Está en la página 1de 6

RESPUESTA MAGISTRAL ABRIL 2019

PREGUNTAS

EN RELACIÓN CON EL RECLAMO Y POSIBLE DEMANDA DE BURT


BROWN:

1.- Explique qué función jurídica cumplen en la constitución del usufructo el


contrato suscrito por escritura pública de fecha 9 de noviembre de 2014, entre
don Robustiano y don Burt Brown y la inscripción de este en el Conservador de
Bienes Raíces; y señale además, si el contrato fue bien otorgado desde el punto
de vista de su perfeccionamiento y en qué Conservador y registro debió
efectuarse la inscripción (10%).

ESTA PREGUNTA SE ELIMINÓ DEL EXAMEN.

2.- A la luz de las normas sobre consentimiento libre y espontáneo, analice


críticamente los hechos del caso a fin de determinar si es posible justificar una
acción que persiga dejar sin efecto el contrato (16,25%).

2.-
Según lo expresado por el señor Brown, la demanda podría fundarse en la existencia
de un error esencial que excluyó la voluntad de este. En concreto, podría alegarse que
el error recayó en la identidad específica de la cosa que debía darse o entregarse (arts.
1453 y 676 CC), porque se “dio” o “entregó” un usufructo y no la plena propiedad
sobre el inmueble. Para que esta alegación prospere debería sostenerse además que la
sanción por el error esencial es la inexistencia del contrato (Claro Solar) o la nulidad
absoluta del mismo (art. 1682 inciso 1° CC) (Alessandri), porque si se sostuviera que
es la nulidad relativa (Somarriva), la acción estaría prescrita ya que desde el 9 de
noviembre de 2014 transcurrieron más de cuatro años desde la celebración del
contrato (art. 1691 CC).
Si bien se podría considerar que existe error esencial si se afirma que el error recae
sobre la circunstancia de si se adquirió la propiedad plena o sólo el usufructo, ello, sin
embargo, no es así, no prosperaría la acción de nulidad porque dicho error es
inexcusable considerando el tenor de la cláusula segunda del contrato. También cabría
agregar que no existe error esencial porque el error no es sobre la identidad específica
de la cosa, sino que sobre los efectos jurídicos de la cláusula segunda del contrato
(arts. 1453, 676 y 677 CC).
Tampoco podría alegarse la concurrencia de dolo, según insinúa el señor Brown,
porque de los antecedentes no se aprecia que haya habido una maquinación
fraudulenta de parte de don Robustiano y porque una acción en este sentido tampoco
habría podido prosperar, ya que la acción rescisoria por dolo también se encuentra
prescrita ya que desde el 9 de noviembre de 2014 transcurrieron más de cuatro años
desde la celebración del contrato (art. 1691 CC).
Don Robustiano podría defenderse alegando que lo que en realidad existió de parte
del señor Brown fue un error de derecho, porque ignoraba o tenía un concepto
equivocado acerca de las consecuencias jurídicas de la cláusula segunda del contrato
de venta y, en consecuencia, su voluntad no se encuentra viciada porque esta clase de
error no vicia el consentimiento, según expresa el art. 1452 CC, en relación con el art.
706 inciso final y el art 8 CC, normas que impiden alegar ignorancia de la ley una vez
que esta ha entrado en vigencia.
La circunstancia de ser extranjero y no conocer el idioma no es causal de error vicio
en nuestro derecho. Más aún, de acuerdo a lo dispuesto en el art. 14 CC la ley es
obligatoria para todos los habitantes de la República, “inclusos los extranjeros”; y
según el art. 16 del mismo código, los bienes situados en Chile están sujetos a las
leyes chilenas, aunque sus dueños sean extranjeros y no residan en Chile.

EN RELACIÓN CON EL ACCIDENTE DE TRÁNSITO ENTRE ROBERTO


Y DON ROBUSTIANO:

3.- Explique contra quién (es) podría deducir don Robustiano demanda por los
daños sufridos, teniendo en consideración para este efecto únicamente las
normas del Código Civil. Indique los requisitos necesarios para ello y si
concurren en cada caso (31,25%).

