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No hace mucho tiempo, una jovencita que congrega en una iglesia y

forma parte del coro en el Ministerio de Alabanza y Adoración me dijo


alegremente: “te invito a un culto de jovenes en mi iglesia, son muy
alegres, los Martes no te invito porque hay oración y ¡son de lo más
aburridos!, ese día es para los adultos, yo nunca voy los Martes.”

Para ninguno de nosotros es un secreto que en el mundo, la gran


mayoría de jóvenes que no conocen a Cristo y que incursionan en la
música persiguen un solo propósito: llegar a ser “estrellas” artísticas.
Sería un honor llegar a ser famoso y estar en los labios de todo el
mundo recibiendo alabanza y reconocimiento por su buena música, su
buena voz, su atractiva apariencia personal, etc.

Pero las cosas son muy diferentes en la vida cristiana porque al venir
a Cristo, llegamos a conocer por Su palabra que Dios no quiere
artistas sino adoradores. Nuestro Señor Jesucristo se lo dijo a la mujer
samaritana: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque
también el Padre tales adoradores busca que le adoren. (San Juan
4:23).

La diferencia es que el artista busca agradar a los hombres, en cambio


el adorador busca agradar a Dios. El artista es un cantante porque
solo canta, aunque no viva y practique lo que canta, en cambio el
adorador vive lo que canta y canta lo que vive, ¡es más que un
cantante!.
Jóvenes, ¿qué estamos haciendo nosotros: Cantando por cantar o
Adorando al Señor?. Sería una tristeza no adorar a nuestro Dios
Todopoderoso porque creemos que las canciones de adoracion son
muy aburridas y dan mucho sueño. A veces podemos pensar y decir
que son para hacer dormir a la gente ¿y aun asi decimos que “lo mejor
para Dios”?. Puedes ser un buen músico, un buen baterista, tener una
buena voz, pero no necesariamente seras un buen adorador. Si vamos
solamente a los ensayos de música pero nunca estamos para una
noche de oración, una vigilia, una campaña o ayuno que se programe
en nuestra congregación, respondámonos concientemente qué es lo
que somos ¿cantantes o adoradores?.

Para adorar al Padre es necesario adorar en espíritu y verdad (San


Juan 4:24). ¿Podrán los mudos adorar? Adoramos en espíritu cuando
nuestro espíritu responde al toque del Espíritu de Dios. De ahí que las
personas mudas si puedan adorar como tambien los gagos y los
roncos. Adoramos no solo cantando, sino tambien cuando
obedecemos a Dios y damos buen testimonio. Una cosa es cantar
canciones de adoración y otra muy diferente es adorar al Señor. Los
jóvenes cristianos debemos saber que la Alabanza y Adoración no es
para estar al frente y que todos nos miren, no es para impresionar al
público, no es una parte más del programa, no es para dar tiempo
hasta que llega el predicador, no es una competencia con otros
ministerios . Cuando cantamos ¿a quién creemos que le estamos
cantando?. La adoración a Dios es un privilegio, nos ha sido dada para
recibir fortaleza, renovación espiritual, paz, seguridad, gozo. Cuando
decimos que nos dá sueño estamos demostrando nuestra verdadera
condición espiritual: hemos perdido el contacto con el Espíritu Santo
de Dios. La adoración es un placer cuando se presenta con un
corazón agradecido ante Dios.

El verdadero adorador entra en la presencia del Señor y quiere seguir


delante de El y no terminar jamás de adorarle. Recuerdo la visita a una
iglesia en Chiclayo de un hermano misionero que venía de California
(EE.UU). Despues de todos haber alabado y adorado al Señor, el
esperó el final del culto para salir al frente y decir: “En mi país todo en
la iglesia es de primera: Sillas de primera, piso de primera,
instrumentos de primera, templos de primera, ¡pero aquí la Alabanza
es de primera!, y eso que no tienen un teclado, ni batería, ni otras
cosas, solamente una guitarra”. El verdadero adorador, con o sin
instrumentos adorará, con o sin energía eléctrica adorará, en el templo
o fuera de el adorará, al frente o desde su banca adorará. Lo único
indispensable será su corazón contrito y humillado, porque “Los
sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón
contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” (Salmos 51:17).

NUESTRO RETO
Jóvenes, si reconocemos que hemos estado mal en nuestra vida y
fallando a Dios pidámosle perdón y aceptemos su reto: “¿Quién subirá
al monte de Jehová?¿Y quién estará en su lugar santo?. El limpio de
manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas
vanas, ni jurado con engaño.” (Salmos 24:3-4). Qué serás de ahora en
adelante: ¿ Un cantante o un Adorador? ¡Decídelo ahora mismo!.
1. QUE HAY QUE DAR "LO MEJOR PARA DIOS".- Y esto es una
gran verdad, pero lo mejor para Dios no son los instrumentos ni
las voces, sino una vida íntegra (Salmos 33:1) y, una adoración
"en espíritu y verdad"(Juan 4:24). Los instrumentos son
importantes pero siempre secundarios.

