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AMÉRICA LATINA
Experiencias de cooperación internacional y
cohesión social
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INDICE
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1. INTRODUCCIÓN, OBJETIVO Y METODOLOGÍA
1.1. Introducción
En la actualidad, el proceso de globalización hace que los Estados sean más vulnerables
a las relaciones del entorno y a la influencia de los actores internacionales. Esto tiene
también una traducción sobre las instituciones y el papel que juega la cooperación
internacional. Tomemos el caso de varios alcaldes de comunidades rurales,
pertenecientes a partidos políticos diferentes, que se proponen llevar a cabo un plan de
desarrollo. Pretenden producir artesanía y promover la diversificación de ingresos
económicos en una región donde conviven las víctimas de un conflicto armado interno
reciente, junto con los victimarios, y donde además conviven dos grupos de población
indígena diferentes entre sí, junto con grupos de mestizos. Estos alcaldes han solicitado el
apoyo del gobierno central y el de una ONG internacional que, a su vez, pidió el apoyo
financiero de gobiernos descentralizados, agencias bilaterales y multilaterales. Una gran
empresa consultora ha identificado las líneas de actuación posibles de este plan que será
ejecutado definitivamente por ONG!s y gobiernos locales. Llegados a este punto, es fácil
interpretar que, en este marco de intervención, todas las actuaciones derivadas de este
proyecto pueden a alterar de alguna manera el contenido legal, moral y cultural de las
relaciones preexistentes en la región, y es muy probable que lo que surja de una
intervención de cuatro años en este entorno afecte, directa o indirectamente, a las
instituciones.
Este estudio tiene por objeto analizar algunas experiencias compartidas entre la
cooperación internacional y los actores nacionales en el ámbito de las políticas de
cohesión social las cuales hayan contribuido a construir cierta institucionalidad, bien sea
incentivando la participación de nuevos actores en los procesos de institucionalización
1O!DONNELL, Guillermo (1996), “Otra Institucionalización”, en Revista Ágora. Número 5, invierno de 1996, Págs. 5-28.
Buenos Aires.
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(Casos 1, 2, 3 6 y 7), o bien “desafiando” las pautas regularizadas de interacción que son
conocidas, practicadas y regularmente aceptadas por todos los actores sociales, es decir,
la propia institucionalidad (Casos 4 y 7).
Para ello, en primer lugar es necesario seleccionar cuáles van a ser las herramientas de
análisis de las políticas de desarrollo que van a ser empleadas en este informe. Este
dilema se ha resuelto tomando como referencia un trabajo clásico de Hirschman en el que
se expone que la planificación del desarrollo consiste en ir implantando una serie de
proyectos que aceleren el paso. Dice este autor: “en lugar de concentrarnos en ahorrar
recursos como el capital o el espíritu de empresa nuestro enfoque nos lleva a la búsqueda
de presiones y mecanismos de inducción que atraerán y movilizarán el mayor monto
posible de estos recursos” 2 De ahí que, desde una concepción dinámica de las políticas
de desarrollo, el marcador principal de la búsqueda en cada uno de los casos analizados
sean esos procesos de inducción, que producen nuevos cambios, que impiden que los
proyectos y programas de cooperación se agoten en sí mismos.
En segundo término, era necesario tomar ciertas variables de referencia que ayuden a
estudiar los casos desde el punto de vista de la cohesión social. Después del Consenso
de Washington, los déficits acumulados en las políticas sociales de América Latina han
sido tan grandes que se han abierto, sin mucha dificultad, nuevos espacios para compartir
otras miradas. Una de éstas ha tomado la forma de un diálogo sobre Cohesión Social
entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe, siendo éste tan importante que se ha
mantenido como eje central de trabajo en las diferentes Cumbres de Jefes de Estado y de
Gobierno de ambas regiones, desde el año 2004 en Guadalajara hasta la agenda de Lima
2008, generado no sólo un discurso sino también una nueva práctica en las diferentes
agendas de cooperación entre ambas regiones. La CEPAL avanzó un informe en enero de
2007 titulado Cohesión Social: Inclusión y Sentido de Pertenencia en América Latina y el
Caribe que contribuyó a conceptualizar estas políticas como aquellas que 1) promueven
sentido de pertenencia, es decir, producen un cambio cultural, 2) generan un servicio
social mejorando los indicadores de acceso y calidad a los servicios públicos y 3)
fortalecen al Estado y las instituciones.3
2 HIRSCHMAN, A (1958) La Estrategia del Desarrollo Económico, New Haven, Yale University.
3CEPAL (2007) Cohesión social: inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe. Naciones Unidas.
Santiago de Chile.
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Figura 1: Procesos de inducción en términos de cohesión social
Fuente: Elaboración sobre CEPAL (2007) Pág. 36
Por último, la lógica para la selección de los casos y para organizar la estructura del
documento ha sido la de observar hasta qué punto se involucran los actores nacionales
en los procesos de democratización. Partimos de la premisa de que para que el mayor
número de actores se involucren en los procesos de construcción de políticas públicas en
democracia es necesario que exista alguna clase de incentivos, convicción o motivación
en este sentido. De ahí que la propuesta haya sido dividir el proceso de democratización
en tres momentos (transición, consolidación e institucionalización) y tres intensidades en
lo que respecta al involucramiento de los actores nacionales. El esquema resultante es:
" CONSOLIDACIÓN
" " " " " " POLÍTICOS/SERVIDORES
" " " PÚBLICOS
En una transición a la democracia las élites económicas serían las principales interesadas
en reducir todo tipo de riesgos derivados de la reestructuración del poder, y uno de los
principales es el que se deriva de las reformas fiscales. Sería de gran interés ver, en este
trabajo, qué incentivos pueden llegar a tener estas élites para participar y hacer sostenible
un pacto fiscal, un apoyo presupuestario o una asistencia técnica orientada a poner en
marcha un sistema de gestión que haga viable pagar el precio de la cohesión social.
Teóricamente, una elevada dependencia sobre recursos naturales haría más difícil crear
incentivos en las élites económicas para activar un cambio en la estructura del poder lo
cual explicaría, por ejemplo, la actitud estos sectores tuvieron en el caso del Pacto Fiscal
de Guatemala (Caso 1) que será analizado en este informe.
Por otro lado, nos interesa ver si existen incentivos, convicciones o motivaciones que
hagan que los políticos/servidores públicos inicien políticas públicas que promuevan la
cohesión social: un sistema educativo público, un sistema sanitario o de pensiones, una
5
política de empleo o la introducción de mejoras en los sistemas judiciales. Entre sus
incentivos es posible que se encuentre simplemente el de ganar las elecciones o el de
buscar una nueva base social de apoyo, pero en cualquier caso siempre será necesario
analizar el verdadero alcance de estas motivaciones de cara a una apuesta específica de
la cooperación internacional en estos sectores que sea realista. Esta fase de
consolidación de una política pública (más que de instauración, como la anterior) es clave,
porque puede orientar el sistema hacia un modelo que privilegie la igualdad
(socialdemócrata) o un modelo que privilegie la libertad (liberal o conservador).
