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Recinto Gaspar Hernández

Asignatura

Historia Social Dominicana

Estudiantes:
Isamar A. Arias Pérez

Matricula
1-20-9849

Facilitadora:

XIOMARA JOSEFINA POLANCO

Gaspar Hernández
República Dominicana
Abril, 2022

Introducción
El siguiente trabajo que se presentara a continuación es relevante
en cuanto a historias y sucesos que ocurrieron en los gobiernos de
nuestra republica Dominicana. Aspectos relevantes del gobierno de
juan Bosch y Francisco Alberto Camaño. Como es el caso d nuestro
querido Juan Emilio Bosch Gaviño que fue un cuentista, ensayista,
novelista, narrador, historiador, educador y político dominicano. Fue
elegido presidente de la República Dominicana en 1962, cargo que
asumió por un breve período en 1963, como también Francisco
Alberto Camaño que fue militar y héroe dominicano que ocupó la
presidencia constitucional de la República Dominicana durante la
Guerra de abril de 1965.

Datos biográficos más relevantes del Prof. Juan Bosch


y Francisco Alberto Camaño
Juan Bosch

Juan Bosch nació en la ciudad de La Vega el 30 de junio del 1909. Hijo de la


puertorriqueña de ascendencia española Ángela Gaviño Costales, (cuyo padre
era gallego, nacido en La Guardia) y de José Bosch Subirats, español de
origen catalán, nacido en Tortosa. Vivió los primeros años de su infancia en
una pequeña comunidad rural llamada Río Verde, donde comenzó sus estudios
de primaria; los estudios secundarios los hizo en el colegio San Sebastián de
La Vega, llegando solo hasta el tercer nivel de bachillerato. En 1924 se trasladó
a Santo Domingo, donde trabajó en varias tiendas comerciales. Más tarde en
1929 viajó a España, Venezuela y algunas islas del Caribe.

Regresó a República Dominicana en 1931. En 1933, publicó Camino Real, su


primer libro de cuentos, y más adelante publicó La mujer. Bosch fue creador y
editor de la sección literaria del periódico Listín Diario, donde hizo las veces de
crítico y ensayista. En 1944, Bosch formó, junto a varios escritores destacados
de la época, el grupo conocido como La Cueva. Durante los primeros meses de
1935 fue nombrado en la Dirección General de Estadística. Organizó, bajo la
dirección de Mario Fermín Cabral, el Censo Nacional de la República de ese
año. En 1936 publicó la novela "La Mañosa", sobre las guerras civiles
dominicanas del siglo XIX, la cual fue muy bien valorada por los críticos

Nacido en la provincia dominicana de La Vega, Juan Bosch cursó estudios


superiores en laUniversidad de Santo Domingo. Cuando en 1930 Rafael
Leónidas Trujillo se hizo con el poder mediante un golpe de Estado, Bosch fue
acusado de conspiración contra el nuevo régimen y pasó algún tiempo
encarcelado. Recuperada la libertad, ingresó como empleado en la Oficina
Nacional de Estadística, pero en 1937 renunció a su puesto y abandonó la
República Dominicana para instalarse en Puerto Rico.
Juan Bosch fue un apasionado de las letras desde su juventud y cultivó la
disciplina literaria en forma de cuentos y relatos breves para introducirse,
después, en el género de la novela. Su abundante obra, escrita dentro y fuera
del país, recoge entre otros asuntos la realidad sociocultural de los campos
dominicanos, sus conflictos y sus luchas.

Bosch es autor de la novela criolla La mañosa (1936), de ambientación


rural, pero se destaca especialmente como autor de los relatos breves Camino
real (1933), Indios (1935), Dos pesos de agua (1941), Ocho cuentos (1947), La
muchacha de la Guaira (1955), Cuentos escritos en el exilio y apuntes sobre el
arte de escribir cuentos (1962) y Más cuentos escritos en exilio (1966). Entre
sus obras históricas y políticas destacan títulos como Trujillo: causas de una
tiranía sin ejemplo (1961), Composición social dominicana (1978) y La guerra
de la Restauración (1982), entre otros.

fundó el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en 1939. Viajó a Cuba y


en la isla desarrolló una actividad política de gran relevancia que le llevó a
ocupar el cargo de secretario particular del presidente Carlos Prío Socarrás.
Cuando, en 1959, la revolución encabezada por Fidel Castro y el Che Guevara
llegó a La Habana, Bosch abandonó Cuba y se instaló en Costa Rica.

Francisco Caamaño
(Francisco Alberto Caamaño Deñó; Santo Domingo, 1932 - San José de Ocoa,
1973) Militar y político dominicano. Dirigió el levantamiento constitucionalista de
1965 y ocupó la presidencia, pero hubo de entregar el cargo ante la
intervención de Estados Unidos, que impuso a García Godoy en el gobierno del
país. Enviado a Londres como diplomático (1966), al año siguiente se exilió en
Cuba. En 1973, las autoridades dominicanas anunciaron que había muerto al
frente de un grupo guerrillero.

