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TEMAS

Los monográficos de
TEMAS 100

2o trimestre 2020 · N.o 100 · 6,90 € · investigacionyciencia.es

TEMAS
Filosofía
de la ciencia
Claves filosóficas
para comprender
la ciencia actual

dirigido por
Alfredo Marcos
prólogo de
Alberto Cordero

N.
o 100
FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

A
O

N
IV RI
ERSA
100
NUESTRAS PUBLICACIONES

INVESTIGACIÓN Y CIENCIA MENTE Y CEREBRO


Desde 1976, divulga el desarrollo de la Desde 2002, divulga los avances
ciencia y la técnica con la colaboración más sólidos en el dominio
de los mejores expertos internacionales de la psicología y las neurociencias
Revista mensual Revista bimestral
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MONOGRÁFICOS

TEMAS de IyC CUADERNOS de MyC


Monografías sobre los temas clave Monografías sobre los grandes temas
que guían el desarrollo de la ciencia de la psicología y las neurociencias
Revista trimestral Revista cuatrimestral
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ESPECIAL
Recopilaciones de nuestros
mejores artículos (en PDF)
sobre temas de actualidad
Formato: digital
Prólogo
por Alberto Cordero

Los usos de la filosofía


de la ciencia en el siglo XXI

L
as ciencias constituyen una de La filosofía de la ciencia examina ahora con mayor detalle cada uno de
nuestras grandes formas con- la coherencia de estos ideales y las estos usos.
temporáneas de creatividad — propuestas resultantes, coteja las afir-
otra, a decir del pensador Isaiah Berlin, maciones de logros científicos con las El impacto de la crítica
es el cine—. En los últimos 300 años, el pruebas y trata de identificar las partes El objetivo central de los filósofos no
conocimiento científico y el poder aso- problemáticas. A tal efecto, analiza los es celebrar los dictámenes de la ciencia
ciado a sus usos han crecido de forma argumentos invocados en las distintas sino examinarlos. Como muestran los
exponencial. Resulta, pues, crucial la disciplinas, el carácter y estructura de artículos incluidos en esta monografía,
reflexión filosófica sobre la ciencia. Y las teorías propuestas caso por caso, las el propósito es tasar críticamente los
esta es precisamente la inspiración y la metodologías de aceptación y rechazo productos de la ciencia y, en la medida
aspiración de este volumen, con el que de hipótesis, y los alcances y límites de de lo posible, integrar los más convin-
la colección de monografías TEMAS de los veredictos científicos. De modo com- centes de ellos en una imagen sobria
Investigación y Ciencia celebra sus 25 plementario, investiga los presupuestos del mundo y de nosotros en él —un
años. Hoy las ciencias generan recursos lógicos, metafísicos, epistemológicos, «mapa existencial» al cual las personas
innegables para emanciparnos —o sub- éticos e ideológicos discernibles en las interesadas podamos echar mano para
yugarnos—, especialmente desde la físi- ciencias, así como la historia filosófica entender el mundo, situarnos, saber a
ca, la química, la biología y un número del pensamiento científico, las ontolo- qué atenernos, y actuar en consecuen-
creciente de ramas de la psicología y gías de las teorías tomadas literalmen- cia como agentes libres.
las ciencias sociales. En la actualidad, te, las relaciones (armónicas o tensas)
las aplicaciones de la física cuántica, la que las principales teorías guardan con Una nueva forma
nanotecnología, la biología molecular otras perspectivas actuales, y los con- de racionalidad y sensibilidad
y la psicología experimental nos están trastes entre los hechos y los valores En el siglo xvii, el proyecto de las «nue-
cambiando las posibilidades de acción a en las prácticas científicas, entre otras vas ciencias» era distinto del que te-
pasos agigantados y, con ello, lo que en- áreas de interés. Todos estos enjundio- nemos ahora. Había mucha esperanza
tendemos por «vida» y «humanidad». sos estudios ciertamente mantienen de alcanzar conocimientos acabados,
A nivel institucional, las ciencias fascinados a los filósofos. Pero, fuera ciertos, libres de toda duda posible.
aspiran a ser accesibles a todos (exo- del mundo académico, ¿para qué sirven Pronto el pensamiento científico aban-
terismo); exigen descripciones preci- los resultados que obtiene la filosofía? donaría ese optimismo auroral, adop-
sas; dan prioridad epistemológica a la Puede parecer raro, pero la filosofía tando expectativas más modestas. En
observación crítica; admiten que no de la ciencia tiene usos de interés gene- las ciencias empíricas, la orientación
conocemos nada con certeza absoluta ral. Entre los rubros de mayor utilidad apuntó hacia conocimientos compara-
y, en correspondencia, mantienen to- destacaré brevemente cinco: el impacto tivamente modestos; teleológicamente
das las ideas abiertas a la posibilidad vital de la crítica de las ideas, los mé- opacos, fragmentarios, de carácter con-
de revisión crítica. Los planteamientos todos y los resultados de las ciencias; jetural, tentativos, abiertos al cambio
científicos se presentan, por consiguien- el ascenso del moderno pensamiento a la luz de nuevos datos y razones. La
te, como falibles, y nunca aciertan del científico como una nueva forma de ra- versión moderna surgió, por esta razón,
todo, pero sus logros sugieren que es cionalidad y sensibilidad; el análisis de como un proyecto que inicialmente las
posible desarrollar teorías exitosas y aperturas de la imaginación inducidas élites académicas tildaron de «pseudo-
creer en mucho de lo que dicen, sin ga- por las ciencias; la ciencia y el proyecto filosofía natural», un saber de segunda
rantías absolutas, pero con buen rédito de conocer sin garantías ni absolutos, y clase que, no obstante, con el tiempo
epistémico y práctico. las aplicaciones a la educación. Veamos suplantaría al proyecto filosófico tradi-

2  TEMAS 100
cional en un número creciente de áreas. tinio empírico (dominios como el del educación. El mundo actual, inmerso
Lejos de hacer la naturaleza menos in- movimiento de los cuerpos, las propie- como está en ideas y productos cientí-
teligible, estas admisiones de limitación dades de la luz o el comportamiento ficos, nos lleva a enfatizar la enseñanza
epistemológica y metafísica condujeron de los gases), cada uno estudiado de razonada de las ciencias en las escuelas.
al descubrimiento de niveles «interme- forma aislada de los otros, para luego Los jóvenes necesitan una formación
dios» de conocimiento explicativo que tratar de compatibilizar los resultados que los ayude a entender y evaluar críti-
han mostrado ser, pese a todo, esclare- en la medida de lo posible, sin garantía camente las propuestas científicas y los
cedores, fructíferos y muy confiables. de unificación total. De este modo, los ideales subyacentes a ellas. Los benefi-
científicos estudian aspectos del mundo cios son no solo técnicos, sino también
Apertura de la imaginación aislándolos metodológicamente de su cívicos y culturales. Por el lado cívico,
Desde siempre, pero sobre todo de contexto total. compartimos una necesidad urgente
mediados del siglo xix en adelante, el Por ejemplo, al investigar las propie- de cultivar y defender el proyecto de-
desarrollo de las ciencias ha ido de la dades fisicoquímicas de un metal, no mocrático fomentando el espíritu crí-
mano de la superación intelectual de se tienen en cuenta parámetros como tico a todos los niveles. Con creciente
«imposibles» teóricos recibidos. En la altura de los yacimientos de donde frecuencia, los ciudadanos debemos
1900, uno de esos imposibles era la proceden —o, para tal caso, la longitud decidir en las urnas entre programas
idea de que la luz pudiese propagar- promedio de la nariz de los mineros—. políticos con distintos enfoques cientí-
se en el vacío con la misma velocidad Siempre que nos fijamos en algún as- fico-tecnológicos. Para ello precisamos
para todos los sistemas de referencia, pecto, lo hacemos a costa de abstraer comprender los temas involucrados y
independientemente del movimiento otros muchos. Algunos de los abstraídos las opciones existentes. Lograr esto es
relativo entre ellos. Pocos años después, serán susceptibles de estudio bajo otro prácticamente imposible sin maestros
esta idea inicialmente tan irrazonable enfoque; otros —como la longitud de la capaces de entender las ideas, los mé-
encontraría expresión coherente en la nariz de los mineros—, quizá ni siquiera todos y las formas científicas de pensar
revolucionaria concepción del espacio, eso. Se asume tácitamente que, en cada y representar el mundo. Del lado cultu-
el tiempo y la materia propuesta por dominio de interés, las relaciones causa- ral, parte del interés pedagógico de la
Einstein. Las innovaciones científicas les que los entes, regularidades y proce- filosofía de la ciencia reside en la ayuda
del último siglo y medio muestran lo sos tomados en cuenta guardan con los que presta a maestros y alumnos para
profundamente que es posible revisar aspectos dejados de lado son desprecia- ver los grandes descubrimientos como
las ideas y relaciones conceptuales. bles. Forjado desde nuestra imperfecta las aventuras intelectuales y humanas
Creencias tenidas por absolutamente situación epistémica, el estilo resultante que son.
ciertas pueden terminar revelándose de conocimiento científico es humilde Hay otras aplicaciones para las con-
falsas. Ejemplos de esto abundan en comparado con muchos otros. Cabe ar- tribuciones de los filósofos —y con toda
la historia de grandes temas como la güir, sin embargo, que en numerosos seguridad el lector las irá descubriendo
cosmología, el espacio, el tiempo, la campos de interés, esta forma modesta a medida que se adentre en las páginas
materia, la ontología física, la vida or- de estudiar el mundo logra realizar mu- que siguen—, pero creo que las cinco
gánica, la mente, la naturaleza humana chos de nuestros objetivos epistémicos destacadas ejemplifican el vigor público
y la historia natural de las categorías y prácticos mejor y más fácilmente que y pertinencia general de la disciplina.
éticas, entre otros. otras formas imaginadas de hacerlo, en
todo caso muy por encima de lo que
Conocer sin garantías nuestros antepasados creyeron posible.
ni absolutos Una interpretación naturalista de estos
Una interpretación de las mencionadas éxitos es que, si bien los conocimientos
aperturas del intelecto es que la ciencia a nuestro alcance carecen de certeza ab- Alberto Corderoes catedrático
de filosofía e historia de la ciencia
moderna nos ayuda no solo a apren- soluta, para saber no necesitamos saber
en la Universidad Municipal de
der acerca del mundo sino también a que sabemos. La filosofía de la ciencia Nueva York (CUNY). Reconocido
aprender a aprender. Continuando la lí- explicita este modo de creer, dudar y internacionalmente por sus
aportaciones a la filosofía de la
nea sugerida en el punto anterior, en el negar sin garantías ni absolutos.
ciencia y también a una historia
siglo xvii un reconocimiento filosófico filosófica de la ciencia, centra su
decisivo fue que es posible y fructífero La filosofía en la educación investigación actual en el realismo
estudiar el mundo fraccionándolo en Finalmente, un uso poco celebrado científico, las implicaciones
filosóficas de la mecánica cuántica
dominios específicos abiertos al escru- de la filosofía de la ciencia se da en la y el naturalismo.

Filosofía de la ciencia  3
Presentación
por Alfredo Marcos

Celebrar y compartir
la filosofía

A
lo largo de sus más de cuarenta años de actividad di- A partir de 2011, Investigación y Ciencia decidió incor-
vulgadora, Investigación y Ciencia ha prestado siem- porar contenidos filosóficos de manera más regular. Se in-
pre atención a los aspectos filosóficos de la ciencia. auguró la sección «Filosofía de la Ciencia» y me invitaron a
Encontramos en su fondo documental artículos que son ya coordinarla. Estas páginas constituyen una ventana abierta,
clásicos. Muchos de los que ahora somos profesores hicimos a través de la cual los filósofos que escribimos sobre ciencia
nuestra primera aproximación a la filosofía de la ciencia a podemos comunicarnos con un público muy diverso. Es una
través del artículo de Jesús Mosterín «La estructura de los gran oportunidad que implica, al mismo tiempo, un gran
conceptos científicos» (1978). Y en las décadas siguientes, la reto: esta iniciativa nos ha impulsado a muchos a aprender
revista publicó artículos filosóficos de pensadores tan pres- el oficio de comunicar la filosofía a la sociedad —o, al menos,
tigiosos como Emilio Lledó, Pedro Laín Entralgo, Evandro lo hemos intentado—. Como resultado, hemos contribui-
Agazzi, Mariano Artigas, Gerard Radnitzky, Francis Crick, do a consolidar la cultura filosófica de un gran número de
Christof Koch o Allan Calder. lectores, a incrementar el interés social por la filosofía y a

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4  TEMAS 100
INVESTIGACIÓN Y CIENCIA
DIRECTORA EDITORIAL
Laia Torres Casas
EDICIONES
mejorar la calidad de la divulgación filosófica en nuestro Anna Ferran Cabeza, Ernesto Lozano Tellechea,
Yvonne Buchholz
entorno académico.
DIRECTOR DE MÁRQUETIN Y VENTAS
El compromiso de Investigación y Ciencia con la filosofía Antoni Jiménez Arnay
llega con este volumen todavía más lejos. En una valiente DESARROLLO DIGITAL
Marta Pulido Salgado
apuesta por la reflexión y el pensamiento, la colección de PRODUCCIÓN
monografías TEMAS de IyC celebra sus 25 años de recorrido M.a Cruz Iglesias Capón, Albert Marín Garau
SECRETARÍA
dedicando el número 100 a una extensa y cuidada selección Eva Rodríguez Veiga
de artículos publicados en la sección «Filosofía de la cien- ADMINISTRACIÓN
Victoria Andrés Laiglesia
cia». El conjunto ofrece una excelente visión panorámica e
SUSCRIPCIONES
introductoria a la materia e incorpora una notable plura- Concepción Orenes Delgado, Olga Blanco Romero

lidad de enfoques, pues los textos son fruto del trabajo de


más de una treintena de personas procedentes de distintas EDITA
universidades y países, con trayectorias investigadoras tan Prensa Científica, S. A.
prestigiosas como diversas. Muntaner, 339 pral. 1.a
08021 Barcelona (España)
La lectura de esta compilación será seguramente de in- Teléfono 934 143 344
precisa@investigacionyciencia.es
terés para un público muy amplio, deseoso de asomarse a www.investigacionyciencia.es
la filosofía de la ciencia, a sus clásicos y a los debates más
actuales. Confiamos en que sea de utilidad también para
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estudiantes de ciencias y de filosofía, como una primera EDITOR IN CHIEF  Laura Helmuth
aproximación a la filosofía de la ciencia, donde podrán en- PRESIDENT  Dean Sanderson
EXECUTIVE VICE PRESIDENT  Michael Florek
contrar, además, información bibliográfica actualizada para
profundizar en cada una de las cuestiones.
Hemos organizado los artículos en dos grandes bloques.
DISTRIBUCIÓN
El primero de ellos toca cuestiones de filosofía general de la
para España:
ciencia, que afectan por igual a todas las disciplinas (con- LOGISTA, S. A.
Pol. Ind. Polvoranca - Trigo, 39 - Edificio B
ceptos, leyes y teorías científicas, dinámica de teorías, expli- 28914 Leganés (Madrid)
cación y prueba, verdad, realismo, falibilismo, objetividad Tel. 916 657 158
y límites de la ciencia, pluralismo y complejidad, presencia para los restantes países:
Prensa Científica, S. A.
de metáforas en ciencia, función en la misma de las emocio- Muntaner, 339 pral. 1.a
nes, el sentido común y los valores, comunicación científica, 08021 Barcelona

enfoques feministas, creatividad y relación entre ciencia y


arte). El segundo bloque está dedicado a la filosofía de las PUBLICIDAD
ciencias especiales y de la tecnología (matemáticas, física y Prensa Científica, S. A.
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se dirimen los problemas filosóficos específicos de cada una
de estas disciplinas. ATENCIÓN AL CLIENTE
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rama introductorio muy actual, significativo y cualificado. Copyright © 2020 Scientific American Inc.,
1 New York Plaza, New York, NY 10004-1562.

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por ningún medio mecánico, fotográfico o electrónico, así como cualquier clase
de copia, reproducción, registro o transmisión para uso público o privado, sin la
previa autorización escrita del editor de la revista. El nombre y la marca comer-
Alfredo Marcoses catedrático de filosofía cial SCIENTIFIC AMERICAN, así como el logotipo correspondiente, son pro-
de la ciencia en la Universidad de Valladolid. piedad exclusiva de Scientific American, Inc., con cuya licencia se utilizan aquí.
Es experto en filosofía de la biología y en
ISSN edición impresa: 1135-5662 ISSN edición digital: 2385-5673
estudios aristotélicos, temas sobre los que ha Dep. legal: B-32.350-1995
publicado una veintena de libros y más de un
centenar de artículos y capítulos. Actualmente Imprime Rotimpres - Pla de l’Estany s/n - Pol. Ind. Casa Nova
17181 Aiguaviva (Girona)
centra su investigación en el concepto
filosófico de naturaleza humana. Printed in Spain -­­ Impreso en España

Filosofía de la ciencia  5
Filosofía de la ciencia
P R Ó LO GO
2 Los usos de la filosofía de la ciencia en el siglo XXI. Por Alberto Cordero

P R ES E N TACI Ó N
4 Celebrar y compartir la filosofía. Por Alfredo Marcos

PARTE I 32 Realismo científico. ¿Sigue el debate?


FILO S OFÍA GENERAL Antonio Diéguez
DE LA CIENCIA
34 En busca de la objetividad
10 Más allá de la lógica y la semántica Evandro Agazzi
Alfredo Marcos
36 Pluralismo integrador
12 Los conceptos científicos Marta Bertolaso y Sandra D. Mitchell
José Díez
38 La lógica de la creatividad científica
14 Metáforas de la vida y vida de las metáforas Jaime Nubiola
Alfredo Marcos
40 Ciencia y sentido común, ¿adversarios o aliados?
16 Las leyes en ciencia Ambrosio Velasco
José Díez
42 El universo creativo de Popper
18 Las teorías en ciencia Josep Corcó
María Caamaño
44 ¿Ciencia sin emociones?
20 Popper y Kuhn sobre el progreso científico A. R. Pérez Ransanz
Julio Ostalé
46 Ciencia y arte: ¿Vidas paralelas?
24 El mundo de las pruebas J. Pinto de Oliveira
Ana Luisa Ponce Miotti
48 Nuevas tendencias en comunicación científica
26 ¿Puede la ciencia explicarlo todo? Alfredo Marcos
Jesús Zamora Bonilla
50 El conocimiento situado
28 Naturaleza y finalidad E. Pérez Sedeño
Héctor Velázquez Fernández
52 La ciencia al límite
30 Los valores de las ciencias Alfredo Marcos
Javier Echeverría
TEMAS
TEMAS
2.o trimestre 2020 · N.o 100

PARTE II 76 Los pilares de la mente


FILO S OFÍA DE LAS CIENCIAS Fernando Martínez Manrique
E SPE CIALE S Y DE LA TE CNOLO GÍA
78 Yo, mi cerebro y mi otro yo (digital)
56 Matemática con estilo Mariano Asla
Javier De Lorenzo
80 La filosofía de las ciencias sociales
58 Aleatoriedad y mecánica cuántica Amparo Gómez
Albert Solé y Carl Hoefer
82 La irrupción de las masas y la sabiduría colectiva
60 La frontera filosófica de la cosmología moderna J. Francisco Álvarez
Francisco José Soler Gil
84 La filosofía de la economía
62 Física y filosofía María Jiménez Buedo
Francisco José Soler Gil
86 En la senda de Jesús Mosterín
64 Libertad y belleza en La théorie physique Anna Estany
Alfredo Marcos
88 Racionalidad en ciencia y tecnología
66 ¿Es posible una filosofía de la química? León Olivé
Anna Estany
90 La extraña relación entre filosofía y tecnología
68 La filosofía de la biología en el siglo xxi Ana Cuevas
Alfredo Marcos
92 Transhumanismo: entre el mejoramiento
70 ¿Qué es un organismo individual? y la aniquilación
Arantza Etxeberría Antonio Diéguez

72 Neurociencia: evitar el desengaño 94 La técnica y el proceso de humanización


Alfredo Marcos José Sanmartín Esplugues

74 ¿Qué significa estar sano o enfermo?


Cristian Saborido
Filosofía general
de la ciencia

8  TEMAS 100
Filosofía de la ciencia  9
AMPLIANDO LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

Más allá de la lógica


y la semántica Alfredo Marcos
Catedrático de filosofía
La filosofía de la ciencia favorece la producción de la ciencia en la
Universidad de
y la comunicación crítica de la ciencia Valladolid.

S
uele decirse—y con razón— que la alternativa a la filosofía diversos científicos y filósofos: Descartes, Francis Bacon, Galileo,
no es la ausencia de filosofía, sino la mala filosofía. Es de­ New­ton, Leibniz, Locke, Hume o Kant son tan solo algunos de
cir, las cuestiones filosóficas resultan inevitables. Cuando los más importantes. A partir de ahí, con el crecimiento de la
parece que las hemos arrojado por la puerta, vuelven a entrar ciencia moderna y el desarrollo de la tecnología, abundan los
por la ventana. Aunque prescindiésemos de la reflexión filosófi­ pensadores e investigadores que hacen filosofía de la ciencia.
ca sobre la ciencia, seguiríamos utilizando supuestos filosóficos Cabe recordar entre ellos a Whewell, Herschel, Stuart Mill,
implícitos en la investigación, supuestos mal planteados, mal di­ Duhem, Mach y Poincaré.
geridos y nunca debatidos. Así pues, será mejor abordar de fren­ Pero el reconocimiento académico de la filosofía de la cien­
te los problemas filosóficos vinculados con la ciencia. cia como tal disciplina llega de la mano del Círculo de Viena,
A esa tarea se dedica la filosofía de la ciencia. Desde muy que estuvo activo entre 1922 y 1936. Sus miembros pusieron
antiguo encontramos contenidos que podemos ubicar bajo esta en marcha una colección de libros dedicada a esta materia,
denominación. Cuando Platón, en La República, reflexiona así como una revista, Ertkenntnis, que todavía se publica.
sobre el método adecuado para la astronomía, está haciendo Organizaron congresos y vieron nacer en la Universidad de
filosofía de la ciencia. Con más razón todavía se puede situar a Viena la primera cátedra de filosofía de las ciencias inducti­
su discípulo Aristóteles entre los pensadores que han cultivado vas, desempeñada por Moritz Schlick. El programa filosófico
esta disciplina. Por poner tan solo un ejemplo, el libro I de su propuesto por los pensadores más notables del círculo, entre
tratado Sobre las partes de los animales constituye toda una ellos Rudolf Carnap y Otto Neurath, se puede denominar em­
lección de metodología para las ciencias de la vida. Fueron pirismo lógico o neopositivismo. Se desarrolló durante un par
muchos los pensadores medievales que se ocuparon también de de décadas hasta su agotamiento. El pensamiento producido
estas cuestiones: Roger Bacon, Duns Escoto, Tomás de Aquino, durante esta época de influencia, desarrollo y agotamiento del
Robert Grosseteste, Guillermo de Ockham y, en general, los programa neopositivista se conoce como «la concepción he­
estudiosos de las escuelas de Oxford y Padua. Ya en los tiempos redada» (the received view).
modernos encontramos filosofía de la ciencia en las obras de Tras ese período, hacia el comienzo de los años sesenta
del pasado siglo, dos autores pro­
ducen un cambio drástico en la
filosofía de la ciencia. Por un lado,
Karl Popper publica en 1959 la
traducción al inglés de su obra
magna, La lógica de la investi-
gación científica. Nos enseña en
este texto que el conocimiento
científico es conjetural, que debe­
mos olvidar el sueño largamente
buscado de la certeza científica,
pero sin desesperar nunca de la
aspiración a la verdad. Se abre
así una oportunidad para ubicar
la ciencia en el mismo plano que
otras actividades humanas, olvi­
GETTY IMAGES/RADACHYNSKYI/ISTOCK

dando cualquier pretensión de


superioridad absoluta.
Por otra parte, aparece en 1962
uno de los libros más influyentes
del siglo: La estructura de las re-
voluciones científicas, de Thomas
Kuhn. Un síntoma de su impor­

10  TEMAS 100


tancia cultural es que todos en cierto modo hablamos hoy en experimentales, en científicos que salen del laboratorio para
lenguaje kuhniano. Cuando afirmamos que tal ciencia se halla entrevistarse con un político, que buscan financiación para
en crisis, que pasa por una etapa revolucionaria, que ha cam­ sus investigaciones, que establecen alianzas con otros grupos,
biado o debe cambiar de paradigma, o que vive un momento que persiguen aplicaciones técnicas de sus resultados o que, en
de normalización, estamos empleando la terminología que charlas y debates televisivos, tratan de difundir sus proyectos
Kuhn nos legó. Pero quizás el punto crucial de su magisterio y resultados. Quizás hayamos imaginado a una profesora que
sea la idea de que la ciencia es una actividad humana y social, imparte clases o dirige una tesis, a un be­cario que guía unas
condicionada por factores contextuales, y que como tal debe prácticas o a un ensayista que escribe para el gran público
ser estudiada y valorada. No sería injusto decir que la filosofía sobre el cambio climático. Tal vez hayamos evocado la soledad
de la ciencia de las últimas décadas es principalmente post- de un despacho, el lápiz y el papel todavía en blanco, las horas
kuhniana. Kuhn marcó la agenda. Él dejó de meditación y el momento creativo en que
planteados una buena parte de los problemas
con los que hoy se enfrenta la filosofía de la
Como otras se van vislumbrando nuevas relaciones, o el
debate entre colegas durante un congreso, o
ciencia. ¿Cuáles son esos problemas? actividades el diálogo entre la persona que hace ciencia
La respuesta depende en gran medida y el editor de una prestigiosa revista espe­
de lo que entendamos por ciencia. Así pues, humanas y sociales, cializada... Acciones.
esta pregunta ha de llevarnos a otra: ¿Qué la ciencia avanza La ciencia es acción humana y social. No
es la ciencia? Sería demasiado ambicioso, y está rígidamente conducida por un método
estaría fuera de lugar aquí, cualquier intento según la prudencia algorítmico, sino gestionada por la pruden­
de aportar una definición cabal de la ciencia. y la creatividad de cia y la creatividad de las personas, como
Pero la cuestión no carece de utilidad. Nos otras actividades humanas. Digámoslo con
sirve para evocar la idea de ciencia que cada las personas las palabras del filósofo Ernst Nagel, en
uno tiene, las imágenes que relacionamos La estructura de la ciencia (1974): «Como
con la misma. ¿En qué tipo de cosas pensa­ arte institucionalizado de la investigación,
mos cuando hablamos de ciencia? Quizás en frases como «la la ciencia ha dado frutos variados, conquistas tecnológicas,
fuerza es igual a la masa por la aceleración», «la temperatura conocimiento, emancipación». Es difícil caracterizar mejor y
troposférica media del año 2000 fue inferior a la de 1998», en tan pocas palabras la actividad científica y sus objetivos,
«una de las causas de la evolución es la selección natural», prácticos así como epistémicos.
u otras análogas, de carácter empírico o teórico, tomadas de Al pensar la ciencia como acción orientada hacia el cono­
cualquier disciplina científica y época histórica. Quizás ha­ cimiento, el bie­nestar y la libertad, se abren nuevas dimensiones
yamos pensado en fórmulas matemáticas, tablas o gráficos. para la filosofía de la ciencia. Aparecen nuevas cuestiones.
En todo caso, cuando pensamos así en la ciencia, estamos Entiéndase bien, la dimensión lingüística no queda ahora anu­
asumiendo que lo importante son sus resultados y que estos lada, sino integrada en una nueva perspectiva, ya que muchas
quedan recogidos en un conjunto de enunciados. La ciencia de las acciones que componen la ciencia son de carácter lin­
sería, principalmente, lenguaje. Y en cierta medida lo es, nadie güístico. Solo que ahora podremos preguntarnos también por
podría negarlo. La ciencia entraña una dimensión lingüística. los sujetos que hacen ciencia, con todas sus circunstancias,
Cuando la filosofía de la ciencia se fija únicamente en esa por las dimensiones morales de la actividad científica, por la
dimensión, se plantea problemas de carácter lógico y semántico. función de las emociones, por la integración de la ciencia en
¿Son coherentes entre sí los enunciados de una teoría?, ¿hay el conjunto de la vida humana, por su sentido político, por los
concordancia entre enunciados teóricos y empíricos?, ¿qué resortes de la creatividad científica, los aspectos didácticos,
relación lógica existe entre dos teorías alternativas o sucesi­ comunicativos o estéticos de la ciencia, por el valor y el riesgo
vas? Nos preguntamos también por las relaciones semánticas de sus aplicaciones, por el tipo de sociedad a la que apunta
entre los términos teóricos y los empíricos. Podemos buscar cada acción científica y por el tipo de sociedad de la que brota.
la estructura de las teorías o familias de teorías, así como los Como se ve, nos hallamos ante un nuevo y dilatado univer­
modelos semánticos que las satisfacen. so de cuestiones que iremos desgranando en esta sección de
Bajo esa luz van apareciendo los problemas filosóficos de Investigación y Ciencia. Entendida en estos términos, la filo­
mayor calado, como el de la racionalidad y el del realismo. sofía actual de la ciencia puede prestar un servicio importante
Es decir, podemos cuestionar la racionalidad del desarrollo a la comunidad científica y a la sociedad en general. Puede
científico fijándonos en las relaciones lógicas entre teorías. Por servir como vector crítico para potenciar la racionalidad de
otro lado, problemas de corte ontológico y epistemológico, como las actividades científicas y el desarrollo de una comunicación
el del realismo, acaban convertidos en problemas semánticos. científica más eficaz.
Por ejemplo, la pregunta por la realidad de los neutrinos o de
las especies biológicas se convierte en la pregunta por la refe­
rencia semántica del término neutrino o de la palabra especie. PARA SABER MÁS
Pero es posible, incluso probable, que al leer la pregunta por Filosofía de la ciencia. Javier Echeverría. Akal, 1995.
la ciencia hayan venido a nuestra mente no solo enunciados, Philosophy of science: a very short introduction. Samir Okasha. Oxford
sino también otro tipo de entidades. Uno ha podido imaginarse University Press, 2002.
a personas que trabajan en un laboratorio, que miran a través de Fundamentos de filosofía de la ciencia. José A. Díez y Ulises Moulines. Ariel,
2008.
un telescopio o flotan en una nave espacial, que observan entre
The routledge companion to philosophy of science. Dirigido por Stathis
la maleza el comportamiento de unos gorilas, que gestionan Psillos y Martin Curd. Routledge, 2008.
una excavación paleontológica. Quizás hayamos pensado en
mujeres y hombres que tabulan encuestas o registran datos

Filosofía de la ciencia  11
CONCEPTOS

Los conceptos
científicos José Díez
Profesor de filosofía de la
ciencia en la Universidad
Clasificar, comparar, medir de Barcelona.

L
a ciencia consisteen un conjunto de prácticas, tales como claro (¿cuánto pelo debe faltarle a alguien para que podamos
contrastar hipótesis, realizar experimentos, proponer expli­ considerarlo calvo?). Para la mayoría de los fines cotidianos, la
caciones o construir modelos y teorías. La teorización cons­ vaguedad no es mala. Sí lo es, en cambio, para la ciencia, cuyas
ta a su vez de otras prácticas, como la conceptualización, o acu­ finalidades (como diseñar satélites o medicinas) requieren un
ñación de nuevos conceptos. Con ellos, los científicos formulan altísimo grado de precisión. Por eso los científicos acuñan con­
leyes, y combinando leyes generan teorías, que pueden ser aglu­ ceptos más precisos que los ordinarios.
tinadas en grupos de teorías o disciplinas científicas. Por ejem­ Existen tres tipos principales de conceptos científicos: clasi­
plo, con los conceptos de masa, fuerza, atracción y distancia se ficatorios, comparativos y métricos, progresivamente más pre­
formula la famosa ley de la gravitación de Newton: «Cualesquie­ cisos. Los conceptos clasificatorios (mamífero, nitrato, conífera)
ra dos partículas se atraen con una fuerza directamente propor­ son propios de las ciencias clasificatorias o taxonómicas, como
cional al producto de sus masas e inversamente proporcional al ciertas ramas de la química, la botánica o la mineralogía. Las
cuadrado de su distancia». Esta ley se combina con otras, como ciencias taxonómicas no acuñan conceptos clasificatorios suel­
la no menos famosa «f = m·a», conformando la mecánica clási­ tos, sino en familias: las clasificaciones. Una clasificación es una
ca, una de las teorías mecánicas dentro de la física. Los concep­ colección de conceptos que, aplicados a cierto conjunto de obje­
tos científicos son, por así decir, donde todo empieza. tos, lo divide en grupos o taxones. Por ejemplo, la clasificación
Usamos los conceptos en nuestra representación del mundo y «mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces» divide al conjunto
en la comunicación con los demás. Tienen que ver, por tanto, con de los vertebrados en cinco taxones. Para que una familia de
nuestras representaciones mentales y con el lenguaje, pero no conceptos constituya una buena clasificación ha de generar una
son ni entidades mentales subjetivas ni entidades lingüísticas. partición del conjunto inicial: todo individuo ha de pertenecer
Tomemos el concepto ordinario de montaña. Dicho concepto no a algún taxón, ningún individuo puede hallarse en dos taxones
es la palabra española «montaña», ni la inglesa «mountain», y no puede haber ningún taxón vacío.
ni ningún otro vocablo; es lo que todas esas palabras sinónimas
significan. Tampoco constituye una representación mental sub­
jetiva. Cuando dos personas entienden la oración «José subió
la montaña», sus imágenes mentales difieren, mientras que lo
que entienden ambos, el contenido de la frase, del cual montaña
forma parte, es lo mismo. Los conceptos corresponden, pues, a
lo expresado por ciertas palabras y captado por la mente.
Resulta esencial distinguir también entre conceptos y pro­
piedades en el mundo (como la de ser tigre, agua u oro). Los
primeros no pueden identificarse con las segundas, pues puede
haber conceptos a los que no corresponde ninguna propiedad
en el mundo (pensemos en minotauro o flogisto). Un proble­
ma filosófico interesante consiste en averiguar cómo las teorías
científicas que usan conceptos que no corresponden a nada en
el mundo (flogisto, calórico, éter) pueden tener éxito predictivo.
Los conceptos vienen a ser, pues, «la idea» que expresan los
términos conceptuales con significado. Es muy difícil caracteri­
zar esa entidad. Los filósofos no se ponen de acuerdo, más allá de
que no es meramente lingüística ni subjetiva. Pero, para lo que
sigue, nos bastará con esta noción general de concepto como la
idea de la propiedad que existiría en el mundo, caso de referir
el término conceptual a una propiedad del mundo.
Lo dicho hasta aquí se aplica a todos los conceptos, inclui­
dos los científicos. A diferencia de los ordinarios, los conceptos
DAJ/THINKSTOCK

científicos se distinguen por una gran precisión. Casi todos los


conceptos ordinarios son vagos: si bien presentan casos cla­
ros de aplicación y de no aplicación, su uso no siempre queda

12  TEMAS 100


Las ciencias taxonómicas más interesantes no presentan una el grado en que se tiene una propiedad gradual, los científicos
única clasificación, sino varias sucesivas tales que unas refinan a acuñan conceptos cuantitativos o métricos.
otras. Los seres vivos se clasifican en hongos, animales, plantas, Los conceptos métricos son los más precisos y útiles, pero
y protistas. A su vez, los animales se clasifican en protozoos, también los más complejos. Asignan a los objetos números que
poríferos, celenterados... Y así sucesivamente. Estas series de representan el grado en que cada objeto tiene la propiedad. Un
clasificaciones son las jerarquías taxonómicas. Por otro lado, concepto métrico de masa puede asignar al libro el número 600,
cada clasificación se realiza atendiendo a cierto criterio (el que a cada bolígrafo el 40 y a cada lápiz el 20; otro puede asignar al
expresan los conceptos clasificatorios que conforman la clasifica­ libro 0,6, a cada bolígrafo 0,04 y a cada lápiz 0,02. Existen varias
ción), y diferentes criterios (morfológicos, funcionales, etcétera) asignaciones posibles, y cada sistema de asignación corresponde
pueden dar lugar a distintas clasificaciones. Determinar cuál es a una escala. En nuestro ejemplo, la primera asignación se hace
el mejor criterio para clasificar un conjunto de objetos constituye en la escala de gramos, y la segunda, en la de kilogramos. Y hay
uno de los problemas más importantes, y filosóficamente más otras muchas, como la escala de libras o la de onzas.
interesantes, de las ciencias taxonómicas. Asimismo, debe cumplirse cierta condición: si un objeto
Las clasificaciones son óptimas para conceptualizar propieda­ tiene la propiedad en mayor o igual grado que otro, cualquier
des del tipo «todo o nada». Un animal es tigre o no; una planta escala aceptable debe asignar al primero un número mayor o
es conífera o no lo es (un animal no es más, o menos, tigre que igual que al segundo. Es decir, las asignaciones numéricas deben
otro, ni una planta más, o menos, conífera que otra). Pero no todas preservar el ordenamiento cualitativo. Esto es así para todas
las propiedades del mundo son de este tipo. La masa no es una las escalas. Sin embargo, algunas especialmente útiles cumplen
propiedad de «todo o nada», sino gradual: dados dos cuerpos condiciones adicionales. Pongamos que un libro se equilibra
con masa, tiene sentido decir que uno tiene más, o menos, o con ciento cincuenta bolígrafos, y un bolígrafo, con 2 lápices.
igual, masa que el otro. Lo mismo sucede con la longitud, la En este caso, el número asignado a cada bolígrafo ha de ser el
temperatura, la densidad y muchas otras. Obviamente, las cla­ doble del asignado a cada lápiz, y el asignado a cada libro 150
sificaciones no son óptimas para conceptualizar propiedades veces el de cada bolígrafo. Las escalas de este tipo (como las de
graduales. Para ello necesitamos conceptos comparativos. masa, longitud y otras) se llaman proporcionales, y son las más
Los conceptos comparativos permiten ordenar los objetos útiles para la ciencia.
de un cierto conjunto según el grado en que estos tienen una Pero no todas las propiedades graduales pueden medirse me­
propiedad, y lo hacen atendiendo a cierto criterio de compa­ diante escalas proporcionales. La temperatura termométrica, por
ración. El criterio comparativo permite determinar, para dos ejemplo, se mide con otro tipo de asignaciones, menos útiles que
objetos cualesquiera dentro del conjunto, cuál de ellos posee las proporcionales: nos referimos a las escalas de intervalos. La
la propiedad en mayor grado, o si ese grado es el mismo para teoría de la medición explica cómo es posible que entidades ma­
ambos. Un concepto comparativo, masa, para la masa podría ser temáticas como los números se apliquen a la realidad física, cómo
el siguiente: x es tan o más masivo que y si, y solo si, al colocarlos es posible medir una propiedad con uno u otro tipo de escala y en
en los platos de una balanza, el plato de y no desciende respecto qué sentido unas escalas resultan más útiles que otras.
del de x. Un concepto comparativo, temp, para la temperatura, Los conceptos cuantitativos o métricos constituyen el máxi­
podría formularse así: x es tan o más caliente que y si, y solo si, mo grado de conceptualización de la naturaleza. Gracias a ellos,
pasando un tubo con mercurio de x a y la columna de mercurio las teorías que los usan pueden disponer de todo el rigor y la
no asciende. Y análogamente para las otras propiedades como potencia del aparato matemático, y lograr así un asombroso
la longitud, la densidad o la dureza. grado de precisión, tanto en sus formulaciones teóricas como
Para una propiedad gradual puede haber más de un procedi­ en sus predicciones y aplicaciones prácticas. Por ello la mate­
miento de comparación. Así, también pueden compararse masas matización de una disciplina es el ideal al que todo científico
de este otro modo: x es tan o más masivo que y si suspendiendo secretamente aspira, y su logro representa un paso de gigante
x de un muelle y sustituyéndolo después por y, el muelle no en las capacidades teóricas y prácticas de la misma. Estos con­
desciende. Este no es el concepto anterior, masa, sino otro di­ ceptos, con los que culmina la capacidad conceptualizadora de
ferente, masa*. Un problema filosófico interesante consiste en la ciencia, son los que Galileo tiene en mente cuando escribe:
determinar cuándo dos conceptos comparativos conceptualizan «Este libro abierto ante nuestros ojos, el universo, [...] está es­
la misma propiedad. Otro, hallar la forma de generalizar un con­ crito en caracteres matemáticos [...] sin los cuales es imposible
cepto para objetos no comparables mediante un procedimiento entender una palabra, sin ellos es como adentrarse vanamente
dado (¿Cómo podemos ordenar, por masa, planetas o átomos, por un oscuro laberinto» (Opere VI, 232).
objetos que no podemos poner en balanzas ni muelles?).
Los conceptos comparativos son óptimos para conceptualizar
cualitativamente las propiedades graduales. Sin embargo, se
les escapa algo. Supongamos que tengo en mi mesa un libro,
tres lápices (idénticos) y cinco bolígrafos (idénticos), y que los PARA SABER MÁS

comparo mediante una balanza. El libro tiene más masa que un Fundamentals of concept formation in empirical science.C. G. Hempel.
lápiz o un bolígrafo; un bolígrafo, más que un lápiz; los lápices University of Chicago Press, 1952.
son igual de masivos entre sí, y los bolígrafos también. Eso es Philosophical foundations of physics.R. Carnap. Basic Books, 1966.
Conceptos y teorías de la ciencia.J. Mosterín. Alianza, 2002.
todo lo que podemos decir con nuestro concepto comparativo. Fundamentos de filosofía de la ciencia.(3.a ed.) J. Díez y C. U. Moulines. Ariel,
No obstante, hay una diferencia cuantitativa que se nos escapa: 2008.
dos lápices juntos, por ejemplo, equilibran un bolígrafo, pero
EN NUESTRO ARCHIVO
necesito ciento cincuenta bolígrafos para equilibrar el libro. El
La estructura de los conceptos científicos.J. Mosterín en IyC, enero de 1978.
libro es mucho más masivo respecto del bolígrafo, de lo que el
bolígrafo es respecto del lápiz. Para capturar estas diferencias en

Filosofía de la ciencia  13
METÁFORAS

Metáforas de la vida
y vida de las metáforas Alfredo Marcos
Catedrático de filosofía
La presencia de metáforas en biología de la ciencia en la
Universidad de
es compatible con el realismo científico Valladolid.

N
egación,negociación, aceptación.Como un paciente al Ya en los años sesenta del pasado siglo, algunos filósofos de
cual se le comunica un mal diagnóstico, así ha reacciona­ la ciencia, como la británica Mary Hess y el neozelandés Rom
do la filosofía de la ciencia ante la metáfora. Ha pasado Harré, demostraron que la visión positivista del lenguaje cien­
por varias fases típicas. En primer lugar, los filósofos de la cien­ tífico, que lo considera exclusivamente literal, no hace justicia a
cia se han negado a ver las metáforas: no puede ser, la ciencia la ciencia real. Metáforas, comparaciones, analogías y modelos
es el territorio del lenguaje literal, las metáforas quedan siem­ son recursos comunicativos y útiles heurísticos imprescindibles.
pre allende sus fronteras, en los dominios brumosos de la belle­ ¡Y eso ya es muy importante! Pero es que, además, residen en
za literaria o del sinsentido metafísico. El filósofo alemán Hans la entraña misma de las teorías científicas y no pueden ser sim­
Reichenbach afirmaba en 1938 que el neopositivismo aboga por plemente remplazados por lenguaje literal. Hay que aceptarlo.
«el estricto repudio del lenguaje metafórico de la metafísica». Podemos encontrar metáforas en todas las disciplinas cien­
Pero el sol no se puede tapar tíficas. No obstante, en lo que
con la mano, del mismo modo sigue, nos centraremos en algu­
que no puede ocultarse la pre­ nas de las que aparecen en las
sencia de metáforas en los textos ciencias de la vida. Ya Aristóteles,
científicos. Negociemos, pues. considerado el padre de la biolo­
Que pase la metáfora, pero solo gía, en su Retórica dejó dicho que
hasta el zaguán. Otorguemos a la metáfora es «más que nada, lo
las metáforas ciertas funciones que da claridad». Y en su trata­
periféricas, alejadas del núcleo do sobre la Poética escribió que
central de la ciencia. Puede que «lo más importante con mucho
hasta resulten serviciales para es dominar la metáfora [...], es
las tareas heurísticas, didácticas indicio de talento».
y divulgativas. Pueden guiarnos De hecho, la biología de Aris­
en el comienzo de una investiga­ tóteles está escrita a base de me­
ción, tal vez resulten inspirado­ táforas. Hallaríamos ejemplos
ras, pueden favorecer la conexión de ello en casi cualquier página
inesperada entre ideas diferentes, de los tratados Historia anima-
quizás incluso orientarnos o mos­ lium, De partibus aminalium o
trarnos el inicio del camino. Tam­ De generatione animalium: los DETALLE DE EL ÁRBOL DE LA VIDA, DE GUSTAV KLIMT, WIKIMEDIA COMMONS/DOMINIO PÚBLICO

bién tienen su utilidad en el aula vasos sanguíneos y el corazón se


o en la prensa. Un buen juego de comparan con jarrones; el fluir de
metáforas hará más fácil la expli­ la sangre en los vasos, con el del
cación de los conceptos más abs­ agua a través de canales de riego;
tractos. Pero el investigador que el vientre, con un pesebre de don­
emprende la búsqueda valiéndo­ de el cuerpo entero toma la comi­
se de una metáfora tendrá, a la da; la región del corazón, donde
postre, que desprenderse de ella se halla el calor vital, con el fuego
para regresar al lenguaje literal del hogar. El propio concepto de
de la ciencia seria. Y otro tanto pepsis, clave en la concepción
le sucede al estudiante o al lego térmica de la fisiología, es me­
que se internan en una laberín­ tafórico: significa tanto madu­
tica teoría con la metáfora como ración como digestión o cocción.
lazarillo: ambos tendrán que des­ Con frecuencia utiliza elementos
hacerse de su guía cuando por fin de la actividad cotidiana, sobre
entiendan. todo relacionados con la pesca y

14  TEMAS 100


la navegación, que sin duda resultaban familiares a cualquier estas le lleven, para comprobar la verdad de las mismas o para
griego: las patas de los cuadrúpedos le parecen los soportes modificarlas, mientras que el poeta no necesita comprometerse
de los barcos en dique seco; equipara las patas traseras de los con todas las consecuencias de sus metáforas.
saltamontes a timones de barca, y la cola de la langosta a un Algunos filósofos de la ciencia, como el holandés Bas van
remo; la trompa del elefante al tubo que se utiliza para respirar Fraassen, sostienen que la presencia de metáforas en la ciencia
bajo el agua; el cuello y pico de las aves zancudas a una caña sería incompatible con una interpretación realista de la misma.
de pescar con su línea y anzuelo. Todas estas imágenes sirven Para el norteamericano Frederick Suppe, en cambio, el lenguaje
para entender la función de un determinado tejido, órgano o científico no es literal, pero la verdad sí constituye un objeti­
miembro, e intentan explicar la misma por relación con objetos vo para la ciencia. ¿Cómo podemos compatibilizar metáfora y
artificiales cuya función nos resulta evidente. realismo?
También en la biología contemporánea podemos encontrar Planteemos el problema con la crudeza y lucidez con que
numerosos ejemplos de metáforas. En el libro La evolución y lo hace Friedrich Nietzsche en su obra Sobre verdad y mentira
sus metáforas, del paleontólogo catalán Jordi Agustí, leemos: en sentido extramoral: «Aquel a quien envuelve el hálito de la
«Como en otras actividades del conocimiento, las ciencias suelen frialdad, se resiste a creer que el concepto [...] no sea más que
valerse en su desarrollo de esquemas conceptuales preconcebi­ el residuo de una metáfora». Eso son los conceptos científicos,
dos —a los que podemos dar el nombre de metáforas— y que, no lenguaje literal, sino residuos metafóricos, metáforas que
como los antiguos mitos, perduran sin ser cuestionados durante han llegado a convertirse en convenciones. Según el pensador
generaciones; “eternas metáforas”, al decir de S. J. Gould». Según alemán, nos engañamos cuando olvidamos el origen de nuestros
Agustí, en fecha reciente se han puesto en duda «muchas de las conceptos. Creemos que proceden de la experiencia y del razo­
metáforas utilizadas en la biología evolutiva en el último medio namiento lógico. Nacen, sin embargo, de la fantasía. Nacen como
siglo, todas ellas basadas en el papel omnímodo de la selección metáforas. Y «solamente mediante el olvido puede el hombre
natural y en una concepción gradualista del alguna vez llegar a imaginarse que está en
cambio evolutivo». Es decir, la propia teoría
de la evolución, que constituye la médula de
La metáfora no es posesión de una “verdad”. [...] Olvida que las
metáforas [...] no son más que metáforas y
la biología actual, parece sustentarse sobre una enfermedad de las toma por las cosas mismas».
metáforas. Como sostiene el filósofo francés Paul Ri­
En efecto, no faltan metáforas en la obra la ciencia. Es la coeur, cada metáfora tiene su propia vida.
de Charles Darwin. «Maestro de la metáfo­
ra», le llama Stephen Jay Gould. «Todos co­
fuerza creativa que La ciencia está cargada de metáforas vivas.
Metáforas nacientes, como conjeturas o hi­
nocemos —afirma Gould— las dos metáforas le da vitalidad pótesis; metáforas maduras, como teorías; y
que Darwin empleó para definir su teoría: la metáforas ya fijadas, casi inertes, converti­
selección natural y la lucha por la existencia. das en pura convención o paradigma. Solo el
También podríamos considerar metáforas las tres descripciones olvido de su origen metafórico, afirma Nietzsche, nos permite
principales que Darwin hizo de la naturaleza, a cual más ma­ atribuir verdad a los conceptos y teorías convencionales de la
ravillosa, adecuada y poética». Se refiere Gould a la visión que ciencia.
propone Darwin de la naturaleza como un ribazo enmarañado, Según esa visión de las cosas, la aceptación de la metáfora
en alusión a su complejidad y a lo intrincado de las relaciones en ciencia implica la renuncia a una interpretación realista.
ecológicas. En segundo término, apunta a la comparación de la Pero, precisamente, el olvido puede fungir aquí como síntoma
naturaleza con un árbol, el árbol de la vida, metáfora de origen de verdad: olvidamos con mayor facilidad el origen metafórico de
bíblico con la que Darwin pretende expresar la interconexión los conceptos y teorías que mejor funcionan, que generan buenas
genealógica entre todos los seres vivos. En tercer lugar, alude a aplicaciones y predicciones correctas, que conservan su coheren­
la naturaleza como ser de dos caras, una luminosa y otra oscura, cia interna. Todo esto no es garantía de verdad, lo sabemos, pero
pues junto con el equilibrio y armonía de la vida, se dan sórdidas ¿no estamos acaso ante los síntomas de la verdad? La metáfora,
luchas y sufrimiento. en definitiva, no es una enfermedad de la ciencia. Es la fuerza
Podríamos incluso decir que la biología actual se halla pro­ creativa que le da vitalidad, y quizá también el mejor vehículo
fundamente marcada por ciertas metáforas. Algunas de ellas, para aproximarse a la realidad de las cosas.
como la del gen egoísta, debida al zoólogo Richard Dawkins, y
que nos fuerza a ver el organismo como un simple vehículo de
sus genes, han condicionado durante décadas el desarrollo de las PARA SABER MÁS

ciencias de la vida. En la actual era posgenómica algunos autores Lenguaje y vida: Metáforas de la biología en el siglo xx.Evelyn Fox Keller.
abogan precisamente por un cambio de metáforas. Es el caso del Ediciones Manantial, 2000.
La metáfora viva.Paul Ricoeur. Trotta, 2001.
cardiólogo británico Denis Noble, quien sugiere que miremos
Making truth: Metaphor in science. T heodore L. Brown. University of Illinois
los genes como elementos cautivos en el organismo, y no como Press, 2003.
rectores de todos sus procesos y acciones. Metaphor and analogy in science education.Peter Aubusson, Allan G.
Aceptemos, pues, la presencia e importancia de las metáforas Harrison y Steve Ritchie (eds.). Springer, 2006.
en la ciencia y, especialmente, en las ciencias de la vida. Ello no Ciencia y acción.Alfredo Marcos. F. C. E., 2010, capítulo 10.
indica que la biología esté libre de todo compromiso con la ver­ EN NUESTRO ARCHIVO
dad. Sucede, más bien, que las metáforas pueden ser verdaderas ¡Cuidado con las metáforas!Eleonore Pauwels en IyC, abril de 2014.
o falsas, no solo bellas, elegantes, clarificadoras o sus contra­ El lenguaje de la neurocienciaChristian Wolf en MyC, n.o 70, 2015.
rios. Es más, quizá son bellas en la medida en que son veraces. Historia del cerebro en metáforas.Gunnar Grah y Arvind Kumar en MyC,
n. o 71, 2015.
Además, cada metáfora tiene su propia inercia heurística, y el
científico se ve obligado a perseguir a sus metáforas hasta donde

Filosofía de la ciencia  15
LEYES

Las leyes en ciencia


Las leyes científicas hacen referencia a regularidades naturales José Díez
no accidentales. ¿Dónde radica su necesidad? Profesor de filosofía de la
ciencia en la Universidad de
Barcelona.

E
n un artículo anteriorhablamos de los conceptos científi­ Los enunciados (5) y (6) refieren hechos generales que no
cos. La ciencia usa los conceptos para describir hechos par­ suceden necesariamente. Suceden, por así decirlo, por casuali­
ticulares y formular leyes. Por ejemplo, hechos particulares dad: no hay ninguna conexión necesaria entre el antecedente y
son los que quedan descritos por enunciados como «Venus sigue el consecuente. Las monedas que tengo ahora en mi bolsillo son
una trayectoria elíptica» o «Esta barra de hierro se ha dilatado de hecho doradas, pero podrían no serlo. Y es un hecho que, tras
al calentarse». Pero, si la ciencia solo hiciese afirmaciones par­ morir un ave, siempre nace un mamífero, pero podría no suceder
ticulares, no sería muy interesante: se limitaría a elaborar lista­ así (bastaría con que se extinguiesen los mamíferos). Se trata de
dos de fenómenos. La ciencia hace algo más: formula hipótesis regularidades accidentales, carentes de necesidad. Por otro lado,
y leyes, las cuales combina después en conjuntos más amplios o en (3) y en (4) sí se da una conexión necesaria entre antecedente
teorías. Así, con los conceptos de fuerza, masa y distancia se for­ y consecuente, pero esa necesidad no es natural, sino lingüística:
mula la ley de la gravitación de Newton, F = Gm1m2/r2. su verdad se deriva de lo que significan las palabras. Decimos
En ocasiones se usa la palabra hipótesis para referirse a las en estos casos que se trata de verdades analíticas, semánticas
conjeturas aún no confirmadas, mientras que se reserva el tér­ o conceptuales; su negación es una contradicción conceptual.
mino ley para las que ya lo están. También cabe distinguir entre Si volvemos a (1) y (2), veremos que, aunque no se trata de
el enunciado legaliforme, esto es, la formulación lingüística de enunciados accidentalmente verdaderos, sino necesariamente
la ley, y el contenido o hecho que sucede en la naturaleza y que verdaderos, tampoco son analíticamente verdaderos. Las pala­
queda descrito por ese enunciado. bras planeta, trayectoria, elipse y
Para simplificar, no tendremos en foco podrían significar lo mismo
cuenta aquí estas distinciones. y, si el mundo fuese diferente, (1)
Hechas estas precisiones, po­ podría ser falsa. Es decir, las ne­
demos preguntarnos: ¿qué es una gaciones de (1) y (2) no son con­
ley? La descripción de la trayecto­ tradicciones conceptuales. De he­
ria de Venus no enuncia una ley, cho, significando lo mismo esas
sino un hecho particular. En cam­ palabras, durante siglos se pensó
bio, enunciados como la ley de que los planetas se comportaban
gravitación, (1) «Los planetas se de otra manera. Así pues, aunque
mueven en trayectorias elípticas se trata de generalizaciones ne­
con el Sol en uno de sus focos» cesariamente verdaderas, no son
o (2) «Los metales se dilatan al analíticamente verdaderas, sino
calentarse» sí expresan leyes. Las nomológicamente (de nomos,
leyes corresponden a cierto tipo «ley» en griego) verdaderas. Son
de hechos generales, expresados leyes de la naturaleza: necesarias
mediante enunciados también ge­ en virtud de cómo es esta.
nerales de la forma «Todos los... ¿Cómo reconocer que una
son...», «A todos los... sometidos generalización verdadera es una
a... les sucede...», etcétera. ley? El rasgo principal de las ge­
¿Por qué decimos que las leyes corresponden a hechos gene­ neralizaciones analíticamente verdaderas es relativamente sen­
rales «de cierto tipo»? Porque no toda regularidad es una ley na­ cillo de entender: basta con saber el significado de las palabras
tural. Por ejemplo, (3) «Ningún soltero está casado», (4) «Todo para reconocer su verdad. Pero (1) y (2) no son así; se puede en­
triángulo tiene tres lados», (5) «Todas las monedas que tengo tender lo que dicen sin saber si son verdaderas o no. Eso facilita
ahora en mi bolsillo derecho son doradas» o (6) «Siempre que la distinción entre las leyes y las regularidades analíticas. Pero
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muere un ave, después nace un mamífero» expresan hechos ¿cómo diferenciarlas de las regularidades accidentales? ¿Cómo
generales. Pero, a diferencia de (1) y (2), no corresponden a leyes. saber si un enunciado como «Todos los cisnes son blancos» se
La diferencia reside en que los hechos generales declarados en refiere a una ley o a un accidente?
(1) y (2) contienen cierta clase de necesidad natural, mientras Aunque se trata de una cuestión compleja, hay algunos rasgos
que el resto, o bien no contienen ninguna necesidad, como su­ que, intuitivamente, distinguen la ley natural de la generaliza­
cede en (5) y (6), o la que encierran no es una necesidad de la ción accidental. Dos de ellos son la capacidad predictiva y la
naturaleza, como ocurre en (3) y (4). capacidad explicativa.