Y, por último, es necesario analizar si la sociedad civil y las organizaciones que defienden
la aplicación de los derechos sociales, civiles y políticos, existen incentivos para participar
en esos programas de cooperación orientados a generar cohesión social, y de qué tipo
son éstos. Aquí será preciso ver como un actor central en la institucionalizaciòn de las
reglas del juego democrático a los sindicatos, las asociaciones de empresarios,
asociaciones para la atención jurídica gratuita, las ONGs de lucha contra la corrupción, los
medios de comunicación, las organizaciones que desarrollan políticas de educación, salud
o vivienda, o las que defienden los derechos de copropiedad de la tierra para las mujeres,
o las organizaciones que trabajan por la documentación de las personas, el derecho al
voto o la libertad de asociación. La sociedad civil contribuye activamente a la
institucionalización de determinadas prácticas, como pueden ser la consulta o la auditoría
social; puede generar una cultura y funcionar así como uno de esos procesos de
inducción que mencionábamos al principio.
Siguiendo estos tres elementos como hilo conductor se presentan siete casos que han
sido seleccionados con el objeto de mostrar esa diversidad de caracteriza los procesos de
institucionalización en países tan diferentes como Bolivia, Guatemala, Brasil, Argentina, El
Salvador, Nicaragua, Honduras y Colombia. A pesar de las diferencias, es posible
encontrar una serie de argumentos que sirven para reflexionar sobre una interpretación de
los éxitos en materia de cooperación y fortalecimiento institucional que no sea elaborada
en términos de lecciones aprendidas, sino más bien reflexionando sobre la forma en que
estos procesos son capaces de inducir nuevas dinámicas o involucrar nuevos actores
que, en ocasiones, llegan a desafiar las reglas y las pautas culturales, legales o morales
tradicionalmente establecidas.
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2. LAS POLÍTICAS PÚBLICAS Y LA IGUALDAD. ANÁLISIS DE
PROGRAMAS EDUCATIVOS EN CENTROAMÉRICA
La educación es una de las áreas sociales que más importancia tiene para la promoción
de la cohesión social. Las políticas educativas gubernamentales más recientes en
Centroamérica se dirigieron a la ampliación de la cobertura, la mejora de la calidad, la
formación de valores, la modernización y el fortalecimiento de procedimientos. Programas
como EDUCO, en El Salvador, no sólo han logrado grandes avances en la ampliación de
la cobertura sino también en la participación de la comunidad en la gestión de las
escuelas. Sin embargo, uno de los principales desafíos sigue siendo la permanencia de
los niños en la escuela y el avance respecto a la aprobación de años de estudio, además
de la superación de la brecha existente entre el área urbana y rural que opera como un
patrón en todos los sectores analizados. De ahí la importancia también de la educación de
Adultos.
Cada uno de estos PAEBAs responde a un diseño global que marca unas pautas
generales para orientar la intervención, sin embargo cada país ha ido adaptándolo a su
propia realidad y a sus necesidades educativas y formativas. La ejecución del programa
se desarrolla en dos fases: en la primera el Gobierno español aporta los fondos
financieros. El personal, la infraestructura y la gestión corre a cargo de la Organización de
Estados Iberoamericanos. En la segunda fase, el programa es transferido en su totalidad
a las autoridades nacionales. La mayoría de los PAEBA se insertan dentro de los Planes
de Educación de cada uno de los países en el marco de las reformas educativas que se
están llevando a cabo:
o Honduras: Plan de Acción 2002-2006 y alternativa EFA (Educación para
Todos)
o Nicaragua: Plan Nacional de Educación 2001-2015
o Paraguay: Plan Estratégico de la Reforma Educativa “Paraguay 2020”
o Perú: Plan Maestro de Alfabetización 2002-2012
El modelo educativo de PAEBA supone una educación extensiva basada en la formación
en cadena: el programa se encarga de formar a los agentes “promotores”, que a su vez
formaran a los “facilitadores”, que serán los responsables directos de la formación de la
comunidad.
7
TABLA 1. PAEBA: Países participantes y resultados 1991 – 2003
Fuente: ORTIZ MURILLO.4
En cuanto a los resultados obtenidos a lo largo de más de 10 años en que los programas
PAEBA se han desarrollado, destacan los siguientes logros generales:
4 ORTIZ MURILLO, P.; “El PAEBA: La Alfabetización y Educación Básica de Adultos en el marco de la Cooperación
Iberoamericana”; Revista Iberoamericana de Educación, nº 44, 1-25 de septiembre de 2007, OEI. Disponible en http://
www.rieoei.org/deloslectores/2028Ortiz.pdf Pág.4.
8
poblaciones más pobres y desprovistas. El conflicto armado que vivió El Salvador agudizó
esta situación. Anterior a los Acuerdos de Paz, el Gobierno Salvadoreño tomó conciencia
de las necesidades educativas que sufría el país, y decidió poner en marcha un proceso
de “mirar hacia dentro”. Un trabajo en terreno realizado por el MINED en 1990 concluyó
que durante el conflicto muchas comunidades rurales habían tomado la iniciativa de
organizarse para proveer a la comunidad de servicios cuando el Ministerio no lo hacía;
nacieron así las Asociaciones Comunales para la Educación (ACE).5
Se consideró que el otorgamiento de respaldo jurídico a este modelo podía ser una buena
alternativa para aumentar la cobertura de los servicios educativos, por lo menos del nivel
parvulario y el primer ciclo de educación básica. Tras analizar esta estrategia y con un
verdadero compromiso por parte del MINED, la activa participación de la comunidad y el
apoyo financiero y técnico del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF),
el Banco Mundial y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
(USAID), se creó el Programa EDUCO en 1991.
En 1991 participaron 263 de estas asociaciones, cada una de ellas contrató a un profesor
y fueron 8.416 los estudiantes que resultaron beneficiados. En 2003, el programa abarcó
a más de 2.000 Asociaciones y escuelas rurales, 7.000 profesores y 362.000 estudiantes.
Las mencionadas Asociaciones administraron alrededor de 50 millones de dólares
(aproximadamente un 12% del presupuesto nacional para la educación). En 2005, el
Estado transfirió a las ACE un monto total de 77.2 millones de dólares, lo cual representó
el 15% del presupuesto MINED 6
5MEZA, Darlyn; “Descentralización Educativa, Organización y Manejo de las escuelas a nivel local, El caso de El Salvador,
EDUCO”; Banco Mundial, Informe nº 9, Mayo de 1997.
