Está en la página 1de 31

Con sentencia confirmatoria

A- Civil. Tarjeta de crédito. Consumidor. Bagatela

Excma. Cámara:

El Fiscal de las Cámaras Civiles y Comerciales

que suscribe en estos autos caratulados "CCC LA CAPITAL DEL

PLATA C. BUSTOS HERNÁN ANDRÉS”,PRESENTACIÓN MÚLTIPLE,

ABREVIADOS,(Expte. Nº 1274346/36), fecha de remisión del

día 27/04/2010, por ante la Excma. Cámara 3° en lo Civil y

Comercial comparece y dice:

I. La intervención de este Ministerio Público.

Que viene a contestar el traslado corrido a fs.

189, con motivo del recurso de apelación interpuesto por el

apoderado de la actora, Luis Alberto Epstein, en contra de

la sentencia N° 163, del día 19 de marzo de 2010,

solicitando su revocatoria y pidiendo se haga lugar a la

demanda.

II. Expresión de agravios del actor.

Al mantener su apelación mediante libelo que

corre a fs. 164/172, el apoderado de la actora se agravia

de la sentencia expresando que es producto de un análisis

erróneo de las constancias de autos, y que, como

consecuencia, carece de sustento legal, tornándose

arbitraria.
El apelante al narrar las circunstancias

relativas a la cancelación de la tarjeta de crédito,

destaca que si bien la juez considera válido el contrato

que vincula a las partes, de conformidad a la ley 25.065,

no tiene en cuenta que el demandado recibió los resúmenes

de cuenta con todos los requisitos legales, y el hecho de

que no se describan operaciones es simplemente porque en el

período que abarca dicho resumen, no las hubo, limitándose

a consignar el arrastre del saldo impago, y el consiguiente

cálculo de intereses devengados.

Agrega que la parte demandada ha sido

notificada de la totalidad de la documental agregada en

autos, y no ha realizado observaciones concretas a la

misma, siendo de aplicación el art. 192 del CPCC.

En síntesis, entiende que resulta procedente la

demanda por el importe reclamado, y en esta línea, adquiere

especial relevancia el resumen de cuenta de la tarjeta de

crédito que el demandado no ha desconocido, y que cumple

con las exigencias de la ley 25.065, es decir, que se

encuentran detallados todos los rubros adeudados.

Desde esta perspectiva, entiende que del

resumen de la cuenta se corresponde con el impago del

cliente, y agrega que no existe exceso en los intereses,

que fueron calculados desde la mora hasta la fecha de pago,


reiterando que nunca fue observado ni impugnado por el

demandado en el plazo de ley.

En definitiva, el recurrente sostiene que de

conformidad a la jurisprudencia que cita, resulta

procedente el reclamo intentado en la demanda por tratarse

de un usuario de una tarjeta de crédito que omitió

cuestionar los resúmenes dentro del plazo determinado en

las condiciones generales del contrato, y que su falta de

envío no impiden su ejecución, atento las obligaciones

asumidas por el deudor de pagar los montos o las

operaciones reflejadas en el aludido resumen.

En síntesis, pide se haga lugar a la demanda,

pues, de lo contrario, implicaría un enriquecimiento

indebido del demandado, atento a que se ha acreditado la

existencia de la obligación reclamada.

III. El responde del demandado.

Por su parte, a fs. 175/183, formula la

contestación de los agravios el demandado destacando que la

acción promovida por el escaso monto de $70, no se condice

con la realidad de los hechos, pues su representado

concurrió a la firma actora a dar de baja a la tarjeta

Kadicard, abonando el saldo informado y destruyendo el

plástico respectivo.

En esta línea, puntualiza que como el resumen

abonado el día 24 de noviembre de 2005 lo fue por un monto


de pesos $18, 06, y había vencido tres días antes, la firma

actora le generó un nuevo resumen para cobrarle $0,13

centavos de intereses por el pago tardío de la suma

aludida.

De tal modo, el apelado y demandado, destaca

que $0,13 centavos generaron alrededor de $6, de gastos de

emisión de resumen, el que nunca fue informado ni enviado a

su mandante, quien tenía la seguridad de haber cancelado la

operatoria.

En esta línea, el demandado destaca que la

actora, abusivamente, fue emitiendo resumen tras resumen,

en los que iba capitalizando los saldos impagos, hasta

llegar al monto de la demanda.

En síntesis, el apoderado del Sr. Bustos

enfatiza que la causa de este juicio es el cobro de $0,13

centavos por tres días de mora, cuando su mandante dio de

baja a la tarjeta y que todo el resto del monto son gastos

de emisión del resumen y capitalización de intereses en un

desgaste jurisdiccional absolutamente inmotivado.

El apoderado del Sr. Bustos, expresa que de

conformidad al art. 4 de la ley de Defensa del Consumidor,

su cliente supuso que Kadicard le había informado

acabadamente cuál era el saldo total, y que

consecuentemente, estaba cancelada la operatoria.


Agrega que esta afirmación se condice con la

circunstancia de que la propia recurrente admite que no

hubo más consumos luego de la devolución del plástico, y

que en definitiva, la deuda que le quedó a Bustos, fue por

tres días de intereses, sobre la suma de pesos $18, 06, es

decir, por el monto irrelevante de $0,13 centavos.

En esta inteligencia, reitera que su mandante

nunca recibió resumen posterior al pagado el 24/11/2005, y

que la actuación de la actora "choca" con el principio de

buena fe y se relaciona con el abuso del derecho, al

intentar cobrar intereses de intereses y el costo de los

resúmenes, ampliando así de mala fe, la deuda de quien

había cancelado el contrato y su saldo.