16  TEMAS 100


Si estamos dispuestos a predecir nuevos casos sobre la base los... son...», «La probabilidad de que suceda... si ha sucedido...
de casos anteriores, entonces es que consideramos que la ge­ es p», etcétera.
neralización no es casual, sino nomológica. Supongamos que También se debate si las leyes estadísticas corresponden a
todas las monedas que tengo ahora en mi bolsillo derecho son relaciones probabilísticas irreducibles o si, más bien, reflejan
doradas. ¿Apostaría el lector a que la próxima que introduzca nuestro desconocimiento de algunos factores. Por ejemplo, «Al
en mi bolsillo también será dorada? Si la respuesta es negativa, menos el 80 por ciento de los fumadores intensivos de larga
es porque considera que dicha regularidad es accidental, no duración desarrolla enfermedades respiratorias» expresaría una
producto de una ley. Suponga ahora que la regularidad de «To­ correlación nomológica estadística. Pero si conociésemos mejor
das las piezas de cobre pulido son doradas» ha sido constatada las condiciones de los sujetos, podríamos formularla de modo
siempre. ¿Estaría dispuesto a apostar a que la próxima pieza absoluto, no estadístico: «La totalidad de quienes fuman en
de cobre pulido que encuentre será dorada? Si la respuesta es exceso y cumplen tales y cuales condiciones desarrollan enfer­
afirmativa, es porque considera que esa regularidad no es acci­ medades respiratorias».
dental, sino nomológica. No obstante, aunque lo anterior pueda funcionar para una
En segundo lugar, en la medida en que estemos dispuestos a gran cantidad de leyes probabilísticas, no queda claro que pueda
usar una regularidad para dar explicaciones, la estaremos consi­ aplicarse a todas. Numerosos filósofos defienden que las leyes de
derando nomológica, no accidental. Ante la pregunta «¿Por qué la mecánica cuántica son irreduciblemente probabilísticas: no
esta pieza de metal es dorada?», la respuesta «Porque está en expresan un desconocimiento parcial, sino relaciones necesarias,
mi bolsillo derecho y todas las monedas que tengo allí son do­ «brutas», de la naturaleza. Este constituye uno de los aspectos
radas» no parece una buena explicación. En cambio, algo como más misteriosos y debatidos de la mecánica cuántica.
«Porque es de cobre pulido y todas las piezas de cobre pulido son Concluiremos con la mención de una cuestión más filosófica,
doradas» sí que lo parece. Ello se debe a que consideramos que relativa a las leyes naturales: ¿dónde radica su necesidad? ¿A
«Todas las piezas de cobre pulido son doradas» corresponde a qué nos referimos cuando hablamos de la necesidad natural?
una ley, mientras que «Todas las monedas de mi bolsillo derecho En el mundo observamos fenómenos y vemos que unos siguen a
son doradas» parece referir a un mero accidente. otros, pero no vemos conexiones necesarias entre ellos. Tanto en
Existen varios tipos de leyes. Las leyes que llamamos estric- el caso de la muerte de las aves y el nacimiento de los mamíferos
tas, como la ley de la gravitación, no presentan excepciones: como en el de la expansión de los metales, lo que observamos es
siempre que se da el antecedente, ocurre el consecuente. Pero lo mismo: primero ocurre una cosa y luego otra. Consideramos
no todas las leyes son de este tipo. Por ejemplo, que la ingesta de que en el segundo hay una necesidad de la que el primero carece,
barbitúricos va acompañada de somnolencia no constituye una pero no vemos dicha necesidad.
correlación accidental: hay una conexión genuina entre una cosa Los empiristas radicales, como David Hume, sostienen que
y la otra. Sin embargo, no es cierto que siempre que alguien in­ en el mundo hay fenómenos y regularidades. Sin embargo, no
giere barbitúricos sufra somnolencia. Ocurre así en condiciones consideran que haya regularidades que, además, tengan adheri­
normales, pero tal vez no sea el caso si, por ejemplo, también se da una propiedad a la que podamos llamar «necesidad». Lo que
han tomado estimulantes. denominamos leyes son meras regularidades que, entre todas
Tales correlaciones son nomológicas; son leyes, pero no es­ las disponibles, tomamos para construir los sistemas predictivos
trictas. Reciben el nombre de leyes ceteris paribus, que significa más simples y exitosos. Las leyes serían las «regularidades que
«en condiciones normales» (literalmente, «permaneciendo lo pertenecen al mejor sistema predictivo» (best system account).
demás igual»), o leyes cp. Se pueden esquematizar así: «Todos Pero ¿por qué funciona mejor un sistema predictivo con unas
los... son, cp, ...» o «Siempre que... entonces, cp, ...». Muchas regularidades que con otras? Para el realista, de inspiración
de las leyes cotidianas son leyes cp. La ingesta de analgésicos aristotélica, esto último carece de explicación a menos que su­
redime el dolor, pero solo en condiciones normales. También que pongamos que el mundo contiene en sí mismo tales necesida­
los metales se expanden al calentarse sucede solo en condiciones des («causas», o como queramos llamarlas). Por tanto, nuestras
normales (a presiones extremas podría no ocurrir). leyes científicas funcionarán mejor cuanto más se aproximen a
Una cuestión debatida es si las leyes cp son irreducibles o esas necesidades naturales. En la ciencia ideal —a la que quizá
si, más bien, constituyen versiones simplificadas de leyes estric­ no se llegue nunca, pero a la que continuamente nos vamos
tas en las que desconocemos parte del antecedente. Así, la ley acercando—, las leyes captarán exactamente esas necesidades.
«Todos los A son, cp, B», constituiría una versión provisional Al empirista, en cambio, todo esto le parece mala metafísica. Y
de la ley estricta «Todos los que son a la vez A y ? son también el debate continúa.
B», de la que desconocemos parte del antecedente. Por ejemplo,
«Fumar en exceso produce, cp, cáncer» correspondería a una
ley no estricta tras la que habría otra que sí lo es: «Fumar en
exceso cuando el organismo presenta tales y cuales condiciones PARA SABER MÁS
produce (sin excepciones) cáncer». Philosophical foundations of physics.R. Carnap. Basic Books, 1966.
Otro tipo de leyes son las llamadas probabilísticas o esta- Philosophy of natural science.C. G. Hempel. Prentice Hall, 1966.
dísticas, como «El 75 por ciento de los guisantes que resultan The structure of science.E. Nagel. Hacket Publishing, 1979.
de cruzar amarillos y verdes salen verdes» o «El 90 por ciento Fundamentos de filosofía de la ciencia.J. Díez y C. U. Moulines, 3.a edición.
Ariel, 2008.
de los electrones disparados contra una barrera de potencial
rebotan». No se trata de hechos casuales, sino de correlaciones EN NUESTRO ARCHIVO
dotadas de una necesidad natural. Son leyes, pero no del mismo Los límites de la razón.Gregory Chaitin en IyC, mayo de 2006.
tipo que la ley de la gravitación. En muchos casos, el guisante ¿Puede la ciencia explicarlo todo?Jesús Zamora Bonilla, en este mismo número.
Los conceptos científicos.José Díez, en este mismo número.
saldrá verde o el electrón rebotará, pero no en todos. Podemos
representar estas leyes mediante la forma «El X por ciento de

Filosofía de la ciencia  17
TEORÍAS

Las teorías en ciencia


Las teorías científicas agrupan leyes y conceptos en
María Caamaño
una perspectiva sinóptica. Su contenido y estructura Profesora de filosofía de la
ciencia en la Universidad
confieren a la ciencia su poder explicativo y predictivo de Valladolid.

L
a curiosidad,de la que finalmente surge la mayor parte de el plano observacional y el teórico. El primero proporcionaría la
nuestro conocimiento, nos conduce sin cesar, y casi sin re­ base de la contrastación de las teorías, a la vez que su contenido
parar en ello, a hacer conjeturas sobre multitud de aconteci­ empírico; el segundo, la fuerza explicativa y predictiva.
mientos. No podemos evitar preguntarnos por qué ocurre lo que Aunque el debate en torno a la noción de observación se
ocurre, cuáles son las causas de lo que sucede a nuestro alrededor mantiene abierto aún hoy, hay dos ideas ampliamente aceptadas
y, también, de lo que acontece en lugares muy alejados de nuestro al respecto. La primera es que lo que en ciencia se denomina
entorno inmediato o a escalas muy distintas de las que nos son «observación» va mucho más allá de lo que podemos detectar
familiares. Así, nos preguntamos acerca de una inundación, del por medio de los sentidos, e incluye resultados de experimentos
mal funcionamiento de nuestro ordenador, del comportamiento complejos donde se aplican ciertas presuposiciones teóricas. La
extraño de un amigo o del origen de la crisis económica. Pero tam­ segunda es que dichas presuposiciones han de ser independien­
bién acerca de la evolución de las galaxias, del origen de la vida tes de la teoría contrastada a partir de los resultados.
en la Tierra o de la amenaza de las superbacterias. En el ámbito científico, además de los requisitos que atañen
El intento espontáneo y recurrente de buscar explicaciones a al plano empírico o aplicativo de las teorías, existen otros,
lo que sucede, de ponerlo en un marco de ideas que nos permita no menos específicos, concernientes al propio plano teórico.
comprenderlo, puede organizarse para que la actividad adquiera Tales requisitos nos remiten, en primer lugar, a una exigencia
cierta complejidad y rigor, convirtiéndola así en un teorizar. Si conceptual de generalidad, característica de todo teorizar. Una
tanto esa complejidad como ese rigor satisfacen determinados conjetura cuyo alcance explicativo se limite a un caso particular
requisitos conceptuales y empíricos, diremos que se trata de un no constituye una teoría, por más que nos permita explicar un
teorizar científico. Los productos de dicha actividad constituyen
lo que denominamos teorías científicas, y se entiende que estas
son la parte conjetural del conocimiento científico. La mecánica
cuántica, la teoría de la evolución, el marginalismo económico
o la teoría química sobre el origen del cáncer constituyen todas
ellas, a pesar de su gran heterogeneidad, teorías científicas.
Son múltiples y muy variopintos los interrogantes que nos
asaltan cuando hablamos de teorías científicas: ¿qué función
cumplen?, ¿cómo se justifican?, ¿cómo llegan a idearse?, ¿qué
relación guardan unas con otras?, ¿qué tipos existen? Todas
esas preguntas se encuentran a su vez entrelazadas con otra,
que por ello ha merecido una atención especial por parte de
la filosofía de la ciencia: ¿qué clase de contenidos incluye una
teoría y cómo se estructuran?
En efecto, cuando intentamos identificar las funciones de las
teorías científicas, nos vemos abocados a especificar mínima­
mente su estructura interna. A las teorías generadas en el ámbito
científico se les suele atribuir, como principales finalidades, la
comprensión, explicación (a partir de causas o mecanismos) y
predicción de los fenómenos que se producen en distintas par­
celas del mundo, así como la intervención en dichas parcelas y
la creación de nuevos recursos tecnológicos. Puede advertirse
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que, de manera más o menos directa, todas estas finalidades


comparten una misma presuposición. A saber, que existen dos
niveles contrapuestos: uno en el que se describe o representa
aquello que hay que comprender, explicar o predecir; y otro en
el que se describe o representa aquello que permite comprender,
explicar o predecir. En la filosofía de la ciencia de comienzos del
siglo xx, esa distinción de nivel solía entenderse como una entre

18  TEMAS 100


acontecimiento a partir de una causa; faltaría un marco gene­ del instrumental empleado, la no interferencia de determinados
ral de comprensión para el tipo de fenómeno que deseamos factores o el tratamiento estadístico de los datos recopilados.
explicar. Para establecerlo, necesitamos conceptos generales; es Además de todo lo dicho, hemos de tener en cuenta que
decir, conceptos que delimiten clases de entidades o fenómenos las teorías científicas —al igual que los ríos, los volcanes o los
prominentes en el dominio de estudio. A diferencia de lo que seres humanos— son entidades cambiantes, que, no obstante,
ocurre con los conceptos generales no científicos, como los de mantienen su identidad a lo largo del tiempo. Las teorías se ori­
«fruta recogida en una cesta» o «música favorita de los indi­ ginan a partir de otras, crecen apoyándose en otras o producen
viduos diestros», los conceptos científicos de «agua», «oro», otras, lo que se traduce en una compleja articulación intra- e
«tigre» o «electrón» hacen posible realizar interteórica. Las relaciones entre teorías pue­
inferencias acerca de las propiedades y el den ser de presuposición (una presupone a
comportamiento de aquello que categorizan. otra), de evolución o especialización, de in­
Saber que cierta sustancia cae bajo el con­ En el ámbito corporación, o bien de conflicto. Las teorías
cepto científico de oro conlleva conocer que
se trata de un elemento químico con número
científico, además dependen de otras no solo para su contrasta­
ción empírica, sino también para engendrar
atómico 79 y poder inferir, por ejemplo, que de los requisitos especializaciones. Asimismo, puede ocurrir
si se calentase hasta los 1063 grados centí­
grados se fundiría.
que atañen al plano que los principios teóricos y las aplicacio­
nes exitosas de una teoría se mantengan en
Los conceptos científicos son los constitu­ empírico o otra, como ocurre con la incorporación de la
yentes básicos, o piezas, del edificio teórico. teoría planetaria de Kepler en la mecánica
Pero la arquitectura del edificio depende de aplicativo de las newtoniana, o con la de la teoría especial
los principios teóricos. Es importante notar
que los principios o leyes generales que con­
teorías, existen de la relatividad en la relatividad general.
Por último, cuando la aplicación de los con­
forman el núcleo de una teoría han de tener otros, no menos ceptos de una teoría excluye la aplicación de
un carácter sinóptico; es decir, deben co­ los conceptos de otra orientada hacia un mis­
nectar distintos conceptos y articular así un específicos, mo dominio, la relación entre ambas es de
marco de comprensión. Si bien la noción de
explicación continúa generando controversia
concernientes al conflicto o incluso de inconmensurabilidad,
como parece suceder en el controvertido caso
en la filosofía de la ciencia actual, existe un propio plano del paso de la mecánica clásica a la mecánica
amplio reconocimiento de la importancia relativista.
que reviste la identificación de causas que, teórico Así pues, las teorías científicas viven no
al actuar conforme a ciertas leyes, permitan solo más allá de quienes las idearon, sino que
realizar predicciones. Tradicionalmente, las en ocasiones lo hacen en una forma tal que
leyes se han caracterizado como generalizaciones universales, aquellos incluso desaprobarían. En su Exposición del sistema
contingentes desde un punto de vista lógico y necesarias desde del mundo —publicada en 1796, más de un siglo después de los
un punto de vista físico. Con independencia de la revisión con­ Principia de Newton—, Laplace explica la unidireccionalidad y
temporánea de algunos de estos rasgos, hay un acuerdo prác­ la coplanaridad aproximada de las órbitas planetarias a partir
ticamente unánime acerca de la importancia de las leyes para de las leyes de la mecánica newtoniana y de la hipótesis nebular.
la realización de inferencias contrafácticas; esto es, inferencias Y lo hace sin postular, como hiciera Newton, la intervención de
sobre lo que ocurriría si se diesen determinadas condiciones un dios creador.
distintas de las presentes. Narra la leyenda que, ante un extrañado Napoleón Bona­
Así pues, aunque no toda teoría científica proporcione expli­ parte, sorprendido de que en una obra sobre el universo no se
caciones en forma de leyes (pensemos en la teoría de la deriva mencionara a su creador, Laplace replicó: «Señor, nunca he
continental), ni toda ley remita a causas (recordemos las leyes necesitado esa hipótesis».
de Kepler sobre el movimiento planetario), ni toda explicación
científica tenga valor predictivo (como ilustra el caso de las teo­
rías paleontológicas), una gran parte del conocimiento científico
sí exhibe estas características en mayor o menor medida. En
otras palabras: las teorías suelen estar compuestas por leyes, las PARA SABER MÁS
cuales remiten habitualmente a causas y sirven para formular The semantic conception of theories and scientific realism.Frederick Suppe.
predicciones. Por otro lado, el aspecto sinóptico de los princi­ University of Illinois Press, 1989.
pios teóricos, junto con su contrastabilidad empírica mediante Pluralidad y recursión: Estudios epistemológicos.Carlos Ulises Moulines.
comprobaciones cruzadas e independientes, sigue dotando de Alianza Editorial, 1991.
Fundamentos de filosofía de la ciencia.José Díez y Carlos Ulises Moulines,
carácter científico incluso a aquellas teorías y disciplinas más 3.a edición. Ariel, 2008.
alejadas de los casos prototípicos. The Routledge companion to philosophy of science.Dirigido por Stathis
En la contrastación, que imprime carácter científico a las Psillos y Martin Curd, 2.a edición. Routledge, 2014.
teorías, el marco general de ideas que manejamos ha de ser tal Natural kinds and classification in scientific practice.Dirigido por Catherine
Kending. Routledge, 2016.
que posibilite inferir, con ayuda de ciertos añadidos, consecuen­
cias empíricas concretas que permitan conectar el marco teórico EN NUESTRO ARCHIVO
general, sumamente abstracto, con algún aspecto preciso de un Los conceptos científicos.José Díez, en este mismo número.
fenómeno concreto. Los dos principales añadidos son la descrip­ Los límites del método científico.Adán Sus en IyC, abril de 2016.
ción de las condiciones iniciales (aquellas dadas al iniciarse un Las leyes en ciencia.José Díez, en este mismo número.
experimento u observación) y los supuestos auxiliares acerca

Filosofía de la ciencia  19
DINÁMICA DE TEORÍAS

Popper y Kuhn sobre


el progreso científico Julio Ostalé
Profesor de lógica y teoría
del conocimiento en la
Universidad Nacional
¿Innumerables refutaciones o unas pocas revoluciones? de Educación a Distancia.

E
l 13 de julio de 1965se celebraba en Londres el simposio Esta generalización del método de ensayo y error, que a veces
«Criticism and the growth of knowledge». Fue en aquel se ha llamado método hipotético-deductivo, implica que el pro­
acto donde se inició el famoso debate entre el filósofo Karl greso científico no ha de verse principalmente como persecución
Popper y el historiador de la ciencia Thomas S. Kuhn en torno de la verdad, sino como huida de la falsedad. Según Popper, el
al progreso científico, debate que ha marcado todos los mode­ científico que actúa como tal no busca verificar ni confirmar las
los contemporáneos sobre cómo y por qué unas teorías son sus­ hipótesis, sino falsarlas, desmentirlas. La discusión que mantu­
tituidas por otras. vieron Popper y Rudolf Carnap en la década de 1930 versaba, de
Popper había publicado en 1959 The logic of scientific dis- hecho, sobre la alternativa confirmación-falsación. Para Carnap,
covery (La lógica de la investigación científica, Tecnos, 1962), la ciencia busca lo primero; para Popper, lo segundo.
disponible desde 1934 pero solo en alemán. Kuhn acababa de Popper distinguía dos conceptos de falsabilidad. En sentido
publicar en 1962 The structure of scientific revolutions (La es- lógico, una hipótesis H es falsable, y con ello científica, si de ella
tructura de las revoluciones científicas, Fondo de Cultura Econó­ se sigue algún enunciado fáctico que, de ser verdadero, falsaría
mica, 1971), que iniciaba el giro historicista al que se sumarían H. En sentido metodológico, H queda falsada si la experiencia
Lakatos, Feyerabend, Hanson, Toulmin y también Laudan una enseña que es verdadero alguno de aquellos enunciados fác­
década más tarde. ticos. En definitiva, falsar a posteriori una
hipótesis es distinto de —y, en general, más
El falsacionismo de Popper problemático que— demostrar a priori su
Según Popper, la ciencia avanza a través de Según Popper, el falsabilidad.
hipótesis audaces y falsaciones severas. En
la imagen decimonónica, la ciencia parte de
progreso científico «Todos los cisnes son blancos» es falsable
porque de ella se sigue «El cisne ahí escondi­
hechos para inferir desde ahí teorías. Popper, no ha de verse do es blanco», lo cual podría ser falso. Ahora
en cambio, defiende que partimos siempre bien, falsar «Todos los cisnes son blancos»
de alguna teoría previa, que orienta nuestra principalmente no es tan sencillo. Si alguien dice que ve un
atención hacia unos hechos más que hacia
otros, y por medio de esa teoría intentamos
como persecución cisne negro, yo puedo responder que precisa­
mente porque es negro no puede ser un cis­
solucionar problemas. Desde esta perspec­ de la verdad, sino ne. Estaría interpretando la hipótesis como
tiva, los momentos del progreso científico si fuera una definición. Incluso admitiendo
serían cuatro. como huida de la que es una hipótesis, podría objetar que lo
Primero nos enfrentamos a los proble­
mas, ya sean prácticos (¿Cómo curo esta
falsedad observado es un cisne blanco manchado de
ceniza. En general, si alguien declara falsada
gripe?) o teóricos (¿Qué es la gripe?). Des­ H porque la experiencia demuestra que una
pués proponemos hipótesis a modo de so­ de sus consecuencias fácticas C es falsa, se
luciones tentativas. Dichas hipótesis son entidades abstractas puede responder que C no se sigue solo de H, sino de la con­
que se corresponden con enunciados, desde «Todos los cisnes junción de H con unos supuestos auxiliares (S1, S2, etcétera),
son blancos» hasta la ley de gravitación de Newton. El modo de modo que la falsedad de C no implica la falsedad de H,
como inventamos las hipótesis es, según Popper, un misterio. En sino de algún elemento de esa conjunción. En tercer lugar,
tercer lugar, una vez que las hipótesis han sido formuladas, el por neutral que parezca un enunciado fáctico, contiene nece­
verdadero científico trata de falsarlas una a una hasta quedarse sariamente términos, como cisne, cuyo significado depende de
con la que mejor resista a la crítica. La crítica en cuestión puede las hipótesis en que aparece, hipótesis de cuya verdad nunca
basarse en criterios como la coherencia o la simplicidad, aun­ podemos estar seguros.
que lo más característico de la ciencia empírica es que se base
en la experiencia, es decir, en observaciones y experimentos. El historicismo de Kuhn
Por último, el científico descubre que la hipótesis corroborada Kuhn se ocupa, no de la ciencia como conjunto de hipótesis
por la crítica genera nuevos problemas, con lo que el ciclo del junto con sus consecuencias lógicas, sino del hacer ciencia,
progreso científico vuelve a empezar. una actividad humana en la cual están involucradas las teorías,

20  TEMAS 100


ESPACIO PARA EL DEBATE: El falsacionismo de Popper (izquierda) y el historicismo de Kuhn (derecha) encuentran un terreno común
para la discusión filosófica cuando se preguntan qué es una teoría científica.

pero también otros elementos. Para su estudio son necesarias Los modelos proporcionan a los científicos analogías con
la historia, la sociología, la psicología y la lingüística, sin dejar que pensar la realidad, así como enseñar y difundir sus ideas,
de lado el análisis lógico de teorías. Y dentro de ese quehacer pero también innovar. Hay modelos heurísticos (pensar la
científico distingue Kuhn entre ciencia normal y ciencia revo­ dinámica de un gas como infinidad de bolas de billar en mo­
lucionaria. vimiento) y los hay ontológicos (creer que toda causa es an­
La primera consiste en lo que la mayoría de los investigado­ terior a su efecto).
res hacen la mayor parte del tiempo: solucionar rompecabezas Los valores sirven a la comunidad científica para evaluar
nuevos conforme a cómo se han solucionado ya antes otros su propia actividad. Los más importantes son internos (una
semejantes. Los problemas de examen en matemáticas y física, medición ha de ser precisa), pero hay otros externos (la ciencia
el experimento para obtener luz a partir de una patata o la decli­ debe ser útil) [véase «Los valores de las ciencias», por Javier
nación de rosa, rosae son ejemplos de solución de rompecabezas. Echeverría, en este mismo número].
Kuhn los llamó, con gran acierto etimológico, paradigmas, o Los ejemplos (paradigmas en sentido restringido) son aplica­
sea, ejemplos. Pero utilizó ese mismo término en un segundo ciones muy concretas de las generalizaciones simbólicas. Suelen
sentido, más amplio y que engloba tanto a los paradigmas en tener la forma de resolución de rompecabezas. Muestran cómo
sentido restringido como a otros elementos que comparten los se desciende de la teoría a la realidad, cuando, hasta Kuhn, lo
científicos cuando practican ciencia normal. En el epílogo de normal era estudiar cómo se asciende de la realidad a la teo­
1969 a su obra de 1962, aclaraba que un paradigma en sentido ría con vistas a confirmarla (Carnap) o falsarla (Popper). Estos
amplio comprende: generalizaciones simbólicas, modelos, va­ ejemplos marcan la pauta de cómo hacer ciencia.
lores y ejemplos. A partir de estos conceptos, Kuhn explica el progreso cien­
INVESTIGACIÓN Y CIENCIA

Las generalizaciones simbólicas se corresponden hasta cier­ tífico como una sucesión de largos períodos de ciencia normal
to punto con las leyes científicas. Pueden ser cuantitativas y breves episodios de ciencia revolucionaria. En la ciencia nor­
(ecuaciones de Schrödinger) o cualitativas (ley de la oferta y mal, el científico es algo así como un burócrata altamente espe­
la demanda). cializado, cuya tarea diaria consiste en resolver rompecabezas

Filosofía de la ciencia  21
con las herramientas del paradigma. Pero, en ocasiones, un nos salimos de la teoría newtoniana al decir que la simultanei­
problema no se deja solucionar y se convierte en una anomalía. dad es relativa a un marco de referencia). Aunque los modelos
Se entra entonces en un período de crisis, caracterizado por la actuales de progreso científico conceptualizan y subdividen con
defensa pública de paradigmas alternativos. Sigue a la crisis la mucha mayor finura esos dos tipos de cambio, estaban ya im­
ciencia revolucionaria, durante la cual los científicos no exa­ plícitos en el modelo kuhniano.
minan la realidad a través de un paradigma, En cuanto a la segunda cuestión, si bien
sino que examinan varios paradigmas con Kuhn tenía razón al sostener que los cientí­
objeto de comprobar cuál resuelve mejor la ficos raras veces dan por falsadas sus teorías,
anomalía y al mismo tiempo soluciona el Kuhn explica el Popper era más convincente y preciso en sus
mayor número de rompecabezas. Pero nunca
abandonan su paradigma antes de adoptar
progreso científico propuestas de elección entre teorías.
Kuhn sostenía que una teoría T1 sustitui­
uno nuevo. Hecha la elección, comienza otro como una sucesión da por otra T2 es «inconmensurable» con
período de ciencia normal. ella: no hay T3 desde donde comparar T1 y
Kuhn nunca precisó cuándo un rompe­ de largos periodos T2 para zanjar cuál es mejor. Tampoco existe
cabezas pasa a convertirse en una anomalía,
qué diferencia sus rompecabezas de los pro­
de ciencia normal un conjunto neutral de enunciados fácticos
para T1 y T2. Las teorías en liza no compar­
blemas de Popper, ni por qué ha de preferirse y breves episodios ten los rompecabezas que pretenden resolver,
un nuevo paradigma al anterior. Se limitó a la concepción de ciencia, el vocabulario, los
discutir casos concretos de la historia de la de ciencia referentes ontológicos ni la interpretación de
ciencia. Y observó que, en ocasiones, no hay
algoritmo posible que decida cuál de entre
revolucionaria los hechos. Echando mano de ideas lógicas
como la no traducibilidad entre lenguajes,
dos paradigmas alternativos es preferible. ideas psicológicas co­mo el cambio de Ges­
Aplicando valores internos distintos, decía, talt e ideas lingüísticas como la hipótesis de
se obtiene a veces que un paradigma es mejor en relación a un Sapir-Whorf (hay correlación entre las categorías gramaticales
valor y peor en relación a otro, de modo que elegir uno u otro que una persona usa y su modo de entender la realidad), Kuhn
paradigma depende del peso relativo que en cada caso se otor­ llegaba a decir que, si dos científicos trabajan con teorías in­
gue a cada valor. De ahí el relativismo kuhniano, que, al menos, conmensurables, sus esquemas perceptuales y conceptuales son
tiene la virtud de estar claramente planteado. tan dispares que es como si viviesen en mundos distintos. La
demostración de qué teoría es mejor cede entonces a la mera
Progreso en teorías y entre teorías persuasión.
La revolución permanente de Popper poco tiene que ver con las Popper, que acabó reconociendo que no se pueden falsar hi­
rutinas profesionales de Kuhn. En el falsacionismo, la ciencia pótesis aisladas sino conjuntos de hipótesis, en 1963 propuso en
avanza de hipótesis en hipótesis por medio de la crítica. En el Conjectures and refutations (Conjeturas y refutaciones, Paidós,
historicismo, la ciencia avanza de paradigma en paradigma a 2003) seis criterios para juzgar si T1 ha sido superada por T2: T2
través de revoluciones. Pero sería un error enfocar el debate entre hace afirmaciones más precisas que T1; T2 explica más hechos
Popper y Kuhn como una discusión sociológica sobre comunida­ que T1; T2 explica mejor que T1; T2 ha resistido más tests que
des científicas. Tampoco es una disputa historiográfica sobre si T1; T2 ha sugerido nuevos tests; T2 ha conectado problemas
la ciencia es renovadora o conservadora. Por último, no es muy entre sí. No hace falta «salirse del marco», decía Popper, para
esclarecedor tomar a Popper por un idealista que prescribe cómo discutir con alguien que está dentro de otro marco. Su propuesta
debe ser la ciencia y a Kuhn como un realista que describe contiene lagunas y fallos, pero ha inspirado otras muchas que
cómo es realmente. ¿Dónde encontramos, pues, un terreno co­ han venido después y que no se resignan a que la elección entre
mún para el debate filosófico entre ambos? teorías deje de ser racional.
El desacuerdo concierne a lo que uno y otro entendían
por teoría científica. Para verlo mejor conviene distinguir
entre teoría estática y teoría dinámica. La primera es un fo­
tograma; la segunda, una sucesión de fotogramas. La teoría
dinámica persiste en el tiempo porque se compone de teorías
estáticas sucesivas, las cuales contienen elementos que no
pueden variar sin que la teoría pierda su identidad y otros
PARA SABER MÁS
elementos que sí pueden variar. Surgen dos cuestiones: ¿Qué
elementos de una teoría dinámica la individualizan a través La crítica y el desarrollo del conocimiento.Dirigido por Imre Lakatos y Alan
Musgrave. Grijalbo, 1975.
del tiempo? ¿Qué criterios pueden esgrimirse al comparar Kuhn y el cambio científico.Ana Rosa Pérez Ransanz. Fondo de Cultura
teorías dinámicas? Económica, 1999.
La primera cuestión se puede replantear mejor desde el mo­ El camino desde la estructura.Thomas S. Kuhn. Paidós, 2001.
delo de Kuhn. Su paradigma en sentido amplio puede verse Thomas Kuhn.Alexander Bird. Tecnos, 2002.
Popper.Julio Ostalé. RBA, 2016.
como una teoría dinámica. Él mismo destacó que los esquemas
de generalización y los ejemplos configuran el paradigma. Así, EN NUESTRO ARCHIVO
no solo se individualiza una teoría dinámica, sino que se dis­ El concepto de ciencia en Popper.Andrés Rivadulla en MyC, n.o 11, 2005.
tingue entre progreso como cambio en una teoría dinámica y Ciencia y arte: ¿Vidas paralelas?J. Pinto de Oliveira, en este mismo número.
progreso como cambio entre teorías dinámicas (no nos salimos El universo creativo de Popper.Josep Corcó, en este mismo número.
de la teoría de la evolución al incorporar el hecho de que los Los límites del método científico.Adán Sus en IyC, abril de 2016.
neandertales convivieron con los humanos modernos, pero sí

22  TEMAS 100


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PRUEBAS

El mundo
de las pruebas Ana Luisa Ponce Miotti
Profesora de filosofía de la
ciencia en la Universidad de
La filosofía de la ciencia de Susan Haack Xalapa, México.

E
n la década de los sesentase produjo un cambio radical en concepciones hasta ahora en liza, una posición que Haack deno­
filosofía de la ciencia. Nos referimos al llamado giro histo­ mina sentido común crítico, tomando la expresión del filósofo
ricista. Algunos de sus autores más representativos fueron estadounidense Charles Sanders Peirce (1839-1914). Uno de los
Thomas Kuhn, Imre Lakatos y Paul Feyerabend. Supuso la crí­ propósitos principales de su Defending science es precisamente
tica y el abandono de las tesis neopositivistas tradicionales, así el de desarrollar en detalle esta posición intermedia.
como un replanteamiento en la agenda de los problemas esen­ Pero antes de adentrarnos más en la filosofía de Haack, he­
ciales en filosofía de la ciencia. mos de decir unas palabras sobre esta autora, considerada hoy
Dicho parteaguas trajo aparejado un profundo distancia­ en día una de las más importantes mentes filosóficas. Se cuen­
miento de la noción tradicional de racionalidad científica, que ta entre los pocos pensadores que han realizado aportaciones
solía reducirse a una serie de reglas algorítmicas y universales. fundamentales en diversas ramas de la filosofía, como la lógica,
Como consecuencia, se ampliaron los criterios de demarcación la filosofía del lenguaje, la metafísica, la epistemología, la filo­
entre ciencia y pseudociencia basados en la verificabilidad, por sofía de la ciencia y la filosofía del derecho. Su pensamiento es
ser demasiado excluyentes. Ante este panorama, algunos soció­ nuclear para la filosofía actual, dado que es de los pocos que
logos de la ciencia comenzaron a vislumbrar una oportunidad logra conciliar distintos ámbitos filosóficos. El amplio alcance
para estudiar la ciencia como una institución social. Con ello, de sus intereses es coherente con su dura crítica a la hiperes­
pretendían revelar el vacío de la epistemología más tradicional. pecialización y a la reciente fragmentación de la filosofía. Y es
El resultado fue un antagonismo entre filósofos de la ciencia precisamente esta amplitud de miras lo que le ha permitido
y sociólogos de la ciencia. En su libro Defending science —within edificar una filosofía de la ciencia iluminadora. En ella, Haack
reason: Between scientism and cynicism (2003), Susan Haack, explora la función de las pruebas empíricas como apoyo de las
de la Universidad de Miami, describe esta rivalidad en términos teorías científicas exitosas, la naturaleza siempre evolutiva de
de una oposición entre el viejo cientificismo de los filósofos de los métodos científicos, las suposiciones metafísicas de la em­
la ciencia, que consideraban la ciencia como algo casi sagrado, presa científica, el rol de la ciencia en la sociedad y el rol de la
y el nuevo cinismo de los sociólogos de la ciencia, que toman la sociedad en la ciencia, e incluso las relaciones entre la ciencia
ciencia como una especie de truco o engaño. Pero, en realidad, y la literatura, la religión y el derecho.
según señala la filósofa angloamericana, ambas partes en disputa Gracias a ese entramado de áreas filosóficas, surge en el pen­
comparten —aunque no lo reconozcan— algunos falsos supuestos samiento de Haack un concepto central para la epistemología,
clave, como un modelo de racionalidad demasiado rígido (según una noción que permite zanjar la disputa que mencionábamos
el cual algo es racional solo si de ello se derivan lógicamente al principio entre cínicos y cientificistas. Se trata del concepto
consecuencias empíricamente verificables). De aquí, continúa de prueba, que en la obra de Haack es integral: incluye tanto
Haack, que la supuesta oposición pueda ser superada. Es decir, las pruebas empíricas como las racionales.
existe una posición intermedia mucho más defendible que las dos Ahora bien, la noción de prueba se entiende dentro del lla­
mado fundherentismo. Este marco teóri­
co es creado por Haack como un vía de
superación de otra dicotomía epistémica,
la que enfrenta a los fundacionistas con
los coherentistas. Los primeros buscan un
P fundamento último y definitivo del cono­

C O H E R E N T I S M O cimiento, ya sea en la razón o en los datos


de los sentidos. Los segundos se desen­
U tienden de esta empresa y ponen el acen­
to en la coherencia interna de cualquier
F U N D H E R E N T I S M O cuerpo de conocimiento. La historia de la
epistemología enseña que ninguna de las
B dos estrategias resulta satisfactoria. Con
el fundherentismo, Haack pretende no
F U N D A C I O N I S M O solo disolver esta dicotomía clásica, sino
también rescatar a la epistemología de la
desilusión generalizada en la que parece

24  TEMAS 100


haber caído, y reconstruirla a través de
la restitución de conceptos tradicionales
como el de justificación y el de prueba.
La estrategia del fundherentismo de
Haack consiste en combinar las virtudes, C I E N T I F I C I S MO
y evitar las debilidades, de las dos teorías
rivales clásicas. Reconoce, al igual que el
fundacionismo, pero a diferencia del co­
herentismo, el papel de las pruebas em­
píricas. Asimismo, acepta, al igual que el coherentismo, pero a el que trabajan los investigadores, para asegurar la honestidad
diferencia del fundacionismo, el papel de las relaciones y apoyo y promover la creatividad. Hoy en día, sostiene Haack, mientras
mutuo entre creencias. que los instrumentos técnicos de la ciencia mejoran, hay que
La imagen del fundherentismo es la de un crucigrama, y este reconocer que los mecanismos sociales no lo hacen en la misma
símil representa igualmente la filosofía entera de la profesora medida, y esta disparidad de ritmos genera mucha tensión.
Haack. Dicha imagen sugiere que hay varios factores entrecru­ Su libro de ensayos Putting philosophy to work ilumina una
zados que conjuntamente determinan la calidad de las pruebas. amplia gama de temas propios de la más reciente filosofía de
Tenemos que valorar en qué medida estas apoyan una cierta la ciencia, que van de lo epistémico a lo sociológico. A título
teoría, en qué medida resultan seguras y en qué medida resultan indicativo, podemos citar los siguientes: la noción de verdad,
coherentes con el resto del conocimiento asentado. En Defending los varios sentidos de la noción de interpretación, las virtudes
science, Haack amplía esta teoría hasta incluir factores sociales, epistémicas, la relevancia epistémica de las obras de ficción, la
como el grado de confianza que pueda tener en una prueba un historia del pragmatismo, la ética académica (y los incentivos
determinado grupo de personas, e incluso factores históricos, perversos de las instituciones, que erosionan las virtudes aca­
como el grado de confianza en un momento dado. démicas esenciales), el papel del testimonio científico en los
En el pensamiento de Haack encontramos, pues, herramien­ procedimientos legales, las debilidades fatales de la filosofía de
tas para superar la falsa dicotomía entre el viejo cientificismo la ciencia popperiana, la integridad de la ciencia y los diferentes
y el nuevo cinismo. La imagen de la ciencia que surge de sus signos del cientificismo.
planteamientos filosóficos presenta los siguientes rasgos. Por otra parte, su libro Evidence matters: Science, proof, and
En primer lugar, frente a lo que indica el cientificismo, la truth in the law trata directamente sobre filosofía jurídica, pero
indagación científica se halla en continuidad con la indagación también presenta importantes implicaciones para la filosofía
empírica cotidiana. No es preciso buscar un criterio de demar­ de la ciencia. Es más, sirve como nodo de conexión entre las
cación que separe la ciencia del conocimiento ordinario. No dos ramas filosóficas a través del concepto de prueba, tan im­
existe un supuesto método científico al margen del resto del portante en ambas. En este texto, Haack explora las relaciones
conocimiento humano. De hecho, Haack rechaza la idea de un entre prueba y probabilidad, el rol de las pruebas estadísticas,
único método científico; por el contrario, detecta una evolución el problema de la causalidad y, por supuesto, la cuestión de la
a lo largo de los siglos de una enorme variedad de métodos verdad en el derecho.
y de herramientas científicas que ayudan al descubrimiento y Aún en fecha más reciente, Haack ha vuelto a ocuparse del
evaluación de las pruebas. Y estas pruebas científicas son esen­ problema del cientificismo en varias conferencias y en su obra
cialmente similares a las pruebas empíricas en general, aunque Scientism and its discontents. El crucigrama de Haack está cada
puedan ser mucho más complejas, estén frecuentemente me­ día más completo y con esto su imagen filosófica resulta progre­
diadas por instrumentos técnicos y sean casi siempre resultado sivamente más acabada.
de un trabajo colectivo. Para Haack, la ciencia es una empresa
profundamente social. Pero insiste en que el carácter social de La autora agradece a Susan Haack su invaluable revisión
la ciencia no es necesariamente un impedimento para la racio­ y sus atinados comentarios al primer borrador de este artículo.
nalidad o la razonabilidad. Como tampoco lo es el hecho de que
exista una continuidad entre las afirmaciones observacionales
y las teóricas.
En segundo lugar, y en contra de lo que ella llama cinismo,
Haack sostiene que sí hay estándares objetivos de la calidad de
las pruebas. Pero la manera en que los entiende es gradualista, PARA SABER MÁS

flexible y sutil, no formal ni rígida. Se puede afirmar, en conse­ Defending science —within reason: Between scientism and cynicism.Susan
cuencia, que la ciencia es una empresa racional y realista, que sí Haack. Prometheus Books, 2003.
es posible para los humanos descubrir algo del mundo y que los Seis signos del cientificismo.Susan Haack en Discusiones filosóficas, vol. 11, n.o 16,
págs. 13-26, 2010.
diversos métodos de la ciencia son apropiados para esta meta. Evidence matters: Science, proof, and truth in the law.Susan Haack.
Después de Defending science, la reflexión sobre la ciencia Cambridge University Press, 2014.
llevada a cabo por Haack ha seguido cosechando frutos. La au­ Susan Haack: Reintegrating philosophy.Dirigido por Julia Göhnere y Eva-Maria
tora ha desarrollado una aproximación a la sociología de la Jung. Springer Verlag, 2016.
Scientism and its discontents.Susan Haack. Rounded Globe, 2017 (acceso libre
ciencia epistemológicamente sofisticada que se centra en dos
en https://roundedglobe.com/)
cuestiones clave. Por un lado, evalúa el funcionamiento de al­
gunos mecanismos propios de la comunidad científica, como el EN NUESTRO ARCHIVO

sistema de revisión por pares, para establecer la validez de las La naturaleza de la prueba científica en la era de las simulaciones.Kevin
pruebas. Por otro, valora la eficacia de la organización interna Heng en IyC, mayo de 2015.
de las comunidades científicas, así como del ambiente social en

Filosofía de la ciencia  25
EXPLICACIÓN

¿Puede la ciencia
explicarlo todo? Jesús Zamora
Bonilla
Una buena explicación es aquella que nos permite Catedrático de lógica
y filosofía de la ciencia
razonar de manera más eficaz en la UNED.

L
a investigación científicacomienza siempre con algunos hechos —sobre todo en biología— son explicados cuando se
interrogantes. A menudo nos preguntamos cosas del tipo pone de manifiesto su función o cuando —en las ciencias hu­
«¿Cómo evitar la recesión?» o, tal vez, «¿Qué utilidad po­ manas— se ponen en conexión con las intenciones o los va­
dríamos darle a esta propiedad que acabamos de descubrir en lores de los agentes implicados. Hablamos en estos dos casos
los superconductores?». También intentamos responder cues­ de «explicación teleológica» o «explicación funcional». Estas
tiones como «¿Cuál era la disposición de los continentes hace concepciones de la explicación ya no son tan populares como
1000 millones de años?» o «¿Hay algún elemento estable con un en otras épocas, pero, en mi opinión, ambas serían ejemplos
número atómico mayor que 120?». Pero la mayor parte de las de «explicación causal».
principales preguntas que han guiado y guían la investigación
científica son diferentes: se centran en un por qué: «¿Por qué las
manzanas maduras caen de los árboles pero la Luna no cae del
cielo?», «¿Por qué las cenizas pesan más que la madera que he­
mos quemado?», «¿Por qué heredan los nietos algunos rasgos
de sus abuelos, cuando esos rasgos no estaban presentes en los
padres?», «¿Por qué un chorro de electrones genera un patrón
de interferencias al pasar a través de una doble rendija, si cada
electrón pasa solo por una de ellas?».
Mediante el primer tipo de preguntas procuramos mejorar
nuestra capacidad de adaptación al entorno, ampliar nuestras
posibilidades de acción o de elección. El propósito del segundo
tipo de preguntas es averiguar cómo es el mundo que nos rodea,
describirlo. Con las de la tercera clase buscamos más bien ex­
plicar los hechos, es decir, entenderlos. Por desgracia, no parece
que esté demasiado claro en qué consiste eso de «explicar»,
qué hacemos exactamente con las cosas al entenderlas y, sobre
todo, por qué son tan importantes para nosotros los porqués,
qué ganamos con ellos que no pudiéramos obtener tan solo con
respuestas a las dos primeras clases de preguntas (las prácticas
y las descriptivas).
En la noción de explicación se mezclan de manera intrigante
aspectos objetivos y subjetivos. Al fin y al cabo, comprender
algo es un suceso psicológico, algo que ocurre en la mente de
alguien. En cambio, cuando intentamos dar una explicación de
un hecho, solemos acudir a diversas propiedades del hecho en
cuestión. ¿Por qué algunas de esas propiedades tendrían que
ser más relevantes que otras a la hora de conducirnos al estado
mental que llamamos «comprender»?
Las principales teorías que ofrece la filosofía de la ciencia
sobre la naturaleza de las explicaciones se centran, precisa­
GETTY IMAGES/WENMEI ZHOU/ISTOCK

mente, en los aspectos objetivos. Por ejemplo, se considera


que un hecho ha sido explicado cuando se ha deducido a partir
de leyes científicas (Carl Hempel), cuando se ha ofrecido una
descripción apropiada de su historia causal (Wesley Salmon)
o cuando se muestra como un caso particular de leyes más
generales, que abarcan muchos otros casos en apariencia di­
ferentes (Philip Kitcher). También se considera que algunos

26  TEMAS 100


Pues bien, la cuestión es, ¿por qué pensamos que entendemos Dos reacciones frecuentes a esa situación son pensar que el
un fenómeno precisamente cuando conocemos sus causas o su universo es, en el fondo, inexplicable, o bien que la explicación
relación con otros fenómenos aparentemente distintos, más que última del cosmos no puede ser científica. Lo primero resulta
cuando conocemos su duración, localización, posibles usos o trivial si se entiende en el sentido del párrafo anterior (no puede
cualquier otra de sus propiedades? Una posible respuesta, tra­ haber una teoría científica que lo explique todo), pero también
dicionalmente asociada al pensamiento de Aristóteles, sería la banal en cuanto recordamos que explicar no es cuestión de todo
que identifica el significado de «comprender» con «conocer las o nada, sino de más o menos. Digamos que la inteligibilidad
causas»; sin embargo, ello da la impresión de ser poco más que se parece más a la longitud que a la redondez: esta segunda
un juego de palabras. Otra posibilidad, tal vez más coherente con propiedad tiene un límite (el de un círculo o una esfera per­
las intuiciones del viejo filósofo griego, consistiría en concebir fectos), pero la primera, no. De modo análogo, lo importante
nuestros conocimientos no como una mera enciclopedia o una es en qué medida hemos conseguido comprender el universo o
simple pirámide, en la que cada pieza se va acumulando a las sus diversas peculiaridades, no si lo hemos comprendido en su
demás, sino como una red de inferencias, en la que el valor de totalidad. Es decir, la pregunta adecuada es en qué grado hemos
cada ítem depende sobre todo de lo útil que sea para llevarnos conseguido simplificar e interconectar un conjunto cada vez más
a más conocimientos cuando se lo combina con otros ítems. A amplio y variado de conocimientos, no si los hemos reducido a
veces conseguimos añadir a nuestros conocimientos una pie­ la más absoluta simplicidad.
za que produce un resultado especialmente Por último, pienso que la idea de una
feliz: gracias a ella los enlaces inferenciales explicación extracientífica es meramente
se multiplican y a la vez se simplifican, ha­ un sueño. Para que algo constituya una ex­
ciéndonos más fácil el manejo de la red. Es Entendemos algo plicación debe permitirnos deducir aquello
decir, entendemos algo tanto mejor cuanto
más capaces somos de razonar sobre ello de
tanto mejor cuanto que queremos explicar: las leyes de Newton
explican las de Kepler porque estas pueden
manera sencilla y fructífera. más capaces somos ser calculadas a partir aquellas. Como ha
La última frase contiene un matiz impor­ aclarado Richard Dawkins, la información
tante sobre los conceptos de explicación y de razonar sobre que queremos explicar debe hallarse conte­
comprensión: no son absolutos, pues siem­ ello de manera nida en la teoría con la que la explicamos;
por tanto, una teoría que explique un gran
pre cabe la posibilidad de que algo que ya
hemos explicado lo expliquemos con mayor sencilla y fructífera número de cosas debe contener gran canti­
profundidad o de manera más satisfacto­ dad de información, debe ser en realidad una
ria. Ello resulta obvio cuando nos fijamos descripción muy detallada (y a la vez muy
en que, para explicar por qué ciertas cosas abstracta) del funcionamiento del universo.
son como son, tenemos que utilizar a modo de premisa en Por ejemplo, los defensores de la teoría del «diseño inteligente»
nuestro razonamiento alguna otra descripción. Si queremos cometen justo este tipo de error al introducir la hipótesis de un
explicar por qué las órbitas de los planetas obedecen las le­ designio divino, pues a partir de esa hipótesis resulta sencilla­
yes de Kepler, emplearemos como premisa la ley newtoniana mente imposible derivar los detalles de lo que queremos explicar,
que describe cómo se atraen los cuerpos. Esto implica que, ni siquiera sus aspectos más generales.
para explicar algo, necesitamos siempre alguna descripción Dicho de otra manera, los porqués no son en realidad una
«explicativa», que, a su vez, podrá ser explicada por otra. Así, categoría separada de los cómos, sino más bien una clase de
la teoría general de la relatividad explica por qué los cuerpos estos: corresponden a los cómos que nos ayudan a simplificar y
obedecen con gran aproximación la ley de la gravedad. Una ampliar nuestros conocimientos. Por tanto, ninguna hipótesis
consecuencia inmediata de este hecho trivial es que nunca será merece ser llamada explicación si no permite responder, al
posible explicarlo todo. menos en algún aspecto relevante, a la pregunta «¿Cómo ha
Insistamos: para explicar científicamente cualquier fenóme­ ocurrido esto?». En resumen, nadie sabe si existen realidades
no o cualquier peculiaridad del universo, recurrimos a leyes, que la ciencia no podrá nunca conocer. Lo que sí sabemos es
modelos, principios, que son, al fin y al cabo, afirmaciones que que esas realidades, en caso de que existan, nunca nos permi­
dicen que el mundo es así o asá, en vez de ser de otra manera. tirán explicar nada.
Imaginemos que ya hubiéramos descubierto todas las leyes,
modelos o principios científicamente relevantes que haya por
descubrir —si es que esta suposición tiene siquiera algún sen­
tido—. Llamemos T a la combinación de esa totalidad ideal de
nuestro conocimiento sobre el mundo y preguntémonos: «¿Por PARA SABER MÁS
qué el mundo es como dice T, en lugar de ser de cualquier otra
La naturaleza de la explicación.Peter Achinstein. Fondo de Cultura
manera lógicamente posible?». Obviamente, la respuesta no Económica, 1989.
puede estar contenida en T, pues ninguna descripción se explica De los efectos a las causas. Sobre la historia de los patrones de explicación
a sí misma. Por tanto, o bien deberíamos hallar alguna nueva científica.Sergio Martínez. Paidós/UNAM, 1997.
ley, modelo o principio, X, que explicase por qué el mundo es Scientific understanding: Philosophical perspectives.Dirigido por Henk de
Regt, Sabina Leonelli y Kai Egner. University of Pittsburg Press, 2009.
como dice T, o bien hemos de reconocer que no es posible para «Scientific explanation», en The Stanford Encyclopedia of Philosophy.
nosotros hallar una explicación de T. Pero lo primero contradice James Woodward. Stanford University, 2011; plato.stanford.edu/archives/
nuestra hipótesis de que T contenía todas las leyes y principios win2011/entries/scientific-explanation
relevantes para explicar el universo; así que debemos concluir El comienzo del infinito: explicaciones que transforman el mundo.David
que explicar T (la totalidad de las leyes de la naturaleza) está Deutsch. Intervención Cultural, 2012.
necesariamente fuera de nuestro alcance.

Filosofía de la ciencia  27
EXPLICACIÓN TELEOLÓGICA

Naturaleza y finalidad
¿Hay espacio para la explicación teleológica Héctor Velázquez Fernández
en la ciencia actual? Profesor de filosofía de la ciencia
en la Universidad Panamericana en
Ciudad de México.

C
on la publicaciónde su Mind and cosmos(Oxford Uni­ final interna y externa, inmanente y trascendente, principal y
versity Press, 2012), el filósofo de la Universidad de Nue­ secundaria, relativa y absoluta, natural y sobrenatural, etcé­
va York Thomas Nagel puso en discusión la pertinencia tera. Pero, en todo caso, con una connotación de algo acabado,
de un naturalismo materialista que, desde la biología evolutiva, completo e ideal.
pretende hacer de la selección natural la única y universal clave Fue en la modernidad cuando la idea de teleología adquirió
explicativa. Esta posición representa para Nagel una lectura in­ un carácter más bien metafórico o retórico, con la irrupción
completa del fenómeno biológico, si atendemos a la aparición de de la noción de ley natural física como explicación única del
mentes conscientes en el universo, con conocimiento intelectual funcionamiento natural.
y criterios valorativos, así como al hecho de que dicha aparición Hoy en día, algunos autores, como Nagel, sugieren que la
no ha sido aún satisfactoriamente explicada. finalidad o teleología podría tener algún papel explicativo in­
En su polémico texto, Nagel apuesta por una reconfiguración cluso en las ciencias naturales, sobre todo en lo referido a
de las bases metodológicas de la ciencia. Propone incluir la eventos particulares tendenciales, ordenados de modo con­
consideración de leyes naturales teleológicas (asociadas a fines tinuado en el tiempo y dirigidos a ciertas metas previsibles,
o propósitos), que gobernarían el desarrollo de la organización como ocurre en el despliegue de la información genética. El
a lo largo del tiempo y que complementarían la explicación cien­ carácter tendencial de los procesos genéticos se ilustra, por
tífica más común, que suele ofrecerse en términos de causalidad ejemplo, en los «paisajes epigenéticos» de Conrad Hal Wadd­
eficiente y que es propia de las leyes cuantitativas de la física. ington (quien acuñó el término epigenética), metáforas visuales
La polémica suscitada por la propuesta de Nagel ha tenido que este biólogo del desarrollo y filósofo ideó para explicar el
eco incluso en grandes medios de comunicación, como The New modo en que la regulación genómica determina la diferencia­
York Times. No es extraño, dado que era un tópico asumido ción celular (ilustración).
que, desde la matematización del mundo físico emprendida por La naturaleza presentaría, según esa postura, comportamien­
Galileo, fue desterrada de las ciencias naturales toda referencia tos finalísticos, como direccionalidad, cooperatividad y funcio­
a causas no mensurables, como por ejemplo la formal y la final. nalidad. Todo ello explicaría la presencia de pautas en diversos
Sin embargo, en las últimas décadas, los crecientes debates niveles de la naturaleza, niveles que van desde las partes que
en torno a temas como el principio antrópico, la teleonomía o el componen un organismo hasta el funcionamiento armónico de
«ajuste fino» del universo, sugerirían una eventual restitución los ecosistemas.
del concepto de finalidad en las ciencias naturales o, al menos, Pero hablar de fenómenos finalísticos o teleológicos exige una
la apertura de un lugar para la discusión sobre su utilidad expli­ precisa distinción semántica que permita valorar la pertinencia
cativa dentro del conocimiento del cosmos, la vida y la mente. de su inclusión dentro de la explicación de la naturaleza. En
Teleología es un término acuñado por Christian Wolf en su efecto, no es lo mismo entender fin al modo de «final de un
Philosophia Rationalis sive Logica (1728), para designar la parte proceso» (como cuando sabemos que el nacimiento es el final del
de la filosofía natural que estudia el fin al que tienden las cosas. desarrollo de un embrión), a considerarlo como «meta de una
Ya desde la antigüedad, el griego télos y su correspondiente la­ tendencia» (cuando un animal consigue reproducirse después
tino finis aludían a cierta fijación, sujeción o dirección de una del cortejo), o como un «valor para un sujeto» (cuando hacemos
realidad hacia estados preferentes; a manera de destino. El télos de nuestras razones los fines de la acción consciente), o bien
sería un estado o condición óptima, excelente o plena, diversa como «objetivo de un plan» (cuando un ejército desarrolla la
del estado inacabado o incompleto, propio de lo que aún no estrategia programada).
habría alcanzado su télos. De entre todos ellos, el fin entendido como meta de una
El helenismo epicúreo acuñó la objeción que recurrentemen­ tendencia reflejaría el papel que la finalidad podría desempeñar
te se ha formulado a lo largo de la historia contra la existencia de en la explicación actual del mundo natural en su conjunto. No
fines en la naturaleza: un fin, entendido como un estado futuro podría tratarse de un fin a manera del final de un proceso, pues
aún no ocurrido, no puede situarse por delante del estado pre­ ello supondría que el cosmos estaría en un estado definitivo e
sente a manera de atractor, a riesgo de pretender que lo irreal invariable, cuya situación ya no seguiría evolucionando. Y tam­
guíe los fenómenos presentes reales. poco de la finalidad como valor para un sujeto, pues supondría
Con los siglos, la escolástica medieval multiplicó la semántica que la naturaleza eligiría conscientemente sus dinamismos. Y
de la causa final: la llamó intención, propósito, objetivo; causa mucho menos como objetivo de un plan, pues ello implicaría

28  TEMAS 100


EN LOS PAISAJES EPIGENÉTICOS
de Conrad Hal Waddington, el
movimiento de unas canicas por
un relieve accidentado ofrece una
metáfora del desarrollo embrionario;
las canicas siguen el cauce de los
canales y terminan en los puntos
de menor elevación local, lo mismo
que las células evolucionan según
varios factores ontogéneticos y se
acaban diferenciando en un tipo
concreto. La ilustración corresponde
a un fotograma de la animación
Epigenescape 1, una reinterpretación
moderna de los paisajes de
Waddington según Mhairi Towler,
Link Li y Paul Liam Harrison, artista
residente en el consorcio europeo
de investigación EpiGeneSys.

un programa trazado para el cosmos entero, que solo podría En los inicios del siglo xx, la finalidad se consideraba una vía
revelar quien lo hubiera elaborado. de explicación inválida (porque se juzgaba como una extrapola­
Para algunos, los antecedentes contextuales de la teleología ción antropocéntrica en la interpretación de lo material), inútil
nos obligarían a buscar nuevas nomenclaturas para designar (porque se pensaba que retrasaría el verdadero conocimiento
fenómenos tendenciales en la naturaleza. De ahí la sustitución del cosmos), imposible o incognoscible (porque no habría fenó­
que proponen del término teleología por teleonomía y teleoma- menos naturales que la respaldaran ni métodos que la pudieran
tismo. La teleonomía alude a fenómenos en los que los resul­ registrar) e ilegítima (porque se trataría de una aparente intro­
tados se obtienen a partir de la estructura del sistema, como el misión en la naturaleza física de argumentos más pertenecien­
desarrollo embrionario, el funcionamiento del sistema nervioso tes al mundo de la conducta humana). A pesar de todo ello,
o el equilibrio de los ecosistemas, mientras que teleomatismo se asistimos actualmente a una revaloración de las explicaciones
refiere a procesos como la fuerza gravitatoria, la desintegración finalistas mediante la distinción entre procesos teleonómicos,
radiactiva o el aumento de la entropía. teleomáticos y teleológicos.
Según ese vocabulario, los sistemas físicos presentan activi­ ¿Cómo podemos, pues, emitir un juicio justo sobre la perti­
dades teleomáticas, mientras que un subconjunto de estos, los nencia de incluir o no la finalidad entre las explicaciones natu­
sistemas vivos, realizan actividades teleonómicas. A su vez, un rales? Como ha sugerido, entre otros, Nagel, la clave consiste en
subconjunto de los procesos teleonómicos, que se da en los seres distinguir adecuadamente la multiplicidad de sentidos de fin.
vivos conscientes, serán actividades teleológicas. De tal manera Esta distinción viene exigida por el rigor epistémico y, además,
que los procesos de mutación, deriva genética y evolución, por nos invita a reconocer que la realidad se nos manifiesta con
ejemplo, serían teleomáticos; y la ontogénesis, teleonómica; diversas exigencias explicativas. Una visión reduccionista, que
mientras que la noción de teleología se reservaría solo para el excluya toda explicación finalista, puede acabar por pasarnos
campo de la acción humana, sin posible aplicación a los fenó­ factura en cuanto a la comprensión de la riqueza de la realidad.
menos naturales. Las preguntas que nos hacemos los humanos son múltiples
Sobre la objeción que consideraba absurdo que un estado fu­ y requieren respuestas en planos muy diversos. No es lo mismo
turo e inexistente guíe los estados presentes, los partidarios de la interrogarse sobre lo puramente natural que sobre lo humano,
teleonomía y el teleomatismo responden que en los seres vivos los lo cultural, lo metafísico o lo religioso. Pero, incluso hablando
procesos se presentan de modo cíclico; por lo que el estado final en particular del mundo natural, conviene explorar la inclusión
futuro, de alguna manera, se ha presentado ya. No se trata de un de diversas nociones con sugerente carácter explicativo, como
estado futuro, sin más. Lo sería solo en referencia al individuo, lo es la de finalidad. Ello parece traer consigo más ventajas que
pero no en cuanto a la especie y a su acervo genético, porque inconvenientes.
el desarrollo ontogenético está prefigurado en la información
genética. Y en los fenómenos no biológicos, la naturaleza estadís­ PARA SABER MÁS
tica y matemática de las leyes haría irrelevante que dicho estado
La mente del universo.Mariano Artigas, EUNSA, Pamplona, 1999.
tendencial fuera planteado previa o posteriormente al suceso que ¿Qué es la naturaleza? Introducción filosófica a la historia de la ciencia.
explica, por lo que la objeción de que el fin es un acontecimiento Héctor Velázquez, Porrúa, 2007.
futuro tampoco procedería. Figuras contemporáneas de la teleología.Alfredo Marcos en Diálogo
Obviamente, es discutible la pertinencia de construir nuevos Filosófico, vol. 83, págs. 4-32, 2012.
CORTESÍA DE PAUL LIAM HARRISON

Los sótanos del universo. La determinación natural y sus mecanismos


vocablos para hablar de fenómenos tendenciales naturales con ocultos.Juan Arana, Biblioteca Nueva, 2012.
tal de no mencionar a la teleología. Sin embargo, parece claro Neo-finalisme.Raymond Ruyer. Presses universitaires de France, 2012.
que postular para la finalidad un papel explicativo respecto a la La mente y el cosmos. Por qué la concepción neodarwinista materialista de
naturaleza no implica convertir a esta en un agente consciente la naturaleza es, casi con certeza, falsa.Thomas Nagel, Biblioteca Nueva,
y racional que decidiera llegar a los estados de organización 2014.
actual.

