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Acerca de la fisiología en el embarazo y el parto.

Por Verena Schmid, Partera, Florencia (Italia)

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ÍNDICE

Vías de apego biológicos y genéticos 6

El apego maternal es un proceso complejo que involucra todos los componentes del ser humano ,
pero sobre todo, es un proceso crucial para la supervivencia del bebé y por lo tanto está protegido
filogenética y biológicamente.

Sistemas de adaptación fisiológica y recursos biológicos 17

La integración de competencias biológicas y sociales como proceso de empoderamiento.

Posición posterior y asinclitismo en las dinámicas del parto natural 30

Las posiciones posteriores, particularmente los bloqueos posteriores y las presentaciones


asincliticas de la cabeza fetal, son frecuentemente el resultado de maniobras obstétricas.

Significado y funciones del dolor de parto 39

El parto fisiológico está conectado a la experiencia del dolor. La razón por la cual el parto
fisiológico está desapareciendo en la actualidad, y del por qué nos asusta el dolor radica en el
estilo de vida de nuestra sociedad.

La transformación del piso pelviano durante el segundo plano 50

Durante el parto, las funciones involuntarias del periné están involucradas en la dinámica de
expulsión del bebé, mientras que las funciones voluntarias están relacionadas al tono de los
músculos del periné y la fuerza de expulsión.

Aspectos sexuales en la lactancia 64

El amamantamiento y la sexualidad pertenecen a la dimensión del elemento agua y como tales


constituyen la continuación natural del embarazo. La sexualidad, como el amamantamiento, el
embarazo y el parto, está regulada por el cerebro primario.

“La Scuola Elementale Di Arte Ostetrica”.

La Escuela Elemental de Arte de la Partería en Florencia, Italia 80

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La escuela nació en 1996, fundada por ocho parteras y una Licenciada en Arte como respuesta a la
carencia de partería, la ausencia de parteras docentes en el entrenamiento de parteras; la
carencia de entrenamiento específico y permanente para parteras y la necesidad de llevar el
conocimiento de las características naturales del parto a las instituciones de salud, donde el arte
de la partería, junto con la figura de la partera, está desapareciendo.

La historia de Verena 88

En los primeros años aprendimos principalmente de la práctica, de las mujeres: a través de la


observación y el diálogo constante, y de la confrontación entre nosotras mismas.

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MEDIOS DE APEGO BIOLÓGICOS Y GENÉTICOS

El apego maternal es un proceso complejo que involucra todos los componentes del ser humano ,
pero sobre todo, es un proceso crucial para la supervivencia del bebé y por lo tanto está protegido
filogenética y biológicamente.

Debido a que los recién nacidos no pueden sobrevivir sin el cuidado de sus madres, es que nacen
con características específicas dirigidas a obtener y promover su atención y afecto.
Los medios de apego biológicos y genéticos promueven sentimientos de apego y cuidado, facilitan
los procesos emocionales de conciencia y adaptación, engendran códigos de comportamiento y
ofrecen la oportunidad de una impronta positiva de las rutinas de cuidado. En resumen, ellos
establecen las bases de la comunicación y el vínculo entre madre e hijo.
Los sistemas culturales de apego determinan el valor social de tales relaciones, ellos pueden
promover, ocultar e incluso cerrar los canales biológicos, dependiendo de las experiencias
personales de los individuos miembros de la comunidad o de los valores sociales inherentes a esa
particular unión afectiva.
En nuestra sociedad tenemos miedo de la creación de lazos profundos porque lo relacionamos con
una forma de dependencia y pérdida de la libertad individual. Esta es la razón por la que existe en
nuestra sociedad la tendencia a interferir en todos los momentos particularmente sensibles
biológicamente, en la creación de un vínculo. Esta es también la razón por la cual como sociedad
tenemos dañada nuestra capacidad para promover y crear uniones y vínculos.
Los medios de apego personales y de relación dependen de las experiencias personales de los
individuos como niñas y mujeres, del nivel de madurez emocional al momento de la maternidad,
del nivel socioeconómico y trasfondo cultural, de los diferentes estilos de vida, del grado de
conciencia individual y de la calidad de la relación entre la madre y su pareja, sus amigos y su más
amplia red social.
Los medios biológicos de apego pueden enriquecer el bagaje de experiencias individuales en
forma significativa; creando dinámicas complejas a través del viaje hacia la maternidad. Ellos
representan una oportunidad de revisión de las experiencias personales de las mujeres y ofrecen
un gran potencial de transformación personal. Sin embargo, estos medios también pueden ser
inhibidos por la misma historia personal y, en ese caso, dar lugar a problemas de salud durante el
embarazo, el parto y el tiempo inmediatamente posterior luego del nacimiento.
Este artículo planteará la forma en que los medios de apego biológicos y genéticos son creados y
mantenidos, y los factores que los obstruyen.

Los medios biológicos


Durante el embarazo:
Medios hormonales: Biológicamente, el bebé es el primero en iniciar la relación con la madre y en
empezar la interacción. Desde el momento de la concepción, el feto da signos de su presencia a
los ovarios y la glándula pituitaria promoviendo cambios en el cuerpo lúteo y en la producción
materna de hormonas, mientras que, al mismo tiempo produce una hormona propia llamada HCG.
Esta hormona comunica al cuerpo de la madre la presencia de un nuevo elemento en su
organismo, induciendo una reacción materna de crisis y nueva adaptación. En el primer trimestre
de la gestación los intercambios bioquímicos entre la madre y el feto son muy intensos: el feto
modifica todas las actividades fisiológicas de la madre, literalmente tomando posesión de cada
una de sus células. Él la ocupa y crea su propio espacio dentro de ella. Sus vellosidades coriónicas
exploran el útero y empiezan a echar raíces en el endometrio, que a su turno empieza el proceso

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de vascularización y crecimiento para hospedar al niño de acuerdo a las posibilidades del cuerpo
de la madre.
La respuesta del cuerpo de la madre a este proceso es una de desorden fisiológico: esto esta
caracterizado por fenómenos de cambio y adaptación tales como cambios en el gusto, olfato,
patrones de sueño y vigilia así como cambios en el comportamiento y en relaciones afectivas y
emocionales. Los hábitos de comida también cambian, mientras que el sistema inmune
momentáneamente baja sus defensas debido al aumento del cortisol, con el objeto de facilitar el
proceso de anidación del recién llegado.
Más tarde, los índices de gammaglobulina, leucocitos y linfocitos también se incrementan con el
objetivo de garantizar un mayor grado de protección para la madre y el bebé. Índices elevados de
estrógenos favorecen el aumento de tamaño de las mamas y una gran tensión que se van
desarrollando para el inicio de la lactancia. Los estrógenos ablandan la mucosa y las articulaciones
y, junto con la relaxina, hacen más maleable y flexible el cuerpo de la mujer. Además los
estrógenos la inducen hacia una dimensión más emocional, a través de la cual ella se comunica
directamente con su bebé no nacido aún.
Las también elevadas concentraciones de progesterona tienden a enlentecer la actividad del
músculo liso, especialmente el miometrio, pero también de otros órganos internos con el objeto
de que el cuerpo de la madre pueda contener y nutrir al bebé
Los medios biológicos de apego traen cambios en el comportamiento de la mujer en términos de
un ritmo más relajado de vida y una mayor receptividad. Éstos son particularmente importantes
durante el primer trimestre de gestación, cuando el bebé está atravesando el proceso de
implantación, empezando a crear un espacio para sí y tratando de ser aceptado por el cuerpo
materno. Este primer diálogo entre la madre y el niño frecuentemente coincide con un momento
de crisis y conflicto existencial de la madre. En este tan delicado estadio, pueden manifestarse
desórdenes del sistema nervioso autónomo. Tales desórdenes inducen a la madre a la
pasividad/receptividad, ayudándola a dar la bienvenida al nuevo bebé haciendo lugar para él y
para su nuevo ser.
En el segundo trimestre, a las 20 semanas, la placenta está totalmente formada. Ésta se
desarrollará para ser el órgano más crucial de comunicación entre la madre y el feto funcionando
como un canal bidireccional para el intercambio de información (neurotransmisores, hormonas y
mensajes bioquímicos), pero también asumiendo una importante función en la transmisión de
nutrientes, oxígeno, códigos genéticos y emociones. La placenta también simboliza la unicidad y
duplicidad contemporánea de la madre y el niño, lo cual es un misterio inexplicable para el
raciocinio, ya que el raciocinio siempre siente la necesidad de subdividir y separar fenómenos para
entenderlos.
Ahora trataré de ilustrar brevemente el simbolismo de la placenta, un órgano compartido por dos
organismos distintos.
Para la mujer gestante el bebé, aunque un extraño en su propio cuerpo, es primero que todo una
parte de ella, de su cuerpo, su imaginación, su personalidad, sus instintos maternales y su
feminidad. En cierta forma, es como un órgano interno para ella. Cuidando y nutriendo a su hijo
aún no nacido, ella se cuida y nutre una parte de ella misma, su más íntima, instintiva, receptiva,
arcaica parte, la que está fuertemente estimulada por la presencia de su bebé en su cuerpo. Como
resultado la mujer y el bebé forman una sola entidad: la mujer maternal (maternante).
De la misma forma, el bebé no puede ser independiente de su madre: para poder nacer y vivir, él
necesita todo, el cuerpo y el alma de su madre.
Es ella quien le brinda su subjetividad y su propia vida siendo completamente él y a la vez
completamente ella. Como resultado, el bebé, también, es uno con su madre y al mismo tiempo
un individuo.

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Es hacia el final del primer año de vida, cuando el bebé ya habrá nacido y habrá crecido, cuando la
mujer, reconociendo su individualidad y su ser diferenciado de ella, que saldrá de la simbiosis, lo
dejará ir y simbólicamente dará a luz (no sin dolor) a su nuevo ser. Su subjetividad se habrá
enriquecido con aquellos aspectos estimulados y representados por el niño, y el niño, también,
renacerá como individuo. El enigma de la placenta está representado por una operación
matemática paradójica: en este caso, uno más uno es igual a uno, justo como mujer más bebé es
igual a madre. Uno más uno también puede ser igual a tres: madre mas bebé es igual a madre,
vínculo madre/hijo y niño como individuo.

Movimientos fetales activos: En el segundo trimestre el bebé, que hasta ahora era percibido sólo
inconscientemente; empieza a manifestarse a través de los primeros movimientos perceptibles
para la madre y se vuelve una presencia más real, más concreta. El tiempo de la percepción de los
primeros movimientos del bebé usualmente coincide con la aceptación del bebé por parte de la
madre y el inicio de su deseo de un vínculo de apego, conforme empieza a favorecer la creación de
un espacio interno sólo para él.
Todavía será el bebé quien active y sustente la comunicación a través de sus movimientos,
comunicando alegría y confianza, rechazo y miedo, o cualquier otro sentimiento. El nivel de
receptividad y respuesta de la madre elevará la calidad de la relación.
La activación de la sensibilidad arcaica y la intuición, consecuencia del fuerte estímulo hormonal
sobre el hipotálamo, le da a la madre consiente la capacidad intuitiva de saber siempre el estado
de salud de su bebé.
En el tercer trimestre de gestación los movimientos fetales cambian. El bebé está ahora mucho
mejor formado y sus movimientos han comenzado a seguir su propio ritmo, uno más
independiente del de su madre. No solamente el bebé comienza a asumir las características de un
individuo, también su posición cambia conforme el parto se acerca: sus movimientos partales de
flexión y extensión y las rotaciones de su cabeza le comunican a la madre que el tiempo del
nacimiento está cerca, y es también el momento para que ellos se separen. A través de una
interpretación funcional de de los movimientos del bebé (Milani Comparetti, 1986, 1997), es
posible deducir el estado de salud del bebé, su reactividad y su capacidad de adaptarse, así como
su temperamento y su futura participación en el parto. Vale la pena notar, sin embargo que si los
canales receptivos y relacionales de la madre están cultural o personalmente bloqueados, ella
puede no ser capaz de recibir las señales que le envía su bebé, aún si éstas son fuertes y
definitivas.
En el tercer trimestre aparece una nueva hormona: la oxitocina, la cual, a su turno, estimula la
producción de prolactina. La oxitocina prepara a la madre para el nacimiento; entrena el útero
para contraerse con fuerza e induce en la madre una actitud proactiva. La hormona crea
comportamientos de emergencia. Empuja a la madre a crear un espacio físico para el bebé,
induciendo lo que es a veces definido como “instinto de anidación”. Esto ayuda a la madre a
concluir todos los asuntos no finalizados y a enfocar la atención en el bebé real y en el inminente
parto. La oxitocina es también llamada la “hormona del amor” porque prepara y abre los canales
para los sentimientos amorosos que la prolactina, a su vez, dirigirá hacia el bebé. La prolactina
prepara a la mujer para el proceso de amamantamiento y nutrición del bebé y facilita la creación
de un instinto maternal. Es también una hormona importante para el metabolismo fetal y ayuda a
la adaptación a situaciones de stress para la madre y el bebé durante y después del parto (otra
razón porque el nacimiento con las propias hormonas -sin hormonas exógenas)-es importante
para la seguridad).
Algunas hormonas exógenas muy importantes en el embarazo son encontradas en el líquido
seminal masculino: se llaman prostaglandinas E y F, las que tienen la doble función de ablandar el

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cérvix, y de inducir en el útero contracciones fisiológicas, ejercitándolo para el parto. Como
resultado, simbólicamente el padre del niño contribuye a abrir al bebé la puerta hacia el mundo
exterior.
La energía sexual masculina, sin embargo, no tiene sólo una función meramente mecánica: es una
fuente de energía y fortaleza para la madre y el bebé. La relación, la recepción y los cuidados
implicados en el acto sexual reflejan la relación; recepción y cuidados que serán dirigidos hacia el
nuevo bebé.
Sueños: la actividad REM durante la gestación está fuertemente estimulada por la actividad
aumentada del sistema nervioso parasimpático y de los estrógenos; y por la fuerte estimulación
del cerebro arcaico (o cerebro primitivo) traída por las hormonas del embarazo. Los sueños son
creados por nuestro inconsciente, el que representa el nivel más importante de elaboración de
crisis de adaptación y conflictos durante el embarazo, pero frecuentemente ellos también
representan el nivel de relación más directo entre la madre y su hijo no nacido. Desde el
comienzo mismo del embarazo, y algunas veces incluso antes de la concepción, el bebé es una
parte integral de los sueños de la madre. En sueños, el bebé puede introducirse a sí mismo de
varias maneras, ya sean éstas realistas, simbólicas o puras proyecciones de alegría,
miedo/ansiedad.
Con frecuencia el sexo del bebé, su nombre, su aspecto, o las características del nacimiento le
serán revelados a la madre, o al padre a través de los sueños.

La simbiosis endógena entre madre-hijo: Hacia el final de la gestación fisiológica, la madre y el


niño están en una real simbiosis endógena: esto es que sus organismos se han vuelto similares en
sus funciones básicas. Para este momento, la madre se ha vuelto psico-biológicamente más
apegada a su bebé. Ella es receptiva a los estímulos del bebé y está preparada para adaptarse a los
comportamientos y al lenguaje no verbal del bebé. Ella se ha transformado a sí misma en favor de
una sensibilidad más arcaica, expandiendo sus percepciones sensoriales; aún su percepción del
tiempo se ha expandido y enlentecido, mientras que sus sueños son más ricos, sus ritmos de
sueño REM están en armonía con los de su bebé y sus ondas cerebrales son prevalentemente
similares a las del niño. Ella está ahora lista para relacionarse con él directamente.

Durante el parto fisiológico y la bienvenida del bebé:


El momento del nacimiento, al final, es nada más que la expresión de la relación y la comunicación
entre la madre y el bebé. El proceso biológico del nacimiento está determinado por el grado de
armonía y comunicación entre los dos. Cuando la comunicación es fluida y el bebé es un sujeto
participante en esa relación, la madre se abandona más fácilmente a las energías biológicas
involucradas en el parto, abriéndose al bebé. Cuando esto ocurre, la dinámica y la mecánica
involucradas en el parto están balanceadas.
Si la comunicación es escasa o está ausente, sin embargo, o el bebé está relegado al rol de un
desconocido, no participante, excluido de la relación endógena, la madre puede encontrar que le
es inconscientemente difícil abrirse para él. En estos casos, frecuentemente se presentan
inconsistencias entre los esfuerzos del bebé por salir, su nivel de compromiso, y las dinámicas de
contracciones y dilatación. En otras palabras, puede haber una significativa resistencia al flujo de
energía del parto.
A pesar de esto, los mensajes biológicos se mantienen extremadamente poderosos, y en el
momento del parto con frecuencia pueden prevalecer sobre factores de bloqueo culturales y
personales. El mismo proceso de dar a luz prepara a la mujer para dar la bienvenida y los cuidados
al bebé. Los niveles de oxitocina aumentan durante el parto y, si el bebé está con su madre,
alcanzan su pico aproximadamente 30 minutos después del parto, volviendo a la mujer lúcida y

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atenta y llena de amor. Los niveles maternos de adrenalina, estimulados por el dolor y el stress de
tener que enfrentar sus propios límites y sobreponerse a ellos; le brindan altos niveles de energía.
En el momento de la expulsión, está energía es canalizada poniendo todos los “sentidos maternos”
en alerta respecto del bebé y en dejar la impronta del “bebé real” en su conciencia.
Oxitocina y adrenalina, junto con el dolor, estimulan la producción de niveles extremadamente
altos de endorfinas, las que, además de hacer el dolor soportable, inducen un estado alterado de
conciencia en la mujer. Como consecuencia del enlentecimiento de las ondas cerebrales la mujer
se vuelve muy perceptiva y receptiva, y al momento de dar la bienvenida a su nuevo bebé está
inmersa en un estado trascendental de gratificación y euforia.
Así, en el momento del parto, la mujer se encuentra en un estado emocional de completa apertura
y en un estado hormonal completamente excepcional. Semejante combinación de factores única e
irrepetible es definida como el “período sensible” por Klaus y Kennel (1976), y le brinda a la nueva
relación una impronta placentera.
El parto natural, llevado a cabo por la mujer por sus propios medios, y con sus propias hormonas,
sin ser perturbado por interferencias y sustituciones, le da la fuerza y la confianza que necesitará
para cuidar a su bebé. Las interferencias e interrupciones dañan los canales biológicos del instinto
maternal, la capacidad de de dar cuidado, y como consecuencia, la salud del recién nacido.
El bebé durante el parto:
Actualmente, parece haber pocas dudas acerca de que el trabajo de parto es iniciado por el niño.
Una vez que el bebé ha desarrollado todos sus órganos, en particular los pulmones, él envía un
claro mensaje a su madre. Después de una serie de señales de retroalimentación positiva, tales
como la activación de los esteroides adrenales, los que comienzan la producción de cortisol,
permitiendo el funcionamiento de sus pulmones, la producción de prostaglandinas en el amnios y
en la placenta, y muchas otras- el organismo del bebé empieza a producir sus propias hormonas
oxitócicas. Esto le avisa al organismo materno que ha llegado el momento de empezar el trabajo
de parto. Cuando el organismo de la madre está listo y en armonía con el del niño, éste
usualmente recibe el mensaje dentro de las 24 horas (Nathanielsz 1992, Rockenschaub 1998). Este
es el momento en que el real trabajo de parto comienza.
El bebé activamente estimula la producción materna de oxitocina aún con sus movimientos y
empujando su cabeza contra el cérvix. En la fase latente del trabajo, las contracciones son
frecuentemente precedidas por un empuje (pujo) del feto. También durante la segunda etapa son
los movimientos activos del bebé sobre el periné los que inducen el impulso de pujar.
En la fase activa del trabajo de parto, el bebé entra en una situación de stress que estimula sus
mecanismos biológicos de adaptación. Biológicamente, él está por consiguiente, totalmente
preparado para enfrentar el parto y para hacer frente al stress que implica; además de orientarse
en el mundo extra uterino sin sufrir daños. Las compresiones graduales y progresivas de su cabeza
durante las contracciones estimulan la producción fetal de adrenalina.
A los dos o tres centímetros de dilatación los niveles de adrenalina fetal son cinco veces aquellos
de un adulto normal activo. En la segunda etapa del trabajo de parto y durante la primer hora
luego del nacimiento, estos niveles se elevan hasta quince a veinte veces su medida y son diez
veces mayores que los de la madre en el mismo punto en el tiempo (Lagercrantz e Slotkin 1986).
Dos horas luego del nacimiento, los niveles de adrenalina tienden a volver a la normalidad. La
función más importante de la adrenalina fetal es proteger al recién nacido de la hipoxia; de hecho,
los recién nacidos son mucho más resistentes a la hipoxia que los adultos. La otra función que la
adrenalina fetal lleva a cabo es la de permitir al niño orientarse y adaptarse al mundo exterior, y
promover la creación de un primer encuentro (acople).
La adrenalina fetal:
 Absorbe líquidos de los pulmones, habilitándolos para funcionar correctamente.

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 Protege el corazón, cerebro y riñones del bebé, concentrando el flujo de sangre en esos
órganos.
 Acelera el metabolismo y aumenta la producción de sustancias energéticas cruciales, tales
como grasas y azúcares, promueve el metabolismo anaeróbico.
 Estimula a la grasa parda que yace debajo de los omóplatos y alrededor de las glándulas
adrenales con el objetivo de producir calor.
 Mejora la capacidad sensorial del niño, facilitando su orientación en el mundo externo, es
responsable de posibilitar la generación de una impronta en el bebé.
 Estimula de manera excepcional, dándole al bebé mucha fuerza y energía, el reflejo de
succión, la habilidad de sostener su cabeza, el reflejo de búsqueda y la habilidad motora
de reptar, que constituyen habilidades cruciales para encontrar el pecho y amamantar.
 Le da al bebé una mirada intensa y lúcida que estimula el apego materno y paterno.
 Alivia al recién nacido con un sentimiento de felicidad y gratificación a través de la
consecuente producción de endorfinas.
Los medios biológicos, por lo tanto, ayudan a la madre a estar emocionalmente abierta y
sensiblemente receptiva y vuelven al bebé activo, que se mueve hacia su madre. En este
momento, la madre y el niño se encuentran y reconocen cada uno en una contemplación
trascendental. Luego de la separación que implica el nacimiento, mamá y bebé se convierten en
uno nuevamente. El tiempo de duración del aspecto biológico de este proceso es de alrededor de
2 horas, 2 horas que son únicas por su intensidad y peculiaridad.
Debido a los altos niveles de adrenalina, la primera impresión emocional que el bebé
experimentará en estas primeras dos horas, los rostros y las voces que verá y escuchará, serán
impresos en su mente más profundamente que cualquier otro evento futuro en su vida. Estas
impresiones formarán su impronta básica, tanto en una forma positiva como negativa.
Dos horas después del nacimiento los niveles hormonales descienden y, con la expulsión de la
placenta, percibida como una pérdida tanto para la madre como para el niño, el equilibrio
endócrino es reorganizado, instigando una nueva crisis de adaptación similar a la ocurrida en el
primer trimestre de gestación.

