla en
del pasado. La cuestión no es entonces saber si el riesgo d 'IlZ alta". 35

un golpe de Estado es siempre seguro. Puede suponerse qu Así, la línea divisoria entre poder civil y poder militar es
el contexto internacional era propicio antes de 1990 y el de 11 -xible. Los roles no están muy definidos. Yeso es lo que
rrumbe del comunismo. Ya no lo era después de esa fecha plica las tergiversaciones y las concesiones de la presi-
el restablecimiento de la paz en América Central. No ob ,I( ncia. Pero la opinión reacciona de otro modo y rechaza
tan te, durante mucho tiempo la amenaza pretoriana sigui I un firmeza el golpe, que también será condenado por los
siendo todavía muy actual, como lo prueban las vicisitud . inos del Mercosur y Estados Unidos. Esta reacción inter-
de la implantación de la democracia en Paraguay. 11.\ ional muy rápida hace fracasar al general Oviedo. Reti-
La caída de Stroessner; derrocado por los militares, n 1.\ lo de oficio, no deja sin embargo de complotar. Se sospe-
disipó, ni mucho menos, la tentación del golpe de Estado, I !I< que estuvo implicado en el asesinato del vicepresidente
sobre todo en aquellos mismos que habían puesto fin a la 11 marzo de 1999, uno de los hombres fuertes del Partido
dictadura. El régimen postautoritario sancionado por refe- ( olorado, así como en una sublevación militar en mayo de
rendo se parece bastante a un "stronismo sin Stroessner". lO O. Finalmente, la derrota electoral del general Oviedo en
El Partido Colorado sigue dominando el gobierno y el apa- lO 8, a la cabeza de su propio partido, apoyado por una
rato estatal. Ahora bien, el partido dominante está muy di- 1.1 .ción del Partido Colorado, sin lugar a dudas -en todo
vidido. En él, las luchas de clanes son particularmente vio- I .ISO como se cree en el Paraguay-, marca "el fin de la era
lentas. El 22 de abril de 1996, el presidente constitucional ti ,1 miedo a los golpes de Estado" que ocupaba "el imagina-
Juan Carlos Wasmosy destituye al general Lino Oviedo, co- 1111 político" desde la caída de la dictadura.
mandante del Ejército. Entonces éste se subleva, apoyad Las amenazas en Chile, país de tradición legalista in-
por una parte del Ejército y una de las tendencias del Par- I 111 'o entre los militares golpistas, toman una senda organi-
tido Colorado. Exige la dimisión del presidente y amenaza /.rl iva y corporativa donde los caudillos no tienen lugar. El
con bombardear el palacio de gobierno. Reacción presiden- I I "("citoactúa como institución jerarquizada. Aquí, nada de
cial: ¡Wasmosy manifiesta la intención de nombrar al gene- '( 11 rales disidentes y golpistas. Los únicos despropósitos
ral rebelde ministro de Defensa! Es cierto que Oviedo estab I .uc logados son imputables al general Pinochet o a aquellos
en situación de decirle a Wasmosy: "¿Quién te hizo rey?"."

René Fregosi, Le Paraguay au XA'" siécle. Naissance d'une démocratie,


I~
* Ésta es la respuesta que dio Adalbert de Périgord al fundador de In ¡'lIls, r:Harmattan, 1947, p. 341, y también "Paraguay, la sublevación fa-
dinastía de los Capeto, Hugo, cuya legitimidad era muy frágil, cuando éste 11 da y las perspectivas para la democracia", en Informe de lrela, Madrid, 16
le pregunta "¿Quién te hizo conde?". [N. del T.] ti" mayo de 1996 (multigrafiado).
160 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 161

que sus subordinados efectúan en su nombre. Pero la am . I I',¡ rcito es del todo autónomo y que el gobierno está
naza no es sin embargo menos seria. Mientras que los presl I 11" t bajo vigilancia. ¿Era entonces muy real el riesgo de
dentes constitucionales intentan recuperar la plenitud d . 111 rct rno a la dictadura? Probablemente no. Sin embargo,
sus competencias en el campo militar, rebeliones simbóli 11 IIn naza no se disipaba. La ampliación de la democracia
cas recuerdan periódicamente dónde se encuentra el verda -uía sometida a la buena voluntad del campo pinoche-
~ero poder. Puede tratarse, y el incidente es apenas percep I 1.\, civil y militar. Por eso la ley de amnistía nunca fue
tible para la opinión, de una simple violación del protocolo uulada y el desafortunado asunto de los cheques del hijo
republicano, cuando el oficial a cargo del desfile militar el • 1, l'inochet fue oportunamente archivado ...
la fiesta nacional rinde honores a Pinochet y no al pre i in lugar a dudas, fue en Argentina donde el gobierno
dente constitucional. Pero los ruidos de botas también pu • 1, 111 crático fue más lejos en el desmontaje de la dictadura
den hacerse más insistentes, como en la operación llamada 1.1 desmilitarización de la vida pública. Por primera vez en

"Ejercicio de Enlace" ("Ejercicio de coordinación") en 1990, 11111 vida historia de este país, un presidente electo, sin apo-
c~,ando se trataba de protestar contra el rechazo a la prorn " militar, va a exigir que los cabecillas de una dictadura
CIOnde los oficiales implicados en violaciones a los derechos IlIld n cuentas ante la justicia. En diciembre de 1983, la ley

humanos. Pueden incluso volverse resueltamente inquietan- ,1, "autoamnistía" es anulada, a pesar de la oposición extra-
tes, como durante el boinazo de mayo de 1993, cuando S' u.unente legalista de los peronístas.F En enero de 1984 tu-
vio a los militares en "estado de alerta" y vestidos con ropa l, r n lugar los primeros arrestos de los miembros de las

de combate, como en vísperas de un golpe de Estado. Mani- II111 t del Proceso: el presidente Alfonsín está muy decidido
festaban así contra la posible inculpación por malversación , .iscntar la democracia en forma duradera, reintegrando
de fondos de uno de los hijos del "general". 1111 Ejército saneado a la sociedad y el Estado y rechazando

La conducta arrogante de los militares chilenos con res- 1, r ivindicaciones de sus jefes indignos. No se decretará la
pecto al poder civil hasta 1998 tiene que ver con las brava- 1111 punidad por los crímenes cometidos y no se reconocerá

tas. ~l general Contreras, jefe de la Dirección de Inteligencia 11111 runa de los supuestos altos hechos de la "guerra contra

Nacional (DINA), la Gestapo chilena, que había sido juzgado I . munisrno". El gobierno quiere que los procesos estén
y levemente condenado bajo la presión de Washington por iiruitados a los principales responsables de la dictadura,
un atentado cometido en territorio estadounidense, no sólo 111'1" también que los castigos sean ejemplares. Ahora bien,
se benefició con condiciones particularmente cómodas d 1.\ dinámica desatada por el cambio de régimen y las revela-
detención, sino que algunos oficiales todavía en actividad
cotidianamente lo visitan en la base militar donde está "de-
tenido" .36 El Estado Mayor recuerda así periódicamente que
1 ubin, Escadrons de la Mort, l'école [rancaise, París, La Découverte, 2004,
1'1' 86-388.
36 El general Contreras había sido condenado a siete años de detención 17 Fuera de las simpatías de los partidarios del general Perón (tan natu-
por haber organizado el21 de septiembre de 1976 el asesinato, en Washing- , tll'S como ambiguas) por los militares, los juristas peronistas temían que
ton: de Orlando Letelier; ex ministro de Allende, y de su secretaria. Estados 1, nnulación de una ley promulgada por un gobierno "de Iacto" constitu-
Unidos había solicitado su extradición, que el general Pinochet había re- \ ,', a un precedente susceptible de cuestionar todo el edificio jurídico cons-
chazado. Sobre el general Contreras y sus métodos, véase Marie-Monique u uido desde 1930.
162 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS
LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 163