Fue hijo del general Fausto Caamaño Medina, fallecido en 1986. Su padre era
un prominente militar durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, y llegó a
recibir las más altas condecoraciones del régimen, ostentando, incluso, el
cargo de Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas (Ministro de Defensa)
desde 1952 a 1955. La familia de su padre es originaria de San Juan de la
Maguana, lo que revela que en su árbol genealógico constan otras
personalidades militares como Pedro Plutarco Caamaño Medina (1889-1893)
su tío, conocido por su enorme descendencia, y otros como Jorge Casimiro
Fernández Medina, que fue un destacado teniente coronel del Ejército
dominicano. Gracias a la influencia de su acentuada parentela militar,
Francisco Alberto se destacó en una eficiente y esmerada vocación de servicio
a las instituciones castrenses de su patria, ingresando muy joven a la Marina
de Guerra Dominicana, donde se graduó de alférez y avanzó rápido en el
escalafón militar. Durante los últimos años de la Era de Trujillo, Caamaño
comandó el Cuerpo de Cascos Blancos de la Policía Nacional.

Tras ingresar en la Marina de Guerra en 1949 y finalizar sus estudios navales


en 1952, Francisco Alberto Caamaño Deñó realizó diversos cursos de
capacitación en Estados Unidos y Panamá y también en su propio país. En
1960, con el rango de mayor, pasó a la Policía Nacional, donde fue designado
jefe de adiestramiento y comandante de los "cascos blancos", un cuerpo de
efectivos antimotines. Debido a un conflicto surgido con el jefe de la Policía,
Caamaño fue destinado nuevamente al Ejército.
En 1964 se unió a la conspiración dirigida por el coronel Rafael Tomás
Fernández Domínguez, que aspiraba a derrocar el régimen de Reid Cabral y
restaurar el orden constitucional. Al iniciarse la revuelta militar de abril de 1965,
Francisco Caamaño emergió como héroe cuando hizo frente a los invasores
norteamericanos que desembarcaron para proteger al gobierno. Caamaño
contó con un gran respaldo popular y el apoyo del cuerpo de élite de la Marina
denominado "Hombres Ranas", comandado por el también coronel Manuel
Ramón Montes Arache.

Elegido presidente constitucional en mayo de 1965, Francisco Alberto


Caamaño hubo de firmar en septiembre del mismo año el Acta de
Reconciliación Dominicana, con la que finalizaba el enfrentamiento armado, y
abandonó la presidencia en beneficio de Héctor García Godoy, quien, al frente
de un gobierno provisional, preparó la cita electoral de 1966, en la que
resultaría elegido Joaquín Balaguer. Caamaño salió del país como agregado
militar en Londres, como marcharon otros militares constitucionalistas y del
bando contrario hacia diversos destinos.

En 1967 abandonó el cargo diplomático y partió a Cuba para recibir


entrenamiento guerrillero. En la isla organizó los llamados Comandos de
Resistencia para combatir el régimen de Joaquín Balaguer, a quien
consideraba heredero del dictador Rafael Leónidas Trujillo. El 3 febrero de
1973 desembarcó en playa Caracoles con un grupo de nueve hombres, en una
expedición armada cuyo objetivo era derrocar el gobierno de Balaguer, que se
había hecho en extremo impopular. El 16 de febrero de 1973 fue asesinado en
Nizaíto, San José de Ocoa, junto a Heberto G. Lalane y Alfredo Pérez Vargas.

Aspectos positivos y negativos del gobierno de Bosch

Aspectos positivos
Juan Bosch fue un líder político que se caracterizó que dejó una huella especial
tal y como expresaron algunas personalidades de la provincia, como es el caso
de la profesora Irene Tejeda y la vice alcaldesa Virtudes González, quienes
resaltaron que dentro de sus aportes a la política dominicana la fundación de
dos entidades políticas. Además de la creación del PRD y PLD, en el ámbito
político el profesor juan Bosch pasó a la historia al convertirse en el primer
presidente electo mediante votaciones libres después de la muerte del dictador
Rafael Leónidas Trujillo.
Bosch fue electo presidente de la República Dominicana en 1962, cargo que
asumió por un breve período en 1963, debido a que su gobierno fue derrocado
por un golpe de estado a casi siete meses después de asumir la presidencia,
porque representaba un peligro para los intereses de sectores tradicionalmente
poderosos.