Factores genéticos en la creación de apego:

Los seres humanos, las mujeres en particular, están genéticamente predispuestas a cuidar de los
recién nacidos: tocarlos, olerlos, besarlos (o lamerlos), y reaccionar a su llanto con
comportamientos instintivos de cuidado y estrategias de consuelo. La mujer está predispuesta a
reaccionar con respuestas hormonales, emocionales y arquetípicas de ternura a las señales
corporales que el bebé le envía, particularmente a su mirada, sus grandes ojos, sus movimientos
incoordinados y su apariencia indefensa. El bebé, a su turno, está genéticamente predispuesto a
buscar el pecho y tiene una expectativa innata de ser bienvenido luego del nacimiento, de ser
sostenido en los brazos maternos y de ser amamantado (Liedloff 1986). El reflejo de búsqueda es
el reflejo arcaico de búsqueda del pecho.
El bebé es también capaz de imitar la expresión facial de los adultos, con el objeto de estimular
aceptación a través de la similaridad. En un dialogo armónico, una “danza simbiótica” se inicia
entre la madre y el niño; donde la madre realiza sus instintos maternales y el bebé encuentra la
confirmación a sus estrategias promotoras de apego y sus expectativas innatas. Cuando esto
sucede, la relación comienza en las mejores condiciones posibles, la lactancia se inicia con fluidez.
El reflejo pezón-hipófisis se instala, previniendo futuros bloqueos del flujo lácteo, mientras que
los recién nacidos aprenden a reconocer el pezón de la madre en un momento de particular

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habilidad y lucidez para succionar, que nunca se repetirá con tal grado de intensidad. Todo está
dado para facilitar el vínculo y la crianza.

El tiempo después del nacimiento:


Luego del parto, la producción de hormonas ya no está estimulada por la placenta sino por la
succión del pecho por parte del bebé. Estas hormonas son también devueltas al bebé a través del
amamantamiento. Cada hormona cumple una función específica para el bebé.
La oxitocina cumple la función de los nutrientes sexuales y energéticos, de factores reactivos, y
activa el organismo, mientras que la prolactina lleva a cabo una serie de funciones metabólicas en
gran medida aún desconocidas. Los estrógenos ayudan al sistema endócrino del recién nacido aún
inmaduro a crecer e integrar sus diferentes componentes. Las endorfinas crean en él la voluntad
de “aliviar la experiencia”, reforzando el vínculo entre unión y gratificación, e identificando toda la
experiencia como placentera. Otras hormonas, junto con los linfocitos y los anticuerpos, la
experiencia de ser sostenido en los brazos maternos entre el amamantamiento, y la alternancia
entre el pecho derecho y el izquierdo, estabiliza su sistema primario de adaptación. Este es un
sistema integrado compuesto por la interacción de las hormonas, el sistema inmune y el sistema
nervioso autónomo. El sistema de adaptación primaria del bebé será completado hacia el final del
noveno/décimo mes (Odent 1990).
El contacto corporal con su madre y dormir con ella le enseñan al bebé sobre los ritmos
respiratorios, el ritmo circadiano y la capacidad de despertarse y alternar patrones de
comportamiento. Los latidos del corazón materno calman y reaseguran al bebé, mientras que la
sensación de su piel y su olor le comunican un sentimiento de presencia y amor. La madre está
constantemente consiente de la presencia del bebé y de las señales que éste le envía, pero su
relación está canalizada mayormente a través del tacto. El tacto directamente estimula la
prolactina, que facilita el apego y la crianza. El lenguaje corporal es el principal medio de
comunicación entre madre e hijo, así como entre padre e hijo. Con el fin de comunicarse en este
idioma es necesario que haya unión entre ellos y protección alrededor de los dos participantes.

El rol específico de la partera:


En el muy complejo proceso de apego, el poder de la partera para intervenir en los factores
personales y ambientales de la vida de la madre, impactando en la calidad de apego, es cercano a
cero; con la excepción de la habilidad de escucha activa. El poder de intervenir en factores socio-
culturales es igualmente escaso, independientemente de los valores personales.
La partera, sin embargo, tiene responsabilidad directa en la protección y activación de los medios
biológicos de apego a través del viaje hacia la maternidad. Ella puede ayudar a las mujeres a traer
a la luz sus competencias biológicas innatas.
El cuerpo de la mujer actúa como un canal para distintos tipos de experiencias en la vida de la
mujer, estimulando y facilitando dichas experiencias. La partera, como un arqueólogo, ayuda a la
mujer a cavar profundamente en su experiencia física y a traer a la luz y desbloquear los canales
biológicos de manera de facilitar sus experiencias a través de sus propios recursos biológicos. Ella
la ayuda a abandonarse al flujo de sus procesos fisiológicos, ayudándola a confiar en su propio
cuerpo, su inteligencia y su conocimiento. En otras palabras, el rol de la partera es empoderar las
competencias endógenas (o biológicas) de la mujer.
Otro muy importante rol de las parteras, el cual es frecuentemente subestimado, es la protección
de los procesos biológicos, especialmente cuando la mujer está en dificultades; de hecho, estos
procesos representan oportunidades de facilitar lo que pueden ser transiciones difíciles.
El rol de la partera no se trata de seguir nuevas reglas o tendencias: se trata, primero que todo, de
no interferir cuando todo marcha bien; de facilitar soluciones en la incertidumbre; de ofrecer

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oportunidades y crear un espacio a través de tiempos particularmente difíciles, sin ocupar ella
misma el lugar de los padres.
Las obligaciones de la partera son promover y proteger el vínculo durante el embarazo, liberando
a la mujer del miedo a su bebé y ayudándola a conocerlo y a sentirlo; promover y proteger el
parto natural, el que respeta los tiempos y ritmos individuales de la mujer; promover y proteger el
parto espontáneo, siempre respetando los ritmos propios de la mujer; promover y proteger la
bienvenida al bebé en las primeras horas luego del parto, de modo que puedan transcurrir sin
interferencias; promover el apego y las improntas positivas; promover y proteger la lactancia; la
ininterrumpida presencia del bebé junto a su madre y la libre interacción entre ellos; ayudar a la
madre a construir su primera relación con su bebé.
Estas obligaciones son específicas de la partera, ya que ella es el único acompañante profesional
con habilidades para las transiciones del embarazo al nacimiento y el puerperio; del feto al bebé;
de la mujer a la madre.
Me gustaría concluir este artículo con una cita del Prof. L. Braibanti:
“La sabiduría de la evolución biológica ha garantizado, en los largos milenios de filogenias, que la
madre está preparada para parir, el bebé está preparado para nacer, y que ambos son fuertes y
capaces de construir juntos una relación fuerte, en la que la supervivencia de las especies ha sido
confiada. Nosotros no deberíamos hacer un esfuerzo por corregir las fuerzas naturales innatas en
ellos (lo cual es un pretexto absurdo en procesos esencialmente fisiológicos como el embarazo y el
parto). Nosotros deberíamos, en cambio, dejar que estas fuerzas manifiesten su poder y, también,
su misterio, acompañándolos con discreción”.
(Braibanti, 1993)

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SISTEMAS FISIOLOGICOS DE ADAPTACIÓN Y RECURSOS BIOLOGICOS
LA INTEGRACIÓN DE COMPETENCIAS BIOLOGICAS Y SOCIALES COMO UN PROCESO DE
EMPODERAMIENTO.

Quien esté interesado en ofrecer asistencia obstétrica de buena calidad en la actualidad, necesita
liberarse del adoctrinamiento fisiológico y obstétrico. Para lograrlo, es necesario un estudio
concienzudo de las bases de la biología humana. Éste nunca debería dejar de reconocer la
simbiosis entre el cuerpo y el alma y debería tener por objetivo la investigación de la síntesis
psicosomática de la naturaleza.
La obstetricia se encuentra por el momento en un punto muerto en lo que a la experiencia
obstétrico- médica se refiere, desde que ésta no tiene futuro desde el punto de vista conceptual.
Rockenshaub A. (1998)

Todos los sistemas de adaptación fisiológicos son subconscientes e instintivos, y están regulados
por el cerebro primitivo. Tales sistemas están genéticamente programados para asegurar nuestra
supervivencia por medio de la recepción de mensajes internos y del entorno e induciendo
reacciones biológicas y fisiológicas en nuestro cuerpo y nuestro comportamiento de manera de
ayudarnos a interactuar con el entorno apropiadamente. Estos sistemas están particularmente
activos durante todas las fases de la reproducción, así como en momentos en los que sentimos
nuestra supervivencia amenazada o estamos atravesando cambios significativos (Rockenschaub
1998).
Al asistir una mujer, ya sea en el embarazo, el parto o en el puerperio, tenemos que prestar
atención a dos sistemas: el sistema adaptativo primario de la madre, el cual ya está más o menos
formado, y el del bebé, que está todavía formándose y es muy sensible a las influencias internas y
externas. La evaluación de manifestaciones fisiológicas y de comportamiento de los sistemas de
adaptación puede ser una herramienta útil tanto para el cuidado de la partera como para mejorar
el conocimiento de los requerimientos y posibilidades de intervenciones conservadoras. Al
modificar reacciones de comportamiento en la mujer, de hecho, las reacciones biológicas y
fisiológicas también pueden ser modificadas.

Sistemas de adaptación y sus reacciones fisiológicas

El sistema “estado estacionario”.

El cuerpo humano es un sistema cerrado, el cual está, sin embargo, interactuando


constantemente con el entorno. Los incontables estímulos que recibe constantemente lo
mantienen activo y alerta. Los estímulos externos desestabilizan el equilibrio del cuerpo, pero los
sistemas de adaptación lo llevan nuevamente hacia la homeostasis, solo para que ésta sea
alterada una vez más por los estímulos externos. El sistema de equilibrio del cuerpo, por lo tanto,
no es estático, sino dinámico, en una constante oscilación entre dos polaridades.
La capacidad reactiva, o las habilidades de adaptación del cuerpo humano toman el nombre de
estado estacionario u homeostasis.

Sistema de adaptación primal

Ya en los años ochenta, Michel Odent introdujo el concepto de lo que él llamó sistema de
adaptación primal; el cual, él plantea, constituye la matriz básica de nuestro sistema de salud

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(Odent,1986). Odent encontró que semejante sistema se desarrolla durante los primeros 18
meses de vida, empezando desde el momento de la concepción, y se completa hacia el final del
primer año de vida. Hoy en día, hablamos de estos conceptos en términos de sistema
neuroinmunoendocrino o sistema psiconeuroendocrino.
La definición de sistema primal de adaptación está basada en un concepto fundamental: brinda
una visión del cuerpo distanciada de la mirada segmentada del especialista, quien ve el cuerpo en
piezas, y está más cerca de un enfoque holístico (ecológico). Esto implica el reconocimiento de la
interdependencia de las funciones de diferentes grupos de sistemas dentro del cuerpo, y de la
función superior que estos sistemas llevan a cabo cuando, al mismo tiempo realizan sus tareas
específicas, y trabajan en coordinación.
El sistema de adaptación primal es un sistema interactivo compuesto por el sistema inmune, el
sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino. Cada uno de estos sistemas lleva a cabo
funciones específicas, pero también pueden sustituir las funciones de los otros sistemas hasta
cierto punto. Estos sistemas se comunican a través de un complejo mecanismo de
retroalimentación.
Ha sido probado, por ejemplo, que las endorfinas estimulan el sistema inmune, en particular los
linfocitos T, mientras que la catecolamina lo inhibe.
Terminaciones nerviosas pueden a su vez producir linfocitos y adrenalina, así como receptores
para otras hormonas.
Los tres sistemas trabajando juntos tienen una función superior: el principal propósito del sistema
de adaptación primal es mantener la salud a través de reacciones instintivas destinadas a estados
internos (el cuerpo) y externos (el entorno). Este es el principal programa regulador de la salud.
Una vez que la formación del sistema de adaptación primaria está terminada, al final del
“embarazo exterior” (exogestación), se mantiene básicamente sin cambios durante toda la vida
del individuo.
Cuando el sistema de adaptación primal ha sufrido de stress perinatal durante el período
evolutivo, la tolerancia al stress del individuo tiende a ser regulada en un nivel bajo. En este caso,
estímulos que son experimentados como stress normal por la gente más sana, son
experimentados por éstos sujetos como distress. Ellos no son capaces de reaccionar con una
acción apropiada al estímulo y así descargar el stress. Sus organismos también tenderán a
producir más cortisol que el de una persona más estable. Por ejemplo: un bebé que ha sufrido
stress durante el embarazo y el parto y tiene así un bajo nivel de tolerancia al stress, no sería capaz
de reaccionar apropiadamente al estímulo del hambre. En lugar de tomar el pecho, el lloraría,
arqueando su espina y empujando el pecho, incrementando su stress más y más. Él necesita una
fuerte contención para calmarse, detener sus movimientos, antes de ofrecerle el pecho
nuevamente.
Los estados emocionales y comportamientos instintivos influencian directamente el sistema de
adaptación primal y a través de él los sistemas endócrino, inmune y nervioso autónomo.
Cualquier intervención directa sobre uno de los tres sistemas generará alguna forma de
retroalimentación de los otros dos. La píldora anticonceptiva, por ejemplo, inhibe el sistema
hormonal, y como efecto secundario, también afecta el sistema inmune, la libido y el estado
emocional, e induce sintomatologías del sistema nervioso autónomo.
El stress excesivo incrementa los niveles hormonales de catecolamina, e inhibe la producción de
muchas otras hormonas, tales como los estrógenos, progesterona y somatotropina. Al mismo
tiempo, el stress estimula el sistema nervioso simpático y disminuye las reacciones inmunes.
El distress durante todas las fases al dar a luz; un parto por cesárea; la ausencia de
amamantamiento; la administración de drogas y vacunas y el destete muy temprano pueden
comprometer algunas o incluso todas las funciones del sistema primal de adaptación, determinar

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su balance o desequilibrio, y pueden comprometer la salud futura del bebé por el resto de su vida
(Nathanielsz 1999). Un sistema de adaptación primal balanceado y funcionando correctamente
garantiza la capacidad de adaptación del recién nacido y del futuro adulto, y regula sus reacciones
ante el stress. El cuidado y el apoyo respecto de los procesos fisiológicos y la lactancia, son
comportamientos que ayudan al desarrollo saludable del sistema de adaptación.
En la mujer, las respuestas fisiológicas a la “crisis hormonal”, y en particular a la maternidad, están
más o menos balanceadas de acuerdo a la calidad de su sistema de adaptación primal.
Los sistemas inestables toleran el stress menos bien, incluido el stress de la reproducción, y
generan más reacciones negativas del sistema nervioso autónomo y del sistema inmune.
Es importante, por lo tanto, tratar de revelar durante la toma de la historia clínica si la mujer ha
sufrido algún episodio de stress durante su período perinatal y cómo se adapta a los cambios en su
vida.

La reacción “lucha o huida”:


Cuando alguien se encuentra en peligro, sus reacciones son provocadas por un instinto llamado
“lucha o huida”. Tal instinto está habilitado por el sistema hipotálamo-hipofisario y la glándula
adrenal, en una acción integrada entre el sistema nervioso y el hormonal. Si la persona que
percibe el peligro siente que posee válidos medios de defensa, atacará sin miedo. Si, en cambio,
siente que no tiene esos medios, huirá de la situación, ya sea físicamente o a través de un
comportamiento (por ejemplo, desmayándose).
El hipotálamo inmediatamente empieza a producir hormonas adrenocorticotróficas (ACTH),
mientras que la glándula adrenal responde con la producción de cortisol, la hormona de la
adaptación. El cortisol estimula la producción de adrenalina y noradrenalina, que son las
hormonas de la emergencia. La última también puede ser producida independientemente por el
sistema nervioso simpático. Estas primeras hormonas rápidamente instigan una reacción primaria
de adaptación a la nueva situación, pero son las hormonas transmitidas más lentamente, a través
del torrente sanguíneo, las que instigan una reacción completa y posibilitan el cuerpo encontrar la
energía necesaria para enfrentar el peligro.
Este sistema, vitalmente importante para nuestra supervivencia, sólo puede funcionar en un
estado básico de homeostasis. En la presencia de distress crónico no es capaz de producir
reacciones agudas, o de alertar al individuo del peligro, por lo tanto, incrementa el riesgo.
Durante el nacimiento se induce un alerta de emergencia en el organismo por la percibida
agresión del feto hacia la integridad materna. La reacción apropiada a tal situación, percibida
como un peligro, es atacar (mientras que huir implicaría represalia).
El sistema “lucha o huida” ha sido estudiado predominantemente en hombres; por esta razón,
reacciones de “ataque” son frecuentemente percibidas como agresivas.
Para las mujeres la reacción de “ataque” es vivida como contención o “apertura”. “Ataque” de
hecho, puede tomar el significado de asumir un comportamiento adecuado para manejar una
situación potencialmente peligrosa. Durante el parto este comportamiento está identificado con el
de la mujer abandonándose, abriéndose al bebé y dejándolo salir a través de su cuerpo. Esta es la
única manera de sobreponerse al “peligro”. Un estudio reciente de Taylor (2001), de hecho, indica
que la reacción ante el stress con un comportamiento de atención o cuidado es una respuesta
apropiada para la mayoría de las mujeres. Para “atacar”, sin embargo, la mujer tiene que confiar
en sus medios de defensa y liberarse del miedo.

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Alarma-adaptación-agotamiento

El distress puede durar mucho tiempo o ser vivido por un corto período. Crea un estado de
tensión, el cual necesita ser resuelto a través de un proceso de adaptación. Si la situación de
distress no se resuelve apropiadamente, puede afectar la homeostasis y cambiar los patrones de
reacción. Sin descargar tensiones, el mantenimiento de la homeostasis requiere mayor cantidad
de energía, lo que a su vez implica una producción elevada de cortisol y movilización metabólica.
En el caso de del distress prolongado, el cuerpo se acostumbra a la sobrecarga. A largo plazo, sin
embargo, la sobrecarga puede agotar los recursos energéticos de la mujer y puede llevarla al burn-
out y al agotamiento extremo, manifestado a través de enfermedades, depresión y consumición
psico-física. Además, altos niveles de cortisol inhiben el sistema inmune y crean un sentimiento de
inadecuación en las mujeres que tienen personalidades particularmente sumisas y pasivas. La
persona que atraviesa adaptación crónica usualmente se siente sin esperanza y sin energía. La
vitalidad, sin embargo, requiere que cambiemos de una situación de distress a una de reacción
activa, con el objetivo de descansar y recargarnos. La salud es cíclica.

Los sistemas de adaptación fetal


Durante la formación de su sistema de adaptación primal, el feto está muy bien protegido del
stress que podría poner en peligro su salud. La placenta degrada la mayor parte de las
catecolaminas del torrente sanguíneo materno. Por otro lado, el cordón umbilical contiene una
alta concentración de hormona melanocito estimulante (MSH), endorfinas y vasopresina,
protegiendo al feto de las contracciones uterinas y la posible carencia de oxígeno. La placenta y las
membranas fetales crean un sistema endocrino local e independiente, que trabaja a través de
transmisión parácrina (de célula a célula), que responde a las necesidades a corto plazo del feto,
adaptando los estímulos metabólicos y hormonales provenientes del entorno (Nathanielsz 1992,
Jowitt 19939).
En el caso de stress agudo, el primer órgano fetal en ser protegido, a través de la producción de
noradrenalina, es la glándula adrenal. Esto demuestra la importancia vital de este órgano para la
supervivencia. La glándula adrenal fetal produce mayormente noradrenalina, y cortisol en menor
cantidad. Durante un embarazo normal, sin embargo, la glándula adrenal no está activa: su
actividad comienza gradualmente en las últimas 4 a 5 semanas de embarazo, cuando la placenta
enlentece su actividad y comienza a preparar al niño para el nacimiento.
Durante el trabajo de parto, mientras se prepara para el mayor cambio en procesos de adaptación
de su vida, el feto produce extremadamente altos niveles de adrenalina y noradrenalina, una
mezcla especial llamada adrenalina fetal, presente sólo durante el parto. Está estimulada por la
presión en la cabeza fetal creada por el canal de parto.
La función más importante de la adrenalina fetal es proteger al niño de la hipoxia. Permite el
metabolismo anaeróbico. Por esta razón, de hecho, los recién nacidos son mucho más resistentes
a la hipoxia que los adultos. La adrenalina le permite al recién nacido orientarse a través de sus
sentidos, y promueve el proceso de apego. Además, la adrenalina fetal lleva a cabo las siguientes
funciones:
 Absorbe líquidos de los pulmones, habilitándolos a funcionar adecuadamente.
 Protege el corazón, el cerebro y los riñones del bebé, concentrando el flujo sanguíneo en
estos órganos.
 Acelera el metabolismo e incrementa la producción de sustancias energéticas cruciales,
como las grasas y los azúcares.
 Permite el metabolismo anaeróbico y transforma los cuerpos cetónicos en una fuente de
energía para el cerebro del niño.

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 Estimula a la grasa parda ubicada bajo los omóplatos del bebé y alrededor de las glándulas
adrenales a producir calor.
 Aumenta la capacidad sensoria del niño, facilitando la orientación en el mundo exterior.
 Estimula el reflejo de succión, la habilidad del niño de sostener su cabeza y la habilidad
motora de reptar, las cuales son habilidades cruciales para encontrar el pecho materno.
 Le brinda al bebé una mirada lúcida e intensa, que estimula el apego materno y paterno.
 A través de la consecuente producción de endorfinas, alivia al recién nacido con un
sentimiento de alegría y gratificación (Lagerkranz 1986).
Gracias a estos altos niveles de adrenalina, entonces, el bebé puede empezar a adaptarse a la vida
extrauterina y a vivir sin la placenta, la que hasta ese momento había regulado sus sistemas de
adaptación. En los siguientes meses, el bebé refinará estos sistemas, todavía protegido y guiado
por el organismo materno.

Sistemas de adaptación y reacciones del comportamiento:


Los comportamientos adaptativos son instintivos. Ellos son tan autónomos e involuntarios como
las reacciones fisiológicas. Nuestro comportamiento instintivo está directamente activado por el
cerebro primitivo a través de mensajes hormonales y neurales. Cuando aparece el
comportamiento instintivo, el cerebro provoca en el cuerpo, las reacciones necesarias para
manifestar este comportamiento. Si por ejemplo, el comportamiento requiere fuerza física, el
cerebro se asegura que nuestros músculos reciban más sangre y glucosa.
Para garantizar su supervivencia y buen funcionamiento, el cuerpo debe reaccionar y adaptarse a
diferentes circunstancias. Esto implica estar activo, móvil y flexible y actuando instintivamente. La
reproducción y el crecimiento dependen fuertemente de las respuestas adecuadas de la madre.
“Naturalmente, la maternidad debería ser un proceso instintivo, más que uno consiente” –Jowitt
1993-
Este concepto podría parecer en contradicción con la idea de que nosotros, como humanos,
somos capaces de trascender el instinto a través de la racionalidad, la cultura y las habilidades
analíticas. Pero consideremos por un momento uno de nuestros instintos más fuertes, el instinto
de pertenencia.

La necesidad de pertenencia
Los humanos son seres sociales: están programados para vivir en un grupo. Nosotros tenemos, por
lo tanto, una fuerte necesidad instintiva de pertenecer. Cuando este instinto está satisfecho,
estamos en equilibrio; cuando no lo está, entramos en un estado de distress. Una de las más
grandes presiones que, como humanos, podemos soportar es la presión de los pares. Aún cuando
nuestra inteligencia nos convence de la validez de cierto comportamiento, rara vez podemos
sostenerlo por mucho tiempo si el grupo no lo aprueba. Cuando una persona está sola, aislada con
sus opiniones, no importa qué tan válidas estas sean, ellas a menudo parecerán estúpidas o
equivocadas. En este caso, el instinto de pertenencia prevalece sobre la razón. Como Jowitt alega,
este instinto también provee las bases para algunas formas de comportamiento social: “La
necesidad psicológica de aprobación de los otros es la base biológica del altruismo”- Jowitt 1993-
Todos los comportamientos son innatos, instintivos, y también pueden ser aprendidos. Todos los
comportamientos activan los sistemas hormonal, nervioso e inmune, o están gatillados por ellos
(Chopra 1989).
Idealmente, la educación prenatal debería enseñar a las mujeres a entrar en contacto con sus
instintos, con el objeto de integrarlos a sus conciencias, y encontrar de nuevo un modelo de
comportamiento apropiado para la reproducción.

