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OBLIGADOS CAMBIARIO

Obligaciones del librador de la letra

El librador de la letra de cambio, o su creador, garantiza la aceptación y el pago de ella.

Antes de la aceptación, cualesquiera que sean sus relaciones con el librador, el girado
no es un obligado cartular, y en el supuesto de no llegar a aceptarlo no tiene
responsabilidad cambiaria alguna.

Si la persona encargada del pago de la letra no consiente en convertirse en obligado


cambiario, el librador es responsable de abonarla. También si la letra no es abonada a
su vencimiento por el girado aceptante.

Art. 10 establece: “el librador es garante de la aceptación y del pago”. También expresa que “toda clausula
por la cual se libere de la garantía del pago se considera no escrita”.

Puede librarse de la garantía de aceptación, pero nunca del pago y no importa la


invalidez de la letra: solo son considerada como no escrita dicha cláusula.

El librador responde como obligado de regreso, su posición es diferente según deba


hacerse cargo de abonar la letra por falta de aceptación o por falta de pago.

Si el girado acepta y al vencimiento no paga, en ese momento el portador puede ir


contra el librador.

Por el contrario, la acción de regreso por falta de aceptación puede ejercitarse antes del
vencimiento de la letra.

Para exonerarse de la garantía de aceptación, la cláusula deberá ser expresa y surgir


claramente del tenor literal del título.

Aceptación de la letra

La aceptación es un acto cambiario del girado, por el cual se incorpora como obligado a
la relacion cartular.

Si acepta la letra, se convierte en obligado directo al pago.

La presentación de la letra puede ser:

- Facultativa
- Obligatoria
- Prohibida
- Necesaria

La regla general es que la letra puede ser presentada para la aceptación, en principio,
no es obligatoria esa presentación.

Art. 23: La letra de cambio puede ser presentada por el portador o por un simple tenedor para la
aceptación por el girado en el domicilio indicado, hasta el día del vencimiento.

El librador puede hacer obligatoria la presentación para la aceptación, es posible que le


interese conocer cuál será la actitud del girado al momento del pago.

Puede ir acompañado de presentar la letra dentro de un término o después de un plazo


dado.

Art. 24: En toda letra de cambio el librador puede disponer que ella deberá ser presentada para su
aceptación, fijando o no un término al efecto.

Todo endosante puede indicar en la letra que debe ser presentada para la aceptación,
estableciendo o no un término al efecto, a menos que el librador dispuso que la letra no
es aceptable.

Art. 24: Puede, también, prohibir en la letra que ella sea presentada a la aceptación, a menos que se trate
de una letra de cambio pagable en el domicilio de un tercero o en un lugar distinto del domicilio del girado,
o bien que haya sido librada a cierto tiempo vista.

Si la letra se presenta después del término en ella establecido y no se la acepta, no se


puede ejercer la acción de regreso.

Art. 57: Después de la expiración de los plazos fijados:

Si la letra de cambio no se presentara para la aceptación en el plazo establecido por el librador, el portador
pierde el derecho de ejercitar la acción de regreso, sea por falta de pago o por falta de aceptación, salvo si
resultase de los términos del título que el librador entendió exonerarse tan sólo de la garantía de la
aceptación. Si en alguno de los endosos se hubiese fijado un término para la presentación sólo el
endosante que los puso puede prevalerse.

Cuando los sujetos intervinientes en la circulación no hubieran impuesto la presentación,


hay ciertas letras que necesariamente deben presentarse para que se las acepte: las a
cierto tiempo vista.

Art. 25: Las letras de cambio giradas a un cierto tiempo vista deben presentarse para su aceptación
dentro del término de un año desde su fecha.

El librador puede abreviar o ampliar este plazo. Esos términos pueden ser abreviados por los endosantes.
El portador debe presentar la letra a la aceptación. También puede hacerlo el tenedor,
porque el girado no se obliga con quien se la presenta, sino con la persona que sea
portador legitimo en el momento de requerir el pago.

La presentación para la aceptación debe hacerse en el lugar indicado en la letra y en el


domicilio del girado.

La presentación a la aceptación debe realizarse en cualquier momento antes del día del
vencimiento (art. 23).

El girado puede solicitar una segunda presentación, al día siguiente de efectuada la


primera. El primer día es considerado plazo de gracia para aceptar la letra.

El portador de la letra puede otorgar o no el día de gracia. Si no lo concede, puede


protestar la letra y el girado debe hacer constar en el protesto que ha sido negado el
plazo. Si el acta de protesto lleva la constancia del pedido, la ley priva al portador de la
acción de regresiva anticipada.

Art. 26: El girado puede pedir que la letra le sea presentada para la aceptación, por segunda vez, al día
siguiente al de la primera. Los interesados no pueden prevalerse de la inobservancia de este pedido si no
ha sido mencionado en el protesto.

El portador no está obligado a entregar al girado la letra presentada para la aceptación.