6 MEZA, Darlyn; GUZMÁN, José L. y DE VARELA, Lorena; “Educo: un Programa de Educación administrado por la
comunidad en las zonas rurales de El Salvador (1991 – 2003)”; Publicación del Banco Mundial “En breve”, nº51, Junio 2004.
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compromiso para garantizar su sostenibilidad. Este sistema facilitó la expansión rápida de
la matrícula rural, mitigando – aunque no resolviendo completamente – la brecha urbana /
rural, pero también extendió la oferta generando una alta ratio de escuelas por alumno en
todo el territorio y desafiando así la capacidad y la eficiencia planificadora del Ministerio
de Educación.
7 FUSADES (2002) ,Informe “Invirtamos en Educación para reducir la Pobreza”, San Salvador.
10
los recursos financieros, entregar asistencia y apoyo técnicos y supervisar el uso
de recursos a través de auditorías selectivas. Tanto la responsabilidad como los
recursos públicos se transfirieron a las comunidades.
5. En un estudio realizado sobre la educación como diferenciador de las
distribuciones de los ingresos del trabajo entre Costa Rica y el resto de la
subregión se señala que el porcentaje de trabajadores que no han completado la
enseñanza primaria es de 20% en Costa Rica, 40% en El Salvador, 47% en
Honduras, 48% en Nicaragua y 61% en Guatemala. En lo que toca a la educación
superior, 16% de los trabajadores costarricenses de la muestra tiene algún grado
de educación universitaria, porcentaje que contrasta con el 12% en El Salvador,
8% en Nicaragua y 5% en Honduras y Guatemala. Se ha encontrado que la menor
desigualdad relativa de Costa Rica se sustenta en una distribución más equitativa
de la educación y en una menor brecha salarial entre zonas urbanas y rurales.
Esto se ha asociado con una mayor y más equitativa inversión en infraestructura y
en la provisión de servicios sociales. Las políticas públicas costarricenses de
suministrar hasta a las comunidades rurales más aisladas servicios de electricidad,
teléfonos, educación, salud e infraestructura de transporte (todos altamente
relacionados con actividades rurales no agrícolas de alta productividad), son
también causa importante de las diferencias en la desigualdad entre Costa Rica y
el resto de la subregión y da luces sobre políticas públicas que buscan reducir la
pobreza y la desigualdad.8
Este mismo punto es compartido con el programa EDUCO. Éste parte de una iniciativa
comunal, lo cual implica el fortalecimiento de estrategias participativas con origen social.
Así mismo, la participación de la comunidad aumentó el grado de identificación cultural
con el proceso, desde el momento en que los padres de familia compartían con el
maestro la responsabilidad de coordinación con el Estado y con entidades no
gubernamentales. Esto produjo un modelo de empoderamiento, autoconfianza y creación
de “masa crítica” en las comunidades rurales que desembocó en la demando de nuevos
servicios.
8Citado en TREJOS, J. D. Y GINDLING, T. H. “La desigualdad en Centroamérica durante el decenio de 1990”: Revista
CEPAL 84, Diciembre 2004
11
equivalentes a un 20% de la población, a lo que se suman 750.000 analfabetos
funcionales (14%). Al tomar conocimiento de las necesidades existentes y tras las
experiencias previas de El Salvador y República Dominicana, la Junta de Extremadura de
España se ofreció a financiar y dar asistencia técnica al PAEBA – Honduras. De este
modo en mayo de 1996 se firmó el Acuerdo de Colaboración entre la Junta de
Extremadura, la Secretaria de Educación Pública de Honduras y la OEI, al que
posteriormente se adhirieron la AECI y el MEC.
12
3. LAS NUEVAS REGLAS DEL JUEGO Y EL PAPEL DE LAS ÉLITES
ECONÓMICAS.
3.1.Contexto
El caso de Guatemala ilustra, desde nuestro punto de vista, este abanico concentrado en
un clima de tensiones que han caracterizado al país, donde la economía ha ido siempre
por delante de la política. Históricamente, los sistemas políticos que sobrevivieron fueron
aquellos que lograron adaptarse a un modelo económico basado en el sostenimiento del
sistema de trabajo esclavista y el recurso a la inversión extranjera. La reforma política
iniciada en el período de 1945 a 1954 fue el primer intento de transformar este modelo
económico, pero tanto los factores endógenos como los exógenos acabaron con ese
proyecto. El resto de los sistemas estuvieron organizados sobre una alianza entre las
élites económicas y los militares que no alteró sustancialmente las bases de este
esquema económico, atravesando diversos períodos hasta que se llegó a los procesos de
paz en los años 90. Sin que se hubieran producido cambios en el sistema económico, era
difícil que las reformas políticas que se iniciaron con el final de la guerra en Guatemala,
en diciembre de 1996, llegaran a transformar las sociedades en los aspectos medulares
que se plantearon en los procesos de paz: la equidad social, la distribución de la
propiedad, y la reforma policial y judicial. La paz se consolidó, pero la paz social no se
logró.10
El alcance de los acuerdos tenía un marcado carácter sustantivo ya que incluían un nuevo
diseño de las bases de la nación en su diversidad étnica, política y socioeconómica; se
trataba, en efecto, de abordar los factores estructurales que originaron el conflicto
armado. La presión de la comunidad internacional hizo que el contenido de los acuerdos
pretendiera ir al fondo de la construcción de una democracia sustantiva que reconociera la
diversidad social, pero las reformas constitucionales necesarias para la construcción de
una Guatemala multiétnica, multicultural y plurilingüe fueron relegadas a una fase
posterior a la firma de los acuerdos y sometidas a un referéndum que por muchas razones
estaba abocado al fracaso. Los grupos insurgentes guerrilleros organizados en un solo
partido político (Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca - URNG), quedaron
heridos desde ese momento y han tratado de mantenerse estableciendo coaliciones con
9Sobre este debate ver artículos de BOIX, C. “Pactos Sociales y Desarrollo Económico en América Latina”, y LORA, E. “El
Futuro de los Pactos Fiscales en América Latina”, en MACHINEA, J. L. y SERRA, N. (Eds.) (2008) Hacia un Nuevo Pacto
Social: Políticas Económicas para un Desarrollo Integral en América Latina. CEPAL – CIDOB. Santiago de Chile -
Barcelona. Págs. 233 – 259 y 97 - 137 respectivamente.
10SPENCE, J. (2004) “La guerra y la paz en América Central: Una comparación de las transiciones hacia la democracia y la
equidad social en Guatemala, El Salvador y Nicaragua” Hemisphere Initiatives. Brookline, Massachussets
13
otros sectores y partidos pequeños que se han ido desmembrando al hilo de la
inestabilidad estructural del sistema de partidos.
