ÍNDICE

Los calendarios de Beto Aguilera …………………...……...……….1

Esforzarse por escribir bien. Nerua Saav Mares …………..…..…….2
Irreversible. Karla Hernández Jiménez ……………….....……..……3
Escuelita de Ecológica de LC …………………………….…....……4
Siempre es por amor. Balther Galliant ………………………....……5
En la huida de Josefina. Graciela Morales Bermúdez ………....……6
Julio César Villalobos Rodríguez: Bestiario Fantástico ……......……7
Cuánto… Claudia Molina …………………………………......…….9
La última Nochebuena. Carla Edith Palacios Morales …….....……10
En la hora desnuda. Francisco Navarro Ruiz ……………......……..11
César O. Hernández ………………………………………....……..13
Narrar la angustia: Ignacio Navarro Cortez ………….....………….15
Vivir en espiral. Martha Patricia Zárate Romero ………….....…….19
Velorio de paga. Carlos Torres Oseguera …………….........……….20
Claro de luna. Juan Alberto Suástegui Vargas ………….........…….21
Extravío, pasaporte de vida. Jorge Luis Leonides Martínez ........…23
Aramís García, artista plástico ………………………......…………26
Toma mi mano. Alejandra Cruz Castillejo …………......…………..27
Poner fin. Teresita Sánchez …………………………….......………29
Cuerpo y pensamiento. Guadalupe Genaro Guerrero ……......…….30
Uvas de dulce amor.Emmanuel Campos Jiménez ………..........…..31
Luis Herrera Herrera ……………………………………........…….34

Consejo Editorial Invitado:

Arnoldo Tapia
Maurick Illich
Trini Jiménez
Téxel Valdovinos
Jesús Baldovinos

Maquetacion y diseno:
Jesus Baldovinos Romero
La Nopalera Ediciones

**Posada Almayer es una publicaión en pdf autómoma que pretende

difundir la obra literaria de Zihuatanejo y otros espacios creativos.
**Periodicidad: bimestral
**Registro ISSN en trámite.
**Cualquier reproducción total o parcial de los textos aquí publicados
Portada: Axolotl/ César Villalobos
requiere de autorización de su autor.
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Un pedacito de Michoacán
Los calendarios de Beto Aguilera
A finales de noviembre, el 27, se presentó el
Calendario 2021 de Beto Aguilera, en Puruándiro,
Michoacán. La edición doceava, como las
anteriores, es una colección de pinturas donde se
destaca la arquitectura, el paisaje, las tradiciones,
la flora y la fauna de dicha región.
Inició en 2008 con doce lienzos, cuyo objetivo era
mostrar icónicos de Puruándiro, para darles realce
y se pusiera atención en aquellos sitios que, por
cotidianos, pasaban desapercibidos; por otro lado,
en sus palabras, la idea es “despertar el orgullo por
el terruño donde nació” y contribuir de esta
manera, con la identificación regional.
Esas imágenes las trasladó al año siguiente al
primer calendario, “Puruándiro: lugar de aguas
termales”, teniendo gran aceptación. Desde
entonces, y a la fecha, suma más de 140 pinturas.
Cabe apuntar que no solo se trata de paisajes,
también ha replicado imágenes históricas, de
fotografías antiguas del lugar, y ahora de la
biodiversidad del lugar.
Beto Aguilera o Adalberto Bernal Aguilera,
promotor cultural y artista visual, nació el 7 de
marzo de 1977, en el seno de una familia humilde
en Puruándiro. Desde sus primeros años descubre
el gusto por el dibujo y se apasiona con la pintura
cuando descubre en la primaria, en una revista
biográfica, al gran maestro del Renacimiento,
Leonardo Da Vinci.
En la adolescencia comienza a pintar algunos
óleos de forma autodidacta, y continúa explorando
con tinta y lápiz, hasta que toma un curso de
pintura en la casa de la cultura “Maximiliano
Zavala”. Allí expone sus primeras obras, en
colectivo.
En diciembre del 2001 logra su primera exposición
individual con paisaje regional e incluye tres obras
surrealistas; a ella, se agregarán más exposiciones
tanto colectivas como individuales.
En 2002 se incorpora como maestro tallerista de
pintura en la misma casa de la cultura, además de
impartir talleres al aire libre.
Su obra, aunque mayormente son óleo y acrílicos
de paisajes, incluye retrato, desnudos, arte sacro,
surrealismo y murales.
En 2010 viaja a Las Vegas a exponer algunas de sus
obras invitado por la Federación de Clubes
Michoacanos Unidos de Nevada (FECMUN).
Quienes deseen conocer su trabajo y adquirir su
calendario, lo pueden contactar a través de
Facebook: Beto Aguilerapeñazco o de whatsapp
en el número 438 117 4774.
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Esforzarse por escribir bien
Nerua Saav Mares
*Esforzarse por escribir bien y comprender lo que se lee fortalece el pensamiento crítico y nos ahorra dinero
Sería fantástico que después de haber leído un título tan
largo sigas con esta lectura. Porque lo que tengo que
compartir en este artículo tiene que ver precisamente con la
importancia de aprender a comprender lo que leemos y eso
solamente lo lograremos a medida que leamos más.
Mientras más desarrollemos nuestras habilidades de
escritura y lectura, será más sencillo comunicarnos,
expresarnos de manera oral y escrita.
Es una paradoja que en México existan altos niveles de
alfabetización, sin embargo, los niveles de comprensión
lectora son desastrosos y ello se ha vuelto más evidente
durante esta nueva normalidad en la que por motivos de
trabajo, escolares, de socialización o económicos pasamos
muchísimo tiempo online. Enviando evidencias de nuestro
desempeño laboral a nuestros jefes, evidencias de las
actividades escolares, compartiendo mensajes de texto por
redes sociales e incluso ofreciendo nuestros servicios por
ese medio. Según los últimos datos publicados por la
UNESCO México tiene una tasa de alfabetización del
95,38%. Su tasa de alfabetización masculina es del
96,23%, superior a la femenina que es del 94,61%.
Aunque las tasas de alfabetización sean altas, a menudo nos
Posada Almayer 12
encontramos con situaciones cotidianas en las que la
comunicación escrita se dificulta debido a que el Receptor
no comprende el mensaje enviado por el Emisor y eso a la
larga consume nuestro tiempo, nuestro dinero y paciencia.
Pasa frecuentemente en WhatsApp y Facebook, incluso
pasa a quienes se precian de escribir bien.
Afortunadamente, eso de ir cuestionando todo lo que se lee
no sólo ayuda a desarrollar el pensamiento crítico, si no que
puede evitar que nos llevemos un mal rato, nos alejará de
caer en estafas, impedirá que podamos compartir contenido
de dudosa procedencia e incluso adquirir algún producto
sobrevalorado. Las señales de alarma que nos ayudan a
darnos cuenta de la posibilidad de ser víctimas de un delito
cibernético están ahí a la vista de todos, ya sea en la falta de
acentos, los errores de puntuación, los errores de ortografía,
e incluso la falsedad al publicar sitios web que a simple
vista pueden engañarnos, sin embargo, al revisar su
escritura de manera juiciosa, muy probablemente nos
daremos cuenta de su falsedad.
Por ello, hoy más que nunca es necesario que valoremos la
importancia de leer, comprender y escribir bien.
© Luis Herrera Herrera
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Irreversible
Karla Hernández Jiménez
Miró hacia el piso antes de saltar. Irina no volvió a levantarse nunca más, se había perdido
No parecía que aquel fuera a ser un día extraordinario. para siempre en el abismo. Para todos los transeúntes no
La gente avanzaba de forma cansina por las calles sin mirar fue más que un entretenimiento barato, quizás patético y
realmente lo que ocurría a su alrededor, tal como lo hacían olvidable para ellos pero que le había costado la vida a ella.
desde el inicio de la era de la posmodernidad. Tal como había ocurrido en otras ocasiones parecidas,
El día se parecía a muchos otros tantos en la historia de la aquel suceso no fue trascendental en la vida de nadie, ni
humanidad, sin que ocurriera nada extraordinario o que siquiera un evento que se relatara durante la cena.
mereciera pasar a convertirse en un relato de sobremesa Los vivos pronto la olvidarían, mientras ella yacía bajo la
para el deleite de toda una familia. tierra.
Sin embargo, en medio de toda esa monótona calma, una
figura se alzó en el punto más alto de la ciudad, desde el
rascacielos más antiguo.
Al principio, nadie sabía de quién se trataba. Apenas si se
podía observar un minúsculo punto que comenzaba a
alzarse. *Karla Hernández Jiménez
No obstante, al mirar con mayor atención, fue evidente Nacida en Veracruz, Ver, México. Licenciada en Lingüística y
para todos, la identidad de aquella persona. Literatura Hispánica. Lectora por pasión y narradora por
Se trataba de Irina, la chica que había sido una sensación en convicción, ha publicado un par de relatos en páginas
especializadas como Íkaro, Casa Rosa, Monolito, Melancolía
las redes sociales apenas hacía una semana, gracias a sus desenchufada, Solar Flare, Espejo Humeante, Aion, Teoría
bailes originales y extravagantes atuendos que la hacían Omicrón, Poetómanos, Polisemia, Caracola Magazin, Teresa
destacar por encima de otras bailarinas aficionadas que se Magazin, Penumbría y Página Salmón, pero siempre con el
dedicaban a subir sus rutinas en el internet. deseo de dar a conocer más de su narrativa.
Hacía apenas unos cuantos días, Irina parecía tener una
carrera prometedora. Sin embargo, comenzaron a circular
toda clase de rumores sobre ella que dañaron terriblemente
su reputación como la nueva promesa de la danza moderna.
Sus conocidos, le dijeron que no era nada de lo que debía
preocuparse, que seguramente todos los rumores acabarían
por ser olvidados.
No obstante, el público no lo había olvidado aún.
Cada día, Irina había recibido un mensaje más grosero que
el anterior, exhortándola a que abandonara la danza, que
simplemente aquello no estaba hecho para una chica cursi
y ridícula como ella, que no tenía verdadero talento.
Todas aquellas quejas y desplantes acabaron por romper la
estabilidad mental de Irene.
Es por ello que había decidido acabar con su vida en
aquella tarde tan común que esperaba que casi nadie se
diera cuenta.
Su acto repentino llamó la atención de todos. Incluso en su
final, Irina estaba destinada hacer el ridículo enfrente de
toda esa gente que alguna vez la había insultado de una
forma exageradamente cruel.
Antes de saltar y lanzarse completamente al vacío, observó
el firmamento, soltó un par de lágrimas y, con un gesto que
parecía melancólico, decidió saltar.
En su camino hasta el pavimento, la gente siguió la
trayectoria de su cuerpo usando los cámaras de sus
celulares hasta que se estampó contra el asfalto duro.
Insensiblemente, una vez que tuvieron el video y las fotos
de aquella primicia todos se fueron dejándola ahí, hecha
pedazos. © Luis Herrera Herrera
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Escuelita Ecológica de Lázaro Cárdenas
Las propuestas para concientizar sobre la importancia de
nuestro entorno y las acciones de se deben implementar
para no que el impacto de la intrusión humana no se tan
grave, afortunadamente no cesan.
La Escuelita Ecológica de Lázaro Cárdenas contribuye con
talleres sobre reciclaje, composta, fases lunares, semillas,
sustrato, germinación y trasplante, biofertilizantes. artes y
pintura. Estas actividades se llevan a cabo todos los
sábados de 17:00 a 19:00 horas sobre la Av. Belisario
Domínguez, en un terreno que funciona como parquecito y
cancha de fútbol, en la Colonia Jarene, a la altura de la
Iglesia Guadalupana, en la cabecera municipal de Lázaro
Cárdenas, o “donde termina el tianguis del Gallo”. Ahora,
con las condiciones de salud pública, de cupo limitado y
con obligatorio uso de cubrebocas.
A través de actividades al aire libre, cuyo principal
elemento es la imaginación, se busca promover una serie
de posibilidades a las cosas que hacemos de manera
cotidiana y que inciden en el medio ambiente, y en nuestra
forma de vida; interactúan y comparten sus conocimientos,
sus aprendizajes. De esta manera, se fomentan valores
como inclusión, empatía, respecto, comunidad, equidad,
ecología, etc.
Posada Almayer 12
También se trabaja con otros colectivos que tienen el
mismo objetivo de crear conciencia, modificar hábitos y
hasta de protestar ante el cambio climático y la ineficacia
de las medidas tomadas en todos los niveles.
Tal es el caso de CHULA: Comunidad Huerto Urbano de
Lázaro Cárdenas. Movimiento donde niños, jóvenes y
mujeres, principalmente, accionan su interés por el medio
ambiente haciendo comunidad. Además de la educación
ambiental también proponen el autocultivo en zona urbana.
En ese sentido, una de las principales acciones es la de
rescatar y proteger las semillas orgánicas y criollas. Otra
acción que suman es la de trueque de plantas y libros,
principalmente publicaciones que se relacionen al
reciclaje, pesticidas, biofertilizantes y artes.
CHULA está integrada por su fundadora Karmyna Linera
Enríquez, con la dirección de Frida Garibo y la
coordinación de Vanessa Vázquez.
Comenzaron en 2018 con difusión de material sobre
pesticidas y composta, así como apoyo a otros colectivos;
en 2020, deciden iniciar su propio camino y a principios del
2020, se concretó la Escuelita Ecológica.
En esta labor de concientización, confluyen OLACAMI,
CHULA, Escuelita Ecológica, LACA.
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Siempre es por amor

