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Comportamiento Psicológico Del Mexicano
Comportamiento Psicológico Del Mexicano
ANTOLOGÍA
i
Comportamiento psicológico del mexicano,
desde la óptica del marketing.
ANTOLOGÍA
ii
iii
Índice
Comportamiento psicológico del mexicano, desde la óptica del marketing......................................i
Comportamiento psicológico del mexicano, ........................¡Error! Marcador no definido.
Índice .............................................................................................................................iv
El perfil del hombre y la cultura en México....................................................................... 3
Notas para una filosofía d e l a his tor i a de Mé xi c o ................................................. 6
El espíritu español en América....................................................................................... 8
El pelado...................................................................................................................... 10
EL MEXICANO DE LA CIUDAD ......................................................................... 14
EL BURGUES MEXICANO ....................................................................................... 16
EL MEXICANO, PSICOLOGÍA DE SUS MOTIVACIONES...................................... 20
La organización familiar............................................................................................... 21
Problemas de un mundo en transición 19 66 ....................................................... 26
Patrones culturales en la vida genital y procreativa de la mujer, en particular en
México .......................................................................................................................... 30
LABERINTO DE LA SOLEDAD. ................................................................................. 41
MÁSCARAS MEXICANAS. ...................................................................................... 41
LA "INTELIGENCIA" MEXICANA .......................................................................... 52
NUESTROS DÍAS ....................................................................................................... 68
CONTRA CULTURA EN MEXICO.................................................................... 83
1. Burbujeando bajo la superficie ................................................................................. 84
Existencialistas ............................................................................................................. 88
Beatniks ........................................................................................................................ 89
6. El lado oscuro de la luna .......................................................................................... 96
Punks ........................................................................................................................ 96
El Chopo ................................................................................................................. 101
Cholos..................................................................................................................... 102
Bandas .................................................................................................................... 104
Rock mexicano ....................................................................................................... 107
Prensa y crítica ....................................................................................................... 110
Caricatura ............................................................................................................... 113
Cine y televisión ..................................................................................................... 114
Literatura y contracultura ....................................................................................... 115
Protagonistas........................................................................................................... 116
La persistencia de la contracultura ......................................................................... 116
PSICOLOGÍA DEL MEXICANO EN EL TRABAJO.................................................. 120
Capacitación, productividad y psicología nacional. ................................................... 120
A) La psicología del mexicano, clave para interpretar nuestro subdesarrollo........ 120
PERSONALIDAD ..................................................................................................... 121
B) La mexicanidad, objeto de estudio Filosófico y Psicológico ............................ 122
Bibliografía considerada............................................................................................. 157
iv
PRÓLOGO
1
de Santiago Ramírez; El laberinto de la Soledad, de Octavio Paz,
Contracultura en México, de José Agustín, y Psicología del Mexicano en el
trabajo, de Mauro Rodríguez, son los textos que nos permitirán adentrarnos
en la complicada mente de ese ser que se oculta siempre de una u otra
forma atrás de lo que ha venido a ser parte de sí mismo: su máscara.
Toda selección implica trabajar con parte de un todo. En función del objetivo
tuvimos que dejar fuera -en éste momento- a autores y productos no menos
brillantes como, El Problema de México, y México: ¡alas y plomo! , de
Antonio Caso; La raza cósmica, de José Vasconcelos; a Rodolfo Usigli, con
su El gesticulador, acompañado del Epílogo sobre la hipocresía del
mexicano; Luis Villoro, con Los grandes momentos del indigenismo en
México; José Revueltas con su interpretación Marxista de lo mexicano;
Carlos Fuentes con Tiempo Mexicano, y desde luego Guillermo Bonfil con su
México profundo, y Carlos Monsivais con su aportación en la Antología
DECADENCIA Y AUGE DE LAS IDENTIDADES, Cultura, nacional, e
identidad cultural y modernización. Se insiste, son enunciativos y no
limitativos los autores y los títulos.
2
INTRODUCCIÓN
Tal vez en este punto se pueda apreciar el valor de la presente obra, que intenta
recopilar la opinión sobre el particular del comportamiento del mexicano
expresado por algunos de los grandes pensadores mexicanos, como Samuel
Ramos, quien, junto con otros conocidos autores como Alfonso Reyes, Jorge
Cuesta y Xavier Villaurrutia, retrataron el comportamiento del mexicano en la
primera mitad del siglo pasado. También se ha incluido al insustituible premio
Novel Octavio Paz, con su obra "El laberinto de la soledad" que representa un
legado de su investigación sobre él mexicano de todos los tiempos.
3
una juventud desatada, politizada, culta y tal vez un poco influenciada por el Rock
y el Rock mexicano.
4
5
El perfil del hombre y la cultura en México
Samuel Ramos
6
régimen de libertad, basándolo so bre una transformación social,
sobre la supresión de las clases pr i v i l e g i a d a s , s o b r e l a d i s t r i b u c i ó n
equitativ a de la riqueza pública, en s u m ay o r p a r t e i n m o v i l i z a d a ;
sobre la regeneración de l trabajo, sobre la creación plen a de la
concienc ia nacional por medio de la educación popular; esta
segunda revolución fue determinada por la invasión americana, que
demostró la impot encia de las clas es privilegiadas para salvar a la
patria, y la inconsistencia de un organis m o que apenas podí a
llamarse nación. En el fondo de la historia, ambas revolucion es no
son sino dos manifestacione s del mismo trabajo social:
e m a n c ipa rse de E spa ñ a fue lo pr im ero; fue lo segundo ema ncipar s e
del régimen colonial; dos et apas de una mis m a obra de creación de
una persona nacional dueña de sí misma. 1
1
México y su Evolución Social. Tomo I, pág. 225.
2
México y su Evolución Social. Tomo I, pág. 200.
7
mexicano. Si algo tenemos que lam entar de nuestr a histor ia, es
e s e t e m o r d e nu e stros an tepasados –t a l v e z p o r e f e c t o d e l a a u t o
degeneración- de no haber sido ellos mis m os, sinceramente, con
sus cualidades y defectos, sino de haber oc ultado la r ealidad ba j o
una histórica de ultramar. Por fortuna, este es un error que en
nuestra historia contemporánea s e t i e n d e a c o r r e g i r , c o n u n s a n o
afán de sinceridad que debe alentarse dondequiera que se
encentre. Estas observaciones dan idea d e los qu e pudier a ser,
con más amplitud y detalle, una filo s o f í a d e l a h i s t o r i a d e M é xic o .
El espíritu español en América
En el d esarrollo de la c ultura e n A m é r i c a d e b e m o s d i s t i n g ui r d o s
etapas: una primera de tr asplantación, y u n a s e g u n d a d e
asimilac i ón . N o t o d a s l a s c u l t u r a s se han creado mediante el
mismo proceso genético. Algunas de ellas, las más antiguas , han
germinado y crecido en el mismo suelo que sustenta sus raíces.
Otras, las más modernas, se han constituido con el injerto de
materiales extraños que provienen de una c ultura pretér ita, la cual,
rejuvenecida por la nueva savia, se c o n v i e r t e e n o t r a f o r m a v i v i e n t e
del espíritu humano. Para que pode mos decir que en un país s e ha
formado una c u ltura derivada, es preciso que los e lementos
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seleccionados de la cultura original sean ya par te inconsciente del
e s p í r i t u de aq u e l p a ís. Entendem os por cultura no solamente las
obras de la pura actividad espiritu al desinteresada de la realidad,
s i n o t a m bi é n otras forma s de la ac ción que están ins piradas por el
e s p í r i t u . D esd e e ste p u n to de vista, l a v i d a m e x i c a n a , a p a r t i r d e l a
época colonial, tiende a encauzarse dentr o de for m as cultas tr aída s
d e E u r o p a . L o s v e h í c u l o s m á s p oderosos de esta trasplantación
fueron dos: el idioma y la religión. Fuer on éstos los dos o bjetivo s
fundamentales de la educación emprendida por los misio neros
españoles que, en una hazaña memor able, realizaron en el siglo
XIX la conquista espiritual de Méxic o.
Nos tocó el destino de ser conquis t ados por una teocracia católica
que luchaba por sustraer a su pu eblo de la corrie nte de ideas
modernas que venían del Renac imient o. Apenas organiz adas las
c o l o n i a s d e A m é r i c a , s e l e s i m p u s o u n a r e c l u s i ó n p a r a p r e s e r v ar l a s
de la herejía, cerrando lo puertos y condenando el c o mercio c on los
p a í s e s n o e s p a ñ o l e s . D e m a n e r a q ue el único agent e civiliza dor en
el Nuev o Mundo fue la Iglesia Católic a que, en virtud de su
m o n o p o l i o p e d a g ó g i c o , m od e l ó l a s sociedades am ericanas dentro
de un s entido m edieval de la vida. No sólo la escuela, sino la
dirección de la vida social quedaron sometidas a la Iglesia, cuyo
poder era semejante al de un Esta d o d e n t r o d e o t r o . S a l v a d o r d e
Madariaga, sondeando el f ondo del alma es pañola, encuentra que
su esenc ia es la pasión. En España –dic e- la religión es, ante
todo, una pasión indiv idual como el a m o r , l o s c e l o s , e l o d i o o l a
ambición. Si se tiene en cuenta que con este tono pasional s e
vivía la religión, y además, las ot r a s e n s e ñ a n z a s t r a n s m i t i d a s p o r
la Igles i a, se podrá apreciar la profundidad con qu e se gr abó l a
cultura católica en el c orazón de l a n u e v a r a z a . D e s i g n a r e m o s a
esta cult ura con el nom bre de criolla. Ella h a f i j a d o e n e l
inconsc iente mexicano ciertos rasgos que, aun cuando no sean
exc lusiv os de los españoles, sí estaban íntimamente adh eridos al
carácter hispánico durante los sigl os de dom inación colonia l .
Como es ta acción de España a trav és de la Iglesia s e ejerció con
gran energía, y además, las primer a s inf lu e n c ias q u e r e c ib e u n
e s p í r i t u j ove n so n l as más per dur ables, el sedim ento cr iollo de
cultura representa la porción más rígi da del carácter mexicano. La
tenacidad del es píritu conservador en nuestra sociedad tiene este
origen. Cuando don Luc as Alamán fundó el Partido Cons ervador,
bien entrado el s i glo XIX, hacía co nsistir su política en aliarse con
la Iglesia y volver al sistema español de la colonia. La presencia
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de esa c ultura tradicional puede advertirse todavía e n l o s p r e j u i c i o s
m o r a l e s y rel i g i oso s y e n l as costum br es r utinar ias de nuestr a clas e
media de provincia. La fuerte resistencia que opone el
tradicionalismo a los cambios exigi dos por el tiempo, ha provocado
una reac ción igualmente vigorosa, que tiende a modificar el es píritu
mexicano en un sentido moderno. ¿Será originada esta reacción
por algún elemento psíquico extr año al fondo español de nuestro
carácter? No lo creemos así, porque lo español en nosotros no
está del lado de una s ola tendencia parcial, sino que es una
manera genérica de reaccionar que s e e n c u e n t r a e n t o d a s l a s
tendencias, por divergentes que s e a n e n t r e s í . En efecto,
encontraremos ciertos rasgos comunes entre la tendencia
tradicionalista y la moderna, que deben ser m anifestaciones
hereditarias de esa unidad psicológica en que se conden sa el
verdadero carácter español.
El pelado
10
sentido de su trayectoria. El mejor ejemplar para estudio es el
<pelado> mexicano, pues él constituye la expresión más elemental
y bien dibujada del carácter nac iona l. No hab laremos de su
aspecto pintoresco, que se ha repr oducido hasta el cansancio en el
teatro popular, en la novela y en la pi ntura. Aquí sólo nos interesa
verlo por dentro, para saber qué fuer zas elementales determinan su
carácter. Su nombre lo define con mucha e xactitud. Es un
indiv iduo que llev a su alm a al des cubierto, sin que nada es conda
e n s u s m á s í n t i m os r e s o r t es. O s t ent a cínicam ente cier tos im pulso s
elementales que otros hombres procuran disimular. El pelado
pertenece a una fauna social de c at e g o r í a í n t i m a y r e p r e s e n t a e l
desecho humano de la gran ciudad. En la jerarquía económic a es
menos que un proletario y en la inte lectual un primit ivo. La v ida le
ha sido hostil por todos lados, y su actitud ante ella es de un negro
resentimiento. Es un ser de nat uraleza explosiv a cuyo trato es
peligroso, porque estalla al roce más leve. Sus explosiones son
verbales, y tienen como tema la afirmación de sí mismos en un
lenguaje grosero y agres ivo. Ha creado un dialecto propio cuyo
léxico abunda en palabras de uso corriente a las que da un sentido
nuevo. Es un animal que se ent rega a pantomimas de ferocidad
para asustar a los demás, haciéndole creer que es más fuerte y
decidido. Tales r eacciones son un desquite ilusorio de su situación
real en la vida, que es la de un ce r o a l a i z q u i e r d a . E s t a v e r d a d
desagradable trata de asomar a la superficie de la c oncienc ia, pero
se lo im pide otra fuerza que m a n t i e n e d e n t r o d e l o i n c o n s c i e n t e
cuando puede rebajar el s entimiento de la valía personal. Toda
circunstancia exterior que pueda ha cer resaltar el sentimiento de
menor valía, provocará una reacción violenta del individuo con la
mira de sobre ponerse a la depresión. De aquí una constante
i r r i t a b i l i d a d q u e l o h a c e r e ñ i r c on l o s d e m á s p o r e l m o t i v o m á s
insignific ante. El espíritu belic oso no se explica, en este caso, por
un sentimiento de hostilidad al género humano. El pelado busca la
riña com o un exc itante para elevar el tono de su “y o” deprimido.
N e c e s ita un pu n to de ap o yo par a r ecobr ar la fe en s í m ism o, pe r o
como está desprovisto de todo valor real, tiene que s uplirlo con uno
ficticio. Es como un náufrago que se agita en la nada y descubre
de impro viso un a tabla d e salvac ión: la v i rilida d. L a terminología
del pelado abunda en alusiones se x u a l e s q u e r e v e l a n u n a o b s es i ó n
fálica, nacida para considerar el órgano sexual como símbolo de la
f u e r z a m a s c u l i n a . E n s u s c o m b a t e s verbales atribuy e al adv e rsario
u n a f e mi n e i da d i mag i na ri a, r eser vando p a r a s í e l p a p e l m a s cu l i n o .
C o n este a rdi d p rete n de afir m a r s u s u p e r i o r i d a d s o b r e e l
contrincante.
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características. No podemos omitir, sin embargo, ciertas
expres iones típicas. El lector n o d e b e t o m a r a m a l q u e c i t e m o s
aquí palabras que en M é x i c o n o s e p r o n u n c i a n m á s q u e e n
conversaciones íntimas, pues el psicólogo ve, a través de su
vulgaridad y grosería, otro sentido más noble. Y sería
imperdonable que prescindiera de un valioso material de es tudio
por ceder a una mal entendida decencia d e l e n g u a j e . S e r í a c o m o
si un químico rehusara analizar las sustancias que huelen mal.
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primer recién llegado es s u enem i g o y d e s c o n f í a d e t o d o h o m b r e
que se le acerca.
L a f a l t a d e a t e n c i ó n p o r l a r ealidad y el ensimismamiento
correlativo, autorizan a clasificar al pelado en el grupo de los
introvertidos.
13
aquel s e ntimiento existe en los me xic anos cultivados e inteligentes
que pertenecen a la burguesía.
EL MEXICANO DE LA CIUDAD
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i d e a l i s t a p o s i b l e . N i e g a t o d o s i n r az ó n n i n g u n a , p o r q u e é l e s l a
negación personificada.
Pero entonces ¿por qué vive el mexic ano? Tal vez responder ía que
no es necesario tener ideas y creencias para vivir... con tal de no
pensar. Y así sucede, en efecto. La vida me xic ana d a la
impresión, en conjunto, de una actividad irre flexiv a, sin plan
a l g u n o . C a d a h o m b r e , e n M é x i c o , s ó lo se interesa por los fines
inmediat os. Trabaja para hoy y mañana, pero nunca para después .
E l p o r v e n i r e s u n a p r e o c u p a c i ó n q u e ha abolido de su conciencia.
Nadie es capaz de aventurarse en empresas qu e sólo o f recen
r e s u l t a d o s l e j a n o s . P o r l o t a n t o , ha suprim ido d e la vida una de
sus dimensiones más importantes: el futuro. Tal ha s ido el
resultado de la desconfianza mexic ana.
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L a s a n o m a l í a s p s í q u i c a s q u e a c a b a m o s de describir provienen, sin
duda, de una inseguridad de sí m ism o q u e e l m e x i c a n o p r o y e c t a
hacia fuera sin darse cuenta, conv irtiéndola en desconfianza del
mundo y de los hombres. Estas trasposiciones psíquic as son
a r d i d e s i nsti nti vos pa ra pr oteger al “ y o ” d e s í m i s m o . L a f a s e
inic ial de la serie es un complejo de inferioridad experim entado
como desconfianza de sí mismo, que l u e g o e l s u j e t o , p a r a l i b r a r s e
d e l d e s a g r a d o q u e l a a c o m p a ñ a , o b j e tiva como des confianz a hacia
los seres extraños .
Nuestro conocimiento de la ps i c o l o g í a d e l m e x i c a n o s e r í a
incompleto si no comparásemos la idea que tiene de sí m ism o con
lo que es realmente. Hace un instante hablábam os de la fuer z a
que se atribuye el mexicano, lo cual nos hace suponer que tien e
u n a b u e n a i d e a d e s u p e r s o n a . Sos pechamos también que algunos
lectores de este ensayo reaccionar án contra nuestras afirmaciones,
buscando argumentos para no aceptarl as. Es que aquí nos hemos
atrevido a descubrir ciertas verdades que todo mexicano s e
esfuerza por mantener ocultas, ya que s obre pone a ellas una
imagen de sí mismo que no repres enta lo que es, sino lo que
quisiera ser. Y, ¿cuál es el des e o m á s f u e r t e y m á s í n t i m o d e l
mexicano? Quisiera ser un hombre que predomina entre los demás
p o r s u v al e n t í a y s u p o d e r . L a s u g e s t i ó n d e e s t a i m agen lo exalta
artificialmente, obligándo lo a obrar conforme a ella, hasta que llega
a creer en la realidad del fantasm a que de sí m ism o ha cr eado.
EL BURGUES MEXICANO
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En esta última parte de nuestro ensayo nos ocuparemos del grupo
más inteligente y cultivado de los mexicanos, que pertenece en su
m a y o r p a r t e a l a b u r g u e s í a d e l p aí s . E l c o n j u n t o d e n o t a s q u e
configuran su carácter son rea cciones contr a un sentim iento d e
menor valía, el cual, no deriv ándose ni de una inferioridad
económic a, ni int electual, ni soci a l , p r o v i e n e , s i n d u d a , d e l m e r o
hecho de ser mexicano. En el fondo, el mexic ano burgués no
difiere del mexic ano proletario, salvo que, en este último , el
sentimiento de menor valí a se halla exaltado por la concurrencia de
d o s f a c to res: l a n a ci on a l i dad y la posición social. Parece haber un
c o n t r a s t e e n t r e e l t o n o v i o l e n t o y gr osero que es permanente en e l
proletario urbano, y cierta finura del burgués, que se expresa con
una cortesía a menudo exagerada. Pero todo mexicano de las
c l a s e s c ul t i v a d a s e s s u s c e p t i b l e d e a d q u i r i r , c u a n d o u n m o m e n t o
de ira le hace per der el dominio de sí mismo, el tono y el leng uaje
del pueblo bajo. ¡Pareces un pelado !, es el reproche que se hace a
este hombre iracundo. El bur gués mexic ano tiene la misma
susceptibilidad patriótica del hombre del pueblo y los mismos
prejuicios que éste acerca del carácter nacional.
