Está en la página 1de 7

Haniel Barazarte

SPAN 237

John Burns

Lunes, 28 de Febrero, 2022.

Ensayo Comparativo entre Lönnrot y Héctor: Poniendo en conversación a Borges con

Pablo Antonio Taiga.

El principio del método comparativo es fundamentalmente uno polémico, donde se

establece un combate artificial entre dos o más objetos con el fin último de esclarecer sus

esencias. Esta metodología combativa opera contraponiendo objetos con el propósito de señalar

similitudes y diferencias, y es mediante este contraste que se logra identificar las cualidades

singulares de los objetos en cuestión. Dicho esto, este escrito tendrá el propósito de identificar

los puntos de unión y desunión entre dos figuras literarias: los detectives Erik Lönnrot de La

muerte y la brújula escrito por Jorge Luis Borges, y Héctor Belascoarán Shayne de No habrá

final feliz por Paco Ignacio Taibo. Esta comparación tendrá un enfoque filosófico donde se

identificarán a ambos personajes como receptáculos de distintas críticas, cosmovisiones, y mapas

ideológicos. Comparación que se establecerá a través del análisis metodológico de los distintos

detectives, pues es desde sus métodos investigativos de donde emergen sus distintivas

personalidades, y es en su hacer detectivesco donde los autores representan sus enfoques

filosóficos, políticos, y sociales. En este aspecto, este escrito identificará el accionar de Lönnrot

como una representación inversa del individualismo metodológico borgiano, mientras que el

hacer de Héctor estará relacionado al filo-izquierdismo de Paco Ignacio Taibo.


En primer lugar, Borges nos presenta a un Lönnrot que es simultáneamente un “puro

razonador”1 y un “aventurero”2, una combinación peculiar de características aparentemente

antagónicas: la pasividad relacionada a razonar contra la actividad inherente a la aventura. Sin

embargo, Borges (que no es ajeno a la conjugación ambigua de carácteres dispares, véase el Sur),

compagina estas dos características a la hora de exponer a un Lönnrot que, convencido de tener

la razón, va directamente hacia la escena de un posible crimen con el propósito de adelantarse y

sorprender a su rival. Esto es, el aventurismo de Lönnrot es uno premeditado regulado por su

capacidad de razonar. En contraste, el aventurismo de Héctor es caótico e inesperado, esto es, la

aventura va hacia él sin previo aviso. Un caso puntual sería la heterogénesis de los fines que

ocurre cuando Héctor, en el Capítulo V, intenta intimar con la muchacha de cola de caballo al

entrar en su carro y termina en una escena de persecución. En este punto el racionalismo

desexualizado de Lönnrot se opone al emotivismo y patetismo de Héctor.

Este racionalismo se manifiesta en el método investigativo de Lönnrot que consiste en

establecer relaciones abstractas a partir de signos, símbolos, y mensajes ocultos que van en

contra del empirismo inherente al sentido común. Es este conflicto entre lo abstracto y el sentido

común lo que rige la relación entre Lönnrot y su compañero Treviranus, contraposición que se

manifiesta en la respuesta que le da Lönnrot a Treviranus al este sugerir que la muerte de

Yarmolisnky fue un mero error: “Posible, pero no interesante. Usted replicará que la realidad no

tiene la menor obligación de ser interesante. Yo le replicaré que la realidad puede prescindir de

esa obligación, pero no las hipótesis”3. En este sentido, mientras Treviranus asume un realismo

sachificado, Lönnrot ficcionaliza la realidad con un fin lúdico de un modo quijotesco. En

1
Borges, Jorge Luis. La Muerte y La Brújula, Jorge Luis Borges (1899–1986),
https://www.literatura.us/borges/lamuerte.html.
2
ídem
3
ídem
contraste, el proceso deductivo de Héctor se sostiene en base de intuiciones prácticas y datos

testimoniales, inclusive admitiendo el azar dentro de sus operaciones investigativas. Esta

aceptación de lo contingente se observa cuando en el Capítulo IV, Héctor, tras salir borracho de

un caótico metro capitaleño, se encuentra por casualidad con una foto del “romano” asesinado.

