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Alfalfa
Medicado sativa L. es una planta muy utilizada como forraje para el
ganado, por lo que se le puede dar se aprovechamiento y, tras unas
cuantas cortas, enterrarla como abono verde.

Si dispone de humedad y las temperaturas no son muy extremas,


puede sembrarse durante todo el año.
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Guisante
Pisum sativum L. es una planta que se puede cultivar para obtener sus
granos, muy apreciados para la alimentación humana y animal.

Para emplear como abono verde es preferible sembrar alguna variedad


de guisante forrajero, que tendrá un desarrollo más vigoroso y rápido.

Lo ideal es sembrarlo en otoño para enterrarlo en primavera, aunque


en zonas frescas también se puede sembrar en primavera para
enterrar a finales del verano o en otoño.
Haba
Vicia faba L. se cultiva desde antiguo como alimento para humanos y
animales, y no tanto como abono verde, pues se prefería obtener sus
frutos antes que mejorar la tierra.

Como abono verde produce una buena cantidad de materia vegetal,


pero es bastante sensible algunos tipos de hongos ligados a
condiciones de humedad y temperaturas elevadas. Por ello es
recomendable sembrarla en otoño y enterrarla en primavera.
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Trébol
Trifolium sp. suele crecer de forma natural en tierras abandonadas,
praderas y en campos de cultivo como "mala hierba", aunque de malo
no tiene nada.

Ofrecen grandes productividades, por lo que para una misma


superficie de cultivo, el aporte de nutrientes al suelo será superior al de
otras plantas de esta familia.

Una de las variedades más populares como abono verde es el trébol


blanco Trifolium repens L., especialmente como cobertura del suelo
entre los cultivos, pues es una planta de pequeño tamaño.
Crucíferas
También denominadas brasicáceas, son plantas que suelen
desarrollarse mejor en climas templados o frescos y húmedos.

Muchas son cultivadas como alimento humano: mostaza, repollo, coles,


coliflor, brócoli, rúcula, etc; mientras que otras se usan principalmente
como cultivos forrajeros y oleaginosos.

Se caracterizan por producir un gran volumen de hojas y tallos, y


por poseer potentes raíces que son capaces de extraer nutrientes a
bastante profundidad.

Son adecuadas para cultivar como abono verde cuando se desea


principalmente mejorar la textura del suelo, extraer nutrientes
profundos y mejorar el porcentaje de materia orgánica, y
cuando no se pueda emplear una leguminosa.
A diferencia de las leguminosas, no aportan más nitrógeno del que
ya había en el suelo, por lo que no sirven para este propósito.

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