Entre las aspiraciones sustantivas de los Acuerdos de Paz se encontraba el aumento del
gasto público en educación y salud en un 50%, o la necesidad de incrementar el gasto
público en vivienda y justicia entre otros.11 Para ello, el Acuerdo sobre Aspectos
Socioeconómicos y Situación Agraria planteaba la necesidad de realizar un esfuerzo
tributario proporcional a estas aspiraciones, fijando como meta un incremento del 50% de
la carga tributaria en un plazo de cinco años. Se establecían una serie de medidas que
iban desde la creación de nuevos impuestos (IEMA) hasta el impulso de un Pacto Fiscal
que pudiera reducir o anular la amenaza de bloqueos gremiales o recursos de
inconstitucionalidad contra las medidas. El Pacto Fiscal quedaba adscrito a la Comisión
de Acompañamiento de los Acuerdos de Paz y, de esta manera, quedó también
garantizado el apoyo de la comunidad internacional a este proceso en el marco de un
proceso más amplio que era el cumplimiento de los Acuerdos.
Se presentó una primera propuesta en 1999, con un enfoque integral y con medidas de
medio y largo plazo y fue sometida a la consulta de numerosos sectores sociales,
económicos, culturales y políticos. El Pacto fue firmado finalmente por más de cien
organizaciones y ratificado por los tres poderes del Estado, pero no todos los sectores de
los partidos políticos que respaldaban el Pacto compartían los mismos criterios sobre el
mismo y es aquí, en la inexistencia de partidos políticos institucionalmente sólidos que se
constituyesen como el eje de la negociación tributaria, donde se manifiestan los primeros
problemas.
El caso de Guatemala no es el caso de Chile, cuyo Pacto Fiscal nace de un triunfo de las
fuerzas de Centro – Izquierda agrupadas en la Concertación por la Democracia y que
contaban en su programa y entre sus filas con sectores que tenían incentivos y
compromisos para reducir la deuda social incrementando el gasto público. En Guatemala
lo que ocurre es que el gobierno que acompaña inicialmente el Pacto Fiscal, el primero
del Partido de Avanzada Nacional –PAN- (1996 –1999), no tiene ningún tipo de incentivo
para incrementar esa carga tributaria y enemistarse con los sectores que le han apoyado
abiertamente en su camino hacia la Presidencia. Pero tampoco existía entre los sectores
de la izquierda la unanimidad en cuanto a sus posiciones, ya que consideraban que
“incrementar los impuestos” les podía alejar de sus bases sociales de apoyo.
11Un estudio completo del Pacto Fiscal de Guatemala se puede encontrar en FUENTES, J.A. y CABRERA, M. (2006) Pacto
Fiscal en Guatemala: lecciones de una negociación. Revista de la CEPAL, 88. Abril.
14
Gráfico 1: Distribución de lariqueza y regímenes políticos (Carles Boix 2006)12
Violencia política
Desigualdad
Autoritarismo
Democracia
La violencia política, en cambio, está enraizada en aquellos países que son desiguales y a
la vez tienen una alta concentración y dependencia de recursos naturales. De ahí la
pregunta: en aquellos países donde un grupo de empresas se han desarrollado
históricamente siguiendo un modelo de acumulación de capital agrario o de industrias
extractivas (minería, petróleo, etc.), con una gran dificultad para mover sus bienes en
caso de cambio de régimen, ¿qué incentivos –materiales o culturales, legales o morales-
tienen estas empresas para exponerse a cambiar las reglas del juego? La oposición a la
democracia fue fuerte entre los granjeros blancos sudafricanos, pero no fue tan fuerte
entre la élite financiera e industrial, porque éstos podían sacar fácilmente su capital fuera
del país, y de hecho lo hicieron. En este sentido, la hipótesis que plantea Boix es que para
que la transición ocurra es preciso haber iniciado un proceso de modernización que
minimice los riesgos de un cambio total de las reglas del juego y este proceso no se había
dado en Guatemala.13
12BOIX, C. (2006) “The roots of democracy: equality, inequality and the choices of political institutions”, Policy Review nº 135
Febrero – Marzo (Pág. 5 Versión electronica en www.hoover.org/publications/policyreview/3412206.html)
13 Para un análisis del proceso de negociación en un ámbito de alta dependencia de bienes fijos, ver GALLO, C. (2008)
“Tax bargaining and nitrate exports: Chile 1880 – 1930”. El proceso varía mucho históricamente, desde el CONFLICTO
(1880 – 1895), la NEGOCIACIÓN (1895 – 1915) y la ACCIÓN UNILATERAL DEL ESTADO (1915 – 1930) En BRÄUTIGAM,
D et. Alt. (2008) Op. Cit. Págs 160 - 182
15
presidido por el General Ríos Montt, no aprovechó la oportunidad de aprobar una
reformas tributaria significativa “sin mayores costos políticos, con aumentos de las tasas
del impuesto sobre la renta y del IVA ya aprobados por el sector privado y por las
organizaciones sociales más importantes del país” 14 Es decir, que todos los partidos
políticos compartían los mismos temores: de un lado, el rechazo de la ciudadanía en un
contexto neopopulista que había sido la base de apoyo del FRG, y de otro lado, el
rechazo de un sector de las élites económicas tradicionales que estaban en contra de
todo el proceso, sobre todo incluyendo como telón de fondo de este rechazo los Acuerdos
de Paz:
“Si bien la firma del Pacto Fiscal fue un punto culminante en la historia de la concertación en
Guatemala, el alza de las tasas del IVA y del IEMA, en el 2001, marcó uno de los puntos más bajos,
por el grado de confrontación existente. Esta asumió diferentes formas: manifestaciones populares de
las organizaciones sociales, campañas de los medios de comunicación en contra del gobierno, paro
empresarial en el sector privado y algunas campañas de protesta ciudadana, en las cuales los
ciudadanos vistieron de negro, principalmente como rechazo al incremento del IVA y a las denuncias
de corrupción en el gobierno. También aumentó fuertemente la interposición de recursos de
inconstitucionalidad, que no habían tenido lugar el año 2000 cuando se suscribió el Pacto Fiscal, lo que
demuestra la credibilidad que tuvo la negociación de ese pacto. En el 2001, en cambio, fueron
interpuestos 41 recursos de inconstitucionalidad (31 por el sector empresarial, tres por partidos
políticos y los restantes por la sociedad civil); en el 2002 fueron interpuestos nueve (cinco por el sector
empresarial y cuatro por la sociedad civil) y en el 2003 fueron interpuestos 11 (seis por el sector
empresarial y cinco por la sociedad civil)” 15
3.3.Procesos de inducción
14 Ibid. 161
16
“la suscripción del Pacto Fiscal en el 2000 no dio lugar a un nuevo marco institucional que permitiera
efectuar reformas tributarias para consolidar en el país una base impositiva sostenible, con un
cumplimiento cuasi voluntario de las obligaciones tributarias. Continuaron dándose procesos de
reforma basados en la confrontación, como los que habían predominado en décadas anteriores, o
concebidos como una negociación de elites, en parte de carácter cosmético y con poco impacto.” 16
Esto se corresponde con una actitud bastante positiva si se considera que un papel
protagonista de la ayuda internacional podría alterar sustancialmente el proceso de
negociación para una reforma fiscal. Los gobiernos de países altamente dependientes de
la ayuda internacional tienen acceso a ingresos distintos a los que se derivan de sus
propios impuestos y, por tanto, tienen menos incentivos para realizar una reforma fiscal
que otros gobiernos que no tienen acceso a la financiación de la ayuda internacional.19
19MOORE, M. “Between coercion and contract”, en BRÄUTIGAM, D., FJELDSTAD, O., and MOORE, M. (2008) Taxation
and State-Building in Developing: Countries: Capacity and Consent. Cambridge University Press, Cambridge. Pág. 62
17
4. LA INSTITUCIONALIZACIÓN DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA
SOCIEDAD CIVIL
Una nueva participación de la sociedad civil requiere mecanismos de interacción con los
actores públicos para dar visibilidad a la sociedad en la arquitectura de las instituciones.