ciones sobre los horrores de la represión dictatorial van H


1" i .ta bastante difundido entre 1os mi'1'itares argen t'mos, 38 1o
malograr esta razonable estrategia.
1/" ' les significa ciertos apoyos civiles. Los jefes rebeldes
En efecto, algunos militares denuncian un "Núrernb '1'
.1 .guran que de ninguna manera quieren derrocar al go-
al revés", donde los vencedores serían juzgados. Numero o
lu .rno legítimo. Dicen que sólo defienden intereses corpo-
son entonces aquellos que se niegan a comparecer ante lo
r.uivos: solicitan entre otras cosas que los oficiales por de-
tribunales, seguros como están de la solidaridad de sus pu
h.rj del grado de coronel sean exceptuados de los juicios,
res y de sus superiores. La prensa conservadora y los políti
p 1'0 también exigen la dimisión del jefe de Estado Mayor
cos asiduos de los cuarteles echan leña al fuego: acusan al
d -l Ejército, porque no supo "proteger" a sus subordinados.
gobierno, que entonces reduce el presupuesto militar, de
La opinión pública apoya masivamente a las autorida-
tratar de "destruir a las Fuerzas Armadas". Pero la arrogan
d,'s democráticas contra los facciosos de Campo de Mayo.
cia mesiánica de los soldados derrotados es rechazada p ,
IJII inmensa manifestación de defensa de las instituciones,
la mayoría de la opinión pública, que aspira a una dem )
, 11 la que participan incluso los sindicatos peronistas, es or-
cracia fuerte que sepa hacerse obedecer. No obstante, lo
I',lnizada en la Plaza de Mayo, sede de la presidencia. Pero
militares de todos los grados siguen desafiando el pod "
,1 'jército se niega a reprimir a los suyos, y las tropas "lea-
constitucional al cometer actos de indisciplina. La Igle ia,
I "tardarán 48 horas en presentarse en Campo de Mayo.
por su parte, lleva a cabo misas militantes en honor a la
I'or su parte la población, muy movilizada, está muy deci-
"víctimas de la subversión", donde ante oficiales en uniforme
,1, la a intervenir de manera directa contra los rebeldes,
se pronuncian sermones incendiarios contra las autoridad'
, u-rtamente poco numerosos pero bien armados. El presi-
legítimas y las libertades. Por último, a partir de 1987,el go
ti, nte dice temer un baño de sangre y decide acudir en per-
bierno democrático debe enfrentar sucesivamente tres ti
una ante los facciosos para pedirles que se rindan. El jefe
blevaciones militares.
d,' tado constitucional, por lo tanto, va a parlamentar de
La primera tiene lugar durante la Semana Santa d '
!VII l a igual con un puñado de tenientes coroneles rebel-
1987, en la guarnición emblemática de Campo de Mayo,
,I,'s. Y el que será vencido es él. En efecto, mientras que Al-
sede de la Escuela Militar; la segunda se produce el 15 de
11111 in a su regreso asegura a los argentinos que todo está
enero de 1988 en la guarnición de Monte Caseros; la tercera
'11 rden, los rebeldes hacen saber que el presidente aceptó
estalla en Villa Martelli, a comienzos de diciembre del mis
IlId~ sus reivindicaciones. A los ojos de la opinión pública,
mo año. La punta de lanza de estas rebeliones está consti
, I p der fue humillado y dio marcha atrás. La gestión de
tuida por oficiales superiores pertenecientes a los coman
I,l primera rebelión será fatal para la popularidad del pri-
dos de operaciones especiales, que con el mayor placer SI'
111\'1' presidente de la democracia recuperada.
las dan de guapos con sus uniformes de combate, símb lo
sta frágil de~ocracia argentina no dispone entonces
de la guerra permanente; de ahí su nombre de carapintu
I ' ningún medio coercitivo frente a la insubordinación mi-
das. La mayoría de estos exaltados están convencidos de ha
ber cumplido heroicamente con su deber en el curso de la
guerra de Malvinas contra los británicos. Comparten una 1" Véase Alain Rouquié, "La tentación del catolicismo nacionalista en la
I 'pllllica Argentina", en Autoritarismo y democracia. Estudios de politica
ideología nacionalista muy anclada en un catolicismo inu-
I -rntina, Buenos Aires, Edicial, 1994, pp. 83-139.
164 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 165

litar. Los jefes del Ejército, nombrados por el nuevo '(1 ,1.\ ontra, la oposición armada antisandinista en Nicara-
bierno y que disponen de su confianza, se someten a 11 uu. El gobierno de Alfonsín, sin embargo, se ubicó sin va-
tropas o renuncian. La mayoría de las veces la solidaridad 11.1 iones alIado de los Estados ribereños opuestos a una
militar prevalece sobre la solidaridad gubernamental. 1·1 ••lu ión militar en el istmo, para evitar la desestabilización
mismo presidente es físicamente amenazado. Durante un" ,1, la frágiles democracias sudamericanas. Es así como Ar-
visita a Córdoba, en mayo de 1986, se divulga un atentado -ntina desempeñó un papel activo en el "grupo de apoyo"
con bomba cuyo origen no es nada misterioso: los servicio ,1 proceso de Contadora, que se reunió en Lima en julio de
de informaciones militares y "la mano de obra desocupada" \1)B5 con el objeto de favorecer una salida política y nego-
de la guerra sucia llevan a cabo una campaña psicológi .\ I t.ida a las convulsiones que entonces sacudían el istmo.
incesante contra el gobierno democrático. Por eso su estra Pero el asunto más delicado y más candente fue a todas
tegia va a consistir en reducir las tensiones exteriores y pri 111 el de Malvinas, fuente posible de injerencias renova-
var a los militares de todo pretexto de injerencia en el espa .I.rs por parte de los defensores de la soberanía nacional.
cio público. obre todo cuando el irredentismo militar tenía sólidas ba-
La nueva ley de defensa, que excluye al Ejército de la ' 1'· civiles y raíces históricas innegables. "Desrnalvinizar" la
guridad interior, va en este sentido. El arreglo de los prin i política internacional de Argentina era por lo tanto una ne-
pales puntos de litigios territoriales con Chile y el acercz 1 ' idad, delicada y dolorosa, cuando los ex combatientes,
miento con Brasil, "enemigo hereditario", por otra parte, limas de la dictadura, habían sido abandonados por ésta
privan a los militares de los argumentos patrióticos que jus 0\ su retorno del archipiélago. En enero de 1987, el gobierno
tifican su intervención. El arreglo del diferendo del canal d ' .rrgentino realizó los primeros contactos con Londres para
Beagle, al sur de Tierra del Fuego, gracias al arbitraje de la I onvenir un modus vivendi que permitiera evitar el con-
Santa Sede, ratificado por un referendo consultivo, era tanto lIi to y volviera a poner a los militares en el candelero.
más urgente cuanto que en 1978-1979 algunos generales ha El último levantamiento de los carapintadas tuvo lugar
bían pensado en desatar un conflicto armado contra Chil ' '11 1990, bajo la presidencia de Carlos Menem. Fue rápida-
con el objeto de dar un segundo aliento a la dictadura ... mente reprimido. El nuevo presidente, que, según se dice,
La voluntad común de la Argentina "redemocratizada" t mía debilidad por el nacional-catolicismo de los comandos
y de la Nueva República de Brasil de desmontar las viejas e mostró más receptivo a las exigencias militares que su
hipótesis de guerra y de dar prioridad al desarrollo se con predecesor, paradójicamente ocupó un lugar determinante
cretó primero mediante medidas de confianza en materia -n la "desmilitarización" de la vida nacional argentina. En
nuclear, donde Argentina supuestamente estaba más avan- .Iecto, como vimos, fue él quien privó a las Fuerzas Arma-
zada. En 1986 desembocó en un acuerdo de liberalización las de su poder económico y de su capital humano. Pero
de los intercambios, primer paso hacia la creación, cinco s lo en 1995, o sea, más de un decenio después del restable-
años más tarde, del Mercosur. imiento de la democracia, se pudo decir que el horizonte
La eliminación de las controversias diplomáticas era rgentino estaba en verdad liberado. Contrariamente a la
particularmente peligrosa tratándose de las crisis de Amé- onvicción muy compartida por los analistas en los prime-
rica Central, donde la dictadura había suministrado ayuda ros años de la Argentina postautoritaria, "el péndulo que
166 LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 167
A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS

apunta hacia los civiles dejó de amenazar con una rápida Negar y reprimir un pasado tan reciente y tan trágico
"IS.

vuelta hacia los mílítares"." 1111 parece la mejor solución para construir un porvenir se-
1I11 • Y la democracia ¿puede funcionar normalmente ha-

