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DRENAJES AGRICOLAS EN ESPAÑA

El drenaje es una de las prácticas agrícolas más importantes para el mejoramiento de los suelos,
evitar las inundaciones y una vía efectiva para incrementar los rendimientos agrícolas de los
cultivos son, entre otras, las ventajas de su práctica en la agricultura mundial. Con el drenaje se
eliminan las malas condiciones y se reducen al mínimo las posibilidades de que las plantas sean
atacadas por plagas y enfermedades. Con el mejoramiento de las propiedades físicas del suelo, así
como las condiciones favorables para los procesos de su formación aumenta la fertilidad, lo que
garantiza una alta producción de las cosechas. Igualmente, la productividad del suelo depende del
grado de avenamiento y las medidas agrícolas realizadas. Ambas aseguran el aumento del
rendimiento de las cosechas entre dos y tres veces, en comparación con los terrenos no drenados,
empantanados o inundados. (Polón, Ruiz, Dell'Amico, Morales, & Jerez, 2011)

HISTORIA

En el análisis de las relaciones entre hidráulica y agricultura, los historiadores han privilegiado
tradicionalmente al regadío. Sin embargo, en lo que concierne al sector central de la vertiente
mediterránea (antiguos reinos de Mallorca, Valencia y Murcia), nuestros conocimientos sobre las
operaciones de drenaje, no desdeñables para la época moderna, se han ampliado rápidamente
gracias a los trabajos pioneros de algunos geógrafos, cuyos pasos siguen hoy historiadores y
antropólogos.

El drenaje es un problema mayor en la España de las huertas, el interés por la cuestión en este
sector geográfico procede, por un lado, de la gran extensión que ocupan en ella las zonas húmedas
(ZH) y, por otro, de las estrechas relaciones existentes entre el drenaje de las mismas y la
expansión de los cultivos, cuyo extraordinario incremento en la época moderna es bien conocida.

La región peninsular donde las ZH cubren más amplios espacios, Se trata a la vez de sectores
continentales, endorreicos o semiendorreicos (área en la que el agua no tiene salida fluvial hacia el
océano ) entre los que se encuentra uno de los mayores de España, los de Cataluiia (Ter, Llobrcgat,
Ebro) y más recientemente en relación con las preocupaciones ecológicas en el Bajo Guadalquivir y
las ZH de La Mancha i Llanos de Albacete y de lagunas litorales, como la Albufera de Valencia y el
Mar Menor de Murcia.

En la España mediterránea hacia 1500 tenía una extensión de zona húmeda de las lagunas litorales
en 1579, por ejemplo, la Albufera de Valencia cubría aún unas 13.962 hectáreas. Pero la sequedad
relativa de los últimos siglos de la Edad Media o un mejor reparto de las precipitaciones a lo largo
del año redujeron el impacto del endorreísmo; por ejemplo, en los Llanos de Albacete. Las ZH se
integraban perfectamente entonces en un modelo económico basado en una agricultura de
regadío organizada sobre todo en las vertientes y en la explotación extensiva del saltus.

Las ZH proporcionaban de manera natural una serie de recursos de gran importancia; vegetales,
pastos para la ganadería menor, especialmente para el vacuno (los bueyes y vacas, sustituidos por
mulas más adelante, era la principal fuerza de trabajo), sosa para hacer jabón, juncos y mimbres
para el forraje y lecho de las bestias de labor, los muebles y el techado de las casas, etc. Por
último, mediante la realización de ciertas obras, a veces mínimas, las ZH eran también susceptibles
de proveer algunos productos clave para la economía regional como la sal de Ibiza y, por supuesto,
la de La Mata (Alicante, una de las primeras salinas mediterráneas en la Edad Media).
En el transcurso de la época moderna, el drenaje de las ZH progresa en dos fases netamente
diferenciadas que se articulan en torno a los años bisagra de 1700-1750. Las vacilaciones de la
primera etapa Durante la etapa inicial (1500-1650/1700), los bajos fondos y las llanuras litorales
siguen en su mayoría abandonados a la divagación de las aguas y a las formas tradicionales de
explotación extensiva. El drenaje parece entrar en el orden a partir del último tercio del siglo XVI,
las catástrofes demográficas (expulsión de los moriscos de 1609-1614, la peste de 1647-1651), las
inundaciones (en el Segura, en 1651 y 1653) y sobre todo la crisis económica ponen en cuestión
los modestos avances conseguidos. (CNRS, Guy Lemeunier Chargé de Recherches)

El objetivo del drenaje agrícola es la eliminación de los excesos de humedad tanto de la superficie
del terreno como del perfil del suelo, con el fin de mantener condiciones en el suelo que
garanticen una buena producción de los cultivos.