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simulación que debe ocultarle su sent imiento de inferioridad. Esto
equivale a decir que el “y o” ficticio constr uido por cada ind ivid uo es
una obra tan acabada y c on tal aparienc i a d e r e a l i d a d , que es casi
imposible distinguirla del “yo” verdadero.
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p u e s , u n h o mbre q u e p a sa a tr avés de los años sin experimentar
ningún c ambio. El mundo civiliz ado se transforma, surgen nuevas
f o r m a s d e vi da , d e l arte y del pensamiento, qu e el mexic ano
procura imitar a fin de sentirse a igual altura de un hombre
europeo; mas en el fondo, e l m e x i c an o d e h o y e s i g u a l a l d e h a c e
c i e n a ñ o s , y s u v i d a t r a s c u r r e dentro de la ciudad aparentemente
moderniz ada, como la del indio en el campo: en una inmutabilidad
egipc ia.
COMENT ARIO
19
Es i m presi on a n te co mo e l autor adentr a al lector en la evolució n
del comportamiento psicológico del m e x i c a n o d e s d e e l m e s t i z a j e
hasta bien entrado el siglo pasa do, primero apoyándose en la
propuesta de Justo Sier ra sobr e l a p e n e t r a c i ó n E s p a ñ o l a e n
América y la conquista de la fe, para después apoyar se en Alfonso
Reyes en su famoso símil de "el choque de la jarra y el caldero"
que reafirma la c onquista espiritual q u e t r a n s f o r m ó r a d i c a l m e n t e a l
nativo mexicano.
EL MEXICANO, PSICOLOGÍA DE SUS MOTIVACIONES
Santiago Ramírez
20
La organización familiar
Al lado de las ant eriores existen otras a las que los s ociólogo s han
d e n o m i n a d o cul turas ute ri nas, der ivando dicha denominación de la
circunstancia de estar integradas por una prevalente relación
madre hijo. El niño, al nacer, es tablece sus relaciones de afecto,
sus necesidades de satisfacción, protección y apoyo con la madre.
Al princ i pio tales necesidades so n f u n d a m e n t a l m e n t e a l i m e n t i c i a s
p e r o t a m b i é n d e c o n t a c t o , d e t e r n u ra y c e r c a n í a . E n u n a f a m i l i a e l
niño va a encontrar una madre pr epar ada par a satisfacer la s
demanda s señala das. Hay familias, las uterinas, don de la relación
madre hijo es particularmente intens a. En México, por lo menos en
las áreas rurales y en las urbanas de clas e media y baja, la familia
tiene estas características.
21
t r a u m á t i c a s : v i o l a c i ó n , r a p t o , s educción y engaño, etcétera. Este
grupo de mujeres se embarazó después de un promedio de 1.6
coitos. Uno de lo s proble m as centrales en la organ i zación fa miliar
de Méxic o es el gran número de madres solteras.
22
características dinámicas de dic ho a b a n d o n o . E n c o n t r ó q u e e n u n
alto porc entaje el abandono acont ece d u r a n t e e l e m b a r a z o d e l a
mujer.
23
Cristo y Vaso Es piritual de Elecc ión forman una un idad estrecha e
indisc utible en la mente del mexic ano.
24
base de una adec uada relación sexual, d e u n j u e g o r e c í p r o c o e n e l
encuentro genital. Una mujer adecuadamente satisfecha en sus
aspectos genitales no brinda al niño e l e x c e s o d e s u s c a r g a s n o
satisfechas. Hace muchos años v e n i m o s d i c i e n d o q u e l o q u e
caracteriza a la familia mexica na es el exces o de madre y la
ausencia de padr e. El hombre mexic ano c arente de un padre que le
brinde estructura va a buscar en aspectos formales externos
aquello que no ha incor porado en su int erioridad . Por eso hará
alarde externo de una hombría, de una paternidad de la cual
carece. Su dinero y recursos lo s e m p l e a r á e n o b j e t o s , c os a s y
diversiones que estereotipadamente han sido calificadas como
masculinas. La pistola, el caballo, las espuelas, el sombrero de
charro o el automóvil último modelo, en la actualidad, son
a t u e n d o s e xte rno s q u e le per m it e n c a l m a r s u i n s e g u r i d a d
masculina. La convivenc ia con hombres, la elus ión de afectos
tiernos, de llanto, de trato cordial con la mujer le hacen alucinar
que llev a dentro de sí mismo mucho hombre.
Son muchas las razones históric as que han permitido que la mujer
sea devaluada. Ya desde Hernán Cort é s , e l t r a t o a l a M a l i n c h e e s t á
revelando que una vez u t i l i z a d a e s o b j e t o d e regalo a un s úbdito.
P o c o s i n m i g r a n t e s h o m b r e s , m u y v aluados, conquist an y c olonizan
a un mu ndo de mujeres indígena s a las cuales p ueden utiliz ar,
minimizar e identificar con lo dev aluado. Estas mujeres se van a
refugiar en una maternidad exuber ante cuando no encuentran en el
varón la espina dorsal que las sustente. Hay un mundo de va rones
del cual son exc l uidas las mujeres, más acentuado en la clas e baja.
L a s r eun i on e s s o ci a l es discr im inan y segr egan a la m ujer del
mundo privilegiado de un hombr e que tiene conversación
i n t e r e san te , chi ste mo rda z y gr ue s o q u e n o h a d e c o n t a m i n a r l a
comunicación lineal e ins ustantiva de las mujeres. Una pequeña
reseña del día de una familia de la c l a s e m e d i a n o s m o s t r a r í a a u n a
mujer que se lev anta temprano, le sirve el desayuno a un s eñor
gruñón que le ha brindado una se xualidad escasa y espaciada y
q u e s al i en d o a l tra b a j o, b ien ar r eglado, a las nueve de la m a ñan a,
probablemente llegue a las dos de la madrugada. Esta mujer tan
abandonada, tan frustrada, va a enc ontrar en la procreación el
camino reparativo a las limitacion es en su calid ad de compañera.
Además el hombre espera que así lo haga, su expectativa es
encontrar a la mujer cocinando y cuida n d o a l o s n i ñ o s . E l l a a s u
vez es la víctima abnegada y as exual. Los padres del me xic ano
pocas veces mostraron una facha da sexual y erót ica enfrente de
los hijos . El beso brilló por su ausencia y la imagen de ella,
vinculada a la comida: se la visualiza sirviendo la sopa, los huevos,
el pequeño bistec de la c l a s e m e d i a y l a v e r d u r a y l o s f r i j o l e s . L a
madre, en la orga nización familiar d el me xic ano, ha s ido totalmente
25
desexualizada. Y el sexo es muy i m p o r t a n t e , t a n i m p o r t a n t e c o m o
tener hijos.
El prob lema de la o r ganización familiar en Méxic o es
sustantivamente la ausencia de padre, el exces o de madre y la
limitación sistemática de l ár ea genital entr e los pr ogenitor e s. Es
preciso que no sea mal interpret ado. En ningún momento he
querido decir que la vida genital se tenga enfrente de los hijos,
pero es importante que proyecte s u so m b r a e n l a c o r d i a l i d a d d e l a
f a m i l i a . E s p r e c i s o q u e l a m u j e r m exica na y el pad re mexic ano no
interpongan más entre su relación recíproca a los hijos. Que se
aprenda que el papel genital n o e s t á e n c o n t r a d i c c i ó n n i t i e n e p o r
qué oponerse al papel maternal.
26
e n c u e ntran ce rra d o s e n e l anim al a diferenc ia de lo que suce de en
e l h o m b re.
27
cual frec uentemente los indiv iduos, nacidos y for m ados e n un
mundo de varías décadas atrás, no estaban preparados.
28
Pedazos de adobe, lagartijas, ratones,
y tierra hecha polvo y aun los gusanos.
29
serpiente emplumada busque reaparecer en nuevos moldes
formales que a la vez que la encubr an la c onserven. El poeta León
Felipe claramente lo intuye:
PATRONES CULTURALES EN LA VIDA GENITAL Y PROCREATIVA DE LA
MUJER, EN PARTICULAR EN MÉXICO 1972
30
mundos que en nosotros se concilian y luchan. Tal es
nuestra estirpe, y a tal linaje tal escudo.
La misma autora señala: " En la cult ura azteca la edu cación d e los
jóvenes tanto den tro de la familia c omo en las escue las, se realiz ó
bajo un r égimen en el que la repres ión de los im puls o s constituía el
funcionamiento estatal" y agregaríamos: " L a r e p r e s i ó n d e l 6 8
— c o m o p o s t u la Paz — la g r a n p ir á m id e " . Se im p o n í a la n e c e s id a d
de castigo. Las prohibiciones in stitucionalizadas contra la
e m b r i a g u e z . E l t e m o r d e l a c e r canía tierna a Toci (la madre de los
31
dioses) era aterrante en v i rtud de s u gran intensidad. Sin embargo,
el retorno de lo reprimido aflora e n e l m i t o , m a g i a d e l c e n t r o , p l u m a
preñador a en lugar de falo fecundante: era preciso transformar las
expres iones formales de la identi dad tolteca tierna en muestras
expres iv as que dieran paso y canaliz aran el sadis m o; de aquí la
g u e r r a fl ori d a .
Del Río nos muestra con mucha cl aridad cómo la identida d del
triángulo familiar con sus respectivos roles:
32
...e st á diseñ a d o per fectam ente desde el m undo
náhuatl: el padre distante y temido, la madre
pródiga y sobre-protectora, la sexualidad prohibida,
la maternidad aplaudida. La regla de la vida que
las instituciones educativas proporcionan,
reprime las satisfacciones infantile s tempranas, la
embriaguez severamente ca stigada, la risa y el
estruendo subyugados, la templanz a enaltec ida.
33
una realizac ión orgásmica intensa neces ariamente debe
a c o m p añ a rse d e fe cu n d a ción; o por el c ontrario, se asocia la
frigidez con la e s terilidad e infertilida d. Una afirmación co mo la
anterior está bien lejos de ser exacta y con más frecuencia
encontramos que la cultura al realizarse en determinados grupos
sociales o pueblos, ant a g o n i z a u n a f u n c i ó n c o n l a o t r a . M a r g a r e t
Mead estudió la conducta sexual y procreativa en c ulturas
primitivas relativ amente simples. La ventaja de la utilización y
organización cult urales si mplificadas es obvia, ya que las variables
s u s c e pti bl es d e p rod u ci r pautas de conduct a son m enor es y, por l o
tanto, la complejidad del a nális is también es menor.
34
menores. Es decir, que desde muy temprana edad las niñas se
identifican con su propia madre, teniendo hacia sus hermanos
actitudes maternales. En la vida s amoana los patrones culturales
no son particularmente competitivos , se trata de un pueblo alegr e
y con pocas aspiraciones. La vida sexual de las niñas se inicia
precozmente. Esta organizac ió n cultural, tan brevemente
reseñada, fue estudiada por Margaret Mead con el objeto de disipar
algunas asever aciones que se habí an aceptado a p r ior i.
Efectivamente, la autora f ue a Sam oa c o n l a i d e a d e i n v e s t i g a r s i l o
que denominam os adolescencia un producto de modificaciones
glandular es o el resultado de una organiz ación c ultural y s ocial.
Encontró que las muchachas de Sa moa no sufrían la adoles cencia
tal y c omo suc ede en nuestra cultur a occidental; es dec ir , que
pese a una modificación glandular presente en dicha eda d, la
tormenta psicológica d e n om inada adolescencia no existía. F ue a s í
c o m o log ró co n cl ui r q u e existí an determinadas situaciones vitales
que eran el result ado de la cultur a donde s e vive y no de cambios
físicos. Como señalamos en ot r o t r a b a j o , l a a u t o r a n o p u d o
descubrir en esta cultura esterilidad , f r i g i d e z y t a m p oco t r a s t or n o s
en la lac t ancia. Como dato particul a r m e n t e i l u s t r a t i v o a f i r m a r e m o s
que entre los arapesh no existe el suicidio.
35
e s t o , l a m a d r e , a ú n a n t e s d e t e n e r a su hijo ha de r enunciar
totalmente a él.
Este material antr opológic o, más otro que no es cit ado, hac e que
Mead exprese:
36
...muchos, si no todos, de los ras gos de
personalidad, que llamamos femeninos o
masculinos, se hallan tan débi lmente unidos al sexo
como lo están la vestimenta, las maneras y la
forma de peinados que s e asignan a cada sexo,
según la sociedad y la época.
Con muc ha frecuencia hemos seña lado que en la cult ura mexicana,
viviéndos e como antagónic a la satis f acción genital y procreativa, la
mujer poco satisfecha y realizada en su conducta genital,
compensa vicariamente la falta de s e g u r i d a d y a p o y o q u e d e b i e r a
obtener del compañero en una mat ern idad exuberante y prolífica,
dándole al hijo la protección y a poyo que ella no recibe de su
c o m p a ñe ro. P ru e b a de el l o es el dato expres ado en el último c enso:
cuatro de cada diez madres carecen de compañero. En estas
condic iones, en particular en la clase popular , los trastornos
procreativos de origen psicógeno s on bajos y todo esto ya desde
antes de la conquista, como se dijo anter ior m ente.
37
frecuentemente funcionan en forma si milar a como lo hace la mujer
marquesa, un marido princ ipal y múltiples segundones.
38
económic as, sus problemas y vicisitudes hacen poco deseables a
los hijos. Vivimos en una cultura que demanda del ser humano, en
este caso la mujer, cualidades y aptitudes cada vez más alejadas
de la sat isfacción procreativa. Es t o t r a e c o m o c o n s e c u e n c i a q u e l a
m u j e r s e en cu e n tre an te un dilem a muchas v eces irresoluble. Optar
por su condic ión maternal, satisf aciendo sus necesidades en esta
tarea u optar por renunciar a satisfacciones procreativas por otras
gratificaciones de tipo soc ial: traba jo, participación en la c ult ura o
genital. Según las estadí sticas de Güemes Troncóse , el 70% de las
mujeres son frígidas. Muy frec uentemente el síntoma es el
resultado de una transacción ante el problem a.
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penosa y peligros a. Otras, en las que exist e un conflicto entre el
deseo procreativo y el temor a embarazarse reaccionar án de
manera ambivalente: se sentirán, por un lado frustradas en su
deseo de concebir y por el otro, liberadas de ese temor. Cosa
similar se puede decir acerca de la ovulación, proceso q ue los
analistas estamos acostumbrados a detectar a través de los sueños
o c a m b i o s d e h u m o r d e l a s p a c ientes. Hay mujeres que en el
intermenstruo están angustiadas an te la percepción inc on sciente
del peligro que signific a la ovulac ión. Este tipo de mujeres con
intenso t emor al embarazo se mu estran habitualm ente frígidas y
rechazantes en el intermenstruo, a diferencia de la mujer normal.
R a c i o n a l i z a n e l m o t i v o p a r a r echazar al com pañ er o aleg and o
motivos baladíes: falta de atenció n per sonal, dis gu stos o gesto s
d e t e r m i n a d o s ; l a r e a l i d a d e s o t r a, condicionan el disgusto y el
pleito ante el peligro del c oito fe c u n d a n t e . O t r a s m u j e r e s , p o r l o
contrario, las hiperfecundas, reivin dicarán c ontra cualquier técnic a
anticonc eptiva o ausencia de contacto sexual en el momento fértil
valié ndo se también de motivos triviales.
COMENT ARIO
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LABERINTO DE LA SOLEDAD.
Octavio Paz
MÁSCARAS MEXICANAS.
Corazón apasionado
D i s i mu l a t u t r i s t ez a .
Canción Popular.
V i e j o o a d o l esce n te , cri ol l o o m e stizo, general, obrero o licenciado,
el mexic ano se me aparece como un ser que se encierra y se
p r e s e r v a : m á s c a r a e l r o s t r o y m á s c a r a la s o n r isa . Pla n t a d o e n s u
risca soledad, es pinoso y cortés a un tiem po, todo le sirv e para
defender se: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprec io, la
ironía y la resignación. T an celo s o de su intimida d como de la
ajena, ni siquiera se atreve a rozar con los ojos al vecino: un a
mirada puede desencadenar la cólera de esas almas cargadas de
electricidad. Atraviesa la vida co m o desollado; todo puede her ir l e,
p a l a b r a s y so sp e ch a de palabr as. Su lenguaje está lleno de
reticencias, de figuras y alusiones, de puntos suspensivos ; en su
silenc io hay repliegues, matices, n u b a r r o n e s , a r c o í r i s s ú b i t o s ,
a m e n a zas i n d e sci fra b l es. Aun en la dis puta prefier e la exp r esión
velada a la injuria: “al buen ent endedor pocas pala bras”. En suma,
entre la realidad y su persona establec e una m uralla, no por
invis ible menos infranqueable, de impasibilidad y lejanía. El
mexicano siempre está lejos, lejos del mundo y d e los de más.
Lejos también de sí mismo.
41
su origen, se ha convertido en un mecanismo que funcion a solo,
a u t o m á ti camen te . A n te l a sim patía y l a d u l z u r a n u e s t r a r e s p u e s t a
es la reserva, pues no sabemos si esos sentimientos son
verdaderos o simulados. Y además, nuestra integridad masculin a
corre tanto peligr o ante la benev olenc ia como ante la hos t ilida d.
Toda abertura de nuestro ser entrañ a una dimis ión de nuestra
hombría.
42
m e x i c a n o , c o n t r a l o q u e s u p o n e u n a s u p e r f i c i a l i n t er p r e t a c i ó n d e
n u e s t r a h i s t o r i a , a s p i r a a c r e a r un mundo ordenado conforme a
principios claros. La agitación y encono de nuestras luchas
políticas prueba hasta qué punto las nociones jurídicas juegan un
papel im portante en nuestra vida públic a. Y en la de todos los días
el mexic ano es un hombre que se es f u e r z a p o r s e r f o r m a l y q u e
muy fácilmente se convierte en formulista. Y es explicable. El or den
– j u r í d i co , soci al , rel i g i oso o ar tístico- constituye una esfer a segur a
y estable. En su ámbito basta con ajustarse a los modelos y
principios que regulan la v i d a ; n a d i e , p a r a manifes t arse, necesita
r e c u r r i r a l a con ti nu a i n ve nción qu e exige una socied ad libre. Quizá
nuestro tradicionalismo –que es un a de las constantes de nuestro
s e r y l o q u e d a c oh e r e n c i a y a n t ig ü e d a d a n u e s t r o p u e b l o - p a r t e
d e l a m o r q u e profe sa mos a la For m a.
43
contemporáneos de Juan Ruiz de Alarcón al acusarlo de
e n t r o m e t i d o , a u n q u e m á s b i e n h a b lasen de la deformidad de su
cuerpo que de la singulari d a d d e s u o b r a . E n e f e c t o , l a p o r c i ó n m á s
c a r a c t e r í s t i c a d e s u t e a t r o niega al de sus co ntemporáneos
e s p a ñ ol es. Y su ne g a ci ón contiene, en cifra, la que Méxic o ha
opuesto siempre a España. El teatro de Alar cón es una respu esta a
la vita lid ad esp añ ola, afir mativa y d e s l u m b r a n t e e n e s a é p o c a , y
que se expresa a través de un gr an Sí a la his t oria y a las
pasiones . Lope exalta el amor, lo heroico, lo sobrehumano, lo
increíble; Alarcón opone a estas virtudes des mesuradas otras más
sutiles y burguesas; la divinidad, la cortesía, un estoicismo
melancólico, un pudor sonriente. Los problemas morales interesan
poco a Lope, que ama la acción, c omo todo s s u s c o n t e m p o r á n e o s .