A pesar de su corto mandato, Bosch se caracterizó por establecer un gobierno


en el cual se tomarán en cuenta los derechos laborales y la libertad sindical, y
se plantearon políticas a favor de los sectores tradicionalmente excluidos en
esa época, entre ellos las mujeres embarazadas, los hijos ilegítimos, las
personas sin hogar, niñez, la familia, la juventud y los agricultores.

Publicó algunas de sus obras más importantes durante este tiempo:


Composición social dominicana, Breve historia de la oligarquía en Santo
Domingo, De Cristóbal Colón a Fidel Castro, El Caribe: Frontera imperial y
numerosos artículos de diferentes tipos.

Negativos
La crisis diplomática entre Haití y República Dominicana de 1963 o la Crisis
diplomática dominico-haitiana de 1963 se refiere a la crisis diplomática surgida
entre los gobiernos de los presidentes Juan Bosch de República Dominicana y
François Duvalier de Haití por la presencia en territorio de la embajada
dominicana en Puerto Príncipe de miembros del Voluntariado de la Seguridad
Nacional (los Tonton-Macoute).

Análisis crítico acerca de la Revolución de Abril de


1965 y la Intervención Norteamericana, causas, su
desarrollo y repercusiones.
La Guerra Civil Dominicana, también conocida como la Guerra de Abril, la
Revolución del 65, o simplemente como la Revolución de Abril, tuvo lugar entre
el 24 de abril y el 3 de septiembre de 1965, en Santo Domingo, República
Dominicana. Inició cuando seguidores civiles y militares del presidente
constitucionalmente electo Juan Bosch derrocaron al presidente Donald Reid
Cabral. El golpe de estado llevó al general Elías Wessin y Wessin a organizar
militares leales al presidente Reid Cabral, iniciando una campaña contra los así
llamados rebeldes constitucionalistas. Alegaciones de apoyo extranjero a los
rebeldes conllevó a una intervención estadounidense en el conflicto, que
después se transformó en una ocupación de la Organización de los Estados
Americanos (OEA) en el país. Más tarde en el mismo año las tropas
internacionales se retiraron del país. Se realizaron elecciones en 1966, en las
cuales Joaquín Balaguer fue elegido presidente.

El gobierno de Juan Bosch fue en gran medida una rareza en la historia


dominicana en ese momento: unas elecciones libres legitimaron un gobierno
liberal democrático, que expresó su preocupación por el bienestar de todos los
dominicanos, especialmente los de circunstancias modestas, aquellos cuyas
voces nunca antes habían sido realmente escuchadas en el Palacio Nacional.
En abril de ese año una nueva constitución garantizaba los derechos civiles e
individuales y respaldaba el control civil de los militares. El nuevo documento
otorgaba libertades que nunca se habían conocido en el país; se declaraba
algunos derechos laborales, así como a sindicatos, fueron tomadas en cuenta
también las mujeres embarazadas, las personas sin hogar, la familia, los niños
y los jóvenes, los agricultores y los hijos ilegítimos. Estos y otros cambios,
como la reforma sobre las posesiones de tierra, golpeaba a los terratenientes
conservadores y militares, sobre todo cuando se expuso en contra de tres
décadas de autoritarismo somnoliento bajo el régimen de Rafael Leónidas
Trujillo. La jerarquía de la Iglesia Católica también reprochó el carácter laico de
la nueva Constitución, en particular la disposición de la legalización del
divorcio. La jerarquía, junto con la cúpula militar y la élite económica, también
temían la influencia comunista en el país, y advirtieron de la posibilidad de
«otra Cuba». El resultado de esta preocupación y la oposición fue dar un golpe
militar el 25 de septiembre de 1963.

El golpe de Estado efectivamente negaba las elecciones de 1962 mediante la


instalación de una junta civil, conocida como el «Triunvirato», dominada por los
remanentes trujillistas. El líder inicial del Triunvirato fue Donald Reid Cabral. El
Triunvirato no logró establecer su autoridad sobre las facciones conservadoras,
ni dentro ni fuera del ejército, tampoco convenció a la mayoría de la población
de su legitimidad.
La insatisfacción generalizada con Reid y su gobierno, junto con las lealtades
hacia el presidente Bosch, produjo una revolución el 16 de mayo.
La intervención militar de Estados Unidos en la República Dominicana
que comenzó el 28 de abril de 1965 fue objeto de numerosas condenas en su
momento, tanto en América Latina como en Estados Unidos. Su propósito fue
evitar “una segunda Cuba”, pero las autoridades norteamericanas, en especial
el presidente Lyndon B. Johnson, fueron mucho más allá de los hechos
objetivos al especular sobre la posibilidad de que los comunistas se hicieran del
poder. El imperativo de evitar esa segunda Cuba distorsionaba su capacidad
de reunir información veraz y analizarla.

