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TRATAMIENTO JURÍDICO DADO POR EL TRIBUNAL DE TIERRAS DE

JURISDICCIÓN ORIGINAL A LAS COSTAS, GASTOS Y HONORARIOS DE


LOS ABOGADOS, EN EL SANEAMIENTO LITIGIOSO

Por:
ING.+LIC. YUNIOR ANDRÉS CASTILLO SILVERIO.-
Correo: yuniorandrescastillo@gmail.com
Celular: 1-829-725-8571

“NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE


INFORMACION”®
Santiago de los Caballeros,
República Dominicana,
2022.

“DIOS, JUAN PABLO DUARTE, JUAN BOSCH Y ANDRÉS CASTILLO DE


LEÓN – POR SIEMPRE”®

CAPÍTULO I: INTRODUCCIÓN
1.1 Planteamiento del Problema
La presente investigación versa sobre las dificultades legales que enfrentan los
abogados para el reclamo de las costas y honorarios en los Tribunales de Tierras de
Jurisdicción Original, como Primera Instancia en la Jurisdicción Inmobiliaria, lo que
tiene su origen en las tarifas irrisorias que establece la ley 302 sobre honorarios de
abogados, en razón de que las mismas no se corresponden con la realidad económica
actual en República Dominicana, a la vez que en la gran confusión existente entre los
términos costas y honorarios.

Con la promulgación de la Ley número 302 sobre Honorarios de Abogados de 18 de


junio de 1964, G.O.No. 8870, modificada Ley 302, se incorporan al ordenamiento
jurídico dominicano figuras jurídicas novedosas, entre las que se encuentran las costas y
honorarios de los abogados. Sin embargo, y no obstante tener dicha normativa más de
cincuenta y cinco años de su implementación, existen situaciones preocupantes en los
Tribunales de Primera Instancia como los de la Jurisdicción Inmobiliaria, que han
llamado poderosamente la atención y han cautivado el interés del investigador, respecto
al tema objeto de estudio.

Para Castillo. Y, (2022), Una primera realidad observada lo es las pocas veces que, por
ante los Tribunales de Tierras de Jurisdicción Original, es sometida una solicitud de
aprobación de estado de costas, a pesar de que la ley 108-05 en su artículo 66 establece
que: en todos los procesos judiciales conocidos por ante los tribunales de la Jurisdicción
Inmobiliaria con excepción del saneamiento, se podrá condenar al pago de las costas a
la parte que sucumba, el tribunal apoderado aprueba las mismas de acuerdo con la ley.

Una segunda realidad observada es que la redacción del artículo 66 indica que es una
facultad del juez, a diferencia del derecho común, donde queda claro que la
condenación es un mandato y no una opción del tribunal.  La única excepción a esta
regla, en materia de tierras, es el saneamiento, por mandato expreso de la ley.

Por ello, se entiende que constituye una obligación del juez referirse respecto de las
costas del proceso, tanto en materia civil como en lo inmobiliario, no sólo por las
disposiciones legales antes expuestas, sino además porque de no hacerlo incumpliría
además con su obligación de estatuir; y por su parte, al tratarse de un asunto de puro
interés privado, si la parte gananciosa no solicita condenación en costas (o la solicita,
pero no pide distracción), lo correcto es que se produzca su condenación en costas sin
distracción.

Para Castillo. Y, (2022), Por otro lado, el artículo 89 del Reglamento de los Tribunales
de Tierras, establece que la parte en beneficio de la cual se ordena el pago de las costas,
dispondrá de un plazo de quince (15) días para someter al Juez o Tribunal
correspondiente, la instancia de validación del estado de costas”. 
Este plazo no está en la Ley 108-05 ni en alguna otra ley aplicable, tampoco esta
disposición viene acompañada de una consecuencia legal, es decir, no se establece qué
pasaría si el reclamante de las costas deja transcurrir el referido plazo de quince (15)
días; y ante este vacío, es correcto interpretar –de acuerdo a las reglas del artículo 37 de
la ley 834-1978– que a falta de un texto que prevea nulidad o inadmisibilidad, no puede
imponerse una consecuencia de derecho para el reclamante en costas en base a ese
artículo 89.

Para Castillo. Y, (2022), Es precisamente lo central del problema en materia


inmobiliaria, ya que los tribunales, además de que tardan mucho tiempo para su
aprobación o rechazo, adoptan una actitud escéptica e imponen muchas exigencias
burocráticas que no están previstas en la ley que rige la materia, conllevando ello al
congestionamiento de expedientes y la dilación en dar respuestas a dichas solicitudes,
dentro de un plazo razonable, con lo cual se transgrede el artículo 69, numerales 2 y 10
de la Constitución Dominicana.

