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Este artículo trata sobre la piratería marítima. Para otros usos, véase Piratería
(desambiguación).
Para otros usos de «pirata» o «piratas», véase Pirata (desambiguación).
Bandera Jolly Roger, de Calico Jack,1 tenida como representación clásica y simbólica de la piratería.
Índice
1Etimología
2Historia
o 2.1Edad Antigua
2.1.1Egipto
2.1.2Grecia
2.1.3Roma
o 2.2Edad Media
2.2.1El mar Adriático
2.2.2Los vikingos
2.2.3El océano Índico
2.2.4El mar Mediterráneo
2.2.5Los vitalianos
o 2.3Edad Moderna
2.3.1Corsarios berberiscos
2.3.2Corsarios cristianos
2.3.3Corsarios franceses
2.3.4Corsarios ingleses
2.3.5Piratas del Caribe
2.3.6Decadencia de la piratería caribeña
2.3.7Piratas de las Canarias
2.3.8Piratas del Índico
2.3.9Piratas de África
2.3.10Piratas del Pacífico
2.3.11Piratas de China
o 2.4Edad Contemporánea
2.4.1Siglo XIX: piratería en Norteamérica
2.4.2Siglo XIX: piratería en Sudamérica
2.4.3Piratería en los siglos XX y XXI
3Democracia pirata
o 3.1Homosexualidad en la piratería
4Referencia popular en cine y televisión
5Literatura y piratería
6Piratas célebres
o 6.1De ficción
7Véase también
8Referencias
9Bibliografía
10Enlaces externos
Etimología[editar]
El navío "Venganza de la reina Ana" (Queen Anne's Revenge) del famoso Barbanegra, seudónimo
del capitán Edward Teach.
Historia[editar]
Edad Antigua[editar]
Artículo principal: Piratería en el Mediterráneo antiguo
Las zonas de mayor actividad de los piratas coincidían con las de mayor tráfico
de mercancías y de personas. Las primeras referencias históricas sobre la
piratería datan del siglo V a. C., en la llamada Costa de los piratas, en el Golfo
Pérsico. Su actividad se mantuvo durante toda la Antigüedad. Otras zonas
afectadas fueron el mar Mediterráneo y el mar de la China Meridional.
Egipto[editar]
Los egipcios consideraban piratas a los Pueblos del Mar porque su principal
expedición invasiva se dio por vía marítima y con la finalidad de efectuar
saqueos. Sin embargo, muchos otros autores no comparten esta clasificación
porque los Pueblos del Mar solo fueron marineros en el último momento de su
historia. 1
Grecia[editar]
Odiseo atado al mástil de su barco tratando de vencer la atracción de las sirenas. Cuadro «Las
sirenas» de Léon Belly, Museo de l'Hotel Sandelin, Saint Omer, Francia.
Aunque los datos no son muy abundantes, por los mitos sabemos que los
griegos clásicos fueron buenos piratas.[cita requerida] Uno de los más famosos
fue Jasón, quien guio a los Argonautas hasta La Cólquida en busca
del Vellocino de oro, lo que, aunque no entre en la definición española de
piratería, para algunos es, sin ningún género de dudas, un acto de piratería
(personas que vienen por mar para robar). 1
También Ulises u Odiseo, según las traducciones griega o latina, realizó varios
actos de piratería en su regreso a Ítaca, como narra Homero en la Odisea.
Con estos dos ejemplos podemos ver una constante que se repetirá a lo largo
de los siglos. Los piratas son, en muchas ocasiones, considerados héroes
nacionales en sus países,[cita requerida] pese a practicar lo que en tierra se
llamaría robo y secuestro. Especialmente en una sociedad como la griega,
donde el oficio de las armas era reconocido y estimado, un motivo que llevaba
a glorificar, en lugar de denostar, actos como el citado de Jasón. Debe tenerse
en cuenta que el oficio de mercenario, si bien es verdad que es llevado a cabo
en tierra, no tenía connotaciones negativas como las tiene actualmente. 5
Uno de los piratas griegos más famosos de los que sí se tienen referencias
fue Policrates de Samos, quien en el siglo VI a. C. saqueó toda Asia Menor en
diferentes expediciones y llegó a reunir más de 100 barcos. 6
Roma[editar]
En la época final de la República, los piratas en el Mediterráneo llegaron a
convertirse en un peligro, desde sus bases primero al sur de Asia Menor en las
montañosas costas de Cilicia y más tarde por todo el Mediterráneo, puesto que
impedían el comercio e interrumpían las líneas de suministro de Roma.
