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El primer contacto que tiene Julius con el mundo exterior al lujo y las comodidades de su casa-palacio es

cuando conoce a los mendigos del Colegio Belén al llegar a Chosica. Éstos están tumbados al sol en la acera
de una de las calles que daba al colegio, y Julius se queda mirándolos con detenimiento, tras lo cual Vilma
corre a llevarse al niño. Luego, Julius, Nilda y Vilma conocen a Peter, un pintor estadounidense que fuma
pipa, con quien Julius entablaría una amistad hasta el momento en que aquél se fuera a la sierra.
Finalmente, el rochoso acontecimiento entre Vilma y el médico a domicilio Palomino. Éste venía con la
excusa de ponerle inyecciones a Julius, pero prefería ocupar el tiempo en mirar a Vilma. El médico es, a
demás, un verdadero dolor de cabeza para los demás sirvientes, por sobre todo, para Celso y Daniel. El
roche comienza cuando Vilma accede a que Palomino le tome fotos en ropa de baño; ésta se distrae y Julius
se aburre, razón por la que éste se va de la casa rumbo al mercado, donde se encuentra con Peter y ambos
deciden ir a pasear. En tanto que en la casa de Julius se arma un desmadre porque nadie lo encontraba. Ésta
es la oportunidad que Carlos, Celso y Daniel habían estado esperando y lo golpean tal que no vuelve a
regresar; de la misma manera, Vilma se pelea brutalmente con Nilda, que la acusa de andar coqueteando en
vez de cuidar a Julius. Paralelamente, Peter le enseña a Julius todo el pueblo de Chosica; y, cuando ése se
aburre, lo deja en el colegio Belén, donde lo encuentra Carlos y se lo lleva de regreso a su casa, donde Vilma
y Nilda lo llenan de besos agradeciendo al Cielo porque Julius estaba a salvo.

Después, llega una carta de Susan que informa que se ha casado en Londres con Juan Lucas y que han
asistido solamente `amigos del tío Juan y de papi y míos', luego de lo cual regresan a casa y empiezan la
mudanza de regreso a Salaverry. Ya en casa comienza a hacerse notar el mal ejemplo de Juan Lucas con
todos los hijos de Susan: Santiago y Bobby se hacen jóvenes engreídos, atorrantes y que desprecian a la
servidumbre -aunque Santiago en Mayor medida-. Juan Lucas resalta al típico varón adinerado de la época:
obscenamente rico, petulante, machista… Se refiere a Susan como `mujer', a Julius como `mocoso' y a la
servidumbre como `cholos y cholas', se divierte haciendo reuniones con gente sumamente pudiente y tan o
más petulante que él, idas y venidas al Club y al Golf, malcría a los hijos mayores de Susan, y planea hacer
una nueva casa, más moderna y menos lúgubre que el palacio en el que vivían -por si fuera poco, el
arquitecto que contrataron estaba, al parecer, enamorado de Susan y quería complacerla en todos los
diseños que quisiera-. Julius, sin embargo, no desarrolla una verdadera confianza como sus hermanos, por lo
que recurre a Vilma.

Al poco tiempo, estalla un nuevo problema: Julius descubre que Santiago se acuesta con Vilma, aunque,
evidentemente, éste no entiende qué pasa entre ellos. No obstante, cuando se encuentra con Santiago
nuevamente, éste le golpea y lo hace rodarse las escaleras, con lo que Julius va a decirle a Nilda lo que había
pasado. Ésta decide intervenir y junto con los mayordomos descubren infraganti a Santiago forzando a Vilma
a tener relaciones. Éstos lo sacan, aunque él da batalla, en la cual se araña el rostro. Al regreso de los
señores, Nilda le cuenta lo ocurrido, y Juan Lucas opta por despedir a Vilma y mandar a Santiago a estudiar a
los Estados Unidos, ante las protestas justificadas y razonables de Susan.

La pérdida de Vilma afecta un poco a Julius, ya que no tiene a esa persona con la que tenía una gran
confianza. Finalmente, Vilma decide irse de regreso a su pueblo natal, en tanto que Julius debe empezar el
colegio.

III.- Segunda Parte: El colegio.

El segundo capítulo, como su nombre indica, narra los sucesos en el primer año de estudio de Julius en el
Colegio Inmaculado Corazón (quién acá no siente nostalgia, ¿eh?) y de todo lo que viviría entre sus amigos y
profesores, sin dejar de lado a la familia. Julius en este período va a aprender a socializar con los niños de su
edad, así como a respetar la autoridad de las monjitas del EIC. Hay que entender que en esa época, la
educación en un idioma extranjero era una suerte que sólo tocaba a los de familias pudientes; por tanto, el
EIC era un lugar en donde sólo estaban los niños provenientes de las familias más adineradas del País. Y la
gran mayoría tenía un denominador común: rubios, de piel blanca y ojos azules o verdes.

Por esa época Julius comienza a socializar con la servidumbre del colegio. Morales, que se encargaba de
limpiar a los niños cuando regresaban del recreo a clases, se convierte en su nuevo amigo. Juntos imaginan
un nuevo colegio, en el cual Morales es el entrenador del quipo de fútbol. Todas las veces que lo verían se
pasarían largos ratos imaginándose cómo sería ese colegio. Adicionalmente a eso se suma la construcción de
un nuevo local en la avenida Angamos.

Julius encajó bien desde un principio, especialmente porque todos tienen casi las mismas cosas en casa, los
mismos juguetes, los padres tienen casi los mismos puestos de trabajo, los mismos carros, etcétera.
Ocurrirían muchos acontecimientos entre los chicos y él, peleas, discusiones, amigos, etcétera. Julius, por
ese entonces, se hizo amigo de Martinto, un chico gordo y un tanto matón con el que jugaba siempre a las
espadas, a que a él lo dejaba sin orejas y que él lo desinflaba. También vería a los matones como a Pepa, que
se metía con todos; a los exhibicionistas como Arzubiaga, que se las daban por cargar piedras pesadas.

De la misma manera, Julius entablaría una amistad con la hermana Mary Agnes, que le enseñaba a cantar y a
tocar piano. Ella era una persona muy nerviosa, que cuando se equivocaban en el solfeo o el canto. Aun así,
Julius siente un verdadero afecto por ella.

