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TEMA 2 FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN

LA EDUCACIÓN MORAL COMO NECESIDAD


PERMANENTE EN EL EJERCICIO DE LA
CIUDADANÍA

INTRODUCCIÓN
Este tema se encuentra enmarcado dentro de Filosofía de la educación, que
según Cullen (2012) se trata de una actitud reflexiva de la práctica educativa, de las
ciencias de la educación y de la historia de la educación. Busca un pensamiento crítico
que cuestione fundamentos y legitimaciones, es decir que busque romper con el
discurso dominante. La educación constituye un problema filosófico que ha sido
estudiado a lo largo de la historia, y puede ser definida como un conjunto de procesos
y procedimientos que le permiten al ser humano acceder a la cultura.

ÉTICA Y MORAL
En el currículo dispuesto por el PEIP (2008), existe un campo de las Ciencias
Sociales llamado Construcción de la ciudadanía. En la fundamentación se expresa que
la finalidad de este campo es la formación de sujetos autónomos, críticos y
responsables, con responsabilidad social y sentido de la justicia. Está dividido en dos
sub-campos: ética y derecho. Esto supone una consideración no solo de los
problemas morales, sino también de las normas.

Ahora bien ¿cuál es la diferencia entre ética y moral? La palabra moral,


proviene del latín mores que significa costumbre y según Aristóteles, filósofo griego, la
ética, el ethos es un hábito derivado de la costumbre, un modo de ser que construye la
identidad de la persona a lo largo de su existencia. El significado etimológico de los
vocablos son parecidos pero actualmente son tomados como conceptos diferentes.
Según Savater (1991) no tienen idéntico significado. «Moral» es el conjunto de
comportamientos, normas que los miembros de una comunidad suelen aceptar como
válidos; «ética» es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y la
comparación con otras «morales» que tienen personas diferentes.
De acuerdo con Cullen (1997), hacer ética implica una discusión racional
argumentativa para saber desde dónde sostenemos lo que sostenemos como
principios morales y valores, aceptando por lo mismo, que puede haber razones o
puede haber argumentaciones que digan otra cosa y poder discutirlo. El
fundamentalista no discute: esto es así y no puede ser de ninguna otra manera
“porque está escrito en algún lugar”, “porque tuvo una revelación divina”, por lo que
fuera. Es un nivel en el que la ética se mueve en términos de un absolutismo que no
admite discusión alguna. Tampoco admite discusión el escepticismo. Si vamos a
hablar de ética, tenemos que entender que es un campo que se mueve entre dos
extremos posibles que la niegan: uno es el fundamentalismo y otro, es el escepticismo.
Cuando hablamos de ética, hablamos justamente de la posibilidad de argumentar, de
razonar, de reflexionar.
Respecto a la moral, el mismo autor plantea que es necesario trabajar en un
juicio moral autónomo y una inteligencia moral solidaria y hacer que los estudiantes
puedan evaluar críticamente y con responsabilidad social los valores en que han sido
formados. El PEIP (2008) en su fundamentación del área social explica que se
propone un cambio de enfoque de la tradicional “Educación Moral y cívica”, pues
aprender sobre la moral y los valores que la componen no debe ser para moldear
sujetos conforme a determinadas pautas de valores fijos e inamovibles, ni incorporar
pasivamente una tradición moral sino que estén orientadas a la acción y a la reflexión.

