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TÉRMICO: LA GUÍA
COMPLETA
Pirobloc Sistemas de fluido térmico: la guía completa
ÍNDICE
Tipos de calentamiento
Esquema de un circuito térmico
Ventajas del calentamiento indirecto
TIPOS DE CALENTAMIENTO
Fundamentalmente se puede hacer una distinción entre dos tipos de
calentamiento.
Calentamiento directo
El producto se calienta directamente por medio de gases de combustión, radiación
de la llama o elementos de calefacción eléctricos, sin ningún tipo de fluido
intermediario.
Durante el proceso, los gases de combustión son expulsados al exterior por medio
de la chimenea (3).Cuando se consigue que el producto alcance la temperatura
deseada, se desactiva el quemador.
Calentamiento indirecto
Se utiliza un medio intermedio que circula de manera controlada, entre el
calentador y el consumidor de calor, llamado fluido de transporte o “heat transfer
fluid”.
La expresión “fluido de transporte” es determinante para comprender el sistema.
Fluido térmico
Caldera (1)
Aparato consumidor (2)
Chimenea (3)
Quemador (4)
Bomba de recirculación (5)
Depósito de expansión (6)
Tuberías (7), (8), (9)
Valvulería (10) , (11), (12)
Figura 4. Esquema básico de un circuito de fluido térmico
Capítulo 2
FLUIDOS TÉRMICOS
En los sistemas de fluido térmico, el mismo fluido es una parte crucial que
condicionará el rendimiento y las especificaciones de todo el sistema. Es
importante conocer a fondo las características de cada fluido.
Será el que se adapte mejor a los requisitos, tanto técnicos como funcionales del
proceso productivo, consiguiendo no sólo unas altas prestaciones técnicas a un
buen coste económico, sino también una vida útil de nuestra carga de fluido
térmico, prolongada.
Esta vida útil puede ser más elevada si las características del fluido térmico son
muy superiores a las requeridas por el sistema.
SELECCIÓN DEL FLUIDO TÉRMICO
ADECUADO
Como ya hemos dicho, el conocimiento real de los requisitos operativos del
sistema es básico y ayudará a crear un conjunto de criterios que pueden utilizarse
para comparar varios fluidos y permitir la rápida eliminación de los que no son más
adecuados para la aplicación.
Una vez que se ha seleccionado el tipo – también llamada “la química” – de fluido
que mejor cumpla los criterios requeridos por la aplicación, la lista resultante de
fluidos potenciales se hace significativamente más manejable para comparaciones
más detalladas.
Aceites sintéticos, con dos grandes subgrupos: de gama media y de alta gama
Aceites minerales
Otros, incluidas las siliconas.
El calificativo de sintético o mineral se relaciona con el método de obtención del
componente principal del fluido térmico, el aceite base.
Cuando el aceite base proceda del refino convencional del petróleo se denomina
mineral. Está formado pues por una base obtenida directamente de la destilación
del petróleo y la mayoría consisten en hidrocarburos parafínicos y / o nafténicos, a
la que se le añaden algunos aditivos que le confieren unas propiedades que
mejoran sus prestaciones, básicamente para obtener bajas viscosidades y elevar
su resistencia a la oxidación. El rango general de operación es del orden de -10 ‘C
a 315 ° C
Los fluidos a base de silicona, y en mayor medida los fluidos híbridos de glicol, se
usan principalmente en aplicaciones especializadas que requieren compatibilidad
de proceso / producto en caso de que se produzca una fuga del intercambiador de
calor.
Tanto los aceites minerales como los aceites sintéticos pueden utilizarse con en
este tipo de sistema.
La mayoría de los fluidos térmicos sintéticos en fase líquida y todos los aceites
minerales no requieren la presurización de gas inerte para mantener la fase líquida
en sus temperaturas operativas recomendadas por el extremo superior, sólo los
fluidos multifásicos como el óxido de difenilo / tipo bifenilo requieren
obligatoriamente de este sistema, siendo en los demás fluidos opcional.
Un sistema de fase de vapor simple puede ser diseñado usando la propia presión
existente en el circuito para devolver el condensado a la caldera, eliminando la
necesidad de una bomba de condensado.
Los sistemas más complejos requieren un tanque de evaporación, un tanque de
retorno de condensado y una bomba de retorno de condensado. La desventaja del
costo del equipo y la complejidad de los sistemas de fase de vapor se compensan
con la posibilidad de trabajar a muy altas temperaturas y con el aumento del
control de temperatura en el usuario importante en procesos sensibles a las
desviaciones sobre el punto de consigna.
Debido a que las tasas de degradación del fluido están estrechamente ligadas a la
temperatura, trabajar habitualmente por encima de la temperatura de
funcionamiento máxima del fluido, aumentará exponencialmente la tasa de
degradación.
Los procesos que utilizan un fluido térmico que potencialmente puede tener
problemas de arranque en frío necesitarán disponer en su instalación de tuberías
con trazado de aporte de calor, ya sea por vapor o por resistencias eléctricas.