El problema anteriormente planteado, además de que afecta la administración de


justicia, disminuye el interés de los abogados en someter solicitudes de aprobación de
sus estados de costas, gastos y honorarios mínimos tarifados, pues del grado de
conocimiento y manejo de dicha norma legal dependerá en gran medida el desarrollo de
la justicia y la solución rápida a las solicitudes formuladas a esos fines.

Para Castillo. Y, (2022), Dicho problema constituye una situación que afecta la imagen
de la justicia y la labor efectiva y decorosa que desean realizar los abogados y jueces,
por lo que la presente investigación contiene los elementos necesarios que forman el
planteamiento del problema y llenan los requisitos exigidos para que la misma
contribuya en gran medida a la solución de dichas dificultades y aporta las posibles
respuestas que al final de la misma se darán. Por lo que surgen las presentes
interrogantes:
¿En qué medida se aplica lo establecido en la ley 302 para la aprobación de los estados
de costas, gastos y honorarios por ante el Tribunal de Tierras de Jurisdicción Original?

Sistematización
¿Cuáles son los procedimientos a seguir para la aprobación de los estados de costas,
gastos y honorarios por ante el Tribunal de Tierras de Jurisdicción Original?
¿En qué medida existe dualidad entre la ley 302 y la ley 108-05 para la aprobación de
los estados de costas, gastos y honorarios de los abogados?
¿Cuál ha sido el enfoque jurisprudencial para la aprobación de los estados de costas,
gastos y honorarios por ante el Tribunal de Tierras de Jurisdicción Original?

1.2 Importancia y Justificación


Conforme lo describe Hernández (2010, pág. 39) la Justificación indica el
porqué de la investigación, exponiendo sus razones. Por medio de la justificación se
debe demostrar que el estudio es necesario e importante, pues son los motivos que
llevan al sujeto investigador a realizar el proyecto investigativo, es lo que lleva a
responder la pregunta, por qué se lleva a cabo la investigación y como señala el aludido
autor, se debe tener en cuenta la conveniencia, la relevancia social y práctica, el valor
teórico, entre otros aspectos.

Para Castillo. Y, (2022), En ese sentido, la presente investigación se justifica porque


aborda tópicos indispensables para la solicitud, aprobación y cobro de las costas, gastos
y los honorarios de los abogados en la Primera Instancia, y le brinda la oportunidad a
los abogados y jueces de conocer los textos legales que regulan esta materia, así como
los procedimientos instituidos para su solicitud, aprobación y homologación del
contrato de cuota litís.

La presente investigación reviste vital importancia, ya que estudia con profundidad los
cánones legales y los procedimientos efectivos que les permiten a los jueces y
profesionales de la abogacía conocer las herramientas jurídicas existentes para el
dominio pleno de las formalidades necesarias para la aprobación de sus estados de
costas, gastos y honorarios, y su posterior cobrabilidad.

Para Castillo. Y, (2022), que es un investigador y abogado, el hecho de que la mayoría


de los letrados litigantes en esta jurisdicción, exhiban un papel tan pasivo al momento
en que legalmente están facultados para solicitar la aprobación de sus estados de costas,
gastos y honorarios, no obstante ser de su conocimiento el derecho que sobre el
particular poseen y las respuestas lentas e indiferentes dadas por los jueces a la hora de
decidir al respecto, constituyen motivos y razones suficientes para que el investigador se
interese por el tema objeto de estudio.

La presente investigación es novedosa, en razón de que aborda tópicos recientes, que si


bien han sido objeto de estudio por otros investigadores, en la presente son tratados con
mayor amplitud, desde el ámbito de la doctrina y la jurisprudencia, siendo uno de los
pocos estudios realizados en esta materia.

Para Castillo. Y, (2022), esta investigación es de significativa relevancia e idoneidad


para la sociedad, ya que en la República Dominicana existe un número elevado de
abogados, lo que significa que tiene una gran trascendencia social, al resolver una
problemática de carácter económico que contribuye a engrosar el patrimonio de los
profesionales de la toga, a la vez que llena un gran vacío de conocimiento en la clase
jurídica nacional, por lo que además tiene una repercusión en la economía y en la
protección a las garantías constitucionales que debe el Estado a los particulares.
En el ámbito académico, contribuye con incremento de las referencias bibliográficas en
la República Dominicana sobre el tema objeto de estudio, que hasta la fecha es exigua,
y al avance del conocimiento de abogados y jueces que es muy limitado en esta materia,
ya que a través de la presente investigación se dará a conocer el tratamiento jurídico o
aparato legal que envuelve el tema de las costas, gastos y honorarios de los abogados
en la Primera Instancia, lo cual les permitirá a los abogados litigantes en esta
jurisdicción y a los mismos jueces resolver rápida y fácilmente las peticiones
presentadas a esos fines, y además los letrados y jueces tendrán un mejor dominio en
cuanto a la aplicación de las indicadas normas adjetivas.