3.-
En primer lugar podría demandar a Roberto su responsabilidad por su hecho propio,
según los arts. 2314 y 2329 inciso 1° CC.
Los requisitos son: un hecho voluntario (acción u omisión); imputabilidad a título de
dolo o culpa; daño o perjuicio; y relación de causalidad entre el hecho ilícito y el daño.
El ilícito se produjo por un hecho voluntario de Roberto, quien tiene 16 años
cumplidos, por lo que es capaz extracontractualmente (art. 2319 CC).
El hecho le es imputable a Roberto a título de culpa, negligencia o falta de cuidado.
En efecto, Roberto tomó el automóvil de su padre, salió a dar una vuelta y chocó el
automóvil de don Robustiano por tratar de recoger su celular del piso de su automóvil.
Además, conduce a exceso de velocidad. Manejar a exceso de velocidad y, a la vez,
buscar el celular, constituye sin duda un comportamiento que no observa los deberes
de cuidado y que, por lo tanto es negligente.
El hecho culposo de Roberto le ocasionó daños o perjuicios a don Robustiano
consistentes en lesiones (múltiples fracturas en las piernas y costillas) y pérdida total
del automóvil de don Robustiano.
De los arts. 1437 y 2314 CC, que se refieren al hecho constitutivo de delito o
cuasidelito que ha “inferido” daño, y del art. 2329 del mismo código, que dispone que
todo daño que pueda “imputarse” a malicia o negligencia de otra persona debe ser
reparado por ésta, y de la lógica más elemental, se desprende que para que un hecho
ilícito genere la obligación de reparar un daño, es necesaria la existencia de una
relación de causalidad entre el hecho ilícito y el daño. Con respecto a la causalidad
dos puntos deben señalarse.
En primer lugar, es necesario que el acto u omisión, desde un punto de vista empírico,
sea causa de un daño, esto es, que exista una relación natural de causa a efecto. Para
establecer los actos u omisiones que han sido causa necesaria del daño debe
establecerse si un determinado factor es condición del resultado, reconstruyendo
mentalmente la situación sin el factor analizado (“supresión mental hipotética”), de
manera que si el resultado igual se hubiera producido, dicho factor no fue condición
del resultado, pero si el resultado no se hubiera producido, dicho factor fue condición
del resultado. En el caso, parece claro que si Roberto no hubiera tratado de recoger
su celular del piso de su automóvil y no hubiera ido conduciendo a exceso de
velocidad y hubiera respetado el derecho de paso preferente de don Robustiano, el
resultado no se hubiera producido.
En segundo lugar, el daño debe ser consecuencia “directa” de los hechos, elemento
que exige que el daño resulte normativamente atribuible al hecho. Este elemento
permite determinar los hechos causantes de un resultado deben ser considerados como
relevantes y permiten la imputación objetiva del hecho a una determinada persona.
En el caso, esta causalidad normativa viene determinada por la finalidad de los
deberes de cuidado infringidos, ya que dichos deberes de cuidado tienen por objeto
prevenir accidentes como el del caso en comento. A la misma conclusión se llega con
la referencia a la doctrina de la causalidad adecuada.
Don Robustiano podría demandar también al padre de Roberto, don Hermes, como
tercero civilmente responsable, en los términos del art. 2320 CC.
En efecto, según este precepto: “Toda persona es responsable no sólo de sus propias
acciones, sino del hecho de aquellos que estuvieren a su cuidado.
Así el padre, y a falta de éste la madre, es responsable del hecho de los hijos menores
que habiten en la misma casa...”.
Los requisitos que deben cumplirse para hacer efectiva la responsabilidad de don
Hermes son:
(1) que exista un vínculo de autoridad o cuidado, entre el principal y el dependiente y
(2) que el dependiente haya cometido un delito o cuasidelito civil.
En el caso, lo determinante es el vínculo de dependencia, el que está establecido por
ley porque el art. 2320 inciso 2° CC prescribe: “Así el padre, y a falta de éste la madre,
es responsable del hecho de los hijos menores que habiten en la misma casa”. Roberto
es menor de edad y habita en la misma casa de su padre, según se desprende del caso:
Roberto tomó las llaves del automóvil que su padre siempre deja en la mesa de entrada
del “hogar familiar”.
En Chile, este vínculo no es consecuencia de la patria potestad, sino que de la
autoridad paterna, que es la que impone los deberes de los padres respecto de la
persona de los hijos. En efecto, a los padres corresponde de consuno el cuidado
personal de la crianza y educación de sus hijos (art. 224 inciso 1°) y, por otra parte,
los hijos deben respeto y obediencia a sus padres (art. 222 inciso 1°). Por lo tanto, es
lógico presumir que si el hijo ha producido un daño, es porque los padres han faltado
a su deber de vigilancia1.
Cumplidos estos requisitos, la ley presume de forma simplemente legal la
responsabilidad del padre quien puede repetir contra el hijo en los términos del art.
2325 CC.

