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EL VALOR DEL TINO PARA NUESTRA UNIVERSIDAD:

ALEGORIA
POR: NÉSTOR ALONSO SÁNCHEZ CARDOZO*

En la historia de la cultura universal, el siglo XIX nos entregó por obra de un


alemán, Wolfgang Goethe, a un personaje de referencia obligada para siempre.
Se trata de Fausto, el Fausto de Goethe.

Fausto, es un hombre que lo sabe todo acerca de la ciencia, las artes y la filosofía;
incluso del amor y como ya lo dijimos, de todo: del mundo, del universo; es más, del
más allá tiene algunas intuiciones las cuales le permiten establecer una nueva
búsqueda, digámoslo en nuestros términos, una rogativa.

Él, mediante una frase al modo de si pudiera negociaba alguna experiencia


novedosa con el mismo demonio y dado un artificio, pudo encerrar al diablo y
obligarle a negociar.

Fue así como la literatura nos dio, a partir de este juego de metáforas
hermosamente construidas, una gran obra para el deleite de la humanidad postrera.

Nosotros, y por la vía de otra de las expresiones de la cultura, el fútbol, un día o una
noche, nos encontramos a este personaje que de algún modo nos trae con su
nombre la estirpe del hombre universal. Faustino, “el Tino” Asprilla.

No sabemos, tal cual nos ocurre con los grandes, cuando lo identificamos como
nuestro ídolo: el 10 de Noviembre del 69, fecha cuando nació en Tuluá Valle del
Cauca – Colombia. El tiempo en que jugó en la escuela Guillermo E. Martínez del
Barrio Popular, en Arroz Andes, en Estudiantes y en Selección Tuluá cuando niño.

*
Profesor de la Licenciatura en Educación Básica, énfasis en Educación Física, Recreación y Deportes de la UCEVA
En la época que jugó en el Carlos Sarmiento Lora, en el Cúcuta Deportivo, en
Atlético Nacional o en Cortuluá, aquí en Colombia también.

En las ocasiones que los noticieros nos mostraron, como quien luce a pocos, las
perlas del patrimonio propio, obtenidas por uno de nuestros guerreros, los 43 goles
en el Parma, 18 en el Newcastle, 8 en el Fluminense, 17 en el Palmeiras, 4 en
Atlante, 5 en Universidad de Chile. O cuando se nos presentó como quien enseña
a sus gentes cómo se hace un trabajo cuando se disponen la inteligencia, el juego
y la técnica en el ejercicio del gesto y la ejecución de la habilidad con 3 goles en el
Nacional y 25 en la Selección Colombia.

No sabemos desde cuando lo vimos, lo miramos o lo admiramos a este tulueño,


luminaria del fútbol nuestro, delantero de 1.78 metros de estatura y 74 Kg de peso
que multiplicó sus mensurabilidades con cada uno de estos, por lo menos 125
goles, que nos dieron la felicidad: Sensación de libertad con cada voltereta que él
daba para que celebráramos a coro.

Además, nos ha mostrado el mundo, tal cual lo hizo el personaje de la gran


literatura mentado.

A Colombia primero, y con ello a Tuluá y al amor por nuestra vitalidad.

Luego a Italia, Inglaterra, Brasil, México, Chile, Ecuador, Argentina, Francia,


España, Estados Unidos. En fin, en Suramérica, Europa y Norteamérica y, como si
fuera poco, amén de tanta felicidad, nos mostraba cómo apropiaba los idiomas y
tejía para sí y para nosotros el manto de las alegrías y a veces de los dolores que
nos trae el deporte.

Si, como el gran Fausto de Goethe, Colombia, Tuluá, nosotros, tenemos una gran
obra hecha por Faustino Hernán Asprilla Hinestroza, el Tino Asprilla. A él, como
corresponde a la Universidad, la institución dada a los conocimientos, a la
Educación y la Cultura de las sociedades, nosotros, desde la UCEVA, en el
departamento de Educación Física, queremos mostrarle su lugar en nuestra vida,
en nuestra cultura y en nuestro corazón.

¡MUCHAS GRACIAS!

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