En este sentido, el contacto con la realidad de Hectór, siempre desordenada, es sin

intermediarios, asumiendo en el proceso el componente caótico de la misma e incorporándola a

su método. En contraposición directa a esta defensa de lo azaroso, Lönnrot se posiciona en

contra de introducir al azar en su investigación, prejuicio que se demuestra cuando Lönnrot

desprecia la sugerencia de Treviranus al afirmar que en su teoría “interviene copiosamente el

azar”4. A este respecto, Lönnrot opta por el orden artificioso y abstracto en oposición a Héctor

que asume el caos como parte de la realidad.

Este desprecio por el sentido común, por lo exotérico, y por lo azaroso implican en

Lönnrot un convencimiento fuerte por el orden abstracto y geométrico de las cosas. En este

sentido, no es baladí entonces que el narrador mencionase el término more geometrico, expresión

que quiere decir “al modo geométrico”5, locución popularizada por el filósofo racionalista

Baruch Spinoza. En este aspecto, Lönnrot no concibe su ficción fuera de estructuras geométricas

(abstractas), por ello, además de los libros, las herramientas que utiliza a la hora de investigar se

reducen a un compás y una brújula, dos instrumentos de medición. Este enfoque técnico y

mecánico de Lönnrot con una disposición hacia lo abstracto y esotérico lo termina

deshumanizando y dejándolo fuera de la realidad. Es tan fuerte la tendencia de Lönnrot hacia lo

ordenadamente abstracto que el narrador describe su emoción tras saber que morirá como una

“tristeza impersonal”6. En contraste con el personaje robotizado de Lönnrot, Héctor se nos

4
ídem
5
ídem
6
ídem
presenta como un individuo excesivamente humano. Esto es, Héctor llora, ríe, y se enamora

como cualquier otro hombre, rozando en el proceso con un cierto patetismo emotivista. Esta

tendencia a humanizar a Héctor se puede apreciar al observar, a raíz de la descripción del

narrador, la reacción de Héctor hacia su propio desamor: “Héctor sonrío, se río, y se puso a

llorar”7. Aquí se nos muestra a un Héctor basal y humano en contraposición a Lönnrot, que más

bien opera como una abstracción de sí mismo. Este aspecto particular, a saber, la

auto-abstracción, se puede apreciar en su petición final a Scharlach: “Máteme en D, como ahora

va a matarme en Triste-le-Roy”8. Su impersonalidad debido a su auto-abstracción quijotesca es

tan potente que concibe su propia muerte como un elemento arquetípico, esto es, perenne.

Esta contraposición entre un Lönnrot deshumanizado y un Héctor humanizado se puede

apreciar en sus distintas metodologías investigativas respecto al tema testimonial. Lönnrot actúa

de manera individualista a lo largo de su investigación, no utiliza testigos y cada vez que su

compañero Treviranus le propone una hipótesis este le rechaza. Su método se reduce a investigar

símbolos, leer libros esotéricos, y descifrar pistas ocultas con sus herramientas; su fin es

auto-referencial en tanto que lúdico, se distancia de los demás y se encierra en su mundo de

abstracciones. En contraste, Héctor se asume como un sujeto comunitario, pero este se manifiesta

como un comunitarismo desde abajo. El valor testimonial de los miembros de su comunidad es

fundamental a la hora de sostener su investigación. Este comunitarismo subalterno se manifiesta

constantemente a lo largo de la obra. En este sentido, Héctor obtiene información del lumpen y

del proletariado citadino: taqueros, vedettes, y dueños extranjeros de empresas locales, todos

colaboran con su investigación. También entre sus amigos se pueden encontrar sindicalistas,

ingenieros (de cloacas), y periodistas, lo que indica la integración orgánica de Héctor dentro de

7
Taibo, Paco Ignacio. No habrá Final Feliz: La Serie Completa De Héctor Belascoarán Shayne. Harper Rayo, 2009.
414.
8
ídem
su comunidad. En este aspecto, Héctor se convierte en un receptáculo de las ideas izquierdistas

de Pablo Ignacio Taibo. Este énfasis hacia el subalterno, por los sectores interiorizados de la

sociedad, opera como una crítica social a la situación política mexicana.