Filosofía de la ciencia  29
VALORES

Los valores
de las ciencias Javier Echeverría
Ex director del Instituto de Filosofía del
CSIC y Premio Nacional de Ensayo 2000,
Del ideal de neutralidad del siglo xix es en la actualidad profesor de
investigación en Ikerbasque (Fundación
a la supremacía actual de la innovación Vasca para la Ciencia).

¿Q ué papel desempeñanlos valoresen el desarrollo


de la ciencia? A finales del siglo xix y principios del
xx, la tradición positivista afirmaba que ninguno.
Como mostró Robert N. Proctor en Value-free science? (1991), la
punto de que han dado origen a una nueva disciplina: la ética
de la ciencia.
Robert Merton, fundador de la sociología de la ciencia, fue
uno de los primeros en cuestionar la oposición entre hechos y
idea de una ciencia neutra, sin valores, se remonta a la creación­ valores. En 1942 afirmó que la ciencia posee un ethos basado en
de la Real Sociedad londinense y al Royalist Compromise, acuer­ cuatro grandes principios: comunismo, universalismo, desinte­
do entre dicha institución científica y la monarquía británica rés y escepticismo. John Ziman añadió en 2000 un quinto crite­
según el cual los científicos tendrían libertad de investigación rio: la originalidad. Los descubrimientos científicos originales
siempre y cuando no se involucrasen en cuestiones religiosas, deben intentar tener una validez universal, y los investigadores
políticas o morales. han de ser desinteresados a la hora de difundirlos, además de
En su Catecismo positivista, Auguste Comte afirmó que la escépticos respecto a sus propias teorías. Es decir, no deben creer
ciencia tiene que ver con los hechos, no con los valores. Poincaré, que son verdaderas, sino más bien hipótesis verosímiles que,
Einstein y otros muchos científicos aceptaron plenamente ese tarde o temprano, serán refutadas o, cuando menos, mejoradas
postulado, que ha sido dominante en las comunidades científicas por otros, como afirmó el falsacionismo metodológico de Karl
físico-naturales. El filósofo Max Weber lo trasladó a las ciencias R. Popper. Pese a las críticas de Merton y Popper, la mayoría
sociales, al afirmar la Wertfreiheit («libertad de valores»). Según de los científicos siguieron aceptando el credo positivista de la
él, también los economistas y los sociólogos deben adoptar una neutralidad axiológica.
postura neutral cuando inves­ En La estructura de las re-
tigan. La ciencia ha de buscar voluciones científicas (1962),
la objetividad y por eso ha de Thomas Kuhn afirmó que los
describir, comprender y expli­ paradigmas científicos tienen
car los hechos, pero sin emitir siempre un componente axio­
juicios de valor. En la tradición lógico. Llegó a decir incluso
empirista y positivista, esos que algunos valores de la cien­
juicios son subjetivos, por eso cia son permanentes, aunque
caen fuera del discurso cientí­ el peso específico de unos u
fico. En su Tractatus logico-phi- otros puede cambiar según la
losophicus (1921), Wittgenstein disciplina, la época y el propio
mantuvo tesis más radicales: investigador. En todo caso, una
«En el mundo todo es como es buena teoría científica debe sa­
y sucede como sucede, en él no tisfacer, según Kuhn, al menos
hay ningún valor, y aunque lo estos cinco valores: precisión,
hubiese no tendría ningún va­ coherencia, generalidad, sim­
lor». Los valores no existen en plicidad y fecundidad. Luego
el mundo objetivo, los aportan añadió la utilidad, pensando
los sujetos, sean individuales o en lo que hoy se denomina in­
colectivos. vestigación aplicada. En suma: los científicos cuentan con sus
Esa dicotomía entre hechos y valores se derrumbó a lo largo propios criterios de valoración para descartar hipótesis y teorías,
del siglo xx, como el filósofo Hilary Putnam presentaba en su así como para preferir unas a otras. De hecho, dedican buena
obra El colapso de la dicotomía hechos/valores (2002). Hay dos parte de su tiempo a la evaluación. El rol de árbitro (referee) es
causas principales de este giro. Por un lado, la noción de valor casi tan importante como el de investigador, sobre todo ahora
ha ampliado su significado. Por otro, la propia ciencia se ha que tanto peso tiene el impacto de las publicaciones.
transformado radicalmente, sobre todo a partir de la Segunda Larry Laudan, Hilary Putnam y otros autores propusieron la
Guerra Mundial. Hoy en día hay que distinguir entre ciencias y denominación de «valores epistémicos» para ese tipo de valo­
tecnociencias. En el caso de estas últimas, los problemas axio­ res propios de la ciencia, puesto que permiten estimar positiva
CERN

lógicos (relacionados con los valores) son frecuentes, hasta el o negativamente el conocimiento. Desde los años noventa, la

30  TEMAS 100


cuestión de los valores ha entrado en la agenda de filósofos, conciernen, como mínimo, los epistémicos. A las tecnociencias,
sociólogos e historiadores de la ciencia, e incluso numerosos de varios tipos; sobre todo los específicamente tecnológicos:
investigadores han empezado a aceptar que, aparte de los valo­ utilidad, eficiencia, eficacia y usabilidad, entre otros.
res epistémicos, la actividad científica está marcada por otros Por ambas razones, la Wertfreiheit de Weber se ha difumina­
criterios: económicos, políticos, jurídicos, sociales, ecológicos y, do a principios del siglo xxi, tanto en las ciencias físico-naturales
por supuesto, también morales y estéticos. La distinción entre como en las sociales. Estas últimas también se han tecnologi­
valores internos y externos a la ciencia se usa hoy en día con zado, razón por la cual cabe distinguir entre ciencias sociales
naturalidad, sin recordar que hace un siglo era intempestiva. y tecnociencias sociales. Obvio es decir que las tecnologías de
La primera razón de ese cambio de modelo es clara: tradicio­ la información y la comunicación (TIC) han ejercido una gran
nalmente, la esfera de los valores se circunscribía a la religión, la influencia en esta transformación, sobre todo en las tres últimas
moral y la estética. Una «ciencia sin valores» implicaba, por tan­ décadas. Casi todos los científicos investigan hoy ante la panta­
to, prescindir de ese tipo de juicios. Sin embargo, cuando alguien lla de su ordenador, a través de la cual observan «el mundo»,
evalúa un artículo o elabora un ranking de es decir, las simulaciones informáticas y las
universidades también está emitiendo juicios imágenes, fórmulas, datos y documentos di­
de valor, por ejemplo, institucionales. La no­ En la segunda gitalizados que forman parte de la actividad
ción de valor se amplió considerablemente a
lo largo del siglo xx.
mitad del siglo , xx
investigadora cotidiana. Parafraseando a
Wittgenstein: el mundo (científico) del siglo
La segunda razón del giro axiológico buena parte de la xxi está compuesto de tecnohechos. La mayo­
estriba en la radical transformación que la ría de las acciones científicas se realizan con
ciencia experimentó a partir de 1940, con la ciencia se convirtió ayuda de las TIC, por eso son tecnoacciones
emergencia de los sistemas de I+D. La inves­
tigación mostró su valor estratégico-militar
en tecnociencia que generan tecnohechos. Al otro lado de la
pantalla está «el mundo», sea este matemá­
durante la Segunda Guerra Mundial con pro­ tico, físico, biológico, químico, corporal, eco­
gramas como el Manhattan, el ENIAC o el Laboratorio de Radia­ nómico o social. Pero ante la pantalla, que es donde se observa,
ción [véase «¡Calla y calcula!», por David Kaiser; Investigación se lee, se mide y se escribe, aparecen representaciones tecno­
y Ciencia, abril de 2014]. Tras el informe de Vannevar Bush al lógicamente construidas de dichos mundos. Representaciones
presidente Roosevelt, Science, the endless frontier (1945), surgió que han de ser evaluadas, al igual que las herramientas y las
la política científica con sus líneas prioritarias, grandes progra­ personas que las construyen.
mas e infraestructuras de investigación (big science), convoca­ No solo se evalúan los conocimientos. Las tecnociencias son
torias públicas competitivas, procesos de evaluación, métodos más complejas que las ciencias e involucran a otros agentes
de gestión de equipamientos y recursos humanos, índices de sociales, no solo a los científicos. Hay quienes invierten dinero
impacto, etcétera. Todos esos cambios en la práctica científica en la investigación, sean agentes privados o públicos. Quieren
conllevaron nuevos valores y nuevos objetivos. conocimiento, pero también otro tipo de resultados. Piden, por
Esa transformación ha recibido varias denominaciones: ejemplo, que la I+D genere patentes rentables y, en último térmi­
«modo 2 de conocimiento», «ciencia postnormal» y «ciencia no, innovaciones. La innovación es uno de los grandes valores de
postacadémica», entre otras muchas. Por mi parte, prefiero «tec­ nuestra época e incide radicalmente en la investigación científi­
nociencia», término que comenzó a ser utilizado en los años ca. La Agenda de Lisboa (2000) pretendió que la Unión Europea
ochenta por diversos autores. Subraya el fuerte componente fuese el líder mundial entre las sociedades del conocimiento.
tecnológico que tiene en la actualidad la investigación científica, Dicho objetivo no se logró debido a la «paradoja europea»,
así como la cooperación necesaria entre científicos, ingenieros y que cabe sintetizar en cuatro palabras: mucho conocimiento,
técnicos. También apunta al crecimiento del volumen financiero, poca innovación. Desde el año 2010, la nueva estrategia europea
debido al coste de los grandes equipamientos y al tamaño de los (Unión por la innovación) cifra sus objetivos en ese valor trans­
equipos científicos (caso del CERN, en la fotografía). Estos pro­ versal, la innovación, y ello hasta 2020 (Horizonte 2020). Dicho
blemas conllevan varios tipos de valoraciones, algunas externas sucintamente: el conocimiento científico tiene valor epistémico,
a las propiamente científicas, pero en muchos casos decisivas no hay duda, pero los inversores demandan conocimientos que
para que un proyecto pueda iniciarse o no. Tampoco hay que generen innovaciones a corto, medio o largo plazo. La innova­
olvidar las consecuencias ambientales perniciosas de ciertas ción es uno de los principales vectores axiológicos de la tecno­
investigaciones, las cuales requieren control, ni los problemas ciencia y, por ende, de la ciencia contemporánea, en la medida en
jurídicos, sociales, morales y religiosos que suscitó el Proyecto que esta ha generado tecnociencias que son evaluadas conforme
Genoma, o los actuales Proyecto Cerebro Humano y BRAIN, por a sistemas de valores, epistémicos y no epistémicos, cada vez
poner ejemplos de tecnociencias emergentes. Valga también la más complejos.
nanotecnia como ejemplo, dadas sus poderosas componentes
tecnológicas y empresariales. Y, por supuesto, la convergencia
NBIC (nano-bio-info-cogno), que ha marcado la agenda tecno­
PARA SABER MÁS
científica a principios del siglo xxi.
La ciencia cambió de forma notable en la segunda mitad del Tractatus logico-philosophicus.Ludwig Wittgenstein. Alianza, 1973.
Value-free science?Robert N. Proctor. Harvard University Press, 1991.
siglo xx; buena parte de ella se ha convertido en tecnociencia. The collapse of the fact/value dichotomy.Hilary Putnam. Harvard University
Esta transformación ha acarreado nuevos problemas axiológicos, Press, 2002.
que no se limitan a cuestiones epistémicas, sino que atañen a Right, wrong and science.Evandro Agazzi. Rodopi, Amsterdam, 2004.
valores económicos, jurídicos, empresariales, políticos, sociales, Evaluar las innovaciones y su difusión social.Javier Echeverría en Isegoria,
vol. 48, págs. 173-184, 2013.
ambientales e incluso militares, sin olvidar los tres tipos de va­
lores clásicos (religiosos, morales y estéticos). A las ciencias les

Filosofía de la ciencia  31
REALISMO

Realismo científico.
¿Sigue el debate?
Antonio Diéguez
Antiguos problemas metafísicos, como la verdad y la realidad, Catedrático de filosofía
de la ciencia en la
replanteados a la nueva luz de la práctica científica Universidad de Málaga.

S
i usted cree que la cienciatiene entre sus objetivos centra­ En lo que respecta al realismo científico, conviene aclarar
les descubrir algunas verdades acerca del funcionamiento un punto en el que muchos antirrealistas suelen escollar una y
del universo, incluidos sus aspectos no directamente ob­ otra vez. El realismo científico no afirma que nuestras teorías
servables, y considera que probablemente alcanza ese objetivo actuales sean completamente verdaderas o que se hallen tan
cada vez que se comprueba que la realidad concuerda con las pre­ cerca de la verdad total que no serán ya sustituidas en el futuro
dicciones arriesgadas y novedosas realizadas desde alguna teo­ y que, por tanto, podemos estar seguros de que el mobiliario
ría (que la luz se curva en campos gravitatorios, por ejemplo); del universo es el que la ciencia actual dictamina. La mayor
si usted cree que cuando un libro de física dice «el electrón po­ parte de los realistas, y ciertamente algunos de los más conoci­
see carga eléctrica negativa», el mejor modo de entender esta dos, como Karl Popper o Ilkka Niiniluoto, de la Universidad de
frase es suponer que existe una entidad real, independiente de Helsinki, son falibilistas; creen que incluso las mejores teorías
nuestras teorías, a la que hemos dado en llamar electrón, y que científicas actuales podrían resultar falsas. Es más, una de las
entre sus propiedades está el tener carga eléctrica negativa, en­ formas en las que se puede caracterizar el realismo es median­
tonces, quizá no lo sepa, pero es usted un realista científico. Y te esa misma afirmación: siempre cabe la posibilidad de que
si es usted un realista científico, es muy posible que no sea us­ nuestras mejores teorías sean falsas. Algunos antirrealistas de
ted físico ni filósofo. orientación pragmatista piensan, sin embargo, que eso no podría
Los físicos tienen buenas razones para no ser realistas, ya que mantenerse en un hipotético estadio final de la ciencia. Según
una de sus teorías favoritas, la cuántica, es difícilmente compati­ ellos, la mejor teoría que pudiera alcanzarse en ese estadio ideal
ble con el realismo. En su visión tradicionalmente más aceptada, sería, por definición, verdadera. El realista cree, por el contrario,
la interpretación de Copenhague, la teoría cuántica no atribuye que incluso entonces podríamos estar equivocados en nuestras
valores definidos a ciertas propiedades de los sistemas cuánticos ideas acerca del universo.
mientras no hayan sido observados o medidos. Esas propieda­ Tampoco es correcto afirmar, como hace uno de los más im­
des solo adquieren un valor en el proceso mismo de medición, portantes filósofos antirrealistas actuales, Bas van Fraassen, de
de modo que puede decirse que no existen con independencia la Universidad estatal de San Francisco, que, según el realismo,
del observador. Hay interpretaciones realistas de la mecánica la aceptación de una teoría por parte de los científicos siempre
cuántica, pero son minoritarias —si bien sus par­
tidarios han crecido durante los últimos años—. El
coste a pagar por ellas es la aceptación de acciones
instantáneas a distancia entre dos partículas que
han interactuado, universos que se bifurcan tras
un acto de medición u otras rarezas ontológicas.
Las razones de los filósofos para no aceptar
el realismo son más brumosas y variadas. Pero
quizá no sería desorientador decir que buena
parte del antirrealismo filosófico contemporáneo
hunde sus raíces en las ideas de Nietzsche sobre
los límites de nuestro lenguaje y el carácter insos­
layablemente interpretativo de nuestras diversas
perspectivas sobre el mundo, así como en la crítica
heideggeriana a la dicotomía sujeto/objeto y en su
GETTY IMAGES/FRANCESCOCH/ISTOCK

insistencia en que desvelamos la realidad y nos


relacionamos con ella de modos que están siempre
históricamente condicionados. Ambas ideas han
llevado a buena parte de la comunidad filosófica
a considerar un anatema la vieja concepción del
conocimiento como una representación verdadera
de la realidad objetiva.

32  TEMAS 100


implica que estos creen en su verdad literal. Los realistas son (predicción de hechos desconocidos o precisión extrema) sería
conscientes de que los científicos pueden aceptar teorías por un milagro si las teorías implicadas no fueran al menos aproxi­
muy diversas razones y, en ocasiones, sin creer necesariamente madamente verdaderas. Un cierto éxito predictivo y práctico
en su verdad. Planck aceptó el cuanto de acción como un artificio resulta posible mediante teorías falsas, pero un éxito continuado
matemático, sin creer que la realidad fuera exactamente así. y repetido en circunstancias muy diversas solo es posible si,
Muchos científicos aceptan ideas que no consideran verdaderas, de alguna manera, nuestras teorías «han tocado hueso» en la
solo porque creen que son prometedoras y que, en todo caso, realidad y la han cortado por sus junturas.
trabajar en ellas tendrá resultados beneficiosos para la resolu­ El realismo científico se enfrenta, no obstante, a poderosas
ción de algún problema. El realismo es una propuesta acerca del objeciones. Dos de las más citadas son la inducción pesimista y
mejor modo de interpretar nuestras teorías científicas, no una la infradeterminación de las teorías por la evidencia empírica.
tesis acerca de los motivos para aceptarlas o de las creencias de La inducción pesimista es una objeción de tipo histórico for­
los científicos sobre ellas. mulada en 1981 por el filósofo estadounidense Larry Laudan,
Es interesante destacar una asimetría entre el realismo y hoy en la Universidad Nacional Autónoma de México. Laudan
el antirrealismo que casi nunca se señala. El realismo puede señaló una serie de ejemplos de teorías que tuvieron éxito y que,
aceptar que no todas las teorías o hipótesis científicas han de sin embargo, hoy consideramos falsas: la teoría geocéntrica de
ser interpretadas de forma realista. Puede aceptar, como hemos Ptolomeo, la teoría del flogisto, la del éter electromagnético...
dicho, que los científicos han sustentado en ocasiones teorías Laudan sostuvo que si tomamos estos casos del pasado, lo que
por razones instrumentales o exploratorias, como hicieron con cabe inferir es que también en el futuro el éxito de las teorías se­
la teoría atómica de Dalton hasta bien entrada la segunda mitad guirá desligado de su supuesta verdad. O dicho de otro modo: no
del siglo xix. El antirrealismo, en cambio, suele sostener que hay ninguna conexión necesaria entre verdad y éxito predictivo.
todas las teorías científicas han de interpretarse de forma no La respuesta de los realistas ha consistido en mostrar que el éxito
realista, como meros instrumentos de cálculo, como ficciones en los ejemplos citados por Laudan no es el que ellos tienen en
útiles, como descripciones empíricamente adecuadas, pero no mente (la capacidad de realizar predicciones novedosas) y que
estrictamente verdaderas. en las pocas teorías falsas que condujeron a este tipo de éxito, la
Otro malentendido frecuente consiste en identificar el rea­ parte responsable de la predicción sigue siendo correcta.
lismo científico con el realismo ingenuo, es decir, con la idea de La tesis de la infradeterminación, por su parte, sostiene
que nuestra mente es un receptor pasivo, un espejo de la natu­ que ante cualquier evidencia empírica que se nos presente es
raleza, y que nuestras teorías científicas nos permiten acceder siempre posible hacer que esta encaje con teorías distintas y
al punto de vista de Dios: una perspectiva única que refleja la mutuamente incompatibles, con lo cual no puede decirse que
realidad tal cual es en sí misma. Puede que en el pasado algunos la evidencia empírica apoye la verdad de ninguna de esas teo­
realistas defendieran algo semejante —aunque en mi opinión rías en concreto. Es, pues, siempre posible formular una teoría
no sería fácil encontrarlos—, pero el realismo actual no tiene empíricamente equivalente a cualquier teoría dada, pero in­
ninguna dificultad para reconocer el papel activo del sujeto compatible con ella sobre aspectos no observables. Puesto que
y el carácter culturalmente construido de nuestros esquemas ambas conducirán a las mismas predicciones, pero no podrán
conceptuales. Puede admitir también que el mundo puede ser ser ambas verdaderas, ya que difieren en la ontología que pos­
conceptualizado de muy diversas maneras, y que no existe la tulan, la verdad no puede ser la explicación del éxito predictivo
conceptualización perfecta. Solo que el realista no cree que eso de esas teorías. Las réplicas de los realistas a esta objeción han
impida un conocimiento genuino de la realidad. ido desde la negación de la posibilidad real de dos teorías así
Por decirlo de una forma escueta, lo que el realismo científico (empíricamente equivalentes ante toda evidencia posible), hasta
sostiene es que: la afirmación de que, si se diera tal caso, siempre habría ele­
mentos de juicio adicionales con valor epistémico para elegir
a) Existe hipotéticamente un mundo independiente de la
una de ellas. La misma evidencia empírica podría en tal caso
mente del observador que nuestras teorías científicas
no apoyar con la misma fuerza a las dos teorías.
pretenden conocer.
Por supuesto, la discusión sobre esas y otras objeciones
b) Nuestras teorías científicas nos proporcionan un cono­
formuladas continúa, y no parece que nadie pueda atribuirse
cimiento adecuado (aunque siempre perfectible) de ese
por el momento una victoria definitiva. Entretanto, el debate
mundo.
ha provocado que algunas cuestiones metafísicas pasen al pri­
c) El enorme éxito predictivo de nuestras teorías científicas
mer plano, y ello dentro de una tradición de pensamiento que
ha de deberse a que estas contienen muchas afirmaciones
comenzó con una fuerte carga antimetafísica. Se trata de una
verdaderas acerca de la realidad.
situación paradójica, pero interesante.
d) Estas afirmaciones verdaderas no se restringen solo al
ámbito de lo directamente observable, sino también a
entidades no observables.
e) La verdad debe entenderse en el sentido clásico de la
correspondencia entre el contenido de nuestros enun­
PARA SABER MÁS
ciados y la realidad.
f ) Las teorías científicas actuales son mejores que las del Realismo científico. Una introducción al debate actual en la filosofía de la
ciencia.Antonio Diéguez. Universidad de Málaga, 1998.
pasado no solo porque resuelven más problemas y de
Critical scientific realism.Ilkka Niiniluoto. Oxford University Press, 1999.
un modo más efectivo, sino porque son más verdaderas. A metaphysics for scientific realism.Anjan Chakrvartty. Cambridge University
Press, 2007.
Los realistas piensan que su punto fuerte es la tesis c. La Knowing the structure of nature.Stathis Psillos. Palgrave Macmillan, 2009.
forma que suele tomar en sus textos es la del argumento de «no
hay milagros». El sorprendente éxito predictivo de la ciencia

Filosofía de la ciencia  33
OBJETIVIDAD Y VERDAD

En busca
de la objetividad Evandro Agazzi
Presidente de la
Ante la dificultad de alcanzar la verdad, Academia Internacional
de Filosofía de las
la ciencia se ha centrado en el conocimiento objetivo Ciencias en Bruselas.

E
ntre el final del siglo xixy el inicio del xx tuvo lugar la lla­ tal no tenía ni la tarea ni el fin de hacernos conocer lo que es
mada crisis de los fundamentos en las ciencias exactas (ma­ la realidad, sino simplemente la función de ofrecernos esque­
temática y física). En realidad, se convirtió en una crisis de mas intelectuales útiles para organizar nuestras percepciones
confianza en la capacidad de la ciencia de conseguir la verdad. sensoriales y para hacer previsiones al objeto de decidir nues­
En el mundo matemático, los debates acerca del postulado tro comportamiento en el mundo. Se trataría, por tanto, de un
euclidiano de las paralelas («Por un punto exterior a una recta conocimiento sin verdad.
dada solo cabe trazar una paralela a la misma») habían tomado Sin embargo, esa concepción no podía satisfacer a los cien­
un giro decisivo ya en el siglo xix. Se construyeron sistemas tíficos ni tampoco a todos los que consideraban la ciencia una
geométricos que contenían la negación del mismo: si postula­ forma muy excelente de conocimiento. Si la ciencia no aporta
mos que no pasa ninguna recta, verdad, entonces, ¿cómo pode­
obtendremos una geometría esfé­ mos atribuirle una superioridad
rica; si postulamos que pasan in­ respecto al simple sentido común,
finitas, tendremos una geometría a los discursos imaginarios o arbi­
hiperbólica, ambas no euclidianas. trarios y a otras formas no científi­
Los matemáticos de la época bus­ cas de aproximarse a la realidad?
caron, sin éxito, contradicciones La respuesta que encontramos fue
en estas geometrías no euclidia­ la siguiente: la ciencia es un co­
nas. Entonces, dijeron algunos, nocimiento objetivo. De esta ma­
todas ellas serán verdaderas. Pero, nera, la objetividad se nos ofreció
por otra parte, cada una contiene como sustituto de la verdad para
proposiciones opuestas a las de las salvar la dignidad de la ciencia.
otras, por lo que una sola debería Pero ¿cómo hay que entender la
ser la verdadera y las otras falsas. objetividad?
Ahora bien, como no había forma Las diferentes respuestas da­
de decidir cuál podría ser la verda­ das a ese interrogante podrían
dera, la conclusión que se impuso sintetizarse en dos sentidos fun­
fue que no eran ni verdaderas ni damentales de la objetividad: el
falsas, eran puros sistemas for­ «fuerte» y el «débil». Según el
males hipotético-deductivos sin sentido fuerte, consideraremos
pretensión de verdad. Y esta pers­ objetiva una propiedad si se en­
pectiva formalista se extendió de cuentra realmente en el objeto
inmediato a otras muchas ramas que se investiga (podemos pen­
de la matemática. sar que la longitud de un cuer­
En cuanto a la física, los de­ po se halla en el propio cuerpo
sarrollos de la mecánica newto­ y nosotros podemos medirla); en
niana habían permitido absorber en ella disciplinas como la consonancia, tendremos que considerar objetivo el discurso
acústica o la óptica. Pero en las últimas décadas del siglo xix que es capaz de describir dichas características del objeto. En
habían fracasado ya los esfuerzos por reducir a la mecánica los su sentido débil, la objetividad es la propiedad de un discurso
fenómenos de la termodinámica y del campo electromagnético. cuya validez no depende del sujeto particular que lo enuncia,
En los albores del siglo pasado, además, la teoría de la relatividad sino de una cierta totalidad de sujetos; en pocas palabras,
y la física cuántica indicaban que incluso algunos conceptos y corresponde a la intersubjetividad sin referencia a objetos (en
principios fundamentales de la mecánica newtoniana —que hoy este sentido, la longitud objetiva de un cuerpo dependerá del
llamamos clásica— resultaban inaplicables. Ello se consideró acuerdo entre las diferentes mediciones realizadas por dife­
ISTVAN BANYAI

una prueba de que dicha mecánica se había revelado como falsa. rentes sujetos). Después de las crisis mencionadas, es obvio
La consecuencia que extrajeron numerosos científicos y filó­ que la objetividad en sentido fuerte iba a ser considerada un
sofos, empezando por Ernst Mach, fue que la ciencia en cuanto fin inalcanzable, mientras que se afinaron los análisis de las

34  TEMAS 100


condiciones que pueden brindar al discurso científico la obje­ predicados básicos es verdadera o falsa. Por tanto, estas opera­
tividad en sentido débil. ciones constituyen al mismo tiempo criterios de verdad y crite­
Hay, sin embargo, un problema: un conocimiento es, en rios de referencia. Aplicadas a las cosas, permiten recortar en
cuanto tal, el contenido de un acto de conocer. Son actos de ellas los objetos específicos de una ciencia dada y, con ello, captar
conocer la sensación, la percepción, la reflexión, la introspec­ los referentes de su discurso. Como dichas operaciones se hallan
ción, el juicio, etcétera. Estos son llevados a cabo por un sujeto vinculadas a los predicados básicos, determinan el significado
individual, y no resulta nada claro cómo pudieran convertirse operacional de los mismos y permiten establecer el valor de
en algo compartido por una pluralidad de sujetos. Ello sería verdad de las proposiciones que los contienen.
imposible si este compartir requiriese que un sujeto percibiese Podemos, finalmente, extraer algunas consecuencias que
la percepción, recordase los recuerdos y concibiese los conceptos afectan al concepto de objetividad científica. Cuando dos dis­
de otro sujeto (que uno tuviese que echar una ojeada al interior ciplinas científicas utilizan criterios operacionales diferentes
de la mente de los demás). En realidad, para cualquier noción, para determinar sus términos técnicos, se refieren a objetos
no es la manera de aprenderla o de concebirla, sino la manera diferentes, aunque los términos sean verbalmente iguales. Así,
de usarla lo que nos permite compartirla, es decir, considerarla la mecánica clásica y la mecánica cuántica utilizan criterios
intersubjetiva: el acuerdo en el uso de la noción resulta suficien­ operacionales muy distintos para determinar el valor de sus
te para garantizarle una objetividad en sentido débil. Esta con­ magnitudes y, por tanto, se refieren a objetos distintos, aunque
dición vale para todo tipo de noción, desde los nombren con la misma palabra. Esta es
las más simples y comunes (color rojo) hasta
las más abstractas (logaritmo). Para saber si
Para cualquier la razón por la cual no es justo decir que
la mecánica clásica se ha revelado finalmen­
otra persona maneja la misma noción que noción, no es la te falsa. Habría que decir, más bien, que se
nosotros, no podemos entrar en su cabeza, reveló incapaz de tratar objetos diferentes
sino invitarla a realizar ciertas operaciones manera de de los que sus criterios de referencia per­
que impliquen tal noción. Si constatamos que aprenderla o de mitían alcanzar. Las dos mecánicas resultan
la usa igual que nosotros, decimos —impro­ verdaderas, cada una en relación a sus obje­
piamente— que esta persona tiene la misma concebirla, sino la tos propios. ¿Podemos decir lo mismo de la
noción que nosotros.
Con todo, el sentido fuerte de la objetivi­
manera de usarla lo mecánica relativista? La distancia lineal se
mide en mecánica clásica con la operación
dad no ha sido totalmente eliminado de la que nos permite básica de trasladar una regla a lo largo de un
concepción actual de la ciencia. Todos admi­ segmento; en la relatividad, las distancias se
timos que cada ciencia se ocupa, no de la rea­ compartirla miden mediante transmisiones de señales
lidad en cuanto tal, sino solo de sus objetos luminosas. Se trata, por tanto, de operacio­
específicos. Y, cuando se trata de precisar cuáles son los objetos nes tan diferentes que uno tiene que esperar que otras muchas
propios de una ciencia, pensamos en ciertas cosas particulares cosas cambien también, como, de hecho, sucede. El atributo
(las plantas para la botánica o los animales para la zoología). Sin objetivo distancia será, pues, distinto en las diferentes mecá­
embargo, una misma cosa puede ser objeto de diferentes ciencias: nicas. A pesar de la coincidencia verbal, refiere en cada una de
una pieza arqueológica puede ser objeto de la física (cuando de­ ellas a diferentes aspectos de la realidad.
terminamos su peso y masa), de la química (cuando intentamos Lo interesante es que son las mismas operaciones las que
atribuirle una edad mediante métodos como el del carbono 14 sirven para alcanzar el acuerdo intersubjetivo y para realizar
o cuando analizamos su composición), de la historia (cuando la la referencia a los objetos. Por consiguiente, las dos formas de
consideramos como documentación de eventos pasados) o de objetividad, fuerte y débil, coinciden. Además, una vez se ha
la economía (cuando le atribuimos un valor de mercado para entendido que la verdad de un discurso siempre es relativa a los
venderla o asegurarla) y así sucesivamente. referentes del mismo y no a una supuesta realidad en general,
Cada punto de vista opera un recorte en la cosa, y cada cien­ puede recuperarse plenamente la noción de verdad en ciencia.
cia se ocupa de este recorte como su objeto. Por tanto, una La verdad no resulta eliminada en favor de la objetividad, sino
misma cosa encierra en sí una multitud potencialmente indefi­ que a través de este concepto puede ser precisada y defendida.
nida de objetos. Esta noción de punto de vista parece introducir
un factor de subjetividad en la noción misma de objeto. Pero
no es así: hablando de manera menos intuitiva, diríamos que
cada punto de vista consiste en considerar solamente unos poco
atributos de una cosa e ignorar todos los demás. Si se trata de
PARA SABER MÁS
un discurso científico, estos atributos se traducen en los pre­
dicados básicos específicos de cierta ciencia, que constituyen Objectivity.Nicholas Rescher. University of Notre Dame Press, 1997.
Conocimiento objetivo.(5.a edición). Karl Popper. Tecnos, 2007.
la parte fundamental de su lenguaje técnico. Por consiguiente, Scientific objectivity and its contexts.Evandro Agazzi, Springer, 2014.
cada ciencia se refiere solo a sus objetos específicos y no a la Science between truth and ethical responsibility. Evandro Agazzi in the
realidad en general. contemporary scientific and philosophical debate.Dirigido por Mario Alai,
Nos queda por precisar en qué consiste este referirse. Toda Marco Buzzoni y Gino Tarozzi. Springer, 2015.
ciencia empírica se basa en sus datos, es decir, en proposiciones EN NUESTRO ARCHIVO
que se consideran inmediatamente verdaderas en el seno de la La fiabilidad de la ciencia.Evandro Agazzi, Mariano Artigas y Gerard Radnitzky
misma. Esto es posible porque dentro de la comunidad científica en IyC, noviembre de 1986.
especializada en dicha ciencia se admiten ciertas operaciones Realismo científico. ¿Sigue el debate?Antonio Diéguez, en este mismo
estandarizadas para determinar los datos. En particular, estas número.
sirven para decidir si una proposición que contenga únicamente

Filosofía de la ciencia  35
PLURALISMO Y COMPLEJIDAD

Pluralismo
integrador Marta Bertolaso y Sandra D. Mitchell,
Bertolaso es profesora e investigadora en la
Un nuevo enfoque para comprender Universidad Campus Biomédico de Roma. Mitchell,
directora del Departamento de Historia y Filosofía
la complejidad biológica de la Ciencia de la Universidad de Pittsburgh.

L
os organismos biológicosson sistemas compuestos de ór­ colonia en su conjunto. He aquí uno de los casos de complejidad
ganos y tejidos que, a su vez, están formados por células emergente a los que se enfrenta la ciencia.
que contienen proteínas codificadas por genes. Estos sis­ Existen muchos otros ejemplos de estructuras, comporta­
temas, cuya complejidad podemos entrever por lo dicho, evo­ mientos y dinámicas emergentes en el mundo de la biología:
lucionan, se desarrollan y manifiestan comportamientos sen­ desde la muy estudiada E. coli al cáncer. La complejidad de la
sibles a los cambios que se producen en sus entornos interno regulación de los diferentes niveles de estos sistemas requiere
y externo. Constan de muchas partes que se organizan para algo más que un enfoque reduccionista de abajo arriba que
que el sistema funcione a un nivel superior, manifiestan di­ identifique cada componente básico y lo estudie por separado.
námicas no lineales y su misma existencia está supeditada a Las partes aisladas no siempre se comportan de la misma forma
una trayectoria evolutiva que depende del azar y la adapta­ cuando interactúan en un contexto. Necesitamos un enfoque
ción. ¿Cómo puede la ciencia llegar a entender unos sistemas que trascienda la estrategia reduccionista de descomposición.
tan complejos? Veamos ahora qué nos enseña el cáncer. Esta enfermedad no
Las estrategias basadas en descomponer los sistemas en sus es una «cosa» unitaria dentro del organismo, o un trastorno ca­
partes más pequeñas, como átomos o partículas fundamenta­ racterizado solo por una o varias células anómalas. Su desarrollo
les, han demostrado su utilidad para el esclarecimiento de un se debe más bien a una desregulación compleja, que afecta a
gran número de tipos de sistemas físicos complejos, pero solo varios niveles de organización, con interacciones entre ellos que
facilitan, en el mejor de los casos, un entendimiento parcial de van desde las células a los tejidos y viceversa. Para estudiarlo es
la complejidad biológica. necesario tener en cuenta los genes, el genoma, el epigenoma, el
¿Por qué es así? Consideremos un caso concreto de compor­ proteinoma, el metaboloma, las células implicadas, así como las
tamiento emergente. Las colonias de abejas forman una clase interacciones celulares, los tejidos y órganos, e incluso el propio
de superorganismos. Cada una se compone de hasta 80.000 organismo como un todo y su entorno. No es, pues, extraño que
individuos. No todos ellos realizan todos los trabajos propios la comprensión de esta enfermedad se resista a tantos intentos
de su ciclo biológico (apareamiento, reproducción y aprovisio­ de reducirla a un fenómeno solo molecular [véase «El largo
namiento de alimento). Solo la reina se reproduce, mientras que camino hacia la compresión del cáncer», por George Johnson;
las obreras asumen otras tareas que cambian a lo largo de su Investigación y Ciencia, enero de 2014].
vida: en un momento dado, algunas limpiarán la colmena, otras La complejidad demanda algo más que un enfoque que
alimentarán a las larvas, recibirán comida de las recolectoras, considere cada componente básico, lo estudie por separado e
construirán panales de miel, custodiarán la colmena, retirarán intente luego deducir el comportamiento del sistema. Surgen
los cadáveres o recolectarán néctar, polen y agua. La tarea que propiedades estables en diferentes niveles y escalas, y hay ca­
una obrera desempeña varía en función de sus genes, edad y racterísticas importantes del sistema que resultan de las in­
experiencia. teracciones regulatorias entre múltiples niveles. Los modelos
Pero todo ello no constituye únicamente un sistema de abajo limitados a un único nivel no solo resultan incompletos, sino
arriba (bottom-up). La mera agregación de lo que hace cada que también pueden mermar nuestra capacidad para aplicar la
uno de los individuos no representa todo lo que ocurre en la ciencia y para alcanzar metas prácticas, como el desarrollo de
colonia. Las necesidades de esta, considerada como un todo, nuevos tratamientos.
también condicionan la división del trabajo. Si los panales que Pensemos en la frenética heterogeneidad del cáncer, un pro­
almacenan la miel están casi llenos, serán menos los individuos blema irresoluble para un enfoque reduccionista. Dicha hete­
que saldrán a recolectar néctar. Si están vacíos, serán más. Si un rogeneidad se da entre diferentes tipos de tumores, e incluso
determinado grupo de edad es abatido de repente, las abejas más dentro de un mismo tumor [véase «Heterogeneidad intratu­
jóvenes empezarán a desarrollarse más rápidamente para llenar moral», por Ignacio Varela; Investigación y Ciencia, octubre
el vacío. El sistema responde para satisfacer el mantenimiento de de 2014]. Puede ser genética, genómica, jerárquica, dinámica,
la colonia. Lo consigue a través de bucles de retroalimentación bioquímica, metabólica, morfológica o histológica. Se da tam­
dinámicos e interactivos. Es cierto que lo que la colonia hace es bién en las diferentes fases de la enfermedad (carcinogénesis,
el resultado de las actividades de todos los individuos. Pero lo progresión y metástasis). Además, los diferentes niveles de
que los individuos hacen también es el resultado del estado de la organización biológica también pueden desempeñar papeles

36  TEMAS 100


diferentes en distintos individuos. La
heterogeneidad en los niveles, fases e
individuos provoca, pues, una variación
en la respuesta a los tratamientos.
Quizás haya todavía quien conserve
la esperanza de que la ciencia descubra,
tarde o temprano, la piedra filosofal que
reduzca los numerosos métodos, mode­
los y representaciones a una sola teoría
unificada y completa. Sin embargo, en
nuestra opinión, es una esperanza vana.
La pluralidad de métodos, modelos y
representaciones (incluidas estrategias
ascendentes, descendentes y horizonta­
les) describe mejor la práctica científica.
Además, hay razones filosóficas para
pensar que es equivocado considerar un
modelo completo y unificado para cada
fenómeno complejo. Todos los modelos
científicos son abstractos y, por consi­
guiente, parciales: dejan a un lado algu­
nos factores para seguir la pista a otros.
Lo que un modelo selecciona representa
una perspectiva (celular o genética, por
ejemplo). Y, aunque un modelo pudiera
ser completo, representativo de todos
los factores de un sistema complejo, en
todas las escalas y grados de precisión,
no aportaría un entendimiento del sis­
tema, pues sería, simplemente, un duplicado del sistema en estudian sistemas de múltiples componentes y niveles, sistemas
cuestión. Lo que se pierde desde una perspectiva (a través de un complejos evolucionados. Se requiere la integración para poder
modelo que represente la heterogeneidad de las células tumo­ explicar los acontecimientos y desarrollar medios efectivos de
rales, pero no considere la heterogeneidad entre los diferentes intervención.
individuos o entre las sucesivas fases de una progresión tumo­ Volvamos a la división del trabajo entre las abejas: los mo­
ral) puede ser representado por otros modelos. La parcialidad delos centrados en la variación genética, o en la diferencia de
y el perspectivismo de las representaciones científicas exigen edad o de experiencia, proporcionan, cada uno de ellos, una
una pluralidad de modelos. visión parcial del comportamiento complejo. En realidad, pa­
Pero el pluralismo no es el final de esta historia. De poco sirve rece que la información sobre la cantidad de néctar que hay en
desarrollar diversos modelos si luego estos permanecen aisla­ una colmena se detecta por los tiempos de espera de las abejas
dos, de espaldas unos a los otros. Al pluralismo cabe añadirle, recolectoras, cuyo comportamiento viene determinado por su
pues, una dimensión integradora. Solo si se emplean de forma genética y otras disposiciones para recolectar. Al integrar los
conjunta, integrada, pueden estos modelos ampliar nuestro co­ distintos modelos, sin reducir unos a otros, dentro de un marco
nocimiento y permitirnos actuar en el mundo. Pensemos en sistémico, obtenemos una visión de las interacciones dinámicas
el desafío de encontrar mejores terapias contra el cáncer. Los que se dan entre los procesos a nivel individual y los procesos
análisis moleculares centrados en un solo factor, que buscaban a nivel colonial.
fármacos universalmente eficaces para controlar el crecimiento En los casos que hemos visto, y probablemente en otros mu­
tumoral en todos los individuos y en todas las fases de la en­ chos, el pluralismo integrador describe mejor que cualquier otra
fermedad han fracasado. Teniendo en cuenta la complejidad aproximación el carácter de los métodos, modelos y representa­
del organismo humano y la heterogeneidad del cáncer, las te­ ciones que los científicos desarrollan en su intento de compren­
rapias más efectivas son las desarrolladas a partir de múltiples der la complejidad de los fenómenos biológicos.
modelos que representan diferentes trayectorias y contextos.
La ciencia debe desplegar, pues, estrategias integradoras —no
solo unificadoras— para comprender los sistemas complejos e
intervenir en ellos.
Las enfermedades complejas implican varios niveles de cau­ PARA SABER MÁS
sación. Esto sugiere que los tratamientos tendrán más éxito si
GETTY IMAGES/NAYNEUNG1/ISTOCK

Biological complexity and integrative pluralism.Sandra D. Mitchell.


actúan en varios niveles. El pluralismo de modelos refleja —más Cambridge University Press, 2003.
allá del carácter parcial y perspectivista de las representacio­ Unsimple truths: Science, complexity and policy.Sandra D. Mitchell.
nes— la coexistencia de niveles diferentes de causación y de University of Chicago Press, 2009.
niveles múltiples de intervención. Adoptar una estrategia que Philosophy of cancer: A dynamic and relational view.Marta Bertolaso.
Springer, 2016.
busque unificar la ciencia reduciéndola a unas pocas leyes fun­
damentales es poco conveniente para las ciencias biológicas, que

Filosofía de la ciencia  37
FALIBILISMO

 La lógica de la
creatividad científica Jaime Nubiola,
Catedrático de filosofía
en la Universidad de
El falibilismo y la abducción de Charles S. Peirce Navarra.

D
urante décadas,la figura y el pensamien­to del científico y
filósofo estadounidense Charles S. Peirce (1839-1914) es­
tuvieron prácticamente relegados al olvido. Pero desde
finales del siglo pasado hay un estallido de interés en sus valiosas
contribuciones, que están adquiriendo una relevancia creciente
en muy distintas áreas. Christopher Hookway, experto en la obra
de Peirce, lo define como un filósofo tradicional y sistemático,
pero que, al mismo tiempo, abordaba los problemas modernos
de la ciencia, la verdad y el conocimiento desde una valiosa ex­
periencia personal como lógico e investigador experimental en
el seno de la comunidad científica internacional. Es así. Pero me
parece todavía más certero considerar a Peirce como un filóso­
fo que, después de un tedioso trabajo de observación e investi­
gación científicas y de un concienzudo estudio de la historia de
la ciencia y de la filosofía, se propuso desentrañar cuál era real­
mente la lógica de la ciencia, la lógica de la práctica científica.
El pensamiento de Peirce estuvo marcado por el pragma­
tismo. Esta doctrina, que nació como un método lógico para
esclarecer conceptos y que llegó a convertirse en la corriente
filosófica más importante en Norteamérica durante el último
tercio del siglo xix y el primero del xx, ha vivido una reciente
eclosión gracias al trabajo de Hilary Putnam, Richard Rorty y
Susan Haack [véase «El mundo de las pruebas. La filosofía de
la ciencia de Susan Haack», por Ana Luisa Ponce Miotti, en este
mismo número]. que se encuentra en la base de todo el edificio científico: ¿por
La clave de la filosofía de la ciencia de Peirce es el falibilismo, qué acertamos y por qué lo hacemos de forma relativamente
esto es, el reconocimiento de que una característica irreductible tan fácil? Peirce acude con frecuencia a la expresión que atri­
del conocimiento humano es la falibilidad: Errare humanum est. buye a Galileo de il lume naturale para dar cuenta de nuestra
A su juicio, la búsqueda de fundamentos inconmovibles para el formidable capacidad para seleccionar de entre una infinidad
saber humano, típica de la modernidad, ha de ser reemplazada de hipótesis aquella más simple, aquella a la que nuestra razón
por una aproximación experiencial y multidisciplinar que pue­ se inclina de forma instintiva. La capacidad de conjeturar no
de parecer más modesta, pero que, a la larga, será mucho más es ni ciega ni infalible, es una capacidad instintiva, análoga a
eficaz, tal como ha mostrado la propia historia de la ciencia. los instintos animales que capacitan a un pájaro o a una avispa
El falibilismo no es una táctica, sino más bien el resultado del para volar.
método científico ganado históricamente. Además, el falibilismo Peirce acuña los términos retroducción, o razonamiento hacia
es intrínsecamente social: el investigador forma siempre parte atrás, y abducción, para referirse al proceso de adopción de hi­
de una comunidad a la que contribuye con sus aciertos e incluso pótesis. El estudio de esta operación de la imaginación creadora
con sus fracasos, pues estos sirven a otros para llegar más lejos llega a tener tanta importancia para él que no duda en escribir
que él hasta completar el asalto de la ciudadela de la verdad tre­ que la cuestión del pragmatismo es la cuestión de la lógica de
pando sobre los cadáveres de las teorías y experiencias fallidas. la abducción. He aquí uno de sus textos:
GETTY IMAGES/GEORGEPETERS/ISTOCK

Peirce insiste en que la imagen de la ciencia como algo com­ La abducción es aquella clase de operación que sugiere un
pleto y acabado es del todo opuesta a lo que la ciencia es en enunciado que no está en modo alguno contenido en los datos de
realidad. El fenómeno que más le impresiona es la generación los que procede. Hay un nombre más familiar para ella que el de
de nuevas hipótesis que resultan decisivas para el avance cien­ abducción, pues no es ni más ni menos que adivinar (guessing).
tífico. En cierto sentido, esta capacidad instintiva para alcanzar Un determinado objeto presenta una combinación extraordina-
la verdad es el complemento o el anverso del falibilismo antes ria de caracteres para la que nos gustaría una explicación. El
mencionado. Para Peirce, esta es la cuestión realmente relevante que haya una explicación de ellos es una pura suposición; y,

38  TEMAS 100


si la hay, es algún hecho escondido el que los explica; mientras comunidades de investigación: la búsqueda de la verdad es una
hay, quizás, un millón de otros modos posibles de explicarlos, tarea corporativa y cooperativa, no una labor individualista tal
si no fueran todos ellos, desafortunadamente, falsos. Un hombre como la concibió el pensamiento moderno. Así lo describe en
aparece en las calles de Nueva York acuchillado por la espalda. un texto de 1902:
El jefe de policía podría abrir un directorio, poner su dedo en La ciencia ha de significar para nosotros un modo de vida
un nombre cualquiera y adivinar que aquel es el nombre del animado por el único propósito de descubrir la verdad real, que
asesino. ¿Cuánto valdría esa adivinación? Pues el número de persigue este propósito mediante un método bien considerado,
nombres del directorio ni se acerca siquiera a la multitud de po- basado en una completa familiaridad con todos los resultados
sibles leyes de atracción que hubieran dado cuenta de las leyes científicos adquiridos por otros que pueda haber disponibles,
de Kepler del movimiento de los planetas y que, por delante de y que busca la cooperación con la esperanza de que la verdad
la verificación mediante la predicción de perturbaciones, etc., pueda ser encontrada, si no por alguno de los buscadores del
las habrían explicado a la perfección. Newton, se dirá, supuso presente, al menos en última instancia, por aquellos que vengan
que la ley sería una sola y simple. Pero, ¿cómo llegó a esto sino detrás y que hagan uso de sus resultados.
acumulando adivinación sobre adivinación? Así pues, Peirce define la ciencia como una búsqueda diligente
Cualquier novato en lógica puede sorprenderse de que Peirce de la verdad por la verdad misma, desarrollada por una comuni­
llame inferencia a una adivinación. Es igual de fácil definir la dad de investigadores, hábiles en el manejo de unos instrumen­
inferencia de modo que excluya o de modo que incluya a la tos particulares y entrenados en unos determinados modos de
abducción. Pero todos los objetos de estudio lógico han de ser percibir y pensar. Es precisamente esta actitud científica, y no el
clasificados y no hay otra clase mejor en la que poner la abduc­ método, lo que distingue a la ciencia de la no ciencia.
ción que la de las inferencias. Muchos lógicos, sin embargo, la Las ciencias son tradiciones de investigación que se han de­
dejan sin clasificar, a modo de un supernumerario lógico, como sarrollado tanto en el espacio como en el tiempo. Para Peirce,
si no fuera lo bastante importante como para «la ciencia no avanza mediante revolucio­
tener derecho a un lugar propio. Ellos evi­ nes, guerras y cataclismos, sino a través de
dentemente olvidan que ni la deducción ni Es la actitud, no el la cooperación, el aprovechamiento por parte
la inducción pueden jamás añadir lo más
mínimo a los datos de la percepción.
método, lo que de cada investigador de los resultados logra­
dos por sus predecesores, y la articulación en
Como decíamos, lo que le impresiona a distingue a la una sola pieza continua de su propio trabajo
Peirce es la aparición de nuevas ideas en con el que se ha llevado a cabo previamente».
ciencia, algo simplemente inexplicable en un ciencia de la no La ciencia es un modo de vida, un arte trans­
marco mecanicista. Se trata del fenómeno de
la creatividad científica en el que se articulan
ciencia mitido de maestros a aprendices.
Por esta razón, para Peirce la clave del
abducción, deducción e inducción. A la ab­ avance del conocimiento y del desarrollo de
ducción le corresponde el papel de introducir nuevas ideas: la las ciencias no es la revolución, sino la comunicación. La comu­
creatividad, en una palabra. La deducción extrae las consecuen­ nicación entre los miembros de una comunidad resulta esencial
cias necesarias y verificables que deberían seguirse de ser cierta para el escrutinio de la evidencia y de los resultados alcanzados.
una hipótesis, y la inducción confirma experimentalmente esa Más concretamente, Peirce afirma que la comunidad científica,
hipótesis. Son tres clases de razonamiento que no discurren de lejos de ser una asamblea o un parlamento cuyos miembros
modo independiente o paralelo, sino integrados y cooperando se pelean entre sí con fieros argumentos, debería ser más bien
en las fases sucesivas del método científico. como una «familia». Una comunidad científica es siempre —o
El inicio de la investigación es siempre la abducción. Es la al menos debería serlo, según Peirce— una comunidad afectiva.
hipótesis la que indica qué experimentos hay que hacer, adónde Sin duda, la práctica científica actual es a este respecto desafor­
hay que mirar. Si no tiene una hipótesis previa, el científico tunadamente muy distinta, pero en estas afirmaciones de Peirce
no puede determinar qué tipo de experimento debe realizar se encuentran algunas claves que pueden ser muy útiles para
para proseguir su investigación. Por eso, resulta cuando me­ su regeneración.
nos llamativo que la mayoría de los filósofos de la ciencia que
analizan el método hipotético-deductivo ignoren casi siempre
el problema del origen de las hipótesis. Para ellos, el método
científico comienza en el momento en que ya se dispone de una PARA SABER MÁS
teoría, que será confirmada o refutada según el resultado de The scientific attitude and fallibilism.Dirigido por J. Buchler en Philosophical
los experimentos, pero el origen mismo de las nuevas ideas les writings of Peirce. Dover Publications. Nueva York, 1955.
parece una cuestión propia de la psicología o de la sociología The essential Peirce. Selected philosophical writings.Dirigido por Nathan
del conocimiento, en todo caso ajena a la lógica; es para ellos, Houser et al. Indiana University Press, 1992-98.
Charles S. Peirce and the philosophy of science.Edward C. Moore. University
como decía Peirce, un supernumerario lógico. of Alabama Press, 1993.
Peirce concibió la investigación científica como una activi­ Peirce: A guide for the perplexed.Cornelis de Waal. Bloomsbury, 2013.
dad colectiva y cooperativa de todos aquellos cuya vida está Charles S. Peirce (1839-1914): Un pensador para el siglo xxi.Sara Barrena
animada por «el deseo sincero de averiguar la verdad, sea cual y Jaime Nubiola. Ediciones Universidad de Navarra, 2013.
sea». La ciencia era para él «una entidad histórica viva», «un EN NUESTRO ARCHIVO
cuerpo vivo y creciente de verdad». Ya en sus primeros años, en A Charles Sanders Peirce: filósofo y experto en juegos.Martin Gardner
su artículo «Algunas consecuencias de cuatro incapacidades», en IyC, n.o 24, septiembre de 1978.
Peirce había identificado a la comunidad de los investigadores Charles S. Peirce: La lógica de la abducción.Jaime Nubiola en MyC, n.o 7,
como esencial para la racionalidad científica. El florecimiento 2004.
de la razón científica solo puede tener lugar en el contexto de

Filosofía de la ciencia  39
SENTIDO COMÚN

Ciencia y sentido común,


¿adversarios o aliados? Ambrosio Velasco
Gómez
Investigador en el
Instituto de Investi­-
gaciones Filosóficas
La investigación científica requiere tanto rigor de la Universidad
Nacional Autónoma
metodológico como sentido común de México.