En una palabra, afirma que la actuación de la

actora resulta abusiva, y que como nunca fue notificada en

forma, lo único que podría haberse pretendido, es cobrar el

primer resumen de los tres días de atraso y nada más, pues

allí ya había aptitud para demandar.

En síntesis, el demandado entiende como abusiva

la conducta de la emisora de la tarjeta, y de su letrado, y

pide las sanciones procesales prescriptas por el art. 83

del CPCC.

IV. La apelación por adhesión.

Desde otro costado, el demandado, Sr. Hernán

Andrés Bustos, adhiere al recurso de apelación,


puntualizando que cuando la juez recepta parcialmente la

demanda, manda a pagar la suma de pesos $6,03, omite

aplicar los art. 1198 y 1071 del Código Civil, como así

también, la ley de Defensa del Consumidor.

En esta inteligencia, sostiene que cualquiera

fuera el régimen de tarjeta de crédito lo exiguo del saldo

constituye una verdadera "bagatela" jurídica, que generó

"resumen tras resumen", y que viola el deber de informar

que impone el art. 4 de la ley 24.240 a la proveedora de la

tarjeta de crédito, y consecuentemente, toda la conducta

posterior cae bajo la sanción del abuso del derecho.

En esta línea, señala que si la actora hubiera

actuado de buena fe, hubiera informado el exiguo saldo,

para proceder a pagar los $0,13 centavos, pues Bustos lo

que quería era concluir su contrato de tarjeta de crédito,

y así lo manifestó cuando concurrió a la entidad a dar de

baja al saldo deudor, y creyó pagar el total, conforme la

constancia agregada a fs. 17.

Agrega que el día 24/11/2005 se destruyó el

plástico, y el exiguo saldo de $18 fue cancelado tres días

después del vencimiento, por lo que toda la actuación

posterior generando un nuevo resumen y este juicio, contra

quien fue un buen pagador, carece de sentido, pues, no hay

matemática que explique cómo se puede transformar una deuda

de $0,13 centavos en una de $72.


Enfatiza que no hay modo de explicar al

ciudadano común el sentido de esta demanda, donde el costo

de lo demandado no alcanza para pagar el papel que se ha

gastado en tramitar la causa.

En síntesis, pide que se haga lugar al recurso

de apelación, rechazando en su totalidad la demanda.

V. Contestación de agravios del recurso por

adhesión.

A su vez, el apoderado de la actora, contesta

la apelación adhesiva, señalando que la misma se funda en

infundadas justificaciones de la negligencia del demandado,

y que su poderdante, ha actuado dentro de los límites y

condiciones del contrato.

En esta inteligencia, señala que el ejercicio

legítimo de sus derechos no puede constituir un agravio ni

un exceso en la función abogadil, por lo que pide el

rechazo de las sanciones reclamadas.

Por último, al rechazar los agravios de la

apelación por adhesión, destaca que los instrumentos base

de la acción se encuentran ajustados a derecho, y que la

creencia de concluir una relación contractual no es

suficiente para darla por cancelada, cuando se debían

intereses, todo lo cual surge de la prueba rendida en

autos.
En síntesis, pide el rechazo de las quejas del

demandado.

VI. Thema decidendum.

Así las cosas, esta Fiscalía de Cámaras

advierte que la cuestión debatida gira en torno a sendos

recursos de apelación deducidos: el principal, por la parte

actora, en contra de la sentencia de la inferior,

reclamando se haga lugar a "la totalidad" del monto

pretendido; y a su vez, el recurso por adhesión del

demandado, que se defiende sosteniendo la "insignificancia

del monto reclamado" y aduciendo la "actitud abusiva" de la

actora, para pedir el rechazo de la acción.

En síntesis, ambas partes se agravian

mutuamente, por las características del monto reclamado.

VII. Cuestión preliminar: el encuadre de la

relación jurídica existente entre las partes.

VII. 1. La legislación aplicable.

Desde esta perspectiva, la primera afirmación

que corresponde hacer es que la operatoria relativa al

contrato de tarjeta de crédito se introduce de lleno en la

legislación consumeril, de conformidad a los arts. 1 y 2 de

dicho cuerpo legal.

En tal sentido, cabe aclarar que el régimen

jurídico aplicable al caso de marras es el establecido por

la ley 24.240, sin la última modificación efectuada por la


ley 26.361, ya que la relación contractual base de la

presente acción se perfeccionó y finalizó durante la

vigencia plena de aquella, cuestión no debatida por las

partes.

En igual línea de pensamiento, no cabe ninguna

duda que el "plástico" que sirve de sustento al crédito que

otorgan las empresas emisoras constituye el instrumento

mediante el cuál se facilita la compra de bienes y

servicios por parte de los consumidores o usuarios para su

consumo final, o beneficio propio o de su grupo familiar y

social.

En esta inteligencia, no cabe duda alguna que

la triangulación entre los comerciantes que venden sus

productos, la empresa emisora de la tarjeta de crédito y el

cliente constituyen una operatoria característica de los

consumos personales.

Así, Mosset Iturraspe y Wajntraub1, señalan que

la ley 25.065 regula el complejo sistema de tarjetas de

crédito que por su aceptación y difusión en el mercado,

constituye una operatoria propia de los consumidores.

VII. 2. La vigencia de la ley 24.240.

En esta línea, enseña Rinessi2 que estos

contratos se caracterizan como de consumo, frente a las

1
Mosset Iturraspe; Wajntraub, Ley de defensa del consumidor
24.240 y sus modificatorias, Ed. Rubinzal Culzoni, 2010, pág. 201.
2
Rinessi, Antonio J., Relación de consumo y Derechos del Consumidor, Astrea, 2006, pág. 371.
empresas y frente al comerciante adherido al sistema, por

la conexidad existente.