I n-udo suyo el relato de los "vencedores" y la "moral de cas-


I1 )" que emana de su "gesto liberador"? Para garantizar la
JUSTICIA y VERDAD
I"'Z pública, el Estado, por lo tanto, debe responder por el
" 1 rorismo de Estado. Los ciudadanos tienen por lo menos
En un continente donde la tiranía se había vuelto algo coti
diana, los dictadores y sus colaboradores nunca habían sid ) I lerecho de saber. Hay que "descubrir los crímenes y no
\ 1brirlos". 40 Sólo la verdad puede ser reparadora.
llevados ante la justicia. Es .cierto que, hasta el último cuar-
to del siglo pasado, las víctimas de los regímenes autorita No se trata aquí de detenemos demasiado en las políti-
,IS de la memoria tal y como fueron puestas en práctica
rios eran una cantidad limitada e inversamente proporcio
11\ ,más modestamente, de evaluar el alcance político del
nal a su frecuencia. Tradicionalmente, los opositores eran
11 abajo público de memoria sobre la consolidación de los
autorizados a partir al exilio, mientras que los dictadore
1 ('gfmenes democráticos.
derrocados simplemente eran desterrados. Pero a fines del
siglo xx, estas reglas del juego ya no se aplican. La cuestión de la memoria y el olvido habrá sido tratada
dI' manera diferente según los países, sobre todo en fun-
La violencia autoritaria, en nombre del combate contra el
1 ¡ m de la naturaleza de la actividad represiva y de las con-
comunismo, entonces ya no conoce límites, ni legales ni mo-
rales. La "lucha antisubversiva", llevada a cabo la mayoría d di iones del pasaje a la democracia. Pero en general, en el
( ontexto sensible de la transición, prevaleció una gran pru-
las veces contra civiles, es una guerra de exterminio. Se de-
tiene, se tortura, se ejecuta, se practican también represalias d .ncia. Las nuevas democracias, obsesionadas por el siem-
familiares, secuestros de niños y "desapariciones". Los muer- pre posible retorno, se dan como objetivo prioritario la go-
l>zrnabilidad. es decir, la inscripción en la duración y la
tos carecen de sepultura, los cuerpos de los "desaparecidos"
estabilidad del régimen constitucional. Sus dirigentes ante
son aniquilados. Los defensores de la cristiandad violan las
tradiciones cristianas más sagradas. Por eso, las familias de lodo están preocupados por no sacrificar la democracia pre-
las víctimas y la opinión pública exigirán más tarde castigos a ••.nte en pos de los derechos humanos venideros. En efecto,
,d tratar de castigar en caliente las violaciones pasadas de
la medida del crimen, o por lo menos la verdad sobre las viola-
ciones reiteradas a los derechos de las personas. A los ojos de lo derechos humanos, ¿no se corre el riesgo de poner en
p iligro el futuro de la paz civil, de las libertades, de los dere-
los responsables de la reconstrucción democrática, la impuni-
has fundamentales? Por otra parte, nadie sabe si poner fin
dad de los crímenes cometidos en nombre del Estado ¿no
a la impunidad de los "crímenes de Estado" permitiría im-
amenazaba con cuestionar el respeto por la ley,la igualdad de
los ciudadanos, los fundamentos mismos de la democracia?
En efecto, parece difícil construir el Estado de derecho 40 Sophie Pons, Apartheid, l'aveu et le pardon, Paris, Bayard, 2000, pp. 7
sobre el olvido y la reconciliación entre víctimas y verdu- Y8, Ytambién Paul Ricceur, La Mémoire, l'histoire, l'oubli, Paris, Seuil, 2000,
p. 627 [trad. esp.: La memoria, la historia, el olvido, Buenos Aires, Fondo de
ultura Económica, 2004].
39 "Wil the Brass Return?", en Newsweek {Intemational}, 21 de abril de 1986.
168 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 169

pedir que mañana vuelvan a producirse. Algunos incluso su ¡tll' -1 pasaje de un régimen a otro se produjo insensible-

brayan el peligro de ver que los dictadores se incrustan en \ I 1I1ut . Por otra parte, es preciso saber que el último gobierno
poder por todos los medios si están seguros de ser juzgado I1dlilar,el del general Figueiredo, ya había procedido a la de-
y condenados si lo pierden. El "síndrome Mugabe", en Zim I tll,\ i6n de los "duros", partidarios de una represión am-
babue. en 2008, acreditaría más bien esta hipótesis. 1II.Id., en el seno de las Fuerzas Armadas. La ley de amnistía
Los dirigentes de las nuevas democracias pesaron lo 1 I J79 no fue cuestionada por las autoridades civiles que,
riesgos. Según el traumatismo padecido y el margen de ni 1 1"11el contrario, quisieron volver la página al tiempo que
niobra de que disponían, optaron por la impunidad, la VI"~ It"k-mnizaban a las víctimas. Esta "conspiración del silen-
dad o el castigo. Así, la fórmula muy criticada del presid nlt 1,t" es regularmente deplorada por los comentaristas y algu-
Aylwin, sucesor directo de Augusto Pinochet, al reclarn.u 11" P rlamentarios.V Los gobiernos sucesivos mostraron
modestamente "la justicia en la medida de lo posible", '1 1 ". 111';una gran reticencia a abrir los archivos de la dicta-
más audaz de lo que hoy parece, teniendo en cuenta las COI1 1111,1. El mismo presidente Cardoso, ex profesor destituido
diciones desfavorables del momento. Cuando en Argentiu , • 11 los militares, ratificó el rechazo de sus predecesores. En
el presidente Néstor Kirchner declara en 2003 que duranl 111111al presidente Lula, en 2004, mientras que su Partido
veinte años "no se hizo nada" contra las violaciones de lo I 11)Trabajadores (PT) había sido violentamente golpeado,
derechos humanos del Proceso, puede leerse en esto una ni 1 11,1más alto nivel, por la dictadura, y que él mismo había
nera tendenciosa y politiquera de interpretar el pasado q\1 11,-ncarcelado en esa época, apoyó el rechazo del Estado
ignora los peligros asumidos por et gobierno elegid '11 nI' a hacer públicos los documentos referentes a la liqui-

1983, cuando se trataba de enfrentar en caliente a los re l' IIIn de la guerrilla del Araguaia.P provocando así la di-
ponsables de la dictadura. También puede comprend '1 ttl 11111 de su ministro de Defensa. Y sólo en mayo de 2009
que cuando en 2003 el gobierno elegido decidió reabrir 1(, I 1" sidente brasileño decidió crear un sitio oficial de di-
procesos de los responsables de la dictadura, se necesita: 011 d" a la represión de los años setenta.
veinte largos años para conocer, informar y sancionar SIII Por el acuerdo firmado en Uruguay entre los partidos po-
interferencias -ni peligros-los horrores del régimen instan los jefes de las Fuerzas Armadas con vistas a las elec-
rado en 1976. IlIt' enerales de 1984, estos últimos obtuvieron garantías
En Brasil prevaleció la ley del silencio y el olvido. El 1 1I·tll ,en particular el silencio sobre el balance de la die-
gimen semirrepresentativo instaurado en 1964 no con lit' "11.'.En otras palabras, nada de proceso. El clima político,
más que un período gravemente represivo tras la prornulg 1 11'11,no estaba para la confrontación. En marzo de 1985,
ción de la AI5 (la Enmienda Institucional núm. 5) qu ' ('11
1968 cerraba el Congreso y suspendía todas las garantías d, , t'alitics. Brazil and the Southern Cone, Princeton, Princeton University
derecho. El número de las víctimas, con respecto al (k 11 1'18, p. 55.
población del gigante sudamericano, fue bajo." mienu.i I ., 'C el blog del senador por el Partido Democrático Laborista (POT)
u rv.uu Buarque del 13 de febrero de 2008 (http://buarque.org.br).
~, I l Partido Comunista de Brasil (prochino) había establecido en 1970
41 0,1 "desaparecido" cada 100 mil habitantes en Brasil contra 32 1111
I l. " 1I(1' guerrilla rural en el sur del Estado de Pará. Varios de sus miern-
100 mil en Argentina, y 1 en Uruguay, según Alfred Stepan, Rethinking M, tll'llltnciados por campesinos, habían sido diezmados por el Ejército.
171
LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ...
170 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS . 1 ., fue siempre el relato
111 m representatIvo, lo que preva ecio
por otra parte, el nuevo gobierno constitucional promulgó 1, i tórico de la dictaciura: la versión dominante de los aconte-
una ley de amnistía muy amplia para todos los delitos polí- I irnientos posteriores a 1970 siguió siendo la de los re~P?~-