L
a concepción modernade la racionalidad tiene como prin­ filosofía y las ciencias modernas en detrimento del humanismo
cipal característica la aspiración a un lenguaje preciso y renacentista que celebraba la pluralidad de saberes y formas de
universal, y el recurso a un método demostrativo que su­ racionalidad, incluida la propia del sensus communis.
puestamente garantiza la certeza del conocimiento. Esta idea, Pero como bien señala Stephen Toulmin, el ámbito de aplica­
propuesta principalmente por Descartes, se consolidó como la ción de la nueva racionalidad es tan estrecho que se restringe a
versión predominante de la racionalidad a partir de la segun­ las matemáticas y a la teoría física, dejando fuera todo lo demás.
da mitad del siglo xvii y aún en nuestros días goza de una am­ Ese reduccionismo del racionalismo moderno se evidencia al
plia aceptación. La mejor realización de la misma se encontraría confrontarlo con las concepciones pluralistas del humanismo
precisamente en el conocimiento científico, empezando por las renacentista. Por ejemplo, en un libro de lógica, filosofía del len­
matemáticas y la física, y extendiéndose después hasta la ciencia guaje y teoría del conocimiento de muy amplia circulación en las
política —según proponía Hobbes— y las ciencias sociales —se­ universidades del mundo iberoamericano del siglo xvi, Alonso de
gún Comte, Spencer, Marx, Durkheim o Stuart Mill. la Veracruz, fundador de la Universidad de México, siguiendo a
La asociación, e incluso identificación, de la ciencia con esta Aristóteles comenta: «Tres son los grados de certeza. El primero
idea de racionalidad tuvo entre sus consecuencias el desprecio y está en las matemáticas [...] El segundo está en los discursos
abandono de otras concepciones, como la retórica y la dialéctica, dialécticos [...] El tercer y último grado de certeza está en la
que se habían desarrollado desde la Antigüedad hasta el Rena­ retórica». Alonso admite aquí diversos tipos de conocimiento
cimiento. Estas se alimentan y fundan en el impreciso lenguaje razonable y considera que todos ellos parten de conocimientos
específico de cada comunidad, que condensa una experiencia previos, esto es, tienen carácter histórico y dependen (cada uno
histórica particular, así como en formas de interpretar y juzgar en distinta medida) del contexto.
propias de comunidades, que expresan solo consensos locales. Frente al racionalismo moderno, desarrollado sobre todo
En una palabra, la retórica, la dialéctica y las formas de inter­ en Francia, Inglaterra y Alemania, en la cultura barroca del
pretación y argumentación de la gente «común y corriente» se mundo iberoamericano e italiano persistió el humanismo re­
fundan en el sensus communis o sentido común de cada pueblo nacentista plural. Baltasar Gracián y Giambattista Vico son
o nación. ejemplos de grandes filósofos que
La oposición entre sentido co­ defendieron una concepción am­
mún y conocimiento científico se plia de la racionalidad basada en
manifiesta ya con claridad en la el sentido común, como alternativa
obra de Cervantes. Tanto Sancho y resistencia ante un racionalismo
como Don Quijote argumentan con obsesionado por la certeza y el mé­
dichos y refranes, que son máxi­ todo. También en la literatura ba­
mas populares del sentido común. rroca del Siglo de Oro se desarrolló
Frente a ellos, el bachiller Sansón una profunda crítica al floreciente
Carrasco representa la argumenta­ racionalismo moderno. Escritores
ción racional, estricta y demostra­ como Cervantes y Calderón de la
tiva. El genio de Cervantes podía Barca, en España, o sor Juana Inés
ver ya desde principios del siglo xvi de la Cruz y Juan Ruiz de Alarcón
la marcha ascendente de una nue­ en México cuestionaron las desme­
va forma de racionalidad extraña didas pretensiones de los moder­
y universal, como la que impuso nos racionalistas.
WIKIMEDIA COMMONS/DOMINIO PÚBLICO

Carrasco a Don Quijote, tras su Vico es, sin duda, el crítico más
derrota en las playas de Barcelona. influyente de la concepción moder­
Todos sabemos el desenlace: ante na de la racionalidad del siglo xviii.
una vida así de racional, mejor mo­ Cuestiona sus fundamentos lin­
rir. Y mientras Don Quijote muere güísticos, metodológicos y episte­
en la novela de Cervantes, la racio­ mológicos. En su lugar, rescata las
GIAMBATTISTA VICO(1668-1744).
nalidad universal se consolida en la Retrato de Francesco Solimena. formas de argumentación clásicas

40  TEMAS 100


de la retórica, retoma un criterio pragmático de verdad y ponde­ Ese panorama comienza a mutar cuando Thomas Kuhn, en
ra el sentido común como fuente de sabiduría. La racionalidad su interpretación del cambio científico, rechaza las rígidas nor­
cartesiana, según Vico, al exigir certeza para todo conocimiento, mas metodológicas de Popper por considerar que no se aplican
rechaza lo verosímil como falso, con lo cual desprecia el sentido normalmente en la práctica científica. En su lugar, retoma una
común. Y, al generalizar el método de la geometría a la física y a idea de Michael Polanyi acerca de la tensión esencial entre la
otras ciencias, pretende realizar demostraciones donde solo cabe fuerza conservadora de la tradición, que cohesiona la comuni­
el conocimiento verosímil. «Los doctos imprudentes —conclu­ dad científica, y la fuerza crítica e innovadora. Por medio de la
ye—, al no haber cultivado el sentido común, ni haber seguido solución prudencial de esta tensión la ciencia progresa. Normal­
nunca lo verosímil, no toman en consideración lo que opinan mente, aunque no siempre, la fuerza de la tradición se impone
comúnmente los hombres.» gracias al peso de convenciones conceptuales, metodológicas y
La aguda crítica de Vico y su propuesta alternativa basada teóricas, que constituyen el paradigma que da identidad a las
en el sentido común y la prudencia no hizo mella en la filosofía comunidades científicas. El paradigma reúne así las caracterís­
de las ciencias naturales. Solo en el campo de la filosofía de la ticas y funciones del sentido común, pues, además de facilitar
cultura y de la historia influyó sobre los románticos alemanes del la base hermenéutica para la interpretación de los fenómenos,
siglo xix, como Herder, Humboldt, Droysen y, posteriormente, proporciona también las metodologías y criterios de evaluación
Dilthey. Estos desarrollaron una concepción hermenéutica para de hipótesis. Estos criterios no se aplican de manera algorítmica,
las ciencias socioculturales, en contra del materialismo histórico sino a través de controversias en el seno mismo de la comunidad
y el positivismo predominantes. Esta orientación hermenéuti­ científica, entre los científicos innovadores y los tradicionalistas.
ca de las ciencias sociales será desarrollada en el siglo xx por La resolución de estas controversias no es de carácter demos­
autores como Weber, Cassirer, Schütz, Winch, Wittgenstein y trativo, sino más bien prudencial. Entre esta visión del cambio
Gadamer, entre otros. científico y el bon sens de Duhem hay cierto aire de familia.
A pesar de la importancia de la perspectiva hermenéutica, la De hecho, el filósofo popperiano Imre Lakatos intentó con­
concepción cartesiana de la racionalidad ha mantenido su hege­ ciliar el enfoque metodológico de Popper con el historiográfico
monía durante el siglo xx, no solo en el ámbito de las ciencias de Kuhn recurriendo a las ideas de Duhem. Se proponía superar
naturales, sino también en las sociales, en filosofía y en la vida el falsacionismo popperiano en aras de uno más sofisticado. Sin
social y política. Pero esta hegemonía no ha estado libre de obje­ embargo, terminó rechazando el buen sentido por ambiguo, y
ciones. Y lo que es más significativo: la concepción moderna de lo sustituyó por reglas metodológicas. No obstante la tenacidad
la racionalidad ha sido cuestionada precisamente en el terreno con la que Popper y Lakatos persistieron en una racionalidad me­
de las ciencias naturales. Desde principios del siglo xx, en el seno todológica, se vieron obligados a reconocer ciertos elementos
mismo de la filosofía de la ciencia, Pierre Duhem realizó una de racionalidad prudencial y de sentido común.
demoledora crítica a varios de los supuestos de la metodología En suma, la filosofía de la ciencia de los años sesenta y se­
moderna mantenidos desde Descartes. Con base en su investi­ tenta del siglo pasado se vio en la necesidad de retomar las
gación sobre historia de la astronomía y en su experiencia como propuestas de una racionalidad prudencial, basada en el diálogo
científico, Duhem muestra con argumentos sólidos que no hay plural y en el sentido común, para superar las deficiencias de
método ni lógica que por sí mismos sean suficientes para refutar una racionalidad meramente metodológica. Con ello llegó a su
o verificar teoría alguna. La ciencia se mueve entre lo verdadero fin la oposición radical entre racionalidad teórica y práctica;
y lo falso, como decía Vico, en lo verosímil. Pero ello no implica entre ciencia y prudencia; entre reglas metodológicas y sentido
que no se puedan valorar y seleccionar racionalmente teorías en común; y, en última instancia, entre ciencias y humanidades.
competencia. Lo que sucede es que la racionalidad no se agota La racionalidad científica requiere tanto metodologías rigurosas
en la lógica y la metodología. Hay razones que ellas no entienden como sentido común. Esta convergencia de racionalidades en­
y que proceden de la prudencia, del buen sentido (bon sens). cuentra hoy una amplia aceptación en la filosofía de la ciencia,
Con ello, Duhem realiza una verdadera revolución filosófica en principalmente iberoamericana. Pero no es exclusiva de este
el corazón mismo de las ciencias naturales, al sostener con los ámbito: destacados filósofos anglosajones como Philip Kitcher,
mejores argumentos que en física, y en toda ciencia, se requiere, Stephen Turner, Carl Mitcham, Steve W. Fuller o Gillian Rose,
además de métodos rigurosos, buen sentido y juicio prudencial. también han impulsado esta nueva perspectiva.
Retomando las ideas de Duhem, Otto Neurath, uno de los
fundadores del positivismo lógico, criticó con agudeza los presu­
puestos de la concepción cartesiana del conocimiento. Cuestionó
la idea de que, a diferencia de lo que sucede en los asuntos
prácticos, en las ciencias es posible asegurar la verdad de las
PARA SABER MÁS
teorías a través de un método riguroso. Esta excesiva confianza
metodológica, que raya en la «metodolatría», es considerada Otto Neurath: Philosophical papers 1913-1946.Otto Neurath. Reidel, 1962.
La tensión esencial.Thomas Kuhn. FCE, 1982.
por Neurath síntoma inequívoco de pseudorracionalismo. El Cosmopolis. The hidden agenda of modernity.Stephen Toulmin. The
verdadero racionalismo es consciente de sus límites, sobre todo University of Chicago Press, 1990.
las insuficiencias de la lógica y de la metodología, y reconoce La teoría física, su objeto y su estructura.Pierre Duhem, Herder, 2003.
que estas deben ser complementadas con razones prácticas que Aproximaciones a la filosofía política de la ciencia.Coordinado por Carlos
López Beltrán y Ambrosio Velasco. Universidad Nacional Autónoma de
él denomina «motivos auxiliares».
México, 2013.
Desafortunadamente, el espíritu crítico y renovador de Du­
hem y de Neurath no caló de modo inmediato en los principales EN NUESTRO ARCHIVO

filósofos de la ciencia. Autores como Popper o Hempel volvieron Libertad y belleza en La théorie physique.Alfredo Marcos, en este mismo
al ideal de una racionalidad cartesiana y centraron su interés número.
en elucidar un criterio metodológico para definir la ciencia.

Filosofía de la ciencia  41
CREATIVIDAD

El universo creativo
de Popper Josep Corcó,
Profesor de filosofía
de la ciencia en la
La idea de creatividad conecta la epistemología Universidad
Internacional
y la cosmología popperianas de Cataluña.

H
an pasado ya más de 25 años desde la muerte de Karl misma «fuerza»: existe una disposición o tendencia real hacia
R. Popper, que se produjo en Londres el día 17 de sep­ algunos de ellos (una semilla de roble posee una tendencia na­
tiembre de 1994. En el ámbito de la filosofía, un cuarto tural a brotar, desarrollar ramas, tronco y raíces). Todo sistema
de siglo es poco para hacer valoraciones generales sobre el pen­ natural es, por tanto, fruto de la realización, o actualización,
samiento de un autor. Por tanto, no voy a realizar aquí un balance de unas propensiones anteriores. La actualización de ciertas
de la posición que ocupa Popper en la filosofía del siglo xx, sino propensiones, y no de otras, depende de un conjunto de circuns­
a explorar uno de los conceptos centrales de su pensamiento: el tancias que, en muchas ocasiones, la convierten en impredecible.
de la creatividad. Y esa realización trae consigo
La filosofía de la ciencia de la emergencia de nuevas pro­
Popper es muy conocida. Su cos­ pensiones. Según Popper, esta
mología, en cambio, no tanto. Sin perspectiva resulta válida ya en
embargo, ambas guardan una es­ el nivel de la física fundamen­
trecha relación. Existe una pro­ tal (partículas subatómicas) y
funda unidad en el pensamiento se extiende a otros dominios,
de este autor sustentada sobre el como la química (moléculas)
concepto de creatividad, presen­ y la biología (organismos).
te en su epistemología, así como Por ejemplo, cada compuesto
en su cosmología. bioquímico que se forma crea
En cuanto a sus tesis epis­ posibilidades de sintetizar otros
temológicas, es sabido que nuevos que antes no existían ni
Popper piensa que el progreso podían producirse.
científico no consiste en conse­ Así pues, en la perspectiva
guir conocimientos definitivos popperiana, la creatividad no es
acerca de la realidad. Para él, una prerrogativa del ser huma­
todo conocimiento científico no. Popper rechaza la contrapo­
es hipotético, y el progreso en sición entre un mundo natural
las ciencias se basa en la susti­ determinista, en el que no cabe
tución de teorías refutadas por la novedad, y un ser humano
nuevas teorías, que son fruto, capaz de crear gracias a su li­
asimismo, de la creatividad de bertad. Afirma que el universo
los científicos. es creativo, que en su evolución
También en su cosmología emergen auténticas novedades.
la creatividad desempeña un La palabra evolución podría ha­
papel central. Según Popper, el cer pensar en el desarrollo de
mundo se caracteriza por ha­ algo preformado, que de alguna
llarse en evolución emergente. manera estuviera presente des­
Es decir, en él aparecen nove­ de el principio. Popper sostiene,
dades que, con frecuencia, no pueden predecirse a partir de los por el contrario, que en la evolución se dan novedades reales,
estadios precedentes. Lo que sugiere para explicar la evolución «en el sentido en que se puede considerar nueva una obra de
WIKIMEDIA COMMONS/LSE LIBRARY

natural no es ni el determinismo ni el azar. Popper propone la arte», afirma.


existencia de propensiones o tendencias reales. Popper sostiene que las mayores innovaciones en la evolución
Dado un estado inicial, existen varias situaciones futuras del universo han aparecido con la emergencia de la vida. Es así
posibles; situaciones que responden a criterios lógicos (no son porque la vida ha traído una novedad respecto de toda la evolu­
contradictorias) y naturales (cumplen las leyes de la naturaleza). ción cósmica anterior: la aparición de unos seres con problemas
Sin embargo, no todos los nuevos escenarios posibles tienen la y que tratan de resolverlos activamente. Popper establece así una

42  TEMAS 100


distinción clara entre el mundo inorgánico y el mundo orgánico: a través del 2. Los objetos del mundo 3 han de ser captados por
solo los organismos tienen problemas. Si bien el principal sería la mente humana para tener una eficacia en el mundo físico.
la supervivencia, se enfrentan a muchos otros, siendo uno de los Popper considera obvia la influencia, por ejemplo, de las teorías
más importantes la búsqueda de mejores condiciones de vida, científicas sobre el mundo 1. Una influencia suficiente para es­
de un mundo mejor. tablecer la realidad del mundo 3.
No repasaremos aquí la compleja trayectoria del pensamiento El mundo del conocimiento objetivo es producto de la ac­
de Popper sobre la teoría darwinista de la selección natural. Nos tividad humana. Pero, a su vez, Popper señala la autonomía
centraremos en el momento en que propone la hipótesis según de este respecto de su productor. Una teoría puede entrañar
la cual el comportamiento de los organismos no depende exclu­ consecuencias desconocidas para su propio autor o producir pro­
sivamente de su genoma. Ello implica que pueden aparecer de blemas nuevos, imprevistos. Ciertas consecuencias y problemas
vez en cuando organismos que difieran de sus progenitores en existen sin ser conocidos: no son producidos por el hombre, sino
su conducta. Este cambio de comportamiento puede deberse a descubiertos por él. El mundo 3 tiene un origen humano, pero
factores distintos del genético: un estado fisiológico momentá­ presenta, a su vez, un desarrollo propio. Así sucede, por ejemplo,
neo que responde a cierta combinación de estímulos, un cambio en el territorio de la ciencia: podemos buscar soluciones a un
de las condiciones ambientales, etcétera. Un organismo tiene a problema científico y encontrar una que aceptamos de forma
su disposición un conjunto más o menos limitado de conduc­ provisional, pero ello generará de inmediato la aparición de
tas posibles. Si adopta una conducta nueva, nuevos problemas científicos.
cambia su relación con el medio; ello influye
en las presiones de selección que ejerce el
Lo que sugiere En definitiva, Popper contempla todo lo
que existe como el resultado de un proceso
medio, porque este ya es distinto, al menos Popper para evolutivo de carácter creativo. Piensa que
en su relación con el organismo. la mente humana ha emergido en el curso
Popper establece así dos niveles de varia­ explicar la de esta evolución. Y afirma que existe una
ción en los organismos: el genético y el con­
ductual. Pero las variaciones conductuales
evolución natural continuidad entre la evolución biológica y
el conocimiento humano, especialmente el
no producen directamente la aparición de no es ni el conocimiento científico, porque siguen una
nuevas formas. Popper no está proponiendo
la transmisión hereditaria de caracteres ad­
determinismo ni el misma pauta básica: el método de ensayo y
eliminación de errores.
quiridos. Sostiene, más bien, que las variacio­ azar. Propone la En el caso de la evolución biológica, los
nes conductuales pueden ser creativas en la ensayos corresponden a los cambios que se
medida en que determinan nuevas presiones existencia de producen en los organismos, ya sea a nivel
selectivas que se ejercerán sobre las futuras
variaciones genéticas. Lo que pretende des­
propensiones o genético o conductual, en vistas a resolver
sus problemas; la eliminación del error es
tacar es que la adaptación al medio la realiza tendencias reales llevada a cabo por la selección natural, que
el organismo de manera activa, mediante su suprime los cambios que no resultan adap­
conducta. Un comportamiento rígido dificul­ tativos. En el caso del ser humano, el pro­
taría nuevas adaptaciones y, en definitiva, la aparición de no­ ceso evolutivo ha producido la emergencia de la mente y de la
vedades en la evolución biológica. Cuanto mayor sea el margen libertad, que ejerce un doble papel en la actividad científica:
de variación en la conducta de un organismo, más aumenta la los ensayos son las teorías que los científicos crean libremente
posibilidad de novedades evolutivas. y la eliminación de los errores se produce por la crítica a la que
Como hemos dicho, el problema al que se enfrentan los seres estas teorías son sometidas por la decisión libre de no aceptar
vivos no es simplemente el de adaptarse al medio para sobrevi­ contradicciones.
vir. La adaptación no es pasiva, sino activa: el ser vivo, más que De los dos momentos del método, Popper subraya la impor­
adaptarse al medio, procura, con su conducta, adaptar este a tancia del segundo, la crítica. Sin embargo, aquel por el que
sus intereses y necesidades. El desarrollo de todo este proceso manifiesta su admiración es el primero, el momento creativo.
evolutivo no tiene un fin predeterminado. Pero sí responde a
una tendencia, la de cambiar el mundo haciéndolo más favorable
para la vida. Una tendencia que ha tenido éxito. Según Popper,
no hay por qué tener una imagen del mundo físico como algo
hostil a la vida, dado que el mundo ya ha sido transformado por
PARA SABER MÁS
la vida y a favor de esta. Además, la actividad de la vida, afirma,
ha creado al hombre, y con él un mundo absolutamente nuevo, Novedades en el universo.Josep Corcó. EUNSA 1995.
Karl Popper. A centenary assessment (vol. I: Life and times, and values in a
el mundo de los contenidos del pensamiento humano.
world of facts); (vol. II: Metaphysics and epistemology); (vol. III:
La conceptualización que Popper realiza del ser humano le Science).Dirigido por Ian Jarvie, Karl Milford y David Miller. Ashgate 2007.
conduce a proponer la teoría de los tres mundos: (1) el mundo Karl Popper’s philosophy of science. Rationality without foundations.
físico, (2) el mundo de los estados mentales o de consciencia Stefano Gattei. Routledge, 2009.
y (3) el mundo del conocimiento objetivo, donde habitan, por Poper’s critical rationalism. A philosophical investigation.Darrell P.
Rowbottom. Routledge, 2011.
ejemplo, las teorías científicas. Los razonamientos de Popper
buscan demostrar la existencia peculiar, pero real, del mundo 3 EN NUESTRO ARCHIVO

—a pesar de todas las críticas que esta posición ha generado—. Karl R. Popper: Debate crítico con la inteligencia.John Horgan en IyC, enero
Que el mundo 3 interactúe con el mundo 1 es, para Popper, una de 1993.
prueba de su existencia o realidad. Ahora bien, el mundo 3 no El concepto de ciencia en Popper.Andrés Rivadulla en MyC, n.o 11, 2005.
interactúa directamente con el 1, sino solo de forma indirecta,

Filosofía de la ciencia  43
EMOCIONES

¿Ciencia sin
emociones? Ana Rosa Pérez Ransanz
Investigadora en el Instituto
Los sentimientos de asombro, duda o curiosidad operan de Investigaciones Filosóficas
de la Universidad Nacional
como poderosos motores de la investigación Autónoma de México.

L
a mala reputaciónque han tenido las emociones ha predo­ experiencia anclada en la acción, que permitía vincular lo cog­
minado a lo largo de la historia de la filosofía. Ya Demócrito nitivo y lo afectivo de una manera muy natural. Fue así como
(siglos v-iv a.C.) afirmaba que «la medicina cura las enfer­ se abrió el camino para analizar el papel de las emociones en la
medades del cuerpo, la sabiduría libera al alma de las emocio­ obtención de conocimiento, incluido el conocimiento científico.
nes». Y como es sabido, la máxima de que «la razón debe domi­ En ese programa, la experiencia, lejos de reducirse a lo me­
nar a la pasión» ha sido la principal guía filosófica para decidir ramente sensorial (sense data), se concibe como una relación
sobre nuestras acciones y creencias. Pero incluso cuando se ha activa entre el ser humano y su entorno físico y social. En su obra
invertido la relación de dominación, como en el caso de David Experience and nature (1925-1929), Dewey sustenta que la expe­
Hume (1711-1776), quien sostuvo que «la razón es, y deber ser, es­ riencia es fundamentalmente interacción con el entorno, por lo
clava de las pasiones», se sigue manteniendo una oposición irre­ cual toda forma de acción y de sentimiento cae bajo la categoría
conciliable entre sentir y pensar, entre lo afectivo y lo cognitivo. de experiencia. Y dado que el ser humano es primariamente una
Contra el telón de fondo de esa longeva tradición, donde la criatura que siente y actúa (reacciona), si queremos entender la
dicotomía razón-emoción viene acompañada de los dualismos naturaleza del pensamiento debemos reconocer que los procesos
mente-cuerpo y cultura-naturaleza, destaca el movimiento de los cognitivos emergen en el contexto de una interacción inmediata
pragmatistas clásicos, encabezado por Charles S. Peirce (1839- con el mundo. En definitiva, el sentir y el hacer establecen las
1914), William James (1842-1910) y John Dewey (1859-1952). condiciones que hacen posible el pensar.
Estos científicos-filósofos emprendieron una indagación que Dewey argumenta que la ciencia entendida como actividad
justo comenzaba por cuestionar las dicotomías de la filosofía generadora de conocimientos es mucho más básica que la ciencia
tradicional, con el fin de comprender y restaurar los vínculos entendida como cuerpo de contenidos. El análisis del proceso
que integraban las esferas más básicas de la vida humana: las de conocer tiene prioridad frente al análisis de sus productos,
del conocimiento, la moral y el arte. Para llevar adelante este dado que la ciencia requiere de estrategias de intervención y
programa innovador, los pragmatistas forjaron una noción de manipulación de los hechos para construir y poner a prueba
sus teorías. Y en relación con esta idea,
Dewey introduce otra tesis novedosa: el
proceso de conocer involucra, de manera
necesaria, elementos de la esfera afectiva.

ELOGIO AL HORIZONTE, DE EDUARDO CHILLIDA/WIKIMEDIA COMMONS/ROBERTO SUEIRAS REVUELTA/CC BY-SA 3.0


Tesis que rompe de entrada con la rancia
dicotomía entre lo afectivo y lo cognitivo.
En su análisis de la experiencia emo­
cional, Dewey se apoya tanto en la teoría
de la evolución de Darwin como en la psi­
cología experimental de James. Del pri­
mero toma el valor de supervivencia que
tiene la conducta emocional; del segundo,
el aspecto de las perturbaciones fisioló­
gicas que acompañan a los estados emo­
cionales. Pero Dewey agrega un elemento
propio: el papel crucial que desempeña
la actividad de resolución de problemas
en nuestro desarrollo personal. Desde que
nacemos, los humanos nos enfrentamos a
situaciones de conflicto o de incertidum­
bre que hemos de resolver. Es así tanto
para el científico que mediante una hipó­
tesis debe dar cuenta de un cúmulo de da­
tos, como para la persona que se enfrenta

44  TEMAS 100


a un conflicto moral y debe decidir el curso de su acción. De en la medida en que carecieran de emoción». Para defender la
aquí que las emociones, en tanto formas de relacionarnos con el tesis de que las emociones desempeñan una función crucial en
entorno, no puedan ser reducidas a las alteraciones fisiológicas los procesos de deliberación racional, De Sousa propone una
que las acompañan ni a las expresiones emocionales del lenguaje hipótesis que constituye el núcleo de su teoría: las emociones
corporal. Estos componentes son importantes, pero el rasgo aportan patrones de prominencia (salience), los cuales condi­
central de las experiencias emocionales —según Dewey— es que cionan lo que cuenta como objeto de atención, como línea de
nos predisponen a actuar de cierta manera ante situaciones de­ búsqueda y como estrategia de inferencia. Esta hipótesis, a su
terminadas, lo cual pone de manifiesto que en las experiencias juicio, da cuenta de las diversas formas en que las emociones po­
afectivas se ponen en juego tanto sensaciones como creencias sibilitan nuestro razonamiento acerca de qué creer y qué hacer.
y valoraciones. En cualquier decisión afrontamos, en principio, un conjunto
Dewey trazó el camino hacia una concepción de las emo­ virtualmente infinito de consecuencias pensables, así como un
ciones sorprendentemente actual. Sin embargo, dicha línea de número ilimitado de medios y de estrategias posibles. Si esto
investigación cayó en el olvido durante la primera mitad del es así, ¿cómo puede un agente abarcar ese espacio abierto de
siglo xx. Los filósofos de la ciencia se con­ posibilidades y elegir entre los innumerables
centraron en el análisis de las teorías y se medios y fines? La explicación, en resumen,
ocuparon exclusivamente de los aspectos
sensoriales de la experiencia, dado su interés
El proceso de es que las emociones, al restringir el foco de
atención, reducen drásticamente el espacio
en caracterizar la base empírica del cono­ conocer involucra, de búsqueda en la resolución de cualquier
cimiento. Las emociones pasaron a conside­ problema. Como dice De Sousa: «Las emo­
rarse algo meramente subjetivo, sin ningún de manera ciones delimitan el rango de información que
valor para la investigación científica.
La rehabilitación de las emociones llega
necesaria, el organismo tomará en consideración, las
inferencias que de hecho realizará de entre
en la década de los cincuenta del siglo xx, elementos de la un infinito potencial, así como el conjunto de
cuando los filósofos de la ciencia focalizan opciones vivas de entre las cuales elegirá».
su atención en los procesos de producción de esfera afectiva Por otra parte, la prueba empírica que
conocimiento. Con este giro hacia la praxis­, proviene de las ciencias cognitivas presta
autores como Polanyi, Hanson, Kuhn y Fe­ un fuerte apoyo a esta tesis de que las emo­
yerabend asumen una noción de experiencia muy cercana a la ciones son portadoras de un contenido informativo muy básico,
de los pragmatistas clásicos, devolviéndole su carácter activo indispensable para que opere nuestro pensamiento deliberativo.
y prospectivo en la investigación. En este contexto, destaca el Sin embargo, es un hecho indiscutible que las emociones no
libro del químico y filósofo Michael Polanyi, Personal knowledge siempre operan en favor de la racionalidad. El poder que ellas
(1958), donde el autor elabora una teoría de las emociones de tienen de controlar la atención, la relevancia de la información
corte pragmatista. y las estrategias que deben serguirse, también puede bloquear
Polanyi sostiene que las «pasiones intelectuales» cumplen los procesos de conocimiento. El problema reside, por tanto,
funciones indispensables en la obtención de conocimiento, entre en explicar cuándo las emociones operan en favor de la razón
ellas la función selectiva, ya que las emociones nos indican qué y cuándo la entorpecen.
es lo relevante para la investigación. Otra función central es la Pero entonces, si aceptamos que las emociones nos indican
heurística, que se halla en la base de todo proceso creativo, de qué es lo importante, si contribuyen a establecer los objetivos y
descubrimiento o de innovación, orientando la resolución de los límites de toda deliberación, y si, además, consideramos que
problemas. Esta pasión intelectual desempeña un papel decisivo los «sentimientos epistémicos» como la duda, la convicción, la
en los procesos de cambio revolucionario, ya que nos permite curiosidad o el asombro, operan como poderosos motores de la
cruzar el vacío conceptual que media entre el problema y el investigación, hemos de concluir que quien quiera comprender
descubrimiento. En palabras de Polanyi: «Los grandes hallazgos la actividad científica debe reconocer la injerencia de los elemen­
cambian nuestro marco interpretativo. Por tanto, es lógicamente tos de nuestra vida afectiva en los procesos de conocimiento.
imposible lograr este cambio mediante una aplicación reiterada De lo contrario, no podrá ir mucho más allá de lo que nos ha
de nuestro marco interpretativo previo. Así, una vez más, cons­ llevado la epistemología tradicional.
tatamos que el descubrimiento es creativo, en el sentido de que
no podría haberse logrado mediante una diligente aplicación
de ningún procedimiento previamente conocido». Entonces,
las emociones que posibilitan y promueven la innovación son
constitutivas del desarrollo racional de la ciencia, ya que la sen­ PARA SABER MÁS
sibilidad a lo que resulta relevante está estrechamente imbricada
Thinking about feeling: Contemporary philosophers on emotions.Dirigido
con la actividad crítica y autocorrectiva.
por Robert C. Solomon. Oxford University Press, 2004.
En el campo de la epistemología cognitiva, que comenzó Emotion, evolution and rationality.Dirigido por Dylan Evans y Pierre Cruse.
a desarrollarse en los años ochenta del siglo pasado, destaca Oxford University Press, 2004.
la defensa que hace Ronald de Sousa del carácter racional de Epistemology and emotions.Dirigido por Georg Brun et al. Ashgate, 2008.
las emociones. En The rationality of emotions (1987) desafía la El papel de las emociones en la producción de conocimiento.Ana Rosa Pérez
Ransanz en Estudios Filosóficos, vol. LX, n.o 173, págs. 51-64, 2011.
tradición descalificadora de las emociones argumentando que
estas le prestan una ayuda indispensable al razonamiento. Como EN NUESTRO ARCHIVO

apunta el filósofo británico Dylan Evans, algunos defensores de Emoción y razón.Sabine A. Döring en Emociones, colección Cuadernos, n.o 2,
la concepción positiva llegan a sostener que «permaneciendo 2012.
todo lo demás igual, los seres humanos serían menos racionales

Filosofía de la ciencia  45
CIENCIA Y ARTE

Ciencia y arte:
¿vidas paralelas? José Carlos Pinto
de Oliveira
Profesor de filosofía
Thomas Kuhn se inspiró en la historia del arte como modelo de la ciencia de la
Universidad estatal de
para entender el desarrollo de la ciencia Campinas, en Brasil.

S
e puede afirmar sin temora equivocarse que La estructu- es decir, en la transposición que Kuhn realizó del desarrollo del
ra de las revoluciones científicas, de Thomas Kuhn, es el arte a la dinámica de la ciencia.
libro de filosofía de la ciencia más influyente de los últi­ Los filósofos de la ciencia solo recientemente han prestado
mos 50 años. Desde su publicación, en 1962, se ha hecho uso y atención a esa relación. Para Kuhn, en cambio, se trataba de
abuso por doquier de las ideas de este filósofo e historiador de una cuestión clave: en sus propias palabras, el libro sobre las
la ciencia, en especial de su noción de paradigma. En nume­ revoluciones científicas fue en realidad un «producto tardío» del
rosas ocasiones aparecen los paradigmas ya sin Kuhn, hecho «descubrimiento de los estrechos y persistentes paralelos que
este que indica la completa asimilación cultural de los concep­ hay entre estas dos actividades», el arte y la ciencia. Él mismo
tos kuhnianos. La idea de paradigma es citada para entender confiesa que hasta ese momento había contemplado estos dos
un espectro teórico que va desde la matemática hasta la teolo­ ámbitos como polos opuestos: arte y ciencia, el mundo de los
gía. Puede hallarse incluso en los cómics. Se usa para simular valores y el mundo de los hechos, lo subjetivo y lo objetivo, lo
un argot científico en el discurso publicitario y empresarial, se intuitivo y lo inductivo.
emplea para hablar tanto de un nuevo sistema de hoja conta­ En el mismo capítulo de su libro La tensión esencial, Kuhn
ble, como de un «revolucionario» método de alimentación de trata de modo explícito las relaciones entre ciencia y arte, y nos
aves en cautividad... remite al historiador del arte Ernst Gombrich. No deja margen
Naturalmente, el arte se encuentra dentro del amplísimo aba­ para la especulación respecto al tipo de historia del arte a la
nico de objetos a los que se ha aplicado la noción de paradigma. que se está refiriendo. Tratemos, pues, de identificar en este
Baste decir que ya se ha publicado un libro con el inequívoco contexto qué elementos del desarrollo del arte son apropiados,
título de The structure of artistic revolutions. Sin embargo, en según Kuhn, para comprender la marcha de la ciencia.
este artículo nos centraremos sobre todo en el sentido inverso, Al mirar, por ejemplo, los relieves y pinturas murales egip­
cios, es muy probable que nos
resulten extraños y que nos cau­
sen cierta perplejidad. Como
escribe Gombrich en su libro
La historia del arte, «tal vez
esto guarde relación con la di­
ferencia de fines que inspiró
sus pinturas». «Dibujaban de
memoria, de conformidad con
reglas estrictas.» Representa­
ban, característicamente, la
cabeza humana siempre de
perfil, pero a la vez con los ojos
vistos de frente.
Ese estilo egipcio, más con­
ceptual, difiere profundamente­
del arte griego. Fue en Atenas­,
a partir del siglo vi a.C., don­
de se produjo, según Gom­
brich, «la mayor y más sor­
prendente­revolución en toda
la historia del arte», con el
WIKIMEDIA COMMONS

descu­b rimiento del escorzo


y la perspectiva. Los artistas
griegos «partieron del punto
donde se habían detenido los

46  TEMAS 100


egipcios y asirios». Pero no se trataba ya de fórmulas milenarias radigmas. Describe numerosos ejemplos de este tipo de casos to­
y universales para representar el cuerpo humano. Cada artista mados de la historia de la ciencia. La idea de revolución científica
griego quería saber «cómo él tenía que representar un cuerpo proviene de una característica fundamental de la relación entre
determinado. Los egipcios basaron su arte en el conocimiento. teorías científicas. Kuhn intentó captar esta característica con
Los griegos comenzaron a servirse de sus ojos». su famoso concepto de «inconmensurabilidad».
Una revolución del mismo tenor que la griega aconteció de Como el lector ya puede adivinar, la inconmensurabilidad
nuevo en Italia en el siglo xiv. Según Gombrich, el arte cristiano corresponde a una relación similar a la que se da entre los dife­
primitivo, anterior a Giotto, había revertido a ciertos patrones rentes estilos en el arte. Los contemporáneos de Miguel Ángel
del arte egipcio. Y la nueva perspectiva culminó con el Renaci­ juzgaban que él era mejor escultor que los griegos. Esta compa­
miento, en el siglo xvi, cuando se admitía que la pintura había ración era posible porque las obras de Miguel Ángel y las griegas
alcanzado la perfección con artistas como Miguel Ángel, Rafael podían ser consideradas manifestaciones de un mismo estilo.
y Da Vinci. Después de todo, el denominado Renacimiento era, precisamen­
Pero ¿tiene sentido preguntar si Miguel Ángel era mejor te, el renacimiento del arte griego y romano. A la inversa, como
pintor que un artista cristiano del siglo xiii, o si los griegos vimos, sería mucho más complejo comparar al artista griego con
fueron mejores pintores que los egipcios, o incluso, para poner el egipcio, o a Velázquez con el Picasso cubista, para saber cuál
el ejemplo de dos grandes pintores españoles, si Picasso fue sería el mejor. Kuhn diría que los estilos distintos son incon­
mejor que Velázquez? mensurables, o sea, que las obras de arte de
En el arte parece que no tiene pleno sen­
tido comparar dos pintores de estilos tan
Elegir entre ciertas diferentes estilos no pueden ser comparadas
del mismo modo en que lo son las obras de
diferentes como Velázquez y el Picasso­ cu­ teorías científicas un mismo estilo. Diría también —y aquí re­
bista, y preguntar cuál de ellos era el mejor side la originalidad de su pensamiento— que
en su oficio. Ambos tenían concepciones muy resulta tan en ciencia sucede algo análogo.
distintas, del mismo modo que el artista egip­ complejo como Pero, por supuesto, también existen di­
cio y el griego, o el pintor renacentista y el ferencias entre el arte y la ciencia. La más
cristiano bizantino. No habría, por tanto, un elegir entre estilos importante de ellas supone un serio proble­
criterio único, un denominador común, que
permitiese evaluar la calidad de uno frente
artísticos ma para Kuhn. La ciencia se presenta en un
marco no relativista, con la pretensión de que
a la del otro. sus teorías son verdaderas. Por el contrario,
El caso de la ciencia se supone completamente distinto. Para el arte parece no tener un contenido esencialmente cognitivo.
resumir la cuestión, diremos que el arte puede presentar un Los cuadros, las esculturas o los poemas no son, en principio, ni
progreso acumulativo en el interior de un estilo, pero solo la verdaderos ni falsos. Como dice el filósofo de la ciencia Rudolf
ciencia presenta un progreso a lo largo de todo su trayecto. Mas, Carnap, «un poeta no afirma que los versos de algún otro son
siendo así, ¿cómo es que Thomas Kuhn pretendió cambiar esta equivocados o erróneos; por lo general se contenta con decir
imagen tradicional de la ciencia aproximándola a la del arte? que son malos».
Físico de formación, Kuhn descubrió, gracias a su contacto La aproximación de la ciencia al arte, ¿no llevaría a pensar
con la historia de la ciencia, una nueva imagen de su propia que la elección entre dos teorías científicas es, al igual que la
especialidad. Esa experiencia personal por la que pasó como elección entre estilos artísticos, una mera cuestión de gusto? Y
científico es algo que, como él mismo reconoce, «la mayoría de se dice que el gusto no se discute... ¿Dónde quedaría entonces el
los historiadores aprende por medio de ejemplos en el curso de proverbial sentido crítico de la ciencia? Es decir: ¿cómo podría
su entrenamiento profesional». Con ello quiere decir que los la ciencia seguir siendo una actividad esencialmente racional
historiadores de otras disciplinas, incluidos los historiadores si se la coloca en la «mala compañía» del arte? Y si se cree que
del arte, ya estaban preparados para lidiar con una situación no se puede hablar de progreso en el paso de un estilo artístico
en la que existen rupturas conceptuales en su objeto de estudio, a otro, ¿cómo se podría hablar entonces de progreso científico?
como en el caso de las diferentes escuelas filosóficas o de los ¿Acaso habría que pensar en una nueva idea de racionalidad
distintos estilos artísticos. Pero el científico, e incluso el filósofo y de progreso?
y el historiador tradicional de la ciencia, no. La razón de ello Estas son justamente las cuestiones fundamentales que Kuhn
reside justamente en la asunción de una presunta diferencia intentó responder a través de su filosofía de la ciencia. La inves­
entre la ciencia y las demás disciplinas. tigación actual sobre el paralelismo entre la historia de la ciencia
Kuhn se sintió especialmente impresionado por las situacio­ y la historia del arte tal vez nos ofrezca ocasión para comprender
nes históricas en las que hubo que elegir entre teorías científicas mejor esas preguntas y desarrollar nuevas respuestas.
alternativas. La historia real de la ciencia, según él, niega apoyo
a la clase de relación entre teorías imaginada por los filósofos
anteriores, como los positivistas lógicos y Karl Popper. Antes PARA SABER MÁS

bien, apunta hacia una relación más compleja. Las teorías rivales La estructura de las revoluciones científicas.Thomas Kuhn. Fondo de Cultura,
difieren entre sí de un modo más radical de lo que la tradición 2006 [1962].
La tensión esencial.Thomas Kuhn. Fondo de Cultura, 1996 [1977].
nos había hecho creer. En determinadas ocasiones, la decisión
Thomas Kuhn, la historia de la ciencia y la historia del arte.J. C. Pinto de
que se plantea ante los científicos hace entrar en juego formas Oliveira en Estudios contemporáneos sobre Epistemología. Dirigido por Sergio
alternativas de concebir un objeto y de hacer ciencia; como si en Menna. Universitas, 2008.
verdad las teorías en disputa perteneciesen a diferentes «estilos», Historia de la ciencia, historia del arte y racionalidad práctica.J. C. Pinto
a los cuales Kuhn denominó precisamente «paradigmas». de Oliveira. En Estudios Filosóficos, vol. LX, n.o 173, 2011 (número monográfico
dirigido por Alfredo Marcos y Ana Rosa Pérez Ransanz).
De acuerdo con Kuhn, las revoluciones en ciencia son epi­
sodios de sustitución de teorías o, más adecuadamente, de pa­

Filosofía de la ciencia  47
COMUNICACIÓN

Nuevas tendencias en
comunicación científica Alfredo Marcos
Catedrático de filosofía
de la ciencia en la
Del modelo de déficit a la participación ciudadana Universidad de
Valladolid.

E
l Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) un concepto muy abarcador, que podría aplicarse incluso a la
es un prestigioso centro asistencial y de investigación situado enseñanza de la ciencia en el sistema educativo. Al margen de
en la Ciudad de México. Funciona como centro de referen­ la enseñanza propiamente dicha, que merece un análisis aparte,
cia para las enfermedades respiratorias en todo México. En 2013 podemos identificar varias modalidades de comunicación social
puso en marcha un ambicioso proyecto de comunicación cien­ de la ciencia, que van desde la difusión hasta la investigación
tífica que se apoyaba en el portal www.cienciaqueserespira.org. participativa (o ciudadana).
La intención de sus promotores era comunicar al gran público La difusión, o diseminación —que tomaremos como sinó­
sus investigaciones. Pero aquí se interpretaba la comunicación nimo—, de la ciencia es una forma de comunicación que pone
científica de un modo que iba más allá de la mera transmisión de el énfasis en el aspecto extensional. El concepto de difusión
información; de hecho, el lema del portal rezaba así: «La ciencia parece incluir un elemento de azar o de indiferencia respecto
la hacemos todos». del receptor. La luz —ejemplo que utiliza el diccionario para
El anterior es tan solo un ejemplo, pero resulta muy signifi­ definir difusión— se difunde en todas las direcciones por igual.
cativo en relación con los nuevos derroteros que está tomando La difusión no implica una adaptación del mensaje al receptor:
la comunicación de la ciencia. Hemos pasado de una concep­ pone el énfasis solo en la extensión o propagación del mismo.
ción unidireccional de la misma —hay que llevar la ciencia al Tanto una publicación especializada como un periódico o un
gran público— a una voluntad de interacción y de participación museo harían, cada uno a su modo, difusión científica.
ciudadana en la propia investigación. La teoría clásica según la Una modalidad más exigente de comunicación es la divul­
cual la comunicación científica fluye solo en un sentido, de los gación, también llamada vulgarización o popularización. Estos
científicos a la sociedad, se basa en el «modelo de déficit». Según términos son ya más específicos. Podemos tomarlos por cuasisi­
este, la sociedad padece un déficit crónico de cultura científica nónimos. Todos hacen referencia al receptor, es decir, el vulgo, el
que ha de ser paliado mediante la comunicación de la ciencia pueblo o el público, y, en consecuencia, a la necesidad de adaptar
en términos inteligibles para el gran público. Esta visión ha sido el mensaje. Pero la sinonimia no es perfecta. Se dan en cada uno
cuestionada durante los últimos años, y en su lugar se proponen diferentes connotaciones. Divulgación es el término más usado
otras de carácter más sistémico, desde las cuales se contempla en español; popularización, en inglés (popular science), y vulga-
la comunicación científica como un proceso multidireccional. rización, en francés (vulgarisation des sciences). Además, este
Ante la importancia de este fenómeno, la filosofía de la ciencia último adquiere en español connotaciones peyorativas (degradar
ha querido analizar el propio concepto de comunicación de la el saber, trivializar, rebajar el rigor), mientras que el segundo
ciencia, así como evaluar las posibilidades reales que estas nue­ las tiene positivas (hacer popular algo). Utilizaremos, pues, en
vas tendencias presentan. adelante divulgación, más neutro en nuestra lengua.
Preguntémonos, pues, qué es la comunicación de la ciencia. La divulgación no es un modo de comunicación cualquiera.
El DRAE define comunicación como «acción y efecto de comu­ Tiene lugar entre la comunidad científica y la sociedad, con
nicar», y comunicar como «hacer saber a alguien algo». Siempre adaptación del mensaje al receptor, que puede ser la sociedad
que ese «algo» se refiera a la ciencia, estaremos hablando de en general o algún sector determinado de la misma. Se produce
comunicación de la ciencia. Puede haber comunicación científica a través de los más variados medios. El cine y la literatura fun­
en un informe de laboratorio, en un peritaje solicitado por un cionan a veces como canales privilegiados de divulgación de la
juez, en un artículo de prensa, en un correo electrónico o en una ciencia, pero también las artes plásticas e incluso las escénicas.
conversación entre investigadores, en un museo, en una clase Asimismo, los diferentes tipos de museos científicos sirven como
de Primaria, en un documental, en una novela o en una revista de cauce de la divulgación. Por supuesto, los libros de ensayo y las
alta divulgación. No importan el emisor, el receptor, el canal, el revistas —como la que el lector tiene ante sus ojos— constituyen
contexto ni la forma del mensaje. Nos hallamos, pues, ante un los medios de divulgación científica por antonomasia.
término sumamente general que incluye muchas modalidades. Cada una de estas formas de divulgación ha desarrollado
A veces se usa una fórmula más específica: la comunicación sus propios formatos, retóricas y recursos; se ha ido adaptando
social de la ciencia. Se trata entonces de las formas de comu­ a los diferentes soportes disponibles, desde el papel hasta las
nicación de la ciencia cuyo receptor es la sociedad en general ondas hertzianas y las redes informáticas. La aparición de In­
y no la comunidad científica. Esta fórmula excluiría, por tanto, ternet y, en su seno, de las redes sociales, ha permitido que la
congresos y publicaciones especializadas. Con todo, se trata de divulgación científica haya evolucionado hacia modalidades más

48  TEMAS 100


o como instrumento al servicio de fines
periodísticos. La divulgación no es el
objetivo propio del periodismo. Ade­
más, resulta obvio que una buena parte
de la divulgación científica no es perio­
dística (museos, libros de ensayos, cien­
cia ficción, documentales, etcétera), no
responde a los imperativos temporales
del periodismo (actualidad, novedad),
ni tiene por qué estar hecha por profe­
sionales del periodismo. En resumen,
divulgación y periodismo responden a
agendas distintas.
En su conjunto, las modalidades
de comunicación científica que hemos
explorado contribuyen al desarrollo en
nuestra sociedad de una cultura científi­
ca. Deberíamos entender la ciencia como
una parte importante de la cultura. Y
la cultura científica como el producto
o resultado de las diferentes acciones y
modalidades de la comunicación de la
ciencia. No es un resultado meramente
REDES, PUENTES Y PASARELAS:Los museos científicos interactivos, como el de Valladolid pasivo o final: a mayor cultura científica,
(en la imagen), son en la actualidad una parte esencial del sistema de comunicación de la ciencia. mayor demanda de comunicación de la
ciencia y mayor capacidad social para
satisfacer esta demanda.
interactivas, en las que cada agente puede ejercer funciones tan­ Ese dinamismo ha hecho evolucionar en las últimas déca­
to de emisor como de receptor. Entiéndase bien: la divulgación das la propia idea de cultura científica. A mediados del siglo
científica nunca ha sido ajena a la interacción (las publicaciones pasado se entendía en términos de simple alfabetización cien­
desde antiguo incorporan secciones de correspondencia y de­ tífica (scientific literacy). De ahí hemos pasado a una idea más
bate). Pero, hoy en día, esta interactividad se ha intensificado abarcadora, como la comprensión pública de la ciencia (public
extraordinariamente gracias a las nuevas tecnologías de la in­ understanding of science). Hacia finales del siglo pasado algu­
formación y la comunicación. nos autores ya entendían la cultura científica no solo como al­
La transferencia científica es también un modo importante fabetización y comprensión, sino también como participación
de comunicación de la ciencia; se dirige a los sectores produc­ pública en ciencia y tecnología (public engagement with science
tivos clásicos e incluso al llamado cuarto sector. Todos ellos and technology).
dependen del conocimiento tecnocientífico que se produce en Los ciudadanos no son solo receptores pasivos de los hallaz­
los centros de investigación. Desde ahí tiene que llegar a las gos científicos, sino que cobran un papel activo en la conducción
empresas e instituciones. Esta forma de comunicación exige de las políticas científicas e incluso en la propia investigación.
obviamente una adaptación del mensaje. Dicha operación es La participación pública en ciencia, a su vez, se presenta en
llevada a cabo normalmente por agentes especializados, como las distintas modalidades, que van desde la apropiación hasta la
Oficinas de Transferencia de Resultados de la Investigación, con investigación participativa, en la cual los ciudadanos de a pie
las que cuentan ya muchas universidades. A veces no se incluye pueden colaborar con los científicos, como veíamos en el caso
la transferencia entre los modos de comunicación de la ciencia, del INER. Parece evidente que el logro de una cultura científica
a pesar de que constituye hoy en día una de las modalidades realmente activa y participativa requiere el desarrollo de formas
más determinantes desde el punto de vista económico y social. cada vez más interactivas de comunicación de la ciencia.
Hemos de citar, además, el periodismo científico. Se trata de
periodismo especializado, centrado en la ciencia, la tecnología
o ambas. Sus contenidos son producidos por profesionales que
PARA SABER MÁS
utilizan las rutinas y el lenguaje periodísticos. Obedece, pues,
a los objetivos, valores, intereses y ethos del periodismo. El pe­ Fundamentos de periodismo científico y divulgación mediática.Carlos Elías,
Alianza, 2008.
riodismo científico produce, evidentemente, comunicación en Communicating science.Nicholas Russell, Cambridge University Press, 2010.
todos los sentidos, no solo desde la comunidad científica hacia Para una comunicación crítica de la ciencia.Alfredo Marcos y José Chillón en
el gran público, sino también a la inversa. Genera, asimismo, Artefactos, diciembre de 2010.
Los públicos de la ciencia.Dirigido por Luis Pablo Francescutti en Cuadernos de
MUSEO DE LA CIENCIA DE VALLADOLID

comunicación entre la comunidad científica y los políticos o


la Fundación Dr. Antonio Esteve, 2014.
gestores. E incluso sirve a veces como nexo entre los científicos
de especialidades diversas. EN NUESTRO ARCHIVO
Es muy importante distinguir entre periodismo y divulga­ La cultura científica.Emilio Muñoz en IyC, junio de 2014.
ción. Son dos actividades distintas, entre las cuales existen solo El derecho a la ciencia.Mikel Mancisidor en IyC, noviembre de 2014.
algunas zonas de solapamiento. La primera de ellas puede pro­ Comunicar la ciencia en el siglo XXI.VV.AA. en IyC, octubre de 2016.
ducir divulgación de la ciencia, pero solo como efecto indirecto

Filosofía de la ciencia  49
ENFOQUES FEMINISTAS

El conocimiento
situado Eulalia Pérez Sedeño
Profesora de investigación en
Los enfoques feministas arrojan luz sobre la importancia el Departamento de Ciencia,
Tecnología y Sociedad del
del contexto en la construcción del conocimiento científico Instituto de Filosofía del CSIC.

