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Ares

Ares era el dios de la guerra en la mitología griega, y era conocido por su violencia y sed de
destrucción y era hijo de Zeus y de Hera. Hera, esposa de Zeus, dios del cielo y del trueno,
celosa un día por el amor que sentía Zeus por su hija Atenea, pensó en tener un hijo con Zeus
que fuese aún más poderosos y hermoso que Atenea. Entonces una noche decidió visitar el
templo de Cloris, diosa de las flores y la fertilidad, quien le aconsejó viajar a los campos de
Oleno para buscar una flor roja. Entonces Hera, siguiendo su consejo, se dirigió a dichos
campos para buscar la flor roja (que en lugar de una flor era en realidad el dios Zeus, que había
adoptado esa forma de flor), y al encontrarla la colocó sobre su regazo y tras ese mismo
momento nació el dios Ares. Ares, el dios indomable Ares desde pequeño mostraba
un carácter indomable y caprichoso, y según iba creciendo se volvía cada vez más cruel y
violento, lo que le hacía poco popular entre los demás dioses del Olimpo. Pero conozcamos a
continuación algunas de sus muchas historias. ¿Estarían los demás dioses en lo cierto? ¿Era el
dios Ares un dios malvado y peligroso? Ares en la Guerra de Troya Ares, fiel amante de las
guerras, formó parte de los dos bandos que hubo en la guerra de Troya. Primero decidió estar
junto a Atenea y Hera, su madre, favoreciendo a los aqueos (un pueblo griego) y luchando
junto a Aquiles, pero luego convencido por Apolo y Afrodita se pasó al lado de los troyanos y
luchó en favor de Paris. En la lucha, Diomedes (luchador de los aqueos) vio a Ares luchar junto
al troyano Paris, y sorprendido ordenó a sus soldados que se retirasen de la batalla. Hera, al
estar en desventaja con la retirada, pidió a Zeus que interviniera alejando a Ares del campo de
batalla, y en ese momento Ares atacó a Diomedes, que gracias a la ayuda de Atenea logró salir
ileso. Rápidamente, Diomedes respondió al ataque de Ares lanzándole una pica, que dirigida
por Atenea logró dejar mal herido a Ares, logrando que se tuviera que retirar finalmente para
curar sus heridas. Ares y Afrodita Ares solía tener muchos amores, pero su preferido era el de
Afrodita porque era la única que lograba dominar sus carácter. Afrodita era la esposa de
Hefesto, dios del fuego y de la metalurgia, pero ella no le amaba porque había sido obligada a
casarse con él. Entonces, cada vez que Hefesto se ausentaba Afrodita era visitada por Ares,
hasta que un día Helio (dios del sol que todo lo ve) los descubrió. Este, escandalizado, corrió a
confesarle a Hefesto lo que había visto y este, enojado, decidió tenderles una trampa. Así,
creó una red tan fina que era casi invisible pero muy poderosa y que tenía el poder de
inmovilizar todo lo que tocara. El plan era esperar el encuentro de Ares y Afrodita
para atraparlos con la red, y lo cierto es que Ares y Afrodita no tardaron mucho en volver a
encontrarse, cayendo presos de la red de Hefesto, que decidió llamar a todos los dioses para
que fuesen testigos de la infidelidad. Tras esto, los dioses juzgaron a Afrodita y a Ares
decidiendo liberarlos solo si prometían no volver a verse. Y lo cierto es que Ares y Afrodita
aceptaron, pero al ser liberados huyeron juntos rompiendo lo acordado. Ares y Adonis Cuenta
una de las leyendas que Adonis era un hombre mortal muy hermoso que amaba cazar, y su
belleza era tan divina que dos diosas como Perséfone y Afrodita compitieron por su amor. El
muchacho, sin embargo, nunca tuvo ojos para Perséfone, pues Adonis siempre prefirió a
Afrodita, lo que ocasionó la furia de Perséfone que, herida, planeó acabar con Adonis con la
ayuda de Ares. Así, un día, Perséfone se apareció frente a Ares para alimentar su furia,
contándole que un simple mortal llamado Adonis le estaba robando el amor de Afrodita, que
era la madre de sus hijos y su gran amor. Entonces el caprichoso e impulsivo Ares, se
transformó en un jabalí salvaje para adentrarse en los bosques esperando que Adonis saliera
a cazar. Y como este era amante de la caza, finalmente salió, y en ese momento Ares lo
embistió con los colmillos de jabalí hiriéndole de muerte.
