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Pentecostés & Pentecostalismo.

Orígenes y diferencias.

Pentecostalismo es una de las organizaciones cristianas “protestantes”


de más crecimiento en el mundo, o como se le conoce en el argot evangélico
histórico anglosajón: carismática. Para inicios del siglo XXI existían más de
doscientos millones de pentecostales de distintas denominaciones.

Por nuestra parte, hemos conocido, como también hemos llegado a ver, a
través de las redes sociales, donde distintas denominaciones pentecostales,
pregonado desde las voces de sus líderes, trazan su inicio como movimiento en
aquel evento descrito por Lucas en libro bíblico de Hechos capítulo 1: el
derramamiento del Espíritu Santo cincuenta días después de la Pascua, el
Pentecostés, una fiesta religiosa celebrada por judíos naturales y prosélitos.

Bien tenemos por cierto, ubicar el origen del Pentecostalismo en aquel


evento del Pentecostés donde unos cientos de creyentes judíos-cristianos
hablaron en lenguas de otras naciones, por obra del Espíritu Santo, sin ninguna
preparación en estudios de idiomas; no solamente sería un desconocimiento
bíblico contextual, sino que también una ignorancia de la historia cristiana tanto
pasada como de la presente.

Ahora bien, la Iglesia primitiva nunca se dio a conocer como “la Iglesia
del Pentecostés”, sino que a ellos, los adversos del Evangelio, de manera
burlona, y otras veces peyorativa, le dieron a conocer como “los del camino”, y
en otra ocasión como “cristianos.” En otras palabras, ni los ministros líderes ni
los feligreses del primer siglo de la Iglesia se dieron a conocer oficialmente con
un nombre. Ellos, los primeros discípulos, aceptaron el nombre que se les
impuso “cristianos”, que quiere decir “pequeños ungidos.” Mas no era una
honra dada de los paganos a ellos, sino una burla: así como su ungido, Cristo,
murió trágicamente la misma suerte será para ellos.

En palabras más sencillas, ellos, los discípulos, comenzado por los


apóstoles como también los llamados padres de la iglesia, y los ministros
consecuentes a esos primeros siglos de la cristiandad, nunca establecieron
nombre denominacional a la Iglesia fundada por Jesucristo ni marcaron su
inicio con lo acaecido en la fiesta judía del Pentecostés. Consecuentemente, ellos
tampoco llegaron a santificar mencionada fiesta en la cual tuvo lugar aquel
santo evento extraordinario de hablar sobrenaturalmente en lenguas de otras
naciones.
En ese orden de ideas, han sido los cristianos historiadores tardíos y
tempranos que han señalado distintos hechos como evidencia del nacimiento de
la Iglesia Cristiana, unos dicen que fue cuando el Señor Jesucristo ascendió al
cielo, otros argumentan que su inicio aconteció al venir el Espíritu Santo sobre
los 120 discípulos que estaban reunidos en el aposento alto; hay otras tesis, mas
el fin de este escrito no recae en ello, sino evidenciar que Pentecostés y
Pentecostalismo son dos momentos históricos, bíblico y teológicamente diferentes.

1906 es una fecha compartida por distintos historiadores para marcar el


inicio del movimiento Pentecostal en la calle Azusa, Los Ángeles, California,
EEUU, donde cuyo dirigente fue el pastor afroamericano William J. Seymour,
quien pastoreaba la Iglesia Metodista Episcopal Africana, a la cual él luego
llamo “Misión del Evangelio de la Fe Apostólica.”