E
l feminismo ha contribuidode manera fundamental a cam­ metodológicas que determinan lo que constituye una práctica
biar el modo de entender la ciencia y la tecnología. Como científica aceptable (contexto de justificación). Los segundos
movimiento político, se ha preocupado por mejorar la si­ pertenecerían al ámbito cultural y social en el que se desarrolla
tuación de las mujeres en la ciencia, que exhibe discriminaciones la actividad científica (contexto de descubrimiento).
territoriales (las mujeres se concentran en disciplinas supuesta­ La reflexión feminista sobre la ciencia pone en cuestión esas
mente «femeninas») y jerárquicas (pocas acceden a la parte su­ dicotomías clásicas. Se nutre de las críticas a los métodos, hi­
perior de la escala). Como teoría, el feminismo ha protagoniza­ pótesis, teorías y prácticas científicas, de las lecturas feministas
do la crítica más completa, aunque no la única, a la concepción de la historia de la filosofía, de la investigación sobre psicología
clásica de la ciencia y la tecnología. Aunque las aproximaciones educativa y del análisis de los supuestos de la epistemología
feministas a la ciencia son múltiples y variadas, todas coinciden analítica tradicional.
en su crítica a la supuesta neutralidad y objetividad de la ciencia, Desde esa óptica, han sido criticadas ciertas tesis de la socio­
nociones ambas sustentadas en ciertos principios de la filosofía biología y, en fecha más reciente, de la psicología evolucionista,
tradicional de la ciencia, que servían para delimitar las tareas de así como otras sobre el desarrollo, la conducta o la cognición,
la filosofía de la ciencia frente a otras disciplinas. basadas en la endocrinología y la neurología. Dichas críticas
Uno de esos principios tradicionales era la distinción entre han hecho aparecer numerosas deficiencias metodológicas y de
hechos y valores. Se trata de una distinción dicotómica, exclu­ otro tipo. Fallos en el diseño experimental, supuestos basados
yente y jerárquica, pues consideraba que los hechos pertenecían en datos experimentales limitados, extrapolaciones insosteni­
a una categoría superior a la de los valores. Así, la filosofía de bles, manipulaciones técnicas y uso de argumentos falaces, entre
la ciencia debía ocuparse solo de los enunciados acerca de lo otros. Hallamos un ejemplo paradigmático en las afirmaciones
que es, mientras que los juicios de valor, sobre lo que debe ser, que, basadas en ciertos hechos supuestamente universales (como
quedaban relegados a otro dominio. la agresividad de los machos primates y el sometimiento de
Otro principio tradicional corresponde a la distinción entre las hembras de esas especies) pretenden perpetuar el estatus
contexto de descubrimiento y contexto de justificación. En el de dominación y subordinación de las mujeres y justificar su
primero intervienen aquellos factores que influyen en los in­ situación social: no solo se comete una falacia lógica (el paso
vestigadores cuando estos establecen las hipótesis o prácticas del es al debe), sino una extrapolación insostenible.
científicas; al segundo solo le importa o le interesa la confir­ Estudios realizados desde el feminismo han mostrado que
mación o refutación de las hipótesis científicas (a partir de las los valores contextuales interactúan con la práctica de la ciencia
pruebas y el razonamiento). La filosofía de la ciencia dominante y la tecnología de diversas maneras. En primer lugar, tienen
durante gran parte del siglo xx se centró solo en el contexto de un efecto canalizador o rector sobre la investigación y sobre
justificación. Consideraba que ese proceso distinguía a la ciencia las decisiones políticas acerca de las aplicaciones técnicas del
de cualquier otra actividad y generaba la objetividad caracte­ conocimiento científico. La conformidad o el conflicto de esas
rística del conocimiento científico, basada en la neutralidad, la prácticas científico-técnicas con ciertos valores ha generado
autonomía y la imparcialidad. disonancias. Pensemos en el uso de la ener­
Que la ciencia sea neutral significa que
las teorías no implican ni presuponen juicios
Conocimiento no gía nuclear: algunos científicos están a favor;
otros, en contra. Los mismos hechos se in­
sobre valores no cognitivos, es decir, que la significaba lo terpretan de manera distinta en función de
ciencia no sirve a unos valores más que a los valores y las prioridades.
otros. Que sea autónoma quiere decir que no mismo en la Asimismo, los conflictos entre los valores
está influida por valores o movimientos so­
cioculturales o políticos. Y que sea imparcial
Babilonia del éticos y los métodos de investigación pueden
hacer variar los protocolos metodológicos,
implica que el único criterio para aceptar o siglo a.C. que en
x como sucede en el campo de la investigación
refutar una teoría científica son las pruebas con animales —sean humanos o no—. Los
objetivas, no los valores. Así, se distingue la Italia del siglo xv valores contextuales pueden incluso determi­
entre valores cognitivos (o epistémicos) y
valores no cognitivos (o contextuales). Los
o en la China del nar lo que hay que preguntar y lo que es me­
jor ignorar respecto de un fenómeno dado. Y
primeros se hallarían en la base de las reglas mismo período pueden afectar también a la descripción de

50  TEMAS 100


las observaciones y los experimentos, así como a la selección
de los datos y el tipo de fenómenos que se quiere investigar.
Además de las críticas ya mencionadas, los enfoques feminis­
tas se caracterizan por su escepticismo respecto de la posibilidad
de una teoría general del conocimiento, que ignore el contexto
social y el estatuto de los sujetos que conocen. La teoría del
conocimiento tradicionalmente ha partido de la base de que
quien produce conocimiento es un sujeto individual, genérico
y autosuficiente, es decir, «aislado» de condicionamientos ex­
ternos, pura conciencia abstracta e ideal. Este sujeto, a veces
llamado sujeto cartesiano, ha sido entendido como un «sujeto
universal». Ello implica que todos los sujetos son intercambia­
bles, es decir, quién sea el sujeto concreto es irrelevante para el
resultado del conocimiento.
Amén de inexistente, ese sujeto incondicionado resulta en­
gañoso y peligroso en lo que a sus consecuencias prácticas se
refiere. Lo que se ha tomado por incondicionado y universal,
en el fondo ha incorporado rasgos epistémicos de ciertos suje­
tos concretos y ha ocultado o marginado los de otros, con las
consecuencias materiales y de distribución de poder que ello
conlleva. La pretendida imparcialidad esconde una parcialidad
que ha dado primacía a los intereses, objetivos y valores de
cierto grupo, o grupos, sobre los de otros (no solo mujeres, sino
también negros, indios, etcétera). nismo le interesa tener criterios para defender unas teorías y
El feminismo critica precisamente la idea de ese sujeto abs­ unas prácticas frente a otras.
tracto e incondicionado. No es real. Los científicos no están ni La objetividad que propone el enfoque feminista viene dada
trabajan aislados. Colaboran entre sí de manera socialmente por la discusión y evaluación, dentro de la comunidad, de los
organizada y desarrollan su actividad en contextos sociales, supuestos implícitos en las observaciones y en los razonamien­
políticos e históricos concretos. tos, en la preferencia por cierta hipótesis sobre otra o en la
No existe, pues, un conocimiento objetivo proveniente «de consideración de que ciertos métodos, en vez de otros, son los
ninguna parte». Todo conocimiento lleva la marca de su autor o adecuados para resolver determinados problemas. Una discu­
autora: es un conocimiento situado. Pero, además, el momento, sión crítica que debe hacerse en igualdad de condiciones entre
lugar, o situación (de todo tipo) en que alguien produce cono­ todos los miembros de la comunidad y sin que unos detenten
cimiento afecta a qué y cómo se conoce, es decir, a qué denomi­ más autoridad que otros, pues en ciencia, en principio, todo es
namos conocimiento y, en definitiva, al contexto de justificación. revisable.
Dicho de otro modo, es diferente lo que se consideraba cono­ Para ello, nuestra ciencia debe ser sensible al contexto y a los
cimiento en la Babilonia del siglo x a.C., en la Italia del siglo xv o sesgos culturales, debe estar alerta ante el antropomorfismo y
en la China del mismo período. Incluso hoy, el conocimiento que el etnocentrismo. Tiene que respetar la naturaleza y desarrollar
producen las comunidades del centro difiere del que se genera una ética de la cooperación con ella, a la par que debe alejarse
en la periferia. Los condicionantes de cada época y comunidad del reduccionismo. Solo así se logrará una comunidad científica
resultan determinantes. Y lo mismo puede decirse del género diversa, accesible e igualitaria, que efectúe sin trabas la crítica
del sujeto, que puede ser epistemológicamente significativo, intersubjetiva que nos proporcionará un conocimiento fiable.
pues las relaciones políticas y sociales afectan a la capacidad Si queremos descubrir los supuestos implícitos en la ciencia,
de conocer y al contenido del conocimiento. deberemos contar con tantos puntos de vista como sea posible.
Si la actividad científica se corresponde con un conjunto de La ciencia occidental no puede lograr esa interacción completa,
prácticas sociales, la exclusión de ciertos grupos sociales supo­ esta nueva forma de objetividad, sin integrar plenamente a las
ne necesariamente una limitación, no solo epistemológica, sino mujeres.
también política. Como todo movimiento político, el feminismo
siempre ha tenido entre sus principales preocupaciones el rol del
poder y sus conexiones con todos los aspectos de la vida social, PARA SABER MÁS

incluida la ciencia. Si en la epistemología tradicional la neutrali­ Ciencia y feminismo.Sandra Harding. Ed. Morata, Madrid, 1986.
dad de la ciencia derivaba del carácter objetivo del conocimiento, Science and social knowledge.Helen Longino. Princeton University Press,
Princeton, 1990.
ahora la afirmación del carácter situado del conocimiento implica
Feminism and philosophy of science.Elizabeth Potter. Routledge, Londres
la imposibilidad de desligar el conocimiento de los hechos de los y Nueva York, 2006.
GETTY IMAGES/ANDREAS KERMANN/ISTOCK

valores de los sujetos, es decir, la imposibilidad de separar los Mitos, creencias, valores: cómo hacer más «científica» la ciencia; cómo
valores epistémicos de los no epistémicos. Con ello se reconoce la hacer la realidad más «real».Eulalia Pérez Sedeño en Isegoría, n.o 38, 2008.
introducción inevitable de lo político en el conocimiento. Disponible en isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/
view/404/405
El carácter político del conocimiento no se observa solo en
sus aplicaciones o en el modo en que se organizan las institucio­ EN NUESTRO ARCHIVO

nes científicas, sino también en sus contenidos y afirmaciones. La perspectiva de género en ciencia.Capitolina Díaz Martínez en IyC,
Ello no significa que el feminismo abogue por el relativismo o noviembre de 2017.
por una epistemología del «todo vale», pues también al femi­

Filosofía de la ciencia  51
LÍMITES

La ciencia al límite
Hay límites que configuran la ciencia,
Alfredo MarcosCatedrático
mientras que otros la constriñen de filosofía de la ciencia en la
Universidad de Valladolid.

¿T iene límites la ciencia?En el supuesto de que los tenga,


¿de qué tipo son? Y, en cualquier caso, ¿es bueno que
se halle limitada? Estos interrogantes nos llevan inde­
fectiblemente a preguntarnos por el propio concepto de límite.
lo cual no quiere decir que no afecte a nuestra acción, al menos
como objetivo frente a nosotros, como frontera. Ambas nociones,
horizonte y frontera, se han aplicado con profusión a la ciencia.
Pongamos tan solo un par de ejemplos notables y mutuamente
Sin una aclaración previa de esta noción será imposible dar res­ contradictorios: Vannevar Bush, por entonces director de la es­
puesta a las cuestiones señaladas. tadounidense Oficina de Investigación y Desarrollo Científicos,
La palabra límite viene del latín limes. En dicha lengua, se enviaba en julio de 1945 un informe al Presidente de los EE.UU.
refiere al sendero que separa una finca de otra, terreno de nadie, con el significativo título de Science, the endless frontier («La
transitable por todos. El límite configura y constituye la finca, ciencia, el confín sin límites»). Por su parte, Bentley Glass, quien
le da forma, contribuye a su identificación. Sin límite, no existe fuera presidente de la Asociación Americana para el Avance de
propiamente tal entidad. El límite de una finca la distingue de la Ciencia, dirigió a esta asociación en 1970 un discurso titulado
otras, la separa, pero al mismo tiempo la comunica, pues no deja Science: Endless horizons or golden age? («La ciencia: horizontes
de ser un camino. Como senda que es, posee un cierto espesor sin límites o edad de oro?»), que concluía con la aseveración de
físico; no es una mera línea geométrica. Su grosor permite que lo que «ya no existen horizontes infinitos» para la ciencia.
pensemos con zonas borrosas, territorios ambiguos, aptos para Vemos ahora que pensar los límites de la ciencia no es tarea
la colaboración o para el conflicto. El límite, como sendero, no simple. Exige que reflexionemos sobre un complejo entramado
es simplemente una entidad «a la vista», dispuesta para nuestra de límites de distinta naturaleza, de diverso valor, relacionados
contemplación. Es también una entidad «a la mano», que invita también en diferentes modos con nuestra propia acción. Y las
a la acción de caminar, de recorrer, de penetrar, de explorar, de respuestas que obtengamos abrirán inexorablemente nuevas
atravesar o rebasar... Es más, se trata de una entidad que surge preguntas acerca de nuestras acciones: ¿qué hemos de hacer
de nuestra acción: «Se hace camino al andar». con los límites de la ciencia? ¿Han de ser respetados? ¿Incluso
Uno puede sentirse a gusto dentro de sus propios límites, impuestos? Y si fuera así, ¿desde qué instancias? ¿Han de ser
como dentro de su propia piel. Los límites que me configuran rebasados, conquistados, vencidos? ¿Es bueno que tracemos
están donde deben estar. Hacen justicia a la naturaleza de las límites «geométricos» perfectos, o nos convienen límites «geo­
cosas. O, por el contrario, podemos sentir los límites como cons­ gráficos» transitables, con espesor, o incluso difusos?
tricciones incorrectas, quizás impuestas injustamente, como El filósofo de la Universidad de Pittsburgh Nicholas Rescher
una camisa de fuerza. En este segundo caso, nuestra actitud dedicó un libro entero a la cuestión de los límites de la ciencia. El
nos impele a romperlos o traspasarlos. El límite es visto como texto resulta muy esclarecedor y de gran ayuda para la presente
algo positivo, valioso, que contribuye a constituir una entidad, a tarea. Según el autor, «debemos reconocer que varios importantes
traerla al ser; o bien como algo negativo, que inmerecidamente problemas evaluativos y cognitivos quedan completamente fuera
la constriñe. Puede ser, además, nítido o borroso, fijo o dinámico, del campo de la ciencia». Rescher piensa en términos de territo­
permeable o no. rios, con sus límites o fronteras. La ciencia ocupa uno de estos
Si el viaje que hemos recorrido a lo largo del limes latino ha dominios, pero más allá del mismo existen otras formas legítimas
sido enriquecedor, otro tanto podemos esperar de un periplo de conocimiento y de acción. A este tipo de límites, que configuran
por el horion griego, que los diccionarios al uso traducen por el perfil de la ciencia sobre el trasfondo de nuestro mundo de la
«límite» o «frontera». Aquí —o más bien ahora—, la dimensión vida, podríamos denominarlos límites constitutivos. Se trata de
temporal salta a la vista. Nuestras horas contadas son límites del límites borrosos, más «geográficos» que «geométricos», pues
tiempo. Constriñen y encarcelan su flujo, sí, pero a cambio le dan siempre habrá contenidos cognitivos y acciones de dudosa asig­
orden y sentido. Las Horas (Horai), en la mitología griega, eran nación; transitables, pues debe haber paso de la ciencia a la vida
las diosas que ponían orden y regularidad en la naturaleza, que y viceversa; y positivos, en el sentido de que, más que constreñir,
gestionaban el benéfico sucederse de las estaciones. Desde esta configuran el campo de la ciencia.
perspectiva, son precisamente los límites los que nos separan Ya dentro de dicho campo, nos topamos con un segundo
del caos y de la confusión. tipo de límites, los límites teóricos. Estos poseen un matiz más
No lejos de horion hallamos las palabras griegas horama y restrictivo que constitutivo, y probablemente unos perfiles
horasis («vista», «visión»), así como horizo («limitar»), en la más «geométricos» que «geográficos». Fuera de los mismos
cual vislumbramos ya nuestro «horizonte». Aquí sí, el límite quedarían los problemas científicos que la ciencia, por razones
constituye una entidad «a la vista» y nunca totalmente «a la teóricas, nunca conseguirá abordar y menos aún solucionar
mano». El horizonte es un límite visual huidizo, inalcanzable, (nunca conoceremos de forma exacta y simultánea la posición

52  TEMAS 100


y el momento de una partícula). En el interior de los límites En el territorio de lo prácticamente posible encontramos un
teóricos hallaríamos los problemas que la ciencia, al menos en cuarto tipo de límites, los límites por falibilidad. Estos están
teoría, podría llegar a abordar con éxito. causados por nuestra inoperancia personal, los defectos organi­
Ahora bien, no todos los problemas científicos abordables zativos e institucionales, nuestra falta de atención o de trabajo o
en la teoría lo son en la práctica. Es decir, existe un tercer tipo de honradez, los errores que inevitablemente cometemos dada
de límites: los límites prácticos. Por ejemplo, las capacidades nuestra naturaleza humana... ¡demasiado humana! Estos límites
del Gran Colisionador de Hadrones del CERN, el mayor y más separan la ciencia prácticamente posible de la ciencia efectiva.
potente acelerador de partículas, marcan un límite práctico. Poseen también aspecto de horizonte. No son superables en su
Si un experimento rebasa las capacidades de esta instalación, totalidad, aunque cada uno de ellos individualmente sí lo sea. Es
sencillamente no se puede llevar a cabo por el momento. En la decir, la ciencia será siempre falible e inacabada, pero ninguno
opinión de Rescher, buena parte de los límites prácticos pueden de sus errores viene dictado por la fatalidad; cada uno de ellos
reducirse a términos económicos. Pero no es así en todos los puede ser evitado o corregido. El intento de superación de esta
casos. Pensemos en los que derivan de la ausencia de ciertos clase de límites constituye una exigencia, por supuesto, ya que
desarrollos matemáticos; ha habido momentos en los que la se trata de límites en sentido puramente negativo: son constric­
matemática que requería una parte de la ciencia natural no se ciones sobre el desarrollo de la ciencia que generan deficiencias.
hallaba disponible. Los límites prácticos pueden ser también de Hemos transitado ya por los límites constitutivos, los teóri­
carácter lingüístico, moral, social, político, ecológico... A título cos, los prácticos y los límites por falibilidad. Es hora de recordar
de simple indicación, podemos recordar que la ciencia, en su la conocida máxima de Píndaro: «Llega a ser lo que eres». Si
fase de investigación o de aplicación, puede rebasar ciertos lí­ la ciencia es lo que marcan sus límites constitutivos, pero solo
mites morales, que, sin embargo, no deben ser rebasados. Estos ha llegado a ser lo que marcan los límites por falibilidad, a la
límites morales están interconectados con otros de tipo político, diferencia entre lo uno y lo otro podríamos llamarla diferencia
social o ecológico, que en algunos casos deben ser superados y, de Píndaro. Colmar esta diferencia constituye la tarea última,
en otros, respetados. irrenunciable e inalcanzable, de la empresa científica.
En suma, sabemos que parte de la ciencia posible en la teo­
ría nunca será posible en la práctica. Pero no podemos saber
de antemano qué parte será esa. Según Rescher, no hay modo de
precisar qué problemas concretos quedarán al margen del desa­ PARA SABER MÁS
GETTY IMAGES/EVGENY KUKLEV/ISTOCK

rrollo científico. Problemas que hoy están más allá de los lími­
The limits of science.Peter Medawar. Oxford University Press, 1984.
tes prácticos, quizá no lo estén mañana. Nos hallamos ante un Los límites de la ciencia.Nicholas Rescher. Tecnos, 1994.
límite de tipo horizonte, borroso y cambiante. Siempre está ahí, Human nature and the limits of science.John Dupré. Oxford University Press,
pero se desplaza conforme avanzamos. Funciona como reto y 2002.
frontera. Nos invita a la transgresión, pero esta nunca acaba de Gadamer and the limits of the modern techno-scientific civilization.Stefano
Marino. Peter Lang, 2011.
cumplirse. Cualquier límite práctico podría ser superado, pero
nunca podremos superar todos los límites prácticos.

Filosofía de la ciencia  53
Filosofía
de las ciencias
especiales
y de la tecnología

54  TEMAS 100


Filosofía de la ciencia  55
MATEMÁTICAS

Matemática con estilo


Javier de Lorenzo
La filosofía de la matemática se ocupa no solo de los Catedrático de lógica y filosofía
fundamentos, sino también del hacer matemático de la ciencia en la Universidad
de Valladolid

D
esde el SegundoCongreso Internacional de Matemáti- estructuras. El niño pequeño capta relaciones topológicas, como
cos, celebrado en 1900 en París, han resonado en el pen- estar dentro o fuera, la relación de frontera y otras. Cuando
samiento matemático dos grandes tesis planteadas allí comienza a andar, lo que hace, en realidad, es integrar el grupo
por David Hilbert. La primera: que todo problema es resoluble, de desplazamientos de un cuerpo rígido en el espacio, grupo que
no hay cuestiones indecidibles en matemática. Y la segunda: que resulta ser la materialización de las estructuras algebraicas. Ya
los fundamentos de la matemática constituyen un problema que, en la adolescencia, lo que se agrega a las estructuras anteriores
en virtud de la tesis anterior, puede y debe resolverse de mane- es la relación de inclusión, que supone, entre otras, estructuras
ra rigurosa y definitiva con métodos matemáticos, no especula- reticulares y de orden.
tivos. Una vez adoptados esos dos presupuestos, pensar sobre la Dotados de esa base teórica, y motivados por las causas políti-
matemática no será sino discutir sobre sus fundamentos. Filoso- cas de la Guerra Fría, algunos países reforman la educación para
fía de la matemática igual a fundamentación de la matemática. plasmar en lo pedagógico esas líneas epistemológicas. Parte de
Desde los años veinte, ese enfoque se desarrolló a través del estas reformas educativas se encuadran bajo el rótulo de «ma-
debate entre dos grandes líneas de pensamiento. La primera temáticas modernas». Como consecuencia de las mismas, puede
consideraba que los fundamentos se encuentran en un sistema que Juanito no supiera sumar, pero sí que aprendía a manejar
sintáctico lógico-formal, que ha de ser no-contradictorio. La conjuntos de piezas de colores. Los fundamentalismos mate-
segunda estimaba que los fundamentos se hallan en
la intuición de un sujeto trascendental, que termina
encerrado en un solipsismo absoluto. Se vivieron enton-
ces duras polémicas entre formalistas e intuicionistas,
que no fueron únicamente teóricas, sino que tuvieron
sus repercusiones académicas y profesionales. Dichas
polémicas terminaron con el triunfo del formalismo
sintáctico, que veía la matemática como algo objetivo
y, en el fondo, sin sujeto cognoscente. Filosofía de la
matemática igual a fundamentación lógico-formal de
la matemática.
Tras la Segunda Guerra Mundial se impuso en
Europa el pensamiento de un matemático excepcional
que no existió como individuo de carne y hueso, sino
como colectivo de autores, aunque fuera considerado el
matemático por excelencia: Nicolás Bourbaki. Tomando
los conjuntos como base, Bourbaki establece la existen-
cia de tres grandes estructuras-madre: la topológica,
la reticular y la algebraica. El trabajo matemático gira
WIKIMEDIA COMMONS/DOMINIO PÚBLICO (Melencolia I, grabado de Alberto Durero)

en torno a estas estructuras y a sus combinaciones. En


consecuencia, el pensamiento matemático habrá de ser
básicamente conjuntista y estructuralista.
El estructuralismo se impone en todos los ámbitos.
Dentro de la matemática, el estructuralismo culmina en
la teoría de categorías. Pero, desde los años cincuenta, se
convierte en un auténtico fenómeno social. Toda disci-
plina aspira al calificativo de estructural: la lingüística,
la crítica literaria, la sociología, la antropología, el psi-
coanálisis. Hasta el marxismo pasa de ser existencialista,
a lo Sartre, a convertirse en estructural.
Jean Piaget adopta las estructuras-madre bourbakis-
tas como los elementos esenciales para su epistemolo-
gía genética, y afirma que el proceso evolutivo de todo
individuo condiciona y viene condicionado por estas

56  TEMAS 100


máticos basados en los conjuntos y en las estructuras-madre se ya sean constructivas, existenciales o computacionales. En el
impusieron en el mundo occidental durante la segunda mitad interior de estos ámbitos se plasman y se solapan durante algún
del siglo xx, desde los niveles educativos más básicos. tiempo los estilos expresivos específicos de cada matemático
El resultado obtenido fue un estructuralismo formalista, creador y de cada escuela.
donde el conocimiento aparece como algo objetivo, independien- Frente a los dogmas fundamentalistas, quedaba claro que no
te del sujeto. Lo que menos importa es la génesis o la heurística todo estaba hecho y fundamentado de una vez y para siempre, ni
del pensamiento: solo cuenta el fundamento de lo producido. todo problema era soluble, sino que la matemática se mostraba
El influjo de Hilbert llegó a ser absoluto gracias al Círculo de como un hacer, como el trabajo de unos individuos de la especie
Viena y a la filosofía analítica, y no solo a causa del estructura- humana. Como trabajo, como praxis, la matemática está ligada
lismo formalista de Bourbaki. Esta visión se convirtió en una a nuestra especie, y se convierte en una de las claves para el
ortodoxia, donde los valores eran el rigor formal, la verdad de- desarrollo de la misma. Su papel resulta indispensable, y no solo
mostrativa sintáctica y la lógica subyacente. Quedó marginado para su aplicación a ciencias naturales como la física, sino tam-
el pensamiento de matemáticos que habían mantenido una po- bién para la vida diaria del individuo en la sociedad occidental.
sición distinta, como Henri Poincaré, quien fue considerado —en La razón es que hemos construido un mundo espacial de
palabras pronunciadas por el matemático belga Benoît Mandel­ formas euclídeas (habitaciones cúbicas, ventanas rectangulares,
brot en los años ochenta— como «el diablo para Bourbaki». vasos cilíndricos, calles paralelas) y en él vivimos. Este espacio
Frente a ese influjo, surge en el terreno del pensamiento se ha convertido para nosotros en «natural», aunque no está
científico la obra de Tomas Kuhn. Su libro La estructura de las dado en la naturaleza, en la physis. La especie humana lo ha
revoluciones científicas se edita en 1962. Frente al mismo influjo, construido para habitar en él, pero esta construcción se enfren-
pero esta vez desde el terreno del pensamiento matemático, ta, a su vez, a la misma naturaleza. Además, a este espacio de
publiqué en 1971, desconociendo entonces la existencia de Kuhn, formas euclídeas se ha incorporado ahora un nuevo intruso, el
Introducción al estilo matemático. Esta obra constituyó, en el ordenador, que se apoya en la computabilidad, en los algoritmos
momento de su aparición, una especie de panfleto revolucio- y, en el fondo, en el número. Nuestra vida ordinaria —y no solo
nario, porque, frente al pensamiento formalista y bourbakista la ciencia— transcurre ya en este espacio-número. Lo hemos
imperante en los medios académicos y profesionales, sostenía construido y lo manejamos gracias a una tecnología material y
que en el hacer matemático existen diferentes estilos de expre- racional apoyada en la matemática.
sión y, por ello, de pensamiento. Esta afirmación se apoyaba en En definitiva, desde los años setenta la filosofía de la matemá-
ejemplos de cada uno de los estilos que se iban especificando tica se ha enriquecido con nuevos problemas. No se centra solo
a lo largo del libro. en la búsqueda de fundamentos, sino que nos habla también del
Aceptar la existencia de diferentes estilos matemáticos su- hacer matemático, de sus estilos y de su creatividad. La nueva
ponía, a la vez, aceptar la existencia en el hacer matemático de filosofía de la matemática limita con la etnomatemática, con la
componentes axiológicos, entre los que se incluyen, junto a los sociología y con la psicología de la matemática. Reflexiona sobre
valores ontológicos, epistemológicos y metodológicos propios de la función que desempeñan las diferentes demostraciones de
los fundamentalismos, los valores pragmáticos, éticos y estéticos. un mismo teorema y sobre el papel de las figuras geométricas
Estos valores, como afirmaba explícitamente, componen campos en el razonamiento matemático, que no suele ser estrictamente
irreducibles entre sí, pero nunca incompatibles. deductivo-demostrativo.
Ese libro constituyó la demostración fáctica de que se podía Si en 1971 hablar de los estilos matemáticos resultaba innova-
pensar acerca de la matemática sin centrarse exclusivamente dor e incluso revolucionario, hoy casi todo cae bajo ese término.
en sus posibles fundamentos y en las diferentes escuelas de los Algo similar ha ocurrido con la idea de que la matemática es
mismos. Además, mostraba que esos fundamentos desaparecían principalmente un hacer. Se ha difundido y transformado en otro
como tales, que no eran más que simples formulaciones dogmá- de los tópicos de la actual filosofía de la matemática, si bien el
ticas de quienes los propugnaban. término hacer ha sido reemplazado por el de praxis o práctica.
Fue también una demostración fáctica de que, al aceptar la Incluso se constituyó en 2009 la Asociación para la Filosofía de
existencia de valores inherentes al hacer matemático, y como la Práctica Matemática (APMP).
simple consecuencia de tal aceptación, surgen preguntas que no
son meramente retóricas, pero que resultan impensables desde
el enfoque ortodoxo. Por ejemplo, cabe plantearse el papel de
la creatividad, el de los procesos históricos, el de los diferentes PARA SABER MÁS
sentidos de rigor y de demostración, y el de las sociedades y Introducción al estilo matemático.Javier de Lorenzo. Tecnos, 1971, 1989.
colectividades matemáticas con sus respectivas publicaciones. The architecture of modern mathematics.Dirigido por J. Ferreirós y J. Gray.
Estas cuestiones conducen a inversiones y rupturas epistemoló- Oxford University Press, 2006.
The philosophy of mathematical practice.Dirigido por Paolo Mancosu.
gicas que se plasman en distintas formas de hacer, de trabajar
Oxford University Press, 2008.
la matemática, y que, por ello, se reflejan en diferentes estilos. Filosofía sintética de las matemáticas contemporáneas.Fernando Zalamea.
El hacer matemático es mucho más rico de lo que contemplan Universidad Nacional de Colombia, 2009.
los fundamentalismos, ya sean lógico-formales o intuicionistas. PhiMSAMP: Philosophy of mathematics: Sociological aspects and
Acudiendo a la historia, y no por la historia misma, sino mathematical practice.Dirigido por B. Löwe y T. Muller. College
Publications, 2010.
como forma de estudiar los problemas filosóficos, se me mostró
la existencia en el hacer matemático de diferentes ámbitos, o EN NUESTRO ARCHIVO
marcos, que he denominado figural, global y computacional. En La irrazonable eficacia de las matemáticas.Mario Livio en IyC, noviembre de 2011.
estos ámbitos se sitúan los modos de razonamiento, los criterios ¿Son reales las matemáticas?.Kelsey Houston-Edwards en IyC, noviembre de
de rigor, el enfoque con el que se consideran ontológicamente 2019.
los objetos matemáticos y también las formas demostrativas,

Filosofía de la ciencia  57
FÍSICA

Aleatoriedad y
mecánica cuántica Albert Solé y Carl Hoefer
Solé es profesor de filosofía de la física
Crónica de un diálogo entre físicos, matemáticos, en la Universidad de Barcelona.
Hoefer,profesor ICREA de filosofía de la
informáticos y filósofos física en la Universidad de Barcelona.

¿Q ué es un número aleatorio?Dada una determinada


secuencia de ceros y unos,
...01011100011011010100010111010...,
¿hay algún modo de establecer si dicha secuencia es genuina-
Si los dos átomos son idénticos, su desintegración es un evento
aleatorio. ¿Por qué no utilizamos entonces eventos físicos de
este tipo para generar números genuinamente aleatorios? Las
cosas no son tan sencillas. Es el momento de pasar de la física
mente aleatoria o si tan solo lo parece? Los matemáticos se han a la filosofía (de la física).
preocupado por esta cuestión proponiendo algunos criterios. Si, El problema radica en que hay muchas interpretaciones de
conociendo un número de la secuencia y, mediante la aplicación de la mecánica cuántica —o muchas teorías cuánticas, si se quie-
una sencilla regla, podemos conocer el número siguiente, diríamos re— que, si bien están de acuerdo en sus predicciones proba-
que la secuencia no es aleatoria. Por tanto, podríamos considerar bilísticas, difieren notablemente en cómo hay que interpretar
que una secuencia es aleatoria si no puede generarse mediante dichas probabilidades. Volviendo al ejemplo de los átomos de
reglas que sean más sencillas (que contengan menos informa- uranio, de acuerdo con la versión de la mecánica cuántica des-
ción) que la contenida en la propia secuencia. Sin embargo, no cubierta por David Bohm en 1952, aunque dos átomos estén
puede descartarse que una secuencia simple y aparentemente no caracterizados por la misma función de onda, ello no implica
aleatoria pueda ser resultado de un proceso aleatorio, del mismo que estos sean idénticos [véase «Teoría alternativa de Bohm
modo que al lanzar varias veces una moneda puede salir siempre a la mecánica cuántica», por David Z. Albert; Investigación y
cara a pesar de que la moneda no esté trucada. Esto nos lleva a Ciencia, julio de 1994]. Existe una propiedad no reflejada en la
pensar que, quizá, para saber si una secuencia es aleatoria no hay función de onda que determina si un átomo va a desintegrarse
que fijarse en la secuencia en sí, sino en el proceso seguido para o no; si esta propiedad se tiene en cuenta, la evolución de los
obtenerla. Y esto nos lleva de las matemáticas a la física. sistemas aparece como completamente determinista. Sin em-
Si pensamos en física y en aleatoriedad, a buen seguro nos bargo, la propia teoría establece límites en nuestra posibilidad
vendrá a la mente la mecánica cuántica. Suele decirse que, al de conocer dicha propiedad; de este modo, consigue replicar las
contrario que la clásica, esta es una teoría indeterminista. En predicciones probabilísticas de la propuesta estándar.
mecánica cuántica, los sistemas físicos se representan mediante Es precisamente una tarea de la filosofía de la física averiguar
una función de onda. De acuerdo con la interpretación ortodoxa, la naturaleza de la probabilidad en las distintas teorías cuánticas
dos sistemas caracterizados por la misma función de onda son y elucidar las relaciones entre determinismo y aleatoriedad.
idénticos. Sin embargo, la teoría nos dice que podemos tener También se discute si ciertos fenómenos clásicos, a pesar de ser
dos átomos de uranio con la misma función de onda y que, al deterministas, pueden considerarse aleatorios en virtud de su
pasar una hora, uno de ellos se desintegre y el otro no. Todo complejidad o de estar sujetos a dinámicas caóticas. Por otro
lo que se desprende de la mecánica cuántica es que hay cierta lado, como veremos, entra también en el debate la teoría de la
probabilidad de que el átomo se desintegre al cabo de una hora. relatividad. Como es bien sabido, esta prohíbe que ninguna señal
se transmita a una velocidad mayor que la de la luz. Por tanto, si
dos eventos lejanos ocurren de forma casi simultánea, podemos
considerar que son independientes, puesto que la influencia de
uno no habrá tenido tiempo de alcanzar al otro. Esta situación
se halla en la base de muchos procesos de obtención de números
aleatorios, que se denominan «pruebas de Bell».
IMAGEN © ICFO - INSTITUTO DE CIENCIAS FOTÓNICAS

¿Por qué es tan importante poder obtener números aleato-


rios? En la era de las comunicaciones por Internet, este asunto
tiene una importancia capital, puesto que, mediante secuencias
aleatorias, podemos cifrar la información y evitar que esta lle-
gue a las manos de un tercero. Así, existe hoy en día una gran
industria de físicos aplicados cuyo interés radica en construir
dispositivos, basados en procesos cuánticos y clásicos, que pue-
dan generar secuencias cuya aleatoriedad esté certificada.
Generador cuánticode números aleatorios presentado en el congreso Podemos comprender ahora cómo la cuestión de la aleato-
por Morgan Mitchell y Carlos Abellán, del ICFO. riedad incumbe a matemáticos, informáticos, filósofos y físi-

58  TEMAS 100


cos. El congreso «Aleatoriedad en física cuántica y más allá», observador ajeno) puede ser amplificada cuánticamente hasta
organizado por el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) con obtener una aleatoriedad casi perfecta.
apoyo financiero de la Fundación John Templeton y celebrado
en Barcelona en mayo de 2015, constituyó una inusual invi- Matemática y computación
tación al diálogo entre estas comunidades y cosechó un gran Algunos matemáticos e informáticos abordaron los requerimien-
éxito. Los contenidos discutidos durante la semana que duró tos que deben cumplir los generadores cuánticos de números
dicho evento son, de lejos, demasiado ricos y complejos para ser aleatorios (QRNG, por sus siglas en inglés) para ser del todo
adecuadamente presentados en esta breve reseña. Podemos, sin inmunes al ataque de un «adversario» criptográfico. Dichos re-
embargo, ofrecer al lector una muestra de los temas principales querimientos son sorprendentemente exigentes, aunque alcanza-
que surgieron en varias presentaciones. bles con técnicas ya existentes. En la cuestión de la certificación
de la aleatoriedad, mucho depende de qué tipo de escenario
Física paranoico se quiera excluir. Para los más cercanos al mundo de
Muchas de las ponencias por parte de los físicos abordaron, de la criptografía, lo que se quiere descartar es cualquier escenario
un modo u otro, las mencionadas pruebas de Bell. Un experi- en el cual el «adversario» tenga una manera de predecir el resul-
mento paradigmático de esta clase consiste en dos partículas tado que saldrá del QRNG. Por este motivo, es crítico el proceso
que, encontrándose en un estado cuántico «entrelazado», son mediante el que se decide el parámetro que se medirá en cada
enviadas cada una de ellas a un ala distinta del laboratorio. En ala del experimento, pues, si un adversario puede adivinar dichos
cada ala se encuentra un físico, presto a medir una propiedad parámetros, teóricamente tiene una herramienta que le permite
o parámetro (de su elección) de la partícula en cuestión, siendo romper la aleatoriedad de los resultados de una prueba de Bell.
ambas mediciones prácticamente simultáneas. La idea aquí es
que ni la elección del parámetro que se mide en un ala ni el Filosofía
resultado obtenido en dicha ala pueden afectar a los resultados Los filósofos que participaron en el congreso —y algún que otro
de la otra ala, si se asume que ninguna influencia puede viajar físico— tendían a cuestionar las premisas que se asumen para
a una velocidad mayor que la de la luz. La cuestión relevante certificar la aleatoriedad de los resultados de una prueba de Bell.
es si puede demostrarse que los resultados obtenidos en cada Un motivo principal subyace a su escepticismo: la mencionada
ala son genuinamente aleatorios, excluyéndose que estos ven- teoría de Bohm. En esta versión de la mecánica cuántica, com-
gan determinados por propiedades poseídas, antes del acto de pletamente determinista, no hay aleatoriedad intrínseca. ¿Cómo
la medición, por el sistema cuántico, el aparato de medida, o sortea entonces las pruebas de aleatoriedad de Colbeck, Renner
ambos. y otros? Estas pruebas asumen que no hay una conexión causal
En una serie de trabajos realizados durante la década de entre la elección de qué parámetro se mide en un ala y el resul-
los sesenta del siglo pasado y otros posteriores, el físico John tado obtenido en la otra ala. Sin embargo, este tipo de conexión
Bell mostró que si se asume (i ) que no se da ninguna forma no local es postulada precisamente por la teoría de Bohm, sin
de influencia a distancia instantánea, (ii) que los físicos en las que ello implique ni coincidencias globales inverosímiles ni una
distintas alas del experimento pueden elegir libremente qué falta de libertad en la elección de los parámetros, excepto en el
propiedad desean medir, justo antes del evento de la medición, sentido trivial en que el determinismo se halla siempre en tensión
y (iii) que los resultados de las mediciones vienen determinados con la libertad.
por propiedades intrínsecas de las partículas y de los aparatos Es cierto que la mayoría de los físicos están dispuestos a
en cada ala (y que dichas propiedades no están coordinadas de descartar la teoría de Bohm por asuntos que aquí no vienen
modo conspiratorio con las elecciones libres de los físicos de al caso. Pero, dado que esta resuelve el notorio problema de
cada ala), entonces existen unos límites determinados en el nivel la medida en mecánica cuántica, muchos filósofos creen que
posible de correlación entre los resultados de las mediciones. no se debe descartar que una teoría parecida a la de Bohm pu-
Límites que los sistemas de partículas cuánticas entrelazadas diera eventualmente reemplazar a la interpretación estándar,
violan ampliamente en muchísimos experimentos realizados eliminando de nuevo la aleatoriedad de nuestra imagen de la
desde 1977. Por tanto, los físicos —que aceptan (i ) y (ii)— con- naturaleza. El misterio de si vivimos en un mundo genuinamente
cluyen que los resultados no vienen determinados de antemano, aleatorio sigue vivo.
es decir, que son genuinamente aleatorios.
Algunos de los principales artículos de referencia sobre prue-
bas de Bell y la generación de números aleatorios certificados PARA SABER MÁS
son obra de autores como Roger Colbeck, de la Universidad de Philosophical consequences of quantum theory: Reflections on Bell’s
York, Antonio Acín, del ICFO, Renato Renner, del Instituto de theorem.Dirigido por James T. Cushing y Ernan McMullin. University of
Física Teórica en Zúrich, o Stefano Pironio, de la Universidad Notre Dame Press, 1989.
Lo decible y lo indecible en mecánica cuántica.J. S. Bell. Alianza Editorial, 1991.
Libre de Bruselas, los cuales presentaron en el congreso sus
Random numbers certified by Bell’s theorem.S. Pironio, A. Acín, S. Massar
trabajos más recientes. y otros en Nature, vol. 464, págs. 1021-1024, 2010.
Las principales novedades tienen que ver con análisis ela- Página web del congreso Randomness in quantum physics and beyond, celebrado
borados acerca de las condiciones de la «libre elección» del en Barcelona en mayo de 2015 http://qrandom.icfo.eu
parámetro que se pretende medir en cada ala del experimen- EN NUESTRO ARCHIVO
to. Mientras que en los estudios clásicos se asumía la libertad
La certeza del azar cuántico.Antonio Acín, Serge Massar y Stefano Pironio
completa de esas elecciones (su aleatoriedad con respecto a en IyC, enero de 2012.
todos los otros aspectos del experimento y de su entorno), en Un test de Bell sin escapatorias.Carlos Abellán, Waldimar Amaya y Morgan
las investigaciones recientes se ha demostrado que una canti- W. Mitchell en IyC, enero de 2016
dad pequeña de aleatoriedad en la elección del parámetro (una Fronteras de la física cuántica.VV. AA. Colección Temas , n.o 86, 2016.
predictibilidad incompleta de dicha elección por parte de un

Filosofía de la ciencia  59
FÍSICA

La frontera filosófica de
la cosmología moderna Francisco José
Soler Gil
Investigador Ramón y
La cosmología es la disciplina física que guarda una mayor Cajal en la Universidad
de Sevilla y miembro
frontera común con la filosofía. Trazar un mapa completo del grupo de
investigación en
de las líneas de intercambio entre ambas sigue siendo, filosofía de la física de
la Universidad de
sin embargo, una tarea pendiente Bremen.

E
l nacimiento de la cosmología de nuestro tiempo, es decir, qué aspectos de las leyes de la naturaleza son fundamentales y
el estudio del universo considerado como un sistema físico cuáles se deben a las condiciones de contorno, no parece haber
ordinario, suele datarse en un famoso artículo publicado otra alternativa para explorar la cuestión que la de una apuesta
por Albert Einstein en 1917, donde el físico alemán aplicaba su re- a priori basada en algún tipo de consideraciones filosóficas so-
cién formulada teoría de la relatividad general al universo como bre las características esenciales de la naturaleza; por ejemplo,
un todo. En las últimas décadas, la cosmología se ha convertido sobre el carácter cuántico de las leyes fundamentales o sobre
en una disciplina vigorosa y con buena reputación dentro de la el carácter aleatorio de las condiciones iniciales del universo.
física. Sin embargo, en todo este tiempo no ha perdido su carác- Por otra parte, el estudio del universo como un todo nos
ter de comarca fronteriza con, al menos, tres ámbitos relaciona- sitúa ante un objeto que tal vez se extienda espacialmente mu-
dos entre sí: el tecnológico, el teórico y el filosófico. cho más allá del límite desde el que resulta físicamente posible
En primer lugar, podemos hablar de los límites de la cos- recibir información, y temporalmente hacia el futuro en escalas
mología en un sentido tecnológico: el alcance de los mejores de duración incomparablemente mayores que todo el tiempo
instrumentos y técnicas de análisis señala una barrera —afor- transcurrido hasta ahora. Añádase que, muy posiblemente, el
tunadamente móvil, al menos hasta ahora— en la adquisición universo atravesó en el pasado por fases en las que las condi-
de la información empírica imprescindible para desarrollar y ciones de temperatura y energía eran muy distintas de las que
poner a prueba las teorías. Por otro lado, lo anterior implica una
brumosa línea de indefinición teórica, generada por la falta de
datos que permitan discriminar entre las diferentes teorías y mo-
delos en disputa (como, por ejemplo, los relativos a los primeros
instantes del universo). Por último, la presencia de modelos teó-
ricos alternativos entre los cuales no es fácil decidir por medios
puramente empíricos nos obliga a acudir a todo nuestro arsenal
de ideas y, a fin de buscar pistas que nos permitan formular y
reconocer los modelos más prometedores, rebuscar entre todo
lo que hemos llegado a pensar y a creer sobre el carácter de la
naturaleza y sobre las teorías que tratan de describirla. Y, al
obrar así, la cosmología camina con frecuencia sobre la frontera
misma entre la física y la filosofía.
Existen poderosas razones de fondo que permiten defender
que la cosmología es, hoy por hoy —y cabe decir que conservará
siempre este estatus—, la disciplina física que guarda una ma-
yor frontera común con la filosofía. A continuación mencionaré
algunas.
Para empezar, el carácter único del universo nos impide dis-
tinguir con claridad qué leyes de la naturaleza son fundamenta-
les y cuáles se deben simplemente a las condiciones iniciales o
de contorno del universo. Esta situación constituye un problema,
GETTY IMAGES/YULYAO/ISTOCK

sobre todo si nos planteamos la posibilidad de que nuestro uni-


verso no sea más que un dominio particular de otra unidad física
mayor (alguna forma de multiverso). En semejante contexto,
el estudio del origen de nuestro mundo requeriría conocer las
leyes físicas fundamentales de ese marco mayor en el que se
origina. Pero, puesto que no podemos distinguir empíricamente

60  TEMAS 100


podemos reproducir en el laboratorio o inclu- La cosmología hace Por ejemplo, la antigua idea de que, en
so de las que podemos observar en cualquier sus rasgos generales, el universo debería ser
fenómeno astrofísico. Todo ello convierte a contacto con muy simple se plasma en la cosmología mo-
la cosmología en la disciplina física con las
extrapolaciones más arriesgadas, tanto en el
preguntas que han derna en forma del «principio cosmológico»:
este afirma que, a grandes escalas, el univer-
espacio y el tiempo como en la escala energé- interesado a la so es espacialmente homogéneo e isótropo.
tica. Extrapolaciones que afectan, entre otras Aceptarlo es una opción filosófica, ya que no
cuestiones, a la validez de las leyes físicas humanidad desde puede decidirse empíricamente. Es cierto que
conocidas y al comportamiento esperado de
la materia en condiciones energéticas no ob-
tiempos el universo observable (la parte del universo
de la que podemos recibir información) pre-
servables. Al igual que el caso anterior, como inmemoriales. Por senta ese aspecto cuando lo consideramos en
único fundamento posible de tales extrapola- bloques de unos 100 megapársecs de lado o
ciones se hace preciso recurrir a argumentos ello, el cosmólogo más. Sin embargo, y como tantas veces en
filosóficos sobre el comportamiento esperable
y no esperable de los fenómenos naturales.
se encuentra cosmología, el problema aparece cuando in-
tentamos justificar la extrapolación de tales
Pero, además, la cosmología es un cam- sometido con resultados a regiones situadas mucho más
po en el que la ciencia moderna entra en allá de lo que podemos observar.
contacto con preguntas que han interesado a especial intensidad Si atendemos ahora a la dirección con-
la humanidad desde tiempos inmemoriales: al peso de la traria, encontraremos que también de la
cuestiones como las propiedades y las fron- reflexión sobre los modelos cosmológicos
teras del tiempo y del espacio; los orígenes y historia del vigentes pueden extraerse importantes con-
los fines últimos de la naturaleza; el lugar del
ser humano en el orden cósmico, y otras del
pensamiento secuencias y temas de estudio para la filoso-
fía de la naturaleza. Entre ellos, el carácter
mismo tenor. Al ocuparse de tales enigmas, de objeto ordinario que parece presentar
el cosmólogo se encuentra sometido con especial intensidad al el universo; la existencia de una racionalidad y orden global
peso de la historia del pensamiento, y, muy en particular, a la en el cosmos; la capacidad humana para describir la realidad
influencia de los distintos arquetipos y esquemas cosmológicos natural, incluso a esa escala global; las particularidades teleo-
recurrentes, como el de los universos cíclicos, el del caos primi- lógicas que —al menos en apariencia— presentan las leyes y las
genio o el del eterno retorno, los cuales ejercen desde hace mi- constantes de la naturaleza (el llamado «problema del ajuste
lenios una fascinación innegable y que dan lugar, hoy también, fino» de dichas leyes y constantes); o el debate sobre el signi-
a determinadas preferencias a la hora de elaborar modelos o de ficado de la infradeterminación de los modelos cosmológicos
seguir líneas de investigación. por su base empírica.
Por estas y otras razones, puede afirmarse que la cosmología Podríamos intentar completar este listado con otras cuestio-
de nuestro tiempo constituye una disciplina apasionadamente nes de indudable interés. Pero, aun así, estaríamos todavía muy
híbrida entre la física y la filosofía. Sin embargo, tal vez lo más lejos de haber trazado con ello un mapa completo de los temas
sorprendente sea que este hecho ha pasado más bien desaper- filosóficos de la cosmología. En realidad, ese mapa no existe: aún
cibido durante décadas. Es cierto que, ya en la segunda mitad no disponemos de un compendio que pueda presumirse más o
del siglo xx, un analista de la ciencia tan agudo como Karl Pop- menos completo de las líneas de interacción entre la física y la
per se refirió a la cosmología como «la más filosófica de todas filosofía que emergen en esta apasionante comarca fronteriza
las ciencias». Pero han tenido que ser trabajos muy recientes, que constituye la cosmología actual. El lector interesado podrá
como los del físico teórico George Ellis o los del historiador de encontrar algunos tanteos preliminares en la bibliografía reco-
la ciencia Helge Kragh, los que han despertado finalmente el mendada al final de este artículo, pero la situación es todavía
interés por los múltiples puntos de interacción entre la cosmo- muy dinámica —afortunadamente— en esta joven disciplina.
logía y la filosofía. Parece que aún tendrá que transcurrir mucho tiempo hasta que
Esa interacción procede hoy en ambas direcciones. Por una se agoten las sorpresas y comience el período de cristalización
parte, hay supuestos filosóficos generales sobre el modo de ser de la filosofía de la cosmología en obras de referencia clásicas.
del mundo que, en la elaboración de los modelos cosmológicos,
desempeñan un papel importante en forma de postulados. Por
otra, de los modelos cosmológicos pueden también extraerse PARA SABER MÁS

consecuencias para las cosmovisiones filosóficas actuales. En Kosmologische Betrachtungen zur allgemeinen Relativitätstheorie.Albert
un texto breve como este no es posible detallar tales líneas de Einstein en Preussische Akademie der Wissenschaften, Sitzungsberichte. Parte 1,
intercambio; sin embargo, sí pueden enunciarse algunas que el págs. 142-152, 1917.
Cosmology and controversy.Helge Kragh. Princeton Academic Press, 1996.
lector encontrará si se decide a explorar esta comarca fronteriza. Issues in the philosophy of cosmology.George Ellis en Handbook in the
Algunos supuestos, ideas y debates de carácter filosófico so- philosophy of science: Philosophy of physics, part A, dirigido por Jeremy
bre el modo de ser de la naturaleza que desempeñan un papel en Butterfield y John Earman, Elsevier, 2007. Disponible en arxiv.org/abs/
la construcción de los modelos cosmológicos, son, por ejemplo, astro-ph/0602280
La cosmología en el siglo xxi: Entre la física y la filosofía.Juan Arana et al.
los siguientes: el supuesto de la simplicidad del universo a gran
Publicacions Universitat Rovira i Virgili, 2012.
escala; el supuesto de que no ocupamos ningún lugar especial El universo a debate.Francisco José Soler Gil. Biblioteca Nueva, 2016.
en el cosmos; los debates en torno a si los infinitos pueden o
EN NUESTRO ARCHIVO
no pueden darse realmente en la naturaleza; o los debates en
torno a la estaticidad o carácter evolutivo de la naturaleza a Física y filosofía.Francisco José Soler Gil, en este mismo número.
gran escala.

Filosofía de la ciencia  61
FÍSICA

Física y filosofía
Francisco José Soler Gil
Investigador Ramón y Cajal
en la Universidad de Sevilla
y miembro del grupo de
investigación en filosofía de
la física de la Universidad
Diálogos del descubrimiento de la naturaleza de Bremen.

C
asi a la manerade la feliz simbiosis de Sherlock Holmes Podría parecer que, si esto es así, entonces es solo cuestión
con el doctor Watson, el físico y el filósofo se enfrentan de gustos inclinarse por una u otra de las interpretaciones po-
juntos, desde los mismos comienzos de la ciencia moder- sibles de las teorías. Pero lo cierto es que cada una de ellas trae
na, al gran enigma de la naturaleza. consigo sus propios retos, y también sus potencialidades. Cada
También se enfrentan entre sí. Pues, como en el caso de las interpretación sugiere líneas de trabajo diferentes. Y mientras
grandes parejas literarias, las habilidades y el carácter de los dos algunas de esas vías no sirven para aumentar nuestra com-
personajes son desiguales, y la relación resultante una forma prensión del mundo, otras aportarán las claves que permitirán
de amor-odio. El físico ama el detalle, la predicción exacta y la desarrollar finalmente nuevas teorías más explicativas. Por eso
caja de herramientas matemáticas. El filósofo, en cambio, se es tan importante la filosofía de la física.
interesa más por el significado de los conceptos usados en las ¿Y de qué se ocupa la filosofía de la física en la actualidad?
explicaciones; y también por la visión de conjunto: el enlace de Las dimensiones de este artículo no permiten trazar una pano-
las distintas ramas de la física entre sí, y de lo que nos dice la rámica completa. Pero sí cabe mencionar algunos ejemplos. Uno
física con respecto al resto del saber. de los asuntos más controvertidos, en el que los propios físicos
Lo que liga a tan disparejos personajes —dejando de lado acuden de buena gana a conferencias filosóficas y recurren con
el pequeño detalle de que no pocas veces ambos concurren en cierta frecuencia a argumentos filosóficos como puntos de apo-
una misma persona— es la fascinación ante la profunda racio- yo, es el de la gravitación cuántica.
nalidad que se insinúa en el despliegue ordenado y repetitivo Buena parte de los físicos teóricos están convencidos de que
de los fenómenos del mundo. ¿Hay un orden objetivo completo la teoría de la relatividad general no puede ser la última palabra
de la naturaleza? ¿Cómo es? ¿Qué conceptos son necesarios en la descripción de la fuerza gravitatoria y de que debe existir
para describirlo? ¿Se puede describir de varias formas alter- una teoría cuántica de esta fuerza, de la cual la descripción
nativas? ¿Y cómo se relacionarían estas entre sí? einsteiniana sería tan solo una buena aproximación. Ahora bien,
Al desafío planteado por esas pregun-
tas, el físico teórico responde mediante
la elaboración de modelos matemáticos
que intentan dar cuenta de lo que el fí-
sico experimental observará en distintas
situaciones. Y de teorías más generales
que agrupen clases de estos modelos en
un esquema sintético.
Por su parte, el filósofo propone, en pri-
mer lugar, ideas que podrían guiar la cons-
trucción de los modelos físicos. Después,
cuando el físico presente sus modelos, el
filósofo le preguntará cómo deberíamos
pensar que es el mundo, si los modelos y
las teorías presentadas fueran correctas.
Es decir, el filósofo planteará el problema
de la interpretación de las teorías físicas
y explorará las distintas posibilidades
abiertas. Tal problema no existiría, desde
luego, si cada teoría estuviera asociada
unívocamente con determinados tipos de
GETTY IMAGES/FRANCESCOCH/ISTOCK

entidades (partículas, ondas, campos, etcé-


tera) de rasgos bien definidos. Pero este
no es el caso más frecuente. Lo habitual
es que las teorías dejen lugar a distintas
concepciones del tiempo, del espacio, de
los pobladores básicos del mundo y hasta
de la naturaleza de sus interacciones.

62  TEMAS 100


de momento, no existen fenómenos que cuestionen la validez diferencia entre pasado, presente y futuro. La relación particular
de la teoría general de la relatividad. En estas circunstancias, entre presente y existencia, que parece ser un elemento básico
no resulta exagerado decir que, en gran medida, la convicción de nuestra experiencia del tiempo, a duras penas puede consi-
de los físicos que exploran este campo está impulsada por ideas derarse como algo real desde el marco relativista. Esta cuestión,
filosóficas acerca del modo de ser íntimo de la naturaleza y que torturó intensamente al propio Einstein, se ha agravado
también de la manera en que debería buscarse una compleción más y más con la mayor parte de los modelos preliminares de la
de la física teórica: una teoría final. gravitación cuántica. Pues el tiempo parece perder en ellos todos
La labor del filósofo en las discusiones en torno a la gravita- sus rasgos distintivos, hasta desaparecer o transformarse en
ción cuántica es múltiple. Por un lado, repasa críticamente los una dimensión idéntica a las espaciales. ¿Hay que concluir que
argumentos que se han propuesto para justificar esta empresa, el tiempo es una ilusión, o una realidad derivada? ¿O más bien
tratando de valorar la fuerza de cada uno de ellos. Por otro, ana- que los modelos que así lo describen no pueden ser correctos?
liza las razones esgrimidas en la controversia entre los distintos La falta de espacio nos impide mencionar los serios desa-
programas de la gravitación cuántica. Y procura identificar las fíos interpretativos asociados a la mecánica estadística y que
dificultades conceptuales y las posibles vías de desarrollo de guardan relación, sobre todo, con la comprensión del paso de
cada propuesta (véase, por ejemplo, el quinto capítulo del libro la pintura mecánica del microcosmos a las leyes macroscópicas
de Rickles citado abajo). de la termodinámica. Y también habrá que dejar de lado las
Una teoría física ya existente y plenamen- múltiples y fascinantes cuestiones que acom-
te aceptada, pero que proporciona numero-
sos temas de reflexión para el filósofo es la
Cuando el físico pañan a la cosmología física actual, desde
la discusión acerca del alcance real de esta
teoría cuántica de campos. De estos temas, presenta sus disciplina (¿ciencia del universo, o del uni-
verso observable?) hasta el debate en torno
quizás el más importante sea la cuestión de
qué realidad física fundamental está real- modelos, el filósofo a la idea de los multiversos.
mente describiendo la teoría: ¿partículas, le pregunta cómo Pero no quisiera concluir este artículo sin
campos u otro tipo de entidades de carácter referirme al menos a la importancia crecien-
más o menos híbrido? deberíamos pensar te de la física experimental en las reflexiones
La respuesta más intuitiva, la que se
obtiene casi invariablemente de los físicos
que es el mundo si de la filosofía de la física. Durante mucho
tiempo, la física experimental no había con-
que la manejan como mero instrumento de estos fueran citado demasiada atención por parte de los
cálculo, es que se trata de una teoría sobre filósofos porque era vista como un conjunto
partículas. Pero el carácter de las partículas correctos más o menos rutinario de procedimientos
descritas por la teoría cuántica de campos de confirmación (o refutación) de las teorías.
se aleja tanto del concepto clásico (por ejemplo, dichas partí- Pero en las últimas décadas, sobre todo a partir de las inten-
culas no pueden hallarse localizadas en ninguna región finita sas controversias de finales del siglo pasado mantenidas con
del espaciotiempo), que dicha interpretación se vuelve dudosa. los sociólogos constructivistas de la ciencia («guerras científi-
Máxime teniendo en cuenta que la teoría describe estados físicos cas»), la percepción de la actividad experimental ha cambiado
con un número de partículas indeterminado y que el número radicalmente. De manera que hoy se reconoce, por ejemplo, la
de partículas existente en una situación dada parece ser depen- necesidad de tener en cuenta las constricciones que los físicos
diente del contexto o del observador. Las partículas de la teoría experimentales aplican en los procesos de medida, de cara a
cuántica de campos son entidades verdaderamente misteriosas. superar una falsa pero extendida interpretación de la tesis de
Sin embargo, las interpretaciones alternativas tienen también Kuhn de la inconmensurabilidad de las teorías y que impide
sus propios problemas. De manera que podríamos resumir la ver el avance que supone la sustitución de teorías a lo largo
situación en la que nos encontramos diciendo que la teoría cuán- de la historia de la física (véase el quinto capítulo del libro de
tica de campos es una teoría que predice con enorme exactitud Falkenburg citado abajo).
los resultados de ciertas medidas, pero que no sabemos qué tipo Tenemos que concluir. Y, para ello, lo mejor será cederle
de realidad está describiendo. la palabra a Albert Einstein, quien, acerca de la importancia
En general, la marca «cuántica», en cualquiera de sus ver- del diálogo entre física y filosofía, nos brindó las siguientes
siones, es garantía segura de dificultades conceptuales. La di- reflexiones:
ficultad más famosa, la más discutida, y quizá la raíz de todos «El conocimiento del trasfondo histórico y filosófico pro-
los males cuánticos, es el problema de la medida: el enigma de porciona una independencia con respecto a los prejuicios de la
cómo es que las medidas proporcionan valores concretos de las propia generación que padecen la mayor parte de los científicos.
magnitudes dinámicas de los sistemas cuánticos, habida cuenta Esta independencia creada por la percepción filosófica es, en
de que estos sistemas suelen hallarse en estados definidos como mi opinión, la marca que distingue entre un mero artesano o
una superposición de tales valores. Las múltiples interpretacio- especialista y un buscador real de la verdad».
nes de la mecánica cuántica que se han venido y aún se vienen ¿Qué más habría que añadir?
proponiendo desde la formulación de la teoría son, en esencia,
intentos de solución a este enigma, que nos impide conocer
realmente qué clase de mundo es el mundo cuántico. PARA SABER MÁS
Pero incluso teorías más clásicas, como la relatividad de Aristóteles en el mundo cuántico.Francisco José Soler Gil. Comares, 2003.
Einstein, presentan aristas inquietantes para el filósofo de la Particle metaphysics.Brigitte Falkenburg. Springer, 2007.
física. En concreto, la teoría especial de la relatividad plantea Contemporary philosophy of physics.Dean Rickles. Ashgate, 2008.
Los sótanos del universo.Juan Arana. Biblioteca Nueva, 2012.
—y la teoría general no está claro que resuelva— el problema del
estatuto ontológico del «ahora» y de cómo hay que entender la

Filosofía de la ciencia  63
FÍSICA

Libertad y belleza en
La théorie physique Alfredo Marcos
Catedrático de filosofía
El pensamiento de Pierre Duhem busca la superación de la ciencia en la
Universidad de
de las tensiones entre ilustración y romanticismo Valladolid.

