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LOS ASPECTOS APLICATIVOS Y SEPARATIVOS SEGÚN MORÍN DE

VILLEFRANCHE- PRIMERA PARTE

APLICACIONES SIMPLES

NOTA: Este artículo, junto con su segunda parte (aplicaciones y separaciones


compuestas) fue publicado en el anuario de Eudemón de 1999. Agradezco la
deferencia de Sergio Rivillo e Isabel Baciero que me han permitido utilizar los
esquemas que ellos hicieron para esa publicación.

Se sabe que hay dos tipos de aspecto: aplicativos y separativos. Se dice que un
aspecto es aplicativo cuando uno de los planetas se acerca a la conjunción partil 1 con el
otro y separativo cuando se aleja de dicha conjunción partil. Pero ¿eso tiene alguna
importancia? Pues parece ser que sí, y mucha porque puede negar o mejorar las
venturas o desventuras esperadas. Muchos dicen a veces: “Tengo un trígono que no
funciona.” o “Debo de ser hijo adoptado porque con una carta como la mía las cosas
deberían irme mejor.” Quizá simplemente necesitemos hacer una revisión de nuestra
carta -o de las demás- a la luz de estos conceptos. Vamos pues a hablar ahora de las
aplicaciones y separaciones simples de los planetas. Dejaremos las compuestas para
otra ocasión.

Según Morín, un aspecto cualquiera supone una combinación entre la naturaleza de


dos planetas y su grupo de analogías, dicha combinación se inicia cuando uno de ellos
entra en el orbe del otro, es más fuerte en el aspecto partil y más débil en el separativo.
En cuanto empieza la separación el planeta que se aleja vuelve a recobrar poco a poco
su propia autonomía, con más facilidad si está en su propio domicilio, hasta que sale del
orbe del otro. Todo el “segmento” intermedio cubierto por los orbes de los dos planetas
está impregnado de la naturaleza de ambos, si bien -siempre según Morín- en la zona en
que se cruzan los dos orbes tiene más fuerza el planeta de orbe menor. Supongamos a
Venus a 20 de Aries, alejándose de Júpiter a 12 de Aries: según Morín, el orbe de Venus
es de 13 grados y el de Júpiter de 8 grados. Los 8 grados que median entre Venus y
Júpiter (de 12 de Aries a 20 de Aries) participarían de la naturaleza de ambos, pero
sobre todo de la de Júpiter.

En cuanto a los efectos, éstos se producen según la naturaleza y regencia de los


planetas y el resultado será, recordémoslo, de la naturaleza, mezclada, de uno y otro
planeta.

Según Morín la aplicación es más eficaz que la separación, al menos en una


distancia igual de los cuerpos. Por ejemplo, el regente del Ascendente aplicando a
Marte, regente de la séptima o la octava casa, es un fuerte indicio de fiebres,
quemaduras, lides, peligros para la vida o muerte violenta. Pero si se aleja de Marte, los
significados serán los mismos también, pero más débiles. Y por eso o los accidentes
serán más leves, o mayor será la esperanza de escapar de ellos, a no ser que al alejarse
aplique al mismo tiempo a otro maléfico.

En teoría las aplicaciones sólo se deberían utilizar con los planetas más ligeros,
aunque con estos planetas también se deben de considerar sus retrogradaciones. En
efecto, tanto las aplicaciones como las separaciones se producen por el movimiento del
planeta, directo o retrógrado, porque un planeta se puede acercar a otro directo y
retrógrado y dichas aplicaciones y separaciones pueden ser mutuas o no.

Ejemplo:

Mercurio directo a 1 de Aries hace un aspecto aplicativo a Saturno


a 3 de Aries

Pero Mercurio retrógrado a 3 de Aries también hace un aspecto


aplicativo a Saturno

Se puede considerar que el aspecto es completo cuando la unión o separación se


producen efectivamente. Este factor es extremadamente importante y requiere un
estudio detallado de las efemérides. Supongamos que uno ve en la carta de un nativo
del 15 de agosto de 1997 a Mercurio (directo) a 9.39 de Tauro y Marte (retrógrado) a
17.47 de Virgo. Podría pensar que se trata de un trígono doblemente aplicativo por ir
ambos planetas en dirección el uno al otro, pero no es el caso: al día siguiente Mercurio
se puso retrógrado y Marte directo el día 29, con lo cual el aspecto de trígono no se dio
en realidad para ese nativo. No fue completo.

Veamos ahora los 4 tipos de aplicación y separación según Morín de Villefranche:

1- Ambos planetas están


directos. Habrá aplicación si el
planeta precedente2 es más rápido.
Ejemplo: Mercurio a 3 de Aries y
Júpiter a 4. En ese caso Mercurio
alcanzará a Júpiter. La separación
sería la situación contraria
(Mercurio a 4 de Aries y Júpiter a
3).

2- Ambos están retrógrados. Puede haber aplicación


si el siguiente va más rápido que el precedente.
Ejemplo: Mercurio retrógrado a 4 de Aries y Júpiter
retrógrado a 3 de Aries. Aunque ambos estén
retrógrados, Mercurio sí alcanzará a Júpiter.