Medio ambiente
La comparación de las directrices ambientales y de seguridad personal es
importante al seleccionar una determinada química de fluido. Todos los fluidos
térmicos NO presentan un riesgo importante para la salud cuando se usan de
acuerdo con las prácticas de manipulación correctas.
La mayoría de fluidos térmicos no son tóxicos, ya sea por contacto con la piel
como por ingestión. Sólo algunos fluidos sintéticos aromáticos con óxidos de
difenilo / tipo bifenilo, tienen algunas características diferentes en estos aspectos.
El riesgo de incendio del equipo aumenta, más si tenemos presente que otra de
las propiedades que disminuyen en un fluido térmico degradado es el punto de
inflamación.
Según indica la norma UNE 9310, en su Apartado 19.2, en que especifica que
debe comprobarse el correcto estado de la carga de fluido térmico anualmente.
Esta norma es de obligado cumplimiento según el vigente del Reglamento de
Equipos a Presión.
Para la limpieza del recipiente NO utilice agua para limpiar, a menos que se pueda
garantizar un secado completo. Es habitual usar como líquido de limpieza el propio
fluido térmico extraído de la instalación al inicio de la extracción, despreciándose
el mismo para el análisis y sirviendo pues a modo de enjuague.
Es importante que la muestra se coloque directamente en el frasco de muestra. No
use otro recipiente para tomar la muestra si el líquido está demasiado caliente.
Espere a que el sistema se enfríe antes de tomar la muestra.
El agua tiene una solubilidad muy baja en la mayoría de fluidos térmicos puede ser
advertida en la mayoría de las ocasiones a simple vista. La presencia de agua en
la instalación causa problemas de circulación, cavitación de las bombas,
presurización excesiva y oxidación prematura del fluido térmico.
Los depósitos de expansión tienen un riesgo más elevado para este tipo de
formación de sedimentos, habitualmente conocidos como lodos.
Análisis químico
Todas las propiedades a controlar tienen por objetivo indicarnos el estado de la
carga de fluido térmico para poder determinar si su sustitución es necesaria para
garantizar un correcto funcionamiento.
Hemos de tener muy en cuenta, que los parámetros a controlar para poder
establecer el estado de una carga de fluido térmico son diferentes a los habituales
para aceites lubricantes o fluidos hidráulicos.
Aunque hay infinidad de parámetros que nos pueden dar indicios de cómo se
encuentra una carga de fluido térmico, habitualmente con la inspección visual
antes indicada y tres de ellos podemos tener una visión bastante exacta.
Estos tres parámetros son: el índice de acidez, la viscosidad y el punto de
inflamación.
Sin embargo, a menos que haya agua presente, estos ácidos no son corrosivos en
el sentido tradicional.La mayoría de los productos de la oxidación son solubles en
los fluidos térmicos y tienen lugar reacciones entre ellos, formándose lodos
especialmente en los puntos en donde es favorable una sedimentación – como ya
hemos indicado anteriormente el depósito de expansión, por ejemplo -.
Por otra parte, otros productos de la oxidación son insolubles y, por tanto, pueden
dan lugar a depósitos, taponado parcial de tuberías, aceleración de la
deterioración mecánica de sellos, de válvulas, de bombas, etc. etc.
Viscosidad
Mide la fluidez del fluido. El valor obtenido se acostumbra a comparar con el de
fluido nuevo y en ocasiones los resultados se muestran como un “% en relación al
cambio.
Esta comparación con los valores del fluido nuevo es necesaria ya que la
viscosidad es proporcional al peso molecular promedio, y por tanto según la
composición del fluido, puede tener valores muy dispares, aunque esta prueba por
sí sola no es un indicador válido para establecer con rotundidad el estado del
fluido.
Residuo carbonoso
Indica la tendencia del fluido a la formación de depósitos de carbono cuando es
sometido a altas temperaturas.
Los valores del análisis son los residuos resultantes del producto en condiciones
de ensayo normalizadas, valorándose la cantidad y el aspecto del mismo, con
objeto de enjuiciar el grado de refino y la naturaleza del aceite.
Resultados
Los datos de laboratorio proporcionan sólo una instantánea de la condición del
fluido. Es por ello que son importantes las tendencias que se manifiestan cuando
se han tomado varias muestras rutinarias.
Los datos deben ser puestos en una perspectiva de tiempo junto con el historial
operativo y el conocimiento de los equipos para interpretar correctamente los
resultados y obtener un análisis completo del sistema y determinar si la carga
analizada puede seguir en servicio o se ha degradado hasta el punto que un
cambio es necesario.
Esta vida útil puede ser más elevada si las características del fluido térmico son
muy superiores a las requeridas por el sistema
Si el cambio de carga no es debido a haber llegado al final de la vida útil del fluido,
sino que los que hemos llamado “condicionantes externos” son los causantes de
una degradación acelerada, mientras dichos condicionantes o anomalías no sean
corregidas, el cambio de fluido podría convertirse en una rutina.