P
ierre Duhemes el autor de uno de los libros señeros den- que tampoco sobrevivió. La vida de Duhem, en lo personal, se
tro del campo de la filosofía de la ciencia. Su título original centró entonces en el cuidado de Hélène. Puede leerse la emotiva
en francés es La théorie physique. Son object, sa structure y lúcida correspondencia que Pierre le dirigió (Lettres de Pierre
(«La teoría física. Su objeto, su estructura»). La obra ha ejerci- Duhem à sa fille Hélène, 1994), y que tanto recuerda la relación
do un influjo determinante en autores de todas las tendencias. epistolar entre Galileo y su hija.
Su método para el análisis de las teorías físicas tuvo gran En lo profesional, consagró su labor a la investigación en
influencia sobre la filosofía de los neopositivistas. Su crítica al termodinámica y en electromagnetismo, a la filosofía y a la
verificacionismo (la idea de que los datos experimentales pue- historia de la ciencia. Impartió clases en Lille y Burdeos. Nunca
den verificar definitivamente una teoría) precedió a la de Karl obtuvo un puesto en París debido a sus posiciones ideológicas,
Popper. A partir de la crítica duhemiana al falsacionismo (los muy alejadas de las de las clases dirigentes de la época. Dejó,
datos empíricos pueden refutar definitiva- además, una obra pictórica más que nota-
mente una teoría) se desarrolló una concep- ble. El científico húngaro Stanley Jaki ha
ción holística de la ciencia que ha servido escrito acerca de la relación entre la física y
de inspiración al filósofo estadounidense la pintura de Pierre Duhem (The physicist
W. O. Quine. El holismo también ha sido as artist: The landscapes of Pierre Duhem,
defendido por los estructuralistas contem- 1988). El propio Duhem se consideraba
poráneos; alguno de ellos, como el español principalmente un físico, si bien sus méri-
Ulises Moulines, han apoyado una concep- tos en historia y filosofía de la ciencia son
ción instrumentalista de la ciencia inspirada también de primera magnitud. Fue uno de
en la obra de Pierre Duhem. La importancia los fundadores de la historia de la ciencia
que Duhem otorgó a la historia de la cien- como disciplina autónoma y el descubridor
cia ha tenido su reflejo en la obra de los de la ciencia medieval, que se creía prácti-
historicistas, como Thomas Kuhn. La liber- camente inexistente hasta la publicación de
tad metodológica que Duhem propone, así su monumental obra Le système du monde
como su tendencia a rehabilitar tradiciones (diez volúmenes publicados también hace
distintas de la propia ciencia, lo aproximan un siglo, entre 1913 y 1915).
a Paul Feyerabend. Y, por último, Duhem Es evidente que la figura del científico
también ha servido de inspiración a los que francés, tan polifacética, es inabordable
abogamos por una concepción prudencial de en el breve formato de un artículo. Por eso
la racionalidad. me centraré tan solo en dos aspectos de su
Como se ve, las ideas que Pierre Duhem Théorie physique que considero de especial
expuso en su libro La théorie physique han interés y actualidad: su insistencia en la li-
resultado claves para el desarrollo de toda la bertad metodológica del científico y en las
filosofía de la ciencia posterior. Sin embar- cualidades estéticas de la teoría física.
go, el propio autor resulta poco conocido incluso en ambientes Ha existido siempre una polarización entre lo sentimental y
científicos y filosóficos. En 2014 se cumplirá un siglo desde la lo racional. La manifestación histórica de esta dicotomía antro-
segunda edición de La théorie physique, a partir de la cual se pológica la vemos en el debate «eterno» entre tendencias román-
WIKIMEDIA COMMONS/DOMINIO PÚBLICO

han realizado las recientes ediciones francesas (1989, 2007) y ticas e ilustradas. El historiador de la ciencia de Harvard Gerald
las traducciones inglesa (1954) y española (2003). Bueno sería Holton caracteriza incluso la posmodernidad como una revuelta
que llegásemos a dicha efeméride con un conocimiento y aprecio neorromántica. Ciertos autores se han puesto descaradamente
más justo del pensador francés. del lado del sentimiento; otros, de la razón. Unos han adoptado
Pierre Duhem nació en París en 1861 y murió en Cabrespine posiciones claramente románticas; otros, ilustradas. Pero no son
en 1916. La mejor fuente para sus datos biográficos la tenemos pocos los que han pretendido algún género de integración de los
en el libro de su hija Hélène (Un savant français: Pierre Duhem, dos polos. Duhem propone una respuesta integradora al debate
1921). La esposa de Pierre murió al dar a luz a su segundo hijo, de su tiempo entre ilustración y romanticismo.

64  TEMAS 100


Su filosofía de la física presenta un En la construcción de la física queda
doble recorrido. Por una parte, hace siempre un cierto margen de libertad,
un análisis lógico de la teoría física y es decir, ni la lógica ni los datos expe-
de su conexión con la experiencia. Por rimentales determinan por completo la
otra, muestra el desarrollo histórico de aceptación o rechazo de una teoría. Así,
la física y sus relaciones con la metafí- lo más que podemos esperar de la física
sica, el sentido común y estético, y el es una clasificación útil de los hechos y
lenguaje común. El resultado del pri- las leyes, economía mental y prediccio-
mer itinerario es un claro instrumen- nes eficaces. En resumen, nos hallamos
talismo, pero en el segundo la física ante una concepción instrumentalista
recobra su realismo. de la física. Hasta aquí llega el recorrido
Sigamos el primer camino. La del análisis lógico. Pero esta posición
metodología duhemiana es hipotéti- tan cruda se matiza con el recorrido
co-deductiva. El surgimiento de las histórico.
hipótesis en la mente del científico La historia de la física nos hace ver
requiere trabajo, maduración reflexi- que la representación de los hechos es
va y familiaridad con el fenómeno en cada vez mejor, más ordenada, simple,
cuestión. Pero la hipótesis —nos dice exacta y coherente. El horizonte últi-
Duhem— «germina en él sin él». Y, mo de la teoría física, según Duhem, es
una vez concebida la idea, su «libre llegar a ser una «clasificación natural»
y laboriosa actividad debe entrar en de los hechos. La clasificación natural
juego» para «desarrollarla y hacerla «es la forma ideal hacia la que debe
fructificar». No hay lógica del descu- tender la teoría física». El concepto
brimiento, hay un acto creativo, prepa- de clasificación natural es clave para
rado por un libre proceso de madura- corregir el instrumentalismo; a través
ción y prolongado en investigaciones a del mismo se tiende un puente entre la
las que también atribuye Duhem una teoría física y la realidad.
gran libertad metodológica. La idea de que la ganancia en sim-
La experiencia interviene al final. plicidad y en orden nos aproxima a la
El científico, tras desarrollar la hi- La idea de que la realidad no deriva del análisis lógico,
pótesis y hacer predicciones, puede sino de la convicción de que la natu-
compararlas con la experiencia. Pero ganancia en simplicidad raleza es simple y ordenada. Contie-
Duhem se muestra escéptico sobre y orden nos aproxima a ne, además, connotaciones estéticas.
los resultados de dicha comparación. En Duhem, la libertad metodológica es
Pone en pie una seria crítica al verifi- la realidad no deriva del muy amplia, y la función del científico
cacionismo y al falsacionismo. Si de
una hipótesis (H) se sigue un hecho
análisis lógico, sino de la es creativa, como la del artista. Late
aquí la idea platónica del mundo como
observacional (O) y, efectivamente, convicción de que la un cosmos, en su triple sentido de or-
este es observado, entonces tenemos den, belleza y realidad. Lo bello nos
lo siguiente: (HO)O. De ahí no se naturaleza es simple acerca a lo real, y la teoría científica
sigue H. Luego, en estricta lógica, no
hay modo de verificar una hipótesis.
y ordenada tiende históricamente hacia un estado
de clasificación natural que contiene
Tampoco de refutarla. En efecto, de las notas de simplicidad y orden, de
(HO)O se sigue H, pero el es- belleza en suma.
quema es demasiado simple respecto de la ciencia real. Para La captación del progreso de la teoría física hacia una clasifi-
obtener la predicción necesitamos, además de la hipótesis, un cación natural no es estrictamente lógica. La subdeterminación
amplio conjunto de enunciados que actúen como supuestos que deja como estela el análisis lógico viene a ser paliada, sin
auxiliares. Llamemos a este conjunto A. El esquema quedaría pérdida de racionalidad, por otros elementos. El mensaje del
así: ((HA)O)O, de donde se sigue que (HA), es decir, progreso científico va dirigido al ser humano completo, con su
HA. En otras palabras, o bien la hipótesis es falsa, o bien ha experiencia sensorial, su intelecto, sus emociones y sentimientos,
fallado alguno de los supuestos auxiliares. Podemos, libremente, su sentido estético, sentido lógico y sentido común.
optar por revisar la hipótesis o bien alguno de los supuestos
auxiliares, pero esta decisión no nos la dicta ya la lógica, sino el
PARA SABER MÁS
buen sentido (bon sens) del científico. Este buen sentido meto-
dológico es fruto de una buena formación, de un cierto sentido Uneasy genius: The life and work of Pierre Duhem.Stanley Jaki. Martinus
Nijhoff, 1984.
común y estético, e incluso del conocimiento histórico que el Pierre Duhem. La filosofía de la ciencia en sus orígenes. A lfredo Marcos.
científico tiene de su disciplina. PPU, 1988.
Lo que se expone a la experiencia no son enunciados aislados, La teoría física. Su objeto y su estructura.Pierre Duhem. Herder, 2003.
sino grandes zonas de la física (HA). Algunos pensadores, como La théorie physique. Son objet, sa structure.Pierre Duhem. Vrin, 2007.
«Pierre Duhem». Roger Ariew en Stanford Encyclopedia of Philosophy. http://
Quine, han sugerido que, en realidad, en cada experimento se
plato.stanford.edu/entries/duhem, actualizado el 20 de enero de 2011.
pone en juego toda la ciencia. Esta doctrina se denomina holismo
o tesis Duhem-Quine.

Filosofía de la ciencia  65
QUÍMICA

¿Es posible una


filosofía de la química? Anna Estany
Catedrática de filosofía de
la ciencia en la Universidad
Cómo remediar el tradicional olvido filosófico de esta ciencia Autónoma de Barcelona.

E
s opinión prácticamenteunánime que la química ha sido de la química no se ha desarrollado en la misma medida en
la gran olvidada por parte de la filosofía de la ciencia. Di- que lo han hecho la química propiamente dicha y su historia?
versos trabajos en las últimas décadas se han preguntado Entre las razones de ese olvido distinguimos las que se re-
por las razones de tal omisión. El objetivo de este artículo es do- fieren a cuestiones epistemológicas, ontológicas y metodológi-
ble: por un lado, analizar las principales razones de esta falta de cas, de las relacionadas con la química aplicada. En el primer
interés por la química; por otro, proponer una serie de retos a grupo se incluiría el hecho de que la filosofía de la ciencia se
los que la filosofía de la química debe enfrentarse en el siglo xxi. desarrolló, entre los años treinta y sesenta del siglo pasado, bajo
La filosofía de la química ha tenido un desarrollo inferior a el predominio del empirismo lógico, con atención preferente
otras ramas de la filosofía de la ciencia. Solo hay que revisar las a la ciencia teórica. Ahora bien, en general, los químicos han
revistas, actas de congresos y libros para darse cuenta de que la estado más centrados en el aspecto experimental de la ciencia,
filosofía de la química no tiene el mismo anclaje institucional el cual, para el empirismo lógico, quedaba subordinado a la
que la filosofía de la física, de la biología, de la psicología o de teoría. No obstante, incluso cuando las tradiciones experimen-
las ciencias sociales. Ello contrasta con el notable desarrollo tales cobraron una influencia filosófica notable, como en el caso
de la historia de la química, que incluso ha sido utilizada por de Ian Hacking, de la Universidad de Toronto, quien defiende
algunos filósofos como fuente de casos de estudio. Así ocurre que la experimentación no ha de ser subsidiaria de la teoría, la
con Thomas Kuhn, quien concede un lugar importante a la re- filosofía de la química no experimentó el salto cualitativo que
volución química en su obra La estructura de las revoluciones cabría esperar.
científicas (1962). Contrasta también con el avance de la propia En este primer grupo de causas se hallaría también la in-
investigación química, que no desmerece en nada respecto de la fluencia del esquema de explicación nomológico-deductivo de
producción de otras disciplinas. ¿Por qué, entonces, la filosofía Carl Hempel y Paul Oppenheim. Según este, un hecho queda
explicado si puede ser deducido a par-
tir de una ley más ciertas condiciones
iniciales. Esta teoría de la explicación
no encajaba bien con algunos ejemplos
tomados de la química.
Otra razón que ha pesado en el des-
interés de los filósofos por la química
tiene que ver con el reduccionismo.
Tras el éxito de la mecánica cuánti-
ca se llegó a la conclusión de que la
química podía ser reducida a la física.
Incluso los denominados «químicos
cuánticos» partían de esta idea. Que-
daba así cuestionada la autonomía de
la química y con ello su posible inte-
rés filosófico. Sin embargo, frente a los
químicos partidarios del reduccionis-
mo, como H. Eyring, J. Walter y G. E.
Kimball, tenemos otros especialistas,
GETTY IMAGES/SEVENTYFOUR/ISTOCK

como G. K. Vemulapalli y H. Byerly,


ambos de la Universidad de Arizona,
que consideran que hay que distinguir
el reduccionismo epistemológico del
ontológico y que basta con refutar el
primero para asegurar la autonomía de
la química. Incluso algunos filósofos,

66  TEMAS 100


como Olimpia Lombardi, de la Universidad de Buenos Aires, y ingenierías, ni la medicina, ni las ciencias de la educación o
Martín Labarca, de la Universidad Nacional de Quilmes, van más de la información. Toda esta problemática era abordada por la
allá al refutar también el reduccionismo ontológico y defender filosofía de la tecnología y, más adelante, por los estudios de
el pluralismo ontológico en química. «ciencia, tecnología y sociedad».
Pero, pueda o no reducirse la química a la física, no parece Desde la filosofía de la ciencia, uno de los pocos expertos que
que esta cuestión sea la única causa del olvido. Hay otras disci- abordaron esos temas fue Ilkka Niiniluoto, de la Universidad de
plinas en las que el debate sobre el reduccionismo ha sido muy Helsinki, quien en 1993 publicó un artículo sobre la estructura
importante y, no obstante, han recibido más atención filosófica. y los objetivos de la ciencia aplicada. En dicho estudio tomaba
Se ha discutido sobre la posible reducción de la psicología a la el modelo propuesto por Herbert Simon para las ciencias de lo
neurociencia, o de la sociología a la psicología, pero ni la filo- artificial, y lo aplicaba a las «ciencias del diseño», cuyo objetivo
sofía de la psicología ni la filosofía de las ciencias sociales han era transformar el mundo y no describirlo. Muchas caracterís-
quedado por ello marginadas. ticas que Simon asigna a las ciencias de lo artificial coinciden
Otra posible razón para el olvido de la química se busca en con las que han sido atribuidas a la química por importantes
el hecho de que la filosofía de la ciencia se institucionalizó a filósofos de la química de las últimas décadas. Van Brakel, por
través del Círculo de Viena, cuyos miembros ejemplo, señala que la química es la ciencia
se interesaban sobre todo por la física. Sin
embargo, de nuevo encontramos contraejem-
Tras el éxito de la de la transformación de las substancias y que
se halla más próxima a la tecnología que a
plos. Hay otras disciplinas que en un primer mecánica cuántica la física teórica.
momento también quedaron ocultas por el Con todo, la filosofía de la química no
fisicalismo, como la psicología y la biología, se llegó a la puede quedar reducida a una reflexión sobre
pero ello no ha sido óbice para que hayan
despertado posteriormente el interés de los
conclusión de que esta disciplina como productora de sustan-
cias artificiales. Los filósofos de la química
filósofos. la química podía actuales no aceptarían —y están justificados
El caso de la química nos pone, pues, ante para ello— que la química fuera considerada
una situación paradójica. La química forma reducirse a la física solo una ciencia aplicada. Cuestión aparte es
parte de muchos de los campos interdiscipli- que la presencia de la química en muchas de
nares surgidos en las últimas décadas, como la bioquímica, y las ciencias del diseño haya tenido un desarrollo tan espectacu-
desempeña un papel clave en el desarrollo de disciplinas como lar que haya ocultado su base teórica y su interesante aportación
la geología y la arqueología. No obstante, parece que la visibi- a la descripción del mundo.
lidad, tanto a nivel teórico como institucional, queda siempre Podemos señalar, pues, varios desafíos para la filosofía de la
reservada para la otra ciencia asociada. química del siglo xxi. En primer lugar, dado el desarrollo de la
Pasemos ahora a las causas relativas al carácter aplicado de química teórica, se espera una consecuente reflexión filosófica,
la química. En los últimos tiempos esta ciencia se ha asociado ya sin el constreñimiento del reduccionismo. Las referencias in-
a la industria. Esto le ha dado mala imagen, porque se ha rela- dicadas ofrecen una breve muestra de ello. En segundo término,
cionado con realidades negativas (contaminación, plaguicidas). la química aporta parte de la base teórica de ciencias del diseño
Sin embargo, la física ha proporcionado la base teórica de la como la farmacología, la medicina y las ciencias ambientales, en-
bomba atómica y de las centrales nucleares, sin que ello afecte tre otras. La reflexión filosófica debe tenerlo en cuenta. En tercer
negativamente a la filosofía de la física. lugar, es indiscutible que la filosofía de la ciencia experimental
Al final no podemos más que preguntarnos qué especificidad ha de constituirse en marco para la filosofía de la química, ya
tiene la química para que haya estado tan alejada de los filósofos que puede aportar casos de estudio, históricos y actuales, en los
de la ciencia. Creo que hay dos hechos clave. El primero tiene cuales los ex­perimentos desempeñan una función relevante. Un
como centro la mecánica cuántica. Su desarrollo tuvo una papel cuarto reto consiste en incrementar la visibilidad de la química
muy importante en la pérdida de identidad de la química como en aquellos campos disciplinares de los que forma parte. Y, por
ciencia descriptiva. En tanto la física daba un salto descomunal último, teniendo en cuenta la importancia de la química para
en la descripción ontológica del mundo, la química tardó en la industria, resulta imprescindible una reflexión ética sobre
reaccionar. Deberían transcurrir algunos decenios hasta que, a sus aplicaciones. Ello podría plasmarse en un campo filosófico
partir de los años ochenta, ciertos filósofos empezaron a pensar denominado «quimioética», de la misma forma que ya existe
que el fisicalismo y el reduccionismo no constituían la única la «bioética».
alternativa para la química. Jaap Van Brakel, de la Universidad
Católica de Lovaina, fijó en 1994 el nacimiento de la filosofía de
la química, a nivel institucional, con la celebración en Londres
de la Primera Conferencia Internacional sobre Filosofía de la
Química. PARA SABER MÁS

En segundo lugar, mientras la química daba pasos de gi- On the neglect of the philosophy of chemistry.J. Van Brakel en Foundations
gante en las aplicaciones industriales, la filosofía de la ciencia of Chemistry, vol. 1, págs. 111-174, 1999.
The ontological autonomy of the chemical world: A response to Needham.
se centraba en las «ciencias puras». No es que la física o la
O. Lombardi y M. Labarca en Foundations of Chemistry, vol. 8, n.o 1, págs.
biología no tuvieran aplicaciones, sino que los filósofos de la 81-92, 2006.
ciencia no reflexionaban sobre ellas. Los modelos de ciencia, The philosophy of chemistry. From infancy towards maturity.J. Schummer
desde Hempel hasta Van Fraseen, de la Universidad de Prince- en Philosophy of chemistry: Synthesis of a new discipline, dirigido por D. Baird,
ton, estaban pensados para proporcionar la estructura lógica, E. Scerri y L. MacIntyre. Boston Studies in the Philosophy of Science, vol. 242,
págs. 19-39, Springer, Dordrecht, 2006.
epistemológica, ontológica y metodológica de las ciencias puras.
Tampoco estaban en la agenda de los filósofos de la ciencia las

Filosofía de la ciencia  67
BIOLOGÍA

La filosofía de la
biología en el siglo xxi Alfredo Marcos
Catedrático de filosofía de
la ciencia en la Universidad
Un campo en auge y con una gran diversificación temática de Valladolid.

L
a filosofía de la biologíaes la parte de la filosofía que re- Michael Ruse, de la Universidad estatal de Florida, y Hull, en
flexiona sobre las ciencias de la vida. Fue cultivada en un promover su programa darwinista.
inicio por Aristóteles. El investigador griego suele tenerse Esos factores contribuyeron a que la filosofía de la biología
por el padre de la biología, pero también «merece ser considera- focalizase sus debates en torno a dos temas: el darwinismo y el
do —afirma James G. Lennox, experto en ciencia aristotélica de reduccionismo. El abordaje de los mismos requería el trabajo
la Universidad de Pittsburgh— el primer filósofo de la biología, y conjunto de filósofos y biólogos. Por un lado estaban los filósofos
uno de los más grandes». Y no se trata de una mera coinciden- que, como Ruse, entendían el darwinismo como la respuesta
cia. La reflexión filosófica favoreció, ya en tiempos de Aristóte- a las principales preguntas filosóficas. Por otro, los biólogos
les, la conversión de una serie de saberes empíricos sobre los vi- evolutivos, cuyas investigaciones se veían amenazadas por el
vientes en una auténtica ciencia, ascenso fulgurante de la biolo-
con sus propios objetivos y mé- gía de laboratorio, que acapa-
todos, con un cuerpo articulado raba cada vez más financiación
de teorías y conceptos. y recursos humanos. Estos no
Lo más notable de la labor tenían una agenda filosófica ex-
de Aristóteles es que supera el plícita, pero sí estaban interesa-
interés histórico. Según Lennox, dos en la defensa de la biología
es razonable el intento de cons- como una ciencia autónoma, no
truir hoy día una filosofía de la reductible a la bioquímica. De
biología de corte aristotélico, las sinergias entre estas dos tra-
basada en conceptos como los diciones nació la filosofía de la
de organismo, desarrollo, dife- biología institucionalizada, con
rencia, forma y función. Y ello sus congresos, revistas, asocia-
podría hacerse compatible con ciones y cátedras.
una visión evolucionista. Ahora Hacia finales del siglo pasa-
bien, la filosofía de la biología do, los dos debates principales
de Aristóteles nunca cuajó en daban ya signos de agotamiento.
una disciplina institucionaliza- Se llegó a aceptar el darwinismo
da. David L. Hull, quien fuera como paisaje teórico de fondo
profesor emérito de filosofía de para la biología, pero también se
la biología en la Universidad No- constató la necesidad de suple-
roccidental (EE.UU.), afirmaba mentar la teoría darwinista con
que «la mayor falta de Aristóte- otras teorías que diesen cuenta
les fue la de producir un sistema de diversos aspectos del hecho
de conocimiento que era dema- evolutivo, el cual ha resultado
siado bueno demasiado pronto (too good too soon)». ser mucho más complejo de lo que se presumía. Así, cuando se
Fue a partir de los años setenta del siglo pasado cuando la habla de la «teoría sintética de la evolución» se hace referencia
filosofía de la biología empezó a constituirse como un campo a un cuerpo teórico surgido de la síntesis del darwinismo con
académico propio. Los factores que impulsaron este proceso fue- la genética, pero también a uno necesitado siempre de nuevas
ron básicamente cuatro. Primero, el extraordinario crecimiento operaciones de extensión o síntesis (con la teoría del origen de
de la biología como ciencia, con el asentamiento de la teoría la vida, la de la especiación, la neutralista, la de los equilibrios
GETTY IMAGES/SW_OLSON/ISTOCK

sintética de la evolución y el descubrimiento de las bases mo- puntuados, la termodinámica de sistemas alejados del equilibrio,
leculares de la vida. Segundo, la decadencia del neopositivismo las teorías informacionales, la biología del desarrollo, la biología
y, con ello, la renuncia al proyecto de reducir todas las ciencias sistémica, etcétera). En cada una de dichas operaciones se produ-
a la física. Tercero, la voluntad de algunos biólogos evolutivos, cen tensiones dignas de estudio por parte de biólogos y filósofos.
como Ernst Mayr y Francisco Ayala, de proteger la autonomía Por ejemplo, cuando se quiere dar cuenta de la evolución en el
de la biología. Y cuarto, el interés de algunos filósofos, como nivel molecular, se tiene que admitir que no todos los rasgos de

68  TEMAS 100


un viviente se hallan sometidos a selección; cuando se quiere La teoría general de sistemas también se ha incorporado a
dar cuenta de los ritmos evolutivos en el nivel macro, hay que la explicación de los seres vivos, que son vistos como sistemas
reconsiderar el componente gradualista del darwinismo; y así informacionales autoorganizados. Aquí las nociones de «sistema»
sucesivamente. y de «información» suscitan el debate filosófico. Hay que pensar
En cuanto a la cuestión del reduccionismo, puede decirse que si son realmente aplicables a los vivientes. Para algunos autores,
presentaba dos caras. Por un lado, se cuestionaba si la biología la idea de que la vida constituye un proceso informacional es
puede ser reducida a la física; por otro, si las humanidades pue- mera metáfora; otros, en cambio, entienden que la perspec-
den ser reducidas a la biología. Los biólogos evolutivos estaban tiva sistémica e informacional dota a la biología sistémica de
especialmente interesados en el reconocimiento de la biología una gran potencia explicativa. El punto de vista sistémico, por
como ciencia autónoma respecto de la física, mientras que los otra parte, no es ajeno al actual desarrollo de la bioinformática
filósofos darwinistas lo estaban en la reducción de las humani- y de las ciencias «ómicas», que obtienen y procesan cantidades
dades a la cosmovisión darwinista. ingentes de datos sobre los sistemas vivos. Esta tendencia de la
En el debate sobre la reducción de la biología a la física se biología contemporánea tampoco ha pasado inadvertida para la
vislumbran ciertos consensos. Para empezar, la filosofía de la filosofía de la biología.
biología actual aboga por el pluralismo metodológico, donde se Otro núcleo de cuestiones que despierta un interés filosófico
combinan e integran métodos reductivos y compositivos. Asi- creciente es el de la artificialización de la vida. Por un lado, se
mismo, reconoce que se puede dar la reducción epistemológica producen artefactos informáticos y robóticos que simulan fun-
a pequeña escala, entre teorías muy próximas, pero que la re- ciones vitales. Por otro, existe ya la posibilidad de manipulación
ducción a gran escala de la biología a la física es inviable. Por profunda de los vivientes. Todo ello abre oportunidades prome-
último, en lo ontológico prefiere la búsqueda de terceras vías tedoras y también presenta serios riesgos. Quizás el programa
entre mecanicismo y vitalismo, siendo, quizás, el organicismo más ambicioso en este campo sea el de la biología sintética, que
una de las más prometedoras. se propone el diseño y construcción de nuevos seres vivos, con
Sobre la posible reducción de las humanidades a la biología, los interrogantes ontológicos, éticos y políticos que ello suscita.
en cambio, no existe consenso; se ha quebrado la ortodoxia na- Los textos más recientes de filosofía de la biología también
turalista vigente en la filosofía de la biología del siglo pasado. El dedican capítulos a la reflexión sobre otras muchas zonas de
debate está abierto y solo el tiempo nos dirá qué rumbo toma. las ciencias de la vida, pues en todas ellas detectan cuestiones
Gracias a esos debates, la filosofía de la biología llegó a ser ontológicas, epistemológicas y prácticas de gran calado. Por
una disciplina consolidada a finales del siglo pasado. En parale- poner solo unos pocos ejemplos: se atiende, por supuesto, a la
lo, la biología siguió creciendo a buen ritmo; se convirtió en una biología molecular, a la biología celular y a la fisiología, pero
ciencia central, casi paradigmática, con una gran repercusión también a la inmunología y su conexión con la individualidad de
social. Ello ha impulsado el crecimiento de la filosofía de la los organismos; a la etología, que nos invita a pensar sobre las
biología, que, en el siglo xxi, se ha ido ampliando en cuanto a bases biológicas del conocimiento, la moral y el sentido estético;
los temas abordados, las perspectivas adoptadas, las tradiciones a la ecología, que nos lleva a reflexionar sobre la biodiversidad,
inspiradoras, la procedencia de los investigadores y los idiomas su naturaleza y valor, y que conecta ya la filosofía de la biología
de comunicación. Como consecuencia, ha evitado el peligro de inexorablemente con la ética ambiental; a las neurociencias, que
estancamiento al que se asomaba y ha entrado casi en simbiosis han puesto sobre la mesa numerosos problemas relacionados
con otras áreas como la filosofía de la naturaleza, la filosofía de con la naturaleza humana, y a la biomedicina, donde filosofía
la medicina, la bioética o la ética ambiental. de la biología y bioética se dan la mano.
Más allá del darwinismo, han aparecido cuestiones nuevas En suma, la filosofía de la biología del siglo xxi se parece
relativas a campos muy variados de la biología. «La situación menos a una escuela filosófica cerrada y más a un campo de
de predominio casi absoluto de la teoría de la evolución en la investigación con fronteras difusas, abierto a numerosas tra-
filosofía de la biología —afirma el catedrático de filosofía de diciones, enfoques y temas. Y todo parece indicar que estas
la ciencia de la Universidad de Málaga Antonio Diéguez— está tendencias seguirán vigentes en el futuro inmediato.
comenzando a cambiar en los últimos años». La filosofía de la
biología actual sigue rememorando las cuestiones darwinistas,
pero la parte más dinámica de la investigación discurre ya por
otros derroteros.
Una de las áreas de estudio más activas desde los años noven-
ta es la biología evolutiva del desarrollo (evo-devo). Es también
PARA SABER MÁS
una de las más atractivas para la filosofía de la biología. Las alas
de una mariposa, por ejemplo, presentan ciertos colores como Tomándose a Darwin en serio.Michael Ruse, Salvat, 1987.
Aristotle’s philosophy of biology.James Lennox, Cambridge University Press,
fruto de un largo proceso evolutivo, pero también como fruto
2001.
de un proceso de desarrollo ontogenético inmediato y pautado. The history of the philosophy of biology.David Hull, en The Oxford Handbook
¿Qué conexión existe entre estos dos tipos de explicaciones? La of Philosophy of Biology, Oxford University Press, 2008.
evo-devo estudia la relación entre ontogénesis y filogénesis. Por La vida bajo escrutinio: una introducción a la filosofía de la biología.Antonio
una parte, las pautas de desarrollo de los organismos evolucio- Diéguez, Biblioteca Buridán, 2012.
Philosophy of biology. A companion for educators.Kostas Kampourakis,
nan; por otra, los procesos de desarrollo, con sus particulares Springer, 2013.
constricciones, modulan la evolución.
EN NUESTRO ARCHIVO
Y, en conexión con los estudios del desarrollo, existen otros
campos de la biología contemporánea que ofrecen asimismo Filosofía post-genómica.Alfredo Marcos en IyC, julio de 2011.
Repensar a Darwin.Telmo Pievani en IyC, enero de 2016.
motivos de reflexión filosófica, como la diferenciación celular y
sus patologías o la manipulación de células madre.

Filosofía de la ciencia  69
BIOLOGÍA

¿Qué es un organismo
individual?
Arantza Etxeberría
La filosofía de la biología aborda con nuevos datos Profesora de filosofía de la
ciencia en la Universidad
los tradicionales conceptos de organismo e individuo del País Vasco.

L
os organismos individualesconstituyen un objeto de estu- la de clase, que en la biología evolutiva de la síntesis moderna
dio prioritario para la biología. Pero esta se ocupa también se consideraba propia de un pensamiento pre-evolutivo. Las
de otras clases de entidades: individuos que no son orga- clases ordenan las entidades lógicamente, sobre la base de sus
nismos (genes, poblaciones, especies), partes de los organismos propiedades, y, por tanto, se predican. Los individuos, en cambio,
o disociadas de estos y almacenadas en biobancos o en labora- se nombran; genes, especies y organismos serían individuos con
torios (priones, orgánulos, células, tejidos, órganos), entidades nombre propio.
semivivas (semillas, esporas) o restos de seres vivos (fósiles). A La noción de individualidad puede examinarse desde varios
menudo no hay acuerdo sobre la clase de entidad a la que per- puntos de vista (todos ellos operativos en la biología actual,
tenece un objeto biológico: se debate si los virus son o no orga- aunque no unificados): como unidad íntegra, como singularidad
nismos vivos, si los endosimbiontes constituyen un solo organis- única y como autonomía. Las excepciones (quimeras, clones,
mo o incluso si los seres multicelulares deben entenderse como parásitos) son habituales, por ello habría que reexaminar empí-
sistemas ecológicos formados por entidades de muchas espe- ricamente las variedades de individualidad biológica del mundo
cies. Por ello, el estatus teórico de los conceptos de organismo viviente. Las tres intuiciones sobre la individualidad servirán
e ­individuo se ha convertido recientemente en un tema impor- de hilo argumental en lo sucesivo.
tante para la filosofía de la biología. En la discusión hay asuntos En primer lugar, la individualidad puede concebirse como
filosóficos básicos en juego: la naturaleza de la frontera entre lo unidad en el sentido de integridad o no separabilidad. De hecho,
vivo y lo no vivo, si hay entidades básicas en la vida y si las dife- este es el significado con el que el término organismo fue ori-
rentes disciplinas biológicas pueden unificarse. ginalmente acuñado a principios del siglo xviii, en oposición al
Ni el concepto de organismo ni el de individuo cuentan mecanicismo, para destacar que ciertos entes, no solo vivientes,
con una acepción establecida y consensuada en biología; asi- están organizados. Hoy día es sinónimo de «ser vivo individual»
mismo, hay ciertas diferencias en el uso de cada uno de ellos. y se aplica a entidades de todos los reinos vivientes, aunque el
La noción de organismo tiene un carácter sistémico, asociado concepto se asocia a menudo a propiedades de los metazoos que
con la integración funcional y continuidad espaciotemporal, los entes de otros reinos no poseen.
las capacidades y el comportamiento de una entidad forma- ¿Podría proponerse un concepto de organismo flexible y apli-
da por partes heterogéneas. Es objeto de disciplinas como la cable a todos los casos problemáticos? Para ello habría que tener
fisiología, la morfología y, en
fecha más reciente, la biología

WIKIMEDIA COMMONS/DOMINIO PÚBLICO/LAS DAMAS CHOLMONDELEY, SIGLO XVII, TATE, LONDRES 2011
de sistemas o biología evolu-
tiva del desarrollo (evo-devo),
en las que la organización o
autoorganización viviente y los
problemas asociados ocupan
un lugar destacado. A su vez,
la noción de individuo es un
concepto teórico para la bio-
logía evolutiva, referido a en-
tidades continuas y cohesivas
localizadas espaciotemporal-
mente. Suele denotar objetos
que al ser replicados pueden
dar lugar a linajes genealógi-
cos (es decir, son replicadores).
Como categoría, no se opone a
la de organismo (los organis-
mos serían individuos de un
cierto nivel jerárquico), sino a

70  TEMAS 100


en cuenta cuáles son los principios biológicos que crean una cuando hay objetos no celulares relevantes en numerosos pro-
unidad organizada, si son evolutivamente convergentes o bien cesos biológicos. Por otro lado, la perspectiva ecológica subraya
si puede haber formas oportunistas. Si la multicelularidad ha la interactividad entre entidades, patente en fenómenos como
aparecido en diferentes ocasiones y en diferentes taxones podría la transferencia lateral de genes, la simbiosis o el parasitismo.
haber varios procesos que la facilitaran. Así, los ejemplos de Por ello, en nuestra época post-genómica tendemos a analizar
simbiosis muestran que lo que ahora es individual e inseparable las entidades biológicas como redes complejas, de modo que
puede estar constituido por entidades separadas en el pasado. las clases o las genealogías permiten solo una aproximación a
Son sugerentes los trabajos de Kwang Jeon, hoy profesor emérito la ontología de lo vivo. Todo ello sugiere que la dinámica eco-
de la Universidad de Tennessee, con amebas unicelulares que lógica puede a su vez producir nuevas formas de vida. Esto es
sobrevivieron a una invasión de bacterias, compatible con la biología de sistemas, que
en la que otras amebas perecieron: encontró
que no solo las bacterias continuaban vivien-
Aunque la estudia la emergencia de entidades a partir
de interacciones entre las partes. Por eso,
do dentro de las supervivientes, sino que al autonomía aunque la autonomía constituya un rasgo
cabo de varias generaciones las amebas ya irrenunciable de ciertas entidades biológicas,
no podían sobrevivir sin ellas. constituya un rasgo especialmente de los organismos, es preciso
En una segunda forma, la individualidad irrenunciable de estudiar cómo se combina con la dependen-
se entiende como singularidad numérica o cia interactiva entre unidades.
identidad única y reconocible. En esta idea ciertas entidades Finalmente, deben tenerse en cuenta las
se basa el concepto teórico de individuo de la
biología evolutiva basado en las propiedades
biológicas, es aplicaciones prácticas de las categorías. Con
respecto a la distinción entre individuo y or-
de las entidades sujetas a evolución darwi- preciso estudiar ganismo, la filosofía de la biología encuentra
nista. Cuando se considera que la identidad hoy que la noción teórica de individuo em-
única depende exclusivamente del sistema cómo se combina pieza a resultar insatisfactoria e insuficiente
genético, surgen paradojas con respecto al
sentido común, pues habría que pensar que
con la dependencia para referirse a toda la variedad de entidades
biológicas, y la de organismo requiere aún
ciertos organismos aparentemente indivi- interactiva entre más desarrollo; habría que modular en ella
duales, como los dientes de león o los afidios, la unidad con la interdependencia, y la ge-
no son tales por no ser genéticamente únicos: unidades nealogía con la interactividad ecológica que
como no se han reproducido por meiosis y constituye redes de procesos más que fenó-
fecundación, sino como clones que adquieren intacta la dotación menos clásicos ligados a entidades individuales fijas.
genética de los progenitores, algunos autores piensan que son Las tres intuiciones examinadas sobre la individualidad no
solo partes de un único individuo evolutivo, que se correspon- son conclusivas, pero han de ser tenidas en cuenta. A lo largo
dería con la entidad dispersa en todas sus partes. de la historia de la filosofía, muchos autores, como Aristóteles
Se puede cuestionar si la identidad única de un organis- o Leibniz, se han preguntado qué son los individuos. Se trata
mo depende solamente de la dotación genética inicial. Quizá de una cuestión importante que hoy día resurge, desde una
sea moldeada también por diferencias adquiridas durante el perspectiva naturalizada, en las filosofías de las ciencias espe-
desarrollo y ligadas a los sistemas epigenético, hormonal o in- ciales. En biología se ha concebido la noción de individualidad
munitario, diferencias que pueden tener repercusiones en la desde una perspectiva sistémica (organización del organismo),
selección. De hecho, la teoría de la evolución se ha empobrecido histórica y genealógica (linajes que persisten en el tiempo y
cuando ha olvidado los rasgos organísmicos de los individuos. en el espacio como individuos). Hoy día crecen las pruebas de
Las constantes discusiones sobre las unidades de selección ofre- que es necesario tener en cuenta también una perspectiva in-
cen prueba de ello: muchos piden que sean tenidos en cuenta teractiva o ecológica, cuyos datos no siempre se amoldan a las
los organismos, e incluso entidades de otros niveles (grupos, concepciones previas. En adelante, la tarea de definir qué es un
especies), como unidades sobre las que opera la selección na- organismo individual no será ya a priori, sino que dependerá
tural. También se reivindica la importancia del organismo con de lo que vayamos sabiendo sobre la evolución y organización
el argumento de que replicar y reproducir son conceptos dife- de los seres vivos y de otros objetos biológicos.
rentes. El segundo tiene en cuenta, no solo la copia molecular,
sino todo el proceso de división celular (en el caso de los seres
unicelulares) y de desarrollo, e incluso el ciclo de vida completo
(en el caso de los organismos multicelulares). PARA SABER MÁS
El tercer sentido es el que asocia la individualidad con la
Organisms and their place in biology.K. Ruiz Mirazo, A. Etxeberría, A.
autonomía y con la agencialidad. Según esta idea, las entidades Moreno y J. Ibáñez en Theories in Bioscience, vol. 119, n.os 3-4, págs. 209-233,
biológicas actúan en su entorno y se adaptan al mismo trans- 2000.
formándolo, como sujetos activos. Para explicar esta capacidad Varieties of living things: Life at the intersection of lineage and metabolism.
de acción autónoma, se apela a la evolución de la complejidad J. Dupré y M. O’Malley en Philosophy & Theory in Biology (revista en línea
abierta), 2009.
entendida como una progresiva internalización de los recursos, Simbiosis. Seres que evolucionan juntos.A. Moya y J. Peretó. Editorial
de forma que el organismo es cada vez más robusto frente al Síntesis, 2011.
medio. Y con respecto a los demás seres vivos del entorno, la The evolution of the individual.P. Godfrey Smith. The Lakatos Award lecture,
autonomía sugiere cierta independencia del individuo. 2011.
Esta tercera concepción de las entidades biológicas (autóno- The limits of the self. Immunology and biological identity.T. Pradeu. Oxford
University Press, 2012.
mas) plantea varios problemas. Por un lado, depende demasiado
del supuesto de que las células serían las unidades biológicas,

Filosofía de la ciencia  71
NEUROCIENCIA

Neurociencia:
evitar el desengaño Alfredo Marcos
Catedrático de filosofía
Las expectativas desmedidas podrían dañar de la ciencia en la
Universidad de
la investigación sobre el cerebro humano Valladolid.

L
a neurociencia ha crecidode forma espectacular desde la 2003. Ahora es el turno de los proyectos de investigación so-
última década del siglo pasado. Hasta los años noventa, el bre el cerebro.
acceso al conocimiento del cerebro humano se limitaba al Algo podemos aprender de esta breve historia. El PGH dejó
estudio de pacientes con daño cerebral; es decir, se aprendía so- un sabor agridulce. La secuenciación del genoma humano fue
bre las funciones del cerebro a través del estudio de sus disfun- un éxito, pero no cubrió ni de lejos las desmedidas expectativas
ciones, o estados patológicos. Es famoso el caso de Phineas Gage con las que se impulsó el programa, ni en el terreno médico ni en
(1823-1860), cuya personalidad cambió de manera drástica tras el filosófico. Algunos pensaron que pondría en nuestras manos
un accidente que le lesionó ciertas zonas ventromediales de la la panacea médica y el secreto de la naturaleza humana, pero
corteza prefrontal. Son también muy conocidas las investiga- no fue así. Lo que sí nos mostró el PGH —una enseñanza muy
ciones del neuropsicólogo ruso Alexander Luria sobre pacien- valiosa, por cierto— es que no todo está en los genes. De este
tes con daño cerebral. De todo ello llegó a inferirse un vínculo toque de humildad resultó una pléyade de ciencias «ómicas» y,
muy especial entre ciertas zonas del cerebro y algunas funcio- también, el impulso necesario para estudiar el cerebro humano.
nes conductuales. Pero no repitamos errores. Por mucho que aprendamos sobre
Con el desarrollo de las nuevas técnicas de exploración mé- el cerebro, no esperemos que nos brinde la curación inmediata
dica, sin embargo, se ha logrado estudiar el cerebro también de todos nuestros males médicos y sociales, desde el alzhéimer
en su estado normal de funcionamiento. Desde comienzos del hasta la violencia, ni mucho menos las claves últimas de la
siglo xx se vienen empleando para tal fin equipos electroencefa- existencia humana. De hecho, es esta maniobra de apuesta a
lográficos cada vez más precisos. Pero el acceso a las estructuras expectativas infladas lo que constituye un verdadero riesgo de
y funciones de este complejo órgano ha mejorado de manera brain bluff para la neurociencia.
considerable con la llegada de diversas Permítaseme reproducir aquí un ex-
técnicas de neuroimagen, como la to- tracto de un artículo publicado el 2 de
mografía por emisión de positrones y la noviembre de 2015 en el diario El País,
resonancia magnética funcional [véase en el que el periodista científico Javier
la serie de artículos «Atlas del cerebro»; Salas informaba sobre las últimas eva-
Mente y Cerebro, n.o 69, 2014]. luaciones de expertos acerca del HBP:
El desarrollo de estos nuevos medios­ «Cuando apenas ha empezado a andar,
de exploración, así como de nuevas el Human Brain Project (Proyecto Cerebro
perspectivas matemáticas, informáticas Humano, HBP), que prometía simular
y teóricas, se ha visto muy respaldado mediante supercomputación toda la
en los últimos años por las cuantiosas complejidad del cerebro humano, ha re-
inversiones de diversos Gobiernos. En cibido un severo baño de realismo. Des-
EE.UU. se puso en marcha en 2013 la pués de que cientos de neurocientíficos
iniciativa BRAIN, con una financia- se alzaran en armas contra el diseño
ción multimillonaria. Y la UE asignó, del megaproyecto —1000 millones en
también en 2013, cientos de millones 10 años—, dos informes han señalado
de euros al Proyecto Cerebro Humano las carencias de una apuesta titánica
ADAPTADO DE GETTY IMAGES//KMLMTZ66/ISTOCK

(HBP, por sus siglas en inglés). Esta que entusiasmó más a los políticos que
clase de programas de investigación a los científicos. El proyecto debe refor-
se enmarcan en lo que ha dado en lla- mularse de arriba abajo». El artículo
marse «gran ciencia», o big science, la citaba la siguiente frase del informe de
cual nació a mediados del siglo pasado evaluación: «Los responsables del HBP
con el Proyecto Manhattan. En la recta y la Comisión Europea exageraron los
final de la centuria, el relevo lo tomó objetivos y los posibles logros».
el Proyecto Genoma Humano (PGH), Nada ejemplifica mejor la dinámi-
cuyas conclusiones se publicaron en ca de expectativas desmedidas, quizás

72  TEMAS 100


orientadas a la captación de fondos, seguidas de decepción. En tica, probablemente debamos emprender estudios epicerebrales
2015, en esta misma revista, Stefan Theil escribía: «A los dos que, para comprender el funcionamiento del cerebro, acaben
años de su inicio, este proyecto multimillonario de simulación incluyendo al organismo y sus entornos. El genocentrismo co-
del cerebro está haciendo agua». noce hoy horas bajas, y algo similar empieza a ocurrir con el
Al parecer, las primeras evaluaciones serias de los grandes cerebrocentrismo. El cerebro no percibe, ni piensa, ni decide, ni
proyectos de investigación sobre el cerebro humano ya están recuerda: todo eso lo hacen las personas. Por más que, eviden-
arrojando conclusiones desalentadoras para quienes han pues- temente, estas lo logren gracias, entre otras cosas, a su cerebro.
to en ellos excesiva ilusión. La situación es hoy muy inestable Nuestra intrincada trama de neuronas condiciona nuestro
y ha cambiado considerablemente entre 2013 y 2015. Tras la pensamiento y comportamiento, al mismo tiempo que los posi-
neuromanía, parece que ahora empieza a formarse una ola de bilita, pero no los determina por completo. Ni siquiera la física
neuroescepticismo, que quizá también acabe por resultar exce- acepta hoy el determinismo que fue moda en tiempos de La-
siva. Reconozcamos, pues, el valor limitado pero muy real de place. Así pues, dado que las personas somos mucho más que
los nuevos datos. Al margen de la deslumbrante calidad estéti- un cerebro y un conjunto de neuronas, ni nuestro pensamiento
ca de las neuroimágenes, la información que aportan sobre el ni nuestro comportamiento podrán ser descifrados únicamente
funcionamiento del cerebro puede resultar de extraordinario a partir de las neurociencias. Pero, dado que nuestra base fi-
valor, pero siempre que no se sobreinterprete ni se caiga en una siológica es condición necesaria de ambos, tampoco podremos
suerte de neofrenología. prescindir de las neurociencias si queremos entenderlos a fondo.
Los grandes proyectos científicos dependen de manera crí- Reducir todo lo humano al cerebro implica olvidar, por lo
tica de factores mediáticos, políticos y financieros. Parece que pronto, el resto del organismo, así como a la persona en su
esto inclina a sus promotores a formular, o al menos a sugerir, conjunto, entendida como un todo integrado. En consecuen-
promesas y expectativas desmedidas. De ahí a la frustración va cia, parece recomendable una interpretación y un cultivo de
solo un paso. Y dicha frustración puede llevarse consigo las apor- las neurociencias «en modo co-»; es decir, en comunicación y
taciones, quizá más modestas, pero reales y muy valiosas, que colaboración respetuosa con otras muchas disciplinas, en lugar
tales proyectos hacen al avance de la ciencia y de la humanidad. de una neurociencia «en modo su-», cuya aspiración sería la de
De hecho, la iniciativa BRAIN parece estar funcionando mejor sustituir y suceder a las disciplinas humanísticas.
gracias a un planteamiento inicial más moderado. BRAIN es, en La neuroética, por poner un ejemplo, será el campo en el que
realidad, un nombre genérico bajo el que se gestionan numero- se comuniquen y cooperen las neurociencias y la ética, desde
sos proyectos de tamaño medio relacionados con la monitori- el mutuo respeto a sus respectivas identidades y metodologías.
zación del cerebro y la estimulación localizada de neuronas. Y Sería un error, que probablemente conduciría a la frustración,
precisamente hacia objetivos más modestos, de carácter tecno- interpretar la neuroética como la disciplina neurocientífica
lógico e informático, parece estar reorientándose ahora el HBP. llamada a reemplazar a la ética filosófica. Semejante sustitu-
Con todo, también en el otro lado del Atlántico está creciendo ción sería más bien una simple suplantación de la ética, tal y
el neuroescepticismo. Resulta llamativa la atención que recibió como esta se ha entendido tradicionalmente, por un sucedáneo.
en EE.UU un libro tan claramente neuroescéptico como Brain- Algo parecido vale para el neuroderecho, la neuroeconomía, la
washed: The seductive appeal of mindless neuroscience (2013), neuroestética, el neuroarte, la neurofilosofía, el neuromárke-
de la psiquiatra Sally Satel y el psicólogo Scott Lilienfeld. La ting, la neuroteología, la neuromedicina, la neurolingüística,
reseña del New Yorker (19/06/2013), firmada por el investigador la neuropsicología, la neuropsiquiatría, la neurosociología, la
Gary Marcus, advertía que las neurociencias son y serán útiles neuropedagogía, la neuropolítica...
siempre que cooperen con otras ciencias, como la psicología o Mientras que la neurociencia entendida «en modo su-» no
la psiquiatría, dado que «los elementos básicos de la psicología, augura sino frustración, la neurociencia «en modo co-» tiene
como las creencias, deseos, fines y pensamientos, seguirán pro- un gran valor ya en el presente y promete un futuro muy es-
bablemente para siempre desempeñando un papel clave para peranzador, pues nos ayudará a conocer buena parte de las
entender el comportamiento humano». Por su parte, el analista condiciones de posibilidad de nuestro comportamiento y de
David Brooks afirmaba en The New York Times (17/06/2013) que nuestro pensamiento.
la neurociencia no podrá sustituir, como a veces se ha sugerido,
a las disciplinas humanísticas. Es más, resultará valiosa en la PARA SABER MÁS
medida en que quiera colaborar con ellas. Brooks reconocía
Neuroética y neuropolítica.Adela Cortina. Tecnos, 2011.
que las neurociencias conforman un campo «increíblemente
Brainwashed: The seductive appeal of mindless neuroscience.Sally Satel
importante y apasionante», pero que no podrán aportar la clave y Scott O. Lilienfeld. Basic Books, 2013.
única para entender «todo pensamiento y comportamiento». Aping mankind: Neuromania, darwinitis and the misrepresentation
Desde la filosofía podemos aportar alguna reflexión construc- of humanity.Raymond Tallis. Routledge, 2014.
tiva a la situación actual. Se trata con ello de evitar los extremos Neuroética y vulnerabilidad humana.Alfredo Marcos en Cuadernos
de Bioética, vol. 26, págs. 397-414, 2015.
de la neuromanía que veníamos sufriendo hasta hace unos seis
años, pero también los del neuroescepticismo que hoy asoma en EN NUESTRO ARCHIVO

el horizonte. Podemos evitar ambos excesos apelando al nivel El lenguaje de la neurociencia.Christian Wolf en MyC, n.o 70, 2015.
profundo de la antropología filosófica; es decir, apoyándonos en Las dificultades del Proyecto Cerebro Humano.Stefan Theil en IyC, diciembre
de 2015.
una idea adecuada de ser humano.
Una ciencia controvertida.Steve Ayan en MyC, n.o 73, 2015.
Para empezar, el intento de reducir todo lo humano al cerebro Nueve ideas para mejorar la neurociencia.Isabelle Bareither, Felix Hasler
nos hace olvidar la complejidad del cuerpo en su conjunto, así y Anna Strasser en MyC, n.o 73, 2015.
como sus interacciones con el medio natural, social y cultural. La consciencia: ¿solo un montón de neuronas?Manuela Lenzen en MyC,
Del mismo modo que para entender el funcionamiento de los n.o 76, 2016.
genes hemos tenido que ir más allá de estos y llegar a la epigené-

Filosofía de la ciencia  73
MEDICINA

¿Qué significa estar


sano o enfermo? Cristian Saborido
Profesor de filosofía de
la ciencia en la
Universidad Nacional
de Educación a
Los debates de la filosofía de la medicina Distancia.