Apolo
Si bien el origen del nombre del dios griego Apolo es incierto, existen algunas versiones que a
continuación vamos a conocer: por parte de los griegos fue llamado “Apollon” o “Apellon”; por
parte de los romanos “Apollo”, aunque posteriormente le llamarían Febo; y por parte de los
etruscos “Apulu” o “Aplu”. Em cualquier caso, el significado de la palabra es: dios de la luz, del
arte y de la adivinación, aunque fue dios de más cosas. Apolo era hijo de Zeus, dios del cielo, y
de Leto, hija de titanes. A su vez, era hermano gemelo de la diosa Artemisa. Además, cuenta la
leyenda que Hera, la esposa de Zeus, se enfureció mucho al enterarse de que Leto estaba
embarazada, motivo por el que prohibió a Leto dar a luz a sus hijos en tierra firme,
asegurándose de que los niños no nacieran y enviando una serpiente gigante llamada
Pitón para acabar con su vida. Entonces Zeus, al enterarse de los planes de Hera, pidió ayuda a
Poseidón para que creara una isla en las profundidades del mar para que Leto pudiera dar en
ella a luz a Apolo y Artemisa. Historias relacionadas con el dios Apolo Apolo fue un dios
importantísimo en la mitología griega, y para que puedas conocerlo un poco mejor, aquí van
algunas de sus historias más importantes: La lira de Apolo Hermes, el dios olímpico
mensajero, en uno de sus viajes quedó encantado con el rebaño que tenía Apolo, así que
decidió robárselo. Así, esperó un descuido de Apolo y guio al rebaño hacia una cueva lejana
donde lo mantuvo escondido, pero Apolo tenía el don de la profecía, por lo que supo muy
pronto dónde y quién tenía su rebaño. Entonces Apolo, muy enojado ante la situación, pidió a
su padre a Zeus que intercediera para que su rebaño le fuese devuelto, pero como Hermes era
muy astuto, al ver llegar a Apolo con Zeus para reclamar lo que le pertenecía, empezó a
tocar un instrumento que encantó a Apolo hasta tal punto que su enojo se transformó en
deseo por obtener aquel objeto que creaba tan bella música. Y es así como Hermes ofreció la
cítara (un instrumento muy parecido a la lira) a Apolo como ofrenda de paz. Apolo y Dafne
Dafne era una ninfa hija del dios de los ríos Peneo y de su esposa Creúsa. Dafne era bella e
inteligente y amaba correr por los bosques y sentirse libre y en contacto con la naturaleza.
Peneo, su padre, ansioso por encontrar descendencia, buscaba pretendientes para casarse con
su hija, pero ella (enamorada de su libertad) rechazaba a todo aquel que pedía su mano. Por
eso Dafne nunca sintió amor por ningún hombre, pero muchos sí que se enamoraron de ella,
y eso fue precisamente lo que le pasó al dios Apolo. Cabe decir que Apolo era un dios muy
enamoradizo, pero el amor que sintió al ver a Dafne por primera vez fue absolutamente
único. ¿El motivo? Que Eros, dios del amor, decidió castigar por su arrogancia a
Apolo lanzándole una flecha dorada que, al atravesar su cuerpo y al ver a la ninfa, se llenó de
un amor que jamás antes pudo ni siquiera imaginar. Al mismo tiempo a Dafne le lanzó una
fecha de plomo que, al atravesar su cuerpo, solo podía sentir odio al ver a Apolo, por lo que
decidió huir de él lo más rápido que pudo y, mientras huía, se dio cuenta de que era imposible
escapar de un dios, por lo que cansada de correr paró en la ribera de un río suplicando a su
padre que la ayudara. Peneo escuchó las súplicas de su hija y decidió socorrerla, y en ese
momento de los pies de Dafne nacieron raíces, de sus brazos surgieron ramas de laurel y de
las ramas salieron las hojas, transformándose el resto de su cuerpo en un tronco. Apolo
entonces (que observó la transformación), muy desesperado, decidió abrazar a Dafne para
frenar aquello pero no pudo evitarlo, por lo que se dice que desde aquel momento el laurel fue
su árbol preferido. Apolo y Coronis Coronis era la más hermosa de las hijas de Flegias, rey de
los lapitas, y sucedió que Apolo en unos de sus viajes vio a Coronis en las orillas de la laguna
Beobea, cerca de Lacerea, y encantado con su belleza empezó una relación con ella y fruto de
esa relación Coronis quedó embarazada. Apolo debía seguir su viaje, pero muy feliz por la
noticia dejó una corneja blanca para cuidar de ella y de su futuro hijo en su ausencia. En ese
tiempo, sin embargo, la bella Coronis se enamoró de un joven tesalio llamado Isquios,
rompiendo su fidelidad a Apolo. La corneja blanca fue testigo de la deslealtad y voló hacia
Apolo para informarle de lo sucedido. Al escucharlo Apolo se enfureció mucho con la corneja,
pues no podía creer la noticia, y tras ello transformó su pelaje blanco en negro, condenando a
la corneja a ser el ave que trae peores noticias.