Es por tanto, en esta fase de la democratización, la de la institucionalización, cuando la
sociedad civil debe mostrarse capacitada e incentivada para aceptar movilizarse en torno
a nuevas reglas del juego. Conviene prestar atención al papel de la universidad, la iglesia
o los sindicatos, pero también las asociaciones de empresarios, asociaciones para la
atención jurídica gratuita, las ONGs de lucha contra la corrupción, los medios de
comunicación, las organizaciones que desarrollan políticas de educación, salud o
vivienda, las organizaciones que trabajan por la documentación de las personas, el
derecho al voto o la libertad de asociación, entre muchos otros. La sociedad contribuye
activamente a la institucionalización de determinadas prácticas, como pueden ser la
consulta o la auditoría social; puede generar una cultura hacia un proceso definitivo de
institucionalización que hace que la democracia sea irrevocable.
En este capítulo se abordará la idea de que una sociedad civil activa es una garantía de
cambio institucional que ha de ser complementaria a los procesos de reforma donde los
ciudadanos han jugado, tradicionalmente, un papel pasivo. El esquema que se presenta a
continuación resume lo que sería un modelo de construcción de pluralismo a través del
apoyo a las organizaciones sociales.
20 El Banco Mundial presentó en el GOVNET/CAD Junio 2006 un programa de lucha contra la corrupción para África y
reclamó la ayuda de los donantes para establecer una división del trabajo efectiva. Solicitaba el apoyo de los donantes
bilaterales para actores de la sociedad civil y medios de comunicación, que no podían ser financiados por el Banco pero que
eran imprescindibles para crear el ambiente propicio para luchar contra este problema.
18
Fuente: BLAIR, H. “Gauging civil society advocacy: charting pluralist pathways”. En Evaluating
Democracy.Support INTERNACIONAL IDEA - SIDA. 2007. Pág. 176
Bolivia es un país donde más del 70% de la población se define como indígena, (lo que
significa que de 9 millones de habitantes, 6,3 son indígenas). Esta población se encuentra
19
representada por 36 pueblos, de los cuales 34 habitan las “tierras bajas de Bolivia”. A
pesar de esta mayoría numérica la población indígena ha visto limitados sus derechos y
su representación en el Estado. Esta ausencia de poder indígena ha estado siempre
acompañada de la perdida de los derechos territoriales, limitando el acceso a la tierra y a
los recursos naturales, sumiéndoles en la pobreza y la marginalidad.
El proceso de la lucha por los derechos territoriales de los pueblos indígenas de las tierras
bajas de Bolivia se remonta a 1953, con una Reforma Agraria que benefició sobre todo al
altiplano y los valles de la región andina, y no a las tierras bajas, donde salieron
favorecidas las elites criollas y los colonizadores andinos. Esta Reforma Agraria supuso
un modo de acceso a la tierra por parte de los indígenas, siempre a título individual y no
con más de 50 hectáreas por familia. No obstante una manipulación de esta reforma, que
permitía la compra y venta de tierras, hizo que a partir de 1964 se impusiera de nuevo el
latifundismo. En 1996 se promulgó la Ley INRA, que buscaba corregir las deficiencias de
la Reforma Agraria de 1953 y actualizar el régimen de distribución de tierras en un plazo
de 10 años. Esto significa que el proceso de saneamiento de tierras debía haber
finalizado en 2006, pero está muy atrasado debido a la carencia de mecanismos de
control, y por tanto su incumplimiento sistemático. A este problema debe añadirse el de la
afluencia de empresas transnacionales extractivas de recursos naturales en el país que,
en muchos de los casos realizan actividades que entran en confrontación con los
derechos indígenas y los territorios protegidos, como los TCO 21.
Desde enero de 2001 hasta diciembre de 2006, la ONG HIVOS 22 (Stichting Humanistisch
Instituut voor Ontwikkelingssamenwerking), junto con IBIS 23 (Danish Solidarity and
Development Organisation) y CEJIS 24 (Centro de Estudios jurídicos e Investigación
Social), puso en marcha el proyecto “Apoyo Jurídico a los derechos territoriales de los
pueblos indígenas de las tierras bajas de Bolivia”; cuyo principal objetivo es “contribuir al
ejercicio del derecho al territorio y la tierra como base del desarrollo integral de los
pueblos indígenas y el campesinado” y que está financiado por la Unión Europea 25.
21 “La TCO (Tierra Comunitaria de Origen) es una de las figuras jurídicas que contempla la Ley INRA de 1996, en los
artículos 3 y 41, para la titulación de tierras. Se basa en el concepto de territorio indígena tal como fue definido en el
Convenio 169 de la OIT, es decir, “el espacio geográfico que constituye el hábitat de los pueblos y comunidades indígenas,
al cual han tenido tradicionalmente acceso y donde mantienen y desarrollan sus propias formas de organización económica,
social y cultural”. La TCO es un título colectivo otorgado a las comunidades indígenas por el cual se les reconoce el derecho
de disponer de su territorio según sus normas consuetudinarias. Además, las TCO no pueden ser revertidas, enajenadas,
gravadas, embargadas, ni adquiridas por prescripción.” JOBBÉ DUVAL, M. “Territorios indígenas, autonomías y Estado”.
Memoria del seminario – taller celebrado en La Paz del 20 al 22 de septiembre de 2005. CONAMAQ, Bolivia; USF-CICDA,
Bolivia y APMM, Francia. Disponible en http://www.mountainpeople.org/fr/actualites/documents/ACTASLAPAZ2005.pdf.
