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CURSO: EDUACIÓN FÍSICA Y ALTO RENDIMIENTO

PROFESOR: JÚLIO GUTIERREZ

ALUMNO: LUIS STEVENS VENTURA RAU

2021
LESIONES EN EL DEPORTISTA

Las lesiones deportivas, o producidas por el deporte, son


habituales entre deportistas y otras personas que practican
deporte. Ciertas lesiones que tradicionalmente se
consideran deportivas también pueden afectar a personas
que no hacen deporte. Practicar deporte siempre conlleva el
riesgo de sufrir lesiones. Cuando se practica algún deporte
las lesiones suelen aparecer si no se ha hecho un
calentamiento adecuado (ejercitar y estirar los músculos a
un ritmo relajado antes de realizar una actividad intensa).
Los músculos y los ligamentos se lesionan cuando se
someten a esfuerzos superiores a su capacidad. Por
ejemplo, se pueden lesionar si son demasiado débiles o se
tensan mucho cuando se hace ejercicio. Las articulaciones
son más propensas a sufrir lesiones cuando los músculos y
los ligamentos que las soportan son débiles, así como
cuando han sufrido un esguince.

La manera en que las piernas están alineadas puede producir dolor, en especial en
mujeres de caderas anchas. En estas mujeres la rótula tiende a desplazarse hacia fuera
de la línea media del cuerpo. Esta tensión sobre la rótula produce dolor.

En general, las lesiones deportivas se pueden dividir en cuatro categorías:

1. Sobrecarga
2. Trauma directo (por ejemplo, caídas y placajes)
3. Fracturas y luxaciones
4. Esguinces (lesiones de ligamentos) y roturas fibrilares (lesiones musculares)

1. Sobrecarga

Una de las causas más comunes de las lesiones deportivas es la sobrecarga (desgaste y
desgarro excesivo). Las lesiones por sobrecarga se deben a menudo a una técnica
defectuosa, pero las personas con sobrepeso y las obesas pueden presentar un riesgo
mayor de lesiones por sobrecarga causadas por el aumento de la carga en los huesos y
las articulaciones. Un ejemplo de técnica inadecuada es correr a lo largo del mismo lado
en una pista peraltada. El impacto reiterado sobre un pie produce una diferencia en las
fuerzas aplicadas sobre las caderas y las rodillas. Esta diferencia aumenta el riesgo de
lesión en el lado de mayor impacto, así como en el otro lado al intentar compensar el
desequilibrio de fuerzas.
Otro factor que contribuye a las lesiones es la recuperación inadecuada después de un
entrenamiento. El hecho de no dejar de hacer el ejercicio cuando empieza el dolor
(entrenar con dolor) también favorece la aparición de lesiones. Continuar con el ejercicio
cuando se siente dolor lesiona más el tejido muscular y conjuntivo, aumenta la lesión y
retrasa la recuperación; por el contrario, el reposo permite la recuperación.

2. Traumatismo por contusión

Los traumatismos en el deporte pueden dar lugar a hematomas, conmociones y fracturas.


Este tipo de lesión suele deberse a colisiones fuertes con otros deportistas u objetos (por
ejemplo, el placaje en el rugby o el bloqueo contra las barandas en el hockey), caídas y
golpes directos (como en el boxeo y en las artes marciales).

3. Fracturas y luxaciones

Las fracturas de huesos y las luxaciones (dislocación de una articulación) son lesiones
graves que requieren atención médica inmediata. Las personas que sufren estas lesiones,
a menudo tienen un miembro deformado, dolor intenso e disfunción en la extremidad o la
articulación, y deben ser sometidos a pruebas diagnósticas como radiografías. Cuando la
persona cree que tiene una fractura o una luxación, debe inmovilizar el miembro «en la
posición en la que se encuentra», sin moverlo, y acudir a un centro de urgencias.
Las fracturas por fatiga son fisuras pequeñas en el hueso causadas por lesiones por
fatiga repetidas. Son más frecuentes en los pies o en los huesos largos de las piernas.
Pueden no existir signos de lesión y no siempre aparecen en las radiografías. El único
síntoma es el dolor cuando el sujeto trata de cargar peso sobre el pie lesionado.

