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FORMATO DE ANÁLISIS SENTENCIAS DE TUTELA

ESTUDIANTES

Nayelis Carolina Guerra Bernal, Paula Andrea Meza Amaya, María Paula
Nombre Caballero Becerra, Sofía Lorena Rangel Guevara y Dylan Chamorro
Fecha 4/3/2022
Curso Derecho de Minas y Energético DER-3

1. MARCO DECISIONAL

1.1. IDENTIFICACIÓN
Número C-346/1995
Magistrado Ponente M.P Dr. CARLOS GAVIRIA DIAZ
Sala de Decisión Sala Plena de la Corte Constitucional
Aclaran el voto No
Salvan el voto No

1.2. NORMA DEMANDADA


Norma demandada:
Ley 20 de 1969: "Por la cual se dictan algunas disposiciones sobre minas e hidrocarburos".
"Artículo 1°. Todas las minas pertenecen a la Nación, sin perjuicio de los derechos constituidos a favor
de terceros. Esta excepción, a partir de la vigencia de la presente ley, sólo comprenderá las situaciones
jurídicas subjetivas y concretas debidamente perfeccionadas y vinculadas a yacimientos descubiertos"
(lo subrayado es lo acusado).
.....
"Artículo 13. Las normas contenidas en el artículo 1 de esta ley se aplicarán también a los yacimientos
de hidrocarburos."

1.3. FUNDAMENTOS DE LA DEMANDA


• Porque el artículo 332 de la CN, vigente, consagra que los derechos adquiridos sobre el subsuelo
petrolífero válidamente adquiridos por los particulares son derechos que mantienen su
vigencia en el tiempo, y obligan a todas las autoridades de la República a respetarlos y
protegerlos, y a no impedir su ejercicio, porque dicho artículo no es letra muerta. El citado
artículo 332, dispone: “El Estado es propietario del subsuelo y de los recursos naturales no
renovables, sin perjuicio de los derechos adquiridos y perfeccionados con arreglo a las leyes
preexistentes”
• No se puede violar la garantía constitucional de que los titulares de derechos sobre el
subsuelo petrolífero de que trata el citado artículo 332, puedan ejercer sus derechos
reconocidos conforme a ley preexistente
• “Descubiertos” utilizada por el legislador desde un punto de vista eminentemente gramatical es
un participio pasivo que impone una condición inherente al (sic) y que hace referencia al
pasado para impedir de esta manera el ejercicio de los derechos adquiridos, porque
jurídicamente nadie puede cumplir con condiciones imposibles de cumplir que carecen de objeto
lícito, luego la condición impuesta que exige acreditar 'yacimientos de hidrocarburos
descubiertos' es inexistente.
• Porque la condición impuesta en las normas demandadas por no pertenecer al tiempo que está por
venir, es imposible de cumplir y al serlo carece de objeto, y al carecer de objeto pierde su
carácter de condición, no convirtiéndose ni en obligación pura y simple, ni en nada, por cuanto se
considera condición fallida, esto es inexistente, por cuanto no concede a los titulares de
derechos sobre subsuelo petrolífero para poder ejercer su derecho, ningún plazo para
satisfacer la condición legal impuesta.
• Porque los derechos adquiridos sobre el subsuelo petrolífero en cabeza de los municipios,
resguardos indígenas y particulares son derechos válidos en el tiempo, fueron reconocidos a
través de cada uno de los procesos ordinarios en los cuales la Nación se hizo parte y estuvo
debidamente representada, los cuales culminaron con la sentencia ejecutoriada declarativa de cada
uno de los derechos, proferida por la Corte Suprema de Justicia, Sala de Negocios Generales y
Consejo de Estado.
• Porque esos derechos adquiridos reconocidos a los mencionados titulares fueron justamente
adquiridos en virtud de sentencias ejecutoriadas, que han hecho tránsito tanto material como
formalmente a cosa juzgada.
• Porque tanto el Ministerio de Minas y Energía, así como la Oficina de Registro de Instrumentos
Públicos pertinentes le dieron cumplimiento a cada sentencia ejecutoriada haciendo los
registros pertinentes, como era su obligación.
• Porque los registros hechos tanto por el Ministerio de Minas y Energía, como ante las Oficinas de
Registro en el tiempo han conservado su vigencia, por cuanto, estos registros no han sido
cancelados, por no existir norma que autorice su cancelación.
• Porque la ley 20 de 1969, en sus artículos 1 y 13 no pueden exigir nuevos requisitos para el
ejercicio de los derechos reconocidos por sentencia ejecutoriada conforme a las leyes
preexistentes al momento de su adquisición, porque ello sería ir contra el artículo 58 de la
Constitución Nacional, por cuanto la ley no es retroactiva.
• Porque los antecedentes de la ley 20 de 1969 señalan con toda claridad que dicha ley está en la
obligación de respetar los derechos adquiridos, y que ella no puede ser retroactiva. En efecto
el Dr. Indalecio Liévano Aguirre en la ponencia que presentó a la Cámara de Representantes, para
que fuera aprobado el proyecto de ley que se convertiría en la ley 20 de 1969, determinó con total
claridad que se respetarían los derechos adquiridos antes de su entrada en vigencia y que
no tendría efectos retroactivos.
• Porque en concordancia con lo anterior, el artículo 1 de la ley 20 de 1969 respeta en forma clara,
expresa y exigible, los derechos adquiridos antes del 22 de diciembre de 1969, fecha de
entrada en vigencia de la ley 20 de 1969. No de otra forma puede interpretarse el texto literal y
claro de la primera parte de dicho artículo 1, que es el único que se puede aplicar a un derecho
adquirido en virtud de la sentencia ejecutoriada de septiembre 28 de 1938, cuando reza: 'Todas las
minas pertenecen a la Nación, sin perjuicio de los derechos adquiridos a favor de terceros.
• No se ha reglamentado ni el ejercicio, ni el goce, ni la extinción de derechos adquiridos
reconocidos por sentencia ejecutoriada sobre el subsuelo petrolífero.
• Porque todo lo anterior se explica y se sintetiza muy bien, en la reciente pieza magistral del escritor
García Márquez pronunciada el pasado 22 de julio de 1994, con motivo de la entrega al Presidente
de la República de las conclusiones a que había llegado la Misión de la Ciencia y la Tecnología en
la cual había participado, cuando dijo: 'Somos una sociedad en la que prima el gesto sobre la
reflexión, el ímpetu sobre la razón....en cada uno de nosotros cohabitan, de la manera más
arbitraria, la justicia y la impunidad, somos fanáticos del legalismo, pero llevamos bien despierto en
el alma un leguleyo maestro para burlar las leyes sin violarlas, o para violarlas sin castigo. Xd
En resumen, al demandante considera que la ley está desconociendo los derechos adquiridos anteriores a
la vigencia de la ley, los que han sido adquiridos por medio de sentencias judiciales y demás. Además,
que ni el congreso ni el ejecutivo han regulado sobre cómo se pierden los derechos adquiridos.