4.- Explique qué tipos de perjuicios podría demandar don Robustiano (11,25%).

4.-
Don Robustiano sufrió múltiples fracturas en las piernas y costillas, tuvo que ser
hospitalizado para ser intervenido quirúrgicamente y debió permanecer internado
durante diez días. Además, su automóvil sufrió pérdida total.
En consecuencia, podría reclamar indemnización:

1
En relación con este párrafo, constitutivo del ítem 16, es preciso aclarar que dicho ítem 16 no fue
considerado para el cómputo de puntaje, en razón del alto porcentaje de alumnos que no contestaron lo
requerido en esta parte. Sin perjuicio de ello, se consideró como bonus para los únicos tres alumnos que
respondieron correctamente este ítem.
(1) Del daño emergente, esto es, del empobrecimiento real y efectivo que experimentó
su patrimonio, en el caso gastos médicos y de hospitalización ascendentes a seis
millones de pesos ($ 6.000.000.-) y por la pérdida total del automóvil, equivalente
cinco millones ($ 5.000.000.-).
(2) Del lucro cesante, esto es, de la utilidad que dejó de percibir a consecuencia de no
haber podido trabajar durante su internación y período de convalecencia, lo que deberá
acreditar. En el caso, se plantea que durante el período de convalecencia no pudo
dedicarse a ciertos negocios que usualmente le habrían reportado tres millones de
pesos ($ 3.000.000.-).
(3) Eventualmente podría reclamar el resarcimiento por el daño moral que es
consecuencia de las lesiones corporales sufridas (arts. 2314 y 2329 CC).

EN RELACIÓN CON LA MUERTE DE DON ROBUSTIANO:

5.- Refiérase a la disposición relativa a la mitad legitimaria señalando


fundadamente quiénes, cómo y en qué porción suceden a don Robustiano
(11,25%).