4. Esguinces y distensiones

Los esguinces y las distensiones se producen habitualmente al hacer un esfuerzo


repentino, sobre todo corriendo, particularmente con los cambios bruscos de dirección (por
ejemplo, al regatear o evitar a otros jugadores en el fútbol). Estas lesiones también son
comunes en el entrenamiento de fuerza, cuando el deportista deja caer o baja
bruscamente las pesas, en vez de moverse lenta y suavemente con tensión controlada de
forma constante.

Niños y lesiones deportivas


Se producen alrededor de 3,5 millones de lesiones deportivas en niños menores de 14
años. Como cada vez más niños participan en actividades deportivas organizadas, y
comienzan a participar a edades cada vez más tempranas, el riesgo de lesiones deportivas
es mayor, sobre todo por sobrecarga. Este riesgo es especialmente elevado en los niños
que participan un solo deporte todo el año, que pasan de una temporada deportiva a la
siguiente sin descanso, o en los que juegan en equipos de alto nivel. Algunos niños
intentan jugar cuando están lesionados por temor a ser relegados del equipo.

En general se aplican las mismas pautas de prevención de lesiones a los niños y a los
atletas adultos, incluyendo el cribado de niños y adultos para las afecciones preexistentes
que pueden hacer que el ejercicio sea peligroso y la necesidad de técnicas adecuadas de
calentamiento y estiramiento. Algunos expertos creen que los niños menores de 10 años
deben participar en una amplia gama de actividades en lugar de especializarse en un solo
deporte. La especialización puede hacer que los niños desarrollen en exceso solo un grupo
de músculos, aumentando el riesgo de lesiones.
Es muy importante el uso de un equipo adecuado que esté correctamente ajustado. El
equipamiento de seguridad como cascos, protección ocular, protectores bucales, rodilleras
y coderas indicados para cada deporte puede ayudar a evitar lesiones.

Síntomas
Una lesión siempre causa dolor y este puede variar de leve a intenso. El tejido lesionado
puede tener cualquier combinación de las siguientes características:

• Hinchazón
• Calor
• Hipersensibilidad al tacto
• Hematomas
• Pérdida de la amplitud de movimiento

Diagnóstico
• Evaluación médica

Para diagnosticar una lesión deportiva, hay que averiguar el lugar y el modo en que se
produjo la misma, así como el tipo de actividades recreativas u ocupacionales que la
persona ha realizado últimamente o de manera habitual, y si hubo cambios en la
intensidad de esa actividad. Pueden preguntar si se han tomado ciertos antibióticos que
aumentan el riesgo de lesión en el tendón (por ejemplo, ciprofloxacina o levofloxacina).
Se examina la zona lesionada y si es necesario se deriva a la persona a un especialista
para realizar otras pruebas. Las pruebas diagnósticas pueden ser radiografías,
tomografía computarizada (TC), resonancia magnética nuclear (RMN), ecografía,
gammagrafía ósea, densitometría ósea (DEXA) y electromiografía (EMG).
Prevención
Las medidas generales que contribuyen a aumentar la seguridad durante el ejercicio,
incluyendo un cribado de niños y adultos adecuado para enfermedades preexistentes que
hacen que el ejercicio sea peligroso, calentamiento, enfriamiento e hidratación adecuados,
se discuten en otro apartado. El ejercicio en sí ayuda a prevenir lesiones ya que los tejidos
se hacen más resistentes a los esfuerzos de las actividades intensas.
El uso de un equipo adecuado puede ayudar a prevenir lesiones. Por ejemplo, llevar
cascos y protectores bucales protege de las lesiones mientras se juega al fútbol
americano. Para los deportistas que corren, es esencial utilizar un buen calzado. Las
zapatillas para correr deben tener un contrafuerte rígido en la zona que rodea el talón para
controlar el movimiento de la parte posterior del pie, un soporte en el empeine para evitar
la pronación excesiva, y una abertura acolchada para apoyar el tobillo.