1.4. INTERVENCIONES
• M. HACIENDA: declare la existencia de cosa juzgada sustancial o "en su defecto, declare ajustadas
a la Constitución las normas impugnadas. Existe igualdad sustancial entre los cargos formulados
en esta ocasión y los que se invocaron cuando se acusó la ley últimamente citada.
• M. MINAS Y ENERGÍA: los argumentos esgrimidos por el demandante en el presente proceso
fueron rebatidos íntegramente por la Corte Constitucional al resolver la acusación formulada en
la sentencia a que se aludió.
PROCURADOR: Solicita que se declare exequible

1.5 PROBLEMA JURÍDICO


¿Se viola la garantía constitucional de los derechos válidamente adquiridos sobre el subsuelo
petrolífero en los artículos demandados de la ley 20 de 1969?

1.4. DECISIÓN
ARTICULO UNICO: Declarar EXEQUIBLES el aparte final del artículo 1o. de la ley 20 de 1969, que
dice: "... y vinculadas a yacimientos descubiertos", y el artículo 13 del mismo ordenamiento.

2. ARGUMENTOS JURÍDICOS

2.1 Consideraciones
1. Inexistencia de cosa juzgada
Está de acuerdo con el procurador general de la Nación debido a que la corte en la sentencia C424 de
1994 (Los ministerios se basaron en que la cosa juzgada existía gracias a esta sentencia) se refiere a la
ley 97 de 1993 y en este caso es una ley distinta. En la sentencia nombrada se demandó en la totalidad
la ley 97 en la cual se interpreta la ley 20 que es la demandada en este caso, (La ley 20 es de 1969 y la
ley 97 de 1993), En consecuencia, considera la Corte que se trata de dos leyes distintas que tienen bases
de validez formal diferente, ya que nacieron a la vida jurídica en forma independiente y cada una conserva
su propia identidad.