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La función fisiológica de seguir instintos:
El cuerpo es un tirano, pero el cuerpo es también un maestro. Con sus reacciones bioquímicas nos
dirige hacia los comportamientos apropiados. El sistema hormonal que regula el stress es
altamente complejo: los mecanismos que regulan su equilibrio son muy sutiles y sofisticados. El
cambio de stress habitual al distress puede ocurrir muy rápido y depende en gran parte de la
constitución del sistema de adaptación primal.
Las principales hormonas que regulan el stress son hormonas adrenocorticotroficas (ACTH),
catecolaminas, cortisol, beta endorfinas y hormona melanocito estimulante (MHS). Todas ellas
tienen un único precursor POMC, (la hormona propiomelanocortina) concentrada en el
hipotálamo y en los anexos fetales.
Su emisión puede ser cíclica, circadiana o ultra circadiana, o en reacción a estímulos agudos.
Alrededor de las nueve de la mañana, los niveles de las hormonas del stress están normalmente
altos; ellos usualmente comienzan a decrecer alrededor de las cinco de la tarde, alcanzando
niveles mínimos durante la noche. Esta es la razón por la que el trabajo de parto espontáneo rara
vez empieza entre las 9 am y las 5 pm. El trabajo de parto, de hecho, no puede empezar cuando
hay altos niveles de catecolaminas presentes.
El stress fisiológico (stress normal) es en lo que está basada nuestra interacción con el mundo. La
presencia de beta endorfinas compensa la tensión que genera el stress y nos gratifica.
El estado de homeostasis puede verse alterado en dos formas: podemos entrar en distress por
causa de un estímulo excesivo o repentinamente traumático; o podemos ser incapaces de
representar nuestros comportamientos instintivos, los que serían la respuesta apropiada a la
situación estresante. Esto usualmente ocurre cuando no podemos seguir interactuando
activamente con nuestro entorno por razones personales o sociales.
El apoyo puede ayudar!
Cada vez que los sistemas fisiológicos de adaptación tratan de imponer un patrón de
comportamiento adaptativo instintivo que no es realizado a través del individuo, los niveles de
cortisol se incrementan, con la subsecuente inhibición o hiperestimulación de endorfinas. El
delicado equilibrio de la homeostasis está entonces roto.
La inhibición de las endorfinas lleva a la depresión del sistema inmune y la sobre estimulación del
sistema nervioso simpático, mientras que un exceso de endorfinas puede provocar nauseas,
pasividad, picazón e inhibición de los órganos sexuales.
El cuerpo entra en un estado de dolencia. Este estado tiene la función de estimularnos a cambiar
nuestro comportamiento y empezar a interactuar activamente con el entorno nuevamente. Esto
nos ayudará a volver al estado de homeostasis.
Cuando estamos en un estado de de sumisión, pasividad con resignación y depresión, los niveles
de cortisol están por las nubes, mientras que los sistemas de adaptación están inhibidos. En esta
situación, los sistemas de adaptación ya no son capaces de alertar al cuerpo del peligro; esto pone
al individuo en una posición potencialmente peligrosa.
Durante la reproducción, los riesgos para la madre y el bebé se incrementan. Por ejemplo, una
mujer en trabajo de parto que, ante el estímulo del dolor, instintivamente busca una mejor
posición; y es reprimida de hacerlo o forzada a usar una posición inadecuada (no instintiva); o una
mujer que por miedo, resignación o sumisión a la autoridad de alguien más no actúa los
comportamientos apropiados para el dolor, y en su lugar se petrifica; incrementará los niveles de
sus hormonas del stress lo que será rápidamente interpretado como distress, con efectos
inhibitorios sobre toda la fisiología del trabajo de parto.
Además, en esta situación la mujer ya no es capaz de recibir las señales de alarma de su organismo
y no será capaz de proteger a su bebé porque ha perdido su conexión intuitiva.

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Seguridad endógena:
La seguridad fisiológica, endógena durante el embarazo y el parto, está dada por un
comportamiento instintivo, activo y flexible, que se adapta a los ritmos fisiológicos y emocionales
del feto y a las señales que envía. El bebé, en el momento del nacimiento y en los primeros meses
de vida, lleva a cabo uno de los más difíciles procesos de adaptación de toda su vida. Por esta
razón, es de vital importancia que le sea permitido seguir sus comportamientos instintivos.
Además, una relación cercana, libre de stress entre la madre y el bebé equipa a la madre con el
conocimiento intuitivo respecto del estado de su bebé, para responder a sus necesidades en
forma adecuada.

Seguridad tecnológica:
Es la naturaleza nuestra amiga o enemiga? J. Parvati, partera y chamana americana planteó en una
conferencia en 1998 en Florencia, que la naturaleza es percibida por la sociedad en la misma
forma que las mujeres. Una sociedad que le teme a las mujeres y la feminidad, por lo tanto,
experimentará la naturaleza como una enemiga; las sociedades que, por otro lado, respetan a las
mujeres, percibirán la naturaleza como una amiga y aliada.
En nuestra sociedad, el nacimiento hospitalizado todavía es considerado más seguro, aún para
mujeres con un embarazo saludable. Esto contradice lo que la investigación científica nos ha
estado diciendo por algunos años. En esta instancia, el instinto una vez más parece prevalecer
sobre la razón: cuáles son los mecanismos que nos mantienen en semejante creencia irracional?
La respuesta es: el miedo. La tecnología genera miedo. Con sus máquinas, le dice a la mujer: “Tú
no eres lo suficientemente buena como para parir por tu cuenta; la máquina es superior a ti y a tus
instintos. Los instintos son impredecibles, la máquina no.” El miedo y el ambiente extraño del
hospital crean stress en la mujer, mientras que la autoridad de la tecnología crea sumisión. En esta
situación, los niveles de cortisol inmediatamente se disparan. El entorno hospitalario primero
inhibe los sistemas de adaptación naturales, creando una situación de peligro, sólo para después
intentar sustituirlos con algunas de las dinámicas fisiológicas inhibidas de la mujer, y actuar como
protectores de los peligros del parto.
La idea de que se puede prevenir el peligro no interviniendo con las funciones físicas y de
comportamiento de nuestros sistemas de adaptación, se ha perdido en un mundo pobre en
instintos naturales y raciocinio, y rico en tecnología y poder.

Los recursos endógenos:


Nuestra biología puede constituir un gran recurso endógeno. Respetando nuestro cuerpo,
empoderando y tomando ventaja de sus mecanismos protectores a través de su activación
consiente, seremos capaces de encontrar en él un aliado poderoso que nos ayuda a proteger
nuestra salud y bienestar. En lugar de sólo aguantar nuestra biología, podríamos verla como una
amiga. Para hacerlo realmente, sin embargo, necesitamos compartir este conocimiento con un
grupo de pertenencia. Cuanto más grande el grupo, más fácil será para el individuo acceder a sus
recursos endógenos.

El poder orgiástico y el poder del nacimiento:


Wilhelm Reich Definió el poder orgiástico de la siguiente manera:
El poder orgiástico es la habilidad de abandonarse sin inhibiciones al flujo de energía biológica; la
habilidad de descargar la excitación sexual acumulada a través de contracciones placenteras e
involuntarias del cuerpo. El reflujo de energía concentrada en la genitalia hacia el resto del cuerpo
es percibido como satisfacción, con sensaciones de gratificación y ternura. (Reich 1942).
Traducido en términos del poder de la procreación, esta cita podría sonar así:

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Poder en el parto/nacimiento es la habilidad de abandonarse sin inhibición al flujo de la energía
biológica; la habilidad de descargar la tensión del dolor y la fatiga acumulada a través de
contracciones involuntarias del cuerpo, dando la bienvenida al bebé con gratificación y ternura.

Las competencias endógenas de la mujer:


Las mujeres poseen recursos endógenos, esto es, aspectos derivados de su biología, su
comportamiento, su mundo emocional, y todos juntos determinan las dinámicas saludables del
embarazo, parto y lactancia.
Estos son:
 La habilidad de adaptar su comportamiento y sus ritmos de vida a las nuevas necesidades
del embarazo.
 Movilidad y flexibilidad física y mental.
 La voluntad de mantener situaciones gratificantes y placenteras
 Compartiendo sus experiencias con gente en situaciones similares o gente que ha tenido
experiencias positivas de nacimientos.
 Evitar estar solas; elegir personas que la apoyen sobre la base de su positividad y
creatividad.
 Escuchar al bebé aún no nacido y ser su aliada.
 Mantener una relación activa con el bebé mientras está en el útero, durante el parto y el
puerperio.
 Escucharse a sí mismas, priorizando las necesidades personales y el bienestar, que
también son los del bebé.
 Fluidez y apertura
 Conciencia y conocimiento.
 Elección y activa participación.
El conocimiento y la práctica de estos recursos por parte de la mujer durante el embarazo le
brindarán empoderamiento y le permitirán ubicarse en el centro de la experiencia.

Las competencias endógenas del bebé:


 Habilidades motoras: el bebé activamente se empuja a sí mismo hacia el mundo exterior.
 Los sentidos del bebé, los que el feto desarrolla en las primeras semanas del embarazo; los
sentidos son su primera herramienta de aprendizaje, y le permiten orientarse.
 Competencias endocrinas: durante el parto, el bebé está fuertemente protegido por la
adrenalina fetal, que también promueve el apego.
 El sistema nervioso autónomo: el comportamiento del bebé y su capacidad para cambiar
fácilmente de un estado de comportamiento a otro, es resultado de la integración de su
sistema nervioso autónomo.
 Temperamento: cada bebé trae consigo su temperamento específico, esto es reconocible
desde el inicio del embarazo y sienta las bases para las dinámicas relacionales entre el
bebé y sus padres.
 Cualidades emocionales: cada bebé provoca reacciones emocionales específicas en sus
padres, las que están unidas a sus propias características emocionales.
Respetar las necesidades de los bebés en el momento del parto y darles la bienvenida como a
gente con sus propios derechos, es un objetivo importante en un modelo de cuidado enfocado en
la madre y el bebé.

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Las condiciones del entorno para el parto no deben interferir demasiado con la prevalencia del
cerebro primitivo, por ejemplo a través de estimulación cortical excesiva. El ambiente debería ser
íntimo, conocido y libre de peligro, ambos reales y perceptibles como tales.

El empoderamiento y desempoderamiento de la mujer:


La vida de las mujeres está caracterizada por “crisis hormonales” tales como la menarca,
menstruaciones, sexualidad, maternidad, menopausia. En este contexto, los conceptos de crisis y
oportunidad pueden ser intercambiados. Los sistemas de adaptación de las mujeres están
entrenados espontáneamente por su biología. Las crisis de adaptación en la vida temprana
preparan a la mujer para dar a luz más tarde, haciéndola más fuerte.
Las mujeres modernas tienden a desvalorizar estas características, experimentando estas crisis
naturales más como limitaciones que como oportunidades de empoderamiento, de acuerdo a un
modelo social orientado hacia lo masculino (Schmid 2003, Minker 1996). La historia de las
mujeres, sin embargo, ha sido escrita en sus cuerpos; a través de sus cuerpos las mujeres han
experimentado la represión, y a través de sus cuerpos pueden ahora recuperar la libertad.
Nuestro ser racional hoy puede elegir tomar conciencia de nuestra sorprendente biología,
siguiendo su dirección y empoderándola para nuestro bienestar y satisfacción. En otras palabras,
hoy podemos elegir vivir nuestra biología activamente en lugar de hacerlo en forma pasiva. Esto
nos permitirá salir de nuestra centenaria depresión, dada por la prohibición de experimentar y
expresar nuestros comportamientos instintivos, a través de los cuales la sociedad controló
nuestras vidas, nuestro entorno y nuestras hormonas.
Los eventos de la vida caracterizados como “crisis hormonal” son impresos en nuestra memoria
por el resto de nuestras vidas e influencian nuestro comportamiento inconsciente. Pudieron haber
sido eventos muy estresantes, vividos como negativos, dolorosos o traumáticos, o pueden haber
sido una fuente de gran fuerza y alegría representando una expresión de nuestra parte más
auténtica.
Stress productivo o distress?
Empoderamiento o desempoderamiento?
Nuestra forma de pensar y nuestra conciencia son la clave de estas preguntas. En conclusión, ellas
son las que guían nuestros sistemas fisiológicos, nuestras hormonas. Nuestra inteligencia va más
allá de la bioquímica, a menos que elijamos ir en contra de nuestra propia seguridad. Cuando esto
sucede, nuestro cuerpo toma nuevamente el liderazgo para forzarnos hacia el cambio y hacia una
forma de vida más inteligente.

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POSICIÓN POSTERIOR Y ASINCLITISMO EN LAS DINÁMICAS DEL PARTO NATURAL

Las posiciones posteriores, particularmente los bloqueos posteriores y las presentaciones


asinclíticas de la cabeza fetal, son frecuentemente el resultado de maniobras obstétricas, tales
como la ruptura del saco amniótico durante la primera fase o el primer estadio del trabajo de
parto, la dilatación manual del cuello uterino, anestesia epidural, o incluso por mantener a la
mujer inmóvil en posición acostada. Debe ser tenido en cuenta, sin embargo, que las
complicaciones mencionadas más arriba también pueden presentarse espontáneamente durante
el parto natural, por razones que consideraremos más tarde en este artículo.
Estas situaciones obstétricas usualmente se desarrollan en trabajos de parto largos y dificultosos.
Además, con frecuencia son mal interpretadas como distocias mecánicas o desproporciones feto-
pélvicas, resultando en cesáreas.
El enorme índice de sobre identificación de desproporción céfalopelvica ha sido demostrado por
un estudio americano que buscaba una gran muestra de mujeres cuyos bebés habían pesado más
de 4kg, quienes habían recibido ese diagnóstico y dieron a luz un segundo bebé de igual o mayor
peso, entonces el primer diagnóstico estaba equivocado. (Baptisti Richards 1987).
Una nueva manera de abordar la fisiología global del parto interpreta estas situaciones como una
distocia dinámica, las cuales, si son entendidas correctamente, pueden ser rectificadas con el tipo
de intervención adecuado. La partera es una figura clave (ya se positiva o negativamente), porque
ella es la que acompaña a la mujer a través del intenso y físico viaje del trabajo de parto.
Para lograr un mejor entendimiento de estas distocias debemos, primero que todo, rever los
puntos principales de las bases dinámicas del parto natural. No debemos olvidar que el parto es un
proceso involuntario, guiado por el cerebro primitivo y el hipotálamo, bajo la influencia del
sistema nervioso autónomo. El sistema parasimpático y las funciones del hemisferio derecho del
cerebro (que es el espacio de la irracionalidad, la creatividad, el inconsciente, las emociones, etc)
prevalecen en este proceso. Dar a luz naturalmente es dar a luz con las propias hormonas,
producidas por el hipotálamo y la glándula hipófisis: es dar a luz con las propias emociones.
En la vida cotidiana, somos guiados por el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro y por el sistema
nervioso simpático, excepto cuando dormimos, cuando el enlentecimiento de la actividad en el
hemisferio izquierdo permite más actividad en el derecho, en la forma de sueños y funciones de
los nervios autonómicos y el sistema parasimpático.
Para la mujer gestante la prevalencia del hemisferio derecho empieza durante el embarazo,
estimulada por la intensa producción de hormonas, y crece durante los meses previos al parto. La
actividad del sistema nervioso parasimpático se intensifica durante el trabajo de parto, a través de
la fuerte estimulación hipotalámica generada por el dolor y la alta producción de hormonas.
Durante la segunda fase de la dilatación las funciones del hemisferio derecho terminan
prevaleciendo sobre todas las otras funciones. En la práctica, esto implica para la mujer, un
abandono gradual del control racional permitiendo la emergencia de emociones consientes e
inconscientes. La mujer lentamente, se abre a su verdadero ser y a su bebé, entrando en un
estado alterado de conciencia. Este proceso de revelación emocional se corresponde con una
revelación más física del cuerpo femenino (por ej. La dilatación), y con una mayor producción
hormonal (por ej. La intensidad de las contracciones). Conforme ella va revelando su cuerpo y su
emocionalidad, sin embargo, la mujer también se vuelve más vulnerable, y los miedos reprimidos
pueden quedar al descubierto. Ella, además necesita protección, reaseguro y respeto. Este
proceso de revelación interior durante el embarazo es de profunda naturaleza femenina, y, como
tal, es sumamente desconocido y está devaluado. El nacimiento es el proceso de apertura en su

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mayor expresión, e ignorar esto con frecuencia puede llevar a errores, que dañan todo el trabajo
de parto.
La revelación interior comienza al principio del embarazo: tan pronto como la mujer se da cuenta
de que está embarazada, su orden emocional interno está alterado. Su subconsciente necesita ser
de construido para acomodarse a la nueva presencia; su cuerpo mismo comienza a cambiar de
forma, abriéndose para hacer lugar para el bebé. Emocionalmente, la mujer necesita volverse
hacia sus recursos más internos, moviendo su foco de atención del exterior al interior y bajando
sus defensas racionales. Actuando este proceso, la mujer se abre a su mundo emocional,
facilitando, entre otras cosas, un contacto más íntimo con su bebé. Este proceso no es fácil para la
mujer ya que no admite ningún valor en nuestra sociedad: ella está, sin embargo, asistida por sus
hormonas. Los estrógenos, ablandando y nutriendo los tejidos de su cuerpo, guían el proceso de
revelación emocional, mientras que la progesterona, contribuye al proceso al alentar al cuerpo a
enlentecer sus ritmos, y disminuyendo la actividad de todos los músculos lisos del cuerpo. Así, la
mujer comienza a abrirse a su bebé, llegando a conocerlo y creando una relación con él; hasta el
tercer trimestre, cuando la estimulación de otra hormona, oxitocina, alentará el inicio del proceso
de separación. Esta última hormona, así como estimula las contracciones uterinas y las
contracciones del músculo liso, vuelve a la mujer activa, dándole fuerza y energía, estimulando su
memoria arcaica por sobre la memoria cortical. La oxitocina es también llamada “la hormona del
amor” (Odent 1999), porque toma parte en todos los comportamientos de apego y crianza, y
además contribuye a la creación en la mujer, de un sentimiento de amor hacia su bebé.
Un embarazo fisiológico; donde la mujer gradual y rítmicamente se abre a su niño y crea un lazo
con él, apoyada por una adecuada producción hormonal, es por lo tanto, una preparación
indispensable para un parto natural. Si el proceso es llevado a cabo apropiadamente y con el
apoyo necesario, las hormonas de la mujer serán capaces de actuar en todo su poder, haciendo
que esté lista para la apertura suprema y la separación del parto.
El proceso emocional que tiene lugar durante el trabajo de parto tiene estadios similares a
aquellos descritos durante el embarazo. Durante la etapa latente, la mujer es enfrentada con la
realidad del dolor, tanto como es enfrentada con la realidad del “bebé real” que hasta ahora había
tenido características imaginarias. La ambivalencia de la alegría y el miedo, la preparación para
aceptar el dolor, y la apertura que esto trae, determinan el ritmo de este estadio y el desarrollo
del primera etapa que le sigue inmediatamente. Durante la primera etapa de la dilatación, las
funciones del hemisferio derecho se alternan con las del izquierdo. Esta alternancia continúa hasta
que la mujer se siente lista para la “última zambullida” en su ser interno, emocional. Esto sucede
usualmente durante la segunda etapa de la dilatación: la mujer en este punto, está lista para dejar
ir a su bebé, y para rendirse a las fuerzas del parto. El hemisferio derecho prevalece ahora sobre el
izquierdo. Este proceso está nuevamente guiado por hormonas: el dolor inducido por la oxitocina
alienta a la mujer a responder con movimiento. El dolor guía a la mujer a través del trabajo de
parto asistiéndola en la elección de las posiciones más analgésicas, las que más facilitarán el parto.
Al mismo tiempo, el dolor, siendo un factor de stress, induce la producción de adrenalina. La
adrenalina, si es producida en altos niveles, induce a su vez una respuesta paradójica de la
oxitocina.
Mientras la adrenalina provee a la mujer de la fuerza física y emocional que necesita para
enfrentar el embarazo, la acción combinada de la oxitocina y la adrenalina estimulan la producción
de endorfinas, las que reducen la percepción del dolor e inducen ese especial estado alterado de
conciencia que conduce a la dilatación completa, y a una completa apertura íntima. Los factores
determinantes para la interacción de estas dos hormonas son:
 Un ritmo constante de tensión y relajación. Cuando el stress se vuelve crónico y se
extiende en los intervalos entre contracciones, la producción de adrenalina ya no se da en

22
picos y cambia con una mayor producción de cortisol, el que a su vez inhibe la producción
de oxitocina (Jowitt 1993, Odent 1998, Rockenschaub 1998).
 Respeto por los ritmos emocionales de la mujer. La mujer debe ser capaz de seguir sus
propios tiempos; ya que cualquier presión externa, cualquier aceleración o bloqueo
emocional tiene un efecto perjudicial en los procesos físicos y hormonales de dilatación y
progresión, por ejemplo un cuello uterino rígido puede ser interpretado como que la
mujer está experimentando dificultades con el proceso de apertura interna.
 Un ambiente libre de estimulaciones corticales capaces de activar el hemisferio izquierdo.
El entorno debería ser íntimo, no estar muy fuertemente iluminado y tranquilizador, de
modo de permitir que la mujer se sienta segura, abierta, y se deje llevar para volverse
vulnerable sin sentirse insegura.
 La actitud de la gente que rodea a la mujer. Deberían ofrecer apoyo y contención,
garantizar la intimidad y hablar a la mujer en tonos que estimulen el hemisferio derecho
(por ej. Usando lenguaje simple y figurativo).
 El proceso del parto, finalmente, debería ser protegido en lugar de intervenido.
Todo el proceso de dilatación y apertura es pasivo, y en eso tiene una profunda naturaleza
femenina. La mujer permite que este proceso le suceda, permitiendo que el dolor la guíe hacia un
total vacío de voluntad propia. La única manera en la cual la mujer es activa en este proceso es en
su decisión de permitir que suceda, enfrentándolo activamente y viviéndolo en completa
conciencia. Es crucial entender que este proceso de apertura no puede ser forzado. Cada intento
de forzarlo (acelerarlo) es violencia.

Las distocias

Las distocias son causadas por desarmonías en el proceso de apertura. A nivel físico, existen tres
áreas donde una dificultad en el nivel emocional puede manifestarse:
A) El cuello uterino (influído por el sistema parasimpático);
B) Las articulaciones y los ligamentos pélvicos, junto con los músculos exo y endopélvicos;
C) El periné
Cuando nos encontramos con posiciones posteriores o un marcado asinclitismo hablamos de un
cierre (bloqueo) en los niveles B y C. Los músculos responsables de la flexión y rotación de la
cabeza fetal son una fascia del músculo piramidal que cruza el tracto interno de la pelvis y
especialmente el tracto más profundo del elevador del ano. El elevador del ano en sí mismo, junto
con el músculo transverso perineal profundo, es responsable de la apertura y el cierre de la pelvis
menor, así como también de su eje en relación a la entrada de la pelvis y a la movilidad del hueso
de la cadera y del coxis. La tensión en estos músculos y ligamentos provoca el cierre de la pelvis
menor y bloquea la progresión fetal.
Los ligamentos del sacro y del hueso de la cadera (sacroespinoso y sacrotuberoso), guiados por los
grandes músculos glúteos, si se tensan cierran la pelvis menor y reducen la información hormonal
y nerviosa que llega al útero (reduciendo la dinámica hormonal).
Los ligamentos útero-sacros, junto con el elevador del ano mantienen el útero en su eje. Las
desviaciones de este eje causadas por la tensión son otra causa de asinclitismo. Las tensiones
musculares, de hecho, son frecuentemente respuestas involuntarias a tensiones emocionales.
Ellas están generadas por los núcleos intralaminares, puntos de inicio de las vías extra piramidales
que regulan el tono muscular básico y la sensación de percepción corporal y son sitio
contemporáneo de las emociones inconscientes.