5.-
La disposición no se ajusta a la ley.
En efecto, según dispone el art. 1183 CC “Los legitimarios concurren y son excluidos
y representados según el orden y reglas de la sucesión intestada”.
Es decir, la ley ordena que en la mitad legitimaria se apliquen los órdenes de sucesión
intestada, sin que el testador pueda modificar quiénes sucederán en ella, la
distribución de la misma entre los legitimarios, y la porción de la legítima rigorosa
que les corresponde.
En este caso, existiendo hijos de don Robustiano, debe aplicarse el primer orden de
sucesión, el cual lo fijan los hijos del causante, como herederos determinantes de este
orden (Olivia y María Jesús Cruz Subercaseaux y Ruperto Cruz Undurraga), y con
ellos concurre Ana María, cónyuge sobreviviente (heredera concurrente). Como hay
más de un hijo, a Ana María, como cónyuge sobreviviente, le corresponderá una
porción equivalente al doble de lo que por legítima rigorosa corresponde a cada hijo,
es decir, dos quintos de la mitad legitimaria, mientras que a Olivia, María Jesús y
Ruperto les corresponderá un quinto de esta mitad (arts. 1183, 1184 y 988 CC), a
título de legítima rigorosa (art. 1184 CC).
Tanto los hijos como la cónyuge suceden por derecho personal, esto es, por cabezas:
toman todos y por iguales partes la porción a que la ley los llama; a menos que la
misma les establezca otra división diferente, lo que no ocurre en este caso (arts. 1183,
1184 y 984 inciso 2° CC).
En cuanto al llamamiento sucesorio de Ana María debe concluirse que no obstante
que había interpuesto una demanda de divorcio notificada “hace una semana” a don
Robustiano, y que la declaración de divorcio por sentencia firme pone término al
matrimonio (art. 42 n. 4° LMC), con lo cual el ex cónyuge pierde sus derechos
sucesorios (art. 59.1 y 60 LMC), en el caso esto no ocurrió, porque la demanda había
sido recién notificada. Aunque la ley nada dice, parece razonable concluir que si don
Robustiano falleció iniciado el juicio de divorcio, pero antes de que hubiera sentencia
firme, el matrimonio terminó por muerte de uno de los cónyuges (art. 42 N° 1° LMC)
y no por divorcio. Por otra parte, la circunstancia de que hubiere abandonado el hogar
conyugal, tampoco la priva de sus derechos. La separación de hecho no altera los
efectos sucesorios del matrimonio, que se mantiene En consecuencia, Ana María
mantuvo su derecho de suceder a Robustiano.
.

6.- De los asignatarios instituidos como herederos en la cláusula primera del


testamento, señale quiénes, en definitiva, no podrán suceder. Explique y
fundamente (6,25%).

6.-
Si bien son legitimarios (art. 1182 N° 2 CC), no suceden en esta parte sus
ascendientes: sus padres don Luis Cruz y doña Elena Cotapos, porque son excluidos
por los hijos (arts. 1183, 1184, 988 y 989 CC); y su abuelo don Clemente Cruz, por
esta misma razón y además, porque si no hubiera hijos y se aplicara el segundo orden,
los ascendientes que suceden al difunto son los de grado más próximo, es decir, los
padres de don Robustiano excluirían a don Clemente (art. 1183, 1184, 988 y 989 CC).
En cuanto a los hermanos, don Francisco y Daniel Cruz, no suceden en esta parte
porque no son legitimarios (art. 1182 CC).
Los nietos Jorge y Pedro, aunque tienen vocación legitimaria, no suceden porque
respecto de ellos no hay delación en razón de que, a pesar de ser descendientes,
existían hijos vivos (art. 988 CC).

7.- Suponga que Olivia y María Jesús hubieran fallecido en noviembre de 2018:
¿Quiénes y en qué porción sucederían en esta parte a don Robustiano? (16,25%).