Luego, Julius tendría una `metida de pata terrible': jugando como siempre, le tiró un puñado de arena en la
cara al Gordo Martinto, y no salió como se esperaba. Éste tosía, y tosía y amenazaba a Julius con pegarle;
nunca más serían tan amigos, para lástima de Julius. De la misma manera, se empezaría, como todo niño de
seis años, a meterse en problemas con las profesoras, especialmente con la Zanahoria, una monja que
siempre andaba de mal humor, y cuando la hacían enojarse más, estallaba en ataques de ira y se ponía toda
colorada. Todo comenzó en un partido de fútbol en el jardín donde la Madre Superiora había plantado unas
rosas. La Zanahoria se aparece y confisca la pelota, aunque la obligan a devolverla al día siguiente.

Aunque la construcción del nuevo local del EIC marchaba tan bien como se esperaba, el plan de Juan Lucas
de mudarse ya no iba a viento en popa. Una vez más, el arquitecto le dibujó al plano todo y cuanto Susan
dijo que le gustaría, y una vez más Juan Lucas se burló de todas las ideas de su esposa.

Paralelamente, en el colegio, aparece la hermana Mary Trinity, linda, con quien Julius entabla una amistad.
Podemos conjeturar que Julius se siente unido a estas hermanas jóvenes, lindas y gringas por su parecido
con su mamá, educada por ingleses. Con Santiago en la Facultad y Bobby en amoríos con la hija del
embajador de Canadá, Julius debe movilizarse en el bus, donde forja más su relación con Gumersindo
Quiñones, le explica el origen de su familia materna, sus raíces inglesas, entre otras cosas.

Julius y sus amigos del primer grado empiezan a hacer la catequesis para su Primera Comunión y
Confirmación (antes del Concilio ambos sacramentos se hacían juntos alrededor de los ocho años, para lo
que se elegía el padrino, o le elegían el padrino al confirmando y éste lo acompañaba hasta el comulgatorio,
donde, luego de recibir la hostia, recibía del ministro una cachetada que simbolizaba el rito de la
confirmación y la unción con el crisma en la frente.) y empieza a sufrir de todos los nervios que aquejan a los
niños en esas circunstancias -miedo a pecar, miedo a los malos pensamientos, miedo de atragantarse con la
hostia, etc.-- , y a eso se suman las advertencias de castigo de la Zanahoria de irse al infierno.
Adicionalmente, se suma un nuevo personaje: el Padre Brown. Éste se dedica a hacer las charlas previas a la
confirmación y les infunde a los niños más y más ideas del terrible infierno que espera a todos los pecadores,
etcétera, etcétera.

Paralelamente en casa, se empieza a concretar la idea de Juan Lucas de construir la nueva casa: el arquitecto
se luce con una serie de planos que contentan tanto a Susan (que se emperrechina con poner tantas
antigüedades como sea posible) como a Juan Lucas.

Llega el gran día para Julius y éste se encamina con su mamá y tíos Juan Lucas a la iglesia del Parque Central
de Miraflores habiendo elegido como padrino a su tío Juan Lastarria. En la Misa, Susana, horrible con su
mantilla y Juan, disonante con su príncipe de Gales entre todos los señores vestidos de oscuro, recuerdan y
se pasan toda la ceremonia charlando entre ellos acerca de que ya era hora de que los eligieran para
apadrinar a los hijos de Susan, etc. y recuerdan los primeros sacramentos de sus hijos. Finalmente, Julius y
Juan Lastarria llegan al comulgatorio, donde Julius recibe ambos sacramentos. Julius y los señores van al
colegio a tomar el desayuno (recuerden que no se come antes de comulgar) y empiezan a comer todos.
Llegan la Madre Superiora y el Padre Brown y empiezan cada uno con su discurso que ya eran cristianos
completos, que ya eran `soldaditos de Cristo', en un inglés tan malo que Susan se horroriza. En medio del
auditorio, Juan Lucas empieza a fumarse un cigarrillo, de modo que todos los padres empiezan a fumar, y
hacen inconscientemente a los niños recordar el humo y el fuego del infierno por la cantidad de humo y
brazas de los cigarros.

Ya en casa toda la servidumbre del palacio esperaba en la puerta para ver al niño vestido de Primera
Comunión y tomarse una foto. Julius accede; Susan, por darle gusto, también; Juan Lucas es el único que le
hace ascos a tenerse cerca a todos esos `cholos apestosos' como se refiere. Finalmente, y luego de las tres
fotos con los sirvientes, Juan Lucas y Susan se van al Club del Golf. Finalmente, Julius concluye el primer año
de primaria y toca y canta en la clausura.

Por fin se inaugura el nuevo local en la Av. Angamos y Julius empieza el segundo grado ahí, triste, porque
ése era el penúltimo año, ya que no iba a seguir cuarto en el Santa María (se supone que así era, no sé si sea
parte de la imaginación de Bryce o si fue así en su momento), sino en el Markham debido a que Susan no
quería que sus hijos hablaran ese `horrible acento gringo'. Paralelamente empiezan los pequeños conflictos
en el entorno de Julius: principalmente los equipos de fútbol (los que eran de la U o de la Alianza o del
Municipal, aunque estos últimos eran muchísimo menos) y la discriminación que sucedía a la creación de los
militantes de los equipos. Los de Alianza y los de la U se enfrentan como una mini barra brava, pero con
miembros de siete u ocho años de edad. Hasta que aparece Cano, y dice que es del Sport Boys, un equipo
del Callao (Pato…) y le cae toda la discriminación de ambos grupos: el Callao era una zona pobre, peligrosa,
llena de delincuentes, que el Sport Boys era un quipo de pobres, etc., etc., etc. y empiezan a notar en Cano
una serie de diferencias muy sutiles al inicio, pero que ahora, al saber su procedencias son mucho más
evidentes: él era relativamente más pobre que el resto de los que estudiaban ahí: tenía el uniforme viejo, le
quedaba grande y no venía en carro o camioneta, sino que atravesaba un pampón a pie (supuestamente por
ahí se cortaba camino y era más rápido). Se hace dueño de todas las burlas y fastidios, y eso ocasiona que
Julius tenga que elegir entre fastidiarlo y hacerse el interesante o no fastidiarlo.