Las plantillas ortopédicas para el calzado a veces pueden corregir los problemas del pie
(por ejemplo, la pronación excesiva). Las plantillas, que pueden ser flexibles, semirrígidas
o rígidas, y pueden variar en longitud, deben ajustarse a unas zapatillas adecuadas. La
zapatilla debe tener suficiente espacio para que la plantilla ortopédica pueda reemplazar
a la original.

Tratamiento
• PRICE
• Rehabilitación

El tratamiento de las lesiones deportivas es similar al de las lesiones no deportivas.


Tratamiento inicial
Las medidas inmediatas para casi todas las lesiones se conocen en conjunto como
PRICE (protection, rest, ice, compression, and elevation):

• Protección
• Reposo
• Hielo
• Compresión
• Elevación

La protección incluye dejar reposar


inmediatamente y utilizar una férula en la zona
lesionada para minimizar la hemorragia interna
y la hinchazón, y prevenir un daño mayor.

La parte lesionada se hincha debido a la extravasación de líquido de los vasos


sanguíneos. El hielo produce una vasoconstricción que reduce la fuga y contiene la
hinchazón. También contribuye a disminuir el dolor y las contracturas musculares al
limitar la lesión de los tejidos.

El hielo y las compresas frías no se deben aplicar


directamente sobre la piel, ya que hacerlo puede
irritarla o lesionarla. Se deben envolver (por
ejemplo, en plástico) y colocarse después sobre
una toalla. Para mantener el hielo inmóvil al
tiempo que se eleva la zona lesionada, se puede
rodear con algún vendaje elástico. El hielo se
retira a los 20 minutos, se retira durante otros 20
o más y se aplica otra vez durante otros 20 minutos. Este proceso puede repetirse varias
veces durante las primeras 24 horas.

Se aplique o no hielo, proteger la parte lesionada con un vendaje elástico compresivo


restringe la hemorragia interna y la hinchazón. Este vendaje se mantiene hasta que la
lesión sane.

El área lesionada debe elevarse por encima del nivel del corazón para que la gravedad
ayude a drenar el líquido acumulado que causa hinchazón y dolor. Si es posible, se debe
elevar todo el miembro afectado para facilitar el drenaje desde la zona lesionada hasta el
corazón. Por ejemplo, en una lesión en la mano, además de esta, debe elevarse el codo.
Rehabilitación

Después de la curación de la lesión inicial, la persona debe rehabilitar la zona afectada


antes de reanudar la actividad que la originó. La rehabilitación puede consistir en
programas profesionales llevados a cabo bajo la supervisión de un fisioterapeuta o un
entrenador, o en realizar de ejercicios de fortalecimiento y de acondicionamiento sin
supervisión. Algunas veces, el fisioterapeuta proporciona instrucciones para que el
deportista haga ejercicios por su cuenta. Los fisioterapeutas, además de ejercicios
terapéuticos, pueden incorporar calor, frío, corrientes eléctricas, ultrasonidos, tracción o
ejercicios en el agua al plan de tratamiento. El tiempo de la terapia depende de la
gravedad y de la complejidad de la lesión.
Se debe evitar el deporte o las actividades que provocaron la lesión, o bien modificarlos
hasta que esta se haya curado. La inactividad total provoca pérdida de masa muscular,
de fuerza y de resistencia. Por lo tanto, es preferible sustituirlas por actividades que no
exijan un esfuerzo en la zona lesionada, en lugar de permanecer en una completa
inactividad física. Las actividades que pueden sustituir a la habitual pueden ser montar
en bicicleta, nadar y remar cuando se ha lesionado la pierna o el pie; o nadar y montar
en bicicleta cuando está lesionada la parte inferior de la espalda.

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