1.3 Objetivos de la investigación

1.3.1 Objetivo general


Analizar en qué medida se aplica lo establecido en la ley 302 para la aprobación de los
estados de costas, gastos y honorarios por ante el Tribunal de Tierras de Jurisdicción
Original.

1.3.2 Objetivos específicos


 Verificar los procedimientos a seguir para la aprobación de los estados de costas,
gastos y honorarios por ante el Tribunal de Tierras de Jurisdicción Original.
 Determinar en qué medida existe dualidad entre la ley 302 y la ley 108-05 para
la aprobación de los estados de costas, gastos y honorarios de los abogados.
 Verificar el enfoque jurisprudencial existente para la aprobación de los estados
de costas, gastos y honorarios por ante el Tribunal de Tierras de Jurisdicción
Original.
 Determinar el porcentaje de abogados que han solicitado aprobación de estados
de costas, gastos y honorarios por ante el Tribunal de Tierras de Jurisdicción
Original.
 Verificar el cumplimiento de los requisitos establecidos para aprobación de
estados de costas, gastos y honorarios por ante el Tribunal de Tierras de
Jurisdicción Original.
 Identificar los factores que inciden en las solicitudes de aprobación de estados de
costas, gastos y honorarios por ante el Tribunal de Tierras de Jurisdicción
Original.
 Conocer la percepción de la comunidad jurídica acerca de la aplicación de la
Ley 302 sobre honorario de los abogados.

MARCO TEÓRICO
Con la promulgación de la Ley número 302 sobre Honorarios de Abogados de 18 de
junio de 1964, G.O.No. 8870, modificada por la ley 302, se incorporan al ordenamiento
jurídico dominicano figuras jurídicas novedosas, entre las que se encuentran las costas y
honorarios de los abogados. Sin embargo, y no obstante tener dicha normativa más de
cincuenta y cinco años de su implementación, existen situaciones preocupantes que han
llamado poderosamente la atención y han cautivado el interés del investigador, respecto
al tema objeto de estudio.
Las costas se definen como la indemnización que debe el vencido al vencedor, cuando
el juez por ministerio de la ley, condena al resarcimiento de esa parte de los gastos
causados. En este sentido, Monción (2017) entiende por costas, la condena pecuniaria
impuesta por el juez, a pedimento de parte, al perdedor en la demanda, con el objetivo
de que se pague los gastos en que incurrió el demandado al defenderse de la demanda en
su contra.
Así mismo, la ley 108-05 en su artículo 66 establece que en todos los procesos
judiciales conocidos por ante los tribunales de la Jurisdicción Inmobiliaria con
excepción del saneamiento, se podrá condenar al pago de las costas a la parte que
sucumba, el tribunal apoderado aprueba las mismas de acuerdo con la ley.

La problemática estriba, en el hecho de que en Materia Inmobiliaria, muy pocas veces


es sometida una solicitud de aprobación de estado de costas a los tribunales, además de
que tardan mucho tiempo para su aprobación o rechazo, adoptan una actitud escéptica e
imponen muchas exigencias burocráticas que no están previstas en la ley que rige la
materia, conllevando ello al congestionamiento de expedientes y la dilación en dar
respuestas a dichas solicitudes, dentro de un plazo razonable, con lo cual se transgrede
el artículo 69, numerales 2 y 10 de la Constitución Dominicana.

El problema objeto de la presente investigación consiste en las dificultades legales que


enfrentan los abogados para el reclamo de las costas y honorarios, lo que tiene su origen
en el limitado conocimiento que tienen la mayoría de los profesionales de la toga y
muchos jueces en relación al tema objeto de estudio, a la vez que en el desinterés de los
abogados en obtener la aprobación de los estados de costas, gastos y honorarios
mínimos tarifados, debido a las tarifas irrisorias que establece la ley 302 sobre
honorarios de abogados, en razón de que las mismas no se corresponden con la realidad
económica actual en República Dominicana, a la vez que en la gran confusión existente
entre los términos costas y honorarios.

La situación planteada, además de que afecta la administración de justicia, disminuye el


