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¿Estás dispuesto a usar el salvavidas?

Salmos 42: 1
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el
alma mía.

Romanos 6: 17, 18
Pero gracias a Dios, que, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido
de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;
Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.

El ciervo tiene dos enemigos: el primero es externo, los lobos y los leones que lo
están cazando para comérselo, pero eso lo podía resolver con la agilidad para
caminar en las montañas; pero el segundo problema no es externo, es interno, el
enemigo interno es su sudor, su aroma, y la única forma de limpiarse de su hedor de
ciervo es metiéndose en la profundidad del agua, porque la única manera que el
lobo y el león pueden seguir cazando a su presa, es por el olor.  David se sentía
como presa fácil y necesitaba derramar su vida en el único pozo que puede
camuflajear su olor y derramarse en la presencia de este único Dios vivo que llena
con poder y gracia, transformando una situación interna en una fuente de vida para
bendición eterna.

Desesperadamente este ciervo busca agua, dice el salmo: “Un abismo llama a otro
a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.” Un
ciervo que, en medio de su crisis, debe clamar desde lo más profundo para pedirle a
Dios que derrame sobre su vida la profundidad de Su agua, no un poco de agua,
sino un río que inunde y se lleve toda la fragancia y llene del olor de la presencia
que salva de todo enemigo, y oler a la presencia del Espíritu.
Yo no sé cuál es tu enemigo externo, ni tu enemigo interno, pero Dios quiere
tomarte y soltar el río que tienes años reprimiendo, y llevarte a la presencia del
Espíritu Santo, un río que nunca se acaba, un río que llena de paz incomprensible y
allí sentirás como esa presencia te baña y quita todo hedor de enfermedad, todo
hedor de pecado, y empieza a emanar la clara y bendita presencia de su Espíritu en
tu vida.

Hay una decisión que considero la más importante de todas en nuestra vida y es
cuando elegimos seguir a Cristo. El ciervo también tiene una decisión que tomar y
es si se queda ahí donde está digamos que las montañas, va a ser devorado por su
enemigo su vida corre peligro

Romanos 6: 17, 18
Pero gracias a Dios, que, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido
de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;
Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.

Se nos presentan dos opciones que es obedecer a Dios y seguirlo o seguir al


mundo y sus deleites. Si vemos la historia de Adán y Eva en Génesis capítulo 3 nos
relata la desobediencia de estos personajes. Vamos a leer desde el verso 1 hasta
el 13.
Vemos que Adán y Eva lo tenían todo, Dios estaba con ellos por cuanto nada les
faltaba ¿Qué necesidad tenían de desobedecer a Dios?

1. Adán y Eva estaban en el paraíso, tenían bendiciones de parte de Dios.


Y tú hermano ¿dónde estás? porque nosotros hemos elegido seguir a Cristo y en
Salmos 91: 14, 15 dice el Señor: Por cuanto en mí ha puesto su amor yo también lo
libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará y yo le
responderé; con él estaré yo en la angustia, lo libraré y le glorificaré. La mayoría de
los que estamos aquí hemos decidido entregar nuestra vida a Cristo, estamos
completos en Dios, lo tenemos todo con él, así mismo estaban Adán y Eva en el
paraíso, completos.

2. La condición que Dios le había puesto a Adán y Eva era que no comieran del
fruto que estaba en medio del huerto para que no comieran del fruto que estaba en
medio del huerto para que no murieran, era por su bien. Romanos 6: 16: ¿No
sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois
esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la
obediencia para la justicia?
Dios nos manda a nosotros a obedecerle, estamos en el camino de la salvación,
llenos de bendiciones porque el Señor Jesús nos bendice constantemente, pero
debemos obedecer a su palabra, para tener vida eterna.

3. La decisión que tomó Adán y Eva fue comer del fruto de aquel árbol que Dios
les había mandado que no comieran, si leemos ahí en Génesis dice: Y Dios le
dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol que yo te
mandé no comieses?
Y el hombre le respondió: La mujer que me disté por compañera me dio del
árbol, y yo comí.
Entonces Jehová Dios dijo a la mujer ¿Qué es lo que has hecho? y dijo la
mujer: La serpiente me engañó, y comí.
Los dos justificaron su desobediencia en otra persona, Adán en su mujer y Eva en la
serpiente. Santiago 1: 13, 14, 15 dice…
Qué bueno hermanos que podamos permanecer fiel a Dios, él nos quiere librar de la
muerte de nuestra alma, si ya hemos tomado la decisión de seguirlo y de entregar
nuestra vida a él, sigamos firmes, no le fallemos a Dios porque con la ayuda del
señor Jesucristo somos más que vencedores. Querido hermano, joven TÚ
DECIDES no busquemos culpables para justificar nuestros errores, somos nosotros
los responsables de nuestras acciones, de nuestras decisiones.

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