Más tarde Calderón mostrará el mismo desdén por la psicología;
los conflictos morales y las oscilac i ones, caídas y cam bios del alm a
humana sólo son metáforas que tr ansparentan un drama teológic o
c u t o s d o s p e r s o n a j e s s o n e l p e c a d o orig ina l y la Gracia Div ina. En
las comedias más representativas de Alar c ón, en cam bio, el ciel o
cuenta poco, tan poco como el vi ento pasional que arrebata a los
personajes lopes cos. El hombre, no s dice el mexicano, es un
compuesto, y el mal y el bien se mezclan sutilmente en su alma.
En lugar de proceder por síntesis, ut iliza el anális is : el héroe s e
vuelve pr oblema. En varias comedias se plantea la cuestión de la
m e n t i r a: ¿ ha sta q u e p u n to el m e n t i r o s o d e v e r a s m i e n t e , d e v e r a s
se pone a engañar?;¿no es él la pr im era víctima de sus enga ños y
no es a sí mismo: tiene miedo de sí. Al plantearse el problema de
la autent icidad, Alarcón anticipa u n o d e l o s t e m a s c o n s t a n t e s d e
r e f l e x i ón d e l mexi c an o , que m ás t a rde rec ogerás Rodolfo Usigli
en E l G e s t i c u l a d o r .
44
S i e n l a p o l í t i c a y e l a r t e e l m ex i c a n o a s p i r a a c r e a r m u n d o s
cerrados, en la esfera de las relaciones c otidianas procura que
imperen el pudor, el recat o y la reserva ceremonios a. El pu dor que
n a c e d e l a vergü e n za an te l a d e s nu d e z p r o p i a o a j e n a , e s u n r ef l e j o
casi físico entre nosotros. Nada má s alejado de esta actitud que
el miedo al cuerpo, característico de la vida norteamericana. No
nos da miedo ni vergüenza nuestro cuerpo; lo afrontamos con
naturalidad y lo vivimos con cierta plenitud –a la inversa de lo que
ocurre con los puritanos -. Para nosotros el cu erpo exist e; de
gravedad y límites a nuestro ser. Lo sufrimos y lo gozamos; no es
un traje que estamos ac ostumbrados a h a b i t a r , n i a l g o a j e n o a
nosotros: somos nuestro cuerpo. Pero las miradas extrañas nos
sobresaltan, por que el cuerpo no vela intimidad, sino la descubre .
El pudor, así, tiene un carácter defensivo, como la muralla chin a de
la cortesía o las cercas de órganos y cac t os que separan en el
campo a los jacales de los campesinos. Y por eso la virtud que
más estimamos en las mujeres es el r e c a t o , c o m o en l o s h o m b r e s
la reserva. Ellas también deben defender su intimidad.
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que va desde el pudor y la “decencia” hasta es estoicis mo, la
resignación y la impasibilidad.
46
Esta concepción –bastante falsa s i se piensa que la mexica na es
muy sensible e inquieta- no la convierte en mero objeto, en cosa.
La mujer mexicana, como todas las otras, es un símbolo que
representa la estabilidad y c ontinuidad de la raza. A su
signific ac ión c ós m ica se alía la soci a l : e n l a v i d a d i a r i a s u f u n c i ó n
consiste en hacer imperar la ley y el orden, la piedad y la dulz ura.
47
seres es táticos, la “mala” va y v i ene, bus ca a los hombres, los
abandona. Por un mecanismo análogo al descrito más arriba, su
extrema movilida d la vue l ve invu ln erable. Actividad e impudicia se
a l í a n e n e l l a y a ca b a n p or petr ificar su alm a. La “ m ala” es dur a,
impía, independiente, como el “mac ho”. Por caminos distintos, ella
también trasciende su fisiol ogía y se cier r a al m undo.
Me parece que todas est as actitudes, por diversas que sea n sus
raíces, confirman el carácter “cerrado” de nuestras reacciones
frente al mundo o frente a nuestros semejantes. Pero no nos
bastan los mecanismos de preser vación y defensa. La simulación,
que no acude a nuestra pasividad, sino que exige una inv ención
activa y que se recrea a sí misma a cada instante, es una de
nuestras formas de conducta habit uales. Mentimos por una de
n u e s t r a s f a n t a s í a s , s i , c o m o t o d o s los pueblos ima ginativos , pero
también para ocultarnos y ponerno s al abrigo de intrusos. La
mentira posee una impor tancia deci siva en nuestra vida cotidiana,
e n l a p o l í t i c a , e l a m o r , l a a m i s t a d . C o n e l l a no pretendemos nada
más engañar a los demás, sino a nosotros mismos. De ahí su
fertilidad y lo que se distingue a nuestras mentiras de las
groseras invenciones de o t r o s p u e b l o s . L a m e n t i r a e s u n j u e g o
trágico, en el que arriesgamos parte de nuestro ser. Por eso es
estéril su denunc ia.
48
invenc iones par a deslum brar al prójim o, la sim ulación se tr ueca en
una forma superior, por artística, de la realidad. Nuestras mentiras
r e f l e j a n , si mu l tán e a men t e, nuestras carencias y nuestros apetitos,
lo que no somos y lo que deseamos ser. Simulando, nos
acercamos a nuestro modelo y a veces el gesticulador, como ha
visto c on hondura Usigli, se f un d e c o n s u s g e s t o s , l o s h a c e
a u t é n t icos. L a mue rte d e l pr ofesor Rubio, un revoluc ionario sincero
y un hombre capaz de impulsar y purif icar la Revolución estancada.
En la obra de Usigli el pr ofesor Rubio se inventa a sí mismo y se
transforma en general; su mentira es tan verdadera que Navarro,
e l c o r r omp i do , no ti e n e más r em edio q u e v ol v e r a m at a r e n é l a s u
antiguo jefe, el general Rubio. Mata en él la verdad de la
R e v o l u ci ón .
49
como conquista y como lucha. No se trata tanto de penetrar la
realidad, a través de un c uerpo, co m o de violar la. De ahí que l a
imagen del amante afortunado – her encia, acaso del Do n Juan
español- se confunda c on la de l hombre que se vale de sus
sentimientos – reales o inventados - para obtener a la mujer.
Y es tanta la tiranía
De esta disimulac ión
Que aunque de raros anhelos
Se me hincha el corazón,
Tengo miradas de reto
Y voz de resignación.
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tarde, con la tierra oscura en que se tiende a mediodía, con el
silenc io que lo rodea. Se disimula tanto su humana singular idad
que acaba por abolirla; y se vuelve piedra, pirú, muro, silencio:
espacio. No quier o decir que comul g u e c o n e l t o d o , a l a m a n e r a
p a n t e í s ta, ni q u e en un ár bol aprehenda todos los ár boles, s i no que
efectivamente, esto es, de una m aner a concr eta y par ticular , s e
confunde con un objeto determinado.
51
D o n N ad i e, pa d re esp a ñ o l de Ningun o, pos ee don, vientre, honra,
cuenta en el banco y habla con v o z f u e r t e y s e g u r a . D o n N a d i e
llena al mundo c on su vacía y voc ing l e r a p r e s e n c i a . E s t á e n t o d a s
partes y en todos los sitios tiene amigos. Es banquero, embajador,
hombre de empresa. Se pasea por todos los salones, lo
condecor an en Jamaica, en Estocolm o , y e n L o n dr e s . D o n N a d i e
es un funcionario o influy ente y tiene una agresiv a y engr eída
manera de no ser. Ninguno es silencioso y tímido, resigna do. Es
sensible e inteligente. Sonríe si empre. Esper a siempr e. Y cad a vez
q u e q ui e re ha b l ar, trop i eza con un m ur ote silenc io; si s alu da
encuentra una espalda glacial; si s uplic a, llora o grita, sus gestos
y gritos se pierden en el v a cío q u e d o n N a d i e c r e a c o n s u v o z a r r ó n .
Ninguno no se atreve a no ser: oscila, intenta una vez y otra vez
ser Alguien. Al fin, entre vanos ge stos, se pierde en el limb o de
donde surgió.
LA "INTELIGENCIA" MEXICANA
52
a la de nuestro pueblo, aunque es t a r e l a c i ó n n o s e a s i e m p r e
e s t r i c t a . Y n o e s e s t r i c t a n i f a t al porque m uchas v eces la c ultura
se adelanta a la hi s t o r i a y l a p r o f e t i z a . O deja de expresar la y la
traiciona, según se observa en ciertos momentos de la dictad ura de
D í a z . Por otra p a rte, l a p oesía, en virtud de su misma naturaleza y
de la nat uraleza de su instrument o , l a s p a l a b r a s , t i e n d e s i e m p r e a
l a a b o l i c i ó n d e l a historia, no por-que la desdeñe s ino porque la
trasciende. Reducir la poesía a sus signific ados his t óricos sería
tanto como reducir las palabras del poet a a sus connota ciones
lógic as o gramaticales. La poesía se escapa de historia y len guaje
aunque ambos s ean su necesario a l i m e n t o . L o m i s m o p u e d e
decirse, con las naturales salvedades , d e l a p i n t u r a , l a m ú s i c a , l a
novela, el teatro y el resto de las artes. Pero las página s que
s i g u e n n o t i e n e n p o r t e m a l a s o b r as de creación s ino que se limitan
a describir ciertas actitudes de la "i nteligenc ia" mexic ana, es decir,
de ese s ector que ha hec ho del pens amiento crítico su actividad
vital.
53
sujeta a numerosas, necesarias y no siempre felices correcciones—
no fue la del técnico, sino la del fundador.
54
unidad superior, según s e ha vist o. Por lo tanto, volver a la
t r a d i c i ó n e s p a ñ o l a n o t ie n e o t r o s e n t i d o q u e v o lv er a la un idad de
Hispanoamérica. La filos ofía de la r a z a c ó s m i c a ( e s t o e s , d e l
nuevo hombre americano que diso lverá todas las oposic iones
raciales y el gran conflicto entr e O r i e n t e y O c c i d e n t e ) n o e r a s i n o
la natural consecuencia y el fruto extremo del univers alism o
español, hijo del Renacimient o . L a s i d e a s d e V a s c o n c e l o s n o
tenían parentesco con el casticismo y tradicionalismo de los
conservadores m exicanos , pues pa r a él, com o par a los fund ador es
de Amé- rica, el c ontinente se pres entaba c omo futuro y nov edad:
" l a A m é r i c a e s p a ñ o l a e s l o n u e v o por excelencia, nov edad no sól o
d e t e r r i t o r i o , t a m bi é n d e a l m a " . E l tradicionalismo de Vasconc elos
no se apoyaba en el pasado: se justificaba en el futuro.
La filosofía iberoamericana de Va s c o n c e l o s c o n s t i t u í a l a p r i m e r a
tentativa para resolver un conflic to latente desde que se inició la
R e v o l u c i ó n . E s t a l l i d o d e l i n s t i n t o , a n s i a d e c om u n i ó n , r e v e l a c i ó n d e
nuestro ser, el movimient o revoluc ionario f ue búsqueda y hallazgo
de nuest r a filiación, rota por el libera lis mo. Mas esa tradició n
redescubierta no bastaba para al imentar nuestra voracidad de país
vuelto a nacer, porque no contenía elementos univer sales que nos
sirviesen para construir una nuev a sociedad, ya que era im posib le
volver al catolicis mo o al liber alis mo, las dos grandes corrientes
u n i v e r s a l e s q u e H a b í a n m o d e l a d o n u e s tra cultura. Al mismo tiempo,
la Revolución no podía j ustificarse a sí m isma por que apenas si
tenía ideas. No quedaba n, pues, s i no la autofagia o la invenc ión de
un nuevo sistema. Vasconc elos res uelve la cuestión al ofrecer su
f i l o s o f í a d e l a r a z a i b e r o a m e r i c a n a . El lema del posit ivismo, "Amor,
Orden y Progreso", fue sustituido por el orgullos o "Por mi Raza
Hablará el Espíritu".
55
Carranza. La nec esidad de dar al pueblo algo más que el laicismo
l i b e r a l , p r o d u c e l a r e f o r m a d e l a r t í c ulo tercero de la Constitución:
"La educación que imparta el Estado s e r á s o c i a l i s t a . . . c om b a t i r á e l
f a n a t i s m o y l o s p r e j u i c i o s , c r e a nd o e n l a j u v e n t u d u n c o n c e p t o
racional y exacto del Universo y de la vida s o cial." Par a los mis m os
marxistas el texto del nuev o artículo tercero era defectuoso: ¿cómo
implantar una educación socialista en un país cuya Constitución
consagraba la propiedad privada y en donde la c lase obr era no
poseía la dirección de los negocios públic os? Arma de lucha, la
educación socialista creó muchas enemistades inútiles al régimen y
suscitó las fáciles críticas de lo s c o n s e r v a d o r e s . A s i m i s m o , s e
mostró im potente para superar las carencias de la Revo lución
mexicana. Si las revoluciones no s e hacen con palabras, las ideas
no se im plantan c on decretos. La filosofía implícita en el te xto del
artículo tercero no invitaba a la p a r t i c i p a c i ó n c r e a d o r a , n i f u n d a b a
las bas es de la nación, como lo había hecho en s u m om ento el
catolicis mo colon ial. L a e ducaci ó n s o c i a l i s t a e r a u n a t r a m p a e n l a
que sólo cayeron sus inventores, con regocijo de todos los
reaccionarios. El conflic to entre l a u n i v e r s a l i d a d d e n u e s t r a
tradición y la imposibilidad de volv er a las formas en que se había
expresado ese universalis mo no podía ser resuelto c on la adopción
de una filosofía que no era, ni podía ser, la del Estado mexicano.
56
educación como en la de los problemas sedales. Estos
compromisos nos han permitido defender lo ya conquistado, per o
sería peligroso considerarlos definit iv os. El text o actual del artículo
tercero refleja esta situación. L a e n m i e n d a c o n s t i t u c i o n a l h a s i d o
benéfica pero, por encima de cualqu ier consideración técnica,
s i g u e n s i n c o n t e s t a r c i e r t a s p r e g u n t as: ¿cuál es el sentido de la
tradición mexicana y cuál es su va l o r a c t u a l ? ¿ C u á l e s e l p r o g r a m a
de vida que ofrecen nuestras escuelas a los jóvenes? Las
respuestas a estas preguntas no pueden ser la obra de un hombre.
Si no las hemos contestado es por que la historia misma no ha
resuelto ese conflicto.
57
sin embargo, que en muc hos caso s la cola boración se h a p aga d o
con verdaderos sacrificios . El dem onio de la eficacia —y no el de la
ambición—, el deseo de servir y de cumplir con una tarea colectiva,
y hasta cierto sentido as cético de la mor al ciudadana, entendida
como negación del yo, muy propio del int electual, ha llev ado a
algunos a la pér dida más doloros a: la de la obra personal. Este
drama no se plantea siquiera para el intelectual europeo. Ahor a
bien, en Europa y los Estados Unidos d intelectual ha sido
desplaz ado del poder, vive en exilio y su influencia s e ejerce fuera
del ámbit o del Est ado. Su misión pr incipal es la crítica; en México,
la acción política. El mundo de la política es, por naturaleza, el de
los valor es relativos: el único va lor absoluto es la eficacia. L a
"inteligencia" mexicana no sólo ha s ervido al p a í s : l o h a d e f e n d i d o .
Ha sido honrada y eficaz, pero ¿no ha dejado de ser "inteligencia",
es decir, no ha renunciado a ser la concienc ia crítica de su pueblo?
Las oscilaciones de la Revolución, la presión internaciona l que no
dejó de hacerse s entir ape nas se in iciaron la s reformas socia l es, la
demagogia que pr onto se convirtió e n u n a e n f e r m e d a d p e r m a n e n t e
de nuest r o sistema político, la c orrupción de los dirigente s, que
crecía a medida que era más notoria la imposibilidad de realiz arnos
e n f o rma s de mocráti cas a la m aner a lib er al, pr odujer on
escepticismo en el pueblo y desconf ianza entre los intelec t uales.
La "inteligencia" mexicana, unida en una empresa común, también
tiene sus heterodoxos y s olitarios, sus críticos y su s doctrinarios.
Algunos han cesado de colaborar y han fundado grupos y partidos
de oposición, como Manuel Gómez Morín, ayer autor de las leyes
hacendar ías revolucionarias y hoy jefe de Acción Nacional, el
p a r t i d o d e l a d e rech a . Otr os, com o Jesús Silva Her zog, han
mostrado que la eficac ia técnica no está reñida co n la
independencia es piritual; su revis t a Cuader nos Am er icanos ha
agrupado a todos los e scritores independientes de His panoamérica.
Vi c e n t e Lo mba rdo T ol edano, Nar ciso Bassols y otr os s e
c o n v i r t i e r o n a l m a r x i s m o , ú n i c a f il o s o f í a q u e l e s p a r e c í a c o n c i l i a r
l a s p a r ti c ul a ri d a d e s de l a histor ia de México c on la un iversalida d de
la Revolución. La obra de estos h o m b r e s d e b e j u z g a r s e s o b r e t o d o
en el campo de la política social. Por desgracia, desde hace
muchos años su actividad se ha v ic i a d o p o r l a d o c i l i d a d c o n q u e
h a n s egu i do , au n en sus peor es m om entos, la línea polític a
estalinista.
58
del hom bre y la cultura en México, primera tentativa seria por
conocernos, padece div ersas li mitaciones: el mexicano que
describen sus páginas es un tipo aisl a d o y l o s i n s t r u m e n t o s d e q u e
el filósofo se vale para penetrar la realidad —la teoría del
r e s e n t imi en to , má s como ha sido expuesta por Adier que p or
Scheler — reduc en acas o la significación de s us conc lusiones.
Pero es e libro c ontinúa siendo el único punto de partida que
tenemos para c onocernos. No s ó lo la m ayor par te de su s
observaciones son todavía válidas, sino que la idea central que lo
inspira s i gue siendo verdadera: el me xicano es un s er que c uando
se expresa se oculta; sus palabr as y gestos son casi siempre
máscaras. Utiliz ando un método distinto al em plead o e n ese
estudio. Ramos nos ha dado u n a d e s c r i p c i ó n m u y p e n e t r a n t e d e
ese conjunto de actitudes que hac en de cada uno de nosotros un
ser cerrado e inac cesible.
59
cara de esa tradición. Omite analizar la in fluencia de la tra dició n
indígena, también. Y nues tra prefer e n c i a p o r l a c u l t u r a f r a n c e s a
¿no es más bien hija de divers as circunstancias, tanto de la
Historia Universal como de la mexic ana, que de una sup uesta
afinidad? Influido por Julián Benda, Cuesta olvida que la c ultura
francesa se alimenta de la historia de Francia y que es inseparable
de la realidad que la sustenta.
Más allá de las diferencias que los separ an, se advierte cierto
parentesco entre Ramos y Cuesta. Ambos, en direc ción cont raria,
reflejan nuestra voluntad de conocem os. El primero representa esa
t e n d e n ci a h a d a n u e stra p r opia intim i dad que encarnó la Rev olución
mexicana; el segundo, la necesidad de inser tar nuestr as
particular idades en una tradición universal.
60
e n p a r t e e l r e n a c im i e n t o d e l a c u lt ur a m exicana, sobr e todo en e l
campo de la filos ofía. Un españo l al que los mexic a nos debemos
g r a t i t u d es José G ao s, el m aestro de la joven "inteligencia". La
nueva generación está en aptitud de m a n e j a r l o s i n s t r u m e n t o s q u e
toda empresa intelectual requiere. Por primera vez desde la época
de la I ndependencia la "inteligen cia" mexicana no necesita
formarse fuera de las aulas. Los nuevos maestros no ofrecen a los
jóvenes una filos ofía, sino los medios y las posibilidades para
crearla. Tal es, precisamente, la misión del maestro.