L
a preocupaciónde los filósofospor la medicina es tan an- epistemológicos más fundamentales de la teoría, investigación
tigua como la propia filosofía. En las obras de los primeros y práctica de la medicina. Así, la filosofía de la medicina podría
pensadores, tanto occidentales como orientales, abundan definirse como la rama de la filosofía que se dedica al estudio de
las alusiones a los padecimientos del cuerpo, tomados estos como los conceptos, métodos e implicaciones de la medicina.
el propio objeto de estudio o como alegorías de los problemas Una de las características más peculiares de este ámbito es
morales y existenciales. Y también en los mismos comienzos de su enfoque marcadamente transdisciplinar. La medicina supone
la medicina encontramos elementos propios de la filosofía de la una combinación de saberes teóricos y prácticos, theoria cum
medicina, tal y como puede observarse en el tratado Sobre la me- praxi, en términos clásicos. Además, esta combinación tiene
dicina antigua y otros textos del corpus hipocrático. un carácter inherentemente normativo. Al contrario de lo que
Pocas actividades humanas tienen más importancia para ocurre con ciencias más básicas como ciertas ramas de la física o
nosotros que la de (intentar) sanar. Esto no resulta sorprendente, la biología, la medicina no se encarga solo de explicar determina-
pues todos somos, hemos sido o seremos en algún momento dos fenómenos, sino que es también una disciplina prescriptiva,
de nuestra vida enfermos. Es decir, todos experimentamos, de es decir, un saber que propone una intervención en el mundo de
forma más o menos intensa y frecuente, la vivencia de la enfer- acuerdo con ciertas ideas de lo que consideramos bueno o malo.
medad. No es nada extraño, pues, que el ser humano se haya Ello se hace patente en el que es probablemente el debate
preocupado desde sus orígenes por identificar, prevenir y tratar central de la filosofía de la medicina: la discusión acerca de la
de revertir aquellos estados corporales que consideraba moles- definición de salud y enfermedad. Al diferenciar entre individuos
tos o peligrosos. Y tampoco sorprende que esta lucha contra la sanos y enfermos, la profesión médica establece una distinción
enfermedad haya desencadenado una reflexión acerca de lo que entre estados somáticos o mentales «correctos» e «incorrectos».
significa estar sano o enfermo. Así, lo sano se correspondería con los estados que nos gustaría
En las últimas décadas, la filosofía de la medicina ha logrado tener y lo enfermo con los que queremos evitar.
un lugar prominente dentro de la filosofía de la ciencia. A la En consecuencia, la forma de entender la distinción entre
importancia enorme que desde hacía ya tiempo tenía la ética clí- salud y enfermedad supone toda una reconsideración, ya no
nica (también llamada comúnmente bioética) se ha unido ahora solo de nuestra forma de ser en el mundo, sino también de
el interés de numerosos filósofos por los aspectos metafísicos y nuestros modelos e ideales. La misma práctica médica, sea esta
del tipo que sea, presupone que es po-
sible identificar unos ideales óptimos de
funcionamiento que nos permitan decir
La enfermedad,su vivencia y su tratamiento son cuestiones
que ciertos modos de vivir son indesea-
centrales para la ciencia, la filosofía y el arte. The doctor, Luke
Fildes, 1887 (The Tate Britain, Londres).
bles y deben, por tanto, ser corregidos o,
por lo menos, que sus efectos negativos
deben ser paliados. En otras palabras, la
medicina se basa en una distinción teóri-
ca previa entre lo saludable (bueno) y lo
patológico (malo).
Para entender cómo se establece esa
distinción, no podemos olvidar que la
medicina es, ante todo, una práctica so-
cial institucionalizada. Si bien tiene im-
WIKIMEDIA COMMONS/DOMINIO PÚBLICO

plícito mucho conocimiento científico (es


imposible comprender su progreso sin el
avance de la ciencia y la tecnología), se de-
sarrolla en el marco de un complejísimo
entramado de actores: los pacientes, los
profesionales que desempeñan su labor
en el seno de instituciones médicas y la
sociedad en su conjunto, que es, en último

74  TEMAS 100


término, la que posibilita y sanciona toda la red de atención medicamentos es problemática por diferentes razones. ¿Cómo
sanitaria. La distinción entre lo sano y lo enfermo no parece, demostrar la eficacia de un fármaco o tratamiento si asumimos
por tanto, que pueda establecerse sin tener en consideración, con los constructivistas que no hay criterios objetivos acerca
además de la dimensión puramente científica de la teoría mé- de lo que es saludable? ¿Las pruebas estadísticas que nos dan
dica, todos los aspectos ideológicos, culturales y personales de los ensayos clínicos son suficientes para aprobar un fármaco o
las sociedades en las que la medicina se practica. tratamiento aun cuando no conozcamos en detalle el mecanismo
Esta es la base de la que parte la concepción constructivista por el cual este actúa con respecto a los estados corporales que
(también llamada normativista) de la enfermedad. Según teó- los naturalistas identifican con lo sano y lo enfermo?
ricos como Lennart Nordenfelt, del Colegio Universitario Ersta Otro asunto controvertido es el que nos remite al carácter
Sköndal Bräcke en Estocolmo, las nociones de salud y de enfer- especialmente problemático de las enfermedades mentales. Una
medad no pueden desvincularse de nuestras valoraciones sub- definición de salud y enfermedad puramente naturalista parece
jetivas. Esta distinción es, en último término, una construcción ser muy limitada, mientras que la perspectiva constructivista
social: no hay forma de identificar un estado concreto con una puede abocarnos a una postura según la cual los trastornos
enfermedad de un modo puramente objetivo o libre de valores. mentales son únicamente productos culturales, algo que no todo
Ideas como sufrimiento, minusvalía o bienestar son esenciales el mundo está dispuesto a aceptar.
para nuestra interpretación de la salud y de la enfermedad, y También es posible ver cómo la siempre polémica catego-
están cargadas de valores subjetivos. La diferencia entre sanos rización de los tratamientos y terapias no convencionales (ho-
y enfermos no sería más que una imposición política de unas meopatía, acupuntura, osteopatía, etcétera) se ve influida por
personas sobre otras. la definición de salud y enfermedad que se adopte. ¿Hay algún
Frente a esa concepción, los teóricos naturalistas sostienen criterio científico que nos permita demarcar las medicinas ge-
que sí hay formas de distinguir entre salud y enfermedad sin nuinas de los enfoques erróneos y de los meros fraudes?
necesidad de apelar a la subjetividad de cada persona o colecti- Probablemente, la posición más razonable en estos debates
vidad. Así, se han propuesto diferentes definiciones que intentan sea una que permita conjugar las perspectivas personal (del pa-
identificar un estado enfermo con ciertos estados biológicos. ciente), profesional (del médico) y colectiva (del entorno social).
Algunos autores, como James Lennox, de la Universidad de Pitts- La Organización Mundial de la Salud definía en 1946 la salud
burgh, consideran que lo sano y lo enfermo se corresponde con como «un estado de completo bienestar físico, mental y social».
valores objetivos, en el sentido de que es el propio organismo, De esta forma, reconocía que los factores psicológicos y sociales
a través de respuestas como el dolor o la incapacidad, el que eran determinantes para una concepción adecuada de lo sano y
«identifica» ciertos estados como incorrectos. lo enfermo. Aunque esta definición ha sido cuestionada por muy
Otra visión naturalista es la que sostiene que la distinción distintas razones —por ejemplo, por su carácter excesivamente
entre lo sano y lo enfermo es simplemente una cuestión de com- idealista—, sirve para subrayar que la filosofía de la medicina
paración. Christopher Boorse, de la Universidad de Delaware, no puede ignorar, ni en su vertiente constructivista ni en la
propone identificar lo enfermo con lo «anormal» en un sentido naturalista, ninguno de estos tres ámbitos: lo físico, lo mental
estadístico: lo sano se correspondería con el comportamiento y lo social. Todos son necesarios para dar con una definición
biológico de la mayoría de los individuos de una clase de referen- adecuada de salud y de enfermedad.
cia, mientras que lo patológico no sería sino el comportamiento En tanto saber que conjuga teoría y práctica, al tiempo que
«fuera de la norma» de los individuos que no pueden desempe- oscila entre el naturalismo y el constructivismo, la medicina
ñar el tipo de funcionamiento característico del resto, con total se muestra como un ámbito particularmente complejo para la
independencia de la consideración que los individuos puedan filosofía. No obstante, su estudio crítico es imprescindible para
tener con respecto a estas formas de funcionar en el mundo. fundamentar las urgentes discusiones éticas y políticas que, en
Tanto los enfoques constructivistas como los naturalistas nuestras sociedades, determinan la forma en la que entende-
han sido ampliamente criticados y revisados. También se han mos, identificamos y combatimos la enfermedad en todas sus
propuesto definiciones híbridas que intentan conjugar aspectos variantes.
de ambas visiones. En cualquier caso, y sea cual sea la definición
que se adopte, la distinción entre salud y enfermedad entraña
importantes consecuencias para los debates que conforman la
actual filosofía de la medicina. PARA SABER MÁS
Por ejemplo, nuestra consideración acerca de la salud tie- Health as a theoretical concept.C. Boorse en Philosophy of Science, vol. 44,
ne implicaciones para la discusión entre el reduccionismo y el n.o 4, págs. 542-573, 1977.
holismo en la teorización del cuerpo humano: ¿es conveniente Health as an objective value.J. Lennox en The Journal of Medicine and
entender el objeto de la práctica de la medicina de una for- Philosophy, vol. 20, págs. 499-511, 1995.
On the nature of health.L. Nordenfelt. Kluwer, 1995.
ma atomizada, es decir, enfocada al análisis y tratamiento de Introducción a la filosofía de la medicina.H. R. Wulff, S. A. Pedersen
partes concretas, tal y como parece indicar el naturalismo? ¿O y R. Rosenberg. Triacastela, 2002.
necesitamos un enfoque global que dé cuenta del conjunto del Philosophy of medicine.Dirigido por F. Gifford. Elsevier, 2011.
cuerpo humano y, quizá, también de los aspectos psicológicos Idee per il rinnovamento della medicina: Epistemologia, antropologia
ed etica.M. Pennacchini. Società Editrice Universo, 2012.
y culturales de los individuos, lo que nos acercaría más al cons-
tructivismo? EN NUESTRO ARCHIVO
Además, una demarcación de la frontera entre la salud y la Evolución y orígenes de la enfermedad.Randolph M. Nesse y George C.
enfermedad debe enfrentarse a las cuestiones más controver- Williams en IyC, enero de 1999.
tidas de la metodología de la investigación médica y del papel Historia de la medicina, una asignatura pendiente en la formación
de los médicos.Jon Arrizabalaga en IyC, octubre de 2016.
de los ensayos clínicos. Según si se asume un enfoque cons-
tructivista o uno naturalista, la forma en la que se evalúan los

Filosofía de la ciencia  75
PSICOLOGÍA

Los pilares de la mente


La filosofía de la psicología reflexiona Fernando Martínez
Manrique
sobre los fundamentos de la cognición a la luz Profesor titular de
filosofía de la ciencia en la
de los estudios empíricos Universidad de Granada.

S
i uno acude a una bibliotecaen busca de materiales de fi- tienen lugar en las explicaciones científicas, de las cuales han
losofía de la psicología, los encontrará en una subsección de ser eliminados.
dentro de «Filosofía especial de la ciencia», cerca de las fi- Esta última tesis se apoya en una concepción reduccionista
losofías de la biología o de la física. Mientras la filosofía general de la relación entre lo psicológico y lo biológico: los constructos
de la ciencia se encarga de cuestiones comunes a toda la cien- psicológicos deben tener su correspondiente correlato neuroló-
cia, la especial se ocupa de los problemas específicos que surgen gico. Si no lo tienen (como sería el caso de las creencias o los de-
en el seno de cada disciplina. Sin embargo, la filosofía de la psi- seos), podemos prescindir de ellos. Ahora bien, el debate resulta
cología tiene un par de características que la hacen, si cabe, más demasiado genérico si no atendemos al modo en que se constru-
especial todavía. Una tiene que ver con el lugar de la psicología yen las explicaciones psicológicas. En numerosas ocasiones, se
dentro de las ciencias cognitivas; la otra deriva de su relación mezclan y amalgaman en ellas términos de niveles diversos. Así,
con la filosofía de la mente. cuando se explica una determinada función mental en términos
de mecanismos, la neurociencia cognitiva combina termino-
La interdisciplinariedad de las ciencias cognitivas logía biológica y psicológica; o cuando se formula un modelo
La psicología estudia la mente y la conducta. Pero no es la única de procesamiento del lenguaje, se toman prestados conceptos
ciencia que lo hace. La neurociencia, la inteligencia artificial, la de la lingüística. No parece, pues, que lo psicológico se pueda
lingüística o la propia filosofía son otras tantas disciplinas que reducir, sin más, a lo biológico, pero tampoco sería acertado
tratan de comprender los fenómenos mentales. Hacer filosofía afirmar una completa autonomía de lo primero respecto de lo
de la psicología implica, en parte, en- segundo. La pujanza de estos enfoques
tender las relaciones de la psicología híbridos obliga a repensar nociones
con otras ciencias cognitivas. como las de reducción y autonomía,
En este sentido, una cuestión muy especialmente cuando estas se aplican
debatida es si la psicología se halla en un contexto tan interdisciplinar.
sujeta a constricciones procedentes
de esas otras disciplinas o si es autó- La importancia de lo empírico
noma. Por ejemplo, ¿cuáles son las Como comentábamos, la segunda ca-
relaciones de la psicología científica racterística que hace especial la filo-
con la psicología de sentido común y sofía de la psicología es su relación
la neurociencia? con la filosofía de la mente, disciplina
Producimos explicaciones psicoló- con la que a menudo se confunde. De
gicas a diario: cuando decimos que el hecho, si uno inspecciona los libros
asesino de Lennon deseaba notorie- con el título de Filosofía de la psicolo-
dad y creía que su acto se la daría, gía, encontrará que muchos lidian con
estamos describiendo un hecho en el repertorio clásico de problemas de
términos psicológicos, como deseos filosofía de la mente: la relación entre
y creencias. Al ponderar si estas no- lo mental y lo físico, el conocimiento
ciones son adecuadas para figurar de lo mental o la conexión entre la
en las explicaciones de la psicología mente y el mundo. Solo en los últimos
científica, los filósofos se debaten en- veinte años puede uno descubrir ma-
tre el realismo y el eliminativismo. nuales como los de George Botterill y
Los abanderados del primero, como Peter Carruthers, José Luis Bermúdez
el (fallecido en 2017) catedrático de la Universidad Rutgers Jerry o Daniel Weiskopf y Fred Adams, que presentan la filosofía de
GETTY IMAGES/PRESSUREUA/ISTOCK

Fodor, consideran que los estados y procesos que figuran en la la psicología con una agenda diferenciada.
psicología científica se corresponden con aquellos de los que Las diferencias entre la filosofía de la psicología y la filosofía
habla la psicología cotidiana. Dicho de otro modo, que los deseos de la mente radican principalmente en los intereses explicativos
y creencias de los que habla la psicología cotidiana son entidades y en el grado de apego a los datos. El filósofo de la mente tiene
reales. Por el contrario, los partidarios del eliminativismo, como detrás una larga tradición de cuestiones, típicamente metafísicas
Paul Churchland, de la Universidad de California en San Diego, y epistemológicas, que indaga a través de intuiciones racionales
aducen que tales conceptos son constructos ilusorios y que no a priori, es decir, independientes de los datos empíricos de la

76  TEMAS 100


psicología. Esta tarea se escora hacia la filosofía de la psicolo- lables por las reglas)? ¿Qué propiedades debe tener un módulo
gía cuando el filósofo encuentra en dichos datos razones para psíquico (lingüístico, visual, etcétera)? ¿Qué criterios hay que
enmendar el análisis de un determinado concepto. seguir para determinar que algo es innato?
Tenemos un ejemplo en el concepto de racionalidad: si uno Seguramente el tema central es, por el modo en que afecta a
concibe la racionalidad como un presupuesto normativo de in- todos los demás, el de la representación. Al preguntarse por el
terpretación que hace inteligible la conducta humana, su estudio entramado de estados y procesos que dan soporte al mundo psi-
parece inasequible a la indagación empírica. Ahora bien, al in- cológico, durante mucho tiempo la noción de representación ha
vestigar los mecanismos en los que descansa la acción racional, proporcionado la respuesta dominante. Los estados mentales se
la psicología pone de manifiesto que sufrimos una serie de sesgos caracterizaban como representacionales, es decir, como dotados
y de errores sistemáticos. Ante ello, podríamos afirmar que la de un determinado contenido. De manera correspondiente, los
psicología ha descubierto que somos irracionales, o bien podría- procesos mentales debían entenderse como transiciones entre
mos rechazar tales descripciones de hechos como irrelevantes dichos estados gobernadas por principios sensibles a la estructu-
para el análisis de la racionalidad. Pero, entre estos dos extre- ra de las representaciones. El enfoque computacional de la men-
mos, los filósofos prefieren examinar críticamente estos hechos te se convirtió en el modo principal de entender tales estados y
para formular nociones alternativas; por botón de muestra, la de procesos. De manera que la tarea principal del filósofo consistía
una racionalidad limitada, entre otros factores, por la capacidad en comprender los fundamentos de la mente computacional y
cognitiva de los sujetos. representacional.
Finalmente nos encontramos con preguntas filosóficas que No obstante, la novedad más destacable en la filosofía de la
aparecen al hilo de la práctica misma de la psicología, y que a psicología actual es el creciente cuestionamiento del represen-
menudo son indistinguibles de las que un psicólogo se haría: tacionalismo, especialmente por parte de los que entienden la
por ejemplo, ¿qué es un concepto? ¿Cómo se adquiere y cuál es mente de manera corporizada y situada. El cuerpo y el entor-
su función? En este sentido hay que entender la provocadora no, que el computacionalismo veía como meros proveedores
afirmación de Fodor en El lenguaje del pensamiento (1975) de estímulos para la producción de representaciones, cobran
—posiblemente el libro de filosofía de la psicología más influ- un mayor peso a la hora de entender la naturaleza de las re-
yente del siglo xx—, cuando califica su obra como «un ensayo presentaciones.
de psicología especulativa». En estos casos, el filósofo actúa más En esta línea, hay quien prefiere incluso abandonar, antes que
como un científico cognitivo que como un filósofo de la ciencia, transformar, la noción misma de representación, al considerarla
y su pretensión es realizar aportaciones teóricas, antes que me- un obstáculo para entender los factores que de veras constituyen
tateóricas; aunque no entra en su cometido proporcionar datos la mente. Pero abandonar un constructo central tiene un precio,
nuevos, sino que sus planteamientos son más bien abstractos y que uno solo debería pagar si cuenta con un concepto alternativo
generales. La consecuencia de todo ello es que los filósofos de tan poderoso como aquel. Para hallarlo, algunos filósofos miran
la psicología tienden hacia una especialización cada vez mayor, hacia propiedades del ámbito biológico, como la autoorganiza-
como se constata en los libros de referencia recientes, como el ción; otros ponen el énfasis en la acción como prioritaria sobre la
de John Symons y Paco Calvo. Así, podemos encontrar filósofos representación; otros redefinen la unidad de análisis en términos
articulando específicamente una teoría de la conciencia, de la de un sistema acoplado agente-entorno.
percepción, de la memoria o de cualquier otro dominio que Tengan éxito o no como alternativa global, lo cierto es que
la psicología investigue. las tesis de la cognición corporizada y situada obligan al filósofo
de la psicología a replantear sus preguntas sobre los temas que
Una agenda actualizada veíamos más arriba: ¿hasta qué punto el cuerpo y el entorno for-
Dentro de toda esa variedad, los temas que más atraen la aten- man parte integral de la arquitectura cognitiva, si es que aún se
ción de la filosofía de la psicología son los que atañen a los puede mantener esta noción? ¿Se puede hablar de racionalidad
fundamentos mismos de la cognición. Uno de ellos es el de la corporizada? ¿Implican dichas tesis la falsedad del innatismo
arquitectura cognitiva, concepto que hace referencia al tipo de o simplemente obligan a reformularlo? El dinamismo de estos
estructuras y procesos sobre los que descansa la organización debates indica que el estudio de los fundamentos de la cognición
funcional de la mente. La noción de arquitectura proviene del no ha hecho más que empezar.
mundo de la informática. De hecho, uno de sus principales deba-
tes se centra en saber cuál es el sistema computacional adecuado
para dar cuenta de las capacidades inteligentes: ¿uno basado en
símbolos manipulables por las reglas de un programa u otro de
PARA SABER MÁS
unidades simples densamente interconectadas que aprende
de la experiencia? The philosophy of psychology.J. Botterill y P. Carruthers. Cambridge
Otro debate importante concierne a la cuestión de la mo- University Press, 1999.
Philosophy of psychology: A contemporary introduction.J. L. Bermúdez.
dularidad, es decir, a la tesis de que las capacidades cognitivas Routledge, 2005.
se asientan sobre sistemas que acceden a parcelas limitadas The Routledge companion to philosophy of psychology.J. Symons y P. Calvo.
de información (lingüística, visual, etcétera) y que operan de Routledge, 2008.
manera relativamente independiente entre sí. Relacionado con El estado de la filosofía de la psicología.F. Martínez Manrique en Teorema,
vol. 29, n.o 3, págs. 175–196, 2010.
esta discusión se encuentra el problema del innatismo, es decir,
An introduction to the philosophy of p­sychology.D. Weiskopf y F. Adams.
de hasta qué punto la estructura y los procesos mentales funda- Cambridge University Press, 2015.
mentales se encuentran preprogramados desde el nacimiento.
EN NUESTRO ARCHIVO
Así, entre las preguntas que los filósofos intentan responder se
cuentan: ¿cuál es la naturaleza de las reglas (si es que aceptamos Cognición corporizada.Siri Carpenter en MyC, n.o 73, 2015.
que la inteligencia es un sistema basado en símbolos manipu-

Filosofía de la ciencia  77
PSICOLOGÍA

Yo, mi cerebro y mi
otro yo (digital) Mariano Asla
Profesor de filosofía en la Facultad
de Ciencias Biomédicas de la
Muerte e inmortalidad en el horizonte de la transferencia mental Universidad Austral de Argentina.

A
l decir del filósofo Hans Jonas, la aparición de la vida in- Con todo, a los ojos de algunos de nuestros contemporáneos,
trodujo en la monolítica seguridad del universo una no- este escenario está a punto de experimentar cambios drásticos.
vedad genuina: la posibilidad de dejar de ser. Por eso, Esto se debe a que, por primera vez en la historia, la agenda de
ya sea que las innumerables metamorfosis de la materia y de la investigación científica y médica ha comenzado a interesarse
la energía se sucedan indefinidamente o, como parece indicar en el proceso de envejecimiento y en la muerte. De hecho, el
la entropía, que todo se resuelva en un desenlace inexorable y denominado programa transhumanista, que propone el mejora-
frío, nada se acerca al dramatismo que esconde una sola muerte. miento de la especie humana a través de la convergencia de las
Pero aunque los mortales son muchos, solo el hombre es ple- nuevas tecnologías, tiene la extensión indefinida de la vida como
namente consciente de que va a morir. Solo el hombre es capaz una de sus metas más distintivas. Sin embargo, la realización de
de enfrentarse a este hecho como una cuestión teórica y como este deseo dista mucho de ser sencilla, y se topa con una dificul-
un problema práctico. A nivel teórico, la muerte representa un tad fundamental: los límites actuales de la longevidad humana
interrogante fundamental al que a lo largo de la historia han in- no parecen ser mucho más plásticos. La curva de crecimiento
tentado responder, de un modo prevalente aunque no exclusivo, de la esperanza de vida amenaza con la desaceleración y el
la filosofía y las religiones. Las más de las veces, estas respuestas amesetamiento. Nos estamos acercando, quizás, a una barrera
sapienciales se han inclinado hacia una resignación estoica o natural. A causa de esto, las posibles vías de acción no pueden
bien han prometido algún tipo de trascendencia más allá de la sino resultar, cuanto menos, extremas.
desaparición del cuerpo físico. En el ámbito práctico, la muerte Mencionaré a continuación dos proyectos que se insertan en
ha sido considerada usualmente un mal, casi siempre lo bastante el marco de esa batalla contra el envejecimiento y la muerte:
indeseable como para que valga la pena intentar posponer su uno de matriz biológica y otro relacionado con las ciencias de la
encuentro. De hecho, el nacimiento de la medicina se explica, información y la inteligencia artificial. Por razones de espacio,
en parte, como una reacción contra la muerte. me extenderé solo en el análisis del segundo.
En lo esencial, esta situación permanece en la actualidad. La primera línea de acción, popularizada, entre otros, por el
Aunque la mejora en los sistemas de salud y en las condiciones gerontólogo Aubrey de Grey, apunta a la manipulación de la bio-
de higiene prácticamente han duplicado la esperanza de vida logía humana. La idea es operar sobre los factores moleculares
en los últimos 200 años, la pálida muerte sigue siendo el final y celulares que convergen en el envejecimiento (el acortamiento
inescapable, y su pesado pie, el gran igualador... para alivio del de los telómeros, la acumulación de ADN dañado y mutado en
poeta Horacio. el núcleo y en las mitocondrias o el estrés oxidativo, por poner
solo tres ejemplos). Aunque promisorias, las investi-
gaciones centradas en este enfoque afrontan graves
dificultades, ya que el envejecimiento es un proceso
multifactorial y complejo. Algunos de los mecanismos
implicados en la senescencia (como la apoptosis ce-
lular) participan también en el desarrollo y diferen-
ciación de las células durante la fase embrionaria del
individuo. Nada nunca es sencillo en biología.
La segunda opción en esta contienda contra nues-
tra obsolescencia programada es todavía más ambi-
ciosa y, por tanto, más radical. Tanto, que algunos
filósofos y científicos argumentan que nunca va a ir
más allá de la fantasía científica. Sea como fuere, otros
autores como el experto en inteligencia artificial Hans
Moravec, el ingeniero de Google Ray Kurzweil y el
GETTY IMAGES/IAREMENKO/ISTOCK

filósofo David Chalmers sostienen que los avances


realmente interesantes en materia de aumento de la
esperanza de vida no se van a alcanzar a través de
la manipulación de la biología humana. El verdadero
desafío no es, a su juicio, actuar sobre los dinamismos
naturales de la vida y mejorarlos, sino, lisa y llana-

78  TEMAS 100


mente, prescindir de ellos. Alargar la existencia pero ya no en un resulta consonante con otros supuestos en los que esta propuesta
cuerpo biológico. Movidos por el entusiasmo de los optimistas, parece apoyarse, sobre todo los relativos al neurodeterminismo,
parecen adherirse a la tesis de que solo acceden a grandes ga- al funcionalismo y a la tesis de la inteligencia artificial fuerte
nancias los que son capaces de hacer grandes apuestas. Veamos (según la cual las máquinas serán capaces de igualar, e incluso
algunas especulaciones alrededor de esta propuesta. superar, la inteligencia humana en su conjunto).
De acuerdo con la clásica exposición de Chalmers, si se Pero más allá de las dificultades teóricas y fácticas que plan-
entiende la relación mente-cerebro en el marco de la teoría tea la transferencia mental, cabe hacerse otra pregunta de tipo
funcionalista, en principio, no sería inconcebible la posibilidad existencial. ¿Puede esta resolver satisfactoriamente el problema
de transferir la mente humana (mind uploading) a un sustra- del que sabe que va a morir? Como es lógico, la respuesta depen-
to material más robusto. La clave de este proceso residiría en de las expectativas individuales. Por mi parte, una inmortalidad
identificar la estructura formal e informacional que subyace a interesante no es la que se plantea responder a la cuestión gené-
los estados mentales, para poder luego abstraerla, codificarla rica de «la» muerte, sino al problema particularísimo de «mi»
y «subirla» a un soporte distinto del cerebro original, de un muerte. Es decir, que es no-equívoca y suficiente. El carácter
modo análogo a como un software puede operar en distintos no-equívoco implica que debe asegurar la sobrevida del sujeto
tipos de hardware. Ello podría lograrse de dos formas: mediante que muere, no de otro —no importa cuán fiel pueda llegar a ser
el reemplazo de los componentes materiales del cerebro por una réplica, un continuador de mi vida es un continuador, pero
otros artificiales o mediante la construcción de un modelo de no soy yo—. Que sea suficiente significa que pueda asegurar la
inteligencia artificial equivalente. Este programa informático, permanencia consciente de aquello que a mí me hace ser yo. En
funcionalmente isomorfo a la mente del sujeto, podría animar tal sentido, y sin adentrarme demasiado en los sinuosos pasi-
luego una suerte de avatar y desarrollarse en una existencia llos de la metafísica de la identidad personal, ni el cuerpo ni la
virtual, o podría incluso descargarse en un cuerpo sintético y mente, tomados por separado, me parecen buenos candidatos
continuar su «vida» en el mundo material. para lograr la inmortalidad que anhelo.
Así expuesta la teoría, a uno se le ocurren varios antecedentes En el caso del cuerpo, su continuidad puede ser entendida
remotos, de tiempos pretecnológicos. El primero es, casi siem- como un signo fidedigno de permanencia de la identidad, por
pre, la doctrina de la transmigración de las almas. Sin embar- lo que nadie duda de que una persona dormida sigue siendo
go, a pesar de ciertas similitudes superficiales, las diferencias quien es. Sin embargo, esa permanencia sola, desnuda de toda
entre ambas tesis son relevantes. A juicio de los defensores de consciencia, no representa el horizonte de inmortalidad más pro-
la transferencia mental, su propuesta debe asegurar la continui- misorio. La mente, por su parte, resulta esencial a la identidad
dad funcional y fenomenológica de la mente humana. El sujeto humana y especialmente a la autopercepción de esa identidad,
debería ser capaz de mantener la función mental a lo largo de pero tampoco me parece que pueda asegurarla de suyo. Una
la migración, amén de ser consciente de ella y de poder llevarse mera existencia mental desprovista de todo correlato biológico
consigo sus contenidos. No se daría una transferencia exitosa si (disembodied), alejada del marco espaciotemporal y de las con-
se produjera una pérdida de memoria o de la autoconsciencia. tingencias del entorno (disembedded) tampoco se parece mucho
Según la doctrina de la transmigración de las almas, en cambio, a mi vida humana.
no resulta tan claro que el alma que se reencarna sucesivamente En definitiva, hoy en día, la vida de los hombres sigue siendo
conserve la identidad personal y, menos aún, la identidad auto- un proceso atravesado por la temporalidad y la contingencia, un
percibida o biográfica. proceso unidireccional, irreversible y limitado. Sin embargo,
Un segundo precursor al que se recurre con frecuencia en quizá sean precisamente su escasez y precariedad las que le con-
busca de paralelismos es la paradoja del barco de Teseo. Sin fieren su carácter, al mismo tiempo, fascinante y dramático.
embargo, en este punto coincido con el experto en filosofía
de la mente Massimiliano L. Capuccio —y no tanto con Chal-
mers—, en que no se trataría del mismo tipo de proceso. En el
caso del mito griego, la clave se encuentra en la cuestión de la PARA SABER MÁS

permanencia (o no) de la identidad de un todo a través del re- The singularity is near.Ray Kurzweil. Viking, Nueva York, 2005.
emplazo sucesivo de sus componentes materiales. Algo que, de Ending aging: The rejuvenation breakthroughs that could reverse human
aging in our lifetime.Aubrey de Grey y Michael Rae. St. Martin’s Press,
hecho, ya ocurre sin ninguna espectacularidad en el desarrollo
Nueva York, 2007.
de numerosos procesos físicos y biológicos. En la transferencia Ray Kurzweil and uploading: Just say no!Nicholas Agar en Journal of
mental, independientemente de que el procedimiento implique Evolution and Technology, vol. 22, n.o 1, págs. 23-36, noviembre de 2011.
la destrucción del cerebro original o solo su copia, de que sea Uploading: A philosophical analysis.David J. Chalmers en Intelligence
gradual o instantánea, lo que está en juego es algo todavía más unbound: The future of uploaded and machine minds, dirigido por Russell
Blackford y Damien Broderick. John Wiley & Sons: Chichester, 2014.
profundo. Según Cappuccio, el núcleo del proceso descansa en Mind-upload. The ultimate challenge to the embodied mind theory.
la posibilidad de que «estructuras mentales puramente formales Massimiliano L. Cappuccio en Phenomenology and the Cognitive Sciences,
puedan ser recolocadas espacialmente, al tiempo que conserven vol. 16, n.o 3, págs. 425-448, julio de 2017.
su identidad numérica durante el proceso». ¿Es posible y deseable la inmortalidad biológica?Juan José Sanguineti en
¿Quiénes somos? Cuestiones en torno al ser humano, dirigido por Miguel Pérez
Como es natural, una posición tan antiintuitiva y ambiciosa
de Laborda, Francisco José Soler Gil y Claudia E. Vanney. EUNSA, Pamplona,
como la de Chalmers ha suscitado una gran controversia. Se ha 2018.
señalado, en primer lugar, que su énfasis en la autonomía de lo
EN NUESTRO ARCHIVO
mental implica un peligroso acercamiento al dualismo ontoló-
gico de Descartes o de Platón, y aunque desde un punto de vista Transhumanismo: entre el mejoramiento y la aniquilación.Antonio Diéguez,
lógico esto no constituye per se una falsación, en el contexto cien- en este mismo número.
Más que humanos.Hillary Rosner en IyC, noviembre de 2016.
tífico y filosófico contemporáneo ciertamente resta credibilidad.
También se ha objetado que esta deriva hacia el dualismo no

Filosofía de la ciencia  79
CIENCIAS SOCIALES

La filosofía de las
ciencias sociales Amparo Gómez
Fue catedrática de lógica y
Una ontología para la explicación del cambio social filosofía de la ciencia en la
Universidad de La Laguna.
y su relación con la filosofía de las ciencias naturales Falleció en marzo de 2018.

L
a reflexión filosóficasobre el conocimiento social tiene una Es decir, los fenómenos sociales no son siempre el resultado
larga trayectoria que se remonta al origen de las propias de las intenciones de los actores, sino que en ocasiones lo son
ciencias sociales. A lo largo de este tiempo, la filosofía de también de las consecuencias no buscadas de esas acciones e
las ciencias sociales ha buscado inspiración en la filosofía de la interacciones. Lo anterior no excluye que ciertos eventos socia-
física o de la biología, así como en modelos estructuralistas, sis- les sean explicados únicamente en términos intencionales. Y, al
témicos y cibernéticos. Además, presenta un acento u otro se- mismo tiempo, existen mecanismos causales que no implican
gún las distintas disciplinas sociales que estudia: economía, so- intencionalidad y que actúan a espaldas de los individuos (los
ciología, antropología, historia o ciencia política. científicos sociales hablan de mecanismos como «el cambio en-
Por todo ello, resulta evidente la dificultad de dar cuenta dógeno de preferencias» o «la aversión a la pérdida»). Con todo,
de la filosofía de las ciencias sociales (aun dejando fuera las en numerosas ocasiones, las ciencias sociales tendrán que apelar
corrientes hermenéuticas, que cuestionan justamente el carác- de manera conjunta a las decisiones intencionales y a los meca-
ter científico de los estudios sociales). Así pues, en lo que sigue nismos causales.
nos centraremos solo en la filosofía de las ciencias sociales que, Esta ontología implica una metodología concreta. Así en-
de una manera u otra, se sitúa en la estela de la filosofía de la tendidas, las ciencias sociales deberán estudiar la lógica de
física. Ello dejará al margen otros enfoques, pero la elección se las acciones individuales o colectivas, las constricciones que
justifica por cuanto esta forma de hacer filosofía de las ciencias las afectan, su naturaleza racional y estratégica, así como sus
sociales ha sido y es la predominante. efectos intencionales y causales. A partir de ello irán forjándose
La filosofía de las ciencias sociales así entendida se ha basado modelos teóricos y leyes para intentar explicar la realidad social.
sucesivamente en las ideas del empirismo lógico, el racionalismo Entre dichos modelos encontramos las teorías de la acción y la
crítico de Popper, el pensamiento de Imre Lakatos y Thomas elección racional; la teoría de juegos; las teorías de la coopera-
Kuhn, así como en la filosofía de la ciencia poskuhniana. En ción, el riesgo y la incertidumbre; e incluso las teorías bioevolu-
las últimas décadas, y siempre dentro tivas del egoísmo y el altruismo.
del enfoque señalado, podemos encon- Con todo, pudiera parecer que el mo-
trar nuevas corrientes. Nos referimos al delo de la física tiene sus limitaciones a
marxismo analítico, a la perspectiva de la hora de pensar en las ciencias sociales.
los mecanismos sociales, a la teoría del in- Estas parecen presentar ciertas peculiari-
tercambio social y a la economía de los dades, tanto por la complejidad del objeto
microfundamentos (atenta al compor- de estudio y la naturaleza especial de sus
tamiento de hogares y empresas). leyes y explicaciones, como por el grado de
A pesar de sus diferencias, en estas implicación del sujeto investigador en el
corrientes encontramos un denominador propio objeto social que estudia. Lo curioso
común. Todas parten de una cierta onto- es que la filosofía de la ciencia actual nos
logía según la cual los constituyentes úl- ha mostrado que los sistemas estudiados
timos de la realidad social son los actores por la física también pueden resultar muy
sociales, sus acciones y las consecuencias complejos, que el carácter determinista y
de estas. A partir de ahí se intenta expli- universal de las leyes físicas también puede
car el cambio social. Es decir, la sociedad cuestionarse, y que el observador también
no es tomada como un todo orgánico, afecta a los sistemas físicos observados.
sistémico o cibernético con dinámicas
propias, sino que se explica a partir de Complejidad y leyes sociales
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dichos actores y sus acciones. Se suelen Atendamos primero a la cuestión de la


llamar «intencionales» los efectos que complejidad o simplicidad de los meca-
los agentes buscan al llevar a cabo una nismos sociales. Algunos autores abogan
acción. Sin embargo, cada acción puede a favor de su simplicidad, básicamente
producir, además, otros efectos no bus- para tratar la sociedad en términos de
cados, denominados «causales». un método resolutivo-compositivo como

80  TEMAS 100


el que es usual en física. Ello implica que es en los niveles más Quizá habría que añadir a estas formas de explicación la
simples de los fenómenos donde se configuran los mecanismos llamada «explicación funcional». No obstante, esta ha sido cues-
que los originan. Al mismo tiempo, desde posiciones más colecti- tionada por diversos filósofos, para quienes habría auténticas
vistas se destaca que ciertos fenómenos sociales podrían implicar explicaciones funcionales en biología o en medicina, pero no en
formas más complejas de causalidad. Sin embargo, salvo visiones las ciencias sociales. La explicación funcional en ciencias sociales
extremas, la tendencia más común consiste en considerar que la suele entenderse simplemente como un primer paso, indicado
simplicidad y la complejidad son relativas al tipo de fenómeno solo en los ámbitos que en un momento dado se muestran re-
considerado, pero que la causalidad social opera siempre al nivel fractarios a la explicación causal o intencional.
de las acciones, sus restricciones y sus consecuencias.
En cuanto al problema de las leyes, habrá que recordar que La implicación del observador
los mecanismos sociales son, en general, tendencias o probabi- Vayamos, por último, a la cuestión del sujeto investigador y su
lidades, las cuales constituyen en muchas ocasiones auténticas implicación en el propio objeto. Las prácticas de investigación
leyes. Por otro lado, las leyes sociales presentan la interesante han constituido un tema tradicional de la filosofía de las ciencias
característica de no ser universales. John Stuart Mill explicó por sociales. La atención prestada a esta cuestión se debe a que en
qué a través de la noción de «causas perturbadoras», y la filo- ella se jugaba, en buena medida, la cientificidad de unas discipli-
sofía posterior lo hizo recurriendo a la cláusula ceteris paribus nas que presentaban dificultades en el plano empírico. Téngase
(«permaneciendo lo demás igual»). En estas leyes, la relación en cuenta que los experimentos sociales no resultan fáciles de
universal y necesaria que se afirma (por ejemplo, «siempre que llevar a cabo y suelen ser improcedentes, y recuérdese también
aumenta la demanda sube el precio») es perturbada por otras que el investigador siempre está, de un modo u otro, afectado
causas. Eso significa que la ley no siempre se cumple, ya que por la dinámica social que estudia.
en ocasiones las cosas ocurren de otra manera debido a causas Sin embargo, la situación ha cambiado. Se reconoce ahora
perturbadoras. La ley solo funciona cuando el resto de los fac- que la normatividad clásica con respecto a la investigación di-
tores se mantienen iguales. Con posterioridad, esta concepción fícilmente se cumple en ningún caso, ni siquiera en el de las
fue generalizada a las leyes naturales por algunos filósofos de ciencias naturales, por lo que el componente normativo de la
la ciencia, quienes argumentaron que muchas de las leyes cien- filosofía de la ciencia se ha reducido y flexibilizado. Cualquier
tíficas aparentemente universales son, de hecho, leyes ceteris práctica científica integra factores de diversa naturaleza, inclui-
paribus y, por tanto, tendencias o leyes probabilísticas. dos los de naturaleza social, económica, política e incluso moral.
Esa concepción de las leyes conlleva una cierta teoría de la En suma, la filosofía de las ciencias sociales sigue abordando
causalidad. De ella fue precursor Mill, al plantear que las causas temas clásicos, como la causalidad, la intencionalidad, las leyes o
son compuestas, plurales y pueden ser interferidas por otras. la explicación. No obstante, lo que ha cambiado es el tratamiento
Según escribía Mill en A system of logic, «un mismo efecto puede filosófico de estas cuestiones. La filosofía de las ciencias sociales
ser causado por diversos agentes, y diversos agentes pueden sigue incluyendo indicaciones normativas, pero estas son mucho
causar partes de un mismo efecto». Esta forma de causalidad más flexibles que las que se buscaban a principios del siglo xx.
es la que opera en los mecanismos sociales. Pero también pode- Esta normatividad se combina, además, con una dimensión
mos encontrarla en las ciencias naturales, según argumentan, descriptiva e incluso naturalizadora, que recurre tanto a las
entre otros, los filósofos contemporáneos Wesley Salmon, Nan- propias ciencias sociales como a las naturales. La investigación
cy Cartwright, Lewis Mumford, Anjan Chakravartty o Sydney científica es hoy entendida como una acción significativa no
Shoemaker. Como Cartwright afirmó en su libro How the laws solo epistémicamente, sino también desde el punto de vista
of physics lie: «Los objetos naturales son muy parecidos a las práctico. Lo que implica, como ha mostrado el filósofo inglés
personas en sociedad. Su conducta está constreñida por algunas Philip Kitcher, que la filosofía de las ciencias sociales puede
leyes específicas y por un puñado de principios generales, pero legítimamente explorar también los aspectos éticos, políticos y
no está determinada en detalle, ni siquiera estadísticamente». sociales implicados en la investigación, en sus resultados y en
Por otro lado, aunque ciertas tendencias sociales se refieren sus aplicaciones.
al ámbito del comportamiento intencional y pueden constituir
auténticas leyes, es también cierto que muchas otras tendencias
y generalizaciones similares no forman leyes genuinas. A ello PARA SABER MÁS
hay que sumar que en las ciencias sociales encontramos tam-
Filosofía y metodología de las ciencias sociales.Amparo Gómez. Alianza,
bién generalizaciones que se limitan a meras correlaciones. De 2003.
hecho, muchas veces solo es posible establecer correlaciones, Explaining social behavior: More nuts and bolts for the social sciences.Jon
analogías o simulaciones que marcan rutas explicativas. Elster. Cambridge University Press, 2007.
Todo lo dicho hasta aquí nos deja con distintas formas de Social mechanisms and explanatory relevance.Peter Ylikoski en Analytical
sociology and social mechanisms, dirigido por Pierre Demeulenaere.
explicación en las ciencias sociales. Están las explicaciones cau- Cambridge University Press, 2012.
sales, basadas en tendencias y probabilidades; y también las Explanatory autonomy and Coleman’s boat.Daniel Little en Theoria, vol. 27,
intencionales, que aclaran por qué ocurrió algo apelando a leyes n.o 2, págs. 137-151, mayo de 2012.
o a procesos intencionales. En este caso es frecuente establecer Are the social mechanisms the antonym of laws?Amparo Gómez en
antecedentes particulares (creencias, preferencias y objetivos de Epistemologia, vol. 38, n.o 1, págs. 31-46, septiembre 2015.
los sujetos) para dar cuenta de acciones o eventos singulares. EN NUESTRO ARCHIVO
Además, la propia explicación causal puede limitarse a usar Termodinámica social.Stefan Pohl Valero en IyC, diciembre de 2012.
mecanismos particulares en lugar de leyes. Como se ha señalado La irrupción de las masas y la sabiduría colectiva.J. Francisco Álvarez, en este
desde el enfoque de los microfundamentos, en ausencia de leyes, mismo número.
La filosofía de la economía.María Jiménez Buedo, en este mismo número.
la detección de mecanismos particulares que causan hechos
concretos constituye una buena forma de explicación científica.

Filosofía de la ciencia  81
CIENCIAS SOCIALES

La irrupción
de las masas y la
sabiduría colectiva J. Francisco Álvarez
Catedrático de lógica y
filosofía de la ciencia en la
Universidad Nacional de
Sugerencias de la filosofía para las ciencias sociales Educación a Distancia.

C
on excesiva frecuencia,la filosofía se ha acercado a las importante respaldo institucional con la concesión a Daniel
ciencias sociales exhibiendo credenciales históricas para Kahneman, de la Universidad de Princeton, y a Vernon Smith,
intentar disputarles el espacio de reflexión sobre la acción de la Universidad Chapman, en el año 2002, del premio del
humana —espacio que en realidad comparten—, para recordar- Banco de Suecia en ciencias económicas en homenaje a Alfred
les la necesidad de una adecuada teoría de la acción social o bien Nobel. El comité Nobel dejaba claro que «un cuerpo creciente
para criticarles su supuesta falta de cientificidad. Así, la psicolo- de investigación se dedica a modificar y contrastar los supuestos
gía, la sociología, la ciencia política, la antropología y la econo- económicos básicos, la investigación en economía descansa de
mía serían vistas simplemente como disciplinas intrusas en los manera creciente en la obtención de datos en el laboratorio más
asuntos específicamente humanos, cuyo estudio correspondería que en el campo».
de manera prioritaria a la filosofía. Otro movimiento similar ha sido la expansión de la econo-
Sin embargo, es más apropiado plantearse la tarea filosó- mía del comportamiento, que está penetrando en el complejo
fica como algo más modesto, aunque no menos importante y mundo de la racionalidad humana y en los mecanismos de la
exigente: como una reflexión sobre las prácticas de la ciencia, interacción social. Es un intento de superar modelos del com-
sobre sus mecanismos explicativos y sobre las herramientas que portamiento humano demasiado simplistas, que estaban en la
utilizan para lograr conocimiento. En definitiva, la filosofía de base de algunas de las teorizaciones previas de la economía y
las ciencias sociales intenta analizar de forma crítica y positiva la política. Lo hace expandiendo sus prácticas experimentales
lo que son realmente las ciencias sociales, en vez de estipular lo desde los laboratorios hasta las situaciones más cercanas a la
que deberían ser. vida real. En buena medida, ello conecta con la propuesta que
En mi opinión, el cambio más radical que se está produciendo hizo Herbert Simon en 1960. El economista y politólogo esta-
actualmente en las ciencias sociales proviene de transformacio- dounidense veía ya entonces la necesidad de revisar el modelo
nes muy profundas en su objeto de estudio y en las técnicas de de ser humano situado en la base de las teorías económicas. Y
investigación utilizadas. Siempre se ha discutido qué métodos hoy parece cada vez más claro que el comportamiento humano
fiables pudieran ser interesantes para el estudio de los grupos inteligente no siempre se caracteriza bien a través de una idea
sociales y de los seres humanos en sociedad. Según John Stuart simple de racionalidad.
Mill, estos deberían inspirarse en las ciencias naturales. Como Al mismo tiempo, las ciencias sociales están incorporando
afirmó en su Lógica de las ciencias morales (1843), «el atraso de los resultados de las neurociencias que, por doquier, penetran
las ciencias morales solo se puede remediar apli-
cándoles los métodos de las ciencias físico-natura-
les, adecuadamente ampliados y generalizados».
Hoy en día, me parece importante constatar que
se están buscando mecanismos para extender los
procedimientos de las ciencias naturales, de modo
que nos permitan avanzar en los objetivos de las
ciencias sociales.
El giro experimental que se está produciendo
dibuja una nueva senda. Se están cosechando re-
sultados muy importantes para comprender tanto
GETTY IMAGES/ORBON ALIJA/ISTOCK

la acción humana individual como las regularida-


des producidas por la interacción y los agrupa-
mientos sociales. Así, la economía experimental
se ha consolidado como un importante ámbito de
estudio social en el último medio siglo. Obtuvo,
como recuerda el filósofo de las ciencias sociales
Francesco Guala, de la Universidad de Milán, un

82  TEMAS 100


más y más en el conocimiento del funcionamiento del cerebro lización de las tecnologías de la información y la comunicación.
y de las correspondientes capacidades cognitivas que tenemos Esas nuevas formas de interconexión provocan un cambio muy
como individuos. importante en las capacidades de las masas que, a diferencia de
Otro cambio crucial es el que se refiere a la relación entre el viejas conceptualizaciones arrogantes o peyorativas, se vienen
enfoque grupal y el individual. Estamos aprendiendo, incluso de ahora analizando como masas inteligentes (smart mobs, en la
manera práctica, que el agrupamiento de seres humanos puede terminología del ensayista estadounidense Howard Rheingold),
producir resultados que no esperábamos y que, como producto de las que parece emerger algo muy tangible y nada místico que
de la interacción, la acción de los colectivos va más allá de las podría caracterizarse como  sabiduría colectiva.
capacidades que tiene cada uno de sus miembros. Algo que ya Las cosas están cambiando en la práctica de nuestras so-
había señalado Aristóteles en la Política (III, 10, 1282a15), cuando ciedades, y a las ciencias sociales les corresponde analizar esa
decía: «Aunque cada individuo sea peor juez que los expertos, evolución. En el plano teórico ya se ha avanzado un poco y hay
la totalidad conjunta de todos aquellos será mejor juez o, por quienes hablan de una tercera etapa en la teorización sobre la
lo menos, no peor». masa y las multitudes. En la primera etapa se consideraba la
Reconocer y aprovechar el conocimiento que pueden generar masa como agente irracional y peligroso. Así pensaban Gabriel
las multitudes lleva a organizar nuevas formas de producción Tarde y Ortega y Gasset. En la segunda, la masa se toma como
del conocimiento, que, en parte, están siendo abordadas por impulsora del cambio y abanderada de una protesta racional
especialistas en teoría de la computación, psicólogos experi- formulada por las élites, que se apoyan en la fuerza de la masa
mentales y economistas del comportamiento. y no en la capacidad cognitiva de la multitud.
Parece interesante avanzar sobre ello algunas
consideraciones conceptuales típicamente fi-
La masa, en vez de Hasta llegar, en tercer lugar y en fechas más
recientes, a considerar las masas como fuente
losóficas. aparecer como de conocimiento y sabiduría. «Masa estructu-
La revolución provocada por Internet, las rada», «colaboración masiva», «innovación
redes sociales y los dispositivos móviles, que generadora de abierta» e «innovación de usuarios» —en pa-
conforman lo que los sociólogos Lee Rainie,
del Centro de Investigación Pew en Wash-
problemas, se labras del profesor de innovación tecnológica
del Instituto de Tecnología de Massachusetts
ington, y Barry Wellman, de la Universidad presenta hoy como Eric von Hippel— son ya términos comunes.
de Toronto, llaman el individualismo inter- La masa, en vez de aparecer como generado-
conectado, crea nuevas condiciones para fuente de ra de problemas, se presenta hoy como fuente
que los agrupamientos humanos puedan inteligencia de inteligencia colectiva. Se abre así la posi-
bilidad de generar soluciones inesperadas,
producir conocimiento de calidad, sin tener
que aceptar inevitablemente como mejor la colectiva eficientes, poco costosas y originales a los
dirección tecnocrática de los expertos. problemas complejos.
En ese marco aparece la aportación de economistas del com- Estos son asuntos que requieren nuevos marcos de reflexión,
portamiento como Cass R. Sunstein, de la Universidad Harvard, y la filosofía de las ciencias sociales haría bien en abordarlos
y Richard Thaler, de la Universidad de Chicago, que muestran con cierta premura. Esta tercera etapa de la presencia de las
la importancia de tener en cuenta la arquitectura de la infor- masas en una sociedad interconectada nos permite reformular
mación. Quizá no sea tampoco el momento de analizar los ele- la sabiduría de las multitudes en términos que siguen la este-
mentos principales del enfoque del paternalismo libertario (que la aristotélica, como viene sugiriendo el economista Mark N.
es como suelen caracterizar a la propuesta político-organizativa Wexler, de la canadiense Universidad Simon Freser.
derivada de su enfoque), pero sí de decir que tiene interés ver la Nos hallamos ante una posible gestión democrática de la
posible conexión de sus propuestas con lo que llamaré tercera complejidad, que comienza a llamarse gobierno abierto (open
etapa de estructuración sociotecnológica de las masas, la era de government) y que trata de aprovechar la posibilidad nueva de
las multitudes en línea y a distancia. una expansiva democracia cognitiva. Esto es parte de lo que
En una sociedad que se articula en torno a la información puede sugerir una reflexión filosófica que trata de observar y
y que considera a esta un recurso esencial para la vida de las analizar lo que hacen hoy los científicos sociales. A la postre,
personas, de las organizaciones y de las sociedades, resulta in- aunque la filosofía de las ciencias sociales deba renunciar a sus
teresante poner en claro que se trata de información no neu- aspiraciones normativas, tiene por delante una tarea importante
tral, que se puede estructurar desde cualquiera de los múltiples y exigente.
intereses en juego.
No es cuestión tanto de insistir en una teoría formal de la
información, que expanda el modelo de Claude E. Shannon PARA SABER MÁS
y Warren Weaver, ni de precisar aspectos técnicos del proce-
Nudge: Improving decisions about health, wealth, and happiness.Cass R.
samiento de la información, sino de afrontar directamente la Sunstein y Richard Thaler. Yale University Press, 2008.
naturaleza de la información para los seres humanos. Hay que The social epistemology of experimental economics.Ana Cordeiro dos
tratar de precisar un modelo humano más adecuado, que nos Santos. Routledge, 2010.
indique cómo compilamos y compartimos la información per- Reconfiguring the sociology of the crowd: Exploring crowdsourcing.Mark
N. Wexler en International Journal of Sociology and Social Policy, vol. 31, n.o 1/2,
tinente para nuestros objetivos y fines, para la resolución de los págs. 6-20, 2011.
problemas que voluntariamente queremos afrontar o bien de Collective wisdom: Principles and mechanisms.Hélène Landemore
aquellos que se nos planteen socialmente con independencia y Jon Elster. Cambridge University Press, 2012.
de nuestra voluntad. Primeros pasos hacia una filosofía de la ciencia en una sociedad digital.
La conexión entre las personas ha sufrido en los últimos de- J. Francisco Álvarez en Cuadernos Hispanoamericanos, vol. 757, págs. 7-20, 2013.
cenios transformaciones importantes provocadas por la genera-

Filosofía de la ciencia  83
ECONOMÍA

La filosofía
de la economía María Jiménez Buedo
Profesora de filosofía de la
ciencia en la Universidad
Nacional de Educación a
De los modelos predictivos a los métodos experimentales Distancia.

L
a filosofía de la economíaestá actualmente estructurada en la Gran Recesión pusieron de manifiesto la incapacidad de los
torno a tres áreas relativamente independientes. En primer economistas para predecir y evitar las crisis. Los economistas y
lugar, está la que se dedica a las cuestiones epistemológicas, filósofos que ya denunciaban la excesiva formalización de unos
metodológicas y ontológicas que surgen en la práctica científi- modelos teóricos basados en supuestos poco realistas (como la
ca de los economistas (podríamos considerar que es la parte de racionalidad de los agentes económicos) vieron en esta crisis una
la filosofía de la ciencia que se dedica específicamente a la eco- confirmación de sus críticas al paradigma económico dominante.
nomía). En segundo lugar, está el área dedicada a la teoría de la Quizás una de las objeciones más punzantes de entre las
elección racional, que comparte objeto de estudio con la filoso- emitidas por economistas célebres ha sido la de Paul Krugman:
fía de la acción. Y finalmente, tenemos la filosofía política dedi- «La economía, en su conjunto, se ha extraviado porque los eco-
cada a la justicia redistributiva. nomistas, como grupo, han confundido la belleza, revestida de
Dedicaremos este artículo a la primera de esas áreas. En un flamante aparato matemático, con la verdad». Según esta
concreto, nos centraremos en dos cuestiones que han dado lugar visión, la sofisticación formal de la economía se convirtió en un
a interesantes debates filosóficos: la naturaleza de los modelos fin en sí mismo, y los modelos teóricos no han servido ni para
económicos y el desarrollo de la economía experimental. predecir los problemas que se avecinaban ni para proporcionar
El interés público sobre la reflexión filosófica acerca de la consejos prácticos que los solventaran.
economía no ha dejado de aumentar conforme esta disciplina En realidad, la crisis de 2008 solo aportaba nuevos bríos
se ha venido coronando, gradualmente a lo largo del pasado al debate metodológico por excelencia, que mantienen tanto
siglo, como la reina de las ciencias sociales. Al contrario de lo los propios economistas como los filósofos interesados en la
que ocurre en el resto de ciencias sociales, en economía impera economía: la discusión en torno al realismo de los modelos
un paradigma central: la visión neoclásica. Esta explica el valor económicos.
de los bienes a partir de la psicología de los consumidores (su- En 1953, Milton Friedman escribió su célebre ensayo La meto-
pone que existe una racionalidad individual) y pone el énfasis dología de la economía positiva, donde proporcionaba una línea
en los equilibrios de mercado, entendidos como las soluciones clásica de defensa ante los que criticaban las teorías económicas
estables que resultan cuando el conjunto de agentes actúa de por su falta de realismo. Friedman defiende que las teorías o hipó-
forma que cada uno maximiza su utilidad individual. Aunque tesis económicas no deben ser evaluadas por su realismo o ajuste
hay una pluralidad de formas de aplicar el pensamiento neoclá- descriptivo, sino por su relevancia o significado. Las mejores
sico, los enfoques alternativos, como la economía de inspiración teorías son las que dan lugar a más y mejores predicciones con
marxista, suelen ser muy secundarios. los supuestos más sencillos; es decir, las que consiguen ser, al
Además de reinar un paradigma dominante, en economía tiempo, más simples y más fructíferas. Según esta perspectiva,
existe un claro consenso acerca de qué herramientas analíticas que una teoría describa de forma realista un fenómeno es a veces
y problemas constituyen el corpus ortodoxo de la disciplina y más una rémora que una ventaja epistemológica: una teoría rica
cuáles no. Y su lenguaje, altamente matematizado, ha ido ex- en detalles será compleja y difícil de manejar, aplicable a menos
pandiéndose y ejerciendo una creciente influencia en otras áreas casos y, por tanto, menos general.
científico-sociales e incluso en algunas menos afines, como la Para Friedman, un modelo que contenga, por ejemplo, el su-
biología (pensemos en la teoría evolutiva de los juegos, que es la puesto de que los empresarios intentan maximizar sus beneficios
aplicación de la teoría de los juegos a la biología). A esta expan- igualando sus precios a los costes marginales de producción no
sión progresiva se han referido algunos mediante la noción de queda en entredicho por el hecho que los empresarios no se
«imperialismo económico», y continúa abierto el debate acerca comporten así. De hecho, puede suceder que elijan los precios en
de si se trata de un fenómeno deseable o si, por el contrario, función de los costes medios (en lugar de los marginales). Para
perjudica el estatus científico de las ciencias sociales al limitar que sea un buen modelo, basta con que los agentes se compor-
su diversidad. ten como si estuvieran intentando maximizar sus beneficios. Es
Las razones de este imperialismo pueden ser internas o ex- decir, basta con que las predicciones de la misma se cumplan.
ternas a la ciencia; es decir, pueden estar basadas en las ventajas La visión de Friedman ha sido muy influyente entre los eco-
epistémicas del método económico o bien en factores sociales o nomistas, que, desde el principio y de modo mayoritario, se han
institucionales. De cualquier manera, son muchos los que vieron acogido a esta doctrina metodológica para defenderse de sus
amenazada la situación privilegiada de la economía a partir de críticos. En cambio, ha recibido reveses por parte de los meto-
la gran crisis financiera originada en 2008. Para algunos, inclui- dólogos profesionales. En primer lugar, por su eclecticismo, que
dos varios premios nóbel de economía, los eventos asociados a la hace difícilmente clasificable (no encaja en ninguna doctrina

84  TEMAS 100


filosófico-científica). En segundo lugar, por su relación con la
práctica científica de los economistas: la mayor parte de estos
son, de facto, realistas acerca de los principales supuestos de sus
teorías, y tienden a entender que sus modelos simplemente idea-
lizan o estilizan los hechos económicos reales. Finalmente,
porque el éxito predictivo de la economía no es, precisamente, su
punto fuerte. No obstante, el tipo de antirrealismo inherente
a la visión friedmaniana del «como si», de corte ficcionalista,
ha recibido en los últimos años un respaldo indirecto desde la
filosofía de la ciencia, pues han surgido una serie de interesantes
trabajos que tratan de conectar las prácticas representacionales
del arte y de la ficción con las que se observan en los modelos
científicos. Pensemos, por ejemplo, en cómo la ficción literaria
tiene que seguir una serie de reglas de verosimilitud y consis-
tencia para representar de forma exitosa una historia.
Con todo, si los modelos teóricos han desempeñado un pa-
pel tan central es, en parte, porque ya desde sus inicios como
disciplina científica autónoma, la economía se ha asociado con
la imposibilidad de llevar a cabo experimentos. No podemos
intervenir en las variables macroeconómicas de forma contro-
lada para observar los efectos que tiene nuestra intervención.
Sin embargo, y sobre todo a partir de los años setenta y ochenta
del siglo  xx, un conjunto de economistas y psicólogos sociales
ha venido desarrollando una rama de la economía cada vez más
importante cuyo eje es, justamente, el método experimental.
Se trata de dos programas de investigación que surgieron de
forma independiente y que gradualmente han ido establecien-
do vínculos entre sí. Hablamos de la economía experimental y
la economía del comportamiento. En 2002, ambas fueron pre-
miadas con un nóbel de economía, otorgado ex aequo a Vernon
Smith y a Daniel Kahneman.
Si bien tanto Smith como Kahneman, se han ocupado en sus
trabajos de lo que conocemos como microeconomía, o compor-
tamiento económico de los individuos, sus respectivos progra-
mas de investigación han arrojado luz sobre la macroeconomía
gracias a los experimentos de laboratorio. Los estudios de Smith
han aportado pistas sobre el funcionamiento de los mercados, filósofos, y no solo por sus hallazgos sustantivos, sino también
los de Kahneman, sobre los resultados no esperados de las deci- por las preguntas que suscita la aplicación de los métodos ex-
siones individuales o de la interacción entre agentes económicos perimentales en estudios con sujetos racionales. Podemos dejar
racionales. planteada una de ellas: ¿qué implicaciones tiene el juego de
Los experimentos de Smith se han centrado, en una primera expectativas mutuas e interacciones estratégicas que surgen
etapa, en los mecanismos responsables de la eficiencia de los entre quien participa en un experimento económico y el propio
mercados. Mediante la recreación de mercados artificiales inte- experimentador?
grados por agentes de carne y hueso (en su mayoría estudiantes),
demostró que los precios tienden a converger hacia el equilibrio.
Sus diseños experimentales han sido después utilizados por di-
versas instituciones gubernamentales para desarrollar mercados
regulados en sectores estratégicos, como el eléctrico. En una PARA SABER MÁS

etapa posterior, Smith y otros colaboradores se embarcaron en el The inexact and separate science of economics.Daniel M. Hausman.
estudio de fenómenos de irracionalidad colectiva, recreando en Cambridge University Press, 1992.
el laboratorio el surgimiento de burbujas y colapsos financieros. The methodology of experimental economics.Francesco Guala. Cambridge
University Press, 2005.
Por su parte, Kahneman y otros estudiosos de la economía Sobre la economía y sus métodos.Juan García-Bermejo Ochoa. CSIC, 2009.
del comportamiento han investigado fenómenos de irraciona- The Oxford handbook of philosophy of economics.Harold Kincaid y Don
lidad económica, como la aversión a la pérdida. Junto a Amos Ross. Oxford University Press, 2009.
Tversky, ha desarrollado la teoría prospectiva, que describe cómo The philosophy of economics.Julian Reiss. Routledge, 2012.
GETTY IMAGES/GEORGEPETERS/ISTOCK

los agentes deciden en situaciones de riesgo o incertidumbre, EN NUESTRO ARCHIVO


y el modo en que el marco de decisión ejerce un impacto en la Psicología de las preferencias.Daniel Kahneman y Amos Tversky en IyC,
evaluación de las ganancias y pérdidas potenciales. marzo de 1982.
Ambas disciplinas (la economía experimental y la del com- Las bases de la teoría económica.Bernard Guerrien en IyC, septiembre
portamiento), unidas ahora en un corpus común, constituyen de 1992.
Ciencia económica. Final de siglo.Francisco Bustelo en IyC, abril de 1999.
una de las áreas emergentes en economía. Pero, además, consti-
tuyen una nueva fuente de problemas y rompecabezas para los

Filosofía de la ciencia  85
CIENCIAS DEL DISE ÑO

En la senda
de Jesús Mosterín Anna Estany
Catedrática de filosofía de
la ciencia en la Universidad
Un modelo de racionalidad práctica para las ciencias del diseño Autónoma de Barcelona.