Ahora sí marchaba viento en popa el plan de construir una nueva casa: Juan Lucas había comprado ya el
terreno y Susan se dedicaba a abastecerse de las antigüedades para el interior de la misma. Se mete a los
lugares más peligrosos en aras de encontrar algo que le resulte útil y sea simpático de exhibir en su nueva
casa. Encontró en un convento en demolición, y entre los gritos de los obreros y los silbidos, consigue una
puerta finísima que compra para su casa. Ya en el hogar, ella ayuda a llevar la puerta, y se da cuenta de que
había un alacrán metido, y que, lo peor era que el alacrán la había picado. Entre los alaridos de los sirvientes
locos por ayudar, Susan se despierta con el brazo hinchado y se decide a recibir a sus visitas, por sobre todo
a las inglesas.

Julius, ante los ojos espantados de Juan Lucas, se ha convertido en un chico netamente religioso, que pide a
su mamá ir a la Misa todos los días en la mañana. Ahí, Susan conoce un grupo de señoras como ella y se
decide a ir a hacer obras de caridad con los mendigos. Juan Lucas, horrorizado; Julius, cada vez más religioso
y Susan, mezclándose con los pobres… Juan Lucas empieza a cansarse de todo, y cuando ella le cuenta cómo
le fue, él la manda a callar, y ella se entristece al punto de que empieza a llorar, pero para al ver que Julius
entraba a la cocina a despedirse. “Mami llorando… No puede ser” Julius empieza a darse cuenta de cuán
duro es el mundo de algunas personas.

Juan Lucas, al ver a Julius con su misal en la mano, decide cortar mayores relaciones con él. Susan, ida como
siempre, empieza a hacer públicas sus labores sociales con los mendigos, aun llega a dar una entrevista
contando con todos los detalles y con toda probidad las labores de cada jornada, interrumpida por la sorna y
el humor sardónico de Juan Lucas que termina en un conflicto. De la misma manera, Julius empieza a
inmiscuirse en los asuntos de Juan Lucas y su mamá, como por ejemplo, empieza a asistir a las corridas de
toros en Acho. Un amigo de Juan Lucas llamado Luis Martín Romero, crítico taurino, los invita a un coctel en
su casa en la cual Juan Lucas se pasa de tragos y empieza a tratar mal a Susan entre todos los invitados a la
reunión.

Finalmente empiezan a construir la casa nueva, y Julius se queda a ver la obra. Ahí se hace amigo de los
obreros. Éstos no son como el resto de gente que ha conocido Julius, no sólo por su condición socio-
económica, sino que a demás por sus maneras (lisuras, gestos obscenos, etcétera), aun así entablan una
conversación con Julius, e inclusive tratan de hacerlo trabajar como ellos subiendo y bajando cosas de los
andamios, haciéndolo beber cerveza. Finalmente, y justo antes de que Julius fuera descubierto por el
arquitecto y alejado de los albañiles, éstos le piden que le diga a Juan Lucas que les dé más dinero. Julius
accede a pedirle y se va.

Ya en casa, se enteran Susan y Juan Lucas, ésta espantada y éste indiferente, como siempre. En este
momento, se da una suerte de monólogo interior, como si Julius imaginara que hablara con Juan Lucas,
aunque, en realidad, no lo hace. Le pide que deje de tratarlo como si fuera menos y lo mire, que le dé algo
de importancia a lo que le dice. A demás le pide que les dé aumento de sueldo a los albañiles, con lo que
Juan Lucas comienza a despotricar adjetivos calificativos contra los albañiles, específicamente contra
Blanquillo, que fue quien le dijo a Julius la petición de sueldo. Susan cree que ese obrero puede ser peligroso
y Bobby manda a callar a su hermano.

Finalmente, Juan Lucas logra vender la casa a buen precio (muebles y demás incluidos con la casa) a buen
precio y, paralelamente, Nilda empieza a ganarse la antipatía de Juan Lucas y acaba otro año escolar de
Julius. Éste sale primero de su clase, con muchas distinciones. En la premiación, Susan empieza a ver a los
que asistían con una indiferencia, pensando en ella, en Julius, en la imagen que proyectaba con Juan Lucas al
costado. Julius obtiene la distinción de música y es llamado a interpretar el preludio de Chopin en el piano,
pero como no era ése el piano al que estaba acostumbrado, se equivoca varias veces y Susan con su
indiferencia.

Finalmente, Nilda es despedida y se larga de la misma manera que Vilma lo había hecho, Juan Lucas entrega
el palacio a sus nuevos dueños y se va con Susan, Bobby y Julius al Club de Golf hasta que estuviera listo el
nuevo palacio, en tanto que la servidumbre, salvo Carlos el chofer, por lo que se necesitaba de sus servicios
para movilizarse, se va de vacaciones.
IV.- Parte Tercera: Country Club.

La familia te Julius se va al Country Club a pasar las vacaciones y a vivir en un hotel hasta que esté listo el
nuevo Palacio. Julius diría 'fue el verano más largo de mi vida' cuando le hubieran de preguntar cómo les
había ido en su hospedaje.

Susan sigue ocupada con los adornos de su casa nueva, le pide a Carlos que la lleve a tal o cual sitio para
comprar las antigüedades. Bobby empieza a seguir los pasos de Santiago: se va con sus amigos a Ancón, se
desaparece y sólo regresa a pedir dinero, se va de juergas, etcétera. Julius, por su parte, se convierte en el
único niño que le queda a su mamá, con lo que ellos pasan cada vez más tiempo. No obstante, Julius está
creciendo, y se demuestra eso con su reticencia a bañarse en la patera y prefiriendo la piscina de juegos.
Una vez afuera, decide ir a comer con su mamá, y en el restaurante se encuentra con Pericote Siles, un tipo
que estaba totalmente enamorado de Susan y que, a demás, se le había declarado tres veces. En la
conversación con Pericote, Susan le presenta a Julius, hablan de Juan Lucas y, cuando Julius empieza a tiritar
de frío, ella da por acabada la conversación y decide marcharse. Al momento de pagar la cuenta, se da
cuenta de que no tiene efectivo, y Pericote se ofrece a pagar. Ella prefiere que no, y firma un vale al número
del cuarto y deja a Pericote solo.