interés de los abogados en someter solicitudes de aprobación de sus estados de costas,
gastos y honorarios mínimos tarifados, pues del grado de conocimiento y manejo de
dicha norma legal dependerá en gran medida el desarrollo de la justicia y la solución
rápida a las solicitudes formuladas a esos fines.
Dicho problema constituye una situación que afecta la imagen de la justicia y la labor
efectiva y decorosa que desean realizar los abogados y jueces, por lo que la presente
investigación contiene los elementos necesarios que forman el planteamiento del
problema y llenan los requisitos exigidos para que la misma contribuya en gran medida
a la solución de dichas dificultades y aporta las posibles respuestas que al final de la
misma se darán. Por lo que surgen las presentes interrogantes:
¿Qué tratamiento jurídico le han dado el Tribunal de Tierras de Jurisdicción Original a
las Costas, Gastos y Honorarios de los abogados, en el saneamiento litigioso?
¿Qué porcentaje de abogados han solicitado aprobación de estados de costas, gastos y
honorarios por ante el Tribunal de Tierras de Jurisdicción Original?
¿Cuál es el cumplimiento de los requisitos establecidos para aprobación de estados de
costas, gastos y honorarios por ante el Tribunal de Tierras de Jurisdicción Original?
¿Cuáles factores inciden en las solicitudes de aprobación de estados de costas, gastos y
honorarios por ante el Tribunal de Tierras de Jurisdicción Original?
¿Cuál es la percepción de la comunidad jurídica acerca de la aplicación de la ley 302
sobre honorario de los abogados?

En ese sentido, la presente investigación se justifica porque aborda tópicos


indispensables para la solicitud, aprobación y cobro de las costas, gastos y los
honorarios de los abogados en la Primera Instancia, y le brinda la oportunidad a los
abogados y jueces de conocer los textos legales que regulan esta materia, así como los
procedimientos instituidos para su solicitud, aprobación y homologación del contrato de
cuota litis.

La presente investigación reviste vital importancia, ya que estudia con profundidad los
cánones legales y los procedimientos efectivos que les permiten a los jueces y
profesionales de la abogacía conocer las herramientas jurídicas existentes para el
dominio pleno de las formalidades necesarias para la aprobación de sus estados de
costas, gastos y honorarios, y su posterior cobrabilidad.

El investigador es abogado y el hecho de que la mayoría de los letrados litigantes en


esta jurisdicción, exhiban un papel tan pasivo al momento en que legalmente están
facultados para solicitar la aprobación de sus estados de costas, gastos y honorarios, no
obstante ser de su conocimiento el derecho que sobre el particular poseen y las
respuestas lentas e indiferentes dadas por los jueces a la hora de decidir al respecto,
constituyen motivos y razones suficientes para que el investigador se interese por el
tema objeto de estudio.

La presente investigación es novedosa, en razón de que aborda tópicos recientes, que si


bien han sido objeto de estudio por otros investigadores, en la presente son tratados con
mayor amplitud, desde el ámbito de la doctrina y la jurisprudencia, siendo uno de los
pocos estudios realizados en esta materia.

Esta investigación es de significativa relevancia e idoneidad para la sociedad, ya que en


la República Dominicana existe un número elevado de abogados, lo que significa que
tiene una gran trascendencia social, al resolver una problemática de carácter económico
que contribuye a engrosar el patrimonio de los profesionales de la toga, a la vez que
llena un gran vacío de conocimiento en la clase jurídica nacional, por lo que además
tiene una repercusión en la economía y en la protección a las garantías constitucionales
que debe el Estado a los particulares.

En el ámbito académico, contribuye con incremento de las referencias bibliográficas en


la República Dominicana sobre el tema objeto de estudio, que hasta la fecha es exigua,
y al avance del conocimiento de abogados y jueces que es muy limitado en esta materia,
ya que a través de la presente investigación se dará a conocer el tratamiento jurídico o
aparato legal que envuelve el tema de las costas, gastos y honorarios de los abogados
en la Primera Instancia, lo cual les permitirá a los abogados litigantes en esta
jurisdicción y a los mismos jueces resolver rápida y fácilmente las peticiones
presentadas a esos fines, y además los letrados y jueces tendrán un mejor dominio en
cuanto a la aplicación de las indicadas normas adjetivas.

En virtud de la Ley No. 91, que crea el Colegio de Abogados de la República


Dominicana, es necesario comparecer a los procesos en materia de derecho privado,
mediante el ministerio de abogados, salvo los casos particulares que la propia ley
consagre que no es menester  la representación mediante abogados (materia laboral, de
amparo, etc.).
 
El contrato que suscribe el abogado con su cliente se denomina  “Cuota Litis”, que
significa una parte del litigio, esto es, que en caso de resultar ganancioso en el proceso,
al abogado le corresponderá una parte de  los beneficios adquiridos por el cliente. Este
beneficio, por ley, nunca podrá ser mayor de un 30% de valor del litigio, ni menor de las
tarifas mínimas instituidas en la Ley No. 302, que regula los Honorarios de los
Abogados.
 
Se ha juzgado que producto de un cuota litis se produce un verdadero contrato de
mandato, en que el cliente es el mandante y el abogado el mandatario; por tanto, los
preceptos instituidos en el Código Civil respecto del mandato, han de regir al momento
de estudiar los efectos de la contratación suscrita entre el abogado y su cliente, de cara a
posibles procesos judiciales como secuela de diferencias en relación al pago de los
honorarios profesionales.  También se ha decidido que no existe una fórmula
sacramental para llevar a cabo el contrato o pacto de cuota litis; incluso, ha sido
reconocida la posibilidad de suscribir un cuota litis verbal; siendo soberana apreciación
de los jueces  la cuestión de saber si en cada caso concreto ha mediado o no un cuota
litis entre un abogado y una persona en particular.
 