2. QUE ALGUNOS TIENEN BONITA VOZ Y CANTAN COMO


ANGELES.- Pero si en sus corazones no hay AMOR práctico y
existe solo el rencor, para Dios esa bonita voz no es más que
ruido, como metal que resuena, o címbalo que retiñe. (1Corintios
13:1).

3. QUE LOS RONCOS Y DESAFINADOS NO PUEDEN


CANTAR ESPECIALES PORQUE CANTAN FEO.- Sin embargo
aunque a nuestros oídos suene feo, cuando ese especial sale de
un corazón íntegro y obediente Dios dice: "...En los íntegros es
hermosa la alabanza". (Salmos 33:1)

4. QUE "VAMOS A CANTAR UN CORO HASTA QUE LLEGUE


EL PREDICADOR".- Pero la Alabanza y Adoración al Señor
quien nos salvó y perdonó no es para hacer tiempo sino porque
Dios es digno de toda Gloria y Honra (Apocalipsis 4:11).

5. QUE SIN BATERIA MUSICAL "NO HAY AVIVAMIENTO".-


Eso tambien es un engaño porque el verdadero avivamiento
espiritual no esta en el ritmo, sino en el corazón de todo aquel
que ha nacido de nuevo y es una Nueva Criatura en Cristo.
1.¿ Es malo tocar instrumentos musicales para alabar a Dios?
No, no es malo. La Biblia nos enseña que debemos alabar al Señor
con instrumentos (Salmos cap. 150); pero debemos tener bastante
cuidado de no enfatizar los instrumentos porque caeríamos en un culto
sensual y temporal. A veces se puede llegar al extremo de no querer
cantar un especial porque no hay quien nos acompañe siquiera con
una guitarra. Al formar un coro debemos fijarnos en las voces, ritmo,
armonía, equipos, etc. pero no darles excesiva atención porque lo que
es en verdad mejor para Dios es la adoración sincera y de todo
corazón.

2.¿Cómo puedo ser un buen Ministro de Alabanza y Adoración?


Cuando te apartes definitivamente del pecado y las pasiones juveniles.
El verdadero ministro de Alabanza es aquel al cual el Espíritu Santo
usa para que todo el pueblo cristiano pueda entrar en la presencia del
Señor y reciban Edificación espiritual. (1Corintios 14:12). Seremos
verdaderos ministros de Alabanza no porque nos esforcemos en gritar
y saltar para convencer al público de nuestro ministerio sino cuando el
Espíritu Santo los convenza y tengamos una vida irreprensible delante
de Dios aunque no necesariamente libre de críticas.

 
¿DE QUIÉN ES LA GLORIA?

Por mucho tiempo hemos escuchado decir la siguiente frase: "Gloria a


Dios" o "A Dios sea la Gloria". Incluso muchas veces la hemos cantado
junto con nuestro hermanos. Pero ¿realmente le damos la Gloria a Dios
en nuestras vidas?. La Palabra de Dios nos enseña que la Gloria le
pertenece a Dios.

Por Herman Gajardo González

"Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, dad a Jehová la GLORIA Y EL


PODER. Dad a Jehová la GLORIA DEBIDA A SU NOMBRE; adorad a
Jehová en la hermosura de la santidad" Salmos 29: 1-2.

Dios es el único merecedor de toda la Gloria. No exista nadie más a quién


debamos rendirle sumo honor y Gloria. Y sabe que más... Dios no comparte
con nadie Su Gloria, simplemente porque es de Él. Observemos el siguiente
pasaje:

"Yo Jehová; este es Mi Nombre; y a otro no daré Mi GLORIA, ni mi alabanza


a esculturas" Isaías 42: 8.

No se a usted, pero a mi me queda muy claro. Nuestro Dios no dará a otro Su


Gloria, no la compartirá con nada ni con nadie, pues solo le corresponde a Él.

Cuantos hay por ahí que no le dan la Gloria a Dios en sus vidas, sino que
envaneciéndose sus corazones, vienen a errar en la vanidad de sus mentes y no
le dan a Dios lo que es de Dios, sino que simplemente se lo guardan para si.
Existen otras personas que se guardan un poquito de la Gloria que no les
corresponde. ¡NO! . Hasta cuando tomaremos lo que es de nuestro Señor. Su
Gloria no la debemos tocar, sólo se la debemos de entregar. ¿Quiénes somos
nosotros para merecer alguna cosa? ¿acaso podemos impresionar a Dios?. A
Dios no le impresionamos en lo más mínimo, a Él no le impresiona lo buenos
cristianos que podamos ser, o lo hermoso que cantamos, o lo espectacular que
tocamos ‘el bajo’, o lo extraordinario de nuestros ‘sermones’.