Julius, tratando de entrar a su casa, conocería, en ese momento, a su 'primer amor'. No obstante, habría dos
problemas: ella estaba agarrando con otro tipo y ambos eran como siete años mayores que Julius (tenían
alrededor de quince). Él queda completamente prendado de la chica, llamada Cecilia mientras que Manolo,
su novio, la besaba. Ése se queda viéndolos, hasta que la chica se da cuenta, y su novio no sabe qué hacer y,
muerto de nervios, no hace nada. Hasta que Cecilia le pregunta si vivía ahí, y, ante la afirmación del chico se
ríe, mientras que su novio se trata de fumar una cajetilla de Chesters…

Entra en escena Arminda la Lavandera. Vieja, sola, dolorida del pecho, trayendo las camisas del señor. Ella
hace una suerte de monólogo en la que aparecen su hija; Nilda, la Cocinera y Julius, que cumpliría nueve
años ese día. Paralelamente, éste se resigna a que su madre estaba lo suficientemente ocupada con Juan
Lucas. No obstante, cuando se despierta, ve a su mamá que lo cubre de besos y de 'feliz cumpleaños,
darling' y le dice con Juan Lucas, que irán a comer al Aquarium. Sin embargo, le sale una reunión con el
Ministro de Hacienda en la mañana y se va. Julius y Susan se quedan solos y se relajan hasta la tarde, que
regresa Juan Lucas, trayéndoles la noticia de que tenían un coctel importante, y que luego llevarían a Julius
al Aquarium.

Aparece Arminda en escena y empieza una situación incómoda para los señores: Julius no estaba en la suite
y Arminda estaba preguntando por él, estaba parada en medio de la habitación con las camisas de Juan

Lucas, y éste leyendo una revista, ignorando a Susan, y ésta tan incómoda, que se puso a fumar. Julius entró,
sorprendido por la visita, saludó a Arminda y recibió su regalo: un par de calcetines y una loción de afeitar.
Arminda se regresó con Carlos el chofer a su casa y Julius, su mamá y Juan Lucas siguieron su camino.

Juan Lastarria, solo, y en su cadillac recibe la invitación para asistir al mismo coctel que Susan y Juan Lucas
con motivo de la inauguración de la casa de cristal de Ernesto Pedro de Altamira -un señor acaudalado que
estaba casado con una mujer alemana llamada Finita y que, por el momento, no es un personaje tan
relevante como para dedicarle más tiempo a su definición-. Ya en la subida a Monterrico, que es donde
quedaba la casa, Lastarria tiene un roce con una mujer sueca que llevaba pantalones -ten en cuenta que ésta
es una novela ambientada en los años cincuenta, las mujeres en el Perú no usaban casi nunca pantalón dado
que se consideraba una prenda netamente masculina. Las pocas mujeres adelantadas que usaban
pantalones todavía no se atrevían a usarlos en reuniones o ceremonias importantes, sólo para el uso
cotidiano.-

En el coctel, Lastarria se encuentra con Juan Lucas, que hace cada vez más gala de su sentimiento de
menosprecio con la mayoría de gente… Hasta que se fija en la sueca, la misma mujer con pantalones que
tuvo el roce con Lastarria, con la que empieza a tener una conversación en tanto que Susan la tiene con el
Premier -por cultura general, asumo que sabes que Premier es el Presidente del Consejo de Ministros- y
Lastarria con un historiador. Finalmente, Susan y Juan Lucas terminan sus respectivas conversaciones y él le
presenta la sueca -llamada Dita- a Susan. Él le ofrece acompañarlos al Aquarium con Julius, pero ella dice
que no, que no podía. Acto seguido, Juan Lucas y Susan se marchan.

En el carro, Juan Lucas se pierde y empieza a hablar con Susan, y se da cuenta de que estaba pasada de
tragos, con lo que deja de hablarle y se enfoca en encontrar el camino. Finalmente, lo encuentra y de dirigen
a recoger a Julius para llevarlo al restaurante.

Una vez en la suite, se encontraron con Julius dormido, y que, al despertarlo, no tenía ya ni ganas de ir al
restaurante. No obstante, medio sonámbulo, los siguió. En el restaurante, entre el champagne que había
pedido Susan para todos y Julius que miraba atentísimo a todos, se encontraron con Lalo Bello, que había
estado en el coctel de los de Altamira y miraba con desprecio a todos, y que se enojó con Julius que lo
miraba incesantemente. El premier también estaba ahí, aunque, muy educado, ni miraba a Julius.

Juan Lucas se encuentra con un sobrino, al que acompañaban tres amigos más, y le cuenta cómo Susan
parecía una muchacha con ropa de baño, y de cómo, aunque pareciera increíble, Lalo Bello era pariente de
ellos. Finalmente, terminan y se regresan muy tarde para Julius a la suite del hotel. Julius empieza a darse
cuenta de cómo se empieza a deteriorar la relación entre Juan Lucas y su mamá, tanto que Juan Lucas
decide dormir separado de Susan esa noche.

Ya de día, Manolo (el que era novio de Cecilia, los dos que estaban besándose cuando Julius los vio) le
mandó a pedir cigarrillos. Ella se había encariñado con el chico, y él estaba entre unas y otras, ni afecto ni
antipatía, simplemente, no le importaba Julius. Éste fue rápidamente a conseguir el cigarrillo que Manolo le
había pedido. Cuando llegó donde los amigos de Manolo y Cecilia, los amigos lo amenazan con tirarlo a él y a
todas sus cosas al agua de la piscina si no traía a una chica que no les simpatizaba a los del grupo de Manolo.
Finalmente, cuando se decidió por ir a por la chica y la lograron lanzar a la piscina, el gringo que se
hospedaba en el hotel se lanzó a por ella, y se quedó como si se hubiera ahogado, pero al final la salva y les
resondra a todos.

Finalmente, el ''verano más largo de mi vida'' según Julius, llegó a su fin, porque, al día siguiente, regresaría
a clases. Ése sería su último año en el Inmaculado Corazón.

V.- Parte cuarta: Los grandes.

