Introducción*
Aprender a cantar significa comenzar un viaje
artístico lleno de experiencias ricas e inesperadas. Las
voces humanas tocan los corazones de todas las naciones
y, sin embargo, el mejor canto tiene cualidades que Italia
produjo y le enseñó al mundo a admirar. El canto puede
acercarse a una cualidad de belleza atemporal, pero las
canciones conservan para nosotros los sentimientos de
determinadas épocas, ya sean recientes o de hace mucho
tiempo. El canto da tanto al cantante como al oyente una
sensación de libertad y expresión sincera, sin embargo
descansa sobre la base de una práctica disciplinada y un
pensamiento claro.
Bel canto, canto bello, es el nombre que usamos hoy
en día para el estilo que enseñó Nicola Vaccai. En este
libro verás lo que hace que los cantantes lo llamen bello.
Melodías suaves y fluidas, apoyadas por
acompañamientos simples y armoniosos, favorecen la
voz y la ayudan a volverse uniforme, flexible y
expresiva. Las voces no se desgastan al cantar esa
música, sino que se vuelven más fuertes, más bellas y
más receptivas a las emociones de sus dueños.
Cuando el Método Práctico Vaccai apareció en
Londres en 1833, estaba en marcha una edad de oro del
canto. La ópera italiana estaba de moda y la sociedad
inglesa recibía a los visitantes italianos. Una noche en la
ópera, el reportero de un periódico vio en la audiencia a
los compositores Bellini y Vaccai, a la mezzosoprano
Giuditta Pasta, al tenor Rubini y al legendario violinista
Paganini. Otras ciudades compartieron el entusiasmo
londinense; incluso en la lejana Ciudad de México y
Nueva York se escucharon las óperas de Rossini
interpretadas por la ambiciosa Familia García. Cantantes,
compositores y profesores de canto se encontraban entre
las exportaciones más exitosas de Italia. En la soleada
Italia abundaban las buenas voces, y en las ricas capitales
del norte de Europa muchas personas pagarían bien por
escuchar cantantes italianos o recibir lecciones de ellos.
Nicola Vaccai realizó en casa un aprendizaje musical
completo antes de irse al extranjero en busca de honores
y fortuna. Nació en 1790 en Tolentino, cerca de Ancona,
pero creció en Pesaro, otra ciudad en la costa del
Adriático. (Un muchacho de Pesaro un poco más joven,
Gioacchino Rossini, se mudó a Bologna a una edad
temprana; los dos compositores se hicieron amigos años
después). El joven Nicola estudió música en Pesaro hasta
que sus padres lo enviaron a Roma para estudiar derecho,
el campo adecuado para cualquier joven que quisiera una
educación liberal. Como no tenía intención de
convertirse en abogado, tomó lecciones de canto y
finalmente estudió contrapunto con Jannaconi, un
importante compositor romano. Cuando Nicola cumplió
veintiún años se fue a Nápoles y se convirtió en discípulo
*Nicola Vaccai, Practical Method of Italian Singing, (USA: G. Schirmer, Inc., 1975), iii-iv.
de Paisiello, cuyo Barbero de Sevilla fue considerado
una obra maestra cómica hasta que el Barbero de Rossini
lo barrió del escenario unos años después. Después de
que su primera ópera tuviera un éxito de principiante
moderado en Nápoles, Vaccai fue a Venecia para la
producción de sus siguientes dos óperas. Durante dos
décadas vivió una vida nómada, pasando meses o años en
Trieste, Viena, Milán, París, dondequiera que le
condujera su doble carrera de composición y enseñanza
de la voz. La estancia de Vaccai en Londres comenzó con
la producción de su ópera más exitosa, Romeo y Julieta,
en el King's Theatre en abril de 1832. Su encanto
personal y reputación continental lo congraciaron con la
sociedad y muy pronto fue solicitado como maestro.
La mayoría de los profesores de canto de esa época
trabajaban de forma lenta y tediosa, con el objetivo de
perfeccionar a sus alumnos en escalas, trinos y adornos.
Antes de que a un estudiante se le permitiera cantar un
aria, podría pasar años en solfeo, ejercicios para ser
cantados en sílabas "sol-fa" o en vocales puras. Debido a
que los alumnos ingleses de Vaccai eran aficionados
adinerados cuya posición social hacía impensable una
carrera teatral, entendió que un riguroso entrenamiento
convencional solo los desanimaría. Para ellos escribió
ejercicios melódicos que podían cantar con placer
mientras aprendían el estilo legato, los intervalos, los
ritmos, los adornos más sencillos —en una palabra, la
maestría musical. Estas canciones breves se publicaron
con el título Metodo pratico di canto italiano per
camera, o Método práctico del canto italiano (La
expresión per camera, literalmente "para cámara",
sugiere entrenar la voz para cantar canciones en contraste
con el entrenamiento para el teatro operístico.)