Asimismo, el hecho de citar la norma bajo la cual se han realizado los análisis,
implica una rigurosidad en la ejecución de los mismos y por tanto una fiabilidad de
los resultados obtenidos.
DIN ASTM NF
IP (GB)
(Alemania) (USA) (Francia)
Punto de inflamación “copa abierta”
51376 D 92 36 T60118
(Cleveland)
Punto de inflamación “copa cerrada”
51578 D 93 34 M07019
(Pensky-Martens)
Viscosidad cinemática 51550 D 445 71 T60100
Índice de acidez, neutralización o TAN 51558 D 974 139 T60112
Intervalo de destilación 51581 D 2887 480 M07002
Residuo carbonoso Conradson 51551 D 189 12 T06116
Tabla de las normas más generalizadas de análisis de las magnitudes a controlar
VALORES FRONTERA
A continuación damos unos valores “frontera” de cada parámetro, exclusivamente
a nivel orientativo. Como hemos indicado repetidamente, el conocimiento del
proceso operativo y el historial y las tendencias observadas, son determinantes en
la mayoría de las ocasiones para poder evaluar convenientemente el estado de la
carga
Viscosidad
Puesto que la viscosidad varia con la temperatura, el valor de referencia es
considerando una temperatura del fluido de 40ºC
Un incremento del 10 % sobre el valor de origen de fluido nuevo puede indicar una
oxidación o contaminación con un fluido menos estable térmicamente – aceite
lubricante o fluido hidráulico-.
Una disminución del 15% cae dentro del rango normal mientras que valor del 30%
indica que se ha producido un sobrecalentamiento y debe contrastarse con otros
parámetros, especialmente con el punto de inflamación. Disminuciones superiores,
implican un cambio de carga.
> 0.3 La carga empieza a mostrar Lógico si las horas de servicio son
síntomas de oxidación, pero si ya importantes y el aumento es
los demás parámetros son progresivo. En caso contrario deben
correctos, puede continuar en revisarse el diseño de la instalación
servicio con toda normalidad y su estanqueidad.
Punto de inflamación
El punto de inflamación desciende a medida que se forman moléculas más
pequeñas y más volátiles “low boilers”. Se debe considerar un cambio de carga
cuando el punto de inflamación disminuye más de 50ºC en comparación con el
valor de origen del fluido nuevo.
El segundo paso, es un uso de la misma en las condiciones para las que ha sido
diseñada, sin sopresar temperaturas o potencias de diseño y con un
mantenimiento preventivo y correctivo eficiente.
A continuación damos una lista de lo que podríamos denominar “buenas prácticas”
para conseguir que la vida útil de la carga de fluido térmico sea la esperada.
Oxidación
Ya hemos indicado que los fluidos térmicos reaccionan con el aire para formar
ácidos orgánicos. La velocidad de oxidación es baja en condiciones ambientales
pero aumenta rápidamente con la temperatura.
1. El diseño de la instalación debe ser estanca, ya sea por medio del llamado
“cojín hidráulico” o por otros sistemas, incluyendo la utilización de gases
inertes.Compruebe que sea cual sea el sistema empleado en el diseño de su
instalación, este funciona correctamente, con cojín hidráulico suficiente y con
presión de nitrógeno correcta.
2. El diseño debe asegurar también, que la temperatura en el depósito de
expansión se mantenga el por debajo de 70ºC. – No aisle el depósito de
expansión ni las tuberías conectadas al mismo.
3. Realice las operaciones de mantenimiento con el fluido a temperaturas
inferiores a 60 ºC.
4. Cambie cierres mecánicos de bombas y juntas sólo se aperciba que existen
fugas.Cada vez que existe una parada en la instalación, puede producirse un
vacío en esos puntos y facilitar la entrada de aire a la instalación por esos
puntos.
5. Ante una modificación o ampliación de la instalación, debe realizarse una nueva
puesta en marcha repitiendo el proceso de deshidratación inicial
Contaminación
Los contaminantes pueden promover la degradación del fluido, así como causar
problemas operativos. Los contaminantes pueden entrar en el sistema de varias
maneras:
En instalaciones nuevas
Una instalación nueva requiere que las partes que se fabrican y montan en
terreno, habitualmente tuberías, tengan un grado de limpieza como mínimo
equivalente a los componentes que van a unir, y que han sido suministrados
limpios y protegidos desde fábrica.
Las partículas sólidas pueden ser eliminadas mediante el empleo de filtros que
deben ser limpiados regularmente, verificando que la presión en la aspiración de la
bomba no descienda del normal de servicio.
Pruebas de presión
Otra posibilidad de la presencia de agua en la instalación, puede ser haber
realizado pruebas de presión de alguno de los equipos integrantes de la misma
con agua.
El primer apartado se halla formado por las fracciones más volátiles del fluido, que
vaporizan y son eliminadas al exterior por los depósitos de expansión.