7.-
Si Olivia y María Jesús hubieran fallecido con anterioridad a don Robustiano, se
configuraría una incapacidad absoluta para suceder por causa de muerte. En efecto,
para ser capaz de suceder es necesario existir (al menos naturalmente) al tiempo de
abrirse la sucesión (arts. 77 y 962.1 CC), lo que no ocurriría si hubieren muerto antes.
En el caso de Olivia, sucederían por derecho de representación sus hijos (nietos del
causante) Jorge y Pedro y, en consecuencia, la porción de Olivia no acrecería a las
legítimas de los demás legitimarios. En la mitad legitimaria, el derecho de
representación prevalece sobre el de acrecimiento (art. 1190 CC).
El derecho de representación opera en este caso porque en la mitad legitimaria los
legitimarios concurren y son excluidos y representados según el orden y reglas de la
sucesión intestada (art. 1183 CC).
Además, concurren los requisitos de la representación:
Respecto del representado: (a) Es necesario que el representado no pueda o no quiera
suceder al causante (arts. 984 y 987 CC): se entiende que no puede suceder al causante
cuando es incapaz, cuando es indigno, y cuando ha sido desheredado. A su vez, se
entiende que no quiere suceder al causante cuando ha repudiado su herencia. En el
caso, Olivia falleció con anterioridad a don Robustiano, por lo que se configuró una
incapacidad absoluta para suceder por causa de muerte: no pudo suceder a don
Robustiano; (b) El representado tiene que ser descendiente o hermano del causante
(art.986). Olivia es hija de don Robustiano.
En cuanto al representante: (a) Debe ser descendiente del representado, tal como ocurre
en el caso, en que suceden por derecho de representación Jorge y Pedro, hijos de Olivia;
(b) Debe ser capaz y digno de suceder al causante, de quien hereda directamente. En el
caso, no se aprecia que afecte a Jorge y Pedro alguna causa de incapacidad o de
indignidad para suceder a don Robustiano (art.961 CC).
Como Jorge y Pedro suceden por derecho de representación (art. 984 CC), heredan
por estirpes, es decir, toman entre ambos y por iguales partes la porción que hubiera
cabido a Olivia, su madre representada (un quinto) (art. 985 inciso 1°). Como a Olivia
le habría correspondido un quinto de la mitad legitimaria, Jorge y Pedro llevarán cada
uno una décima parte de la mitad legitimaria.
La parte de María Jesús se agregará a la mitad legitimaria y contribuirá a formar las
legítimas rigorosas de los otros, es decir, acrecerá a las legítimas rigorosas de los
demás legitimarios (art. 1190 CC).

8.- En relación con la cuarta de mejoras, suponga que Olivia repudia su


asignación en la cuarta de mejoras: ¿quién (es) sucedería (n) en su porción?
(3,75%).

8.-
Como la asignación en favor de Olivia no tendrá efecto, debe considerarse que su
porción se encuentra intestada (art. 980 CC) y en conformidad con el art. 1191 CC
debe acrecer a las legítimas rigorosas de Olivia (supuesto que no la hubiere repudiado
también), María Jesús, Ruperto y Ana María, que pasarán a llamarse legítimas
efectivas, correspondiendo a Ana María el doble de lo que por legítima efectiva
corresponderá a cada hijo (arts. 1183, 1184, 988 CC).

9.- En relación a la cuarta de libre disposición, explique quiénes suceden a don


Robustiano en la cuarta de libre disposición y en qué cuantía (3,75%).

9.-
En cuanto a los parientes y aplicando el art. 1064 sucederán a don Robustiano en el
el cuarenta por ciento de la cuarta de libre disposición sus consanguíneos del grado
más próximo. Estos son sus hijos y sus padres. Pero como según la misma disposición,
los consanguíneos del grado más próximo suceden al testador “según el orden de la
sucesión abintestato”, resulta que los hijos excluyen a los padres y llevarán toda la
cuota (arts. 988 y 989 CC).
La porción asignada a los amigos se tiene por no escrita (art. 1056.1 CC), pero esta
no acrece a la parte de los parientes, porque no hay acrecimiento entre herederos de
cuota (art. 1148, 951, 954, 1098 CC).
En consecuencia, como la asignación en favor de los amigos se tiene por no escrita,
debe considerarse que esa porción se encuentra intestada (art. 980 CC) y en
conformidad con el art. 1191 debe acrecer a las legítimas rigorosas de Olivia, María
Jesús, Ruperto y Ana María, que pasarán a llamarse legítimas efectivas,
correspondiendo a Ana María el doble de lo que por legítima efectiva corresponderá
a cada hijo (arts. 1183, 1184, 988 CC). Es decir, Ana María llevará dos quintos de la
porción intestada, mientras que a Olivia, María Jesús y Ruperto les corresponderá un
quinto de esta porción, a título de legítima efectiva (art. 1191 CC).

También podría gustarte