61
fe y una actitud que trasciende al r etórico y al gramático; las raíces
de las palabras se confunden con la s d e l a m o r a l : l a c r í t i c a d e l
lenguaje es una crítica histórica y moral. Todo estilo es alg o más
que una manera de hablar: es una manera de pensar y, por lo
tanto, un juicio implícito o expl í cito sobr e la realidad que nos
circunda. Entre el lenguaje, ser por naturaleza social, y el escritor,
q u e s ó l o e n g e n d r a e n l a s o l e d a d , s e establec e así una relación muy
extraña: gracias al escr itor el l e n g u a j e a m o r f o , h o r i z o n t a l , s e
yergue e indiv idualiza; gr acias al lenguaje, el es critor moderno,
rotas las otras vías de comunicaci ón con s u pueblo y su tie m po,
participa en la vida de la Ciudad.
62
matiz especial, alternativament e s o m b r í o y b r i l l a n t e , n u e s t r a
conducta privada y nuestras rela ciones con los demás, sino que
y a c e n e n e l f o n d o d e t o d a s n u e s t r a s tentativas polític as, artísticas
y sociales. La vida del mexic ano es un continuo des garrarse entre
ambos extremos, cuando no es un inestable y penoso equilibrio.
63
sopor. O para decirlo en otros términos: el catolicis mo se ofrece a
la inmensa masa indígena como u n r e f u g i o . L a o r f a n d a d q u e
provoca la ruptura de la Conquista s e resuelv e en un regresar a las
oscuras entrañas maternas. La religio sidad colonial es una vuelta a
la vida prenatal, pasiva, neutra y satisfecha. La minoría, que
intenta s alir al aire fresco del m undo, se ahoga, enmudece o
retrocede.
64
f r e n t e a u n a r e a l i d a d t a m b i é n d e snuda. Nada nos justifica ya y
sólo nos otros podemos dar respues t a a las preguntas que n os hace
la realidad. La reflexión filosófica se vuelve así una tarea salvadora
y urgente, pues no tendrá nada más por objeto examinar nuestr o
pasado intelectual, ni des cribir nues tras actitudes características,
s i n o q u e d e b e r á o f r e c e m o s u n a s o l uc i ó n c o n c r e t a , a l g o q u e d é
sentido a nuestra presencia en la tierra.
¿Cómo puede ser mexic ana una ref lexión filosófica de esta índole?
En t a n to qu e exa men de nuestr a tr adi c i ó n s e r á u n a f i l o s o f í a d e l a
historia de Méxic o y una historia de las ideas mexicanas . Pero
nuestra historia no es sino un fr agmento de la Historia universal.
Quiero decir: siempre, excepto en d momento de la Revo lución,
hemos vivido nuestra historia co mo un episodio de la del mundo
e n t e r o . N ue stras i d e a s, asim ism o, nunca han sido nuestr as d el
todo, sino herenc ia o conquista de las engendradas por Europa.
U n a f i l os ofía d e l a h i stor ia de M é x i c o n o s e r í a , p u e s , s i n o u n a
reflexión sobre las actitudes que hemos asumido frente a los temas
que nos ha pr opuesto la His tori a universal: contrarreforma,
racionalismo, positivismo, socialis m o . E n s u m a , l a m e d i t a c i ó n
histórica nos llevaría a responder esta pr egunta: ¿cóm o han vivid o
los mexic anos las ideas universales ?
La pregunta anterior entraña una idea acerca del car ácter distintivo
de la mexicanidad, segundo de los temas de es a proyec tada
filosofía mexicana. Los mexic anos no hemos creado una Forma que
nos expr ese. Por lo tanto, la me xicanidad no se puede iden tificar
con ninguna forma o tendencia hi stór ica con- cr eta: es un a
oscilac ión entre varios proyec tos univer sales, sucesivam en te
trasplantados o impuestos y todos hoy inservibles. La mexicanidad,
a s í , e s un a ma n e ra de no ser nosotr os m ism os, una r e iter ad a
manera de ser y vivir otra cosa. En suma, a veces una máscara y
otras una súbita determinación por buscamos, un repentino abrimos
el pec ho para encontrar nuestra vo z m á s s e c r e t a . U n a f i l o s o f í a
mexicana tendrá que afr ontar la ambigüedad de nuestra tradición y
d e n u e s t r a v o l u n t a d m i a ñ a d e s e r , que s i e xi g e u n a p l e n a
originalidad nacional no s e satisface con algo que n o im pliqu e una
solución universal.
V a r i o s e s c r i t o r e s s e h a n i m p u e st o la tarea de e xaminar nuestro
p a s a d o i nte l ectu a l . D e st acan en e s t e c am p o l o s e s t u d i o s d e
Leopoldo Zea y Edmundo 0'Gorman. El problema que preocupa a
0 ' G o r m a n e s e l d e s a b e r q u é c l a se d e s er h i s t ó r i c o e s l o q u e
l l a m a m o s A méri ca . N o e s una r egión geogr áfica, no es tam poco u n
pasado y, acaso, ni siquiera un presente. Es una idea, una
invenc ión del espíritu europeo. Amér ica es una utopía, es decir, es
el momento en que el espíritu europeo se universaliza, se
desprende de sus particularidades históricas y se concibe a sí
65
mismo como una idea universal que, c a s i m i l a g r o s a m e n t e , e n c a r n a
y se afinca en una tierra y un t iem po pr eciso: el por venir . En
América la cultura europea se concibe como un idad superior.
0 ' G o r m a n a c i e r t a c u a n d o v e a nuestr o continente com o l a
actualización del espíritu europeo, p e r o ¿ q u é o c u r r e c o n A m é r i c a
como ser histórico autónomo al enfr entarse a la realidad europea?
Esta pregunta parece ser el tema esencial de Leopoldo Zea.
Historiador del pensamiento hi s panoam er icano —y, asim ismo,
crítico independiente aun en el camp o de la política diaria— Zea
afirma que, hasta hace poco, Amér ica fue el monólogo de Europa,
una de las formas históric as en qu e encarnó su p ensamiento; hoy
ese monólogo tiende a c o nvertirse en diálogo. Un diálogo que no es
pura-mente intelec t ual sino social, político y vital. Zea ha estudiado
la enajenación americana, el no ser nosotros mismos y d ser
pensados por otros. Esta enajenación —más que nuestras
particular idades— constituye nuestra manera propia de ser. Pero
s e t r a ta d e u n a si tua ci ón univer sal, compartida por todo s los
hombres. Tener concienc ia de esto es empezar a tener conciencia
de nos otros mismos. En ef ecto, hemos vivido en la per ifer ia de l a
historia. Hoy el c entro, el núcl e o d e l a s o c i e d a d m u n d i a l , s e h a
disgregado y todos nos hemos conv ertido en seres periféricos,
h a s t a l os eu rop e o s y l os nor team e r i c a n o s . T o d o s e s t a m o s a l
margen porque ya no hay centro.
66
mexicanidad será una más-cara que, al c a e r , d e j a r á v e r a l f i n a l
h o m b r e . L a s c i r c u n s t a n c i a s a c t u a l e s de Méxic o transforman así d
proyecto de una filosofía mexica na en la necesidad de pens ar por
nosotros mismos unos problemas que ya no son exclusiv amente
nuestros, sino de todos los hombres. Esto es, la filos ofía mexic ana,
si de veras lo es, será simple y llanamente filosofía, a secas.
La conc lusión anterior puede cor r o b o r a r s e s i s e e x a m i n a
históricamente d problema. La R e v o l u c i ó n m e x i c a n a p u s o e n
e n t r e d ich o n u e s tra tr adición intelectual . El movimiento
revolucionario mostró que todas la s ideas y concepciones que nos
habían justificado en d pasado es taban muertas o mutilaban
nuestro ser. La Historia universal, por o t r a p a r t e , s e n o s h a e c h a d o
encima y nos ha planteado direct amente muchos proble mas y
cuestiones que antes nuestros padres vivían de reflejo. Pese a
nuestras singularidades nacionale s —superposición de tiempos
h i s t ó r i cos, ambi gü e d a d de nuestr a tr ad ición, sem icolonialsim o, etc .-
— , l a s i t u a c i ó n d e M é x i c o n o e s ya distinta a la de los otros
países. Acaso por primera vez en la historia la crisis de n uestra
cultura es la crisis misma de la es pecie. La m elancólica r eflexió n
de Valéry ante los cementerios de las civilizaciones desapar ecidas
n o s d ej a a h o ra i nd i feren tes , p o r q u e n o e s l a c u l t u r a o c c i d e n t a l l a
que mañana puede hundirse, como antes ocurrió con griegos y
á r a b e s , c o n a z t e c a s y e g i p c io s , s i n o d h o m b r e . L a a n t i g u a
pluralidad de c ult uras, que postulab an div ersos y cont rarios ideales
del hombre y ofrecían diversos y contrarios futuros, ha sido
s u s t i t u i d a p o r l a p r e s e n c i a d e u n a s ola c ivilizac ión y un solo futuro.
Hasta hace poco, la Historia fue una reflexión sobre las varias y
opuestas verdades que cada cultur a proponía y una verificación de
la radical heterogeneid a d de cada sociedad y de ca da ar quetipo.
Ahora la Historia ha recobrado su uni dad y vuelve a ser lo que fue
en su or igen: una meditación sobr e d h o m b r e . L a p l u r a l i d a d d e
culturas que d historicismo moder no rescata, se resuelve e n una
s í n t e s i s : l a d e n u e s t r o m o m e n t o. Todas las civilizaciones
d e s e m b o c a n e n l a o c c i d e n t a l , q u e ha as imilado o a plastado a sus
rivales. Y todas las particularidades tienen que responder a las
preguntas que nos hace la Hist oria: las mismas para todos. El
h o m b r e h a r e c o n q u i s t a d o s u u n idad. Las decis iones de los
mexicanos afectan ya a todos lo s hombres y a la inversa. Las
d i f e r e nci as qu e sep a ran a com u nistas de "oc cidentale s" son
bastante menos profundas que las que div idí an a persas y griegos,
a romanos y egipcios, a chinos y europeos. Comunistas y
demócratas burgueses esgrimen ideas antagónicas pero que brotan
de una fuente común y disputan en un len guaje universal,
comprensible par a ambos bandos. La crisis contemporánea no se
presenta, según dicen los conserv adores, como la lucha ent re dos
culturas diversas, sino como una escisión en d seno de nuestra
civilización. Una civilización que ya no tiene rivales y que confunde
67
s u f u t u r o c o n e l d e l m u n d o . E l destino de cada h o m b r e n o e s y a
diverso al del Hombre. Por lo tanto, toda tentativa por resolver
nuestros conflictos desde la realidad mexic ana d eberá poseer
validez universal o estará condena da de antemano a la esterilidad.
68
Búsqueda y momentáneo hallazgo de nosotros mismos, el
m o v i m ie n to re vo l uci on a ri o tr ansfor m ó a M é x i c o, l o h i z o " o t r o " . S e r
uno mis m o es, siempre, llegar a ser ese otr o que som os y qu e
llevamos escondido en nuestro inte r i o r , m á s q u e n a d a c o m o p r o -
m e s a o p o s i b i l i d a d d e s e r . A S Í , e n cierto sentido la Revolución ha
recreado a la nación; en otro, no menos importante, la ha
extendido a razas y clases que ni la Colonia ni el siglo XIX
pudieron incorporar. Pero, a pesar de su fecundidad extraordinaria,
no fue capaz de crear un orden vital que fues e, a un tiempo, visión
del mundo y fundamento de una soci edad realmente justa y Ubre.
La Revolución no ha hec ho de nues t r o p a í s u n a c o m u n i d a d o ,
siquiera, una es peranza d e c o m u n i d a d : u n m u n d o e n e l q u e l o s
hombres se reconozcan en los hombres y en donde el "principio de
a u t o r i d a d " — e s t o e s : l a f u e r z a , cual- quier a que sea su origen y
justificación— ceda el sitio a la libertad responsable. Cierto,
ninguna de las s ociedade s conocidas ha alcanzado un e stado
semejante. No es accident al, por o t r a p a r t e , q u e n o n o s h a y a d a d o
una visión del hombre comparable a la del catolicis mo colonial o el
liberalis mo del siglo pasado. La Revolución es un fenómeno
n u e s t r o, sí, p e ro much as de sus limitaciones dependen de
circunstancias ligadas a la historia mundial contemporánea.
69
cada vez más complejas, hasta desembocar en la época del capital
financier o y el imperialis mo mundia l. El tránsito del capit alism o
primitivo al internacional produjo cambios radicales, tanto en la
s i t u a c i ón i nte ri o r de ca d a país com o en la e sfera mundia l. Po r un a
parte, al cabo de siglo y medi o de explotación de los pueblos
coloniales y semicoloniales, las diferencias entre un obrero y s u
patrón fueron menos gr andes que las exist ent es entr e ese m ism o
obrero y un paria hindú o un peón boliviano. Por la otra, la
expansión imperialista uni ficó al planeta: captó todas las riquezas,
aun las más escondidas, y las arrojó al torrente de la circulación
mundial, convertidas en mercancías; u n i v e r s a l i z ó e l t r a b a j o h u m a n o
(la tarea de un pizcador de algodón la continú a, a miles de
kilómetros, un obrero textil) r ealiz ando por primera vez,
efectivamente y no como postulado moral, la unid ad de la condición
humana; destruyó las culturas y civilizaciones extrañas e hizo girar
a todos los pueblos alrededor de d o s o t r e s a s t r o s , f u e n t e s d e l
p o d e r p o l íti co , eco n ó mi co y espir itual. A l m i s m o t i e m p o , l o s p u e b l o s
a s í a n e xa d o s p a rti ci pa ron sólo de una manera pasiva en e l
proceso: en lo económic o eran meros productores de materias
primas y de mano de obr a barata; en lo político, eran colonias y
semicolonias; en lo espirit ual, sociedades bár bar as o pintor escas .
Para los pueblos de la periferia, el "progreso" signific aba, y
signific a, no sólo gozar de ciertos bienes materiale s sino, sobre
todo, acceder a la "normalidad" hist ó r i c a : s e r , a l f i n , " e n t e s d e
razón". Tal es el tras-fondo de la Rev olución mex i c a n a y , e n
general, de las revoluciones del siglo XX.
Puede verse ahora con mayor clarid ad en qué consist ió la emp r esa
revolucionaria: consumar, a corto plazo y con un mínimo de
sacrificios humanos, una obra que la burguesía europea había
llevado a cabo en más de cient o cinc uenta años . Para lograrlo,
deberíamos previamente asegurar nues tra independencia política y
r e c u p e r a r n u e s t r o s r e c u r s o s n a t ur ales. Adem ás, todo esto deber ía
realizars e sin menoscabo de los derechos sociales, en particular
los obrer os, consagrados por la Cons t i t u c i ó n d e 1 91 7 . E n E u r o p a y
en los Estados Unidos est as conquistas fueron el res ultado de más
de un siglo de luchas pr oletarias y, en buena p a r t e , r e p r e s e n t a b a n
(y representan) una participación en las ganancias obtenidas por
l a s m etróp o l i s en el e xter ior . Entre nosotros no sólo no había
gananc ias coloniales que repartir: ni siquiera eran nuestros el
petróleo, los minerales, la energí a e l é c t r i c a y l a s o t r a s f u e r z a s c o n
que deberíamos transformar al paí s. Así pues, no se trataba de
empezar desde el principio sino des de antes del principio.
La Revolución hizo del nuevo Est ado el principal agente d e la
transformación s ocial. En primer lug a r : l a d e v o l u c i ó n y e l r e p a r t o d e
t i e r r a s , l a a p e r t u r a a l c u l t i v o d e otras, las obras de irrigación, las
escuelas rurales, los banc os de refacción para los c ampesin os. Los
70
e x p e r t os se exti en d e n en los e r r o r e s t é c n i c o s c om e t i d o s ; l o s
moralistas, en la intervención maléfi ca del cacique tradicional y del
político rapaz. Es verdad. También lo es que, bajo formas nuevas,
subsiste el peligro de un retorno al monopolio de las tierras. Lo
conquist ado hay que defenderlo todavía. Pero el régimen feudal ha
desaparecido. Olvidar esto es olvidar demasiado. Y hay más: la
reforma agraria no sólo benefició a los campesinos sino que, al
romper la antigua estructura social, hizo posible el nacimiento de
nuevas f uerzas productivas. Ahora bien, a pesar de t odo lo logrado
—y ha sido mucho— miles de campesinos v i ven en c ondic ion es de
g r a n m i -se ri a y o tros mi l es no tienen m ás r em edio que em igr ar a
los Estados Unidos, cada año, como trabajadores temporales. El
crecimiento demográfico, circuns t a n c i a q u e n o f u e t o m a d a e n
cuenta por los primeros gobiern os revoluc ionarios, explic a
parcialm ente el actual desequilibrio. Aunque parez ca increíble, la
mayor parte del país padece de sobrepoblación cam pesina. O más
exactam ente: carecemos de tierras cultiva bles. Ha y, además, otros
dos factores decis ivos: ni la apertur a de nuevas tier r as al cultivo ha
sido suficiente, ni las nuevas in d u s t r i a s y c e n t r o s d e p r o d u c c i ó n
han crec ido con la rapi d e z n e c e s a r i a p a r a a b s o r b e r a t o d a e s a
masa de poblac ión sobrante, condenada así al s ubempleo. En
suma, con nuestros recursos actuales no podemos crear, en la
proporción indis pensable, las indust rias y las empresas agrícolas
que podr ían dar ocupación al exc edente de brazos y bocas. Es
claro que no sólo se trata de un cr ecimient o demográfico excesivo
sino de un progreso económico insufi cient e. Pero también es claro
que nos enfrentamos a una situac ión que rebasa la s posibilidades
reales del Estado y, aun, las de la nación en su conjunto. ¿Cómo y
dónde obtener esos recursos económic os y técnicos? Est a
p r e g u nta, a l a q u e se i ntentar á c ontestar más adelante, no debe
hacerse aisladamente sino consider ando el pr oblem a del desar r ol l o
económic o en su totalidad. La indust ria no crece con la velocidad
que requiere d aumento de poblac ió n y produce así el subem pleo;
por su parte, el subempleo campes ino retarda el desarrollo de la
industria, ya que no aumenta el número de consumidor es.
71
racional y de provecho público el de s-arrollo económico. Todo esto
— y m uch a s otras cosa s más— fue r e a l i z a d o l e n t a m e n t e y n o s i n
tropiezos, errores e inmoralidades. Pero, así sea con dificultad y
desgarrado por terribles contradicci ones, el r ost r o de M éxic o
empezó a cambiar. Poco a poco su rgió una nueva clase obrera y
u n a b urgu e sía . A mb a s vi vier on a la so m b r a d e l E s t a d o y s ó l o h a s t a
ahora comienzan a cobr ar vida autónoma.
72
desplaz ar al técnico y al político. Estos grupos tienden a con vertir
al Gobierno, cada vez con mayor exclusiv idad, en la exp r esión
política de sus intereses. Pero la bur gues ía no for m a un tod o
homogéneo: unos, hereder os de la Revolución me xic ana (aunque a
veces lo ignoren), están empeñado s en crear Un capitalism o
nacional; otros, son simples inter m ediarios y age ntes del capital
f i n a n c ier o i nte rna ci on a l . F inalm ente, según se ha dic ho, dentro del
Es t a d o h a y mu ch o s técn i c os que a tr avés de avances y r etr oceso s ,
audacias y concesiones, c ontinúan una política de int erés nacional,
c o n g r u e n te co n e l pa sa do r evoluci onario. Todo esto explica la
marcha sinuosa del Estado y su deseo de "no romper el equilibrio".
Desde la época de Carranza, la Revoluc ión mexicana ha s i do un
c o m p r o mi so en tre fu e rzas opuesta s : n a c i o n a l i s m o e i m p e r i a l i s m o ,
obrerismo y des- arrollo industrial, econom ía dir igid a y r égim en d e
"libre empresa", democracia y paternalismo estatal.