Balthier Gallant
En mi mente todo el tiempo, en mis pupilas eternizada. Te
aguardo, te busco con ansia, locura, pasión. Me dejas amarte con
todo el sentimiento, pero para lograr tenerte entre mis brazos,
debo encontrar un recipiente bello, adecuado. Veces espero más,
otras veces menos. He tomado y muerto un sinfín de cuerpos;
también, lo admito, he tomado a otros que muertos ya eran para
sentirte. Termino de perfumarme, peinarme. Limpio, reluciente,
como te gusta estoy. Hoy en esta mujer inerte, ya sin huellas
carmesí, te amaré, Muerte querida.

*Mitzi Yissel Cárdenas Téllez

Pasante de la Licenciatura de Lengua y Literaturas Hispánicas,
UMSNH. Premio “Padre de la patria” 2016-2017 por el mayor
rendimiento académico en Tercer Grado de la Facultad de Letras. Al
término de Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas, Tercer
Lugar de excelencia académica. Ganadora del reconocimiento a
excelencia educativa 2018, otorgado por COPARMEX Michoacán.
Experiencia como revisor (a) y corrector (a) de estilo de libros para su
publicación y digitalización, y en mantenimiento de libros. Entre otras
cosas.

© Luis Herrera Herrera

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En la huida de Josefina
Graciela Morales Bermúdez
El burro rebuznó exactamente a las 5:00 de la madrugada y firmeza, me rodeó con sus brazos amorosamente. Voló la
yo ¡ya estaba lista! pos así lo habíamos apalabrado con sábana blanca pero eso ya ni me importó porque ahí, en ese
Pepe; él dejaría la burra en mi ventana y para que nadie lo instante, sentí que en verdad, ¡yo ya estaba lista!
viera se iría al huizache a esperarme, así no despertaríamos Menos mal que pasó Rubén, dónde hubiera pasado
sospechas. Entonces, yo ya estaba lista. Tomé el itacate y el cualquier otro, seguro, se me hubiera quitado lo listo. ¿O
costal con mis cosas. Salí descalza, de puntitas y despacito no?
para no despertar a nadie. Cuando quité la tranca de la
puerta, pos que me acuerdo que siempre mi mamá me
*Graciela Morales Bermúdez
decía. Si algún día te apalabras con un hombre, tienes que Participante en el VIII Festival Internacional de Poesía:
pensar que eres una mujer decente y que de esta casa vas a Palabra en el Mundo en el 2014. En el XII Encuentro
salir de blanco y con la frente en alto. Pos que bueno que Internacional de Escritores de Salvatierra 2016. Participante en
me acordé. Y que me regreso y agarré la sabana que el XXVI encuentro internacional de Mujeres poetas en el país de
cobijaba a mis hermanitos y que me la pongo, me alcanzó las nubes en Oaxaca (2019). En el Sexto encuentro de poetas del
para cubrirme de blanco de la cabeza a los pies y voy pa Cupatítzio 2020. En el Primer encuentro internacional de
fuera con la frente en alto, como quien dice: yo ¡ya estaba escritores y artistas Juntos por la Paz Toluca 2020. En el V
lista! Pero empezaron a llorar mis hermanitos y recordé que Encuentro de poetas y narradores 2020 José Rubén Romero.,
Pepe me advirtió: Tienes que evitar a toda costa que se 2020. Integrante del taller poético Ometéotl. Coautora de las
despierten tus papás. Pos que me regreso a contentarlos. En Antologías Poéticas: Argucias de la promiscuidad (2013),
Autopsia de la incertidumbre (2014), Con olor a letras frescas
eso estaba cuando escuché que la burra se había metido y se (2016), Ventisca de esporas (2018), Marisma (2019). Entre la
estaba comiendo lo que había en el fogón. Rápidamente tierra y el cielo (2019), Danza entre niebla (2020) y Raíces a una
jalé a la burra, me le trepé y salí a trote. Los niños no solo voz (2020).
lloraban, ahora berreaban, la burra no podía soltar la olla
que se le había atorado en el hocico y la sacudía
golpeándolo todo. El escándalo despertó a mis papás.
Salieron y azorados gritaron:
─ ¿Que estás haciendo Josefina?
Y que le doy a la burra con todas mis fuerzas pa que
corriera, pero cegatona como iba, con la olla en la trompa,
se atoró en la cerca y pos que burra ni que nada, me bajé y
ahí la abandoné, me fui corriendo con grandes zancadas.
Alcanzaba a escuchar a mis papás que corrían detrás de mí:
─ ¡Josefina, no te vayas Josefina!
¡Pero pos yo, ya estaba lista! Y con todo y susto, seguí
corriendo llena de ilusiones. Al divisar el huizache sentí
alivio. Pero qué desengaño cuando Pepe también nos vio,
pos corrió espantado. ¡Él ya no estaba listo! Al verlo huir
desaforado, mi corazón se partió. De la decepción nació el
llanto y del llanto me salió el grito:
─Pepe, pepe pos si ya no me quieres pos ven y llévate tu
burra.
Pepe se fue y yo quedé en el camino desconcertada. De
pronto apareció Rubén, ese que siempre que me veía bajaba
con sus dedos el ala del sombrero, medio agachaba su
cabeza y sin dejar de mirarme, decía al pasar: Adiós chula.
Iba en su caballo a la parcela y cuando me reconoció
preguntó:
─ ¿Pos que traen Josefina?
Y así que me paro en seco y que le digo ─ ¿Quieres huir
conmigo? © Luis Herrera Herrera
Me echó Rubén una mirada de arriba abajo y pa pronto que
me trepa al caballo. A galope, sentí la brisa de la mañana
apergollada a ese hombre que al tomar las riendas con
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Julio César Villalobos Rodríguez: Bestiario Fantástico

Nació en 1992 en la Ciudad de
México.
Durante su infancia y estadía en
aquella ciudad, tuvo sus primeros
acercamientos al arte, a través de las
actividades culturales y de los
museos.
Un elemento que estuvo presente,
comenta, es la vida salvaje, la vida
animal y vegetal, lo que lo lleva a
desarrollar la ilustración científica y
que todavía, en la actualidad, es un
venero en donde abreva.
Migra al estado de Hidalgo, donde
concluye estudios de nivel medio
superior y descubre la cultura de la
Huasteca Hidalguense, sus formas de
expresión, arte y el entorno natural.
Posteriormente, ingresa a la
Universidad de Guanajuato, donde
cursa la Licenciatura en Diseño
Gráfico. Actualmente es diseñador
gráfico e ilustrador freelanca.

Murciélago magueyero
Teporingo

"Esta serie de ilustraciones es un

Bestiario Fantástico que está
integrado por especies animales,
lamentablemente, catalogadas en
riesgo o en peligro de extinción, y son
también especies nativas del territorio
mexicano. Están representadas con
estilo pictórico influenciado por el
arte popular mexicano".

Posada Almayer 12
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Lobo mexicano

Axolotl

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Cuánto
Claudia Molina
Quiero reír a cántaros No sé
que se note la luz en mi mirada cuánto viven las hormigas
que no duelan sólo las veo
el silencio de la noche el rozar de las agujas cortar trozos de hojas nuevas
las veredas sin árboles ni New York sin el Central Park recoger pétalos rotos
cuando todos duermen juntar las migas que dejó el mantel
cuando todos duermen menos nosotros no sé
vos allá cuántos kilómetros caminan
yo acá sólo las veo
que no duela correr al hormiguero
el aullido desbocado del frío antes de que llegue el frío
hundiendo sus aguijones antes de la lluvia
en la memoria de nuestra piel en esta soledad intermitente
en esta inmovilidad de sombras a veces
cuando todos duermen quisiera ser una hormiga
cuando todos duermen menos nosotros para correr
vos allá antes
yo acá del abandono.
cuando ninguna canción
se nos parece

somos forasteros
en esta mañana de pájaros.

Dirá espiga y ser

á trigo
dirá trigo y será harina
dirá harina y será pan
dirá pan y serán *Claudia Molina
horno de barro Nació en Córdoba Capital, vivo en Alta Gracia, Argentina.
manos gastadas Poeta, docente, narradora oral. Coordina talleres de Promoción
y Animación a la lectura enfocados en la poesía para docentes y
pies descalzos niños en diferentes ámbitos. Realizó narraciones orales en
dirá pan y serán Ferias de libros, instituciones educativas, entre otros eventos.
desgarro de sal y lluvia He sido miembro en diferentes funciones de la Biblioteca
los once hijos sentados a la mesa Popular Nicolás Avellaneda de la ciudad de Alta Gracia.
única comida del día o ni siquiera eso Autora de “La gallina Naftalina y otros cuentos que ni te
dirá pan y serán imaginas” (2008), “A contraluz” (2018), además de ser
los chicos en la ruta incluida en antologías de poesías nacionales e internacionales.e
la madre la abuela
el padre apenas joven
agitando la esperanza
para que los sueños
no sean