Desde esta perspectiva, resulta obvio que la

tarjeta se otorga para que su titular realice compras o

contrate servicios en los comercios adheridos al sistema,

lo cual constituye, nada más ni nada menos que el

otorgamiento de la posibilidad de utilización de crédito.

A su vez, tanto la doctrina3 como la

jurisprudencia4 han efectuado el encuadre de tal relación

contractual bajo los parámetros del ordenamiento

precedentemente citado.

Por su parte, el capítulo VIII de la Ley

24.240, regula en forma amplia y genérica a las operaciones

de crédito para la adquisición de cosas o servicios y,

entre ellas se incluye no sólo al que el vendedor o

prestador del servicio puede dar al consumidor o usuario,

sino también a aquél que un tercero otorgue para estos

fines.

En esta línea de pensamiento, puede afirmarse,

entonces, que la normativa abarca a las empresas que

3
Farina, Juan, Defensa del Consumidor y del Usuario, Astrea,
Bs.As., 200 pág. 337) y de amplios precedentes en el derecho comparado
(Bergel Salvador, Paolantonio Martín E., “La letras de consumo y su
problemática jurídica”, R.D.O.C, 1991-B-7; los mismos autores en
“Bases para la regulación jurídica del crédito al consumo”, R.D.C.O.,
1993-B-15 y en “Responsabilidad civil de las entidades financieras en
las operaciones del crédito al consumo”, Revista del Derecho Privado y
Comunitario, 18-281
4
Sala Civil del TSJ en Sentencia N° 41/1996.
proveen tarjetas de crédito5, como lo es en el caso de

autos la firma Kadicard.

El derecho judicial6 ha establecido, que

resulta aplicable a este tipo de relaciones el art. 36 de

la LDC, en cuanto exige que debe consignarse en las

operaciones con tarjeta de crédito el total de los

intereses a pagar, la tasa de interés efectiva anual, la

forma de amortización de los intereses y todo otro gasto

que hubiese, aspecto que es analizado en cuanto a las

características de dicha información por Barreira Delfino7.

En síntesis, no cabe duda alguna que en el caso

de autos estamos ante una relación de consumo, un contrato

de adhesión a condiciones generales de contratación, siendo

el "consumidor" el Sr. Bustos, y el proveedor "CCC Capital

del Plata" quien otorgó la tarjeta de crédito Kadicard, en

los términos de la ley 24.240 y 25.065.

VIII. La plataforma fáctica jurídica: el debate

sobre la eventual deuda reclamada.

VIII. 1. La documental emitida con motivo de la relación de

tarjeta de crédito.

Ahora bien, de la lectura de las constancias de

autos, y en especial de la demanda incoada por Kadicard se


5
Confr. Belluscio – Zannoni: “Código Civil y leyes
complementarias”, Ed. Astrea, T. 8, pág. 926.
6
CNC Sala A, Agusto José Raúl c. Banco Patagonia, 2010/08/05.
7
Barreira Delfino, Eduardo, Reconocimiento del contenido financiero de la tarjeta de crédito,
Revista de Derecho Comercial, Del consumidor y de la Empresa, La ley, Año I, N°1, septiembre de
2010, pág. 271.
sigue que el monto objeto de la pretensión alcanza la suma

de pesos $71,33.

Así, de la documental que obra a fs. 9/10, se

sigue que los rubros que surgen del instrumento emitido con

posterioridad a la baja de la tarjeta, es decir, con fecha

de vencimiento 11/01/2007, sólo refieren a gastos de

emisión del resumen de cuenta por $5.90, gastos por gestión

de cobranzas, e intereses compensatorios y punitorios desde

el 10/11/05 al día 10/01/2007, englobando todos los

resúmenes emitidos a partir de la cancelación de la

tarjeta, lo cuál arroja la aludida cifra de pesos $71.33..

Desde otro costado, de las constancias de fs.

15/17 se constata la finalización de la cuenta, el acta de

destrucción de la tarjeta y el pago del saldo total

anterior adeudado de $18, 06 no quedando ningún tipo de

interés en el resumen de cuenta con vencimiento 10/11/2005.

VIII. 2. El análisis del inferior.

Así, las circunstancias aludidas

precedentemente son detenidamente analizadas por la

inferior en su sentencia, en donde pone de relieve que

cuando concurrió el Sr. Bustos a hacer uso del derecho de

cancelar la tarjeta a su cargo, ya se encontraba en mora

respecto del resumen de cuenta, y por ello, abonó el

importe de $18,06 comprensivo de los rubros relativos a


interés compensatorio, interés punitorio, gastos de

resumen, gastos de seguro, IVA y sellado.

De tal forma, y frente a la rescisión

contractual con la consecuente desvinculación del

demandado, en los términos de la propia ley 25.065, no se

advierte con claridad cuál es el saldo adeudado que

justifica la emisión de un resumen que tiene como único

cargo el gasto de administración de dicho acto, es decir,

$5,90, ya que las constancias de fs. 15/17 no arrojan saldo

de ninguna naturaleza.

En rigor, la inferior destaca correctamente que

cuando el Sr. Bustos hace uso del derecho que le concede el

art. 11 de la ley 25.065 de concluir la relación

contractual, instrumentada en la tarjeta de crédito, su

deuda se encontraba vencida a partir del 10/11/2005, y por

ello, se vio obligado a pagar el importe de pesos $18,06,

comprensivo de intereses, gastos de resumen, gastos de

seguro y sellados.

A su vez, la sentenciante entiende que como el

cierre contable se había realizado el 21/11/2005, existió

causa para la emisión del nuevo resumen, en atención a que

el pago se realizó el 24/11/2005.