2. Lo demandado
El actor acusa el artículo 1o. parcialmente y el artículo 13 de la ley 20 de 1969, en síntesis, por exigir un
nuevo requisito para obtener el reconocimiento de derechos adquiridos conforme a leyes preexistentes
antes del 22 de diciembre de 1969, fecha en que entró a regir dicha ley, y que consiste en demostrar que
las situaciones jurídicas subjetivas y concretas debidamente perfeccionadas se encuentren "vinculadas
a yacimientos descubiertos", violando el artículo 58 de la Carta, porque la ley no puede ser retroactiva,
y el 332 ibidem, que en forma expresa protege los derechos adquiridos bajo el amparo de normas
existentes al momento de su adquisición.
La corte dice que las normas acusadas fueron objeto de interpretación en la ley 97 de 1993:
"Reconocimiento excepcional de propiedad privada sobre hidrocarburos. Para efectos de la
excepción prevista en los artículos 1o. y 13 de la ley 20 de 1969, se entiende por derechos constituidos
a favor de terceros las situaciones jurídicas subjetivas y concretas, adquiridas y perfeccionadas por un
título específico de adjudicación de hidrocarburos como mina o por una sentencia definitiva y en ejercicio
de los cuales se hayan descubierto uno o varios yacimientos de hidrocarburos, a más tardar el 22 de
diciembre de 1969".
Y en el artículo 2o. definió la expresión yacimiento descubierto, así: "Descubrimiento de hidrocarburos.
Se entiende que existe yacimiento descubierto de hidrocarburos cuando mediante perforación con taladro
o con equipo asimilable y las correspondientes pruebas de fluidos, se logra el hallazgo de la roca en la
cual se encuentran acumulados los hidrocarburos y que se comporta como unidad independiente en
cuanto a mecanismos de producción, propiedades petrolíferas y propiedades de fluidos". Según el
artículo 3o. de la misma ley, las disposiciones antes transcritas "constituyen la única interpretación
autorizada de la ley 20 de 1969, artículos 1o. y 13".
En la ley 20 también se invocaron los fundamentos por la expresión de yacimiento descubierto entonces
convertía la ley en retroactiva, esos cargos fueron desestimados y se declaró exequible la ley, entonces
se traerán a colación los fundamentos utilizados de manera anterior para declarar la exequibilidad de
esta al versar por los mismos cargos.
En el fallo anterior la corte se refiere al artículo 1 de la ley 20 y explica
Que como regla general todas las minas y yacimientos de hidrocarburos pertenecen a la nación y hay
una excepción que no pertenecen a ella los derechos constituidos a favor de terceros cuando se cumplan
estos dos presupuestos:
> Jurídico:
1. subjetivo, es decir, clara identificación del titular del derecho;
2. concreto, preciso en cuanto a la naturaleza, objeto y alcance del derecho
3. perfeccionado, es decir, totalmente definida por haberse agotado el procedimiento y cumplido
las formalidades sustanciales y adjetivas para la existencia misma de la situación jurídica.
> Factico: se trata de un yacimiento 'descubierto' al cual esté vinculado, de manera directa el
elemento jurídico. Constituyéndose en un concepto de materialidad del objeto, como lo
indispensable para la constitución del derecho, y en consecuencia la tipificación de la excepción
prevista en la ley.
En relación con el componente privado de la propiedad minera, históricamente se registra la presencia
de una función social y que se concreta en la exigencia de que el beneficiario de la mina, so pena de
perderla, la explote y mantenga adecuadamente.
En cuanto a la irretroactividad de la ley y la violación de derechos adquiridos por particulares conforme a
leyes preexistentes con anterioridad a la expedición de la ley 97 de 1993 y bajo el régimen inicial de la
ley 20 de 1969, la Corte señaló que no existe retroactividad de la ley 97 en sus artículos 1o., 2o., y
3o. al interpretar el artículo 1o. de la ley 20, ni violación de derechos constituidos o adquiridos bajo el
régimen anterior a su vigencia, pues, se repite, se trata de los mismos derechos, que más aún son
los mismos a que se refería, ya desde sus orígenes, la Constitución de 1886 en su artículo 202. Pues
la ley 20 de 1969 no reguló condiciones constitutivas de derecho distintas a las excepciones que
estatuyó el tantas veces artículo 202, que por otra parte son reconocidas claramente en la nueva Carta
Política (art. 332). Por tanto, la Corte comparte esta hermenéutica de interpretación por vía de autoridad
que realiza el legislador en la ley 97 de 1993.
(La corte hace un visajoso recorrido histórico ¿Para qué? Ni puta idea)
Desde la época colonial se separa la propiedad del suelo y del subsuelo, y desde Simón Bolívar, con el
decreto del 24 de octubre de 1824, las minas fueron nacionalizadas entonces las minas estaban a favor
del Estado menos las de sal, gemas y esmeraldas, después la federación amplió su reserva sobre todas
las minas en los baldíos incluidos los depósitos de petróleo, en la CN del 86 desde la expedición del
código de minas del Estado soberano de Antioquia se someten los yacimientos de petróleos existentes
al régimen de adjudicación previo denuncio de la mina, y después de la adjudicación se habla de la
concesión contractual especial. la ley 30 de 1903. Este último régimen tuvo vigencia solamente hasta la
expedición del Código Fiscal de 1912, en el que se estableció de nuevo uno de adjudicación para las
minas de petróleo en terrenos baldíos o en terrenos adjudicados después de 1903, mientras que los
yacimientos ubicados en terrenos privados seguían sometidos al régimen de concesión. Además, se
encuentra que la ley 160 de 1936 y luego el decreto 1156 de 1953, que contiene el Código de Petróleos,
establecieron como de propiedad particular, el petróleo que se encuentre en terrenos que salieron
legalmente del patrimonio nacional con anterioridad al 28 de octubre de 1873, y que no hayan sido
recuperados por la Nación por nulidad, caducidad, resolución o por cualquier causa legal.
la Corte Constitucional la ley 20 de 1969 se expidió para llevar a la práctica el mandato constitucional,
según el cual la propiedad privada es una función social que implica obligaciones, y en ella se
definió que los derechos adquiridos por particulares sobre el subsuelo petrolero, debían estar
vinculados a un yacimiento descubierto hasta el momento de la publicación de la misma; naturalmente
se trata de eliminar las trabas de los particulares a la explotación de uno de los recursos naturales
no renovables más importantes en una economía como la nuestra. De esta intención del legislador
existe suficiente documentación en los antecedentes legislativos de la mencionada ley 20 de 1969, en
especial en su exposición de motivos y en las ponencias correspondientes.
Esta Corporación encuentra que en nuestro ordenamiento jurídico, se ha establecido un régimen especial
de la propiedad particular sobre el subsuelo y en especial el petrolero, que implica que ella ha sido
conferida por el Estado, y que se halla condicionada a las exigencias legales en cuanto a la continuidad
del derecho de dominio, además, se encuentra que dicha propiedad no es extraña a las exigencias que
sobre su ejercicio haga el legislador, ya que comporta buena parte de la riqueza pública de la Nación y
del Estado, que debe ser aprovechada en beneficio de la sociedad. Por ello resulta razonable la
interpretación contenida en la ley demandada, que señala que las excepciones reconocidas por la ley 20
de 1969 son aquellas en las que los derechos particulares estaban vinculados a la existencia de
yacimientos descubiertos al momento de la expedición de la mencionada ley.