LA MORAL EN LA EDUCACIÓN Y EJERCICIO DE LA CIUDADANÍA

Al respecto, la UNESCO (2019) plantea que la Escuela debe promover la


ciudadanía activa y la cohesión social a través de la Educación en Ética y moral, y
ante tal planteo, surge la presencia de un eje transversal dedicado al proceso de
formación de valores, justificado por la crisis de valores que se vive en la sociedad.
Cada día, la sociedad demanda con más fuerza, profesionales competentes con
formación integral, la que no solo dependa de los conocimientos y habilidades sino de
las convicciones, y valores éticos que regulan la actuación profesional, lo cual requiere
una sólida formación axiológica. Según el PEIP (2008), la acción educativa debe
centrar sus esfuerzos en el acto de “Educar para una cultura de paz “, educar para la
crítica y la responsabilidad, para la comprensión y el manejo positivo de los conflictos,
así como potenciar los valores del diálogo y el intercambio, que ayude a superar las
dinámicas destructivas y a enfrentarse a las injusticias. Es necesario reconocer una
realidad: en gran medida el comportamiento de la sociedad indica que se están
dejando de asumir los valores morales, y en cambio se ven otros que podemos llamar
antivalores, lo cual denigra las relaciones humanas. Las causas pueden ser diversas y
combinadas, como: el egoísmo excesivo, la influencia de algunos medios de
información, conflictos familiares, padres irresponsables en la crianza de sus hijos,
presiones económicas, pobreza, etc.; pero sobre todo el funcionamiento de un sistema
Educativo desvinculado de las necesidades actuales de los ciudadanos.

Con la sociedad posmoderna aparece la pérdida de fe en el progreso y la falta


de creencia en el desarrollo ilimitado de la sociedad humana por los avances de la
ciencia y la tecnología. El ser humano y las comunidades no tienen un horizonte
definido, tienen que asumir vivir en la incertidumbre, en el cinismo de aprovechar la
sinrazón en provecho propio y la búsqueda del placer en el presente sin considerar las
consecuencias. La Escuela sigue siendo fundamentalmente racionalista, se resiste a
cambiar, aunque de hecho cambia. La estética desplaza a la ética en todos los
ámbitos. Las apariencias dominan el terreno de las representaciones. La ausencia del
fundamento axiológico es el símbolo más claro de la crisis de la educación y la cultura
contemporánea. En esta realidad educativa se hace necesaria una práctica reflexiva,
creativa y consciente de esas condiciones. La educación de nuestro tiempo requiere
este enfoque antropológico, político y ético. Conjuntamente con este encuadre
humanista y socio-crítico referido al desarrollo de la persona, es necesario plantear
una formación para la democracia, la ciudadanía y los derechos humanos. Y son estos
últimos que se plantean como los valores estructurantes de la Educación en nuestro
país, ya que en el PEIP se expresa que Los Derechos Humanos se convierten en los
valores universales para la resolución de conflictos, una forma de diálogo entre las
culturas en donde estos se consideran acuerdos previos. El aprendizaje moral que se
propone actualmente implica aprender a moverse en el juego de reglas de la
democracia y el pluralismo, aprender a comprometerse con los valores críticamente
asumidos; es aprender la coherencia entre lo que se dice y se hace; es poder
encontrarse como sujeto libre y digno desde el deseo individual y desde los roles
sociales (Cullen, 1997).
Y es por este camino que busca nuestro sistema educativo ir, en nuestro rol como
educadores debemos comprometernos para que así sea y tener coherencia entre
nuestro discurso y las acciones para lograr una educación más ética para formar
ciudadanos competentes.

REFLEXIÓN
Lo anteriormente explicado nos lleva a replantear nuestro accionar docente y
cuestionar nuestras prácticas. La educación moral y ética es importante abordarla
tanto implícita como explícitamente. Realizar secuencias, proyectos, planificar
actividades con dilemas éticos y morales es de suma relevancia, pero también nuestro
accionar diario da cuenta de nuestro marco moral y nuestra ética docente. En casos
en que se debe intervenir para resolver conflictos entre pares, cómo tratamos a
nuestros estudiantes, las temáticas que priorizamos en nuestra jerarquización de

contenidos, los autores que elegimos para presentar a nuestros estudiantes


promueven una educación moral de la que nuestros estudiantes aprenden a diario. Sin
dudas la educación moral y también la ética son fundamentales y tan importantes
como los conocimientos curriculares para formar ciudadanos críticos y conscientes.
BIBLIOGRAFÍA
-PEIP (2008)
-Cullen, C (1997) Crítica a las razones de educar. Bs.As: Paidós
-Savater, F (1991) Ética para Amador. Barcelona: Ariel
-UNESCO (2019) Ética y valores universales.

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