Las cosas no cambiarían su rumbo, la construcción del nuevo palacio, las actitudes de Santiago de mendigar
dinero a Susan o a Juan Lucas; Bobby, que se había empezado a aburrir de Penny, la hija del cónsul de
Canadá, y que ahora estaba tratando de hacerse el amigo de una alumna del Villa María; Susan, ida como
siempre, linda, abnegada esposa y Juan Lucas, siempre amante del golf, de la buena vida, etcétera.
Julius regresa a clases en el Inmaculado Corazón. Esta vez, está en tercero de primaria: ya es de los mayores
del colegio. Como tal empieza a sentirse importante, producto de eso, muchas dudas asaltan su cabeza: con
quién debería de juntarse a partir de ahora, cuándo seguirían sus clases de piano, qué debería de hacer para
ganarse la admiración de los menores… No obstante, hubo un problema: sin previa consulta -y con la
recomendación de la tía Susana Lastarria- Julius ya no iría a recibir clases de la Madre Mary Agnes, sino de
otra profesora, llamada Frau Proserpina, que a demás, era nieta de Beethoven (me inclino a pensar que es la
imaginación de Bryce. Después de todo, de Viena hasta el Perú y nieta de Beethoven…, un poco difícil de
creerlo).

Aunque él no quería, tuvo que acatarlo. Le rogó a su mamá que no hiciera el cambio. Aun así, decide hacerlo
y Juan Lucas decide meter su cuchara en el asunto, alegando que la profesora sí era nieta del compositor,
valiéndose de la 'verdad de la filiación' (según Juan Lucas, mentir sobre los orígenes de uno era un delito
moral imperdonable) y le explicó cómo Beethoven tuvo tres hijos, los tres pésimos músicos, y que por ende,
no los reconoció como hijos. No obstante, uno de ellos le dio una hija, que era tan buena pianista que su
abuelo, a punta de no quererla escuchar, se volvió sordo (cínica mentira: Beethoven se quedó sordo por una
infección mal curada. Es más, su obra más célebre, la Novena Sinfonía -también conocida con el nombre de
Himno a la alegría- la compuso estando totalmente sordo). De cualquier modo, Julius le creyó.

Ahora, se jactaría de que le enseñaría la nieta de Ludwig van Beethoven. De esa manera, atrajo a mucha
gente de su grado, así como a los de grados menores. Hasta que Sánchez-Concha dijo que era mentira, y que
su hermana iba a hacer una reunión y que no iba a invitar a su hermano porque tenía padrastro y no padre.
Pese a la ofensa inferida, lo que desató que Julius se peleara con Sánchez Concha no fue la forma en la que
se refirió a Juan Lucas, sino que comprometiera la veracidad de sus palabras. Chócala para la salida y Julius
terminó con tremendo moretón en la mejilla.

Carlos, el chofer, que ya se había resignado a ir de copiloto de Bobby, le dijo a Julius en el trayecto a la
academia de Frau Proserpina que debía aprender a defenderse, y que él le enseñaría. La academia de Frau
Proserpina era una casona que empezaba con un zaguán que se caía a pedazos, en las que había muchas
puertas y muchos cuartos. Julius empieza a sentir una antipatía por Frau Proserpina dado su carácter
irritable y actitud despreciativa ante la anterior profesora, etcétera. Y, lo peor de todo, era que los pianos de
Frau Proserpina no olían a perfume como los de la hermana Mary Agnes.

Por angas o por mangas, Juan Lucas había cínicamente mentido sobre los orígenes de Frau Proserpina. Y se
lo confiesa a Susan diciéndole que 'un músico no tenía lugar en la familia' y que 'viera ahora cómo se le iba a
quitar la idea del piano con esta profesora tan irritable que no era, ni por menos, nieta de Beethoven. Y de
ahí que se meta al golf, deporte de hombres' y Susa de acuerdo con todo, aunque le pide a Juan Lucas que
no lo hiciera de modo brusco.

Susana Lastarria había dicho a Susan que Frau Proserpina tenía un único defecto, y éste era que ella pegaba
coscorrones cuando erraban en una parte de la pieza al interpretarla. Error de Susana. La Frau pegaba
tremendos reglazos en las muñecas por cada yerro. De ese modo, el pobre de Julius recibiría muchos golpes
en las lecciones, pero no se desanimaba. Estaba emperrechinado en tocar en una presentación a las que,
según Frau Proserpina, asistía mucha gente. En cada resondrada, en cada reglazo de la profesora, Julius
pensaba 'concha de tu madre, Sánchez Concha', gracias a la 'forma de defenderse que Carlos le había
enseñado, aunque no fuera Sánchez-Concha el que lo golpeara o gritara.

Al retirarse, Julius se dio cuenta de que se había olvidado de su cuaderno de solfeo. Y, al regresar, encontró
a Frau Proserpina sola, sin ese alumno que supuestamente debía llegar ni bien Julius se hubiera ido, y le
espetó que no se debían olvidar los cuadernos de solfeo y que se fuera inmediatamente, que el otro alumno
no tardaba en llegar. Sin embargo, Julius regresaría una tercera vez, pero en ésta sería descubierto por una
habitante de la casona, que lo mandaría corriendo de miedo al carro.

Sánchez Concha dejaría de ser el más matón el día en el que la Madre Superiora introdujo a Fernandito
Ranchal y Ladrón de Guevara, hijo de un embajador del Perú que estuvo viviendo en Argentina. Éste los
miraba a todos con cara de odio, mientras que la Madre Superiora les exhortaba que lo acogieran, lo
incluyeran como amigo y le prestaran los cuadernos talque se pusiera al día. Del Castillo se rió, pero se calló
cuando éste le dirigió una mirada furiosa. De los Heros le quiso hacer dar un traspié, y le mandó tremenda
patada en la espinilla.

Todos los del salón -incluyendo a Julius y a Sánchez Concha- empezaron a contemplar tímidos a Fernandito.
Todos salvo Martinto, que lo desafió con su espada de madera. Fernandito se la pidió y le pegó tremendo
palazo en el trasero. Desde ahí en adelante, cambiaría: iría limpio al colegio, bajaría de peso, sacaría buenas
notas y de ahí en más, estaría entre los primeros diez de su clase. En cambio, Fernandito se ponía cada vez
más serio y de peor humor con cada día que pasaba. Y Sánchez Concha, por su parte, se puso también más
serio, tanto que, cuando Del Castillo le dijo que se peleara con Fernandito, le mandó tal bofetón que se
pelearon. Finalmente, en la foto del anuario, Fernandito aparecía sonriendo de un modo inexplicable para
todos, más aun para el pobre de Sánchez Concha.