Terminando su andanzas con un regreso a Italia,
Vaccai se convirtió en director y profesor de composición
del Conservatorio de Milán en 1838. Después de seis
años, debido a problemas de salud, se retiró al hogar de
su infancia, Pesaro, donde escribió su decimosexta ópera.
Murió en 1848, sobreviviéndole un hijo, Giulio, quien
escribió su biografía.
Las óperas de Vaccai, que el público disfrutó durante
su vida, pronto fueron eclipsadas por las inspiraciones
más dramáticas de Bellini y Donizetti y quedaron atrás
por las modas operísticas en constante cambio.
Irónicamente, el cuadernillo de ejercicios que Vaccai
escribió como herramienta para su uso diario se hizo
cada vez más popular y sigue siendo hoy una obra
pedagógica indispensable.
Una característica novedosa del Método Práctico fue
el uso de palabras en los ejercicios, por razones que
Vaccai explicó en el capítulo introductorio, "El objeto del
autor". Eligió los versos más elegantes que conocía, a
saber, los textos de arias de Pietro Metastasio (1698-
1782), un gran poeta cuya especialidad era escribir
libretos de ópera. Debido a que las leyes de derechos de
autor no existían, cualquiera podía poner música a los
poemas de Metastasio; por ejemplo, su Alejandro en la
India había sido utilizado por setenta compositores,
incluidos Gluck y Handel. Aunque ninguna ópera de
Metastasio permanece en el repertorio estándar de hoy,
sus libretos completos todavía se publican en hermosas
ediciones para lectores de poesía italiana.
En la década de 1830, las historias de héroes antiguos
de Metastasio parecían pomposas y aburridas, pero los
textos de las arias seguían siendo hermosos poemas y
Vaccai les puso música de manera expresiva y artística en
este libro. Los que ignoran el italiano dicen que cantamos
en ese idioma solo por sus bellas vocales, pero las
traducciones de esta edición mostrarán que Vaccai eligió
versos con distintos valores emocionales para que sus
alumnos aprendieran a cantar con expresión. En algunos
casos, las palabras coinciden con los propósitos
musicales de Vaccai; por ejemplo, un poema sobre el
conflicto se usa para el ejercicio de síncopa y uno sobre
emociones vacilantes se usa para los semitonos. Si
algunos de los significados parecen vagos, uno debe
intentar imaginar alguna situación dramática en la que un
personaje usaría una metáfora para comunicar sus
sentimientos o tal vez trataría de aconsejar o persuadir a
otra persona por medio de una imagen poética.
El Método Práctico se ha estado imprimiendo
continuamente desde 1894 por G. Schirmer, Inc. Esta
nueva edición elimina muchas alteraciones editoriales
que representaban prácticas interpretativas de principios
de siglo y restaura el texto musical auténtico de las
primeras ediciones. La fuente utilizada fue una copia
publicada en 1834 por T. Boosy & Co., Londres, y ahora
propiedad del Museo Británico. Contiene el prefacio e
instrucciones de Vaccai en italiano y en inglés, traducidos
de forma anónima. Esta traducción aparece aquí con su
pintoresca ortografía.
El texto poético se ha alterado de tres maneras: se han
corregido algunas palabras de acuerdo con las ediciones
académicas recientes de Metastasio; los comienzos de
línea se muestran con letras mayúsculas para ayudar al
cantante a comprender la forma y la rima de los poemas;
y se emplean ciertos símbolos de pronunciación, como se
explica a continuación en el artículo "El canto italiano".
Cada poema italiano ha sido traducido de dos
maneras diferentes. La traducción literal al pie de cada
página ayudará al alumno que quiera cantar en italiano a
comprender. También se proporciona una versión
cantable para el estudiante que prefiera cantar en inglés.
Recordando las observaciones de Vaccai de que
algunos aspectos del canto solo se pueden aprender de
"la voz de un maestro hábil", rindo respeto aquí a mis
maestros, Franklin Bens, Sonia Essin y Julius Huehn,
todos participantes en la gran tradición de la enseñanza
de la voz.
John G. Paton
Universidad de Colorado
Boulder, 1973