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Construcción del género musical: una aproximación a la fusión entre los géneros

rock-pop y urbano
Victor Andrés Murgas Sierra
Según Diego Madoery (2000), la producción musical se compone de dos elementos
esenciales en la musicología: la especificidad en la variedad, que incluye la composición y
arreglo; y el génesis del producto, que se rectifica por el género y el ensayo. Sin embargo,
es innegable que el origen de la producción comienza cuando nace el numen, denominado
por los griegos como musa, y acuñado por el filósofo Eugenio Trías (2010) como el
principio de inspiración musical. Es en ese golpe de iluminación donde el músico decide
crear su obra, sin presiones o encasillas.

Soy El Ave se formó a razón de la necesidad de implementar un trabajo distinto al que


normalmente he producido; salir de mi zona de confort. Adolf Murillo, profesor de la
Universidad Pontifica de Valencia señala que acomodarse en una zona de confort lleva a
una falsa sensación de control, que, para el músico, representa un riesgo para su desarrollo
creativo, y por ende, el impacto que conducirá a su público; por esto, es necesaria la
continua construcción de nuevos perfiles, con el fin de lanzarse a una zona de
desequilibrios y reajustes continuos con la suficiente carga emotiva que permita sentir cada
propuesta como algo singular. Anteriormente mis proyectos se habían centrado en los
géneros Latín House, House y Urbano, donde me había desempeñado con cierta plenitud,
sin embargo, tras haberme quedado deambulando entre ellos, puertas a otros sectores que
aún no había alcanzado estaban cerrándose; decidí entonces que era el momento de
implementar algo que representase un reto o una nueva meta que alcanzar.

El rock es un género que me ha llamado la atención desde edad temprana, ya que nací y
crecí en la época donde este estaba en su mayor auge en el país; así mismo, mi instrumento
base es la guitarra eléctrica, por lo que, podría decir que el rock siempre ha estado presente
en mis producciones. Por otro lado, el género pop se ha caracterizado por poseer ritmos
pegajosos y un Groove atrayente, además de que se ha evidenciado cómo distintas
producciones de géneros diversos lo han adoptado en fusiones por su popularidad entre
audiencias de diversas edades gracias a sus variantes a través de los años; esto se debe,
según Noriega (2009), al papel de construcción de identidades del cual el pop hace
presencia, junto a otras cuestiones como el consumo y las estructuras simbólicas. Ahora
bien, el género Urbano, como mencioné con anterioridad, es en donde me he mantenido
trabajando desde mis inicios como productor, por lo que tengo pleno conocimiento de su
estructura musical. El género Urbano en Latinoamérica, más precisamente en Colombia, ha
demarcado importantes producciones que consolidan la cultura propia del país: los ratings
posicionan al género como uno de los más influyentes, dadas sus características en el
sentido de identidades y trascendencia. Por ende, la propuesta de una fusión que
combinasen estos tres géneros tan atractivos y disparejos entre sí representaba un desafío
que deseaba poder enfrentar, después de encontrarme en el mercado con algunas
producciones que intentaban precisamente este cometido.

Para comenzar a construir la estructura de la canción, me basé en el uso de acordes abiertos


y arpegios sencillos pero pegadizos, sabiendo que la producción debía contener un solo de
guitarra que fuese el centro de la obra, el cual diseñé según la pentatónica menor en la
escala de La menor, aplicando la teoría de ritmo musical. Una vez había completado lo que
sería el estribillo bajo el que se basaría la melodía, me dispuse a escribir la letra que
acompañaría mi canción; el tema central serían las aves, como un punto de inspiración que
parte de una analogía al amor y se mantendría en la tonalidad de La menor. La intro de la
canción se vería acompañada con una guitarra tocada en acordes menores, buscando
contraponer a la creencia de que este tipo de acordes sólo acompañan melodías nostálgicas.
Mi propósito con aquella secuencia era hacer de la canción algo que representase alegría o
gozo. La estructura de esta se dividía en dos estrofas y tres coros, incluyendo un sostén de
rap, señalando la sustancia del género urbano.

Finalmente, para sellar la producción y arreglo, incluí los instrumentos bases de cada
género: la guitarra eléctrica y el bajo representando el rock; el piano y la batería con sonido
sintético en un ritmo rock-pop, más precisamente en un kick, snares, hathit close y open,
crash y toms en los precoros. Así mismo, añadí violines y sintetizadores de guitarra y piano
por el lado pop. Finalmente, se incluyeron trompetas y el rap del cantante como el sello
urbano.

En conclusión, puedo afirmar que, aunque realizar la producción representó un reto que me
obligó a reajustar mi posición como músico, resultó un éxito en mis habilidades como
productor. Pude aplicar los conceptos vistos y estudiados en la clase, comprendiendo aún
más en la práctica tras aplicar la teoría.

Referencias:

I Ribes, A. M. REPENSAR LAS AULAS DE MÚSICA O CÓMO ABANDONAR LA


ZONA DE CONFORT: ALUMNADO Y PROFESORADO COMO CREADORES. Esta
publicación no puede ser reproducida, ni total ni parcialmente, ni registrada en, o
transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por
ningún medio, ya sea fotomecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia o por cualquier
otro, sin el permiso previo de la editorial., 135.

Madoery, D. (2000). Los procedimientos de producción musical en Música Popular.


Revista del Instituto Superior de Música de la Universidad Nacional del Litoral, 1(7).

Noriega, D. A. M. (2009). Identidad, juventud y música pop. Tramas, 31, 169-184.

Trías, E. (2010). La imaginación sonora. Argumentos musi¬ cales, Barcelona.

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