ticos y conexos cometidos desde 1972, una ley que debía .rbles del golpe de Estado del 11 de septiembre. La ?pmlO:
beneficiar tanto a los Tupamaros como a los responsables ti .mocrática. sin embargo, exigía la verdad. El ~obIerno,
de la dictadura. Pero el retorno a las libertades, como en partir de entonces, se esforzó por imaginar sol~~lOnes.~ce~-
otras partes, reveló no obstante la amplitud de las violacio- t ibles por todos, que no desestabilizaran el frágil eqUlhbno
nes a los derechos humanos perpetradas en los años negros ,< lítico del momento. Fue así como se privilegió la luz sobre
del régimen autoritario. Y los tribunales tuvieron que aten- la justicia. . d
der casos de "desapariciones", de torturas, de secuestros, de En beneficio de las familias y de la democracia. el 25 e
corrupción. El comandante en jefe del Ejército declaró en- abril de 1990 se creó una Comisión Nacional por la ~erdad ~
tonces que, en nombre de la institución, asumía los "daños 1 Reconciliación, con el objetivo de establecer un mform
colaterales", pero se opuso a las convocatorias judiciales de xhaustivo sobre las violaciones a los derechos humanos co-
los oficiales. El gobierno se preocupó de inmediato por esta metidas entre septiembre de 1973 y marzo de 1990. Esta
"escalada", que amenazaba con acarrear el retorno de la omisión Rettig. por el nombre de su presidente, estaba
violencia, y llamó a la opinión a no "exigir un precio impo- ompuesta de personalidades respetadas, entre ellas, un .ex
sible por la democracía'í.v' En diciembre de 1986, el Parla- ministro del general Pinochet. Sus trabajos nunca cu~stlO-
mento votó una ley de prescripción, bautizada "ley de extin- naron la ley de amnistía, puesto que sólo se trataba de,m:es-
ción de la capacidad penal del Estado", que fue muy mal tigar los hechos. Finalmente, el presidente de la re~u?hca,
recibida. De conformidad con la Constitución, un referendo en nombre del Estado chileno, pidió perdón a las víctimas.
de origen popular fue entonces organizado para imponer la Pero los militares se negaron a hacer lo mismo y l~s.Fuerzas
anulación de la ley.El16 de diciembre de 1986, sin embargo, Armadas impugnaron las conclusiones de la comISIón, ~?O-
hil 45 Los rnilita-
el 57% de los electores votaron por su mantenimiento. La yadas sin embargo por el 80% d e 1os CIenos. .
política de reconciliación, aparentemente, había prevalecido res seguían diciendo que no habían hecho más que cumphr
sobre la moral; la gobernabilidad había tomado la delantera con su deber. .'
sobre la justicia. Esto no impidió que, cuando la izquierda La comisión investigó más de 3 mil ejecuclOnes y,un mi-
del Frente Amplio llegó al poder, en 2005, se abrieran algu- llar de "desaparecidos". Después de haber revelado cnmenes
nos procesos, sobre todo de civiles cómplices de la muy sin- tan imprescriptibles, ¿es posible dejados impunes? L~:go. de
gular dictadura que había padecido durante diez años la la partida del general Pinochet de la dirección del EJe.r~lto,
Suiza de Sudamérica. los procesos se multiplicaron, sobre todo por la partIClpa-
En Argentina, en Uruguay y hasta en Brasil, el retorno a
• di idid 't 175 Todos los son-
las libertades, de pronto, echó luz sobre los métodos crimi- 4S Carlos Huneus Chile, un pais IVI I o, op. CI ., p. . d d t
deos de opinión sob're Chile citados a continuación e~tán saca os ~ e~ a
nales de la "contrainsurrección". En Chile fue diferente por-
obra Véase también Patricio Aylwin, "La comisión chilena sobre ~er . a d~
que inmediatamente después del restablecimiento del régi- . '1' ión" en Estudios Internacionales (Guatemala), enero-Jumo
reconci raci n ,
1996, pp. 1-11.
44 German Rama, La democracia en Uruguay, op. cit., p. 220.
172 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 173

ción en la "desaparición de personas", crimen desconocid uurió en su cama, pero algunos miembros de su entorno
por el Código Penal y no cubierto por la amnistía. Pero lo . I .' nocieron que los actos de barbarie cometidos bajo la
rumores de botas seguían inquietando a los gobiernos de la I1 tadura no tenían ninguna justificación. Michelle Bache-
Concertación. ¿Se debía poner un punto final al estableci- I '1, detenida en la siniestra Villa Grimaldi, fue no obstante
miento de la verdad y la justicia? En 2001, el 47% de los chi- nnnistra de Defensa antes de entrar en la Moneda como
lenos estaban de acuerdo en' acabar con eso. Pero a medida 1 1 iurta jefa de Estado de la democracia recuperada. Más de

que se descubría la amplitud de la represión y los método II inta años después, los vencidos del 11 de septiembre, los
utilizados, cada vez se volvía más difícil cerrar los ojos. , luidos de la dictadura, sobre todo los más pobres, por fin
En 2004 el presidente Lagos reunió una nueva comisión h-vantan cabeza: al salir del largo túnel del miedo, el relato
bajo la presidencia de monseñor Valech. Esta comisión in- el • los héroes de la contrarrevolución es gradualmente cues-
vestigó sobre la tortura a los prisioneros políticos. Su in- nonado. La estabilidad política tal vez merecía que se hicie-
forme recogió los testimonios de 27 mil víctimas y propuso 1.\0 Lalessacrificios. Pero si Chile, en efecto, se convirtió en

el establecimiento de un mecanismo de reparación, de in- tina democracia ejemplar en América del Sur, el precio que
demnización y de compensación símbólíca.w De este modo l' pagó fue muy elevado.

los prisioneros políticos que habían sido despojados de sus Con una cantidad de "desaparecidos" 32 veces superior
derechos cívicos por la dictadura podrían recobrarlos. En .1 la de Uruguay y 30 veces a la de Brasil, Argentina muy

un gesto que lo honra, el general Julio Emilio Cheyre, co- pronto conoció el detalle de las prácticas de la "guerra su-
mandante en jefe del Ejército, asumió la responsabilidad \ ia". Éstas comprendían, más allá de la tortura, ejecuciones,
institucional de esas violaciones de los derechos humanos "desapariciones" de vivos y muertos, toda la panoplia de los
pero los otros ejércitos refunfuñaban. El almirante Vergara, aqueos y los robos, las represalias familiares así como actos
a la cabeza de la Marina, replicó que esos asuntos no atañían .mtisemitas evidentes.
en modo alguno a los "25 mil hombres bajo [su] mando", Para aterrorizar a los terroristas y a los que no acepta-
aunque la nave escuela Esmeralda hubiera sido, en la época lx n el partido del Proceso, todos los medios eran aceptables.
de la dictadura, un centro de detención particularmente te- Preso la reintegración del Ejército en la sociedad, deseada
mido. El general Contreras, ex'jefe de la DINA, la policía polí- p r el presidente Alfonsín, no podía llevarse a cabo sin un
tica, siempre locuaz aunque condenado, negó que su agencia l stigo.f" La reconciliación requería la justicia. Había que
<

hubiera torturado o ejecutado a nadie alguna vez. La prensa acabar con la impunidad. Pero las nuevas autoridades cons-
conservadora se indignó+? y denunció "el terrorismo de la liLucionales tenían conciencia de su debilidad. Alfonsín re-
extrema izquierda" y "las mentiras de los comunistas". ordó en varias oportunidades que no había "tomado la
En Chile, la ética de la responsabilidad finalmente pre- astilla" ni ganado una guerra, y que por lo tanto no podía
valeció sobre la ética de la convicción. Pinochet, por cierto, ni disolver el Ejército ni llevar a juicio a la totalidad de sus
uadros. Con el objeto de disponer del apoyo de la opinión
46La. Tercera, Santiago, 11 y 14 de noviembre de 2004.
47 "Responsabilidad en el ejército" y "Los socialistas reclaman más mea 48 Véase Pablo Giussani, El caso argentino. Conversaciones con Raúl Al-
culpa", en El Mercurio, 10 de noviembre de 2004. [onsin, Barcelona, Planeta Internacional, 1988, p. 253.
174
A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS
LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 175
sin correr el riesgo de irritar a los militares "honestos", '11