"No se deleita en la fuerza del caballo, ni se complace en la AGILIDAD del


hombre, se COMPLACE Jehová en los que le TEMEN, y en los que esperan
en Su misericordia" Salmos 147: 10-11.
Si tan sólo pudiéramos comprender lo que dice este pasaje que acabamos de
leer, no existiría la vanagloria en medio del cuerpo de Cristo ni ese espíritu de
querer sobresalir por nuestras habilidades pasando a llevar a los demás que
están a nuestro lado. Nuestra vida debe conducirse en el Temor de Dios,
dándole a Él la Gloria y no dejándonos nada. Recordemos que sólo Él es
digno de recibir la Gloria y el Honor, pues es Él quien ha dado todo por
nosotros y para nosotros. Todo lo que tenemos ha venido de su mano. Sin Su
provisión estaríamos desnudos por la vida, sin luz y sin salvación. Pero es
gracias a que Dios nos amó tanto que hoy podemos gozar de Su salvación y de
Su amor eterno.

"Pues TODO es tuyo, y de lo recibido de Tu mano te damos" 1 Crónicas 29:


14.

Ni siquiera nosotros debemos gloriarnos en nosotros mismos, pues Él nos creó


para Su gloria, no para que nosotros nos arranquemos con lo que a Él le
pertenece. Mire lo que dice el siguiente versículo en Isaías:

"Todos los llamados de mi Nombre, para GLORIA MÍA los he creado, los
formé y los hice." Isaías 43: 7.

Debemos ser muy cuidadosos de estos, y debemos conducirnos en el Temor


de Dios, siendo guiados por Su Espíritu Santo. Y si alguna vez alguien nos
comienza a dar gloria por lo que somos en el Señor, o por lo que hacemos para
el cuerpo de Cristo, sepamos en el Temor de Dios, direccionar aquella gloria a
aquel que la merece, a Dios. La Biblia nos enseña que el no dar la Gloria a
Dios puede traer consecuencias perjudiciales (Hechos 12: 23).

Como dijo Pablo: "el que se gloría, gloríese en El Señor" 1 Corintios 1: 31,
pues Él debe ser nuestra Gloria siempre (Salmos 3: 3).

Todo cuanto hagamos sea para la Gloria de Dios. Si cantamos, si dirigimos las
alabanzas, si tocamos un instrumento de música, si predicamos, si
profetizamos, si enseñamos, si servimos, TODO sea para darle Gloria a Él.

"Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo TODO para la
GLORIA DE DIOS" 1 Corintios 10: 31.

En todo lo que somos y hacemos, démosle siempre la Gloria, el


reconocimiento, a nuestro Señor y Dios Todopoderoso (1 Pedro 5: 11). No nos
quedemos con ningún tipo de Gloria, sino que dirijámosla a quién la merece
debidamente, con todo Temor de Dios, y con todo reconocimiento de corazón,
de que Todo es por Su Gracia y por Su amor, y de que Todo le pertenece a Él,
a nuestro Dios.

"Tuya es Jehová, la magnificencia y el poder, y LA GLORIA, la victoria y el


honor; Porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas.
Tuyo, oh Jehová, es el Reino, y Tú eres excelso sobre todos" 1 Crónicas 29:
11.

Por Herman Gajardo González

ENTENDIENDO LO QUE CANTAMOS

"Porque Dios es El Rey sobre toda la tierra; cantad con inteligencia".


Salmos 47:7.

Por Herman Gajardo González

Cada vez que elevamos nuestras voces en alabanza y adoración al Señor, es


necesario que lo hagamos bien, entendiendo lo que le estamos diciendo. Es
por ello que la Palabra de Dios nos enseña que debemos usar nuestro intelecto
para entonar cánticos al Señor. Y ¿cómo es eso de cantar con inteligencia?. Es
tan sencillo como comprender lo que estamos cantando. Es procesar cada
palabra que estamos entonando, haciéndola brotar desde nuestro corazón, y
dirigirla a nuestro Rey y Señor.

Recuerda que no estamos cantando por cantar, ni estamos entonando cánticos


para escuchar lo bonito que se oye. No, estamos dándole la Alabanza a nuestro
Dios. Él es el objeto de nuestra Alabanza (Deuteronomio 10:21), Él es la
razón por lo cual cantamos, por lo que sonamos nuestros instrumentos de
música.
No podemos estar cantando a la ligera sin darle el peso que merece estar
cantándole a Dios. Que las palabras no salgan de nuestros labios, sólo porque
nos sabíamos la letra de tal o cual canto, sino que sea brotando desde nuestro
corazón, expresando al Señor todo lo que Él es para nosotros. Si vamos a
entonar un canto que diga por ejemplo: "Tú eres Bueno", que realmente
estemos comprendiendo lo bueno y maravilloso que Él es con nosotros. Si
estamos diciendo: "Tú eres grande y fuerte", que todo nuestro ser lo este
proclamando. Si estamos cantando: "El gozo que el Señor ha puesto en mi",
¿estaremos en una actitud de seriedad o de tristeza?. Al contrario, debemos
expresar lo que estamos diciendo, por lo tanto debemos estar contentos,
gozosos y sonrientes al proclamar estas verdades. Y si estamos cantando:
"Enciende una Luz y déjala brillar", ¿Por qué hay algunos que elevan sus
brazos?. Este canto, al igual que muchos otros, son para cantárselos a nuestros
hermanos, en alabanza al Señor (Alabanza es hablar de Él a otros). En cambio
si estamos entonando un canto que diga: "Tú eres Santo, Santo, Santo", ahora
es cuando debemos elevar nuestras manos y nuestro corazón al Señor y
adorarle. ¿Te da cuenta?.