El drenaje adecuado produce beneficios en los siguientes aspectos: Aumenta la aireación del
suelo. La humedad excesiva dificulta el intercambio del anhídrido carbónico del suelo, producido
por las raíces y otros organismos, por oxígeno de la atmósfera. Mejora la estructura del suelo. En
áreas donde existe un nivel freático superficial es común encontrar que la estructura de la capa
arable está deteriorada, es compacta y adherente. En suelos bien drenados el agrietamiento y la
aireación promueven un aumento del espacio poroso, especialmente del porcentaje de
macroporos.

Proporciona a las plantas más humedad aprovechable y elementos nutritivos. Una buena aireación
y contenidos adecuados de humedad en el perfil del suelo, estimulan el crecimiento y desarrollo
de las raíces en todas las direcciones. El sistema de raíces resultante está en capacidad de explotar
un amplio volumen de suelo para la obtención de agua y nutrientes. (Ortegon, 2004)

El drenaje puede clasificarse desde varios puntos de vista. De acuerdo al régimen hídrico de la
región geográfica, existirán problemáticas de excesos hídricos en zona húmedas y en zonas áridas,
debidas a causas coincidentes o no. Las situaciones de generalización del excedente de agua
pueden categorizarse en inundaciones, anegamientos, empantanamientos, encharcamientos, pero
en todos los casos ocurre la saturación de la capa arable. (Génova, y otros, 2013)

En España, tienen un drenaje perfectamente dendrítico los ríos Duero y Ebro, entre muchos otros.
La palabra dendrítico procede del griego dendron, que significa árbol, debido a la semejanza que
este tipo de drenaje tiene con un árbol y sus ramas, las cuales forman sus tributarios o afluentes.

La superficie regada en España supone un 14% de la superficie agraria útil. Pese a ser un
porcentaje pequeño de la SAU, contribuye en algo más de 50% a la Producción Final Vegetal, en un
2,4 % al Producto Interior Bruto del país y emplea a un 4 % de su población ocupada.

El potencial productivo que supone nuestra superficie regada tiene como contrapartida el uso de
un volumen importante de agua en un país con territorios donde esta es escasa. Como usuarios
del 68 % del volumen total, el regadío se ve inmerso en la competencia con usuarios de otros
sectores por un recurso escaso. El regadío ha sido y sigue siendo uno de los pilares del desarrollo
rural y de la seguridad alimentaria es un elemento básico de nuestro sistema agroalimentario.
(Gobierno de España, 2014)
Bibliografía
CNRS, Guy Lemeunier Chargé de Recherches. (s.f.). Drenaje y crecimiento agrícola en la España
mediterránea (1500-1800). Obtenido de Drenaje y crecimiento agrícola en la España
mediterránea (1500-1800): https://revistas.um.es/areas/article/view/145041/129951

Génova, L., Andreau, R., Etcheverry, M., Chale, W., Etchevers, P., & Calvo, L. (2013). Drenaje
agrícola.

Gobierno de España. (2014). Gestion de regadios. Obtenido de Gestion de regadios :


https://www.mapa.gob.es/es/desarrollo-rural/temas/gestion-sostenible-regadios/

Ortegon, A. (2004). Metodología para la realización de estudios de drenaje a nivel predial.


Obtenido de Metodología para la realización de estudios de drenaje a nivel predial:
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/1075-Texto-1075-1-10-20120719%20(1).pdf

Polón, R., Ruiz, M., Dell'Amico, J., Morales, D., & Jerez, E. (2011). PRINCIPALES BENEFICIOS QUE SE
ALCANZAN CON LA PRÁCTICA ADECUADA DEL. Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas,
(págs. 55-60). La Habana, Cuba.

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