Los signos clínicos de tales tensiones en la pelvis pueden evidenciarse frecuentemente por:

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 Movimientos fetales exasperados (el bebé trata de adaptarse y encontrar su forma)
 El bebé golpeando su cabeza contra la pelvis ya hacia el final del embarazo y durante el
trabajo de parto.
 Madre con dolor por movimientos fetales en la pelvis baja.
 Bebé que cambia frecuentemente de posición al comienzo del trabajo de parto
 Posiciones fetales altas y mala confrontación con la pelvis.
 Posición fetal siempre del mismo lado (usualmente con la columna del lado derecho del
útero), no cambia de derecha a izquierda.

Posibles causas de dificultades en la apertura:
Al investigar las causas de las dificultades en la apertura, debemos tener en cuenta tres factores
cruciales:
 Factores personales: se encuentran en la historia personal o en la historia del embarazo.
 Factores ambientales: Relacionados con el entorno material y con la gente presente,
factores que inhiben el proceso de apertura en la mujer e impiden que entre en un estado
alterado de conciencia.
 Factores relacionados con el miedo o la agresión: Tales miedos generan cierre. El miedo a
la agresión puede ser despertado por una palabra cruel, una visita brusca, por el hecho de
tener las partes íntimas expuestas o incluso por una intervención llevada a cabo sin
advertencia. Muchas mujeres, por ejemplo, experimentan la ruptura artificial de la bolsa
como una agresión, resultando en el cierre y la rigidez del cuello uterino.
Todos estos factores provocan rigidez física y emocional, impidiendo la progresión fluida del
trabajo de parto.

Factores preventivos:
Hay muchos factores en la forma occidental de vida que pueden contribuir el compromiso
posterior del bebé. Entre los más importantes se encuentran:
 Una vida sedentaria con carencia de movimiento
 Frecuentes posiciones sentadas semi inclinadas que cierran la entrada de la pelvis
(mientras conducimos, en el trabajo, en el sillón cuando nos relajamos)
 Músculos pélvicos débiles (hipotónicos)
 Músculos perineales débiles (hipotónicos)
 Reposo en cama, frecuentemente recomendado en el embarazo
 Poco contacto endógeno con el bebé
Es el rol de la partera, cuando prepara a una mujer para el parto, asegurarse de que ella entienda
la importancia de crear el espacio para el correcto compromiso con su bebé a través de un cambio
en su estilo de vida. Durante el embarazo la mujer debería ser alentada a asumir con frecuencia la
posición en cuclillas con las rodillas hacia el pecho y posiciones con el tronco empujado hacia
adelante. Incluso cuando no hay evidencia de que tal comportamiento efectivamente previene la
posición posterior; estas actitudes y movimientos ayudan a la mujer a obtener mayor movilidad en
su pelvis y ayudan al bebé a adaptarse de manera más activa. La partera también debería trabajar
con la mujer en la relajación de la pelvis, en el empoderamiento y la toma de conciencia del
periné, en la respiración profunda y en una intensa relación endógena con su bebé. Es igualmente
crucial que la mujer esté preparada para el proceso emocional del trabajo de parto, para la
apertura y el abandono y para la importancia del entorno para un parto exitoso.

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Signos clínicos de posición posterior:
 Las contracciones se enlentecen y se vuelven más cortas
 Dolor en la espalda baja
 Urgencia temprana de pujar
 Bolsa grande y tensa, o inflamación cefálica (tumor serosanguíneo)
 Espalda del bebé de lado derecho con la cabeza deflexionada
 Movimientos fetales exasperados
 Foco de los latidos fetales en el extremo del lado derecho

Tratamiento:
El objetivo principal en el tratamiento de las posiciones posteriores y el asinclitismo es obtener
una profunda relajación física y facilitar el proceso de apertura emocional a la mujer.
Importante para todas las clases de distocia: en una situación de distress nunca acelerar o apurar
el trabajo de parto, siempre hay que detener el trabajo y relajar primero, de forma de permitirle al
cuerpo volver a la homeostasis y encontrar nuevamente un ritmo fisiológico.
Entonces producir primero la flexión de la cabeza del bebé (abriendo la pelvis menor) y después
ayudar al descenso (a través de movimientos y posiciones).

La intervención sucede a diferentes niveles: ambiental, relacional y físico


La primera intervención se dirige al entorno. Las personas que pudieran interferir o despertar
miedo a la agresión deberían ser invitadas a retirarse, de manera de crear una atmósfera íntima,
donde la mujer se sienta lo suficientemente confortable como para dejarse llevar. Mantener un
diálogo continuo con la mujer la ayudará a expresar sus potenciales miedos y preocupaciones.
Para este propósito, la partera tendrá que construir una relación de contención que le permitirá a
la mujer confiar en ella.
A nivel físico, debería buscar una profunda relajación de los músculos perineales, pero también de
las articulaciones sacro ilíacas y de los glúteos.

Intervenciones físicas útiles:


 Un baño tibio, o compresas tibias en el periné y una botella de agua caliente en el sacro
pueden ser útiles.
 Un masaje directo sobre el periné (desde afuera) , con profunda presión sobre los huesos
sobre los que nos sentamos (los isquiones) y el coxis, pueden con frecuencia desbloquear
la situación en el espacio de unas pocas contracciones.
 La “posición de dormir”, alternada con la mujer parada sobre sus manos y rodillas con
una pierna flexionada descansando sobre su pie.
 Subir y bajar escaleras de costado, con el objeto de mover las caderas (asinclitismo)
 La posición de cuclillas, pero sólo cuando la cabeza del bebé está flexionada.
 Otros masajes simples para relajar y abrir la pelvis menor
 Técnicas antiguas como la presión pélvica
 Masaje polar cuello-sacro
Este masaje polar abre la pelvis y tiene otras múltiples funciones: activar el sistema parasimpático,
activar la energía sexual en la mujer, y abrir las articulaciones sacro ilíacas mientras al mismo
tiempo relaja cualquier tensión perineal. Entonces está indicado para restaurar la condición
fisiológica.
Ponga su mano derecha en el sacro de la mujer. Su dedo meñique debería tocar el punto extremo
del coxis. Ponga su mano izquierda en la curva entre el cuello y el hombro. Haga una inspiración

25
profunda e imagine un circuito de energía siendo creado entre sus manos, corriendo a través de
sus hombros y sus brazos. Cuando pueda sentir esta corriente, efectúe un suave movimiento
oscilante con su mano derecha solamente, como si estuviera moviendo agua. Encuentre un ritmo
entre acción y descanso. Cada vez que se detenga, restablezca un circuito con la respiración y
preste atención a las sensaciones que le son transmitidas. Durante el trabajo de parto, debería
ajustar su posición de acuerdo a la de la mujer, mientras que fuera del trabajo de parto la mujer
debe yacer sobre su lado izquierdo. Ponga siempre su mano derecha sobre el sacro. Debería
continuar el masaje hasta notar algún cambio. (Stone 1976)
Con este masaje se consiguen resultados exitosos en muy poco tiempo.
Condiciones clínicas para la rotación anterior de la cabeza fetal:
La cabeza fetal necesita flexionarse para descender. Una cabeza no flexionada rota hacia el sacro.
Para que se flexione, necesita haber más espacio en la pelvis (ver tratamientos)

Signos clínicos de rotación anterior:


 Movimientos más calmos en la parte del bebé
 Disminución del fuerte dolor sacro
 La mujer siente presión en el pubis
 La dinámica uterina vuelve a ganar intensidad y regularidad
 Aumentos repentinos de la producción de adrenalina
 Instinto de pujar
En mi experiencia, nunca he visto una complicación de posición posterior cuando las
intervenciones mencionadas arriba se hubieran llevado a cabo.

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FUNCIONES Y SIGNIFICADO DEL DOLOR DE PARTO

Introducción:
El parto fisiológico está vinculado a la experiencia del dolor. La razón por la cual el parto fisiológico
está desapareciendo hoy en día, y del por qué le tenemos tanto miedo al dolor, debe ser buscada
en el estilo de vida de nuestra sociedad. El ritmo de vida frenético; la presión de ser eficiente en
todas las situaciones; la competencia, el éxito como el único objetivo; la necesidad de satisfacción
inmediata de nuestros deseos y necesidades; la negación al sufrimiento y el disconfort, y a los
resultados menos que perfectos: todos estos factores dejan poco espacio para la escucha, los
sentimientos y para asumir una actitud proactiva para enfrentar los problemas y las dificultades.
El rápido desarrollo de la tecnología ha creado una ilusión de bienestar y seguridad, y ha
favorecido una actitud de retirada frente al peligro, debilitando nuestras reacciones de
adaptación. La importancia de las expresiones humanas y las relaciones ha sido descartada,
olvidando que nuestras relaciones con los otros determinan nuestro estado de salud. Nosotros,
como sociedad, ya no somos capaces de promover la buena salud, y no somos mucho más capaces
de curar enfermedades: lo que podemos hacer mejor es, más bien, evaluar los daños a través de
sofisticados procesos de diagnóstico (Tew 1998).
Desde un punto de vista “fisiológico” (donde el proceso del nacimiento es igual a mejorar la salud),
de hecho, las parteras italianas se encuentran atravesando una crisis. El índice de los partos por
cesárea se ha incrementado dramáticamente (32%), haciendo de Italia el segundo país en el
mundo por sus altos índices de cesáreas, y el primero en Europa. Junto con los índices de cesáreas,
la mortalidad, pero sobre todo, la morbilidad materna y neonatal, también se han incrementado.
El advenimiento de la tecnología en el nacimiento no ha producido ninguna mejora significativa en
los índices de mortalidad perinatal y, si es algo, ha empeorado la calidad del proceso del vínculo
mamá-bebé, teniendo, por lo tanto, un impacto negativo en la vida y la salud del bebé (Tew 1998,
Beech 2000, Wagner 2001, Relier 1993). La aparición, en los años recientes, de un número sin
precedentes de cuestiones relacionadas con niños de todas las edades, debería estimular una
reflexión sobre este fenómeno.
La humanización del nacimiento, el debate del parto natural, el debate alrededor del uso
apropiado de la tecnología y la conexión prenatal entre la madre y el bebé, y el debate sobre lo
que constituye una educación prenatal adecuada, pusieron una vez más la figura de la partera
“sabia” junto a la mujer que requiere ser más una protagonista de sus propios procesos.
La analgesia natural y farmacológica expresan las dos polaridades de la partería actual: una
tensión entre el uso de la tecnología y la activación de los recursos endógenos de la mujer, entre el
empoderamiento y el desempoderamiento.

LAS FUNCIONES DEL DOLOR

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Una de las características principales del trabajo de parto fisiológico es su naturaleza rítmica. El
ritmo está hecho de altos y bajos, contracción y expansión, movimientos de aceleración y
desaceleración. Sobre todo, es individual: esto significa que está únicamente determinado por la
personalidad y las experiencias de la mujer que está dando a luz. Es, entonces, altamente
impredecible. El aspecto del nacimiento en el cual la naturaleza del ritmo está mejor representada
es el dolor. El dolor en el trabajo de parto es intermitente. Vale la pena tomarse un minuto para
considerar el significado de este concepto en la fisiología, ya que en la intermitencia yace uno de
los más grandes secretos del trabajo de parto fisiológico.
Funciones físicas del dolor

El dolor como un guía a través del nacimiento y como un protector de la madre y el bebé.
La función fisiológica del dolor es proteger el cuerpo, enviándole señales de alarma para advertirle
de cualquier agresión, de modo de poder actuar para protegernos del peligro. Por lo tanto, acción
es el punto clave.
Siendo el nacimiento un proceso fisiológico, el dolor que involucra parece casi una paradoja. Los
primeros métodos de educación para el parto en los años 1940/50 originalmente clasificaron este
tipo de dolor como un condicionamiento negativo de la mujer, vinculado a una idea “equivocada”
que supuestamente se tenía del parto. Entonces las mujeres eran consideradas defectuosas.
El parto, en realidad es una paradoja fisiológica. La mujer, con el objeto de traer otro ser a la vida,
tiene que ir en contra de su propio cuerpo. Ella tiene que soportar un “ataque” visceral de parte
de su bebé, lo que va contra cualquier principio de auto conservación. Este percibido ataque
contra su integridad pone al cuerpo de la mujer en estado de alerta, señalando peligro a través del
dolor e induciendo reacciones fisiológicas de defensa (tales como el instinto “lucha o huida”).
El momento del parto representa para la mujer, en cierta forma, un dilema entre la auto
conservación y el abandonarse a sí mismas. El proceso de abrir su cuerpo para el bebé, y la fuerte
presión que experimenta en sus articulaciones y sus nervios sacros no están, de hecho, libres de
peligro, ni para la madre ni para el niño. El dolor se convierte, entonces, en un guía valioso para
alertarlos a ambos de los peligros, dándole a la mujer la posibilidad de rectificar situaciones
potencialmente peligrosas, actuando una respuesta apropiada e instintiva.
En el contexto del trabajo de parto, cada acción de la mujer, se traduce en “ataque”, como si se
moviera hacia algo, hacia el “peligro”. En una perspectiva femenina de la fisiología, pelear significa
rendirse, abrirse (Taylor 2002). La respuesta fisiológica más importante al dolor del parto es, como
veremos, el movimiento. La libertad de movimiento le permite a la mujer asumir instintivamente
las posiciones más anti algicas, aquellas donde la resistencia y la compresión son reducidas. La
mujer se protege así de los daños a su pelvis, su cuello uterino, y su periné, mientras, al mismo
tiempo, protege al bebé de posiciones poco convenientes que pueden causar excesiva presión en
su cabeza. Actuando de esta forma, la mujer puede reducir los niveles de stress de su bebé, así
como también su propio dolor.

El dolor como estimulador endocrino:


La oxitocina necesaria para comenzar el trabajo de parto es producida primero por el bebé,
siguiendo cambios hormonales placentarios y fetales (Nathanielsz 1992); es subsecuentemente
producida también por la madre. La estimulación del cérvix, causada por los movimientos activos
del feto, provoca una primera liberación de oxitocina. En este punto, las contracciones
prodrómicas son aún inconstantes e irregulares. Para que el trabajo entre en su fase más activa,
caracterizada por contracciones largas y poderosas, el cuerpo necesita una estimulación regular, la
que es proporcional a la constante y elevada producción de oxitocina.

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Tal estimulación regular está dada por el dolor intermitente. El dolor crea momentáneamente un
pico de stress agudo en el organismo de la mujer. Su cuerpo reacciona incrementando la
producción de catecolaminas, las cuales, si se producen en picos, provocan una respuesta
oxitócica paradojal, estimulando al mismo tiempo la producción de endorfinas. Este proceso da
comienzo a un incremento gradual de las contracciones, junto con un aumento progresivo de la
tolerancia al dolor.
Cuando las catecolaminas, por otro lado, son producidas no intermitentemente, sino en forma
constante, ellas inhiben la producción de oxitocina y endorfinas. Esto puede tener el efecto de
enlentecer el trabajo de parto, o prolongar las contracciones prodrómicas, sin alcanzar el trabajo
de parto activo e incrementando el dolor agudo. En muchos casos de trabajo de parto “detenido”
a los tres centímetros de dilatación, podemos, de hecho, observar un permanente estado de
tensión en la madre, frecuentemente acompañado de síntomas de excesiva estimulación del
sistema nervioso simpático.
Habiendo considerado estos hechos, podemos apreciar que tan fundamental es el dolor en el
parto.
Llevado a la práctica, esta conciencia debería atraer más atención a las pausas entre
contracciones. La completa relajación entre contracciones, de hecho, le permite a la mujer re
entrar momentáneamente a un estado libre de stress y de profunda calma. Este estado facilita la
activación del sistema nervioso parasimpático y le permite al organismo de la mujer prepararse
para otro pico de catecolaminas, con la subsecuente producción de oxitocina. La oxitocina
estimula la prolactina, la que tiene un rol importante en la protección del metabolismo del bebé
durante el trabajo de parto y lo ayuda en la transición hacia la vida extra uterina. La prolactina
también estimula a las endorfinas. Así, la mujer tiene cuatro fuentes de endorfinas (analgésicos
endoógenos): catecolaminas, oxitocina, prolactina y el sistema nervioso parasimpático, todos
interactúan con el organismo de la mujer durante los espacios de tiempo entre contracciones.
Porque las endorfinas frenan las contracciones, es que son responsables del ritmo del trabajo de
parto. La cooperación armónica de los dos sistemas autónomos es particularmente importante en
el nacimiento. El sistema nervioso simpático es, de hecho, responsable de las contracciones
uterinas, mientras que el parasimpático regula la distensión del segmento inferior y del cuello
uterino. Cuando los dos sistemas no trabajan juntos armoniosamente, existe un riesgo
incrementado de contracciones espásticas sin dilatación, de distocia entre el cuerpo y el cuello y
de hipotonía uterina, con la llamada dilatación “pasiva” y dolor no productivo. La alternancia
armoniosa de los dos sistemas es, nuevamente, favorecida por la correcta alternancia de dolor y
relajación.
Existen muchas técnicas que la partera puede utilizar para facilitar esta alternancia y guiar a la
mujer a través del dolor. La partera puede, por ejemplo, ofrecer a la mujer herramientas para
contener el dolor, transformándolo así en algo que la mujer es capaz de manejar, como Dick- Read
dijo en los treintas. (Dick-Read 1933).
Otro aspecto importante del dolor como estimulador endocrino se refiere a la producción de
endorfinas. La función de las endorfinas no es sólo la reducción del dolor, sino también la
inducción, en la segunda parte de la dilatación, de un estado alterado de conciencia, similar al
estado hipnótico. Este estado facilita la inhibición la parte cortical-racional del cerebro,
permitiendo que las funciones del sistema nervioso autónomo se hagan cargo. Además, le
permiten a la mujer abandonar completamente su ego, y sus propios límites, conduciéndola hacia
la completa dilatación y apertura, habilitándola a dejar ir a su bebé y a darle la bienvenida fuera de
ella con alegría. En los momentos culminantes del parto, cuando el bebé está afuera y la
estimulación del dolor cesa, los niveles de endorfinas son tan altos en el cuerpo de la mujer, que

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experimentará intensos y placenteros sentimientos de éxtasis, con los que le dará la bienvenida al
bebé y comenzará su experiencia de maternidad.
A las endorfinas también se les atribuyen las características de apego y dependencia. El apego es la
tierra en la que el niño puede echar raíces, crecer y vivir. El nacimiento fisiológico, así, sienta la
base para el crecimiento y la vida del bebé.

Las funciones fisiológicas del dolor:

El dolor como la expresión del miedo fisiológico a la separación.


Una de las tareas de dar a luz más desafiantes, emocionalmente, para la madre, es la necesidad
de separarse de su bebé. El bebé es percibido por la mujer al mismo tiempo como un individuo, y
como una parte de ella. De alguna manera él es aún imaginario, aunque se está volviendo más y
más real para la madre. Separarse de una parte de uno, o de alguien muy cercano es siempre un
proceso difícil y doloroso, que frecuentemente se produce contra nuestra voluntad, sin elección.
En el nacimiento, esta separación es deseada en parte, y en parte, temida. El desconocimiento del
bebé “real” contribuye con estos sentimientos mezclados. Cuanto menos se familiarice la madre
con su bebé aún no nacido durante el embarazo, más difícil se volverá el proceso de separación.
En este contexto, el dolor tiene una doble función. Por un lado, empuja a la mujer hacia una
separación necesaria, no dejando lugar a la duda. Dado que muchas mujeres probablemente
nunca emprenderían este proceso de separación voluntariamente, el dolor las ayuda a reconocer
la inevitable necesidad de dar a luz, concentrando toda su atención en las partes de su cuerpo más
involucradas en el proceso. Por otra parte, el dolor fisiológico se transforma en una expresión del
dolor emocional de la separación. El dolor intermitente, el ritmo del trabajo de parto con sus
aceleraciones y enlentecimientos marcan el tiempo. En procesos de separación, el tiempo es
importante e individual.
Una vez más, la partera puede tener un rol importante en facilitar este proceso. Alentando un
buen vínculo mamá-bebé aún antes del nacimiento y favoreciendo un proceso que haga al bebé
más real y menos imaginario para la madre ayudará a hacer el proceso de separación más fluido,
el nacimiento más rápido, y el dolor menos intenso.

El dolor como un elemento personal de transformación:


Enfrentar un gran dolor físico y psicológico crea miedo y ansiedad. Soportarlo por tantas horas
representa un enorme desafío para la fuerza individual de la mujer. Este proceso induce en la
mujer, una real crisis existencial, donde todos sus recursos emocionales son movilizados. Al mismo
tiempo, viejas cuestiones, enterradas en el subconsciente, pueden repentinamente re emerger.
Así como le brinda a la mujer la oportunidad de descargar viejas experiencias psicológicamente
dolorosas, esta crisis la empuja a sus límites extremos, al punto en que ella está segura de haber
agotado todos sus recursos internos. Este momento, usualmente se corresponde con “la
rendición”, cuando la mujer afirma “ya no puedo seguir con esto”. A pesar de todo es
exactamente en ese momento que la mujer se vuelve finalmente capaz de abandonarse a las
fuertes energías que recorren su cuerpo. Rendirse, en este caso, se traduce en ir más allá de los
límites personales: representa el último paso hacia el progreso del trabajo de parto y el parto,
mientras que al mismo tiempo activa nuevos recursos en la mujer. Su fuerza personal es
incrementada como resultado de esta experiencia, su estatus personal y social cambió para
siempre. Esta mayor fuerza personal, dada por una experiencia al límite de sus posibilidades
(presente incluso en partos problemáticos), elevará su autoestima y equipará a la mujer con los
atributos necesarios para ser madre y una guía para su hijo.