Debemos usar nuestra inteligencia al cantar alabanzas, es muy importante. No


olvidemos que "Grande es Jehová y digno de ser en gran manera alabado"
(Salmo 48:1), por lo tanto debemos alabarle como Él lo merece, con todo
nuestro corazón y cantando con el entendimiento (1 Corintios 14:15),
proclamando y declarando lo que Él es. Si estamos celebrando que Cristo ha
vencido a todos nuestros enemigos, entonces alegrémonos y declaremos con
toda convicción esta verdad. Si estamos cantando que nos rendimos a Él, pues
que sea una realidad y que Él gobierne verdaderamente sobre nuestras vidas.

Yo te animo a que uses tu inteligencia al momento de cantar y entrarás en una


nueva dimensión de la Alabanza de nuestro Dios.

EN BUSCA DE ADORADORES

La alabanza y la adoración ocupan un lugar muy importante dentro de


nuestra relación con Dios y es muy necesario que entendamos como
desarrollar una vida de adorador. Dios está buscando adoradores, ¡sea
usted uno de ellos!

Por Herman Gajardo González


"Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al
Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca
que le adoren. Dios es Espíritu; y los que adoran en espíritu y en verdad es
necesario que adoren." Juan 4:23-24.

  La adoración a Dios es uno de los puntos más difíciles de llevar a cabo por el
cristiano actual. Para muchos la alabanza es mucho más fácil de desarrollar
por su naturaleza festiva y alegre. En definitiva todos alaban, pero no todos
adoran. Todos participan del regocijo, de la alegría, de la celebración, pero no
ocurre lo mismo con la adoración. La adoración es una relación íntima y
personal con Dios, es derramar nuestro corazón en Su presencia con sumo
honor. Es postrarse delante del trono de Dios en reverencia, humillación y
reconocimiento de que Él es el Rey de reyes y Señor de señores (Salmos
95:6).

A diferencia de la Alabanza, que es confesar a ‘otros’ quien es Dios, la


Adoración es completamente directa hacia la persona de Dios, es confesar a
Dios mismo lo que es para nosotros. La adoración es vertical, mientras que la
alabanza es horizontal. Uno de los propósitos principales de la adoración es
reconocer nuestra posición ante el Señor. No es necesario recordarle al Señor
que Él está sentado sobre el trono de poder, gloria, autoridad y dominio, pero
sí es indispensable recordarnos a nosotros mismos que Él es la máxima
autoridad. Al postrarnos ante Dios estamos declarando el hecho de que Él es
mucho más grande y poderoso que uno, que Él es TODO, que Sus caminos
son más altos que los nuestros, que sus pensamientos son más altos que los
nuestros (Isaías 55:9).

Es bastante interesante el hecho de que Dios no está buscando ‘alabadores’,


pues están en todos lados. El Padre está buscando adoradores, no busca
‘adoración’, sino adoradores, personas comprometidas, entregadas y dedicadas
a rendirle adoración. Es triste el hecho de que Dios, el Creador del universo
este ‘buscando’ adoradores, cuando debieran de sobrarle.

El no quiere nuestra adoración, Él quiere nuestro corazón. Así que Adoremos,


postrémonos, arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor, porque Él es
nuestro Dios (Salmos 95:6-7).

Por Herman Gajardo González, Ministerio de Alabanza y Adoración


CORBÄN.
¿Qué es y qué no es la adoración?
LA ADORACIÓN IMPORTA

En los últimos tres meses, he tenido el privilegio de asistir o de ayudar a


conducir a conferencias de adoración en Nueva Inglaterra, Nashville, y en mi
iglesia local en Maryland, EE.UU. He conocido gente de todas las edades, de
distintas denominaciones y de distintos caminares en la vida. Cada persona ha
tenido un insaciable deseo de aprender sobre la adoración, no solo en lo
referente a su papel como músico, cantante, o líder de la adoración, sino como
un estilo de vida.

Poco después de nuestra conferencia de adoración en agosto, me contactaron


para ver si estaría dispuesto a escribir una columna regular de adoración para
este sitio. Me sorprendí (más bien, tuve como una sacudida eléctrica), me sentí
satisfecho, e intimidado a la vez. Y el problema está en que : ¡cuanto más que
leo y oigo con respecto a la adoración, menos calificado me siento para tratar
con ella!

Jesús dijo a la mujer de Samaria que los "Verdaderos adoradores adorarán al


Padre en espíritu y en verdad, porque esta clase de adoradores son los que el
Padre busca" (Juan 4:23). La frase nos parece muy simple, pero ¿cómo
hacemos eso exactamente? William Temple nos ofrece estas palabras
profundas:
"La adoración es la sumisión de toda nuestra naturaleza a Dios. Es despertar
de la conciencia a su santidad; el alimento de la mente con su verdad; la
purificación de la imaginación por su belleza; la apertura del corazón a su
amor; la entrega de la voluntad a su propósito, y todo esto junto ofrecido en la
adoración, la emoción menos egoísta de nuestra naturaleza que es el principal
remedio para el egocentrismo de nuestro pecado original y la fuente de todo el
pecado real".