Por mandato expreso del artículo 2004 del Código Civil, sobre el mandato, el mandante
puede revocar el mandato cuando lo estime de lugar, lo cual aplica extensivamente
al cuota litís suscrito entre cliente y abogados. Pero es obligación del cliente que revoca
el mandato a su abogado, pagar los honorarios que se hayan producido hasta el
momento de la revocación.
Para tramitar con éxito la liquidación de los honorarios profesionales, los abogados
deben detallar cada partida en su escrito de solicitud. En base a cada partida, el tribunal
decidirá atendiendo a los parámetros generales de la Ley No. 302, y a la realidad
monetaria al momento de producirse la liquidación.  Y no debe perderse de vista que
por aplicación del artículo 1 de la citada Ley No. 302, los abogados pueden acodar con
sus clientes los montos que estimen de lugar en relación a sus honorarios, sin superar el
consabido 30%. Las tarifas previstas en el artículo 8 de la referida ley, que son muy
bajas al día de hoy, solamente representan el mínimo que pueden acordar los abogados
con sus clientes. Esas tarifas pírricas únicamente representan el máximo frente a  la
contra parte que resulta perdidosa, ya que la posibilidad de acordar montos mayores es
en virtud del principio de la autonomía de la voluntad (Art. 1134 CC), pues entre el
abogado y su cliente se genera un verdadero contrato; no así entre el abogado de la parte
que triunfa y la contraparte: como no hay relación contractual entre ellos, deben aplicar
los montos de ley. 
  
Aunque no de manera constante, pero se ha juzgado que “costas” es un concepto
genérico que abarca también los honorarios de los abogados. No obstante, vale destacar
que en estricto orden procesal, se ha dicho que costas son los gastos producidos
propiamente por el procedimiento (citaciones, etc.), en tanto que los honorarios son las
remuneraciones hechas propiamente por las diligencias de los abogados: instancias,
consultas, etc.
 
Aunque no lo precise expresamente la Ley No. 302, se ha juzgado jurisprudencialmente
que el vocablo “vacación” empleado por el legislador en el artículo 8 de dicha
normativa, al detallar las partidas de los honorarios de los abogados, ha de interpretarse
como toda diligencia hecha por el abogado fuera de su despacho: visitar al tribunal,
realizar trámites ante instituciones, etc.
 
No obstante la situación de que las tarifas previstas en el artículo 8 de la Ley No. 302
son irrisorias al día de hoy, existe un precedente en el sentido de considerar que los
tribunales deben, por la razonabilidad constitucional instituida en el artículo 40.15 de la
Constitución, adaptar las partidas en cuestión a la realidad monetaria del día de la
liquidación, cuando sea necesario aplicarlas.
 
Por ley, ningún abogado debe aceptar un caso sin antes cerciorarse de que el abogado
anteriormente apoderado del mismo proceso ha sido ya desinteresado. De no proceder
de esa forma, existen sanciones disciplinarias ante el Colegio de Abogados. Sin
embargo, dado que el principio general  es que en materia civil el mandato se presume,
en caso de que exista algún contencioso entre dos abogados que se disputen una
representación en un proceso determinado, para los fines específicos de dicho proceso,
será considerado como abogado apoderado aquel que figure en la última actuación
procesal; o bien aquel que identifique personalmente la parte representada, en caso de
comparecer al tribunal personalmente, sea de manera voluntaria y espontánea, o sea a
pedido de alguno de los abogados en disputa. Ya la solución del aspecto disciplinario
entre el primer abogado desapoderado frente a su cliente, así como las situaciones entre
el primer abogado desapoderado y el nuevo abogado, son tema de otros procesos que no
deben detener el curso del litigio de que está apoderado el tribunal al momento de
suscitarse las diferencias sobre la representación de un abogado determinado. Y según
la jurisprudencia, solamente a la parte representada y al abogado cuestionado le
corresponde opinar sobre dicho diferendo, nunca a la barra contraria.
 
Los tribunales inferiores han tenido ocasión de decidir en el sentido de que entre el
abogado y su cliente, se produce una verdadera relación de proveedor y usuario, al tenor
de la Ley No. 358-05 sobre los Derechos del Consumidor; por tanto, no han venido
siendo homologadas las cláusulas penales que insertan algunos letrados en los cuota
litis, en el sentido de imponer como pena el pago de montos monetarios en caso de
revocar el mandato antes de culminar el proceso. Esto así, bajo el entendimiento de que
dicha previsión constituye una cláusula abusiva, a la vista del artículo 83 de la citada
Ley No. 358-05, justamente por supeditar la terminación del contrato al pago de sumas
distintas y adicionales a lo inicialmente acordado entre las partes. Se ha considerado
como contrato de adhesión el cuota litís, por el hecho notorio, de dominio público, de
que los contratos de cuota litís son entregados a los clientes con el contenido
previamente elaborado, sin que muchas veces sean leídos por dichos clientes.
 