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Las funciones energéticas del dolor

El dolor como un estimulador sexual:


De acuerdo con Reich (1942), la capacidad orgiástica es la capacidad de abandonarse al flujo de
energías biológicas, y de ser capaz de descargar la tensión acumulada a través de contracciones
rítmicas involuntarias. Una de las grandes fortalezas del nacimiento, la cual no es bien conocida ni
ampliamente entendida, pero no obstante muy temida, es que una poderosa expresión de
energía sexual femenina. Esta energía es de naturaleza exclusivamente femenina, e independiente
de los hombres.
Una mujer que da a luz usando todo su poder sexual, saldrá de la experiencia como una mujer más
fuerte en todo sentido: su “poder orgiástico”, como Reich (1942) lo describió, será
particularmente incrementado. El mediador de esta experiencia orgiástica durante el nacimiento
es, de nuevo, el dolor intermitente. Con su cada vez mayor estimulación, hace crecer la tensión en
el cuerpo femenino, particularmente en el área genital.
Al mismo tiempo, las endorfinas, cuya producción es inducida por el dolor, ayudan a la mujer a
“fluir con el flujo de las energías biológicas”, favoreciendo una relajación más profunda en los
intervalos entre contracciones.
Cuando la tensión inducida por las contracciones alcanza cierto nivel, la mujer se prepara para
descargarla a través de más contracciones involuntarias, que sacuden todo su cuerpo al principio,
y en el pico (acmé) de las contracciones se concentran en los músculos perineales. La presión de la
cabeza fetal sobre el periné es una señal para que la mujer empiece a descargar las tensiones
acumuladas, a través de contracciones más fuertes, involuntarias y peristálticas del periné y de
largas expiraciones, que continuarán hasta que el parto real tenga lugar.
Después del nacimiento, toda la energía que había sido concentrada en la zona genital es
redirigida a todo el cuerpo, provocando un sentimiento de gratificación y bienestar en la madre.
Estas sensaciones, a su vez, se van rápido para dar lugar a sentimientos de ternura y gratitud, los
que serán dirigidos a dar la bienvenida al bebé en las primeras horas luego del parto.
En conclusión, las mujeres que emplean su energía sexual para dar a luz descargan toda la tensión
del trabajo de parto en el momento del nacimiento, recobrando todas sus energías después del
parto, no experimentan escalofríos luego del parto y se sienten satisfechas y llenas de ternura.

Las funciones afectivas del dolor

Los altos niveles de endorfinas producidos durante el trabajo de parto y la profunda experiencia
emocional inducida por el dolor estimulan fuertemente el sistema límbico del cerebro primitivo, el
cual es responsable de las funciones afectivas del cerebro. Las endorfinas, así, inducen en la mujer
un “estado sensible” para el nacimiento de su bebé. Ellas le permiten concentrar todos sus
instintos y sentidos en el parto inminente. Gracias a este proceso, la mujer será capaz de dar la
bienvenida a su bebé desde su parte profunda, inconsciente e instintiva; de forma similar a lo que
sucede en el momento de la anidación en el endometrio al comienzo del embarazo. Esta clase de
vínculo está establecida al nivel más íntimo de la psiquis de la madre y el bebé. Es instintiva,
biológica e indisoluble. Esta clase de vínculo no es posible en nacimientos con analgesia.
Este “estado sensible” es muy similar a estar enamorado. La naturaleza, de hecho, ha programado
a la mujer para enamorarse de su hijo, con el objeto de asegurar el proceso de apego haciéndolo
disfrutable.
Finalmente, podemos ver cómo el placer de tener y cuidar de un bebé proviene de la misma
experiencia de dolor fisiológico, también sucede con el deseo de repetir la experiencia y tener
otros hijos.

31
ACERCA DE LA FISIOLOGÍA DEL DOLOR

Estímulos sensibles periféricos de dolor:


El dolor local está dado por dolores viscerales causados por sobre distensión, laceraciones e
isquemia de los músculos uterinos:
 Distensión y microlaceraciones del cérvix
 Estiramiento de segmento inferior uterino
 Estiramiento de los ligamentos y de los órganos tubo ováricos
 Compresión de los nervios del plexo lumbosacro
 Compresión de las articulaciones de la pelvis
 Isquemia del músculo uterino por acidosis metabólica, hiperactividad uterina, o espasmo
uterino (la contracción normal del útero es indolora)

Estímulo central de dolor:


La experiencia de dolor está afectada por un condicionamiento negativo (Nikolaiev 1953 and
Velvoski 1953, en Chertok et al 1969): factores culturales desfavorables; experiencias pasadas
traumáticas; pérdidas y relatos inductores de miedo de experiencias ajenas; una relación difícil con
el dolor; haber tenido una experiencia traumática con el propio nacimiento u otros dolores físicos;
tener dificultades con el propio rol como mujer etc.
Impronta cultural: cómo el dolor es valorado en una cultura; la experiencia social de dar a luz y ser
una mujer; la consideración y el tratamiento dados al dolor compartido socialmente o removido, o
el apoyo social en la experiencia de dolor.

Las tres dimensiones fisiológicas del dolor (Melzak 1973):


La dimensión sensorial discriminativa- esta dimensión está basada en proyecciones
neuroespinotalámicas desde la médula espinal hacia el tálamo y la corteza sensorial; habilita la
percepción física de la clase y la localización del dolor.
La dimensión motivacional-afectiva- esta dimensión está basada en el sistema límbico reticular,
recibiendo información del sistema multisináptico de la médula.
El sistema reticular está conectado con todos los sistemas sensoriales y motores del cerebro,
particularmente los extrapiramidales y con el sistema nervioso autónomo. Es el responsable por
las reacciones de lucha o huida, así como también por las reacciones de rigidez muscular, miedo y
reacciones de los nervios autonómicos.
El sistema límbico reacciona con placer o displacer, dependiendo de su carga. El enlace directo
entre el sistema límbico y la corteza cerebral parece ser responsable por las reacciones afectivas
de aceptación o negación. Como estos sistemas son susceptibles a la influencia de la corteza
cerebral, las reacciones corporales al dolor pueden ser de rigidez o relajación (lucha o huida).
La dimensión cognitiva-valorativa- esta dimensión está basada en procesos corticales. La corteza
recibe información sensorial y afectiva, la analiza y la compara con experiencias pasadas, valores
culturales y el nivel de ansiedad de la mujer en ese punto del tiempo. Entonces activa los sistemas
sensorial-discriminativo y motivacional y afectivo, inhibiéndolos o excitándolos aún más.
Esta dimensión puede actuar sobre un sistema específico o más al mismo tiempo. Si el sistema
motivacional-afectivo está inhibido por experiencias positivas o conocimiento, la mujer
simplemente percibirá el dolor físico, sin ser aún más agravado por reacciones de tristeza, aversión
o reacciones de los nervios autonómicos. Si el sistema está estimulado por la ansiedad, o por un
condicionamiento negativo, la mujer es más propensa a tener una experiencia negativa del dolor

32
con percepción aumentada del mismo, aún en ausencia de un estímulo negativo, o en presencia
de uno muy pequeño.
La expresión individual de dolor es determinante para su interpretación psicosomática, ya que es
una percepción sensible con una activa reacción emocional (Dick Read 1933), y por lo tanto, es
una experiencia individual.

La contención del dolor:


Un importante objetivo en la preparación de las mujeres para el parto fisiológico es ofrecerles
herramientas para contener el dolor, de forma de reducirlo al mínimo fisiológico, y que no sea
amplificado por el miedo y la tensión o la intervención médica.
HERRAMIENTAS PARA CONTENER FACTORES PERIFÉRICOS DE DOLOR:
 Respiración profunda con expiraciones largas
 Usar la voz (con la garganta abierta)
 Movimientos pélvicos
 Capacidad de discernir entre estados de tensión y estados de relajación
 Capacidad de relajar rápidamente las partes contraídas: un tono muscular relajado aquieta
las señales de alarma que el dolor le envía al cerebro, así cierra la puerta de control del
dolor en la médula posterior, los estímulos de dolor son menos percibidos por el cerebro
 Movimiento durante el trabajo de parto
 Masajes, fomentos tibios, ducha tibia o baño durante el trabajo de parto
 Respetar los descensos de la fisiología en el trabajo de parto (ritmo, tiempo, movimiento)

HERRAMIENTAS PARA CONTENER LOS FACTORES CENTRALES DE DOLOR:


 Des condicionamiento cultural: cambiar puntos de vista acerca del valor del dolor; crear
motivación y elección
 Des condicionamiento personal: expresar las propias experiencias y dolores;
condicionamiento positivo dirigido a reducir el miedo al dolor y crear buenas expectativas,
verdaderas para el individuo
 Trabajar en actitudes activas o pasivas en relación al dolor y otros eventos, en los ritmos
 Dar a conocer la existencia y la importancia de las pausas entre contracciones
 Favorecer el desarrollo del instinto y la intuición
 Una comunicación afectiva positiva con la pareja y/o otras figuras de apoyo
 El apoyo de una partera confiable, posiblemente conocida desde el embarazo
 Mantener el entorno donde el nacimiento tendrá lugar, íntimo, protegido, con el objeto
de favorecer la emergencia del comportamiento instintivo y mantener lejos los factores
perturbadores y/o agresivos.
Sobre todo, FAVORECER LA PRODUCCIÓN DE ENDORFINAS

CONCLUSIÓN

Hemos visto con frecuencia el dolor en el nacimiento como un elemento no deseado, pero
fundamental en el trabajo de parto fisiológico. Es, de hecho, el elemento que activa los recursos
femeninos y la fortalece, mientras que al mismo tiempo la prepara para unirse a su bebé. El dolor
es fundamental en la promoción de la salud.
Su supresión genera una cantidad considerable de complicaciones. Mayormente inhibe el poder
reactivo de la mujer, volviéndola más débil. Además, sin dolor la mujer podría perderse la
oportunidad de una importante experiencia de descubrimiento personal. La práctica

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correctamente informada debería considerar estos factores, y si no valdría la pena trabajar más
intensamente en los temas planteados arriba antes del parto, invirtiendo más en la analgesia
natural, y en consecuencia en la figura de la partera.
Seguramente, el parto fisiológico, con el dolor que implica, es sólo sostenible con el apoyo y la
guía de una partera sabia y paciente, quien realmente tiene algo de tiempo disponible para este
proceso.
Florencia, 18/10/2003

LA TRANSFORMACIÓN DEL PISO PELVIANO DURANTE EL SEGUNDO ESTADIO

La fisiología del periné

El piso pélvico está organizado en tres, o, de acuerdo con algunos, dos estratos. Estos estratos
musculares están compuestos de fibras musculares lisas y estriadas que pueden moverse
voluntariamente, como los músculos esqueléticos, o tienen una movilidad más visceral
esfinteriana e involuntaria. Probablemente, la otra función fisiológica que tiene estas
características es la respiración. Deberíamos tener siempre en mente esta doble funcionalidad.
Las mujeres frecuentemente tendemos a negar estos músculos, asumiendo que ellos harán su
trabajo a pesar de todo, justo como otros órganos llevan a cabo sus funciones en el cuerpo sin que
nosotros seamos consientes de ello. Así, ellos no son educados para moverse y ejercitarse en
forma voluntaria. Esta es probablemente la mayor razón por la que el periné es aún comúnmente
considerado una parte visceral del cuerpo. Por otro lado, el entrenamiento de los músculos del
piso pelviano con frecuencia sólo se concentra en sus funciones voluntarias, concentrándose
estrictamente en ejercicios musculares, sin tomar conciencia de los aspectos más inconscientes y
viscerales de la funcionalidad del periné. Para funcionar efectivamente, sin embargo, el periné
debe ser liberado para expresar ambas naturalezas.

TEMAS EMOCIONALES OPUESTOS (POLARES)


RELACIONADOS AL PERINÉ
APERTURA-CIERRE-CONTENCIÓN
BIENVENIDA-DEFENSA, (AUTO)CONSERVACIÓN
RECIBIR-DAR
CORAJE-MIEDO
MODERACIÓN-FURIA
PLACER-DOLOR
AUTOESTIMA-INADECUADO
PODER- IMPOTENCIA

Durante el trabajo de parto, las funciones involuntarias del periné están involucradas en la
dinámica de la expulsión del bebé, mientras que las funciones voluntarias están más relacionadas
al tono de los músculos del periné y la fuerza de expulsión.
Los tres estratos musculares del periné están conectados por las capas fasciales, que permiten el
deslizamiento de los estratos entre sí. Durante la transformación y el estiramiento del periné
durante el trabajo de parto, las fascias son responsables de la elasticidad entre los estratos y de
permitir, si no están dañadas, una total involución luego del parto.

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Sin embargo, cuando las fascias están excesivamente distendidas, o laceradas, es muy difícil que el
periné recobre funcionalidad y tono muscular. Las capas fasciales están conectadas a los
ligamentos uterinos, a los órganos internos de la pelvis menor y, a través de esta última, a todas
las otras fascias y diafragmas del cuerpo. Las lesiones en la fascia del periné, entonces, pueden
producir efectos adversos en otras funciones del útero, o en cualquier otra función del cuerpo.

Las tres capas del piso pélvico


El estrato más interno:
El tercer estrato del periné, llamado elevador del ano interno, o diafragma pélvico es el más
interno y visceral, y el primero que el bebé encuentra durante el trabajo de parto. Sus fibras
musculares son una mezcla de fibras musculares lisas (involuntarias) y estriadas (voluntarias) con
predominancia de las primeras.
Está formado por tres músculos:
 Los músculos isquiococcígeo e ileococcigeo: ellos están conectados al obturador interno.
Este último está a su vez unido a la entrada de la pelvis, formando una fascia que conecta
con el fémur y el músculo piriforme. Estos están a su vez unidos al sacro en forma de
abanico. Por estar unidos al fémur, justo bajo la articulación de la cadera, ambos,
músculos isquicoccigeo e íleococcígeo, apoyan los movimientos laterales y antero-
posteriores de la pelvis. El balanceo de la pelvis mueve y afloja así, el elevador del ano,
abriendo la entrada de la pelvis, y viceversa. La dirección del movimiento de las fibras del
elevador va del centro hacia el coxis y de la periferia hacia el centro.
 La rama púbica del músculo elevador completa la rotación del bebé durante el segundo
estadio. Este último está cubierto externamente por el estrato medio del músculo
transverso perineal profundo con el cual entra en una importante simbiosis durante las
transformaciones del trabajo de parto. La dirección del movimiento de las fibras va desde
el coxis hacia el pubis y de la periferia hacia el centro.
 La rama púbica del músculo elevador del ano, con el músculo puborectal (para algunos
separado, para otros parte del músculo elevador), envuelven el recto y la vagina, y se
anclan dentro del hueso pélvico. La dirección del movimiento de las fibras es desde atrás
hacia el pubis. Cuando están contraídas, el músculo puborectal eleva el tendón central
hacia arriba y adelante. Es también responsable del correcto ángulo de la uretra, vagina y
ano (Calais-Germain 1998).
El estado del elevador influencia a la totalidad de la persona. Sus contracciones hacen que todo el
cuerpo se contraiga, mientras que si se relaja, todo el cuerpo se relaja a su vez. Es un indicador de
nuestra relación con nosotras mismas. Una buena postura mantiene su equilibrio.
El punto reflejo del elevador es en la lengua, boca y mandíbula (los tendones del cuello). Un rostro
y boca relajados son indicadores de una pelvis abierta y receptiva. El punto reflejo del músculo
puborectal puede ser estimulado con un sonido fuerte “rrrrrrrrrrrrrrrrrr” (Kitchenham-Pec, Bopp
1997).

El estrato medio
El segundo estrato del periné, llamado diafragma urogenital, consiste del músculo transverso
perineal profundo y cubre dos tercios del piso pélvico. Su rol es restringir la salida de la pelvis,
tensándose en los lados cuando el piso pelviano recibe presión desde el abdomen. La presión
intraabdominal produce un reflejo de contracción en el músculo transverso perineal profundo. La
dirección de sus fibras musculares es horizontal, moviéndose desde la periferia al centro o del
centro a la periferia, dependiendo de si está cumpliendo funciones de apertura o contención.

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El punto reflejo del músculo transverso perineal profundo es en la espalda entre ambos omóplatos
(Kitchenham- Pec, Bopp 1997). Posturas que involucran un busto erecto cierran el transverso
perineal profundo, mientras que aquellas que involucran un busto redondo y relajado lo relajan.
Cuando una mujer en trabajo de parto arquea su cuerpo hacia atrás, cierra su salida pélvica.

El estrato superficial:
El primer estrato del periné, el más externo, está formado por:
 El músculo bulbocavernoso rodeando la vagina y ramificándose en ella hacia el clítoris.
Este músculo apoya a la uretra, cierra la vagina y contiene las glándulas de Batholino.
 El músculo isquicavernoso, ligeramente más interno, el cual contiene cuerpos eréctiles, y
tiene entonces, capacidad eréctil.
 El músculo superficial del esfínter anal. El músculo bulbocavernoso y el esfínter anal están
unidos al tendón central del periné, formando una figura de ocho, e influenciándose uno a
otro durante el movimiento.
 El músculo transverso superficial que ayuda a estabilizar el tendón central del periné, pero
es un músculo más débil.
El punto reflejo del músculo bulbocavernoso es en el medio de la frente, entre los ojos. El del ano
está en la garganta. Una frente relajada y una garganta abiertas relajan y abren estos músculos.
Cantar durante el trabajo de parto ayuda a abrir los músculos vaginales y previene desgarros.

La transformación durante el segundo estadio


Los elevadores forman un embudo. Sus fibras, de acuerdo a su naturaleza visceral, bajo la presión
de la cabeza fetal durante el período de expulsión, asumen una dirección vertical, creando
movimientos peristálticos desde el interior al exterior. Los tres estratos musculares se deslizan uno
sobre otro, elongandose mutuamente como un telescopio. Este proceso tiene lugar bajo la presión
de las primeras ansias de pujar, presentes solamente con las contracciones más fuertes y sólo en
el ápex de la contracción (Maendle et al. 1995). Las ansias de pujar, que aumentan gradualmente
en intensidad, permiten que los estratos musculares se deslicen sobre las fascias sin ser
distendidos, mientras que un pujo forzado en la primer fase del segundo estadio presenta el riesgo
de distensión y laceraciones en la fascias cuyo daño será difícil de delimitar. Las ansias de pujar
leves, de hecho, duran todo el tiempo necesario para completar la elongación del canal de parto
posterior. En esta primera fase del segundo estadio la mujer sólo sentirá la urgencia de pujar en el
ápex de las contracciones. Es usualmente, la parte más larga del segundo estadio.
La rama púbica del elevador es cortada por la episiotomía lateral. Una episiotomía precoz impide
la rotación de la cabeza por producir una retracción de la rama púbica del elevador.
El músculo transverso perineal profundo apoyando al diafragma urogenital, se retrae durante el
segundo estadio hacia el isquion y el arco púbico, causando que las paredes de la vagina se
muevan hacia atrás y hacia arriba, y permitiendo que la rama púbica del elevador se deslice hacia
adelante, de manera de poder ejercitar sus movimientos peristálticos. Al mismo tiempo, el
músculo transverso sostiene elevado el cérvix. Al sostener las paredes de la vagina hacia atrás, se
previene que sean separadas de las fascias y previene la formación de cistoceles (Benyon 1957).
De nuevo, en esta situación es necesario darle tiempo para que se retraiga lo suficiente y evitar
pujos forzados con la garganta cerrada y el rostro contraído.
La retracción del músculo transverso perineal profundo está coordinada con la elongación de los
elevadores. Cuando la cabeza del bebé toca el músculo transverso, de hecho, las actividades
peristálticas y contráctiles se intensifican, y la mujer sentirá las ansias de pujar durante toda la
contracción. Pujos inducidos o forzados tensan el músculo transverso y no le permiten una
retracción suficiente. En estas instancias, frecuentemente un reborde de tejido vaginal se forma

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enfrente de la cabeza del bebé, y algunas veces hasta es posible ver un borde del cuello. Esta es la
génesis del cistocele. Además la mujer necesita más fuerza para pujar de modo de contrarrestar la
presencia del músculo transverso interpuesto en el canal.
Una episiotomía llevada a cabo demasiado temprano puede cortar los músculos transversos antes
de su retracción y dañar el diafragma urogenital.
Cuando el canal de parto blando está completamente formado, el músculo puborectal adquiere
un rol más importante. El tono y la fuerza de este músculo son importantes para la estabilidad del
periné, para el placer sexual, y durante el trabajo de parto. Cuando el músculo está lo
suficientemente fuerte durante el trabajo de parto, participa en forma decisiva en el reflejo de
expulsión del feto. Mientras sus fibras están orientadas verticalmente, junto con los elevadores
empuja la cabeza del bebé un poco más alto (como lo hace el CTP) ayudándolo en la deflexión y
empezando a poner presión en el músculo bulbocavernoso. En este momento, es crucial que el
canal esté libre del músculo transverso perineal, totalmente retraído, para dejar espacio a la
fuerza peristáltica del elevador del ano. El músculo puborectal es un gran protector de las
laceraciones, porque con su fuerza alivia la presión de la cabeza fetal sobre el ano, forzando a la
cabeza a deflexionarse y moverse hacia arriba. Una vez que la cabeza del bebé empieza a
presionar sobre el músculo bulbocavernoso, la mujer siente una sensación de tensión y quemazón
generada por el máximo de apertura y estiramiento, junto con (recién ahora) un irresistible
instinto de pujar. Es creada en la mujer, una urgencia extrema, central; un instinto de expeler al
bebé de su cuerpo para liberarse de la tensión. El consecuente, reflejo y central pico de oxitocina,
junto con el poder de expulsión esfinteriano del periné, empuja la cabeza del bebé hacia afuera, a
veces muy rápidamente. En estos casos, el periné frecuentemente permanece intacto.
El musculo bulbocavernoso contiene las glándulas de Bartholino y tejidos eréctiles, responsables
de la lubricación de la vagina. Al cortarlos y dañarlos, las episiotomías laterales pueden causar
sequedad vaginal. Cuando el músculo bulbocavernoso es seccionado, se retrae como una banda
elástica.
El músculo transverso superficial, estabilizador del tendón central y del diafragma urogenital,
puede ser seccionado por la episiotomía lateral y medio-lateral (diagonal).
El concepto de integridad y laceraciones:
Cuando hablamos del periné, tenemos que considerar todos los factores tratados arriba. Proteger
el proceso de una correcta transformación de los estratos perineales, y facilitándolo a través de un
modelo de asistencia respetuoso de estos criterios, es parte del trabajo de proteger la integridad
de la mujer. Es, por lo tanto, totalmente posible que una mujer sin desgarros pudiera tener un
periné afectado por lesiones o disrupciones de la fascia, y estar así no intacto, mientas que una
mujer con un pequeño desgarro de las áreas blandas de la vagina puede tener un periné intacto en
su funcionalidad y en su transformación e involución.

Modelos de asistencia:
Posiciones: La posición acostada sigue siendo, desde el punto de vista de la transformación
perineal, la menos indicada (Paciornik 1982). La posición de litotomía pone al elevador del ano en
un estado de tensión anómalo, impidiendo la modulación de tensiones y tono a través del
movimiento espontáneo del sacro y las caderas. La presión de la cabeza del bebé está dirigida más
hacia el pubis que hacia el coxis, haciendo más difícil e incompleta la verticalización de las fibras y
los movimientos peristálticos.
Las piernas abiertas causan tensión en las caderas, y así en todo el sistema elevador. La pared
vaginal anterior está alargada y el músculo transverso está estirado, su retracción se hace más
difícil por el estiramiento vaginal.