¿Con 2000 años de historia de la iglesia, qué se puede decir sobre la adoración
que no se ha dicho ya? No estoy seguro. Podemos leer libros de adoración, ver
videos, escuchar CD´s de adoración, y asistir a conferencias de adoración en
todo el mundo. Vivimos en la edad de la información, en la edad del Internet,
donde cualquier cosa que deseamos saber (y algunas cosas que no deseamos)
está virtualmente en la punta de nuestros dedos. ¿No sabes algo sobre
adoración? Cualquier motor de búsqueda en Internet está listo asistirte.

Sin embargo, sigue habiendo preguntas y discusiones sobre la adoración.


¿Cómo ocurre? ¿A qué se parece? ¿A qué suena? ¿Es contemporánea o
tradicional? ¿Es ser emocional? ¿Qué sobre alzar las manos, aplaudir, y otras
expresiones físicas? ¿Cuáles son los componentes cruciales de la adoración?
¿Cuándo sales de la iglesia y regresas a casa, ¿cómo sabes si realmente has
adorado? ¿Cómo relacionar la adoración que ocurre durante las reuniones con
la adoración que se supone debe caracterizar la vida diaria de un cristiano?

Estas preguntas no son triviales. Alguien recientemente me decía que por lo


menos una iglesia por semana se divide por la aplicación de la adoración y los
estilos en la adoración. Necesitamos saber más sobre la adoración, qué es, y
qué no es.

Pero en realidad, la adoración no se basa en lo que sabemos. Se basa en Aquel


a quien conocemos. El catecismo de Westminster dice que la razón
fundamental de nuestro existir es conocer Dios y gozarnos en Él por siempre.
Juan Calvino escribió que la meta más grande de nuestra vida es estar entre los
adoradores de Dios.

Usted no tiene que pertenecer a ninguna expresión o denominación particular


del Cuerpo de Cristo para abrazar estas declaraciones. La adoración se basa en
Dios y cómo le respondemos a Él. Por lo tanto, nuestras creencias y prácticas
con respecto a la adoración deben venir del mismo Dios. Después de todo, la
adoración es una idea de Dios y no nuestra.

"La adoración es la actividad suprema, única e imprescindible de la iglesia


cristiana. Es lo único que continuará en el cielo, además del amor de Dios, ya
que el resto de las actividades de la Iglesia habrán pasado. Por lo tanto, es lo
más esencial de todas las cosas que hacemos en la Iglesia, y la revelación
fundamental por la cual se funda la iglesia." (Eerdmans, Rapids magnífico,
MI, 1993, p. 15).

Por Bob Kauflin

¿ARTISTAS o SALMISTAS?

A diferencia del mundo, en la música, Dios no tiene artistas, sino


salmistas. ¡Por supuesto que hay arte en ti! Pero todo el arte que hay en tí
lo puso el Señor por gracia.

Por Estrellita Gastaldi


"Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios
según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio
del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del
mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo
menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin
de que nadie se jacte en su presencia" (1ª Cor.1:26-29)

Hermano/a ¿Cual es tu vocación? Que interesante observación nos hace el


apóstol Pablo, verdad? Y más adelante añade:

"Pues, ¿Quien te hace mejor que los demás? ¿Y qué tienes que Dios no te
haya dado? Y si Él te lo ha dado, ¿Por qué presumes, como si lo hubieras
conseguido por ti mismo?" (1ª Corintios 4:7 versión popular).

Algo es seguro: Dios no nos escogió porque fuéramos mejores que nadie, sino
por el contrario, Dios tomo lo que no es para que solo podamos gloriarnos en
Él. Recordar esto nos mantiene humildes y humillados delante de su presencia
y nos ubicará siempre en el lugar correcto delante de los demás.

¿Eres talentoso? ¡Gloria a Dios!


¿Cantas bonito? ¡Gloria a Dios!
¿Tocas muy bien tu instrumento? ¡Gloria a Dios!
¿Has grabado muchos CDS? ¡Gloria a Dios! 

¿Sabias que las riquezas del "salmista" (hombre) no consisten en los "discos"
(bienes) que posee? (permítanme la paráfrasis)
De eso se trata... Siempre y en todo, la gloria es del Señor y para el Señor.

A diferencia del mundo, en la música, Dios no tiene artistas, sino salmistas.


¡¡Por supuesto que hay arte en ti!! Pero todo el arte que hay en tí lo puso el
Señor por gracia. Nada te pertenece y la parábola nos enseña que un día él te
pedirá cuentas por cada talento que te haya dado.