J
esús Mosterínfue un filósofo en el más amplio sentido de la racional a los problemas que analizaba, como muestra en su
palabra. Dedicó su vida a la búsqueda de explicaciones ra- obra Ciencia, filosofía y racionalidad (2013). Nos dio un ejem-
cionales para los fenómenos que acaecen en nuestro mundo plo de cómo filosofar con criterios racionales sobre todo lo que
natural y social. La amplitud de su obra deja constancia de ello. nos rodea.
No es fácil, por tanto, catalogarlo en alguna rama de la filosofía. Como discípula suya desde los años de estudiante de filosofía
A lo largo de su carrera, Mosterín abordó muchos de los gran- en la Universidad de Barcelona, mis intereses en el marco de la
des temas filosóficos. Escribió manuales de lógica y de teoría de filosofía de la ciencia se los debo, en buena parte, a Mosterín.
conjuntos con los que estudiamos varias generaciones de filóso- Sobre todo en la forma de abordar los temas y también en el
fos. Nos dejó también una originalísima introducción a la lógica interés por la ciencia y en la curiosidad por todo lo que ocurre en
presentada a través de las biografías de los creadores de esta el mundo. Esta era, quizás, una de las mayores virtudes intelec-
ciencia. Asumió, asimismo, el ingente proyecto de escribir una tuales de Mosterín, su capacidad para abrir temas, para sugerir
historia de la filosofía con una mirada muy amplia, que incluye nuevas y originales sendas de investigación que otros hemos
tanto el pensamiento occidental como el pensamiento oriental podido seguir después con libertad. Y quizás, en este espíritu,
y arcaico. Su amplio abanico de intereses le llevó a pensar con el mejor homenaje que podemos hacerle es precisamente pro-
profundidad, de modo brillante, divulgativo y original sobre la longar de modo crítico y creativo sus ideas, y con ello dar más
naturaleza, la cultura y la racionalidad humanas. Por otra parte, vida y continuidad a lo que fueron sus enseñanzas y proyectos.
el nombre de Mosterín va asociado indiscutiblemente a la defen- Mosterín trató de poner las prácticas científicas bajo la lupa
sa ética de los animales, objetivo del análisis racional, en especial
al que dedicó varios libros. en lo que se refiere a las ciencias
Viniendo ya al terreno de la más tradicionales y básicas, co­
filosofía de la ciencia, su artículo mo la lógica, las matemáticas,
«La estructura de los conceptos la física y la biología. Como pro-
científicos», publicado en Inves- longación de este programa, hoy
tigación y Ciencia en enero de día también habría que pensar
1978, se convirtió en un clásico en la parte más aplicada de las
y dio base a Conceptos y teorías ciencias o, dicho de otro modo,
en la ciencia (2016), uno de sus en las llamadas ciencias del di-
libros más reeditados. Dentro de seño.
la filosofía general de la ciencia En lo que sigue esbozaré
también hay que destacar sus li- una propuesta para analizar
bros Ciencia viva (2001) y el mo- las ciencias del diseño desde
numental Diccionario de lógica los presupuestos de la raciona-
y filosofía de la ciencia (2010), lidad práctica. Veremos cómo,
escrito junto con el filósofo chi- a la larga, las propias ciencias
leno Roberto Torretti. Asimismo, del diseño acaban por propor-
fueron muy reconocidas interna- cionarnos interesantes modelos
cionalmente sus aportaciones a de racionalidad, hasta tal punto
la filosofía de las ciencias espe- que podríamos hablar de una
ciales, sobre todo en lo relativo nueva epistemología inspirada
a la biología, la física y la cos- en el diseñar.
mología. La filosofía siempre ha bus-
A pesar de la amplitud de cado los fundamentos racionales
intereses de Mosterín, hallamos de nuestras creencias. Ha inten-
en todo su legado un hilo con- tado sobreponerse a las tenden-
ductor: el afán de racionalidad. cias escépticas y relativistas que
Todas sus reflexiones iban en- procuran socavar dichos funda-
PIXABAY

marcadas en una aproximación mentos. En especial, la filosofía

86  TEMAS 100


de la ciencia, desde el primer tercio del siglo xx, con el Círculo «del» diseño. Sobre la primera, dice que tiene que ver con «una
de Viena, construyó un marco epistemológico y metodológico ciencia del conocimiento que ayude al diseñador». La segunda
para la investigación científica. Sin embargo, sus modelos iban la identifica con «una epistemología que utilice el propio diseño
dirigidos principalmente a la ciencia pura o básica. Se trata, como herramienta para conocer la realidad», es decir, con una
ahora, de buscar un marco racionalista con el que abordar el epistemología que tenga en cuenta las formas de pensar propias
saber práctico. Para ello, vamos a ver cómo el diseño ha ido del diseñador.
penetrando en diversos ámbitos académicos, analizaremos las Por su parte, el profesor de innovación de la Universidad de
cuestiones epistemológicas propias del diseño y, finalmente, Texas Darius Mahdjoubi presenta, en su Epistemology of design
veremos en qué términos se puede configurar una propuesta (2003), una clasificación tripartita del diseño. Distingue el dise-
racionalista, inmersa en la cultura del diseño, que dé respuesta a ño como actividad, como planificación y como epistemología.
las circunstancias en las que la ciencia se desarrolla actualmente. La actividad se refiere a la fase inicial, en la que se piensa cómo
Podemos hablar de diseño cuando se da una intervención será el producto. La planificación alude a la organización de las
humana, guiada por ciertos objetivos funcionales, sobre el medio acciones para la realización del producto. Y la epistemología
natural o social. Hay diseño en buena parte de las ingenierías y, atañe a la relación con las metodologías sintéticas necesarias
por supuesto, en la arquitectura y el urbanismo. Pero también para realizar cualquier cambio en las ciencias aplicadas. Estas
comienza a haberlo en las ciencias de la vida (pensemos en la difieren de las metodologías analíticas tradicionales, más cen-
biología sintética y las bioingenierías) y en ciencias tradicio- tradas en la justificación de las teorías científicas.
nalmente consideradas sociales (economía, biblioteconomía y En esta línea, la epistemología del diseño nos obliga a re-
documentación, comunicación, didáctica, derecho). En todos pensar la propia idea de epistemología. Así, bajo el título de
estos ámbitos se busca el conocimiento para la acción, para la Design epistemology (2012), Dino Karabeg, informático de la
aplicación, y para la modificación de las realidades naturales y Universidad de Oslo, cuestiona la epistemología tradicional,
sociales al servicio de objetivos humanos. centrada en valores como verdad y significado, para proponer
La expresión «ciencias del diseño» comparte campo semán- una epistemología en la cual sea la innovación el eje central. Y,
tico con otras muy próximas como «tecnología», «ciencia de lo en el extremo de la serie, el experto en diseño Nigel Cross en su
artificial» o «ciencia aplicada». De hecho, resultan seminales en obra Designerly ways of knowing (2006) llega a considerar el
este campo la obra de Herbert Simon The Science of the artificial diseño como una forma de conocimiento (design epistemology)
(1969) y el artículo de Ilkka Niinilouto «The aim and structure y un modo específico de pensamiento (design thinking). El di-
of applied research» (1993). Aunque el significado de todos estos seño constituye, para él, la tercera cultura que se añadiría a la
términos no es estrictamente coincidente, no podemos entrar de las ciencias y las humanidades. Debería formar parte de la
ahora en los matices diferenciales. Lo que nos interesa destacar educación, y no sólo para determinadas profesiones, sino como
aquí es que la filosofía de la ciencia se había ocupado muy poco uno de los pilares de la formación general. Así como hay formas
de estos campos. Sin embargo, hoy día, están tan presentes en humanísticas y científicas de acercarse a los fenómenos, también
nuestra vida que es imposible obviarlos. Niiniluoto considera podemos abordarlos desde formas de pensar «diseñísticas».
que los filósofos de la ciencia han abordado las ciencias aplicadas Cross señala algunas diferencias entre estas tres culturas
con los mismos modelos de las ciencias puras, lo cual, según él, respecto al objeto de estudio, el método y los valores. En el caso
es un error. Propone, en cambio, tomar las ciencias del diseño del diseño, el objeto de estudio es el mundo artificial, entre los
como modelos para la investigación aplicada. métodos cita la formación de patrones y los valores predominan-
Se puede alegar que el diseño procede originalmente de las tes serían la practicidad, la empatía y la adecuación a propósitos.
prácticas profesionales, más que de la investigación. Incluso El modo «diseñístico» de pensar implica incluso diferentes habi-
cuando se ha introducido en el mundo académico, ha estado lidades, como las de resolver problemas mal definidos, adoptar
muy ligado al arte y aplicado a nuestra vida cotidiana. Es cierto. estrategias centradas en la búsqueda de soluciones, utilizar el
Pero actualmente muchas prácticas de diseño son fruto de la razonamiento abductivo, así como los medios no verbales, grá-
investigación tecnocientífica, se llevan a cabo con un alto grado ficos e icónicos para representar el conocimiento.
de cientificidad, con sistematicidad metodológica, planificación En suma, si Jesús Mosterín nos enseñó a buscar modelos de
e incluso evaluación y control de riesgos e impactos. El diseño, racionalidad aplicables a la praxis humana, las epistemologías
en estos casos, se ha convertido en auténtica ciencia y merece del diseño nos llevan un paso más allá, hasta la consideración de
ser objeto de consideración filosófica: ¿se trata de una actividad las prácticas de diseño como inspiradoras de nuevos modelos
racional? ¿A qué modelos de racionalidad se ajustan las ciencias de racionalidad.
del diseño?
La idea de diseño ha llegado incluso a la epistemología.
También ha contribuido a ello el hecho de que la propia epis- PARA SABER MÁS
temología haya pasado de una perspectiva apriorística a una
Ciencia viva.Jesús Mosterín. Espasa, 2001.
naturalizada; es decir, ya no hace caso omiso de los resultados
Las ciencias de lo artificial.Herbert A. Simon. Editorial Comares, 2006.
empíricos de la ciencia a la hora de configurar sus modelos me- Designerly ways of knowing.Nigel Cross. Springer, 2006.
todológicos. Este movimiento acerca la reflexión epistemológica Las ciencias de diseño.Dirigido por Wenceslao J. González. Netbiblo, 2007.
a las prácticas de diseño. Ciencia, filosofía y racionalidad.Jesús Mosterín. Gedisa, 2013.
Como resultado, contamos ya con varias propuestas filosó- Innovación en el saber teórico y práctico.Anna Estany y Rosa M. Herrera.
College Publications, 2016.
ficas que pueden contribuir al desarrollo de una epistemología
racionalista de las ciencias del diseño. Así, el arquitecto argen- EN NUESTRO ARCHIVO

tino Guillermo Bengoa, en su artículo «Distintos acercamientos La estructura de los conceptos científicos.Jesús Mosterín en IyC, enero
epistemológicos: cinco enfoques sobre los objetos» hace una de 1978.
distinción entre epistemología «para» el diseño y epistemología

Filosofía de la ciencia  87
TECNOLOGÍA

Racionalidad en
ciencia y tecnología León Olivé
Investigador del Instituto
Las prácticas científicas y tecnológicas no constituyen la única de Investigaciones Filosóficas
de la Universidad Nacional
manera racional de conocer y de intervenir en el mundo Autónoma de México.

E
l conceptode racionalidad suele aplicarse a una gran va- sirven como guías para la acción y para la intervención en el
riedad de entidades y procesos. Puede predicarse raciona- mundo; elegir entre modelos y teorías; evaluar creencias y cur-
lidad, o irracionalidad, de las personas, de sus creencias, sos de acción posibles; justificar creencias y cursos de acción
de sus acciones, de sus decisiones y elecciones. Es posible hacer elegidos; evaluar los fines y, en su caso, justificarlos o cambiar-
estos juicios tanto sobre individuos como sobre grupos de per- los; evaluar los intereses y valores propios, justificarlos y, en
sonas, como las comunidades científicas. ocasiones, modificarlos o cambiarlos.
La reflexión sobre la racionalidad es tan antigua como la Tradicionalmente se ha hecho una distinción entre la «razón
filosofía occidental. Para muchos filósofos, la racionalidad se teórica» y la «razón práctica», y, por consiguiente, entre una ra-
aplica sobre todo a las metodologías que deben seguirse cuan- cionalidad teórica (o epistémica, porque se refiere a las creencias
do los humanos toman decisiones o hacen elecciones (cómo y y al conocimiento) y una práctica (que se refiere a la acción). Sin
por qué actuar de una cierta manera en circunstancias espe- embargo, aunque esta distinción puede resultar útil para fines
cíficas, qué creer o no creer, etcétera). En numerosos casos se discursivos, en la realidad los dos ámbitos están íntimamente
reduce el problema de la racionalidad al análisis de la elección ligados. Es imposible comportarse racionalmente si al hacer
de medios adecuados para obtener fines determinados; nos re- elecciones de creencias, de teorías o de modelos (como suele
ferimos a la racionalidad instrumental. Pero otros filósofos han ocurrir en la ciencia), no se realizan al mismo tiempo ciertas
considerado que también es posible hacer elecciones racionales acciones y se toman decisiones que tradicionalmente se han
o irracionales de fines y de metas, e incluso de normas y de va- concebido como parte de la racionalidad práctica. Y viceversa:
lores. Para otros más, la racionalidad se refiere al ejercicio de decidir cómo actuar implica muchas veces optar por determina-
una capacidad básica, la razón, la cual permite tomar decisiones das creencias. No existen, pues, una razón teórica y otra razón
y realizar una serie de acciones necesarias para habérselas con práctica que sean realmente diferentes.
el entorno, para aprovecharlo en beneficio de quien realiza las En la filosofía de la ciencia y de la tecnología ha interesado
acciones, para su supervivencia y bienestar. mucho el análisis de los procesos que seguimos para elegir teo-
La racionalidad es compleja y está compuesta de otras ca- rías o modelos, así como formas de actuar (cuando decidimos
pacidades más básicas, entre ellas: tener representaciones del realizar ciertas observaciones o experimentos, en el caso de la
mundo; tener creencias y aceptarlas o rechazarlas; proponerse ciencia, o cuando decidimos cómo intervenir en el mundo, en
fines y tratar de lograrlos; elegir entre cursos de acción posibles; el caso de la tecnología), y si esas decisiones son racionales o
aprender y usar un lenguaje proposicional; expresar creencias irracionales.
por medio de proposiciones; hacer inferencias (al menos de- Sobre ese problema se han presentado básicamente dos po-
ductivas, inductivas y analógicas) y evaluar si son correctas; siciones. La primera consiste en establecer a priori (sin indagar
dialogar; dar y recibir razones; construir modelos y teorías que sobre la forma en que se toman esas decisiones y se hacen esas GETTY IMAGES/DRAFTER123/ISTOCK

88  TEMAS 100


elecciones en las prácticas científicas) una serie de criterios que especie frente a otros animales, es decir, que la racionalidad sería
deben satisfacerse para que la elección o decisión en cuestión exclusiva de los humanos. La segunda, estrechamente relaciona-
se considere racional. El problema de esta estrategia estriba en da con la primera, defiende que existe un conjunto de criterios
que muchas veces los criterios propuestos se hallan demasiado absolutos que permite evaluar si las elecciones de creencias, de
alejados de las prácticas científicas o tecnológicas reales. Y formas de actuar, así como de medios y de fines, son racionales,
como estas no satisfacen los criterios, acaban siendo considera- sea cual sea el contexto de la elección. Ello equivale a sostener
das no racionales. La otra estrategia se basa en no presuponer que existe un conjunto de principios universales y absolutos
criterios a priori, sino en intentar formularlos a partir de la que orientan las elecciones humanas de creencias y acciones.
observación y el análisis cuidadoso de las prácticas científicas y En décadas recientes, esas tesis han sido criticadas porque
tecnológicas, y en llamar, consecuentemente, racionales a esas no encajan con los hallazgos de las ciencias naturales y sociales,
formas de elección y de decisión. Se da entonces por sentado que han ofrecido motivos de peso para considerar que la razón
que las formas de proceder en ciencia y tecnología constituyen humana resulta del proceso evolutivo (evolución de las especies)
paradigmas de racionalidad, en el sentido de ejemplos de cómo y que, por tanto, otros animales poseen capacidades análogas
se debe actuar. a las que englobamos bajo el término razón, si bien menos de-
¿Es racional esa manera de comprender la racionalidad mis- sarrolladas que en los humanos. La razón sería una capacidad
ma? Podemos dar una respuesta afirmativa al hacer un recuento de muchas especies que cuentan con sistemas cognitivos que les
histórico de las prácticas científicas y tecno- permiten hacer discriminaciones, tomar de-
lógicas, y constatar que las más de las veces cisiones y actuar de manera que aprovechan
han logrado sus propósitos y constituyen, por
tanto, formas exitosas de conocer el mundo
La concepción su entorno en beneficio propio o del grupo.
La razón no constituye, pues, una capacidad
y de intervenir en él. Si bien, como veremos, pluralista de la privativa de los humanos que la distinga ra-
contra lo que sostienen algunas corrientes dicalmente de otros animales.
filosóficas, no representan la única manera racionalidad da Asimismo, las ciencias sociales han mos-
racional de conocer y de intervenir en el cuenta del trado que los humanos ejercitamos nuestra
mundo. razón en contextos y entornos que han varia-
Otro tema que se ha discutido amplia- desarrollo científico do a lo largo de la historia y según el medio
mente en la filosofía de la ciencia es el de
la racionalidad del proceso de cambio y
mejor que otros geográfico, ambiental y social. Por tanto, no
existe un núcleo de principios comunes a la
desarrollo científico. Cuando se acepta una modelos racionalidad tal y como la ha ejercido nuestra
nueva teoría científica y se abandona otra especie en el transcurso de toda su historia y
vieja, ¿existen formas racionales de realizar como la puede ejercer en todas partes.
tal sustitución? ¿Todo el proceso de sustituciones, el desarro- Esas visiones caracterizan a la concepción naturalizada y
llo científico, es racional? ¿Conduce este al progreso? ¿En qué situada de la razón y de la racionalidad, de las cuales se deriva
sentido? la concepción pluralista de la racionalidad. Según esta, no hay
Cuando se abandona una teoría antigua y se adopta una una única racionalidad, sino una pluralidad de racionalidades.
nueva se produce un cambio en las creencias de la comunidad Lo cual no equivale a defender un relativismo extremo, pues
científica. Estos cambios suelen ir acompañados de modifica- según el contexto y los problemas que se pretende resolver, es
ciones en las metas que busca esa comunidad. Normalmente, posible calificar como racional o irracional una decisión, una
los cambios de creencias y de fines se hacen para obtener mayor elección o una acción, de acuerdo con criterios no arbitrarios,
coherencia o realizabilidad de las metas (dos condiciones de legítimos y localmente pertinentes.
racionalidad de la ciencia); pueden ser progresivos en el sentido La ciencia misma, en su desarrollo histórico, ha respondido
de un contexto específico (ayudan a la realización de las metas a diferentes conjuntos de criterios para elegir teorías o modelos,
establecidas en ese contexto) o en un sentido más general. y para decidir cómo actuar, de manera que la concepción plu-
Lo que hace racional el proceso de desarrollo científico es ralista de la racionalidad da cuenta, mejor que otros modelos
que se remueven incoherencias y se abandonan fines que se monistas, del desarrollo científico y del papel que la racionalidad
han encontrado irrealizables, y en su lugar se proponen visio- ha desempeñado en la ciencia. Esta fue una de las principales
nes coherentes y objetivos que se cree con buenas razones que contribuciones de Thomas Kuhn, especialmente en su influyente
pueden alcanzarse. Cuando los científicos hacen esas elecciones, Estructura de las revoluciones científicas, que el año pasado
se comportan racionalmente, y gracias a eso la ciencia progresa. cumplió medio siglo tras su publicación.
Es cierto que el progreso se evalúa a partir de los fines que se han
propuesto y se han logrado, pero muchos filósofos han argumen-
tado que no existen fines últimos e inmutables con respecto a PARA SABER MÁS
los cuales pudiera juzgarse el progreso de la ciencia, sino que Rationality.Nicholas Rescher. Oxford University Press, Oxford, 1988.
el progreso consiste en el logro de los fines propuestos en cada La ciencia: Estructura y desarrollo.Dirigido por Ulises Moulines, volumen 4
época y por cada práctica científica. de la Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía. CSIC-Ed. Trotta, Madrid, 1993.
Dijimos antes que las prácticas científicas y tecnológicas no Racionalidad epistémica.Dirigido por León Olivé, volumen 9 de la Enciclopedia
Iberoamericana de Filosofía. CSIC-Ed. Trotta, Madrid, 1995.
constituyen la única manera racional de conocer y de intervenir Ciencia y acción. Una filosofía práctica de la ciencia.Alfredo Marcos. Fondo
en el mundo. En efecto, para concluir podemos mencionar dos de Cultura Económica, México, 2010.
tesis sobre la racionalidad que han sido ampliamente acepta- Racionalidad en ciencia y tecnología. Nuevas perspectivas
das a lo largo de la filosofía occidental, pero que en décadas iberoamericanas.Dirigido por Ana Rosa Pérez Ransanz y Ambrosio Velasco.
UNAM, México, 2011.
recientes han recibido numerosas críticas. La primera sostiene
que la razón constituye uno de los rasgos distintivos de nuestra

Filosofía de la ciencia  89
TECNOLOGÍA

La extraña relación entre


filosofía y tecnología Ana Cuevas
Profesora de
filosofía de la
Tras un largo y lamentable olvido, los pensadores comienzan a centrar tecnología en la
Universidad de
su atención en las dimensiones filosóficas de la tecnología Salamanca.

L
a filosofía occidentalha tomado desde antiguo como ob- función serían buenos candidatos para ser artefactos técnicos
jetos de reflexión los más diversos fenómenos: la natura- y, además, artificiales.
leza, el conocimiento, el arte, la moral, la política, Dios, la Sin embargo, esa definición no es del todo precisa. Por un
educación, el amor o la guerra. Sin embargo, y a pesar de su ubi- lado, deja fuera objetos que tenderíamos a pensar que también
cuidad, la técnica no ha merecido atención más que en tiempos pertenecen a la categoría de artefactos. Imaginemos que estamos
recientes. Con excepciones notables como el análisis que Aristó- montando nuestra tienda de campaña. De repente nos damos
teles hace sobre la tekné como forma de conocimiento especial, cuenta de que hemos olvidado el martillo en casa. Solución:
la mayor parte de los filósofos tradicionales apenas mencionan escogemos una piedra de tamaño, peso y dureza adecuados,
nuestra capacidad excepcional de crear esa «sobrenaturaleza» que cumpla la misma función que el martillo. De hecho, nos
que es la técnica. Precisamente fue Ortega y Gasset, uno de los gusta tanto, que la guardamos en la bolsa con la tienda para
primeros filósofos profesionales que trató en particular sobre el futuros usos. ¿En qué momento pasa de ser una mera piedra a
tema, quien la consideró como una imposición material humana un pseudomartillo?
sobre el mundo de lo natural para hacerlo más habitable: nues- Lo mismo sucede con ciertos objetos artificiales, creados por
tra forma de adaptar el medio al sujeto. nosotros para que desarrollen una determinada función, que
Las explicaciones de ese olvido son muy diversas y posi-
blemente tengan mucho que ver con un cierto prejuicio con
respecto a las tareas manuales. Pero lo más interesante de la
filosofía de la tecnología quizá no sea su falta de historia, sino
las consecuencias de su juventud. Como disciplina en pleno
desarrollo, muchos de los asuntos fundamentales están aún en
discusión, sin que se hayan fijado posturas firmes. Además, es
un área que puede resultar atractiva para los que se inician en
la investigación filosófica por todo lo que queda aún por hacer.
A continuación quisiera llevar a cabo un pequeño esbozo de
los problemas que se están abordando en la reflexión filosófica
sobre este asunto, que, por cotidiano e influyente, nos resulta
insoslayable. Para hacerlo me ayudaré de una clasificación ha-
bitual en filosofía. Así, podemos tratar cuestiones de tres tipos:
ontológicas (¿qué diferencia el objeto que estudiamos, en tanto
su composición o estructura, de otros?), epistemológicas (¿el
conocimiento que se requiere para el desarrollo y uso de la tecno-
logía es peculiar o diferente de otras formas de conocimiento?)
y morales (¿cuáles son las repercusiones de las nuevas técnicas
sobre la vida presente y futura de los humanos?). Asimismo, la
filosofía ha entrado en colaboración con disciplinas como la so-
ciología, la historia o la economía, naturalizándose, empleando
conocimientos y métodos procedentes de ellas. En conjunto,
este campo engloba los «estudios sociales de la técnica», que
nacieron como hermanos de los «estudios sociales de la ciencia».
GETTY IMAGES/HULTONARCHIVE/ISTOCK

Las cuestiones ontológicas son varias. La técnica se materiali-


za en objetos, pero ¿qué hace que un objeto pueda ser considera-
do un artefacto técnico? Esta pregunta, a la que subyace otra más
general —la diferencia entre lo natural y lo artificial—, reside en
el corazón de cualquier reflexión sobre la técnica. Podría parecer
que aquellos objetos que los humanos creamos con el propósito
(intencionalmente, en jerga filosófica) de que desarrollen una

90  TEMAS 100


no son exactamente artefactos técnicos. Pensemos en el dinero, Cualquiera que sepa andar en bicicleta sabe a qué me refiero.
un artefacto más bien social (podemos emplear cualquier cosa Y este es un artefacto bastante inocuo, incluso podríamos decir
como dinero, lo único que hace falta es que una institución que es un buen aparato. ¿Por qué consideramos que es «bueno»?
social apropiada lo sancione como tal). Y también estaríamos Una bicicleta no contamina, nos ayuda a convertir nuestra ener-
dejando fuera los objetos que fabrican algunos animales con gía en movimiento de una manera eficiente (el valor tecnológico
propósitos prácticos, como las conocidas ramitas que utilizan por excelencia), es duradera y además no hacen falta grandes
los chimpancés para cazar hormigas. conocimientos técnicos para poder arreglarla —pruebe a hacer
Por otro lado, según la definición propuesta, algunas cosas eso con su automóvil.
que no pensaríamos que son artefactos técnicos pasan a serlo: También hay otros objetos que ni siquiera tenemos que
las vacas o los perros, especies resultado de un proceso de selec- manipular pero que median constantemente entre nosotros y
ción artificial (humano) para que desarrollen ciertas funciones nuestro entorno, modificando nuestras relaciones con el medio
(biológicas) para nuestro beneficio, serían artefactos. La versión y con otros humanos. Las nuevas tecnologías de la información
más moderna —y quizá menos chocante— de estos bioartefactos y la comunicación generan grandes posibilidades, pero también
serían los organismos transgénicos, que tantas reacciones de graves riesgos con respecto a los límites de nuestra intimidad.
temor y rechazo producen. Los problemas ambientales, uno de los primeros riesgos que se
¿Y qué decir de los difusos límites entre algunos objetos vincularon con el desarrollo incontrolado de ciertas tecnologías,
artísticos y los artefactos técnicos? Si han visitado el museo cambiaron nuestra perspectiva acerca de los beneficios sin fin
Guggenheim en Bilbao no habrán podido escapar de la sensa- que supuestamente reportaba el progreso tecnológico. (La bió-
ción de estar contemplando desde fuera una enorme escultura, loga Rachel Carson nos hizo ver que las primaveras cada vez
perfectamente funcional por dentro. son más silenciosas.)
Saber qué es un artefacto técnico continúa siendo, pues, un Y acerca de esos otros problemas que nos indican las cien-
problema para la filosofía. cias sociales, hay una cierta preocupación por el devenir de
En cuanto a las cuestiones epistemológicas, las relacionadas nuestras democracias, convertidas cada vez más en tecnocracias,
con el conocimiento, hay un lugar común con el que tienen que sistemas políticos en los que ciertos expertos en ciencia y tecno-
vérselas los filósofos. Nos referimos a la idea generalizada de logía son los que toman las decisiones más transcendentes sobre
que la tecnología moderna es resultado del desarrollo cientí- nuestras sociedades. Lo que también se interpreta desde una
fico o, como decía Mario Bunge, que «la tecnología es ciencia cierta autonomía de la tecnología (analizada por Jacques Ellul),
aplicada». De manera que, aunque no todo el conocimiento una visión de que esta sigue sus propias leyes de desarrollo con
requerido para desarrollar tecnología es de tipo científico —exis­ independencia de lo que los humanos queramos o de cualquier
ten otras formas de conocimiento, de carácter más práctico, otro factor externo a ella. Un desarrollo para el que no todos
sobre cómo hacer cosas, que se considerarían propiamente estamos igualmente preparados y que ahonda la brecha entre
técnicas—, sin los desarrollos previos en ciencia básica no ha- grupos sociales, entre culturas y entre países. Aunque también
bría tecnología. cabe ver las nuevas tecnologías de la información como una
Sin embargo, como pasaba con la definición de artefacto, gran oportunidad: para el acceso a la educación de personas
parece que esos límites claros dejan de serlo cuando realiza- a las que antes les resultaba casi imposible o para mejorar la
mos una indagación un poco más profunda. El conocimiento participación ciudadana en el devenir histórico. Piénsese si no
científico tradicional se caracterizaría por su pretensión de re- en los cursos en línea masivos y abiertos (MOOC) que muchas
solver cuestiones generales y avanzar en nuestra comprensión universidades están abriendo libremente al mundo, o en el papel
del mundo, más allá de lo aparente. Pero muchos conocimientos de las redes sociales en la Primavera Árabe.
científicos no tienen, ni pretenden tener, aplicabilidad práctica; Resulta un tanto increíble que esos problemas, muchos de
así como numerosos desarrollos técnicos no han requerido de ellos producto de la modernidad pero otros permanentes en la
complejos descubrimientos científicos. historia de la humanidad, no fuesen tenidos en cuenta por los
Para complicar aún más las cosas, durante los últimos de- filósofos prácticamente hasta el siglo xx. Tenemos, pues, por
cenios han surgido áreas difícilmente clasificables como cien- delante retos magníficos. La reflexión filosófica sobre la tecno-
tíficas o como tecnológicas. Tal es el caso de la biotecnología, logía tiene que servir para orientarnos en un mundo cada vez
la nanotecnología o la ingeniería aeroespacial. Asimismo, cabe más tecnológicamente complejo.
preguntarse cuánto conocimiento tecnológico hace falta para
crear una infraestructura como el LHC. A pesar de que cunda
entre los científicos fundamentales un cierto desdén hacia los PARA SABER MÁS

tecnólogos, sin ellos la ciencia actual habría tenido serios pro- Philosophy and technology.Roger Fellows. Cambridge University Press, 1995.
blemas para poner a prueba sus hipótesis. Tecnología, un enfoque filosófico. Y otros ensayos.Miguel A. Quintanilla.
Fondo de Cultura Económico, Argentina, 2005.
Los asuntos morales han merecido una mayor atención desde
Teaching about technology. An introduction to the philosophy of
la filosofía tradicional. Los artefactos y sistemas técnicos confor- technology for non-philosophers. Marc J. De Vries. Springer Verlag, Berlín,
man nuestra existencia desde el momento en que nacemos hasta 2005.
el instante en que morimos, e incluso más allá de estos límites Philosophy of technology. An introduction.Val Dusek. Blackwell Publishing,
(se pueden escoger embriones y trasplantar órganos). Esta intro- 2006.
A philosophy of technology - From technical artefacts to sociotechnical
misión puede llegar a convertirse para algunos filósofos en un systems.Pieter Vermaas et al. en Synthesis Lectures on Engineers, Technology,
serio problema. Nos fusionamos de tal manera con los objetos and Society, vol. 6, n.o 1, págs. 1-134, Morgan & Claypool Publishers, 2011.
técnicos que ni siquiera nos damos cuenta de dónde termina
EN NUESTRO ARCHIVO
nuestro organismo y comienza el artefacto, o como expresaba
Los valores de las ciencias.Javier Echeverría, en este mismo número.
Heidegger, «la esencia de la técnica penetra nuestra existencia
de una manera que apenas sospechamos».

Filosofía de la ciencia  91
TECNOLOGÍA

Transhumanismo:
entre el mejoramiento
y la aniquilación
El transhumanismo busca el mejoramiento humano mediante la Antonio Diéguez
Catedrático de
tecnología. Las promesas que se hacen en su nombre son muy filosofía de la ciencia
en la Universidad
ambiciosas, pero no todas están igualmente justificadas de Málaga.

A
medida que el ser humano ha ido transformando el mun- sidera sesgada sexual, racial y culturalmente. Sus pretensiones
do con la tecnología, se ha ido también transformando a de universalidad no habrían hecho más que imponer un este-
sí mismo. Su relación con la tecnología no es, pues, acci- reotipo humano que ha resultado ser un elemento de opresión
dental, sino constitutiva. En este sentido, puede decirse que el más que de liberación; un recurso para dividir. Hay, pues, que
ser humano es el primer bioartefacto; un producto de su pro- romper las viejas dicotomías que este estereotipo fundó o de
pia tecnología. A lo largo de los siglos, este poder de transfor- las que bebió (masculino/femenino, animal/humano, viviente/
mación estuvo fundamentalmente en manos de técnicas cultu- máquina, natural/artificial). El transhumanismo cultural toma
rales como la escritura, la educación, las leyes y el Estado, pero como icono de esta superación el cíborg, que no tendría sexo
también desempeñaron un papel central las de tipo biológico, ni se atendría a límites entre lo vivo y lo inerte, entre lo natural
como los procedimientos agrícolas y ganaderos tradicionales y lo artificial. El cíborg no tiene identidad fija. Su condición es
o las técnicas de procesamiento, conservación y utilización de múltiple y cambiante. Es, pues, una referencia contra la pureza y
alimentos. Un efecto claro de estas últimas se manifiesta en el las fronteras identitarias permanentes. Donna Haraway, filósofa
hecho de que ciertas poblaciones humanas han adquirido evo- de la Universidad de California y autora del Manifiesto cíborg
lutivamente la capacidad para digerir la lactosa en edad adulta (1985), es la pensadora más influyente en esta orientación.
[véase «Genes, cultura y dieta», por Olli Arjamaa y Timo Vuo- No obstante, la modalidad que ha alcanzado mayor difusión
risalo; Investigación y Ciencia, junio de 2010]. en las redes y en los medios de comunicación es el transhuma-
Todas estas tecnologías han ido conformando al ser humano nismo tecnocientífico. Este es menos crítico política y social-
de forma lenta e indirecta. Modificaban primero su entorno mente, y mucho más tecnófilo que el anterior. Sus esperanzas
cultural o natural, su circunstancia vital; esto producía a su vez están puestas en el potencial creador y controlador que abren
cambios en los individuos y finalmente en la propia condición las nuevas tecnologías actuando de forma conjunta; en par-
humana. En el siglo xx, sin embargo, el progreso técnico ha ticular, las nanotecnologías, las biotecnologías, las tecnologías
abierto una senda que en el pasado estuvo solo en la imagina- de la información (computación) y las ciencias cognitivas (neu-
ción de algunos literatos y visionarios: se ha vuelto factible la rociencias, inteligencia artificial, etcétera), a las que se suele
posibilidad de aplicar la tecnología a la transformación directa hacer mención de forma conjunta con las siglas NBIC. Por el
del ser humano. El transhumanismo no es más que el reco- momento, las orientaciones más activas dentro de esta moda-
nocimiento complacido de que esta posibilidad está ya ahí, y lidad de transhumanismo han sido dos: la de los que ven en la
la afirmación de que debe ponerse a nuestro alcance. Dentro inteligencia artificial el resorte fundamental del cambio radical
de este heterogéneo movimiento cultural, filosófico y social, previsto y la de los que confían más en la biotecnología para
algunos son lo suficientemente radicales como para anhelar dar ese enorme salto —aunque, por supuesto, cabe combinar
la superación (y desaparición) de la especie humana y su sus- ambas orientaciones—.
titución por una o varias especies posthumanas, que serían Lo que de común tienen ambas versiones del transhuma-
sus herederas evolutivas. Otros no quieren llegar a tanto. Se nismo tecnocientífico es su búsqueda del mejoramiento humano
conforman con buscar mejoras dentro de unos límites que nos mediante procedimientos tecnológicos, y ello con vistas a un
dejarían aún seguir siendo humanos. alargamiento indefinido de la duración de la vida. En otros
La diversidad es tal que no todos los que se dejan incluir bajo términos, su objetivo final es la victoria sobre la muerte, que no
el apelativo de transhumanista o posthumanista ven las cosas del es tenida como un destino inexorable, sino como un enemigo
mismo modo en lo que al significado de este término se refiere. que puede ser derrotado. No hay que buscar una vida más allá
Hay un transhumanismo cultural, desarrollado especialmente de ella, como hacen las religiones. Lo que hay que hacer es no
por corrientes feministas y por la llamada «filosofía continen- morir jamás, y la tecnología podrá obrar el milagro.
tal», que busca ante todo subvertir los ideales del humanismo Esto explica la popularidad que este transhumanismo está
moderno, centrados en una visión del ser humano que se con- alcanzando y que ya se considere por algunos el sustituto per-

92  TEMAS 100


éxito tienen los estudios científicos que se vienen realizando en
las últimas décadas sobre las causas del envejecimiento, entre los
que destacan los trabajos de María A. Blasco, del Centro Nacional
de Investigaciones Oncológicas, y Carlos López Otín, de la Uni-
versidad de Oviedo. Y esto nos lleva a la segunda modalidad de
transhumanismo tecnocientífico que mencionábamos.
Quizás el momento en el que el transhumanismo de orien-
tación biológica comenzó a adquirir la relevancia filosófica que
hoy tiene fue cuando, en 1999, el filósofo de la Escuela de Arte
y Diseño de Karlsruhe Peter Sloterdijk presentó su conferencia
«Normas para el parque humano». Esta desató una dura polé-
mica entre el autor y algunos discípulos del sociólogo y filósofo
Jürgen Habermas, con intervención final de este. Sloterdijk tuvo
el atrevimiento —para el ambiente político y cultural alemán—
de sostener que el proyecto humanista de «domesticación» del
ser humano mediante la educación, la lectura de los clásicos, el
cultivo de las artes, etcétera, había sido un completo fracaso y,
por tanto, era necesario comenzar a ensayar otros métodos más
expeditivos y rápidos si no queríamos presenciar en poco tiempo
nuestra autodestrucción. El remedio que él sugería habría de
venir a través de una «antropotécnica» capaz de dirigir «con
una política de cría» la reproducción humana; o, dicho de forma
fecto de la religión en una época de descreimiento. Situándose más transparente, a través de la eugenesia y de la manipulación
entre lo real y lo imaginario, el transhumanismo pretende no genética de nuestra especie.
solo cambiar en el futuro al ser humano, sino, antes que eso, Los defensores del biomejoramiento humano no se sitúan
modificar sus valores, sus conceptos y sus prácticas actuales. El muy lejos de esas tesis. El surgimiento de la biología sintética
anuncio de la nueva era funciona como una llamada a la mo- y los éxitos logrados recientemente con la técnica de edición
vilización para preparar su advenimiento. Hemos de tomar las genética ­CRISPR/Cas9 han dado un enorme impulso a sus
riendas de nuestra evolución; liberarnos de la lotería genética y planteamientos. La biología sintética ha potenciado de forma
de los rigores de la selección natural que la han conducido hasta sorprendente las posibilidades de la ingeniería genética «clá-
ahora. La libertad morfológica, el derecho a elegir el fenotipo sica». Ha permitido fabricar en el laboratorio genes diseñados
que se quiera tener, debe ser una norma fundamental de esa para fines específicos, capaces de hacer que las células adquie-
nueva era que ya llega. ran funciones que no poseen en la naturaleza. En el futuro,
Entre los que apuestan por la creación de una superinteligen- dichos genes podrían estar constituidos por nuevos tipos de
cia artificial que tome el control de nuestro planeta y de nuestras nucleótidos o hallarse sometidos a un código genético diferen-
vidas y con la cual podamos integrarnos, el más conocido es el te. Las aplicaciones posibles al ser humano son aún en buena
ingeniero de Google y escritor prolífico Raymond Kurzweil, que medida desconocidas, pero ya se ha iniciado la investigación
ha hecho correr la idea de que la «singularidad», es decir, la sobre ello. A buen seguro habrá muchas positivas, junto a otras,
creación de máquinas superinteligentes capaces de crear nuevas en cambio, amenazantes.
máquinas aún más inteligentes en un crecimiento exponencial, En qué medida todas estas propuestas van a resultar efectivas
hasta que tomen ellas el control de todo el planeta, se producirá y qué consecuencias tendrán sobre nuestras vidas es algo que
en torno al año 2045. Nick Bostrom, filósofo de la Universidad solo el tiempo podrá determinar con seguridad. Pero cuando se
de Oxford, ha analizado con más detalle los pros y los contras de trata de técnicas que pueden propiciar cambios tan drásticos, no
la creación de una superinteligencia artificial. Se detiene sobre sería mala idea que, antes (o además) de preguntarnos cuál sería
todo en los procedimientos mediante los que se podría impedir la relación costes/beneficios de su aplicación, nos detuviéramos
que esta fuera hostil a los humanos. Las conclusiones a las que a considerar por qué habríamos de desear las transformaciones
llega no son muy halagüeñas. propuestas —o por qué se nos intenta convencer de que son
La transformación más radical, la forma más invasiva de per- realmente tan deseables, y, al parecer, inevitables—.
petuación a la que algunos esperan poder recurrir, es el volcado
de la mente en un superordenador; idea defendida por Hans Mo- PARA SABER MÁS
ravec, investigador en robótica de la Universidad Carnegie Mellon,
Regenesis: How synthetic biology will reinvent nature and ourselves.G. M.
y por Kurzweil, entre otros. No sorprende que haya sido también Church y E. Regis. Basic Books, 2012.
la propuesta más criticada por los escépticos, incluidos algunos ¿Decisiones peligrosas? Una bioética desafiante.J. Savulescu. Tecnos, 2012.
transhumanistas. No solo es muy dudoso que tenga algún sentido Superinteligencia: Caminos, peligros, estrategias.N. Bostrom. Teell Editorial,
desde un punto de vista científico-técnico y filosófico —asume 2016.
GETTY IMAGES/MENNO VAN DIJK/ISTOCK

Transhumanismo. La búsqueda del mejoramiento humano.A. Diéguez.


una concepción de la mente como software que es sumamente Herder Editorial, 2017.
discutible—, sino que, de tener éxito alguna vez, lejos de constituir
la consecución de la inmortalidad personal, sería probablemente EN NUESTRO ARCHIVO

una forma horrible de acabar con uno mismo, transformado en Moldeados por la tecnología.Ricard V. Solé en IyC, noviembre de 2016.
algo que sería imposible de identificar con el ser que habríamos Más que humanos.Hillary Rosner en IyC, noviembre de 2016.
sido hasta entonces. Aunque no busquen la inmortalidad, sino Yo, mi cerebro y mi otro yo (digital). Mariano Asla, en este mismo número.
el fin más modesto de alargar nuestra vida, más posibilidades de

Filosofía de la ciencia  93
TECNOLOGÍA

La técnica y el proceso
de humanización José Sanmartín
Esplugues
Catedrático de filosofía de
la ciencia en la Universidad
Católica de Valencia San
En diálogo con José Ortega y Gasset Vicente Mártir.

E
n 1933,la Universidad Internacional Menéndez Pelayo se biológico —y es esta una idea compartida por los filósofos de cuño
inauguró con un curso dictado por Ortega sobre la técni- fenomenológico o existencialista del siglo pasado que sigue hoy
ca. En su introducción afirmó rotundamente: «Señores: contando con una amplia aceptación—, es un callejón sin salida:
sin la técnica el hombre no existiría ni habría existido nunca». un animal enfermo. La técnica no solo le ha abierto la puerta
En 1939 se publicó este curso en un librito titulado Ensimis- hacia la supervivencia. Ha hecho mucho más. Liberándole de las
mamiento y alteración, que llevaba por subtítulo Meditación necesidades básicas, le ha permitido vacar hacia lo que, realmente,
de la técnica. Creo que esta denominación refleja muy bien la considera necesario y que, desde el punto de vista biológico, puede
primera matización —perdón por la osadía— que me gustaría verse como superfluo. Nuestra Arcadia no es, pues, un mundo na-
hacer a la aserción de Ortega. Quizás hubiera sido más exacto tural en el cual vivimos felizmente porque estamos perfectamente
decir: «Señores: sin ensimismamiento, no habría cultura. Sin
cultura, no habría técnica y, sin técnica, no habría ser humano».
Max Scheler había aseverado en El puesto del hombre en el
cosmos (1928) que, a diferencia del resto de los animales, los
humanos no somos entes extáticos, siempre volcados hacia fuera
para responder a estímulos relacionados con la satisfacción de
nuestras necesidades básicas. El hombre tiene el don de suspen-
der sus reacciones ante estímulos externos: es capaz de meterse
en sí mismo, de ensimismarse. Y es en esos momentos de ais-
lamiento interior cuando, en lugar de enfrentarse de manera
automática a lo externo, se plantea conscientemente los porqués
de todo ello y busca cómo evitar su estado de sumisión a lo que
el mundo le impone.
Ese don convierte al humano en un ser especial, sin que eso
signifique que sea el único dotado de tal facultad. Sabemos de
otros animales que la tienen, pero su capacidad de ensimismarse
y la nuestra muestran efectos inconmensurables. En nuestro
caso, ha llegado a ser nada menos que la habilidad que permite
dar forma a cualquiera de nuestras actividades. Y esa forma no
es otra cosa que la cultura, que, así entendida, se constituye en
una categoría del ser.
Entre las actividades humanas las hay que posibilitan incidir
sobre el mundo —sobre «la circunstancia», dirá Ortega—, tratan-
do de erradicar cuanto nos es hostil y nos hace seres necesitados.
Esa erradicación es el resultado de producir o fabricar lo que no
hay en la naturaleza, bien porque, simplemente, no existe en ella,
bien porque no está a nuestra disposición cuando lo precisamos.
A ese conjunto de actos es a lo que se denomina «técnica».
La técnica nos permite, en suma, vencer la resistencia que la
naturaleza nos presenta a la hora de insertarnos en ella. Es la
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vía que hemos desarrollado a fin de que los requisitos impres-


cindibles para nuestra supervivencia como animales dejen de
serlo. Para conseguirlo, reobramos la naturaleza, creando sobre
ella una malla técnica a la que nos vamos adaptando a la vez
que nos liberamos de los dictados naturales.
Esa adaptación a la malla técnica aparece así, en primer lugar,
como la salvación del ser humano, que, desde un punto de vista

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adaptados a él. Es el mundo artificial que nos hemos construido, Las ideas dominantes en la cultura occidental, al menos des-
en el cual las cuestiones que verdaderamente nos importan en de el siglo  xvi, apuntan en la segunda dirección. ¿Y qué podría
poco o en nada tienen en consideración nuestra biología. Esta, justificar mejor sus pretensiones que la imagen de un hombre
obviamente, sigue existiendo, pero rodeada de múltiples capas que, si no hubiera sido por la re-obra de la naturaleza, muy
de cultura que, incluso, han llegado a redefinir sus funciones. probablemente se hubiera extinguido?
Tómense como ejemplos la sexualidad o la alimentación. Pues bien, si la técnica es el factor clave no solo de nuestra
Lo dicho se resume así: el ser humano, valiéndose de la supervivencia, sino también de nuestro bienestar, ¿habría que
cultura y, en concreto, de la técnica, no solo se garantiza estar, ponerle límites en su reforma de la naturaleza? En principio, la
sino estar bien. Porque para él, bienestar significa estar liberado capacidad técnica parece de por sí ilimitada. Por eso, parafra-
de los dictados de la naturaleza para poder satisfacer lo que seando a Ortega, ser técnico —como lo es el ser humano— es
realmente considera necesario: vivir bien. Ese es el término ad poder serlo todo. Y, obviamente, si el ser humano como ser técnico
quem de la reforma de la naturaleza, y la vida humana puede puede serlo todo, puede decidir incluso dejar de ser humano. Y
entenderse, entonces, como el camino que hay que hacer para en esas estamos en este momento.
llegar a tal término. La vida humana es, en ese sentido, un Las puertas se abren a la imaginación. Junto a la producción
quehacer, un proyecto presidido por un objetivo (el bienestar), de artefactos basados en materiales naturales, hemos aprendido
cuyo logro pleno, en palabras de Ortega, constituye la felicidad. a sintetizar lo que hay y también lo que, en sentido estricto, no
Me parece que tildar al ser humano de callejón biológico sin hay en la naturaleza. Incluso hemos actuado así con los seres
salida es una mera hipérbole filosófica que nos prepara para vivos. La cuestión es entonces: ¿por qué no aprovechar lo me-
aceptar la necesidad de que algo ha venido en nuestra salvación jor de cada especie para sintetizar seres vivos que nos resulten
y que ese algo ha sido la técnica. multifuncionales? Y, yendo más lejos, si nosotros, los seres hu-
Ortega asevera que el hombre no tiene naturaleza, sino his- manos, somos poco más que una calamidad desde un punto de
toria. Pero, obviamente, si redujésemos nuestra naturaleza a vista biológico, si —pese a nuestros desarrollos técnicos— no
(prácticamente) nada, la consecuencia perogrullesca que ob- hemos logrado todavía liberarnos de una naturaleza que nos
tendríamos sería clara: no tendríamos nada que hacer frente a sigue siendo hostil, entonces: ¿por qué no nos dejamos de falsos
la naturaleza, pues, incluso comparados con el más humilde de escrúpulos y, en lugar de añadirnos prótesis, comenzamos a
los otros animales, estaríamos desprovistos de los mecanismos construirnos desde cero según un diseño preestablecido? Lleva-
innatos que permiten sobrevivir. Lo bien cierto es que el mismo dos por ensueños que huelen a Nietzsche, hay entonces quienes
Ortega se contradice al sostener que no todo en la naturaleza no solo ven al ser humano como un ser enfermo, sino como un
son dificultades para el ser humano. Porque «si no encontrase ser condenado a un destino cruel: la muerte, la desaparición, la
facilidad alguna, estar en el mundo le sería imposible». «Fa- disolución en la nada. ¿Por qué no diseñarnos, entonces, como
cilidad» significa aquí que el ser del hombre y la naturaleza, seres eternos o, siendo más humildes, como seres perdurables?
al menos parcialmente, coinciden. O, dicho de otro modo, que Quienes dicen que sí a estos interrogantes —«hagámoslo»— son
en el ser humano hay una parte natural y otra extranatural o los llamados «posthumanistas», porque el objetivo de sus pre-
cultural. Por eso, el mismo Ortega lo define de forma bellamente tensiones ya no es la mejora del ser humano, sino su superación.
simbólica como «un centauro ontológico». A estos delirios puede llevarnos una percepción hostil de la
Lo quiera Ortega o no, el ser humano tiene, pues, naturaleza, naturaleza, unida por una parte a una concepción del ser huma-
aunque estemos de acuerdo con él en que la parte extranatu- no como un ser enfermo cuya vida es un proyecto técnicamente
ral ha sepultado la parte natural bajo innumerables capas de vertebrado y, por otra, a una defensa de la autonomía de la téc-
artificios. Pero no debería olvidarse de que, bajo esas capas, nica y al primado del imperativo técnico (cuanto técnicamente
hay un conjunto de rasgos que nos posibilitan el ensimisma- pueda hacerse, hágase).
miento y otras capacidades que hacen de nosotros seres bioló- Evidentemente, la técnica nos está sirviendo para vivir mejor.
gicamente muy peculiares. En concreto, por naturaleza somos Hemos de mejorar; de acuerdo. Pero, si en algo hemos de hacerlo
seres-para-la-vinculación-con-otros. Nuestro cerebro nos abre es ante todo en nuestra sensatez y prudencia, adoptando las
de forma inconsciente a la captación del otro y de sus estados medidas adecuadas para que, antes de aplicarla, la técnica sea
psíquicos. El rostro del otro, sus gestos, posturas y actitudes lo objeto de reflexión acerca de lo que esperamos conseguir con
convierten automáticamente en mi complemento. Yo no soy un ella para el bien humano integral. Solo así se garantizará una
individuo que aprende a relacionarse con otros individuos: mi cultura al servicio de la dignidad humana.
yo es siempre un nosotros, con independencia de mi voluntad
o inteligencia, que potenciarán o tratarán de reprimir mis in-
clinaciones innatas.
PARA SABER MÁS
Las sociedades humanas que han potenciado las relacio-
nes automáticas de vinculación no han necesitado re-obrar la Ensimismamiento y alteración.José Ortega y Gasset. Espasa-Calpe, 1939.
Human nature and the limits of science.John Dupré. Oxford University Press,
naturaleza por haberla percibido o sentido como hostil. Han 2002.
generado tupidas redes de organización que les han permitido Nuevas perspectivas en el debate sobre la naturaleza humana.Alfredo
vivir bien sin intervenir drásticamente en los procesos natura- Marcos en Pensamiento, vol. 71, n.o 269, 2015.
les. En cambio, las sociedades que han reprimido las inclina- Transhumanismo.Antonio Diéguez. Herder, 2017.
ciones naturales de vinculación, que las han llegado en casos EN NUESTRO ARCHIVO
extremos a considerar incluso como muestras de debilidad y La extraña relación entre filosofía y tecnología.Ana Cuevas, en este mismo
que han hecho prevalecer el yo y los intereses particulares sobre número.
el nosotros y el bien común, han estado presididas por el afán Transhumanismo: entre el mejoramiento y la aniquilación.Antonio Diéguez,
de poder y, muy en concreto, de dominio sobre una naturaleza en este mismo número.
hostil, a la que había que subordinar técnicamente.

Filosofía de la ciencia  95
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