En consecuencia, el Pentecostalismo se hito a nivel mundial debido a que


los acontecimientos atípicos sucedidos dentro de la congregación se
convirtieron en pólvora mediática internacional, eso atrajo a cientos de líderes
cristianos de diferentes confesiones cristianas de todo el mundo a la calle
Azusa, quienes después de recibir de su dosis pentecostal volvían a sus países
de origen llevando consigo lo recibido; de esta manera se extendió el
pentecostalismo a los cincos continentes de nuestra tierra. Pentecostal acuñaron
ese nombre denominacional proveniente de la fiesta del Pentecostés, donde
hombres y mujeres hermanos fueron depósitos de la llenura del Espíritu Santo,
haciendo así alusión que lo sucedido en el local de congregación de la calle
Azusa era solamente una continuación de lo que experimentaron los cristianos
del I siglo en el aposento alto en Jerusalén, Israel. Antes de ellos otros
experimentaron, como los del movimiento de santidad, el hablar en lenguas, y
le dieron el nombre de “Fe Apostólica”, “Evangelio Completo”, “Lluvia
Tardia”, “Pentecostal.” El nombre dado siempre iba a variar en función de la
comprensión de la experiencia del que estuviera al frente liderando.

El inicio del movimiento pentecostal gano tantos adeptos dentro de la


población estadounidense debido a que hubo una unión entre la ortodoxia de
santidad de los cristianos blancos y la liturgia de los cristianos afroamericanos
(estilo de adoración; adoración y cantos muy expresivos, gritos, danzas, que ya
era común entre los indios Apalaches y los negros del Sur de EEUU) traídos a
norte américa como esclavos, y las generaciones que siguieron a ellos.

El fundador del Movimiento Pentecostal fue William J. Seymour, de eso


na hay discusión entre los historiadores; mas el catalizador, el padre teológico
de dicho movimiento, no fue él, Seymour, sino el pastor y evangelista Charles
Fox Parham, quien venía de las filas del movimiento metodista; quien también
por un tiempo fue maestro y mentor de William Seymour.
En el primer año del Siglo XX, es decir, en 1901, Parham dirigía el
Instituto Bíblico Betel, Topeka, Kansas, EEUU, donde en unas de las
instalaciones del instituto una joven de nombre Agnes Ozma experimento
según recibir el don de lenguas: hablar y escribir en mandarín. Posterior a esa
experiencia, Parham mas otros cuarenta estudiantes entraron en oración y
ayuno, donde gran parte del tiempo lo invirtieron en el leer el libro de Hechos,
obteniendo una supuesta revelación: que la evidencia bíblica y primaria de
testificar la llenura del Espíritu Santo era hablar en otras lenguas. Parham y sus
estudiantes cayeron en la superstición interpretativa, pues enseñaron que según
el idioma que el receptor hablara luego de recibir el don de lenguas, entonces
ese era el país al que lo enviaba el Espíritu; lo cierto es que todos esos
misioneros fracasaron en sus misiones (muchos murieron en el campo), pues no
recibieron formación en idiomas y tampoco en conocimientos transculturales.

En párrafos anteriores pudimos compartir que Parham es el padre


teológico del Pentecostalismo; y lo tenemos así ya que, él fue el que patento la
idea que la evidencia primaria de tener al Espíritu Santo era hablar en lenguas.
¿Y lo del pentecostés narrado por Lucas en Hechos 1? Más adelante
disgregaremos sobre eso. Es ahí la diferencia del Pentecostalismo con las demás
denominaciones cristianas protestante. Parham arrastro enseñanzas a su
instituto e iglesia que pastoreo del metodismo de aquel entonces, como el
dogmatismo de santidad externa, que condujo a que las mujeres se abstuvieran
del uso de cosméticos como también de cualquier prenda de vestir que no
estuviera de acuerdo al canon de pudor y modestia que él ya traía como
“verdad”, así mismo, a los hombres les prohibía practicar del deporte “…ya que
para poco aprovecha” descontextualizando las palabras del Apóstol Pablo; a su
vez, en cuanto a escatología, una posición pre-tribulacionista, posición
enseñada por el teólogo Jacobo Arminio y adoptada por cientos de
denominaciones al día de hoy, mayormente de corte pentecostal.