la cáscara roída
por unas monedas.
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La última Nochebuena
Carla Edith Palacios Morales
Era diciembre del 2013, calaba fuerte el frío, los adultos se
entretenían charlando, mi abuela y mi tía llevaban horas en
la cocina. El ambiente olía a canela, guayaba y tejocote, era
el ponche que beberíamos esa noche, pronto darían las 12 y
llevaríamos a cabo el mismo ritual de cada 24. Sin
embargo, no sabía aún que se convertiría en el 24 de
diciembre que trascendería en mis recuerdos.
Ese martes por la mañana amanecí respirando espíritu
navideño, solía ser mi fecha del año favorita. Me encantaba
usar mi disfraz de Santa Claus, el cual conservaba desde
hacía unos cuantos años, era de los festivales escolares de
la primaria, pero aún entraba en esa falda roja con peluchito
blanco en el borde y en el chaleco con botones de galleta.
Tanto mi hermana como yo nos vestíamos con esos trajes
reutilizables cada Nochebuena.
A eso de las 2 de la tarde llegamos a la casa de mi abuelita
para comer juntos, puesto que era costumbre, estaban
esperándonos grandes cazuelas de bacalao y romeritos. En
aquel entonces yo era muy remilgosa con la comida, por
ello terminé comiendo unas simples quesadillas, me
arrepiento de no haber querido comer durante tantos años
los guisos deliciosos de mi abuela. Por la tarde, mis primos,
mi hermana y yo escribimos nuestras cartas a Santa Claus.
Después de criticar nuestras listas de deseos o
impresionarnos por las cosas tan extrañas que queríamos
pedirle a ese hombre de barba blanca, llenos de ilusión nos
dirigimos al arbolito para acomodar nuestros sobres y
esperar el momento en que mágicamente desaparecieran.
Llegaban las horas más altas de la noche y junto con mis
pequeños primos y mi hermana lográbamos mantenernos
despiertos jugando en el patio, rompiendo las piñatas,
imaginando que participábamos en un festival navideño y
cantábamos para un gran público, nos entreteníamos con
las lucecitas de bengala y en ocasiones salíamos a dar la
vuelta a la iglesia del pueblo. Los minutos transcurrían más
y más lento, la medianoche parecía jamás llegar, estábamos
ansiosos por intercambiar los regalos y descubrir los
presentes que Santa nos habría dejado. Sonó el reloj, las 12
y mi tía anunció el momento de pasar a la sala, me hacía tan
feliz tener a la familia entera reunida, mi papá bromeaba
con sus dos hermanos mayores; mi mamá platicaba con
mis tías; mi abuelita, sin hablar mucho pero muy atenta se
regocijaba de ver a su descendencia allí; mis primas y
primos mayores preparaban los CD's con villancicos
mientras los más chicos nos acomodábamos al pie del
arbolito en unas pequeñas sillas de madera. Desde allí nos
encargábamos de leer las etiquetas y entregar los regalos.
Llegó mi turno y Emiliano con su tierna vocecita de seis
años leía para mí: “Didí, para encontrar tu regalo este año
debes resolver un acertijo” ¿Qué rayos significaba eso? Era
algo nuevo para mí, en ninguno de los años anteriores había
tenido que pasar por pruebas para obtener un regalo.
Posada Almayer 12
Mediante una serie de pistas regadas por la casa finalmente
terminé consiguiendo las llaves del auto de mi prima Faby,
la última pista me guió a la cajuela y al abrirla se apareció
ante mis ojos el mejor regalo de Navidad: un enorme oso de
peluche con un listón rojo en el cuello.
Hoy ese osito, aun sin nombre, me acompaña cada noche,
conoce mis secretos, escucha mis penas, comparte mis
memorias y también me recuerda que el año en que llegó
marcó un parteaguas. Un par de meses después de ese
diciembre cumpliría 15 años y quizá el que me hayan
regalado a un oso de peluche escondía algún simbolismo,
pronto entraría a la preparatoria y sería ya una niña grande,
además empezaba a escuchar ridículos rumores afirmando
que Santa Claus, los Reyes Magos o el Ratón de los Dientes
no existían. Cinco meses después falleció mi tía y con ello
las cosas en la familia comenzaron a complicarse, un año y
un mes después nos dejó también mi abuelita y con ello en
definitiva todo cambió.
Las navidades ya no son tan alegres, mi espíritu navideño
se ha tomado un descanso, dejé de creer en personajes que
por obra de magia pasaban a dejar regalitos, no cenamos en
familia en aquella enorme mesa de madera, la cual
esperaría aun existiera en la casa de la abuela, no hay mas
interacción con mis primos y no cantamos juntos
villancicos, el pie del arbolito estará vacío, mi traje de
Santa Claus dejó de quedarme y supongo ahora no sería tan
divertido portarlo cada 24, la noche ya no huele a armonía,
a canela ni a familia, esas fechas decembrinas han dejado
de ser mis preferidas.
Soy Carla Edith Palacios Morales, artista visual por la Facultad
de Artes y Diseño de la UNAM, con especialización en la
fotografía y el grabado aunque me gusta experimentar con
diversos lenguajes artísticos. Últimamente he encontrado en la
escritura un refugio para liberarme, un medio para vaciar lo que
llevo dentro de mí, una forma de compartir formas de pensar y
modos de ver la vida, una oportunidad para guardar memorias y
crear testimonios. Siempre he tenido interés y pasión por la
conservación de nuestro patrimonio natural y cultural por lo que
busco desde mis trincheras generar reflexiones y llamar a tomar
conciencia sobre las problemáticas ambientales y sociales que
enfrentamos; y he dirigido esto al trabajo con las comunidades
mediante talleres artísticos para generar repercusiones directas.
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En la hora desnuda...
Francisco Navarro Ruiz
¿Cómo fue que se perdió la paciencia del escarabajo Escribo
y el paraíso perlado de la araña? en el desconsuelo de la nada.

¿En dónde el crepúsculo En la incertidumbre

y la sombra tímida del gato? en el fragmento silente de una piedra.

¿En dónde el bosque En el tiempo resucitado, escribo.

y de mi abuela su pelo cano?
En el pétalo,
¿El sacramento del domingo, en la sombra y aroma de una rosa blanca.
el pecado de los muros y tus ojos callados?
En la hora desnuda escribo.
¿Cómo fue que perdimos el murmullo de la noche,
y el canto eterno de la playa? En olvido de esta eternidad,
en la caricia perdida
¿En dónde quedó la memoria del ámbar, en el laberinto que a diario nace a mis pies.
el vientre de la primavera
y la huida de la luna en una noche clara? Escribo en el aire,
en el cielo,
¿En dónde nuestros hijos, el olor a ceniza, en el abandono de una manzana.
el cielo escalado por gaviotas y tus manos de agua…?
Escribo
Todo se ha ido, en la línea delgada y brillante del sonido.
todo vamos perdiendo en los abismos de la nada…
Sobre la mesa,
…en mis ojos, pace la tenue luz de una nueva esperanza… a la mitad de la cama
y en el insomnio obstinado
que anidó por siempre en mi alma.

Escribo en el atardecer.

En la luna y las palomas.

Escribo hasta perderme y reencontrarme.

Escribo en búsqueda de una tierra ajena,

en la duda de mis pasos.

Escribo en el eco
que con su voz repetida
siempre me regresa a mismo espacio
a la misma casa…

Escribo, tan solo escribo.

Hay que sembrar el alma con luciérnagas,

tal vez, algún día, nos nazcan estrellas…

© Luis Herrera Herrera

Posada Almayer 12
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De niño,
jugaba a ser grande.

Caminaba sereno
por los pasillos del sueño.

La infancia se agrietaba en las pupilas,

en las sombras largas del miedo…

Yo jugaba a ser grande.

A ser animal incendiado

en el inevitable tiempo de crecer.
La sangre huía del corazón
en busca de aquel futuro incierto.
De niño,
me gustaba ver el viento
y al cielo que hasta hoy le sostiene.
Soñaba cosechar una estrella
para guardarla en el armario
para que con el tiempo floreciera.
Hoy, mis sueños han cambiado su latido.
Trato de soñar que sueño,
que aún de viejo, sigo soñando que soy niño…
Francisco Navarro Ruiz (14 de abril de 1956- ) Pintor,
trovador, poeta y promotor cultural.
Capulhuac Estado de México. Tiene publicados 33 títulos de
poesía y 11 de narrativa; y su obra aparece en más 50
antologías en: México, Chile, Argentina, Cuba, España,
Ecuador y Perú. Ha participado en los Encuentros
Internacionales de Poetas de: “La Isla en verso” en Cuba.
Festival Internacional de Poetas de la Habana. “Tras las
Huellas del poeta” en Chile. Encuentro Internacional de
Poetas en Zamora Michoacán México. Encuentro de Poesía
Contemporánea, en San Cristóbal las Casas Chiapas. En
Toluca Estado de México, en Poetas en el Nevado, Festival
Internacional de poesía J. M. Heredia y Heredia I y II. En
Pachuca Hidalgo, Festival Internacional de poesía Ramírez
Galván. En Ecuador, en el Encuentro Internacional de Poetas,
en la Región Manabí. Argentina, Festival Internacional de
Poesía y Arte, Salta Cafayate.

© Luis Herrera Herrera

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César O. Hernández

*César O. Hernández
Nació en la ciudad de Guadalajara Jalisco en el año de
1982; en donde radica actualmente. Ha realizado su
trabajo artístico sobre el Guaje (fibra vegetal oriunda de la
región) y la técnica de cartonería tradicional, así como en
modelado de figuras fantásticas en diferentes materiales
como lo son plastilinas epoxicas y poliméricas.
Actualmente se encuentra avalado por la Dirección de
Fomento Artesanal del estado de Jalisco y FONART
como un artesano de la región de Occidente.