estrategia consistió en adoptar, en parte, el relato apolog . Ilpl ra "autodepurarse", entendiendo que las instan.c~as de
tico de la dictadura condenando en forma conjunta la vi ) 11" la ión serían los tribunales civiles. P::o los ml~ltares
lencia de la guerrilla y la de las fuerzas de represión. É ';¡ "pugnaron desdeñosamente esa concesion -que sin em-
fue la denominada teoría "de los dos demonios" que, al p I "1' les habría permitido salvar la cara- afirmando qu~ su
ner en el mismo plano los crímenes políticos y los crímen s uuclucta había sido irreprochable. Sólo habían cum~l~~o
del Estado, no obstante parecía justificar la "guerra contra 1111 'u deber combatiendo en condiciones difíciles. Misión
el terrorismo". I 11 11 plida. . "
Como quiera que sea, desde su investidura, el president A pesar de numerosas vicisitudes jurídícas, los procesos
constitucional instaló una comisión nacional de investiga- 1 I.IS juntas tuvieron lugar. El general Videla fue ~o~denado a
ción sobre los desaparecidos (Comisión Nacional sobre la 1 « lusión perpetua. El almirante Massera, a pn~lOn perp~-
Desaparición de Personas [CONADEP]), bajo la presidencia lila; el general Viola, sucesor de Videla, a 17 anos de .pr~-
del escritor Ernesto Sabato. En septiembre de 1984, esta co- " m. Los otros miembros de las tres juntas fueron destitui-
misión elevó un informe abrumador titulado Nunca mási? do' de todas sus responsabilidades y condenados a penas
Este informe da cuenta de 8.960 "desaparecidos" y de 380 1l • prisión de duración variable. ,
centros de detención clandestinos. Las conclusiones de este Pero después de tales sentencias sin precedentes en Ame-
descenso a los infiernos son claras y tajantes. No se puede L tina 'cómo detenerse? Muchos torturadores eran co-
"a a ,e bilid d
ya hablar de excesos o de "atropellos". Las violaciones a los nocidos, con nombre y dirección. Como la ,respons~ I I a
derechos humanos fueron sistemáticas y programadas, La lo podía ser individual, las denuncias e ~mputaclOnes se
tortura y las "desapariciones" constituían un modo de go- multiplicaron. Los jueces convocaron a oficiales. De.sconcer-
bierno. Por lo menos 1.300 oficiales las practicaron en for- ( dos, los militares "vencedores" acusaron ~l g.o~lerno de
ma cotidiana. Los "desaparecidos" eran obreros en el 30%, mplicidad con la subversión. La máquina judicial enton-
estudiantes en el 21 %. Los argentinos de religión judía o de s se disparó, y el gobierno temió que a:rastrara a una de-
patronímico israelita fueron tratados con una ferocidad muy mocracia todavía convaleciente, Ya era tiempo ~e poner un
particular. término a los procesos. En especial cuando la dIct.adura h~-
Por otra parte, la "autoamnistía" fue finalmente anu- bía tenido el cuidado de implicar a la mayor cantidad POSI-
lada y, por el Decreto 157/158, los miembros de las sucesi- ble de oficiales y suboficiales en las infames tareas del terror.
vas juntas que habían compartido el poder desde 1976 fue- Entonces se promulgó una ley de prescripción (llamada. ~e
ron llevados a la justicia, a pesar de la oposición de los Punto Final), que fijaba la fecha más allá de la cuall~ accion
peronistas hostiles a la "justicia retroactiva". La intención penal del Estado dejaría de ejercerse y las inculpaciones de
del gobierno era "golpear por arriba y perdonar por abajo". militares ya no serían procedentes. Los jueces redoblaron su
Para ello, buscaban que los procesos fuesen abiertos en las actividad y numerosos oficiales fueron inculpados antes de la
jurisdicciones militares con la esperanza de que el Ejército fecha fatal, mientras que las organizaciones de defensa d~ los
derechos humanos y de solidaridad con las víctimas mamfes-
49 CONADEP, Nunca más, op. cit. taban su indignación ante lo que consideraban como una ab-
dicación inadmisible.
LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 177
176 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS

Fue entonces cuando se produjo el levantamiento de S, , nndalosa y culpable debilidad. y su imagen nacional e in-
mana Santa. El presidente de la república se dirigió de inm 1"1 nacional, vilipendiada por las ONG de defensa de los
.11'1' chos humanos y sobre todo por las prestigiosas Madres
diato a Campo de Mayo, como vimos, y negoció con un of
cial rebelde. El gesto fue interpretado de la peor manera d ' Plaza de Mayo, cercanas a los peronistas de izquierda,
posible, en la medida en que el gobierno tenía en preparación 11" leció en forma duradera.
un proyecto de ley que, teniendo en cuenta las cadenas de Carlos Menem, por lo que a él respecta, encarcelado en
mando, excluía de toda responsabilidad a los oficiales por d 1\)76 por la dictadura, mantuvo relaciones ambiguas con los
ui ilitares. Había flirteado con los Montoneros en el pasado
bajo de comandante de zona (teniente coronel) con el objeto
de pacificar el Ejército. Por eso, cuando algunos meses más tenía buenas relaciones con algunos jefes de los carapin-
tarde el Congreso votó la "Ley de Obediencia Debida", ésta 1.\ las. Iba a beneficiarse, frente a la opinión, con un aura de

pareció dictada por la rebelión. Esta leyes conocida como ls .ilvador que poseía soluciones milagrosas y con el rechazo
"ley Rico", por el nombre del incansable oficial faccioso, "in- .\ I política de Alfonsín. Así como este último tenía convic-
terlocutor" del jefe de Estado. No se percibió enseguida qu \ i( nes y una estrategia, su sucesor también era pragmático
la ley especificaba que aquellos que habían ido más allá d hábil político. El primero quería asentar la democracia en
las órdenes recibidas o habían cometido actos criminales sin \,1fin de la usurpación "corporativa"; el segundo pretendía
instrucciones superiores no se beneficiarían con sus disposi- I'obernar con ella y se negaba a enfrentar a los militares,
ciones. Sea como fuere, la imagen del gobierno, considerado tanto sobre el pasado como sobre el presente. Desde el co-
demasiado débil respecto de los crímenes de la dictadura, fu mienzo, Menem cuestionó la legislación de Alfonsín y bene-
afectada en forma duradera, como dijimos. Argentina, por r 1 ió con el perdón presidencial a los generales condenados
otra parte enfrentada con la crisis de la deuda y una inflación los 277 militares inculpados. Los miembros de las jun-
incontrolable, se volvió entonces ingobernable. Ciertamente, I ,por lo tanto, se vieron en libertad. Las reacciones de la

