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LECCIÓN 9 Drenaje horizontal con pozos radiales

Figura 1. Pozo Ranney.

Los pozos radiales o de drenes horizontales consisten en diversos


tubos perforados horizontales, que se disponen desde un pozo
revestido de hormigón, de un diámetro suficiente para permitir el
acceso de varios operarios (Figura 1). El objetivo es extender el radio
efectivo del pozo para aumentar el caudal específico de drenaje. De
hecho, el pozo con drenes horizontales se comporta, considerando
aparte las pérdidas de carga interiores, como un pozo vertical de gran
radio.

Los pozos horizontales son útiles en suelos donde no se pueden


utilizar zanjas drenantes, pozos profundos o wellpoints, no siendo
recomendable en suelos estratificados. Es típico en excavaciones
profundas a través de terrenos permeables (aluviales y zonas muy
karstificadas), hasta llegar a una capa impermeable.

El agua fluye dentro del pozo desde los tubos perforados


horizontales, bombeándose el agua al exterior. Los drenes se pueden
perforar con cierta inclinación hacia arriba para penetrar en más de un
horizonte de acuífero. Estos drenes se colocan mediante martillos
neumáticos o por inyección. La longitud de los drenes varía en función
del área a drenar, pudiendo variar de 30 a 100 m de longitud.

Figura 2. Esquema de pozo radial.


Según el procedimiento constructivo para instalar los drenes
horizontales, se denominan pozos Ranney, Fehlmann o Preussag:

 Pozos Ranney: las perforaciones radiales se realizan con los mismos


tubos filtrantes definitivos, quedando directamente instalados. Son
tubos de acero, de paredes gruesas y ranuras alargadas en sentido
longitudinal.

 Pozos Fehlmann: utiliza tubos de perforación, de unos 250-300 mm de


diámetro, que se retiran después de la colocación de los filtros,
pudiéndose utilizar de nuevo. De esta forma se puede elegir el
material y abertura de las ranuras de los tubos filtrantes según las
propiedades químicas del agua y con la granulometría y permeabilidad
del terreno.

 Pozos Preussag: emplea tubos de perforación similares al sistema


Fehlmann, colocando después prefiltros de arena. A veces la
colocación de estos prefiltros puede ser complicada y difícilmente
adaptable a posibles variaciones de la granulometría a lo largo del
dren.

El procedimiento constructivo presenta dos fases características,


la construcción del pozo central e instalación de los drenes
horizontales. El pozo central se construye hincando cilindros de
hormigón, de unos 3-4 m de diámetro, a medida que se excava. Este
cajón se introduce en el suelo por el sistema de “cajones indios“, por
excavación interior sin achique previo. Cuando la profundidad del pozo
alcanza la cota prevista, se hormigona el fondo construyendo un tapón
bajo el agua.
En el caso del sistema Fehlmann, los colectores se hincan con un
equipo de empuje instalado sobre una plataforma en el fondo del pozo.
Para facilitarla se coloca una punta reforzada, denominada piloto, que
desagrega el terreno facilitando el avance. En el interior de estos tubos
se colocan los tubos filtrantes, de forma que los tubos estancos se
retiran para volverse a utilizar, quedan abandonado en el terreno el
piloto. Este tubo con punta reforzada puede comunicar con el interior
del pozo central por medio de una tubería auxiliar llamada tubería de
desarenado. La presión del agua sobre los agujeros del azuche crea
una corriente de agua a gran velocidad por el interior de la tubería de
desarenado cuando se abre una válvula en el interior del pozo.
Posteriormente durante el servicio de la captación, la cámara sirve
como elemento receptor y depósito de los caudales extraídos y para
facilitar las maniobras de cierre y apertura de cada dren.

Los rendimientos para construir un pozo de este tipo pueden ser


de 5-7 m por semana para el pozo central y de 8-10 m diarios para la
penetración de los tubos horizontales.
Figura 3. Hinca de tubería en sistema Fehlmann

Destacan las siguientes ventajas de los pozos radiales: permiten,


para igual velocidad de flujo, caudales superiores a los pozos
ordinarios; se puede regular cada colector por separado, pudiendo
cerrarlos para el mantenimiento; baja velocidad de entrada del agua a
los drenes (hasta 30 veces menor que en los pozos ordinarios), por lo
que disminuyen los arrastres; no le afectan tanto las fluctuaciones del
nivel freático como a los pozos ordinarios; además, como los drenes
permanecen siempre sumergidos, se reducen los fenómenos de
corrosión e incrustaciones. Sin embargo, es necesaria una fuerte
inversión inicial y un alto grado de especialización en la construcción,
con acuíferos no demasiado profundos (aunque hay realizaciones de
hasta 70 m). Además, el hincado de los drenes limita su uso a
acuíferos granulares poco compactos de granulometría variable.

El rendimiento hidráulico en estos pozos supera de 45 a 60% la


producción de un pozo ordinario de diámetro similar, pudiendo llegar,
en capas freáticas, a caudales de 200 a 400 l/s. Si los pozos están
cerca de un río, el caudal sube de 750 a 1150 l/s.
Se puede estimar el caudal Q (m3/s) de un pozo radial en régimen
normal de servicio en función de del radio del pozo r (m), de la altura
del agua sobre la solera en régimen normal h (m) y del coeficiente de
permeabilidad del terreno k (m/s):

De la ecuación se observa que el caudal depende del radio y de


la altura del agua sobre la solera y como no se puede hacer mucho
para aumentar esta última, debe actuarse sobre el radio, que puede
ser grande.

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