Esta afirmación se funda en la existencia de la

cláusula contractual que establece que "la destrucción de

la tarjeta no implica liberara al usuario de los


compromisos de pago asumidos con anterioridad, como por los

cupones de venta, servicios e intereses resarcitorios o

punitorios, gastos y demás cargos, emergentes del uso de la

misma y hasta la emisión del recibo de saldo definitivo".

VIII. 3. La delimitación del conflicto.

Ahora bien, adviértase que el primer resumen

impago que figura, en las propias constancias de Kadicard

ver fs. 9/10, sólo contiene gastos por la suma de pesos

$5,90, además con idéntica fecha figura la cifra de $0.13

centavos por seguro de vida, ambos items se encuentran

resaltados en la documental aludida.

Con posterioridad, y a partir del resumen del

10/01/2006, se le agregan intereses por financiación, y

así, "resumen tras resumen" se llega al monto total

reclamado.

Por su parte, si bien es cierto que el cliente

cancela el día 24/11/2005, y el cierre contable había sido

el 21 de dicho mes y año, lo real y cierto es que en ese

momento el paga todos los intereses y gastos que le

informan, art. 4 de la ley 24.240, por lo que, resulta

altamente opinable el criterio de la inferior de encontrar

justificada la emisión de un nuevo resumen por la ínfima

cifra de $0.13 centavos.

En efecto, la relación entre el costo del

resumen y la eventual suma adeudada llega al 600%, lo que


demuestra la absoluta demasía de la entidad emisora y la

virtual inexistencia e "insignificancia" de los $0.13

centavos adeudados.

IX. La reconstrucción del monto de la demanda.

IX. 1. La insignificancia y falta de seriedad

de la pretensión incoada.

De la simple lectura del debate existente entre

las partes, y que motivara todo el trámite en primera

instancia, como así también de toda las consideraciones que

se vio obligada a hacer la inferior para establecer el

saldo adeudado, se sigue con meridiana claridad que la

pretensión de la actora es de un "monto insignificante",

sea que se trate de $0,13 centavos adeudados, o del importe

de $5,90, consignado en el resumen de cuentas emitido con

posterioridad a la extinción de la relación contractual.

Desde esta perspectiva, dos son las lecturas

que pueden hacerse: la primera, relativa a las

circunstancias derivadas de la cláusula de los eventuales

saldos posteriores a la destrucción del "plástico", y la

otra, relativa al "monto de lo adeudado".

En esta línea, y con relación a la operatoria

acaecida el día 24 de noviembre de 2005, no cabe ninguna

duda que la empresa emisora no puede prevalerse de la

cláusula de subsistencia de deuda, sin la existencia de

operatoria alguna por parte del deudor.


Dicho derechamente, la correcta convergencia

del régimen de la ley 25.065 con el plexo consumeril

contemplado el la ley 24.240, exigía que se informara al

Sr. Bustos, que con su pago no cancelaba toda la deuda y

que quedaba un saldo pendiente, tal como lo manda el art.

36 de la LDC.

En igual sentido, el primer resumen que origina

la actual pretensión, sólo contiene una deuda por seguro de

vida de $0.13 centavos, y el propio costo del certificado

de deuda de pesos $5.90.

En una palabra, y tal como se señaló supra, la

deuda no solamente era insignificante, sino que el resumen

la superaba en un 600%, lo que pone de relieve una clara

actitud abusiva por parte de la emisora de la tarjeta de

crédito.

IX. 2.El abuso del derecho.

De la valoración de los elementos probatorios

que venimos realizando, en orden a la reconstrucción del

saldo adeudado, se sigue con meridiana claridad que se

configura en autos un caso típico de abuso del derecho.

En este sentido, tienen dicho nuestros

tribunales8 que el abuso del derecho constituye la

instrumentación normativa de un principio general que

8
Cám. 5ta Civ. y Com. De Córdoba, 9.11.91 en autos "Bisjo de Gotusso c. Zurriggen", L,L,
Córdoba, 1991. 772.
inspira el sistema legislativo, afirma la preeminencia de

la regla moral y tiene aplicación a todos los ámbitos del

ordenamiento, en planos funcionales y éticos.

En esta inteligencia, la regla es que la

facultad de exigir el cumplimiento estricto de un convenio,

no tiene carácter absoluto, como no lo tienen ninguna de

las prerrogativas reconocidas legalmente, y en

consecuencia, para merecer el amparo legal, su ejercicio

debe ser regular, adecuado a los fines que se han tenido en

cuenta al reconocerlo, y con sujeción a los principios de

la buena fe, la moral y las buenas costumbres, arts. 953 y

1071 del C.C9.

De todo lo dicho se sigue, que en el caso de

autos la entidad emisora ha incurrido en una conducta

palmaria y ostensiblemente abusiva, que no puede ser

justificada bajo ningún concepto al no haber informado

adecuadamente al titular de la tarjeta y al elevar una

deuda "ínfima" en un 600%.

Ahora bien, aquí no se cierra la cuestión, el

abuso ha llegado a tal magnitud que se pretende la tutela

jurisdiccional en un desgaste innecesario e inútil de la

labor judicial, que hace aplicable el viejo principio que

enseña que el pretor no se ocupa de lo mínimo.


9
Kemelmajer de Carlucci, Aída, Principios y tendencias en torno al abuso del derecho en
Argentina, Revista de Derecho Privado y Comunitario, N° 16, Año 1998, pág. 211; Cámara Nac. Civil
Sala E, 15/07/1982, JA 1984-I-664; Moisset de Espanés, Luis, El abuso del derecho, en El abuso en los
contratos , Coordinador Guillermo P. Tinti, Abaco, 2002, pág. 27.
X. "De minimus non curat praetor".