Dicho lo anterior, debe agr egarse que aún no hemos logrado, m con
mucho, todo lo que era necesario e i n d i s p e n s a b l e . N o t e n e m o s u n a
industria básica, aunque c ontamos con una naciente siderurgia; no
fabricamos máquinas que fabr iquen m áquin as y ni siquiera
h a c e m os tracto res; nos faltan todavía cam inos, pu ente s ,
ferrocarriles; le hemos dado la espalda al mar: no tenemos puertos,
m a r i n a e i n d u s t r i a p e s q u e r a ; n u e s t r o comercio exterior se equilibra
73
gracias al turismo y a los dólares que ganan en los Estados Unidos
n u e s t r o s " b r a c e r o s " . . . Y a l g o más decisivo: a pesar de la
l e g i s la c i ón n a ci on a l i sta , e l capital norteamericano es cada día más
poderoso y determinante en los centros vitales de nuestra
economía. En suma, aunque empezam os a contar con un a
industria, todavía somos, esencia l m e n t e , u n p a í s p r o d u c t o r d e
m a t e r i as pri mas. Y e sto s i gnifica: d e p e n d e n c i a d e l a s o s c i l a c io n e s
d e l m ercad o mu n d i al , e n lo exter i o r ; y e n l o i n t e r i o r : p o b r e z a ,
diferencias atroces entre la vida de los ricos y los desposeídos,
desequilibrio.
74
d e l a s i n v e r s i o n e s p r i v a d a s e x t r a n j eras. En primer lugar, todo el
mundo s abe que las gananc ias de esas inv ersiones salen del país,
en forma de dividendos y otros benefic ios. Además, implican
dependencia ec onómica y, a la la rga, ingerenc ia polític a del
exterior. Por otra parte, el capi tal privado no se interesa e n
inversiones a largo plaz o y de esc a so rendimiento, que son la s que
n o s o t r os ne ce si t a mos; por el contr ar io, busca los cam pos m ás
lucrativos y que ofrezcan posibi lidades de mejores y más rápidas
gananc ias. En fin, el capitalista no puede ni desea so-meterse a un
plan general de desarrollo económic o.
75
materiales y técnicos, que exige un experimento de tales
proporciones (para no hablar de nu estra vecindad con los Est ados
Unidos y de otras circunstancias histór ic as) . Y, sobr e todo, el
empleo "racional" de la mano de obra y la economía dirigida
signific a n, entre otras cosa s, el trabajo a des-tajo
( d e s t a j a n o v i s m o ) , l o s c a m p o s de concentración, las labores
forzadas, la deportación de razas y nacionalidades, la supresión de
los derechos elementales de los tr abajadores y el imperio de la
burocracia. Los métodos de "acu mulación socialis ta" —como los
llamaba el difunt o Stalin— se ha n revelado bastante más crueles
que los sistemas de "ac u mulación pr i m i t i v a " d e l c ap i - t a l , q u e c o n
tanta justicia indignaban a Marx y Engels . Nadie duda que el
"socialis mo" totalitario puede tran sfor m ar la econo m ía de u n país ;
es más dudoso que logr e liberar al hombre. Y esto último es lo
único que nos interesa y lo único que justifica una revolución.
A la luz del pens amiento revoluc io nario tradicio nal —y aun desde la
perspectiva del liberalism o del si glo pas ado— r esulta escandalos a
la existencia, en pleno siglo XX, de anomalías históricas como los
países "subdesarrollados" o la de un im per io "socialis ta" totalitar i o.
Muchas de las pr evisiones y hasta de los s ueños de l siglo XIX se
han realizado (las grandes revolu c i o n e s , l o s p r o g r e s o s d e l a
c i e n c i a y l a t é c n i c a , l a t r a n s f o r m ac i ó n d e l a n a t u r a l e z a , e t c . ) p e r o
de una manera paradójic a o ines perada, que des afía la famosa
lógic a de la his t oria. Desde los socialis tas utópicos se había
afirmado que la c lase obrera sería d agente pr incipal de la histori a
mundial. Su fundón consistiría en realizar una revolución en los
p a í s e s m á s a d e l a n t a d o s y c r e a r a s í las bas es de la liberac ión del
hombre. Cierto, Lenin pe nsó que era posible dar un salto histó r ico y
76
confiar a la dic t adura del prolet ariado la tarea histórica de la
burguesía: el des arrollo industrial. C r e í a , p r o b a b l e m e n t e , q u e l a s
revoluciones en los países at rasados precipitarían y aun
desencadenarían el c ambio revoluc ionario en los países
capitalistas. Se trataba de romper la cadena imperialista por el
eslabón más débil ... Como es sabido, e l e s f u e r z o q u e r e a l i z a n l o s
países "subdesarrollados" por indus t ria l i z a r s e e s , e n c i e r t o s e n t i d o ,
a n t i e c on ó mi co e i mpo n e gr andes sacrificios a la poblac ión. En
realidad, se trata de un recu r s o h e r o i c o , e n v i s t a d e l a
imposibilidad de elevar el nivel de vida de los pueblos por otros
m e d i o s . A h o r a b i e n , c o m o s o l u c i ó n m undial la autar quía es, a l a
p o s t r e , s u i c i d a ; c om o r e m e d i o n acional, es un costoso exper im ento
que pagan los obr eros, los consumidores y los campesinos. Pero el
nacionalismo de los países "subdesarrollados" no es una respuesta
lógic a sino la explosión fatal de una situación que las na ciones
"adelantadas" han hecho desesperada y sin salida. En cambio, la
dirección racional de la ec onom ía m undial —es decir , el
socialismo— habría creado econ om ías com plem entar ias y n o
sistemas rivales. Desaparecido el imperialismo y el mercado
mundial de precios regulado, es decir, suprimido el luc r o, los
pueblos "subdesarrollados " hubier an contado con los recursos
necesarios para llevar a cabo su transformación económic a. La
revolución socialista en Europa y los Estados Unidos habr ía
facilitado el tránsito —ahora sí de una manera raciona l y casi
insens ible— de todos los pueblos "atrasados" hada el mundo
m o d e r no .
77
Al mismo tiempo, varias revoluci o n e s a i s l a d a s — p o r e j e m p lo : e n
Es p a ñ a y , ha ce po co , en Hungr ía— han s i do r epr im idas sin pieda d
y sin que se manifestase efectivamente la solidaridad obrera
internacional. En cambio, hemos asistido a una regresión bárbara,
la de Hitler, y a un renacimiento general del nacion alismo en todo
el viejo continente. Finalmente, en lugar de la rebelión del
proletariado organizado d em ocr áticam ente, el siglo XX ha v isto el
nacimiento del "partido", esto es, de una agrupación nac ional o
i n t e r n a c i o n a l q u e c o m b i n a e l e s p í ritu y la organización de dos
cuerpos en los que la disciplina y la jerarquía son los valores
decisiv os : la Igles ia y el Ejército. E s t o s " p a r t i d o s " , q u e e n n a d a s e
parecen a los viejos partidos políticos, han sido los agentes
efectivos de cas i todos los cam bios operados d espués de la
p r i m e r a G ue rra Mun d i al .
78
e n e l p ri mer tercio de l qu e cor r e. Ot ro tanto ocurre con su lenguaje,
en el que las fórmulas mesiánicas se alían a la ideología
democrática y a la revolucionaria . Son los hombres fuertes, los
políticos realistas; pero también son los ins pirados, los soña dores
y, a veces, los demagogos. Las ma sas los siguen y se reconocen
en ellos... La filosofía política de estos movimientos posee el
mismo carácter abigarr ado. La dem ocr acia entendida a l a
occident al se mezcla a formas inéd itas o bárbaras, que van desde
la "democracia dirigida" de los in donesios hasta el idolátrico "culto
a la per sonalidad" soviét ico, sin olvidar la respetuosa ven eración
de los mexicanos a la figura del Presidente.
79
esta realidad que nos sa lta a los ojos? Por ej e m p l o : l a p o l é m i c a
e n t r e Rosa Lu xe mbu rgo y Lenin acer ca de la "espontaneidad
revolucio naria de las mas as" y la función del Partido Com unist a
como " van g u a rdi a de l pr oletar iado", quizá cobr ar ía ot r a
signific ac ión a la luz de las respec t i v a s c o n d i c i o n e s d e A l e m a n i a y
R u s i a . Y d e l mi s m o mod o : no hay d u d a d e q u e l a Unión Soviética
se parec e muy poco a lo que pensa ban Marx y Engels sobre lo que
p o d r í a s e r u n E s t a d o o b r e r o . S i n e m bar go, ese Estado existe ; no e s
una aber ración ni una "equivocación de la his t oria". Es una realidad
enorme, evident e por sí misma y que s e justifica de la única
manera con que s e justifican los sere s vivos : por el peso y plenitud
de su existenc ia. Un filósofo eminente como Lukács, que ha
dedicado tanto de su es fuerzo a denunc iar la " irracionalidad"
progresiv a de la filosofía bur gues a, no ha intentado nunc a, en
serio, el análisis de la s oc iedad s o viética desde el punto de vista
de la r azón. ¿Puede alguien a f i r m a r q u e e r a r a c i o n a l e l
estalinis mo? ¿Es racional d em pleo de la "dialé ctica" po r los
comunistas y no se trata, simple m en t e , d e u n a r a c i o n a l i z a c i ó n d e
ciertas obsesiones, como sucede c on otra clase d e neurosis ? Y la
"teoría de la dirección colectiva", la de los "caminos diversos hada
de socialismo", el escándalo de P a s t e r n a k y . . . ¿ t o d o e s t o e s
r a c i o n a l ? P o r s u p a r t e , n i n g ú n i n t electual europeo de izquierda,
ningún " m arxólogo", se ha inc linado sobr e d rostro borroso e
informe de las revoluc iones agrarias y nacionalis tas de América
Latina y Oriente para tratar de e n t e n d e r l a s c o m o l o q u e s o n : u n
fenómeno univer sal que requiere una nueva inter pr etación. Por
supuesto que es aún más desolador d silencio de la "inteligencia"
latinoam ericana y asiátic a, que v ive e n d c e n t r o d e l t o r b e l l i n o .
Claro est á que no sugiero abandonar los antiguos métodos o negar
al marxis mo, al menos como instrumento de anális is histórico. Pero
nuevos hechos —y que contradi cen t an radicalmente las
previsiones de la teoría— exig e n n u e v o s i n s t r u m e n t o s . O , p o r l o
m e n o s , a f i l a r y a g u z a r l o s q u e p o s e e m o s . C o n m a y or h u m i l d a d y
mejor sentido Trotski escribía, un poco antes de morir, que s i
después de la segunda Guerra Mundia l n o s ur g í a u n a r e v o l u c ió n e n
los país es desarrollados quizá habría que revisar toda la
perspectiva histórica mundial.
80
nacionalista y otras formas espasmódicas de la vida polí t ica.
Nuestros recursos materiales s o n e s c a s o s y t o d a - v í a n o n o s
enseñam os del todo a usarlos. Más pobres aún son nuestros
i n s t r u men to s i n te l ectu a l es . Hem os p e n s a d o m u y p oc o p o r c u e n t a
propia; todo o casi todo lo hemos visto y aprehendido en Europa y
los Estados Unidos. Las grandes pa labras que dieron nacimiento a
nuestros pueblos tienen ahora un valo r e q u í v o c o y y a n a d i e s a b e
exactam ente qué quieren decir: Franc o e s d e m ó c r a t a y f o r m a p a r t e
del "mundo libr e". La palabra comunis m o designa a Stalin;
socialismo quiere decir una reunión de s eñores defensores del
orden colonial. Todo parec e una gigan t e s c a e q u i v oc ac i ó n . T o d o h a
pasado c omo no debería haber pasado, d e c i m o s p a r a c o n s o l a r n o s .
Pero somos nosotros los equivoc ados, no la historia. Tenemos que
aprender a mirar cara a cara la realidad. Inventar, si es preciso,
palabras nuevas e ideas nuevas para estas nuevas y extrañas
realidades que nos han salido al paso . P e n s a r e s e l p r i m e r d e b e r
de la "inteligencia". Y en ciertos casos, el único.
Mientras tanto ¿qué hacer ? No hay recetas ya. Pero hay un punto
de partida válido: nuestros problemas son nuestros y constituyen
nuestra responsabilidad; s in embar go, son también los de todos. La
situación de los latinoa m ericano s es la de la mayoría de lo s
pueblos de la periferia. Por prim e r a v e z , d e s d e h a c e m á s d e
trescientos años, hemos dejado de ser materia inert e sobre la que
se ejerce la v ol u n t a d d e l o s p o d e r o s o s . É r a m o s o b j e t o s ;
empezamos a ser agentes de los cambios históricos y nuestros
actos y nuestras omisiones afectan la vida d e las gran-des
potencias. La imagen del mundo act ual como una pelea entre dos
gigantes (d resto está compuesto por am igos, ayudantes, cr iados y
p a r t i d a r i o s p o r f a t a l i d a d ) e s b a s t a n t e supe rficial. El trasfondo —y,
en verdad, la sustancia misma— de la historia contemporánea es la
oleada revoluc ionaria de los puebl os de la per ifer ia. Par a M osc ú,
Tito es una realidad desagradable pero es una realidad. Lo mismo
p u e d e de ci rse de N a sse r o Nehr u par a los occidentales. ¿Un tercer
f r e n t e , u n n u e vo cl ub d e naciones, el club de los pob res? Quizá es
demasiado pronto. O, tal vez, demasiado tarde: la historia va muy
de prisa y d ritmo de expansión de los poderosos es más rápido
q u e d de n u e stro creci mi ento. Per o antes de que la congelac ión d e
l a v i d a h i stóri ca —pu e s a eso equivale d "em pate" entr e lo s
grandes — se convierta en definitiv a pe trificación, hay posibilidades
de acción concertada e inteligente.
Hemos olvidado que hay muchos como nosotros, dispersos y
aislados. A los m exicanos nos hac e falta una nu ev a sens ibilidad
frente a la América Latina; hoy esos países despier tan: ¿lo s
dejaremos solos? Tenemos amigos desconocidos en los Estados
Unid o s y e n Eur o p a . L a s lu c h a s e n O r ien t e e s t á n lig a d a s , d e a lg u n a
m a n e r a, a l a s nu e stras. Nuestro nacionalismo, si no es una
81
enfermedad mental o una idolatría, debe desembocar en una
búsqueda univer s al. Hay que partir de la con-ciencia de que
nuestra situación de enajenación es la de la m ayoría de los
pueblos. Ser nosotros mismos será oponer al avanc e de los hielos
históricos d rostro móvil del ho mbre. Tanto mejor si no tenemos
recetas ni remedios patentados par a nuestros males. Podemos, al
menos, pensar y obrar con sobriedad y resolución.
El mexic ano se esconde bajo muc has máscaras, que luego arroja
un día de fiesta o de dudo, del m i s m o m o d o q u e l a n a c i ó n h a
desgarrado todas las formas que la asfixiaban. Pero no hemos
encontrado aún esa que reconcilie nuest ra libertad con el orden, la
palabra con d ac to y ambos con u n a e v i d e n c i a q u e y a n o s e r á
sobrenatural, sino humana: la de nuestros semejantes. En es a
búsqueda hemos retrocedido una y ot ra vez, para luego av anzar
c o n más d e ci si ó n h a ci a adelante. Y ahor a, de pr onto, hem o s
llegado al límite: en unos cuantos años hem os agotado todas la s
formas históricas que poseía Europa. No nos queda sino la
desnudez o la mentira. Pues tras e s t e d e r r u m b e g e n e r a l d e l a
Razón y la Fe, d e Dios y la Utopí a , n o s e l e v a n t a n y a n u e v o s o
viejos sis t emas intelectuales, capaces de albergar nuestra angustia
y tranquilizar nue stro desconcierto; frente a nosotros no hay nada.
Estamos al fin solos. Como todos los hom br es. Com o ellos, vivim o s
el mundo de la violencia, de la simula ción y del "nínguneo": el de la
soledad cerrada, que si nos defiende nos oprime y que al
o c u l t a r n o s n o s d e s f i g u r a y m u tila. Si nos arrancamos esas
m á s c a r a s , s i n o s a b r i m o s , s i , e n f in, nos afrontamos, empezaremos
a viv ir y pensar de v erdad. N o s a g u a r d a n u n a d e s n u d e z y u n
desamparo. Allí, en la soledad ab ier ta, nos esper a tam bién l a
trascendencia: las manos de otros s o l i t a r i o s . S o m o s , p o r p r i m e r a
vez en nuestra historia, contemporáneos de todos los hombres.
82
COMENT ARIO
Resulta difícil, realmente muy co mplicado el hec ho de h ac er un
c o m e n t a r i o s o b r e e s t a o b r a d e l Nobel Octavio Paz , sin embargo
puedo expresar que me gustó la magistral forma de relatar las
diferentes caretas que presentam o s l o s m e x i c a n o s , d e s d e e l
hermetismo que evade las miradas de los demás para no tener que
saludar, hasta el que reserva y cuida su intimidad y el sentimient o
para no entrar en dialogo pues "al buen entendedor pocas
palabras" , pasando por el que construye una muralla entr e la
r e a l i d a d y s u p e r s on a e n u n a e t e r n a defens a del e xt er ior . Algo que
me queda muy claro es que la hombría consiste en no rajarse
n u n c a , p o r q u e l o s q u e s e a b r e n son c obar des, dado que el
mexicano puede doblarse, humillarse "agacharse", pero no rajarse.
Y es per fectamente entendible la connotac ión sexual del ab rirse,
como lo exp lic a Paz.
CONTRA CULTURA EN MEXICO
José Ag ustín
83
1. Burbujeando bajo la superficie
84
en espec ial de m uchos de quienes ocupaban sitios de autoridad.
Neurosis , cáncer y úlceras eran los terrores de la époc a. Los
grandes cultos religios os, como el católico, ya no cumplían bien su
función de preservar la salud síquica de las comunidades, además
d e q u e e l f u r o r a n t i c o m u n i s t a d e l a época v itam inó una intoler anc i a
que se intensific ó a principios de los sesenta, después de la
represión a los maestros y ferrocarrileros, y de la aparición de los
rebeldes sin causa y de la revolución cubana. La represión a
jóvenes e inconformes se volvió cosa de todos los días.
85
semejantes, no es de extrañar que estos jóvenes adoptar an l a
forma de vestir de los jazzistas negros más macizos, los locos del
b e b o p , q u e se p o n ía n h o l gados tr ajes r e s p l a n d e c i e n t e s , e l e g a n t e s ,
de pantalones de pliegues en la cintura y valencianas estrechas
como tubo; sus s acos eran largos , de amplias solap as cruzadas y
grandes hombreras; usaban cor b a t a s a n c h a s c o m o b a n d a
presidencial y bogartianos sombreros de fieltro. El zoot suit, como
llamaban a estos tacuches, se volvió también, por méritos propios,
el Traje del Pachuco, y causó sensación pues era diferente,
llamativo y provocativo: fue una de l a s p r i m e r a s m u e s t r a s d e l a
estética de la ant iestética que de s pués ser í a común en todos los
movimientos contraculturales.
El p a c hu co ta mbi én a cu ñó su pr opi o l e n g u a j e : u n e s p a n g l é s d e
pochismos puros y caló del sur que lo distinguió en el acto. Joven
al fin, s e entusiasmó e hizo su yos algunos de los grandes ritmos
musicales de la época: el danz ón, ll eno de cur vas peligr os as, l a
rumba y el mambo, porque se hallaba pr ofundam ente conectad o
con sus raíces Méxic o-Latinoameric a n a s . P e r o t a m b i é n f u e e xp e r t o
del s wing y el boogie, y a que, lo quisiera o n o , l a c u l t u r a e n q u e
vivía se le había metido hasta lo más hondo. Con sus trajes
relampagueantes se entregaba al baile porque así lograba una
a u t é n t i c a l i b e r a c i ó n e m o c i o n a l q u e tam bién abr ía la puer ta a lo s
siempre fascinantes y peligrosos plac eres dionisiacos del lad o
oscuro de la luna.
