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Qué es la inflación

La inflación es un aumento generalizado en los precios y servicios de una economía durante un


periodo de tiempo. Por tanto, refleja la devaluación de la moneda y, consecuentemente, una
disminución del poder adquisitivo de las familias. Si existe inflación, significa que con el
mismo dinero tendremos acceso a una menor cantidad de bienes y servicios que antes.

Las causas de la inflación son diversas, pues cuando la demanda de un bien excede la oferta, los
precios tienden a aumentar. Asimismo, este incremento generalizado, también puede ser
provocado por un aumento de costes, como pueden ser los precios de las materias primas o el
crecimiento de los salarios.

La inflación constituye uno de los parámetros macroeconómicos más relevantes en la actualidad.


Uno de los principales objetivos de los Bancos Centrales es mantener la estabilidad de
los precios, por tanto, las políticas monetarias de dichas instituciones dependerán de la evolución
de la inflación de las diferentes economías.

El indicador de la inflación: IPC

La inflación se mide mediante el indicador IPC: el Índice de Precios al Consumo. Desarrollado por


el Instituto Nacional de Estadística con el propósito de calcular la evolución de la inflación, se
encarga de medir los precios de los elementos que conforman “la cesta de la compra” de un
consumidor tradicional y ver su variación a lo largo del tiempo.

Cómo afecta la inflación a mis ahorros

Una de las ventajas de la inflación es que ayuda a reducir el valor de las deudas. Además, provoca
que la gente prefiera consumir hoy en vez de más tarde, puesto que los precios entonces serán
más caros. Sin embargo, el gran riesgo de la inflación es la pérdida de poder adquisitivo que
provoca en los ahorros de las personas.

Cuando existe inflación, el dinero pierde valor y merma nuestra capacidad de compra. Un euro hoy


no es lo mismo que un euro dentro de un año. Podemos observar sus efectos cuando, por la
adquisición de un mismo bien o servicio, deberemos pagar más dinero.

En el siguiente gráfico, mostramos la pérdida de valor de un patrimonio de 500.000€ a lo largo del


tiempo, tomando como inflación el objetivo de IPC marcado por el BCE del 2%.
Cómo batir a la inflación mediante la inversión

Por todo lo anterior, los ahorradores deberían tener, como mínimo, el objetivo financiero de


conseguir un rendimiento superior a la inflación. Actualmente en la Eurozona disponemos de unos
tipos de interés del cero por ciento y, como hemos dicho anteriormente, un objetivo de
inflación por parte del Banco Central Europeo del 2%. Por tanto, para preservar el poder
adquisitivo de las familias, deberíamos aspirar a dicha rentabilidad.

Sin embargo, la situación actual de mercado, no favorece al ahorrador más conservador. Pues, los
activos tradicionalmente considerados “libres de riesgo” como los depósitos bancarios, no dan
rendimiento o, incluso, tienen rentabilidad negativa como ocurre con las letras del Tesoro. En
diferentes foros podremos leer otras recomendaciones como los bonos ligados a la inflación o el
oro, conocido tradicionalmente como “activo refugio”.

En los bonos ligados a la inflación, tanto el nominal como los cupones, se ajustan a la evolución de
los precios y, por tanto, podrían parecer una fórmula atractiva para protegernos de una pérdida de
poder adquisitivo ante un escenario de tipos de interés cero y ante la ya existente tasa de
inflación. No obstante, no hay que menospreciar la volatilidad que podríamos observar en este
tipo de emisiones por su elevada duración ante una subida de los tipos reales.

Por otra parte, invertir en oro, puede ayudarnos a descorrelacionar y diversificar las carteras de


inversión. Sin embargo, debido también a su gran volatilidad, deberemos hacerlo siempre a través
de asesores financieros profesionales que nos puedan ayudar a seleccionar el producto más
adecuado y el porcentaje que debe pesar dentro del global de mi cartera de inversión.

Dos formas “sencillas” de invertir en este metal precioso, pueden ser a través de un fondo de
inversión que compre mineras o replique un índice de este tipo de empresas (como EMIX GLOBAL
MIN CONST WT NRUSD), o a través de un ETF que replique el comportamiento del precio del oro
físico como SPDR Gold Shares. Más abajo podemos apreciar cómo la rentabilidad, tanto a 5 como
a 10 años, de una cartera global mixta (con un 50% de inversión en el índice de Bolsa Global MSCI
World) sería superior a la de haber invertido en los otros dos activos y con un riesgo muy inferior
al de invertir en oro exclusivamente.

Hoy en día, mientras los tipos de interés se mantengan bajos y los activos “libre de riesgo” no
supongan una alternativa rentable, deberemos organizar nuestro patrimonio en función
del horizonte temporal de nuestros objetivos vitales/financieros.

El dinero que vayamos a necesitar para cubrir nuestras necesidades más inmediatas, deberá
depositarse en activos con liquidez diaria y con ausencia de fluctuación, pese a que ello suponga
renunciar a cierta rentabilidad. Por ejemplo, fondos monetarios o cuentas corrientes.

Sin embargo, aquel ahorro destinado a los objetivos más largoplacistas, deberían invertirse en


productos que, a cambio de una mayor asunción de riesgo, ofrezcan un rendimiento neto de
impuestos superior a la inflación en el largo plazo. Aquí cobra especial relevancia conocer
perfectamente la tolerancia al riesgo por parte del ahorrador. En función de su perfil de riesgo, se
elabora una cartera bien diversificada, tanto por tipo de activo como geográficamente, que
busque batir la tasa de IPC en el medio plazo amortiguando en la medida de lo posible las
fluctuaciones en el más corto plazo.

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