A diferencia de siglos posteriores, los piratas de la Antigüedad no buscaban
tanto joyas y metales preciosos como personas. Las sociedades de aquella
época solían ser en su mayoría esclavistas, y la captura de personas para ser
vendidas como esclavos resultaba una práctica altamente lucrativa. 6 Pero
también se buscaban piedras preciosas, metales preciosos,
esencias, telas, sal, tintes, vino y otros tipos de mercancías que solían
transportarse en los barcos mercantes, como fue el caso de los fenicios. 7
Uno de los casos más conocidos de piratería contra las líneas de navegación lo
protagonizó Julio César, que llegó a ser prisionero de los piratas
cilicios (75 a. C.). Plutarco en Vidas paralelas cuenta que el jefe cilicio estimaba
el rescate en 20 talentos de oro, a lo que el joven César le espetó: «¿Veinte?
Si conocieras tu negocio, sabrías que valgo por lo menos 50». El cautiverio
duró 38 días, en los cuales el rehén amenazó a sus captores con crucificarlos.
Finalmente el rescate se pagó y el futuro cónsul de Roma fue liberado. Pero
César cumplió su amenaza, y cuando recobró la libertad organizó una
expedición, pagada con su propio dinero, durante la que apresó a sus captores
y los crucificó a todos. 6
La piratería, sobre todo la perpetrada por piratas cilicios, alcanzó niveles
preocupantes para Roma hacia el final de la República. En el 67 a. C.,
el senado romano nombró a Pompeyo procónsul de los mares, lo que
significaba que se le otorgó el mando supremo del Mare Nostrum (el mar
Mediterráneo) y de sus costas hasta 75 km mar adentro. Se le concedieron
todos los ejércitos que se encontrasen a las costas del Mediterráneo, contando
así con unos 150 000 efectivos, así como el derecho de tomar del tesoro la
cantidad que necesitase. Finalmente, se le proveyó con una flota bien
pertrechada. En diversas operaciones eliminó en cuarenta días a todos los
piratas de Sicilia e Italia y, tras el asedio y toma de Coracesion, a los piratas de
Cilicia, acabando así, en cuarenta y nueve días, con los piratas de la zona
oriental del Mediterráneo. Asimismo debe apuntarse que dichos piratas solo
presentaron la resistencia imprescindible para poder solicitar una rendición
honrosa.
Edad Media[editar]
Artículos principales: Alta Edad Media y Baja Edad Media.
Siguiendo la división historiográfica clásica podemos dividir a la Edad
Media en Alta y Baja. En la primera, los piratas protagonistas fueron
los vikingos y los árabes; en la segunda, el centro de atención se desplaza más
hacia el Mediterráneo Oriental y la creciente expansión del Islam.
El mar Adriático[editar]
Artículo principal: Pagania
La Batalla del puente Stamford del año 1066. Obra de Peter Nicolai Arbo realizada en 1870.
Dhow mozambiqueño en el océano Índico. Los dhows son embarcaciones tradicionales árabes muy
parecidas a las utilizadas por ese pueblo en tiempos de los abásidas, cuando fueron diestros piratas
y navegantes.
En los primeros años del siglo aparece un personaje que, apoyado por los
gobernantes otomanos y bereberes, se dedicó a atacar numerosas naves
europeas, principalmente españolas e italianas: era Aruj Barbarroja. Este
corsario llegó incluso a recibir de manos del rey de Túnez, en 1510, el gobierno
de la isla de Djerba, desde donde siguió organizando pillajes y ataques, tales
como la conquista de la ciudad de Mahón en 1535. Tras su muerte, su
hermano Jeireddín, que había heredado de él el apodo de Barbarroja, llegó a
empequeñecer la leyenda de Aruj. Tanto es así que el abad Pierre de
Brantôme, en su libro sobre la Orden de Malta, escribió de él: «Ni siquiera tuvo
igual entre los conquistadores griegos y romanos. Cualquier país estaría
orgulloso de poder contarlo entre sus hijos.» 1
La mayor parte de las naves berberiscas eran galeras de poca altura,
propulsadas por remos, o jabeques. Los remos eran bogados por multitud de
esclavos no musulmanes, algunos raptados de países europeos y otros
comprados en el África Subsahariana. La galera generalmente tenía un solo
mástil con una vela cuadrangular. Las acciones berberiscas fueron
aumentando en número y osadía, llegando a tomar posesiones
en Ibiza, Mallorca y en la propia España peninsular con ataques
en Almuñécar o Valencia.16 Bien es verdad que muchas de estas acciones
culminaban con éxito gracias a la cooperación que los argelinos y tunecinos
obtenían de los moriscos, hasta que fueron expulsados por Felipe III.