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Narrar la angustia: Ignacio Navarro Cortez
Viñetas
En este final del 2020, Pandemico, he tenido la oportunidad
de exponer de manera virtual, ser publicado en distintas
revistas virtuales. Nueva normalidad de entrar en contacto
con el otro, con idiomas distintos, intereses o aspiraciones,
pero teniendo en cuenta la necesidad de estar ahí para el
otro.
Por ello esta serie de viñetas, realizadas en confinamiento,
con lo tenido a la mano, un lápiz y una hoja. Los trazos y
discursos son variables, lo unifica el jugar con el claro
obscuro. Y he aquí el detalle, jugar, tomar las angustias con
la responsabilidad, pero en la autonomía relativa del
microcosmos, jugar recurrir a lo conocido de manera
lúdica, es para mí lo que hay que hacer en este
confinamiento, además de trabajar mucho, gráficamente.
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*Ignacio Navarro Cortez
Nació en la Ciudad de México en 1966.
Estudió Ciencia Política, Pedagogía, entrenamiento
deportivo, mantenimiento de PC, ha asistido a talleres
libres y a educación continua en la Acedemia de San Carlos
de la UNAM.
Ha publicado viñetas y grabados en diversos periódicos y
revistas. Es autor de los libros Expresiones gregarias, y
Formulario del goce y èl èxtasis, participando también en
lo colectivo e individual en libros de arte objeto.
Cuenta con 172 exposiciones colectivas en diversos
lugares de México, Argentina, España, Brasil, China, y 15
individuales una de ellas en Cuba.
Fue premiado por la Asociación Mexicana de Grabado AC,
y por la Universidad Autónoma de Chihuahua, cuenta con
tres menciones honorífica en instituciones internacionales.
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Viviendo en espiral
Martha Patricia Zárate Romero
Su tendencia natural al pensamiento disperso terminaba,
generalmente, por llevarlo a lugares apartados. No es que
fuera una persona ociosa o vaga. Era más bien como otro
ser dentro de él mismo que lo empujaba a “curiosear”
involuntariamente.
Lo interesante era que con frecuencia se sorprendía, ya
fuera mirando atentamente el follaje de algún árbol cuyas
ramas semejaban un cerebro que envolvía, como sutil
abrazo, un bello nido; o sentado en la arena, sintiendo
despertar cuando el oleaje de la tarde/noche llegaba hasta
él y mojaba sus zapatos; o, peor aún, la mayoría de las
ocasiones no sabía cómo había llegado al otro extremo de
la ciudad, sólo reaccionaba, como si hubiera sido extraído
bruscamente de estar en trance, y se descubría mirando
fijamente aquella casa… siempre la misma casa.
No le daba mucha importancia. Consideraba que era algún
tipo de juego de su mente. O quizás sus pasos reconocían el
camino y, por inercia, llegaban continuamente al mismo
lugar.
Cada noche trataba de organizar sus ideas sobre lo que
haría al día siguiente. Su agenda debía contener hasta los
detalles mínimos para poder concretar el objetivo. Así
funcionaba y no estaba mal.
Concentraba su atención al máximo a donde quiera que iba.
Pero, “clic”, de repente el interruptor se apagaba. Sin darse
cuenta ya estaba totalmente abstraído de la realidad.
Silencioso avanzaba. No se puede decir que divagaba, pues
sus pies lo llevaban con una certeza, con una convicción de
algo que les resultaba familiar.
Una de tantas ocasiones se descubrió, a media mañana,
sentado en la banqueta (frente a aquella casa), hasta él
llegaba un exquisito olor a chocolate, pero, era extraño, era
un olor muy conocido… él diría que tenía… un toque de
pimienta de cayena. No conocía a nadie que lo combinara
de esa manera, sólo él, costumbre arrastrada desde su
niñez. Consciente ya de sus actos se levantó para irse, pero
esa canción, esa melodía que se escuchaba quedamente, ¿-
de dónde surgía?
Detuvo sus pasos. ¿Quién más en esa pequeña ciudad
desayunaba chocolate aderezado con pimienta? ¿Además
de escuchar su bolero cubano favorito?
Ahora, llegaba perfectamente hasta sus oídos cada palabra
de “¿Y tú qué has hecho?”
Tuvo miedo y se alejó de ahí, aún pensativo.
Ese hecho movió algo en su cabeza, los paseos
inconscientes desaparecieron.
El recuerdo de aquella mañana lo tenía intrigado. Con total
lucidez se le podía ver paseando por aquella calle,
buscando discretamente a la persona que ahí habitaba.
Varios días repitió sin éxito su recorrido.
Se olvidó un poco del asunto. Aquella idea ya no lo
obsesionaba. Sin embargo, no desistía del todo.
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Vivía solo y esa noche no podía © dormir.
Jesús Baldovinos Romero
Salió en su coche
en búsqueda de respuestas. Determinación acertada.
Vio cómo él mismo, unos años mayor, salía de la casa en
cuestión, a respirar aire fresco. Apoyado en un bastón llegó
al patio mientras contemplaba la negrura de la noche.
Giró la llave del auto y, sin recuperarse totalmente, regresó
a su casa y se metió a la cama.
¿Qué broma era ésta? Era imposible lo que acababa de
presenciar. Durmió lo que pudo y en la mañana salió a
trabajar.
Al llegar a la empresa todos miraban extrañados a ese
hombre. Nadie lo reconoció y su puesto lo ocupaba otra
persona.
¿Acaso su cordura se había ahuyentado?
Salió de ahí y nuevamente se dirigió a su casa. No logró
estacionar el coche, ya que en su lugar estaba un carro
desconocido. Y la decoración, incluso el color de la
fachada, habían cambiado en su totalidad.
No teniendo a dónde ir, subió al auto y se dirigió a aquella
casa. ¿Algo tendría que ver?
Desesperado tocó el timbre y escuchó unos pasos lentos
que se dirigían hacia la puerta. Le pareció una eternidad.
(Al fondo, el bolero sonaba).
Al abrirse la puerta, el anciano sonrió y dijo: “Te
esperaba”.
No pudo dar paso alguno al interior. Un vértigo se apoderó
de él y vio cómo todo a su alrededor se desvanecía, objetos,
muros, cielo. Oscuridad total.
Despertó en su casa de provincia siendo aún niño. Tirado,
junto a su cama, estaba el uniforme de la empresa donde
laboraba.
Se levantó aturdido y fue hasta el comedor. Ese olor, esa
canción.
Su madre había colocado en la mesa una taza de chocolate
con pimienta. Mientras en la vieja consola sonaba
tristemente: “¿Y tú qué has hecho?”.
*Martha Patricia Zárate Romero. Nacida en Cd. Lázaro
Cárdenas, Michoacán el 17 de diciembre de 1983. Es
profesora normalista, egresada de la Escuela Normal
Urbana Federal. Ganadora dos veces consecutivas del
concurso interno de cuento de dicha institución. Forma
parte del grupo de escritores Sueño Colectivo.
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Velorio de paga
Carlos Torres Oseguera
© Jesús Baldovinos Romero
Cobraban 150 pesos por asistir al velorio, y fui. La me encontré a una mujer conocida y me presume, es la
concurrencia hacía una larga fila paralela al muro segunda vez que vengo a un velorio de paga.
perimetral del panteón; llegué en mi ruidoso Renault que Más allá había una fritanga, abajo de un pinzan que brotaba
hacia voltear a más de uno. Allí mi primer de unas tumbas, había una pequeña concurrencia en
encabronamiento, odio hacer fila- Un tipo que organizaba rededor de un merolico. Contrario a la desesperación de los
la columna, literalmente me ordenó que me siguiera hacia formados al ingreso del panteón, acá la gente parecía
adelante, y por el acceso al camposanto, pidiera relajada, apacible y paciente, bajo un modorro murmullo
indicaciones de dónde estacionarme, y a gritos me apuró, que generan las conversaciones en cada mesa, sin
asumo por el ruido de motor de mi vetusto automóvil, quizá estridencias o risas relajantes. Mi “boleto” lo traía
también fastidiado por el increíble poder de convocatoria empuñado, caí en cuenta que nadie me lo pidió, nunca hice
para el evento fúnebre. fila para entrar, me había costado estoy seguro, 150 pesos,
En la entrada al panteón la fila aún era larga y ya se pero no recuerdo donde o a quien se lo compré, había
apelotonaba. - ¡oigaaaaaaaaaaa! - ¡allá, métase por este mucha gente pero no conocía a nadie, salvo aquella mujer
lado y estaciónese allá! Me indicó un tipo que lo mismo que me presumió que era su segundo velorio de paga, y
ordenaba en la fila que en el tráfico vehicular. Metí mi decidí buscarla. No, no la encontré. Yo nada más quería
Renault entre un estrangulado camino por otro extremo de preguntarle ¿quién cabrones se murió?
la barda del panteón, y la batería de carros estacionados;
allá al fondo había un espacio, estaba justo donde un portón
cerrado que daba a la calle. Dudé un instante, pero igual *Carlos Torres Oseguera
metí ahí mi carro. Ya me había bajado cuando llegó un tipo Cardenense desde 1984, nativo de Tepalcatepec
enfurecido, ¡como se le ocurre estacionarse ahí, si por ahí Michoacán 1960, no estudio hasta secundaria, y acabó de
va entrar el cortejo fúnebre¡ Miré al tipo, miré mi carro, periodista de donde le nace la pasión por escribir cosas
miré el portón, (había espacio aun para que ingresar quien más allá de la nota habitual, el oficio surgió de su pasión
quiera) miré la entrada principal y miré en rededor, la por la fotografía que aprendió en periódico en la Paz BCS
soledad del panteón, salvo el acceso por donde estaba la de ahí devino el resto.
larga fila de ¿dolientes?
¿Sabes qué? -le dije al individuo, en lo que fue mi segundo
encabronamiento- regrésame mis 150 pesos y a la chingada
su velorio.
-Eso véalo allá con los organizadores, me dijo apuntando a
la entrada principal
Viendo hacia dónde señalaba me encaminé, en tanto el
individuo me exigía sacar el auto del lugar
-Pos sácalo, le dije…
En donde estaba la fila, ya dentro del camposanto, los
“organizadores” advertían que ya no había lugares, ya no
hay dónde sentarse.
-Vengo a que me regresen mis 150 pesos le dije a un tipo
que intentaba poner orden
El individuo me vio, y me ordenó, véalo allá apuntando
hacia donde iba la columna.
Aproveché la orden y me encamine hacia adelante, al
menos ya no me tengo que formar me dije.
En la mano traía mi “boleto”. una hoja tamaño carta con
algo impreso ahí; el papel lo había empuñado, estaba todo
arrugado a ver si me lo valen pensé-
Más adelante ya había mesas ocupadas por mujeres con
chales negros, sin embargo, el ambiente no era de velorio,
quizá tampoco de fiesta, pero había un ámbito de espera. © Luis Herrera Herrera
Todas las mesas ocupadas, y por el centro, sillería también
abarrotada como en un teatro; enfrente el escenario, un
estrado en cuyo rededor paseaba la gente, había animación,
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Claro de luna
Juan Alberto Suástegui Vargas
Con las manos llenas de sangre y el rostro y los brazos
amoratados, en esas condiciones se dirige, una entidad
desconocida, hacia la terraza de la lujosa casa. Una ventana
se abre, se escucha música y gente gritando de emoción,
unos globos se escapan y van a dar a la infinidad de la
noche...
Dos horas antes... Carlos, Leticia, Alejandro y otros más
festejan que por fin la preparatoria había terminado y que
mejor para celebrarlo que un grandiosa fiesta en la lujosa
casa de los padres de Carlos. Todos los asistentes son de
familias más o menos acomodadas, pero a pesar de ello, y
como es usual, no son las mejores personas. Carlos es bien
parecido pero un patán con las mujeres, Leticia es la más
creída del salón y una chocante irremediable, Alejandro es
el más tranquilo de los tres, pero se daba muy seguido sus
aires de grandeza. El resto de los invitados son compañeros
de clase y de otros grupos que también terminaban hoy.
Estos tres amigos se llevaban bien entre ellos pero
discutían mucho y por trivialidades, además de que
molestan a diestra y siniestra a otros compañeros. Carlos y
Alejandro conversaban siempre por quien podía
conquistar a la chica nueva, siempre había nuevos alumnos
en cualquier punto de año escolar dado que un porcentaje
son hijos de empresarios y embajadores. Leticia 'peleaba'
con el resto de sus compañeras por el chico nuevo y cuál de
ellas se veía más bonita y mejor arreglada. Su salón los
detestaba, pero aceptaron ir a la fiesta porque sería el © Luis Herrera Herrera
último momento juntos y porque los padres de cada uno
insistieron por aquello de socializar. Teniendo esto en antro del centro. Isabel, con mirada triunfante, espera un
mente, Juan, Loretta y Marcos, compañeros de ellos, y no poco más en la terraza - Otro que no pasó de ser un
de una posición económica tan elevada y siempre objetos completo idiota - dice para sus adentros. Mientras baja las
de©sus
Luis Herrera
burlas, Herrera
se unieron y planearon jugarles una broma en escaleras para ir a la fiesta, escucha un grito: - ¡Maldita
la fiesta. Algo no muy elaborado, simplemente para reírse bruja! - y un globo con agua va a darle justo en la cabeza, se
un poco de ellos. Juan toma algunos globos y va al baño a empapa por completo, pisa en falso y tropieza, cae
llenarlos de agua mientras los demás están entretenidos terroríficamente por la escalera, gira y cae de espaldas, se
con la música. - Ya están listos, tres globos gordos y escucha un golpe contra el suelo. Sus ojos parpadean
rechonchos de agua, jajaja - dice Juan a sus cómplices. - rápidamente y se tornan blancos. Un charco de sangre se
¡Perfecto! Lo único que falta es el momento preciso para empieza a formar en el piso bajo su cabeza.
hacer el trabajo, jeje - responde Juan mientras ve los globos Juan, Marcos y Loretta no pueden creer lo que acaba de
con malicia fingida. - Esos creídos se darán cuenta de que pasar. - ¡Esta muerta! ¡La matamos! - grita Loretta a los
no son intocables - dice Loretta mientras guiña un ojo. otros dos. Antes de bajar a donde se encuentra Leticia, los
Parecen pequeños de primaria pero saben que una broma chicos miran por si alguien pueda venir. Nadie parece haber
'inocente' no daña a nadie. Esperan y esperan. escuchado, están algo retirado de donde la fiesta se lleva a
Se enteran que Leticia está con su nuevo galán en la terraza cabo. - ¡Cállate Lore! - gritan Juan y Marcos con igual
del segundo piso del lado oeste, así que deciden 'atacarla' desesperación. Bajan a donde yace el cuerpo de la 'maldita
primero. Ella, como siempre, juega con los chicos; bruja'. - ¡La matamos, que no lo ven! - grita Loretta, al ver la
solamente llevan dos semanas juntos, pero ya hoy piensa mirada perdida de aquel cuerpo casi sin vida. - ¡No! ¡No la
en cortarlo, y lo hace. - Mira Lety, tú eres una chava muy matamos! ¡Fue Juan con su entupida idea de los globos, y
linda, pero me doy cuenta de que no eres ni un poco tú, porque fuiste quien se lo aventó a Isabel! - grita Marcos
agradable - le dijo con gran enfado Rafa después de que lo mientras se apresura hacia el siguiente cuarto que parece
cortó. Baja presuroso de la terraza para dirigirse a la salida, una cocina. Todo está en oscuridad para que nadie estuviera
subir a su auto y tal vez desahogarse con alcohol en algún vagando por la casa. Juan detiene del brazo a Marcos y
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Loretta enciende la luz. - Todo estamos metidos en esto,
¿entiendes? - le dice Juan a Marcos, - ¡Ustedes son los
responsables! Solamente me uní con ustedes para
vengarnos de la bandita esa, jamás pensé que llegara a tanto
- le reclama Marcos a Loretta y a Juan mientras va a tomar
el teléfono que está colgado en una pared. - Llamaré a mi
padre para que venga por mí y llame a la policía después, yo
no tengo nada que ver con eso. Ustedes verán cómo se
zafan - dice Marcos.
Mientras Loretta está distraída, Juan toma un cuchillo que
está sobre una barra, tratará de detener a Marcos como sea.
- ¿Qué hacen ustedes aquí? - pregunta una voz detrás de
Loretta. Todos se voltean rápidamente, están asustados,
Juan esconde el cuchillo entre sus manos. Es Carlos que al
buscar a Leticia vio la cocina con la luz encendida. Todos se
quedan mudos por la repentina presencia. - Nosotros no
tuvimos la culpa fue algo que pasó de repente - es lo único
que puede decir Loretta. Juan y Marcos se ven y se ponen
blancos. - ¿De qué me hablas idiota? - pregunta Carlos, con
su clásico modo.
- ¡Carlos! - grita aterrorizado Alejandro, que se encuentra
con una pesadilla. - ¿Qué pasa Alex? ¿Ya se acabó el hielo?
- pregunta Carlos. - Es...Lety creo que está... muerta - dice
Alejandro casi sin poder hablar.
Todos salen corriendo detrás de Alejandro y ven el cuerpo
inerte al pie de la escalera. Esta escena es ya un vivo
recuerdo en las mentes de Juan, Marcos y Loretta. -
¡¿Cómo pudo pasar esto?! - grita Carlos, mientras se
arrodilla a un lado del cuerpo. - Nos... nosotros no
queríamos que esto pasara, fue un accidente, una broma
nada más. - dice una temblorosa Loretta. Marcos y Juan se
vuelven a ver a los ojos, esta vez con más miedo que antes. -
¿Qué dices entupida? - le pregunta Alejandro mientras la
sujeta fuertemente de los brazos y luego la golpea en la
cara. - Era solamente una broma – dice Loretta entre
lágrimas. - Esta vez la hicieron en grande malditos, pero
cuando se entere mi padre verán cómo les va- les dice
Carlos mientras se incorpora.
- Agghhh! - es lo que sale de la boca de Carlos. Juan había
clavado el cuchillo que traía en la espalda de Carlos. Y no
solo lo hace una vez, lo hace varias veces más, hasta que ve
que no se mueve más. Todos están anonadados. Alejandro
suelta a Loretta, está apunto de correr cuando siente el
metal del cuchillo atravesar su abdomen. Juan se movió
más rápido y termina con él de la misma manera que
Carlos. Marcos y Loretta no pueden creer lo que ven sus
ojos. Loretta se queda inmóvil mientras que Marcos se
apresura a la cocina. - Tengo que hablar por teléfono – se le
escapa de la boca. Juan lo escucha y salta sobre él. Caen los
dos al piso y Juan todavía tiene el cuchillo entre las manos.
Se lo clava en el pecho a Marcos tantas veces como puede.
Está exhausto cuando por fin ve lo que acaba de hacer. Mira
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a una aterrorizada Loretta. Se levanta y todavía tiene el
cuchillo en una mano. Loretta teme que ahora sea su turno.
- Mejor terminamos con todo esto Lore - le dice Juan. Con
fuerza sobrehumana se abalanza sobre Loretta. En ese
momento Juan siente algo se atora en su garganta, empieza
a brotar sangre de su cuello. Trata de dirigir su mirada hacia
esa zona, al momento que su cuchillo llega al piso. Solo
puede ver el mango de un cuchillo pequeño, pero no por eso
menos peligroso. Loretta lo escondió bajo la manga larga
de su blusa cuando todos salieron de la cocina.
Instintivamente lo sacó y lo empuño fuertemente sin
siquiera ver hacia donde lo dirigía.
Juan cae al suelo mientras se desangra cual fuente de agua.
Loretta ve fijamente el cuchillo que tiene en la mano. - Yo...
yo tengo mucho por vivir todavía... - dice Loretta con la
cabeza baja mientras tira el cuchillo al piso. - Lo.. re.. at...
ah... - balbucea Juan mientras la vida se le va del cuerpo,
ahogándose con su propia sangre. Loretta ve fijamente los
cuerpos de sus enemigos y aliados, su sangre se
entremezclan en el duro mármol de piso.
Loretta enfila hacia las escaleras por donde cayó Leticia,
siente una mano sobre su tobillo, es Marcos, pero él no
puede sujetarla por mucho, la vida que le queda no le da
para más.
Loretta sube las escaleras, unas más a la terraza ya
solamente parece un sombra de algo indefinido, llega
frente a un pilar, la luz de la Luna está en su máximo
esplendor y le da de lleno volviendo su ser y su sombra a su
lugar. Se sienta recargada frente al pilar y mira fijamente la
Luna, se pierde en su luz calmante, así permanece largo
rato. Una ventana se abre salen unos globos y se escucha
todavía la fiesta en la parte de abajo. - Será mejor que baje a
la fiesta, tengo sed y todavía quiero bailar un poco antes de
irme a casa - dice tranquilamente Loretta mientras se
arregla un poco y baja a la fiesta.
*Juan Alberto Suástegui Vargas
Médico y maestro en Salud Pública. Siempre me ha atraído
mucho la Literatura, en 2003 represente a Guerrero en el III
Encuentro de Expresión Literaria “La Juventud y la Mar”,
organizado por la SEMAR. Actualmente continúo mi labor como
médico y docente, retomando de ratos la escritura como un
medio para distraer la mente de la realidad o plasmarla desde mi
perspectiva.
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Extravío, pasaporte de vida