22 La Fundación Hivos, Instituto Humanista de Cooperación al Desarrollo, fue fundada en 1968 por la Alianza Humanística,
la asociación “Weezenkas” y la fundación Humanitas. Organización holandesa cuyo objetivo es dar apoyo financiero y
político a organizaciones locales. (Información extraída de su página web en español: http://www.hivos.nl/espanol).
23Ibis es una organización danesa fundada en 1966 con presencia en Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Angola, Ghana,
Guatemala, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Bolivia, Ecuador y Perú. Página web en español: http://www.ibis.dk/ca/.
24 El CEJIS nació en 1978, cuando Bolivia vivía sometida a gobiernos militares y persistía la trasgresión sistemática de los
derechos políticos, económicos y sociales de los trabajadores, asalariados, campesinos y otros sectores. Actualmente
CEJIS trabaja con indígenas y campesinos de las tierras bajas, en defensa de sus derechos y reivindicaciones,
brindándoles apoyo social y asesoramiento jurídico. Página web www.cejis.org (Información extraída de la página web
www.derechoshumanosbolivia.org)
25 Período de Ejecución: Enero 2001 – Diciembre 2006. Financiación UE: 2.541.485 Euros. 75% Costo total del Proyecto
(3.388.647 Euros)
20
El proyecto contemplaba acciones en tres líneas temáticas:
27El TCO Territorio Indígena Multiétnico cuenta con 343.262,4479 hectáreas y es compartido por moxeños, yurakarés,
movimas y chimanes.
21
propia, que el proyecto busca regenerar mediante el fortalecimiento de sus experiencias
organizativas, el reconocimiento de sus derechos al territorio y la tierra, y el respeto a los
derechos humanos. El proyecto busca también mejorar la articulación entre las
comunidades indígenas de las tierras altas y bajas, fomentando una identidad indígena
común que una a los diferentes pueblos en la lucha por sus derechos. La capacitación de
213 líderes (53 mujeres) para el análisis de los temas de la agenda nacional conduce a un
liderazgo fuerte que no deja a estas organizaciones a la deriva.
Segundo proceso: la mejora del acceso y la calidad de los servicios sociales. Las
organizaciones indígenas y campesinas reconocen la necesidad de contar con apoyo
legal, puesto que las comunidades no tenían incorporada la perspectiva jurídico – legal; el
proyecto ha mejorado el acceso y la calidad de los servicios jurídicos utilizados por las
organizaciones en sus demandas, generando una mejora del acceso a las tierras y a los
recursos naturales.
22
5. ESTRATEGIAS PARTICIPATIVAS PARA FOMENTAR LA INCLUSIÓN Y
LA COHESIÓN SOCIAL
El proceso sigue un calendario anual. En primer lugar el Ejecutivo rinde cuenta del plan de
inversión del año anterior y presenta el avance de la ejecución del plan vigente; además
de presentar y discutir los criterios y métodos para la elaboración de la propuesta
presupuestaria para el año próximo. La comunidad realiza su evaluación de dichos planes
y, más o menos, a mediados del año los Comités locales y temáticos entregan las
demandas y prioridades de la comunidad y eligen a los consejeros del Consejo del
Presupuesto Participativo (COP, por sus siglas en portugués). Una vez terminadas las
reuniones plenarias, el Ejecutivo compatibiliza las demandas de la ciudadanía con las
28 Para un ejemplo de nuevas experiencias ver RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Jahir (2007), El Presupuesto Participativo:
defendiendo lo público y construyendo ciudadanía. La experiencia del departamento de Risaralda. Colombia. Texto
completo en www.eumed.net/libros/2007a/234
23
institucionales y elabora un borrador para discusión y aprobación del COP29. Finalmente
se elabora una versión final a ser enviada a la Asamblea Municipal para su aprobación.
El Programa está alineado con la Estrategia del BID y el Programa Operativo para Brasil
en su programación 1995-97, estrategia que enfatiza la necesidad de promover la reforma
y modernización del sector público a los niveles nacional y sub-nacional. El Programa
apoya las acciones de la municipalidad de Porto Alegre buscando un mayor nivel de
eficiencia en los servicios que brinda (Modernización administrativa), a través de la
reformulación de los métodos y procesos de trabajo, la utilización de las nuevas
tecnologías y el fortalecimiento de los recursos humanos. Se incluye también el
reforzamiento de las áreas de administración tributaria y financiera del municipio o
Modernización de la Administración Fiscal. Algunas de las metas que se plantean en el
ámbito de la reforma administrativa son la reducción mínima del 50% del tiempo medio de
tramitación de 5 de los procesos principales realizados por la municipalidad (aprobación
de proyectos de construcción, control de atención médico municipal, atención al
contribuyente, concesión de permiso de funcionamiento para negocios en general y
atención a los reclamos de la población); reducción del 50% del flujo de papel que tramita
la municipalidad; utilización de declaración por medio magnético; automatización de los
pagos a través de la red bancaria; implantación de la red informática; oferta de más de
5.000 oportunidades de capacitación para los funcionarios públicos municipales;
capacitación de 40 profesionales en las técnicas de preparación y evaluación de
proyectos de inversión.
Una segunda línea de acción del Programa consiste en apoyar al proceso de apertura
económica y resolver las desigualdades socioeconómicas así como disminuir la pobreza a
través del aumento de la eficacia del gasto público y mejorando la focalización de
programas sociales. En esta estrategia se mantiene, además, el énfasis tradicional en el
saneamiento básico y el medio ambiente y responde a las necesidades más importantes
29 Existen unos Criterios Generales para la distribución de los recursos entre regiones y temas, que son carencia del
servicio, población total de la región y prioridad temática de la región. Cada año se establecen 3 prioridades temáticas
globales, el sistema para llegar a ellas es el siguiente: cada región escoge 4 de las 16 existentes, les otorga una nota del 1
(menos prioritaria) al 4 (más prioritaria), posteriormente se suman las puntuaciones de todas las regiones y las 3 de mayor
puntuación son las prioridades temáticas anuales. En la página web del ayuntamiento de Porto Alegre, podemos encontrar
una tabla con las prioridades de 1992 a 2004.
30El Programa de Desarrollo Municipal de Porto Alegre financiado por el BID está disponible en http://www.iadb.org/exr/
doc98/apr/br1095s.pdf
24
surgidas en el seno del Presupuesto Participativo (PP), que son la Tercera Perimetral y el
mejoramiento de la infraestructura básica de las comunidades.
