Está en la página 1de 4

Paola Espinosa Flores 13 - 11 - 2020

Tacto y Dolor
El sentido que se conoce como tacto está formado por cinco sistemas
independientes de la piel (o sistemas somatosensoriales): contacto físico, presión
profunda, calor, frío y dolor.

Nuestra piel está constituida por dos capas de células, la capa protectora exterior
llamada epidermis que contiene células muertas, su espesor varía: delgada en la
cara y gruesa en los pies, por ejemplo. Bajo la epidermis se encuentra la dermis, en
esa espesa capa viviente se producen nuevas células de modo continuo. Estas
células viajan hacia la superficie para sustituir las células epidérmicas que se
desechan de manera rutinaria.

Los receptores somatosensoriales


están dispersos por toda la dermis, la
mayor parte parecen estar muy
especializados para responder
principalmente ante estímulos que
representan una de las cinco
sensaciones cutáneas. Sin embargo,
ciertas células reaccionan ante
estímulos que proporcionan varias o
todas las cinco sensaciones. Estos hechos tienen dos interesantes implicaciones;
primero, la sensación no es continua en toda la superficie de la piel, está localizada
en puntos particulares. Segundo, los sitios sensibles no responden igual ante la
presión, el contacto, el frío, el calor y el dolor.

Los receptores de la piel mandan mensajes sensoriales a la médula espinal; de ahí,


la señal viaja por vías muy complejas hacia las regiones somatosensoriales en los
lóbulos parietales del cerebro, para que sean procesados.
Paola Espinosa Flores 13 - 11 - 2020

Parecería que se necesitan células especializadas para que el cerebro reconozca


las variadas sensaciones de la piel. Esto no es cierto. No obstante que la córnea del
ojo contiene un sólo tipo de célula receptora, capta información sobre el tacto, la
temperatura y el dolor (Lele y Weddell, 1956).

LA EXPERIENCIA DEL DOLOR

A pesar de que no es bienvenido el dolor cumple una función biológica vital;


previene al cuerpo de peligros que requieren acción.

Se han hecho grandes progresos en la comprensión de las bases fisiológicas del


dolor. muchos científicos sensoriales afirman que las personas están dotadas de
terminaciones nerviosas especiales que perciben el dolor llamadas nocireceptores
("noci" y "nocivo" provienen de la misma raíz). Los receptores están localizados en
la piel, en el tejido que rodea a los músculos, en los órganos internos, en las
membranas que cubren los huesos y en la córnea del ojo. La mayor parte de los
receptores del dolor parecen responder a diferentes tipos de estímulos nocivos; por
ejemplo, los que se encuentran en la piel, reaccionan ante cortadas, quemaduras,
sustancias que se liberan cuando el tejido se daña y circulación sanguínea
inadecuada.

La respuesta más primitiva al dolor se presenta a nivel reflejo. Los mensajes sobre
el dolor viajan a la médula espinal, que media los reflejos de protección. En el caso
de pisar una tachuela, los receptores en la ruptura de la piel, por ejemplo,
Paola Espinosa Flores 13 - 11 - 2020

responden mandando la información a la médula espinal, que envía el mensaje de


regreso hacia los músculos que flexionan el tobillo y retiran el pie. Quitar el pie
ocurre antes de que el receptor notifique al cerebro y de que haya conciencia del
dolor.

Parecen existir dos diferentes sistemas para transmitir los


mensajes de dolor al cerebro. Los mensajes para un
sistema se mueven de manera rápida y conducen una
sensación del dolor vivida y localizada en un sitio
específico. El sistema más lento produce una sensación
difusa y molesta del dolor. Al parecer el sistema rápido
señala la presencia de una lesión, su localización y su extensión. El sistema lento
desempeña una función de recordatorio, manteniendo al cerebro consciente de que
se ha presentado una lesión, que debe restringirse la actividad y que deben tomarse
medidas.

El impulso nociceptivo es conducido a la médula espinal donde se ve afectado por


factores locales y la modulación descendente. Los mediadores neuroquímicos de
esta interacción en el asta dorsal son: serotonina, norepinefrina, GABA, encefalina,
neurotensina, acetilcolina y dinorfina (Fields y Levine, 1984). La señal dolorosa viaja
por la médula hasta hacer sinapsis con neuronas del tálamo y otras estructuras
subcorticales. Durante el trayecto se forman proyecciones que activan el núcleo
reticular gigantocelular. Las neuronas de este núcleo se proyectan al tálamo y
también activan la sustancia gris periacueductal. Las neuronas encefalinérgicas
desde la sustancia gris y noradrenérgicas desde el núcleo reticular gigantocelular
activan neuronas serotoninérgicas descendentes del núcleo del rafe, estas fibras
junto con fibras noradrenérgicas van desde el locus coeruleus y el núcleo reticular
lateral a proyecciones descendentes, modulando impulsos al asta dorsal vía cordón
dorsolateral (Fields y Basbaum, 1999; Fields, Bry, Hentall et al., 1983; Fields y
Heinriecher, 1985).
Paola Espinosa Flores 13 - 11 - 2020

Referencias

● Davidoff, L. (1989). Introducción a la Psicología (3.a ed., Vol. 0). McGraw- Hill.

● Navas, P. J. M. (2008, diciembre). Bases neuromédicas del dolor. Scientific

Electronic Library Online España.

http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1130-5274200800030

0002#:%7E:text=La%20se%C3%B1al%20dolorosa%20viaja%20por,activan%

20la%20sustancia%20gris%20periacueductal.

También podría gustarte