Hades – pluton
El dios Plutón (Hades en la mitología griega y dios del inframundo y la muerte) era uno de los
tres dioses más poderosos de la antigua Roma junto a sus hermanos Júpiter y Neptuno, y por
tanto hijo de Saturno (dios de la agricultura) y de Ops (diosa de la Tierra). Cuando Saturno, el
padre de Plutón, murió, tanto él como sus hermanos Júpiter y Neptuno recibieron todo el
poder que había ostentado su padre, que quedó dividido de la siguiente forma: el cielo para
Júpiter, el mar para Neptuno y el inframundo para Plutón. Así, con el tiempo, Júpiter se
convirtió en el rey de todos los dioses en el cielo y de toda la tierra, Neptuno fue el señor del
mar y las profundidades, y Plutón vivió en el inframundo como su señor y gobernante. Pero el
mismo nombre de Plutón nos indica que no solo era el señor del inframundo (pues Plutón
significa “riqueza”), y también estaba asociado con la acumulación de ganancias y riquezas,
pues las piedras preciosas, los metales y los minerales provenían y provienen de su dominio,
las entrañas de la Tierra. El papel de Plutón en el inframundo En la mitología romana Plutón
era el regente del inframundo y protegía a las almas que estaban condenadas a pasar la
eternidad bajo la Tierra, cuyas puertas de entrada estaban custodiadas por su enorme perro
de tres cabezas, Cerbero. Al ser una misión tan importante, Plutón tenía que pasar la mayor
parte de su tiempo en el inframundo, saliendo solo ocasionalmente a la Tierra o al Monte
Olimpo para reunirse con los demás dioses. Pero, ¿qué era el inframundo? El inframundo
romano no era un lugar ardiente, oscuro e infernal como podría pensarse, sino un espacio
dividido fundamentalmente en tres partes: la zona en la que se organizaban las almas, y las
otras dos zonas de las almas buenas y de las malas. Plutón era el encargado de recibir a los
muertos, que llegaban hasta el inframundo tras cruzar navegando el río Estigia. Una vez allí,
Plutón ataba las almas y las acompañaba hasta su juicio, donde se decidía el destino de cada
una según las acciones que hubieran ejercido en vida. Después de que las almas fueran
juzgadas, Plutón las escoltaba de nuevo hasta su espacio en el inframundo. Plutón y Proserpina
La diosa Ceres, diosa de la cosecha y hermana de Plutón, tenía una hija llamada Proserpina,
que era una joven encantadora y feliz. Al menos hasta que su tío Plutón se enamoró de ella y
de su infinita belleza, pues aquello hizo que Plutón terminase secuestrando a Proserpina y
llevándosela en su carro hasta el inframundo, antes de que nadie pudiera impedírselo.
Cuando Ceres se enteró de lo que había hecho Plutón lloró mucho e hizo que las plantas y las
cosechas dejasen de crecer en la Tierra (lo cual simbolizaba la llegada del otoño) y aquello fue
terrible, porque la gente necesitaba mucho las plantas y los cultivos para sobrevivir. Ante
aquella fatalidad, Júpiter hizo que Plutón dejara a Proserpina para contentar a Ceres a
cambio de un trato: que Plutón se casase con Proserpina y pudiese estar con ella durante seis
meses al año. Así, cuando Proserpina volvía al fin con su madre era primavera y Ceres hacía
crecer las flores en señal de amor a ella, y cuando tenía que despedirla era otoño y todo
comenzaba a secarse de nuevo hasta su vuelta. Y esta era una historia que servía a los griegos
y a los romanos para contar y comprender las estaciones y el tiempo transcurrido entre ellas.
Características y símbolos de Plutón Aunque podríamos pensar que Plutón recibió una
herencia muy inferior a la de sus otros hermanos, el inframundo romano no era tan malo, ni
equivalía a un infierno tenebroso. Eso se debía, en parte, a que los romanos estaban
convencidos de que muchas de las cosas de las que disfrutaban en vida, procedían del interior
del planeta (del inframundo), como por ejemplo los minerales o los cultivos, que crecían hacia
fuera desde dentro. Es decir, que muchas de las cosas buenas e importantes para los romanos,
venían desde los dominios de Plutón. En cuanto a sus símbolos y herramientas, debes saber
que Plutón recibió de los cíclopes (aquellos que ayudaron a Júpiter y a sus hermanos a luchar
contra Saturno y los demás titanes) un casco de invisibilidad que servía para protegerse muy
bien de los enemigos. Pero Plutón se caracteriza también por otros elementos, como las llaves
que cerraban las puertas del inframundo, su carro de ébano tirado por caballos negros o,
sobre todo, por su perro de tres cabezas llamado Cerbero, del que ya hemos hablado
anteriormente, y que protegía la entrada al inframundo.