Pese a ser el Atlántico el principal foco de atención de los Austrias, las
acciones en el Mediterráneo nunca se descuidaron. Actualmente toda la costa
mediterránea española está todavía jalonada por torres de vigilancia (desde
donde una siempre divisa otras dos) y torres de guardia para defender las
costas (un ejemplo es Oropesa del Mar, en Castellón). Estos piratas dieron
origen a una frase que ha perdurado desde entonces: «No hay moros en la
costa». Lo mismo que las acciones de la que hoy llamaríamos sociedad civil,
para aliviar el sufrimiento de los cautivos y sus familias con la fundación de la
orden de los Mercedarios dedicados únicamente a reunir rescates.
Pero no se debe caer en la idea de que los reyes españoles se limitaban a
desplegar una estrategia defensiva. Las operaciones que culminaron con la
toma de Túnez y la de Argel por Carlos V y Juan de Austria, incluso la
misma Batalla de Lepanto protagonizada por este último estratega, fueron los
principales y más grandes intentos de combatir esta piratería que suponía un
auténtico martirio para España y otras naciones europeas.
El apogeo de la piratería berberisca llegó en el siglo XVII. Gracias en parte a
las innovaciones del diseño naval introducidas por el renegado cristiano Zymen
Danseker de origen holandés y el pirata John Ward de origen inglés, los
corsarios norteafricanos extendieron sus ataques prácticamente por todo el
litoral del Atlántico Norte. De esta época datan ataques tan al norte como
en Galicia, las islas Feroe e incluso Islandia. Es posible que incluso alguno de
estos barcos hubiese alcanzado las costas de Groenlandia de forma puntual.
La batalla de Málaga en 1704 fue el mayor combate naval de la Guerra de Sucesión Española.
Cuadro del National Maritime Museum, London.
Retrato en miniatura de Francis Drake (1540-1596) realizado por Nicholas Hilliard en 1581, año en
que fue armado caballero (Knight Bachelor) por Isabel I de Inglaterra en recompensa por sus
servicios a la Corona inglesa.
Más tarde surge como nuevo pirata la figura del corsario inglés, una clase
social sui géneris, especializada en el robo marítimo, en el saqueo de ciudades,
puertos y mercancías. Los corsarios disfrutaban de lo que se llama patente de
corso, es decir, «licencia para robar y saquear» con la autorización explícita del
rey u otro gobernante. Esta patente era privilegio de Inglaterra y Francia, que
tenían a sus corsarios institucionalizados y cuya actividad se convierte en lícita
en tiempos de guerra. De esta manera, los piratas clásicos se van haciendo
corsarios, que es una postura más cómoda, pues actúan siempre dentro de un
orden legitimado y bajo la protección de la ley. [cita requerida]
La percepción de los corsarios depende obviamente del observador: para los
atacados son simplemente piratas, o mercenarios sin escrúpulos, mientras que
para sus connacionales son patriotas e incluso héroes. [cita requerida] En Inglaterra,
la piratería se convirtió en un negocio legítimo. Fue Enrique VIII el primer
monarca que expidió las patentes de corso. Más adelante, la reina Isabel I se
convertiría, por este medio, en «empresaria marítima», otorgando las patentes
a cambio de parte del botín conseguido.
Asimismo debe tenerse en cuenta que estos corsarios muchas veces eran
comerciantes que vendían productos muy necesarios para los colonos y
compraban a buen precio los artículos que estos debían vender exclusivamente
a la Casa de Contratación. Por lo tanto, en muchas ocasiones, la presencia
permanente de piratas en el casi despoblado Caribe insular era bien vista, e
incluso necesaria, tanto para los habitantes como para las élites españolas
residentes en América.16 Es el caso de John Hawkins que vendió esclavos
llevados desde África y compró especias, principalmente azúcar y tabaco, a
mucho mejor precio que el pagado en Sevilla. 1
El Spanish Main, la región costera continental de las posesiones españolas que daban al mar
Caribe. Principal lugar desde donde salían los navíos que llevaban las riquezas extraídas de
América para España.