Lo anterior en modo alguno implica que en caso de revocarse su mandato,  el abogado
no tenga derecho a liquidar sus honorarios, con privilegio de ejecución; pero dicha
liquidación en buen derecho ha de ser solamente por los servicios profesionales
prestados hasta el momento de revocarse su mandato, y nada más.
 
La jurisprudencia ha diferenciado entre la “homologación” del cuota litís y
la “liquidación” de los honorarios. La primera constituye una acto de pura
administración de justicia, en atribuciones administrativas, lo cual se impugnaría
mediante una acción principal en nulidad, en tanto que la segunda (liquidación) se
atacaría mediante el recurso de impugnación consagrado en el artículo 11 de la Ley No.
302 sobre Honorarios de Abogados. Esta ley No. 302, en ninguna parte sostiene
la “homologación” en relación a los contratos de cuota litís; eso es creación de la
práctica cotidiana. El párrafo III del artículo 9 de la aludida Ley No. 302, lo que sí
establece es que no podrán los tribunales apartarse de lo acordado por las partes al
momento de proceder a liquidar los honorarios. El auto de liquidación, una vez
confirmado en la lazada, representa un verdadero título ejecutorio. La decisión graciosa
de homologación de un cuota litís, no es un título ejecutorio per se, sino una constancia
de lo acordado por las partes, la cual habrá de servir para justificar medidas
conservatorias o para fundamentar una demanda en cobro de dinero, que finalmente dé
lugar a una sentencia, la que una vez firme sí será un verdadero título ejecutorio. 
 
Finalmente, ha de reseñarse que es de cardinal  importancia que los abogados
documenten bien cada diligencia, sea mediante copia de las actas de audiencia, de las
instancias redactadas, de  las consultas hechas, etc., a fines de que los tribunales cuenten
con un aval para aprobar las tarifas reclamadas mediante el procedimiento gracioso
previsto en la Ley No. 302, cuyo trámite se esquematiza en la parte siguiente de este
materia didáctico.  
 
Pasos que conforman el procedimiento de liquidación de los honorarios de los
abogados:
 1.- Redacción de la instancia de solicitud de liquidación: No existe un formato
particular para redactar la instancia mediante la cual se solicita la liquidación de los
honorarios de los abogados. Sin embargo, es fundamental tener en cuenta que dicha
solicitud debe siempre contener las siguientes informaciones mínimas: a) Fecha de la
solicitud; b) Tribunal al que va dirigida la solicitud, que debe ser el mismo donde se
instrumentó el proceso que generó los honorarios a liquidar; c) Nombre del abogado
solicitante d) Nombre del cliente o patrocinado; e) Detalle de las partidas a liquidar,
indicando el importe de cada una y el concepto.
 
2.- Remisión de la instancia al tribunal: Tal como se ha adelantado en el paso
precedente, en jurisprudencia se ha establecido que el tribunal donde debe tramitarse la
solicitud de liquidación de honorarios es aquel donde se ventiló el proceso en que prestó
sus servicios el abogado peticionario de liquidación. Por consiguiente, cuando se trate
de tribunales divididos en salas, por mandato de la Ley No. 50-00, la instancia de
liquidación debe canalizarse ante la Presidencia, a fines de que ese órgano remita el
asunto para ante la sala que conoció del caso. Si bien se trata de un mismo tribunal, el
precedente ha sido que entre las salas se declinen los procesos, a fines de que sea la sala
precisa que conoció del asunto la que estatuya en torno a los honorarios, ya que por
lógica elemental estaría en mejor condiciones para evaluar las partidas sometidas.
Incluso, ha venido siendo práctica de muchos abogados el solicitar –motu proprio- el
apoderamiento directo desde la Presidencia hacia la sala precisa que conoció el caso
generador de las costas a liquidar.  Este proceso de sorteo y apoderamiento directo se
verifica de igual manera, tanto en primera instancia como en las Cortes de Apelación
divididas en salas.
 En los tribunales que no están divididos en sala, la remisión de la instancia de
liquidación de honorarios debe tramitarse directamente ante la secretaría del tribunal
que conoció del asunto.
 
