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Introducción
La apicultura es una actividad silvoagropecuaria con impacto positivo al ambiente
y a la cadena alimentaria gracias a la polinización que realizan las abejas cuando
recolectan su alimento desde las flores. Sin embargo, los diferentes cambios en
los territorios y sus ecosistemas han generado dificultades para que las abejas se
desarrollen y se mantengan como lo hacían hace treinta años atrás. Además, los
bosques eran diversos en la mayor parte del país, esto ha ido cambiando con la
aplicación de pesticidas, lo cual trae consigo problemas en la miel de las abejas.
Para enfrentar estos desafíos y mantener la rentabilidad del rubro, quienes
se dedican a la apicultura han debido agruparse en defensa de los espacios y
territorios, así como también para fortalecer y consolidar conocimientos (Figura
21).
En Chile, hasta marzo del 2019 se registraban 6.260 apicultores con un total
de 985.466 colmenas, promediando 157,4 colmenas por apicultor (4to Boletín
apícola del SAG). A su vez se declaran 12.013 apiarios promediando 1,9 por
apicultor. La región de Los Lagos es la región del país con mayor cantidad de
apiarios y colmenas por apicultor (2,3 y 116,3 respectivamente) (4to Boletín
apícola del SAG).
El nivel de consumo per cápita de miel en Chile es de 678 gramos (Red Apícola
Nacional F.G., 2018), cifra cuatro veces mayor al dato obtenido en 2013 (174
gramos). Este incremento en el consumo de miel en Chile se asocia a la tendencia
actual de los consumidores de preferir alimentos sanos, nutritivos y sin aditivos.
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Según datos de la Red Apícola Nacional RAN F.G., 67% de los apicultores en Chile está entre los 36 y 65 años, lo
que implica un estrato etario avanzado lo que genera incertidumbres en la continuidad de la apicultura en Chile.
Nutrición
Las abejas melíferas se alimentan de forma natural de miel, mielatos, polen
y agua. La recolección de estos últimos insumos (mielatos, polen y agua) en
el entorno es realizada por las abejas pecoreadoras que salen a explorar en
búsqueda de los alimentos requeridos por la colmena para mantenerse viva,
desarrollarse y multiplicarse. Sin embargo, durante el transcurso de la temporada
y debido a las diferentes etapas poblacionales que se registran en la colmena,
los requerimientos nutricionales de las abejas cambian. Por esto, es fundamental
que el apicultor sepa identificar cuáles son y así realizar una intervención para
mejorar el estado general de la colmena con una alimentación balanceada que
necesitan en cada momento.
Figura 23. Organización de cajón al momento del proceso de estimulación (Camilo Ruiz,
RAN F.G 2019)
Tipos de alimentos
Los alimentos artificiales se pueden clasificar en energéticos y proteicos. A
continuación, se detallan las formas de preparación cada uno de ellos.
• Energéticos
Jarabe: Calentar el agua hasta que alcance aproximadamente 90°C (un
poco antes de que comience a hervir). Adicionar X g de azúcar granulada,
y revolver la mezcla por espacios no mayores a 10 minutos hasta que se
forme un jarabe homogéneo y sin cristales en suspensión ni en el fondo de
la preparación (Figura 29). Una vez preparado el jarabe se debe dejar enfriar.
Una vez que el jarabe se encuentra frío es posible adicionar las vitaminas. Si
las vitaminas se aplican mientras el jarabe esté caliente éstas se degradarán
y no cumplirán sus funciones.
• Proteicos
Tortas proteicas: El suministro de tortas, pastas o polvos proteicos otorga un
amplio abanico de posibilidades para el apicultor. Lo ideal es que las fuentes
de proteínas de este alimento sea polen (del mismo apiario) recolectado en
épocas de abundancia y suministrado en épocas de escases y presencia de
cría. Sin embargo, para los apicultores la elaboración de tortas proteicas es un
gran desafío en ciertos casos pues hay insumos difíciles de encontrar o bien
la elaboración de la torta no es adecuada y se pierde pues no es consumida
por las abejas, pudiendo descomponerse y generar problemas en la colmena.
