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Horacio Quiroga

1. Breve biografía

(Salto, Uruguay, 1878 – Buenos Aires, 1937).

La biografía de Horacio Quiroga parece marcada desde la infancia por el sino de la


tragedia y de la muerte. Su padre muerfe de un balazo en una excursión de caza. Su
padrastro se suicida, víctima de una enfermedad que lo ha convertido en un inválido.

En 1902, Quiroga da muerte en forma accidental a uno de sus más queridos compañeros
de la bohemia juvenil y más tarde, su primera esposa, Ana Maria Cirés, se suicida en San
Ignacio.

Otro rasgo característico de su personalidad extraña es la que corresponde al carácter de


un buscador de aventuras: ciclista en Paris, inventor en Misiones, plantador de algodón en el
Chaco, apasionado por la mecánica en Buenos Aires, juez de paz en San Ignacio. Tal es la
tenacidad de un hombre que desea hacerlo todo con sus propios recursos, luchando contra el
medio v creando, como un moderno Robinson Crusoe, sus herramientas de trabajo, su casa.

En su juventud, en Salto, descubre la fuerza lírica de la poesía de Leopoldo Lugones y las


crisis neuróticas de los decadentes franceses.

Fracasos económicos, oficios diversos, el descubrimiento de la dura realidad lo apartan de


su inicial etapa modernista. El naturalismo francés, los narradores rusos y las lecturas de
Edgar Alan Poe, influyen en este cambio de perspectiva.

Un hito importante es que en 1903, a raíz de una viaje a la selva, se siente deslumbrado
por la fuerza de la naturaleza.

El 19 de febrero de 1937, muere Quiroga, en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires. Ha


tomado la decisión de eliminarse al saber que padece de una en enfermedad incurable. Sus
restos son velados en la Casa del Teatro, sede de la Sociedad Argentina de Escritores y,
posteriormente, trasladados al Uruguay con todos los honores; en Salto, su ciudad natal,
fueron despedidos por escritores uruguayos y argentinos.

2. Producción
2.1. Cuentos

Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917)


Cuentos de la selva (infantiles, 1918)
El salvaje (1920)
Anaconda (1921)
El desierto (1924)
Los desterrados (1926)
2.2. Novelas

Historia de un amor turbio (1908)


Pasado amor (1929)

3. Decálogo del perfecto cuentista.

I. Cree en un maestro —Poe, Maupassant, Kipling, Chejov— como en Dios mismo.

II. Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas
hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.

III. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más
que cualquier otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.

IV. Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas.
Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.

V. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento
bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.

VI. Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el viento
frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez
dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o
asonantes.

VII. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas adhieras a un sustantivo
débil. Si hallas el que es preciso, él, solo, tendrá un color incomparable. Pero hay que
hallarlo.

VIII. Toma los personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra
cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no
les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten
esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.

IX. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala, y evócala luego. Si eres capaz de
revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.

X. No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta


como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes,
de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.
Sin embargo, Su Decálogo del perfecto cuentista, dedicado a los escritores jóvenes,
establece ciertas contradicciones con su propia obra. Mientras que el decálogo pregona un
estilo económico y preciso, empleando pocos adjetivos, redacción natural y llana y
claridad en la expresión, en muchas de sus relatos Quiroga no sigue sus propios preceptos,
utilizando un lenguaje recargado, con abundantes adjetivos y un vocabulario por
momentos ostentoso.

4. Rasgos generales

- Quiroga se sintió atraído por temas que abarcaban los aspectos más extraños de la
naturaleza, a menudo teñidos de horror, enfermedad y sufrimiento para los seres humanos.
Obra más emblemática al respecto: Cuentos de amor, de locura y de muerte.

- Se percibe en Quiroga la influencia del británico Rudyard Kipling (El libro de la selva),
que cristalizaría en su propio Cuentos de la selva, protagonizados por animales.

- Evolucionó hacia el retrato realista (casi siempre angustioso y desesperado) de la salvaje


naturaleza que le rodeaba en Misiones: la jungla, el río, la fauna, el clima y el terreno forman
el andamiaje y el decorado en que sus personajes se mueven, padecen y a menudo mueren.

- Describe con arte y humanismo la tragedia que persigue a los miserables obreros rurales
de la región, los peligros y padecimientos a que se ven expuestos y el modo en que se
perpetúa este dolor existencial a las generaciones siguientes.

- La objetividad y el realismo en los cuentos de Quiroga proceden de ese aparente


abandono del narrador ante naturaleza o los personajes.

- El paisaje está despojado de formas literarias complicadas.

- Algunos estudiosos opinan que la fascinación del escritor con la muerte, los accidentes y
la enfermedad (temas los cuales lo relacionan con Edgar Allan Poe y Baudelaire) se debe a
la vida trágica que le tocó en suerte. Sea esto cierto o no, en verdad Horacio Quiroga ha
dejado para la posteridad algunas de las piezas más trascendentales de la literatura
hispanoamericana del siglo XX.

5. El estilo fronterizo

- En su obra hay una aspereza narrativa acorde con la áspera materia de sus relatos.
- Un mundo de frontera reclama un estilo fronterizo.
- Del naturalismo le llega reminiscencias deterministas.
- La fuerza del realismo lo impulsa hacia una literatura de la tierra (la selva).
- Quizá sea un precedente del realismo mágico: tendencia a las situaciones hiperbólicas.
- Fusiona con libertad estos distintos movimientos; hay por lo menos dos aspectos:
a. Un punto de vista fluctuante; recusación de la vos del narrador.
b. Trata de desencajar la compacta estructura de los modelos tradicionales.

6. Una muestra: “A la deriva”

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