La aceptación debe ser pura y simple – incondicional – y si la condiciona equivale a la


falta de aceptación. El aceptante no podría establecer como condición la oportuna
previsión de fondos por parte del librador.

La ley admite la aceptación parcial como facultad del girado (art. 28), aunque el portador
debe protestar por el saldo rechazado, iniciando las acciones regresivas (art. 47 y 48).

La aceptación por mayor suma que la expresada en la letra cambiaria solo vale por la
cantidad que figura en ella; podrá demandarse al aceptante por el importe aceptado en
exceso mediante la acción ordinaria (art. 28).

Art. 28: La aceptación debe ser pura y simple; el girado puede limitarla a una parte de la cantidad.

Cualquier otra modificación hecha en la aceptación al contenido de la letra de cambio equivale a negativa
de aceptación. Sin embargo, el aceptante queda obligado en los términos de su aceptación.

La aceptación debe hacerse por escrito y en la misma letra, con la leyenda aceptada,
vista u otra equivalente. También vale la firma del girado en el anverso del titulo
(aceptación en blanco art. 27).

Art. 27: La aceptación debe hacerse en la letra de cambio y expresarse con la palabra ‘aceptada’, ‘vista’ u
otra equivalente; debe ser firmada por el girado. Si el instrumento fuese generado por medios electrónicos,
el requisito de la firma quedará satisfecho si se utiliza cualquier método que asegure indubitablemente la
exteriorización de la voluntad del girado y la integridad del instrumento.

La simple firma del girado puesta en el anverso de la letra importa su aceptación, aun cuando fuere girada
a cierto tiempo vista.

Si la letra fuese pagable a cierto tiempo vista o si en virtud de cláusulas especiales debiese ser presentada
para la aceptación dentro de un plazo establecido, la aceptación debe contener la fecha del día en que se
hace, a menos que el portador exija que se ponga la fecha de la presentación. Si se omitiese la fecha, el
portador, para conservar su derechos contra los endosantes y contra el librador, deberá hacer constar esa
omisión mediante protesto formalizado en tiempo útil.

Caso de letras domiciliadas, el aceptante debe integrar la aceptación con el domicilio


donde se pagará la letra (art. 29).

Art. 29: Cuando el librador hubiese indicado en la letra de cambio un lugar para el pago distinto del
domicilio del girado, pero sin indicar una tercera persona en cuyo domicilio el pago debe efectuarse, el
girado puede indicarla en el momento de la aceptación. A falta de esta indicación se considera que el
aceptante queda obligado a pagar él mismo en el lugar del pago.

Si la letra debe pagarse en el domicilio del girado, éste puede, en la aceptación, indicar una dirección del
mismo lugar en la cual el pago debe efectuarse.

Obligaciones del aceptante de la letra

La aceptación convierte al girado en obligado directo.

El girado que acepta la letra de cambio se convierte en aceptante, en el obligado


principal – obligado directo.

Art. 30 Con la aceptación el girado queda obligado a pagar la letra de cambio a su vencimiento.

A falta de pago el portador, aun cuando fuese el librador, tiene contra el aceptante una acción directa
resultante de la letra de cambio por todo cuanto puede exigírsele en virtud de los artículos 52 y 53.

El girado que acepta queda obligado, aun cuando ignorase el estado de falencia del librador.

El aceptante se convierte en obligado principal al pago de la letra de cambio, a él se le


debe hacer presentación de la letra para el pago y contra él hay que formalizar el
protesto por falta de aquél.

El portador de la letra solo puede dirigirse contra los obligados de regreso cuando el
aceptante se niegue a pagar la suma indicada en el documento.

El librador como los endosantes son garantes del pago que debe efectuar el girado
aceptante.
Si el aceptante paga la letra libera a todos los obligados cambiarios, ya que se extingue
todas las obligaciones cartulares. Si no lo paga se puede ejercer contra él la acción
cambiaria directa, aun en el caso de que el portador del documento sea el mismo
librador.

Posición del emisor del Pagare

El librador de una letra promete hacer pagar a otro – girado – en el pagaré su suscriptor
promete pagar él mismo una suma de dinero.

En el pagaré confluye en la misma persona la obligación cambiaria originaria, como


creador del título y la obligación de pagarlo como obligado directo.

En el pagaré las personas originarias son dos:

1- El suscriptor o deudor
2- El tomador o acreedor

La figura en el pagaré es el suscriptor, el creador del título, quien tiene roles del librador
de la letra de cambio y otros del aceptante.

Art. 104: “el suscriptor del vale o pagaré queda obligado de la misma manera que el aceptante de una
letra de cambio”

Por imperio del art. 30, el suscriptor del pagaré queda obligado a pagar el importe del
título a su vencimiento y el portador tiene la acción directa contra él.

El librador del pagaré nunca (a diferencia del librador de la letra) es obligado de regreso:
contra él solo procede la acción directa, que se rige por las normas a la acción contra el
aceptante.

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