Jorge Luis Leonides Martínez
Te levantas tantas veces como ahora de tu tumba. Vas al
jardín del camposanto a observar los rosales que plantaste
ayer. Oyes la risotada próxima de tu nieta que, en brazos,
llega con tu nuera; el bullicio de los muchachillos
limpiando y pintando tu lápida con regocijo. Te acercas
sigiloso. Te aferras a un ósculo ceñido por el talle de mi
madre, al repartir los rollos de flores sobre tu losa, mientras
hueles las de cempasúchil con alergia irritable a tu napia.
Sonríes por vez primera ante la llegada de los músicos
trompa de huele; de barriga llena con botón ancho y
corazón amplio. Te sientas en tu tumba a oír la melodía
predilecta. Llega la abuela a ponerte claveles, gladiolos,
crisantemos, en los jarrones de yeso que el año pasado
mandaste hacer. Esa cruz de madera vieja ahora es
remplazada por una de fierro con tus insignias que pone tu
padre Justino. Las veladoras blancas de vaso, son de
calaveritas; las ha cambiado tu nieto Chuchito,
reemplazando las latas de chile para ponerlas en
candelabros sencillos que tu hijo menor trajo hoy. Miras
con quietud en los rededores del panteón la majestuosidad
de colores emblemáticos prehispánicos que tiñen de
alegría el cuadrangular terreno de descanso. Con tristeza
compartes la pena de no visitar a tumbas por amigos de © Luis Herrera Herrera
familiares olvidados; observas cabizbajo la pena de almas
en olvido, que impiden sin éxito ser pisoteadas sus tumbas
por la prole de familias que deambulan por los estrechos
pasillos ya saturados en el cementerio. Escuchas un estacas en la amplitud del río Pusumiche. Piensas en volver
silencio y el canto divino de una dama sustituye al de los más no vas, prefieres preparar las carnes de res en la
músicos. Empieza el rezo: “En el nombre del padre y del vaporera; la salsa taquera con la receta de la abuela;
hijo y del espíritu santo amén”… ordenas subir las cosas a la guayín para la venta de “El gran
El flashback de tus parpados lubrica tus ojos. Sacas de tus taco”. Hace tres mes fue la fiesta del pueblo. Tu familia te
bolsillos el pañuelo de lino, te diriges a casa. En el trayecto apoyó para la venta a orilla de carretera nacional en honor
conduces el guayín rojo, el cuerpo no te responde, las al Santo Patrón San Bartolomé Apóstol. Desde la silla
fuerzas te abandonan, buscas desesperadamente el sentado con tu gorro y mandil blanco, admirabas los
pasaporte en la guantera, lo has extraviado. Estacionas el eventos deportivos y culturales de la semana antes del día
auto, te recuestas en la hamaca de arcoíris, la glucosa exacto 23 y 24 del santo Patrón.
nuevamente se te ha bajado. Apenas es noviembre y Te llenaste de júbilo el lunes a las cinco de la tarde cuando
prometiste velar a la Virgen de Guadalupe si le llegabas a miraste pasar los corredores adolescentes que venían de
diciembre por lo de tu enfermedad. Tu hijo Alberto el Santamaría al barrio capillero recorriendo casi 7
menor te da un vaso de azúcar que tu esposa Elsa acaba de kilómetros en competencia con los veteranos. Ayer antes
preparar mientras tratan de reanimarte. A lo lejos escuchas de caer el ocaso aplaudiste de pie y regalaste aguas de
los rezos: “Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estén jamaica y horchata al equipo vencedor del torneo del barrio
contigo, te infundan esperanza y te conduzcan a la paz de su de fútbol “El campito” cuando pasaron a consumirte esos
reino. Concede, Señor, a nuestro hermano T” Vuelves en sí, escurridizos tacos de ubre frita con tripa asada, y salsa
lloras desconsoladamente, piensas en la cita médica a verde con olor a cilandro, aguacate en trozos, cebolla
México y el traslado a Estados Unidos. Pero no aceptaste la picada con una pisca de sal servida en cuchara de madera y
donación de sangre que te ofrecieron los médicos del un trozo de cebolla cambray con rábanos en rodajas y un
seguro en Acapulco porque fue tu voluntad. Piensas en las cuarto de limón partido. Al día siguiente por la noche
escrituras Santas de la biblia y en las propias. Te has puesto disfrutaste de los oradores que declamaban con ahínco los
de pie, recuerdas que en la ribera del rio olvidaste el textos poéticos más exquisitos con deleite al público
pasaporte a un lado de la laja cuando tomabas el clima con conocedor del arte. El jueves no quisiste perderte la
el pluviómetro y pusiste las escalas hidrométricas como coronación de la reina y abandonaste el puesto de tacos
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tirando el mandil y entrándole al trago. Esas cervezas
heladas, frías toxicas que a tu riñón e hígado adormecían
eran puras alegrías en versos dichos adornados en salud en
honor al alcohol. Tu esposa pegada a la tabla picaba la
carne con enérgica fuerza cuando de reojo miraba
empinarte la botella; mientras despachaba a seis clientes
ansiosos el pedido de sus órdenes. Esa noche cruzó por tu
mente tomarte la selfie de recuerdo con la Reina de los
festejos patronales. Aquella suculenta silueta de piel
acanelada caderas amplias en corazón de guitarra, de
mirada recia y ojos marrón almendrados; semblante tierno
con aroma primaveral, talle en violín a melodía costeña; de
acantarados pechos, torneadas piernas, brazos largos y
fuertes; labios acobijados en rojo carmín como olas en
aleteo de mariposa coqueta. Sí… fue así como pensaste
más no lo hiciste, el llamado de tu mujer quebró el encanto,
con disimulo cruzaste la carretera maltratando tu
egocentrismo. Al otro día surtiste las compras, en el
mercado con tu familia, desayunaste un café de olla, con
unos bolillos bañados en relleno de cuche, sin faltar el
platillo de iguana en chile verde acompañado de un buen
mezcal. Recuerdo bien haberte dicho que nos fuéramos a
vender temprano por el pasadero de gente del desfile
tradicional con carros alegóricos y danzas de la entidad,
por la noche del mismo día vimos pasar las la
Peregrinación del Santo Patrón por toda la carretera
nacional con las danzas del Panadero, de los Mapaches, la
danza del Cortés, la de la Pluma y la Danza del Tigre con
los toros de la Capilla, El cerrito y el Súchil. También
escuchamos el canto de las tradicionales Mañanitas con la
Banda del Chile Frito (Música de Viento). Como nos
divertimos vendiendo tacos sin descanso hasta acabar con
la carne de res y las aguas frescas, sin probar refrescos. El
sabático quisiste ir a la misa ese 24 en que se realiza la misa
del Santo, oficiada por el Obispo de la Arquidiócesis de
Acapulco pediste mucho por tu salud y llegar a estar con
toda tu familia reunida para el próximo año venidero. Ya
tenías tu pasaporte. Lo mostraste al Santísimo en señal de
bendición y ahí en una de las esquinas le imploraste a solas
tus penas y cuitas de antaño.
“Perdónale sus pecados para que alcance junto a Ti la vida
inmortal en el reino eterno. Por Jesucristo, Tu Hijo, en la
unidad del Espíritu Santo Amén.” Los muchachillos
recolectaban flores para ponerle a las coronas y resaltar su
colorido. La multitud de gente se entreveraba en el
reducido pase de tumbas frescas, otras blancas, en el ir y
venir a colocar sus veladoras y flores coloridas a sus
amados difuntos. En el jardín del panteón tu nieta llora
desesperadamente por el calor que se propaga en dirección
al oeste. El abuelo limpia, limpia, meticulosamente la cruz
sacándole el mejor brillo a relucir para enseguida colgarle
una cadena de cempasúchil. Chuchito sigue el rezo. Tu hijo
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llora sigiloso escondiendo su llanto en un nudo de garganta
seco. Tus hermanos ahí presentes rezan, las hermanas
conversan en voz baja la tragedia de tu muerte ante el
término de un rosario. Parado en tu lápida los miras y
escuchas sus pesares.
Cae el medio día el rezo y la misa han terminado, los días
posteriores a la feria continúan y continúan también los
jaripeos, corridas de toros, peleas de gallos, la feria de
juegos mecánicos, los tianguis de ventas de trastes y
distintas curiosidades, así como juguetes de madera y
plástico para los chiquillos. Por las noches la voz de la
lotería se escucha a unos metros de algunas casas a sus
alrededores. La gente bebe, se olvida del trabajo, de las
deudas, de los gastos de la casa, de los útiles escolares para
el regreso a la escuela, la compostura del carro, el material
para el acabado de la casa en construcción; es mes de fiesta
y no hay autoridad ni pretexto para divertirse a lo grande
porque se vive una vez cada mes la fiesta del Pueblo y
luego se tiene que esperar con ansias la llegada
nuevamente de este festejo. Todo ese mes estuviste débil
por no cuidarte, ya tenías síntomas de desmayos, luego de
pasar la fiesta tradicional del pueblo contaste tus
ganancias. Más de diez mil pesos de ganancia. Se lo
entregas a tu mujer para que los administrara bien porque
en tus manos serían solo bocanada de aire. Ya para octubre
tu enfermedad estaba avanzada. Tuvieron primero que
dializarte para poner a salvo tu vida. Tu pasaporte de vida
aún marcaba la esperanza meses antes de reemplazarte un
riñón por operación por un donante listo de la familia que te
esperaba en el país americano de los sueños. Tampoco
accediste por temor a volar en avión por el vértigo que
sufrías a las alturas y la fobia del encierro. Preferiste
ocuparte de empezar a hacer tu testamento ante el notario
público, pagar las deudas con el banco, dejar arreglados tus
autos usados, anticuados pero con motor bueno. El
pasaporte próximo a expirar tuvo que ser alzado
nuevamente en la guantera de tu auto. Y llegó la diálisis
cuando sentiste de cerca la obscura Mictlantecuhtli en el
Mictlán. Te dejaste cortar por el bisturí en el quirófano sin
poner resistencia. Estuviste un mes internado, después de
darte de alta. Tu esposa viajaba cada dos meses a revisión
de cambio de bolsa para la desintoxicación de toxinas
acumuladas en tus riñones. Cuando el líquido extraído
salía color melón; los ojos de tu mujer eran lágrimas y
penas envueltas en ayuno prolongado. Ganas de quedarse
dormida al lado tuyo. Esos chillidos de la ambulancia a
media noche al puerto de Acapulco eran acompañados por
los grillos que cantaban melodiosos sus notas
tranquilizantes para tu esposa. Así fueron varios meses.
Unos más alegres que otros para tu mujer. Tus hijos por su
trabajo, por ser menor, no pudieron asistir a tu cuidado.
Sólo ella, la madre de tus escuincles arrodillada rezando
 25
día y noche por tu alivio, mostraban unos ojos quebradizos
de canica en forma de un grito ahogado de esperanza en voz
al cielo ante el creador. Extraviaste el tiempo, los amigos, la
familia de tus padres, los amoríos, el trabajo, la felicidad, el
pasaporte de la vida de tantos anhelados años. Ahora solo,
luchando contra tu enfermedad te quedaba tiempo para una
última oportunidad. Por eso un mes antes de volver a la cita
fuiste al panteón a sembrar los rosales, a encargarle al
panteonero que hiciera el favor de regarlos siempre. Te
acompañó Javier en el guayín rojo. Mientras manejaba le
hiciste confesar guardara un secreto de tus hijos con tus
amoríos. Él sólo sonrió y no cruzaste más palabras en el
camino a tu casa.
En el hospital cuando llegó a verte por fin tu hijo mayor al
cuarto de paciente. En la cama hospitalaria mostró respeto,
avergonzado sintiendo culpa te miró a los ojos cuando los
abriste. Te tomó de las manos, él te juró ver por tu esposa e
hijo menor. Después de besarle la frente a tu esposa bajó al
sanitario. De regreso en el elevador para subir al segundo
piso del cuarto del hospital, unos camilleros de blanco que
salían de ahí, comentaban en clave el auxilio para el
paciente. Era demasiado tarde. Sufriste un infarto que te
privó de la vida. A tu esposa la querían sacar del cuarto pero
ella desesperada les gritó “que no eran Dioses, que la
dejaran estar porque a todos se nos iba a llegar, sean
enfermeras o doctores o cualquiera” Prometió no hacer
escandalo con su llanto, ahoga sus lágrimas en un cumulo
de silencio y llamó zopilotera a los que bajaban tu cuerpo;
una vez envuelto por ella con sus manos suaves y tensas.
Los doctores ahí presentes le dijeron que era una mujer
© Luis Herrera Herrera
Posada Almayer 12
valiente cuando le miraron darte un beso en la frente, cerrar
tus ojos y rezarte un padre nuestro.
En el camposanto tu familia termina de colocarte el último
arreglo floral. Tu padre besa la cruz, tu madre te riega agua
bendita, tus hijos forman la cruz de cempasúchil en tu
lápida, todos tus hermanos bendicen un clavel y lirio para
ponerlo en tu jarrón. Los músicos vuelven a tocar ahora
“La Cruz de olvido, cuando dos almas se quieren, que nos
entierren juntos, solo yo te quise, lámpara sin luz, cuando
yo me muera” En la lápida de tu frívola morada piensas en
tu pasaporte olvidado en la guantera de tu guayín, lo has
extraviado. Feliz, te empinas la botella de mezcal que se te
puso frente a la cruz. Mientras miras a tus alrededores,
escuchando los murmullos de voces al aire, mezclarse con
los del ultramundo en abanicos coloridos de risas, llanto,
desconsuelo, reflexión, en el festejo y tradición del día de
muertos.
*Jorge Luis Leonides Martínez nace un 5 de agosto de 1977.
Hijo mayor de 2 hermanos de padre empleado y madre de hogar.
Lic. en Literatura Hispanoamericana desde 2000. Impartió
asesorías en 2001 en Prepa Abierta; a Adultos mayores en INEA
de 2001 a 2014. En 2015 participó en un curso de
fortalecimiento docente. Estuvo como Promotor Educativo de
INEA de 2014- 2016, 2019 hasta la fecha. Participó en el “Taller
de la Oralidad y la Crónica a la literatura” donde obtuvo un
reconocimiento. Ha publicado en la sección del periódico el Sol
de Acapulco “El Machete costeño” la narrativa “Tecpan Marea
de polvo”. Actualmente ha participado como colaborador en la
revista cultural “Posada Almayer” con el cuento “La mentira”
bajo el seudónimo de Leonoel Lipzetes Pil.
 26