4. COMENTARIO (C)
Antes de expresar una opinión sobre la parte resolutiva de la sentencia, resulta pertinente exponer el
correcto análisis de todas las herramientas, conceptos e instancias de tipo procesal que son estudiadas
tanto en las intervenciones como en la Ratio dicidendi, como se trata de la cosa juzgada, si bien se habían
presentado ya previos debates con decisiones en firme el asunto de los derechos previamente reconocidos
a terceros sobre la propiedad del subsuelo no se configuró una cosa juzgada constitucional, “brecha”
llamémosle, que permitió a la corte hacer un análisis profundo del caso concreto sin necesidad de rechazar
de pleno al operar tal concepto.
Adentrándonos en los fundamentos que dieron origen a la decisión, compartimos la idea de que no se
desconocen los derechos adquiridos en una norma posterior cuando se indica que “sólo comprenderá las
situaciones jurídicas subjetivas y concretas debidamente perfeccionadas y vinculadas a yacimientos
descubiertos" (lo subrayado es lo acusado)” en artículo 1 de la ley 20 de 1969 y también el artículo 13 de la
misma que indica, a modo de paráfrasis, que “el artículo primero también aplica a yacimientos de
hidrocarburos” a pesar de que se indica la Constitución Política de 1991 que se respetan los derechos
adquiridos a terceros sobre la propiedad del subsuelo y que no pueden ser afectados por normas
retroactivas.
La expresión resaltada no resulta en una modificación ni en un parámetro ajeno al del núcleo de la norma
fundamental el que se indica en la ley 20 del 1969, aunque siendo esta una norma posterior, esta no
configura en una contradicción puesto que como se había indicado en previos análisis de la norma y
fundamentado en el principio en el que la propiedad como función social implica obligaciones para sus
titulares de derecho, cumple una función de interpretación de los parámetros del Estatuto Superior, no se
afecta directamente al derecho adquirido sino que interpreta las condiciones en las que se conservaran esos
mismos, de modo que si no se explotan de forma particular esos recursos de los que se tiene derecho, es
función social del Estado primar por el beneficio público más que por el particular.
La Corte en su sentencia que, aunque es corta hace un recuento sustancioso de lo que abarca la ley 20
y su ley interpretativa la ley 97. Aunque el demandante fundamentó de buena forma sus pretensiones y
no existía cosa juzgada, de manera interna sí existía una decisión predeterminada con anterioridad al
invocar unos hechos muy similares a la demanda que invocaron en la totalidad de la ley 97. Cesar
Gaviria en su ponencia explica claramente el tema de los derechos adquiridos y los constituidos a favor
de terceros en cuanto a los presupuestos facticos y jurídicos. Además de ello invocando el precedente
histórico para explicar la nacionalización de las minas y llegando al punto de determinar en la ley 20
que la propiedad privada debe tener una función social y en especial que los derechos adquiridos por
particulares sobre el subsuelo petrolero debían estar vinculados a un yacimiento descubierto hasta el
momento de la publicación de esta. “Por ello resulta razonable la interpretación contenida en la ley
demandada, que señala que las excepciones reconocidas por la ley 20 de 1969 son aquellas en las que
los derechos particulares estaban vinculados a la existencia de yacimientos descubiertos al momento
de la expedición de la mencionada ley” es la forma en la que culmina la corte en su sentencia, decisión
que se comparte por parte del grupo.
FORMATO DE ANÁLISIS SENTENCIAS DE TUTELA