3.- Dictado del auto de liquidación: En el estado actual de nuestro ordenamiento
procesal, los autos que liquidan los honorarios de los abogados, igual que las sentencias
de fondo, no tienen una fecha predeterminada para su lectura; por tanto, la parte
interesada al momento de someter su instancia de liquidación no tiene la certeza del
momento exacto en que el tribunal va a decidir al respecto. Es por eso que el
peticionario de liquidación debe permanecer dando seguimiento al asunto, sea
personalmente o mediante algún paralegal o asistente. En caso de transcurrir un lapso
prudente sin que se produzca la decisión, es conveniente someter una instancia
contentiva de una solicitud de decisión, hecha  directamente en la secretaría de la sala o
tribunal apoderado de la solicitud. También contribuye al seguimiento efectivo del caso,
el gestionar citas con personal calificado del tribunal, sean ayudantes o los jueces
mismos, a fines de inquirir acerca del estado de su petición.
 
El auto de liquidación de costas y honorarios se dicta en materia graciosa; por tanto,
puede ser introducido y reintroducido tantas veces como estime pertinente la parte
interesada, puesto el principio general  es que las decisiones graciosas nunca adquieren
autoridad de la cosa juzgada.  Así, es útil, en caso de no estar conforme con la primera
decisión de liquidación, estudiar las motivaciones dadas por el tribunal, a fines de
determinar si es posible subsanar alguna situación, evitando perder tiempo mediante un
recurso de impugnación, el cual supone un trámite particular; tal sería el caso de un
rechazo de la solicitud de liquidación por estar todas las piezas en fotocopias: es
recomendable en ese caso reintroducir la solicitud con los originales, antes de acudir a
la impugnación del artículo 11 de la Ley No. 302.
 
4.- Recurso de impugnación contra el auto de liquidación de honorarios: En caso de no
estar conforme con la decisión de liquidación, y de no ser  factible rectificar alguna
situación ante el mismo tribunal de primer grado, mediante una instancia
de “reconsideración”,  el abogado interesado puede impugnar el auto de primer grado
mediante el recurso de impugnación establecido en el artículo 11 de la Ley No. 302,
ante el tribunal inmediatamente superior al que dicto la decisión, si el mismo es
unipersonal, como los juzgados de paz y los de primera instancia. En tribunales
colegiados, como las cortes de apelación, la liquidación se conoce en primer grado ante
el Presidente de la sala, y la impugnación ante el pleno de la sala, compuesto por una
matrícula de cinco jueces: perfectamente el pleno de la sala pudiera revocar la
liquidación hecha por el Presidente.
 
5.- Ejecución del  auto de liquidación: Por mandato de la Ley No. 302 sobre Honorarios
de Abogados, el crédito contenido en un auto de liquidación de honorarios de abogados
es privilegiado; por tanto, es exigible con prelación frente a acreedores quirografarios.
Pero jurisprudencialmente se ha establecido que si bien el artículo 11 de la Ley No. 302
la decisión dictada producto de un recurso de impugnación no es recurrible mediante
ningún recurso, ello no excluye la casación, bajo el entendimiento de que este último
recurso extraordinario, sobre la correcta aplicación del derecho, debe estar siempre
abierto, aunque no lo establezca expresamente la  ley. Por vía de consecuencia, para que
proceda la ejecución de este auto de liquidación, es menester aportar la certificación de
no casación expedida por la secretaría de la Suprema Corte de Justicia.