3- El precedente (A) está retrógrado y el


siguiente (B) directo. Aquí tenemos un
alejamiento mutuo que disipa y debilita la
fuerza de la unión de los planetas que se
separan mutuamente. La conjunción de fuerzas
se disuelve y de allí que las apariencias de los
efectos no significan nada -a no ser
contrariedades- o se disipan. Por ejemplo
Júpiter retrogradando y separándose del Medio
Cielo no promete honor alguno, salvo, quizá,
unas apariencias sin efecto.

También puede suceder que sí se dé lo prometido por la conjunción, pero lo


conseguido pronto se disipará por algún hecho sorprendente. Ejemplo de Morín
(Recordemos que el maestro tenía una Casa XII muy cargada, de allí su obsesión por
ello): Si Saturno y Venus se separan mutuamente en la duodécima casa, se frustrará
evidentemente el efecto de su conjunción, pero no su determinación a las enfermedades,
cárcel etc.
Pero hay que afinar más: si, estando dos planetas en esa situación antes de la
separación de los orbes el precedente se hace directo y alcanza al siguiente, por fin se
dará el efecto del que ya se desesperaba y esto será mucho más contundente si el
siguiente se pone retrógrado a su vez y regresa al precedente que se ha puesto directo.
Así pues el efecto empezará, luego se desesperará de él y por fin, en contra de lo que
esperaban y pensaban todos, se completará. Para bien o para mal

4- El precedente está directo y el siguiente


retrógrado. Aquí hay una aplicación mutua de ambos
planetas, ya que van al encuentro el uno del otro, y dicha
aplicación es mucho más eficaz que las otras y su efecto
es mayor y más rápido.

Según la opinión de Morín, las conjunciones por regreso (serían, suponemos, las del
tipo 2 y 3) producen sus efectos por caminos extraordinarios e insospechados, sobre
todo si ambos planetas están retrógrados (tipo 2) y el más rápido alcanza al más lento
que estaba precediéndole.
El mismo razonamiento es aplicable a las separaciones por retrogradación, ya sean
simples o mutuas.

Y siempre hay que observar especialmente al planeta que aplica, bien directamente,
bien retrogradando, pues se dice que éste tiene más importancia que el otro.

Del mismo modo hay que prestar mucha atención al planeta que impide la unión
separándose por retrogradación, pues el efecto no se llevará a cabo por las cosas y
personas que él significa. En el ejemplo que hemos expuesto anteriormente (Mercurio
en Tauro y Marte en Virgo), cabría suponer que la esperanza de un trabajo intelectual o
con objetos de precisión (Mercurio-Marte) se disolverá por dificultades en los estudios o
en el lenguaje (Mercurio fue el que se puso retrógrado y se alejó del aspecto).
Otro factor importante es si el planeta que aplica está o parte de un ángulo (sobre
todo el Medio Cielo o el Ascendente), pues tendrá más fuerza y el efecto será más
importante. Si el que recibe la aplicación está también en un ángulo, aún más.

Pero las aplicaciones dan algo si hay compatibilidad entre los planetas o puntos que
se aspectan. Si las analogías son dispares e incongruentes entre sí, de nada sirven. Por
ejemplo, para una cuestión de honores, el regente del Medio Cielo aplicando al Sol,
sobre todo por trígono, hace que el nativo alcance dignidades. Pero si, en el asunto del
matrimonio, el regente de la séptima aplica al regente de la novena- que es la casa de la
religión- o de la duodécima - que es la de los encarcelamientos y la servidumbre- el
nativo no se casará, como le sucedió a Morín, que tenía a Venus - regente de la séptima-
aplicando a Júpiter - regente de la novena y la duodécima, ubicado en la propia
duodécima con Saturno. Podríamos simplificar y decir que “se casó” con la religión y
la soledad.

Ahora la práctica. Es difícil encontrar cartas de personajes famosos que puedan


ejemplificar esto, porque no conocemos su vida con bastante detalle. Lo he intentado
sin embargo con 2 cartas:

1- Victor Hugo: De Victor


Hugo me intrigó mucho
desde pequeña el cambio tan
grande que hizo en sus
asuntos amorosos. Si la
memoria no me traiciona,
recuerdo haber leído que era
un hombre muy casto, que se
casó virgen porque
consideraba que la virginidad
era algo extremadamente
importante y -cosa curiosa en
un hombre- pensaba que
ningún varón podía exigir
esto a su mujer si no lo hacía
él mismo.

Luego se casó, tuvo muchos hijos .... y su mujer se hartó de él. Tenía tanto pánico de
que la volviera a dejar embarazada que se negó tajantemente a seguir teniendo
relaciones sexuales con él. Así que el buen hombre empezó a tener una amante, y otra,
y otra ... y acabó siendo un tremendo mujeriego (alguna incluso se suicidó por él).
Mirando su carta, vemos que Venus partía de una oposición a Júpiter y Saturno. Júpiter
está retrógrado y Venus directa (separación mutua), mientras que Saturno también
retrógrado está en oposición mutuamente aplicativa a Venus: parte de un ideal, unas
creencias que le impiden el amor (Júpiter, exigencia de la castidad) y le hacen ser muy
rígido (Saturno), una rigidez que le negaba el coqueteo y los amoríos (Venus). Pero
luego ... Venus se acerca a Plutón (pasión, sexo), un quincuncio con Urano(la libertad) y
el Sol. Su carácter se hizo pasional y se liberó (por Urano). No sé cómo acabaron sus
amores, pero sí que fueron numerosos y violentos.

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