Esta idea de que Héctor funciona como un recipiente de las ideas políticas de Pablo

Ignacio Taibo se puede sostener por distintas vías, señalar la metodología comunitarista de

Héctor es una de ellas, pero también se puede apreciar en su apatía hacia las instituciones

mexicanas, o ya en su sentido extra-caracterial en el uso constante de epígrafes con citas de

personajes afines a la izquierda por parte del autor. La crítica a la instituciones de poder

mexicanas se puede apreciar puntualmente en el Capítulo I al Héctor lamentarse,

sardónicamente, de que no hayan muerto los policías durante una explosión. Respecto a los

epígrafes, sin perjuicio de que solo estén tangencialmente relacionados a Héctor, sirven como

indicación de la línea ideológica del mismo. En estos epígrafes, por nombrar a unos cuantos, se

pueden encontrar citas de figuras como Roberto Fernandéz Retamar, Francisco Urondo, y

Miguel Bakunin, todos intelectuales y escritores de izquierda, lo que indica que Héctor funciona

como un contenedor ideológico afín a la izquierda.

Del mismo modo que Héctor, Lönnrot también cumple la función operativa de servir

como receptor de las ideas particulares de Borges. En este caso, Lönnrot funciona de una manera

inversa como una crítica tanto al quijotismo como a las formas epistemológicas holistas y

generalistas. Verbigracia, Lönnrot en su afán de ficcionalizar su mundo mediante abstracciones

ignora por completo las sugerencias de sentido común de su compañero Treviranus (que

terminaron siendo ciertas), una ignorancia deliberada que le conduce a su propia muerte. Este

hecho sugiere que la miopía de Lönnrot respecto a la propia realidad implica un error, esto es, el

fracaso de la metodología de Lönnrot supone una crítica a un cierto tipo de quijotismo que
desprecia deliberadamente al sentido común. En cuanto al entramado epistemológico, la

decisión final de Lönnrot de convertir a su rivalidad con Scarlatch en un fenómeno arquetípico,

sugiere que Lönnrot comprendía el mundo a partir de generalizaciones. Por el contrario, Borges

era un fiel defensor del individualismo epistemológico, llegando a decir que “toda generalización

es falsa”9, y que “un solo hombre ha nacido, un solo hombre ha muerto en la tierra. Afirmar lo

contrario es mera estadística, es una adición imposible”10. En este sentido, Lönnrot se convierte

en un receptáculo de las críticas borgianas respecto a la ficcionalización de la realidad como

también hacia el holismo en pro de un individualismo epistemológico, definido por el fracaso y

posterior muerte de Lönnrot.

En este sentido, Lönnrot y Héctor operan como figuras antagónicas dentro de este

artificioso ejercicio comparativo. Esto es, mientras que Lönnrot representa un cierto espíritu

racionalista, solipsista, y mecanicista, Héctor opera dentro de un marco más comunitario,

emotivo, y basal, es decir, más “humano”. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, ambos

detectives cumplen la función de servir como receptáculos de las ideas, críticas, y filosofía de sus

respectivos autores. En el caso de Lönnrot, este representa los problemas del quijotismo y del

holismo epistemológico, mientras que Héctor funciona como una vasija que PAI utiliza para

representar su crítica social y su filosofía izquierdista.

9
"Los arquetipos en Borges: clasificación y análisis.." The Free Library. 2020 University of Pittsburgh, Borges Center
27 Feb. 2022 https://www.thefreelibrary.com/Los+arquetipos+en+Borges%3a+clasificacion+y+analisis.-a0644466477
10
Krause, Martin. “La Filosofía Política De Jorge Luis Borges.” Medium, POLITICOLAB, 2 Sept. 2017,
https://medium.com/politicolab/la-filosof%C3%ADa-pol%C3%ADtica-de-jorge-luis-borges-29ef9909d822.

También podría gustarte