ESTUDIANTES

Nayelis Carolina Guerra Bernal, Paula Andrea Meza Amaya, María Paula
Nombre Caballero Becerra, Sofía Lorena Rangel Guevara y Dylan Chamorro
Fecha 4/3/2022
Curso Derecho de Minas y Energético DER-3

1. MARCO DECISIONAL

1.1. IDENTIFICACIÓN
Número S-404
Consejero Ponente Magistrado Daniel Suárez Hernández
Sala de Decisión Sala de lo Contencioso Administrativo
Aclaran el voto No
Salvan el voto Si

1.2. HECHOS JURÍDICAMENTE RELEVANTES (HJR)


El 22 de diciembre de 1920 el señor Jorge Martínez Landínez celebró con la
Nación un contrato mediante el cual se obligó a denunciar ante el Ministerio de
Agricultura y Comercio bienes ocultos de que decía tener conocimiento, la
Nación, por su parte, decidiría si los bienes denunciados eran o no ocultos y si las acciones
indicadas por el contratista eran o no procedentes y, en caso afirmativo, le investiría la
personería necesaria para hacer efectivos los derechos de la Nación. Se estipuló también que
el señor Martínez Landínez tendría derecho al 45% del valor de los bienes denunciados, en
cuanto éstos hubieran entrado a formar parte efectiva del patrimonio del Estado como resultado
de sus gestiones.
Mediante Resolución 431 de 17 de enero de 1922, el Ministerio de agricultura y Comercio de
declaró bien oculto del Estado el denunciado por el señor Jorge Martínez Landínez y dispuso
fuera investido de personería para que en representación de la Nación reclamara e hiciera
efectivos sus derechos sobre el bien oculto denunciado.
El señor Martínez estuvo también involucrado en determinado proceso como apoderado
demandante de la Nación contra el señor Domingo al que se le había adjudicado en remate
ciertos bienes y terminada sus labores, el señor Martínez pidió al Ministerio de Hacienda y
Crédito Público el pago de lo estipulado en el contrato de 22 de diciembre de 1920, esto es, el
45% del valor de los bienes denunciados, a lo que el Ministerio aceptó mediante Resolución 53
de 9 de marzo de 1938.
Martínez impugno la resolución anterior, para que se declarara que los terrenos referidos
habían regresado al patrimonio de la Nación no como baldíos, sino como propiedad privada del
Estado, y para que se dispusiera que en su lugar del pago en forma ordenada en esa
resolución se le transfiera en propiedad una porción igual al 45% de los terrenos. El Ministerio,
mediante Resolución 204 de 26 de julio de 1938, confirmó la anterior, advirtiendo que esos
terrenos debían avaluarse como baldíos, porque pertenecía a la Nación el subsuelo de éstos.
El Gobierno debido a que era difícil realizar un avalúo de esos terrenos para el pago a Martínez,
se acordó que sería más equitativo en especie, dejando al
denunciante en comunidad con la Nación en los terrenos de Santiago de las Atalayas y Pueblo
Viejo de Cusiana, y decidió hacerle saber al señor Martínez que el Gobierno le pagaría en
especie, cediéndole el 45% proindiviso de la propiedad del suelo y del subsuelo de los terrenos
reivindicados esto mediante Resolución ejecutiva 113 de 29 de mayo de 1971.
Dichos hechos fueron la base de la demanda presentada por Jesús Pérez González y
otros fundamentada en que dichos hechos son violatorios al artículo 202 de la Constitución del
86 porque cuanto se reserva para la Nación la propiedad del subsuelo incluyendo las minas y
los yacimientos de hidrocarburos.