Pintura de Jean Leon Gerome Ferris (1863–1930), que interpreta la batalla entre Barbanegra y el
teniente Robert Maynard.
Tenían a gala un lema: «Contamos con el día en que vivimos y nunca con el
que habremos de vivir». Belice fue un importante refugio filibustero durante el
siglo XVII. Aunque pertenecía a la Capitanía General de Guatemala, los
filibusteros encontraron fácil acomodo allí al estar su costa resguardada por
arrecifes y de difícil acceso a través del continente.
A partir del año 1697, parte de la piratería se trasladó a América del Norte, con
exponentes como Edward Teach, Stede Bonnet y Samuel Bellamy, y parte al
continente asiático, al mar Rojo y la costa de Malabar, con su base de
operaciones en la isla de Madagascar. En Asia, el nuevo escenario es el mar
de la India. El corso británico vuelve a tomar la patente y surgen figuras
como Henry Every o Avery y William Kidd. En el Extremo Oriente persiste la
actividad de piratas portugueses, holandeses y británicos y sus andanzas
visitan los mares de la India, China, Japón, Malasia y Borneo.
En ese mismo año de 1697, por el Tratado de Rijswijk, España cedía a los
franceses la mitad occidental de Santo Domingo, territorio que constituiría la
futura nación de Haití. La Isla de la Tortuga fue abandonada definitivamente y
los filibusteros se dispersaron. Los ingleses decidieron probar suerte en otras
aguas, como las del Pacífico; los demás se quedaron en las Antillas, actuando
con mucha menor intensidad en espera de tiempos mejores. Pero ni unos ni
otros conservaron la vieja organización; la Cofradía de los Hermanos de la
Costa había llegado a su fin. 36
En toda esta selva de piratería hay un personaje insólito que representa el
auténtico romanticismo pirata. El Capitán Misson, de nacionalidad francesa, era
un idealista, preocupado por la justicia, por construir un estado utópico en
alguna isla del Océano Índico. Se ha dicho de él que es un equivalente
al Quijote en el mundo de la piratería. Sus biógrafos cuentan que siempre
repartía equitativamente el botín entre su gente y que dejaba en libertad al
capitán de la nave apresada. Misson aparece solo en la obra de Charles
Johnson, cuyo cuento de Misson no conviene con los datos disponibles; por
eso, la mayoría de los historiadores de la piratería consideran a Misson un
mito.
Piratas de las Canarias[editar]
Véase también: Piratería en Canarias
El capitán Van Tyle navegó en consorcio con el capitán James e hizo varias
presas en el océano Índico. Van Tyle poseía una plantación en Madagascar, en
donde trabajaban sus prisioneros y esclavos. Este pirata fue asesinado por un
esclavo. El pirata Thomas Tew también tenía su cuartel en Madagascar. Su
lugar de operaciones fueron las aguas del mar Rojo y el océano Índico. Tew
murió al estallar su barco durante un combate en alta mar. El más célebre
pirata de esta región fue Thomas Collins, designado gobernador de la colonia
pirata y que construyó un fortín para su defensa. Pero cuando fuerzas
francesas atacaron la isla, Collins fue ajusticiado en la horca. 40
Llegaron a la isla, piratas como el capitán Dirk Chivers, cuya tripulación se
apoderó de un tesoro valuado en unos 50 millones en monedas de oro y plata
de un barco que transportaba peregrinos que regresaban de La Meca; el
capitán Olivier Levasseur, conocido por el seudónimo de "El Buitre", quien robo
un tesoro compuesto por unos 400 millones en diamantes y el capitán William
Condon llamado "Billy Una Mano" porque al comienzo de su carrera como
pirata había perdido un brazo en combate, quien consiguió un botín de unos
375 millones en un solo abordaje. Todos ellos llevaron los tesoros y los barcos
capturados a la isla de Sainte Marie, esta ofrecía un puerto natural de fácil
acceso y una pequeña bahía con una diminuta isla, la isla Dux Forbane, en la
cual habían construido una bien artillada fortificación que la hacía
prácticamente inexpugnable. 41
El comercio triangular sirvió económicamente los intereses de las colonias americanas y era base
del sistema de producción de las plantaciones así como del crecimiento preindustrial en Europa. Se
trata del camino de los barcos entre los puertos de Inglaterra, Portugal, España y Francia, hacia el
Caribe, una vez cargados por la costa oeste de África.