Se pueden preparar 500 gramos de polen con 250 gramos de miel y 100 gramos
de azúcar flor (Para obtener una mezcla más consistente y menos liquida evitando
que puede escurrir la mezcla). La pasta resultante pesará aproximadamente 800
gramos, con lo cual fácilmente se pueden alimentar 15 colmenas (tortas de 50 a
55 gramos aproximadamente). Esta torta se puede colocar en primavera cuando
se comienza la estimulación y la cantidad de abejas pecoreadoras y recolectoras
de polen aún es muy escasa. Esta pasta se puede suministrar de forma directa
sobre los marcos o bien dentro de una bolsa por si queda demasiado líquida
(Figura 30).
Forma de
Aplicación en la
Colmena
Figura 33. Varroa en abejas (abeja 1 varroa entre placas dorsales; abeja 2 varroa montado
sobre el tórax y la abeja 3 varroa sobre placa dorsal).
Tipos de muestreo
a) Protocolo de muestreo de doble tamiz
Para fabricar un doble tamiz se necesita un frasco cortado en su parte inferior con
dos mallas, la primera a la mitad del frasco con un diámetro de aproximadamente
3 x 3 milímetros (la cual retiene las abejas), y la segunda malla se instala en la
tapa recortada del frasco con un diámetro 0,5 x 0,5 milímetros (la cual retiene
las varroas) (Figura 36).
Para recolectar las abejas se desliza el frasco con el jaboncillo por 3 marcos
con cría, obteniendo 100 abejas de cada uno (total entre 250 a 300 abejas por
colmena) (Figura 35).
Conteo de abejas
Porcentajes de tolerancia
Primavera (y chequeos en invernada)
Menos del 1% menos de 3 varroas en 300 abejas
Luego de recolectadas unas 300 abejas como mínimo, se debe cerrar el frasco
con una tapa modificada. Esta tapa se confecciona haciendo un corte redondo en
el centro y poniendo en ese sitio una malla que no permita el paso de las abejas
(2 a 3 milímetros de diámetro) (Figura 37).
La ventaja que proporciona este tipo de muestreo es que se pueden devolver las
abejas muestreadas a la colmena y no mueren como en el muestreo de doble
tamiz.
Materiales
• 1 kilo de glicerina líquida de grado alimentario
• 600 gramos de ácido oxálico
• 80 tiras de cartón piedra de 3x35centímetros (2milímetros de espesor)
Insumos
• Guantes
• Mascarilla
• Termómetro
• Olla grande (uso único el oxálico)
• Cocinilla
• Recipiente
Loque americana
Otra de las enfermedades de importancia en la apicultura es Loque americana,
su agente causal es la bacteria Paenibacillus larvae larvae, cuya principal
característica es su resistencia en forma de esporas, las que pueden permanecer
en el medio ambiente y material apícola por muchos años pudiendo resistir
desecación, calor y una amplia gama de químicos desinfectantes. Esta
enfermedad puede afectar a las crías de las tres castas de la colmena.
Los factores que predisponen esta enfermedad son todos aquellos que aumentan
el nivel de estrés de las abejas, como excesiva nucleada, falta de alimento,
pillaje, otras enfermedades, entre otros. Sin embargo, dentro de los factores
más comunes por los que entra esta enfermedad a un apiario son: material
apícola contaminado, movilización de colmenas infectadas y alimentación con
productos contaminados provenientes de otro o el mismo apiario.
Las medidas de control que establece el SAG frente a un foco positivo a loque
americano son:
Modalidad 1: Quema completa del apiario, sin cuarentena (quema del
material).
Modalidad 2: Quemar sólo las colmenas con signos clínicos a la inspección y
establecimiento de cuarentena de mínimo dos meses.
Prevención de la enfermedad