RESOLUCIÓN NO. 3650-2007 RESPECTO DE LA LIQUIDACIÓN DE LAS


COSTAS Y HONORARIOS.
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA Resolución No. 3650-2007 que modifica el artículo
38 del Reglamento determinado en la Resolución No. 1734-2005 que establece la
gestión administrativa de las Secretaria al amparo del Código Procesal Penal, respecto
de la liquidación de las costas y honorarios. La siguiente resolución: Visto, la
Constitución de la República Dominicana; Visto, la Ley núm. 821, sobre Organización
Judicial, del 11 de noviembre de 1927 y sus modificaciones; Visto, la Ley núm. 302
sobre Honorarios de Abogados, del 18 de junio de 1964; Visto, el artículo 14 de la Ley
núm. 25-91 del 15 de octubre de 1991, Orgánica de la Suprema Corte de Justicia,
modificada por la Ley núm. 156-97 del 10 de julio de 1997; Visto, la Ley núm. 76-02
que instituye el Código Procesal Penal, del 19 de julio del año 2002; Visto, la
Resolución núm. 1734-2005, del 15 de septiembre de 2005, dictada por la Suprema
Corte de Justicia; Atendido, que al introducir cambios sustanciales el Código Procesal
Penal en la función de los secretarios (as) de los tribunales, la Suprema Corte de Justicia
tuvo que reglamentar la gestión administrativa de los mismos; Atendido, que el Código
Procesal Penal, en su artículo 248, establece que las costas procesales consisten en:
“1.Las tasas judiciales;
2. Los gastos originados por la tramitación del procedimiento;
3. Los honorarios de los abogados, peritos, consultores técnicos e intérpretes que hayan
intervenido en el procedimiento”; Atendido, que el artículo 254 del referido Código
dispone que: “El secretario practica la liquidación de las costas en el plazo de tres días,
regulando los honorarios que correspondan y fijando los gastos judiciales. Se puede
solicitar la revisión de la liquidación dentro del plazo de cinco días, ante el juez o
tribunal que tomó la decisión o ante el ministerio público en su caso”; Atendido, que el
artículo 38 de la Resolución núm. 1734-2005, dictada por la Suprema Corte de Justicia,
dispone lo siguiente:
“Liquidación. El Secretario liquidará las costas mediante resolución motivada que
dictará al efecto en el plazo de tres días después de la decisión intervenida, regulando el
monto de los honorarios que correspondan a los abogados que hubieren obtenido
ganancia de causa y fijando los gastos judiciales, debiendo observar para ello los valores
que la Suprema Corte de Justicia habrá de determinar al efecto”;
Atendido, que del artículo 248 del Código Procesal Penal se derivan los conceptos de:
1.) tasas judiciales, que son impuestos, sellos, arbitrios, registro de sentencias y
cualquier otro derecho; 2.) honorarios de abogados, que son las costas y honorarios
comprendidos en la Ley núm. 302 sobre Honorarios de Abogados; 3.) honorarios de
peritos, consultores técnicos e intérpretes, cuando estos sean designados por la Suprema
Corte de Justicia; y, 4.) gastos originados por la tramitación del procedimiento, que son
aquellos gastos de alguaciles, roles de audiencias, traslados y otros; Atendido, que el
artículo 254 dispone la liquidación de las costas, estableciendo al efecto dos procesos,
consistentes uno en la liquidación por ante el secretario del tribunal que dicte la
sentencia, y otro que es la revisión por parte del Presidente del tribunal, no refiriéndose
esto a la impugnación de gastos y honorarios que estable la Ley núm. 302; Atendido,
que el espíritu del artículo 38 de la Resolución núm. 1734-2005 no ha sido contradecir
la referida ley núm. 302, sino tal como lo dispone el propio artículo 254 del Código
Procesal Penal, es regular el monto de los honorarios que correspondan, lo cual
obviamente se refieren a los establecidos por esa Ley.
Que en lo relativo a los gastos judiciales a que se refiere dicha resolución, son aquellos
que la Suprema Corte de Justicia puede establecer mediante resolución, dentro del
ámbito de su propia competencia; Atendido, que el plazo de tres días de que dispone el
secretario del tribunal para liquidar las costas después de la decisión intervenida, fijado
por el artículo 38 de la Resolución 1734-2005, resulta improcedente toda vez que lo
correcto es que la parte interesada someta la solicitud a los fines de que el secretario
liquide los mismos; Por tales motivos,

Primero: Dispone la modificación del artículo 38 de la Resolución núm. 1734-2005, del


15 de septiembre de 2005, dictada por la Suprema Corte de Justicia, para que en lo
adelante diga de la manera siguiente: “Artículo 38. Liquidación. El Secretario practicará
la liquidación de las costas mediante resolución motivada que dictará al efecto, dentro
del plazo de tres días a partir de la solicitud de liquidación realizada por la parte
interesada, regulando el monto de los honorarios que correspondan a los abogados que
hubieren obtenido ganancia de causa y fijando los gastos judiciales, debiendo observar
para ello los valores que la Suprema Corte de Justicia habrá de determinar al efecto”;
Segundo: Dispone que la presente resolución sea comunicada a la Dirección General de
la Carrera Judicial para fines de cumplimiento y que sea publicada en el Boletín Judicial
para su general conocimiento.

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administrativas en la oficina de registros de títulos (Rep. Dom). Recuperado 26
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actuaciones-administrativas-oficina-registros-titulos/irregularidades-actuaciones-
administrativas-oficina-registros-titulos.shtml

Formula Fisher y Navarro online (s/f). Recuperado 10 Marzo, 2020, de:


https://www.corporacionaem.com/tools/calc_muestras.php
TRATAMIENTO JURÍDICO DADO POR EL TRIBUNAL DE TIERRAS DE
JURISDICCIÓN ORIGINAL A LAS COSTAS, GASTOS Y HONORARIOS DE
LOS ABOGADOS, EN EL SANEAMIENTO LITIGIOSO
Enviado por:
Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo Silverio.-
Correo: yuniorandrescastillo@gmail.com
Celular: 1-829-725-8571
“NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE
INFORMACION”®
Santiago de los Caballeros,
República Dominicana,
2022.
“DIOS, JUAN PABLO DUARTE, JUAN BOSCH Y ANDRÉS CASTILLO DE
LEÓN – POR SIEMPRE”®

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