No hay nada más feo que estar desubicado. Le he escuchado a Marcos Witt
decir: "algunos son artistas, si, pero con "h"de hartar...son hartistas con hache.
" ¿Conociste algunos hermanitos así? En mi país se usa mucho una frase que
dice "Se subió al caballo". Esto es, es un creído con aires de grandeza. El que
no se quiera bajar, Dios le baja.
¿Que busca un artista y cuál es su vocación? :Vanagloria, éxito, aplausos,
reconocimiento, fama, el primer lugar, servirse de riquezas, satisfacer sus
propios deseos, admiración... En una palabra: es Egocéntrico. Todo es para sí
mismo.

¿Pero, que busca en cambio un salmista y cuál es su vocación? : Glorificar a


Dios, adorarle, guardar el corazón, servir, humillarse, obedecer a Dios y
anhelar su voluntad. En una palabra es: Cristocéntrico. Todo - incluso él
mismo - es para Cristo.

El Señor a su tiempo nos recompensará pues a él servimos y adoramos.


¿Donde está tu corazón? ¿Donde están tus ojos? ¿Cuál es tu vocación?

¿Alguna vez has visto la entrega de los premios Grammy y hubieras deseado
ser galardonado con el?

Piensa en esto ¡¡¡¿Qué valor tiene esa estatuilla insignificante comparada con
la corona incorruptible de gloria que el Señor te tiene preparada?!!!

A Dios servimos hermanos y Dios no es deudor de nadie.

"Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la


corona incorruptible de gloria...revestios de humildad; porque Dios
resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo
la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo." (1ª
Pedro 5:4-6)

"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para
los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la
herencia, porque a Cristo el Señor servís." (Col.3:23-24)

Nadie se jacte en su presencia. Recordemos mantener nuestros ojos solo en


Jesús, reconocer que solo en Él está nuestra gloria, y que todo nuestro arte no
le impresiona en lo más mínimo, sino todo lo contrario. Ciertamente que no
nos gustan estas palabras ...."necio, débil, vil, menospreciado"...sin embargo,
es justamente por eso que nos basta su gracia, porque "Su poder se
perfecciona en la debilidad".

No eres artista, eres salmista y créeme hermano, existe un abismo entre ambas
cosas.
Que Jesús resplandezca en ti y que su amor y su gracia te colmen plenamente
delante de su presencia, para la salvación de los perdidos y la gloria de su
nombre.

Estrellita Gastaldi es Ministro de Alabanza y Adoración, en Buenos Aires,


Argentina

 Para los que tienen hambre de más


ADORADORES INSACIABLES
Como adoradores de Jesucristo vivimos en la tensión entre lo actual y lo
que aun no es. A partir del día en que lo recibimos, nuestras almas
hallaron su destino y razón de ser. Por Matt Redman

La realidad de su amor y su presencia invadió nuestros corazones, y hallamos


la plenitud. La Biblia revela que Dios es el que "sacia de bien tu (nuestra)
boca" (Salmos 103:5). Pero ese no es el cuadro completo. También somos
adoradores insaciables, personas que solo vemos en parte. Siempre llevaremos
en nuestros corazones una santa frustración: El gemido interno de todos los
creyentes que esperamos con entusiasmo "la adopción, la redención de nuestro
cuerpo" (Romanos 8:23).

Eugene Peterson escribió: "La adoración no satisface nuestro hambre por


Dios, sino que despierta nuestro apetito". Cuanto más vemos de Jesús, más
sabemos que aun hay más por descubrir. Cuanto más toca nuestras vidas, más
nos damos cuenta de cuán fervorosamente necesitamos que Él consuma cada
parte de nosotros. La adoración también origina tanto preguntas como
respuestas. Cada vislumbre que tenemos de Jesús, así tan maravillosa como es,
es solo una gota en el océano. Y cuanto más vislumbres tengamos, más
comenzaremos a descubrir cuán inmenso es el océano. Somos personas que
"buscamos descubrir más de Él", corazones que lo adoramos en un viaje difícil
pero gratificante. Un día alcanzaremos nuestro destino final; pero por ahora,
cada paso de nuestro caminar con Dios es un pequeño anticipo de la gloriosa
herencia que tenemos por delante.

Muchas veces es muy alentador ver cuánto hemos avanzado en nuestro


camino. En un muelle, las personas marcan las filigranas como recordatorios
de los niveles alcanzados por la marea en ese lugar. De la misma manera, es
muy bueno reflexionar en las cimas y depresiones que tuvimos en nuestro
andar. Cuando miro hacia atrás, comienzo a ver las marcas de la gracia de
Dios durante toda mi vida. Cuanto más lejos miro, más veo cuánto Él ha
formado y sanado mi corazón.

Hay otra razón por la que probablemente permanecemos como adoradores


insaciables en esta vida. Comenzamos a ver al mundo a través de los ojos del
cielo. Cuanto más vemos la perfección de Dios, más notamos la imperfección
que nos rodea. Los verdaderos adoradores se mueven con cuidado, toman
conciencia de cómo está el mundo en el que viven y desean marcar una
diferencia dentro de la injusticia, la pobreza y el dolor que los rodean. Un
adorador de Jesús no puede hacer la vista gorda a todas esas cosas.

