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TP.

1 Becerra y Mastrini: La concentración infocomunicacional en América Latina


(2000-2015)

Economía política
de la comunicación
La concentración infocomunicacional en América Latina (2000-2015)
Nuevos medios y tecnologías, menos actores
Martín Becerra y Guillermo Mastrini

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Comprender la economía del sector infocomunicacional

Para entender el fenómeno de la concentración de la propiedad de los medios


de comunicación, es necesario establecer la especificidad de las industrias
culturales y comprender el aspecto económico del sector cultural. En dicho
plano, la producción cultural comparte características con los bienes de
consumo, aunque tiene sus particularidades; su principal característica es que
la cualidad que le otorga su valor de uso es inmaterial, por ser un contenido
simbólico transportado en un soporte.
Desde la economía política se han extraído las principales características
económicas de las industrias culturales:

 Ramón Zallo – 1988/2007: La economía de la cultura (y de la comunicación)


como objeto de estudio:
En la actualización de su trabajo del año 1988, realizada en el 2007, Zallo
destaca rasgos comunes de la economía de la cultura:
1. La oferta es previa y puede crear la demanda. Se trata de bienes o
servicios de experiencia.
2. Su valor material e intelectual tiende a decrecer históricamente, pero en
los últimos años tienden a incrementarse los costos creativos, de
exclusividad (derechos) y de marketing (campañas publicitarias).
3. Es una economía de oferta múltiple. La producción es mucho mayor que la
oferta presentada al mercado. Al mismo tiempo, la demanda se concentra
en pocos productos.
4. El valor intangible o simbólico de la cultura otorga unicidad a cada
mercancía, que tiende a constituir prototipos únicos. Los productos
culturales pueden ser protegidos mediante derechos.
5. Cada bien es individualmente insustituible.

Algunas de las características advenimiento sobre la concentración de la


propiedad de los medios, entre las que destacan la necesidad de
sobreproducción, la dificultad para fijar precios en relación a costos, la
aparición de costos marginales bajos que promueven la formación de
economías de escala y la manifestación de altos costos hundidos. Estas
características promueven la intervención de las administraciones públicas,
cuyo objetivo es limitar la tendencia económica a la concentración.

 Enrique Bustamante – 2011:

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(2000-2015)

Observa particularidades económicas de las industrias culturales:


1. Las ganancias del proceso regresan hacia quienes controlan los sistemas
tecnológicos de distribución, más que hacia los productores originales de
los productos culturales.
2. Supervivencia de antiguas relaciones de producción artesanal y creciente
subcontratación de labores creativas clave. La explotación puede no darse
por el salario, sino por el control de contratos clave en la producción,
distribución y comercialización.
3. Relaciones de producción marcadas por el rol de los trabajadores
creativos.
4. Demanda incierta y alto riesgo de inversión. Una pequeña porción de
éxitos financia un gran número de fracasos. Esto favorece a las economías
de escala.
5. Costos fijos de producción altos y costos de reproducción bajos o nulos.

Este autor centra el análisis en las industrias culturales; donde se vuelven


más evidentes las tendencias económicas hacia la concentración. Si bien
este proceso es afín a la producción cultural, en las industrias culturales la
tendencia se incrementa.

 Miége y su equipo – 1978:


Distinguieron las diferentes industrias culturales, realizando una
segmentación interna a partir de las diferentes características en la forma de
reproducción, delimitando cuatro tipos. El primero engloba a los productos
que se pueden reproducir sin la intervención de un trabajador cultural (por
ejemplo los productos web). El segundo, encierra aquellos productos
reproducibles que necesitan trabajadores culturales en sus procesos
productivos (libros, discos, cine, radiodifusión). En el medio de los dos
anteriores, podrían ubicarse los del “tercer tipo”; aquellos productos semi-
reproducibles que requieren de un artista, pero cuya reproducción es
limitada (litografías). Como cuarto y último tipo de industria cultural, se
encuentran los productos que quedan fuera de ésta; las piezas únicas de
arte, por ejemplo.

 Miége – 2011:
En el año 2011, Miége actualiza su aporte al campo y planeta que la
digitalización es motor para una mayor comprensión de las industrias
culturales. La postura del autor es sintetizada en distintas proposiciones:
1. Por su parte, los trabajadores artísticos e intelectuales piensan sus
productos de acuerdo a modalidades artesanales que tienden a promover
autonomía en la creación. De esta proposición deriva que en muchos
casos no hay sistema salarial, sino sistemas como el pago de derechos de
autor y free lance. En estas condiciones de mercado, al menos la mitad de
los trabajadores está en condiciones precarias e intermitentes, en un
sistema que permanentemente genera un ejército de reserva de
trabajadores.
2. La cuestión clave es cómo las mercancías culturales producidas de
acuerdo a modalidades artesanales y en pequeña escala caen dentro de la
órbita de las industrias culturales.

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3. Las conceptualizaciones sobre la internacionalización de la cultura


necesitan tener en cuenta tanto las culturas nacionales como las
configuraciones regionales.