Minerva
Minerva fue todo un personaje dentro de la mitología romana, ya que se trata nada más y
nada menos que de la responsable de crear estrategias eficaces para alcanzar la victoria en
diferentes conflictos militares, de proteger la ciudad de Roma y de proteger y guiar a las
personas que realizan diferentes artes. Dicho de otra forma, Minerva era diosa de la artesanía
y el arte, de la intelectualidad y de la sabiduría, así como de la poesía, el comercio o la
medicina. Al estar la diosa Minerva vinculada con la inteligencia, muchos filósofos e inventores
de la época la tenían como inspiración y símbolo de reverencia a la hora de comenzar sus
proyectos. Origen de la diosa Minerva Con respecto al nacimiento de la diosa Minerva existen
varias versiones, aunque la más aceptada es aquella que dice haber nacido de la cabeza de
Júpiter. Es decir, que la diosa Minerva no tuvo madre, aunque sí madrastra, que sería la diosa
Juno. La historia de su nacimiento es bastante compleja, y en ella se cuenta a veces
que Minerva nació después de que Júpiter se comiera viva a Metis (primera esposa de Júpiter
y tal vez su madre), sin embargo, aunque Júpiter estaba contento con su victoria, después
sintió un gran malestar y un dolor de cabeza muy fuerte, por lo que buscó la ayuda de
Vulcano para que de alguna manera le calmase el dolor. Este, analizando la situación, decidió
que lo mejor que podía hacer era abrir la cabeza de Júpiter para ver qué es lo que podía
estarle ocasionando un dolor tan grande. Entonces, de la cabeza de Júpiter salió algo que
sorprendió a ambos, y era la diosa Minerva, que ya nació vestida y armada para la batalla.
¿Sabías que de todos los hijos de Júpiter, Minerva era su favorita? Minerva y el dios Neptuno
Un día Minerva y su tío Neptuno tuvieron una importante riña. El motivo, que el dios
Neptuno siempre quería hacerse con todos aquellos pueblos que aún no tuviesen un dios y
patrón. Entonces, sucedió que Minerva se interesó una vez por el mismo pueblo que él y había
que decidir quién sería el guardián del lugar, pues solo podía ser uno. Para resolver el conflicto,
Minerva sugirió que ambos debían darle un regalo al pueblo para que la gente del mismo
pudiera decidir qué regalo era el mejor, y a Neptuno le encantó la idea. Entonces, Neptuno
golpeó la ladera de la montaña con su tridente, y el agua fluyó en un hermoso arroyo. Esto era
muy importante, pues el agua dulce era vital para la gente y para los cultivos. Sin embargo,
cuando probaron el agua… ¡resulta que era salada y no dulce! Por lo que todos tuvieron que
escupirla. Pero tras esto llegó el turno de Minerva, que agitó su mano y comenzó a crecer un
precioso olivo. Tras esto, el pueblo pudo probar las ricas aceitunas que daba, y descubrieron
que además, el árbol les proporcionaba cobijo, además de alimento y aceite para cocinar, por
lo que consideraron que era un regalo magnífico. De hecho, el propio Neptuno abandonó y
consideró que el regalo de su sobrina era mucho mejor que el suyo, aunque finalmente ella no
aceptaría el premio. Poderes y símbolos de la diosa Minerva Hablar de la diosa Minerva es
hablar también de los animales con los que se la solía asociar y representar, pero, ¿cuáles
eran? Pues, por ejemplo, las personas la relacionaban de manera común con la serpiente, ya
que era muy astuta y capaz de crear siempre una estrategia adecuada, por lo que al igual que
Atenea, a veces también se la identificaba como diosa de la guerra. Pero también la
relacionaban con el buey, específicamente por su carne, la cual era muy apreciada en Roma.