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El músculo puborectal debe emplear más energía para pujar la cabeza del bebé hacia arriba,
mientras que la presión tiende a ser dirigida en la dirección opuesta, hacia el ano. La misma
separación ocurre en diámetros aumentados de la cabeza fetal y así se incrementa el estiramiento
del músculo bulbocavernoso.
En posiciones libres y espontáneas, con el tronco flexionado hacia adelante y las piernas
semicerradas, el espacio posterior está aumentado. La cabeza del bebé encuentra el elevador en
su punto más alto de anclaje, la vagina se mueve hacia adelante, volviendo la pared vaginal
anterior más corta, mientras se extiende la posterior, y facilitando la acción del músculo
transverso (Paciornik 1982). Antes de deflexionarse, la cabeza del bebé desciende completamente
hacia el borde interno del pubis, formando el canal blando y presionando con todo su volumen
sobre el músculo transverso perineal. Sólo entonces, la deflexión y la distensión de la última parte
del canal blando comienzan; acompañadas de fuertes ansias de pujar. La separación ocurre con los
diámetros más favorables, los que se dan sólo con una deflexión demorada.
El tratamiento del periné: El debate alrededor de si el periné debería ser protegido o no, finalizó
con un trabajo de investigación en 1995, analizando los resultados de laceraciones con y sin
protección perineal durante el período expulsivo.
La investigación no pudo encontrar alguna diferencia en los resultados entre los dos modelos de
atención (McCandlish R, Bowler U 1995, The Hoop Study). Esto implica que la partera puede
sentirse autorizada a asistir a la mujer en cualquier forma que sienta más familiar para ella.
No obstante, yo sugeriría el siguiente criterio:
 Cuando la transformación perineal está siguiendo su evolución fisiológica; cuando el
periné tiene buen tono, y cuando el reflejo de eyección está presente, la protección del
periné no es estrictamente necesaria, a menos que brinde alivio a la mujer. La mujer por sí
misma puede ayudar a la expulsión de la cabeza fetal con sus propias manos. Masajear el
clítoris también puede ser muy efectivo ayudando a la apertura y estimulación del reflejo
de eyección, siempre y cuando sea usado como un recurso endógeno por la misma mujer.
Lo mismo puede decirse de la apertura del punto reflejo de la garganta en un canto final.
 Por otro lado, cuando la transformación perineal está perturbada por intervenciones
médicas o por miedos y ansiedades inconscientes; cuando hay señales de tensión en los
músculos perineales; cuando el periné es débil y no puede contrarrestar la fuerte presión
de la cabeza fetal: en estos casos la mano de la partera, una compresa tibia o algo similar
pueden apoyar, mitigar y distender, facilitando el trabajo del periné.

La separación del bebé


Una expulsión activa de la cabeza fetal forzando la deflexión está decididamente no indicada para
la protección del periné. De hecho, ésta aumenta los diámetros antes de que el espacio necesario
haya sido creado (Myrfield K, et al. 1997).
El modelo de asistencia más fisiológicamente apropiado consiste en dejar emerger la cabeza fetal,
acompañada de pujos espontáneos y de movimientos perineales, respetando la sincronía de los
tiempos de propulsión y distensión.
Cuando la expulsión es asistida en la silla de parto, el riesgo de desgarros labiales y
paraclitorideales se incrementa. En esta situación, la partera puede retener el occipucio abajo
hasta que las cejas aparezcan, así enlenteciendo el proceso de deflexión.
Los signos clínicos para evaluar el estado del periné son los siguientes:
 Color del periné (rojo, rosa, blanco)
 Niveles de tensión muscular (apertura, retención, bordes blancos)
 Nivel de apertura o retención
 Flujo de mucus o sangre

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 Distensión gradual
 Deflexión gradual
 Movimientos fetales activos
 Actitud materna y expresión facial
 Color del cuero cabelludo fetal
Aun no hay evidencia que apoye la práctica de la limitación de la duración del segundo estadio
cuando la madre y el bebé están bien el trabajo de parto está progresando bien. El tiempo,
elemento crucial, debería entonces hacerse disponible.

FACTORES PREVENTIVOS DE LA INTEGRIDAD DEL PISO PELVIANO


Factores globales:
Crear motivación
Apego prenatal
Sexualidad
Auto concepto y auto estima

Factores corporales específicos:


Masaje perineal durante el embarazo (Con aceite o extractos de Vitamina E)
Presión digital en la vagina (realizada por la mujer o su pareja)-relajación y apertura ante la
presión
Ejercicios del piso pélvico para un buen tono muscular
Baños de asiento de tilo/lima

Factores durante el parto:


Un ambiente íntimo y sereno
Respetar los tiempos de trabajo y separación
Permitir que la mujer elija espontáneamente sus posiciones
Manejar el stress
Activa participación de la mujer en la progresión del parto
Fomentos tibios
Distensión gradual y lenta de los músculos perineales
Pujos espontáneos en exhalación, sólo cuando la mujer siente las ganas, con la boca relajada
Sin visitas internas, no estirar el periné
Mantener la cabeza del bebé flexionada hasta que aparezcan las cejas (para prevenir desgarros de
los labios)
Sostener el periné para la salida del hombro posterior.

Hechos de investigación:

Ejercicios para mejorar el tono perineal: El tono perineal está condicionado por factores que
vienen actuando desde antes del embarazo y antes y después del parto. Los ejercicios perineales
juegan un importante rol en la prevención de episiotomías y desgarros de tercer y cuarto grado.
Ellos no parecen, sin embargo, tener influencia en desgarros de primer y segundo grado. Cuando
las mujeres presentan tales desgarros, de hecho, parecen tener una tendencia a tener menos
tono perineal y una mala alimentación (Shipman M.et.al 1996, Morison 2000).

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El masaje perineal durante el embarazo: Ha habido alguna investigación acerca del masaje
perineal, pero pocas con ejemplos lo suficientemente significativos para producir evidencia
efectiva. Hay alguna evidencia, sin embargo, de que el masaje perineal practicado desde seis
semanas previas al parto, cuatro veces por semana por diez minutos, es una forma efectiva de
prevención de desgarros de primer y segundo grado, episiotomías y partos operatorios. Mujeres
de más de 30 años de edad y primíparas parece ser más probable que obtengan beneficio de los
masajes, mientras que lo opuesto es verdadero para mujeres que ya han tenido un parto vaginal
en el pasado (Labrecque M, Eason E, Marcoux S.1999, Johanson R 2000).

Factores de riesgo para lesiones perineales: Todos los siguientes procedimientos facilitan las
laceraciones de tercer y cuarto grado: una expulsión activa; un segundo estadio acortado;
episiotomía; la aplicación de fórceps o vacuum; el peso del bebé; analgesia epidural; el uso de
oxitocina; un parto vaginal operativo; macrosomía fetal y maniobra de Kristeller (apretar el útero)
(Klein MC, Janssen PA, 1998). Además, hay evidencia del impacto de factores previos al embarazo,
como el ejercicio, la nutrición, la autoestima, la sexualidad y otros.
Los factores de riesgo para desgarros de primer y segundo grado son diferentes de aquellos para
desgarros de tercer y cuarto grado. Algunos estudios demostraron una mayor ocurrencia de
desgarros cuando se usaron lubricantes (Albers LL., Anderson D., Cragin L., 1996), donde el
diámetro cefálico estaba alargado a pesar de la maniobra de Ritgen (deflexión forzada), y donde se
puso creciente presión sobre el periné a través de presión opuesta (Myrfield K, Brook C, Creedy D,
1997).

Factores preventivos de lesiones perineales: El masaje perineal (Johanssen 2000); las posiciones
espontáneas; la expulsión lenta de la cabeza fetal; fomentos tibios; lubricantes, presión opuesta
moderada, ejercicios perineales; asistencia en el segundo estadio, uso prudente de la episiotomía
y un parto vaginal activo (Connolly 1999). Alimentación y ejercicio; mantenimiento de la actividad
y posiciones verticales durante el trabajo de parto (Morison 2000).

El rol de la partera: Las parteras deberían estar consientes de que no todos los procedimientos son
aplicables a todos: deberían evaluar cada situación individualmente (Hartly 1999).

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LACTANCIA, AGUA Y SEXUALIDAD:

El elemento agua en los años de la lactancia.

La lactancia y la sexualidad pertenecen a la dimensión del elemento agua, y como tales


constituyen la continuación natural del embarazo.
La sexualidad, como la lactancia, el embarazo y el parto, está regulada por el cerebro primitivo, y
está muy influenciada por el sistema nervioso autónomo (sistemas simpático y parasimpático), así
como también por las emociones. Todas las funciones de los sistema mencionados arriba son
instintivas. Las condiciones ambientales necesarias para ser capaz de amamantar son muy
similares a aquellas necesarias para dar a luz o hacer el amor: intimidad, sentirse protegida,
concentración, apoyo afectivo, amor, sensualidad, sexualidad. Cuando estas condiciones no se
encuentran, ambas actividades, dar a luz y amamantar se vuelven más difíciles.

El elemento agua:

El elemento agua es un arquetipo, un símbolo. El lenguaje simbólico es una herramienta útil para
las parteras, ya que es el lenguaje del bebé en el útero y del recién nacido; así como también el de
la mujer embarazada, particularmente durante el parto, cuando el imaginativo hemisferio derecho
del cerebro predomina. El lenguaje simbólico permite a la mujer sintetizar sus impresiones no
verbales y sus intuiciones.
El elemento agua representa una sabiduría antigua y compleja en su propia esencia. Sexualidad,
feminidad, lazos y emociones, especialmente las inconscientes, pertenecen a este elemento; así
como la intuición, los instintos y la sanación. Siendo un símbolo, el elemento agua actúa
energéticamente sobre el ser humano. El elemento agua sin embargo, también tiene un aspecto
más material, siendo el origen y la esencia de cada forma de vida. Gobierna la sexualidad y todo el
ciclo reproductivo, desde la concepción hasta la lactancia.
El agua es húmeda, mojada, hecha de líquidos como la sexualidad, como la lactancia. Como el
agua, la femineidad es profunda, sus corrientes no son siempre detectables desde la superficie. El
mundo submarino es fascinante, lleno de mitos y sorpresas. Como el agua, la femineidad es
extremadamente adaptable, pasiva y receptiva: recibe todo, incluyendo descargas y toxinas.
Siempre fluye hacia abajo. Sin nada que la contenga, solo se dispersa. Trae vida y fertilidad, y
desde el comienzo de los tiempos es un vehículo de comunicación e intercambios, tanto
materiales como no. Es con frecuencia impredecible, ilógica, algunas veces se estanca, mientras
que otras explota de repente en todo su poder en una cascada o en una fuerte ola. Puede
inundarlo todo, arrastrando cosas a su paso, o puede fluir quieta y suavemente, rodeando
obstáculos en su camino.
Al elemento agua pertenecen las emociones profundas, las que en su fluir momentáneamente
aparecen en la superficie, solo para después desaparecer bajo el suelo de nuevo, de acuerdo a sus
leyes impredecibles e indefinibles. Están escondidas en unos momentos y dominantes en otros.
Los sentimientos característicos del elemento agua son el altruismo, el abandono, la dependencia,
la culpa, el apego, la compasión, el compartir y el cuidar.
Justo como el agua crece y se expande para encontrarse con el mar, el deseo sexual es generado
por la voluntad de expandir y buscar la unión con la pareja. Las aguas de la sexualidad crean
movimiento, generando y criando vida y vitalidad.
Para cada elemento (por ej. Agua, tierra, fuego, aire) hay puntos sensibles en el cuerpo
organizados en polos positivos, negativos y neutros. La activación de energías vinculadas a un
elemento específico puede ser obtenida estimulando los puntos sensibles correspondientes. El

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centro físico del elemento agua en la mujer está en la pelvis (polo neutral); el polo positivo está en
las mamas y en los omóplatos, el negativo en los tobillos. Entre los órganos más influenciados por
el elemento agua se encuentran el corazón, la vejiga, los órganos reproductivos y genitales, todas
las glándulas del cuerpo, el sistema endocrino, el líquido amniótico, el sistema inmune, el sistema
linfático, la mucosa, el plasma, el líquido cefalorraquídeo y todos los fluidos corporales (Sills 1989).
La estimulación del elemento agua a través del trabajo en los puntos sensibles puede mejorar las
funciones de estos órganos y sistemas. Los aspectos físicos del agua están regulados por sus
aspectos simbólicos. Las perturbaciones en estos órganos o áreas usualmente se corresponden
con perturbaciones en la dimensión simbólica del elemento agua, representada por las emociones.

El agua en el viaje a la maternidad:

El elemento agua, durante el embarazo, el parto y la lactancia está representado por el embrión,
el líquido amniótico, los fluidos corporales, el endometrio, la mucosa, la mama, así como también
por las hormonas. Su vector más importante es el grupo de estrógenos regulando los fluidos
corporales y las glándulas durante el embarazo y el parto.
Durante el parto, una “inundación hormonal” trae a la mujer al período sensible y a un estado
similar al éxtasis.
Las endorfinas, cuyos niveles están altos a lo largo de todo el embarazo, son las hormonas de la
unión y la dependencia, y permiten a la mujer reconocer la experiencia de dar a luz como
gratificante, haciéndola desear que se repita. Después del parto, los estrógenos son reemplazados
mayormente por la prolactina. La prolactina, estimulada por la oxitocina y por el contacto, provoca
en las mujeres, pero también en los hombres, una reducción de la agresividad, junto con
sentimientos de ternura y protección. Incita a los padres a cuidar del recién llegado a través del
instinto de anidación, provocando la necesidad de un espacio protegido para uno mismo y para la
descendencia.
Estas hormonas también inducen en la mujer elevadas certezas emocionales y una mejorada
habilidad para la comunicación no verbal, así como incrementos en la actividad sensorial y la
intuición, todas actitudes funcionales a la comunicación con su bebé.
Podría la real atracción de las mujeres hacia el parto acuático deberse a estos factores, a la
necesidad de “agua”?

Una definición global de la sexualidad y de sus funciones de crianza y propulsión; energías


masculinas y femeninas:

Aspectos físicos de la sexualidad:


De acuerdo con Wilhelm Reich (Reich 1942), la energía sexual es biológica, común a todas las
especies vivientes y emparentada con las energías cósmicas. La percepción de energía sexual en
diferentes partes del cuerpo está dada en parte por el flujo de líquidos en esa área, parcialmente
por bio-electricidad. La bio-electricidad está creada entre los líquidos y las membranas que los
rodean, y está incrementada por la fricción.
Las dinámicas sexuales, desde un punto de vista fisiológico, están constituidas por:

 Tensiones mecánicas debidas al flujo de líquidos;


 Cargas eléctricas debidas a la fricción,
 Descargas eléctricas a través de contracciones musculares involuntarias;
 Distensión mecánica a través de la descarga y reflujo de líquidos, los que brindan placer
sexual

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La habilidad orgiástica es la habilidad de abandonarse a uno mismo al flujo de las energías
biológicas, y de descargar la tensión acumulada a través de contracciones musculares
involuntarias y placenteras. La última habilidad es la más importante en el discurso del poder
orgiástico, y representa la distensión involuntaria (autonómica).
La capacidad de involucrar y concentrar toda la afección apropiada y los sentimientos amorosos en
la experiencia orgiástica es también, a pesar de algunas contradicciones, un factor crucial en el
poder orgiástico.
Reich habla de “bloqueo sexual” como una fuente de neurosis (Reich 1942). Sería interesante ver
algún trabajo que investigue los lazos entre los “bloqueos sexuales” como son descriptos por Reich
(1942), y la insurgencia de la depresión post natal. Podría ser discutido que el embarazo comporta
un tipo de tensión creciente similar a la tensión sexual, el que necesita ser descargado a través de
un parto fisiológico y del amamantamiento.
Tratemos de aplicar la teoría orgiástica a la lactancia: primero que todo, el pecho se llena de
liquido, creando una fuerte tensión eléctrica (representada por un aumento de la temperatura
corporal y “alfileres y agujas”); subsecuentemente, el bebé empieza a succionar el pezón erecto,
causando fricción. Estimulada por los movimientos de la succión, la oxitocina (la hormona sexual),
produce contracciones involuntarias en los conductos, causando que el pecho se vacíe de los
líquidos, con gran alivio y placer para la madre. El proceso entero está sostenido por los
sentimientos amorosos de la madre hacia el bebé. El amamantamiento está seguido de distensión
y gratificación de ambos, la madre y el bebé.
Como podemos ver, las dinámicas del amamantamiento nos recuerdan muy estrechamente
aquellas descriptas por Reich cuando argumentaba el poder orgiástico.
Además vale la pena pasar un poco más de tiempo reflexionando en el concepto de bloqueo de
Reich: podría la falta de amamantamiento llevar a la mujer a la neurosis?

El bebé y la energía sexual:


Desde un punto de vista filogenético, la energía sexual es la energía vital por excelencia: está al
mismo tiempo agresivamente orientada hacia la vida (energía masculina) y es receptiva y de
crianza, apoya la vida (energía femenina). Está regulada por el hipotálamo, y fuertemente ligada a
otros instintos de supervivencia como el hambre, la sed y el sueño (Bottaccioli 1995).
Regula y es regulada por hormonas, por el sistema nervioso autónomo y por las emociones
inconcientes. Es la energía primaria involucrada en la concepción. El bebé es generado y nutrido
por ella durante el embarazo, y barrido y expulsado por ella durante el parto, cuando él se
convierte en parte de una enormemente amplificada experiencia orgiástica. Él continúa siendo
nutrido por esta energía sexual en el período posterior al parto y más allá, hasta que alcanza
alguna clase de estabilidad física y psicológica.
La sexualidad en sí misma es neutral. Sin embargo, como todas las cosas vivientes, sus dinámicas
están activadas entre dos polos opuestos, los cuales podrían ser definidos como masculino y
femenino. La polaridad masculina es más agresiva, propulsiva, evolutiva, mientras que la polaridad
femenina es más sobre la contención, la bienvenida, la crianza y la expansión. Las dinámicas
sexuales de los individuos y las parejas constantemente se mueven entre estas polaridades.

La sexualidad en las diferentes fases del viaje hacia la maternidad:


El embarazo es, de acuerdo con Kitzinger (1983), un juego previo (sexual) que dura nueve meses.
Este argumento es también sostenible desde el punto de vista de Reich. La acumulación de
líquidos y el incremento de la producción hormonal durante el embarazo, es constante como lo es
la estimulación de los órganos reproductivos y genitales.

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El foco de atención de la mujer durante el embarazo y el trabajo de parto está en la pelvis. La
tensión física y emocional crece gradualmente durante el embarazo, y para el final del período, la
mujer está llena de deseo de descargarlo. Mientras que la descarga de la tensión y la experiencia
orgiástica son experimentadas en el trabajo de parto durante el período de eyección, después del
parto se experimentan en la lactancia. El foco se mueve de la pelvis al pecho.

En el embarazo:
Dentro del ritmo del viaje a la maternidad, cada fase tiene un ritmo orgiástico de carga-tensión-
descarga, con la excepción del embarazo. Entonces, la sexualidad de la pareja es el canal a través
del cual la tensión es descargada. Al mismo tiempo, la sexualidad favorece el embarazo en varias
formas: picos de testosterona masculina, presente cuando hay sincronía sexual y relacional en la
pareja, favorece en la mujer el incremento de estrógenos (similares al elemento agua) y
progesterona (similar a elementos más terrenales). Así, la energía sexual masculina apoya el
proceso de crecimiento del bebé.
Al mismo tiempo, las prostaglandinas en el líquido seminal ablandan el cérvix, aún induciendo el
trabajo de parto, siempre y cuando todas las otras condiciones fisiológicas para que comience
estén presentes (Davis 2000). En esta forma, la energía sexual masculina ayuda a abrir la puerta
para el bebé que viene al mundo.

Durante el parto:
Durante el parto, la tensión sexual se incrementa constantemente gracias a la estimulación del
dolor. Cuando la carga sexual (o tensión) alcanza su pico, al final del primer estadio, el proceso de
descarga comienza, caracterizado por contracciones involuntarias en todo el cuerpo, que
finalmente se concentran en los músculos vaginales y culminan con la poderosa eyección del feto,
durante la cual el bebé se transforma de factor activador de tensión a objeto de la descarga
orgiástica del nacimiento.
El reflujo de todas las energías concentradas en la pelvis hacia el resto del cuerpo provoca una
sensación de gratificación. La tensión se transforma en alivio, gratitud y ternura hacia el bebé.
A pesar de que el proceso de nacimiento pertenece a la sexualidad femenina, el compañero de la
mujer puede igualmente participar, siempre y cuando él siga emocionalmente el ritmo del parto.
Cuando el compañero está dentro del campo visual de la mujer en el momento del parto, los
sentimientos de intenso amor de la madre hacia el bebé son extendidos a él, haciéndola
enamorarse nuevamente y consolidando la tríada familiar.

Después del parto:


La distensión, sin embargo, no dura mucho, y pronto comienza la danza del apego: ahora es el
turno del bebé de ponerse tenso, mientras agudiza sus sentidos, mejorados por la adrenalina fetal.
El bebé comienza buscando el pecho, reptando hacia él, explorándolo, lamiéndolo y oliéndolo,
finalmente, él decididamente se aferra al pezón. El cuerpo materno le da la bienvenida con
gratificación. La primera mamada sienta las bases para todo el futuro de la lactancia: activa el eje:
glándula mamaria-hipófisis, a través del cual, el cuerpo de la mujer será inundado de oxitocina, la
hormona del amor, que a su vez provoca la producción de leche y contrae el útero, a cada señal
del bebé indicando la necesidad de amamantar
El bebé, una vez que está lleno de leche y endorfinas, libera la tensión acumulada mientras estaba
hambriento buscando el pecho, y descarga la energía biológica a través de la succión y
contracciones placenteras (estremecimientos) de su pequeño cuerpo. Esto es el poder orgiástico.
La lactancia induce fenómenos en el cuerpo maternal que recuerdan la excitación sexual: los senos
están turgentes, la temperatura corporal se eleva, con la oxitocina produciendo olas de calor, los

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pezones están eréctiles, la piel es muy sensible al tacto; incluso las hormonas son las mismas que
en el acto sexual. La prolactina dirige toda la apertura y los sentimientos de la madre hacia el
bebé. Ella se siente llena de su bebé, su cuerpo se ha estirado para encontrarse con él.

Y sobre la pareja?

La sexualidad de la pareja durante el viaje a la maternidad:


No es fácil comentar a la pareja luego del parto. Esta área no ha sido aún investigada en
profundidad, pero tampoco ha sido completamente entendida. Este tema es abordado de forma
muy diferente en varias organizaciones sociales alrededor del mundo. En las sociedades
poligamas, por ejemplo, las mujeres lactantes no duermen con sus maridos hasta que el bebé es
destetado (Odent 1992); mientras que en nuestra moderna y monogamica sociedad existe la
tendencia al destete temprano, o incluso a no amamantar a los bebés, presumiblemente para que
el marido pueda retomar su monopolio sobre su esposa lo más pronto posible.
En otras culturas como los maoríes, la mujer y el bebé permanecen aislados de la comunidad por
dos o tres años (Rangimarie 1999).
Estas diferentes costumbres parecen indicar una creencia común: la lactancia y la sexualidad no
van juntos. La literatura normalmente enfoca las dificultades para las mujeres para acercarse a la
sexualidad nuevamente varios meses después del parto. Existe poca o ninguna literatura sobre las
experiencias positivas que vinculan la sexualidad de la pareja con el período de simbiosis con el
bebé. Seguramente, sin embargo, el debate sobre las familias nucleares creadas por hombres,
mujeres y niños es real y requiere de alguna reflexión.
Asociar la maternidad con la sexualidad significa examinar muchos tabúes, tales como, la
inhibición sexual en presencia del bebé y la visión separada de la mujer en sus roles como madre
y/o pareja, con fantasías relativamente incestuosas. Tenemos, sin embargo, que considerar la
modalidad del nacimiento. Un parto donde las hormonas no tienen permitido cumplir un rol
fundamental, partos operatorios y traumáticos, la epidural, reprimen la sexualidad, tanto en deseo
como en respuestas a avances sexuales, mientras que el parto natural la mejora. Además la
maternidad puede traer a la luz aspectos difíciles de la relación.
El elemento agua puede proveernos de una interpretación con el objetivo de entender mejor estas
cuestiones. La carencia de agua vuelve a la sexualidad “seca”.