Aramís García Álvarez

Nació en Cd. Lázaro Cárdenas, Michoacán, el 7 de junio de
1988.
Licenciado en Artes Visuales por la Escuela Popular de
Bellas Artes de la UMSNH.
Se ha desarrollado como gestor cultural así como
realizador de proyectos eco-artesanales y festivales; ha
sido tallerista en diferentes áreas, especializándose en
grabado, en distintos puntos geográficos del estado; en
Lázaro Cárdenas, en el Centro Cultural Arcelor Mittal,
donde además es responsable del área de promoción y
difusión.
En 2016 resultó beneficiado por el programa PACMYC
con el proyecto de cine documental
“Cultura Originaria, la piratería en el mercado artesanal
michoacano”.
En 2017 se hizo acreedor al Premio Municipal al mérito
juvenil, por el ámbito emprendedor.
Ha participado en el 12° Festival Internacional de Cine de
Morelia, sección michoacana de
cortometrajes, presentación del cortometraje “Así
vivimos”, con el Colectivo “Imágenes Vivas”, Morelia,
Mich.; en el 2do Festival de Cine de Paracho, cortometraje
“Cuentos sobre el agua”, Paracho, Mich.; 13° Festival
Internacional de Cine de Morelia, sección michoacana de
documentales, presentación del cortometraje “Desde el
Lago”, con el Colectivo “Imágenes Vivas”, Morelia, Mich.