Hay una santa y a veces dolorosa frustración que se introduce justo en el


corazón del adorador insaciable. Todo nuestro ser sabe que "las cosas no
pueden seguir en este rumbo". Debemos ser intercesores, personas que vean la
brecha y se pongan allí. Dios nos impartió su corazón de restauración y un
ardiente deseo por ver su amor y su justicia sanando las naciones. Pero si
realmente vamos a tener integridad en nuestra adoración, en algún momento
este deseo deberá transformarse en acción: compartir nuestra comida con el
hambriento, vestir al desnudo y satisfacer las necesidades de los afligidos (ver
Isaías 58:7, 10). No podemos ser adoradores que simplemente se la pasan
caminando por allí, ignorando la realidad de este mundo quebrantado. Dios
desea llevarnos al lugar en el que podamos unirnos a su corazón que se duele
por los demás, un lugar donde el hacerlo todo ya no sea simplemente una
opción más.
Anhelo ser un adorador que sea un ejemplo a seguir por los demás, no solo
con mis labios, sino con mi vida. Dios dejó muy claro que la adoración y la
justicia son inseparables.

Para que estas vayan siempre juntas, hay tres cuestiones no resueltas dentro
del corazón de los adoradores insaciables. Primero, solo hemos vislumbrado la
gloria de Dios, unas pocas gotas del océano de su esplendor. Vivimos con una
constante sed, deseando más de Él en nuestras vidas. Segundo, vivimos
sabiendo que somos personas quebrantadas, sanadas en parte pero aun muy
frágiles. Somos adoradores "inconclusos", que anhelamos que su obra en
nosotros sea concluida. Por último, estamos como peregrinos en una tierra
extranjera, dolorosamente conscientes de los problemas que nos rodean y los
muchos corazones que aun no han descubierto a Jesús. Mirando a través de los
"lentes" del cielo, nuestros corazones se duelen por introducir al Reino de
Dios en esas situaciones.

Estas tres cuestiones no nos hacen peores adoradores. En cambio, moldean


nuestra devoción y fortalecen nuestra resolución de perseverar en la fe. Solo
vemos en parte, aunque lo que vemos es suficiente como para brindarnos
esperanza y propósito en nuestro andar. Y mientras emprendemos nuestra
adoración aquí y ahora, miramos hacia el horizonte, confiando que un día lo
imperfecto desaparecerá y conoceremos como fuimos conocidos.

Tomado del libro: El adorador insaciable, por Matt Redman, de Editorial


Peniel  

 
 

La búsqueda del propósito en la vida


La adoración que agrada a Dios
"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con
toda tu mente y con todas tus fuerzas" (Marcos 12:30).

Dios quiere todo de ti. Dios no quiere una parte de tu vida. Pide todo tu
corazón, toda tu alma, toda tu mente y todas tus fuerzas. A Dios no le
interesan los compromisos a medias, la obediencia parcial y las sobras
de tu tiempo y dinero. Quiere tu devoción plena, no pedacitos de tu
vida.
Una mujer samaritana en cierta ocasión discutió con Jesús acerca del
mejor tiempo, lugar y estilo de adoración. Jesús le contestó que esos
aspectos eran irrelevantes. El lugar de adoración no es tan importante
como por qué adoramos y cuánto de nuestro ser le ofrecemos a Dios
cuando lo hacemos. Hay una manera de adorar buena y mala. La
Biblia dice: "Así que nosotros, que estamos recibiendo un reino
inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud,
adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente" (Hebreos
12:28, Dhh). La adoración que agrada a Dios tiene cuatro
características:

A Dios le agrada la adoración en verdad


La adoración debe basarse en la verdad de las Escrituras, no en
nuestra opinión acerca de Dios. Jesús le dijo a la mujer samaritana:
"Los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en
verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren" (Juan
4:23).
"Adorar en verdad" significa adorar a Dios como la Biblia
verdaderamente lo revela.
A Dios le agrada la adoración auténtica.
No se trata solo de decir las palabras correctas; debes creer en lo que
dices. ¡La alabanza que no brota del corazón no es alabanza! No sirve
de nada, es un insulto a Dios.
Como la adoración implica agradar a Dios, abarca nuestras
emociones. Dios nos dio emociones para que pudiéramos adorarlo
con sentimientos intensos; pero esas emociones deben ser genuinas,
no fingidas. Dios odia la hipocresía. No quiere teatralidad, ni
fingimiento ni farsas en la adoración. Quiere nuestro amor sincero y
verdadero. Podemos adorarlo con imperfecciones, pero no con falta de
sinceridad.
Por supuesto, la sinceridad por sí sola no es suficiente; podemos ser
sinceros y estar equivocados. Por eso se necesitan tanto el espíritu
como la verdad. La adoración debe ser veraz y auténtica. La adoración
que agrada a Dios es profundamente emocional y doctrinal. Con
nuestro corazón y nuestra cabeza.
En cuanto a la adoración y la amistad con Dios no existen las "tallas
únicas". Una cosa sí es cierta: No darás gloria a Dios intentando ser
alguien que él nunca se propuso que fueses. Dios quiere que seas tú
mismo. El Padre está "buscando personas que, cuando lo adoren,
sean sencilla y sinceramente ellas mismas cuando se presenten ante
él" (Juan 4:23, PAR).