86
sistema de haber podido. Éste, si n em bar go, se cer r ó par a ellos y
los reprimió lo m ás que pudo. Se trató de una reb elió n inst intiva,
visceral, primitiva, que llamó la atención porque era auténtica,
vistosa y provocativa, aunque, c l aro, encontró grandes
i n c o m p ren si on e s.
O c t a v i o P a z , p o r e j e m p l o , v i o a l o s p a c h u c o s d e s de f u e r a , c o n
desdén de aristócrata y mentalidad de maestro lasallista. Los
consider ó un extremo, clowns im pasibles y sinies tros, pasivos y
d e s d e ño so s, sad o maso q uistas qu e p r e t e n d í a n a t e r r o r i z a r y q u e e n
realidad sólo mostraban voca ción de ví ctimas, para lla mar la
atención, o de delincuentes, para ser "héroes malditos" . No
contento con esta andanada de derechazos, don Octavito
descalific ó al pachuco como un ser inútil que no reivindic aba ni la
raza ni la nacionalidad de s us ante pasados, y cuya rebeldía er a un
"gesto suicida, pues el ' pachuco' no afirma nada, no defiende
nada, excepto su exasperada volu ntad de no- ser "; es "una lla ga
q u e s e mue stra, u n a h er ida que se e x h i b e y q u e e s a d o r n o
bárbaro, caprichoso y grotesco".
87
Calabacit as tiernas. Sin embargo, en Méxic o más bien se vio de
l e j o s a l os pa ch u co s y l os que hubo n i r e m ot a m e n t e c o n s t i t u y e r o n
un fenómeno contracultural como el del sur de Califor nia.
EXISTENCIALISTAS
88
que sust entaba al existenc ialismo se requer í a un ent r enamiento en
l e c t u r a s fi l osó fi cas, pe ro la nar r ativ a e r a m á s a c c e s i b l e , o s c u r a y
sumamente inquiet ante.
BEATNIKS
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la vez que establecían una gran amis t a d e n t r e e l l o s d o s . M á s t a r d e
se les unieron los poet as Gregory Corso y Gary Snyder, el
n o v e l i s ta Jo h n C l e l l o n H olm es y el loco de tiempo completo Ne a l
Cassady (Deán Moriarty en el camino). Todos coincidían en una
profunda insatisfacción ant e el mundo de la posguerra, creían que
urgía ver la realidad desde una per spec tiva distinta y escribir algo
libre como las improvisaciones del jazz, una literatura directa,
desnuda, confesional, coloquial y provocativa, personal y
generacional; una literatura que tocara fondo.
90
Kerouac "beat" también implicaba " g o l p e a d o " y " de r r o t a d o " . C o n e l
tiempo la palabra derivó en "beatn ik" y, por supuesto, en Be atles.
Años des pués, Alien Gins berg di ría que "beat" era una abreviació n
de "beat ífico" o de "beatitud"; Ja ck Kerouac coincidió, y En el
camino asentó, refi- riéndose a Ne a l C a s s a d y - D e a n M o r i a r t y : " E r a
B E A T : l a r a í z , e l a l m a d e B e a t í f i c o." Los dos tenían razón pues la
r e l i g i o si d a d era profu n d ísim a entr e l o s b e a t s , a d e m á s d e q u e s e
caracterizaron por la entrega y la devoción con que emprendieron
sus proyectos, por lo que pueden c onsiderar se como indiv iduos de
una pur eza ins ólita en tiempos cada vez más corruptos y
deshumanizados. Los beat s, como much os jipis después, sin dejar
de ser unos cabrones a su peculia r m a n e r a , e n v e r d a d f u e r o n
puros, porque no se contaminaron con la mierda circundante.
91
tajantemente por "antintelectuales" y "antilit erarios". Además de los
q u e l l e g a r o n d e l e s t e , y d e F er l i nghetti, en San Francisc o eran
beats Michael McCIure, Lew We ich Philip Lamantia y Philip
Whalen, entre otras. Por otra parte, Charles Bukowsky y Philip K.
Dick no fueron beats pera coinci dieron en el es píritu. En un
momento, Norman Mailer estuvo muy cerca de ellos Esta
G e n e r a ci ón Ma d rea d a er a una co ntinuación dir ecta de l a
Generación Perdida, que, con Sco tt Fitzger aid y Hem ingway a l a
cabeza había surgido treinta años antes, después de la primera
gran guerra, sólo que con menos decibeles. Los beats
definitivamente fueron más aceler ados porque su contexto er a
más oscuro.
92
parte que desapareció porque su perrito se comió un cacho del
gigantes co rollo de papel. Keroua c envió ese mis m o rollo a la
editorial Hartcourt Brace, donde se aterraron y por ningú n motivo
quisieron publicar lo, a pes ar de qu e a t r a j o l a a t e n c i ó n d e l c r í t i c o
Malcolm Cowley. Durante varios años, mientras no paraba de
escribir otros libros ahora célebres, Kerouac reescribió su nov ela y
la envió a distint as editoriales; todas la r echazar on, hasta que l a
publicación de fragmentos en The Evergreen Rev iew y The París
Review lograron que la editorial V i k i n g l a c o n t r a t a r a c o n u n
adelanto de mil dólares . A fin de cuent as, Kerouac tuvo que
soportar que le corrigieran la pu ntuación e hicieran c ambios
m í n i m os; po r su pa rte, apr ovech ó el viaje para suprimir las
referencias a la relación homose xual de G insberg y Cassa dy. El
éxito fue instantáneo. Kerouac fue asediado por la prensa y la
t e l e v i s i ó n , y l a v i d a " e n e l c a m i n o " se volvió fascinación colectiv a;
no sólo agotó cientos de miles de ej emplares sino que, como decía
B u r r o u g h s , " v e n d i ó u n trillón de pantalones L e v i s , u n m i l l ó n d e
máquinas de café exprés, y mandó a miles de chavos al camino".
E n 1 9 5 7 l o s s o v i é t i c o s p u s i e r o n e n ó r b it a e l p r im e r s a t é lit e
espacial, el Sputnik, y a Herb Ca en, perio dista de San Francisco,
se le oc urrió el t érmino beatniks, que vení a a ser lo mismo que
"generación beat" pera c on una am plitud de frecuencia mayor.
Varios j óvenes adultos efectiva mente eligieron "el camino" y
salieron a rolarlo a su manera: tom aban café exprés de día, pues
de pronto abundaron los cafés y bares b e a t , y s e r e v e n t a b a n d e
noche; oían jazz, leían a los beats . L a r e v i s t a M a d l o s d i b u j a b a
con barbita, bigot e, pantalón vaquer o, huaraches y ¡boina! Los
beatniks se hic i eron sumamente conocidos, pero como moda
duraron poco pues representaban algo que horrorizaba a la gente
decente; sin embargo, durante un tiempo fueron tema de chistes,
c h i s m es, ca ri ca tu ras, pr ogr am a s y r e p o r t a j e s ; p o r s u p u e s t o
también de satanizaciones , repres iones, adhesiones , discusiones y
definic io nes.
93
"macizo". En ese sentido aparece continuamente en Aullido y En el
c a m i n o . " H i p p i e " a s u v ez equivale a "machín".
94
un sentido totalmente distinto. La literatura fue su gran vía de
expres ión. También crearon un lenguaje propio. Explorar on su
naturalez a dionis i aca y favorecieran el sexo libre, el derec ho al
ocio, ¡la hueva c r eativa!, y a la in toxicac ión; fueron hedonis t as y
lúdic os; consumieran drogas para producir arte, para dar mayor
intensidad a la vida y par a expan der la c oncienc ia; manifestaron
una religiosidad de inc linaciones míst i c o - o r i e n t a l i s t a s , y e l j a z z f u e
su vehíc ulo mus i cal; rechazaron c o n s c i e n t e m e n t e e l s i s t e m a y
siempre dejaron ver una concienc ia política traducida en activismo
pacifista. Casi todo esto sería asumido por los jipis en los años
sesenta.
95
lecturas en el c élebre café El Gat o Rojo, donde Lam antia tocab a
jazz con su saxof ón.
6. EL LADO OSCURO DE LA LUNA
Punks
Hacia 1974 se habló, con una insis t encia q ue más parecía
campaña, de la muerte del rock. Naturalmente se trataba de un
wishful t hinking o del viejo truco de ver si al decir una cosa ésta se
volvía realidad. Lo que sí resultó claro fue que había quedado atrás
una fase de la contracultura, la r om ántica, paz- y- am or , de lo s
sesenta. Los nuevos tiempos venían especialmente oscuros.
Algunos, pocos, de los que circul aron en la onda o que de plano
fueron hipitecas de alguna manera se las arreglaron para conservar
96
s u s i d e a s, l o e ra rel ati vam ente fá cil en el lado es piritual, pero la
mayor parte se integró en el sist em a, aunque nunca dejó el gusto
por el rock, al menos el de los sesenta, y ocasional o
consuetudinariam ente, se daba sus toques.
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de rojo, azul, verde o anaranjado, alfileres de seguridad que
simulaba n atravesar la mejilla , ch am ar r as r asgadas , botones qu e
decían “si sientes que alguien te si gue no es que estés paranoico,
sino que ya saben quién eres” y camisetas que p arecían recién
lavadas en una alcantarilla". La boutique de pr onto se lle nó de
chavos jodidos que allí s e sen tían a gus t o y se puso de moda.
Desde que dirigió a los Dolls, Mc Laren había planeado cr ear un
grupo de rock que diera forma a su s fantasías, así es que pronto
reunió al jovencito John Lydon, un as i d u o d e S e x f a m o s o p o r o j e t e ,
con Glen Matlock, uno de sus empleados qu e tocaba el bajo con
o t r o s do s roca n rol eros y que andaba en bus ca de un cantante para
formar un grupo. Lydon jamás había cantado, pero eso era lo de
menos, así es que se transformó en Johnny Rotten, y el grupo, que
McLaren bautizó como los Sex Pistol s, empezó a cobrar rápida
notoriedad por ruidoso y por el salvajis mo, la violencia, las
atrocidades y asquerosidades que hacían en escena.
Ante este éxito surgieron nuevos grupos, como The Clash y The
Damned, que s i guieron en la lí nea durí sima de los Pis t ols y
tuvieron grandes éxitos de ventas a pesar de que s us discos eran
prohibidos en la r adio y de que el medio de los es pectáculos les
tenía pav or. Este éxito comercial r es u l t ó p a r a d ó j i c o porque, al igual
que los rocanroleros gringos los Ramones, Taik ing Heads, Patti
Smith y Televis ión (que apenas u n a ñ o a n t es h a b í a n e m p e z a d o a
tocar en el CBGB de Nueva York), los nuevos grupos ingleses
c r e í a n q u e e l r o c k h a b í a c a í d o e n la absoluta decadencia y
c o r r u p c i ón . L a s co sto sísim as grandes produccio n es de algunos
g r u p o s presti gi ad o s l e s par ecía una vil c omercialización, y por
tanto optaron por un rock desnudo, básico, rápido, violento y
a g r e s i v o , si n ad o rno s, si n solos, t an pelón que el de Creedenc e
Clearwater parecía sinfónico, con delgadísimas líneas melódicas y
l e t r a s de mol ed o ras, como cuando Rotten cantó los famosos versos:
"No hay futuro... Cuando no hay futuro, ¿cómo puede haber
pecado?" en la rola "Dios salve a la reina". Por lo general las
canciones eran breves y explosiv as . En cierta forma recordaban un
poco los rocanrolitos de los cinc uenta, sólo que sin candor ni
humor y con una visión bárbara de la vida. Los antecedente s de
este rock fueron los pequeños g r u p o s g r i n g o s d e g a r a g e d e
mediados de los sesenta, como? and the Mysterians (los de
"Noventa y seis lágrimas") o Count Five ("Reacción sicótica") y,
después, los Stooges, MC-5 o los New York Dolls.
A esta nueva corriente se le llamó rock punk. La palabra punk es
un coloquialismo de viejo uso, suma mente derogativo, que indica a
una pers ona que se comporta como m ar r ano, un ojete y gandall a,
bueno para nada, desconfiable y agresi v o ; o a l g o q u e n o s ir v e , d e
pésima calidad, por lo que rock punk quier e decir "r ock ojete" o
" r o c k c h a f a " . U n a d e l a s p r i m e r as veces que la pa labr a punk
98
apareció en la música fue en "Dea r o f f i c e r K r u p k e " , d e W e s t S i d e
Story, el refrito de Romeo y Julieta entre pandilla s j u v e n i l e s d e
Nueva York; después la utilizaro n los Who en la canción "The
godfather and the punk" de su ópera rock "Quadrophenia" de 1973.
En ese año se le oyó también al v i e j o M o t t t h e H o o p l e e n s u é x i t o
"W i z z k i d" .
99
Como se ve, en los setenta todo se fue al extremo opuesto, porque
si bien los punk s se cagaban en e l m u n d o e n t e r o , d e t e s t a b a n
especial- mente a la generación an terior, a los jipis y los grupos
sesenteros, especialmente a los Beatles, los Rolling Stones y al
pobrecito de Donovan. Si antes se hablaba de amor y paz, a los
punks les gustaban las suásticas y c o n s i d e r a b a n a l a m o r c o m o " u n
s e n t i m i e n t o b a j o " . L o s p u n k s l l a m ar on m ucho la atención y s e
reprodujeron en muchas partes de Europa, en Es tados Unidos y
México, aunque y a en versiones menos f e r o c e s . S u i n f l u e n c i a f u e
decisiv a en el rock y la contracult ura, y en los años no venta,
perfectamente establecido y con una vasta infraestructura,
continuaba con fuerza porque el mundo seguía cancelando el futuro
a los jóvenes más pobres. El movimiento punk por lo tanto tuvo
una influencia directa en el surgim iento de los fascistoides grupos
de skinheads en varias partes de Europa.
100
porque el Apocalipsis había llegado; por lo general no armaban
escándalos y su manera de vestir y de peinarse era su proclama
para mandar a todos a la chingada, como decía la canción del
grupo Solución Mortal, de Tijuana. De cualquier for m a, par a n o
v a r i a r , l a p o l i c í a n u n c a d e j ó d e h o s t igar los y, com o a los jipis, los
a r r e s t a b a p o r l a m e r a a p a r i e n c i a . A principios de los oc henta
algunos punks organizaban fiestas pesadísimas en departamentos
llenos de basura, donde la gente fumaba mariguana, bebía alc ohol,
inhalaba cemento, ingería pastas y b a i l a b a e n m e d i o d e v ó m i t o s ,
meadas y parejas que cogí an en lo s rincones . Los punks mexic anos
eran pocos pero en un principio viv ier on su m ito con gr a n
intensidad. De cualquier manera, con el tiempo la marranez bajó de
volumen y los punks mexic anos ate nuaron la onda na z i . F i n a l m e n t e
quedaron como grandes personajes del tianguis de rock del Ch opo.
El Chopo
101
un centr o-de-vicio-y-de- pésimo-aspecto. Con todo esto s e hiz o
constante la presencia de la po licía, que si no hacía redadas
rondaba por los alrededor es para at rapar a los pobr es jodidos que
l e s t o c ab a . N o e xtrañ ó e n tonces que subsec uentes dir ecciones del
museo, como la de la poet a Elba M a cías, retirara el apoyo al rock y
al tianguis, y que éste tuviera que m udar se por distintos sitios de l a
ciudad hasta que quedó j unto a la es tación de ferrocarriles de
Buenav is ta. Entre los grandes personajes del Chopo, además de
Jorge Pantoja y sus hermanos, es tán Roge lio Ga lle gos, Abr aham
R í o s , Bel én V a l dé s, l os her m anos Panda, Carlos Alvarado, Trini
M a y a , José X avi er N áva r, M anuel Ahumada y muchos más.
Cholos
102
hermetismo de la grafía de sus pintas, en el consumo de drogas (la
pobreza impidió que el cholo se afic ionara a la heroína, pero tuvo
el alc ohol, la mariguana, los inhal antes y las pastillas) . Por otr a
parte, los cholos aportaron un espanglés sensacional, fronterizo,
rico en coloquialismos inéditos y en giros idiomáticos.
103
Bandas
104
las ciudades, especialmente las de México y Guadalajara. Se
llamaban los Verdugos, los Salvajes , los Lac ras, los Mierdas Punk
o las Capadoras, una banda de chavas gruesas. Como los punk s
ingleses de mediados de los setent a los chav os banda ya no cr eían
en nad a, ni e n la familia , la esc uela, e l trabajo, la religió n, e l
gobierno, los medios de difusión. No es de extrañar entonces que
en los ochenta se vieran pintas con el lema de Johnny Rotten: "No
hay futuro." En el México de la madridista de los ochenta, los años
de la crisis, se desplomó el viejo mit o e s t u d i a - t r a b a j a - y - s é -fe l i z . S i
t o d o s e l e s c e r r a b a , s i s e l e s d e p a r a b a e l ú l t i m o e s c a l ó n s oc i a l , l a s
b a n d a s ca n a l i za ron su e n er gía juv enil en una e xtrema violenc ia. Ya
no se t r ataba de navajas, cint u r o n e s y c a d e n a s , s i n o q u e
abundaban las pistolas y en las gr andes br oncas de las bandas no
faltaban los muertos.
105
e n c u a r t e l a m i e n t o p r e v i o , e l m a l t r a t o y los bajos salarios, además
de que por unos momentos sentían el delirio del poder aunque
fuese en su forma más elemental . D e s p u é s d e r e p a r t i r g o l p e s y d e
su acost umbrada práctica de picar les las nalgas c o n alfilere s, los
policías saqueaban las escasas pertenencias de los chavos , los
montaban en aut obuses urbanos y lo s l l e v a b a n a l a d e l e g a c i ó n
polic iaca, donde, para empezar, lo s acus aban de haberse robado
los mis m os autobuses en que los ac ababan de transportar;
naturalmente, unos no salían ha sta que alguien llegaba con la
multa y/o mordida; otros eran co nsignados y tenían que salir bajo
fianza, si es que no los ac usaban de delitos contr a la salud. Como
no lograron contener la erupción d e b a n d a s , A r t u r o D u r a z o , e l
entonces director de la policía ca pitalina, amigo del presidente y
n o t o r i o n a rcotrafíca n te , cam bió de táctica y pr opus o a los c havos
banda que se volv ieran soplones, o que de plano se enrolaran en la
policía, pero los chavos banda eran virulentamente antiautoridades,
y l a p r o p u e s t a n o p r o s p e r ó . M ás adelante, a Sales Gasque, otro
jefe policiaco, s e le oc urrió org a n i z a r p a r t i d o s d e f ú t b o l ( T i r a s
contra Bandas), supues ta-mente para fraternizar y establecer
comunicación, pero más bien para la promoción personal, y no muy
brilla nte, de Sale s Gasqu e. Se h i cieron a l gunos ju egos, pe ro no
s i r v i e r o n d e n a d a , y a q u e s e h u b ieran necesitado m uchos equipos
de policías para cascarear con toda s l a s b a n d a s d e l a c i u d a d d e
M é x i c o. P o r ta n to , con tinuó la brutalidad policiaca.
106
auténtica solidaridad con los que la sociedad civil rebasó
t o t a l m ente al g o b i erno . "A la hora de la v erdad", dic e Elena
Poniatowska en su libro Nada, nadie, "los chavos banda están
dispuest os a jugarse la v ida, no le temen a nada y s on much o más
generosos que muchos que se cr een ejemplos a seguir...
Mostraron con cr eces su calidad humana" e hic ier on ver " que su
organización, siempre marginal , siempre rechazada por la
s o c i e d ad , si rve pa ra al go ”.