1.3. PROBLEMA JURÍDICO QUE ENUNCIA LA CORTE


Determinar si los bienes dados como pago en espacio que constan en la Resolución demanda
violaron la Constitución del 86 por cuánto son territorios propiedad del Estado que no se puede
enajenar

1.4. DECISIÓN
DECLARANSE PARCIALMENTE NULAS las Resoluciones Ejecutivas números 1181 de 1940 y
113 de 29 de mayo de 1971, en cuanto autorizan la cesión del cuarenta y cinco por ciento
(45%) proindiviso del subsuelo de los terrenos conocidos como Santiago de las Atalayas y
Pueblo Viejo de Cusiana, para pagarle al general Martínez Landínez, a sus herederos,
cesionarios y causahabientes, los derechos resultantes del contrato de denuncia de bien oculto
suscrito por aquél con la Nación, el 22 de diciembre de 1920.
Deniéganse las demás pretensiones

2. ARGUMENTOS JURÍDICOS

Estima la Sala que en verdad el acto complejo, denominado así por el demandante, no alcanza
tal condición, en razón a que las determinaciones o pronunciamientos de la administración
supuestamente lo integrarían, no permiten, de una parte y respecto del concepto del comité
consultivo, configurar un verdadero acto administrativo, entendido éste como una manifestación
de voluntad en ejercicio de la función administrativa o, de otra, con relación al Decreto 0739 de
1969, por el cual se creó dicho comité, no pasaría de ser más que un acto de simple trámite, por
lo que, en uno y otro caso, no serían susceptibles de ser controlados jurisdiccionalmente.
resoluciones ejecutivas demandadas: las cuales, si se toman como verdaderos actos
administrativos, contentivos de la voluntad unilateral de la administración
la número 1181 de 23 de octubre de 1940: hizo saber al General Martínez Landínez la decisión
del Gobierno de pagarle en especie la obligación contraida por la denuncia de bienes ocultos, en
cuantía equivalente al 45 en proindiviso de la propiedad de los terrenos por aquel reivindicados.
número 113 de 29 de mayo de 1971: autorizó al Ministerio de Hacienda y Crédito Público para
que en cumplimiento de la Resolución 1181 de 1940 se suscribieran las escrituras públicas
correspondientes de transferencias a los herederos y cesionarios del General Martínez Landínez
del 45% del suelo y subsuelo de los terrenos denominados Santiago de las Atalayas y Pueblo
Viejo de Cusiana.
Naturaleza de la acción incoada: expresa manifestación de los demandantes simple nulidad
consagrada en el Artículo 84 del C.C.A. teniendo en cuenta que opositores o impugnantes aducen
que la acción instaurada en cada caso corresponde a nulidad con restablecimiento del derecho
(85 CCA)
Relación que surge entre algunos de los puntos en litigio y el territorio: el núcleo de la controversia
que aquí se ventila tiene que ver con el territorio como uno de los elementos constitutivos del
Estado: es el factor geopolítico.
La Resolución 1181 impugnada autorizó enajenar una porción del territorio colombiano;
entendido como parte del ámbito espacial para el ejercicio de la soberanía nacional, y por lo tanto
inalienable, con mayor razón cuando es la propia Carta Política la que al tratar del territorio, en
el Artículo 101, inciso 4º consagra: “También son parte de Colombia, el subsuelo ...” y en el
Artículo 322 ibidem establece: “El estado es propietario del subsuelo...”,
La premisa anterior debe servir para legitimar en este caso, a los actores en el proceso. Se tiene,
pues, que si un acto administrativo como lo es la Resolución 1181 de 1940, desintegra con su
decisión el territorio, está afectado intereses generales cuya protección es deber del Estado a
instancia de cualquier ciudadano. Se anota además cómo éste acto administrativo en ningún
momento constituye justo título sobre la propiedad del subsuelo de Santiago de las Atalayas y
Pueblo Viejo de Cusiana y, por consiguiente, no pueden alegarse derechos adquiridos sobre ese
bien público.
Las demandas presentadas en este proceso no tienen finalidad distinta a la de salvaguardar la
legalidad objetiva que se pudo vulnerar con la expedición de las resoluciones acusadas. Por el
contrario, en lugar del inexistente beneficio de carácter particular o subjetivo, las consecuencias
de la anulación de los actos demandados se proyectarían hacia la gran mayoría de la sociedad
colombiana, al impedirse la enajenación de bienes fiscales de trascendental significado