Algunas de ellas son de vital importancia para el diseño de las calderas de fluido
térmico – temperatura de film -, mientras que otras permiten establecer criterios
técnicos para la correcta selección del fluido térmico más adecuado para cada
proceso productivo – máxima temperatura de servicio, temperatura mínima de
bombeo-.
Tipos de temperaturas
Normas de ensayo
Tabla de temperaturas
TIPOS DE TEMPERATURAS
Los valores de las temperaturas características son resultado de ensayos de
laboratorio, bajo unas determinadas normas que fijan los parámetros de la prueba
– incidencia tangencial de chispa, estricto control ambiental, rampa de subida de
temperatura determinada, etc.-, que no se presentan en la realidad, pero que
permiten establecer valores de referencia.
Debido a que las tasas de degradación del fluido están estrechamente ligadas a la
temperatura, trabajar habitualmente por encima de la temperatura de
funcionamiento máxima del fluido, aumentará exponencialmente la tasa de
degradación.
Esta temperatura tiene siempre un valor más elevado que la temperatura de masa
y si en condiciones de uso sobrepasa la determinada por el fabricante del fluido
térmico, se degradará térmicamente el fluido. – ver figura 1 -.
Para reducir dicho punto, los fluidos térmicos se aditivan, estando la mayoría de
fluidos térmicos del mercado en valores próximos a los -30 º C.
Es un indicativo muy importante del estado del fluido térmico. Los valores
normales se situan alrededor de los 190º C.
Hay que tener presente que un circuito de fluido térmico es cerrado, no existiendo
por tanto presencia de oxígeno y siendo por tanto imposible una combustión sin
una fuga.
Punto de autoignición
Es la temperatura mínima a la cual el fluido térmico se enciende por sí mismo, sin
presencia de llama o chispa que inicie la combustión. Obviamente la presencia de
aire comburente es necesaria.
La fuga sería precisa, ya que sin ella no hay oxígeno en el circuito y por lo tanto
aunque se alcanzasen temperaturas de punto de autoignición en circuito cerrado,
no sería posible una combustión.
NORMAS DE ENSAYO
DIN NF Estados Unidos
Especificación IP (GB)
(Alemania) (Francia) ASTM USAS
Punto de congelación o D 97/ D
51597 15 T0105 Z 11.5
solidificación 445
Punto de inflamación en copa
51376 36 T60118 D 92 Z 11.6
abierta (Cleveland)
Punto de inflamación en copa
51758 34 M07019 D 93 Z 11.7
cerrada (Pensky-Martens)
Punto de autoignición 51794 – – E 659-78 Z 11.189
Podemos pues definirla como fuente de calor y es por tanto, el punto del sistema
en el que el contenido de calor o entalpía, del medio de transferencia – en nuestro
caso, fluido térmico – se incrementa, y como consecuencia la temperatura de
dicho medio.
Tipos de calderas
Caldera con combustibles líquidos
Conceptos técnicos
Caldera eléctrica de fluido térmico
Caldera de recuperación
Funcionamiento de la caldera de recuperación
TIPOS DE CALDERAS
Según como sea la aportación de calor a la caldera, podemos considerar tres tipos
de configuración:
Requerimientos básicos
Debe ser diseñada de acuerdo con los códigos adecuados para este tipo de
equipo – códigos de diseño ASME, AD-Merkblätt -, no sólo a nivel de cálculos,
sino también a materiales y su trazabilidad, pruebas – pruebas hidráulicas,
ensayos no destructivos, etc. – , ejecuciones – procesos de soldadura –,
seguridad y medio ambiente.
La documentación y registros generados en el diseño y fabricación del equipo,
conformará un expediente que permitirá la certificación final del equipo según
las normativas internacionales – ASME, Marcado CE,.. -.
Adecuarse a los requisitos técnicos especificados por el usuario, especialmente
en lo relativo a potencia suministrada y temperatura máxima de servicio.
Los valores de rendimientos y eficiencia energética deben ser óptimos y por ello
el consumo de combustible, moderado.
Tiene que tener una alta fiabilidad y facilidad en el mantenimiento. No olvidemos
que en general la caldera es un equipamiento crítico en casi todos los sistemas
productivos, y una parada o avería en la misma puede suponer paradas
costosas en la producción.
Debe tener la suficiente flexibilidad para poder trabajar con la mayor gama de
aceites térmicos posible, permitiendo una larga vida útil del fluido utilizado,
gracias a un correcto intercambio térmico diseñado – ver temperaturas
características de los fluidos térmicos -.
Y obviamente unos precios competitivos, que permitan no sólo una fácil
comercialización por parte del fabricante, sino también unos plazos de
amortización relativamente cortos por parte del usuario.
El cumplimento de estos requerimientos básicos determina en gran manera el
diseño del equipo, ya que algunos parámetros técnicos y otros funcionales no tan
evidentes, se constituyen en importantes, sino críticos.
Su ejecución puede ser vertical u horizontal según las necesidades del usuario,
pero en ambos casos, el concepto y por tanto el diseño es el mismo.