Rock mexicano
107
porque logró una popular idad enor me entre la banda (que después
se desparramó hacia sectores de clase media y de jóvenes
campesinos) sino porque a partir de ellos el rock en México se
compuso en es pañol o, m ás bien , e n m e x i c a n o . E v i d e n t e m e n t e n o
iba a haber un verdadero rock nacional si no se componía en
n u e s t r o i d i o m a . C o n u n e s t i l o p r i m ar io, basado en el blues y el
rhythm and blues , con notoria in fluencia de los Rolling Sto nes,
Three Souis in my Mind era un poco el equivalente de Creedenc e
Clearwater Reviv al en Méxic o (hasta la voz de Alejandro Lora era
como la de John Fogerty): rock aut é n t i c o q u e v i e n e d e s d e e l f o n d o
y surge sin ornamentaciones ni ar tificios: puro y primitivo rocanr ol
con letras que primero expresaban a la banda y después con una
marcada y no s iempre espontánea tenden cia social. Three So uis i n
my Mind señoreó el universo de lo s hoyos hasta que, a pr incipio s
de los ochenta, se transformó en el T r i , s i e m p r e b a j o l a m a n o
f é r r e a d e L o ra, si n d u d a un per sonaje decis ivo del r ock nac i onal ;
durante años Álex Lora emitió las in jurias más léperas, sangrientas
y divertidas cont ra el gobierno, s in perdonar, por supuest o, al
president e en tumo. Lo mismo hizo en su momento con Salinas de
Gortari, pero no se im aginó que el enano f uese u n g á n g s t e r y q u e
en el ac to le asestaran un fulminante y escalofriante arresto, a
p a r t i r d e l c u a l L o r a m i d i ó m á s las invec t ivas. Después de cas i
treinta años con el "v icio del rocanr o l " , e l T r i s e c o n v i r t i ó e n u n a
institució n sui gen eris.
R o d r i g o G o n z á l e z c o n s o l i d ó , p ro f u n d i z ó , a m p l i ó y r e f i n o e l
i n c i p i e nt e ro ck me xi can o. Este tal e n t o s o r o c a n r o l e r o l l e g ó d e
Tampico, una auténtica mina de r o c k , y d u r a n t e u n t i e m p o
sobrevivió cantando sus canciones en el metro, en autobuses
urbanos y en la c alle. Sus compos ic i o n e s s e c a r a c t e r i z a b a n p o r u n
ingenio mexicanísimo y gandallón; el humor y la ironía se codeaban
con un verdadero aliento poético y se manifestaban a través de un
lenguaje coloquial que se adaptaba estupenda m ente a los m ar co s
melódicos. Rodrigo, que después modificó su nombre a Rock drigo,
finalmente logró trabajo en un hoy o llamado Wendy's y con rapidez
se hizo de numerosos seguidores que disfrutaban enormemente
s u s ca n ci on e s. E n vi vo, Rockdrigo exudaba un carisma
e x t r a o r d i n a r i o y e r a m u c h o m á s r o c anrolero de lo que resultó en s u
único dis c o que él supervisó y controló: Hurbanistonas, en el que
parecía más cerca del c a nto nuev o. Era muy inteligente y tenía
una cultura estimable, así es que en sus rolas había referencias a
intelectuales mexicanos, a libros, y tema versos como "ya lo dijo
Freud, no me acuerdo en qué lado, és ta es la experiencia que he
experimentado". Sus hom enajes a la c i u d a d d e M é x i c o , c o m o
"Vieja ciudad de hierro", sedujeron al p ú b l i c o r o q u e r o , a l i g u a l q u e
sus canc iones humorísticas, como " O h y o n o s é " o " E l E t e " , q u e
p e r t e n e c í a n a l a m e j o r t r a d i c i ó n p i caresca de Chav a Flores; "Metro
108
Ba l d e - ras" a su ve z se volvió emblemática del México de los
ochenta. En 1985 la fama de Rockdrigo crecía imparable y lo
convertía poco a poco en la máxi m a f i g u r a d e l r o c k m e xic a n o .
Precisamente cuando le iba mejor, cuando su disco recogí a
reseñas favorables y se conocía cada vez más, cuando le ofrecían
m u c h a s y b u e n a s o p o r t u n i d a d e s , R ockdrigo murió aplastado en su
departamento de la colonia J u ár ez dur ante el ter r em oto de
s e p t i e m b r e . E l t e r r e m o t o l o m ató, pero acabó de mitificarlo.
109
decirle " culero", definic ión exacta que el pueblo d e México dio a l
preciso durante el campeonato mundial de fútbol de 1986).
Prensa y crítica
110
monográficos. Fue una lástima que des apareciera en el vigésimo
sexto número. En los ochenta, Roura volvió a sacar una
publicación, Las horas extras, que resultó más amplia aunque
cubría notablemente el rock. Por su parte, desde Zacatecas, José
de Jesús Sampedro siempre dio es pa c i o a l r o c k y l a c o n t r a c u l t u r a
en Dos filos, cuyas portadas er an rockers dibujados por Luis
Femando. También roquera resultó Topodrilo, la exc elente revista
d e l a U A M di ri gi da po r A ntulio Sánchez.
111
de críticos, escritores, p o e t a s y dibujantes (la primera, de
Ediciones Penélope, con mucho f ue mejor que la de Ediciones
Era). En los setenta también apar ecieron Xavier Velasco y José
Xavier Návar. Y Alain Derbez, pero éste se especializó en el jazz.
En los ochenta s urgieron Sergio M onsalvo, David Cortés, Jorge R.
Soto, Arturo Sauc edo e Ignacio López Velarde, Antonio Malacara y
H u g o G arcía Mi che l ; e n los noventa se dieron a conocer Naief
Yehya, J ordi Soler y Pacho Parede s, baterista de Maldita Vecindad,
publicó Rock mexic ano, los sonidos de la calle. También es cierto
que a algunos jóvenes intelectuales les gustó el rock y de una
manera u otra mostraron formas de c o ntr acultur a. Entr e ello s
estaban José Joaquín Blanco, Alber to Román, Sergio González
Rodríguez, Jaime Moreno Villarr eal (que alguna vez compuso rock
rupestre), Carlos Miranda Ayala y José Hornero. Con sus
variaciones, algunos de ellos se inclinaban hacia la contracultura
pero sin perder su sitio (o sus as piraciones por tenerlo) en la nave
mayor de la cultura institucional.
112
a r g u m en ta ci ón . N o se tr ataba de anchar la m anga ni de s er
complacientes, ni de renunciar a la ironía, la sátira o el simple
b u e n hu mor, si n o d e c r iticar la objetividad de la obra en su
contexto, no con base en prejuicios ni a l o q u e a l c r í ti c o l e g u s t a r í a
que fuese el rock mexicano.
Caricatura
113
Otro gran acontecimiento fue la aparición de la revista El gallito
inglés, de filiac ión roca nrolerís ima, que presentó dibujos e
h i s t o r i eta s de nu e vo s chavos fuertemente influenc iados por las
atmósferas punk, góticas y populares. La idea era hacer una revista
de alta c alidad s i n perder el e s p í r i t u c o n t r a c u l t u r a l , l o c u a l s e l o g r ó
en buena medida. El gallito, dirigi da por Víctor del Real, contaba
con las c olaborac iones de Luis Fem ando, José Quintero, Clément,
Ricardo Peláez y Frick, y fue decisiv o en el surgimie nto de
numerosos fanzines dedic ados al dibujo y la caricatura.
Cine y televisión
114
asfalto y Neblina morada, que a pesar de las buenas intenciones
tronaron al poco r ato. Alberto Cortés, en cambio, sí logró una serie
c o m p l e ta co n Á g u i l a o roc k, que estaba m uy bien hecha. Ricar do
Rocha oc asionalmente se ocupaba del r ock en sus pr ogr am as Pa r a
gente grande y En vivo. En los ochenta Televis a tuvo un canal
cultural, o algo que pretendía serlo, que bajo el lema "la alegr í a de
la cultura" se per mitió programar videoc lips , pero después se cerró
a t o d o r o c k q u e n o f u e r a e l c h a f í s i m a que ellos pr om ovían, salvo un
periodo a fines de los ochenta en que ¡a las cuatro de la ma ñana!
Alfonso Teja presentaba shows de buenos r ocanr oler os m exicano s
entre las seudonoticias de Eco. Ra dio En la ciuda d de Méxic o, el
rock se empezó a escuchar, en los años cincuenta, en Radio Mil y
Radio Éxitos. En los sesenta la primera salió del panor ama y
entraron Radio 590 y Radio Capit a l . P o r s u p u e s t o , e r a n
radiodifusoras perfectamente conv encionales que exp lotaban la
música de rock. En ambas se dieron programas con buen rock no
comercial a fines de la década: "Vib raciones" fue el más célebre,
con su locutor de voz fantasmal y sus textos de diver t idas
metáforas pachec as. En los setenta, el rock encontró sitio en Radio
Universidad y Radio Educ ación, do nde se emitió la serie El lado
oscuro de la luna, de Villoro/Derbez. En los ochenta se estableció
la frecuencia m odulada y el cas o más notable f ue Rock 101,
d i r i g i d o p o r L u i s G e r a r d o S a l a s , q u e se abr ió al r ock alter nativo, l o
combinó con clásicos de los sesenta y setenta y con algunas
muestras del rock nacional. En los noventa vino el declive de esta
estación y el surgimiento de Radio A c t i v o , S t e r e o 1 0 0 y d e o t r a s . A
mediados de los noventa. Radio U N A M t e m a s e i s p r o g r a m a s d e
rock a la semana ("Querido señor Fantasía", "Saint John's Wood",
"Se regala cascaj o", "Radio Etiopí a " , " A l a s y r a í c e s " , " L a s o n d a s
del Chopo" y " Alma de c oncreto") . S i n e m b a r g o , n i r e m o t a m e n t e
había sur gido una estación de radio en v e r d a d i n d e p e n d i e n t e , y a n o
digamos contracultural.
Literatura y contracultura
115
(1985); Los desencantados (1985), de Jaim e Tur r ent; Polvos de l a
urbe (1987) y Un látigo en mi alco b a ( 1 9 9 2 ) , d e V í c t o r R o u r a ;
Entrecruzamientos (1986, 1988, 1990) , d e L e o n a r d o d a J an d r a ;
Marcela y el rey al fin juntos ( 1988) y El gran pretender (1992), de
Luis Humberto Crosthwa ite; La leyenda esc andinava ( 1989) , d e
Nelson Oxman; Cr ónica de días inút iles ( 1992) , de Hum ber to M ena;
Bocafloja (1994), de Jordi Soler; No te enojes Pamela y El día que
la vea la voy a m atar, de Guillermo Fada n elli; Obras sanita rias y
Los sueños mecánicos de las ovejas electrónicas, de Naief Yehya.
Protagonistas
La persistencia de la contracultura
116
r o c a n r ol e ros, l o s pa n ta l on es de m ezc lilla rasgados y con agu j eros,
a r e t e s , t a t u a j e s , p e r f o r a c i o n e s , p e lo largo o muy corto, pintado de
colores, o rapado como bola de bill ar. Los más riquitos le entraron
a la onda de los raves, en los q ue consumían éxtasis, "bebidas
inteligent es", drogas nootrópicas (que, reporta Naief Yehya,
"actúan en la mente"), hormonas como la dehidroepiandosterona, y
compuestos como piracetam, oxir acetam y centrofenofína; per o
esto escasamente podía verse como contracultura, porque era
politic ally corred. A los jodido s l e s f a s c i n a b a e l e s l a m , b e b í a n
c e r v e z a s y t e q u i l a , f u m a b a n m o t a, v i a j a b a n c o n a l u c i n ó g e n o s
(porque en los noventa volvieron los ácidos y los hongos), se
metían anfetaminas y barbitúric os, inhalaban cem ento o t í ner.
Pocos le entraban a la cocaína, porque era mucho más cara;
tampoco al crack o la heroína. Al gunos se identificaban m ás c on e l
p u n k , otros co n e l me ta l pesado, o t r o s c o n l a s ic o d e l i a , p e r o e n
realidad estos grandes m o v i m ie n t o s contraculturales se
e n t r e mezcl a-ro n y l os j óvenes tom aban de ellos según les latía y
m e z c l ab a n tod o si n preo cupar se. El rock seguía oyéndose entre los
c h a v o s d e to d o s l os e str atos sociales, per o par a m uchos habí a
m u e r t o . E s o s í , d e f i n i t i v a m e n t e s e había institucionaliz ado, pero,
q u i z á s po rqu e n o sa l ía a l go m ejor , s e g u í a r e n o v á n d o s e a t r a v é s d e
l a s c o r ri e n te s al t ern a ti vas. Había m uchos sitios de r eunión par a el
personal, pero seguían destacando el tianguis del Chopo y el de
T e p o z t l á n . E l z ó c al o d e C o y o a c á n t am b i é n h a b í a s i d o t o m a d o p o r e l
ambulant aje alternativo. Entre los adultos de clase m edia l a
espiritualidad cundía a través de l n e w a g e , q u e e n g l o b a b a e l y o g a ,
l a m e d i t a c i ó n , l a e s o t e r i a , e l I c hing, la tensigridad de Carlos
Castañeda, el tibetismo azteca de Antonio Ve- las c o Pina, los
rituales para todo, la moda de los ángeles y la adicción a las
dietas, las vitaminas, la melato n i n a , e l n a t u r a l i s m o , l a a l t a
tecnologí a y otras ondas más. Por otra parte, no era descartable la
irrupción de un nuevo movimient o juvenil, masivo, contracultural,
en el futuro mediato e inmediato.
117
habían perdido c ohesión y procedi eron a despedaz arse los unos a
los otros. Todo es to en medio de la omnipresencia del narcot r áfico,
d e s e c ue stros ge n e ral i za d os y alta insegur idad en todo el país, con
dos guer rillas e n activo, una milita r iz ación indetenib l e y la miseria
en ascenso.
118
contra todos los pronósticos, los sesenta estaban muy presentes,
Jim Morrison fas cinaba a nuevos adolesc entes, para la f r esez
estaba la moda retro y la vuelta al órgano en algunos grupos de
rock. Entre otras cosas, esto indi c aba que las condiciones anímicas
eran semejantes, con la notoria di ferencia de que, a princip ios de
los noventa, el gobierno se proponía una regresión que nos retro-
trajera a las condiciones cultur ales de los sesenta, con s u
r e p r e s i ó n , a u t o r i t a r i s m o y censura. Poco a poco se robustecieron
l o s m e c an i smo s de con trol par a lim it ar lo más posible la libertad de
expres ión, y se recurrió al mecenazgo para cooptar a buenas
cantidades de artistas e intelectua les, pues , como se sabe, Carlos
Salinas de Gortari ha s ido el más g r a n d e c o o p t a d o r d e l a h i s t o r i a
d e M é x i c o, s i e m p r e l i s t o a r e p a r t i r diner o a todos los que fuese n
necesarios con tal de que la gran mayoría siguiera
empobreciéndos e.
COMENT ARIO
119
PSICOLOGÍA DEL MEXICANO EN EL TRABAJO.
M auro Rodrígue z .
Capacitación, productividad y psicología nacional.
A) La psicología del mexicano, clave para interpretar nuestro subdesarrollo.
Atendiendo a su posici ón geográfic a y a sus recursos naturales,
México es un país que podría ser rico y poderoso. De hecho es un
p a í s s ub d e sa rro l l a d o , te rc er m undis t a. Ni produce lo suficiente, ni
a d m i n i stra b i en l o q u e tiene, y m u chísim os de s us habitante s
gimen en la miseria.
120
productiva, la bas e –anc ha, sólida y c o n f i a b l e - n o p u e d e s er o t r a
que el factor humano.
PERSONALIDAD
Las raíces últimas de las conduct as labor ales hay que bus carlas
en las psicologías e idios incrasias nacionales. La c ultura es una
enorme fuerza determinante de los comportamientos. Es muy
e s t r e c ha l a re l aci ón qu e existe ent re la cultura mexic a na y la
personalidad de los mexic anos. Y si m u y a m e n u d o e l m e x i c a n o
aparece poco trabajador, poco col a b o r a d o r y p o c o e f e c t i v o , q u i e n
p r e t e n d e c o m p r o m e t e r l o c o n l a p r oductividad y con la calidad a
base de discursos políticos, de reglam e n t o s , d e r e e st r u c t u r a c io n e s
organizacionales, de cur sos admin i s t r a t i v o s , y de talleres de
c o n t r o l d e c a l i d a d , s e q u e d a a n i v el d e l o s s í n t o m a s , s i n l l e g a r a l
fondo del problema. Es como quien pretende curar un herpes con
121
p o m a d a s , o c o m o q u i e n p i n t a y r e pinta una pared que se est r opea
por una humedad que se filtra desde afuera.
L o s d i r i ge n te s co n más v isión y l o s c a p a c i t a d o t e s m á s s ó l i d o s s e
vuelven ahora hacia los pliegues y las entretelas de las
idios incr asias e identidades nacionales.
B ) La mexicanidad, objeto de estudio Filosófico y Psicológico
Hubo que esperar hasta principios del siglo XX para ver florecer
investigaciones y reflexiones sobr e la esencia de la mexica nidad.
U n o d e l os l o g ros má s a pr eciables y dur ader os de la Revolución
de 1910 fue activar el proceso del autoconocimient o nacional: en
ella los mexicanos empezamos a encontrarnos con nosotros
mismos, y a realiz ar, como comunidad, el sabio princ i pio socrático:
Conócete a ti mismo. Los pioneros fueron José Vasconcelos (1881-
122
1959), Antonio Caso (1883-1946) y Samuel Ramos (1897-1959); y
algunos otros integrantes del At eneo de la Juventud, de feliz
memoria.
Los traumas a lo largo de los siglos.
123
cristianos sobre las ruinas del respectivo cu: lo nuevo y extraño
a p l a s t a d o , d e s a c r a l i z a n d o y a n i q u i lando a lo más s agrado de los
autóctonos: sus dioses.
124
Las tres órdenes (franciscanos, do minicos y agustin os), rivalizaron
entre sí en fundar pueblos de indios, donde los naturales s e
mantenían separados de lo s españoles; los indios les sirvieron de
m a t e r i a p ri ma p a ra u n pr oyecto que habían fabr icado m ucho s
misioner os ya desde antes de partir para América, una espec ie de
ciudad c elestial como réplica a la ciudad terrena.
Sociedad piramidal como la que m ás; dogm ática, opr esiva, r itua l ,
explotadora; sociedad donde “las e j e c u c i o n e s d e l o s r e o s … s e
hacían con la solemnidad de un oficio religioso”.
125
No sólo en los r udos inic ios del s iglo XVI, también en los siglos
XVII y XVIII los trabajadores gemían devaluados: eran “mano de
obra”, en el peor sentido de la cos ificación del hombre. Alejandro
von Humboldt habría de señalar que en los obrajes –embriones o
anticipos de la fábrica- los obre ros laboraban y m alcomían en u n
a m b i e nte i n frah u man o , casi com o anim ales.
126
f i r m e z a y du reza l a b a n d er a cons e r v a d o r a , y l o v e m o s e m p e ñ a d o
en presentar y en hacer presentar en púlpitos y confesionarios a
los insur gentes como blas femos, herejes, sacrílegos y traidores y
en intimar la fidelidad al rey de España como un fundamentalísimo
dogma de fe cristiana.
127
¡De veras que somos un país peculiar!
128
sus productos, consumistas, con sus espectáculos, con sus modas,
su lenguaje, su american way of life, creándonos actitudes
ambivalentes: de admiración y de coraje, de envidia y de rec hazo.