Un viaje ideal:
Tratemos de diseñar un viaje ideal para una pareja que está a punto de convertirse en familia:
El embarazo de repente “llena” a la mujer. Toda su atención, sus emociones, sus sensaciones,
están absorbidas por su embarazo. Ella está llena con la presencia de otro ser dentro de ella. Se
vuelve más introvertida, abriéndose a sí misma hacia su mundo interior. Ella se mueve hasta la
extrema polaridad de su ser femenino. Desde un cierto punto de vista, así, ella se vuelve
inalcanzable, y tal vez un poco enajenada del hombre. Depende de la mujer mantener la relación
abierta para el hombre, con el objeto de permitirle participar del embarazo, de su transformación
y del desarrollo de su bebé.
Depende del hombre, por otro lado, modificar su manera de acercarse a la mujer de una activa a
una más sensible y de escucha. La sexualidad cambia para la mujer embarazada, de acuerdo a los
cambios en su cuerpo y sus hormonas. Los ritmos biológicos del embarazo hacen que la mujer
vaya hacia arriba y hacia abajo, buscando proximidad o distancia en períodos cortos de tiempo.
Esta variabilidad puede ser vista como un juego para la pareja, que puede tomarlo como una
chance de explorar nuevos territorios en la relación.

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Lentamente, conforme avanzan los meses, el bebé se vuelve más y más real. La incrementada
conciencia de la presencia del bebé hace a la pareja aún más sensible, dispuesta al amor,
escuchando y haciendo la experiencia sexual placentera para los dos. Ellos saben que están
nutriendo al bebé con energía vital. El hombre sabe que lo está alimentando con su energía
masculina, de la cual el bebé esta mitad formado.
Mientras la mujer nutre al bebé con su cuerpo y alma, el padre aprende a nutrir a la mujer con
amor, atención, tacto y energía sexual, para que ella se los pueda pasar al bebé. Cuando la pareja,
junto con la mujer, participa activamente del trabajo de parto y parto, él está involucrado
emocionalmente en el ritmo del trabajo. Él sabe por las experiencias sexuales de la pareja cómo
ayudar a su mujer a abrirse; él sabe como reasegurar al bebé en el vientre y él entiende el proceso
de tensión creciente durante el parto. El sabe de su experiencia sexual que la tensión será
eventualmente liberada, conduciendo a la satisfacción. Él participa, con su elemento agua
(emociones, memorias arcaicas), del incremento de la tensión; él tendrá sin embargo, más
problemas para descargarla luego del parto, porque él no expulsa al bebé por él mismo. Él será
capaz de darle la bienvenida a su bebé, sabiendo que ya está integrado a las dinámicas de la
pareja. Si el parto ha sido espontáneo y libre de trauma, vivido como parte de la sexualidad de la
pareja, la pareja con frecuencia comenzará a tener encuentros sexuales nuevamente días después
del parto, experimentando de hecho una mayor intensidad y profundidad en el acto. Durante el
amamantamiento, el bebé ya no representa al invasor, al usurpador, al extraño.
Con frecuencia los hombres, después de que el parto ha hecho del bebe un ser definitivamente
real, y después de que la simbiosis madre-bebé ha sido recreada, sienten que se encuentran en
una posición no definida. En el caso de un embarazo donde las experiencias son compartidas por
la pareja, sin embargo, el bebé está integrado a la pareja dentro de la simbiosis maternal. La mujer
puede elegir dejar un canal afectivo comunicativo abierto al hombre, asi como Jeannine Parvati
(1998) dice, “amamantarlo” también a él (simbolica y materialmente). La sexualidad se convierte
entonces en alimentación recíproca.
La energía sexual fluye como el agua, o la leche. El bebé durmiendo en la cama, o unido al pecho,
ya no representa un obstáculo para la unión sexual de la pareja. La lucha para encontrar un lugar
libre del bebé se vuelve superflua.

Situación de la vida real:


Desafortunadamente, la vida real es con frecuencia muy distinta de este escenario ideal. No hay
educación ni preparación para estas modalidades de nacimiento. No hay modelos. En mi trabajo,
he recopilado, sin embargo, muchos relatos de experiencias similares:
“Lisa siempre se despertaba cuando mi marido y yo queríamos hacer el amor. Entonces yo la ponía
junto a mí y le ofrecía el pecho, ella se quedaba allí quieta mientras mi marido y yo hacíamos el
amor. Era una buena sensación para mí. Yo pensaba-somos una familia. Era posible para mí
compartir mis emociones con ambos, a pesar de que mis sentimientos para con mi marido y mi
hija son tan diferentes.” (Maria)
También he escuchado historias muy diferentes, como la de Melinda:
“Yo estaba llena del bebé. Me llenaba completamente. Cuando mi marido, me requería, yo sentía
que mi cuerpo era una tijera: una parte se tendía hacia el bebe, la otra hacia mi marido. Me perdí
su entendimiento y su protección. De esta manera las tijeras se abrían más y más, hasta que se
rompieron.” (Melinda).
La mujer como madre tiene dificultades para lidiar con la separación de los roles. Su identidad
incluye al bebé. Ella no puede ser separada de él. Ella es el bebé también. Ella quiere ser tomada y
amada como un todo.

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Situaciones de la vida real: relatos de hombres y mujeres

En las situaciones de la vida real, hay siempre una tendencia en la pareja a “volver a la
normalidad” tan pronto como sea posible, volver a las viejas actividades y ritmos. En este intento,
sin embargo, la pareja se enfrenta con las dificultades de la nueva situación, las mayores
responsabilidades, el cambio de roles dentro de la familia y en la relación, y con la presencia
concreta del bebé. Además, la mujer puede experimentar pérdidas momentáneas de su identidad
física y psicológica, así como también la pérdida de la referencias eróticas previas y el final de las
proyecciones maternales en el compañero. Si la pareja no enfrenta estas dificultades, la mujer
fácilmente se sentirá:
Atrapada
Incompetente
No comprendida
Llena de culpa
Incapaz de comunicarse con su distress
Poco atractiva
Expuesta
Tentada a enfocar su atención hacia el bebé

El hombre a su vez podría sentirse:


Rechazado, excluído
Celoso
Perdido
Inadecuado
Tentado a reaccionar con silencio o ira

La pareja entonces retrocede a sus roles tradicionales, con resentimiento y retracción recíprocos.
Las expectativas de ambos permanecen sin cumplirse (Dix, 1986).
Una de dos parejas discute con frecuencia después del parto; una de cinco parejas experimenta
serias dificultades luego del parto de su hijo; el 30% de las parejas se separan luego del nacimiento
y la frecuencia de los encuentros sexuales cae un 40%. (Gallup Institut, Alemania 2004).
Las relaciones que ya eran bastante rígidas antes del embarazo con frecuencia se rompen bajo el
peso del cambio.
Las parejas que experimentan relaciones más flexibles con frecuencia se las arreglan para
enfrentar la crisis, encontrando siempre formas de adaptarse y madurar.
Las parejas que se aman profundamente, experimentan una fortificación de su unión durante el
parto y el período sensible, encontrando más sencillo adaptarse a la nueva tríada, la que, al final,
implica simplemente un aún mayor nivel de apertura emocional.

Factores que influencian la calidad de la relación sexual:


Consideremos ahora algunos elementos que afectan la calidad del elemento agua en el parto, una
vez más concebido como la sexualidad de la mujer y de la pareja, la lactancia y el apego.
El periné:
Las suturas o la episiotomía no inhiben ni perturban el encuentro sexual luego del parto tanto
como, las experiencias vividas alrededor del periné durante el embarazo y el trabajo de parto. En
mi experiencia está probado por los hechos, que las mujeres que tuvieron cesárea tienen
problemas similares en esta área tanto como las mujeres que tuvieron un parto vaginal.

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El periné es un órgano muy sensible, en parte inconsciente y visceral. Es el órgano de la auto
conservación y defensa y de la recepción y la reproducción. Es extremadamente sensible y
vulnerable a las agresiones. Si la mujer ya ha experimentado agresiones o abusos (más o menos
significativos) en su periné, las vistas vaginales y el trabajo de parto con frecuencia reforzarán
estas impresiones negativas, causando que la mujer se cierre en defensa propia.
Si el parto está caracterizado por la apertura y el poder orgiástico, su periné permanecerá abierto
y receptivo. En mi experiencia, he visto mujeres que tuvieron episiotomías y laceraciones retomar
los encuentros sexuales con sus parejas, sólo unos pocos días luego del parto, y mujeres con un
periné indemne experimentar dificultades e incluso dolor.
Es una cuestión de agua.

Dormir con el bebé:


El bebé durmiendo en la cama inhibe o favorece la sexualidad? El escenario donde el bebé, puesto
a dormir en su cuna, puntualmente se despierta en los raros momentos en que los padres pueden
tener algo de intimidad, es muy común.
Esto para muchas parejas elimina la posibilidad de un encuentro sexual. Todo lo que el bebé pide,
sin embargo, es no ser excluido de una experiencia placentera, la cual, él probablemente ya
compartió con sus padres, desde su primera chispa de vida.
Entonces, es traumático para el bebé asistir al encuentro sexual de los padres? La psicología
tradicional advierte a los padres contra ello. En mi experiencia profesional, parece depender más
de cómo los padres viven la sexualidad. Ciertamente, si no es placentero o es traumático para uno
de ellos, también lo será para el bebé. Cuando la sexualidad es juego, placer, alimento mutuo, sin
embargo, toma el mismo valor para el niño. El bebé no percibe el valor social de lo que está
ocurriendo, sólo las sensaciones alrededor del acto, sus “hormonas”, la calidad de la energía
acuática.

La sexualidad y la salud del bebé:


La sexualidad de los padres puede contribuir a la salud psicofísica del bebé. Un padre de cuatro,
que conocí, quien disfrutaba de excelentes relaciones sexuales con su esposa, y que siempre tenía
uno u otro niño en la cama marital, me dijo un día “Ellos crecen más felices de esta manera”. Es
importante entender que el deseo principal de los niños jóvenes es ver a sus padres unidos,
celebrando su amor. Es la base sobre la que construirán la salud y la felicidad.
Desde un punto de vista elemental, la sexualidad es el agua que irriga la planta-bebé, el fuego que
lo estimula y le da luz, fuerza y calor, la tierra que lo enraíza a través del tacto y el contacto físico, y
el aire que le brinda placer y alegría.

La sexualidad y la fisiología de la lactancia:


El elemento agua está representado en la fisiología de la lactancia mayormente por la prolactina.
La oxitocina, que “mueve las aguas” y estimula sentimientos amorosos, pertenece al elemento
fuego.
La prolactina estimula la producción de leche y tiene un rol importante en el metabolismo, tanto
de la madre como del bebé. La producción de prolactina es provocada principalmente a través del
tacto, ya sea con la pareja o con el bebé. La sexualidad de la pareja incrementa los niveles de
ambas, prolactina y oxitocina.
En los viejos tiempos, el marido tradicionalmente estimulaba la primer producción de leche
succionando el pecho por él mismo. Realmente, el compañero masculino tiene el poder y la
habilidad endógena de ayudar a la bajada de leche para su bebé. Las mujeres alimentadas por sus
parejas a través de la sexualidad serán capaces de nutrir a sus bebés mejor.

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Equidad de roles y cuidado del bebé compartido:
En el contexto de la familia nuclear, donde, especialmente en el período después del parto, la
mujer pierde todo el apoyo femenino que habría tenido en una familia extendida, esto es crucial y
en cierta forma muy automático, tanto que el hombre debería tomar alguno de los roles
tradicionalmente femeninos de apoyo y ayuda.
Desde que el hombre, sin embargo, también tiene que absorber su otra función de “ganador del
pan”, saliendo a trabajar la mayor parte del día, el apoyo que él puede ofrecer permanece
bastante limitado. En esta situación, la mujer puede sentirse con frecuencia sola, sobrecargada y
exasperada por su excesiva exclusiva relación con el recién nacido.
Observemos esta situación desde el punto de vista de la sexualidad. La tensión sexual fluye entre
las polaridades masculina y femenina. El cuidado compartido de los niños y los roles sociales
compartidos reducen esta polaridad hasta casi la nada. Cuando la polaridad está altamente
reducida, lo mismo sucede con la tensión sexual y la atracción.
Con el objetivo de mantener algo de tensión sexual en la pareja, el hombre necesita que se le de
lugar para encontrar su polaridad masculina de nuevo, dedicándole tiempo a las actividades
tradicionales masculinas. Esto reducirá la cantidad de tiempo que el hombre le dedique al cuidado
del bebé, pero mejorará la sexualidad.
Rise observó (1993) que “los padres de hoy necesitan recuperar las bases afectivas y emocionales
de lo que significa ser hombre, expresado en los principios de falicidad, expansión y producción (el
dar). Los hombres que saben usar estos recursos pueden volverse individuos generosos, no sólo
sexualmente, pero emocionalmente también. De esta forma ellos serán capaces de construir un
tipo diferente de masculinidad, la que los capacitará a participar más activamente en un verdadera
relación de amor”.

La medicalización y la escases de agua:


Si la sexualidad pertenece al elemento agua, podemos deducir que una carencia de agua crea
problemas en la sexualidad, como en la lactancia.
Dónde está la carencia de agua? Carece en la medicalización del parto que hace todo estéril y
seco, bloqueando el flujo de hormonas. Escasea en los ambientes sanitarios fríos y asépticos, en el
control de las emociones, en la limitación de movimientos del cuerpo y de las expresiones vocales.
También, escasea en las inhibiciones impuestas a la mujer a través del parto medicalizado, en los
entornos sociales en los que parece que ella necesita racionalizar todo, en la insistencia de
“permanecer secos” (por ej usando una copa para pechos), en la imposición de reglas y horarios al
recién nacido.
La carencia de agua también está expresada en los horarios laborales rígidos, especialmente para
los hombres, en la carencia de cuidado y apoyo para la madre, y en la carencia de contacto social.
Finalmente, el elemento agua no es tomando en consideración en las técnicas de lactancia ni en
los consejos racionales dados por el personal. En todas estas prácticas nada fluye.

Dificultades físicas, sociales y emocionales en la lactancia:


Dificultades físicas:
Congestión mamaria: Las congestiones ocurren cuando la leche deja de fluir y la oxitocina es
escasa. El río se detiene, se estanca.
Si observamos el estado del elemento agua en el entorno de la mujer, tendremos una clave de las
causas de la congestión. Cómo está la relación de la mujer con su bebé? Con su familia? Con su
pareja? Con alguno de los profesionales involucrados? Con la sociedad? Con ella misma? Es ella
libre de expresar sus emociones? Está el ambiente externo estimulando excesivamente su cerebro
cortical racional?

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Escasa leche: el río se seca. Qué está bloqueando la producción de leche? Que está evitando que la
fuente fluya? Como está la alimentación de la mujer (de líquidos y sólidos)? Está recibiendo
suficiente cuidado y atención? Suficiente afecto y sexo? Cuáles son los factores estresantes que
podrían inhibir las funciones del cerebro arcaico y sus instintos?

Pezones lastimados: En el caso de los pezones lastimados, el pezón duele y tiene heridas abiertas.
Sufre una “agresión” del bebé. En el período posterior al parto, el pezón representa el mayor
territorio materno, similar al endometrio durante los primeros tres meses del embarazo. Un
territorio materno húmedo y fértil se abre fácilmente a la penetración del bebé. Uno árido, menos
húmedo puede romperse fácilmente. Las relaciones de la mujer con su propia femineidad y sus
ancestros femeninos y, consecuentemente con su sexualidad, son cruciales en esta cuestión. El
contacto del bebé con el pezón es uno de los más cercanos e íntimos; es sexual. Algunas veces las
mujeres necesitan poner una barrera inicial entre ellos y el bebé, en la forma de un escudo de
silicona, hasta que las aguas de la lactancia hayan nutrido su territorio femenino lo suficiente
como para que se sientan confiadas de compartir esa intimidad con su bebé.

Dificultades sociales:
El elemento agua no es tomado en consideración en nuestra sociedad, tampoco está valorado.
“Cuando veo madres amamantando niños un poco más grandes, de más de un año, lo encuentro
gracioso, como si fuera inmoral. Cuando vi a Beatrice con su hijo de tres años, que todavía
amamantaba con frecuencia, pensé- no está bien que estos dos todavía estén disfrutando el uno
del otro en público!-pero no dije nada” (Anna, D&D Issue Nº22, Sept 1998).
La polaridad femenina, cuando encuentra su lugar simbólico en el hemisferio derecho del cerebro,
está totalmente devaluada en nuestra sociedad. La intuición, el instinto y la sexualidad son tabúes.
Nosotros no nos sentimos con permiso de disfrutarlos abiertamente. Más que nada, ellos son
percibidos como si no tuvieran nada que ver con los niños, o son percibidos como peligrosos. El
crecimiento de los niños es dominio de la ciencia: de los pediatras, educadores, maestros, incluso
psicólogos.
Los padres con frecuencia se construyen como no razonables, especialmente las madres. Ellas son
vistas como quienes “malcrían” a sus hijos. Muchas mujeres viven en una constante lucha entre las
razones de la sociedad y lo que su instinto les dice que es correcto. Entre el aire y el agua, mente e
intuición. Con estas premisas, cómo podemos esperar que una mujer amamante?

Dificultades emocionales:
En nuestra sociedad todavía no existe un espacio donde las mujeres puedan expresarse, debatir y
comparar sus cuestiones emocionales, dejando fluir sus aguas. Hay una enorme necesidad de
cursos post parto (o círculos), con el objetivo de llenar este espacio pero también de ofrecer una
forma social de apoyo a la polaridad femenina activa en la maternidad.

Qué hacer?
Una vez que hemos tomado conciencia de las mayores cuestiones alrededor del elemento agua,
tales como el aislamiento de la mujer; la separación entre la mujer maternal y los roles sociales; la
separación entre el rol de la madre y el rol del compañero; la igualdad de roles en la familia
nuclear-podemos tratar de sugerir algunas estrategias para elaborar y experimentar con la mujer,
posiblemente en un viaje compartido hacia la parentalidad luego del parto, durante los nueve
meses de exo gestación.

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Aislamiento de la mujer: Estar activa, siguiendo los propios intereses, encontrando espacios
individuales y pidiendo ayuda para cuidar del bebé.

Separación entre el rol maternal y social de la mujer: llevar el bebé a todos lados: al trabajo, a
lugares de ocio etc. Dejándolo participar de la vida social, así rompemos la barrera entre
maternidad y vida social.

Separación entre el rol de la mujer como madre y como compañera: re pensar la sexualidad “entre
tres”, reconociendo la presencia del bebé. Ir más allá de los tabúes, encontrando nuevas formas
de expresión sexual y afectiva.

Equidad de roles en la familia nuclear: permitir el retorno periódico a la sexualidad polar de cada
uno (especialmente para el hombre, ya que la mujer está en el medio de su polaridad femenina),
con el objetivo de revivir la atracción y la tensión sexual y de redefinir los roles de género respecto
del cuidado del niño.

Apoyo: Crear una nueva figura profesional (en Italia), como “asistente de madres” (doula) quien
podría proveer a la madre de las necesidades prácticas y emocionales con base en lo cotidiano,
mientras también le permite al hombre acceder a su espacio personal. Cursos post parto (o
círculos).

Finalmente, una pregunta para la reflexión de todas las parteras: qué tipo de asistencia podemos
brindar durante la lactancia? Qué clase de información?
Una respuesta muy sucinta podría ser: el agua llevará el camino. Educación del agua, asistencia
para abrir grifos, liberación de la fuente y remover obstáculos del camino.
“el futuro homo sapiens mirará hacia el océano para observar el agua, el más poderoso y profundo
de los símbolos”.
“el hombre sabio que desea cambiar el mundo tendrá que mirar hacia el mar” dijo el taoísta
Tchonang-Tsu. “el hombre sabio que quiera cambiar el mundo tendrá que mirar a los recién
nacidos. Una verdadera civilización comenzará el día en que el bienestar de los recién nacidos
prevalezca sobre toda otra consideración” dijo Wilehm Reich. Que este conocimiento y esta
sabiduría sean la noción principal de la humanidad (Odent 1990).

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“LA SCUOLA ELEMENTALE DI ARTE OSTETRICA”
LA ESCUELA ELEMENTAL DE ARTE DE LA PARTERIA EN FLORENCIA, ITALIA

Un conocimiento específico para parteras

El proyecto fue ideado como una escuela privada para el entrenamiento permanente de parteras,
dirigida por parteras, centrada en el know-how específico de la partería. En los últimos ocho años,
esto ha sido un gran experimento que tomó lugar en Florencia.
La escuela nació en 1996, fundada por ocho parteras y una Bachiller en Artes, como una respuesta
a la carencia de partería, a la falta de parteras como docentes en el entrenamiento de las
parteras, la falta de entrenamiento permanente y específico para parteras; y la necesidad de llevar
conocimiento de las cualidades naturales del nacimiento a las instituciones de salud, donde el arte
de la partería, junto con la figura de la partera, están desapareciendo.
Las parteras-docentes han desarrollado un know-how en partos fuera del hospital y especialmente
en la continuidad de cuidado.
El experiemento de la Escuela Elemental de Arte de la Partería consiste en la propuesta de un
puente entre la realidad de la mujer, su modelo femenino interior de nacimiento y las
instituciones y profesionales de la salud con sus modelos culturales de nacimiento, para encontrar
un nuevo lenguaje específico de las parteras el cual pueda integrar ambos polos, la subjetividad
(empirica) y la objetividad (científica), permitiendo así un mejor entendimiento de las necesidades
de la mujer, y para recuperar la auténtica profesión de partera.

Un nuevo lenguaje específico de la partera

En el presente el lenguaje de la partera es el lenguaje médico. Las parteras, de hecho, con


entrenadas en su mayoría por médicos o por parteras medicalizadas y toda la asistencia alrededor
del parto es manejada primariamente por los médicos. Incluso cuando la partera busca una
expresión más específica, ella siempre siente el deber de demostrar al “doctor” (padre) que es
capaz de usar este lenguaje, que es habilidosa y competente. Al buscar la aprobación del doctor, la
partera demuestra que tanto toma el modelo médico como referencia. El modelo médico quiere
que todo sea visible, demostrable, subordinado a la racionalidad.

El lenguaje de la evidencia científica


La evidencia científica es probablemente el mejor producto de la racionalización. En Italia es
ampliamente ignorada, y la práctica de la partería no es pasible de modificarse. Así la partería
permanece siendo “un paradigma de la irracionalidad” como el ginecólogo Regalia (1987) observó.
La práctica de la partera en muchos aspectos está sustanciada por la evidencia, pero siempre hay
un enorme espacio entre la experiencia clínica de quienes trabajan con las leyes de la fisiología y la
evidencia científica. Debemos tener en mente que toda la investigación que es la base de la
evidencia con la que practicamos hoy en día ha sido conducida en hospitales, con un enfoque
material, y que no incluye aspectos holísticos del nacimiento. Este tipo de investigación está
cuantitativamente orientada, buscando resultados, restándole importancia al proceso a través del
cual dichos resultados son obtenidos y su calidad. Muchas piezas de investigación se enfocan en
los distintos tipos de intervención. Es así un acercamiento que está lejos del lenguaje específico de
la partera. Sin embargo, lograr calidad de asistencia basada en evidencia de gran escala ayudaría
significativamente a reorientar la práctica hacia la psicología y abriría muchos nuevos espacios
para la asistencia específica de las parteras.

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El lenguaje de las mujeres y los niños

Qué significa desarrollar un lenguaje específico para la partera?