Ello es así porque las calderas de fluido térmico en prácticamente todas las
circunstancias – sólo las calderas con fluidos térmicos sintéticos aromáticos se
escapan de esta premisa, (ver fluidos térmicos), pueden reglamentariamente
instalarse tan cerca como el usuario desee, de los aparatos consumidores, con la
posibilidad de evitar instalación largas y costosas.
Descripción
El esquema básico de una caldera de fluido térmico para combustibles líquidos y
gaseosos, es el que muestra la Figura 2.
Con un solo serpentín – y por tanto dos pasos de humos -, es difícil obtener
buenos rendimientos por una insuficiente superficie de intercambio de calor,
mientras que tres o más serpentines, aunque garantiza una alta eficiencia
energética, implica un coste económico elevado.
Así el equipo con dos serpentines y tres pasos de humos, se puede considerar
como el de “diseño óptimo” que conjuga unos rendimientos satisfactorios con un
coste moderado.
Leyenda
1.- Quemador
2.- Alimentación de combustible
3.- Fluido térmico. Salida a puntos de consumo/instalación
4.- Fluido térmico. Retorno de puntos de consumo/instalación
5.- Cámara de combustión. Gases de combustión, primer paso
6.- Gases de combustión, segundo paso
7.- Gases de combustión, tercer paso
8.- Fluido térmico. Serpentín interior
9.- Fluido térmico. Serpentín exterior
10.- Aislamiento térmico del cuerpo de caldera
11.- Envolvente interior
12.- Base de la caldera
13.- Cierre inferior cámara de combustión. Solera cerámica/hormigón refractario
14.- Chimenea
15.- Salida de gases de combustión
16.- Aislamiento térmico de caldera y de cámara de combustión
17.- Tapa de caldera
18.- Cierre superior de la cámara de combustión
CONCEPTOS TÉCNICOS
Intercambio térmico
A efectos de intercambio térmico, la configuración descrita puede dividirse en tres
partes según el método de transferencia de calor y por tanto respecto a los
condicionantes técnicos que se requieren en cada punto para conseguir los
resultados de eficiencia energética y de durabilidad de la carga de fluido térmico y
de los materiales del equipo (ver Transferencia de calor).
En la Figura 3, se muestran perfectamente diferenciadas las tres zonas:
1. Radiación
Engloba prácticamente toda la cámara de combustión, más específicamente la
cara interior del serpentín interior, siendo determinante en esta zona desde un
punto de vista técnico, conocer exactamente los valores de la temperatura máxima
alcanzada tanto por el fluido térmico como por el material del serpentín, ya que si
bien es la zona de mayor capacidad de intercambio, también lo es de riesgo de
superar los valores máximos permitidos. – Figura 4 -.
Figura 4. Zonas de la caldera según método de transferencia de calor. Referencia
a las temperaturas de masa y de film que se alcanzan – ver Temperaturas -.
Las características del fluido térmico utilizado, el combustible, la regulación de la
combustión, el diámetro de llama, las necesidades de intercambio, el caudal
circulante mínimo requerido de fluido térmico, y por tanto su velocidad y el
diámetro del tubo del serpentín, son parámetros determinantes que deben ser
considerados críticos en el diseño – dimensionamiento del diámetro y la longitud
de la cámara -.
2. Zona de transición
Comprende las caras interiores de los extremos de los serpentines interior y
exterior. Según la regulación del quemador, puede incluir parcialmente la cara
exterior del serpentín interior.
En esta zona, coexisten la radiación y la convección como procesos de
transferencia de calor y por ello a nivel térmico, deben considerarse y tener en
cuenta tanto las precauciones debidas al intercambio por radiación, como los
condicionantes obligados por el intercambio por convección.
Especial atención debe observarse en el diseño del cambio de sentido del circuito
de gases de combustión en el cierre inferior de la cámara de combustión, ya que
debe conseguirse una estanqueidad total – de no ser así los gases de combustión
pasarían directamente del 1er paso a la salida de chimenea, con rendimientos
pésimos y lo que es peor, con temperaturas muy elevadas en chimenea que
podrían provocar su destrucción -, junto con una pérdida de carga moderada en el
cambio de sentido de los gases de combustión.
3. Zona de convección
Corresponde a las dos caras del serpentín exterior y la cara interior del serpentín
interior.
Es importante tener presente que una caldera un salto térmico no es mejor ni peor
que otra caldera de igual potencia calorífica y de salto diferente. Con diseños
correctos, ambos tipos de caldera tendrán rendimientos energéticos parecidos y
funcionamientos similares.
La razón de la existencia de calderas de diferente diferencial térmico es debida a
conseguir la mejor adecuación de la caldera a las características del proceso
productivo y más concretamente a los aparatos consumidores de la instalación.
Inicialmente una caldera de salto térmico de 20ºC, puede permitir una uniformidad
de temperatura mayor en los aparatos consumidores al haber un caudal circulante
más grande, aunque con una instalación inicialmente más costosa
económicamente por diámetro de tuberías mayores, más capacidad de fluido
térmico en la instalación y un consumo eléctrico en bomba principal más elevado.