económico para el erario nacional.
la posibilidad jurídica al alcance de toda persona que quisiera o que quiera ejercitar el contencioso
objetivo contra los actos administrativos, sin restricción o limitación alguna, dado que ni en la ley
anterior, ni en el ordenamiento vigente, se precisaba o se precisa que sólo procedía o procede la
acción pública de nulidad contra una determinada clase de actos administrativos. -> resaltado
Estima la Sala que además de los casos expresamente previstos en la ley, la acción de simple
nulidad también procede contra los actos particulares y concretos cuando la situación de carácter
individual a que se refiere el acto, comporte un especial interés, un interés para la comunidad de
tal naturaleza e importancia, que vaya aparejado con el afán de legalidad, es especial cuando se
encuentre de por medio un interés colectivo o comunitario, de alcance y contenido nacional, con
incidencia trascendental en la economía nacional y de innegable e incuestionable proyección
sobre el desarrollo y bienestar social y económico de gran número de colombianos. De otra parte,
el criterio jurisprudencial así aplicado, habrá de servir como de control jurisdiccional frente a
aquellos actos administrativos que no obstante afectar intereses de particulares, por su contenido
y trascendencia impliquen, a su vez, el resquebrajamiento del orden jurídico y el desmejoramiento
del patrimonio económico, social y cultural de la Nación.
De la cosa juzgada…
La caducidad y la prescripción: Al tratarse de la propiedad del subsuelo y de las minas, estas
figuras jurídicas resultan inaplicable, en razón a que por expresa disposición de la ley, tales
bienes son imprescriptibles, inalienables e inembargables, características éstas que le impiden a
los particulares hacerse al dominio de los mismos.
Ley 120 de 1928, Artículo 5º: “La declaración judicial de pertenencia de que trata esta ley, solo
recaerá sobre el inmueble o la parte de éste que haya sido poseído realmente el demandante
por medio de los hechos positivos a que da derecho el dominio, según el Código Civil; y no
comprenderá ni afectará las zonas de terreno, los yacimientos de hidrocarburos y demás bienes
que hayan sido o sean materia de reservas de la nación, o que hayan sido declarados
imprescriptibles”
ley 120 /98: conforme lo dispone el Artículo 3º de la Ley 48 de 1882, al consagrar que “Las tierras
baldías se reputan bienes de uso público y su propiedad no prescribe contra la Nación, en ningún
caso, de conformidad con lo dispuesto en el Artículo 2519 del C.C.”.
al Artículo 61 del Código Fiscal, “El dominio de baldíos no puede adquirirse por prescripción”.
La sala dedujo que en verdad no podía el gobierno nacional disponer, en la forma que lo hizo,
del subsuelo de los terrenos denominados Santiago de Atalayas y Pueblo Viejo Cusiana para
transferir su dominio a manos de particulares, así se hubiera realizado alguna negociación en tal
sentido
La naturaleza misma del bien a transferir, es decir, los yacimientos de hidrocarburos
No se probaron en el sub judice los “derechos constituidos a favor de terceros” ni se acreditaron
“situaciones jurídicas subjetivas y concretas debidamente perfeccionadas y vinculadas a
yacimientos descubiertos”,
La situación jurídica subjetiva y concreta del general Martínez Landínez, de sus sucesores,
cesionarios y causahabientes, no se probó que se hallara vinculada a algún yacimiento
descubierto a 22 de diciembre de 1969. Por tanto, si alguna vez, de manera aparente, tuvo
existencia ese derecho, al no encontrarse vinculado a un yacimiento descubierto, en la forma y
condiciones prescritas por las normas constitucionales y legales comentadas, mal podían
entonces generar los efectos jurídicos y económicos que aquellos pretenden frente al Estado
Colombiano
Fueron declaradas parcialmente nulas “las Resoluciones Ejecutivas números 1181 de 1940 y 113
de 29 de mayo de 1971, en cuanto autorizan la cesión del cuarenta y cinco por ciento (45%)
proindiviso del subsuelo de los terrenos conocidos como Santiago de las Atalayas y Pueblo Viejo
de Cusiana, para pagarle al general Martínez Landínez, a sus herederos, cesionarios y
causahabientes, los derechos resultantes del contrato de denuncia de bien oculto suscrito por
aquél con la Nación, el 22 de diciembre de 1920”