Todo esto hizo que, tanto en Atenas como en Roma, la gente le dedicase a Minerva (Atenea en
la antigua Grecia) el sacrificio de numerosos bueyes, cuya carne era repartida después a lo
largo y ancho de las ciudades. La diosa Minerva tenía mucho poder, pues era una diosa muy
sabia. Un día, secretamente, tejió una tela muy hermosa y retó a las demás diosas a hacer lo
mismo para ver si eran capaces de tener telas tan magníficas. ¡Y es que Minerva era también
la diosa de las artes y para todo encontraba la mejor solución! Sin embargo, un día
apareció Aracne, que tejió no solo una tela más hermosa, sino que lo hizo en casi la mitad del
tiempo que había invertido Minerva en crear su propio tejido. Esto molestó tanto a Minerva
que convirtió a Aracne en una araña, lo que hizo que los demás dioses romanos la tachasen de
malvada. Representación de Minerva en las obras de arte A Minerva en esculturas, textos
literarios y pinturas, se la suele representar como una dama hermosa pero más natural, ya
que lo que verdaderamente primaba en ella era esa sabiduría que tenía y su don para la
batalla y lo militar. Por eso su mirada desprendía una especie de sensación de miedo y
respeto, y su posición corporal indicaba que estaba lista para cualquier reto, inspirando
majestuosidad, fuerza y confianza. Podemos ver a Minerva habitualmente vestida con una
especie de túnica llamada “quitón”, con un casco, una lanza en su mano, un escudo y una
capa “mágica” que recibía el nombre de “égida”. También podemos verla acompañada de un
búho, que era símbolo de la sabiduría. Se cree que los etruscos introdujeron el culto de
Minerva en la ciudad Roma, y allí, en un templo de la llamada Colina Capitolina, fue adorada
junto a su padre Júpiter y a la diosa Juno. Como has podido ver, la diosa Minerva se encargaba
de muchísimas cosas, y por ello el poeta Ovidio la solía llamar “la diosa de las mil obras”.
Venus
En la mitología romana, Venus era la diosa del amor y de la belleza, identificándose con la
diosa griega Afrodita y siendo su símbolo principal el espejo, pero también otros propios de la
diosa Afrodita como las conchas o las perlas y la espuma de mar. Antes de asociarse con la
Afrodita griega, la diosa Venus era la diosa de los campos y los jardines. Siempre se cuenta que
se trataba de una diosa muy hermosa que generaba muchas envidias, pero Venus era mucho
más que eso y guardaba muchos secretos. Por ejemplo, Venus era la eterna enamorada del
dios de la guerra Marte, y también la madre del dios Cupido, cuyas historias ahora mismo
vamos a contar. El nacimiento y los amores de Venus Se cuenta de Venus que nació de las
espumas del mar, cerca de la isla de Citerea (hoy es la isla de Chipre), y es por eso por lo que
allí tenía algunos de sus más grandes templos. Pero siendo tan hermosa, y por su condición de
deidad, las Horas (diosas del orden y de la justicia) la llevaron al Olimpo, donde estaban
reunidos todos los dioses. Todos se encontraron allí maravillados, pues nunca habían visto una
belleza como la de Venus, incluso Júpiter estaba asombrado y se sintió enamorado
rápidamente de la diosa. Pero Venus no correspondió a Júpiter, por lo que este decidió
condenarla arreglando su matrimonio con el más feo de sus hijos: Vulcano. Vulcano era el dios
de la forja y el fuego, así como también de los herreros, y lo cierto es que era fuerte, pero
también tosco y algo bruto. Además, Venus en realidad estaba enamorada de Marte, el dios de
la guerra, que también la amaba a ella. Venus y el dios Marte Sí, se dice que lo que
sintieron Venus y Marte fue amor a primera vista, ya que desde el primer momento en que se
vieron quedaron completamente enamorados y comenzaron a quedar y a verse de vez en
cuando. Pero cuando Júpiter se dio cuenta de lo que hacía Marte, que también era su hijo,
comprendió que no debía castigar a Venus manteniéndola casada con alguien a quien no
amaba. De este modo, hizo posible que Vulcano se enterara de quién era el misterioso
enamorado de Venus y, una vez separados, Venus pudo tener hijos con el dios Marte. Los
hijos de Venus y Marte Los hijos de Venus y Marte fueron dos: el primero fue Cupido, que es el
dios del amor (como también lo era su madre), y el segundo fue Anteros, que era el dios de la
correspondencia. Ambos eran dos pequeños dioses muy bonitos, representados
habitualmente como un par de bebés con flechas y alas, pero que crecerían y vivirían con el
tiempo sus propias historias y muy diferentes. Venus y Psique Sucedió entonces que Cupido
creció y se convirtió en un hombre muy atractivo y, un día, cuando se encontraba en el
mundo de los mortales, se enamoró de una princesa de nombre “Psique”. Tan enamorado
quedó Cupido de ella que le encargó a Céfiro (uno de los dioses del viento) que la mantuviera
en un castillo donde pudiera encontrarse con ella a escondidas. Y así, todas las noches Cupido
se encontraba con su amada que, aunque no podía verlo, se sentía profundamente enamorada
de él. Un día Psique quiso ver a Cupido y saber quién era en verdad, porque nunca le había
visto, y posando una lámpara sobre él se dio cuenta de que era el dios del amor. Entonces
una gota del aceite de la lámpara cayó sobre el pecho de Cupido, lo que hizo que se despertara
y se fuera y no volviera nunca más. Desesperada, Psique acudió a Venus, pero la diosa del
amor y de la belleza lo que sintió fueron celos, en lugar de compasión, pues sentía que Psique
le estaba robando el amor de su propio hijo. Así, en vez de ayudarla, la entregó a Los dioses
más crueles: la Tristeza y la Soledad, para que siempre la tuvieran cautiva. Psique al fin es
liberada Al darse cuenta de lo que su madre había hecho, Cupido acudió a Júpiter para que
liberase a su amada, y de esta forma fue como Psique y Cupido pudieron volver a vivir felices
juntos. Además, con el tiempo, incluso Venus terminó por perdonarla y entendió que el amor
que su hijo sentía por Psique no se parecía al amor que sentía por ella, pues ella era su madre.