Sin embargo una caldera con diferencial térmico de 40ºC, también puede
conseguir los mismos resultados por medio de circuitos de recirculación con
bombas secundarias que aporten más caudal en aparatos consumidores y por
tanto una uniformidad mayor.
Ya hemos visto que la determinación del diferencial térmico, básicamente por las
características de los aparatos consumidores, nos determina el caudal de fluido
térmico circulante requerido en la instalación. Pero este caudal debe cumplir
asimismo unos requisitos marcados en la caldera.
La velocidad del fluido térmico en los serpentines tiene que ser lo suficientemente
elevada para asegurar un buen intercambio térmico y permitir no sobrepasar la
temperatura de film del fluido térmico utilizado para evitar su rápida degradación.
Aún y con estas ventajas el uso de este tipo de calderas de fluido térmico queda
limitado a potencias caloríficas relativamente pequeñas, ya que debido al coste
económico elevado de la energía eléctrica, hay que añadir la disponibilidad de
tener contratada la potencia necesaria.
Las resistencias eléctricas que aportan la energía al fluido térmico, deben ser
especiales para este tipo de servicio. Es importante la adecuada determinación de
la carga específica superficial (W/cm2) de los elementos calefactores. Deben
tenerse en cuenta factores como las características del fluido térmico, los
parámetros del proceso tales como el caudal mínimo, temperaturas de entrada y
salida, temperatura máxima sobre los elementos calefactores y el tipo y número de
anillos de fijación – placas deflectoras – montados en el haz de las resistencias.
Todo ello tiene por objeto evitar tanto el deterioro de la carga de fluido térmico por
superar la temperatura de film – ver Temperaturas-, como el sobrecalentamiento
de las resistencias. Las placas deflectoras aseguran una circulación elevada y por
tanto una disipación de la energía transmitida más uniforme.
Las cargas específicas habituales en calderas eléctricas de fluido térmico son del
orden de 1.5 a 3 W/cm2, en del diseño llamado “container desgin” que es el más
habitual y cuya configuración hemos detallado. En otro tipo de diseño, llamado
“tubular design”, utilizado para procesos muy específicos, en el que la resistencia
se encuentra insertada en un tubo, y por tanto el fluido térmico puede adquirir
velocidades elevadas, se utilizan cargas específicas de hasta 6 W/cm2.
Esto obliga a tener especial cuidado en el inicio del proceso, ya que al ser el fluido
térmico más viscoso a bajas temperatura, con una carga específica alta se pueden
producir sobrecalentamientos.
Como comparación, indicar que para otro tipo de fluidos como por ejemplo el
agua, en donde es habitual trabajar hasta cargas de 12 W/cm2.
Imagen 2. Caldera eléctrica de fluido térmico PIROBLOC, formada por tres grupos
de resistencias
CALDERA DE RECUPERACIÓN
Podemos diferenciar varios tipos dentro de las denominadas calderas de
recuperación, que implican diseños complejos y muy diversos.
Sin embargo, hay características comunes a todos ellos y son las que determinan
los principios básicos de este tipo de calderas.
Leyenda
1.- Caldera de recuperación
2.- Gases procedentes de horno, proceso o caldera
3.- Entrada de fluido térmico a la caldera de recuperación
4.- Salida de fluido térmico
5.- Chimenea
6.- Chimenea de Seguridad
7.- By pass
En el esquema A), el fluido térmico que circula por dicha caldera de recuperación
es el propio de la instalación principal, con lo que la caldera de recuperación se
convierte en un “serpentín anexo” o “tercer serpentín” de la caldera convencional
de fluido térmico.
Dado que los fluidos térmicos pueden alcanzar temperaturas muy elevadas sin
aumentos significativos de presión, no son necesarias costosas válvulas de alta
presión
Criterios de selección
Clasificación según función
Clasificación según diseño
CRITERIOS DE SELECCION
En el criterio para la selección de los materiales de las válvulas deben tenerse en
cuenta las presiones y temperaturas de funcionamiento previstas – ver Tabla 1 -.
La actuación sobre una válvula puede ser de tipo manual, eléctrico, neumático u
oleo-hidráulico.
La actuación de abrir y cerrar en un actuador eléctrico o manual es siempre
reversible. En los motores eléctricos la conmutación del sentido de la corriente
determina el sentido de giro de la actuador, y en los actuadores manuales basta
revertir el sentido de la fuerza que se aplica. En los actuadores neumáticos o
hidráulicos la reversibilidad del sentido del movimiento se define según actuadores
de:
1. Simple efecto: La actuación hacia un sentido se realiza mediante la presión del
fluido, y la vuelta mediante otro dispositivo, generalmente un muelle. En este
caso, la fuerza de la presión además de provocar el movimiento en un sentido,
vence la fuerza del muelle, y el retorno lo realiza la fuerza de este muelle una
vez que la presión deja de aplicarse. En aplicaciones donde la fuerza de
actuación es demasiado grande como para usar muelles, puede recurrirse a un
contrapeso, que por efecto de la gravedad actúa sobre el actuador.