Mapa de la flota de mar de Francis Drake en Santo Domingo. Obra de Baptista Boazio de 1589,
perteneciente a la Colección Jay Kislak de Library of Congress.
Los Rugientes Cuarenta es una corriente de aire global que se desplaza entre los 40º y 50º S de los
océanos australes.
Junk chino descripto en "Travels in China", relato del viaje de 1804 desde Pekín a Canton, por John
Barrow.
La dinastía Tay Son fue derrocada por la dinastía Nguyen. A diferencia de los
emperadores Tay Son, el recién coronado Gia Long comenzó a reprimir a los
piratas. En septiembre de 1802, el ejército de Nguyen destruyó la guarida de
los piratas en Giang Bình, capturó a Zheng Qi y lo ejecutó.
Después de este incidente, los piratas chinos tuvieron que huir a Guangdong.
Para competir por el territorio, se atacaron entre sí. Finalmente, descubrieron
que simplemente se destruirían a sí mismos. En 1805, siete líderes piratas
hicieron un acuerdo, se fundó una alianza pirata.
Los siete líderes fueron: Zheng Yi (flota de bandera roja), Guo Podai (flota de
bandera negra), Liang Bao (flota de bandera blanca), Jin Guyang (flota de
bandera verde), Wu Shier (flota de bandera azul), Wu Zhiqing (flota de bandera
amarilla) y Zheng Laotong. No mucho después, Zheng Laotong se rindió al
gobierno chino, en realidad había seis bandas que se unieron a la alianza. La
Flota de Bandera Roja dirigida por Zheng Yi era la pandilla más fuerte de la
alianza, por supuesto, fue seleccionado como líder de la alianza.
Las islas Ladrones (actual archipiélago de Wanshan), Hong Kong y la
península de Leizhou se convirtieron en semilleros de piratas, los cuales
asolaron esos mares en las décadas siguientes. 48
Edad Contemporánea[editar]
El fenómeno de la piratería ya estaba muy disminuido a medida que los
Estados podían fletar armadas nacionales sin recurrir a los corsarios. Al mismo
tiempo, la progresiva organización y fortificación de las colonias y colonización
de nuevas tierras como África cierra las posibilidades a los buitres del mar de
atacar posiciones en tierra.
Sin embargo, la piratería continúa existiendo.
Siglo XIX: piratería en Norteamérica[editar]
A partir de 1850 los piratas son aún más acosados con la ayuda de adelantos
técnicos y militares. Los ladrones del mar se ven impotentes, sobre todo ante el
avance de los medios de comunicación y el aumento en el calibre y la precisión
de las organizaciones defensivas.
En la América hispana se mezclan los idealistas, contrabandistas, mercenarios
y negreros y luchan al lado de los independentistas que quieren liberarse de la
Corona española. Actúan desde Florida, donde los filibusteros estadounidenses
acosan los barcos españoles. Los historiadores ven en este proceder un
antecedente para la guerra de Cuba.
Pintura de una fragata de la clase Magicienne. Este tipo de navío, como la fragata La Argentina,
determinaron el poderío naval del siglo XIX.
Democracia pirata[editar]
La sociedad en democracia y el código de conducta fueron los pilares básicos
de las organizaciones de piratas, cuyos principios fundamentales eran la
igualdad de sus integrantes sin distinciones de razas, religiones y costumbres.
De otra forma actuaban las agrupaciones de corsarios, las cuales respondían a
la autoridad de un soberano, siendo la estructura de las mismas vertical como
era el caso de las armadas regulares de las distintas naciones.
La tripulación de Bartholomew Roberts en un momento de relajación según el libro The Pirates Own
Book.
Literatura y piratería[editar]
Tema de libros de aventura y poesía, la piratería ha tenido una parte importante
en la literatura. Sirvan de ejemplo:
Piratas célebres[editar]
Categoría principal: Piratas y corsarios.
Ilustración de Howard Pyle de unos piratas luchando por resultar capitán.