De esta forma se explica que no todas las formas de querer son iguales, porque no se quiere a
los padres como se quiere a los amigos o a una pareja. ¡Todos los amores son distintos, como
pudo comprobar la mismísima diosa Venus! ¡Pero todos son maravillosos!
La creación mitología nordica

En un principio sólo existia el vacío. No había océano que ocupara su vasto imperio, ni árbol
que levantase sus ramas o hundiera sus raíces. Más al norte allá donde el abismo, se formó
una región de nubes y sombras llamadas Niflheim. En el sur se formó la tierra del fuego,
Muspellsheim. Los doce ríos de pura agua glacial que tracurrían desde Niflheim hasta
encontrarse con los correspondientes de Muspellsheim llevaban amargo veneno y pronto se
solidificaron. Cuando las heladas aguas del norte tocaron sus rígidos cuerpos serpentinos, el
abismo se llenó de gélida escarcha. Con el aire cálido que soplaba desde el sur empezó a
derretir la escarcha y de las amorfas aguas surgió Ymir, un gigante de escarcha, el primero de
todos los seres vivientes. Del hielo surgió una gran vaca llamada Audumla. E Ymir apagó su sed
en uno de los cuatro manantiales de leche que fluían de la criatura. Cada uno de estos seres
primarios tuvieron hijos de forma asexual: Ymir a partir de su propio sudor y Audumla
lamiendo el hielo. El matrimonio de Bestla, hija de Ymir, con Bor, nieto de Audumla, trajo a los
tres dioses, Odín, Vili y Va, quienes muy pronto se volvieron en contra de la raza de los
gigantes exterminándolos a todos menos a dos, que escaparon para perpetuar la raza. Al
calmarse el caos resultante del desbordamiento, al derretirse el hielo, los tres dioses sacaron el
cuerpo inerte de Ymir fuera de las aguas y crearon la tierra, a la que llamaron Midgard, la
Princial Morada. De los huesos de Ymir se crearon las montañas y su sangre llenó los océanos.
Su cuerpo se convirtóo en tierra y sus cabellos en árboles. Con su calavera los dioses formaron
la bóveda de cielo, que atestaron de brillantes chispas de los fuegos de Muspellsheim. Estas
chispas son las estrellas y los planetas. Del suelo brotó Yggdrasilll, el gran freso, cuyas
poderosas ramas separaban los cielos de la tierra y cuyo tronco constituía el eje del universo.
De hecho en algunas leyendas Yggdrasill es el mundo mismo. Nadie podría narrar su grandeza.
Sus raíces se hincan el las profundidades, más allá de las raíces de las montañas y sus perennes
hojas atrapan las estrellas fugaces según pasan. Son tres sus raíces. La primera llega hasta
Nifheim, tierra de sombras o infierno y toca la fuente Hvergelmir de donde mana los doce ríos
de la región del Norte. La segunda entra en la tierra de los gigantes helados y bebe de la fuente
de Mimir, fuente de toda sabiduría. La tercera se extiende por lo cielos donde discurre la
fuente de Urd, el más sabio de los Nornos. Muchas fuerzas atacan al sagrado fresno. Cuatro
ciervos mordisquean los nuevos brotes antes de que reverdezcan. El corcel de Odín, Sleipnir,
pace en su follaje. La cabra Heidrun se alimenta de sus hojas. Pero lo peor de todo es la
serpiente Nidhogg, un enorme monstruo que roe incesantemente sus raíces. Solamente el
amor de los Nornos lo mantiene en buen estado. Día a día cogen agua de la fuente de Urd y la
vierten en Yggdrasill para mantenerlo floreciente. De los gusanos del cuerpo pútrido de Ymir,
los dioses crearon la raza de los enanos, destinados a morar en las profundidades de la tierra
durante toda la eternidad. Como todos ellos han sido creados, no pueden procrear. Cuando
muere un enano, princesas enanas, creadas para este fin modelan un nuevo enano con piedras
y tierra. El hombre y la mujer fueron creados a partir de los troncos de dos árboles inertes.