2. Doble efecto: La actuación se consigue para cualquier sentido, aplicando
debidamente la presión en el lado correspondiente.
CLASIFICACIÓN SEGÚN FUNCIÓN
Podemos clasificar esta valvulería según su función, en:
Válvulas de interrupción
Su función es la de poder independizar de la instalación general ramales
secundarios, aparatos consumidores, caldera o bombas, ya sea por cuestiones de
seguridad o para poder realizar operaciones de entretenimiento. Acostumbran a
ser de accionamiento manual y reglamentariamente se consideran elementos de
seguridad. Puntos 1, 2, 3 y 5 de la Fig.1
Válvulas de control
Permiten establecer el caudal requerido en ramales de aparatos consumidores a
fin de poder conseguir la temperatura deseada en cada uno de ellos, siendo por
tanto la magnitud controlable la temperatura de servicio requerida en el aparato.
Punto 12 de la Fig.1, con TIC temperatura de control.
Válvulas de seguridad
Su función es de descarga ante un aumento de presión superior a los valores de
diseño de la instalación. Su descarga debe ser a lugar seguro, habitualmente al
depósito de recogida de la instalación. Al no existir en las instalaciones de fluido
térmico una relación presión/temperatura tan acusada como en las instalaciones
de vapor, su presencia es prácticamente testimonial, aunque obligatoria por
reglamentación.
Válvulas de retención
Elemento auxiliar cuya función es evitar la circulación de fluido en sentidos no
previstos en el diseño de la instalación.
Filtros
Deben poder retener impurezas que circulen por la instalación, evitando alcancen
elementos sensibles de la misma como bombas o válvulas de control. Son de
especial importancia en la puesta en marcha de la instalación, ya que pueden
existir escorias de las soldaduras realizadas. Una vez realizada la puesta en
marcha, su importancia decrece al tratarse de un circuito cerrado ya previamente
filtrado.
Sólo cuando hay una degradación de la carga de fluido térmico, con la aparición
de residuos semisólidos, vuelven a tener un papel determinante, ya que dichos
residuos se concentran en el filtro y mediante un control de la pérdida de presión
en el mismo – presión diferencial -, nos permiten detectar dicha degradación.
Punto 6 de la Fig.1.
Válvulas auxiliares
Facilitan operaciones secundarias a las de proceso, ya sean de mantenimiento o
de puesta en condiciones de servicio. Así tenemos valvulería en circuitos
auxiliares, como los de llenado/vaciado, puntos 8 y 9 de la Fig 1., en funciones de
independización de elementos de control, como manómetros, punto 7 de la Fig. 1,
o de nivel visual en el depósito de expansión, punto 14 de la Fig.1.
Fig. 1. Válvulas en una instalación de fluido térmico
Fig 1a. Empleo de válvulas de retención en instalación con bomba en stand by
Bomba a) stand by
Bomba b) en servicio
Previene que exista presión (+P) en impulsión de la bomba a)
CLASIFICACIÓN SEGÚN DISEÑO
Globo o asiento
Llamadas así por la forma esférica de su cuerpo que tenían en sus inicios, y si
bien actualmente algunos diseños ya no son tan esféricos, conservan el nombre
por el tipo de mecanismo de cierre. El elemento de cierre u obturador se asienta –
de aquí su nombre – sobre una sección circular. Al actuar sobre el accionamiento,
y a través del eje o vástago, el elemento de cierre se aproxima al asiento, la
sección de paso se reduce y por tanto disminuye el caudal. – ver Fig. 2 -.
El accionamiento puede ser manual – volante -, habitual cuando la válvula realiza
exclusivamente funciones de interrupción, y eléctrico o neumático, más adecuados
cuando la válvula realiza funciones de control o regulación de caudal.
Aunque las válvulas de globo pueden cumplir con todas las funciones que deben
realizarse en una instalación de fluido térmico, en algunas de estas operaciones –
habitualmente las complementarias o auxiliares – se acostumbran a utilizar otros
tipos de válvulas que cumplen perfectamente y con seguridad, todas las
necesidades requeridas, pero con costes más económicos. Si es preceptivo
reglamentariamente, el uso de válvulas de globo con estanqueidad por fuelle, en
las válvulas de interrupción – puntos 1,2,3,4 y 5 de la Fig. 1 -, y las válvulas de
control – puntos 12 y 13 de la Fig. 1 -.
Fig. 3.
A) Válvula de globo con empaquetadura convencional
B) Válvula de globo con fuelle
Es por ello que se utilizan para situaciones en que no haya circulación de fluido a
temperatura – normalmente cerradas -, y cuando esta circulación exista, sea a
baja temperatura – vaciado de instalación o de equipos de la misma -. Punto 8 de
la Fig.1.