Barbanegra
Anne Bonny
Mary Read
Jack Rackham
Grace O'Malley
Henry Jennings
Jeireddín Barbarroja
Roger de Flor
Francis Drake
Agnes Annie Drake
Hipólito Bouchard
Tomás Espora
Pier Gerlofs Donia
John Oxenham
Thomas Cavendish
John Hawkins
Richard Hawkins
Olivier van Noort
José Gaspar
Michel de Grammont
Laurens de Graaf
Henry Morgan
Amaro Pargo
Jean David Nau
John Clipperton
Bartholomew Roberts
Lope de Aguirre
William Kidd
Walter Raleigh
Benito Soto Aboal
Roberto Cofresí
Hendrick Brouwer
Samuel Bellamy
Edward England
Louis Michel Aury
Bartholomew Sharpe
Thomas Tew
Woodes Rogers
Mateo Mainery
Jacques de Sores
Walter Kennedy
Amyas Preston
George Somers
Klaus Störtebeker
Kristoffer Trondsen Rustung
Charles Vane
Benjamin Hornigold
William Walker
Henry Every
William Dampier
Roche Brasiliano
Cabeza de Perro
Pirata enmascarado
De ficción[editar]
Guybrush Threepwood
LeChuck
Edward Kenway
Monkey D. Luffy
Edward Kenway
Gol D. Roger
Trafalgar Law
Jack Sparrow
Capitán Barbossa
Sandokán
Simbad el Marino
Capitán Garfio
Capitán Blood
John Silver El Largo
Rackham el Rojo
Davy Jones
Charles Vane
Negro César
Foxy (Five Nights at Freddy's)
Jack Hunter
Will Turner
Elizabeth Swann
Saïd (Mar i cel)
Véase también[editar]
Portal:Derecho. Contenido relacionado con Derecho.
Corsario
Filibustero
Bucanero
Fortaleza del Real Felipe
Piratería en Canarias
Ronda del pirata
Bandera Jolly Roger
Port Royal
Libertatia
Utopía pirata
Wakō
Edad de oro de la piratería
Homosexualidad en la piratería
Anexo:Tesoros desaparecidos
Referencias[editar]
0. ↑ Saltar a:a b c d e f g h i ZuMondfeld, Wolfram, Piratas, Círculo de Lectores,
Barcelona, 1978, ISBN 84-226-1034-5
1. ↑ Convención de las Naciones Unidas sobre derecho del mar.
2. ↑ Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua
Española. «pirata». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
Consultado el 27 de agosto de 2015.
3. ↑ Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua
Española. «pirata». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
4. ↑ Quesada, Fernando, «El día que Alejandro pudo morir», n.º 26 de La
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2000, ISSN 1579-427X
5. ↑ Saltar a:a b c Laura Manzanares, «El Mediterráneo, también mar de piratas»,
n.º 56 de Clío, Madrid, 2006
6. ↑ Alvar, Jaime, «Tartesos, el reino legendario de Argantonio — S. VII / S.
VI a. C.», Memoria de España, Televisión Española, Madrid, 2004, Registro
E.A. n.º 821, Depósito Legal 9504-2004
7. ↑ Vlahovic, Petar (1995). «Projekat Rastko Cetinje». El origen serbio de los
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8. ↑ Marazzi, Federico, «En busca de tierra y fortuna», n.º 95 de La Aventura de
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10. ↑ Saltar a:a b c Eduardo Morales Moreno, «Los vikingos en España», n.º 12
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12. ↑ Esteva, Jordi, «Hijos de Simbad, los árabes del mar», n.º 60 de Clío, Madrid,
octubre de 2006, ISSN 1579-3532
13. ↑ Ndoto, Webber, «Gran Zimbabwe», n.º 256 de Investigación y Ciencia,
versión española de Scientific American (Prensa Científica), Barcelona, enero
de 1998, ISSN 0210-136X
14. ↑ Saltar a:a b Ramiro Feijoo, «España pone pie en Berbería, Mazalquivir», n.º
83 de La Aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, septiembre de
2005
15. ↑ Saltar a:a b c Esteban Mira Caballos, «Corsarios, tábanos del Imperio», n.º 88
de La Aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, febrero de 2006
16. ↑ Matar, Nabil (2000). Turks, Moors, and Englishmen in the Age of
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17. ↑ Saltar a:a b Tenenti, Alberto (1967). Piracy and the Decline of Venice 1580-
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18. ↑ Brogini, Anne (2006). «Capítulo VI La course, entre conflits et
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