X.1. Improponibilidad objetiva de la demanda.

Desde ésta atalaya, y a la luz de lo que se

viene exponiendo, cabe afirmar que para ser atendible toda

demanda judicial debe traducir una pretensión procesal que

revista un grado mínimo de seriedad, pues de lo contrario,

se produce también en materia civil, lo que en el derecho

penal es conocido como el "principio de insignificancia" o

de "bagatela", que impide configurar cualquier actividad

ilícita.

De tal modo, no se trata de discutir el vínculo

jurídico que oportunamente uniera a las partes, ni de

tratar de dilucidar de dónde emana el ínfimo monto

reclamado, ni siquiera de analizar si los resúmenes fueron

remitidos al supuesto deudor, sino de enfatizar que la

demanda torna de ineludible aplicación el conocido

brocárdico "de minumus non curat praetor", que traducido

significa que "el pretor no se ocupa de las cosas de escasa

importancia", tan frecuentemente invocado y aplicado en

materia de política judicial10.

En esta línea, cabe advertir que la demanda

debió ser rechazada "in limine", como improponible, en


10
Colombo, C. Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, Anotado y comentado,
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1975, Tomo I, pág. 544; Peyrano J, Chiappini J, De lo insignificante en
materia procesal, Zeus, N° 34, pág. 149, CNFed. CC Sala 1, 20/07/1995, Fisco Nacional DGI c.
Ortiboza, Ana M. De Olivera, S/ Ejec. Fiscal, id. 08/10/1998, Palazzo, José c/ Estado Nacional, Policía
Federal causa 3481; Heredia Pablo, Tratado exegético de derecho concursal, Tomo 3, Abaco, 2001,
pág. 175.
atención a su falta de seriedad y la máxima de experiencia

demuestra que se "recarga" innecesariamente la labor de los

tribunales de primera instancia pretendiendo el cobro de

saldos ínfimos.

En este sentido, explica Lorenzetti11 que la

existencia del ejercicio abusivo permite la tutela

inhibitoria y se ha dicho que es una causa legítima de

paralización del derecho desviado de sus fines reguladores,

y de allí, que sus efectos son privar al acto jurídico de

eficacia e impedir el ejercicio de una acción judicial que

se funda en el abuso, generando una típica hipótesis de

improponibilidad objetiva de la acción.

Tal como enseña la doctrina12, cabe afirmar que

resulta esencial asegurar el correcto ejercicio de los

derechos en un mundo globalizado donde la necesidad de

"afianzar la justicia que requiere el preámbulo de la Carta

Magna es un empeño común que implica un enorme desafío

moral e intelectual y donde el futuro del mundo depende de

cómo lo afrontemos".

En esta inteligencia, cabe señalar que hoy en

día se exige una mayor responsabilidad en el ejercicio de

los derechos, que tiene una demostración acabada en el

plexo consumeril y que impacta derechamente en materia


11
Lorenzetti, Ricardo L, Abuso del derecho, contratos de duración y distribución de bienes, en
Revista de Derecho Privado y Comunitario, N° 16, Año 1998, pág. 125.
12
Alterini, Atilio A., Hacia un geoderecho¸ LL 2005-1258; Singer, Peter, Un sólo mundo. La
ética de la globalización, Editorial Paidós, 2003, pág. 213.
procesal en orden a la teoría de las cargas probatorias

dinámicas, que exige que todo proveedor preste la

colaboración necesaria para el esclarecimiento de la

verdad.

En esta línea, enseña Héctor Alegría13, que la

búsqueda permanente de un resultado valioso en su conjunto

para responder el anhelo de dignidad humana y justicia,

resulta de vital trascendencia en todo ordenamiento

jurídico que se oriente a la satisfacción de tales valores

esenciales.

X. 2. Una respuesta imprescindible: la vigencia

de la buena fe y la erradicación del abuso del derecho.

De tal modo, no puede ignorar el intérprete y

mucho menos la judicatura ni éste Ministerio Público, que

el art. 1198 del C.C. constituye un verdadero precepto

imperativo que establece la obligación de obrar con buena

fe en todo el ámbito de las relaciones jurídicas.

Éste deber de buena fe comienza a regir desde

la etapa previa a la formación del contrato, se mantiene

durante la vigencia del convenio, y resulta operativo no

sólo hasta la conclusión del contrato, sino también a

cualquier derivación que pudiere pretenderse de dicha

vinculación jurídica.

13
Alegría Héctor, Reglas y Principios del derecho comercial, La ley, 2010, pág. 3.
Tal como enseña Heredia14, la buena fe debe

acompañar al contrato en cada una de sus fases, aunque

cobre especial relevancia el momento de su ejecución y cabe

agregar por nuestra parte, el de su culminación y

extinción, pues, es la oportunidad en que ambas partes

deben hacer valer todos sus derechos.

En una palabra, en las relaciones de consumo

donde se estipulan cláusulas predispuestas y existe la

"debilidad estructural" del usuario frente al proveedor,

éste principio cobra especial relevancia, al grado tal que

el art. 37 de la ley 24.240, permite anular las cláusulas

abusivas, justamente por violación de la buena fe que debe

existir entre las partes, e incluso permite su integración

por parte del juez.

De tal modo, también cabe recordar las

enseñanzas sobre el abuso y el exceso en el pensamiento de

Alfredo Orgaz15 cuando el conocido maestro, recordado por

Guillermo Tinti, explicaba que hay se configura dicho

ejercicio disvalioso e ilícito cuando el agente traspasa

los límites impuestos en su defensa y emplea "medios

desproporcionados" al fin legítimo que se pretende tutelar.