 Eli Noam – 2016:


Desde una óptica relacionada a la economía industrial, el autor arriba a
conclusiones similares; las características económicas de los medios que
actúan como fuerzas orientadoras del mercado son:
1. La convergencia de tecnologías fomenta las economías de panorama, que
alientan sinergias entre diferentes líneas de negocios. Este proceso
promueve la integración vertical y horizontal, fusiones y emergencia de
conglomerados que agrupan a los medios tradicionales, los nuevos medios
on line y las empresas de telecomunicaciones.
2. Se verifican efectos de red, que aparecen cuando cada uno de los usuarios
se beneficia por compartir una plataforma o una experiencia, y el valor de
estar conectado a una red se incrementa al crecer el número de personas
ya conectadas. Esta característica modifica la economía de la demanda,
ya que cuantos más usuarios hay, existe más disponibilidad de pagar por
estar, hecho supone un desafío para la economía tradicional que indica
que precio y demanda están inversamente relacionados.
3. Se observa un exceso de oferta: la producción de los medios se
incrementa exponencialmente, mientras que el consumo crece
lentamente. Esto implica efectos sobre el estilo del contenido y el
marketing. Como la atención se torna un recurso escaso ante la
abundancia de medios y plataformas, “la riqueza de informacion genera
pobreza de atención”. Por lo tanto, se hace necesario que las empresas
gasten más dinero en mayor innovación en el producto y mayores
esfuerzos de marketing, con el consiguiente incremento de costos por
producto.
4. El éxito en la distribución o comercialización de los productos culturales es
improbable. En este sector, se verifica la regla del 80-20, que indica que el
80% de todo el contenido de los medios no es redituable, que el 90% de
todos los beneficios es generado por el 10% de los productos, y que el
50% de los beneficios es generado por el 2% de los productos. Las
grandes corporaciones globales con productos diversificados presentan un
perfil de riesgo menor, y mantienen ventajas económicas de largo plazo
sobre las firmas especializadas y pequeñas.
5. Los bienes culturales constituyen un bien público que requiere mucha
participación estatal. Dado que el consumo personal no impide el consumo
a otros (no es un consumo excluyente pues el producto es inmaterial),
resulta difícil cobrar por acceder a la informacion y la cultura. Esto ha
llevado a que los gobiernos tengan un rol fundamental para asegurar la
creación de beneficios a través de la regulación de la propiedad
intelectual así como al apoyar la creación cultural sin fines de lucro, y
promoviendo la distribución de informacion y cultura a través de
instituciones públicas.

 En síntesis…
La especificidad económica de las industrias culturales consiste en que su
valor de uso deriva de su inmaterialidad. En segundo lugar, el valor de las
transacciones culturales se vincula a la novedad. Como los bienes simbólicos

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(2000-2015)

son inmateriales, no son destruidos en el acto de consumo; esta


característica de bien público de las mercancías culturales hace que su costo
sea muy bajo y en algunos casos, nulo. Esta circunstancia favorece las
economías de escala, dado que cuantas más copias se realicen del prototipo,
el costo de producción unitario cae.
Una característica complementaria de los productos culturales es su
necesidad de rápida renovación. Una alta proporción de los costos de
producción se destina al desarrollo de nuevos productos, el carácter
simbólico de la producción cultural hace que la demanda de cada nuevo
producto sea incierta y las inversiones, riesgosas. Las industrias culturales
han desarrollado un conjunto de estrategias para tratar el problema de la
realización del valor que deriva de la naturaleza de su mercancía, como las
economías de escala, el uso intensivo de publicidad y marketing. Las
estrategias influyen en la estructura de la industria, estimulando la
concentración. Las empresas grandes pueden compensar éxitos con
fracasos. En las ocasiones en que esto no ha sido posible, el Estado solía
intervenir para sostener los eslabones más débiles del mercado como para
promover mayores niveles de diversidad.
Otra de las estrategias de las empresas ha sido no limitarse a economías de
escala e impulsar economías de gama (economías de enfoque o de alcance;
principio de diversidad de la economía). Es preciso controlar un conjunto o
gama de productos o segmentos del mercado para tener mayores
oportunidades de alcanzar un éxito. Pero ello implica establecer barreras de
entrada para posibles nuevos competidores, porque se demandan mayores
inversiones iniciales para entrar en el mercado.
La combinación de economías de escala y de gama hace que haya fuertes
presiones desde las empresas más importantes de cada rama, lo que
provoca la concentración y expansión de los mercados. Una vez saturados
los mercados nacionales y, según las ramas, los principales grupos llevaron
su expansión más allá de las fronteras. Se aprecia una mayor competencia
internacional. Los grupos locales e internacionales se disputan el sector y la
consecuencia es la expansión de la comunicación hacia un mercado global.
Los estados nacionales desarrollan políticas culturales destinadas a proteger
a las empresas y grupos nacionales aunque ello no significa promover la
diversidad. Por ejemplo, la Unión Europea adoptó el criterio de “campeones
nacionales”, es decir, grandes grupos que pudieran resistir el avance de las
corporaciones más concentradas a nivel global. Se alentó la concentración
nacional como hipotético limite a la concentración global.
Las características económicas de la industria cultural deben ser analizadas
en conjunto con la impronta social y política de la producción simbólica. Se
trata de productos que tienen un costo de producción y un valor de
intercambio en el mercado, además de un rol significativo en la constitución
de identidades políticas y culturales.

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