los militares no habían impuesto el relato heroico que los opinión, sin embargo, fueron tan medidas como habían
disculpaba, pero las autoridades constitucionales no habían ido violentas en 1987 contra el gobierno radical. Desde el
logrado ni hacerles reconocer su responsabilidad institucio- "retroceso" de Alfonsín, ya no se esperaba una reparación y
nal ni controlarlos. se perdonó mucho a los peronistas en materia de ética polí-
Sin embargo, la democracia resucitada había logrado la ti a. Por lo demás, si Alfonsín había prometido una justicia
hazaña de hacer condenar a 15 oficiales generales en un jemplar por los crímenes del Proceso, Menem, en plena
país que había adquirido un carácter "pretoriano" desde ha- risis económica, había hecho campaña esencialmente por
cía medio siglo. Y Argentina fue prácticamente el único ,[ crecimiento y la productividad ...
país del continente donde el terrorismo de Estado fue juz- El levantamiento de diciembre de 1990 señala el fin del
gado y sus más altos responsables fueron castigados. Sin 'nfTentamiento posdictatorial entre gobierno y militares.
embargo, el presidente Alfonsín, de quien sin duda se espe- a gestión particularista que llevaba a cabo el nuevo presi-
raba demasiado al salir de la dictadura, no estaba lejos de c.lentesobre las Fuerzas Armadas, que siempre daba prefe-
simbolizar el retroceso de la democracia ante la criminali- rencia a las relaciones personales por encima de la lógica
dad autoritaria. Su justicia selectiva apareció como una es- institucional, sin perjuicio de cerrar los ojos ante ciertos
LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 179
178 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS
voces civiles (y retirados) peguen alaridos para recordar que
tráficos extrapresupuestarios, contribuyó claramente a me-
-1 equipo en el poder proviene de las subversivas juventudes
jorar el clima que rodeaba las relaciones entre civiles y mili-
pcronistas y de las "formaciones especiales" de los años se-
tares. Pero si bien el general Balza, comandante en jefe del
1 nta. Pero ya son inaudibles.
Ejército, hizo en enero de 1998 la autocrítica de la "anar-
Tanto la verdad como el castigo dependen de las rela-
quía militar" que impregnó el Proceso y la "feudalización
.iones de fuerza. En Guatemala, la guerrilla de la Unidad
de la acción antisubversiva", condenando al mismo tiempo
Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) nunca puso
los secuestros de niños, las heridas distaban mucho de estar
l n peligro ni el poder político ni el statu quo social. Sin em-
cerradas.P
bargo, desencadenó una represión que produjo unos 200
Treinta años después del golpe de Estado del 24 de
mil muertos, sobre todo entre los indígenas. Ahora bien, las
marzo de 1976 siguen sin estarlo. En 2003, Néstor Kirchner ,
fuerzas conservadoras son por el contrario poderosas, bien
un peronista que reivindicaba a la generación del setenta,
organizadas y dotadas de una cohesión espectacular. Pero
eslabón faltante de la clase política argentina, se convierte
nunque el país no haya conocido ni equilibrio militar ni do-
en presidente. Jefe de Estado por defecto (con el 22% de los
lile poder, y la guerrilla no sea más que una simple molestia
sufragios), elegido en plena debacle financiera y política, va
no afecte siquiera la economía, Guatemala, cuyo princi-
a asegurarse una legitimidad de ejercicio colocando la de-
pal desafío es la imagen del país, va a abrir conversaciones
fensa retroactiva de los derechos humanos en el centro de
r on la URNG, bajo la presión internacional. Ocurre que cen-
un dispositivo de memoria y de reparación. Es así como
I nares de masacres, desapariciones, exacciones cometidas
ofrece a las familias de las víctimas de la dictadura y a sus
Ion total impunidad la tomaron execrable. Guatemala sus-
pares de la generación perdida gratificaciones simbólicas a
ribió los acuerdos regionales de Esquipulas II (agosto de
veces muy espectaculares.v' Todas las leyes y decisiones so-
1987)y la aceleración del proceso de paz obliga al gobierno
bre la amnistía son revocadas y se reabren los procesos por
.1, ctuar. Como el Ejército se opone a toda negociación di-
las violaciones a los derechos humanos. Trescientos juicios
I - la con las guerrillas, una comisión nacional de reconci-
se hallan en curso. Pero esta vez, las Fuerzas Armadas, re-
11,\ ión va a encargarse de eso. Luego de una cantidad inter-
ducidas a unos 53 mil hombres, o sea, un tercio de sus efec-
minable de encuentros y entrevistas fallidas, los acuerdos
tivos de 1981, no pestañean. Esto no impide que sus porta-
d - paz finalmente son firmados en diciembre de 1996. Com-
ill' mden 54 compromisos, el principal de los cuales, referente
50 Véanse Rut Diamint, "Au bord du gouffre. Les militaires, la crise et la I la desmilitarización de la sociedad guatemalteca, quedó en
dérnocratie en Argentine", en Diana Quattrocchi-Woisson et al., Argentine.
Enjeux et racines d'une société en crise, París, Tiempo, 2003, pp. 172-176, Y li-tra muerta: es así como las unidades conocidas por su bru-
también Gabriela Cerruti, El jefe. Vida y obra de Carlos Saúl Menem, Buenos r.ilidad nunca serán disueltas sino que simplemente cambia-
Aires, Planeta, pp. 266-34l. 1,111 de nombre. En 2000, el presidente electo Alfonso Porti-
51 Como la conmemoración del 24 de marzo de 1976, fecha del golpe de
Estado, declarado "Día Nacional de la Memoria, de la Verdad y la Justicia",
llu, que pertenece al partido de extrema derecha fundado por
la transformación en museo del centro de detención de la Marina en la I 1mesiánico dictador Ríos Montt (1982-1983), dice estas pa-
ESMA, o el hecho de que los militares descuelguen los retratos de los ex di- l.ibras muy significativas a propósito de los crímenes atri-
rectores de la Escuela Militar juzgados y condenados por violaciones a los
huidos a las fuerzas de seguridad: "Si se hicieran investiga-
derechos humanos, entre ellos el ex general Videla.
180 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS LA CONTINUACIÓN DE LA DICTADURA ... 181

ciones convenientes, habría que meter a todo el Ejército J1 mil víctimas. El 85% de las violaciones a los derechos hu-
la cárcel".52 111.1110S son atribuidas al Ejército. Los "sabios" redactaron
Es así como los guaternaltecos, que no tuvieron derecho 1111 \ lista de 40 oficiales y de 11 jefes del FMLN que, según

a la justicia, tampoco tuvieron acceso a la verdad. El in 110 , cargan con la responsabilidad de los crímenes instrui-
forme surgido de la comisión por el esclarecimiento histó ,llIs. Los informantes solicitan la destitución de los milita-
rico de las violaciones a los derechos humanos y las violen- l' (sobre todo del ministro y el viceministro de Guerra, del
cias debió tratar 34 años de conflicto en seismeses. Por e ' l' I de Estado Mayor del Ejército) y la privación de dere-
motivo, los resultados son pobres. No fueron aptos para in- I ho cívicos de todos los "procesados". Además, el informe
fluir en el sistema de poder ni en la cultura política nacional. 1 te la dimisión colectiva de la Corte Suprema, por su tole-

En el vecino meridional, El Salvador, la insurrección 1.111 ia culpable, y una profunda reforma del Poder Judicial,

fue mucho más temible. Si el Frente Farabundo Martí para '1" . fracasó en su tarea.
la Liberación Nacional (FMLN) no logró tomar el poder en su El gobierno, las Fuerzas Armadas y los cuerpos consti-
"ofensiva final" de noviembre de 1989, sin lugar a dudas I1 ridos se apuraron por rechazar esta "injerencia exterior"
tuvo en jaque a las Fuerzas Armadas apoyadas por Estados 11 un Estado soberano. La Corte Suprema no dimitió y las

Unidos, controlando parcialmente varios departamentos rutoridades hicieron promulgar de inmediato una ley de
del norte del país. Por eso Washington puso todo su pes unnistía general para todos los "actos criminales de natu-
detrás de las Naciones Unidas para llevar a buen término el 1.11 za política cometidos desde el 1 de enero de 1972", sin
0

proceso de paz. .luda no tanto para proteger al Ejército, sino por temor a
El presidente Cristiani, que pertenecía a la ARENA, el par- que los civiles que habían financiado y organizado a los
tido de la contrarrevolución, y los jefes revolucionarios del " cuadrones de la muerte se vieran molestados. No obs-
FMLN pusieron fin, en enero de 1992,en el castillo de Chapul- t.uue, bajo la presión estadounidense, todos los militares
tepec (México), a 12 años de un conflicto armado que pro- d -signados en el informe de la ONU fueron destituidos. El
dujo unos 70 mil muertos. Una comisión de la verdad convo- .Jto mando del Ejército fue totalmente renovado. Se esta-
cada por las Naciones Unidas y compuesta por tres "sabios" 111 ició una policía nacional civiL Luego, los dos bandos sur-
latinoamericanos fue luego encargada de echar luz sobre ••dos de la guerra se transformaron en partidos políticos.
las cuantiosas masacres que habían jalonado las hostilida- I '\ extrema derecha de los ex militares y los empresarios se
des.s3 El informe, publicado en marzo de 1993, se refiere a 111 deró formando la ARENA. El FMLN, por su parte, sin cam-

hi r de nombre, se transformó en partido legal y respetuoso


52 Citado en Fernando Carrillo y Manuel de Alcántara, Perfil de goberna- d • las instituciones.
bilidad de Guatemala, Sala manca, Universidad de Sala manca y RedGob, En El Salvador, por lo tanto, no hubo ni proceso ni ver-
2005, p. 31. Sobre Guatemala, véase igualmente Edelberto Torres Rivas,
"La crisis terminó, sus efectos permanecen", en TRACE, México, diciembre dadera reconciliación nacional. La extrema bipolarización
de 1990, pp. 24-28. ti ' la vida política hace pensar irresistiblemente en una gue-
53 Ricardo Córdova Macías, "El Salvador, los acuerdos de paz ... ". op. 1 r sin armas donde el espectro del conflicto armado fre-
cit., pp. 550-552, Y Lawrence Whitehead, Joaquín Villalobos, Miguel Cruz y
Manuel Guedán, Perfil de gobemabilidad de El Salvador, Madrid, Universi- ( lenta los debates electorales.
dad de Alcalá y RedGob, 2005.
182 A LA SOMBRA DE LAS DICTADURAS
LA CONTI UACIÓ DE LA DICTADURA... 183
PRISIONEROS DEL PASADO
1110 oerción, es por lo tanto inconfesada. Por eso el tortu-
Las dictaduras no sólo dejaron huellas en la vida políti "11 III( r niega ser representante del Estado. Por eso también
en la organización de la economía. También marcaron ,'11 11 tortura es descentralizada, clandestina, casi privatizada.
profundidad el tejido social en la medida en que afecta. !lit "'11 so, finalmente, los cuerpos víctimas del terror estatal
en forma duradera la vida cotidiana. Es así como los re ,{ 111 pueden reaparecer, de donde surge el siniestro fenómeno

menes "antísubversivos" de las décadas de 1970-1980 innu ¡.. I s "desaparecidos".