ACLARACIONES DE VOTO (AV)


No hubo

3.4. SALVAMENTOS DE VOTO (SV)


El Magistrado Mario Alario Méndez primero se dedicó a realizar una breve explicación de los
hechos acaecidos que llevaron a la demanda y manifiesta principalmente que la acción de
nulidad puede ser ejercida por cualquier persona contra actos administrativos de carácter
general, y también contra actos de carácter individual y sobre la acción de nulidad también
comenta que la acción de nulidad procede contra actos de contenido general para el
mantenimiento del orden jurídico. Cuando se demanda la anulación de actos de
carácter general en ejercicio de la acción de nulidad, es presumible la similitud de
causas y objetivos, porque la ilicitud de tales actos entraña violación de la legalidad
objetiva, de manera que el interés del demandante se diluye en el interés general de
la comunidad.

4. COMENTARIO (C)
La sentencia para abordar el tema en concreto lo resumen en que la controversia versa sobre el
territorio como uno de los elementos constitutivos del Estado y que en base al punto de vista
constitucional es que se puede determinar que la Resolución 1181 impugnada autorizó
enajenar una porción del territorio colombiano y que, además, dicho acto administrativo en
ningún caso constituyó un justo título sobre la propiedad del subsuelo por parte del señor
Martínez. Por eso, este grupo destaca el análisis holístico que realizó el Consejo de Estado
recalcando una vez más cómo el derecho contiene elementos transdisciplinares donde no se
puede depender de una sola norma para resolver un caso concreto.
Por otro lado, el recuento histórico normativo y jurisprudencial que realiza el Consejo de Estado
sirvió para demostrar la reivindicación que hace el Estado colombiano en todo momento sobre
su propiedad de todas las minas y los yacimientos de hidrocarburos existentes en el territorio
nacional.
Es posible considerar que resulta en una medida arbitraria del Estado el conceder como pago
en especie parte del subsuelo a un particular, no compartimos la tesis que se esgrime en
salvamento de voto, que indica que el caso resulta meramente en una controversia territorial, ya
que las decisiones tomadas por la administración configuran un detrimento al orden jurídico y al
desmejoramiento del patrimonio económico y cultural de la Nación al disponer de bienes que
desde el principio ya pertenecían por concepto de la misma norma a la Nación, no es posible
que se reintegren bienes en carácter de bienes privados del Estado cuando nunca dejaron de
pertenecer al mismo, ya que solo es el Estado titular del derecho de propiedad el subsuelo,
excluyendo a cualquier tipo de persona, natural o jurídica de poseer tal derecho real de
dominio. Además de desconocer la función social de la propiedad privada y la inalienabilidad
del patrimonio de la Nación. Como es también indicado en la sentencia, hace falta dar prelación
a los móviles y las finalidades de las acciones que se interponen en contra de los actos
administrativos proferidos por la administración o sus representantes, para así garantizar una
integralidad en la resolución de las controversias y un pleno reconocimiento de las 3 principales
generaciones de derechos que se buscan proteger como Estado de derecho y Estado Social de
Derecho.

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