En esta línea, se alza también el principio de

información contenido en el art. 4 del citado plexo


14
Heredia, Pablo, Cláusulas y términos abusivos en los contratos de consumo, en El abuso en los
contratos , Coordinador Guillermo P. Tinti, Abaco, 2002, pág. 131.
15
Tinti, Guillermo, El abuso y el exceso en el pensamiento de Alfredo Orgaz, en El abuso en los
contratos , Coordinador Guillermo P. Tinti, Abaco, 2002, pág. 61.
normativo, y el respeto que se le debe a la persona del

usuario de conformidad a la teleología del plexo

consumeril.

Ahora bien, no cabe ninguna duda que, sin

necesidad de recurrir a la ley 24.240, el art. 1071 del

C.C. impone el ejercicio regular de los derechos, y la

emisión del resumen de cuenta bajo el pretexto de que había

quedado adeudando una cifra ínfima por tres días de mora,

constituye una conducta abusiva que no puede admitirse por

parte de la judicatura, y que en el caso del orden público

consumeril demuestra una actitud excesiva que no puede

cohonestarse.

X. 3. El respeto institucional hacia el Poder

Judicial.

Desde otro costado, el "principio de

insignificancia" que surge de la litis traída a

conocimiento de V.E., pone de relieve una conducta abusiva

y desmesurada de la parte actora, que produce un desgaste

jurisdiccional absolutamente inconcebible desde el prisma

de una buena administración de justicia.

Así, cabe ratificar que toda pretensión

procesal debe revestir un grado mínimo de seriedad, y en

éste contexto, la conducta de la actora implica una demasía

merecedora de reproche, pese a lo cuál en atención a no

encontrarse vigente el actual texto de la ley 26.361, este


Ministerio Público se ve impedido de requerir la aplicación

del daño punitivo, art. 52 bis, que impida la reiteración

de conductas de este tenor.

De todo lo dicho se sigue que engastando la

causa en el principio de "bagatela", corresponde recibir el

agravio del usuario y apelante por adhesión, y revocar la

sentencia desestimando la pretensión de cobro.

En esta inteligencia, de todo lo explicado en

el presente dictamen, se sigue sin hesitación, que la

entidad emisora ha tenido desde la finalización de la

relación contractual con el demandado una actitud

totalmente desaprensiva, al pretender esgrimir la

existencia de una deuda que tiene nacimiento en una mora de

tres días, o si se quiere, de $0,13 centavos.

En esta línea, resulta aplicable en la especie

la sanción establecida en el art. 83 del CPCC, requerida

por el apelante por adhesión, debiendo V.E., imponer a la

entidad emisora una sanción de cien (100) ius, como medida

ejemplificadora que tienda a evitar la reiteración de este

tipo de conductas.

Asimismo, corresponde elevar copia a la

Fiscalía General para que instruya a los Fiscales de

Primera Instancia a los fines de evitar este tipo de

demandas palmariamente abusivas e improponibles, en donde


el principio de insignificancia exige el respeto

institucional del Poder Judicial.

XI. Conclusión.

En definitiva, es criterio de esta Fiscalía de

Cámaras que corresponde recibir la apelación adhesiva del

demandado, y revocar la sentencia, en atención al carácter

improponible de la demanda por exceso o abuso en el reclamo

de una suma insignificante y, consecuentemente, rechazando

la pretensión incoada por la actora, desestimando las

quejas de ésta última.

Por último, también es criterio de este

Ministerio Público que corresponde aplicar la sanción

estipulada en el art. 83 del CPCC a la parte actora,

desestimando todas las quejas de su libelo recursivo.

Hágase saber a la Fiscalía General a los fines

de que se impartan las instrucciones para evitar este tipo

de pretensiones improponibles.

Así opino.

Dios Guarde a V.E.

Córdoba, 18 de abril de 2011.

SENTENCIA NUMERO: OCHENTA Y SEIS.-

En la ciudad de Córdoba a los catorce días del mes de junio del año

dos mil doce, se reúnen en audiencia pública los señores Vocales de la

Excma. Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Tercera


Nominación Dres. Beatriz Mansilla de Mosquera, Julio L. Fontaine y

Guillermo E. Barrera Buteler y con el objeto de dictar sentencia

definitiva en estos autos caratulados: "C.C.C. LA CAPITAL DEL

PLATA LTDA. C/ BUSTOS, HERNAN ANDRES – PRESENTACIÓN

MÚLTIPLE – ABREVIADOS - (EXPTE. N°1274346/36)", venidos del


Juzgado de Primera Instancia y 48° Nominación Civil y Comercial, en

virtud de los recursos de apelación interpuestos a fs. 154 por la

parte actora y por adhesión a fs. 175/183 por la parte demandada,

ambos contra la Sentencia Número Ciento sesenta y tres, de fecha

diecinueve de marzo de dos mil diez (fs. 143/153).--------------------

El Tribunal sienta las siguientes cuestiones a resolver:--------------

Primera: ¿ Proceden los recursos de apelación interpuestos por ambas

partes ? -------------------------------------------------------------

Segunda: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar ?.-------------------

Conforme lo dispuesto previamente por la Sra. Presidente y de acuerdo

al sorteo que en este acto se realiza los señores Vocales emitirán sus

votos en el siguiente orden: Dres. Julio L. Fontaine, Guillermo E.