Con el paso del tiempo, sin embargo, muchos en Washington empezaron a


considerar la intervención en la República Dominicana como un éxito. Su
argumento era que se habían logrado los cuatro objetivos propuestos: proteger
a los ciudadanos estadounidenses y de otros países, detener la violencia,
impedir una posible toma comunista del poder y restaurar los procesos
constitucionales para bien del pueblo dominicano. Para dichos analistas, el
episodio fue una demostración de poder de Estados Unidos que proporcionó
enseñanzas prácticas sobre el uso eficaz de la fuerza. Esta opinión acerca de
la operación dominicana pasó a ser una conclusión a la que Washington arribo
sin el suficiente análisis.

Exactamente 50 años después de la invasión, ha llegado el momento de refutar


esa idea tan prevaleciente.

Los costes de la intervención de 1965

Los costes de la intervención de 1965 no se han calculado debidamente. Los


costes humanos y materiales fueron importantes, pero fueron los costes
intangibles los que fueron especialmente elevados. La intervención en la
República Dominicana redujo las probabilidades de éxito de las reformas
pacíficas que muchos funcionarios estadounidenses deseaban ver en América
Latina. Algunos conservadores latinoamericanos --sobre todo en
Centroamérica-- llegaron a la conclusión de que Estados Unidos no iba a
permitir que triunfaran los movimientos reformistas. Muchos de los
latinoamericanos comprometidos con el cambio democrático se convencieron
de que Estados Unidos iba a oponerse incluso a esas reformas, y que por
consiguiente valdría la pena unir fuerzas con la extrema izquierda.
La intervención dominicana tuvo también graves consecuencias dentro de
Estados Unidos. La escandalosa falta de transparencia del gobierno de
Johnson agravó la desconfianza entre la administración y muchos líderes de
opinión, contribuyendo a la crisis de credibilidad que acabó inspirando la
reacción estadounidense ante Vietnam.

Donde más serios fueron los costes intangibles fue en la República


Dominicana. La intervención intensificó la fragmentación política y la
dependencia de Estados Unidos, e hizo más difícil el desarrollo de instituciones
políticas efectivas. Irónicamente, una de las principales contribuciones resultó
de la reforma inmigratoria de ese año en EEUU, cuya consecuencia fue un
aumento de la inmigración dominicana, con el consiguiente flujo de remesas,
experiencias e ideas.

La relativa facilidad para terminar la intervención

En el caso de la República Dominicana, varios aspectos singulares ayudan a


explicar la facilidad con la que Estados Unidos pudo terminar la ocupación. Dos
reconocidos líderes políticos --Juan Bosch y Joaquín Balaguer—contribuyeron
a resolver la crisis mediante la convocatoria de nuevas elecciones. La
excepcional prudencia mostrada por el presidente provisional, Héctor García-
Godoy, y el embajador estadounidense, Ellsworth Bunker, permitieron la rápida
partida de las fuerzas norteamericanas. Si después Estados Unidos hubiera
enviado sus tropas a Haití --que no tenía instituciones ni grupos políticos
sólidos, ni figuras políticas de peso--, habría sido más difícil partir, como
sucedería posteriormente en Irak y Afganistán.

La experiencia dominicana indica con claridad que Estados Unidos necesita


diseñar métodos alternativos para perseguir sus objetivos, sobre todo
ayudando a fomentar el desarrollo político, social y económico de los países y
territorios más cercanos geográficamente, con los cuales el país está tan
estrechamente relacionado.

La enorme diferencia entre las relaciones de Estados Unidos con sus vecinos
más próximos y el resto de sus relaciones internacionales ha sido evidente
desde hace mucho tiempo, pero ha adquirido especial importancia durante los
últimos 50 años. Las nociones históricas de soberanía significan cada vez
menos, aunque se sigan proclamando a voces.
Los problemas derivados de la creciente interacción de Estados Unidos y sus
vecinos --tráfico de personas, drogas y armas, inmigración, medio ambiente,
salud pública, turismo médico y prestaciones sociales y de sanidad
transferibles, catástrofes naturales, política policial y vigilancia de fronteras--
son retos especialmente complejos para las dos partes. Estas difíciles
cuestiones, internacionales e internas al mismo tiempo, se complican aún más
en los países con muy escasa capacidad estatal --Guatemala, Honduras y Haití
en particular--, con quienes se hace aún más necesario mantener una estrecha
cooperación por el bien de los pueblos de ambos lados, una necesidad que
crece año tras año.

Cincuenta años después de la intervención de 1965 en la República


Dominicana, producto de la obsesión de Washington con Fidel Castro, no solo
ha llegado el momento de tener una relación de mutuo respeto con Cuba sino
también de desafiar otras mentalidades enquistadas y encontrar respuestas
más creativas a la persistente interdependencia entre los países de la Cuenca
del Caribe y Estados Unidos.

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