El punto inicial son las mujeres, el conocimiento del propio cuerpo de la mujer, sus sentimientos
internos, su ritmo, la naturaleza cíclica, la vida y la muerte, la intuición, la elección, y los niños, sus
padres, su forma de sentir, su conocimiento, su elección. La femineidad está mucho más anclada al
cuerpo. El cuerpo de una mujer atraviesa muchas metamorfosis en su vida, manifestando su vida
afectiva, emocional y física. Si aceptamos la relación cuerpo-mente, que se expresa en el cuerpo a
través de las hormonas, a través de los sistemas de adaptación como los reguladores de
comportamiento (reacciones de lucha o huída, ternura, apertura y cierre, intermediarios entre el
mundo interior y el exterior), podemos aceptar que una mujer siempre sabe que está sucediendo
en su cuerpo. Ella posee profundas habilidades endógenas. Ella es un ser de conocimiento, y debe
ser reconocida como tal. La única condición es que debe escucharse a sí misma. De hecho, el
tema de la escucha es central en el lenguaje específico de las parteras, escuchar a la mujer,
escucharse a uno mismo, ayudar a las mujeres a escucharse a sí mismas. De la escucha proviene el
conocimiento, del conocimiento, la seguridad.
No es siempre posible hacer este conocimiento visible, o tener evidencia de ello. Y aquí empieza
nuestra dificultad con el mundo racional con mas valores masculinos.

Fisiología
La base del lenguaje de las parteras es el conocimiento de la fisiología, con un enfoque global.
Rockenschaub (1998) dice que “quien quiera ofrecer hoy una buena asistencia como partera, debe
estar libre de los dogmas médicos y de los esquemas psicológicos. Un estudio cuidadoso y
profundo de las bases de la biología es necesario para lograrlo, un estudio que nunca deja de
reconocer la simbiosis entre el alma y el cuerpo, eso es investigar la síntesis psicosomática de la
naturaleza”.
La referencia más importante para la partera es, desde un punto de vista racional, un profundo
conocimiento de la fisiología tomando en cuenta las nuevas fronteras de las neuro ciencias, que
ofrecen la clave para el enfoque global de las mujeres. Existe una gran conexión entre las
dinámicas fisiológicas, el comportamiento de una mujer y sus emociones, entre lo humano y el
entorno material exterior y las dinámicas fisiológicas internas. La partera necesita conocer todas
las leyes de la fisiología, y aprender a leer a través de las expresiones de las mujeres, sean estas
corporales, emocionales o de comportamiento. Ella también necesita ser capaz de evaluar las
condiciones de salud de la mujer, las condiciones de funcionamiento de la placenta, las
condiciones del niño, y cómo se adapta a la maternidad, sus capacidades de adaptarse y sus
recursos.
Un pequeño ejemplo:
Nosotros nos enfocamos en tres puntos de observación principales respecto de la salud durante el
embarazo , llamados los pilares de la salud:
 El equilibrio del sistema endocrino,
 El equilibrio del sistema nervioso autónomo,
 La dinámica relacional entre la madre y el niño (el sistema feto placentario).
Todos estos sistemas son dinámicos, comportándose de acuerdo a ritmos precisos. Ellos son
cíclicos, e influencian los sistemas fisiológicos de adaptación del eje hipotálamo-suprarrenal. La
partera puede observar, por ejemplo, que el estrógeno produce una apertura emocional en la
mujer, que la activación del parasimpático produce una expansión y calma en los ritmos de los
movimientos y el comportamiento, que a su vez la activación del sistema nervioso simpático
aumenta el stress fácilmente. Ella puede incluso observar cómo una relación activa de la madre

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con su hijo incrementa los movimientos y la actividad fetal y mejora el funcionamiento de la
placenta.
La partera busca los signos de salud antes que los de enfermedad. Cuando encuentra signo de
desarmonía en uno de los tres sistemas, ella primero observa su naturaleza cíclica, su ritmo, y
después realiza alguna intervención relacional, y define, junto con la mujer, si y cómo activar sus
recursos endógenos de manera de poder corregir la desarmonía a través de cambios en el
comportamiento o en las emociones. Este es el significado de salutogenesis.
La partera busca el consejo del médico a través de la selección sólo cuando las habilidades
endógenas de la madre no son accesibles o son insuficientes.
Esta modalidad ubica a la partera fuera del modelo médico, en la esfera social del nacimiento. Su
intervención es primariamente relacional, mayéutica, educativa. Ella estimula a la mujer a activar
sus propios recursos, su conocimiento y sabiduría, ella le enseña a empoderarlos, ella la acerca al
más antiguo ritual del mundo: la creación, para ser intermediaria de la vida.
Sólo en ciertos momentos ella se conecta con el sistema médico. Pero su habilidad se mantiene
dentro de lo relacional, también frente a la patología. Ella promueve en cada mujer su lado
saludable, su potencial de salud, sus recursos.
Hoy en día, la partera del hospital vive una tremenda frustración causada por la imposibilidad de
expresar este aspecto en su profesión, mientras que por otro lado, ella está desafiada a ser activa
en un modelo tecnológico de nacimiento sin perder su propia identidad profesional.

El lenguaje bilingüe
La partera actúa entre un lenguaje racional, el de la evidencia científica y el conocimiento de la
fisiología, y un lenguaje relacional, el intuitivo, el de las mujeres embarazadas y de los niños en el
útero y el de los recién nacidos. Estos dos lenguajes nos pertenecen. Ellos encuentran su asiento
corporal en los dos hemisferios cerebrales, el del lenguaje racional y analítico, el izquierdo, el del
lenguaje intuitivo, imaginario, espiritual, el derecho. El primero es visible, el segundo no, o sólo de
forma simbólica. Durante el embarazo las mujeres gradualmente desarrollan una predominancia
del hemisferio derecho la que se vuelve casi total durante el parto. En el útero, el niño primero
desarrolla la parte intuitiva, incosciente. Aprende a través del lenguaje de los sentidos y de las
emociones. Si la partera quiere entrar en relación con ellos, debe aprender el lenguaje del
hemisferio derecho, el que ha sido devaluado por nuestros valores culturales. Un lenguaje
simbólico, imaginativo,simple y directo. Ella también se relaciona con la madre y el bebé a través
de medios no verbales, sensitivos, tales como el masaje (tacto), la música, el movimiento, los
símbolos son formas de energía actuando directamente sobre la persona y gestualidades
empíricas.
A través de esta relación la partera aprende mucho de acerca de lo indivisible. Este es su arte.
Dónde encontrará su hogar? Y el reconocimiento? En qué contexto?

Elemental
Hay un pequeño misterio en el nombre de nuestra escuela: la palabra “elemental”. Es una palabra
simbólica perteneciente al hemisferio derecho. Encierra el principio invisible de nuestros
fundamentos. Pertenece a los elementos de la naturaleza.
Naturaleza porque promovemos la característica natural del embarazo, el nacimiento y el
puerperio, como un elemento de salud.
El elemento tierra representa la enseñanza en el plano corporal, clínico, material, racional, o sea la
fisiología. Pero también toca, el contacto corporal, el trabajo del cuerpo.

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El elemento agua representa la enseñanza en el plano emocional, femenino e irracional, esto es, la
relación con uno mismo y con el otro, los otros, la receptividad, la expresión, la apertura, la
sexualidad.
El elemento fuego representa la enseñanza del plano de la dinámica, de la toma de decisiones, del
plano motivacional, esto es, la ritmicidad, como una activa metodología, asumiendo la
responsabilidad, la motivación por el aprendizaje y por adquirir perfección profesional, toma de
decisiones, movimiento.
El elemento aire representa la enseñanza en el plano intelectual, mental, esto es, evidencia
científica, análisis crítico, reflexión, métodos de enseñanza, incluso fantasía y diversión.
Cada método de enseñanza, sea primordialmente teórico, práctico o experiencial, pasa por cada
plano elemental. Esta metodología permite el aprendizaje profundo, el que toca la esfera de lo
personal, permitiendo el discernimiento basado en la habilidad crítica así como en la experiencia
de las sensaciones internas.

Los cambios en el modelo de nacimiento


Qué significa entrenar a las parteras en esta dirección? Primero que todo significa crear conflicto.
El conflicto nace de la oposición de un modelo de nacimiento que es socialmente aceptado como
único, que es institucional, masculino, patriarcal, médico, y un modelo interno de la mujer que
está viva también entre las parteras y las mujeres mismas y es femenino y personal. Este último es
activado a través del tipo de entrenamiento que ofrecemos. Este conflicto es muy fuerte entre las
parteras en Italia , ya que la mayoría está activa en el sistema público de salud. Pero está
desplazado por otro conflicto: la expropiación de su profesión genera mucha frustración,
resignación y desempoderamiento entre las parteras.
Conflicto contra conflicto!
Sin embargo, el conflicto generado por el entrenamiento puede ser un motor importante para
responder al conflicto creado por la subordinación. Trabajar en la motivación, en la relación y la
unión entre parteras, en estrategias de cambio, es una parte integral de nuestra enseñanza.
El término “continuo” es la clave para el éxito del entrenamiento. Solo si esta recarga y este
apoyo ocurre regularmente en el tiempo, el efecto está garantizado.
Cambiar el trabajo de las parteras significa cambiar completamente la organización del
nacimiento.

Algunos hechos de la Escuela elemental de Arte de la Partería

Fundada el 4 de Febrero de 1996, se financia su primer encuentro: la nueva partería entre el arte y
la ciencia.
En Diciembre de 1996 recibe financiamiento del EC, región de Toscana, estado de Italia para el
programa de entrenamiento de 1997.
En 1997 organiza el segundo encuentro “Manos de mujeres: herramientas prácticas para la
partera”, participa en la redacción del plan de salud regional para el cuidado de la madre y el niño.
En 1998, comienza el programa de entrenamiento para las unidades públicas de salud, los
hospitales y para la corporación de parteras; se organizan dos mini encuentros.
En el 2000 organiza el tercer encuentro Internacional europeo “el centro de nacimientos: un
ejemplo concreto de partería en Italia y Europa”; participa del proyecto europeo Leonardo Da
Vinci con HO.ME (experiencia obstétrica de cuidado materno) junto con la región de Umbria
Inglaterra, Rumania, Grecia y otras compañeras italianas; su director recibe el premio Astrid
Limburg Internacional.

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En 2001 organiza el encuentro final internacional del proyecto HO.ME en Perugia, en Noviembre
se convierte en compañía limitada “Scoula elementale di arte ostetrica s.r.l” con el objetivo
agregado de una futura casa de maternidad.
Una compañía de parteras para un mejor nacimiento. Comienza con la actividad internacional, con
clases en idioma alemán.
2003: nuevo website para decisión informada, www.laostetricainforma.it, cuarta conferencia: el
laboratorio del cuidado prenatal.
2004: primera clase internacional en idioma inglés, quinta conferencia: el laboratorio de la
asistencia del parto.
2005: sexta conferencia: el laboratorio de la bienvenida al bebé y al puerperio.

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LA HISTORIA DE VERENA

Introducción

Mi nombre es Verena Schmid. He sido partera desde 1979. Recibí mi diploma en Florencia,
después de haber trabajado como enfermera profesional por 10 años. Desde el momento en que
asistí a la escuela de parteras, no era capaz de identificarme con el modelo médico de obstetricia
que se practicaba en el hospital. Lo percibía como violento, agresivo y represivo hacia las mujeres.
Así me encontré con otras cuatro colegas a debatir esta incomodidad y pronto después nos
decidimos a asistir partos en casa. En ese tiempo, en Italia, el parto en casa ya no existía y
aventurarse a él, tanto para la mujer que tomaba esa decisión como para las parteras que seguían
el parto en casa, significaba una seria transgresión de las reglas sociales.
Además, carecíamos de herramientas cognitivas y prácticas para asistir partos en casa. La escuela
de partería básica sólo nos había enseñado a asistir partos en la sala de partos, en partos
medicalizados y patologizados, en un rol subordinado al médico. Así, luego de graduarme, me fui
en mi primer viaje a Holanda, donde me encontré con el profesor Kloosterman y unas pocas
parteras, y donde vi, por primera vez un parto natural. Esto fue suficiente para confirmar mis
intuiciones, y a mi regreso a Florencia, junto con mis colegas, empezamos a asistir mujeres en sus
casas.
Fuimos el primer grupo en Italia, y en los ochentas otras nos siguieron en ciudades al norte de
Italia. Al mismo tiempo, siguiendo nuestra necesidad de avanzar en nuestro conocimiento teórico,
organizamos seminarios de estudio con un doctor de Piacenza, el profesor Braibanti, un ex médico
de familia con experiencia en partos en casa, un raro seguidor de la fisiología y de la escuela de
Frederik Leboyer. Durante los primeros encuentros con él, la Coordinación Nacional de Partos en
domicilio nació y está aún activa promoviendo y sosteniendo el parto en casa en Italia. Otros
importantes referentes han sido, Michel Odent, su experiencia en Pithivier en Francia, Ina May
Gaskin y su libro “Partería espiritual”, Elizabeth Davis y su libro “Con corazón y manos”, el
protocolo del profesor Kloosterman entre otros.
Pero en los primeros cinco años aprendimos mayormente de la práctica, de las mujeres: a través
de la observación y el diálogo constante, y de la confrontación entre nosotras. En suma a la
asistencia del parto pronto le agregamos cursos prenatales.
El trabajo aumentó y nació la necesidad de fundar un centro, el cual sería de referencia estable
para las mujeres, donde podríamos hacer seguimiento del embarazo, dar cursos pre y post
natales, y comprometernos con una intensa actividad cultural. Así decidí animarme a ser una
partera independiente, a pesar de ser madre soltera y tener tres niños a mi cargo.
Antes de renunciar a mi empleo público, hice otro viaje a Holanda, y estuve dos meses trabajando
con las parteras en Amsterdam. Aquí tuve la fortuna y el privilegio de conocer a Astrid Limburg y
de trabajar con ella así como también con Beatrijs Smulders y sus colegas. La estadia en
Amsterdam me dio la confianza como para organizar un centro de partería y, de vuelta en
Florencia, renuncié a mi trabajo y fundé la asociación “Il Marsupio”. En unos pocos meses creció y
se convirtió en un centro para mujeres y familias, que buscaban un acercamiento al parto natural,
amamantar a sus niños y educarlos en un espíritu de conciencia. El centro ofrecía cuidado de
parteras antes y después del parto, asistencia en partos en domicilio y acompañamiento de partos
en hospital para quienes quisieran un parto activo, cursos prenatales y postnatales por nueve
meses, una “escuela” para las parejas en cuestiones de salud y educación, un grupo de padres y

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tardes abiertas dedicadas a distintos aspectos culturales del nacimiento. La necesidad de ofrecer
un nuevo entrenamiento profesional para parteras que querían acercarse a esta modalidad de
cuidado pronto se hizo evidente, y en 1988 ofrecí el primer curso de entrenamiento para parteras
en educación prenatal, con una revisión y un abordaje global de toda la fisiología obstétrica y de
las mujeres que asistíamos.
En 1990 concebí y promoví el primer curso de entrenamiento para asistir parto en casa, con un
gran éxito, tanto que fue repetido 3 veces. Desde entonces, esos cursos se han sostenido año a
año. Gradualmente, el entrenamiento de parteras y la experiencia de partos en casa, pero también
las grandes demandas de las mujeres que parían en hospitales y que habían sido preparadas por
nosotras o por otros grupos, le dio forma al gran movimiento generalizado de humanización del
parto, que aún continúa. La intensa fuerza y belleza de la experiencia del parto en casa ha
contaminado, en forma creativa, los alienados y frustrados partos en hospitales.
En 1993, fundé una revista profesional para parteras, de la cual soy directora de edición: D&D,
“donna e donna” (mujer y mujer), el journal de las parteras”, la única existente en Italia. Ofrece un
enfoque global de los temas de la partería, siempre considerando los aspectos científicos,
prácticos y experienciales de cada temática. En la actualidad, tiene alrededor de 1500 suscriptores
y es leída por al menos 4000 parteras. Para muchas parteras se ha convertido en una herramienta
práctica y concreta para la transformación de su práctica hacia un nacimiento más natural.
En 1996 el requerimiento de entrenamiento profesional se volvió tan masivo que ya no puede
manejarlo sola. Además de los pedidos que llegaban a nuestro centro, también recibíamos
pedidos de entrenamiento de hospitales que lo querían en sus centros.
Por lo tanto, creé la escuela de entrenamiento “de parteras para parteras”, invitando a participar a
8 colegas, de diferentes partes de Italia, con experiencia en asistencia en partos en casa y
entrenamiento global para parteras. Me separé de “Il Marsupio” después de 16 años de actividad.
Así nació la “Scuola Elementale di arte Ostetrica”- Escuela Elemental de Arte de la partería, de la
cual incluyo un folleto informativo. Como una escuela de fisiología para parteras, es ahora única
en Europa. Esta escuela también ha crecido muy rápidamente. Su objetivo era un poco
provocativo: en Italia, en ese momento, las parteras no podían enseñar obstetricia a las parteras,
ya que la docencia era solamente ejercida por los médicos. La partería no existía y no era
practicada. Además, nuestra Federación Nacional de Parteras (oficial, organización institucional)
no veía la autonomía de las parteras como algo favorable, prefería verla subordinada a la
obstetricia. Nuestra escuela fue lanzada así, como un desafío: la enseñanza realizada por parteras
para parteras, con el objetivo de crear real autonomía profesional e identidad específica.
De hecho, los objetivos principales de la escuela eran dos: el primero es poner a la mujer, al niño,
al padre y a la familia de nuevo en el centro de la experiencia de nacimiento y del proceso de
cuidado; el segundo es emancipar a las parteras haciéndolas más fuertes y más autónomas,
brindándoles los instrumentos teóricos, prácticos y personales con los que ellas puedan ofrecer un
cuidado personalizado a cada mujer. Hoy, las parteras están formando parteras y las asociaciones
de parteras han cambiado sus políticas hacia la autonomía en la partería.
Mi intención, además, era trabajar en la integración de las posiciones opuestas entre las parteras
alternativas y las parteras del hospital y poner a disposición de todas las parteras, y de todas las
mujeres, en todos los contextos, el precioso conocimiento adquirido durante la asistencia de
partos en casa, la única forma de continuidad de cuidado posible en Italia, el cual hemos re
codificado en Arte de la Partería.
Uno debe considerar que en Italia el 99% de las mujeres paren en hospitales y que el 98% de las
parteras son empleadas públicas. El parto en casa se mantiene como un fenómeno restringido a
pocas mujeres también porque, en estos días, existe solamente de forma privada con un costo, y
sigue siendo un acto de transgresión, requiriendo una fuerte motivación de la mujer y la partera.

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También genera sentimientos de culpa y la pesada responsabilidad de tener que ofrecer
resultados perfectos en la ausencia de apoyo institucional y de una más amplia aprobación social.
Como resultado, dar a luz en casa implica hacer un gran trabajo de concientización,
responsabilidad y elección por las mujeres y por las parteras. Eso significa enfrentar el riesgo al
castigo si las cosas no salen de acuerdo al plan.
Todo esto contribuye a que sea un proceso difícil, que pocos deciden encarar.
En 1996 hemos organizado una importante conferencia, de la cual participaron 500 profesionales,
titulada “La nueva partería entre el arte y la ciencia”. Por primera vez todos los disertantes eran
parteras. En 1997, obtuvimos financiación europea para el programa de todo el año; al final de
1997, organizamos otra conferencia exitosa: “Las manos de las mujeres, herramientas prácticas
para la partera”. En 1998 formulé un programa de educación continua para instituciones públicas
de salud, a ser llevado a cabo en los mismos centros y hospitales, así sin cargo alguno para las
parteras. En 1999 habíamos totalizado 1057 horas de enseñanza en hospitales en cada parte de
Italia. Al mismo tiempo junto con el entrenamiento en nuestro centro (en Florencia) y afuera (en
las unidades de cuidado). Llevé a cabo un intenso trabajo de relaciones públicas con instituciones
políticas (regionales, Parlamento Nacional) con el objetivo de promover nuevas leyes que harán
que el nacimiento en casa sea accesible a todas las mujeres y para instalar centros de maternidad,
dándole nuevamente un rol central a la partera. Estas leyes han sido pasadas en cinco regiones
italianas, pero todavía no han sido aplicadas.
Actualmente el gobierno está debatiendo una Ley nacional que debería proveer presupuesto para
el parto domiciliario. El riesgo concreto es que estos proyectos pueden ser confiados a los
obstetras, y así medicalizados. A través de la escuela propuse la redacción de proyectos y el
entrenamiento necesario para estos nuevos servicios y para nuevas formas de asistencia al parto
que respeten la continuidad de cuidado, la posición central de la mujer, su libertad de elección, y
el rol de la partera. Hasta ahora, he tenido la posibilidad de hacer estas propuestas realidad en dos
ciudades, Bologna y Ancona, donde un Centro de Nacimientos público dirigido por parteras
debería haber sido abierto. A último momento, cuando todo estaba listo, sin embargo, la carencia
de suficiente consenso político significó que el centro permaneciera cerrado. Otros proyectos, sin
embargo, están en marcha.
Por supuesto, en una sociedad regulada por la medicina, donde los médicos ostentan un fuerte
poder económico y político, y las parteras son débiles y no están bien entrenadas, estos caminos
no son fáciles y presentan muchos obstáculos.
La Escuela trata de promover no sólo el orgullo profesional de las parteras y su empoderamiento,
pero también crear nuevas oportunidades profesionales para ellas.
Así, formulé y ofrecí cursos de entrenamiento para parteras que organizaban a su vez programas
de entrenamiento, o “parteras empresarias”, ofreciendo las bases cognitivas necesarias para abrir
nuevos centros para mujeres, un curso sobre cómo construir centros de nacimiento, cursos de
especialización para parteras en homeopatía, bioenergética, eutonía acuática, reflexología,
polaridad, obstetricia natural o elemental, y continuidad de cuidado.
Desde 2001, dicto una clase de dos años de duración (ahora por tercera vez) acerca de continuidad
de cuidado, donde abarcamos toda la cuestión de las herramientas de la partería y la fisiología
desde la concepción hasta los seis meses post parto, usando un enfoque salutogénico. Las parteras
son empoderadas por este curso y realmente capaces de crear nuevos servicios dentro y fuera del
hospital. Ellas se convierten en pilares de la nueva partería en Italia.
Para el año 2000 organizamos una Conferencia internacional Europea con el lema: “Centros de
nacimientos: un ejemplo concreto de partería en Italia y Europa” en Ischia, con el objeto de
reforzar la centralidad de la partera en este proyecto. Además publiqué un sitio web para

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“elección informada” (www.laostetricainforma.it) para animar a las mujeres a informarse más y
mejor, preguntando más y tomando sus decisiones con conciencia y sin miedo.
En 2001 recibí el premio Astrid Limburg por promover la partería natural en mi país.
Paralelo al trabajo descrito arriba, he sostenido numerosas presentaciones en congresos y
convenciones en Italia y Europa, así como también en USA y México. He escrito tres libros: “Guía
para la asistencia del parto fisiológico en casa” (1997) y “Dolor en el trabajo de parto” (1998),
traducido al alemán en 2005. El más reciente, llamado “La esencia del nacimiento”, está saliendo
este año (Mayo 2005).
Mi misión es tratar de reunir todas las fuerzas constructivas que van en la dirección de la dignidad
el parto presentes en la nación, con el objeto de obtener la fuerza suficiente para realmente poder
grabar un cambio en la asistencia de la maternidad y devolverla a manos femeninas. Es un trabajo
de unión, enraizado en valores femeninos, pero difícil para aquellos que, como nosotros, están
acostumbrados al segmentado y competitivo espíritu de nuestro tiempo.

Conferencia Internacional de Parto en Casa, Amsterdam 2001.

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