Barrera Buteler y Beatriz Mansilla de Mosquera.-----------------------

A LA PRIMERA CUESTION:

EL SEÑOR VOCAL DOCTOR JULIO L. FONTAINE DIJO:-------------------------

Ambas partes, la actora en vía principal y el demandado por

adhesión, han apelado la sentencia en la cual se admite muy

parcialmente –por tan solo $ 6,03 más intereses- la acción por la cual

se pretende cobrar el importe adeudado de una tarjeta de crédito. La

actora, emisora de la tarjeta Kadicard, promovió la demanda por la

suma de $ 71,33, importe del último resumen que emitió, que

corresponde a enero de 2007, y que según ella no habría sido

satisfecho por el demandado. Éste, por su parte, al contestar la

demanda alegó, y lo comprobó con documentos que no fueron


cuestionados, que dio de baja la tarjeta el 24 de noviembre de 2005,

oportunidad en la cual se destruyó el plástico y se pagó la totalidad

del resumen adeudado a esa fecha -$ 18,06 vencidos el 10.11.05-, de

suerte que no quedó saldo alguno impago que habilitara a la entidad

emisora a emitir nuevos resúmenes.------------------------------------

La Juez de primer grado aceptó este planteo del demandado

pero con una salvedad, cual es que al 24 de noviembre de 2005, cuando

dio de baja la tarjeta y pagó el saldo de $ 18,06 existente en ese

momento, el demandado se hallaba en mora porque el vencimiento se

había producido el 10 de ese mes. Esta mora generó intereses y la

existencia de estos intereses habilitó a la actora a emitir un nuevo

resumen para cobrarlos, con los costos consiguientes que son $ 5,90

por gastos de emisión y $ 0,13 por seguro de vida. Lo que no pudo

hacer la demandante, agregó la a quo, es seguir emitiendo nuevos

resúmenes en los meses subsiguientes y durante más de un año cargando

en cada uno el costo del anterior, más el seguro de vida, más nuevos

intereses, porque la tarjeta ya había sido dada de baja. Todo lo que

pudo hacer la entidad es requerir el pago de aquel primer resumen por

$ 6,03. Y es consecuentemente por este importe con más sus intereses

que la Juez hizo lugar a la demanda.----------------------------------

La actora apeló el fallo con argumentos muy genéricos, que

prácticamente se resuelven en uno solo: que mes a mes se fueron

emitiendo los resúmenes y que estos no fueron en ningún caso

impugnados por el demandado, pese a que los recibió en su domicilio y

que, de no haberlos recibido debió reclamar su entrega en las oficinas

de la entidad emisora. El demandado por su parte, por vía de adhesión

pretende que se revoque la sentencia y se rechace la demanda en forma

total, para lo cual afirma que la mínima suma que pudo haber quedado

pendiente por intereses moratorios –apenas unos pocos centavos- no


pudo generar la emisión de un resumen cuyo costo es infinitamente

superior, y mucho menos dar lugar a la iniciación de una demanda que

no tiene otro objetivo que generar artificialmente un crédito por

honorarios. Sostiene que se trata de una pretensión manifiestamente

abusiva que debe ser sancionada en la forma prevista por el art. 83

CPC. En iguales términos ha dictaminado el Sr. Fiscal de Cámara

señalando que nadie tiene derecho a poner en movimiento el aparato

judicial por un motivo tan nimio y carente de seriedad, como es un

crédito de apenas unos pocos centavos.--------------------------------

Considero justas y razonables estas dos opiniones. El

adagio de minima non curat pretor no tiene consagración en nuestra

legislación, de modo que el exiguo monto de un crédito no es obstáculo

para que sea reclamado en vía judicial si es legítimo. Pero en este

caso no parece que lo sea, ni siquiera en la cantidad admitida en la

sentencia apelada. Lo primero que se debe advertir es que en la

demanda se reclama el pago del importe del último resumen afirmando

que proviene del “saldo impago por consumos realizados”, algo que está

desmentido por la realidad puesto que luego la propia actora, al

responder a la oposición del demandado, admitió en más de una

oportunidad que no hubo consumos después que la tarjeta fue dada de

baja.-----------------------------------------------------------------

Pero lo decisivo es que en ningún momento señaló

concretamente la demandante cuál fue el crédito que generó la emisión

del primer resumen posterior a la baja, y cuál fue exactamente su

importe. Tal crédito, por lo demás, no está tampoco consignado en el

resumen de enero de 2007 con el que se promovió la demanda. La

secuencia de débitos que allí figura comienza con los gastos de

emisión del resumen de noviembre de 2005, que fue abonado el 24 de ese

mes, para pasar luego sin solución de continuidad al gasto de emisión


del resumen siguiente, el de diciembre de 2005, más seguro de vida e

intereses. Nada que permita verificar cuál fue ese crédito que quedó

pendiente de pago cuando la tarjeta fue dada de baja y que habilitó a

emitir un nuevo resumen.----------------------------------------------

Resulta pues que la premisa de la cual parte la sentencia

apelada, según la cual este crédito está constituido por los intereses

que generó la mora en el pago del resumen de noviembre, no pasa de ser

una conjetura porque el hecho no fue afirmado en la demanda ni es un

dato que pueda extraerse de los documentos presentados por la entidad

emisora de la tarjeta. Por otra parte, esa conjetura podría

relativizarse si se advierte que para la fecha en que el demandado dio

de baja la tarjeta y canceló el resumen de noviembre, el 24 de este

mes, ya se había operado el cierre contable del mes anterior, cosa que

ocurrió el día 21. La actora, por lo tanto, al percibir ese pago, que

fue realizado en sus propias oficinas, ya tenía en su sistema

informático incorporado el registro de la deuda por esos intereses. Se