varon practicando "la invasión de lo público en la esf '1 1 La cultura del miedo (y de la humillación por el miedo)
privada".54En la lucha "total" (y por tanto, totalitaria) e 1\ III! limita a deslegitimar el Estado y politizar los cuerpos.
t~a el enemigo revolucionario, todo es entonces político: lo l.unbién despolitiza a los ciudadanos. Sin duda, por otra
libros, por supuesto, pero también la música, la ropa, ,1 ",Irte, ése es uno de los objetivos perseguidos por estas die-
cuerpo. La existencia personal también se poli tiza cuando ,1 luras contrarrevolucionarias. Las generaciones siguien-
una mirada, un saludo pueden ser mortales. En septiembr 1I , obre todo, experimentan la sensación de que la política
de 1973, en Santiago de Chile, un joven arquitecto es det ' 1 mal, de que la militancia es el camino más corto hacia
nido y ejecutado por portación de barba sospechosa. No [u ' 1.\ atástrofe. El repliegue sobre la esfera privada y la de-
el único. En el mismo momento, los militantes del Movi , -nsa de ésta reemplazan entonces la ambición colectiva. El
miento de Izquierda Revolucionaria (MIR), para escapar a las I -tiro del Estado puesto en práctica por las dictaduras tiene

red.~das, "n:ilitarizaban su apariencia". Lucían pelo cort , 1\ prolongación individual. "Después de la dictadura -ob-

mejillas afeItadas y traje de chaqueta.55 -rva una directora de cine argentina- la gente dejó de ha-
~e~o el cuerpo no es solamente objeto de autodisciplina. I .r política, yeso fue la victoria de los generales. Ellos en-

Es víctima de otro rasgo de politización, terrible e inconfc uciaron a tal punto la política que nadie quería ya militar
sable: la tortura. Como lo señala un psicoanalista, cuando ,\ tivamente."57En Chile donde, además, el modo de escru-
el ~stado toca el cuerpo, se vuelve ilegftimo.Ss porque ani- tinio binominal prohíbe la expresión de la diversidad polí-
qu ila la ley y por consiguiente deroga su naturaleza de tica, un joven chileno declaraba en 2006 a un periodista:
agente de realización del derecho. Esta violación de una "Nuestra democracia es una farsa. Los adultos están llenos
prohibición que también define la "civilización", es decir, la le prejuicios y de miedos heredados de la época militar".58
Algunos no están lejos de pensar que la victoria de la
5~ Carina Perelli, "Los legados de los procesos de transición a la demo- ntrarrevolución fue como una suerte de doloroso apren-
cracia en.Argentina y Uruguay", en Louis W. Goodrnan, Johann Mendelson dizaje de la democracia, que provocó un cambio drástico
y J~an Rial, Los militares y la democracia. El futuro de las relaciones cívico-
militares
55
en América Latina, Montevideo ' Peith , 1990 , p. 74 .
, Véase el filme de Carmen Castillo, Calle Santa Fe, 2006, y Mónica Eche- 57 Entrevista de Lucrecia Martel, en Mouvernents, 20, marzo-abril de 2002,
vema y Carmen Castillo, Santiago-París. El vuelo de la memoria Santiago itado por Marc Saint-Upéry, Le Réve de Bolivar. Le défi des gauches sud-amé-
LOM, 2002, p. 156. ' ,
ricaines, París, La Découverte, 2007, p. 143 [trad. esp.: El sueño de Bolívar. El
. 56 Véase el psicoanalista franco-argentino Miguel Benasayag, Utopie el desafío de las izquierdas sudamericanas, Barcelona, Paidós, 2008].
liberté, Pa:ís, La Découverte, 1986, pp. 37 Y 67 [trad. esp.: Utopía y libertad 58 "Les jeunes Chiliens se désintéressent de la politique", en Le Monde,
Buenos AIres, Eudeba, 1998]. ,
15-18 de junio de 2006. Estudiantes de la Universidad Católica de Valpa-
raíso (rucv) me dijeron cosas similares (Valparaíso, 5 de junio de 2009).
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de cultura política. Los enfrentamientos bipolares alred . IIH'r antilización de los bienes y los servicios públicos (susti-
dar de desafíos vitales, dicen, conducen inexorablement " III i n del sistema de jubilación de reparto por los fondos de

según la experiencia continental, a la catástrofe autoritaria 111'11 ión, por ejemplo) devaluó el sentido de lo colectivo, ero-

La madurez democrática requiere desafíos limitados, qu ronó la solidaridad social. En adelante, el individuo, privado
no pongan en entredicho el statu qua económico y socia I 11, la mediación del Estado, se convierte en el único dueño de
El cambio debe ser objeto de un consenso y no la con - 11 destino. Su presente y su porvenir dependen de sus elec-

cuencia de un desgarramiento, para evitar que el país se en 1 rones como consumidor. El consumo, por otra parte, es eri-

cuentre al borde del abismo de la guerra civil. En la épo ti "l como principal mecanismo de integración social. El
de la Unidad Popular, Chile conocía una "cultura políti ti ,,1 -al "consumista" encarna la modernídad.?' El crecimiento
donde la intransigencia era vista como un signo de vigor promovido al rango de única utopía legitimante.
la búsqueda de acuerdos como una señal de debilidad", 5'1 Incluso si en el Chile de la transición a la democracia, en
escriben consejeros del presidente socialista Ricardo La 1989,no hubo ni vencedores ni vencidos, la cultura política
gas. ¿No era entonces la consigna del MIR y de la izquierda dominante sigue siendo (por lo menos hasta los primeros
del Partido Socialista de Salvador Allende: "Avanzar sin .\1\ s del siglo XXI) la de la dictadura. El relato nacional acep-

transar"? En la actualidad, la política chilena, bajo la Con t.ido es entonces el que fue fabricado por los partidarios del
certación, tiene como prioridad "crear consenso" con mira' I'olpe de Estado del 11 de septiembre de 1973; y éste no es
a una "gobernabilidad de calidad". Y la estabilidad de la de- , uest ioriado por los partidos democráticos, preocupados
mocracia chilena nuevamente, como antes de 1970, se ha .mte todo por asegurar la estabilidad y la gobernabilidad de
vuelto un modelo para la región. Pero no se puede olvidar 1.15 nuevas instituciones. Sobre todo cuando la Concertación

que en los orígenes del éxito de esta estrategia se encuentra .1 rrupa a partidos que se hallaban en campos opuestos en

"el miedo a un pasado terrible y cercano, la presencia viva y 1 73. Así, hasta una fecha reciente, no es Pinochet el que era
fuerte de Pinochet y la cohesión de los poderes de hecho".60 ti rmonizado. sino Salvador Allende. La Unidad Popular pe-
En Chile, la dictadura redujo el perímetro del Estado, aba sobre las memorias como una suerte de recuerdo ver-
liberalizó la economía e instaló el mercado en los puestos V nzoso, una herencia oculta. La izquierda era proscrita a
de mando. Bajo el general Pinochet, los servicios públicos de través de algunas imágenes difundidas al infinito por los me-
base (seguridad social, salud, educación) fueron parcial o dios: la Moneda en llamas, un presidente con casco y un
totalmente transferidos al sector mercantil. La desregula- .irma en la mano. Estas visiones caóticas contribuyeron mu-
ción de la legislación del trabajo, por otra parte, favoreció ha a desacreditar la democracia y el cambio social. Y tuvie-
la flexibilidad del mercado de trabajo. r n consecuencias políticas concretas.
Esta refundación económico-social contribuyó a mode- La pregnancia de la historia oficial de los vencedores
lar una nueva cultura. En un país de tradición estatizante, la lel 11 de septiembre da cuenta a la vez de la larga transi-