Finalmente, se mudaban al nuevo palacio. Juan Lucas le dio la noticia a Susan cuando estaban de viaje en
Europa -habían hecho un viaje relámpago a Gran Bretaña y a España- cuando regresaron para instalarse en
el nuevo palacio, un tanto preocupada Susan porque había dejado a Julius al cuidado de su hermano. Éste
no había hecho nada malo con el chico, sino que hizo pomada el auto Mercedes y la camioneta en una pelea
con Peggy, tras la cual, chocó con la casa de la chica que estudiaba en el Villa María, dio varias vueltas
concéntricas y quedó muy dañado. El punto es que Carlos tuvo que irlos a recoger en el Jaguar, y Juan Lucas
tuvo que pagarle un taxi al hotel, dado que tres personas en ese auto irían muy incómodas.

Habiendo llegado a la suite, Julius y los señores se encuentran y le dicen que ya iban a mudarse. Tres días
después, Julius contaba a diestra y siniestra los detalles de su mudanza. El decorador trabajaba
incesantemente en colocar todos los adornos, todos los cuadros, todos los muebles en el lugar que les
correspondía a casa cosa. Los sirvientes fueron reapareciendo y Julius iba interrogando a todos sobre lo que
hicieron en las vacaciones. Sólo faltaban tres puestos que ocupar: el que había dejado Imelda -el reemplazo
de Vilma-; el de Nilda, la Selvática y el del jardinero Anatolio. Susan se ocupó de entrevistarse con cada chica
que venía buscando la vacante; sin embargo, les decía que no a todas. Hasta que aparece Flora, un tanto
altanera, joven, recomendaciones tan buenas como sus piernas. Juan Lucas se ocupó de llenar el vacío de
Nilda con un cocinero que había trabajado en casa de unos amigos de él, y que según él decía, cocinaba de
maravillas. Abraham, el cocinero, era en términos vulgares una loca perdida, de quien Susan desconfiaba
totalmente. Finalmente, llega el nuevo jardinero, sobrino del anterior, que se había decidido a quedar
cuidando las plantas del palacio original. Se llamaba Universo y desató todas las burlas y los comentarios
sardónicos de Juan Lucas.

En el colegio, se tuvo que cancelar el recreo por la incesante lluvia, y por una travesura, la Zanahoria golpeó
a Cano, y se llenó la mano de grasa y caspa. Todos en el salón se rieron del chico. Luego, cuando llegó el
momento de las colectas destinadas a las misiones y a las vocaciones sacerdotales, cano dio de frente toda
su propina, a la que se le sumó la cantidad de dinero que los demás miembros de la fila entregaban. Cano se
entusiasmó al escuchar que su fila iba ganando y abrazó efusivamente a Fernandito. No obstante, éste lo
apartó con cara de asco. Las demás filas empezaron a poner el resto de los billetes y la fila de Julius se ganó
el día libre que la Madre Superiora había prometido. Cuando la Madre Mary Joan, que era la encargada de la
clase en ese momento, fue a ayudar a la Madre Superiora a llevar el dinero, Fernandito le pidió el guante de
beisbol a Del Castillo y le metió un guantazo a Cano por detrás. Julius salió a defenderlo diciéndole que se
golpeaba de frente y no de espaldas. Acto seguido, éste le lanzó a quemarropa el guante, como resultado,
Julius terminó con un golpe en la cara, justo cuando regresaba la Madre Mary Joan. Fernandito fue obligado
a copiar 'no debo golpear a mis compañeros' y le pidió disculpas a Cano y a Julius. Juan Lucas le requintó que
eso le pasaba por meterse en donde no lo llamaban.

Un día, Cano invitó a Julius a tomar el té a su casa el sábado. Éste accedió. Toda la semana anduvo
observando qué hacía Cano en el recreo: solito, se encargaba de tocar las cosas con una ramita y ponerles
otro nombre. Cano se abstuvo de hablarle a Julius y éste llegó a pensar que ya no quería hacer el plan con él
y no se atrevía a des invitarlo. No obstante, se le acercó a decirle que lo esperaba el sábado.

Julius trató de dormir toda la mañana del sábado. Se tomó dos píldoras para dormir de Susan y se durmió
como una piedra en su cuarto, habiéndole dicho a Flora, la Decidida que no lo despertaran porque iba a
estudiar. Cuando ella lo encuentra dormido, le tiene que pedir que lo dejen dormir y lo despertaran sólo a la
hora en la que tuviera que salir a la casa de su amigo. La casa de Cano era chica, no había espacio para jugar
fútbol. Jugaron básquet; y, al momento en el que Cano se subió a la rama más alta del árbol, se cayó y se
hizo una luxación, de modo que lo tuvieron que entablillar. Ya de regreso a la casa, él le enseñó a Julius unas
piedras que guardaba, alegando que 'uno del barrio le había dicho que si las levantaba por dos meses, iba a
estar en condiciones de pegarle a Fernandito'.

Luego de esto, Julius llevaría la última clase con Frau Proserpina. Uno de los inquilinos de la casona, un viejo
calvo sabio, le dijo que ella era una estafa, que no tenía más alumnos y que no era nieta de Beethoven. Le
explica que ella era 'vieja y mala' y que por eso no tenía alumnos. También le explica todo lo necesario de los
demás inquilinos.

En la casa, descubren que habían llegado unos señores a visitar a Juan Lucas y a Susan. Julius, cordialmente,
saluda a los invitados y éstos le devuelven una mirada desdeñosa. Juan Lucas y Susan regresan con la carrosa
en la que jugaba Julius de niño, con lo que éste decide instalarse a jugar como cuando era chiquito. Justo
cuando Julius regresa, descubre de dónde venía esa mirada de desprecio y rabia de Fernando: él era el padre
de Fernandito.