La crisis económica que vivió Argentina en el año 2001 afectó especialmente a Rosario,
donde se manifestó uno de los comportamientos más negativos en materia de
desocupación y exclusión. La posición de las mujeres en el mercado de trabajo de
Rosario, Argentina, se encuentra concentrada en algunas ramas de actividad que se
identifican con ocupaciones catalogadas como “femeninas”, principalmente en las
vinculadas a las tareas reproductivas (en el área de educación, en servicios de salud, en
servicios personales y en el propio empleo doméstico). El seguimiento de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio en América Latina a través de informes analíticos de género
muestra que las mujeres viven en un “círculo vicioso de pobreza”, alimentado por
menores remuneraciones económicas, empleos informales y mayor carga de trabajo
doméstico.
25
reuniones con la sociedad civil para recabar información sobre las barreras y necesidades
específicas de las mujeres en su proceso de inserción laboral31. Sus objetivos específicos
son:
31 Ver más información en ECHAVARRÍA, Corina (2007); Género, desarrollo y presupuestación participativa: Análisis del
Presupuesto Municipal destinado al Programa de Igualdad de Oportunidades en la municipalidad de Rosario, Santa Fe,
Argentina. Proyecto Iniciativas de Presupuestos sensibles al Género en América Latina: un instrumento para el
fortalecimiento de la gobernabilidad democrática y ejercicio de los derechos económicos y sociales de las mujeres. Ver
también BINNER, H. (2007). Políticas locales y regionales de Cohesión Social. Encuentro Urb-AL; 3, 4 y 5 de Julio de 2007,
Rosario, Argentina
26
instituciones locales. El proceso de consulta y negociación que supone el Presupuesto
Participativo aumentan la legitimidad de las instituciones del poder ejecutivo y legislativo,
y por tanto las fortalecen, creando un puente que reduce la distancia entre la sociedad y
las instituciones del Estado.
27
6. EL DESAFÍO INSTITUCIONAL EN EL ÁMBITO LOCAL
En menos de cincuenta años Bogotá se transformó, dejando de ser una pequeña ciudad
de no más de 500.000 habitantes, para convertirse en un epicentro importante, no sólo del
país, sino de América Latina, con algo más de siete millones de habitantes. La
conformación del sistema de ciudades colombianas había estado influida por los procesos
migratorios del campo a la ciudad originados por la interacción del proceso de
industrialización y los cambios en la estructura agraria. Unido a este crecimiento
poblacional, a mediados de los ochenta y comienzos de los noventa también creció la
violencia, pasando de una tasa de 22 homicidios por cada 100.000 habitantes en 1985 a
80 en el año 1993. La ciudad creció fragmentariamente y se generaron en la población
sentimientos de desarraigo, desadaptación social y conflictos. Uno de los datos más
representativos para medir la violencia es la tasa de homicidios, así las tres principales
ciudades de Colombia, Bogotá, Cali y Medellín, que tienen la tercera parte de la población
del país, tuvieron en 1994 el 50% de los homicidios registrados en el país; lo que apoya
las tesis que hablan de una “Urbanización de la Violencia”.
En los años ochenta, la violencia empieza a reconocerse como una realidad polimorfa,
multicausal, presente en el tejido social e individual; es considerada una actividad humana
nociva; consciente e inteligente, con finalidad, que se genera y desarrolla en la vida en
sociedad, por problemas económicos, políticos, morales, legales, psicológicos, humanos e
institucionales. Es una red en la cual no siempre somos victimas, sino que con frecuencia
nos convertimos en agresores y el Proyecto Cultura Ciudadana se basaba en este
concepto de violencia. En el caso específico de la ciudad de Bogotá la violencia estaba
presente en la vida cotidiana de los ciudadanos que con sus actitudes contribuían a hacer
más difícil la convivencia, convirtiéndose en agentes de violencia y víctimas de ella.
28
6.2. El Programa de Cultura Ciudadana en Santa Fé de Bogotá, Colombia (CASO
7)
En nuevo alcalde implantó en el marco del Plan de Desarrollo de Bogotá “Formar Ciudad”,
1995 – 1997, un programa de Cultura Ciudadana cuya definición y propósitos principales
fueron enunciados así:
“La noción de una cultura ciudadana buscaba, ante todo, la regulación propia del comportamiento
entre personas. Se hizo hincapié en la regulación cultural de las interacciones entre desconocidos en
espacios, transportes y establecimientos públicos, y entre los ciudadanos y las autoridades, dado que
lo público depende en gran medida de la calidad de estas interacciones”.32
32MOCKUS, A. (2001) “Cultura Ciudadana, programa contra la violencia en Santa Fé de Bogotá, Colombia. 1995-1997”,
BID. División de Desarrollo Social. Washington D.C. Pág. 6
29
el éxito del Programa fue su altísima visibilidad ante la sociedad, gracias a la colaboración
de los medios de comunicación.
Gráfico 2. Reducción de quemaduras por pólvora (Cuadro 1) Fuente: PNUD (2002) Experiencia Bogotá
“Una Experiencia Innovadora de Gobernabilidad Local”
30
Gráfico 3. Bogotá – Colombia: Tasa de homicidios por 100.000 habitantes (1985 – 2004)
Fuente: Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses 1985 – 2004. Fiscalia General de
la Nación. Colombia.
Se trabajó también para reducir los índices de accidentalidad, con políticas públicas y
medidas como hacer obligatorio el uso del cinturón de seguridad, el casco y el chaleco
reflectivo para los motociclistas, uso de “tarjetas ciudadanas 34”, controles de alcoholemia,
identificación y atención de puntos críticos de accidentalidad, construcción de
infraestructura vial y peatonal como andenes, alamedas y puentes peatonales, despido de
los agentes de transito a quienes se les había comprobado acciones corruptas...
34 A través del proyecto “tarjetas ciudadanas” se repartieron, entre peatones y conductores, centenares de miles de
unidades de tarjetas, con un lado blanco y otro rojo, elaboradas y repartidas con el apoyo de la empresa privada, con el
objetivo de que los ciudadanos regularan el comportamiento de otros de manera pacífica
31
Gráfico 4. Muertes en accidentes de tránsito!!(1991 – 2003)
Bogotá, Colombia
“La coordinación entre instituciones y la comprensión social del proceso, condiciones necesarias para
obtener los resultados alcanzados, dependieron mucho de la apropiación institucional y social de la
idea misma de una “cultura ciudadana”. Reformas legales recientes (el estatuto de Bogotá, la ley de la
planeación y ley del presupuesto) facilitaron su apropiación institucional y permitieron así concederle a
esa noción, desde un comienzo, un lugar privilegiado en el Gobierno y ante la sociedad por la vía de
una comunicación intensificada.”
Estos son algunos ejemplos del alcance de este primer proceso de inducción:
32
administración local, la policía y la comunidad en busca de la mejora de la calidad
de vida.
2. Los proyectos de desarme ciudadano, tanto los de intercambio como los
voluntarios, se basaron en el objetivo de modificar la percepción de la población
con respecto a la posesión de armas. El ciudadano común que decide armarse lo
hace bajo la creencia de que un arma contribuye a mejorar su seguridad, por este
motivo, las campañas de desarme fueron acompañadas de campañas educativas
a través de los medios de comunicación sobre el riesgo de portar armas de fuego.