A Dios le agrada la adoración reflexiva


El mandamiento de Jesús de "amar a Dios con toda tu mente" se
repite cuatro veces en el Nuevo Testamento. A Dios no le agrada que
cantemos himnos, oremos con apatía y exclamemos con indiferencia
¡gloria a Dios!, sin pensar en lo que hacemos, porque no se nos ocurre
otra cosa que decir en ese momento. Si no pensamos en lo que
hacemos cuando adoramos, la adoración no sirve. Tu mente debe
estar puesta en lo que haces.
Jesús tildó de "vanas repeticiones" (Mateo 6:7) a la adoración
distraída. El mal uso puede convertir hasta los términos bíblicos en
frases gastadas, cuando olvidamos su significado.
Trata de alabar a Dios sin usar las palabras alabanza, aleluya, gracias,
gloria a Dios o amén. Usa palabras más novedosas como admirar,
respetar, valorar, reverenciar, honrar y apreciar.

Otra idea es hacer una lista de los diferentes nombres que tiene Dios y
concentrarse en ellos. Los nombres de Dios no son arbitrarios;
expresan distintos aspectos de su carácter.
Dios quiere que nuestras reuniones de adoración en público también
tengan sentido. Pablo dedica un capítulo entero a este asunto en 1
Corintios 14, y concluye: "Pero todo debe hacerse de manera
apropiada y con orden" (v. 40).
Con respecto a este punto, Dios insiste en que nuestros cultos de
adoración puedan ser entendidos por los no creyentes que estén
presentes en nuestras reuniones de adoración. La Biblia nos ordena
ser sensibles a los no creyentes que están de visita en nuestras
reuniones de adoración (1 Corintios 14:16-17). Si hacemos caso omiso
de este mandamiento somos desobedientes y no tenemos amor.

A Dios le agrada la adoración práctica


La Palabra de Dios afirma: "Les ruego que cada uno de ustedes, en
adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y
agradable a Dios" (Romanos 12:1). ¿Por qué quiere Dios tu cuerpo?
¿Por qué no dice "ofrezcan su espíritu"? Porque sin el cuerpo no
podemos hacer nada en este planeta.
Cuando adoramos debemos ofrecer nuestro "cuerpo como sacrificio
vivo". En la actualidad asociamos el concepto de "sacrificio" con algo
muerto, pero Dios quiere que seamos un sacrificio vivo. ¡Quiere que
vivamos para Él!
Sin embargo, el problema de un sacrificio vivo es que puede
escaparse del altar, y es lo que solemos hacer. Cantamos "¡Firmes y
adelante!, huestes de la fe" los domingos, y los lunes desertamos.

En el Antiguo Testamento, a Dios le agradaban los sacrificios de


adoración porque anunciaban el sacrificio de Jesús por nosotros en la
cruz. Ahora bien, a Dios le agradan diferentes tipos de sacrificio de
adoración: la gratitud, la alabanza, la humildad, el arrepentimiento, las
ofrendas de dinero, la oración, el servicio a los demás y el compartir
los recursos con los necesitados.
La verdadera adoración tiene un precio. David lo sabía y dijo: "No voy
a ofrecer al Señor mi Dios holocaustos que nada me cuesten" (2
Samuel 24:24, PAR).
La adoración sacrifica nuestro egocentrismo. No podemos exaltar a
Dios y exaltarnos al mismo tiempo. No podemos adorar para
impresionar a los demás y para agradarnos a nosotros mismos.
Necesitamos retirar deliberadamente el enfoque de nuestra persona.
Cuando Jesús dijo: "Ama a Dios con todas tus fuerzas" quería señalar
que la adoración requiere esfuerzo y energía. No es siempre ni lo más
conveniente ni lo más cómodo, y en ocasiones la adoración es un acto
de voluntad absoluto: un sacrificio de buena voluntad. La adoración
pasiva es una incongruencia.

Ofrecemos sacrificio de adoración a Dios cuando lo alabamos aunque


no tengamos ganas; cuando nos levantamos de la cama para adorarlo
aunque estemos cansados, y cuando ayudamos a los demás aunque
estemos agotados. Eso agrada a Dios.
Matt Redman, un líder inglés de adoración, cuenta cómo su pastor le
enseñó a la iglesia el verdadero significado de la adoración. Para
mostrarles que esta era más que la música, prohibió por un tiempo el
canto en los servicios, mientras aprendían otras maneras de adorar. Al
cabo de ese tiempo, Matt había escrito el himno clásico "El corazón de
la adoración":
Te traigo más que una canción, porque ella en sí no es lo que me
pides.
Buscas más adentroque lo que a simple vista parece; miras dentro de
mi corazón.
El corazón de este asunto es un asunto del corazón.

Tomado del libro: Una vida con propósito de Rick Warren, Editorial
Vida.

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