La profesora de español les mandó a hacer una composición de tema libre, para la cual, Julius decide basarse
en su peor enemigo: Fernandito Ranchal. Para eso decide preguntarle a la Decidida todos los datos del señor
Ranchal cuando fue a su casa y en base a eso, habló el día de la oratoria. Por otro lado, Cano ya se sentía en
condiciones de golpear a Fernandito, pero Julius trató de convencerlo de que sólo su discurso lo hundiría. Y
vaya sí que lo hundió, pero Cano seguía con sus ganas de golpearlo… Finalmente, lo golpeó, pero cano
resultó más herido que Fernandito. Finalmente, culminaba ya el último año escolar de Julius en el
Inmaculado Corazón, no había sacado ningún premio y se iba sin cabos sueltos al Markham.

VI.- Parte quinta: Retornos.

El quinto y último capítulo de la infancia de Julius comenzaría con los arranques de rabia que Bobby tendría
sin causa aparente. Destrozaría todo a su paso en sus rabietas. De una u otra manera, Juan Lucas, Susan y
hasta Julius tratarían de ayudarle a su modo. Susan, tratando de forma infructuosa de hablar con él y Juan
Lucas, ofreciéndole whisky en botellas que desperdigó en el palacio. Trató de hablarle para encontrar una
solución y sólo recibió insultos y mandadas a la mierda. Bobby no saldría de su cuarto sino hasta bien
entrada la tarde del día siguiente, y sólo ahí se pudo descubrir qué era lo que había pasado: Peggy, la hija del
Embajador de Canadá, le había puesto los cuernos, y con quién sino con su primo Pipo Lastarria.

Habiendo hablado con Susan y Juan Lucas, empezó a sentirse un poco más aliviado, pero todavía le venían
los arranques de rabia contra su primo. Bobby empezó a recurrir al alcohol, incluso llegaría borracho a la
casa. Llegaría a perseguir a la Decidida tan ebrio que ésta lo golpearía y aquél amenazaría a Julius con
golpearlo si le decía a Susan. Juan Lucas llegaría a obligarlo a disculparse, y la Decidida alegaría que 'pasa en
las mejores familias'. En una de sus borracheras, llegaría a pelearse con su primo Lastarria, y acabaría con un
ojo negro. Cuando Susan le preguntó, dijo que un negro le había golpeado de forma tan convincente que
todos, con la salvedad de Carlos, que era negro, le creyeron el cuento.

Finalmente, luego de una vida llena de monotonía lavando y planchando la ropa, Arminda fallece en el
cuarto de planchar. Juan Lucas y Susan deciden darle un funeral medianamente decente y digno para quien
fue, aunque el señor dispone que la saquen por la puerta de servicio y no por la principal, como tenía
pensado Julius. Éste se imagina una conversación con Cinthia en la que ésta le dice que Arminda merecería
que la sacaran por la puerta principal. Finalmente, Julius decide cerrar todas las puertas secundarias y fuerza
a todos los de la funeraria a pasar por la puerta principal del palacio.

Bobby empezaría a salir con una chica llamada Maruja, que era una chica de una condición más modesta
que Bobby y Julius. Pero él todavía pensaba en Peggy y se dedicaba a frecuentar burdeles para sacarse las
ganas de acostarse con mujeres, dado que Maruja le había dicho que quería conservarse hasta el
matrimonio. No sólo eso, sino que en el Markham ya lo habían sacado de la clase varias veces por mal
comportamiento, y no cambiaba, aun lo llegaron a amenazar con quererlo botar del colegio. En ese
momento, decide escribirle una carta a su hermano Santiago a los Estados Unidos. El único problema, es que
no sabía cómo empezar 'Querido Santiago' y nada más, por el miedo que tenía de recibir una respuesta de
burla. Pasaban los ratos y no escribía nada, hasta que le viene -como por arte de magia y telepatía- una
solución como la del mismo Santiago: enamorarse de la mejor amiga de Peggy. Le escribió contándole esa
solución que debía de haber venido de su parte pidiéndole su opinión.

Por otro lado, Susana vivía sumamente consternada por los tensos acontecimientos que ocurrieron entre
Bobby y Pipo. Cabe mencionar que para este momento ella ya estaba distanciándose mucho de su marido.
Decide tratar el tema con su confesor y éste le dice que podría escribirle una carta en la que le pidiera las
disculpas del caso. Redacta la carta y le pide a Juan que la firme y ante la negativa de éste, inventa que él
estaba en el trabajo, pero que aun así le mandaría la carta.

En el palacio, Juan Lucas decide que le iba a quitar la propina a Bobby. Éste empezó a robarle el dinero de la
cartera a Susan, de modo que ella tuvo que guardarlo en la caja fuerte del palacio. Bobby nunca encontró la
combinación y se decidió a robar la caja de dinero que guardaba Celso en su dormitorio y que contenía,
nada más y nada menos que la suma de mil quinientos soles de oro. Los necesitaba para llevar a Rosemary,
la amiga de Peggy, al cine y luego poder ir al burdel a desahogarse.

Celso le comunicó a los señores, que estaban hablando con Luis Martín Romero -el Gordo-, el crítico taurino
y amigo de Juan Lucas, que habían sustraído la caja del Club Amigos de Huarocondo. No le prestó la debida
atención, aunque Juan Lucas le ofreció llamar la policía. Finalmente, decide informar de sus sospechas con
Bobby, justo cuando éste ya estaba en el burdel preguntando por la mujer con la que se acostaba y que,
según decía la que administraba el local, no llegaría hasta varios meses después.
Cuando los señores se fueron con el Gordo Romero a Quito a ver una corrida de toros que resultó terrible
justo cuando reciben la carta de Bobby en la que les pedía hacer la fiesta de promoción en su casa, ellos
regresan inmediatamente -adicionalmente porque la altura le había sentado terrible al Gordo.- y se
encuentran con Bobby, y le dicen que sí. Acto seguido, él empezó a mejorar sus calificaciones dado que se
había quedado encerrado y decidido a evitar que se lo jalaran de año.