3. La relación entre alcohol y violencia, y entre alcohol y accidentes de transito, está
ampliamente documentada. Con el objetivo de que la sociedad reconozca los
riesgos del consumo de alcohol y los minimice se implantó el proyecto “Cátedra de
Alcohol”, cuyas metas fueron: abrir un espacio de diálogo, reflexionar sobre la
experiencia individual y colectiva, ver las implicaciones del uso inadecuado y
respetar a aquellas personas que manifiestan no querer beber y son consideradas
como “zanahorias” (es decir, se busca modificar la percepción hacia el alcohol y
hacia quienes han decidido no consumirlo)
4. Con respecto a la utilización de la pólvora, hubo sanción pedagógica y se
impusieron trabajos cívicos a los padres que permitieron que sus hijos jugaran con
pólvora. El hecho de que el proceso de socialización de los individuos se realice
en un medio familiar violento es determinante en la reproducción de la cultura de la
violencia. Por ello se impulsaron varios proyectos que buscaron formar a los
ciudadanos en la resolución pacífica de los conflictos familiares, en el fondo lo que
se buscaba era un cambio de “cultura familiar”.
1. Desde 1995 se determinó que la información debía ser confiable, pública y útil
para poder desarrollar una verdadera política pública de seguridad y convivencia.
Para lograrlo se creo el Sistema Unificado de Información de Violencia y
Delincuencia, SUIVD (que genera informes semanales y mensuales), con el apoyo
de la Policía Metropolitana, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses y de profesionales en Ingeniería y Ciencias Sociales.
2. Mejora del acceso al espacio público: la imposición de la “Hora Zanahoria”
devolvió la tranquilidad a los habitantes de las zonas en donde existen
establecimientos nocturnos y logró reducir los niveles de inseguridad de dichos
sectores. En busca de este objetivo se construyeron infraestructuras viales y
peatonales como andenes, alamedas y puentes peatonales, impulsando la
generación de espacios de orden.
3. Fin de la burocracia judicial: los problemas creados por la intolerancia, la violencia
cotidiana, la delincuencia y las deficiencias del aparato de justicia han facilitado las
soluciones por fuera de la ley. Para fomentar el uso de la Justicia Nacional se puso
en marcha el Programa de Justicia Cercana al Ciudadano, que basado en la
resolución pacífica de los conflictos intentaba lograr su objetivo a través de la
creación y fortalecimiento de:
33
de mecanismos de conciliación, psicoterapia, labores de prevención,
acciones coercitivas, actas de Compromiso y visitas domiciliarias. Se
habilitó una línea de información y un programa de radio donde un grupo
interdisciplinario de profesionales presenta de manera sencilla los métodos
alternos de resolución de conflictos familiares.
c. Inspecciones de Policía: como formadores permanentes de convivencia y
seguridad ciudadana, con un carácter dinámico y de relación directa con la
ciudadanía. Mejoramiento de instalaciones y sensibilización de
funcionarios.
Cuarto proceso: la responsabilidad del cambio recae sobre todos los actores y esto
lo hace sostenible. Se hizo responsables de la reducción de la violencia a todos los
actores, así desde 1995 el tema de la seguridad y la convivencia fue abordado como una
política pública. El sector privado colaboró en varios proyectos, bien desde los medios de
comunicación para la difusión del Programa, o el apoyo de diversas empresas en la
elaboración y distribución de “tarjetas”. En el caso del proyecto “REGALOS POR ARMAS”,
la Arquidiócesis de Bogotá y la Alcaldía, contaron con el apoyo de la British Petroleum, la
embajada de España y algunas empresas nacionales. La coordinación entre instituciones
y la comprensión social del proceso dependieron mucho de la apropiación institucional y
social de la idea misma de cultura ciudadana, y hacer participes a los diferentes actores
sociales fue uno de los elementos de éxito del programa.
34
7. CONCLUSIÓN FINAL
Hasta aquí se han analizado una serie de experiencias que, con el apoyo de la
cooperación internacional, están contribuyendo a crear la nueva institucionalidad
democrática en América Latina en materia de cohesión social. Esto se está produciendo
de muy diversas maneras: bien desde la legitimación de la democracia en sí misma
mediante la institucionalización de estrategias de participación en la toma de decisiones
públicas (presupuesto en Porto Alegre, inserción sociolaboral en Rosario), o mediante la
inclusión de las élites en los nuevos desafíos públicos (pactos fiscales), o promoviendo la
igualdad mediante la extensión de políticas educativas para niños y adultos en las áreas
rurales (los casos centroamericanos de EDUCO y PAEBA), o mediante la incidencia sobre
las pautas culturales para la regulación del conflicto (como el programa de Cultura
Ciudadana en Bogotá), o bien fortaleciendo el pluralismo mediante el fortalecimiento de
grupos sociales históricamente excluidos en el proceso de construcción del Estado
democrático (el programa de legalización de tierras en Bolivia).
Cabe, por tanto, extraer como conclusión que el fortalecimiento institucional para cohesión
social en los regímenes democráticos tiene múltiples caras y diversas intensidades,
siendo la esencia de la democracia, como señala Rustow, “la costumbre de disentir y
conciliar preocupaciones de cambio permanente, en medio de visiones en cambio
permanente”.35 Lo que muestran las experiencias anteriormente analizadas es que el éxito
en las reformas va a depender de los procesos de inducción que generen y de la forma en
que sean capaces de generar incentivos en los actores más importantes. El éxito será
algo más que la consecución de unos objetivos previstos en la formulación o el diseño de
un programa, será también una percepción que los actores pueden ir construyendo y
modificando a medida que se desarrollan programas de cooperación en los cuales se
sienten, verdaderamente, involucrados.
Las reformas institucionales son asignaturas políticas, y no sólo técnicas, que afectan a
actores que es preciso incentivar, y que responden a las preguntas centrales que
históricamente se han planteado sobre los modelos de democracia. Estas preguntas son,
principalmente, cómo promover la igualdad, cómo poner límites al poder, qué papel juega
la ciudadanía, cómo articular ley, libertad y democracia. Creemos que hoy por hoy se dan
las condiciones para trascender la idea de que ser puede planificar un sólo modelo de
desarrollo. En general, en América Latina se dan condiciones nuevas para apoyar los
procesos exitosos existentes que han nacido de las propias sociedades y de sus
instituciones, tal y como existen en la actualidad, en esa intersección de lo moral, lo formal
y lo cultural y no en la intersección de instituciones modélicas o ideales.
35 RUSTOW, D. (1970) “Transitions to democracy: towards a dynamic model”. Comparative Politics, Vol. 2
35
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