Odín les infundió la vida. El dios Hoenir les dotó de alma y capacidad de juicio. Lodur les dio
calor y belleza. El hombre fue llamado Ask (de Ash, ceniza) y la mujer Embla (parra), y de ellos
desciende la raza humana.

El Mito de Frigg

Balder era el hijo de Odin, el dios de dioses, y era el más querido y el más hermoso de todas las
deidades nórdicas. Un día, Balder empezó a tener sueños de su propia muerte, por lo que
todos los dioses decidieron protegerlo. Su madre Frigg hizo que todas las cosas, las
enfermedades, los venenos, los árboles, los animales, que nunca ivan a herir a Balder y todos
aceptaron el juramento.
Como se volvió invulnerable, los dioses inventaron un juego donde le tiraban toda clase de
cosas, sin que él saliera herido, por que todos cumplían su promesa y no se atrevían a hacerle
daño. Loki, el dios travieso, estaba inconforme con el juego y celoso de Balder. Por eso se
disfrazó de anciana y fue a conversar con Frigg. Ella sin saber que la anciana era Loki, le contó
la historia de cómo había hecho que todas las cosas y las criaturas juraran no dañar a Balder,
pero que el muérdago, una planta que crecía al este del Valhalla, era tan insignificante y tan
joven que ni siquiera le había pedido el juramento. Loki se fue para el juego de los dioses, pero
antes construyó una flecha con la planta que le había dicho Frigg, y cuando llegó se encontró
con un dios ciego que no le tiraba nada a Balder, por que no veía ni tenía arma que lanzarle.
Loki entonces le dijo a este dios, que el le daba su arma y le indicaba donde se ubicaba Balder,
y así era como si los dos lo honraran. El dios ciego lanzó la terrible flecha, que hirió de muerte
a Balder. La angustia de los dioses fue mucha, pero en especial la de su esposa que murió de
tristeza y la de su madre que fue a rogarle a la diosa Hel que lo dejara salir del reino de los
muertos. Hel le dijo que si todas las criaturas y las cosas lloraban a Balder, ella le permetiría
regresar. Frigg, movida por su amor de madre, se vio otra vez caminando el mundo entero,
haciendo que todo se lamentara de la muerte de Balder, pero llegó y se ncontró con la misma
vieja, es decir Loki, quien dijo que Balder no había hecho nada por ella, por lo que no se sentía
obligada a llorarlo. De esta manera, Loki condenó a Balder a permanecer en el reino de los
muertos.

Ragnarok

El fin del mundo o Ragnarok quiere decir «el destino de los dioses». La llegada de Ragnarok
estaría precedida por el invierno llamado Fimbulvetr, con inmensas nevadas, hielos y vientos
gélidos en todas las direcciones. Después de tres inviernos seguidos, sin ningún verano de por
medio, el sol no sería capaz de acabar con las heladas, el mundo estaría sumido en grandes
batallas con los hermanos matándose entre sí. Los lobos que perseguían los carros del Sol y de
la Luna por fin los alcanzarían y los devorarían, las estrellas se precipitarían del cielo y la tierra
sufriría grandes temblores que provocarían el derrumbe de las montañas sobre Midgard. A
continución, el relato del fin del mundo describe otra serie de desgracias. El lobo Fenris se
soltará de sus cadenas y abrirá su boca expulsando fuego hasta tocar el cielo y la tierra. Las
aguas inundarán la tierra. La serpiente de Midgard se revolverá con furor y saltará a la tierra,
escupiendo veneno. Se rasgará el cielo y vendrán cabalgando los hijos de Muspellheim,
precedidos por Sutur y su brillante espada, cuando cabalguen sobre Bifrost se romperá. A la
llanura de Vigrid también llegarán Loki, seguido por todas las criaturas del infierno, Hrym y
todos los gigantes de hielo. Heimdall se levantará y, después de soplar tres veces su cuerno,
despertará a todos los dioses que se reunirá en asambleas. Odín cabalgará hasta el puente de
Mimir y le pedirá el consejo. Entonces temblará Yggdrasil, el fresno del mundo, y no habrá
nadie que no tenga miedo. Los asios y los guerreros del Valhall vestirán sus armas y cabalgarán
hasta el llano. Primero irá Odín con su yelmo, su coraza de oro y su lanza Gungnir, y lo atacará
el lobo Fenris, Thor no le podrá ayudar pues tendrá que enfrentarse a la serpiente Midgard.
