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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

POSGRADO DE LA FACULTAD DE ECONOMÍA


ESPECIALIZACIÓN EN HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO
Historia del Pensamiento Económico 1
Dr. César Francisco Duarte Rivera

Saucedo Curiel Ulises Fernando

Jeremy Bentham: La utilidad y la felicidad como motores del sistema social y


económico

I
Jeremy Bentham nació en 1748 en Londres, Inglaterra, donde también falleció en 1832.
Proveniente de una familia de juristas, fue reconocido como niño prodigio por su padre al
encontrarlo en su escritorio leyendo varios volúmenes de la Historia de Inglaterra. A los
cinco años tocaba el violín y estudiaba latín y francés. Estudió primero en Westminster
School y a los doce años ingresó en la Universidad de Oxford, donde estudió Derecho, y
empezó a ejercer como abogado a los diecinueve años. Fue bastante crítico con la
educación de su época y con la práctica jurídica, por lo que decidió dedicarse por completo
a tareas intelectuales. A lo largo de su vida escribió extensos manuscritos donde proponía
ambiciosas ideas de reformas sociales. Desde 1814 convirtió su casa en centro de
intercambio intelectual y espacio para un activo movimiento utilitarista. Entre sus amigos
más cercanos se encontraba James Mill y su hijo, John Stuart Mill, quien buscaba ser el
heredero de Bentham al frente del movimiento. Sus trabajos iniciales atacando el sistema
legal y judicial inglés le llevaron a la formulación de la doctrina utilitarista, plasmada en su
obra principal An Introduction to the Principles of Morals and Legislation, publicada en
1780. En los primeros capítulos Bentham expone aquello que entiende por el principio de
utilidad, contraponiéndolo a otros principios, el cual tiene dos sentidos bien diferenciados.
El sentido enunciativo o descriptivo nos indica que cada ser humano busca su propia
felicidad, este es su único fin. Mientras que, el sentido sensorial o prescriptivo, establece
que la mayor felicidad del mayor número es el único fin universalmente deseable. Lo
anterior presupone una concepción determinada de la naturaleza humana, con arreglo a la
cual los seres humanos actuamos siempre tratando de maximizar nuestro interés. En ese
sentido, el interés de los humanos reside, según Bentham, en aumentar su placer y
disminuir su dolor.1 El primer capítulo de los Principios comienza así:

“La naturaleza ha colocado a la humanidad bajo el gobierno de dos maestros


soberanos, el dolor y el placer. Ellos determinan tanto lo que debemos hacer
como lo que hacemos. El criterio de lo que es correcto e incorrecto, por una
parte, y la cadena de causas y efectos, por la otra, están sujetas a su trono. Nos
gobiernan en todo los que hacemos, decimos y pensamos: todo esfuerzo que
hagamos para librarnos de su sujeción no servirá para nada más que para
demostrarla y confirmarla. Mediante las palabras alguien puede pretender no
estar sujeto a ellos, pero de hecho permanece ligado a ellos. El principio de
utilidad reconoce esta sujeción y la asume como fundamento de su sistema.”2

Desde la perspectiva de Bentham, los seres humanos buscamos resolver si una acción es
buena o mala calculando el valor de todos los placeres o dolores posibles que aquella
acción produciría en cualquier individuo. Debemos, por lo tanto, calcular su intensidad y
duración, certidumbre o incertidumbre; luego debemos calcular la tendencia de estas
cualidades hacia sentimientos análogos u opuestos. Hecho esto, sumamos todos los placeres
y todos los dolores resultantes para decidir acerca de la tendencia buena o mala de la acción
para una persona. El principio de la utilidad integra este procedimiento y Bentham lo erige
como fundamento de su sistema social. Tal principio es universalmente, sin excepción,
obligatorio en las relaciones entre los hombres, tanto privadas como públicas. Es a partir de
este principio como pueden derivarse todas las formas necesarias de la regulación de la vida
humana en todos sus aspectos. Esto posibilita a Bentham a generar una ética del
utilitarismo en la que placer y del dolor constituyen la fuente de motivación de los
comportamientos humanos y rigen por completo nuestras acciones.

II

1
“Únicamente por un sentido de interés, por la eventual expectativa de placer o dolor, es como puede ser
influida la conducta humana en cualquier caso.” (Bentham, Jeremy. Escritos económicos, FCE, México,
Primera reimpresión, 1978. Pág. 5)
2
Bentham, Jeremy, “An Introduction to the Principles of Moral and Legislation”, en The Works of Jeremy
Bentham, Vol. 1, New York, Russel & Russell, 1962.
Bentham, fuertemente influido por la ideología y el proceso de la Revolución Industrial,
entiende la sociedad como un aparato mecánico: “Esta creencia en la posibilidad y la
necesidad de una ingeniería social -de reconstruir el mundo político de acuerdo con un
plano ideal preconcebido- nos proporciona la clave para entender el esfuerzo de Bentham.
Explica la estructura de su teoría así como el rumbo de sus aspiraciones prácticas. Por lo
que se refiere a teoría, la de él comprendía un mundo mecanizado... [por ello], la esencia
del punto de vista de un mundo mecánico siempre la tuvo y le acompañó durante toda su
vida.”3 Dicho mecanicismo se encuentra también en su tesis sobre la felicidad del ser
humano. Para Bentham, el hombre aspira a la felicidad en todos sus actos, la cual está
centrada en el interés propio por sobre el interés de los demás. Bajo esta lógica, existe un
componente hedonístico que mueve la conducta humana hacia la satisfacción de sus
necesidades e intereses. Por lo tanto, “…se dice de un hombre, que tiene interés en una
materia en la medida que tal materia está considerada como susceptible de ser para él
fuente de placer o una exención del dolor, siendo el sujeto una cosa o una persona; una
cosa en virtud del uso que pueda derivar de ella; o persona, en virtud de tal o cual servicio
que pudiera recibir de manos de dicha persona.”4 Así, afirma Bentham que los hombres
están regidos por lo que es su interés, en el más estricto y egoísta sentido del vocablo.
Dentro del análisis que realiza Bentham del “hombre económico” existen distintas
entidades psicológicas del ser humano que integran lo que llama el Cuadro de los Resortes
de la Acción5, donde se encuentran el placer y el dolor. Para la valoración de un placer o un
dolor, toma en consideración cuatro circunstancias: intensidad, duración, certidumbre o
incertidumbre y proximidad o lejanía. El siguiente es el mecanismo para realizar dicha
valoración:

“Llévese una relación de número de personas cuyos intereses parecen estar


afectados, y repítase el proceso anterior respecto a cada una de ellas. Súmense
los números que expresan el grado de buena tendencia que tiene el acto
respecto a cada individuo, en relación con los cuales la tendencia es buena en
general; hágase nuevamente esto respecto a cada individuo, en relación con los

3
Stark, W. “Prólogo”, en Bentham, Jeremy. Escritos económicos… Pág. IX
4
Bentham, Jeremy, Escritos económicos... Pág. 4.
5
Ibíd. Pág. 13.
cuales su tendencia es mala en general. Cotéjese la diferencia o saldo, el que, si
es favorable al lado del placer, producirá una buena tendencia general del acto
respecto al número total o a la comunidad de individuos de que se trata; si lo es
del lado del dolor, la tendencia general será mala respecto a la misma
comunidad.”6

La base que subyace a dichos cálculos está orientada por el pragmatismo y el utilitarismo.
Bentham lo observa así:

“Las razones que señala esta conveniencia están derivadas del principio
conocido con el nombre de principio de la utilidad, que se expresa mejor
diciendo, el principio de la mayor felicidad. Exponer estas razones es presentar
la cuenta entre la ley y la felicidad; es emplear cálculos aritméticos para los
elementos de la felicidad. Aritmética política –nombre que algunos le han dado
a la economía política– es una aplicación, aunque muy particular y demasiado
reducida, de una ciencia de grandes alcances, de la aritmética y de sus cálculos,
a la felicidad y sus elementos.”7

El principio de la felicidad ocupa un lugar fundamental en la teoría de Bentham. En el


campo de la política, la finalidad de la acción humana -en particular la que concierne al
gobierno- dentro de una colección de leyes o Pannomio8, debe ser la consecución de la
mayor felicidad para toda la comunidad, tanto de gobernantes como de gobernados. En ese
sentido, el “legislador deberá dar preferencia a los intereses que promueven, en grado
máximo, la felicidad para el mayor número de personas”9, es decir, debe perseguir “el fin u

6
Ibíd. Pág. 16.
7
Ibíd. Pág. 18.
8
“Con el término de Pannomio se entiende, en esta ocasión, una colección completa de leyes; es decir, de
reglas que expresan la voluntad o las voluntades de alguna persona o personas que pertenecen a la comunidad
o a la sociedad en cuestión, con cuya voluntad, por lo que se sabe o se conjetura, todos los demás miembros
de la misma comunidad están considerados como anuentes a obrar de común acuerdo.
En la formación de tal obra, la única finalidad cabal y adecuada debe ser la consecución de la mayor felicidad
para toda la comunidad, tanto gobernantes como gobernados: -el principio de la máxima felicidad debe ser el
principio fundamental-.” (Ibíd. Pág. 170.)
9
Ibíd. Pág. 172.
objetivo propuesto, a saber: el máximo de felicidad, con referencia a los distintos miembros
de la comunidad considerados en conjunto, y con relación a toda la extensión del tiempo.”10
Cabe mencionar que Bentham, en los últimos años de su vida, realiza gestiones para
trasladarse a vivir a la América Latina. Tenía en mente a Venezuela, Centroamérica o
México. Además de la motivación por el clima, W. Stark sostiene la existencia de una
segunda razón: “Legislar para algún país, ser el nuevo Solón de una nueva era, fue la
ambición máxima de su vida y, literalmente, no hay sacrificio que no hubiera estado
dispuesto a hacer, con el fin de lograr alguna comisión para elaborar un código legal, un
Pannomion, como solía llamarlo. Nacido en 1748, era el producto típico de la era del
despotismo ilustrado. Hacer felices a sus súbditos, era claramente el deber de todo rey; y
los reyes únicamente podían cumplir con este deber dando a sus países el bien, es decir,
leyes que propiciaran la felicidad”11

Para concluir es importante aclarar que la teoría de la utilidad de Bentham difiere mucho
respecto de la de los marginalistas de fines del siglo XIX e inicios del XX, se podría decir
que es hasta opuesta. Señalar también que la teoría de la felicidad ha sido retomada por
investigaciones actuales que han logrado medir ese elemento tan subjetivo.

10
Ibíd. Pág. 257.
11
Stark, W. Óp. Cit. Pág. VIII.

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