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Podemos hacer más para ayudar a los países a

enfrentar los desastres relacionados con el clima


DAVID MALPASS|12 DE NOVIEMBRE DE 2021-PUBLICADO EN VOCES

No podemos prevenir los desastres, pero juntos podemos reducir


sus impactos

Los desastres relacionados con el clima son frecuentes y graves, pero hay
pruebas alentadoras de que podemos prepararnos para enfrentarlos y
gestionarlos. Si nos remontamos a lo acontecido con el ciclón Bhola en Asia
meridional en 1970 o con el huracán Katrina en Estados Unidos en 2005, vemos
catástrofes que costaron miles de vidas y causaron daños por miles de millones
[de dólares]. En cambio, algunas tormentas recientes —el ciclón Fani en 2019 y el
huracán Ida el mes pasado— si bien han golpeado duramente a las comunidades
han causado mucho menos daño a las personas y las economías.
Aunque no hay dos desastres iguales, hoy podemos hacer más para aumentar la
preparación, reducir los impactos y apoyar una recuperación resiliente.   Ciertas
acciones clave pueden marcar la diferencia para las personas y comunidades que
se encuentran en el centro de los desastres naturales.
Cuanto más pobre es una comunidad, más vulnerable es a los peligros naturales y
al cambio climático. En la actualidad, los desastres empujan a 26 millones de
personas a la pobreza cada año.  Para las familias de agricultores con ahorros
limitados, una inundación o sequía que arruina los cultivos es económicamente
devastadora. Y esto es tanto a corto plazo, con la pérdida de ingresos que reduce
el acceso a los alimentos y otras necesidades, como a más largo plazo, ya que los
efectos en la educación y la salud limitan los horizontes de los niños durante toda
la vida.
El desarrollo inclusivo y la reducción de la pobreza son esenciales para proteger a
las personas más pobres de los desastres. Mejorar el acceso a los recursos
financieros, técnicos e institucionales las situará en una posición más favorable
para responder al cambio climático. De hecho, los avances del desarrollo podrían
reducir a la mitad el número de personas que caerá en la pobreza para 2030 como
consecuencia del cambio climático. 
La adaptación es un desafío para los hogares y las pequeñas empresas que
impulsan las economías locales en las economías en desarrollo. Tienen incentivos
para adaptarse: las familias y los emprendedores saben lo que significan las
perturbaciones climáticas para los suministros, los clientes y los productos. No
obstante, necesitan apoyo para prepararse, orientación en materia de inversiones
y financiamiento, especialmente cuando las soluciones tienen elevados costos
iniciales.
Podemos hacer más para ayudar a los países a
enfrentar los desastres relacionados con el clima
DAVID MALPASS|12 DE NOVIEMBRE DE 2021-PUBLICADO EN VOCES
Aunque no hay dos desastres iguales, hoy podemos hacer más
para aumentar la preparación, reducir los impactos y apoyar una
recuperación resiliente. Ciertas acciones clave pueden marcar la
diferencia para las personas y comunidades que se encuentran
en el centro de los desastres naturales.

Las empresas privadas y los inversionistas pueden apoyar la adaptación y la


resiliencia, invirtiendo, por ejemplo, en viviendas resistentes a huracanes,
sistemas de riego eficiente, microrredes resilientes y cadenas de suministro y
logística que limiten los trastornos cuando se producen desastres. Y podrían
innovar más: hoy, solo el 0,5 % de las patentes mundiales promueven la
adaptación al clima y la resiliencia. Es fundamental preparar planes nacionales
con evaluaciones de mercado que puedan atraer al sector privado.
La adaptación ayuda a las comunidades a hacer frente a los desastres,
recuperarse rápidamente y evitar consecuencias a largo plazo.   Los sistemas de
alerta temprana pueden salvar vidas y generar beneficios superiores a su costo
por un factor de al menos 4 a 10. Los sistemas de protección social pueden dar
apoyo rápido después de un desastre natural y también ayudar en crisis como las
sequías en Kenya y Etiopía.
Por su parte, los Gobiernos pueden adaptar los planes urbanos y del uso de la
tierra a los riesgos climáticos de largo plazo y evitar que tanto las personas como
las inversiones queden atrapadas en zonas de alto riesgo. Esto hará que las
inversiones, los activos y los servicios del sector público sean más resilientes. En
la actualidad, los países en desarrollo pierden alrededor de USD 390 000 millones
al año cuando los desastres causan cortes de energía y agua y provocan
trastornos en el transporte. Sin embargo, los servicios de infraestructura podrían
volverse más confiables si se dispone de mejores datos y existe una mejor
gobernanza. Crear nuevos activos de infraestructura más resilientes aumentaría
los costos iniciales en apenas un 3 %, mientras que cada dólar invertido evitaría
pérdidas de USD 4 en promedio.
El financiamiento del Grupo Banco Mundial para la adaptación, que incluye
donaciones y créditos sin interés o con una tasa muy baja de la AIF para los
países más pobres, se centra en resultados tangibles.   En Níger, una mejor
gestión de la tierra hizo aumentar el rendimiento de los cultivos en 62 %. En
Mozambique, donde nuestras inversiones anteriores ayudaron a reducir los daños
causados por los ciclones, estamos colaborando en la construcción de carreteras
resilientes y conexiones de transporte.
Podemos hacer más para ayudar a los países a
enfrentar los desastres relacionados con el clima
DAVID MALPASS|12 DE NOVIEMBRE DE 2021-PUBLICADO EN VOCES
Proteger el medio ambiente también implica apoyar soluciones basadas en la
naturaleza. Por ejemplo, los arrecifes de coral y los manglares ofrecen barreras
naturales contra las tormentas y preservarlos aporta mitigación climática y
beneficios económicos. Los proyectos en zonas costeras financiados por el Banco
están ampliando los manglares en India y ayudando a seis países de África
occidental a restaurar humedales y limitar la erosión costera.
Los impactos climáticos también deben ser gestionados a nivel macroeconómico.
En muchos países, afectarán los ingresos fiscales, la balanza comercial y los flujos
de capital. Los impactos en todos los sectores requieren una planificación
estratégica al más alto nivel. Una intervención que beneficie a todos sería crear
una resiliencia general de la economía diversificando sus estructuras, la
composición de las exportaciones y la base impositiva.
Las soluciones descritas aquí —proteger a los más pobres, amortiguar las
economías locales, invertir en resiliencia y prepararse para los impactos a nivel
macro— requieren inversiones importantes. Sin embargo, con el compromiso de
los Gobiernos, los prestamistas multilaterales, como el Grupo Banco Mundial, y el
sector privado, estas son factibles.

Esta columna de opinión se publicó originalmente en The Telegraph. (i)

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