Sabemos que el coloso imperialis ta n o s d o m i n a , n o s c o n t r o l a ; q u e
m a n i p ul a nu e stra eco n o mía y nues tr a política; que la misma gesta
nacionalista que tanto nos enor gullec e – la expropiación
p e t r o l era- fu e promovi da por los n o r t e a m e r i c a n o s p a r a e x p u l s ar a
s u s c ompe ti do res (e u rop e os) de M éxico, pr ovocar u na dism inució n
de las exportaciones de petról eo y lograr una depen denc ia
tecnológica petrolera de México hacia Estados Unidos.
La sociedad mexicana actual.
129
en cuent a a toda la república, el mexic ano más frecuente es el
obediente afiliativ o.
A) La familia
En las clases populares el padr e sigue siendo una especie de
dueño de la mujer y de los hijos. Por eso éstos se refieren a él
c o m o “ m i j e f e ” , “ e l j e f e ” . C o n f r ecuencia pr iva un am biente de
miedo, desconfianza, simulación, ag r e s i v i d a d r e p r i m i d a , c h a n t a j e s
sentimentales, resentimiento y odio. Muchos matrimonios s e
m a n t i e ne n só l o p o r el mi edo de l a m u j e r a s e p a r a r s e , o p o r u n a
moral mitológica y dogmática, lo q u e v i e n e a r e d u n d a r e n l o m i s m o :
miedo religios o y sacral.
130
Sondeos sobre filosofía de la vida en dos culturas, la
norteamericana y la mexic ana, nos revelan el grado de importancia
y de c o mpromiso que s upone la de fensa de los derechos de la
familia y de las personas en u no y otro medio. Dan prioridad y
entregan su energía:
B) La mujer.
En la cultura azteca l o m e j o r que podía sucederle a una mujer
era morir al dar a luz; las que así morían adquirían el rango de
diosas. Se trasluce aquí la poca im por tancia que s e les co nced ía
como individuos. Y podem os inferir que la racionalización s ervía
para quitarles el miedo a la muerte, que de seguro estaba a la
orden del día para las parturientas.
131
Al trazar un perfil psicológico de la mujer mejicana, la
encontramos:
• Abnegada: se deja nulific ar como persona; no vive para sí
sino para otros; no exige ni protes t a . P r o y e c t a a s í , a s u p e s a r , u n
fondo de masoquis m o.
• Disimulada, fingida: por que r epliega celo samente un mundo
de vivencias; la cultura la h obligado a buscar máscaras para
manifestarse a medias.
• Sometida: de niña al padre y a la madre; de adulta a su
hombre, tal vez al hermano mayor ; se le or illa a viv i r el sexo más
c o m o p o s e s i ó n a j e n a q u e c o m o í nt i m a r e l a c i ó n i n t er p e r s o n a l . L a
p o s e s i ó n p o r p a r t e d e l h o m b r e e s económic a, psíquica y física.
• Religios a: con esa religiosidad hecha de resignac ión,
p a s i v i da d y e sp e ra, qu e no es la esperanza proclamada por el
cristianis m o genuino.
• T rad i ci o n a l i sta : l a mujer tiende a simboliz a r el pasado; el
hombre el presente.
C) Los jóvenes
132
• Suelen ser madejas de contradicciones y de frustraciones por
ejemplo:
o Quieren ser dueños del mundo (de este mundo) y quieren
t r a n s f o r m a r l o h a c i a u n a s o c i e dad más justa y más lim pia (la
utopía).
o Critican la sociedad de c o nsumo, pero la as imilan y viven e n
ella y de ella.
o Son iz quierdistas: defienden los postulados del socialismo,
pero se acomodan en los espacios facilones del capit alismo.
o Desafían a los intelectuales, pe ro en la u niv ersidad qu ieren
asumir el papel de intelectuales.
o Critican y cuestionan el mundo m or al de s us padr e s, pe r o
sienten culpa por alejarse de él y transgredir sus normas.
o Ven la universidad como in s t r u m e n t o p o l í t i c o , c o m o u n a
palestra de combate, más que como una casa de estudios; com o
si fueran un partido.
o Ven el matrimonio como c o n f o r m i s m o , t e d i o , i m p o s i c i ó n
social, estancamiento, pero sient en que tendrán que encauz ar su
erotismo hacia el matrimonio.
o Se interesan mucho en el deporte, pero lo ven como huída,
agresión, violencia, revancha, pales tra de prestigio; no tanto como
ejercicio físico, afirmación de vita lidad y expansión de la persona.
o Sueñan en un coche (los ricos, en un coch e de sup erlujo) que
no es en primer lugar medio de tr anspor te, sino segur idad,
i n d e p e n d e n c i a , l i b e r t a d , aventur a, r iesgo, pr estigio, m edio de s er
d i f e r e n t e d e d e a u t o a f i r m a r s e ; y s e e n a m o r a n d e s u c oc h e : d e l r e a l
o del imaginario.
o No saben d i v e r t i r s e ; n o s a b e n distinguir entre el ocio
positivo, es liberación y que es diversión, y la ociosidad que es
vacío y enajenación.
Hay una dificultad específica par a los jóvenes del sexo masculino:
tienen que superar fuertes presione s hacia c onductas antisociales:
Al mexicano medio se le enseña, desde niño, que la fuerza , no el
espíritu, es el fact or primordial del tr iunfo. ¡ No te r ajes si te buscan
pleito! ¡Hazte respetar!, es decir , imponte físicamente a los otros.
En una selva de chingones, en la que todos quieren chin gar, el
trabajo cuenta poco. Las ideas menos. Lo único que vale es el
valor personal y en última instancia la capacidad de imponerse.
D) Las clases sociales y castas.
Oficialmente en la retórica de los f uncionarios, México es un país
democrático, donde la igualdad es uno de los valore s axiales . De
hecho presenta una acentuada y mu y heterogénea estratificación,
133
donde las mayorías quedan ubicadas en la "cultura de la pob reza".
En efecto, son dramáticas las diferencias entre los pocos ricos-
ricos y los muchos pobres- pobr e s . a ) L o s d e a b a j o .
S u m e j o r s í m b o l o : e l i n d i o t r i s t e , s i n v o z y s i n r o s t r o. U n e s t u d i o d e
Dumont-Motin nos da un cuadro de solador: 27% de la pob lación
padece hambre, y 50% están mal alimentados.
Una mas a de parias sin energías y sin ent usiasmo de vivir; como
rasgo ps íquico más saliente tene mos la resignac ión; como quien
dice, la psicología de la impotencia y de la derrota.
E) La clase media.
Los clas emedieros suelen ser ge nte dinám ica, pero, centrados en
su propia promoción, poco se interesan en entender al país y de
resolver los problemas naciona les. Aliment an sueño s de riqu eza y
de poder muestran mucho espíritu de competencia; tienden a
aparentar y presumir' Viven de la si mulación, la mist ificación, el
a u t o e n g a ñ o ; s e m u e r e n p o r u s a r productos importados de Es tados
Unidos. Este clasemedier o empiez a por engañar a los dem ás y
acaba engañándose a sí mismo. En s uma, una estructura de
enajenac ión y simulación", como dice el sociólogo Ca r eaga.
134
La que ejerce control sobre el ca mpesinado; y control sobre la
ciencia y sobre los espectáculos.
135
El individualis mo De un país que ha sido siempre manejado com o
"e l p r oye cto d e u n a mi n or ía", di fícilm ente se puede esper ar otr a
cosa que poco sentido social y mucho personalismo individualista.
El mexic ano no es muy institucio n a l . A l g u n o s d e l o s s í n t o m a s d e
ello s on: Un país de héroes y de c audillos ; pero entendiendo al
caudillis mo como una de formación social, opuesta a la
democracia.
El trabajador mexicano
136
OBJETIVOS
1. Analizar las actitudes y m o t i v a c i o n e s m á s c o m u n e s d e l
trabajador mexicano a fin de compre nder sus com por tam ientos en
el medio laboral.
2. Asimismo, enfocarse en la relación humana, incluyendo a la
contraparte del trabajador, que es el dirigente, y estudiar cómo
éste suele fom entar algunas a c t i t u d e s y c o m p o r t a m ie n t o s
negativos.
F) Sus actitudes
137
sociopolítica y religios a er a pirami d a l y e s t r a t i f i c a d a ; u n a s oc i e d a d
de privilegios, no de méritos. El camino para adqu irir dinero, poder
y prestigio no era el trabajo esme rado y pr oductivo, sino los nexos
con Madrid, de donde llegaban los t í t u l o s n o b i l i a r i o s , l a s c é d u l a s
reales y los puestos jugosos de poco trabajo y copiosas rentas. Al
irse extinguiendo la encomienda (prohi bida ya en el siglo XVI, pero
d e f e n d i da a c apa y e s pada por los hij os y nietos de lo s
conquist adores) fue surgiendo el r epartimiento, y luego, poco a
poco, la hacienda.
Mucho nos queda a los mexic anos del 2000 del prejuicio
novohis p ano de que el trabajo manual es servil y de que e l ho mbre
de clase elevada no trabaja sino que vive de sus rentas, si no es
que legis la manda y guerrea.
138
Muchos mexicanos ven en el trabajo sólo un medio para subsistir
Solic itar empleo "de lo que sea" es la petición más escuchada; se
busca trabajo, es decir diner o . P o r o t r a p a r t e , m u c h a s
organizaciones en México tien en los mismos conflictos:
competencia interna excesiva que se traduce en entorpecimiento
de labores, envidias y actos desleales a la empresa.
139
Por otra parte se regis t ran alt o s í n d i c e s d e a u s e n t i s m o , d e
impuntualidad y de accidentes y de enfermedades de trabajo; así
como una alta rotación de empleos . T o d o e l l o s í n t o m a s d e l a m i s m a
e n f e r med a d .
140
está suficientemente capacitado (escasa estimación de sí mismo),
porque representa mayor respons abil i d a d ( d e p e n d e n c i a ) y p o r q u e
tal vez termine siendo el único que trabaja (desconfia nza).
Seguramente a esto se debe la e scasez de liderazgos auténticos ,
democráticos, participativ os .
G) Sus motivaciones laborales
O t r a v a r ia b l e c ap a z d e d e s m o t i v a r e s la de desproporción ent re el
e s f u e r zo re a l i za d o y l os l o gr os obtenidos.
141
t o n t o s y l o s t o n t o s d e s u t r a b a j o"; "los patr ones hacen com o qu e
me pagan y yo hago como que trabajo"; "el trabajo honrado hace al
hombre jorobado" ; "el trabajo embr utece" (en parodia al refrán
castellano: "el trabajo ennoblece"). Por eso, al mexic ano s e le ha
representado durmiendo bajo un gran sombrero.
142
En otros niveles donde los salar i os y las prestaciones ofrecen
además seguridad física y estabilid a d e c o n ó m i c a e n c o n t r a m o s a l
personal con demasiada necesidad de contacto social y búsqueda
continua de relac i ones interpersonales. Son muy dados a fest ejos y
a l a c omun i caci ón e xce si v a.
143
grandes empresas. Prefiere atenerse al v iejo refrán de que "más
vale malo por conocido que bueno por conocer".
H) Diferencias geográficas
144
Otro aspecto de consider able interé s, cuando se trata de patrones
culturales reflejados en el trabaj o, es que muchos campesinos han
tenido que incorporarse a las industrias, no siempre con una
buena adaptación a sus normas y formas de vida diferentes. El
campesino se convierte en obrero y este cambio provoca con f lictos
en su es tilo de vida, más apacible , contemplativa y resignada ante
las adversidades naturales. Quien siembre tiene que esperar
pacientemente la cosecha. La producción fabril es mucho más
activa y con hor arios preestablec idos de t r abajo, requiere más
d i s c i p l in a , preci si ó n y e sfuer zo.
I) La mujer en el trabajo
L a s i t uaci ón d e l a muj er en nuestr o p a í s , a l i g u a l q u e e n o t r a s
c u l t u r a s, d i fi e re d e l a d e l hom br e.
145
especial en los ni-veles de escola ridad e ingreso medio y sup erior,
pero se le sigue juzgando centro de la familia. En lo s niveles más
b a j o s d e e sco l ari d a d e i ngr esos, se le v e c om o la r esponsa ble d e l
cuidad o familiar, h echa par a el hoga r y para tener hijos. Al parecer
su destino y ámbito de acción en cualquier caso es el mismo.
146
y estímulo y de comprensión hacia su doble pap el de m adre y
trabajadora.
J) La contraparte:
147
q u e m a n i pu l arl a s, ha ce rl a cr eer e n p r o m e s a s f a l s a s , c o m o e l
arriero que usa una vara con una z anahoria en un e xtremo y que la
coloca frente al animal par a que camine.
Asimismo, cantidad de s a nciones y castigos para los que vio len las
n o r m a s y re g l as; e n co n traste m uy poc as f or m as de r econocim ient o
al esfuerzo.
Lo que es peor, a vec es se ot or gan premios y r ecompensas de
manera irracional; en algunos caso s es el m ism o sindicato quien
propone a los candidatos, basando la dec isión en el amiguism o y
en apreciaciones muy subjetiv as que deprimen a los buenos
trabajadores.
148
intrínsecos al trabajo. Éstos son lo s elementos que contribuyen a la
s a t i s f a cci ón e n e l tra b a j o, a la aut o e s t i m a y a l a a u t o r r e a l i z a c i ó n .
N o l a s con d i c ion e s de trabajo, ni las prestaciones, las buenas
r e l a c i o n e s c o n l o s c o m p a ñ e r o s o el jefe; ni tampoc o la s eguridad
en el em pleo, ni s iquiera el sueldo, porque c asi siem pre iguala a
los trabajadores, lo hagan bien o lo hagan mal. Éstos son los
factores necesar ios para una or ganizac i ón sana, pero no son,
motivadores intrínsecos.
149
DESARROLLO DE ACTITUDES LABORALES POSITIVAS.
A) Construcción y reconstrucción de la autoestima.
Los mexicanos hemos tomado concienc ia de ser una sociedad en
proceso de cambio, y un gran laboratorio de transformación
psicosoc ial. Ahora muchos profesionistas y ejecutivos sentimos la
necesidad de crear las actitudes que nos permitan llegar a se lo
que virtualmente somos. Nos motiva considerar las amplias
perspectivas que tenemos de maduración y de desarrollo
intelectu al técnic o, social, polí t i c o y e m o c i o n a l : s a b e m o s q u e
podemos pasar de la m entalidad de s ier vos y empleado s a la
mentalidad de empres a r i o s ; d e s e r u n a población pasiva,
m a n i p u l a d a y s o m e t i d a a c i u d a d a n í a cons ciente y participativa. El
reto es arduo pero atractivo. Señalamos aquí adelante dos
columnas para este edificio: el desarrollo de la autoes t ima y el de
la creatividad.
Sin embargo, estudios tan riguros os como los del doctor Rogelio
D í a z - G u e r r e r o c o n f i r m a n r otundamente nuestra exposición.
150
materiales como humanos— son tales que nos pueden convertir en
un país rico y poderoso. Muchos lo s h e m o s d e s p e r d i c i a d o , p e r o e l
momento actual nos urge a r eencontrar nuestros valores y
encontrar el cam ino para aprovec h arlos. Si todas las empresas
m e x i c a n a s y t o d o s l o s m e x i c a n o s pensár amos en términos de
valores, nuestro camino hacia la su peración sería fácil y agradable.
E l p r o c e s o c o n s i s t e e n d e j a r a t r ás el estado de dependenc ia c o n
respecto a la familia, al patró n, al g obierno, a los países
extranjeros; lograr la verdadera independencia, que significa saber
v a l e m o s p o r n o s o t r o s m i s m o s y s e n t im os segur os de logr ar lo. Per o
no quedamos aquí; el éxito está en saber formar parte de los
grupos, en la inter dependencia que sólo se logra si s e ha s uperado
la actitud colonial y ávida de so b r e p r o t e c c i ó n . S e r i n d e p e n d i e n t e e
interdependiente s ignific a s er responsa b l e y p a r a a p o r t a r l o q u e m e
corresponde, dis ciplinado para tr a b a j a r y a c a t a r n o r m a s , y
dispuest o a dar y ceder algo en aras del cumplimiento de los
objetivos comunes.
151
"Me gustaría" "Deseo o quiero que"
"Se descompuso" "Lo descompuse"
" M e c h o c a r o n e l c oche" "Choqué el auto"
"Ni modo" "Evitaré que vuelva a suceder"
"Dios dirá" "Haré todo lo que pueda"
Ex i s t e u n a re va l ua ci ón de la m uj e r , t a n t o p o r e l h o m b r e c o m o p o r
ella mis m a, aun cuando todavía hay mucho por hacer.
152
recurso para apreciar lo nuestro; m u c h o m e n o s l o c o n t r a r i o , s i n o
ser capaces de •valorar tanto lo propio como lo ajeno.
B) Educación del mexicano creativo
C r e a r i m pl i ca p rod u ci r co s as nuev as y v a l i o s a s . P a r a p o d e r c r e a r
se neces ita haber desarrollado un buen niv el de au toestima para
sentirse capaz d e dejar los camin os trillad os y enfrentar el riesgo
del pos ible fracaso, superar el t e m o r d e l c a m b i o y r e s i s t i r l a
r e a c c i ó n , n o s ie m p r e p o s i t i v a , ' d e l o s d e m á s . S i l o s m e x i c a n o s
superamos el sentimiento de minu s valía estar em os en posibilidade s
d e d e s a r r o l l a r n u e s t r o p o t e n c i a l creativo. De hecho t enemos
ingenio, imaginac ión, flexibilidad, s entido del humor y emotividad,
todas ellas cualidades para ser creativos, que no sólo deben
aplic arse a las ar tesanías, folklore o ch istes, sino u t ilizarse para
lograr el desarrollo tecnológico y s o c i a l d e n u e s t r o p a í s . L a
creatividad, a m ás de proporcion ar benef icios a la humanidad,
puede proveer grandes satisfacciones personales a quienes la
d e s a r r ol l an .
Es s a b i d o q u e la c r e a t iv id a d e s u n p o t e n c i a l h u m a n o q u e
t e m p r a n a m e n t e s u e l e s e r r e p r i m i d o p o r u n a e d u c a c i ó n e s c ol a r y
familiar rígida, dogmática, que provoca el con f ormismo. Esa
educación da como resultado sujetos moldeados, adaptados en
extremo a los hábitos y costumbr es de la cultura donde s e
d e s e n vue l ven . E mp e ro el pr oceso puede m odificar se. Dentr o de l a
cultura mexicana encontramos en f o r m a p o c o f r e c u e n t e u n t i p o d e
compatriotas que Díaz-Guerrero, en su libro de Psicología del
mexicano denomina "sujetos con cont rol activo interno"; es decir,
m e x i c a n o s í n t e g r o s q u e a l b e r g an en sí mismos todas las
c a r a c t erísti cas po si ti va s de nuestr a c u l t u r a . S o n o b e d i e n t e s c u a n d o
se requiere, o rebeldes si se necesita, tan afectivos y
complacientes como la mayoría, per o m ás disciplinados, m etódicos ,
reflexiv os y optimistas. Se oponen a la corrupción y al
153
compadrazgo y están convencidos de que los logros se obtienen
con esfuerzo y dedicac ión. Se le s encuentra en todos los niveles
socioeconómicos, en la ciudad y en el medio rural; entre los
h o m b r es y e n tre l a s mu j eres.
154
México n o tiene gran poder económ ico, político y militar, pero h a
sabido c onservar valores espiritu a l e s q u e o t r o s n o s e n v i d i a n . E l
mexicano es un pueblo h u m a n o , c á l i d o , a f e c t uoso, sentimental y
emotivo; tiende a ser amable, gener oso y cortés, con sentido del
humor, adaptable e inclinado a la bellez a y a lo estético.
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FIN
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Bibliografía considerada
EL LABERINTO DE LA SOLEDAD.
Paz, Octavio (1959). El laberinto de la soledad.
Fondo de cultura económica. México, DF.
México.
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