59 Ernesto Ottone y Carlos Vergara, Ampliando horizontes. Siete claves 61 Véanse Rodrigo Contreras Osorio, "Neoliberalismo y gobernabilidad en
estratégicas del gobierno de Lagos, Santiago, Debate, 2006, p. 31. América Latina durante los años 90". en Nueva sociedad, México, mayo-junio de
60 Ibid., p. 336. 2003. pp. 53 Y54, YPatricio Navia, Las grandes alamedas. op. cit., pp. 184 Y 185.
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ción y del mantenimiento sin beneficio de inventario del rno Illli rno que sucedió al PRI se instaló en instituciones he-
delo económico de la dictadura. Si bien políticas social· 1I.\s a medida para el partido-Estado, pero de todas mane-
compensadoras permitieron luego garantizar una fuerte r . I \ tuvo que hacer frente a la cultura política singular q~e
ducción del nivel de pobreza, la "deuda social" nunca fue 1.1 lililí emanaba. Es lo que surge de la crisis electoral de JU-
prioridad de los programas "asistencialistas" de la Conc I 111) de 2006. El candidato del PAN, en el poder desde 2000, le
tación. Las desigualdades incluso se incrementaron ha t 1 . 11\ al PRD (izquierda) con un margen muy pequeño (0,6%)
2003, ya que lo esencial era reconstruir "un imaginario (J 1I1 sufragios expresados. Debido a eso, Andrés M~nuel ~ó-
mún" alrededor de relatos convergentes. 1" /. Obrador no aceptó la victoria de su advers~r~o, Felipe
En 2000 Ricardo Lagos, un socialista, entra en la M I .ilderón. Denunció un fraude electoral, orgamzo grandes
neda. Él dice ser el tercer presidente de la Concertación p I III.mifestaciones callejeras y durante varias semanas o~upó
la democracia antes que el segundo jefe de Estado socialista I ' ntro de la capital antes de hacerse aclamar como pre-
de la historia de Chile. Sin embargo, en septiembre de 200 , HI nte legítimo" por sus partidarios.
o sea, "treinta años después", el recuerdo de Allende deja d . Los observadores electorales extranjeros, por su parte,
ser desterrado del palacio presidencial. Lagos hace inclu o 110 habían comprobado irregularidades capaces de invertir

reabrir solemnemente la puerta, cerrada hasta entonces, por IlIs resultados del escrutinio. Pero como el Instituto Fed~-
donde habían salido los despojos mortales del jefe de la Uni I ti Electoral se negó a proceder, como lo exigía el candi-
dad Popular. Ceremonia simbólica de un cambio en curso. II.It de la oposición, al recuento integral de los sufragios,
Gracias a los informes de las comisiones sobre los "desapa 1 I andidato del PRD infirió que las elecciones habían sido

recidos" y la tortura, a las imágenes de la represión final t i ucadas. Es cierto que las torpes tentativas del presidente
mente presentadas por la televisión, las violaciones de lo' .•diente para hacer invalidar, bajo un pretexto jurídico in-
derechos humanos cometidas por la dictadura son por fin 11 'tancial, la candidatura de López Obrador, ex alcalde de
conocidas por todos. La derecha, liberada del molesto dicta- M éxico. a las elecciones presidenciales alimentaban fuert~-
dor, poco a poco reconoce los hechos. El consenso sobre la 111 mte las sospechas. Por otra parte, la equidad no hab!a
economía abierta, cuyo éxito hace olvidar el pecado original , lado realmente a la orden del día durante la campana
y seduce al empresariado, no está lejos de reforzarse con ,,1 'ctoral. La propaganda oficial había dispuesto de enor-
una visión común de la historia reciente. El "Nunca más" 111 s medios, tanto financieros como mediáticos. El empre-
chileno no sólo pretende exorcizar a la dictadura, sino tam- .u-iado organizado, por lo demás, había intervenido de
bién a los "desvíos" de la Unidad Popular. La democracia 111 nera poco discreta en favor del candidato gubernamen-

consensual está deliberadamente vuelta hacia el pasado. I.d. Por último, la publicidad negativa contra López Obra-
¿Está para siempre trabada, condenada a la incompletud, o dor sin duda había superado los límites de lo tolerable. Sea
bien esa estrategia era la única posible para preservar el corno fuere, todo ocurrió como si el PAN rechazara la alter-
porvenir de una nación convaleciente? 11< ncia calificando al candidato del PRD de "peligro de la
El régimen representativo pluralista puede estar invo- I mocracia". Este último, a su vez, expresó después del es-
luntariamente más condicionado por la cultura del autori- l rutinio el muy bajo respeto que le inspiraban las institu-
tarismo que lo precedió. En el México de la alternancia, el i nes políticas del país.
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Es preciso volver a las características propias del IUII 1I,II1do


las computadoras se averiaron. Ahora bien, y sólo a
cionamiento de la "dictadura perfecta" para dar cuenta (I! 1 1" 1111
ra vista es una paradoja, resulta que algunos de los
comportamiento de los actores. Recordemos que el PRO '1.1 l' I nsables de la "victoria" del PRI en 1988 eran cercanos
ció de una escisión en el seno del PRI, del que López Obiu ti rnndidato del PRD en 2006. Por lo tanto, conocían perfec-
dor había sido un dirigente importante, contra el giro "n '(1 , 1111 mte los métodos tradicionales del poder. Por otra parte,
liberal" y antiestatal del partido oficial en 1986. A causa di .Iurante todo el mandato del presidente dudosamente ele-
eso, el PRD no dista de considerarse como el PRI auténti 11 , 'Ido en 1988, el PRD, declarado muchas veces perdedor de
mantenido, "purificado, honesto, eficaz".62Éste -dice- '1 1.1 'lecciones locales (alcaldías y gobernaciones), a menudo
carna el verdadero partido de la revolución mexicana, '1 h.ihía obtenido mediante la protesta la anulación o la inver-
cano a las aspiraciones populares, representativo del "pueblo IOIl de los resultados. Por eso, incluso si los cálculos expre-
mexicano". Al ser el pueblo, no podría perder las eleccion ' .ul s por López Obrador no siempre son convincentes.v' el
cuando los sondeos, precisamente, lo daban ganador. S In 1" ' edente de 1988 legítimamente pudo alimentar las sos-
intereses inconfesables y fuerzas oscuras, por lo tanto, l. pl 'has y las esperanzas.
arrebataron la víctoría.s! y en consecuencia, la pequeñez dI' ea como fuere, la herencia institucional y la cultura
la diferencia aboga por una manipulación. El PAN habría I'olftica dominante hacen de México una democracia tra-
adoptado las instituciones y las prácticas del Estado; el PRr , 1,.1la y sospechosa. Uno no se libera del pasado por la sola
la cultura hegemónica del partido revolucionario. El en ,di imancia y sin reformas en profundidad. El sistema elec-
frentamiento era tanto más ineluctable cuanto que la elec toral mexicano no está adaptado a un régimen pluralista
ción se desarrollaba en una sola vuelta y el electorado s ' u-almente competitivo. El 64% de los electores no votaron
dividía en tres tercios ... por el presidente electo Felipe Calderón, lo que fragiliza, si
El segundo elemento de interpretación tiene que ver 110su legitimidad, por lo menos su autoridad frente a un
con la memoria reciente de las prácticas electorales. El PRJ ( ongreso dividido. Sin lugar a dudas, para salir de las dicta-
no tenía necesidad de ser mayoritario para ganar las elec- duras conviene mirar el pasado de frente. Pero si esclarecer
ciones. Se decía entonces que el que contaba los sufragio' In' acontecimientos y las prácticas de ayer es indispensable
siempre ganaba el escrutinio. El fraude electoral en todas para evitar que éstos se reproduzcan, la obsesión perma-
sus formas, de las más folclóricas a las más técnicas, era 11.nte por la historia reciente tampoco es, desde ya, la mejor
una de las características de esta democracia de fachada. y 111. nera de encarar el porvenir. El aprendizaje de la demo-
de hecho, el PRO, desde su nacimiento, padeció manipula- 1 rucia nunca es un largo río tranquilo.

ciones gubernamentales. Es así verosímil que en 1988 su


candidato estuviera a la cabeza del escrutinio presidencial

62 Véase Luis Rubio y Jeffrey Davidow, "Mexico's Troubled Electioris",


en Foreign Affairs, septiembre-octubre de 2006, p. 76.
63 Como lo indica el título del relato de las elecciones presidenciales 64 Ibid., pp. 200-252. Para un punto de vista contrario, muy compla-
publicado por el candidato del PRD, Andrés Manuel López Obrador, La ma- ¡ nte respecto del candidato del PAN, véase Jorge Femández Menéndez,
fia que me robó la presidencia, México, Grijalbo, 2007. Calderán, presiden/e, la lucha por el poder, México, Grijalbo, 2007.

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