De manera que, ser pentecostal significa tener la siguiente posición


teológica:

1. Creer que la evidencia primaria para testificar que un creyente es


templo y morada del Espíritu Santo es haber recibido el don de
lenguas.
2. Creer que la Iglesia Universal del Señor Jesucristo será guardada de
pasar por parte o toda la gran tribulación.
3.
Pentecostalismo Clásico.

Pentecostalismo Histórico.

Pentecostalismo Unicitario.

Movimiento Carismático o Neopentecostalismo.

Según los tardíos y tempranos historiadores cristianos, el libro de los Hechos


narran treinta años de la historia de la joven Iglesia de Jesucristo; en dicho libro,
solamente en tres ocasiones es mencionado por Lucas, que la forma visible de
identificar al Espíritu Santo en la vida de los creyentes era que hablase en otras
lenguas naturales. Dando así entender que dentro de la Iglesia primitiva la
manifestación de ese don era lo extraordinario, y no lo común de todos los días.

Así mismo, el escritor inspirado por el Espíritu Santo, Lucas, no llegó a


prescribe, tomándose de lo que llego a oír o a ver de los principales apóstoles,
tal don como doctrina para la Iglesia ni tampoco para los que habían de venir al
cuerpo de Cristo. Queremos decir, que el libro de Hechos no da lugar para
considerar, como doctrina fundamental, que la evidencia visible de la presencia
del Espíritu Santo en la vida de los creyentes era que recibieran el don de hablar
en lenguas extranjeras.

Antes de continuar con “Pentecostés y Pentecostalismo” consideramos


necesario abrir el siguiente paréntesis para poder ayudar a nuestros hermanos
lectores, al igual como sucedió con nosotros, comprender la situación en Hechos
capítulo 1:

La fe cristiana tiene sus raíces en el pueblo judío, nuestra fe es judeo-


cristiana. Antes de Cristo, para los judíos muchas doctrinas fundamentales
estaban veladas para los ojos de sus mentes (es decir, no la comprendían), como
la doctrina de la naturaleza de Dios, no solamente es un juez, como
consideraban ellos, sino que también es Padre; la revelación del Satanás como
diablo por las enseñanzas del Señor Jesús; la doctrina sobre el Espíritu Santo:
guía y consolador de los creyentes. Durante décadas, para ese entonces, los
judíos habían dejado de escuchar enseñanzas sobre la persona del Espíritu
Santo. En consecuencia, la generaciones de judíos que tuvieron presente cuando
la vida del señor Jesucristo, y en los primeros años de la Iglesia, no tenían la
experiencia de identificar la obra del Espíritu de Dios ni los frutos que deberían
manifestar aquél que estaba lleno del Espíritu.

En hora buena, teniendo presente a la situación histórica-contextual por


la que atravesaba la iglesia del primer siglo, dejada descrita en el párrafo
anterior, podemos pasar a lo siguiente: los primeros cristianos no poseían la
pericia para reconocer los hechos o manifestaciones del Espíritu Santo,
providencial y extraordinariamente la señal temporal que divinamente se les
dio fue que: el que hablaba en lenguas de otras naciones, sin ninguna
experiencia en estudios lingüísticos previos, entonces a ése le podía señalar
como a uno que había sido lleno del Espíritu de Dios.

Mas, cuando la Iglesia comenzar a dejar de gatear y a dar sus primeros


pasos, no fue así. Ya la llenura o la presencia del Espíritu de Dios en la vida de
los creyentes no se daba a conocer por haber recibido extraordinariamente el
don de hablar en lenguas, sino por haber sido lleno de poder para manifestar
frutos de piedad, a los cuales el Apóstol Pablo, inspirado y en revelación llamo
“Los frutos del Espíritu”, y ese mismo apóstol en distintas cartas deja por
escrito como identificar a un creyente discípulo que vivo bajo el dominio del
Espíritu de Dios: no por dones sino por manifestar comportamientos verbales y
no verbales conforme al carácter de Cristo.

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