Cuando llegó el día, Bobby estaba cada vez más nervioso con la instalación de los adornos, mesas, estrados,
etcétera que se fueran a necesitar en la fiesta de Promoción. Pide una orquídea y, por supuesto, Juan Lucas
le manda a traer una orquídea de la selva, que aunque llega tarde, desatando rabietas de Bobby, llega lo
suficientemente a tiempo como para que se la pudiera poner a Rosemary antes de iniciar la fiesta. Iniciada
ésta, Julius se escabulle entre la servidumbre que miraba escondida de un rincón oscuro y se pone a ver
cómo bailaban todos, como comían qué hacían y a escuchar todos los comentarios que hacían de los
invitados y de su hermano y su pareja.

Acabada la parte más bulliciosa de la fiesta, Julius decide irse a dormir y Susan lo encuentra teniendo una
conversación imaginaria con el retrato de Cinthia que tenía en su mesita de noche. Ella le trata de sacar la
idea, convenciéndolo de que Cinthia estaba muerta, pero no lo logra: se decide a rezarle más y más. De
madrugada, Bobby despierta a Julius y lo trata de convencer de que le diera el dinero que guardaba en su
alcancía a cambio de que le dijera con quién iba a tener relaciones esta noche, pero refiriéndose con la
palabra 'tirar'. Julius no lo entendió y tampoco le quiso dar la alcancía, con lo que Bobby se la arrancha, pero
su hermano le dice que sería inútil, porque la llave para abrirla estaba dentro de la caja fuerte de Susan y
que no la podría romper. Más tarde, le preguntó a Carlos qué quería decir 'tirar', y éste no supo responderle.

De la nada, aparece Santiago junto con un amigo, el hijo de Lester Lang III -otro amigo de Juan Lucas-, Lester
Lang IV. Efusivamente, saluda a todos, dando por olvidado el motivo inicial por el cual lo mandaron a
Estados Unidos. Santiago, Lester Lang IV y Bobby se sentaron a conversar y a tomar un coñac, cuando
apareció Julius. Lester preguntó por la piscina y todos fueron ahí, y Bobby le dijo que si no le daba la alcancía
no los seguiría y lo llamó mocoso de mierda. Santiago volteó a intervenir y fue cuando Julius notó algo
extraño en su mirada. Pese a que no encontraron las ropas de baño, se bañaron en la piscina, en interiores.
Como era el día anterior a la Nochebuena, se fueron a dormir y no despertaron si no hasta el día siguiente,
veinticuatro, en el que Lang IV se despertó primero y se encontró con Susan, linda, entre los candelabros y,
cuando se despertó Santiago, le entregó un regalo de parte de sus padres para ella: una copia de las llaves
de la casa de los Lang en Boston, en aras de que la usaran cuando necesitaran. Juan Lucas le entregó a
Santiago de regalo un Volvo sport, a Bobby le dio una suma de dinero en billetes y a Julius una bicicleta para
que hiciera algún deporte, ya que los intentos de Juan Lucas de que Julius jugara golf fueron inútiles.

Bobby decide no gastarse el dinero en las prostitutas, sino en acompañar a Santiago y a Lang IV en sus idas y
venidas, temiendo al inicio su negativa suponiendo que le dirían que ellos ya eran casi mayores de edad
cuando él tenía a las justas dieciocho (antes, la mayoría de edad se alcazaba a los veintiuno). Se fueron al
Freddy Solo's Bar y se encontraron con Pericote Siles, que no lograba encontrar pareja. Es cuando él conoce
a la Piba, una chica que, a demás de bonita era simpática y que empieza a conversar con Lester Lang IV,
aparece otra chica, la Tonelada, con la que también empieza a conversar y que trataba de sacarse de encima
a Pericote Siles. Apareció un sujeto apodado Virrey y empezó con sus tragos de más a querer pelearse, por
lo que los tres chicos abandonaron el bar. De esa manera, Bobby forjó una relación mucho más fuerte con
Lang y su hermano, lo llevaban a todos los lugares, le presentaban chicas y poco a poco, fue olvidando los
problemas que había tenido hasta que Lang se peleó con la Tonelada, ahí fue cuando se vino abajo de
nuevo.
Bobby decidió no acompañar a Santiago y a Lang por irse con las prostitutas. Por su parte, no todo iba tan
bien, porque Lang empezaba a tener problemas con las amigas de Santiago. Bobby aparece de la nada.
Santiago le dice que mejor llevaran a Lester a otra parte que no fuera el palacio, dado que estaba tan ebrio
que ni se podía mantener de pie. Lo llevaron a la camioneta, lo instalaron y fueron a dar una vuelta en el
carro de Santiago.

Cuando llegaron a casa casi a las ocho, y se encontraron con Nilda que discutía con el jardinero Universo
porque él la acusaba de querer entrar a robar y ella de que no la dejaba pasar, cuando Carlos aparece y la
escolta adentro. Toda la servidumbre se sentó al costado de Nilda a escuchar las historias que contaba
desde que se había ido, desde que no encontró trabajo hasta que su hijito se había muerto de tifoidea. Le
presentaron a la Decidida, pero no resultaron amistarse. Julius no la vio porque no quiso, se sentía muy
nervioso y se reusó. Cuando regresaban del aeropuerto de dejar a Santiago y a Lang IV, seguía asaltándole
esa idea, sumada a la pena de despedirse de nuevo de su hermano. Cuando regresa, sólo escucha que Vilma
se había convertido en una prostituta y pudo adivinar así de quién hablaba Bobby cuando le dijo 'te digo a
quién me voy a tirar esta noche si me das la alcancía'… Julius quedó devastado con esa noticia, y más con la
indiferencia con la que Juan Lucas le proponía otro súper viaje a Susan… Todos los de la servidumbre
estaban preocupados por la pena de Julius.

Finalmente, Julius le pide la llave de la alcancía a Bobby, se la da y éste le responde que era mentira, que no
se había metido con Vilma, que no era verdad. Pero Julius se la dio de todas maneras diciéndole que sí era
verdad que Vilma se dedicaba ahora a la prostitución. Pero como no entendía bien las palabras que usaba su
hermano, dado que Nidia se explicaba apropiadamente, tuvo que preguntarle a Carlos, por enésima vez esos
términos, quiso pegarle a Bobby, pero no se atrevió… ''Y Julius no tuvo más remedio que llenarlo con un
llanto largo y silencioso, llenecito de preguntas eso sí. (Sic)'

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