Posada Almayer 12
 27
Toma mi mano
Alejandra Cruz Castillejo
¡Aquí estoy!, tan imperceptible como siempre, somos
tantas enfermeras en este hospital, que es difícil aprenderse
los nombres de las demás, conocemos a quienes están en
nuestro turno, pero en especial a las que forman parte del
área que nos corresponde. No es fácil esta profesión, las
noches de desvelo son extenuantes, sin embargo,
terminamos por acostumbrarnos, se puede decir que
desarrollamos una adaptación al tiempo y al cansancio.
Las compañeras de urgencias son las que más ajetreo
llevan, tienen que hacer malabares para actuar con rapidez.
He escuchado a las personas hablar sobre nuestro carácter,
al parecer no tienen una buena concepción de nosotras,
algunos dicen que las enfermeras somos bastante frías
cuando atendemos a los pacientes, la verdad es que no es
así, a nosotras se nos hace un nudo en la garganta cuando
vemos morir a un niño o a alguien que lucha con dificultad
por su vida, sin embargo, tenemos que mostrar fortaleza, no
podemos quebrarnos, en todo caso cómo lograríamos
ayudar si mostráramos debilidad.
He recorrido los largos pasillos de este hospital, de punta a
punta, están llenos de historias, en algunas hay quien sale
triunfante de algún padecimiento, en otras, aunque el
paciente se aferró a la vida, la muerte logró su cometido. He
visto mujeres recién paridas rebosantes de alegría con su
pequeñuelo en brazos, pero también se han dejado ver los
rostros llenos de desconsuelo de aquellas que quedaron con
los brazos vacíos. Niños con cáncer con sueños y anhelos
por cumplir con una infinita inocencia, que aún a pesar de
la situación consideran que existe belleza en la vida.
Esposos cuidando de sus seres más amados, de aquellos
seres que imaginaron los acompañarían hasta la senectud,
pero cuyo cuerpo se niega a responder.
También en estos pasillos he visto surgir el amor entre
enfermeras, enfermeros, camilleros o doctores y doctoras,
no hay una regla para que germine ese sentimiento infinito.
Hay quien extiende el amor más allá de una sola persona y
es capaz de canalizarlo hasta los pacientes, es ahí donde
radica el verdadero sentido de nuestra profesión, en el
inmenso amor al prójimo.
Ser enfermera es más que hacer curaciones, preparar
vendajes o ayudar al médico, es simple y sencillamente
mantener la cabeza en situaciones extremas de trabajo,
tener fortaleza, temple y precisión.
Llevo tanto tiempo en este hospital, que ya he perdido la
noción del tiempo. Recuerdo a una mujer embarazada que
era primeriza, su rostro reflejaba miedo y dolor por las
contracciones, era bastante joven, casi una niña, lo cual me
conmovió, creo que me hizo recordar una parte importante
de mi vida, así que decidí tomarla de la mano mientras
durara la labor de parto, sus manos eran cálidas, al
estrecharlas ella sintió que alguien comprendía la
dificultad del momento, lo cual ayudó para que perdiera el
Posada Almayer 12
miedo y obtuviera valor. El alumbramiento fue muy
especial, puedo decir que mágico, la mujer recobró su
sonrisa e irradiaba felicidad, es extraño, pero pude ver la
luz que emanaba de su ser y la alegría con la que el pequeño
llegaba a este mundo.
En otra ocasión, muy contraria a la vida, me senté a un
costado de la camilla de un hombre viudo muy longevo, en
un principio no quería hablar conmigo, pero al ver mi
insistencia, terminó por ceder. El sufrimiento a lo largo de
su vida había sido bastante, procreó a sus dos hijos, les
procuró una profesión, cada uno formó una familia y
después se alejaron, dejándolo en el olvido. Cuando
enfermó sus vecinos piadosamente lo trajeron al hospital,
para él ya era muy tarde, el cáncer había invadido todo su
cuerpo, sólo era cuestión de tiempo. Él consideraba que la
vida había sido injusta, lo dio todo y recibió de su familia
nada a cambio. En un principio esa era una idea que le
provocaba amargura e insatisfacción. Con el paso de los
días fue cambiando esta noción, ahora decía que la vida
tenía que ser vivida, es decir, su cuerpo vivió muchos años,
pero disfruto tan poco, que ahora sabía que cada momento
se convertía en una experiencia más, aunque los segundos
se le estuvieran agotando. En sus últimos días logró
redactar cartas a sus hijos, donde les habló del gran amor
que por ellos sentía. Puedo decir que nos hicimos amigos y
al final le aprendí algo sustancial, la vida debe disfrutarse
con sus altas y bajas, nunca es tarde para reinventarse. Una
mañana cuando el sol irradiaba su luz lo tome de la mano,
me miro y extrañamente me dijo “tú eres el ángel que ha
bajado del cielo para emprender mi viaje”, dicho esto
emitió un último suspiro, dejando una mueca de felicidad,
puedo decir que murió satisfecho con la vida.
Hay tanto que contar, porque cada ser humano tiene una
historia inédita, cada noche recorro los pasillos revisando
que todos estén bien, me quedo satisfecha al ver que todo
va bien. Al terminar mi recorrido voy a la sala de descanso,
donde hay más compañeras reposando un poco, sin
embargo, en mi lugar siempre hay alguien, como dije en un
principio soy tan imperceptible que no se dan cuenta que
aún después de la muerte existe la vocación de servicio.
 28

Manos que labran

Alejandra Cruz Castillejo
Soy esa, a la que llaman
mujer de campo,
mujer de tierra.
porque soy un hierro
que se ha forjado en el paraje,
en los surcos de la labranza.

No sé si me levanto con el sol,

o el sol lo hace conmigo.
que si voy por el camino
o éste viene tras de mí. *Alejandra Cruz Castillejo nació en Zirahuén, Michoacán
en 1983. Graduada como Lic. de Educación Primaria en la
¡Qué más da si vengo o voy! Benemérita y Centenaria Escuela Normal Urbana “Profr.
si de arcilla y barro fui hecha J. Jesús Romero Flores”. En 2004 colaboró en la
y al calor del sol he endurecido Antología Normalista con el cuento “Y el tiempo quién me
mis recias manos. lo devolverá”, en 2020 publicó en las revistas Rigor Mortis
su cuento “El cuadro” y en Perro Negro de la Calle con el
A mi tierra me debo, cuento “El vaho tras mis orejas”. Actualmente se
su aroma penetra desempeña como profesora en educación primaria de la
hasta mi último rincón. SEP.

Mujer de campo o campesina,

no importa el nombre dado,
si para arar la tierra bendita,
sólo se necesitan un par de manos.
© Luis Herrera Herrera

Posada Almayer 12
 29

Poner fin
Teresita Sánchez
Fin

Los domingos son días para no hacer nada

o hacerlo todo
salir a caminar con los descalzos
incubar una idea en la banca del parque
oír a lo lejos las historias que cantan los pájaros
lavar tus tedios Luz lunar
comer tarde
bañarse en el ocio desde temprano
Los domingos ubican sus malestares en el día siguiente Mejor que no nacieras
Vivir en domingo siempre para que ese par de ojos negros no vieran como
El exilio del mundo que no comprende apedreamos
del que comprende demasiado a las enfermeras que llegan cansadas contagiadas de
Huir de los deberes solidaridad
correr hacía los quereres Estas mejor allá
Debería haber seis domingos entre semana donde puedes abrazar la nada
Para hamacar las heridas renacer en gota de agua de manantial
Para un picnic con el pánico en pico de ave canora
Los domingos son días en los que todo se vale en la proteína que alimentará a África
incluso hay gente que asesina en domingo en luz lunar
Mejor que desistieras,
que atendieras a tu instinto de felino acechado
evitaste guerras en mil trincheras
disidentes de la risa
prófugos de la libertad
8.5 en escala de Richter semejantes aterrorizados apuñalando la diferencia
Hombres golpeando lo que no entienden y los vulnera
Mujeres que se rinden dándole de comer a una bestia de
Tu fragilidad de copa de cristal cortado tantas cabezas
de llanto de minero asustado al oír el crujido de la piedra que ya ni siquiera las podemos contar
Lloro por tus ojos, tus ojos heridas que ven derrumbes y mejor que no nacieras
destierros porque en este momento yo no te podría explicar
Me asustan tus temores no sé cómo afrontarlos con manzanas o con peras que es lo que está pasando
No sé cómo llamarte si es la hora del naufragio la ciencia lo intenta, pero fracasa
Quisiera remojarte en un anhelo todo está encriptado
Llevarte por las calles del deseo en el asfalto son rompecabezas
Quisiera contenerte y arrancarte las costras de un tajo y nos faltan tantas piezas
Para que se ventile la llaga, que ya vamos incompletos
para que respire el terror de vida casi sin ojos
entrar en tu piel sin la conciencia
sacar cubetadas de aullidos por cada poro la sonrisa a medio acabar
luego curtirla mejor que no nacieras
dejarla reluciente porque en este momento
fortalecida creo que hay más vida en el más allá
resistente para este terremoto
que piensas que es la vida

Posada Almayer 12
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Cuerpo y pensamiento
Guadalupe Genaro Guerrero
Al sol no le faltaba mucho tiempo para ocultarse tras la
montaña. Ese tiempo de claridad eran aprovechados por el
joven Gastón, de veinte años que se encontraba descalzo,
sentado sobre la tierra.
Atrapaba con sus brazos delgados partes de sus rodillas. Se
decía a sí mismo: “otro día más que está por terminar”. A la
vez contemplaba su casita hecha de troncos y de palma. En
el patio, unas lámparas de petróleo, listas para ser
encendidas cuando llegara la oscuridad. Pero, en ese
momento, sin querer, daba la espalda al cultivo de maíz; a
su alrededor una hermosa vegetación, adecuada para los
pulmones. Imaginaba que el viento ondeaba las espigas del
maíz como a su cabellera.
Por instinto, soltaba sus piernas para ir al columpio que
tenía bajo el árbol, y sobre el columpio, continuaba
mirando hasta que fue notando que, siempre llegaban aves,
parándose encima de la casita. Lo hacían día tras día, para
descansar, y a la vez lanzaban sus cantares relajantes para
embellecer las tardes: O quizás buscaban a sus parejas.
Momento después, levantaban el vuelo en busca de una
mejor vida. Su destino no era ahí para hacer sus nidos.
Otras aves seguían volando frete a sus ojos, y no dejaban de
cantar; las miraba partir, perdiéndose entre la maleza.
El joven de mirada serena se daba cuenta que estaba
atrapado en un mismo lugar; todo lo que hacía era sin sabor,
únicamente por rutina. Seguía analizando, cada vez que
subía y bajaba al mecerse en el columpio, que el mismo día
no era igual a otros. A veces era brillante como la felicidad
de quienes son exitosos, y otros, grises, de esos que te
encierran en la soledad. No siempre había cultivo de maíz.
© Luis Herrera Herrera
Posada Almayer 12
Contemplaba la naturaleza, e igual que las aves, todo eso
terminaba en un círculo, en una lección.
Por iniciativa propia bajaba del columpio y comenzaba a
girar una y otra vez con los brazos extendidos.
Entusiasmado dijo:
—Todo aquel que siente que no puede dar un paso hacia
adelante, debe intentarlo con mucha firmeza, como lo hace
el cazador tras su presa, cuando va caminando entre la
neblina.
Fue así como Gastón rompía el hechizo y se animó
aventurarse diciendo: — Yo puedo, y voy por ti; es
momento de sembrar una semilla; porque ser joven es
maravilloso, y nadie la tumba; he despertado de la nada y
haré mucho.
Tiempo más tarde Gastón corría la voz: —Cuando estaba
logrando los sueños me temblaba el corazón de la
emoción, porque ya puede oí mi voz, ya puede mirar mi
cara en el espejo, Aun así, no soy superior a nadie de
cuerpo y pensamiento… He terminado de construir una
torre resistente a las tormentas y sobre la torre siguen
volando las aves en libertad.
*Guadalupe Genaro Guerrero González
Nacido al sur de Tamaulipas, México, en Tierra de Janambres.
Escritor Independiente. Ha participado en las revistas Monolito
y Posada Almayer. Es autor de: “La Entrevista: Una Conexión
Con Los Desafíos Personal” (2017). —Autor de la novela:
“Ojos de Cielo” (novela, 2018).
 31