De este tipo son las válvulas que se utilizan en los llamados manifolds de
instrumentación, conjunto de válvulas agrupadas en un conjunto, que permiten
accionar con facilidad diferentes elementos de control.
Fig 6.-Válvula de aguja
En las válvulas de retención de tipo pistón, un disco reforzado con muelle y sujeto
por un pasador permite el paso del fluido desde abajo hacia arriba cuando existe
presión en el sistema.
Principales operaciones
PRINCIPALES OPERACIONES
Las principales operaciones que requieren de esta instalación auxiliar son:
En la Fig 2., se muestran todas las operaciones posibles de carga y descarga del
fluido térmico, y sus posibles orígenes y destino. Las operaciones desde/a bidones
pueden considerarse también desde/a cuba, puesto que no es más que un bidón
de gran capacidad. La utilización de cubas – siempre que la cantidad a vehicular
sea importante – permite precios más económicos del fluido térmico a cambio de
más precisión en el momento de realizar la operación, por cuanto la permanencia
del camión-cuba en la industria, representa un coste que debe ser minimizado en
la medida de lo posible.
Pueden ser de acción reversible o de un solo sentido. En el primer caso, desde el
propio panel de control de la instalación, se puede determinar si la operación será
de llenado o vaciado, debiéndose accionar la valvuleria sólo para determinar el
origen y destino.
En el caso de bomba no reversible – de un solo sentido -, desde el panel de
control, sólo se pone en servicio la bomba, siendo la actuación sobre las válvulas,
la que determinará, no sólo el origen y destino, sino también si la operación es de
carga o descarga – ver Fig 3. -.
Además de la temperatura baja, hay que tener en consideración algunas otras
precauciones. Así, si la operación de descarga se pretende realizar al depósito de
recogida, se debe asegurar que dicho depósito se encuentre interiormente limpio,
sin restos de fluido térmico de operaciones anteriores o de agua. En caso
contrario, la mezcla de la carga de fluido térmico que se vacia con fluido térmico
estancado en el depósito de recogida y que estará obviamente muy oxidado,
puede acelerar la degradación de dicha carga y convertir una sencilla operación
de mantenimiento, en un proceso que pueda acortar la vida útil del fluido térmico.
Por otro lado, la existencia de agua o humedad en el depósito, implicará que la
nueva puesta en servicio de la instalación sea más prolongada de lo previsto, ya
que dicha humedad se introducirá en el circuito de calentamiento y obligará a que
sea eliminada, mediante calentamientos lentos y progresivos.
Posición valvuleria
Origen Destino
1 2 3 4 5 6 7
BI DR C C C C C A A
BI CA C C C A C A C
BI IN A C C C C A C
DR BI C C C C A C C
DR CA C C C A C C C
DR IN C A C C C C C
CA BI C C A C A C C
CA DR C C A C C C A
CA IN A C A C C C C
IN BI C A C C A C C
IN DR C A C C C C A
IN CA C A C A C C C
Fig 3.- Operaciones de llenado y vaciado con bomba no reversible. Posición de
valvuleria, A Abierta, C Cerrada. Sombreado color ocre en la tabla corresponde a
operaciones ilógicas y no habituales
Capítulo 8
QUEMADORES
En todas las instalaciones transmisoras de calor, ya sean de agua caliente, vapor
o fluido térmico, el quemador es siempre un elemento muy importante, cuando no
crítico, y por tanto su selección debe ser realizada con precisión.
Combustible
Adecuación
o Requisitos según caldera
o Requisitos según sistema
COMBUSTIBLES
Obviamente el primer paso es determinar el combustible a utilizar. El coste
económico es en la mayoría de las ocasiones decisivo, pero deben considerarse
asimismo, la regularidad en el suministro y las operaciones de mantenimiento
necesarias y por tanto las incidencias que puedan repercutir en la producción
Así, ambos tipos disponen de una soplante – ventilador – accionada por un motor,
que es la encargada de aportar el aire preciso para realizar la combustión – aire
comburente -. Por regla general, en quemadores de potencias bajas/medias –
hasta 3000 kW aproximadamente -, la soplante/ventilador con su correspondiente
motor, va acoplado a la carcasa general del quemador, junto con el cabezal de
combustión. Estos quemadores son llamados “monobloc” por su estructura
compacta.
Una seguridad de encendido es también común en ambos tipos, ya sea por medio
de una célula fotoeléctrica – habitual en los quemadores de combustibles líquidos
-, o una sonda o electrodo – más común en los combustibles gaseosos. Estos
componentes, detectan si se ha producido o no la formación de llama, como acto
final del proceso de encendido, bloqueando el quemador en caso de que no se
hubiera producido, y obligando a un rearme manual del quemador para volver a
reiniciar el proceso.
La potencia bruta será del orden de un 10-20% mayor que la potencia neta –
dependerá del diseño de la caldera, de la temperatura de servicio y del
combustible -. Por tanto para nuestra caldera de 1000 kW de potencia neta,
necesitaremos un quemador de una potencia aproximada de 1100-1250 kW.