puede razonablemente suponer que si no los cobró en ese momento, ni

los consignó tampoco cuando emitió el resumen siguiente, es porque

renunció a percibirlos, sea por este motivo o porque por su

insignificancia carecía de sentido práctico cualquier gestión de

cobro.----------------------------------------------------------------

Lo relevante en cualquier caso es que la actora no ha

demostrado la existencia de algún crédito que la habilitara a emitir

el resumen de diciembre de 2005, y mucho menos a seguir haciéndolo

después durante más de 12 meses cargando en los sucesivos resúmenes

mensuales los gastos, seguro de vida e intereses de cada uno de los

anteriores, hasta generar una deuda de $ 77 y fracción nacida de la

nada. Y peor aún, a promover un juicio declarativo abreviado, que

tiene un honorario mínimo de 15 jus (hoy prácticamente $ 2.000) para


reclamar el pago de ese crédito fantasma. El carácter abusivo de esta

conducta es inocultable porque tras el pretexto del ejercicio de un

derecho lo que en realidad se ha intentado es estafar al usuario de la

tarjeta cobrándole un crédito que no es más que un espectro engendrado

en la maquinaria administrativa de la demandante, crédito

supuestamente nacido de un interés de $ 0,25 pero que por arte de

birlibirloque termina convertido, en beneficio de ella y sus abogados,

en una cantidad varias miles de veces superior. Y todo esto con la

pretensión de usar a los tribunales como ejecutores de esa estafa,

algo que no sólo es censurable en términos morales, sino también desde

un punto de vista práctico puesto que, como lo ha puntualizado el Sr.

Fiscal de Cámara en su dictamen, no se puede motorizar y recargar el

aparato judicial con pretensiones a primera vista desprovistas de

seriedad y reñidas con las leyes.-------------------------------------

Teniendo en cuenta la gravedad de esta conducta abusiva y

el carácter de entidad financiera de la demandante, me parece

razonable la solicitud del Sr. Fiscal de que sea sancionada con una

multa de cien jus, límite máximo que autoriza el art. 83 inc. a CPC.

Vale la aclaración de que si bien este límite es permitido en aquellos

procesos que no tienen un valor económico, a estos efectos se debe

considerar a este pleito como si no lo tuviera, pues de lo contrario,

si hubiera que aplicar el tope del 30% del valor del juicio, como lo

prevé la norma para los pleitos que sí tienen contenido económico, la

ilicitud cometida por la actora no podría ser sancionada. Imponer a

una entidad financiera una multa equivalente al 30% de $ 77 y sus

intereses sería no sólo dejar impune esa conducta sino caer en una

actitud ridícula y absurda.-------------------------------------------

Propongo entonces que se admita la apelación por adhesión

del demandado, se desestime el recurso principal de la actora y se


rechace la demanda en todos sus términos, imponiendo a esta última las

costas del juicio en ambas instancias, con más la multa a la que me he

referido en el párrafo anterior.--------------------------------------

EL SEÑOR VOCAL DOCTOR GUILLERMO E. BARRERA BUTELER DIJO:--------------

Adhiero al voto del Dr. Julio L. Fontaine.-----------------

LA SEÑORA VOCAL DOCTORA BEATRIZ MANSILLA DE MOSQUERA DIJO:------------

Adhiero a las consideraciones manifestadas por el Sr. Vocal

del primer voto.------------------------------------------------------

A LA SEGUNDA CUESTION:

EL SEÑOR VOCAL DOCTOR JULIO L. FONTAINE DIJO:-------------------------

Corresponde rechazar la apelación de la actora, admitir la

del demandado, rechazar la demanda en todos sus términos e imponer a

la demandante las costas del juicio en ambas instancias. Se dejan sin

efecto las regulaciones de honorarios contenidas en la sentencia

apelada, las que deberán practicarse nuevamente. Por las tareas

ejecutadas en esta sede se fijan los honorarios del Dr. Luis Enrique

Calvo en el 42% del término medio de la escala que corresponda a la

cuantía del pleito, sin perjuicio de los mínimos legales (ley 9459

arts. 26, 36, 39 y 40).-----------------------------------------------

Imponer a la parte actora, y en beneficio de la

contraparte, una multa de trece mil doscientos cincuenta y tres pesos

($ 13.253) que deberán ser abonados en el término de diez días.-------

EL SEÑOR VOCAL DOCTOR GUILLERMO E. BARRERA BUTELER DIJO:--------------

Adhiero al voto del Sr. Vocal preopinante.-----------------

LA SEÑORA VOCAL DOCTORA BEATRIZ MANSILLA DE MOSQUERA DIJO:------------

Adhiero a la decisión que propone el Dr. Julio L. Fontaine

en su voto.-----------------------------------------------------------

Por el resultado de los votos que anteceden el Tribunal:--------------

RESUELVE:-------------------------------------------------------------
Rechazar la apelación de la actora, admitir la del

demandado, rechazar la demanda en todos sus términos e imponer a la

demandante las costas del juicio en ambas instancias. Se dejan sin

efecto las regulaciones de honorarios contenidas en la sentencia

apelada, las que deberán practicarse nuevamente. Por las tareas

ejecutadas en esta sede se fijan los honorarios del Dr. Luis Enrique

Calvo en el 42% del término medio de la escala que corresponda a la

cuantía del pleito, sin perjuicio de los mínimos legales (ley 9459

arts. 26, 36, 39 y 40).-----------------------------------------------

Imponer a la parte actora, y en beneficio de la

contraparte, una multa de trece mil doscientos cincuenta y tres pesos

($ 13.253) que deberán ser abonados en el término de diez días.-------

Protocolícese y bajen.-------------------------------------

Julio L. Fontaine Guillermo E. Barrera Buteler Beatriz Mansilla de

Mosquera

Vocal Vocal Presidente

También podría gustarte