Frey luchará contra Sutur, pero morirá por no tener la espada que le dio Skirnir. Entonces
soltarán al perro Garm, el más temido de los monstruos, que está atado en Gripahell y luchará
contra Tyr, ambos morirán. Thor dará el golpe de muerte a la serpiente Midgard y entonces
retrocederá nueve pasos y morirá ahogado por el veneno de ésta. El lobo se tragará a Odín, y
así morirá el padre de todos. Pero Vidar pisará la mandíbula de Fenris con su zapato y se la
romperá al tirar de la mandíbula superior. Loki luchará con Heimdall y los dos morirán,
entonces Sutur arrojará fuego sobre los nueve mundos. Pero no todo morirá. Sobrevivirán
Vidar y Vali, a quienes el fuego de Sutur no consigue dañar, estos dos dioses habitarán en
Idavellir, en el mismo lugar donde antes estuvo Asgard, hasta allí también irán Magni y Modi,
los hijos de Thor, portando a Mjollnir, el martillo de su padre. Y del infierno vendrán Balder y
Horder, y hablarán de las viejas runas, y encontrarán en la hierba los escaques de oro que
algún día pertenecieron a los asios. En un bosque llamado Hoddmimir, escondidos del fuego,
estarán dos hombres, Lif y Leifthrasir, que se alimentarán algún tiempo de rocío siendo los
padres de una descendencia que habitará todos los mundos.

Los nueve mundos

Según la mitología nórdica, el mundo estaba dividido en nueve partes o los nueve mundos, en
los que se encontraban todos los elementos animados e inanimados del universo. Estos nueve
mundos eran: 1. Muspellheim: El más elevado, allí residían los gigantes de fuego y los
demonios ígneos. Surt, el demonio herrero de la desgracia era el más poderoso de esta parte
del mundo, sería el que tendría que luchar contra el dios superviviente del Ragnarok.
2. Nifleheim: El mundo más bajo, el del frío y de las tinieblas en medio del cual está la fuente
Hvergelmer, donde habita la serpiente Nidhug. 3. Midgard o Mannaheim, también llamada
«tierra media»: Es el reino de los hombres y especies vivientes, rodeado por un gran océano.
Los dioses le dieron a Ask y a Embla, la primera pareja humana, este mundo para que lo
habitaran y perpetuaran su especie. 4. Asgard: Por encima de Midgard estaba el hogar de los
dioses, dentro de él, existen varias mansiones de las cuales cada dios tiene una, excepto Odín
que tenía tres: Gladsheim, donde estaba el Consejo de los dioses; Valaskialf en donde el gran
dios puso su trono; y Valhala, la más hermosa, éste era el lugar al que iban todos los guerreros
que morían durante la lucha. Asgard. al ser la residencia divina, también era el lugar en donde
se reunían para decidir el futuro y los avatares de los nueve mundos. Este reino está unido a
Midgard mediante el Bifrost, un arco iris llameante que vigilaba Heimdall. 5. Jotunheim: En un
principio los gigantes vivían en el Ginnungagap. pero tras su primera derrota a manos de los
asios se creó Jotunheirr, más allá del océano que se encontraba al norte y que rodeaba Mid-
gard. Este mundo estaba separado de Asgard por el río Iving, que jamás se congelaba. Thor
acostumbraba a viajar hasta este lugar para poder dedicarse a su pasatiempo preferido, matar
gigantes. 6. Vanaheim: Por encima de la tierra se encontraba el reino de los dioses vanios,
grandes guerreros que fueron sometidos por los asios. 7. Alheim: El mundo de los elfos de luz
se encontraba entre Vanaheim y Jotunheim, gobernado por Frey quien guardaba alli
Skibladnir, el navio que le regalaron los enanos. 8. Svartalheim: Ascendiendo por Alheim se
llegaba al mundo de los elfos oscuros, criaturas malignas que protegían el reino de Hel. 9. Hel:
El reino de la muerte se encontraba entre Svaralheim y Niflheim, el cual estaba gobernado por
Hel, hija de Loki, mientras su entrada estaba custodiada por un perro, Gann. En este mundo
terminaban aquellos que morían por enfermedad o vejez.

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