Uvas de dulce amor

Emmanuel Campos Jiménez
España, 1921. con ella, el viento soplaba de manera que su cabello era una
Recuerdo solo un par de veces que la vi sentada a mi lado, cortina brillante, sus ojos un par de estrellas de día, unos
pero en la última vez, al ver sus ojos, creo que me enamoré soles, ella una obra de arte. Él tan quieto solo esperaba oír
otra vez. Fue perfecto, no tanto como ella, pero sí, ella está su voz.
en un grado de perfección extraordinario. -Buen día, disculpe, las fresas se han terminado y no podré
-Esa vez que la tenía cerca, fue al final de la tarde, al degustar de un desayuno completo sin ellas. ¿Vende
terminar de vender las uvas de la jornada, en un desorden de fresas?
la vida, se encontraron esa vez. Este era el pensamiento de -Buen día, me apena decirle que no es un puesto de fresas,
un comerciante que le veía cada día, y es que, al salir a yo vendo uvas de mi viñedo, solo me quedan un par de
vender los suspiros que le sacaban la siembra de uvas, tenía racimos, si gusta son suyos, a veces es bueno probar algo
la oportunidad de ver a tan preciosa mujer. Estaba nuevo. Le obsequiaré estas, usted decide si le agradan.
vivamente esperanzado y es que, día a día al ver la mañana -Soy bastante exigente, si sus uvas no superan a las fresas,
por la ventana, sabía que tenía la probabilidad de verle, sería una tristeza, pues este día será uno no muy agradable
cada día, ella iba a comprar flores frescas y fresas, flores en mi mesa, las orquídeas que tengo entristecerán.
para decorar su mesa, las fresas para su desayuno. -Tenga la seguridad de que son tan dulces, aún más que la
Un día, al llegar el invierno, el comerciante, que vivía solo miel que existe en las orquídeas, ellas se sentirán realmente
en una casa cerca de los ríos de España, se encontraba en su alegres de compartir el sabor de unas uvas cultivadas con
pequeño viñedo, recorriendo los cultivos de uvas que amor.
sembraba, y en su pensar, la imagen de su dulce amor, -Le agradezco su amable detalle, tenga un buen día joven.
secretamente atrapada en sus miradas esporádicas, y decía Partió con destino a casa, se apresuró a preparar su mesa y
a las nubes: “en ocasiones quiero ser una nube, verle desde lo que iba a ser parte de su dulce desayuno. Colocó las
las alturas, darle sombra, cuidarle, así estaría para ella flores en el centro, se sentó en una silla hecha con madera
siempre, y formar figuras solo para ella.” de eucalipto, cortó rebanadas de su tarta, decoró con cortes
Vivía solo para ella. Al seguir caminando por los senderos, finos de uvas, y he aquí el primer mordisco. Con los ojos
recolectaba las hojas que caían de las ramas de la vid. Y al vueltos como aguas movidas por el viento, se inundaron
llegar a casa, les ponía en una canasta, abría la ventana que sus párpados, pues no habían probado algo así sus labios.
mirada hacia las montañas, bañadas de niebla. Después
traía sus pinceles, pinturas y dibujaba en las hojas las
manos de su amor, su encantador rostro una poesía. En casa
donde ella vivía con sus padres, siendo única hija, se pasaba
todos los días aprendiendo a interpretar notas en su oboe,
tanto era su deseo que creaba sus propias piezas sonoras,
salía al bosque a tocar con las aves y ellas cantaban al soplo
de sus labios. Era muy difícil un encuentro como el de la
vez anterior, ella solo salía en raras ocasiones, esa vez fue a
mirar una tarde, a mirar de cerca los lirios silvestres que
crecen en el rio y venía de regreso cuando se encontraron.
Una mañana se abrieron sus párpados al mismo tiempo,
para alistarse para las tareas del día, se vistieron y
arreglaron cada uno lo que tenía que llevar: el comerciante
sus uvas cortadas la tarde de ayer, ella su vestido oscuro
como la noche. Fue toda una odisea para ambos, ya que se
apresuró toda la multitud de personas a comprar, volaron
todas las frutas de temporada, las flores, fueron un
parpadear en los estantes y las especias, solo un suspiro,
pues las damas compraron todo lo necesario para las fiestas
que se veían venir con los últimos días de diciembre. Ella
tan perfecta y viva, compró unas orquídeas lilas.
Lamentablemente las fresas no acompañarían su desayuno
ese día. Sus ojos se quedaron mirando al lugar del
comerciante, él se dio cuenta que ella le miraba. Caminó
ella tan delicada y todo a su alrededor parecía estar en paz © Luis Herrera Herrera

Posada Almayer 12
 32
Recordó las palabras de aquel vendedor de uvas, son
cultivadas con amor. Terminó de su exquisito momento y
tomó en sus manos su oboe y creó una pieza sonora nueva,
“uvas de dulce amor”. Quedó tan sorprendida que se dijo,
en acción de gracias y que sea digno del cuidado que él les
da a sus cultivos, con ese amor, así yo, con mi amor, crearé
algo tan dulce y bello, con los alientos de mi corazón.
A la mañana siguiente, salieron ambos al centro de la
provincia a las jornadas del día. Olvidándose de ella por un
instante se dirigió directamente hacia el puesto de uvas.
-Muy buen día, tal y como me dijiste, muy dulces las uvas
de tu viñedo, estoy muy agradecida de que me las
obsequiaras, pero dime ¿cuál es tu nombre?, yo soy Ofelia.
-Más agradecido yo por olvidarse de sus gustos para venir a
verme y decirme tan apreciables palabras de sus labios, yo
me llamo Octavio, antes que todo el gusto es mío el
conocerle.
-Tan amable, dejemos un poco la formalidad. Octavio,
muchas gracias por tan dulce detalle. Me gustaría un día
poder invitarte una tarde a dar un paseo por las orillas del
río, donde crecen los lirios, quiero mostrarte algo.
-En serio, estoy tan sorprendido como encantado de oír tan
esporádica invitación, no lo esperaba, estaré muy dichoso
de ir a su lado.
-El día que tú me digas yo iré Octavio.
-Si me permite decirlo, no creía que fuera así. Siendo que
me ha dado el privilegio de elegir. Mañana es un día
perfecto, si vos va a estar a mi lado.
-Nos vemos a las seis en el sendero que va hacia las orillas
del río de nuestra España.
© Luis Herrera Herrera
Posada Almayer 12
Pasaron la noche de ese día, mirando las estrellas. Uno,
tendido en el fresco sendero del viñedo, y ella, en su
ventana, soñando con el mañana. No existe un amor tan
real, como el que se siente en un solo corazón. Pasó la
mañana como una niebla que es llevada por el viento, las
horas fueron muy veloces. Octavio terminó sus labores a
medio día, se marchó a casa y descansó en su silla de
bambú, alistó sus pinturas en una carpeta de piel, se vistió
para andar por los campos, y salió a encontrarse con
Ofelia. En casa, ella tomó su oboe, lo acomodó en su
estuche, tocaría la pieza que creó con el sabor de las uvas.
Se encontraron con un brillo en sus ojos, más radiante que
el sol al atardecer, se sonrieron y anduvieron uno al lado
del otro.
-Ofelia, tengo unas pinturas que quiero que tus ojos las
vean, las pintaba cada día que yo te veía, te diré: yo vivía de
ti enamorado, y soñaba con un día estar contigo, y estoy
tan agradecido de que me diste tan preciosa oportunidad,
tú te me haces la más bonita de toda la provincia de España
y como tú, no hay persona igual.
-Es en serio, Octavio, ¿por qué callaste tanto tiempo? Mis
labios te hablarán verdad. Yo siempre salía por fresas,
hasta que un día no encontré ni una, entonces, en mi
desesperación por dentro, me acerqué a tu puesto en busca
de fresas. Entonces me diste como detalle las uvas que
cultivan tus manos. Llegué a casa y las probé y recordé tus
palabras, “cultivadas con amor” y nació en mi corazón
crear música inspirada en ti y en tus dulces uvas. Escucha.
-Los ojos de Octavio se volvieron cristalinos, como una
cortina de cristal, con una fragilidad tan visible.
 33

-Linda, Ofelia, te amo desde hace mucho tiempo atrás, y el

oír los alientos de sus labios, me hace amarte mucho más.
Encontrar a una mujer como tú, es cada mil años.
-Yo nunca amé a ninguna persona, pero cuando te conocí a
ti y el sabor del amor en lo que haces, dije “debo crear algo
tan dulce como el sabor de las uvas”, tomé mi oboe y toqué
con el amor de mi corazón y me dije una vez más: “Si él
cuida con amor a su viñedo y a sus uvas, yo quiero que con
ese amor me cuide a mí, y desde esa vez, me enamoré de ti”.
Caminaron junto a los lirios, a la caída de la tarde, en el río
que riega el viñedo y que conduce a la casa de Octavio,
fueron por la orilla del río y se fueron a la casa de Octavio, y
al día siguiente, muy de mañana fue a casa de Ofelia a
pedirle a sus padres la mano de su hija única. Esa misma
mañana, se hicieron arreglos en la plaza pública y su
matrimonio fue el más dulce de toda España. Él la amo
todos los días, con ese amor que había en su pecho, ella tan
segura en sí misma, porque no había conocido a alguien
como él, que la amara por primera vez, que estuviera
siempre con ella. Y se mudó con Octavio a su casa, y le
ayudaba a cuidar con amor todo lo que él hacía y él le
escuchaba siempre que ella tocaba y se enamoraba más, la
amaba. Todo el amor es dulce cuando es verdadero, es puro
cuando se ve en lo profundo de los ojos.

© Luis Herrera Herrera

*Me llamo Emmanuel Campos Jiménez, vivo en Acapulco,

Guerrero. Llevo como unos cinco años escribiendo poesías,
cuentos y anécdotas de la vida cotidiana. La mayoría de mis
escritos hablan del amor, sean buenas o malas experiencias, el
amor nunca deja de ser. También hablan de la vida y sus sabores.
Me gusta tanto expresar la vida, el amor y todo aquello que vivo
en mis escritos. Tengo un poemario que deseo publicar un día, es
una recopilación de todos los poemas que he escrito en varios
años. Muchas gracias por hacer actividades que fomenten la
cultura en Puerto de Acapulco.
Posada Almayer 12
 34

Luis Herrera Herrera

“La colección está hecha desde el inicio de la

cuarentena; cuando todos salíamos pensando
que esto no pasaría a mayores. Mientras
sucedían cambios mayores, en el modo en que
vivíamos nuestra cotidianidad, sucedían unos
menos observables a ojos apresurados y
maravillosos a ojos de los buenos
observadores, con los que gracias a mi celular y
esta colección puedo presumir haber tenido. La
vuelta a la realidad también tuvo cambios, la
naturaleza y nuestra civilización regresando a
una cotidianidad que creíamos nuestra pero que
no nos dejaba respirar libremente. Cubrebocas
en cara vi cambios que la naturaleza me
permitió mirar”.
Las fotografías están colocadas de manera
cronológica tituladas de esta manera:
1. Vida estancada. 2. Explosión amarilla.
3.Espirales perfectas. 4. Titanes en territorio
virgen. 5. La miel se fue. 6. Colores que apenas
se miran. 7.Colores que se van. 8.Vida real,
caucho blanco. 9.Noche embrujada. 10.Canas y
reflejos.

*Luis Herrera Herrera. Nacido en Lázaro

Cárdenas, Michoacán. 27 de Mayo de 1995.
Piscólogo por la Universidad Vizcaya de
Lázaro Cárdenas. Fotógrafo, promotor de
N.E. O como en el gran juego de
lectura, cantante, fan de la literatura de terror
Rayuela, puedes leerlas tal como
y de Stephen King.
en esta revista aparecen.

Posada Almayer 12
Posada Almayer
Zihuatanejo, Guerrero
Diplomado de Creación Literaria
Taller de Creación Literaria Babel