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Moldes para hormigón prefabricado

Figura 1. Moldes para hormigón prefabricado.

El molde es el elemento que contiene al hormigón fresco,


respondiendo su diseño a las exigencias de las piezas que se van a
prefabricar. Se exige que los moldes presenten la máxima calidad
posible para garantizar la precisión dimensional, la estabilidad, la
versatilidad para adaptarse a otras formas, que sean fáciles de usar y
durables. Por tanto, los moldes deben mantener su integridad durante
el vertido del hormigón y en la aplicación del pretensado, si lo hubiese.

Para elementos lineales como vigas y pilares se usan moldes


estáticos, ligeramente elevados del suelo, con gran flexibilidad en
cuanto a cantos, ménsulas, longitud, etc. En el caso de paneles de
hormigón arquitectónico, lo usual son moldes horizontales, con un
sistema de vibración adaptado al molde. En el caso de paneles no
vistos, lo más económico son moldes verticales de caras paralelas,
pues ocupan menos espacio en la fábrica, apuran el curado y permiten
mayor precisión. Para placas alveolares, se fabrican grandes
longitudes de placa, bien por extrusión o por moldeadoras continuas.
Los moldes deben reutilizarse el máximo número de veces
posible, sin que ello suponga una merma en la calidad, por la
repercusión económica que presenta en el producto final. La
reutilización se puede realizar con piezas diferentes, aunque es
deseable que se mantenga la tipología, cambiando en este caso sólo
la longitud o la altura con pequeñas modificaciones. Suelen disponerse
en horizontal y de forma continua, aunque también es posible
disponerlos en algunos casos en vertical (en batería).

Los moldes suelen ser de acero, pues permite alargar el número


de usos y adaptarse a la geometría necesaria. Estos moldes son
fáciles de transportar y reubicar dentro de la planta. De hecho, los
moldes suelen llenar las plantas de fabricación y a veces es un
verdadero problema ubicarlos para facilitar las maniobras y el resto de
actividades sin que molesten. El problema que pueden presentar es la
corrosión del acero, que puede atenuarse con aditivos inhibidores de
la corrosión y con un buen agente desencofrante.

Con todo, también existen moldes de otros materiales como el


polietileno expandido, que son desechables. Este material es ligero,
barato y permite ahorros de tiempo, aunque su uso está muy centrado
en piezas ornamentales. También es cierto que este tipo de
materiales, junto con otros como el poliéster o la fibra de vidrio,
permite reducir la disipación del calor interno durante el fraguado, lo
que permite acelerar el proceso de curado.
Por tanto, una forma de acelerar el curado es usar moldes de
acero calefactados. En ellos se permite un aporte de energía que
garantice una temperatura fija o una curva de temperatura de curado
adecuada a la reacción química interna del hormigón. Los moldes de
acero también pueden ser “autorresistentes” en el caso de piezas
pretensadas, donde el propio molde puede contener los elementos de
anclaje de las armaduras activas, sirviendo de bancada de
pretensado. Otra forma de acelerar disminuir el tiempo de
desencofrado es utilizar aceleradores como aditivos en el hormigón
que adelanten el fraguado, el endurecimiento o ambos.

También los moldes pueden disponer de un sistema de vibradores


laterales o internos, de forma que se permita eliminar las burbujas de
aire y mejorara la distribución de los áridos. Sin embargo, estos
vibradores no se utilizan en el caso de emplear hormigón
autocompactante. Además, como puede verse en la figura inferior, los
moldes suelen presentar unas plataformas y accesos laterales para
facilitar el acceso seguro de los operarios.
Apertura de caras laterales antes de retirar la viga prefabricada.
Escaleras de acceso a la plataforma lateral para el control del proceso.

Con el uso repetido de los moldes, éstos se deforman, pierden


sección y cogen holguras en sus fijaciones. Todo ello perjudica la
calidad de las piezas, por lo que resulta de gran importancia disponer
de un buen plan de control y mantenimiento de estos moldes. De
todas las operaciones, hay que cuidar la limpieza tras el uso. En el
caso de elementos de gran longitud, hay que cuidar la alineación del
conjunto del molde y su inmovilización para mantener la pieza dentro
de las tolerancias exigidas.

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